CRIMEN A LO DOSTOYEVSKI EN PRAVIA
“Lo
mejor del mundo España, lo mejor de España Asturias y lo “millor” de España
Pravia” canta la copla. Yo me perdí el otro día por estos montes por donde
cazaban los reyes más antiguos de nuestro viejo reino. Corona de los Silo, Aurelio, Alonso Ordoño,
Mauregato o Bermudo el diácono. Cn sus respectivas reinas: Adosinda, Gonteroso,
Elvira, Urraca…
Estaba
la hierba alta y en iglesia de San Illán o Santullano póstreme reverente
apoyándome en el cayado de peregrino y canté el Akathistos 24 estrofas
dedicadas a la Virgen María correspondientes a otros tantos misterios de la
vida oculta y silenciosa del Salvador melodía amorosa que retumba todavía en
algunas comunidades de rito griego y que debiera de ser una devoción litúrgica de los pravianos, según he
advertido en algún viejo códice de un misal hispano visigótico.
Esta
es la corte de Silo y Mauregato. Mauro el maragato (moro y godo) debió de ser
un rey devoto de Nuestra Señora.
Así
que mi canto en estas soledades arboladas alegra a los pájaros. Un serafín
disfrazado de miruello observaba la escena desde una rama. Se me quedó mirando
y luego voló haciendo un requiebro de alas en el aire embalsamado del aroma del
recién nacido verano. Y voló al cielo con mis recuerdos.
Perdido
por las calles recoletas de la villa y al socaire de la muralla entro en una
sidrería y pido el consabido “mexu d´angelín” que el zumo de la manzana es
buena para mear y cantar. El chigrero home amable y jovial me dice que es
legítima de Contreces.
▬Tiene buen corcho▬ respondo
▬De la raíz del manzano. ¿Hace un culín?
▬Presta.
▬Esta sidrina non ye mexu de gato. Ye mexu
de angelino. La sidra hay que escanciarla para que sepa bien y luego con
alegría mearla.
▬Eso me recuerda otra tonada: de la raíz del manzano ye mi madre
asturiana y yo como soy fillo della…
▬Para, para, compañero, ¿no viste el letreru▬ me interrumpe el dueño del establecimiento señalándome con el
dedo un cartel: “prohibido cantar”.
Así
que apuro un par de culines dejando más de media botella. Los astures son
generosos y desprendidos hasta para eso. Las copas jamás se apuran. Esta es
tierra de abundancia porca miseria.
Y
tomo el olivo sumiéndome en mis recuerdos peripatéticos de años mejores cuando
íbamos de folixia y en los establecimientos podías alegrar el cuerpo con la
tonada. El General no era tan malo como dicen ¿O es que yo estoy anquilosado o
pasado de moda?
Creo
que eran tiempos mejores o por lo menos no tan silenciosos. Quizás más pobres
pero alegres. Esta tristeza y aburrimiento le hace a uno sentirse un exilado en
la propia tierrina.
Entras
en cualquier bar y allí solo se escucha el bordoneo monótono como una melopea
insustancial de los pedorros y pedorras de la tele que abrieron un negociado
del pensamiento global. Y eso no solo acá sino por toda la nación. Quieren que
tengamos todos cabezas cuadradas. Cualquier ocurrencia feliz la tiran al
fregadero. Ventanilla única.
Los
reporteros del RTA se desviven por meternos por las orejas la imagen de un
mundo feliz que yo no veo por ninguna parte. Es la hora del pensamiento único y
de lo sin sustancia.
A
los viejos nos tratan como si fuéramos curiosidades de barraca de feria y parlan
un bable diferente al que yo conocí, un dialecto perronero de inflexiones de la
u por la o donde las j son ll y nada tiene que ver con la intervocálica “yod”
desinencia que nos legaron las legiones romanas y que yo sólo he escuchado en
fonética autentica en el habla de los campesinos de Cangas de Narcea.
Pero
los gallegos andan peor. Los de la radio gallega se expresan en un gachopo raspón
que nada tiene que ver con el gallego de Rosalía o el perfectísimo lenguaje de
Torrente Ballester tanto en lo vernáculo como en el castellano florido. Ni con
la lengua en que escribían Clarín, Palacio Valdés, Pérez de Ayala o Tomás Tuero. Gallegos y asturianos primos
hermanos.
Los
escritores de ambas levas que procedían del galaico de las Cantigas o del gran
romancero bable descubren una vena riquísima de la idiomática cantábrica y la
incorporan al castellano de Cervantes que es más sobrio o al malabarismo de
Quevedo, sonoro e inimitable.
Las
nuevas generaciones esto no lo saben, no tienen derecho a saberlo, no se lo enseñaron.
Aquí todo cristo va a acabar chapurreando un inglés de mala índole y gusto
pésimo. Nos estamos convirtiendo en un país de zafios o de gilipollas. Hay que
asumir la globalidad. Y los que no queremos subirnos a ese carro vamos de nones
pues tiene cojones la cosa.
Ahora
entiendo la tristeza y soledad que me asaltó al recorrer el domingo pasado por
la tarde las viejas rúas de la cuna de España.
Pravia
a la que ahora dicen Prahua no sé por qué, viene de pratum (pradería, pelusa, sel) es lo amable, la hierba, lo verde,
la vida, se ubica en un altozano donde serpentea el Nalón, asomándose a sus
aguas desde un cotarro silencioso.
El
sitio fue siempre para muchos como yo el locus
amenus con el que soñaron los clásicos, tierra de amores y de dolores, y lo
sigue siendo aunque ya no se pueda cantar en los chigres ni trasegar la divina
ambrosía (los dioses del olimpo por lo viso le daban a la sidra que tú no veas)
sin prohibiciones, sobresaltos y malas miradas.
Los
nuevos dioses son unos superdotados de la cursilería gazmoña o de un
puritanismo mal entendido. Forbidden. Verboten. Se prohíbe el paso. Aquí no se
fuma. Ni se come ni se bebe ni se jode.
Huele
a manzanas; por el otoño en exhibe en sus lujuriantes pomaradas el árbol del
Paraíso terrenal. Dice una leyenda local que fue por estas sebes por donde Eva
le dio a probar a Adán la fatídica manzana. Dios se cabreó aquella tarde y
desde entonces tenemos que dar el callo y las mujeres parir con dolor. Jehová
mandó a la humanidad a tomar por culo, y ordenó comer tierra a la cuilebra. Y
ganarás el pan con el sudor de tu frente etc. Con todo y eso, ¡viva Pravia!
Aunque
ya algún chigrero modorro no tolere cantar continúa siendo la capital de la
tonada. Pravia siempre será Pravia la huerta de España, el jardín español. Permita díos de los cielos que san Xuan
caiga en domingo, al cura ya lo han matau y yo corteixe contigo..
El
cantar de los arrieros manejando las trallas o agitando, solertes, en el aire
la aguijada con que acuciaban la carga de los bueyes marelos retumba en mis
añoranzas.
Entonces
hasta los cubos de las carretas, pues todo el transporte era de tracción de
sangre, se arrancaban por peteneras. La vida era un ir y venir que llaman
acarrear y un eterno cantar.
Ya
no se canta pero en los registros de mi memoria resuena el vozarrón del Presi. Por eso no me explico cómo puede
ser que puedan ocurrir casos como el del otro domingo, y del que me enteré al
llegar “frayao” tras mi larga
caminata por las estribaciones de las breñas Luiñas, a casa.
Un
paisano quiso matar a una anciana y después mata a la mujer y se suicida. ¿Qué
le habrá pasado por la cabeza a este jubilata?
Su
malfetría recuerda las aventuras de “Crimen
y Castigo” a lo Dostoievski. ¿Quería dar también mulé a la vieja por los
dineros por la avaricia, las herencias, la hijuela? ¿O fueron los celos? Estos
asesinatos domésticos vienen a ser el pan de cada día en nuestra Asturias del
alma y son un apartado fijo en las secciones editoriales de los periódicos de
España? Algo debe de ir mal. Estamos muy enfermos del sexto piso, según parece.
Se nos va la olla.
¿O
es que el Arango, así se llama el interfecto, que tiene toda la pinta de ser un
hombre honorable atiborrado de tanta tele, tanto crimen, tanto estupro, tanta
guerra como se nos inculcan desde las pantallas globales y tanto reporterismo
zafio como el que no aflige se dejó
llevar por la locura?
Yo
creía que Pravia nunca podría convertirse en Petersburgo.
Por
estas praderías, empero, también sopla el viento solano que en Santander llaman
terral. Es el viento de la locura, el que socarra las plantas.
En
Baviera designan a este mal aire como el
Föhm y cuando se arrastra desde la cordillera de los Alpes aumenta el índice de
suicidios en Baviera o en toda Austria. Trae consigo espumas de sangre. Dios
nos coja confesados. Lancemos un SOS al Paráclito: Save our souls. Salva nuestras almas.
Creo
que en vez de crisis de lo que debiéramos hablar es de Apocalipsis. Y que me
disculpen aquellos que me llaman xenófobo por atreverme a lanzar aviso tal
desde estas páginas.
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