2022-05-29

 

JACK B. PRIESTLEY

 

Los ingleses son buenos diaristas Priestley a Yorkshire man reading his memories takes me back to the West Riding I lived and loved typical yorkshireman outspoken honest blunt. Bradford the moors the country of de Austen arouses in me memories. Memorias de juventud, uno es del pais donde encuentra el amor. No eres ni de donde naces ni de donde paces sino de donde amas. chancletas y pelerinas de detrás de la fabrica maestro escuela lana cruda perifollos, faroleadas y lagoterías la gente por acá le da a la húmeda zalameros entrepiernas hilados y piezas obtuvo un primer trabajo en la galería del cisne  para los restaurantes económicos Lyons mechas entrepeines coletas chinas. El escritor cardó la lana en las tenerías de Bradford una ciudad que cuando Jack nació era cristiana anabaptista y hoy es musulmana poblada por pakistaníes.  Pero la lana por él deshilada que queda entre los peines después de haber sacado el estambre se le metió alma adentro y se convirtió en prosa. He ahí el síndrome del hilo de Ariadna.

Hilo fino de lana horas vacías tengo miedo a las horas vacías ocioso fumador que andaba detrás de las chicas el estanquero se llamaba Salomón y Gluckstein un misterio no hay una sola pista de su primer amor. Murió o octogenario en el año 75 ewn su barrio de Chelsea. Las pacas de lana esparcidas en revoltijo los clasificadores la pipa en la boca y la gorra echada hacia atrás la mugre de la industria dandismo de pantalones bombachos. Estro profético un día radiante almacenando ilusiones apacentando envidia soy un hombre arcadio que me paseo por la galería del cisne sargas y estambres claraboyas de las logias del cisne la revolución industrial creación picoteando la mecanografía está hecha para los copistas vuelven a mí aquellas lluviosas tardes de verano. Bosque desparecidos y convertidos en carreteras atestadas de gente que no sabe dónde ir.

Narra el cambio de ciclo. Escritor en su buhardilla con una biblioteca fabricada con cajas de naranjas a manera de estante.

Las notas de las editoriales rechazando mis obras algo que a mí me sucedió aspirante a literato desde  la oficina de una empresa lanera. Tuve que empapelar   las paredes con notas de devolución. Escucho la voz de Mr Hugh es una voz de music hall humo de Scunthorpe dulce y cálida porque no podía ser de otro modo el ti,bre de voz del padre de Suzanne. Tomo uch Yorkshire in me. Después de la Gran Guerra había demasiadas tumbas de soldados. La flor de la juventud inglesa pereció en el barro del Somme.

Había que aborrecer la música y me solidarizo con la frase de Graham Green “England made me” que nos definió. 

El novelista encuentra trajo como pianista y es uno de los grandes impulsores de la revista musical juguete cómico o teatro de variedades de entreguerras.

Priestley fue representando en España años cincuenta y se parece un tanto al de Brecht, siente la obsesión del paso del tiempo. En sus memorias ▬ mágicamente escritas ▬ recomienda la literatura para opugnar esa sensación de vacío y desolación que nos deja la fugacidad de la vida. Da una explicación a su adición a fumar en pipa: “Es una forma de asir lo que se desvanece, porque nos vamos transformando en humo al vivir” El ejercicio de la literatura vale para todo. Si estas abatido, escribe, si algo te preocupa escribe, si algo te encoleriza estampa tu ira contra  un papel  Criminal estupidez de la gran guerra. Todo lo que pedía era una libra a la semana, una taza de té  y una casita de campo. Rostros como el mío budines ceñidos caras como panes. Buchipluma persona que dice y no cumple. Vocales cerradas en Londres las vocales son más abiertas que en el condado de York. Una parte mia sigue estando en Bradford. llevo en Londres cuarenta años o estoy en Estocolmo, pongamos por caso, pero sigue mi espiritu pululando por Market street, escuchando las campanas del consistorio y entonces mi ingenio se vuelve melancólico y retozón recordando las caras y el habla de los paisanos del condado donde nací. Oh, Tony boy, you are a Yorkshire man. Releer a Priestley, adelante el inspector ¡cuantas cosas te recuerda!

 

 

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