GORBACHOV MURIÓ GORBY A LOS 91
De mortuis nisi bene dice el adagio latino. A los
difuntos se les despide con palabras de bien pero me parece que Rusia no paga
traidores precisamente cuando tantos soldaditos rusos están muriendo por la
patria para vencer a la Bestia fascista.
Uno va pasito a paso por el azarbe de los
días, de los meses, los años las semanas y no hay quien se acuerde de ti pero
yo recuerdo aquellas navidades trágicas encuentro en la cumbre Bush-Gorbachov a
bordo de un barco navegando de bolina y en borrasca por el mar Mediterráneo.
Fue donde Gorbi cual otrora Boabdil el chico
entregó la cuchara rusa a los americanos. Yo estaba mismamente pegado a mi
receptor de radio, lloraba amargamente pues pronto sonaron los disparos de
Timisoara y al pobre Ceacescu y a su mujer sin contemplaciones los asesinaron.
La CIA dio la orden de disparo, reinó en Europa la presura gentium y pronto
empezaron a llegar de Este a Oeste hordas de desamparados. Sonó la hora del
golpe de gong del Supercofrade el príncipe de la mentira y el engaño. El que
nos quiere a todos en arambeles, turbamulta de cretinos y desarrapados. Yo
empecé a leer el “Idiota” de Dostoyevsky. Fue como un martillazo. Muchos en
España nos sentimos con el culo al aire.
Fue la
gran capitulación ante las fuerzas oscuras. Vino la catástrofe: cañonazos ante
la Bieli Dom (parlamento) el hambre, la guerra de Chechenia, la huida de los
paises bálticos. Rusia se rindió y dejó de apretar el gatillo, pero los
americanos seguían con los dedos sobre el botón nuclear que ya apretaron una
vez contra Japón.
Hoy el
Oeste ha sacado a pasear a sus plañideras. En Europa las radios llorando por
Gorby el judío que traicionó a Lenin recuerdan el muro de los lamentos. La
corriente de agua sanguinolenta es una zubia que no cesa. Son lágrimas que
rezumban en el arroyo albañal de la mierda. Los alcaucíes de mi huerto se
secan. Este año no tendremos alcachofales. No enveraron las uvas, no habrá vino
a causa del tórrido verano del 22; pongo una vela a la diosa Hénide, la ninfa de
los prados para que preñe las nubes de agua y aplaque la sed de nuestra sequía.
Es mi rogativa por la lluvia pues ya conocen
mis lectores que me santiguo en nombre
de la Trinidad, pero no me desdigo de los dioses inferiores (henoteísmo puro y
duro) En mi tarbea rumian el pienso las dos vacas barcinas de mi heredad. Ya
está el gato en la talega y la paja seca colma el herpil. No hay que apurarse. Ladran luego cabalgamos.
La arena blanca cubre los alfaques de la
playa de Artedo. He bajado para ver amanecer. ¡Qué grande es Dios! Descanso
eterno, Gorby. El estadista que con la mejor voluntad del mundo se equivocó.
Será enterrado en Novodievich.
31 de agosto 2022
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