Tener un garañón era una fortuna
El concurso-exposición de burros zamoranoleoneses reunió a una treintena de ejemplares de una raza muy apreciada hasta mediados del siglo XX que dio origen a la muestra coyantina
Personas que colaboraron en la muestra ‘Labrando pasado’.
DIARIODELEÓN23/02/20
Cuando una burra paría un garañón, un macho fuerte y grande, nada habitual, era como si en la casa tocase la lotería. Prácticamente había arreglado la vida de la familia. Así lo explicaron los miembros de la asociación Aszal, que lleva años intentando conservar la raza y que ayer, junto al Ayuntamiento coyantino, se encargó de organizar el concurso-exposición que en el marco de la Feria de Febrero reunió a cerca de una treintena de ejemplares en el entorno del castillo ante la atenta mirada de un público que prácticamente llenó el auditorio.
Los burros de raza zamoranoleonesa, hoy en peligro de extinción, fueron muy apreciados en el campo hasta mediados del siglo XX cuando la llegada de los tractores los desplazó. Se extendían por la vega del Esla desde Mansilla de las Mulas hasta las tierras de Benavente. Por ello, dada su importancia en la época, en el año 1920 el consistorio coyantino decidió organizar una feria en la que se exponían, concursaban y se vendían los mejores ejemplares, sobre todo de garañones (sementales). Así nació la Feria de Febrero, que ahora cumple un siglo. Los garañones, animales fuera del fenotipo de la raza, no eran utilizados para el trabajo, sino que eran dedicados casi exclusivamente a la cubrición de las yeguas para obtener mulas y mulos, animales muy apreciados para las labores del campo por su fortaleza, rapidez y docilidad.
Ayer en Valencia de Don Juan se pudieron ver algunos de estos burros de impresionante alzada, pero también burras y buches (crías). El premio al mejor garañón se lo llevó ‘Ramiro’, propiedad de Jesús Sierra Mieres (pobladura del Bernesga); la mejor burra adulta fue ‘Yuma’, de César Sandoval (Matadeón de los Oteros); la burra con cría fue para ‘Santa Croya’, de Miguel Lorenzana (Valdesogo de Abajo) que también se alzó con el premio a la mejor burra joven con ‘Dulce’.
La feria vivió ayer un día con una buena afluencia de público y hoy encara su última jornada que despedirá un centenario que se ha desarrollado con numerosas novedades. Las más importantes, sus cuatro días de duración y la distribución por varias zonas de la ciudad de los espacios expositivos: El complejo de la Isla (maquinaria agrícola, tractores y riegos), la plaza Mayor (agroalimentación) y Las Huertas (coches y multisectorial).
Hoy el programa ofrece demostraciones de molienda de pimentón, la forma de hacer un trillo de manera artesanal y la conferencia ‘Un siglo de feria, un siglo de agricultura’, además de todos los stands abiertos.
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