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Posted: 01 Sep 2019 05:42 AM PDT COMPOSTELA Y LA MUJER DE BATH Santiago de Galicia tiene amplias espaldas. Me trae los recuerdos ingleses cuando yo estudiaba Literatura en Oxford e indagaba sobre los enigmas medievales que nos presenta Chaucer en sus Cuentos de Cantorbery. La mujer de Bath tan parlanchina comadre que azotó las calles de Londres como ninfa de cantón y luego arrepentida peregrina a Compostela a la tumba del apóstol después de arrodillarse ante la del obispo Beckett, era uno de mis personajes predilectos. En sus parlamentos y en su rostro cubierto de tocas y de almaizar se refleja aquel cristianismo de las peregrinaciones.. Me pierdo en las misteriosas rúas que conducen al Obradoiro, mezcla de borrina y de vapores del ribeiro, no podía aguantar en el pecho la emoción litúrgica de la llegada. ¿De dónde vienes? De Cantorbery. Había leído el Progreso del Peregrinoy los Cuentos De Cantorbery y el Kempis en sus denuestos contra los romeros. Qui multo peregrinantur paulo minus santificantur pero Europa en la edad media era un romería... estoy escuchando las carcajadas de la Mujer de Bath viudita alegre que vino a besar el santo y alguna que otra cosa más... y meter el dedo en la llaga como el apóstol Tomás. Es lo malo de nuestra condición y creencia de que tenemos que creer en lo que no vimos o solamente lo que nos entra por las orejas pues fides ex auditu que es mucho mejor porque el odio es el corazón mejor conectado con la memoria y el corazón ya digo pero tampoco quiero entrar en polémicas con los protestantes ni a Kempis que parece que se equivoca como buen precursor que fue del jansenismo y de una religión cristiana a palo seco porque a Luterole cegó su soberbia al intentar su aproximación como un vuelo sin escalas al monte de la Revelación guiándose meramente de la Biblia, cometió el error de la nuda escritura. El frontispicio del evangelio jaanoico “in principio erat verbum” lo cegó. Palabra y verbo no son términos equivalentes sino equipolentes. El verbo vivifica y la palabra puede convertirse en letra muerta. Al escriturizar la Revelación, al ceñirse al texto toda la reforma se va de rositas. Rindiendo viaje en un callejón sin salida, cerca de un lago fosilizado de páginas y de libros fenecidos para siempre. LLegando a Compostela uno percibe el canto de los caminantes que envían sus plegarias en forma de melodías a todos los puntos de la rosa de los vientos. Tocaron la meta. Transpuesto el mogote del Monte del Gozo y habiéndose lavado sus miserias en las aguas probáticas de Lavacolla avizoran finis terrae. Esto se acaba pero en la torre de Hércules entonan a su vez las sirenas el romance del plus ultra. Santiago supuso para mí la tentación de los caminos una utopía un ente de razón contra natura y sinrazón: como la barca de piedra las parrafadas de san Serenín del Monte y el cementerio donde reposa mi amigo Cela al lado de la tumba de Rosalía. El cuadro este cementerio, la iglesia donde el obispo Mezoncio empezó a cantar la salve para toda la cristiandad forma parte de la Galicia mágica. Un poco más allá están los sepulcros cincelados en mármol de Carrara con frisos historiadores de obispos y de eclesiásticos. Un perro de piedra dormitaba a los pies de un rey yacente y hay una inscripción que no acierto a descifrar del todo bien pero que traen al magín los pensamientos y los sueños de la tumba del inquisidor en san Vicente de la Barquera: “por mar los corro”. Fue uno de los primeros inquisidores aquel asturiano de las otras Asturias pariente de Valdés el de Salas y Cela que fue censor y con el que yo tenía una fotografía al lado de Camilo que abría el tapiz de mi ordenador y me lo ha borrado una alevosa mano que hay duendes y espías por todos los lados y nadie está del todo seguro en esta España de dios en la cual hay muchos que espían al vecino oculto el colodro tras las bardas de la portada de su corral. No sé pero los atraigo. Parecen que acaban de restregarme las carnes con piedra pómez, les atraigo y parece que para ellos tengo imán |
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