LA
REUNION DE OCTUBRE 2016 SEMINARIO
Éramos
doce apóstoles esta vez y a tu casa hemos llegado veinticinco caballeros y uno
me dijo creo que fue el latinista Nequaquam que mal cantas pero que bien
escribes y me negaron el derecho a entonar n viejo responso o kadish por el
difunto cura de Abades que este año el pobre no acudió a la cita le dio un
infarto una semana antes. Bueno eso ya me pasó la primera vez cuando el que
hacía de preste me cortó cuando cantaba el símbolo de la Fe el credo de Nicea
en esas estamos y otro les dijo a los comensales de cachondeo y como si yo
fuera un iluso mirai tiene un blog y luego voy en un arranque de coraje y como
por venganza escribo una novela. Mi Seminario Vacio es un libro algo profético apéndice
sinóptico de muchos males que afligen a la iglesia desde el concilio y no entro
más en detalle que yo a lo mío siguiendo mi
camino rezando por los que me maldicen ofreciendo la otra mejilla a los que me
sacuden si me piden el manto les doy la camisa y si me suplican que les
acompañe un kilómetro voy con ellos hasta Compostela es un decir pero entre mis
pipis hay gente buena y muy lista los mejores de todos no son los que entonces
eran los primeros de la clase que a esos les zurró bien la vida sólo triunfaron
los que por aquellos días nos parecían del montón sin alcanzar la categoría de
mediocres. Los que llegaron a dar con la cabeza en un pesebre. Lo pasamos bien
comimos mal en el restaurante los camareros servían tiznados de tatuajes iban
con coleta debían de ser de Podemos Possumus Non Possumus Yes you can. Sabemos
de dónde venían los sirvientes. El pincerna contemplaban los machones de la ataujía
morisca labrada en el techo del viejo monasterio hace seis siglos. Cantamos a
la Virgen el Veni Creator y dimos el benedicamus Domino con que el presidente
de semana o refitolero ordenaba romper silencio en el refectorio y hablar por
los codos. Me alegró mucho encontrarme con mi compañero de terna Jesús de Pablo
y con mi amigo Virseda. En medio del cenáculo se alzó la voz de la memoria y
aunque no reconocíamos al niño que fue se notaba la presencia de un cariño
fraternal. Allá había algo.
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