ADIÓS A SANTIAGO MARIÑO
El último día de febrero devolvimos a
la tierra lo que es suyo en el camposanto de san Martín de Luiña. Se nos fue
Santiago Mariño que yace ya junto a sus padres en el cementerio de san Martín
de Luiña. Uno de los grandes restauradores de Asturias y acaso por tradición
familiar no había otros fogones mejores que los suyos en la preparación del
curadillo. Su restaurante era para muchos un paraíso de la conversación que es
como llamaba Jovellanos a los cafés. Son muchos recuerdos de atardeceres
subiendo y bajando la cuesta de la Magdalena. Los que se agolpan en mi memoria
mientras contemplaba el manso rebullir isócrono del oleaje besando la arena y
los médanos de la playa de Artedo. Gracias por tu bondad y tu sabiduría y tu
amistad, compañero.
Xanti soportó la enfermedad y el infortunio
con la entereza y presencia de animo que le enseñaron sus mayores. Era muy
querido en la villa pixueta.
Al conocer la noticia de su fallecimiento
siento que algo ha muerto en mí para siempre. No tengo palabras para describir
mi desgarro. La esperanza en la resurrección es para mí, creyente, aunque
pecador, el único consuelo. Xanti, que nos veamos en el cielo.
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