GUY DE MAUPASSANT LES CONTES DE LA BECASSE. VOLVIENDO A MI FORMACIÓN FRANCESA
Guy de Maupassant Bola de sebo el mejor
cuentista mima el short story copiando a Turgenev. Su obra es un remedo de
Flaubert su protector. En aquella España
de mi adolescencia todos estudiábamos francés una lengua que aprendimos
de corrido sin llegar a dominarla oralmente. Recuerdo aquellos libros de Texto
Perrier con una encuadernación exquisita con ilustraciones del Sena de la Torre
Eiffel. Paris toujours Paris el Paris de la banlieu… et demain la
liberté. Maupassant me ha hecho volver a mis cuadriculas, a los
planteamientos olvidados antes de ser avasallados por la horda anglosajona.
Todo empezó con la Guerra de las Galias de Cesar con Vercigentorix y con los
celtas. Guy era bretón nacido en Dieppe en cuyo puerto tomábamos los feries
para Inglaterra. Sus cuentos son de un poderío que alcanza casi lo sublime
como en LE FILS Un hijo que nos retrae a
las verdades de la condición humana y estampa autobiografía.
Un funcionario del Ministerio de Instrucción
viaja a Bretaña se hospeda en una casa de huéspedes y allí fuerza a la criada
una hermosa bretana que solo habla el patois. Al cabo de un tiempo regresa al
lugar del “crimen”. Se entera de que la muchacha murió de sobreparto y tuvo un
hijo. El muchacho es algo falto y por caridad lo acoge el dueño de la pensión
que lo emplea como mozo de mulas. Duerme en la cuadra. Cuando se emborracha se
convierte en una bestia. Entonces el protagonista descubre en el subnormal
rasgos que le son propios. Verdaderamente se trata de su hijo. Trata de
socorrerlo pero el amo de la posada le dice que no vale la pena. El cuento
acaba aquí in medias res. El lector entonces se da cuenta de reflexionar sobre
sus pecados de juventud, sobre los hijos concebidos a través con mujeres
esporádicas el famoso cuarto de hora. Maupassant vivió los tiempos de cambio de
la Francia de Pasteur, las vacunas, las pirámides de Egipto, el canal de Suez,
la Exposición de Paris. Murió de sífilis a los 43 años. Las crónicas dicen que
era de una voracidad insaciable sexualmente casi femenina “il allait chaque
soire ocurrir le cotillon” o dicho de otro modo que le gustaba correrla e
irse de picos pardos.
Reencontrarse con Maupassant es volver a los
genios de la literatura francesa. Los cuentos de la becada descorren el telón
de un panorama infinito como es el de la condición humana
28 septiembre 2022
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