Cuco cuquiello
rebiquín de escocba, ya me dirás, cuanto me queda para mi boda. Luces
magnas, grandes lunas, noches sagradas, del mes de enero, cuando la gata del
Roxu tuvo ya el celo, la noche es día, en la Concha de Artedo. Y al rescoldo de
la chimenea que templa los huesos de la provecta senectud.
Cantemos a los caldos de las
Caldas de Narcea. El vino vitrix es vida. Gaudeamus igitur.
Doy besinos al xarro, cada trago un
recuerdo de la mocedad del ayer. Cada ósculo un consuelo.
Vinum bonum alarga la vida del viellu. Cuco cucliellu rabicán de escoba,
cantando en mi huerto, dime cuanto queda para mi entierro.
Oyendo tus silbos, quedo trashoguero al amor de la lumbre, en la tarde de
enero.
Asciende el humo. Miro extasiado consumirse el tuero que fue rama del árbol
caído en el monte mientras brama la mar toda en el hondón del Cudeiru
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