BRUNETE
Paseos largos por la Mocha Chica
encuentro balas y metralla casquillos, shrapnel, un viejo casco de soldado
alemán, el correaje de un legionario las cartucheras se vuelven polvo cuando
las toco y la calavera del soldado me sonríe. Una cantimplora con algo de coñac
que no se ha secado después de tres cuartos de siglo yace al lado del soldado
que cayó en esta trinchera empuñando una bomba de mano Lafitte. Probaron la
cicuta del salta-parapetos antes de la muerte asaltos y combates al arma blanca
lucha feroz bajo el sol implacable de julio cayendo en torrente sobre las
mochas. Espectros de aquella batalla me asaltan ahora mientras deambulo por las
aradas recién arrejacadas bajo la brisa de la mañana de abril. Las lluvias
besaron los labios de la tierra reseca, pronto los retamares abrirán sus flores
amarillas tan olorosas Estos paseos me ponen las pilas a cien, recargo la batería
del alma y llevo flores a las tumbas del tabor de Larache que quedó aquí
sepultado un 13 de julio de 1937. Había tres catalanes que murieron gritando
viva España. Ponte las pilas. Volta está ahí. Sanchonuño dice que el sector lo
mandaba el coronel Ocampo. Fueron arrollados por un escuadrón de panzer rusos.
Uno de aquellos tanques quedó fuera combate por una bomba de mano que lanzara
un requeté junto al río Aulencia. Cubico la madera de mi memoria y los
pensamientos me vienen en letargo. La mañana está tranquila; la primavera
alegra los campos mientras las radios vomitan monsergas catalanas. A lo lejos
verdean los pinares de un bosquecillo que hay a la entrada del Pardillo. La
toma de aquella posición costó doscientas bajas a los Regulares. El sector lo
dominaban los internacionales del Carnicero de Albacete. Los tiradores nómadas
pusieron en fuga a la caballería de Riquelme. Nadie se acuerda de los héroes
que vencieron a la Bestia aquí en Brunete legionarios, moros regulares y
navarros.
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