POR
PICOS Y POR PUÑALES
Hube
de pasar por picos y por puñales. Me lo pusieron angosto los padres de las
horcas caudinas. A los ciervos les cortaban los jarretes y el amigo Porreros
repartía el juego con su boca de ganso y hocico de puerto con aires de altanera
garza. Era el charcutero el servidor de chorizos que se iba de putas y acabó en
la cárcel por una pelea en un puticlú. Vidas canallas la de aquellos muchachos que un día fueron mis condiscípulos
hijos de tundidores de Segovia y cardadores valencianos. Por picos y por
puñales quisieron hacernos curas.
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