2025-10-27

 MI ÚLTIMO VIAJE A LONDRES EN EL PRIMERO ME QUISIERON SODOMIZAR EN EL ULTIMO MATAR PERO YO RESISTO

 

Cuando estalló la batalla de Maidan en el 14 los diarios difundieron el retrato de Waldemar Zelenski y algo me dio en la nariz. Coño. Yo conozco a este tío. Fue el que quiso dispararme un dardo en la cabeza tratando de hacer blanco sobre el tablero del juego de las flechas que se juega en las tabernas del Reino Unido. Dios mío qué aventura. Salí gritando de la casa donde Rose una vieja amiga aristócrata ─era uno de los pocos números de teléfono que conservaba de la agenda de mis años londinenses, la pedí auxilio puesto que estaba muy mal de ánimos a causa del desaire de un padre que viene a ver a su hija por navidades y le dan con la puerta en las narices─ a la cual yo había conocido en mis tiempos de corresponsal en Londres y fui a la policía. Un boby me acompañó al domicilio a recoger mis bártulos. Escasas pertenecías algunas las perdí en el camino en medio de una trágica odisea larga de contar. El agente comprobó que los hechos eran ciertos. Uno de los disparos habíame rozado la paletilla hizo un rasguño cerca de mi oreja. Luego trató de echarme mano pero me zafé y en el forcejeo desgarró mi gabardina al huir. En la declaración en comisaría dijo llamarse Waldemar Zelenski. Llevaba en el Reino Unido medio año como refugiado procedente de Ucrania. Había conocido en un pub de Belgravia el barrio más exquisito londinense a Rose que casada con un lord se acababa de divorciar. La casa estaba hecha un desastre. Los niños se habían ido con su padre a pasar las fiestas de Guy Fawkes (Halloween) y no habían vuelto desde entonces. En la casa todo estaba manga por hombro, los cacharros sin fregar y las sabanas sucias. A mí me acomodaron en la habitación de los niños. A media noche me despierto al escuchar voces. La pareja discutía y hablaban sobre mí porque el judío ucraniano debía de haberse puesto celoso suponiendo lo que no había: una historia de amores entre la dueña de la casa y yo:

─¿De qué conoces a ese tipo?

─Era un foreign Correspondent (corresponsal extranjero) amigo de mi marido cuando era parlamentario. Portaba mucho por los Comunes y  hacía entrevistas a Lord Hume, Callaghan, Carrington y otros muchos.

─¿Lo conocías en el sentido bíblico de la palabra, no te acostaste con él? Conozco bien a los españoles y a los italianos.

─No, por Dios. You are a suspicious minded jew (Eres un sucio judío de mente retorcida)

Sonaron portazos, luego gritos y tortazos. A mí se me encogía el corazón. Luego vino una extraña calma interrumpida por el batir de los muelles de un jergón en su dormitorio. Estaban echando un polvo. Se estaban reconciliando. A la mañana siguiente Rose apareció con el ojo morado y el judío no estaba de mal humor. Me di cuenta de un hecho que comprobé a lo largo de mis prolongadas experiencias en Alemania. Austria o Argentina los hebreos buscaban a sus mujeres entre las rubias y blancas y se tiraban a las más exquisitas. ¿Venganza por dos milenios de sumisión al cristianismo europeo? ¿Era uno de los corolarios planteados por la teología del holocausto? El hecho es que ya se estaba urdiendo la destrucción de Rusia atacando por su telón de Aquiles y también la línea medular de la cultura rusa y la religión ortodoxa. Los Roschild predominantes en Inglaterra convirtieron a las islas en tierras de acogida. Pero aquella mañana Zelenski estaba de buen humor. Jugamos una partida de ajedrez y le gané. Esto le mosqueó. Acto seguido, sacó la tabla de jugar a los dados. Tiré yo primero, hice dos dianas pero a él le costó mucho acertar al blanco y cuando fui a desclavar uno de los darts que se había quedado pegado al redondo panel siento silbar a una de las flechas que pasó rozándome. La sentí bufar cerca de mi pabellón auricular Miro para atrás y observo que el sujeto me miraba con ojos feroces de perro rabioso.

─¿Qué haces, Waldemar?

Murmuró unas palabras en hebrea que sonaron algo así como:

─Estoy matando a un marrano

La frase tenía un sentido doble. No se refería al gocho común sino al que marra que es como se conocía a los judíos que marraban, esto es: que se desviaban de la ortodoxia. Maldito talmud. El fulano me quería asaetear como san Sebastián, pegué un brinco y gané la puerta en busca del primer cuartelillo de la policía constabularia. Me quedé sin dinero porque Zelenski no sólo me quiso matar también me había robado la cartera. Fui andando hasta el consulado y, explicado el caso, me dieron veinte libras y extendieron un nuevo pasaporte. Pude llegar al aeropuerto Heathrow pues tenía billete de ida y vuelta. Otras desdichas y fracasos me ocurrieron que obvio pero nunca olvidé aquellas navidades de 1986 cuando quise ver a mi hija Helen. Había conseguido su dirección a través de la Salvation Army. Se habían mudado de Hornchurch a otro pueblo de Essex. Piqué a la puerta y salió a abrir el pobre Mr. Hugh que dijo que sintiéndolo mucho no podía ver ni a Suzanne ni a Helen. No tenía donde pasar la noche y me refugié en un portal de una tienda de electrodoméstico enfrente a un monumento a los caídos durante las dos guerras mundiales que proliferan por toda Inglaterra. Pensé que Inglaterra donde pasé los mejores años de mi existencia como profesoro y periodista me acogió con una mirada desabrida cuando en la estación de Paddington me quiso un tipo dar por el culo y  cuarenta y dos años más tardes cerca de la estación Victoria un ucraniano que luego llegaría a presidente de gobierno refugiado de la gran Sinagoga trató de poner mi cabeza en el tablero. Vuelto a España, le escribí una carta en la que decía que el Dios de Israel nos había salvado a los dos pues entonces yo tenía por seguro pertenecer a su misma raza aunque de diferente tribu. Zelenski el patrocinado de los Rochild en Londres se cuece el calvo de cultivo de todas las guerras no contestó. Ahora cuando sale por la tele, Zelenski que es el gran culpable de este desorden que padecemos en Europa, me dan ganas de sacar la pistola y dispararle a la gran pantalla. Tampoco puedo entender cómo en un país tan civilizado como Inglaterra  un padre no haya podido ver a su hija. Eso ni los cafres. Y con ese reconcomio moriré aunque puede que sea un castigo por mis pecados de juventud. Castigo de Dios. Venganza de la Suzi. No tengo ni idea como decía el maldito Padre Eguillor. Tú no tienes ni idea, Tú.

lunes, 27 de octubre de 2025

 

 

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