2025-10-01

 

PRISCILIANO Y LOS DEMONIOS: TIENEN POR DIOS AL VIENTRE

 

Prisciliano sabemos su nombre, que fue obispo de Ávila en la España hispanorromana, que sus doctrinas nigrománticas y vida de ultratumba arraigaron entre los celtas gallegos pero fue acusado al emperador de hereje y pasado bajo el hacha del verdugo en la ciudad alemana de Treveris. Era muy joven.

No obstante le dio tiempo a empaparse de la escritura profundizando en los arcanos de la Revelación pero fue más allá.

Hoy diríamos que se pasó tres pueblos.

Su tesis sobre la trasmigración fue refutada. ¿Nos reencarnamos al morir en otros hombres o mujeres hasta alcanzar la perfección y ser llamados a la diestra del Padre? La iglesia católica no da respuesta.

Sin embargo declara anatema el panteísmo priscilianista junto con otras múltiples herejías que aparecieron como setas en la iglesia occidental mediado el siglo IV cuando la Fe, sin consolidarse, aparecía en un estado efervescente. 

Fueron anatema las deserciones negacionistas de los patripasianos, novacianos, biononitas, nicolaitas, maniqueos, ofitas que adoraban serpientes, los arrianos, gnósticos por un decretal del Papa san León Magno.

 Gracias a un texto de Menéndez y Pelayo entro en la maraña de lucubraciones teológicas al rayar la aurora del siglo último del imperio romano partido en dos mitades Roma y Bizancio tras la irrupción de los barbaros. 

Prisciliano comunicó a sus fieles diocesanos su fe profunda el conocimiento de las escrituras y también el de los diablos. Algunos de sus puntos de vista tienen relación con el mundo moderno que adora a Baco, Venus y Mercurio y Marte. 

El materialismo nos dice que no hay otra vida y nos grita con san Pablo:

─No adoremos al vientre. Guardaros de la gula, la concupiscencia y la fornicación.

Estamos regidos por hombres de entendimiento corrompido.

Fue el primer experto en demonología. Conocía bien a los diablos a los cuales nombra por su nombre y son: Sacla, Samael, Belial, Belcebú y Nasbodeo. ABABDIÓN EN HEBREO Y APOLYON EN GRIEGO

Para mí el gran obispo de Avila no solo fue el martir de una iglesia en construcción, aparte de un padre de la iglesia latina.

 El único que lo defiende es san Agustín “Opportet esse haeresias” esto es bueno es que existan discrepancias para acrisolar nuestra fe. De la discusión nace la luz

 

miércoles, 1 de octubre de 2025

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