AMPARO CUEVAS Y LAS APARICIONES DEL ESCORIAL
Más cosas. Amparo Cuevas la mujer que dice se le apareció la Virgen en Prado Nuevo vuelve a ser noticia por haberse negado a comparecer ante el juez por motivos de salud aduciendo supuestamente un certificado médico del psiquiatra. Algunos perjudicados por su Fundación la acusan de estafa. Era de esperar.¡Pobre mujer!
Con estos difíciles cambios vividos en el último cuarto de siglo, cuando la dura transición y la pérdida de valores en una España que no la conoce la madre que la parió.
Ocurre siempre en los tiempos mesiánicos. La época de Carlos V debió de parecerse a ésta: surgían videntes por todas partes. El propio emperador camino de Yuste fue a visitar a una saludadora de Arenas de San Pedro para que le curase su desmedrada virilidad con unas hierbas.
La próstata y la gota le habían tornado impotente. Lo que no tiene remedio pues no tiene remedio pero la mujer fue adelante en sus halagos al César al que pronosticó una vida larga. El emperador moriría a los pocos meses. Desde los púlpitos algunos frailes audaces predicaban contra el anticristo en la persona del monarca y la revolución comunera aparte de motivos políticos y económicos estuvo determinada por los sermones de algunos franciscanos visionarios que decían que andaban revueltos los tiempos y que se acababa el mundo. Atame esa mosca por el rabo. El mundo no se acaba. Somos nosotros los que terminamos
.La del Pesebre esto es doña Amparo se convierte así en una saludadora o veedora vidente más de las muchas que hubo en la historia de la Iglesia. Lo mismo que los tres pastorcillos de Fátima, dos murieron al poco. o santa Bernardita Soubirous que fueron apartados rápidamente e ingresadas en un convento. Está servida la polémica con toda la parafernalia teológica sobre el lenguaje de Dios.
¿Puede la divinidad ir contra sí misma quebrantando las normas de la naturaleza por Ella establecida u observar un comportamiento arbitrario mediante las soluciones ab alto? La Biblia nos dice que sí y la vida misma de Jesús no puede entenderse sin los milagros. Mi observación de las cosas que vi en el Escorial me dijo que Dios habla otro lenguaje diferente a los humanos y que los milagros suceden todos los días a nuestro lado sin que nos demos cuenta.
La gracia ejerce su poder eternamente.
La Iglesia debe de revisar serenamente todo este jaleo de las apariciones por el bien común y la preservación de la integridad del Dogma. La línea de separación entre el bien y el mal del santo del hereje es muy tenue. Gracias a Dios que fue abolido el tribunal de la Inquisición hace más de siglo y medio que si no la hubiesen quemado por superchería. Estoy pensando en los procesos de Zagarramundi, o en Magdalena de la Cruz la monja cordobesa a la que no quiso ir a visitar Sta. Teresa cuando pasó por Córdoba de camino a fundar y en otras muchas videntes. Siempre sentí curiosidad hacia estos temas del “Supernatural” y he consultado los viejos cartorios de los procesos inquisitoriales. Al quemadero más que judíos y algún protestante como el que fue habido en Valladolid 1538 fueron a parar sobre todo brujas, estas pobres mujeres algo locas dignas de compasión más que del castigo. Histeria.
Y la histeria viene de la palabra vientre. De vientre de la mujer que es ubérrimo y maternal pero cuando se seca remata en estos desarreglos de visiones deliquios, ensalmos y conjuros.
También me atrajo y fue el periodista que hizo las primeras fotos de Amparo cuando empezaron los sucesos allá por junio de 1981. Ciertamente vimos cosas extrañas: odoraciones, cruces en la frente, trastornos físicos en la naturaleza, danzas solares gente extraña que hablaba lenguas y nadie sabía de donde surgieron y de donde habían venido, lenguaje profético. Prado Nuevo telúricamente está situado en un sitio privilegiado.
Felipe II que no era tonto y se fío del consejo de sus asesores esotéricos entre ellos el gran hebraísta Arias Montano y otros padres de Trento cuando mandó edificar su palacio en esta escombrera, siguiendo las normas secretas nuncupatorias de los sacerdotes de Júpiter, a pie de montes donde la luz brilla de un modo especial sobre todo en los ocasos cuando el sol se oculta detrás del monte de las Machotas.
Ameno jardín, lozana fuente entre encinas y fresnos pero la fuente del agua milagrosa donde los virginianos llenaban sus cantarillas y botijas – vamos al Henar vamos a la fuente del Cirio a beber agua con un jarrillo, cantos de mi infancia, devoción mariana de la buena gente de Segovia- resulta no era más que un aljibe donde abrevaban las vacas de Esperanza Aguirre, dueña de todas aquellas dehesas y cotarros.
Y el árbol donde posó sus pies la Señora, una olma corriente y moliente. eso sí con aspecto muy tétrico que hacía pensar en el crecal de los judíos con forma de candelabro de los siete brazos y las cruces en la frente y las adoraciones místicas puede que producto de una alucinación colectiva.
Sin embargo aquel icono que se dibujó en el cielo después de la tormenta un 13 de mayo a mí me pareció un signo de los tiempos que vivimos. De todo esto en conclusión salió reforzada mi devoción a la Virgen y supe distinguir entre lo esotérico y lo exotérico. lo interior y lo exterior la sustancia y la accidente las cosas de los hombres eclesiásticos sobre todo y las de Dios.
Mi fe y mi esperanza se consolidaron a través de la bendita Ortodoxia. El último cuarto de siglo ha sido uno de los más movidos en la historia de la SRI y desde Prado Nuevo mis ojos empezaron a mirar al Este.
A ese Cristo que está presente en la historia independientemente de nuestras creencias, modas, ritos, opiniones y persecuciones. El Espíritu sigue soplando cuando quiere y como donde quiere. Con Amparo Cuevas hablé en una ocasión. Sabía cosas de mi vida. Y yo no se las había dicho.
Me pareció una mujer muy lista a pesar de haber trabajado como sirvienta y de ser medio analfabeta. Y luego con su hijo que murió dicen a consecuencia de una sobredosis. La mujer me inspiró compasión más que devoción.
Su caso es un ejemplo claro de la dureza de los tiempos y de la crisis que ha vivido la Iglesia que debía ser la asamblea del amor. Pero allí había poco amor. Sólo la nave donde los creyentes iban a ofrendar sus óbolos y donaciones.
¿Se aparece o no se aparece?
Mi respuesta sigue siendo mixta. Sí y no.
Porque en todo el tema de las apariciones se conglomera lo angelical y lo diabólico sin solución de continuidad y sin diferencias notables. Lo malo y lo bueno puerta con puerta.
Los milagros ocurren pero de otra manera diferente a como lo entienden estas saludadoras que dicen tener poderes. Y el lenguaje de Dios es diferente al que esgrimen algunos iluminados. Es el lenguaje de la gracia, de la caridad, de la belleza y el amor pero estos centros de apariciones Fátima, Lourdes y Medgigore, Garabandal suelen ser sitios desagradables donde se da cita el dolor y la enfermedad y lo impresentable con algo de hospital general y de manicomio. Donde está la cruz está el diaño, oi decir a mis mayores. La naturaleza humana desgarrada que nada tiene que ver con los de la beautiful de la prensa del corazón aunque alguna sábado vi portar por allí bella y elegante a doña Pitita Ridruejo.
El poder de convocatoria de esta vieja chacha (es una mujer muy inteligente aunque de cortas letras) atraía a personas de todas partes de extranjeros imbuidos de una fe simple. Les quise vender libros pero la mayor parte no sabía leer. Mujeres divorciadas, enfermas de cáncer y desahuciadas, padres con hijos en la cárcel, jóvenes colgados en la droga, o una mujer de Segovia a cuya hija menor la preñó un patriarca gitano y no había consuelo para ella.
Me parece un crimen la burda explotación de la sencillez de sus conciencias con mensajes extraños comunicados por la Virgen supuestamente por magnetófono y esa voz de quejumbre diabólica… hijos míos.
Era para ponerse malo pero aquellos pobres daban crédito a tales marrullerías místicas. Una autentica gamberrada. Esa era la parte perversa. Lo angelical eran esas pobres gentes que enfermas o en soledad- soledad de España, soledad de la tercera edad- en un tiempo de abandono y de cambio cuando ya nada es igual, que acudían a buscar alivio en la Madre del Consuelo. Fe sencilla de cristianos viejos y ahí surgía la amistad, la camaradería, la esperanza de curarse y de ser mejor.
Mis visitas al lugar de autos fueron para mí toda una reflexión sociológica. Con sus limosnas y su credulidad hicieron listos a los de “la Nave” que hasta secuestraron a la vidente que dejó de aparecer junto al árbol de las tenidas y enviaba sus mensajes por prójimo y grabador(antes de inventarse el móvil y el guasap). En fin esta era la hora de la luz y la de las tinieblas. Tendrá que amanecer por alguna parte. Oh madre de los tristes protégenos. Perdónanos. Porque el tiempo de la gran perdonanza se acerca ya.
Miércoles, 11 de junio de 2008