2025-10-23

  SOR STELLA LA EX MERETRIZ MONJA PROFESA DEL MONASTERIO DE NOVODIEVICHI

 

Me dio de alta la doctora  Zapata pues gracias a sus desvelos y a la posología que me recetó “Furosemida”, "Eleaktal", "Bisoprol  y otras drogas que le hacían la guerra a las células dañadas de mi próstata fui recuperándome, pero Venivolans el clemente pájaro de la sabiduría seguía empollando huevos en su nido de lo alto del zumaque del jardín abandonado de Puerta de Hierro, pero no faltaba a las citas en mi casa cuando regresé al hogar,muy contento por haber superado mi mal y dando gracias al Altísimo.

 Cada mañana como su sentido de la orientación era magnífico y no necesitaba tontón para alcanzar sobre cualquier punto del mapamundi allí estaba picoteando en el alfeizar y llamándome por mi nombre. Transgredía las leyes de la gravedad, del espacio y del tiempo. Las urracas son unos córvidos que viven muchos años. Venivolans, lo supe después, había cumplido ya las mil primaveras. Había salido del cascarón  en plena edad media, en la época de las Cruzadas. Por eso sabía tanto, estaba ágil y sólo un redondel blanco cerca de la cresta indicaba que no era un recental y había jurado bandera mucho tiempo atrás. Los cuervos encanecen igual que los humanos. Un mañana, pasado más de un lustro de lo de la operación, llegó al borde de mi ventana jadeando:

─Vamos venga, Verumtamen

─¿Qué pasa, Venivolans?

─Hoy volamos a Rusia. Quiero mostrarte San Petersburgo y te vas a llevar una grata sorpresa. Vas a flipar.

Las alas del cuervo amigo eran una alfombra mágica y nos presentamos en la bella ciudad de Pedro el Grande en un periquete. Rusia había ganado la guerra a los europeos, Vladimir Putin, ya anciano, seguía controlan do los designios del gran país y antes de aterrizar comprobamos con satisfacción cómo una escuadrilla de Mig-21 nos daba escolta hasta el patio del monasterio femenino de Novodievichi dandonos la bienvenida.

-Dobre pozhelaet (welcome)

. Enseguida nos presentamos en la iglesia. Agolpados en las naves del templo una multitud de creyentes escuchaba el canto melodioso de las letanías (Ektenia). La melodía era tan dulce y carismática que nos pareció  encontrarnos en el paraíso:

─¿Qué es esto, Venivolans? ─ pregunté a media voz.

─Tu amiga Olga la Larga profesa los votos solemnes. La antigua ramera se va a desposar con Jesucristo.

-¿De veras?

-Si. Ya no es Olga la Larga. De ahora y de aquí a la eternidad se llamaría Sor Estrella de María Magdalena.

Miré para la profesa. Estaba más hermosa que nunca con sus ojos azules, una hermosa caballera que fue cortada por la madre abadesa con unas tijeras de oro. Era un bellezón. Vestía un traje blanco de novia y coronaba el velo de gasa una guirnalda de flores frescas. Me sonrió. Parecía reconocerme, aunque sólo nos habíamos visto de forma telemática en aquel portal de internet donde yo, como fraile mercedario, intentaba recuperar a las pobres féminas que habían caído en las redes de la vida airada. 

Su mirada me transmitía un mensaje de paz y de agradecimiento. Porque este viejo diácono había pedido a la Virgen por la intercesión de María Magdalena  que abandonase los chats inmundos donde los menoreros de todo el globo estampaban su salacidad lujuriosa y su frustración erótica, previo pago de un toquen. 

Olga la Larga se dio cuenta de que ella no era una mercancía para satisfacer a aquellos salidos y mirones. Tampoco una cualquiera. Que tenía un alma, un alma rusa. Hizo penitencia y un buen día despidió al macarro polaco que la explotaba y llamó a las puertas del monasterio de Novodievichi donde profesaban las muchachas nobles de Petersburgo. 

Venivolans a todo esto me hizo una confesión:

─Olga no era una cortesana como las demás. En medio del albañal, y de ese revolcadero de los prostíbulos mediáticos, conservó un aire de dignidad y de distinción, de verdadera zarina, que tú supiste distinguir  y es que ¿sabes? Era una descendiente de los Romanov. Un miembro de la estirpe de los zares. Nicolás II el monarca asesinado por los judíos comunistas en Zverlok era su tatarabuelo.

─Andá

─Fuiste el primero en darte cuenta porque eres un periodista muy intuitivo acaso con dones de penetración mágica. ¿Eres vidente?

─No sé, pero algo muy misterioso noté en aquella mujer

─Enseguida el vidente dio paso al diácono que se sumió en oración noches enteras y sufriste mucho cuando el chulo la golpeó y apareció en pantalla Olga con moratones en los ojos. La pegó una paliza el día de su cumpleaños.

─Hermosa historia. ¡Qué grande es Dios¡ Que siempre abre los abrazos y acoge al pecador

Casi nos mareamos con el olor del incienso que ascendía clemente hasta la cumbre del sabaoth. Los apóstoles pintados en el tablero del iconostasio parecían sonreírnos. Asistimos a esa pulsión angelical, a esa belleza de la filocalía del rito ortodoxo. 

Durante dos horas estuvimos cerca del cielo al cabo de una hora regresamos a Madrid sin detenernos en visitar el Ermitage ni la catedral de san Isaac, la mayor de la cristiandad o pasear por la Perspectiva Nevski que conservaba el paso de las huellas de Dostoievski y otros autores de la gran literatura rusa. Esa tarea la dejamos para otra ocasión.

─Santa María Magdalena, ruega por nos.

 

INAUGURADO UN MUSEO CON LOS EFECTOS PERSONALES DE MIJAIL BULGAKOV

 

La historia de la musa: a través del prisma de un diario

El Museo Mijail Bulgákov acoge una exposición dedicada a la tercera esposa del escritor.

Servicio de prensa del Museo Mijail Bulgákov
Servicio de prensa del Museo Mijail Bulgákov

Tras las obras de mantenimiento, el apartamento de Mijaíl Bulgákov, en el número 35 de la calle Bolshaya Pirogovskaya, ha reabierto sus puertas. Una nueva exposición, "Elena Sergeevna: La historia de la esposa del escritor, contada en cinco capítulos", coincidirá con la inauguración.

No es casualidad que la exposición esté dividida en cinco capítulos: cuentan la historia de cómo se conocieron Mijaíl Bulgákov y Elena Sergeevna, los años que pasaron juntos, el apoyo de ella a los esfuerzos literarios de Bulgákov, el tema del hogar y la preservación del legado del escritor después de su muerte.

"La característica principal de este proyecto expositivo es la oportunidad de mostrar la historia de Elena Sergeyevna a través del prisma de su diario, así como documentos, cartas y memorias que ilustran tanto su tiempo junto a Mikhail Bulgakov como la lucha por publicar sus obras en un período posterior ", dice el comisario de la exposición, Ivan Nazarov.

Mijaíl Bulgákov conoció a su futura tercera esposa en febrero de 1929, cuando ya vivía con su segunda esposa, Lyubov Belozerskaya, en la calle Bolshaya Pirogovskaya. Varios años después, en el otoño de 1932, Elena Sergeevna se convirtió en la tercera y última esposa del escritor, mudándose con él a la calle Bolshaya Pirogovskaya.

Elena Serguéievna, musa y prototipo de Margarita, acompañó a Mijaíl Afanasyevich durante poco más de diez años, apoyándolo durante sus difíciles años creativos, ayudándolo a conseguir regalías y brindándole cariño y atención en casa. También asumió la tarea de preservar el legado del escritor y publicó la novela "El Maestro y Margarita".

Desde 1933, Elena Sergeevna mantuvo un diario personal: estas anotaciones formaron la base de la nueva exposición junto con cartas y memorias de varios años.

La exposición presenta documentos de archivo y cartas, fotografías raras de Elena Sergeyevna y su séquito y objetos auténticos que se unen para contar la historia de la vida difícil pero feliz de dos personas amorosas.

Elena Serguéievna mantuvo una estrecha amistad con numerosas figuras culturales famosas. Documentos, cartas y postales revelarán sus interacciones con Konstantín Simónov, Vladímir Nemírovich-Danchenko, Faina Ranevskaya y muchos otros. Publicaciones de archivo, objetos personales, guiones de cine y carteles complementarán la exposición y contarán la historia de la promoción que Elena Serguéievna hizo de la obra de Mijaíl Bulgákov.

Por primera vez se exhibirán algunos objetos y autógrafos de Elena Sergeevna Bulgakova.

La inauguración del museo en Bolshaya Pirogovskaya es una auténtica celebración para nosotros. Desde su apertura en diciembre de 2021, este espacio se ha ganado un estatus y una reputación especiales, e incluso ha desarrollado su propio público, uno que, en muchos sentidos, se distingue de los huéspedes del "apartamento malo" de Bolshaya Sadovaya. El apartamento de Bulgákov en Bolshaya Pirogovskaya es un espacio difícil de sobreestimar en el contexto de la biografía y la obra del escritor: fue aquí donde comenzó a escribir El Maestro y Margarita, donde tuvo lugar su famosa conversación telefónica con el Secretario General y donde sufrió un incendio justo antes de mudarse. En vísperas del aniversario de Mijaíl Bulgákov y del 60.º aniversario de la publicación de la primera parte de El Maestro y Margarita, nos complace invitar de nuevo a todos a este espacio legendario », declara Valentina Agafonova, directora del Museo Mijaíl Bulgákov .

Fechas: 17 de octubre de 2025 – 15 de febrero de 2026

Lugar: Museo Mikhail Bulgakov - Apartamento de Mikhail Bulgakov en 35A Bolshaya Pirogovskaya (estación de metro Sportivnaya

UNO DE LOS ESPACIOS MAS POPULARES DEL PRIMER CANAL RUSO

 

"CAMPO DE LOS MILAGROS" cumple 35 años!

Mira el episodio de aniversario el viernes 24 de octubre a las 7:45 p.m.

El 26 de octubre de 1990, Vladislav Listyev anunció por primera vez en pantalla: "¡Buenas noches, damas y caballeros! ¡Les presento el programa capitalino 'Campo de los Milagros'!". Leonid Yakubovich se convirtió en el presentador del programa en noviembre de 1991.

"Creo que esta es una celebración para un país enorme que lleva 35 años viendo el programa lanzado por Vladislav Listyev", dice Leonid Yakubovich. "Nunca se me ocurrió que estaría al mando de 'Campo de Milagros' durante 35 años. Al fin y al cabo, ¡son 35 años de mi vida! Me alegra que el programa se haya convertido en un éxito nacional. Para mí, cada episodio es como un pequeño concierto. Y siempre lo termino con unas palabras en las que creo sinceramente: '¡Que Dios los bendiga!', y creo que así será."

DATOS Y CIFRAS

A lo largo de 35 años, se emitieron 1829 programas, se reemplazaron cinco sets de sets y tres carretes. El número de participantes superó los 12 000. 365 800 espectadores visitaron el estudio del programa y se donaron más de 50 000 regalos al museo. Durante este tiempo, nueve jugadores se desmayaron, 30 se quedaron sin habla y 13 olvidaron sus nombres. El programa contenía 9600 palabras. Los jugadores cantaron 1200 veces y bailaron un poco menos, y se recitaron varios cientos de poemas.

En el primer episodio, la moscovita Galina Nesterchuk fue la primera en participar en el súper juego y recibió una grabadora estéreo con reproductor láser.

En 1992, Nina Makarova de Saratov ganó un coche al responder correctamente una pregunta sobre el primer accidente de tráfico del mundo.

En 1993, los tres finalistas abandonaron por diversas razones, sin que hubiera un ganador. Leonid Yakubovich encontró una solución retando al hijo pequeño de uno de los concursantes, Sergei Kolpakov. El niño adivinó la palabra y ganó el gran premio: un televisor.

El episodio número cien fue recordado por la indirecta de un espectador borracho a un jugador (incluso borracho, conocía la palabra "dipper"), como resultado de lo cual el jugador perdió su premio: un automóvil Volvo.

A finales de 2009 se emitió el episodio número 1.000, del cual Elena Malysheva salió victoriosa: donó todos sus premios, incluido su coche, a un orfanato de la región de Moscú.


A CHUS AMILIBIA LE GUSTA CONTAR MENTIRAS PERO ES GENIAL LA FOTO QUE SACAS EN TU LIBRO EL AMIGO DE JACK NICHOLSON NO ERES TÚ SINO FELIX ORTEGA, ESTABAMOS YO LO RECUERDO EN QUEL BAR DE LA COSTA FLEMING QUE SE LLAMABA EL RED LION

 


AMILIBIA VOLANDO SOBRE EL NIDO DEL CUCO

 

Paso una noche entretenida leyendo, ávido, una de las mejores novelas publicadas en las últimas décadas “El amigo de Jack Nicholson” donde todo es mentira empezando por la foto de la portada en que dice estar entrevistando a Jack Nicholson y no es él sino el pobre Félix Ortega RIP, mi predecesor en la corresponsalía en Nueva York. La foto es del querido Juan Santiso, aquel buen gallego con el cual hicimos al alimón muchos reportajes para SP. También falleció. 

Es su foto, su nombre, su estilo, aquel pub ingles donde nos congregábamos en la Costa Fleming The Red Lion me han hecho potar muchas lágrimas de nostalgia. Teníamos la vida por delante. Éramos jóvenes reporteros, bebíamos como cosacos. Vivíamos la noche de Madrid. Amores mercenarios. Todos queríamos saber inglés y ganar alguna exclusiva. Amilibia para Pueblo y yo para SP

Los de la calle Huertas te mataban si hablabas mal de Emilio Romero bajo cuya tutela algunos de la profesión tocaron el cielo con las manos. 

En el año 75 todo se derrumbó. Chus Amilibia con su gran prosa cuenta nuestra situación. Un periodista sin periódico no es nada. 

Al desmontar la prensa del Movimiento unos se suicidaron, otros cobraron una escasa indemnización (una limosna) y otros se hicieron funcionarios. 

En la Administración del Estado les esperaba un calvario. Amilibia montó un bar en su pueblo (su personaje Carlos Sancho pero es él ese bilbaíno que entrevistó a Jack Nicholson) se emborracharon y se fueron de putas ¿aquí donde se folla? Preguntó el protagonista de China Town, buena pregunta, entraron en un tablao flamenco y el americano intentó tocarle el culo a una bailaora, el chulo se tiró a él con una navaja, pero todo quedó en agua de borrajas. Ese es el planteamiento. El periodista sin periódico opta por abrir un bar en la provincia de Segovia y se hace muy popular contándole a las comadres, al lechero al electricista la vida y aventuras de aquellos famosos que trató cuando el rey midas de la prensa del corazón se llamaba Chus Amilibia. Les pone los dientes largos con la habilidad fabuladora que le es propia.

 En medio de muchas verdades, sin embarga larga e interpola Sancho muchas mentiras. 

Amilibia tiene una fantasía prodigiosa. Es un gran fabulador. De paso cuenta su vida cuando era corresponsal en Londres y encuentra a su mujer Sara catalana en la cama con su mejor amigo. Era una ninfómana y no podía parar. Otra vez al regresar a su chamizo en Picadilly está en el baño con un indio. Se divorcian y abandona el periodismo, monta ese bar que es un memorial nemotécnico dedicado a su héroe, el artista de Hollywood. Es todo un éxito

Carlos Sancho se convierte en un tipo muy popular y Patricia que bebe los vientos por ser artista queda. Conoce a una muchacha veinte años más joven que él. Patricia se siente  fascinada por las aventuras del viejo corresponsal y sueña con un encuentro con Jack,  a cambio de favores sexuales. Es una fetichista. Oye a ver si me lo presentas. 

Planean construir un museo mitómano con los objetos que quedaron de Nicholson a su paso por España; los puros que fumaba, el cenicero y hasta un orinal donde meaba. De paso le realiza al protagonista unas felaciones exquisitas… Era muy buena mamándomela. El divo de Hollywood viene a España a presentar una película. 

Carlos Sancho se emborracha y trata de entrar en la habitación donde posaba Jack pero éste había volado del nido del cuco. Ocurre un escándalo y es detenido. El autor se las arregla para armar después de una presentación tan brillante un nudo tan enredado con un desenlace tan espectacular que sorprendía al más experto guionista. Sara por fin alcanza la fama de primera actriz y rueda una película en México con Jack. Ella le habla de su amigo en España, Carlos Sancho, y éste le llama cuando viene a Madrid pues el personal estaba muy arisco, la queman el bar al saber que lo de la amistad era una mentira. 

La realidad y la ficción se superponen y Nicholson de paso para Portugal, y ya un actor consagrado, le llama. Se entrevistan en el Hotel Palace. 

Es todo un poderoso deus ex machina el que Amilibia se saca de la manga en medio de tanto traqueteo sexual, tanta felación y prosa brillante a lo largo de sus páginas para rematar su brillante historia. Yo creo que fue el mejor potro que salió de las cuadras de Emilio Romero. Y el único que no se calla ante el mamoneo en que devino esta profesión a la muerte de Franco. Una panda de corruptos y de lameculos pero algunos sobrevivieron Raúl del Pozo con su sonrisa de hiena y Perez Reverte con sus aires de jesuitón. 

Fue novicio en el tirocinio de Murcia de la Compañía de Jesús. Se subieron al carro de los vencedores. Quedaron aparcados tipos tan inteligente como este vasco con aires de perdedor pero que es sin duda el mejor. Un ser impulsivo, inteligente y de gran corazón que tuvo que gemir años y años bajo el peso de la calumnia pero sobrevivió y creo que hoy escribe en La Razón una limosna como él dice.

 

jueves, 23 de octubre de 2025


AMILIBIA: EL AMIGO DE JACK NICHOLSON O EL DRAMA DE LA TRANSICIÓN

Antonio Parra

¡Joder qué gran novela! ¡Virgen Santísima todo un novelón! J.M. Amilibia ha escrito uno de esos libros definitivos que marcan hito. Son trescientas páginas testimoniales que describen a toda una generación. Lo esperanzados, lo ingenuos, lo maravillosos y lo horribles que fuimos. Traza las lindes en los que se enmarca el drama que vivimos, los sueños que nos encendieron de luz el camino, las mujeres que amamos y desamamos, la profesión periodística que abrazamos, las cabronadas, egoísmos y pequeñas insidias personales y envidiejas, todo ese humo envenenado que hubo que tragar porque la vida de un periodista en su absorción total nunca puede ser un cuento de hadas y había que pegar el pisotón. Andábamos a la caza del scoop y esa exclusiva luego nos cazaría a nosotros. “El amigo de Jack Nicholson” es la historia de un “pisotón”, aquellas entrevistas con personalidades o famosos en los que se significaron siempre los de Pueblo que por una noticia mataban a su padre y que nos dejaban bocas a todos los de la profesión. José Luis Navas se marcó otra con el doctor Barnard aquel famoso cirujano de Ciudad del Cabo que operó el primer transplante de corazón. Para llegar a el primero el bueno de Navas tuvo que “ligarse” a su secretaria, y luego viajar poco menos que de polizón en un avión que traía a Surafrica pescadores y recorrerse en cuarenta y ocho horas doce mil kilómetros todo un record para llegar el primero tres noches sin dormir el jet lag al carajo a los talleres de la calle Huertas con los clichés de su entrevista calentitos. O el Yale aquel divino cojo que se disfrazó de enfermero y le robó al Marqués de Villaverde los carretes de la primera operación de transplante de su propia bata blanca colgada de un perchero en los quirófanos de La Paz. El yerno de Franco por poco le afostia. La pela es la pela y la noticia la noticia y un scoop un scoop. Para ser primero en dar la noticia no había que tener escrúpulos ni miramientos familiares. En la guerra como en el amor y en el periodismo todo vale.

-Si me pegan un tiro en Vietnam- hizo saber hablando en alto y coram populo en la Redacción Yale una vez antes de marcharse a la guerra- que ese cabrón (se refería a Hermida) no escriba mi obituario. Hablará de él.

¡Bien conocía al pión¡ Amilibia lo saca a relucir en este libro que es novela verité cpon trazas de pulp fiction, un canto lírico lleno de amor y perdón al desvanecido ayer pero sin dejarse nada en el tintero. No se trata de un ajuste de cuentas sino de contar las cosas como son y como fueron. años muy duros desde luego aunque miradas las cosas bajo el prisma de la nostalgia y por aquello de que todo tiempo pasado fue mejor nos parecieron fabulosos. Lobos de la misma camada, Amilia traza el pérfil a Ruli del Pozo también lo retrata Chusmari -no te enfades Raúl- desenmascarando su inveterado comunismo siempre con el poder y viva quien manda ditirambos a Ana Botella, piropos a Zapatero, pitillos en compañía de Carrillo, habanos con Felipe y el té con Solís, y lamerón con Fraga, al que hacía la pelota cuando estábamos en Londres y eso de que fue cabrero a lo Miguel Hernández es un farol. ¡Qué va! Una tía suya se lo dijo en carta a Emilio Romero: “Le mandamos al niño unos días a la majada con los zagales para que cambiara de aires”. La flexibilidad de vertebras hic et nunc fue ejercicio muy redituable en este país entre los escritores de circunstancias.

Cela que era el más listo se hizo presidente de la Sociedad de Amigos de Israel y lo dieron el Nobel pero Quevedo que para mí es la cumbre de las letras castellanas y un valiente no he de callar por más que silencio avises o amenaces miedo etc. cinco años a la sombra por unos versos dicen en la servilleta de Felipe IV, cinco años en una mazmorra de San Marcos, creo que es paradigma de ética e independencia del pensamiento y ejemplo a seguir y mucho más en medio de tanto veneno y tanta mierda como nos anega.

Amilibia pertenece a esta casta de escritores comprometidos con la condición humana, esa fauna, y con la belleza, que no escriben contra esto y aquello pero que tratan de reflejar la vida como es sin dejarse nada en el tintero y sin pelos en la lengua. Tiene el candor, la fortaleza, la ternura y esa oralidad que caracteriza al pueblo vasco. Vizcaino es el hierro que os encargo corto en palabras y en fechos largo decía Tirso. Baroja era así. Un tipo taciturno pero amigable. Se ponía a contar, sin embargo, historias y no paraba. Las novelas las narraba al desgaire sin un plan predeterminado y un poco adonde caiga la boina o la chapela. El ambiente que refleja El amigo de Jack Nicholson es como subirse abordo de una lancha y darse un paseo en barca por la ría de Nervión o en este caso el río revuelto de Madrid c. 1977 en adelante y bogar y bogar. Rema sin perder comba, piragüista. Ay marinerito arria la vela que está la mar tranquila y serena. Pero que va no hay mar panda delante de ti sino un galernazo de padre y muy señor mío. Y noches para destetar hijos de puta que uno trata de sobrellevar al apostadero de la barra del Gijón, un refugium peccatorum de todos nosotros y si no hubiera sido por Fonso el Cerillas el único que me hablaba yo me hubiera colgado ya de una farola de Recoletos. Ese aliento terral y maligno, una vaharada de viento solano ahíto de malos presagios, esas miradas embozadas cargadas de odio y de revancha, esas ráfagas de amenaza y de persecución en medio de la democracia y a gentes que no tuvimos arte ni parte pero debió de ser muy gorda la que prepararon aquellos cabrones del 36 pues nosotros los que quisimos ser decentes la hemos sufrido a efecto retardado en nuestras carnes y que pagamos con una suerte de muerte civil, si no con la vida pues no iba a ser cosa de montar otra vez paredones pues aquí resulta que los que fusilan son siempre los mismos pero nos metieron en el lazareto de apestados o en el apartadero de los sospechosos, es lo que me recuerda esta novela tan elocuente, tan entrañable y a veces tan cruda pues a lectores poco avisados que no vivieron aquella época que fue preludio de la que estamos viviendo les pueda parecer un panfleto, una mohatra, un libelo que se ha sacado de la manga Chusmari no apta para paladares delicados.

Que no la lean entonces los cursis pues la cursilería y la ramplonería que denuncia Almibilia constituye un poco la hola que nos invade y cursis son la mayor parte de los libros que se publican, los relatos que invaden las revistas de la entrepierna y el corazón en plan hedonista de hay que ver lo bueno que lo tengo, se ve pero no se toca pichas flojas y coños grandes enroscados a las arillas de la Gran Sierpe infernal.

Al que no le guste apechugar con la verdad, asumir su culpa y cargar con todas las responsabilidades que se joda. Quod scripsi, scripsi, clamó Pilatos. Esto va a hacer pupa en muchos mentideros y tratarán de olvidar la obra o apartarla. Pues a aquellos que andan en la pomada no le agrada que se les rechiste. o les recuerden ciertas cosas pero el libro ya digo no es un memorial de agravios sino el mural de la gran perdonanza. Mira, ese eras tú entonces. ¿Y aquel otro? Amilibia hace limpieza de recuerdos y de cajones y se encuentra una tarde la gran foto que le hizo Santiso a él y a Jack Nicholson -punto de arranque del argumento- bebiendo juntos como aparecen en la cubierta de la novela que ha sido por cierto muy bien editada por Ensenada de Ézaro Ediciones cartoné papel letra del cuerpo 12.5, amplio de márgenes en octavo mayor.

Para degustarla hay que tener buen paladar. Las palabras escritas como Dios manda no sólo son poder sino placer. Y poderoso y placentero este libro es. A él como al que esto escribe y a otros cuantos más, como Félix Ortega, uno de los más grandes periodistas y corresponsales en Nueva York que acabó sus días en el gabinete de prensa de Iberia, relegado, puteado, humillado y ofendido, oprimido pues esta sociedad que nos ha nacido del destape y la corrupción odia sobre todo la inteligencia y hay que hacerse pastueño y acomodaticio para sobrevivir, y que se murió de tristeza o de asco hace un par de años. Nadie le recuerda. Yo sí. Amilibia también aunque de una forma tácita o implícita.

Con su varita mágica ha hablado por todos nosotros y lo hace con la autoridad del que puede acreditarse como el número uno en los de mi generación. Queda también Jesús Torbado pero ¿dónde está Torbado? Y eso es muy agradecer. No ha habido campos de concentración cierto faltaría más en una democracia con un rey que no nos merecemos etc blabla (Cela me decepcionó otro que tal maravilloso escritor pero muy flexible de vértebras).

Ciertos son los toros. Se nos ha vigilado desde arriba poniéndonos incluso sabuesos de los servicios a los zancajos. Para después ir diciendo por ahí que eramos unos desequilibrados mentales afligidos de manía persecutoria, te mean en el colodro y hay que decir que llueve; te pinchaban el teléfono y decir que esos ruidos raros del auricular eran susurros de la línea cuando había un cabrón espiandote al otro lado del hilo. Galileo Galilei ¿juras que la tierra es cuadrada? Pues claro.

El CESID de Manglano retomó las malas costumbres del SIM chequista y los lebreles de Carrero eran hermanas de la Caridad al lado de lo que después ha venido. Tenías que hacerte pasar por borracho como en los tiempos de Stalin para hacerles creer que eras inofensivo. El doctor Goebbels y Beria por desgracia han tenido muchos émulos en estos tiempos míos. Pero ya sabíamos que esto era una democracia vigilada y Gibraltar un problema distinto y distante que dijo el Gran Ciprés que nos metió en la OTAN de rondón y luego la cosa no ha servido más que para desguazar el ejército y apuntarnos a todas las guerritas solidarias y demás. Una organización estratégica sobre el papel que ha quedado expediente de cupo toda vez que, caído el muro, se le privó de razón de ser aunque los rusos -y eso la diplopía de nuestros políticos no lo ha sabido ver y entender- sigan ahí.

No ha habido paredones pero al pasar algunas noches tristes por Fuencarral cabe los muros leprosos del colegio de los escolapios de San Antón donde estaba la checa después de echar la pota ante la misma verja del Banco de España como le ocurre al protagonista de esta novela he escuchado los gemidos de los que iban a fusilar.

-Fulanito de tal y tal - gritaba el carcelero un nombre rilando en un papel.

-Señor mío Jesucristo - contestaba entre sollozos el que estaba en capilla agarrotado de miedo y congoja en su instante final.

Estaba claro que era un inocente pero aquí pagan siempre justos por pecadores y fusilan siempre los mismos.

Sin embargo, los había echados pa alante que son los de mi condición y de Amilibia también. No nos rendimos ni entregaremos la cuchara ni aunque nos pasen por las armas un amanecer. No estoy de acuerdo con esa definición de winners and losers que tanto les gusta a los norteamericanos porque aquí hasta el rabo todo es toro y al freír será el reír. Todos somos ganadores y perdedores a la vez.

-Menganito de tal y cual.

-Chupándomela. ¡Cobardes, asesinos! Vosotros me la peláis a cuatro manos.

Luego se escuchaba un disparo. La alusión constante a esa mamada y al masturbador de pilas del Gran Delegado que nos puso a nuestra disposición es una de las técnicas narrativas sorprendentes de esta novela donde el sexo es un lugar común pero también un símbolo visto no desde el morbo sino desde un ángulo trágico cómico. Encuentro muchas influencias y recursos de Trópico de Cáncer de Henry Miller. También pulso cinematográfico y secuencias breves para que nunca decaiga el interés aunque a veces el hilván narrativo se pierde y aturulla pero es la época que nos ha tocado vivir y máxime que la historia está contada por un periodista y en clave periodística. Sé que Amilibia escribe sus libros a barrisco y de sopetón casi con la celeridad del rayo pues es un don que Dios le dio sin templar gaitas. Heroes de barro que para mí sigue siendo otra de sus grandes novelas la escribió de una sentada en quince días, un prodigio de inspiración que para dar con él tendríamos que remontarnos a Lope. Pero sin retóricas. Lo que escribe a Amilibia le sale del corazón. Es un escritor genuino. Escritor-verdad.

No hay que pedirle congruencia a la naturaleza. Está con Beckett, con Pinter, Tom Wolfe, otro gran mitómano y la nueva leva de la novelística anglosajona que se escribe al socaire o a redropelo de Hollywood. También me ha recordado esta brillante novela, sobre todo en el transcurso de las cien primeras páginas, el pulso creativo de la película de Pilar Miró Gary Cooper que estás en los cielos. Pero yo creo que Amilibia vuela más alto. Alguien voló sobre el nido del cuco y aquí basandose en una entrevista con una fotos del gran Santiso, otro de los grandes de aquel diario de la calle Huertas y cuyo archivo fotográfico puede ser uno de los mayores testimonios de aquella época, establece el punto de partida del argumento: un periodista relegado que abandona la profesión y monta un chiringuito. En su bar coloca una ampliación mural y los guiris japoneses acuden allí a que les explique su guía, Ikira, que habla como uno de Lavapiés, las secuencias de aquel encuentro con el divo y las incidencias de aquella noche para destetar hijos de puta y sus giras por el Madrid la nuit Bocaccio y los garitos de la Costa Fleming. No corran que ya no existe, nos advierte el autor. Todo aquello que se fue para no volver.

El retrato que hace de Jack Nicholson es fantástico y creíble. Un auténtico stud o garañón californiano con sonrisa de Mefistófeles, el gran donjuán que tenía que echar a las grupies de la cama en su mansión de Beverley Hills y que pachasco en el Madrid golfo no se come una rosa, al periodista le hace una pregunta ¿Aquí donde se folla? Y ahí tenemos al protagonista el bueno de Carlos Sancho corresponsal en Londres tentandose la ropa y palpándose los machos como los primeras espadas antes de decidirse a pasear a su amigo la estrella de la Warner Brothers y todo un león de la Metro por las barras americanas de la carretera de Barcelona. ¿Aquí donde se folla? Buena pregunta que resuena en todos los ámbitos - la técnica novelística creo que se llama anagnórisis y es un recurso de los novelistas de raza- y resonará mientras el mundo sea mundo y por mucho que Gallardón y doña Ana Botella y otros munícipes de estrecha bragueta pero de doble moral quieran ponerle puertas al Campo, hasta el Valle de Josafat. Es el “voglio una donna” de Fellini en la secuencia triunfal de una de sus películas. Un loco subido a la copa de un árbol pegando voces diciendo que quería una mujer amenazando con no bajar nunca si no se atendía a sus reclamaciones. El enfermero jefe del nosocomio trae una escalera y hace trepar por ella a una monja enana, coja y horrible, ahora verás y el tío se calma oye. Pues Jack Nicholson igual que uno de los pobres diablos que en Madrid, en Moscú o en Berlín y a los que los ingleses llaman johnies que se van de putas.

Aquélla noche de farras sella el principio de una gran amistad. El actor le envía a Carlos Sancho todos los años por Navidad recordandole no solamente aquella noche que se fueron de picos pardos a la Costa Flemming sino la otra en que unos gitanos en un tablao flamenco de Córdoba estuvieron a punto de pincharle con la poderosa pues Jack con unas copas de mas había cometido la temeridad de tocarle el culo a una bailaora, lo que entre la gitanería es un crimen de lesa majestad que se paga con la muerte porque a las gitanas les está vedado el amor libre y no pueden acostarse más que con su marido.

Contrasentidos de nuestra existencia. Amilibia que tiene el RH como Dios manda y los cojones en su sitio pues eso nunca les faltó a los vascos, excepto a esa peste etarra que mata por la espalda cosa que nunca harían los verdaderos vascos, tuvo que salir de naja de Bilbao, lo mismo que de Córdoba con su amigo Nicholson huyendo por pies de la cabritera de un gitano celoso. Los polimilis habían puesto precio a su cabeza a él que es vasco de quinta generación y vasco hasta las cachas en su manera de ser y de contar. En su compañía a uno le entran ganas de entonar un zortzico o cantar alguna canción carlista de las viejas como El alcalde Aguigorriaga el que sabía tocar el chistu tenía mucha ilustración y todo el mundo le dice que se llama Pantaleón. La cosa tiene tres pares de perendengues pero son contradicciones de nuestra época nada racional.

Emilio Romero lo acogió en su periódico donde llegó a ser con Raúl del Pozo, José Luis Navas, Homero Valencia, Hermida, Cancio, Julio Camarero, Pilar Narvión, El Butano más agarrao que un chotis y de los que nunca te pagaba un café por eso es millonario claro y otros una de las mejores plumas de aquel diario Pueblo de feliz memoria. Yale era otra de las firma galanas. Tenía buen bastón en el pleno sentido de la palabra. Para rematar las faenas como queda demostrado en esta novela donde le echa una mano un amigo por entonces no había Viagra pero se pegaban gatillazos un poco menos que ahora eramos más jóvenes y remata la faena donoso campeador.

El jodío cojo otro que tal. Yale no alcanzó nunca la categoría de caballero mutilado pues había peleado en la trinchera de los del rabito y no en el bando vencedor me parece y el Emilio que también llamábamos medio pulmón pues andaba de la caja cambios mal y algo escorado le dio un puesto en la plantilla. En aquellos tiempos del Gran Romero no hacía falta ejecutoria de hidalguía. No había rojos ni azules todos eramos un todo ni vencedores ni vencidos ni winners ni losers. Bastabacon escribir medianamente y tener buen olfato informativo..

Raza de conquistadores la noticia en el corazón aquellos prohombres pioneros de la información y acaso de la literatura porque han introducido una nueva manera de contar historias, adelantados de un mundo feliz [¡qué ironía! Huxley tenía dos copas de mas cuando escribió A Brave New World] o poseídos por el morbo de la tinta impresa ese duende de las imprentas que ha envenenado nuestro organismo más que el tabaco hasta morir abrazados al tablero de nuestro ordenador ahora y antes a la “Olivetti” que a veces emitía quejumbres de mujer en trance de parto o dulces melodías del escritor que se sienta a hacer un ajuste de cuentas con la vida. A veces sonaban como estruendo de ametralladora o andanadas de un paco. La queríamos como una novia. Johny cogió su fúsil. Y Santiso su cámara. Amilibia su ordenador. Suena el teléfono. No lo cojáis que puede ser una noticia y entonces las noticias eran verdaderas bombas. Algo inesperado, no como ahora donde todo se ve venir y donde Matías Prats repite catástrofes tremebundas y acontecimientos terribles que se escuchan como quien oye llover. Hemos perdido un poco la inocencia. Los telediarios se parecen día tras día como un garbanzo a otro garbanzo. No nos conmueven. Puede que se trate de una táctica del Gran Cofrade del Ojo que todo lo ve y la Oreja que todo lo escucha para dominación. Las masas se dominan por el miedo y aquí la gente está crispada sí pero amedrantada. Y no hay cojones.

El retrato de aquella época tal como la vivimos le ha salido guay. Mucho mejor que cuentame. Un friso perfecto pero lo que más me admira es la valentía de Amilibia para contar el trance por los que algunos de nosotros hubimos de pasar. Se te cerraban todas las puertas. Palmaditas en las espaldas. Oye ¿dónde escribes? ¿adónde estás? Un día de esto te llamo y comemos. Las editoriales te devolvían los originales con la misma retahíla de siempre: nos ha impresionado su novela pero sin discutir su gran valía sentimos mucho no poder incluirla en nuestro catálogo. Una vez estuve a punto de quemar las filacterias como ese judío de una de las novelas de Phillip Roth sobre el judío que llega a Nueva York ciudad pagana y le entran ganas de echar al fuego los libros santos y los paños de oración. Una mano lo contuvo. Los profetas no se suicidan pero mueren en el ecúleo o son crucificados también es verdad. O les meten un tiro o les dan una paliza o le follan a la parienta o le meten caña por todos los lados. ¿Que queréis más? ¿Darnos por culo? Hay que seguir adelante con la cruz a cuestas aguantando la marea o siete plantes de metralla en el cuerpo y avanzando como en la Legión.

La denuncia y el reto que se plantea en El Amigo de Jack Nicholson sigue ahí: somos supervivientes de un mundo aterriza como puedas de las Hermida Girls y de los Ansón Boys porque aquí no es sólo Polanco el malo de la película oiga. Creo que ha habido otros peores, los embozados de la Derechona terrible que como me decía a mí una vez Luis Fernández Villamea prefiere entregar un hijo a dar una finca. No es esa Derecha de Fuerza Nueva sino otra más subliminal, sutil, la que nos puso contra las cuerdas. Del agua mansa me libre Dios. Eran los de la palmadita en el hombro y el a ver cuando comemos oye que por la espalda decían pobre chico, está acabado, es un borracho. Para que te dieran un trabajo en un periódico dice Amilibia tenías que ser una tía cachas capaz de hacerle un francés al jefe y un griego al productor. O ser un barbilucio algo maricón. La mamada una agnición elíptica con la que se caracteriza al pobre Carlos Sancho, ex corresponsal en Londres, ex periodista, casi un ex hombre como diría Gorki. Hay que ser joven, apuesto, sin un adarme de grasa y a nosotros se nos insinuaba la panza y tener en lugar de cabeza un cohombro, escribir mal contando lo evidente para que te dieran la columna soñada o un cargo. Y yo añadiría el ser renegado de tus convicciones, abjurar de tus principios más sagrados. Horcas caudinas. Si eres un gilipollas te publicamos la novela. Si no a la puta calle. Tiempos de la mamada y la mamandurria. El signo de la Bestia. ¿Quién aplastará la cabeza de la Culebra? ¿Quién va a luchar contra el poderoso Dragón? Y Lara como un gran Buda alegando su condición de legionario y de vendedor de libros a domicilio amasó fortuna en la Transición.

Amilibia es rotundo y deletéreo contra todas estar lagartas que han copado el mundo de la información. Las reinas de las mañanas. El morbo. Lo banal, lo venusto y lo sicalíptico. “Antes teníamos la Clave de Balbín que era un coñazo pero por lo menos daba altura a esta profesión”. A Brave New World. Gran Hermano nos vigila. No puedes pensar por tu cuenta. No te es lícito. Sin embargo, aquel falangista al que fusilaron un amanecer, grito que yo escuchara y no era delírium tremens como me advirtió el Ruli con su “sonrisa de hiena”-le clavaste en una frase Chus- en un velador del Gijón pronunció una frase que se oyó como un clamor de combate.

-Chupándomela.

Es lo que dice siempre un español cuando se enfurece. Este grito es recurrente en la novela que trata de reflejar una época, la de la Gran Mamada. Sólo nos queda montar un chiringuito en Villaponte, como Carlitos Sancho o retirarse a un convento. El bar de Villaponte es el “Beatus Ille” horaciano de qué descansada vida pero no piensen ustedes eso. Pueblo chico infierno grande. Aquí todo se sabe. Hasta los pedos que te tiras los escucha tu vecina. Nuestras vidas están en escaparate. Vivimos en una sociedad transparente y de cristal. En Villaponte que puede ser el Escorial, Villalba o cualquiera de las ciudades dormitorio del cinturón de Madrid conoce a Patricia una estrecha que resulta luego una cachonda mental. Le daba morbo tocarle la entrepierna al corresponsal y hacerle una paja por lo bajini. Luego llega a ser una gran actriz. Otro personaje femenino Sara, la hija de casa rica y niña de familia catalana, educada en colegio de monjas y de esas que elegían los buenos partidos y tasaban los novios con regla de cálculo, da en ninfómana. El protagonista encuentra a su mujer en la cama con su marido y para colmo la madre a la que tanto venerara Carlitos resulta que era una bollera y un día que va al cementerio a poner flores en la tumba de su madre se encuentra allí a la que había sido su pareja durante cuarenta años. En fin, el sexo es aquí un recurso alegórico, un punto de referencia casi humorístico con los que el autor trata el friso de su galería de caracteres.

Los turistas japoneses empiezan a llegar cámara en ristre y el amo del local Carlos Sancho a contar sus noches de farra con la Estrella de Hollywood. Jack Nicholson que estás en los cielos. Esto es el no va más. El juicio de valor, inapelable. Toda una novela llena de buenos gags como les gusta a los scriptwriters de las poderosas internacionales del cine y acción que se desarrolla con movilidad en flahback. Encuentro, sin embargo, poco logrado y tratado sólo al pasar la vida de Carlos en Londres pero su escapada a Hollywood donde Jack Nicholson pone a disposición de su amigo una gran suite en su palacio de Beverley Hills, un Rolls y una choferesa que le abanique lo encuentro mucho más real. La segunda parte sobre todo ha sido escrita con prisa o al menos es la impresión que me da. Pero ya digo las cien primeras páginas son impresionantes. Oiga aquí donde se folla. No hay policía. Latiguillos que suenan en toda la película porque leo y parece que estoy sumido en la butaca de un cine viendo una cinta maravillosa.

Con respecto a la cita sobre la cautela en materia sexual creo que lo que dijo don Camilo Alonso Vega fue: “Mi querido amigo, si no puede ser casto sea cauto”. El contexto que se da es otro.

Por el escenario desfilan como por el teatro de un gran guiñol los grandes vaivodas del mundo de la información actual Polanco, Hermida, Cebrián pero Amilibia se guarda muy mucho de citar a Ansón que también es otro gran gurú del Establishment y un hombre muy poderoso cerca de la Casa Real. Lo comprendo es lógico. Con los garbanzos no se juega.

Otro detalle que me enternece y digno de resaltar es que dedica la novela a su mujer, Ketty Kaufmann, una gran profesional, bella mujer y la santa que le aguanta. Detrás de todo gran hombre hay una gran mujer y si no hubiese sido por estas mujeres que han estado a nuestra vera en medio de tiempos tan difíciles no se lo que hubiera sido de nosotros. A mí sin mi María José y sin el Cerillas del Gijón me hubiera colgado de una farola de Recoletos. Umbral también venera a su mujer, España. Queridas, las otras son las ermitas. Vosotras, la catedral. En este caso creo que falla la creencia de que las mujeres no tienen bandera y orillan a los perdedores. Éstas no; todo unas heroínas manteniendose a nuestra vera cuando vinieron mal dadas. No creo que se pueda achacar a Amilibia de misoginia. Lo que denuncia él es el gran puterío que se ha montado durante la Transición. El puterío mental. No el físico `porque aquí cada uno estornuda como Dios le ayuda. Este puterío es mímico del culto al dinero y la gran crueldad, la violencia deshumanizada que nos circunda.

Considero que el feminismo torcaz y procaz es una forma de terrorismo psicológico que trata de capar al macho, desplazarlo del poder, quemar las naves, hacer harakiri, rendir culto a la muerte, lo mismo que el uranismo. ¿Qué creéis que a estos mamones les importa un comino la violencia de género que denuncian cada dos por tres? They thrive on it. Es el nido donde incuba la Serpiente.

Amilibia puso el dedo en la llaga. Gracias, hermano. Y a ti Ketty al año que viene en Jerusalén. Siempre fui amigo del pueblo elegido aunque nunca me las di de sionista. Israel, la tierra prometida, prefiero fundarlo en mi corazón. No en un espacio físico. Y Dios ayudará. Me llena de esperanza que se publiquen libros como El Amigo de Jack Nicholson aunque sea por editoriales minoritarias. Nunca puede ser más negro el cuervo que las alas reza un adagio ruso. Y siempre que llueve escampa decimos por aquí.


Natasha and Andrei's Waltz: War and Peace (Война и мир)

Курт Сеит и Александра 3 Серия (Русский Дубляж)

Очаровательный Танец Любви - Курт Сеит и Александра 2 Серия

 TESOROS BIBLIOGRAFICOS DE LA CATEDRAL DE SEGOVIA


Mis enemigos me acusan de vivir en el pasado, yo tengo un pasado presencial porque la historia va detrás de las ideas a la cual predicen y no postergan. Vivo en el presente sin olvidar lo que dejamos atrás. La historia es maestra de la vida.
 Es el cornisamento de la arquivolta los pliegues y circunvoluciones del ir y venir. Hace unos cuantos lustros y de la mano del archivero don Hilario Sanz un sacerdote de feliz memoria me perdí en el abismo que guardan los fondos seculares del Tesoro Cardenalicio. La iglesia siempre propuso el arte como una palanca de mejora de las costumbres y elevación de las conciencias mirando al cielo (filocalía) alejándose de las cosas rastreras de la tierra. La pintura y sobre todo la música son la medicina del alma. Encontré “Vergel del consuelo filosófico” de Boecio inscrito en catálogo el 21 de febrero de 1497 embonada con piel de carnero tapas de fierros mudéjares.
El Liber Decretalium del papa Bonifacio VIII.
Tractatus de judiciis et tortura reorum mortis de Bruno San Severino. Son suplicios que hoy están excomulgados por su fuerte implicación medieval. Eran frecuentes en los pasados siglos. Ahora bien, los hombres siguen torturándose unos a otros psicológicamente
Manual de los sacramentos de la iglesia segoviana. En el rito segoviano quedan desinencias y oraciones litúrgicas procedentes del antiguo misal hispano visigóticos que algunos denominan mozárabe.
Un incunable De antiquitate judeorum por Flavio Josepho. 1380
El libro de los acueductos por Sextus Francus.
La Santa Hermandad disposiciones disciplinarias, obra con data fundacional de los que llamaban mangas verdes 1486. Se cree fuera su autor el duque de alba Fernando Álvarez de Toledo.
De vita beata obra del alumbrado Juan de Lucena 1483 en el que se incluye un dialogo entre Juan de Mena el marqués de Santillana y el converso Alonso de Cartagena recién bautizado y preconizado arzobispo de Burgos. Libro interesante puesto que exalta la preeminencia del cristianismo sobre las otras dos religiones monoteístas. Pablo Santamaría antiguo cohén o alcalde  de la aljama burgalesa y recién convertido escribe el prologo.
Alonso de Madrigal todas sus obras que ocupan diez estantes. Incluye los escritos de este fraile dominico que llegó a alcanzar la mitra de Ávila sobre san Mateo año 1491 y El veto contra los judíos tridentinos o padres que hablaron en el concilio de Trento a favor de los conversos”.
Obra bellísima fue (yo lo tuve en mis manos) el misal del obispo Arias Dávila. Los misales y devocionarios personales eran muy apreciados en la Edad Media.
Petrarca tiene un libro en estos plúteos venerables del cabildo segoviano: “De remediis utriusque fortunae” que se tradujo al castellano como tratado sobre el tiempo de tribulación.
Sin consultar estos libros no se puede entender el tiempo de los Trastamara con la importancia que tuvo Enrique IV el rey segoviano protector de las letras y las artes al cual tanto calumniaron los nobles conversos.
Hay un libro de medicina que trata sobre pandemias “De preservatione et curatione pestilentiae 1499 por Petrus Pintor. Si se reeditase a día de hoy lograríamos un bestseller.
El obispo de Astorga y de Segovia Ruiz de Medina, publicó una loa al papa Alejandro VI.
Teología Naturalis de Sabunde libro condenado al fuego por la Inquisición pero que la catedral de Segovia preservó un ejemplar. La Vida del anima del mismo autor  fue puesto en el índice por el inquisidor asturiano Fernando Valdés.
Paulo de Santamaría (Salomón Ha Levi) escribió Escrutinio de la Escritura. Después de abrazar el cristianismo y de renegar del judaísmo alcanzó la mitra de Burgos
En el folio 170 se guarda un grabado del escudo del obispo Arias Dávila, preceptor de Juan II y hombre muy principal. Fue el primer español que echó mano de la imprenta para publicar los Sinodales de Aguilafuente en 1478. Moriría en Roma adonde viajó para obtener el respaldo pontificio del papa en las luchas que hubo entre los linajes segovianos de cristianos viejos y conversos.
De Giacomo Savonarola consta un texto “Triumphus crucis”. El dominico moriría en la hoguera por su enfrentamiento con el Vaticano.
El sinodal de Aguilafuente se celebra en ese pueblo segoviano la semana primera de junio de 1472 durante el pontificado de Juan Arias Dávila el obispo judío que quiere reformar su curia. Los sinodales imparten normas para el clero sobre el recato y modestia de su vestimenta. ”Que no se fagan juegos de cañas ni haya cosas deshonestas en los atrios parroquiales por Navidad”.
 Los curas han de vestir sotana y llevar tonsura. Que arda dentro de los templos la lámpara del “·Corpus Dei”. Un sacerdote no ha de portar armas ni encastillarse en pendencia. Una norma que no cumpliría este bien obispo.
La torre de los Arias Dávila es una de las más señeras de la ciudad y desde ella se defendían sus partidarios para dirimir diferencias con los Bravo y los Coronel, alcurnias segovianas de prestigio y también de extracción conversa. Que se llevaban mal. Eran luchas intestinas por el poder. El merito de estos sinodales es que se trata del primer libro impreso en España por un tal Johan Paris un impresor ambulante que recorrió castilla cargado con sus cajas de tipos y sus chibaletes. Puede decirse que la letra impresa nació en Segovia y que nos marca un poco a los segovianos no sé si para bien o para mal. La textura del sinodal es papel agarbanzado fuerte y verjurado adornado al frontal de los capítulos con culos de lámparas y motivos ornitoideos, zoográficos y antropomórficos.
Otras perlas reseñables en depósito son la Vida de Jesucristo de Cisneros, la “Historia de Nuestra Señora del Henar” por Baca de Haro, el “San Frutos” de Calvete obra de 1610 en la cual se escribe que Segovia fue fundada por Hércules y cristianizada por un obispo visigodo san Hieroteo. Hay un método racional para curar sabañones, un Fray Gerundio del Padre Isla y por supuesto el Dioscórides de Andrés Laguna obra en que me he basado yo para atisbar en este médico segoviano la autoría del Lazarillo de Tormes que él no quiso revelar por miedo a la inquisición dado su estatus preeminente como médico del emperador Carlos V,
Cítennos por fin un San Miguel Arcángel escrito por un fraile exaltado que llama al divino Miguel protector de Iglesia y Sinagoga “Alcides del Cielo”.

La biografía de Sta. Teresa de Jesús del padre Francisco Rivera natural de Villacastin que data de 1590. Los jesuitas fueron los postulantes del patronato  y protección sobre España de la mística doctora en detrimento de Santiago. Las dos Españas siempre blanden sus espadas incluso por las cuestiones más nimias y menos relevantes. Un franciscano Alonso de Espina publica una invectiva “Contra Judíos” (seguramente era otro exaltado converso) en 1511

2025-10-21

 VENIVOLANS ERA UN ESPIRITU PURO

 

El cuervo del jardín abandonado frente a mi ventana del gran hospital se movía para adelante y para atrás, volaba alto hasta donde vuela el cóndor o rastrea las interioridades infernales con pasmosa agilidad pues ya se sabe que cando el cuervo vuela bajo hace un frío del carajo, pero Venivolans era mucho más: un espíritu puro. Capacidad tenía para traspasar paredes sin hacerse daño y atravesar el cristal sin romperlo ni mancharlo o sumergirse en el agua de los ríos como la gallinita ciega y quedarse parado en el aire imitando a la oropéndola. Durante los cuarenta días y cuarenta noches que duró mi convalecencia tras la operación me crascitaba mensajes. Lo sabía todo de mí. Con sus dotes de bilocación podía volar al centro de Madrid y una mañana, pocos días antes de que la doctora Zapata me diera de alta, cuando yo estaba en el sopor de la duermevela de la matinada oigo que pican a la ventana. Y  oigo una voz que me dice:

─ Despierta gandul que hoy vamos de excursión.

 Y me cogió por los cabellos como a Tobías ─-no por los cabellos, la que volaba era mi alma─ 

Yo en ese momento creí que había llegado mi hora pero Venivolans me consoló diciendo que aún me quedaba tiempo, que a la tarde me darían de alta. Y con la velocidad del rayo me llevó al centro de Madrid al paseo de Recoletos. Nos quedamos parados ante el ventanal del Café Gijón. Habían echado el cierre. El establecimiento había sido vendido a los americanos. Donde era nuestro abrevadero, nuestro bebercio espiritual en las noches de vino y rosas, ya no habría más resacas. Allí pondrían un banco.

 Una persiana metálica me impedía ver el velador donde yo me sentaba.  Contemplé el lugar con nostalgia.

Retrocedí por el paso de cebra y di unos pasos por el bulevar. Allí vi a un vagabundo, tirado en el suelo el pelo, desgreñado, atado los pantalones con una cuerda, amarrado  a la botella, como todos los náufragos del sistema y esa mirada perdida ese continente en desilusión que tienen los alcohólicos. Era Matías. Saludé.

─Buenos días, señor Sigüenza

─Buenos días, don Verumtamen.

─Coño. Me reconoces. ¿Que pasó. Matías?

─ Como no le voy a conocer.  Fuimos los dos seminaristas, había fraternidad de armas. Entonces dolor de atrición eran dos cosas diferentes.Hoy son lo mismo. Ha muerto la teología y duermen en el Averno los filósofos el sueño de los justos. Se acabaron las mujeres y sólo nos queda el vino. Usted no sólo fue el mejor escritor que se sentó en esos bandos, también fue el más espléndido, el que dejaba propinas y nos trataba con largueza señorial a los camareros. Me despidieron. Cerraron el establecimiento. Un día pillé a mi mujer en la cama con otro, les pegué tres tiros. Siete años de cárcel. Perdí la casa, los hijos y estoy en la puta calle. Es donde quieren que estemos esos putos judíos.

Sus palabras dieron pábulo a mi indignación y empecé a recordar aquellos tiempos cuando el Gijón era mi refugio espiritual, cuando Matías vestía la chaquetilla blanca con galones rojos y era todo un profesional modélico. Un pincerna exquisito, que jugaba a la no presencia a la hora de servir. que lo veía todo,pero daba la sensación que no se enteraba y aguardaba con discreción a aquellos ministros que se reunían con sus queridas en el reservado de los sótanos del establecimiento, un túnel que llegaba hasta el palacio de Buenavista donde algunos se fumaron buenos vegueros y se tiraron a las tías más buenas de todo Madrid: solteras y casadas. El que escuchó proclamas revolucionarias y el que enjugó tantas lágrimas de literatos fracasados. Para ser un maître hay que tener buenas piernas, ojos de lince, paso de lobo y hacerse el bobo. Es una gran profesión del poder servir. Matías llevaba dentro de sí a un seminarista y a un guardia civil. Por eso no se anduvo con chiquitas. Mató a la parienta y a su amante. El honor sólo se limpia con sangre.

 ─Bueno, Matías, ahora soy yo que vengo del hospital el que te dice que no bebas. Deja el traguillo. ¿Te acuerdas?

─Sí. Tú eras un buen amigo

Cogí el cartón de tetrabrik y lo arrojé a una papelera. Me quedé sin palabras ante el viejo camarada. Di un grito:

─Arriba España

Y me fui