VIRGILIO LA ENEIDA
Uf qué calor. Los espondeos y yámbicos de Virgilio
refrescan el coleto. Corre en ellos la brisa juvenil
En este largo poema que el poeta mantuano tardó en
escribir once años se espejan y
determinan los valores de los romanos.
Arma virumque
cano así empieza y yo vuelvo a ser un estudiante de retórica en las clases
de don Valeriano.
Es la narrativa de la destrucción de Troya mientras
se añora el pasado que no volverá. En las cauponae o tabernas de la via
Apia bebo el vino de Salerno y gozo de las delicias de Ceres, Venus y Baco
recreándome del numen y el estro del maestro de los escritores humanistas.
En las Églogas Virgilio narra la vida rústica
del campo costumbres y donaires que la vida ha borrado pero el hombre y la
mujer siguen idénticos, inclinados a las demandas de la naturaleza, el amor, la
ambición, la traición, la guerra.
Mientras en. la Eneida cuenta una tragedia. Son las mismas pasiones que
afligían a la humanidad hace veinte siglos.
Troya no fue destruida con bombas racimo como
quieren destruir Rusia los norteamericanos sino con dardos.
Los hoplitas tenían mucho más cojones que los
soldados de fortuna norteamericanos que operan hogaño en Donbass, armados hasta
los dientes y con armas nictálope para disparar en la noche. La Eneida traza el
cuadro de la mentalidad de aquellos
etruscos que libaban incienso a los dioses lémures y penates, radicada sobre cuatro pilares:
-
virtus (valentía)
-
paciencia y
longanimidad frente a las adversidades
-
justicia dar a cada
uno lo que le corresponde
-
pietas amor a la
patria y a las deidades sincretistas.
Un quinto pivote sería el“genes” (la familia) la estirpe y también
la humanitas sería la guinda colofón. Lo contrario de humanitas es inmanitas
(crueldad) que es lo que nos están demostrando Biden y sus secuaces.
El libro es
un canto y un conjuro contra las malas artes del Laoconte constreñido de pies a
cabeza por las arillas de la serpiente (el mal).
Los troyanos se sembraron su propia ruina y
desolación al meter entre sus muros aquel caballo de Troya. Ese caballo de
madera sigue cabalgando en Ucrania hoy. Una zeugma que en griego quiere decir
yugo. Estamos dominados bajo un yugo invisible. Caemos en el lazo. Malos
presagios. Omina. Las ardides de la serpiente torturan al Laoconte. Lo
anticipó el mantuano dos mil años atrás. El sacerdote de Apolo pereció ahogado.
Quiero de decir Lacoonte.
Escuchamos a las sibilas a lo largo de los versos
entreverados con melodías de sirenas. El ser humano cae siempre en la misma
trampa.
Los versos de
la eneida suenan como golpes de hacha mientras Casandra perora desgracias y
hecatombes. Eneas se despierta para ver Troya envuelta en llamas. Se derrumban
las estatuas del lectisternio. En Roma obispa un Papa iconoclasta que quiere
quemar la nave de Pedro. Eneas se lanza a pelea dispuesto a morir matando.
Actualmente nos sentimos aterrados por esas Eumenides, las diosas de la maldad
y la venganza que asuelan las redes. Tenemos miedo. Sopla en el rostro Boreas
que es el viento de Aquilón. Un aire maligno peor que el terral y el cierzo
portadores de la gripe y cualquier enfermedad.
Barruntamos cosas desagradables; unos se refugian en
el escapismo del alcohol, las quinielas, el sexo, el futbol, y otros acuden a los templos. Queman incienso
a los dioses pero las deidades patrias están mudas o se han vuelto de un
aterrador cinismo. También los santos se encogen de hombros o no quieren saber
nada.
Nuestra
climatología está en peligro. El automedonte no arrea los caballos, se quedó
dormido en lo alto del pescante. Ha perdido el rumbo, también la tralla.
No se atreve
nadie a salir de casa. Los atrios, los peristilos y los “cavaedium”
(patrios) están vacíos. En el hogar no arde el fuego sagrado. Las vestales han
abrazado la carrera y se hicieron chicas de alterne.
Nos agazapamos en el Agger (trinchera)
tratando de sobrevivir como podemos.
Anquises
padre del héroe llora en la oscuridad pues el Este es el sitio de la luz y el
Oeste las tinieblas. Las Hespérides son la tierra de la oscuridad, pero Cibeles deorum genitrix (sigue
siendo la madre de los dioses) Virgilio fue el primero en rendir culto a la
Virgen María y anunciar la llegada del Redentor según los antiguos.
El libro acaba con un canto a Lucifer, sin embargo,
Lucifer el ángel caído es la estrella de la mañana. ¡Qué cosas¡
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