2025-01-05

una estampa de las trincheras en. la primera guerra mundial

 ALEJANDRO ARNOUX CABARET

 

 

Mnuel Azaña tradujo esta obra y se muestra como eximio escritor supo sacarle las vueltas al castellano extrayendo estampas de la primera guerra mundial de una elegante prosa de este escritor francés. Arnouz pasó por humorista pero era un lliterato vivencial parisino cien por cien. El cabaret  aparece como un local cuadra cargado de botellas duelas y toneles mucho humo de tabaco y gente que va a pasar el rato para olvidar los rigores de la guerra. Se monologa, se charla, se rumian los pensamientos. Soldados campesinos que se enfurecen al ver cómo la artillería destroza los trigales. “Somos de la Beuce” culos de tierra. Desde las alambradas de enfrente tiraban los boches. La narración a saltos parece disparatada pero es congruente al mostrar las incongruencias de aquella hecatombre en Arras, en la Marne, el Somme, Verdun en Flandes. En los hospitales de sangre a los heridos nos trataban a cuerpo de rey dos vasos de aguardiente como el Papa. En Europa se organizó la gran carnicería. “Lo principal para la guerra es la moral y la moral no se fabrica en los periódicos con tinta de imprenta y discursos patrióticos: hacen falta artillería y cocina”… no es lo esencial tener razón en la guerra lo que hay que tener es suerte… los artilleros antes de entrar al cabaret mearán en la tapia de la iglesia mientras canta el cura, son gentes pesadas que se enredan con el peso de sus espuelas y recuerdan siemre a las ruedas de sus armones. La guerra es una borrachera. Se bebe el champán del absurdo… soy recto como un junco, franco como el oro, no quiero nada con los jesuitas. La artillería y la infantería en el cabaret se lian a mamporros por cuestiones de honrilla mientras pellizcan a las mozas y les dan palmadas en el trasero 

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