LOS SESENTA NOVICIOS AGUSTINOS DEL SEMINARIO DEL ESCORIAL ASESINADOS EN TORREJÓN DE ARDOZ EN NOVIEMBRE DEL 36
Memoria histórica… puaf. Habrá que perdonar pero nunca olvidar. Siguiendo la tradición de este blog de recapacitar sobre nuestro pasado y para que con las glorias no se nos vayan las memorias- Porque los hechos son tozudos y no admiten réplica- el régimen republicano se manchó las manos de sangre cuando Santiago Carillo, el mismo que hemos visto estos días alzando el puño y asistir a la manifestación multitudinaria del sindicalista Camacho, con su gabardina de corte americano y su buen ver pese a sus más de noventa inviernos, cometió un crimen horroroso. Sesenta jóvenes que se preparaban para el sacerdocio en el Colegio Imperial de los agustinos fueron sacados a la fuerza del recinto escurialense en agosto de 1936 y en una saca multitudinaria fueron fusilados en Torrejón de Ardoz.
El Padre Félix García, a la sazón sacerdote casi misacantano y que sobrevivió a la masacre, cuenta la historia en su libro de poemas Roto casi el navío escrito en la cárcel Modelo sita donde hoy se emplaza el Ministerio del aire, donde estuvo condenado a muerte y compartió celda, Melquíades Álvarez, con Ramiro de Maeztu, con el falangista Aznar y otros y el padre Monedero que era el prefecto de novicios. Entresaco algunos pasajes de los poemas:
Fueron sesenta los mártires. En una tapia del cementerio de Torrejón de Ardoz las ametralladoras enfilan al bando de sus cabezas. En el cielo de noviembre brillan ya sesenta estrellas. Cabe el solejar escurialense el convento quedó lleno de ausencias… Desde el Guadarrama azul bajan voces plañideras y un inmenso De Profundis por las bóvedas resuenan. Que en el templo no salmodian ni hay en el colmenar abejas ni en las lámpara aceite ni en la noche almas en vela. A los monjes se los llevaron una mañana siniestra. El templo quedó sin alma, sin vida la fortaleza sin textos la biblioteca y las tumbas sin osamentas… Escorial guadarramero que ayer todavía eras la Jerusalén de las Españas, la proa audaz que abrió en el cielo su huella… fue en agosto el acarreo y en noviembre fue la siembra. A la vera de los monjes van los hoscos centinelas armados de odio y blasfemia… allá en Torrejón de Ardoz contra una tapia siniestra maniatados los apiñan como se apiña el grano maduro. Dios va a coger su cosecha. Los monjes de dos en dos todos al cielo se acercan". El poema menciona al padre Monedero que murió bendiciendo a sus verdugos. Creo que fue canonizada por Juan Pablo II. El caso es calcado de lo sucedido durante la revolución de octubre del 34 en el Oviedo donde de la misma atroz manera fueron asesinados veinte seminaristas. Lo hemos narrado en un post de este sitio de Internet. Y lo acontecido con los pasionistas de Turón, en Solsona, en el convento de Carmelitas de Guadalajara donde además de asesinadas algunas monjas fueron violadas. y en tantos y tantos demás sitios.
Usando la bella simbología del padre Félix García el firmamento español brillan o deberían de brillar con luz propia cerca de 15.000 estrellas. Bien es cierto que ahora la política en la Iglesia Católica española es, si no olvidar, al menos sesgar, obviar pasando como de puntillas por aquella etapa siniestra. Se cometieron muchas barbaridades por ambos bandos pero seguramente si pusiéramos en bascula el peso de aquellos delitos la balanza se inclinaría del bando rojo. El autor de este poemario con palabra vibrante no culpa a la chusma sino a los logreros de la política de sombrero de felpa y de cuello duro, los burgueses desaprensivos que incitaron a las masas y la situación se les iría de las manos hasta acabar en una auténtica verbena de odio. La segunda república fue un fracaso total de los políticos y del corrupto parlamentarismo español. Más o menos como ahora.
Del padre Félix García recuerdo sus magistrales terceras en el ABC de Torcuato Luca de Tena. Era el capellán de los literatos de Madrid y tuvo amistad con eximios hombres de letras (Azorín, Ortega, Pérez de Ayala, Baroja al que intentó confesar a punto de morir y con el mismo don claudio Sánchez Albornoz con el que se carteaba en los tiempos más crudos del exilio que fueron los años cincuenta). Su prosa era ática y clásica. Pero este libro escrito por alguien que estaba en capilla y aguardaba que lo sacaran al patio para ser fusilado como tantos presidiarios de la Modelo alcanza un patetismo sin comparanza en gran parte de la literatura española. "Roto casi el navío" me recuerda en algunos de sus trancos al "Cero y el Infinito" de Arturo Koestler que tambien estuvo condenado a muerte en una cárcel de Sevilla de los franquistas y que salvó milagrosamente. Creo que el mejor de los poemas es el titulado "Misa de Navidad" en el que canta una Misa del Gallo tétrica en el cual el autor, siendo el preste, siente la misma emoción de su primera misa cuando a la hora de alzar piensa que aquella consagración puede ser su eucaristía postrera pero baja el Niño Dios a unos corporales que no eran sino el pañuelo de uno de los asistentes a la ceremonia que sería fusilado nada más terminar aquella liturgia tétrica celebrada con luces apagadas y en que los rezos eran murmullos arrebozados en el llanto. Ante este libro descatalogado he tenido oí Día de Difuntos una piedad infinita y mis preces se elevan por los caídos de aquella hora. Comprender es perdonar. Comprender es olvidar pero no conviene del todo olvidar sobre todo cuando ZP se está dedicando a exhumar fosas para contar a los españoles sólo una parte de la verdad
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