2022-12-14

 

SOLZHENITSYN Y EL ASESINATO DE LA FAMILIA IMPERIAL

 

 

ALEJANDRO Solzhenitsyn Nació el 18 de julio de 1918 el mismo día en que un comisario judío Abraham Yurovsky ejecuta la orden de Lenin de ejecutar al zar a su esposa la emperatriz y a sus cuatro hijos. Rusia ha peregrinado conmovida a los fastos de la conmemoración en Sverdlok la ciudad de los Urales donde Boris Jeltsin siendo presidente del soviet local mandó exhumar los cadáveres y trasladarlos a la catedral de Petrogrado. Un rayo profético ilumina pot fuerza de ka casualidad o al husmo de un enigma ilumina la obra del autor del “Primer Círculo” y “Pabellón Cáncer” que pasó tres décadas en Siberia y al que en occidente se le celebró como el narrador de los gulags. Aquí trató de convertir a Solzhenitsyn en icono del antiestalinismo pero esta retórica vociferante tiene poco que ver con el escenario.

Alejandro Isaevich Solzhenitsyn era un profesor de Física y Matemáticas que reclutado por el ejercito Rojo alcanzó el grado  de Capitán de Artillería y participó en el ataque a Berlín. Venía de una familia judía de Kislovdosk.

 La propaganda oficial refiere que su internamiento se debió a un artículo en una revista literaria con veladas alusiones al “padrecito”. Sin embargo, el motivo real de su deportación pudo deberse a que estuvo implicado en la “conspiración de los doctores”. Presuntamente un grupo de facultativos judíos trató de envenenar a José Stalin.

El amo del Kremlin  mandó fusilar a Beria el jefe de la NKVD y decreta la reclusión de los hebreos en una republica del Caúcaso. En cualquier caso el mensaje que emite en suis obras el autor de “Un día en la vida de Ivan Denisovich” sobre los “gulags” y los “Lager” alemanes es que las mazmorras, las gayolas, los penales, el presidio forman parte de la condición humana.

Ya lo decía el genio del idioma castellano Francisco de Quevedo todo en este mundo es cárcel la tierra es cárcel del mar, la vida cárcel de la muerte, el matrimonio es cárcel del amor. Y la libertad una entelequia en nuestros días mientras a los unos no se les apea del habla el nombre de Hitler y a otros el de Stalin lo cierto es que en nuestra España democrática caótica y supongamos que libre los gulags siguen a la orden del día. Gulags del pensamiento bajo el imperio de los poderosos medios de comunicación y los partidos políticos.

Juicio critico. Como escritor en Solzhenitsyn destaca como primordial el aspecto político y social. Su prosa es científica y su estilo de especialista en bío-cibernética suena como una ecuación llena de paréntesis donde retumban las carcajadas de un cinismo melancólico de un escritor enfrentado a su Destino (Sudbá), pasa del tema religioso. Piensa que el alma de la existencia es la ciencia y no las creencias.

 Aunque después de manifestarse ateo  en el campo de prisioneros, al fin de sus días todos sus escritos giran en torno a una preocupación eje: el renacimiento espiritual ruso. Un gigante de los valores cristianos y adalid de la Fe. Sabe que la vida es lucha, cuajada de trampas perplejidades e inconveniencias. Si novelística bebe en las fuentes de la utopía y del absurdo.

 No es un artista de la palabra al estilo de los grandes maestros rusos ni sus textos gozan de esa lisura poética de Bunin, Lermontov o Chejov. Escribe como lo que era un astrofísico o un matemático, pero  se esforzó por el inventario del palabrero en el que el idioma de Pushkin al igual que el español es señero.

Sólo aplicamos el 4 por ciento de las riquezas léxicas de nuestro diccionario y él era un enamorado del Dal que es en ruso el equivalente al diccionario de la RAE. También sentía pasión por los refranes e incorpora a sus escritos el gran acervo paremiológico del mundo eslavo penetrado de sabiduría campesina. Atacó a la Unión de Escritores de la cual fue expulsado. Solzhenitsyn acusa a dicha organización de corrupción y nepotismo, por dar a la estampa autores que eran una medianía y por mandar imprimir bazofia propagandística so color de literatura. “Una escritura que no se atreva a cantar las verdades del barquero y transmitir a la sociedad sus errores y que no sea capaz de vaticinar a su debido tiempo los peligros morales que se ciernen sobre ella no merece siquiera el nombre de literatura. A lo sumo debiera a ser calificada de pura habladuría.

Los libros que se publican son papeles de deshecho habrá que tirarlos a la basura” ( parece que se refiere a las novedades en los escaparates de nuestras librerías este año de 2018) se publica broza y paja y mucho autobombo, gatomaquia de cultas latiniparlas que son profesoras de inglés y tratan de alcanzar la fama literaria sin demostrar talento ninguno. 

Las ranas se suben a las barbas de Júpiter. Rebelión en la graja. Gruñen los verracos dentro del cobertizo. En un intento desesperado por montar a las marranas después de haber sido castrados por un veterinario inicuo que ha devenido en listero de las ideas, al son de la chifla del capador. Las letras son ya predio del gran contubernio anglosajón,

Muy agudo estuvo el escritor ruso en esta visión y eso que en España no hay una Union de Escritores al estilo soviético sino camarillas mediáticas dirigidas por la gran Marranería catalana.

Abrimos libros que nos causan sonrojo, otros nos aburren de puro adocenados. Irrumpió la telebasura y la literatura basura se hizo parte del invento. Sin embargo, muchos artistas miran conmovidos a Rusia el país de la resurrección, los perversos fusilaron a la familia imperial atroz asesinato pero no han conseguido erradicar del pueblo ruso su memoria. El gran politburó judío manda en España al conjuro de su máxima todo el poder para los soviets. Es la formula del 666.

Cada mañana nuestros informativos y los titulares de la prensa rácana de Madrid y Barcelona suscriben los diarios de la Bestia. La literatura (dicho principio lo dan de lado) tiene una función critica. No ames al adulador, fíate más del que impugna. Es un  viejo refrán ruso. Y una palabra verdadera pesa más que le mundo entero.

Pero el sistema sospecha de los inteligentes y eficaces y prefiere a las medianías. Solzhenitsyn fue galardonado con el Nobel en 1970 al que renunció bajo presiones de Leonidas Breznev.   

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