2025-03-31

MARICARMEN ALEMÁN ARTILES ¡¡¡ PRESENTE ¡¡¡ DOS AÑOS YA DE SU ÓBITO

 Funeral por Maricarmen Alemán Artiles en Villafranca del Castillo 

 

Celebrose en la tarde del 23 de febrero en la parroquia de Santa María Micaela el funeral por el eterno descanso de María Del Carmen Alemán Artiles. Oficiante el querido párroco don Enrique al frente de esta parroquia desde hace 28 años. Fue una ceremonia muy sentida al pie de la imagen de María Inmaculada que la finada amaba tanto con una foto de ella cuando era una joven falangista de Fuerza Nueva muy guapa. Junto a las de su marido Luis Fernández Villamea uno de los mejores periodistas que este cronista ha conocido. Y de sus hijos Pedro que leyó la epístola con voz clara y diamantina, de Antonio, de Luis que sigue la carrera del padre y ejerce el periodismo deportivo. Asistió también el alcalde don Luis Partida, de la Villanueva de la Cañada, siempre relegido, que a mi juicio funge como uno de los mejores burgomaestres que hay en España y otras personalidades. Ya he dicho que he sentido la muerte de esta mujer mi vecina como propia, casi era una hermana, el párroco don Enrique hizo una eulogía ensalzando las virtudes y padecimientos de la difunta que fue muy perseguida por sus ideas falangistas. El acto resultó sencillo humilde y emocionante. Se cantó el himno de España y la canción La muerte no es el final. Conocidas son las relaciones de Mai Carmen hija de uno de los pocos laureados del ejercito de Franco con las Fuerzas Armadas, todos sus hermanos han sido militares. Siento una fuerte emoción al redactar estas líneas. Descanse en paz que el Señor la glorifique y a nosotros nos perdone nuestros pecados. Requiem aeternam dona ei Domine et lux perpetua luceat en la esperanza de la Resurrección de la carne 

 

Jueves de la Ceniza 

jueves, 23 de febrero de 2023 

NIGRA SUM

 Nigra sum sed Formosa

filiae Jerusalem 

Negra soy, pero hermosa 

Me ama el rey salomón 

Soy la reina de saba 

La piel tostada 

Escucha mi canción 

Morena me llaman 

Yo blanca nascí 

El sol del enverano 

Me hizo ser ansí

CHAPIRÓN

 Llamando están a la puerta 

Ay quien será 

Ay Dios 

Llaman a la puerta y espero yo  

Al mi amor 

Ay por Dios 

Que todas las aldabas 

Repiquen alegres en mi corazón 

 

Mozas de Toledo 

Ya se parte el rey 

Chapirón de la reina 

Chapirón del rey 

Quedareis preñadas 

No sabréis de quien 

Chapirón de la reina 

Chapirón del rey 

 SUBULCUS SEBULCOR PORQUERIZOS Y QUIROMÁNTICOS 

 

Unos arqueólogos de Granada aseguran haber descubierto un sustantivo sin precedentes en la lexicografía hispana: sebulcus que quiere decir porquerizo, gañán de cerdos. La ignorancia y desidia en que han caído los estudios clásicos (en las universidades se odia al latín y es así porque Roma destruyó a los judíos y estos devuelven la pelota) abocó a la ignorancia de nuestra historia, porque en Hispania venimos de Roma y nuestra lengua nació del latín. El termino Sebulcus está contextuado. Varios campamentos emplazados en la calzada romana que une Astorga-Mérida-Tarragona reciben ese nomenclátor subulcus porquero. En la provincia de Segovia cerca de donde yo nací hay un Sebulcor (no confundir con sepulcros). Mis tatarabuelos venían de allí, de esta localidad emplazada a unas cuantas leguas de Sepúlveda (septem publica siete puertas). Los de Sebulcor ya no se dedicaban a guardar gochos como sus antepasados los soldados romanos, licenciados de quintas. Se especializaron en la medicina natural y las artes mágicas, siguiendo los predicados del marqués de Villena. Mi abuelo Benjamín al que llamaban "el judío" curaba las verrugas de la mano que se conocían como clavos mediante la imposición de manoshe aquí que estas excrecencias cutáneas desparecían gracias a sus ensalmos, y la recitación de una serie de oraciones que sólo se sabía él. Catarros y romadizos eran para Benjamín Galindo asunto concluido. Aplicando cataplasmas de romero y friegas. Y es que los nacidos en Sebulcor, toponimia romana de la mejor calidad, poseían el don de curar: que es un carisma derramado por el Espíritu Santo. Eran ensalmadores, quirománticos, encantadores, adivinos y, si se quiere, brujos. Enfermos de toda la provincia de Segovia acudían en tropel a los baños de Sebulcor y las parteras de allí eran muy solicitadas en todo el partido judicial porque no se les moría ningún niño. Es un extraño fenómeno (por el nudo al ovillo) el que suscita este nombre el de la existencia de una medicina basada en la farmacopea cuyo conocimiento era el privilegio de unos pocos elegidos. Eran los hechiceros, los magos de la tribu y de ese mundo los romanos, que sembraron toda la península ibérica de estelas funerarias para recordar a sus muertos, sabían algo más que nosotros 

 

viernes, 17 de marzo de 2023 

La batalla de Teruel, arriba ESPAÑA: PAPÁ AQUÍ SE TE HELARON LAS PIERNAS PERO SOBREVIVISTE. YO TE RECUERDO. HICE MIAS LAS IDEAS POR LAS QUE LUCHASTE PARA VENCER A LA BESTIA

2025-03-30

CUMPLIDA RESPUESTA A UN CURA QUE SE DICE CATÓLICO Y ES LA REENCARNACIÓN DE FRAY GERUNDIO EL DE CAMPAZAS AL CUAL GANA EN IGNORANCIA BURRIEZ Y MALOS MODOS

 Para Catholicus

Sí, dos carreras y seis idiomas, amigo mío, amante del latín, el griego la lengua hablada por Nuestro Señor Jesucristo, y el ruso que es el idioma que se escucharía en las iglesias, si ahora bajase a la tierra. Ciertamente, escribo a trompicones, tratando de contener mi ira contra estos pedantes curas predicadores a lo fray Gerundio de Campazas. Me bailan en los dedos las 24 redondas blancas y meto un gazapo. Sed de minus non curat praetor. Católico significa universal, so acémila, y la SRI se ha convertido en vaticanista por una serie de intereses creados. Muchos cánones y poco Cristo. Connivente con el poder. Ya no lucha contra demonio y carne. Anatema sit.

DIOS NO SE APARECE. ESTÁ. ES. LO DEMÁS SON SUGESTIONES PERSONALES. POR EJEPLO NO HABLÓ A ABRAHAM LE INSPIRÓ

SPINOZA ENCONTRÓ EN EL VIEJO TESTAMENTO CIERTAS INCONSISTENCIAS Y PALACIO VALDÉS SE MOFA DE LA CARCUNDIA POR ESO FUERON PERSEGUIDOS Y EXPULSADOS DE SUS SINAGOGAS

 RELACIONES DE PALACIO VALDÉS CON ESPINOSA

 

Benito Spinoza era un sabio sefardita creador de un sistema filosófico, el Naturalismo panteísta, del que parte toda la filosofía moderna: Leibnitz, Hobbes, Kant, Descartes etc, al que admiraba el escritor asturiano.

 “Yo quise ser filosofo como Baruj Espinoza pero derivé a novelista. Él era uno de los seres humanos mejores que han existido” declara don Armando en sus confesiones. 

Para mí escribir una novela era un asunto tan fácil y divertido como a cualquier tenedor de libros realizar una operación aritmética o al igual que para aquel buen judío de la sinagoga resultaba evidente que la creación es algo progresivo, una edificio que siempre está en obras, y que todo lo creado por Dios es bueno, bello, como debiera ser el hombre (panteísmo) y hay pasajes en la Biblia que no cuadran con tal aserción. 

La judería de Amsterdam calificó de herética dicha aserción y el buen Baruj fue excomulgado. 

Siguió trabajando en sus libros y puliendo el diamante que era el oficio, el de orífice, con el que se ganaba la vida fabricando anteojos de aumento. 

Espinoza cuya familia procedente de Espinosa de los Monteros en Burgos se acogió a la hospitalidad de Portugal tras el decreto de Expulsión de 1492, acabando en los Países Bajos que a la sazón era una provincia española adonde no había llegado el brazo largo de la Inquisición.

A Don Armando también le expulsaron de otra sinagoga la de la envidia y el rencor que lo calificó como señor muy de derechas. Aunque ironizase de los curas y de las monjas.

 Con la iglesia hemos topado Sancho. 

Si los textos de Espinosa exudan filosofía panteísta profunda los del novelista de Entralgo derivan hacia el humor y las ganas de vivir. 

Todo ello envuelto en una gran facilidad expresiva. Los dioses le dieron esa difícil facilidad de la cual solo disfrutan los genios. Esto es: clarividencia. 

Seres así, empero, parecen cometer el crimen de ir por libre y pensar por su cuenta.

jueves, 23 de mayo de 2024

 

 

2025-03-29

 La sala numero seis fulgurante, terrible, profético chejov

 

Nuestro destino no está escrito en las estrellas como creían los clásicos. Guardan los designios particulares y generales de la humanidad algunos libros que son más proféticos que los del VT. En sus páginas alienta una pulsión divina a pesar de no estar registrados en la Biblia. Este es el caso de Antón Chejov. He vuelito a releer en una noche de fiebre y de gripe “La sala número seis” y al acabar sus menos de cien páginas al amanecer lo he girado sobre la almohada en medio del desaliento. He visto reflejado en sus 19 capítulos la película de mi existencia: el joven ardoroso que se iba a comer el mundo, el aprendiz de escritor que se fue a Londres, Paris, NY, que amaba la ciencia, el arte, la belleza y a la humanidad que confiaba en la redención del ser humano, que vivió encastillado en su torre de marfil leyendo libros y más libros que atesoraba desde su juventud y los tenía catalogados y numerados en el sancta sanctorum de su biblioteca. Un hombre al tanto y al corriente de las nuevas ideas, suscrito a revistas de vanguardia que cree en la buena fe de sus semejantes, pero pronto se da cuenta de que es un mirlo blanco, una rara avis, que tuvo amoríos apasionantes y maravillosos pero que aquello se convierte en humo; termina casándose con una mujer vulgar, y vive cercado de ramplonería, de zoología, de egoísmo, de esa violencia que siempre genera la política manejada por intereses rastreros y engañosos. ¿No puedo ser yo acaso el doctor Raguin al que sus deseos de mejorar a la condición humana le volvió un incomprendido y al final acabó loco? ¿El sombrerero judío que perdió la razón una noche en que se le incendió su tienda y al que maltrata el guardia de seguridad-conserje-lacayo de la autoridad el bruto de Nikita? ¿Soy el enfermo Gromov que vive preocupado por el tema de la inmortalidad? O soy el usurpador: el sustituto, el trepa el que le quita la plaza al pobre Raguin acusándole de haber perdido el juicio. Chejov traza en estos cuadros un esquema a vuelapluma de la Rusia finisecular y decimonónica pero su diagnóstico es valedero no sólo para aquel país sino para los hombres de todos los tiempos y latitudes. El eximio protagonista de este librito tuvo vocación al sacerdocio pero por mandato paterno ha de abrazar la carrera de medicina. Creo que es el libro más biográfico del autor del “Jardín de los Cerezos”. Su padre, diacono, era chantre en una parroquia de provincias y quería que su primogénito pudiera desempañarse en una carrera más lucrativa que la eclesiástica para poder así contribuir a la manutención de la familia, cosa que cumplió Antón hasta la extenuación porque para pagar los gastos de la numerosa prole escribió tanto que murió extenuado a los 44 años. Un articulo, un cuento, no pagaba la comida pero subvenía los gastos de merendar, y una obra de teatro ayudaba a alquilar la casa durante un mes. En toda la prosa de Chejov perdura, sin embargo, esa majestuosidad, ese tempo, rodeado de grandeza y de sencillez ( v e l i c h a ñ i e) de la liturgia bizantina. Es como algo mágico. Sin embargo, en este libro se nos muestra como un perfecto forense haciendo una bisección del alma humana. El ilustre facultativo, egresado de la Facultad de Medicina de Moscú acaba como director de un nosocomio en un rincón perdido de la Rusia profunda a más de 200 verstas de la estación más próxima del ferrocarril, rodeado de gentes mezquinas “que se pasaba la vida entre la baraja y las pequeñas intrigas y chismorreos, sin interesarse por nada y arrastrando una vida llena de trivialidad… No nuestro pobre pueblo tiene mala suerte” exclama el autor acaso sin ser consciente de que Rusia tiene la suerte de contar con escritores tan enormes como Chejov que pueden hacer autocrítica de su país y que la vida en Tula resulta muy parecida a la de Chester, Tucson, México, Rosario o Zamora y lo que hace grandes y libres a los pueblos es esta capacidad de denuncia y de reacción. De este modo creo que la literatura rusa recoge el testigo de la grecolatina para proyectar problemas y tipos universales. Pero este opúsculo personalmente tuvo su historia. Hace unos meses se lo regalé a un amigo y el otro día me lo encontré en Riudavets desencuadernado y desfondado pero con mi nombre. Volvía a mí. Debo de tener por casa algún ejemplar suplente. No olvidaré que este texto en una edición de la Austral que yo había adquirido en la Casa del Libro en 1964 me acompañó en la noche triste del Parque de San Francisco. Yo me venía a casar con una moza y la pobre no se sintió con fuerzas de aguantarme- ahora la comprendo perfectamente- y ella renunció al altar un día antes de la boda. Dentro de las paginas guardaba una imagen de la Virgen Iverskaya, la santa matrona de Moscú y un fotografía mía de niño rubio con mis padres en la entrega de llaves de una casa en Segovia acompañados por el coronel Tomé. Esta fotografía ya no estaba, la perdí pero la imagen de la Iverskaya se dibujó en la cima de uno de los robles del parque de San Francisco. La Virgen consoladora vino a sumarse a mi dolor cuando había sido abandonado de todos incluso de mis padres, y permitió que, humillado, ofendido y arruinado pudiera regresar de nuevo a mi hogar. Es por esto por lo que tengo esta historia de Chejov por taumatúrgica, reclamo para el humano dolor y la resurrección. Novela redentorista en que se estudia la barbarie y la crueldad de las cárceles.  Dijo Quevedo que toda la vida es cárcel. La vida es cárcel de la muerte. El amor es preso del odio y las instalaciones de la institución psiquiatrita es alegoría de ese barco prisión y manicomio. “Hay dentro del recinto del hospital un pabellón rodeado por un bosque de arbustos y hierbas salvajes. El techo está cubierto de orín, la chimenea medio arruinada, y las gradas de la escalera medio podridas. Un paredón gris coronado por una carda de clavos hacia arriba divide el pabellón del campo que produce a la vista una triste impresión…” el pabellón de dementes es el barco que nos lleva. Acaso la vida no sea más que una locura que nos arrastra. Por eso sufren tanto los hipersensibles, los más conscientes pero Jesús siempre les dirá “bienaventurados los que aman”.

Hay libros que puso Dios en nuestro camino para que reconozcamos nuestra estupidez y miseria y “La sala numero seis” es una de ellas.

 

ANTON CHEJOV

La sala número seis

Editorial Calpe 1919. Madrid

Traducción del ruso Nicolás Tasin

 


 

 

HOJA MARCESANTE

 

Soy una hoja marcesante

Que se marchita sin caer

Hoja del roble

No me rindo

Y me levanto

Después de las caídas

Mirando estoy hacia el futuro

Con mis ojos de papel

El alma me duele

Algunas veces

Por los veranos

Me gusta sentarme

A la sombra de los arces asturianos

perdido por mis calellas

Escuchar el rumor

Apacigüante

De un regato

O una cascada

Que fluye agua

Hacia la mar

Tengo el olfato del murciélago

Y la piel de un elefante

Hago penitencia no obstante

Arrodillado

En la capilla

De mi oratorio biblioteca y fumadero

Hubo un tiempo

Yo pensaba

Que la redención de España

Podría venir por la política

Ahora todo me da igual

Pero no comulgo con ruedas de molino

Pienso que Dios es un designio particular

Con el que hablo

Altas horas de la noche

Arrodillado

Penitente

Marcesante

Y cabal