

escucho el zureo de la paloma mientras se arrullan los palomos y los tertulianas largan y garlan sus espiches. ¿Gozas, vida? nada, pues entonces algo huele a podrido en Dinamarca. la chica del autobús iba con un cartapacio escolar en el autobus y dentro de los apuntes en un cuaderno como un marcapaginas llevaba un condón. La vida no es seria no demasiado serio y ahí estaba el obispo Camino con su pectoral de arrastre barbilampiño que a mí me recordaba al gran inquisidor de Dostoievski cuyo mensaje es apriorístico ni más ni menos que si cristo bajase a la tierra lo detendrían los obispos.
Yo no sabía mucho de los engaños del mundo pero me dejé engañar por aquellos clérigos con chafarrinones de sopa en la sotana y los bonetes torcidos de la orden del domine Cabra arrastrando sus manteos y lobas por las calles congeladas camino del coro a cantar el oficio. Luego supe de los engaños del mundo y de las mentiras de las mujeres. Yo no era más que un hijo de la piedra que en el devenir de mis días me juntaría con las hijas del arroyo.
Esta noche de San Martin acabamos de pasar la novena de las animas y medio pueblo anda borracho como en el cuadro de Grügel para festejar mes de las vendimias al santo del caballo blanco "Panonius" y la buena capa. Una buena capa todo lo tapa y un día es un dia, padres conscriptos, mercaderes que han vendido la patria. Era san Martin un manipulario de la caballería romana que un día se le apareció Cristo en forma de pobre y a la caridad toda Europa se consagra. Un manipularius era un soldado raso pero él llegó a general y luego lo hicieron obispo de las Galias. De mozo sabía utilizar el harpagón o gancho con que las acies disparaban contra las murallas y decía adelante y adsumus y al combate le seguían las mesnadas. El pilorius haciendo uso de sus arcos lanzaban los dardos o tragula que portaban en la aljaba. Detrás arreaba la infantería con la emsis o espada. Los infantes cortaban las gargantas, golas y golillas de enemigos. Bien podía san Martin un soldado de Cesar combatiendo con los aquitanos en la guerra de las Galias. Llevando el pecho constelado de medallas y de signa militaria. y como zapador abría zanjas et ad fodiendos puteos. No me lo tomen a mal, puteos no es puta en latin pero fodiendo es casi la misma cosa por la que todo la entendemos: excavar, meter la pala y sacar, porque fodere vale tanto como joder y no es igual estar jodiendo que estar jodido, evolucionando por aspiración consonántica a esas bellaquerías en las que piensan a todas horas los hombres y las mujeres, mocosuena mocosuenae. No hay polisemia que valga que el latín es lengua expresiva. Pozxhivaete... Kak diela? Xarashó. Pero España es un solejar donde toman el sol los jubilatas. ¿Adónde vamos los licenciados de la existencia? A un banco del parque. Mejor a la taberna. Hay en Madrid buenas casas de conversación. Si te quedas quieto, viene un guindilla y te manda a limpiar las cuadras de Augias. Tántalo habita entre nosotros y nuestras zozobras no tienen fin. Que de un tiempo acá andamos entre la cruz y el agua bendita y nos llaman carcas y meapilas. El Valle de los Caídos lo cerrarán y echarán a los frailes pero no los fusilarán. España es laica, laica, judaica. ¿Una más de ZP? No gracias que hoy tengo el hígado un poco revuelto
ONÉSIMO REDONDO FUSILADO HACE LXXXIX AÑOS
Antonio Parra
“No puede decirse hoy cuántas docenas de millones se llevarán los
catalanes – escribía Onésimo Redondo Ortega en
“Libertad” de Valladolid palabras que le costaron el destierro en 1932- de
la hacienda española regalados por Azaña y sus sirvientes; el regalo lo pagarán
otras regiones autoras del engrandecimiento catalán y de la hostilidad
antiespañola de aquel separatismo. Según Azaña, la Generalidad Catalana va a
tener sus guardias propios y sus gobernadores como país extraño, sus
tribunales, sus cárceles y su universidad. Se nos rompe la unidad patria”.
Estas frases
conservan hoy una rabiosa actualidad. Onésimo aparte de un gran pensador – el
abnegado jonsista filosóficamente cuadrado ante la revolución pendiente y al
que los españoles deben, que no a los rojos ni a los tecnócratas, esas mejoras
sociales: empleos fijos, vacaciones pagadas, el derecho a la atención
sanitaria, a la educación gratuita, un techo donde guarecerse etc.- fue un
profeta que dio la vida por la unidad española cinco veces centenaria en la
defensa de los de abajo. No era ciertamente un señorito, sino un
agrario entusiasmado con la reforma del rústico y propulsor de un sindicato
remolachero. Fue asimismo un brillante periodista de lo más congruente, la
mejor pluma sindicalista y, repito, dejó detrás una obra “cuadrada”,
como prolongación a su rotundo y augusto apellido, dispersa a lo largo de una
serie de antológicos artículos, descatalogados adrede, pero que, leídos hoy, guardan
un palpitante ahora y son una invitación a la reflexión para la juventud del
momento.
Desgraciadamente
a esta juventud se la mantiene a blancas. Nadie les ha contado de donde venimos
ni les ha razonado las claves del laberinto español. Es el silencio de los
corderos que se propugna desde arriba. Se pretende borrar la memoria y
sustituirla por otra memoria, un juego ciertamente peligroso porque no es bueno
ni conveniente para la salud mental meter la vertedera en los osarios.
El cainismo
que algunos pretenden cargados por el odio y el instinto de revancha nos lleva
a este pobre Abel. Abel Redondo, Onésimo (el piadoso que es lo que refiere su
nombre en la lengua griega). Otra de las innumerables víctimas. Juventud
generosa que caminó al matadero aquel bochornoso mes de julio de hace 89 años.
Únicamente
era un periodista. Yo también soy periodista. ¿Me rindo? Onésimo
desenmascaró a la bestia, expuso sus brillantes ideas en el foro. No se lo
perdonaron nunca.
Otro
vallisoletano, José Antonio Girón, recogería el guante y pondría en ejecución
aquel proyecto de futuro para España que Onésimo Redondo firmó con su sangre y
la verdad que a setenta y siete años vistas de aquella tropelía, de aquel
asesinato, cabe traer a colación aquellas palabras del líder José Antonio:
“Ojalá que mi sangre sea la última que se derrame entre españoles”.
Onésimo
Redondo Ortega el “divino impaciente” formó parte junto con Ledesma
Ramos y Primo de Rivera del trío de “eternos ausentes”.
Pero él más que nadie fue un pensador para un pueblo. ¡Presente!
Si José
Antonio fue un poeta más que un político, estos dos últimos eran dos
castellanos filósofos, asqueados del vano parlamentarismo de políticos banales
y trincones, dos pura sangres, casta de hidalgos que llevaban la revolución social
en la piel. Se les incluye entre las derechas pero eran la izquierda pura dura
y el pensamiento independiente y leal del ideal cidiano. Castilla
los hizo y los deshizo, y hoy parece haberlos olvidado.
Enemigos del
marxismo ciertamente pero fustigadores del neoliberalismo capitalista. Nadie
habló tan recio y tan claro de los estragos de la masonería.
Su muerte se
produjo en extrañas circunstancias el 23 de julio de 1936. Mi teoría es que lo
fusiló un cabo de la Guardia Civil alertado por un “chivatazo” en un control de
carreteras ipso facto en la cuneta de la Nacional VI a la altura del pueblo
segoviano de Labajos.
Pero hay
quien sostiene que cayó en una refriega con facciosos milicianos de la columna
que mandaba el coronel republicano Julio Mangada.
Hoy a causa
de la pazguatería o el chaquterismo de los desmemoriados Onésimo Redondo, el de
los pensamientos cuadrados, un verdadero Aquiles egregio y un español entero en
medio de un rebaño de enanos, es el gran olvidado de los Tres de la
Fama Nacional Sindicalista, un trío que empezó a desmemoriarse
merced a la traición de los “aprovechados”: los Laín, los Tovar, los Ridruejo.
Y por todos aquellos que habiendo gozado de las granjerías y prebendas de
Falange no tienen redaños ahora para llamarse a sí mismos falangistas.
Dicen “sólo
soy joseantoniano”. ¿Por donde? ¿Por el ano? En cualquier caso, sus escritos
siguen ahí para el que los quiera mirar alentando una verdad incontrastable.
Onésimo murió
a las cinco de la mañana del 23-VI-1936 y a los cinco días de haber
sido puesto en libertad.
Era un preso
político en las cárceles de Ávila cuando el triunfo de los sublevados en la
Ciudad de las Murallas le valió su amnistía. Había padecido prisiones y
destierros por haber puesto en berlina al presidente Azaña, blanco favorito de
sus dardos y al que tachaba de judío y masón. No era más que un periodista, un
hombre de ideas. ¿No decían que el pensamiento no delinque? En este caso sí.
La DGS dio
orden de su busca y captura. Parece ser que había estado organizando la resistencia
jonsista e iba camino del Alto de León cuando fue apiolado por la
Benemérita y pasado por las armas sin más.
Cabría decir
que no fusilaron a un hombre, destrozaron una idea, mataron a un
paisaje y despilfarraron el futuro en un acto de barbarie irracional que sólo
encuentra explicación en la vesania y en la ira ciega de los españoles a la
sazón.
Cuando paso
por Labajos camino del Alto León, siempre miro para el monumento a Onésimo a
mano derecha de la carretera siempre tiene flores frescas al igual que el
monolito al Padre Huidobro en la cuesta de las Perdices. Una mano invisible
coloca allí esas cinco rosas en honor de los que montan guardia cerca de los
luceros.
He vivido
largos años en el Yorkshire. En todos los pueblos de la campiña inglesa se
alzaron monumentos parecidos a los que encontramos por ejemplo al llegar a
Labajos.
A la memoria
de los caídos en las dos guerras mundiales. En la batalla del Somme por ejemplo
en un solo día perecieron treinta mil británicos, quince mil franceses y de alemanes
no hay casi recuento puesto que perecieron muchos más.
La Gran
Guerra se llevó millones de europeos pero a diferencia de aquí allí los muertos
no son arma arrojadiza ni moneda de cambio. Ni se ponen cadáveres sobre la
mesa. Lo que ocurrió pues ocurrió y a lo hecho pecho y “let bygones be
bygones”.
Se les deja descansar en paz y no
se indaga si fueron buenos o malos, de un bando o de otro. Aquí, por lo que se
ve, no.
El victimismo de Zapatero,
pretexto para una segunda transición, está provocando un tremendo malestar y el
enconamiento de ciertas heridas que creíamos cerradas.
Él era uno
que creía en la capacidad vertebradora y redentora de Castilla como
nexo de unión del centro con el litoral y un católico ferviente a machamartillo
pero sin alharacas porque sabía que el catolicismo para bien o para mal formó
parte de los destinos de España
Propugnaba
que es la síntesis, la cifra y el compendio de muchos pueblos, muchas etnias y
muchas razas y, aunque formado filosóficamente en Alemania, Onésimo Redondo
nunca comulgó de las doctrinas hitlerianas sobre la superioridad de la raza
aria.
Era un
mesetario del Centro. Al pan, pan.
Nunca fue
amigo por su mesocracia castellana basada en el lema calderoniano del rey abajo
ninguno en la superioridad de las castas ni en los privilegios y derechos
adquiridos de los de arriba – hombre del común nacido en Quintanilla pueblo
castellano de la misma manera que Ramiro procedía del zamorano Sayago – y no
creía mucho en el lema de los “puños y las pistolas” ni el matonismo pijo que
caracterizó a primera hora a algunos miembros de Falange, afortunadamente no
todos.
No fue
hasta enero de 1936 cuando se produce la fusión de FE con las JONS. Onésimo,
insistimos, era un jonsista nato poco partidario de la violencia. Eso sí propugnaba
un rearme espiritual basado en el lema paulino de que la vida es lucha
constante. Vita militia est
Hoy cuando se
cumplen 89 años y pico de su fusilamiento desde estas páginas recordamos su
memoria sin ningún instinto de revancha y aspiramos a ánimo a los jóvenes a que
vuelvan a leer a Onésimo.
Sus artículos
olvidados son esféricos y – por aquello de la cuadratura del círculo
y en honor de su apellido una vez más-“cuadran” plena y brutalmente con el
presente de nuestra pobre patria.
Sigue siendo
un olvidado, un preterido, un periodista que firmó con su sangre el proyecto de
futuro en él que creía para España.
Y eso es tan
respetable como el de los que cayeron en el otro bando. Porque no es
conveniente aquí establecer categorías. Todos son nuestros muertos aunque por
desgracia aquí los que fusilan y los que caen fusilados son siempre los mismos.
¡Qué fatalidad!
Debería haber
en Villanueva de la Cañada un monumento a la memoria de los caídos en la
Batalla de la Sed (45.000) de los dos lados, como lo hay en Labajos y yo
propugno en mi libro REMEMBER BRUNETE
MIS RECUERDOS DE CORRESPONSAL EN
NUEVA YORK. AMERICA HIZO DE MI UN BUEN PERIODISTA
El 30 de noviembre de 1976
enviado como corresponsal de la Prensa del Movimiento aterrizaba yo en en el
aeropuerto Kennedy en medio de una gran nevada. La cellisca fue a más y yo
trataba de conseguir un hotel. Trampeando por las calles aledañas a la ONU con
nieve hasta las rodillas fui al despacho en la planta primera del Edificio Azul
y desde allí firmé mi primer despacho. Un colega indio me miraba de reojo, yo
estaba nervioso cigarrillo tras cigarrillo de aquel paquete de celtas cortos.
Fui a cenar y a la vuelta unas gafas bifocales que yo había comprado en Londres
y el tabaco habían desaparecido. Logré una habitación en un hotel de la Segunda
avenida. Estaba exhausto y calado hasta los huesos. Tiempo adelante traté de
escribir una novela bajo el título de corresponsal
en Nueva York pero la narrativa se me iba de las manos. Aquella megapolis
era demasiado grande. Nueva York y América en general es el paraíso de los
superlativos: las casas más altas, los hombres más ricos pero está llena de
dropouts y de mendigos, las mujeres más bellas y las más horribles, lo más
exquisito y lo más vulgar. Yo no sé cómo conseguí abrirme paso, comprar una
casa que al venirme malvendí y de sufrir no pocas incidencias y contrariedades.
Yo cerré el ciclo de los grandes corresponsales españoles que conseguían
conjugar la información con la literatura, no estaban mediatizados por los
grupos de presión ni escribíamos al dictado. Al menos yo no era un mindundi
pero tengo bien grabada aquella noche toledana en Nueva York cuando me quitaron
las gafas, me robaron el tabaco y cogí una pulmonía con la nevada que casi me
lleva para el otro barrio. A pesar de todo sobreviví. En Nueva York aprendí
este duro oficio de periodista, oficio sagrado de compromiso con la verdad, la
tolerancia, el escepticismo y la belleza. De todo eso hablaré más adelante.
miércoles, 25 de junio de 2025
MIS RECUERDOS DE CORRESPONSAL EN
NUEVA YORK. AMERICA HIZO DE MI UN BUEN PERIODISTA
El 30 de noviembre de 1976
enviado como corresponsal de la Prensa del Movimiento aterrizaba yo en en el
aeropuerto Kennedy en medio de una gran nevada. La cellisca fue a más y yo
trataba de conseguir un hotel. Trampeando por las calles aledañas a la ONU con
nieve hasta las rodillas fui al despacho en la planta primera del Edificio Azul
y desde allí firmé mi primer despacho. Un colega indio me miraba de reojo, yo
estaba nervioso cigarrillo tras cigarrillo de aquel paquete de celtas cortos.
Fui a cenar y a la vuelta unas gafas bifocales que yo había comprado en Londres
y el tabaco habían desaparecido. Logré una habitación en un hotel de la Segunda
avenida. Estaba exhausto y calado hasta los huesos. Tiempo adelante traté de
escribir una novela bajo el título de corresponsal
en Nueva York pero la narrativa se me iba de las manos. Aquella megapolis
era demasiado grande. Nueva York y América en general es el paraíso de los
superlativos: las casas más altas, los hombres más ricos pero está llena de
dropouts y de mendigos, las mujeres más bellas y las más horribles, lo más
exquisito y lo más vulgar. Yo no sé cómo conseguí abrirme paso, comprar una
casa que al venirme malvendí y de sufrir no pocas incidencias y contrariedades.
Yo cerré el ciclo de los grandes corresponsales españoles que conseguían
conjugar la información con la literatura, no estaban mediatizados por los
grupos de presión ni escribíamos al dictado. Al menos yo no era un mindundi
pero tengo bien grabada aquella noche toledana en Nueva York cuando me quitaron
las gafas, me robaron el tabaco y cogí una pulmonía con la nevada que casi me
lleva para el otro barrio. A pesar de todo sobreviví. En Nueva York aprendí
este duro oficio de periodista, oficio sagrado de compromiso con la verdad, la
tolerancia, el escepticismo y la belleza. De todo eso hablaré más adelante.
miércoles, 25 de junio de 2025
A LA VIRGEN DEL CARMEN QUIERO Y ADORO PORQUE SACA LAS ALMAS DEL PURGATORIO (CANCIOCILLA)
LA VIRGEN DEL CARMEN ME COMPRA UNA BICICLETA

Hoy por ser la virgen del carmen me compro una bicicleta. Setenta euros, de piñón fijo, nada de cambios ni de juego de platos, el derraller es de piñón fijo y por los caminos de tierra de las dos mochas voy cantando aquello de a la virgen del carmen quiero y adoro porque saca las almas del purgatorio. Hoy según roma ya no hay purgatorio pero uno sigue creyendo como dios manda en lo que hay que creer. Hermosa mañana de julio cuando salgo al campo después de desayunar y de encender mi primera cachimba. Me dice la parienta que a lo mejor hoy somos abuelos. Al lado del camino hay una cosechadora que deja atrás las trojes. Ya no se espiga, ya no se siega, ya no se bielda. Viene una máquina y en un par de horas realiza la labor que cuando yo era niño costaban tres meses de sudores casi desde san pedro hasta san miguel cuando eran ajustados los gallegos y los agosteros. El gruista se sienta dentro de una cabina con aire acondicionado.¡ Hostias! Le digo buenos días pero no me oye. Está escuchando a Herrera en la Onda. Los labriegos se han vuelto muy señoritos. Ya no hay que levantarse a las tres de la mañana para ir a arrancar yeros, ni descabezar con el bamboleo del carro un sueño hasta llegar a la obreriza, ni clavarse las espinas de los cardos ni ponerse en la mano izquierda la clásica zoqueta detergente contra las cortaduras de la hoz. Ya digo en una mañana se avía. La máquina carga los costales automáticamente y pal silo. Sin embargo, en esos viejos campos del noroeste de Madrid he visto menguar los labrantíos. El ladrillo ha sido el responsable de que los buenos trigales de muchas obradas se hayan convertido en casas, urbanizaciones, chalés para los nuevos ricos. Cada vez que paso por alguna de estos rastrojos donde hay bandas de perdices atiborrándose de grano muy selecto me pregunto si no será esta última la última cosecha. A lo largo de casi veinte años que ando por estos rumbos en mi bicicleta he visto convertirse en solares y edificios buenos terrenos labrantíos. Me da un poco de pena porque al año que viene no cacareará la perdiz por los rastrojos. Hace un sol radiante. Cerca del río Guadarrama hay un rodal de ailantos, bajo cuya sombra me tumbo en una peña, saco mi breviario y rezo las horas, laudes nona, prima y sexta, y luego viene el rosario en honor de la Virgen del Carmelo. Los marineros sintieron hacia Ella una gran devoción. Hoy es fiesta con voladores en Luarca y habrá mucho jolgorio en Pola de Siero. De la Virgen de julio a la Virgen de agosto. Toda España es una fiesta. Hoy me siento el rey del mambo en este ambiente soledoso lejos del bullicio de Madrid y de las villanuevas. Con mi bicicleta nueva que es un poco antigua me siento el rey del mambo, ahí me las den todas. Mi bici es de piñón fijo. De piñón fijo como yo, nada de mariconadas, hay que ir de a hecho. No cambiar de plato, no variar el rumbo de las ideas, amar lo que siempre se amó y aborrecer lo que te enseñaron de niño que no está bien. Sube muy bien las cuestas y las baja aun mejor. A la hora de comer ya estoy de vuelta. Para subir cuestas arriba quiero mi mulo que las de abajo yo me las subo
PASCUA DE SAN PEDRO
Celebramos san pedro y san pablo once días después. Resplandecieron las dalmáticas y el Espíritu Santo estaba arriba en el sabaoth en cuyas proporciones reverberaba, milagro de la ortofonía, la voz del diácono.
El patriarca, hecha la genuflexión, salió a bendecir por la puerta de los dones y alguno de los fieles presentes carismáticos pudo divisar las barbas del Altísimo.
Dios Padre se pasea encaramado en lo más
alto de la bóveda de luneto. Una golondrina cruzó rauda los ánditos y por el
portal de atrás se escapó. Bendito seas, Señor, que te manifiestas a los
humildes y desdeñas al poderoso y triunfador. Porque el diablo seguía jugando a
las cartas en Kiev y en Washingtón. Ton. Ton.
De allí llegaban gritos y amenazas que
conminaban a los pobres españoles que no entendían nada a pagar las guerras del
amo gringo norteamericano.
El Zanahorio del
bisoñé triunfal era muy cínico y muy suyo. Os lo vamos a hacerlo comer con
patatas y hubo revueltas por las riberas del río Tajo. Que te lo crees tú. Pero
un holandés risitas y con cara de yesman adulador le sostenía al déspota el
sillico mientras meaba, Donald tú andas mal de la próstata.
El otatonto el que
cambiaba el agua al canario llamase Rute y es un maldito holandés enemigo de
España criado a los pechos de la gran sinagoga de Ansterdam.
Pese a los nubarrones de la política internacional,
por estos tesos, sin novedad en el frente.
El personal hacía las
maletas para irse de vacaciones. La luz del sol brillaba más que otros años y
los expertos erre que erre seguían especulando sobre los riesgos del cambio
climático que traerá a la tierra un deshielo general cuando se derritan los
polos. Pero los campos estaban hermosos. Decían los campesinos:
─Este año de avena,
cebada y trigo habrá un cosechón.
En Torrepacheco se lió
la de dios es cristo entre moros y cristianos. Los judíos no los moros, son los
incitadores, están detrás (a mí me parece) de estos disturbios y del cambio
climático.
Desde la guerra de los
seis días no hacen otra cosa que conspirar. La madre del cordero de las inmigraciones
masivas y del terror del milenario estaba en el sanedrín de Washington.
Aunque nos acusen de conspiranoicos diremos
que esa gentuza vive de hacer la guerra de arruinar países y de poner hermano
contra hermano como en Palestina y en Ucrania. Puesto que son duchos en tirar la piedra y esconder la mano.
Por lo que a mí
respecta yo ya no yago en mi mazmorra. Vino el gran Eleuterio el día de Pentecostés
y quebrantó las cadenas que me amarraban al foso de los leones. Escapé aprovechando
el momento en el cual el Carcelero de la Venganza salió fuera de la Cárcel a echar un cigarro.
Por eso me encuentro a
la sombra pero de un lugar más benigno e idílico que aquel presidio al cual fui
conducido tras una denuncia falsa. Es la sombra del Monte Pinariego no la
sombra del Hacho.
Percibo desde mi celda
monacal el arrullo de las olas al romper contra los recifes y si me asomo al
ventanuco veré a bañistas o a corredores calistenia que hacen futin, la vida es
un maratón, sobre la arena blanca del estero.
Las cornejas siguen
empollando un runrún que no para en todo el día sus huevos sobre la quima del
viejo carvallo del jardín central. Ya va para dos años que me operaron de cáncer
de próstata y a mis ochenta y un años estoy hecho un chaval y con ganas de dar
guerra aunque me cuesta mucho trabajo escribir una novela en la cual el
protagonista y deuteragonista soy yo, porque en la vida me ha gustado siempre
ser Juan Palomo. Yo me lo guiso yo me lo como.
miércoles, 16 de julio
de 2025
Pues estamos listos. he is taking us for a ride. Bienvenido mister Trampas. Un chalán de la raza deicida un hijo perfecto de Satanás. Alguien muy pronto le va a volar el tupé porque le quedan pocos telediarios a ese bocazas rubicundo como Judas y más falso que la burra de Wamba la que no come ni jode ni caga ni bebe pero siempre anda