Un lector de estas páginas me escribe diciendo que el cristianismo es una majadería, una locura, un invento de aquel divino epiléptico que se llamaba pablo de tarso, pues bien excelsa locura.
Yo soy un majadero porque para creer en las verdades de nuestra redención, para no dejarse llevar por lo que es meramente humano y lo que a primera vista se ve hay que estar un poco “sonao”. En Rusia los llaman “yurodivi” porque su conducta disiente o desentona con la sabiduría de la carne y un poco loco hay que estar o recibir una fuerza de lo alto, la que no nos falta a los cristianos, en estos tiempos de miracomplejines y del “t´has pasao tres pueblos” etc. como ese securata de la mezquita de Córdoba que tuvo arrestos para echar del sagrado recinto a unos muslimes que se habían puesto a hacer zaleas y cantar lilailas con el culo en pompa, aun con riesgo de su vida. Alegaban los intrusos que querían un rezo compartido pero ya se ve que estos no son más que mohatras, una trampa para convencer a los cristianos razonables de que actuaban de buena fe. Ay ese buenismo del puñetero y maldito Zapatero, cuantos estragos está causando en estos tiempos de cólera que son tan laicos. No es más que wishful thinking. Seria muy deseable que los que adoran al mismo Dios – en teoría- pudieran compartir espacios sagrados pero la realidad denota que donde hiende su falce o coloca su diabólica pezuña la Media Luna la cruz es derribada. Por ejemplo en Kosovo. Y allí donde ellos tiran ellos la boina o tienden su alcatifa o alfombra de oraciones, despídete.
En los países mahometanos está prohibido construir templos católicos y el gobierno hebreo está expulsando a los adoradores de la cruz metralleta en mano de los Santos Lugares. Ello forma parte del gran diseño de la judaización de Jerusalén. Doy un abrazo por eso y bendigo a este humilde guardia de seguridad. Dios premie su esfuerzo y que el arcángel Miguel apoye su brazo.
Y declaro de todo punto encomiable la postura del ordinario del lugar. El obispo de Córdoba monseñor Asenjo es un jabato. Un rara avis en la Conferencia Episcopal Española. Yo quisiera ser su diácono. Claro que todo este lío y confusión que tiene desorientada a la grey empezó cuando el papa Wojtyla concertó la famosa plegaria conjunta de Asis de las tres religiones y proclamó casi de forma oficial como El Holocausto como doctrina de Nuestra santa madre la Iglesia y su sucesor, BENEDICTO 16, amedrentado por una campaña de calumnias de la prensa occidental a costa de una declaraciones sobre el Islam como religión de la guerra –lo cual es verdad- se arrepintió y peregrinó a Constantinopla descalzándose y poniéndose la chilaba para acceder al templo que fue cuna de la cristiandad y que desde 1452 detenta el Turco. ¡Ay ese camino de Canossa Raztinger que ha hecho tanto daño! Craso error que escandalizó a los ortodoxos. Una mezquita o una sinagoga no son los sitios para un romano pontífice y ojalá que los papas no viajaran tanto y se mantuvieran como reclusos y siervos de los siervos en la basílica de San Juan de Letrán, siendo faro y guía de este mundo acongojado y casi en llamas a causa de la perversión apostata. Afortunadamente hay buenos católicos como el humilde vigilante de la mezquita de Córdoba que son todo un ejemplo para los medrosos y acomplejados. Él y su compañero han hecho más en la defensa de la fe que todos esos pasos, esos tronos, esas manolas, esos capirotes y esos legionarios que cantaban el novio de la muerte con voces desafinadas. Eso, también, pero a dios rogando y con el mazo dando. Es el único día que nos permiten sacar los cristos a la calle pero esta actitud tiene que ser corroborada con una norma de vida que vaya más allá del mero folklore. Vuelvo a repetirle a mi lector crítico que Jesús nuestro Redentor está presente en la historia.
- flectemus genua
- levate
- Acercate, diácono
- Hoy es viernes santo.
- Adoramos te Christe et benedicimus te.
- Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Divina locura la de Saulo, aquel judío exaltado, el de la gota coral, el que cayó derribado del caballo camino de Damasco. Pero el apóstol de las gentes no fue el inventor del cristianismo. El fundador de la Iglesia y de la EUCARISTÍA fue ese hombre hijo de Dios crucificado por los deicidas y cuya subida al patíbulo conmemoran millones de seres humanos y al que denigran los que aun no han acertado a atisbar esa luz en el camino de Damasco. Viven en tinieblas. Hoy es Viernes Santo.