Fornecino viene de "fornax" horno porque en los linocinios romanos había una caldera donde se calentaban en cueros vivos los cuerpos y pecaban las almas. De ahí viene fornicación asunto viejo del mundo y sin enmienda pues no hay solución para la pasión que quema. Y la fornicación alcanza los altos estrados, los palacios episopales, los conventos, los cuerpos de guardia, las tiaras, los ministerios. El hombre es yesca y la mujer estopa. Bueno por donde empezamos. Una noticia conmueve a Inglaterra resulta que el primado anglicano arzobispo Welby no es hijo de su padre sino fruto de unos amores que tuvo su madre con el secretario de Winston Churchill.
Fumemos un puro en su memoria. La sede canturiense hasta el cisma luterano era uno de los solios más importantes de la cristiandad. Ahora es un arzobispado que rinde honores a la Reina Elisabeth cabeza visible de la iglesia fundada por san Agustin y que tuvo prelados eminentes como Beckett y el propio Austin martir de la fe por haber sido degollado por los sicarios del rey Ricardo III cuando se disponía a decir misa a pie de altar. Fue cuna de las primeras victimas de la guerra de las Investiduras.
Su fiesta la de Austin canturiense lo celebra la iglesia católica el último día del año.
La iglesia es una institución religiosa pero tambien temporal y eso lo supieron entender bien los ingleses con su acendrado talante nacionalista (para ellos el papa no es más que un mandatario extranjero) y la tradición siguiendo una creencia secular en el medievo "iglesia, mar o casa real" en Canterbury siempre se sentaron los bastardos. La iglesia sirve al estado como una institución más. Ese sentido practico les libró a los ingleses de no pocas trifulcas teológicas.
Ahora resulta que el obispo Welby segun revelaba el Telegraph fue el fruto adulterino de su madre con el secretario de Sir Winston Churchill. Parece ser que el numero 10 de la calle Dowing por aquello de que el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe más todavia, era ya una casa de los líos en los tiempos del premier inglés que dio la victoria a los occidentales frente a los alemanes en la segunda guerra mundial.
El propio interesado con toda humildad lo explica en una pastoral exonerando a su madre de posibles culpas. El padre legitimo del que llegaría a asentar sus posaderas en la silla primada era alcoholico por lo visto (vaya por Dios pero a mi no me parece congruente la disculpa pienso que un adulterio siempre será un adulterio un gran pecado según la ley judía y el Derecho Canónico) y en esas estamos.
A este respecto recuerdo una anecdota. Ocurrió en Madrid en tiempos del obispo Eijo Garay. El ministro Ibañez Martin que tenía fama de carca había invitado a su mesa al obispo complutense y patriarca de las Indias Occidentales el susodicho Eijo.
Ibañez Martin era sordo como una tapia y aquel dia no se había traido el sonotone. Empezaron el ágape, sirvieron la sopa. Por decir algo el prelado le preguntó al ministro por su señora.
--- ¿Cómo está su mujer, señor ministro?
--- ¿Eh?
--- Que si está ya buena su mujer. Me han dicho que tiene gripe.
El interpelado creía que le preguntaban por la sopa.
--- Muy buena y muy caliente. Se la recomiendo a usted de todo punto, señor ministro.
¡Dios santo la que se armó en aquella España de los años del Nacional Catolicismo!
Los lios en ca del mister Churchill y el muchacho de origen adulterino que llegaría a lucir en sus dedos el anillo canturiense y el báculo del poder no es más que una versión corregida y aumentada de los comensales de aquella cena de marras en el ministerio de la Gobernación, un "malentendu" como otro cualquiera. El mundo está poblado de hijos de padre desconocido. C´est la vie.
Gregorio III advierte sobre las intenciones de los terroristas que han huido del país: “Quieren destruir: no sólo Siria, sino también Europa”.
“Muchos de los que han emigrado eran terroristas. Quieren destruir: no sólo Siria, sino también Europa”. Son palabras de Gregorio III, de nombre de nacimiento Loufti Laham, Patriarca de la Iglesia Católica Siria griego-melquita (una confesión que observa el rito bizantino, pero que desde 1724 está vinculada a Roma y a la Iglesia Católica), que recoge Giorgio Nigra en Il Primato Nazionale.
Cuando por primera vez un Papa entró en un templo musulmán, fue en Damasco donde sucedió: fue el propio Gregorio a dar la bienvenida a Juan Pablo II en la Gran Mezquita de los Omeyas en Damasco, donde la tradición sitúa la tumba de Juan el Bautista. Era un momento en el que todo el mundo miraba a Siria como un “ejemplo de la laicidad y apertura”, para citar las palabras pronunciadas en Damasco por Giorgio Napolitano, justo antes de que el régimen de Assad fuera sustituido por el más ruin de los gobiernos.
Y ahora estos mismos señores se están moviendo en Europa, en medio de tantos pobres expulsados de sus hogares por la pesadilla yihadista: “A causa de esta guerra – explica – en la que han surgido el ISIS y el takfirismo, muchas personas han dejado el país. Muchos de los han emigrado eran terroristas