CUATROCIENTOS AÑOS DEL “Estebanillo”. PEDRO SÁNCHEZ EPITOME DE PÍCAROS PARECE EXTRAÍDO DE SUS PÁGINAS
Este personaje que escribe una de las magnas páginas de la literatura castellana. La novela picaresca practicaba el engaño como norma de vida, no decía una verdad en su vida, reniega de su patria Galicia, se caga en todos los santos y maldice lo más sagrado de la Iglesia católica para Estebanillo la corte pontificia era una casa putas donde se vendían capelos cardenalicios e investiduras.
En los combates navales se refugia en la cocina y así sucesivamente.
Esta gran novela es una receta para reírse en las adversidades. Y ole el mundo Facundo.
Con el que más pagaba la Santa Madre Iglesia se iba. Esta novela es un antievangelio que suelta verdades de a kilo pero que al español de todos los tiempos le hará pensar con tristeza y sonreír porque seguimos en lo mismo y siempre volviendo a las andadas.
Estaba hecho un anticristo y paseó por Europa su cinismo escupiendo la mano que le daba el pan. Se embarcó con la Armada que iba a Flandes, no por altruismo sino para huir del hambre, en Cartagena en el otoño de 1621 y llegó a Mesina:
“Estuve tres días tan mareado que a compás que daba sustento a los peces ahorraba raciones de bizcocho a los caimanes de galera… sirviéndome de antídoto para volver en mi los sorbos de vino y malvasía que me daba el capitán, con un cañuto me lo echaban por su acostumbrado conducto y así me tornaron el alma al cuerpo”.
El trago que no falta al Estebanillo al igual que a su colega el del Tormes le privaba el legado que nos legó Noé que ahuyenta las tristezas y alegra el corazón de los hombres.
Perejil de todas las salsas topa en el puerto con un alférez del Tercio de Sicilia don Felipe Navarro de Viamonte que le invita a ser su criado y a llevar la insignia del batallón-
“…Mi amo metía La guardia llevando yo su bandera con más dignidad que Perico en la horca porque es muy propio de hombres humildes ensoberbecerse viéndose levantados a cualquier puesto o dignidad… la gente se quitaba el sombrero y yo me ponía más hueco y tieso que un pavón real, pesábame mucho que no me vieran mi padre y mis hermanas para ver al hijo que había llegado a tan alto puesto y dignidad”.
Estebanillo era un guaje de trece años aquel octubre de 1621 cuando se alista en los tercios y embarca en la escuadra mandada navegar en corso contra el turco por su majestad el rey Felipe IV.
En la galera su alférez le encarga que el oficio de marmitón. Siente desconsuelo haber sido degradado por haber bajado de oficio, de portaestandarte al de fregaplatos pero así es la vida.
“Yo iba a esta guerra tan neutral que no me metía en charquillos ni trataba de otra cosa que henchir mi barriga siendo mi ballestera el fogón, mi cuchara la pica y el cañón de crujía mi reverenda olla”.
Ahí se las daban todas porque cuando había zafarrancho de combate y sonaban los pitos del contramaestre y los rebencazos de la tripulación Esteban bajaba al sollado de cocina y hurtaba morcones, chorizos o longanizas y arrebañaba el tocino de los pucheros. Navegando “andaba fatigando montes de sal y alas de armiño entre rumbos de cristal rompiendo cerúleas ondas”. A veces el Estebanillo se siente poeta.
Apresaron varias embarcaciones enemigas una urca y dos caramuzales cargados de palo santo cuya savia curaba el mal gálico. Surcaron a Castel Rojo a hacer aguada que estaba defendido por Solimán volvimos grupas proa a san Juan de Pate (Patmos) los griegos nos hablaban en griego y nos chupaban el dinero en ginovés.
Los genoveses se decían católicos pero eran usureros judíos amigos del otomán. Esta idea se destaca en Quevedo que no los podía ver, en Laguna, en Mateo Alemán y en toda la novela picaresca.
Los de esa republica se hicieron ricos con el oro de las Indias y por los altísimos intereses con que prestaban a usura a la corona española para sufragar los gastos de las guerras de Paises Bajos. Pero basta a Inés ser quien es.
En una de las islas griegas lo engañan dándole gato por carnero. Aquellos villanos lo dejaron hecho un pulpo apuros golpes después de engañarlo. Pedro Sánchez debía de estar entre la partida de aquellos jaiques bribonzazos. Pues cada día más ruin como potrillo de Gaeta y ruin con ruin casan en dueñas. Pero al soldado no le queda otra. Ha de ser como la mula de Bamba que ni come ni bebe ni jode ni caga pero siempre anda
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