Cabeza del jabalí asado de navidad
Cantábamos en Oxford el iste confessor y el
gaudeamus igitur guardar las fiestas es un mandamiento y conservar la tradición
parte del Covenant. Omnia mea mecum
porto entraban los estudiantes con sus manteos sus sotanas y sus gorros en el
refectorio de paredes embonadas de las altas bóvedas sobre las pechinas allí
donde resonaba el eco de las voces de los magistri llevando en angarillas como
citando se saca un santo el DIA de la fiesta en procesión elevando un canto litúrgico
de gran entonación la cabeza asada de un cerdo coronada de ramas de perejil y
de romero… caput parí defero reddens
laudes domine jubilate et cantante omnes qui estis in convivio. Nuestro
profesor de griego master Griffiths se trastabillaba algo la lengua al enunciar
la fórmula mágica del conjuro. La matanza del cerdo y el ritual solemne que se
seguía tras la chamusquina en el patio de retóricos. Mister Griffiths aquel año
había sido nombrado el iste confessor le habían convidado a ale casera y desde la
mañana al dar por terminado el trimestre de michelmas y empezar el de crismas
las libaciones de cazalla y de aguardiente fueron constantes- alumnos y
profesores were kept in fine spirits según se solía decir por tales calendas.
Añoro aquel tiempo de mis navidades estudiantiles y me veo perdiendo el bofe a
la carrera por los claustros escuchando las campanas de la torre de Fiaras
anunciando los días más breves del año los que preceden al solsticio de
invierno y al comienzo de las doce noche y añoro machos rostros escucho las
risas y las frases perdidas de los que la pronunciaron brindaron y saludaron y
muchos de ellos no están con nosotros. Yule… yule. El nombre de Julio Cesar
precedió al de las navidades de cristo. El tiempo viejo era portado a hombros
de latinistas sepultureros representado por la testa y las manitas de un
jabalí. En el hogar se procedía a otro ritual el encendido del tuero o tronco
de nochebuena (Yule´s clog) un añoso vástago o raíz de encina que tenía que
permanecer ardiendo durante las Doce Noches dando calor a la casa o bien desde
el hipocausto o en el hall principal. Si el leño se apagaba, ominoso
felicitación, vendría desgracia a los moradores. He aquí otra costumbre romana
que asimilaron los conquistadores de Britannia de los druidas. Las fiestas de
invierno del norte de Europa honra a Julio Cesar el emperador que nos asignó
los deberes del calendario. El espíritu cristiano hay que meterlo con calzador
en estas saturnales de invierno. Sin embargo, los ingleses gracias a Dickens
reinventaron la navidad y con su espiritu practico le pasaron por el hispo de
la melancolía y del consumismo con los regalos del boxing day que es el
espiritu que conserva actualmente no más. En este marco del Niño los pastores
la gente la lavandera la estrella y el
mira cómo beben los peces en el rió, el abeto, las botas cantinflas de papa
Noel y el trineo forman totum revolutum
para que el usurero Scrooges haga caja y el personal acuciado por el
sentimentalismo y el rápido paso del tiempo se rasque el bolsillo dando de lado
a su tacañería por una vez. En Oxford era la cabeza del cerdo a la que
veneramos como mascarón de proa de la Inglaterra feliz. ¿Gruñiría después de
asada? Ya en noviembre se sentía rebullir a los lechones de la cena del 24 de
diciembre en la cohorte y las amas de casa contaban los años que pasaron con
los dedos de la mano mientras las viejas junto al fuego contaban historias de
trasgos aparecidos y de duendes que cercaban nuestras vidas. En aquellos
alegres e inconscientes días de los años 60 del pasado siglo me cupo la suerte
de visitar en las viejas abadías desamortizadas los pulcros de los antiguos
cruzadas las estatuas yacentes todas aparecían con las piernas cruzadas las
grevas de la armadura un poco en alto, beber buena cerveza en los pubs de la
campiña. Tomé contacto con la vieja y alegre Inglaterra, tan alegre y jocunda
como aquel merry xmas con que nos saludábamos mientras los estudiantes portaban
a hombros la cabeza del cerdo y sus criadillas cubiertas de hierbabuena. Caput
apri mecum porto proferens laudes me domino cédete et manducate qui in convivio
estis. Yo amé a aquella Inglaterra que hablaba en latín. Ya no existe
Sábado 12 julio 2014
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