TRES LUSTROS Y MEDIO
SIN PACO UMBRAL. SE LE ECHA DE MENOS LAS NINFAS LEYENDO
No sé cómo hubiera reaccionado Paco a estos tiempos en los cuales todo es sexo (nos la meneabamos sin parar en el retrete y nos salían callos en las manos del duro que te pego) y yo me esparzo sus “Ninfas” leyendo, un homenaje a su infancia de escritor primerizo en León: Genarín al que mató un camión de la basura cuando exoneraba su vientre cargado de vino un Viernes Santo, el olor a retama del Rabizo, La Venta la Tuerta, las tabernas del barrio húmedo, doña Loti la mujerona que regía el burdel e introduce a uno de los personajes en las coyundas de Venus mientras los introductores de embajadores miran el percance, los rosarios, los ejercicios espirituales. El amor de una pescadera y una orgía entre bacoys y pellejos de vino. Esta gran novela es el no va más.
Las veladas literarias en San Marcos como un homenaje postumo a las prisiones del gran don Francisco de Quevedo. ¿Algo más?
Sí el Diario Proa de la prensa del Movimiento que Genarin que en la mañana ya estaba trompa de orujo berciano pregonaba a voces "El papa cuelga los hábitos y se marcha con la Hilda a las Bahamas".
Ese día se agotó la edición y los leoneses entre incredulos y escandalizados peregrinaban a los quioscos. Cosas así sólo pueden pasar en el viejo reino de León y el maestro Umbral, un oído fino para el lenguaje de la calle, las computa y las detecta.
Porque cuando no hay noticias uno se las inventa. El pulso narrativo de Paco Umbral. Le conocí y no es que fuera mi amigo pero me siento miembro de su generación y nuestras andanzas describe.
Por ejemplo, su descripción excelsa de homenaje a una linotipia alcanza el grado de panegírico sacratísimo a la imprenta y hoy sería imposible porque se suprimieron las colaboraciones y la vida del escritor español nunca fue tan miserable porque hay que escribir gratis y sin cobrar una perra. Además no hay imprentas. los textos se imprimen por laser.
Claro que nos queda este manubrio o artilugio dactilógrafo que puso a nuestra disposición Guillermito Puertas para el derecho al pataleo y para ser espiado.
Colocados en la lista negra como estamos que no es precisamente la lista de Shindler.
Las Ninfas son puro regocijo melancólico, libertad en carne viva. Trasunto de aquellos tiempos cuando todo era posible y había tanto meneo. Hoy se ha ocluido el agujero. Nos sentaron en la poltrona de la Red y estamos todos a verlas venir.
No hay ranuras ni escondrijos para acariciar términos medios pero Umbral leerlo sigue siendo un gozo `pr la forma de pulsar los mejores registros de nuestra lengua castellana en sus variantes estéticas aunque estos párrafos me llenen de melancolía.
Francisco Umbral hubiese cumplido los noventa si no se nos hubiera ido aquella mañana de san Agustín de un verano sin fuegos fatuos cuando aún el futuro de los españoles seguía siendo nuestro.
Nos lo enajenaron diciendo I will buy you out y ya no podemos ir a la
compra ni hacer los recados en aquellos mercados provincianos con nuestro capacho-
hay que mover el carrito por los pasillos de las grandes superficies- previo pago de un euro.
26/08/2025
avila
augusta
por
millán sacramenia
artedo
VÍSPERAS DEL
CARMEN
Llagas del vivir
incandescente
elixir florido
Hojas de almendro
en el regazo ingrávido del mundo.
Serás la
reflexión de la dulce sonrisa.
Besaré gozoso hoy
la orla de tu manto
que guarda las
lagrimas y suspiros
De los que se
fueron... Animas benditas.
Aquel cromo en la
alcoba
Con vistas al
campo santo del somo.
Y una oración
murmurando entre los labios
pronunciada a
toda prisa antes de acostar en la atardecida
tundidos los
miembros cansados
y las manos
doloridas de arrancar yeros
sintiendo la
picazón del tamo de la era
en la cama de
hierro donde murieron mis mayores
un rosario
colgando sobre el boliche del cabecero
Y el escapulario detentebala, arredro vayas Satanás, cata la cruz, un talismán de
todos nosotros.
¡ Oh María, mar
amargo, lucero que titila en la noche!
Sensación que
endulza la vida, faro y guía del pecador,
unos ojos que
cambiaron el mundo
hoy recuerdo
quebrantado,
Estrella que no
se apaga ni se aleja.
Te busco en las
iglesias
y encuentro la
difuminada luz de tu callada sonrisa, rezos, lágrimas y esperanza, entre mis
iconos.
Bella serás madre
del mundo dentro del trono de mil estrellas flotantes
y los planetas
fijos bajo tus plantas.
Y el manto
cobertor que ampara a perseguidos, Madre Dulce del Amor
bajo las bóvedas de una nave vacía
Contemplo tu
rostro materno en esa estatua.
¿ Volveré a ser
lo que fui?
En la catedral de
Ávila
mañana de luz y
calor intenso agitaban banderas triunfales
En recuerdo de
Rizal unos turistas filipinos.
Son las
compungidas fechas del recuerdo del Noventa y Ocho,
pero tenemos paz
y luz
y en el altar
estaba San Marcial glorioso triunfante
en sus proezas,
soldado de Cristo
que persevera impávido el semblante,
El crismón dorado
en su galea. El santo mofletudo y
complaciente nos bendice entre las sergas, la causía tocando su rostro
sonriente.
la mano
episcopal enguantada en quiroteca, el
indice apuntando hacia lo alto
como en las
confirmaciones.
Me parece que era
un poco como yo: a San Marcial le gustó el vino.
Avila de Lisieux
(Lisieux de Avila) tiene mucho de francesa con aires del Rodano y hontanares
del Loira de donde llegaron los frailes guerreros con este obispo
a traer aquí la
fe de Cristo,
purpurada
esclavina y muceta, mocasines plateados
Que no se manchan
al hollar los nubosos caminos del cielo. Marcial en su trono y en su críptico
cabalgando una leyenda subido en le escoba de la ilusión del menologio, áurea
leyenda.
Campestres escenas que ilustran
el día del tránsito
que regaron el vino de Francia y los pecados míos
y vi tumbas de
piedra de caballeros
del tiempo del
gótico florecido,
Supe que un
hombre había muerto el año mil trescientos.
Llevo el cristal
de Castilla entre mis venas
Pero no pude
tratar libros en el Mercado Chico.
Allí me encontré
a mi amigo Epiceyo,
Que vende ajos.
Alcé los ojos y
triunfante sobre las cresterías de la pérgola
contemplé tu
rostro y tu cuerpo en la cruz,
Jesús mío, que me
mirabas.
“ Millán, Millán”
exclamaste desde lo alto de la piedra
Y yo dije: “ No
sé, señor, cura tú las penas de mi lardoso cuerpo dolorido”.
Y fue así como,
por un día, fui curado del vino.
Avila, Avila,
mágica ciudad de las transfiguraciones y de los presentimientos.
La de los cantos
y la de los santos
La luz de tu
mirar en el verano llevo conmigo.
Bronce y reja,
pila lustral, donde resplandece un monje, un abad y un obispo.
A la salida
admiré a los dos hoplitas de granito, grotescos atlantes el cuerpo papelonado
en escamas de serpiente, prestos a la carga, un lance mítico.
Avila de los
caballeros, petrera y misteriosa
Taladrados de
serenidad entre la paz de los barruecos.
Abula, Abula augusta, y abuela de los
incandescentes perdones
En la resaca
después de la fiesta de San Vitorino.
Cerros yermos,
parameras.
Y me dije al
volver en automóvil: “ esta tierra huele a la huella de Jesucristo “.
Ávila, andariega y triunfal, doncella clara en
la noche, Jerusalén de mi sentir judío.
No cansaré de
volver al encuentro de tus piedras
Donde estaba
cincelado acaso mi carmelita destino.
Ah “
Panmakaristos “ de la que fui armado caballero
A la sombra de la
hiedra.
Ven a mí, taladra
mi ánima. Este es un sitio mágico.
Deambulábamos por
la pérgola de la iglesia juradera.
En Avila augusta,
Avila carmelita y de Teresa, un estertor de Españas y espadañas,
Místico delirio,
coral redondez solemne del adarve.
Ávila magna y madre,
Dulzura
berroqueña.
Por aquí ha
pasado Dios.
Hizo juntar el
cielo con la piedra.
Rapto del
ensueño,
Bendito delirio
místico.
15
de julio de 1998.
ULSTER
Belfast es una
ciudad sin árboles;
El viento de
Aquilón los tumba.
Ian Paisley
hereje con sotana y leche a las comidas
Me miró con cara
de hugonote displicente en aquel restaurante barato.
La hierba crecía
en los cerros pelados que coronaba una granja triste
donde pacía cerca
del alpende un caballo alnado junto a los muros leprosos de una taberna
sin tiempo en la
campiña,
Que al verme se
puso a relinchar huracanes de Armagedón. Yo no soy más que un periodista.
Cámara en ristre
y libreta de notas.
Entre en la
taberna y pedí cerveza: “Pint of bitter, please”.
No hay ventas del
viento en el gredal desolado.
La vida vale
poco.
Los villorrios,
hirsuta glebas del rencor, se tienden por el camino.
En recuerdos a
las logias que desfilaban al paso de los pífanos.
Aquí el cuadrante
se detuvo en la batalla del Boyne.
Ulster, monstruo,
devuélveme tu reloj que se retrasa que marca la medianoche de hace tres siglos.
Yo quiero en su
esfera un cuadrante más limpio.
Yo quiero darlo
cuerda.
Lo intenté pero
no pude.
Vine aquí a
perder mi amor
Por la honrilla
profesional que nunca tuve.
Quería ser
reportero de guerra
Y encontré mucho
odio antiguo en esas maléficas verdes pupilas.
Marchaba el
Anticristo al marcial paso de la oca, el pie valgo y al desgaire,
Los brazos
péndulos diciendo:
I am British
Blandiendo
paraguas y bombín cual arma arrojadiza
Desfilaba
crispando los puños
Actitud chulesca.
Un pope
adventista impartía bendiciones al revés
Que luego se
transformaban en balas de goma
Y en broncos
disparos del M16.
Exclamaba: Madre, yo no quiero ser papista
La beca o “ sash”
en bandolera
Ominosa cruz
gamada
Monograma de
victoria y de venganza.
Belfast, punto de
encuentro de todas las pesadillas
El odio en sus
nidos de sacos terreros.
Graznó un pájaro
de fuego y murió un chaval.
Los pacos (snipers) se apostaban en los tejados al socaire de las
balaustradas y los aleros.
Mother Theresa en
una casa cuna de Falls road sin luz eléctrica.
Atardecía.
Para conjurar el
miedo había yo bebido aquella tarde cinco pintas de cerveza.
Era una vieja
enteca yugoslava.
Casi me dio miedo
hasta que la vi sonreír
En un rictus de
tristeza y de evangelio.
Entonces sí.
Peregrina de
Cristo,
Besé tu sari.
No era una monja
triste sino una Virgen Ortodoxa,
Esa imagen que
venero.
Aquel beso me dio
suerte
Cuando bala silbó
cerca del costado.
Había frente de
mí muchos soldados fúsiles en ristre.
Me habían tomado
por un terrorista.
Allá estabas tú,
Madre de las reflexiones, ensimismada en la palabra de Dios.
El mortal acero
desviaste con una sonrisa.
Perpetuo Socorro,
estuvo de mi parte.
Ulster, monster, erial de desolación,
Calle real “
business as usual “, pero sin un cristal sano en los escaparates.
Tierra a la que
no quiero volver.
Escuché un hablar
antiguo en tono monocorde de añejas disputas que no comprendía.
Pero los ingleses
ganarán.
Avisté la faz
amarga y cruda del catolicismo.
Pero más allá de
las barricadas, en estas aceras donde acecha la muerte
estabas Tú,
Jesús, el corazón dolorido
Perdonando a
hombres que no paran de hablar de batallas, bulas, hegemonías y de obispos.
La sotana blanca
del Vicario no se manchará de sangre en Belfast
Que es ciudad
prohibida.
Sólo el aire frío
se enseñoreaba del malecón y los astilleros.
Escuché el grito
ardiente de reivindicaciones,
Fragor lejano de
la noche de los siglos, estruendo de batallas,
Empolvadas
guerras de religión.
Hedentina vieja y
carroña de los cayeron en defensa de una bandera.
Belfast es una
mujer triste y fea con la cara recién lavada,
Chica para todo
en el barracón de un regimiento de fusileros escoceses.
Estuve cerca de
los pasadizos de la muerte
Y la Parca me
hacía señas y visajes
Mientras saltaba
la metralla y el polvo de una detonación.
Salí por piernas
y me marché del hotel sin pagar la cuenta.
Ulster, Ulster,
monstruo sin respiro. Está piafando el alazán de Armagedón,
ciudadela
encanallada del odio absurdo y concéntrico,
“ waste land “ de
desolación.
TIEMPO DE FEBRERO
Luce el sol
altanero capullos en el jardín.
Un ujier se hizo
presente camino de las preces.
Estaba orando en
los reclinatorios de atrás
De la iglesia
nueva de Santa Soledad.
Tiempo de calma
hecho a la medida del aura cuaresmas.
El manojo de
azahar ostentaba en sus manos
La estatua de
Santa Terecina, enigmática sonrisa que a este pecador protege.
El canto lejano
se escondía detrás del salmo responsorio
y un cura mano sobre mano
se sentaba en un
confesionario de la iglesia desierta
Aguardando
inútilmente penitentes. Se conoce que nadie quiere ponerse de rodillas.
Me recordó
vagamente a aquel Fermín de Pas.
Cristo ha huido
de vosotros, hierofantes e impostores.
Febrero trae el
hervor de días que crecen, de algo que vuelve y se barrunta.
Un solario de
lectura he preparado yo en mi coche viejo,
el que está
arrumbado en la calle y se resiste
A arrancar para
el desguace.
¿Qué fuiste tú
sino un recuerdo dulce, una rosa intercalada que guarda el perfume fósil
Entre las páginas
de un libro?
Y por la noche
recupero aquel prontuario perdido
que trae el afán
de antiguas crónicas y de pasados fervores,
Magma
incandescente hoy fenecido.
Aquella máquina
de escribir
sobre la mesa de
un ventanal perdido,
Con vistas a un
campo de fútbol.
Edenthorpe,
Edenthorpe a la sombra de las chimeneas del alto paraíso,
Del que me
expulsó un ángel terrible espada de fuego y cabellos flamígero.
Nunca tocaré la
mesa ni el florero que colocaron las manos de la mujer que yo quería.
La máquina de
escribir aun llevo conmigo.
16 de agosto de
1998
MUNDIAL FUTBOLERO
Junio es el
hermoso mes de las veredas, de la luz que alcanza los sueños largos,
sahumerios y
fragancias de rosas y pensiles bañan el campo,
Está la juncia,
está el eneldo, está el poleo.
La gualda retama
del deseo
Es la reina de
las fiestas.
Aromas engalanan
el quitamiedos.
Huele bien desde
Zamora
y no cesa la
fragancia hasta la raya de Oviedo.
El odómetro canta
y cuenta la canción de las millas.
La rueda besa los
nombres de toponimias que suenan a proeza. Gracias consecutivas de una gesta:
Foncalada, el Fontán, Morcín, Mieres del Camino, Campomanes y Pola de Lena;
Arboles y
monasterios, canciones, sidra y pólvora para un corazón dinamitero como el mío
que se esparce con el canto de las sanas.
Villacastín la
encaramada oteando los cordales de los cerros.
En los campos
góticos entramos por Adanero, queda Olmedo a la derecha
y es quieto y
misterioso con sus siete torres como una galeón incandescente en la noche
mi Arévalo.
Benavente nos
recibe con un caballero de piedra, lanza y adarga, gualdrapas sobre el puente.
Antes de León,
alguna iglesia mozárabe y en León San Marcos ínclitas mazmorras
donde en blanca
amarraron y en blanca dejaron cinco inviernos por un traeme acá esas coplillas
al gran Quevedo.
Pajares es un
columpio apoteósico casi sobre el cielo.
Quiero echar a
rodar.
En la cima que
corona la apoteosis triunfal de una naturaleza mítica siéntome contento, me estalla en los adentros el deje
bable, el primer hablar nuestro.
¡ Ah, olorosos
retamares, esparto de España!
Su flor también
juega al fútbol porque es divisa de los tetra campeones.
Brasil...
Brasil... que bailas la samba al son de los tambores
De la torcida con
sus mulatas de pelvis perfectas.
El mundial es un
carnaval, la consabida saturnal ia de millones y de honrilla, vanidad.
El balón mueve
pasiones y ríos de dinero,
acróstico de una
nueva religión
Con mitos de
Orfeo.
Yo digo que gane
el mejor.
“Panes et
circenses”.
Las torres
argentinas: Caniglia, Verón, Burrito López.
No creo en
holocaustos futboleras, ni hecatombes.
En solo Jesús
bendito yo creo.
Pero los nuevos
sátrapas de los emperadores
mandan adorar a
estos nuevos ídolos de una nueva religión sincretista
que oficia sus
multitudinarias misas sobre el césped entre transmisiones globales
y yo conduzco por
autovías solitarias poquito a poco
hasta mi
encartación de Artedo
2 de septiembre
de 1998
PARA DON PEPE
Gran Pepe
Navarro, chicharrón de golferías.
Un chinarro en mi zapato
Dále el trágala, ándele y no se corte
Era la otra cara
de la moneda, antifaz desangelado
De nocturnas pláticas inanes, culo de la
impotencia.
Se desazona la
patria sin amor.
Oveja que bale,
chivo regüelda, aquelarre del sexo y del “ voyeur”
Pedo en boca. Hay
pedos en pompa que eructas cada noche por la jeta
Y pedos pintores
y pedos espía barritando de la alfarjía de tus desbordantes decorado.
El maricón
Crispín tartaja y otro personaje.
Haz el buz, saca
la lengua que morirá, Pepe, por do más pecado habías
trayendo a medio
par al borde de la alferecía.
Blasfemo, ut
nobis parceas. A cup of coffee and tea for two.
Te ríes memo y
carraspeas
y pronto vayas al
infierno con tus personajes
A dar por el culo
a la Veneno y sus comparsas.
Emplazado quedas
en quince días.
Aqueronte aguarda
y cruzarás el Misisipí a nado.
Tío, estás
ahogado.
A fe mía que los
diablos ya te hacen corro.
2 de febrero de
1997
( Aclaración:
escribí esta “ sottie” y al buen Pepito le quitaron su programa de travesías y
de travesuras nocturnas, como cumple, claro es. Aunque tres mis millones lo
indemnizaron
16 de octubre de
1998
OCTUBRE EN
GUADALETE
Llena octubre el
corazón de sombras.
Se bañan las
rosas
en tu regazo.
Quehacer de otoño
en las miradas que metamorfosea preparativos.
Peregrinos
caminamos en un viaje.
No haya quejas.
Va a llegar Dios.
Cava Florinda
llora el pecado de una noche.
Porfía Rodrigo en
las horcas.
Cava de Toledo y
Cova” dunga” entrelazas misterios y mitos.
Sólo en la
palabra hombre desdichado hallarás salvación.
España muere y
resucita.
El reinado de
Witiza y don Julián fraguaron pactos
porfiados
escondidos en las tabernas.
Españolito que
vienes al mundo te parió tu madre conspirador.
La virgen
profanada odia y ama al forzador.
A su vez afila
Hércules su daga en la espelunca de la traición.
Es el sino de
haber nacido perdedor.
Pero ya se
perfilan las sombras.
Una esmeralda
esconde la paloma entre sus papos.
Quien ama añora y
suspira por cuanto perdió.
El pobre rey
derrotado marcha al monte de San Miguel
en busca de
perdón.
Su manto de
armiño por un sayal pardo
y su cetro por un
garrote de espino canjeó.
Marcha por el
andén enarenado
una cogolla de
fraile y un grisgrís morisco.
Las monjas
agustinas cantan tercia en el coro bajo.
La virgen en el
umbral le entrega una vara de azucenas.
Ya balan los
recentales en el aprisco.
Es octubre en
Guadalete.
EPIFANÍA
Silencio en la
mañana de Epifanía
Baten los nueve
ordenes angélicos sus augustas alas.
Tocan a misa de
albores.
Elevan la hostia
y el cáliz las caltas en el jardín.
No hay
aguzanieves
¿ Dónde estará el
avefría ?
Hoy nace Dios en
Oriente y en Occidente ya lo adoramos.
Cantará el
diácono la pascual calenda en Santa Sofía
y en la celestial
Moscú.
Entra el Cristo
total.
El sol acaricia
las paredes del acantilado y baila el musgo ya su danza de algas y helechos.
Oigo en el jardín
el paso de los camellos enfilando la calella de mi helicón.
Este oasis ,
Señor, que siempre que vengo me transforma.
Incienso macho
sea incinerado, alcése el humo del olíbano y de la mirra penitente.
Y la luz de cobre
acendrado dora el manto del lar.
Virgen madre, ¿
me detectas ?
Hay un rosario
blanco que pende del catre en mi habitación.
Madre de los
vencidos, consuelo de los tristes, que velas mi sueño.
Está María
presente en esta dulce alcoba a la que yo soñé venir de niño.
El techo es de
alfajía y está pintado de azul.
En el arco del
camón se atesoran dichas viejas.
Ven en mi
socorro, dulce María ven.
Mis muertos no se
han ido ni se han muerto.
Están presentes y
rezan en el silencio de estos muros
de sus cuerpos
transparentes sube esta dulce paz que encampaba la casa.
Útero y claustro
mío del Rellayo, astur rincón de paz en las mágicas Españas.
Convento de la
vida donde cada año me hago viejo celebrando resurrecciones epifanías y curo mi
soledad de desterrado.
Bardanos,
lampazos, la ardiente saxífraga, el casto arrayán, guirnaldas de piedra
poniendo encajes de espuma vegetal sobre las olas.
Aude et auge,
soplo entre las alas.
Cristo, padre de
los pobres, librame del mal
25 de enero de
1999
Dolía la ingle
derecha y había regresado del Árbol de los aparecimientos.
Era un sábado.
La tentación,
reclinada en el garrafón de plástico, jigote en la redoma, como el
quiromántico.
No lo pruebes ,
no lo pruebes.
Lo caté hasta
quedar harto.
Metí al enemigo
en la barriga, y él hizo razón de vómito inexcusable,
mientras los
monjes por Radio Atenas cantaban la misa en rito alto.
Fue una
percepción hermosa,
pero yo quedé
derrotado y exhausto.
Es mi última
libación, que ya no quiero más en mí, mientras canto el Agios.
Lo peor estaba
por venir, al quedar determinado aquel encuentro con las furias.
Ay razón
inexcusable, pobre infeliz que tanto me maldices, y que se te encasta el tiempo
y nos has podido decir nada.
Mi padre en el
filo de los recuerdos y el consejo que me dio aquella vez, Antonio, eso es veneno
para ti. Por él, si le quisiera, debería haberle hecho caso, pero el dolor de
ijada era tanto que no pude resistir.
Razón de tui y
razón de mí, hipotenusa de lo imperfecto, que nada llego,
nauseas y pujos
que suben y bajan por la boca. Es absurdo lo que estoy rozando,
y el perfil de
los sentidos se embota,
pero marzo, a no
dudarlo fue siempre un mes nefasto.
Me echaron del
amor, me expulsaron del trabajo, y ahora sólo queda me arrojen fuera de casa,
como si fuese un vagabundo.
No puedo
proseguir.
Amarga fue la
lucha, pero más infame la derrota.
8 de marzo de
1999
5 de junio de
2000
AÑALEJO
Añalejo
parroquial, lengua de dragón celestial,
rozagante ropaje
de las alturas,
oculto brial que
vuela los oteros del horizonte.
Llora la lluvia
en los paramentos y humedece las acroteras;
está de obra el
amor y rebrilla el charol de la calzada
bajo los faroles
que alumbran otoño.
La nobleza está
escrita en el dintel alto.
Suzanne tenía el
alma de llama
y los siete
cielos cabían en sus ojos.
A nada ni a nadie
amé tanto.
Más por mi
inadvertencia la perdí.
Luarca es un
miradero verde en la tarde de abril
que se empina
sobre el mar, ya los barquitos van a la altura
y uno grande
cabecea en la amarra que hasta ti me llevará,
que bien supe me
esperas en la otra orilla, al otro lado del Canal.
Piña de casas
blancas y portaladas y blasones
vigilando la
ensenada.
Veros y
contraveros, cuarteles, roeles, leones tenantes,
el lambrequín y
los lambeles de tu noble mirada.
Abajo expectante
la mar todo de rodillas sobre la dársena
adorando a un sol
que inspira brisas de ocaso.
Pide puerto allá
a lo lejos una patera.
Hay un cementerio
bonito sobre la ladera.
Severín y
Evaristo duermen la paz eterna en la loma aguardando el rebatir de las olas y
el despertar de las trompetas.
Subamos la
cuesta, amor, que hoy es la Pascua.
Una luz nueva y
madrugadora alumbra al Cristo que resucitó.
La casa
deshabitada con la higuera en la corraliza mirando al norte otrora fue nido de
amor.
El rebalaje de
las olas canta canciones de guerra
y al amor del
ocaso teñido de oros enfilamos la cinta blanca de la carretera, mientras la
mies enyerba. Hipólita.
Todo en redor
herbece que viene el capitán de la brisa.
Trisque el amor
por los montes de La Caridad y de Ballota.
No los despoje
nunca Aquilón de su ornato.
Atrás quedó noble
Luarca arrullada y blanca tórtola sobre el arrecife cántabro
que duerme en el
zureo de su escuadra y los jaqueles de su heráldica.
No conoció la
brisura de los segundones
porque esta villa
es vanguardia dura,
serviola de los
mares proa siempre hacia el Norte,
y un paisaje que
es adehala del peregrino que nunca esperó tanto.
El mar y la roca
se entrañan
allá donde
Asturias deja de abrazar a Galicia
y hacia Avilés se
espadaña.
10 de diciembre
de 1999
PARA TI
Si no es amor lo
que en mi alma crece
es un deseo
fugitivo,
añoranza de tu
piel, el calor de tu regazo y la frescura de tus besos.
Suzanne, amor y
albergue en el camino,
funesta
incandescencia que abrasa todavía lo que fue y aun pervive.
Y que retorna por
las ventanas del recuerdo.
Me asomo y te veo
etérea y eterna, espasmo infinito, recorriendo
el trayecto
volandero con que tu recuerdo inciensan las vedijas de mi pipa, laxas lisonjas
de aquel querer.
Do quiera estés
conmigo te comunicas
¿Darás alguna vez
respuesta a mi llamada?
¿Qué será de ti,
doncella inglesa,
dulce amor por el
que vivo?
Gemimos.
Lo hemos perdido
todo a esta orilla de la culpa.
Excelsa estás al
otro lado como una diosa, en la ribera del Olimpo, tejiendo tu argadillo de
memorias,
sabor agridulce
de tus besos, ya dardos y rehiletes doloridos
que se clavan en
los pensiles acidalios de aquel verano.
¿Dónde están
aquellas rosas hoy trillazón del abono animico
que fermenta en
la copela de los sueños?
Hubo
contrahuellas de una escalera de pesadilla y hubo pasos que nunca di.
Baodicea eterna,
tú no podrás morir.
Mi sino derrota
ya hacia el Leteo de feroces nieblas.
Bramando voy
resistiendo al negro torbellino.
Te añoro el ojo
dolorido de llorarte,
mis huellas
cansadas de buscarte.
Te convoco, no
hay respuesta.
No cabe paso
atrás en este laberinto de amor y vida.
La luna brillará
a tu lado y el agua de las playas de Gales
se arrodillará en
dulces médanos de arena al pie de tu figura,
como en aquella
foto de ti cuando pequeña
que yo llevaba en
la cartera.
¿Quién rompió
nuestras cartas?
¿Quién quiso
acabar con nuestros nombres?
Sólo tu imagen
alimenta mis recuerdos
y esas memorias
me hacen vivo.
Lo he perdido
todo al Este del Edén por el peso de la culpa.
Ya no desandaré
el camino.
Por besarte y por
tenerte daría el resto del tiempo que me queda,
paraíso de
caricias.
En cambio yago
sepultado en esta ubre inmensa de papeles.
Es la sombra tuya
la que busco
prendida entre
las hojas volanderas de mis libros.
Mas, callemos y
prosternados cantemos el oficio.
Soy yo el monje
que entona tus Horas
mientras
noviembre se resuelve en lágrimas de
lluvia y alienta los regueros
de mis poderosas
quejas.
Ciernáse sobre mí
el techo del olvido.
Mi salmodia de
Sexta es un treno de hielo dolorido.
Albricias,
Suzanne.
Te canto y te
recuerdo,
dulce y sonriente
en tu trono de dicha como la madona de Arbás.
Madre
cisterciense, virgen siempre de mi vida. Amen.
Me odio a mí
mismo porque ella todavía me enamora.
Amor de juventud
que la senectud profesa.
Me nutro de dolor
y del alto
pensamiento.
El sol no
regresa.
Muralla del
querer,
contra ti no hay
bastimento,
ni testuz ni
ariete, ni casco ni cohorte, ni galea.
Ay amor, mi mejor
rodela, que el dardo sutil de Cupidete todo lo traspasa,
y difumina el
aliento espeso de las parcas.
Yo lo declaro
aquí y lo confieso
que soy el alter
ego de los vates que se fueron.
De Garcilaso y de
Petrarca.
Pasame amor con
tu saeta y transverbera toda la carne que tu quieras.
Flotaré en el
aura de Suzanne
que fue mi Laura.
Nadie lo sabrá
pero yo escucho todavía el murmullo de aquel nido.
Soy pájaro que
vuela, umbra incandescente que retorna al centro fijo.
Todos los
horizontes alzan a mi paso sus querenciosas contrabarreras.
Hoy ceniza, ayer
brasa, busco aquel nido.
El rescoldo
todavía quema porque fue chispa del eslabón y el pedernal de tanta grandeza.
Oh ardiente
virtud engalanada,
alma gentil a la
que dirijo toda mi correspondencia.
Linea a linea
conjuro a la muerte
y escribo tanto
porque tú navegas un mar áspero entre Escila y Caribdis.
Si pronta está el
ánima,
el cuerpo va
cansado.
En medio del
ponto sin fondo también presiento hendir el agua viva
rumbo al viento
y proa al puerto
de tus ojos que es mi anhelo.
Nunca podrán
trazar sepultureros ni quasimodos beodos la meta del olvido.
Ellos reinan ya
en la Tercer Esfera.
Ojos de mi amada
Suzanne que en hojas de laurel se han convertido.
Carmín de su boca
y su talle un cincel.
De rama olorosa
calandria hizo su nido.
Laura laurel,
diosa de cuerpo erguido.
Al cielo te alzas
alegre y segura. Hermosa del sol inglés.
Suzanne, escucho
tu risa desde el hades.
LIMONERO DE MI
JARDÍN DE ARTEDO
Yo quisiera ser
un limonero
de mi casa jardín
en la Concha de Artedo,
echar brancas y
raíces cerca del muro del viejo gallinero
sentir la caricia
del sol de abril
y el rumor del
blando céfiro
en las mañanas de
amor.
Cantar , llorar,
sufrir, gozar, sufrir, soplar y bullir.
Besaré al
obscurecer el recuerdo de la mano que te plantó.
Yo quisiera ser
limonero
de mi alegre
jardín de Artedo
3 de abril de
1999
JEWISH HOLY
FRIDAY
Devils are at
loose again.
For if it was not enough Sarajevo, a Kosovo we neeed
with a lot of refugees along the line.
We can´t live
without the filming of dubious holocausts.
Hitler is alive
in Clinton resurrected.
Bloody nazis.
Bloody jews.
The question is
that history is only what the warmongers make out of it.Wars have to be won,
and cannot happen without Kissinger programming global, step by step. Barbara Walters with her raspy voice at the scene.Talkers or scribes fodder the
drama. Holy fridays of lately lead to bloody Easter Rising. The high priests
thrive on denial, and with their plots want us to learn th at He never was. The
Antichirst os real, Jesus a myth.
Oh, my Lord, my
heart bleeds!
Every day at
every hour is for me Gethsemani.
Here come the Bee
Fiftytwos dropping bombs, sting of death, and explosions.
CNN reporters
lying low in Bagdad, wrapping up murders.
Is the at the new
order the the vultures bring ?
A world without
love, full of lies with no room for Christ in it. Truly jewish.
Here comes
Fulmination.
Devils are at
loose. The wireless bark their onesided truculence, the end is at hand, a flood
of argument twisted. But this is un upside world
with its own
beasts and its own vestals.
Emma Bonino acts
and plays as the goddess Semiramis with specs ruling the winds of wraths. She
has an obscene mouth
while the jewish
pope watch the line, a truly new Judas all holy, but blaspjempous and
sarcastic, the bad sheperd who gave its flock to the synagogue.
Good Friday in
the jewish tradition bombim Biel gorod the whoite city by stealth.belgrado has
becone Getsemani.
A real holocaust
of sulp`hur and pfjhopspjptous.
Waters the the
damned rain of the drake tale flyind in the wind of sinisters cruise misiles
and tomahwaks.
One good friday
like today the high priests killed the song of god, a real kews gestures in
their tradition of hatred.
Bombs over
Belgrade and so what the pope says?
Bloody old man th
at polish bishop. In Rome pontopjicates the devil
and in Washington
commnads a fornicator/Terminator. He is a coward, bombing churches and
maternity wards.
Oh Christ. Upu
died for all of us
4 de abril de
1999, Easter Sunday
I AM FIFTY
FOUR... AND SO?
Trae San Antonio
del año los días más bellos.
Adornan las
flores la lengua de tierra de mi herrén.
La luz de la
tarde tamiza melancolía inglesa,
lejano sentir del
ayer.
Espira de la
catedral de York
al socaire de ti
amé yo.
¿Qué habrá sido
de la dulce rosa inglesa?
En tus tabernas
me embriagué de hidromiel y de cerveza.
¡Ay amor, adónde
se fue?
Cruzarán los
bateleros por la ribera del Río Ouse.
Estará en su
sitio la barbacana de Micklegate.
Y yo ya no
estaré.
Ruedan hacia Hull
los omnibus de Beverley.
Ya no estaré.
Wilberfoss es ya
un nombre lejano.
Acarician los
sueños míos la blanca muralla
y vuelan por los
postigos donde el arcángel tiene su trono.
Suzanne, siempre
en mí, bello vivir del amargo huir
por la perdida
herida.
Reina que mandas
y gobiernas, corona torreada de la diosa,
blandirás tu
hisopo contra el abismo
que de noche y
que largo se me ha hecho vivir lejos de ti.
Angeles de
Eboracum apiadaos de mí.
Lleva este
suspiro de amor a mi rosa blanca emperatriz.
Today I am fifty
four and so?
I have reached
the age of the Beatles song.
All my sweet
yesterdays on my birthday I mourn.
Thanks, God.
13 de noviembre
de 1999
Doctor Isherwood
Afternoon in
Wilferfoss, it was a lazy sunny afternoon and it was hot. The door was open for
the breeze and there entered a little gentleman with a briefcase. It was doctor
Iserwood from Poxklinton. Suzanne an I were reclined in the grass of
domingo, 6 de
febrero de 2000
Si no es amor lo
que en mi crece es distanciamiento de ti,
sima que ahonda
el tiempo,
pero tu cara no
se aleja.
Siento que tus
ojos crecen,
son un deseo
fugitivo,
yo siento
añoranza de tu piel.
Suzanne,
magnífico albergue de los sueños,
fausta mujer
incandescente,
visión que se nos
viene entre los lirios,
memoria que
proyecta lo que se fue y aun pervive,
espasmo infinito,
rosada caricia de
tu piel,
vedijas de humo
que proyecta al techo el hipocausto de los sueños,
voluta que se
alza de la cazuela de mi pipa.
Oh Suzanne, el
fuego por ti encendido nunca se apagará,
que es divina
almenara que apacigua mi espíritu.
y nadie podrá ya
reprimir las brasas de tu alma.
Serás lisonja
lasa de mi querer
¿Qué será de ti,
hada londinense que por ti he vivido? ¿dónde estarán tus huesos o la esparcida
luz tajando la oscuridad de aquellos besos que hoy sois fuego fatuo en el altar
del amor? Tuya fue la candela que hoy me alumbra. Mi vida vino de tus ojos.
Lo he perdido
todo.
¡Ah este peso de la
culpa!
Se han secado la
fuente de las lágrimas y el dolor de estanque seco da cauce a mis pupilas, que
pronto serán alveolos, cuencas vacías, trono de la muerte al cabo de esta
búsqueda sin encuentros agradables, al ser arrojado de tu faz altiva ligaron
sobre mí terrible maldición.
No hay paso atrás
en el laberinto.
Ya no desandaré
el camino. Por buscarte y por tenerte daría el tiempo que me queda.
Sepultado en mis
papeles, mulso en la tensión de lo que busco, porque sé que, al final de la
huida, resucitará tu rostro;
es la sombra tuya
la que busco.
Rezo el oficio.
Noviembre es
lluvia.
Se cierra sobre
mí el helado cielo del olvido.
13 de noviembre
1999
Me odio a mí
mismo mismo y alguien me enamora.
Mirto del dolor
que en el arriate reverdeces,
crecal infinito,
olivo verdadero,
árbol de Sión que
desforesta el sionismo.
Vuelo hacia las
altas ramas del encumbrado pensamiento.
El sol no vuelve,
muralla de amor, contra ti no hay bastimento,
ni testuz.
Yo me río, alma
herida, de la falárica de la suerte que golpea pugnaz el manantial del agua
viva.
Seas tú mi
adarve, mi casco, mi galea,
pues que ese
dardo sublime todo lo traspasa,
difumina el
aliento helado de las parcas.
Yo os lo digo y
os conjuro, salid demonios de ese cuerpo, que soy el alter ego redivivo de los
vates.
Me traspasa la
saeta herida el alma de Petrarca
y viene flotando
en un aura eterna, perfume de Suzanne que en mi reina para siempre, rostro y
rastro de mi Laura.
Nadie lo sabrá,
pero yo escucho todavía los murmullos de aquel nido.
Soy pájaro que
vuela, sombra incandescente que retorna y el dintel del horizonte que cruza las
colinas.
Sombra soy que
pasa,
hoy ceniza, ayer
brasa pero un rescoldo de grandeza de aquel fuego me quema todavía.
Ya con Laura el
sol de aduna catoblepo egipcio, campeón de la cruz ansada, deja ya de apalabrar
infortunios, basilisco que occide con la vista, huye o llamo a san Miguel que
te ponga en fuga.
DON DE LA
EBRIEDAD
Claudio, antes
que tu nombre trajeran y llevaran las gacetas
por renglones de
musas avarientas
en aparcería
suculenta
fuiste para mí en
la barra del Gijón aquellos ojos que observaban con un brillo mortífero y
cainita,
dos cuévanos,
blandones de mortaja.
Tenías un aura
trágica, no te lo dije, y un mirar cansino y a la expectativa de arriero de
Zamora.
Vivimos vidas
paralelas desde los campos góticos y el vino de Toro a los altares de Freia
regados de cerveza.
Hull ribera del
Humber, Beverley y sus colinas,
Nottingham
poblada de bicicletas.
Andares y
cantares en trayecto de ida y vuelta, nómadas por trochas perdidas de la feliz
Inglaterra, carcajadas de hilanderas y comadres en los soportales de Windsor.
Nuestra poesía
fue peripatética, patética nuestra vida,
de hambres en el
cuarto con cómodas de caoba, una carta de amor en el bolsillo
y promesas de
bailongo regadas de hidromiel-a veces te ponía el cuerpo nuevo una copa de
jerez- en aquellos aquelarres del septentrión incierto
y largos viajes
en el tren.
Tú al igual que
yo añorabas el verde de aquellos pastos.
Nacer al amor y a
la poesía en un jardín es predilección olímpica.
¿Qué tienes,
profesor inconstante?
Ganas de beber,
págame la última copa.
Because you, too,
were a Yorkshireman.
Nuestro destino
fue la zurra etílica, un estíptico vagar por las tabernas coronadas de laurel
con sed y dolor de flato, as beer they said was good against constipation,
y el lúpulo diurético todo lo cura incluso el cagalar del mulo.
Al Baco de
Velázquez en el trono de serpas y de pámpanos la vera efigie del borracho con
cachet me parecías.
A ver que va a
ser.
Y demostraste tu
casta de beodo no llevando moneda en el bolsillo, dejandote convidar y querer.
!Ah, tunante, no
me lo dijiste, portabas el maravedí debajo de la lengua.
Te tienes los
ojos triste y saltones de un mosaico romano,
retículos de una
pínula enfocando hacia el centro, camino de la enosis.
Unión con Dios,
místico vino. Juan de la Cruz también le daba fuerte al moscatel que sacramenta
la tristeza
inherente al ser nacido, pues hizonos de
mosto zeus divino y forma de cuba tiene la placenta, sus flejes y dovelas
tracería de pámpanos, alcurnia y dicha del pobre.
Claudio, desde
entonces me pareciste más genio,
y llevado del
ebrio don me pongo a bailar en un pichel de tintorro.
Navegan sicut
naves velut umbrae piezgos sobre el Tormes portando en sus panzas oneraria
felicidad del jarro que el dolor olvida.
Nadie nos podrá
arrebatar el gusto del mosto
que es ambrosía y remata mis jaquecas,
vayánse los
sueños al diaño.
Me asalta de
repente en tu capilla ardiente
esa imagen opulenta
de jícara de cerveza que al amor de una tarde de otoño en el Gijón nos
consumimos, bottoms up, prosit, de hoy en un año, que lo veamos.
En gesto que
acredita de ser un hidalgo de gotera.
Tampoco en las
tabernas preguntaron nuestros nombres.
Encima, compartimos
la desdicha de ser vilmente zurrados por la parienta.
Mujer es muerte,
zorra y crija, descompuesto componente,
sangre y muchos
complicados palillos, red de atarjeas, cloaca y cañería, hartos estábamos de
ciruelas claudias.
El mundo no
resulta sino una gran taberna, Cayín.
Pero tu has
pasado el freo ya va para un verano.
Aguardarme me has
en la ribera de la Estigia, zamorano,
y que sea al cabo
de muchas vendimias.
Recuerda que me
debes una ronda y no te la perdono.
Brindemos,
brindemos la escanciada malvasía,
por cuenco la
calavera de don Pepito, el amo publicano,
y por cáliz el
grial de Jesús en la Última Cena.
Alcemos nuestros
vasos por la opulenta vid y la ardiente higuera,
la gaya ciencia y
la crin de hiedra agitando las desoladas tumbas y el lúgubre muñón del muro del
convento en ruinas,
sólo ya
cabelleras de ortiga que peina el viento.
Un haz de luz
allá a lo lejos, un túmulo y la credencia de la hostia, un estro que plañía, el
incensario y el copón que robaste, chiquillada travesura o gesto profético de
la desolación que vendría, de la credencia de un tabernáculo románico.
Estabas
predestinado a estar perpetuamente de cuadrilla, asendereado libanomántico y
catador, ofrendas de la vid, palabra de vida, dando tumbos a las Siete Calles.
Peores fueron
otros sacrilegios.
El estro gruñe y
el licor rezuma en la cresta de tus versos embriagados de elegía,
ajustadas las
estrofas a este erial que vivimos.
Te has ido y nos
dejaste de albacea estas palabras
cuyos ecos
retumban, cual doma de lomo del sonido, lastimeros contra las fauces de la
gárgola en lo alto del pináculo de la catedral vacía.
Don de la
ebriedad es éste, pregonados licnobios que iluminan las sensaciones depuradas ,
luz larga contra los muros de la ciudad
dormida toda almena sobre el Duero, el
Eresma, el Ivel, el Ouse, manso río de York.
Nuestras aguas
van a a dar a todos estos nombres y a otros mares, bañados por un sol de
incertidumbre, extensas miradas, siembra de cruces, bajó el poeta al sepulcro,
pero en la lengua resucita agitandose en místicas prelaciones antes del
sacomano.
Ese fue, amado
Cayo, nuestro marbete, código de barras.
Ahora estamos
mano a mano tú y yo solos, después de un funeral, en visita por las tascas.
Sirven abluciones
en el barrio húmedo, que sólo alcohol es talismán contra la desesperanza.
En tanto que
llegan los fosores pico y pala en ristre. Ya sabemos que Acaronte aguarda.
La voz del otoño
no comprenderá nunca los brindis de los dioses.
Ya temulentos
caminamos por la orilla de la metamorfosis, la canción hecha crisálida.
Ya podemos subir
al Olimpo pimplados de catarsis.
Te deseo tuvieses
una muerte dulce aunque aquella tarde en el Gijón estuviste a punto de pegarme.
Claro, yo no soy
más que un facha.
martes, 11 de
abril de 2000
ALCOR ARREBATADO
Tórrida mirada,
halcón huido por las sendas
de mi pensamiento
fugitivo.
En el piano de
don Gerardo una estudiante del Beatriz Galindo ejecuta arpegios.
Estalla una
eclosión de notas a lo vivo.
Entre Bilbao y
Chamberí yo te buscaba,
espiando en las
noches de febrero la luz de tu balcón.
Venía a verte
todas las tardes disfrazado de profesor.
En la calle
Antonio Flores
yo tuve una vez
un amor.
De aquello sólo
me queda el recuerdo de un ascensor
y misas a la
tarde en las clarisas
que ahogo en
vino.
¿Amor, por qué te
alejas para no volver, voltario insecto de la sinrazón de alas de cínife?
Una efélide de tu
carita, niña del norte
que ha
desparecido para dar paso al livor de la muerte y del olvido.
Soledad infinita
que nos circunda, márfaga de todos mis sueños.
Nunca pude ser el
dueño de tu corazón.
Amor que se fue y
no vino, despareció en el rostro difuso de aquella a la que yo esperaba.
Soledad de la
tarde y de libro abierto sin perspectiva.
Presencia hermosa
de un querer que dejó huella.
Por él la vida
toda yo te entregué.
Soy un saltador,
un derviche en la redola.
Gire el cangilón
de mi plegaria.
Paravskeia,
virgen del viernes noche, ponte guapa.
El viento del
deseo viene metido dentro de un piano de cola
que colmó mi
deseo más allá del freo
metamorfosis del
aire de fronda
rasgando el
perfil misterioso de las hacinadas de ilusión.
Pata ti una niara
de besos yo te reservo
que susurrará
Eolo al oído, ya eres matrona.
¿Fumas todavía ?
¿Con quién te acuestas y a quién haces el amor?
Lapida y epinicio
yo me fui a negro sumido en un absurdo de retama y de organdí.
Treinta años
pasados y yo soy igual.
El obispo me
ordenó diácono, pero no he llegado a nada y menos soy, acaso sólo un relámpago
en la tarde de tormenta, acólito únicamente de las nubes,
tibia y calavera
en la huesa.
Sobrancero de
aquel dulce verano del sesenta y ocho, erigido en mayordomo de tus besos que se
almacenan en el desván y el alguarín de los recuerdos.
jueves, 28 de
septiembre de 2000
A UN CENTINELA
Centinela que
reposa en la garita a rayas
del polvorín
nuclear,
menos matar.
Escucha mi canto
limpio,
el llanto de los
marinos hundidos
en el Mar de
Murmansk
que tu
transfiguras en ojiva que apunta a la muerte
y no al claro
amor,
embeleso tardío,
molduras y metopas
y entorchados,
floreos incandescentes
que traza el sol
cada mañana en su aliento fugitivo.
Oh tú sabio que
nada sabes y tanto pontificas,
hidrópico de
ciencia y empalago.
Estás barajando
ascuas, tú lo sabes.
Te tajo las
cuarenta cartas
y carga ya el
golpe perentorio,
baja del pedestal.
San Ignacio voló
en su hornacina, el ojo ardiente, fumarolas al pecho que se vienen renqueando
con un ojo en el
cielo y otro en el suelo
y anagrama de
eternidad.
Compañía de
Jesús, ven a reinar quimeras de imperios.
Roma en nombre de
Cristo asumió la carrera del mal.
Un aro en llamas
viaja por el horizonte
y en Sidney parva
cosechas de medallas.
Me telefonea el
maldito Santos Gozalo, escupitajo hitleriano, con su cara de gozque del odio
y entona
alabanzas al falso Fascio, su voz de sapo hiere mis oídos falangistas, y la faz
de batracio que derrama
baba integrista
me asquea al otro lado del hilo.
Los árboles
marchan ya al son de la hiedra.
Hay una urraca en
el portal.
En vano persigo
al coro de cisnes que nadan las aguas pandas del estanque,
pluma blanca de
una era que termina.
Viajo a Arévalo y
voy en ca el alfayate Manzano.
Ya las becadas
acuden a la cita inexorable de septiembre
y vuelan en ala
delta sobre mi vertical,
en paso sonoro
que lanza al viento mensajes de serenidad.
Solícitos
escuadrones de Marte y de Neptuno, columna de abismos,
expugna los
adarves interiores del agua;
el pulpo ataca
sin fortuna al múrice que se agarra todo veneno y grapas a la socarrenas de una
lápida submarina.
El múrice no
quiere ser amante de la arena,
desdeña impotente
la curvas rotundas de carne de hembra
que palpita todo
medano y duna junto a la orilla.
FIN
millán s. artedo.
miércoles, 18 de octubre de
2000
No hay comentarios:
Publicar un comentario