OJO CON EL SACRISTÁN CAVE CANEM CUIDADO CON EL PERRO
OJO CON EL SACRISTÁN
Escenas del invierno en la aldea
Están los tiempos cambiados, canta la copla; pero hoy no bajé al valle a entretener mi aburrimiento para darle a la sin hueso ni pedir un culín mientras se mira para la tele colocada, como el trono de dios, en un rincón en lo alto el techo. El viceverso y no sé si animadverso me mira con cierta curiosidad. Nadie parla. Las tascas en este país porque en boca cerrada no entran moscas, se han hecho de la orden cartuja y el mutismo es general con lo que no despabilamos el aburrimiento. Para hablar de furbo alguno sí que se apunta pero son conversaciones sin sustancia para mí que ando a la búsqueda de la piedra filosofal. Nieva allende los puertos.
Detrás del cobertizo en la plaza canta el aire sus rechiflas del invierno y el roble cabe el atrio de la iglesia cuenta historias de los que se fueron para no volver más. Por ejemplo, el paisano que se fumaba un habano sentado en su tajuela frente a la bandera de la Comunidad Económica Europea. Su cigarro elevaba volutas de humo que ojalá fueron euros. Se quedó mirando a las estrellas del redondel de un anuncio de la CEE; murió el pasado verano de una angina de pecho, y no tardará en venir ya la paisana desdentada de las piernas gordas que se desplaza desde su casa al final del pueblo por la acera destartalada para ir a casa Fermín a jugar a la máquina tragaperras con su serillo y sus frasco de los chismes. Ella es una especie de "Salvame de Lux" de este lugar en el que a la invernada no quedan más de quince o veinte habitantes. Sabe quien entra quien sale, quien se acuesta y con quien se levanta aunque de eso ya poco entre tanto vejestorio, perdido el ardor genésico, aunque digan antes pierde el ome el diente que la simiente. Doña Adosinda que así se llama la paisana se entera quien va pa la residencia quien está a punto de espicharla; somos un país de viejos.
La quintañona dama dicen algunos ser bruja. No te acerques mucho que te echa la cigüa... puf. Esta es la hora de los quirománticos y alquimistas. Yo voy a comprar "El Adelantado de Segovia" en el quiosco de Vitines. Echo una parrafada añorando los aires de la braña; nuestra charla versa hoy sobre el dinero que posee un poder diabólico, disuelve costumbres, abroga leyes, compra, vende y corrompe no respeta ni a rey ni a roque. Ya lo dijo Juan del Encina refiriéndose al tráfico de influencias. Vanidad de vanidades.
La tele no para de hablar de enjuagues y de melindres y de cuanto nieva y al personal le encanta esto de las celliscas al otro lado de la cordillera. Aquí en la marina nunca nieva. Hablar por hablar.
Esto es peor que una comedia de capa y espada donde el Dinero poderoso caballero es el protagonista de todos los lances.
El tasquero Celedonio es viceverso o al menos es lo que propalan las lenguaraces hablillas de esta aldea, no le gustan “les moces” sino los mozos pero que yo sepa nunca dio ningún escándalo. Cada uno la mete donde puede y donde le dejan decía mi abuelo; pero eso de que canten misa y sean clérigos no me parece del todo bien por mucha bandera de arco iris que flamee sobre nuestras narices.
Nos está pasando la mano por el pico el poder gay. Ahora bien, la mariconería siempre se refugió en las sacristías en este país.
Pachasco que no es lo mismo que pechescoi. Por la calle real creo haber visto y no es espejismo de borrachera a un monje negro con gorro de tubo y moño en la nunca. Detrás de la cruz procesional iba una escolta de clérigos con cabelleras merovingias y barbudos hasta los pies seguidos, por contraste, de acólitos imbeles de blancas túnicas entonando himnos en eslavónico que es una especie de griego triunfal. El espíritu nos hablaba en lenguas de fuego de manera mucho más contundente que las anodinas misas del pueblo que se nos indigestan a muchos católicos por su falta de misterio. Digo yo si no habremos perdido los cristianos de por acá hasta el oremus.
Ayuda a misa el bueno de Celedonio alias Viceverso, lee la epístola y anda por la comunión gay pero no se le nota. Vamos que no parece sarasa y no revela ramalazo. Eso sí, a decir de las parroquianas tiene el chigre limpio y requeté limpio mejor que una mujer. Se pueden comer sopas en suelo.
Su rostro inexpresivo y su voz descangallada preguntándome que qué va a ser y yo respondo lo de siempre, me hace pensar en esa línea de doble pauta del clero con respecto a la conservación de la especie. Roma se mantiene en la ambivalencia, la dilogía al respecto. La cuestión sexual de sus funcionarios está por resolver. Y para especular sobre la cuestión hay que meterse a fondo con una lexicografía de doble filo. No se puede llamar al pan y al vino pan y vino ni decir sí o no como Cristo nos enseña, sino según y cómo. Todo depende del cristal con que se mire ya lo decía Campoamor. ¡Cuánta confusión¡ Mucho dolor de atrición, y venga golpes de pecho, duro que te pego. Don Sisenando el cura sirve a toda una redolada de ocho pueblos con los que cuenta el valle.
Servando- no pierde baza, conoce a todo quisque- que hace las veces de sacristán, de chigrero, barbero, albeitar, curandero y medio enterrador incluso porque no falta a ningún funeral importante y de gacetilla general porque él es el “Hola” de la aldea que conoce las peculiaridades de las gentes que vienen y van, quien sube quien baja, quien se ha muerto y quien las va a diñar pues es el encargado de colocar las esquelas recordatorio sobre el marco de las puertas, abre la iglesia, barre la sacristía toca las campanas, le quita el polvo al armónium, ayuda a misa, y gracias a él no echaron el cierre al viejo templo románico de larga ascendencia. Su piedra fundacional data del siglo XI. Ya llovió, ya, y ya han pasado peregrinos sobre el puente del Fornón. Así que en Somoluenga o Somnolienta llamen a la villa como ustedes quieran no nos privamos de nada. Tenemos a don Sisenando que pierde el culo todos los domingos y el otro día lo paró la GC en un control de alcoholemia y dio positivo. Pobre cura: cada dominica tiene que dar eucaristía en media docena de pueblos. Liba el sanguis del cáliz y entre consumición se echa para el cuerpo una botella del dulce vino de consagrar. No puede con su alma. Está rendido pero dice que él no quiere jubilarse, él es de la vieja escuela. Cree que ni los curas ni los obispos ni los reyes ni los periodistas tienen derecho al retiro. su obligación es morir a pie de obra . Cosa que no es de extrañar. Esta desgana es un pálpito general que se advierte no sólo en esta aldea sino en toda la cristiandad. Esta situación en que estamos son los dineros de sacristán que cantando se vienen y cantando se van. Rueda la vida