SAN BRUNO 6 DE OCTUBRE
Hermano morir tenemos. Hermano ya lo sabemos. Recuerdo aquella noche de dolor en Burgos día de san Juan Bautista eterna se me hizo la noche a pesar de ser una de las más cortes del año hube de dormir al raso porque no encontré alojamiento había ido a acompañar a mi hija Henar a los campeonatos de España ganaría la medalla de plata y hotel no había rodé por la carretera arriba que bordea el Arlanzón y aparqué a las puertas de la cartuja de Miraflores. El dolor era intenso pecador de mí pero había siete estrellas en la noche de junio se respiraba el silencio y ya en la duermevela escuché el rumor dentro de la iglesia del canto de maitines de los monjes voces apagadas y al poco amaneció un hermano portero con cara de sueño abrió la verja del soportal y recogió varias barras de pan no me dijo nada era cartujo pero era un anciano apacible con una hermosa calva las intensas molestias de mi estomago amainaron y a mis riñones o al tracto del recto no sé lo que me dolía se fueron a dormir. Yo creo que aquella mañana se me apareció San Bruno pues la visión de aquel monje espectral ahuyentó mis padecimientos físicos. Sentí como una llamada alma adentro, una indiferencia – los tratadistas de mística lo denominan adiaforia- ante las cosas del mundo y ya no me importaba ya morir o vivir. Comprendi entonces el saludo de los miembros de la orden cartujana el único del año en que pueden hablar para recordarse el uno al otro las verdades eternas y entendí también como esta congregación fundada en el siglo XI no ha experimentado reformas en diez siglos. Se dice Cartussia nunquam reformata quia numquam deformata. El secreto la norma tajante del silencio a rajatabla. Qué bien estaríamos los humanos sin darle a la sin hueso. Muchos males del mundo vienen quizás por las mujeres – la castidad de estos oblatos enterrados de por vida bajo la protección de la Virgen María- pero sobre todo vienen por la “húmeda”. En la guarda de la lengua insistieron siempre los “staretz” rusos y es una parte del karma que persiguen los budistas tibetanos. San Bruno de colonia evitó el roce entre sus frailes estableciéndoles en celdas individuales. Sólo se juntan para rezar las siete horas del Oficio Divino y para trabajar en la huerta. Otro secreto de su perdurabilidad son los oficios manuales. Cada novicio ha de aprender una habilidad. Ninguna cosa ahuyenta mejor los malos pensamientos y pone en fuga al diablo que la actividad. Claro que estamos hablando del plano utópico. Del ideal. ¿Cómo solucionarán los cartujos el cansancio, la rutina del día a día, cómo reaccionarán ante el silencio de Dios que viene a ser uno de los grandes tormentos del camino de perfección, lleno de abrojos y de emboscadas? Uno me respondió que ello sólo es posible mediante la gracia divina.
-Por eso rezamos. Porque la fuerza del cristianismo se encuentra en la oración – me dijo
-¿Y por qué no las plegarias en medio del tráfago del mundo, codeándonos con nuestros semejantes?
-Hay muchos cartujos que siguen profesar y sin saber siquiera quien era san Bruno viven el espiritu de nuestra regla y Dios los bendice.
Luego recuerdo la misa del Precursor en la pequeña capilla celebrada por el prior según el rito cartujano que mantiene los brazos en cruz durante el canon. Habían bajado del Norte muchos vascos. Y presidía el altar sin retablo un cristo de expresión tan llena de humanidad que sólo le falta hablar pero no habla porque es cartujo.
La figura de este alemán aparece después del terror del milenario en Colonia la ciudad de donde era Agripina la madre de Nerón en 1030, abraza el estado clerical y le nombran canónigo de la catedral pero, hastiado por las vanidades del mundo, opta por la vida contemplativa en un fragoso rincón de Grenoble en el Delfinado. Allí se recluye con otros compañeros a los que se une el propio obispo san Hugo. Fue llamado a Roma por el papa Urbano II otro alemán que quiso darle una mitra pero él vuelve a retraerse al desierto de Calabria. Fallece en 1101. y es enterrado en un bosque. De su sepultura manó una fuente termal. Los que la bebían curaban de sus padecimientos. Algo así debió de pasarme a mí al final de aquella noche de dolores. Siempre he creído en los milagros. Los más extraordinarios aquellos a los que no damos ninguna importancia y ocurren en nosotros sin aspavientos mientras obra calladamente dentro del alma el correr del arroyuelo de la gracia. ¡Oh glorioso San Bruno! Tú fuiste uno de los perfectos. La más alta cumbre contemplativa en la cordillera mística de la iglesia. Durante varios años en su fiesta he tenido la costumbre de preguntar a algunos jóvenes en el trabajo en la calle y las nuevas generaciones no me supieron dar razón de él. No saben quien era san Bruno ni han escuchado la retahíla de “frater morire habebimus” con su correspondiente respuesta mecánica; “Frater, jam scimus”. La historia ha pasado página. El libro de la vida abre con letras muy gordas titulares laicos. No importa. Los hijos de este santo alemán continúan rezando por nosotros e intercediendo pues son un autentico pararrayos de la cólera celestial. Y sus plegarias esparcen por el éter energía positiva. Hermano morir tenemos. Hermano, ya lo sabemos. Todo es vanidad. Vanidad de vanidades y todo vanidad. Y el que busca su vida la perderá y el que la menoscaba en aras del bien común la encontrará. Gnosce te ipsum. Conócete y niégate a ti mismo. San Santo en su sencillez y amistad con las flores y animales del campo y su vecindad con los arroyos que fluyen por parajes recónditos era un santo misterioso. Y complicado. Pero la santidad fruto de la abnegación es complicada pues utiliza un lenguaje con otra vibración y hoy no estamos en sintonía con su frecuencia. Por eso no captamos onda.
07/10/2008
San Bruno y el Ramadán
Antonio Parra
E S San Bruno (hermano, morir tenemos, hermano ya lo sabemos). Octubre pinta los días de color ocre las alisedas y mirando al cielo se empiezan a dibujar, dueñas del ancho horizonte cenital, las formaciones perfectas de becadas volando en punta de flecha las agrupaciones de las aves migratorias que cursan viaje hacia el Sur en su rito de todos los años buscando la querencia meridional. Algunas como las golondrinas marcharon ya pero desde el ventano de mi tabuco que da al jardín de atrás las veo venir las escucho llegar entregándose a un enigmático parloteo ahí arriba (quién supiera entender el lenguaje de los pájaros que huyen de la helada) sus consignas y advertencias sus risas sus piropos, ese hablar subliminal en los requiebros del instinto. Una vuela en vanguardia. La siguen las demás. Me parece que en la dehesa al lado del castillo de Villafranca, en ese estero donde estaban las tenadas de la mesta y los parideras, eras antaño de encinas y de algún que otro retamar, tienen un descansadero las avutardas camino del mar. Como sigo con atención de este trámite todos los años siento alegría y pena a la vez de la misión cumplida. Otro otoño más. El canto de los jilgueros me llena de paz – se acerca la fiesta de san Frutos pajarero el patrón de mi pueblo, 25 de Oct.- y me olvido un poco de los deliquios de la política con los desvaríos y “misfirings” de la escopeta nacional que está muy cargada por cierto y puede hacer pupa. La Potitos sigue sentada ante su ordenador, bruja sin escoba. La miro y pienso que Goya, adelantándose a su tiempo y ahí está el mérito profético del arte, en un golpe de genio plasmó su cara en alguno de sus cuadros de la época negra. No habla sino para darte una puñalada. Tampoco come por no cagar. Viven en su burbuja de oposiciones, escalafones y pagas. Viéndola llegar yo me pregunto si esta doña Carmen Fernández del Toro lesbiana confesa y declarada pertenece a la raza humana o es un zumbi. Boyera que nos ha venido hasta mis papeles saliendo del armario de alguna de esas dehesas boyales o antiguos ejidos de los bonitos rincones de España a los que las inmobiliarias están echando la zarpa. Le sirvió de modelo de uno de los aguafuertes de don Francisco que desde niño me inspiraron más horror. Esta mujer aoja. Sus dedos son garfios. Sus pupilas alfileres con los que echa los sortilegios al personal. Abusadora. ¿Quién encontrará a la mujer fuerte? ¿Quién pondrá la cabeza de la serpiente bajo su escabel? -Hermano, morir tenemos. Hermano, ya lo sabemos. -Pues por eso mismo invoquemos a la Virgen, acogiéndonos al manto de la Señora. Hoy es un día para rezar el Oficio Parvo que entre los cartujos se llama de Beata. Y que sea lo que dios quiera. Hoy es el único día del año en la fiesta de su patrón que se escucha contra costumbre el murmullo de una conversación en la Cartuja de Miraflores. Un cartujo yo llevo en el alma y ya que físicamente no puedo estar con estos buenos frailes ahí va mi corazón. Mucho sabía acerca del ser humano este monje alemán cuando mandó meter en vereda a la sin hueso, causa de tantos estragos entre nosotros. Crímenes, calumnias, instigaciones al asesinato, martillo de la honra de muchos pobrecitos. Ay cuantos pecados en nuestras conversaciones ociosas, ¡oh glorioso San Bruno, tú supiste contener al áspid! Hoy más que nunca, cuando las lenguas se han vuelto puñales en nuestras oficinas, en los cuartos de estar, los consultorios y hasta en los talamos, donde por cierto tuvieron siempre las palabras doble filo, la norma cartujana de no hablar sino por señas y de ser mudo durante 364 días al año, me parece un canto a la sabiduría que sólo puede haber salido de una mente que conocía perfectamente el Evangelio. La gente no habla sino para herir o blasfemar y esgrime la húmeda como si fuera una cabritera de Albacete. Las recomendaciones del siervo de Dios acerca de la guarda de la lengua aun siguen vigentes. No se olvide tampoco un dato señalado: la Chartreuse surgió como un movimiento de renovación interna cristiano para conjurar los peligros de la invasión sarracena. Frente al mundo de los sentidos que propugna el islam, la abnegación y el camino de abrojos y la renuncia a sí mismo para combatir las pasiones, la resignación como vía de santificación. En una palabra, la puerta estrecha y tiempo de silencio. Es la receta para entrar en el cielo donde por cierto debe de haber muchísimos cartujos. Algo misterioso y casi providencial. He aquí una orden religiosa que formó capítulo coincidiendo con las Cruzadas que ha sido preservada por Dios mediante la intercesión de María a la que los cartujos profesan una devoción particular. Y además viven mucho. En el último recuento del Scala Dei la edad media de los frailes era de 87 años. Así que hala, a apuntarse. Así la Cartuja apenas ha experimentado cambios desde el siglo XI cuando se funda el capítulo. Cartussia nunquam reformata quia nunquam deformata. Misterioso designio. Ellos pusieron la otra mejilla y el rosario frente al alfanje y la cimitarra agarena como le dije yo el otro día a un morito amiguete que se pavoneaba de su primer día de ramadán. -La nuestra es una religión difícil, majete. Nos mandan volver la otra mejilla como está pasando poco más o menos en Ceuta y Melilla. No es un código de valores humano sino que va por los cauces mismos de la propia divinidad la fe que profesamos. Y el bueno de Anuar se me quedó mirando confundido dándome la razón porque a pesar de esa cerrazón del mahometano, esa testarudez fanática, no es mala persona este morito. Pero no fue yo el que hablaba sino el Espíritu. Recordad que no es lícito quitarle el pan a los hijos para dárselo a los perros. Eso también lo dijo Cristo Jesús anticipándose a las ingerencias de algunas oenejes y de algunos clérigos que no han entendido que nuestra religión se basa en una fe viril de aceptación de la cruz, el dogma, la caridad y el perdón pero no puede degenerar en una pura panfilia del to er mundo é güeno del bueno del P. Ángel, ese clérigo inquieto, caldo de todas las salsas pero al que no le dejaron meter baza en el entierro de Cela ni cantar su responso. Si yo fuera obispo, para que no se meta a mandonguero, le mandaría a una parroquia de las brañas como hicieron con don Arturo o le quitaría las cartas dimisorias. Pero, bueno, creo que en aquella ocasión ante el moro de Reina Victoria no era yo el que hablaba sino el Espíritu, ese hálito que confunde a los doctores y deja como una trapo a los sabios del mundo. La piedra rechazada por los arquitectos fue marcada para cimiento. Esa es la fija. No hay vuelta de hoja pero pongamos la otra mejilla. No se puede servir a dos señores. Es más difícil que un rico entre en el reino de los cielos que un camello entre por el ojo de una aguja. Los humildes serán exaltados. Me dan pena los pobres subsaharianos que tienen hambre y hay que darles de comer, sed y darles de beber. Pero sobre todo, sed de justicia, viven encarcelados en el error de sus regímenes despóticos y tribales y merecen ser liberados (comprendo muy bien las palabras de María Teresa Fernández de la Vega, una mujer inteligente que me inspira más que rencor compasión y tristeza) pero me repugnan, pues va contra mis principios, las trapacerías del negrero que trafica con carne humana o la hipocresía del tirano alauita que ha elegido a estos desgraciados como mesnadas para opugnar los muros que gloriosamente ganaron los arqueros de Pedro Estopiñán en 1497. No se puede quitar el pan de la boca de los hijos para dárselo a los perros. Nuestro amigo Mohamed ha elegido el camino de la bomba de Mao (the bomb people) para consolidarle en el trono y ensanchar sus dominios. Después de Ceuta y Sevilla vendrán Córdoba y Granada. Ha llenado este país de sus espías con picos, palas y azadones, y de desarrapados que vienen del sur. En esta tesitura yo prefiero mirar para el cielo de mi urba y ver las aves de paso en lugar de para las cuadrillas de negritos flaneurs en peregrinación de la mugre, apocalíptica corriente migratoria, que deambulan por Reina Victoria y que han venido aquí de sedentarios a tiro fijo, heraldos de las mafias o un regalo del Asan ese tío de las patillas con boca de hacha, barzoneando por aquí y por allá.. Nadie les indica el camino pero su sentido de la orientación es perfecto, deben de tener una brújula y un sonar en el buche que les ayuda a cruzar el Estrecho haciendo el camino inverso de las pateras de la gran “yihlah”porque así estaba escrito, los moros son fatalistas y dicen “makfut” (estaba escrito) con un sentido de lo irremediable y lo irreparable por eso esta migración de pájaros trashumantes camino del sur, obra maravillosa de la naturaleza en el ir y venir de las estaciones que se repiten pues cada día tiene su afán, son los trabajos y los días de los griegos, me parece menos preocupante que las oleadas humanas camino del norte porque obedecen a una estrategia militar y son obra de hombre que sabe engañar y darle vuelta a las palabras y como vivimos tiempos engañosos se trata de hacer pasar por blanco lo que es negro y bien negro, así a una invasión en toda la regla, allanando verjas y que no se les ocurra a los sufridos y honrados guardias civiles tratar de contener la avalancha extralimitándose en sus obligaciones porque entonces viene un señor con cara de polla al que hicieron ministro aquí el que más chifla capador y le quita al probo número de la Benemérita el pan de sus hijos. -Es que tienen hambre oiga. Yo en su piel haría lo mismo - esgrimía su argumento la Hija del Cojo que hoy tiene púlpito, mucho publica la chica dama/ dama de alta cuna y de buena cama, muy puta, y un lugar al sol en una de esas tertulias electrónicas para expresar su opinión, un hecho que se nos niega a los demás que somos periodistas y tenemos que pelarnosla como podemos y no sé ni cómo aguantamos oye. -Mira no, Pepita rica. No me hagas reír. Estás diciendo una gilipollez. Vente a contarle ese rollo de la pobreza tercermundista a tu maestra o a los estrategas de la operación “Barrido hacia adentro” creo que tiene ese nombre en algunos círculos de la Inteligencia occidental, pero no en la española que espías picos y azadones tenemos a punta pala todos muy malos a no ser que se hayan pasado al moro y entonces me callo pero así es. Dejemos de utilizar cataplasmas y llamarle a las cosas por su nombre y al pan pan y al vino vino. Esto es una marcha verde perfectamente calculada, una expugnación de nuestras plazas africanas sin haber necesidad de disparar un solo tiro poniendo a disposición de esos que se han dado en llamar capos de la mafia y tratantes de ganado humano de los que todos hemos oído hablar pero a los que ningún periodista ningún retratero ha conseguido introducir en el ojo de mira de su “Pentax”, en las líneas del ordenador con que despacha el artículo. Otro mito más. Otra bomba de humo como el Ben Laden. Y luego va el ministro ese que tiene justo la faz como la de un obsceno cipote y dice que les trae la hambruna -otra palabra que estoy harto de escuchar, digamos hambre a secas o mera gazuza hay que ver lo retóricos y mal hablados que sois y estirados de lenguaje que son estos chicos - y les calza les viste, les da un curro y como no es cuestión de echarles les trae a la península. El colmo de los colmos es que por lo visto hay una oenejé ovejera que les manda guantes perfumados para que conjuren los peligros del alambre y no se pinchen mis criaturas en el momento en que allanan un territorio pasándose por los cojones las normas del derecho internacional que dice que las fronteras son inviolables. Son transgresores de nuestras leyes y encima es menester nos adviertan so pena de caer en entredicho de xenófobo palparse la ropa cuando hables de estas cuestiones y sin embargo se les recibe bajo palio de solidaridad y de diálogo de civilizaciones. Se les lleva a la Comisaría que en este país, a diferencia de otros países que conozco – loor a la Policía Nacional y a la GC- suelen ser lugares agradables, se les invita a tomar un té, se les cura, se les plancha, se les cose, se les da una muda limpia, y se le dispensa una caridad de parábola del Hijo Pródigo que aquí casi ningún español suele dispensar con su vecino al que no se le da los buenos días, se le difama y se le quita el jardín. No me conmueven demasiado estas mohatras, ya digo, quizás porque venga de la creencia de que la caridad bien entendida empieza por uno mismo. En todo caso, esto es todo un acto de caridad pero no puede ser una norma de justicia. Hay un dicho latino que señala basándose en los principios del río de Demócrito que dice que la historia no se repite non bis in ibidem. Sin embargo, los españoles contradiciendo el refrán nos empeñamos en tropezar en la misma piedra pues parece que estamos regresando a los tiempos de don Rodrigo y de Guadalete. Nosotros tan relajados de costumbres y tan imprevisores que cuando reinaba Witiza y los moros tan testarudos como en los tiempos de la algara. ¿Ramadán? Venga acá una de callos madrileños media de tinto y una copita. -¿Usted no guarda el Ramadán, don Verumtamen? -Dios me libre. Mucho Ramadán, los 29 días con sus respectivas noches de la lunación y mucho ponerse en cuclillas cara a la quibla y alzar el culo en la mezquita al prosternarse y luego cuando llega la noche y a la luz cenital no se puede distinguir un hilo negro de otro blanco se ponen ciegos de jalufo y beben cervezas como cerdos. A escondidas eso sí. -Ya estamos acostumbrados. Ya nos conocemos. Son casi nueve siglos de ir y venir. -Cierto. Pero el moro es muy peligroso cuando llega este tiempo de ayuno. Parece volverse más fanáticos. -Dios está conmigo- me dijo Anuar al despedirse invitándome a un cuscús. -No gracias. Y con respecto a eso de Dios está conmigo andas tocando un tema frontal de la teología escolástica que distingue entre lo subjetivo y lo objetivo. Esto del Dios peligrosamente puede ser una proyección de la mente humana. No es un ente real ese Dios con nosotros del Gott mit uns, un pretexto para preparar una sarracina, sino una escuela de fanáticos y de iluminados como los que se creen poseídos de la verdad y escuchan voces. Así que vayamos por partes y eso ya lo explicaremos otro día. Agar, Anwar. -Salaam malikum. -Malikum Salam y buen Ramadán. Me quedé mirándole fijamente a este camarero que trabaja en un bar que yo conozco y al que las mujeres no pueden ver pues dicen que todos los moros son unos machistas. Me pareció buena persona pero tenía la cara del iluminado, del que pone las bombas. No les deseo ningún mal pero nos toman por tontos a las españoles y a las españolas, a las que han venido a encastar, pues el sexo es una forma de proselitismo, mucho más. Han venido aquí para estar. Su objetivo es la reconquista de Granada. Infausta realidad. Y este día de san Bruno octubre- octubre cuando las becadas vuelan por la vertical del cielo de mi barrio no sé por qué estuve tan locuaz. Será porque es la única fiesta del año en que los cartujos puede hablar. Ex ore infantium et lactantium… etc. Si estos no hablan, clamarán las piedras. En cierto modo la partida del bautismo no es una sinecura ni una fe de vida sino un compromiso con la verdad.
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