LOS CATORCE SANTOS INTERCESORES
Antonioparragalindo
Es posible que marzo sea el más cruel del año, según T.S. Elliot. Febrero y abril con marzo poco se llevan. Febrero sobre todo era mes nefasto y nefasto viene de nefas (lo sacrílego, lo impío, lo que es contrario a la ley de dios y a la naturaleza). Julio, empero, el mes dedicado a Cesar, es el de la plenitud, la sazón cerealera. Los campos dan su fruto. Mes fausto de lunas muy fuertes. Nacían muchos niños. Los latinos, a pesar de su heliocentrismo, se pasaban parte del año mirando para el calendario lunar, de modo que albur de este azar selenita formulaban sus presagios. Para ellos junio, dedicado a la diosa Juno la esposa de Júpiter, Julio, a Cesar y Agosto, a Augusto, eran mensualidades álgidas, fáusticas; es decir: Tales días eran portadores de buenos augurios, frente al fatalismo de las calendas “februarias” o las idus de marzo.
La ciencia y tecnología modernas no han sido capaces de superar ese conocimiento innato de las cosas de la naturaleza a la luz del escrutinio de la posición de los astros y de la medición de los ciclos estacionales que tenían los romanos.
Para mí, aunque no crea en los horóscopos, julio siempre fue un mes de suerte al igual que su precedente y su subsiguiente en el calendario. La iglesia que es sabia y sacraliza los días fastos y los nefastos a imitación del pueblo romano de quien incorpora y cristianiza algunas de sus divinidades oscuras convirtiéndolas en santos de origen mítico o fabuloso. San Cristóbal el primero de los 14 santos intercesores es Prometeo portando a hombros el globo terráqueo se transforma en el Niño Jesús.
En junio teníamos en mi segoviana ciudad las fiestas de la Minerva en la Octava del Corpus – aquí la diosa de la sabiduría se transforma en saber eucarístico- y luego las de San Antonio porque en junio veneraban los romanos a una divinidad menor del Janículo que encontraba a las amas de casa los objetos perdidos. En agosto las honras a Afrodita diosa del amor y de la fecundidad o mito de Cibeles se corresponden con las de la Nuestra Sra de la Asunción. Julio, insistimos, el mes en que el sol alcanza su cenit es también el de las lunas más fuertes del año la iglesia honra a la gran pléyade de mártires que sucumbió en dos persecuciones acérrimas las de Nerón y las de Diocleciano (los papas Apolinar, Nazario, San Pantaleón abogado contra la langosta, Santa Cristina de Lena mártir siciliana, San Rufino y san Senen.
El 25 de julio – la fiesta en España fue desplazada por la de Santiago Apóstol- la iglesia romana celebraba el almanaque de los Catorce Santos auxiliadores. A la cabeza viene San Cristóbal o san Cristobalón un forzudo peregrino que porta sobre sus gigantescos hombros al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Es la vera efigie de Hércules que ayuda a los mortales en los malos pasos de la vida. Por eso le honran por patrón los caminantes peregrinos y los conductores automovilistas. Otros bienaventurados a los que los fieles han de acudir en búsqueda de remedio espiritual para sus necesidades temporales son:
San Jorge que mata la mosca y asusta al dragón. Abogado contra las enfermedades de la piel.
San Blas contra los males de garganta.
San Erasmo abogado de los que padecen tanto diarreas como tarazón y otras enfermedades estomacales
San Pantaleón. Los campesinos sacaban su imagen con dos manos clavadas cuando había plaga de langosta. El mártir de Nicomedia es uno de los más portentosos de los martirologios y menologios pues su sangre licua dentro de una ampolla que guardan las agustinas de Madrid en la encarnación.
San Vito contra el mal del baile que lleva su nombre, así como las picaduras de serpiente
San Dionisio o san Denis, patrono de Paris, que porta su propia cabeza en la mano intercede contra la posesión diabólica
San Ciriaco. Acudan a él los que tienen mal de vista o padecen de cataratas.
San Acacio que porta una corona de espinas contra los dolores de cabeza
San Eustaquio con su trompa y sus dos ciervas blancas protege a los cazadores y monteros
San Gil vale contra el pánico, las obsesiones y la posesión diabólica
Santa Margarita siempre tuvo a su cargo a los que tienen dolor de riñones, y mira por las embarazadas en la hora del parto.
Santa Bárbara Bendita que en el cielo estás escrita con el signo de la cruz paternóster amen Jesús. Lleva en su escudo un castillo, la palma de su martirio y con su mención conjura los peligros de la electrocución y de la muerte repentina.
Santa Catalina y su rueda es reina de sabiduría y abogada de letrados, oradores y estudiantes.
A la vista de tan formidables valedores no sería vanagloria presumir que la grey cristiana perseguida siempre por el mundo a manos de los impíos y dando tumbos entre la certeza y la oscuridad se agarra a buenos redaños.
Pedir y se os dará. Mas no nos dejes caer en la tentación, máxime cuando el diablo se te mete en casa y se apodera del cuerpo y del alma de tu mujer – de esos padecimientos obra en mi poder un listín casi incontable- porque es el peor de los demonios meridianos y el tormento es atroz, peor que el ecúleo, los garfios, o la cama de hierro candente. Señor, defiéndeme. Virgen Santísima… “sub tuum praesidium”, busco tu protección.
Pero los compinches de Belcebú en esta hora occidua son tan cizañeros como cerreros y la mayor ignominia para un mortal la hacen pasar por lo más natural (cometer adulterio es para estas engañadas como beberse un vaso de agua) del mundo de la mano de esa muchacha de pueblo tan perversa que ha llegado a ministra de ZP y la llaman Bibiana. Gracias a ella, el femíneo sexo está que arde, en pie de guerra y necesita unos buenos exorcismos. Doña Bibi la Víbora. Libéranos, Dios, la picadura de esa serpiente. Confringe gracias a ella porque esta ministra de la igualdad igualitaria azupa a las mastinas de esta rehala el aire del verano el estridor de los cuchillos largos de la violencia domestica. Se oyen gritos en los patios de luces y en los cuartos de atrás. Tenemos al enemigo dentro. “Intus est equus Troianus”.
En muchos hogares se vive el drama satanista–y ellos según dicen, nunca ellas, serían los culpables, Señor cuanto sufrimiento aparta de mí este cáliz- de esas pobres mujeres de pueblo que por Lucifer poseídas al grito de non serviam proclaman furibundas yo hago lo que me apetece, no tengo que rendir cuentas, soy la dueña de mi cuerpo (antes los cuerpos eran templos del Espiritu Santo, ahora no por lo que se ve) prostituyen a las hijas, insultan y amenazan a los maridos y se transforman en harpías y en gárgolas cuyas bocas vomitan odio. Son ellas epitome de la cruz inversa porque han conseguido poner al mundo del revés, y son causa próxima de tanto llanto y tragedia anónima, el pan de cada día en la vida moderna. Un dolor sordo se eleva a los cielos.
Que nos valgan los Santos Auxiliadores. Que la rueda de Santa Catalina a estas malcasadas les dé la vuelta y les saque del pozo de la lujuria, el consumismo, el materialismo egoísta, la protervia y la soberbia. Ellas han truncado los sueños de amor y han tornado los paraísos en infiernos. Si la familia se destruye todo está destruido. Malamente se toleran los insultos pero mucho peor los cuernos. Convertios. “Metanoite”, digo con San Pablo pero este pueblo es sordo de oído y duro de cerviz. No escuchan. El Juicio Universal se acerca.
29/07/2010
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