Javier PUERCAS SOLDADOS DE CALAMINA
Yo había oído hablar de los soldaditos de plomo y los de verdad los ue iban a la guerra marcando el paso, nunca de los de calamina. Javier Cercas propulsor de la anti memoria se regodea en su libro algo blasfemo y henchido de revanchas en esta novela que guarda el interés de los que dieron la vuelta a la tortilla y narran lo que no fue. ¿A quien se le ocurre pensar que José Antonio Primo de Rivera tuvo la culpa del millón de muertos, de la quema de iglesias, de las checas, las torturas. Los “paseados” y los miles de curas y monjas fusilados, violados, emasculados con un tiro en la nunca yacentes en la cuneta? Pues se le ha ocurrido a este extremeño un poco borracho y baboso criado a los pechos de Juan Luis Cebrián y de Juan Cruz el canario infame que va por el mundo torciendo las botas de la literatura y luciendo en su testa asmática la estrella de cinco puntas. Rafael Sanchez Mazas cuyo hijo acaba de fallecer, Sánchez Ferlosio, el del Jarama, fue un buen escritor falangista que escapó de la embajada de Chile huyó a Barcelona y aprehendido por el SIM fue fusilado junto a otros nacionales en un paredón de un seminario de Blanes. Milagrosamente escapó haciéndose el muerto cuando le iban a far el tiro de gracia, se arrastró entre las zarzas y herido y cegato alcanzó una masía donde los buenos payeses le ocultaron en un pajar. Eran los últimos días de la guerra civil… a 30 de enero. El Puercas se inventa la historia imposible del soldado republicano que ve al amigo de José Antonio y grita a sus compañeros aquí no hay nada. Sánchez Mazas al que yo entrevisté cuando hacia practicas en el Arriba el año 64 no habló nunca de los amigos del bosque ni del miliciano que le permite huir. “Me hice el muerto y esperé a que cayera la noche”. Al amparo de la oscuridad se arrastró por un camino helado. Esa es la historia que me contó el superviviente, uno de los muchísimos fusilados por los rojos, pero el incidente le sirve a Cercas, que trabajó en un periódico de Gerona que fue de la Falange, “Los sitios” para enhebrar la peripecia de un tal Miralles el soldadito de Lister en desbandada al que visita en una asilo en Dijon. Mientras tararea aquel pasodoble fin de fiesta que cuando le oímos a muchos de nosotros se nos saltan las lágrimas:
“quiso dios con su poder fundir cuatro rayos de sol y hacer con él una mujer… al cumplir su voluntad en un jardín de España nací como la flor en el rosal… tierra gloriosa de mi querer, tierra bendita de mi pasión… España toda a mis pies suspira mi corazón… ay de mí, pena inmortal porque me alejo de España y de ti… porque me arrancan de mi rosal”.
Melancolías aparte, uno entiende porque estos vaivodas del nuevo poder, los sátrapas literarios como Cercas, Trapiello, el Cruz y toda esa patulea de comisarios de la literatura española que solo sirve ahora para fregar suelos porque está por los suelos, uno entiende repito porque dicen que los rojos perdieron la guerra y ganaron la batalla de la propaganda. Es posible que sea así pero he sentido sobre mis carnes de escritor preterido sus dentelladas cainitas. Estos fulanos no juegan limpio, la historia está demasiado reciente; espero vivir aguardando una revancha para ajustarle las cuentas al Puercas y toda esa marranería de gochos moratos de la escritura. Ahora no soy más que un despreciable bloguero pero el fuego sagrado de la verdad arde en mí.
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