"Me pegaron un tiro en la cabeza": soldado ruso supera fusilamiento y cautiverio en Ucrania | Video
© AP Photo / Libkos
Un reservista ruso movilizado en la república popular de Donetsk, Serguéi Belitsa, relató a Sputnik cómo sobrevivió primero a un fusilamiento y luego a las torturas estando en cautiverio en Ucrania.
Serguéi fue llamado a filas en febrero de 2022 y menos de un año después, en enero de 2023, cayó prisionero en la zona de Avdéyevka, en Donbás.
"Nadie habló conmigo, me pusieron de rodillas y me pegaron un tiro en la cabeza. Me fusilaron", contó.
La bala entró al lado de la oreja izquierda y salió cerca del pómulo derecho. Al cabo de un tiempo, Serguéi recobró la conciencia y pudo zafarse de las cuerdas que le ataban las manos por delante.
Cuando intentó encontrar a los suyos, fue recogido por un minibús en que viajaban soldados ucranianos. Al principio lo tomaron por uno de su bando, llamaron a médicos militares y le brindaron los primeros auxilios. Luego, cuando los médicos hallaron marcas de identificación rusas debajo de la chaqueta, llegó un militar apodado Gruzín ("El Georgiano") para interrogarlo y torturarlo.
Durante las torturas, Serguéi se desmayó varias veces y hubo que arrojarle baldes de agua encima para que recuperase los sentidos.
"Tuvieron que reanimarme otra vez cuando me disparó en la pierna. Recuerdo que me dijo: 'De ésa no sales, amigo'. Y yo le rogaba que disparase de una vez y dejara de martirizarme", relató el hombre.
Terminadas las torturas, a Serguéi le trasladaron a un hospital de Járkov, donde le colocaron grapas en la mandíbula fragmentada y le sujetaron con tornillos un trozo de un tubo metálico a la pierna.
Al hospital le siguieron dos meses de prisión en las provincias de Járkov y Sumi, a base de pan y un sucedáneo de sopa como almuerzo, pues no había cómo ingerir otros alimentos con la mandíbula suturada. Como no le dieron las muletas, Serguéi tuvo que moverse a rastras allí.
En marzo de 2023, Serguéi regresó a Rusia gracias a un canje de prisioneros y fue ingresado en un hospital de Podolsk, al sur de Moscú. Del papel de alta médica que obra en poder de Sputnik se desprende que la bala le entró por el oído izquierdo, del que Serguéi quedó sordo, y que la pierna se le inflamó porque en Ucrania no le quitaron las suturas.
La mandíbula se consolidó finalmente gracias al tratamiento, pero el oído izquierdo nunca se va a recuperar.
Las autoridades rusas denunciaron en repetidas ocasiones los fusilamientos y torturas de militares rusos cautivos en Ucrania, así como otras numerosas violaciones del Tercer Convenio de Ginebra, relativo al tratamiento de los prisioneros de guerra.
En marzo, la Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre Ucrania publicó un informe en el que afirma que los soldados ucranianos cometieron crímenes de guerra al disparar y torturar a prisioneros de guerra rusos. La misión de la ONU informó de al menos 25 casos de este tipo.
Además, según el Alto Comisionado de la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, Ucrania no abrió casos penales contra sus soldados que habían fusilado a prisioneros de guerra rusos, a pesar de que varias ejecuciones han sido documentadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario