2024-11-02

 

MESALINA

Tuve siempre horror al sexo en mi adolescencia por las prédicas de aquellos clérigos perversos, las penas del infierno, la sífilis (si la contraes te sale un agujero en el paladar, ven aquí) me dijo el P. Muñana un jesuita que quiso meterme mano pero yo no lo dejé. 

Ahora de viejo me causa hilaridad e interés por ser parte de la naturaleza. 

Hace cincuenta años los españoles andábamos con la mosca en la oreja y la cerrazón de aquella sociedad nacional/católica no nos cogía desprevenidos contra el fuego eterno y el azufre de las calderas de Pedro Botero que aguardaban a aquellos condenados a sufrir por do más pecado habían para toda la eternidad.

 Ahora nuestro tiempo vive una etapa de vacas gordas por lo que a la jodienda se refiere. Me dicen que follar ahora es muy fácil yo no lo sé y sobre todo que no es pecado como antiguamente. No hierben las ollas de aceite hirviendo ni las almas deben de caer a calderadas en el infierno según la visión de santa Teresa. 

A día de hoy se hace el amor en los ministerios, los hospitales, los campamentos, las casas de contratación, en los callejones y lovers lanes, en los asientos con respaldo de los automóviles, en los burdeles de carretera. 

A las medias costillas se las dice mi pareja y ya está, nada de novias ni de esposas. Internet nos pasa porno a todas horas.

 Y para muestra un botón. 

Ahí tenemos al Emérito que es un fiera; según cómputos fiables se pasó a cinco mil mujeres por la piedra.

 Incansable.

 Es Juan Carlos I el monarca que va en cabeza de la lista de la fornicación regia desde los reyes godos, superando incluso a Felipe IV del que dijo el doctor Marañón que era de una sexualidad casi femenina. 

Nunca se hartan  las nuevas pilunguis de los berreaderos de la red, give me more, I want your cock, dont stop it.

Si Felipe IV engendró extramatrimonialmente setenta hijos naturales, los de Juan Carlos I pueden pasar del millar, lo que curre es que los ocultó o pagó el aborto de las prójimas a las que sacó palante.

 De modo y manera que a la reina vieja esa griega con cara de palo, que no ha cambiado de look ni de peinado en sesenta años los cuernos de don friolera cuernos de alce tocan con las puntas la torre la Giralda.

 Y a mí que me gusta asir al toro por los cuernos me revierten a Mesalina un personaje que me fascinó en la juventud, pues era una superdotada en las cuestiones del amor.

 Era la mujer del emperador Claudio el tartamudo y también cornudo que falleció el año 54. Su corte nos dice Tito Livio estuvo entregada a la embriaguez y a la orgía. 

Su esposa Mesalina en cierta ocasión convocó a las putas más famosas de Roma a ver quien se tiraba más hombres. Y a todas las derrotó porque la emperatriz consiguió copular con setecientos tíos en una sola noche. Un caso perdido de furor uterino.

 Sin embargo solo tuvo un hijo: Britanicus y las malas lenguas dijeron que Claudio no era su padre. 

Silo un liberto que era centurión de la guardia imperial enfurecido por los celos mató a Mesalina. 

Claudio acto seguido casó con Agripina la madre de Nerón. 

A veces me preguntó si Mesalina es una mujer de hoy o es prototipo de la hembra de todos los tiempos de lubricidad insaciable. 

Un filosofo árabe ya lo dijo: “una mujer sola es el demonio; dos mujeres dos demonios. Tres mujeres el infierno”. 

Ahí lo dejo y que no me acusen de misógino ni de machista- porque en la historia hay hechos y personajes incontrastables. Mesalina fue uno de ellos 

No hay comentarios: