2016-10-24

LLORO ARREPENTIDO DE MIS PECADOS SOBRE LAS MASTABAS TRISTES DEL OSARIO DE SEGOVIA EN EL DIA DE YOM KIPPUR






EL OSARIO HEBREO DEL PINARILLO

 

El cementerio judío de Segovia está en frente de la casa, a la vera del río Clamores, donde vine al mundo. Sentí hoy, al visitarlo, como tengo por costumbre, una gran paz recorriendo, en la mañana triste y lluviosa, las tumbas o  más bien mastabas excavadas en plena roca caliza, gran trabajo tendrían los enterradores. Sobre las sepulturas hay piedras en lugar de flores. Vuelvo a mis raíces. Algunos no entienden:

— ¿Tú aquí?

—Yo sí. Entre los elegidos. Mi vida es lucha, mirada profética. Busco a Adonai entre las piedras y los pinos de la sabiduría. La torre excelsa de la catedral nos mira arropando a este barrio de la muralla donde estaba la judería vieja. Desde su altura iluminada se comprende mejor el mundo de los conversos. Y desde lo alto de la espira bajo el rayo convertido en una fuerza. La vida es energía y la muerte no existe. Ruedan los cantos por el río portando en volandas a la mar que es el morir el murmullo de generaciones de la raza perseguida que aquí amaron, odiaron, se casaron, escribieron y rezaron, de acá se fueron. Estoy triste y a la vez feliz, satisfecho conmigo mismo. Por hablar sin rebozo y predicar lo que otros callan. Hagan juego, señores, vengan al albur. "Tristitia rerum". El humanismo renacentista y converso escribía en latín. Por estas sendas que dan vueltas por el pinar salía a por moras y majuelas las tardes de septiembre Andrés Laguna. Junto a la puerta del Socorro residía el padre del Buscón don Pablos e iba y venía el Donoso Hablador de Jerónimo de Alcalá en búsqueda de amo. Israel es un referente místico, acaso un ente de razón no una superpotencia, vulgar nación, como las demás, con dotación nuclear, aguerrida y armada hasta los dientes. Esto es al menos los que explican los almudistas.   

En Segovia ni la burra ni la novia. Nos maldicen temiendo siempre la furia y la risa del converso.

Una voz interior me advertía que la vida es lucha por la verdad. No tengan miedo. Adoras a Cristo mientras tu alma se cuelga de las ramas del crecal, olivo sagrado en cuya copa se espiga una única palabra "shalom", paz y perdón. Canto uno salmos. De mi boca brotan las lamentaciones de un kadish.

Requiem aeternam dona eis Domine. Te decet, Dominus Deus hymnum in Sion et Tibi reddetur votum votum in Jerusalem exaudi; orationem meam ad te omnis caro veniat. (dalos descanso eterno, Te cumple oh Dios el himno de todo Sion, administras el voto de Jerusalen. Escucha mi oración porque a ti regresan los huesos y la carne)

Escucha mi oración. Solo soy polvo. El antisemitismo como la cristofobia pertenece a las artes diabólicas. Israel el don y el bien de los hombres poco tiene que ver con la rebelión del Sionismo. ¿Quien ha vuelto a alzar la espada de Luzbel?

No caminéis hermanos de espaldas al Sinai, de la misma forma que los que se dicen seguidores del Crucificado se han olvidado de las Siete Palabras del Gólgota. Cánones, falsos testimonios, conjuras ese constante temor, la ineludible frustración, hogueras excomuniones, el ladrillo de Roma. En frente de ahí en eso yo nací. Es una fuerza que me sobrecoge y apabulla. Un compromiso con la historia. Clama, no ceses. Buscad al último justo de Israel. No me entienden. Pero Él me comprende. Esto es un encargo de profecía. No perdí la brújula. Shalom. Israel pueblo salvador de donde brota el raudal de la palabra soteriológica. Nada que ver con la política. Speret Israel in Domino. Nuestro auxilio está en el Señor. Del que depende la vida, y la muerte. He visto la luz de Israel brillar en este osario. Yo sé que no es un fuego fatuo. Espero no ser víctima de una alucinación. El año antes, una mañana de sol, pasé por allí y asaltaron mi mente las mismas duras y reflexiones.

La verdad que en esta hermosa mañana de viernes de vuelta a mi ciudad he sentido un estremecimiento en mi alma a la vista del osario o cementerio judío una lápida en hebreo y en castellano encima la estrella de David. Yo nací justo enfrente de estas mastabas al otro lado del Clamores en la puerta de San Andrés o del Socorro. Algo muy adentro vibró en mí como un latigazo. Casi rompo a llorar recordando vivencias de mi infancia y aquella tarde de febrero cuando camino de la piedad con otros niños vimos a un sacerdote revestido con el efod y envuelto en el paño de oración leer en un breviario mientras hacía genuflexiones de cabeza hasta tocar casi la roca con la cabeza (lo he contado ya en alguno de mis libros) eran los tiempos del franquismo y entre la arboleda hacía un frío que pelaba. Nadie dijo una palabra. El sacerdote después de rezar a toda prisa plegó su libro recogió su dulleta y desapareció. Enterraban de pie a los hijos de Israel mirando al Este en sepulcros excavados en la roca caliza que eran auténticas tumbas egipcias. Durante la baja y alta edad media este era uno de los dos osarios que había en Segovia pero el del Pinarillo era el más importante por la proximidad a la judería vieja entre las Escalerillas de San Roque y la catedral en cuya bajada estaban los obradores de los orífices y los tenderetes de los prestamistas. Los católicos oramos al Señor en la lengua de Israel. ¿Dónde se queda la más hermosa palabra del idioma hebreo que es “Shalom”? ¿Es lícita la venganza y la ley del Talión para reconquistar unas tierras que pertenecieron a nuestros antepasados? Puede que las respuestas a tan inquietantes interrogantes la tengan los muertos que yacen en el osario de Segovia. Vana ilusión, afán de poder y de granjería. Todo quedará sumido en el polvo de los huesos dispersos por los fúnebres monumentos que guardan los huesos que serán polvo de eternidad. Mi alma se vuelve ceniza. Nadie duda de ese misterio que acompaña a los hijos de David en su peregrinar por la historia. Fueron los patrocinadores del imperio español y a su cargo corrió (siempre fueron excelentes administradores y ecónomos) la obra de la colonización americana e incluso apuntalaron a la iglesia católica cuando esta se derrumbaba a consecuencia de la rebelión protestante del norte europeo. Ahí están las grandes eminencias místicas: Teresa de Jesús, Juan de Ávila, Ignacio de Loyola y en literatura el Lazarillo, todo Tirso, Quevedo acaso Cervantes que procedía de una aljama en la raya de Galicia. Algunos en secreto siguieron observando las tradiciones del pueblo elegido otros se exaltaron y quisieron ir más allá, en su catolicismo de bríos nuevos, cayendo incluso en aberraciones como las de los alumbrados. Sea como fuere el caso es que nadie profesó un amor a Jesucristo tan depurado como Teresa de Jesús. Ben Gurion en la declaración de independencia de 1947 evitó pronunciar ni una sola vez la palabra Yahvé (yo soy el que soy) y sólo se refirió a la Roca de Israel. Una roca como la de este viejo osario judío de mi pueblo que hoy me hizo estremecer. Prorrumpí en un kadish, con la recitación del salmo 62: Oh dios tú eres mi dios/ a quien busco con denuedo/ sedienta está mi alma de ti/como tierra árida sin agua/ porque tu misericordia es mejor que la vida/.  Impávida, alta solmene, ebúrnea la torre excelsa de la catedral segoviana nos miraba. Yo escuchaba el murmullo lejano de las aguas del Clamores, fecundando los tablares de las huertas entre las peñas con alientos de eternidad. Corrían las aguas de nuestra segunda corriente fluvial ajenas a nuestras discusiones por causa de los odios religiosos o las efervescencias políticas. Que poco tienen que ver con el Israel que nos enseñó a rezar y cuyos salmos cantamos. Dejemos que los muertos entierren a sus muertos. Ahora comprendo también lo que me declaró a mí una vez la señora Golda Meir en una conferencia de prensa: “Para un judío España no es un país como otro cualquiera”. Quizás nos aguarde un tiempo de purificación. No echemos la culpa a los judíos de nuestros desafueros y yerros. Pero tampoco Israel debe mirarnos con deseos de vindicta. Que resuene por doquier la palabra más hermosa jamás pronunciada por labios humanos que es la palabra “Shalom”.

 




SIETE NUMERO AUREO






MAGIA DEL SIETE

 

Uno, dos, tres cuatro, cinco, seis siete, nombre de siempre. En el siete el nombre se hizo carne y todo converge.

     1: los siete dones del Espíritu Santo

     2: el séptimo cielo

     3: los siete días de la creación

     4: los siete colores del arco iris

     5: las siete virtudes

     6: las siete novias que tuve

     7: las siete plagas de Egipto

8: las siete artes liberales

9: las siete maravillas del mundo

10: los siete dolores de la Virgen

11: los siete sabios de Grecia

12: los siete duros que presté a un amigo y nunca los vi

13: los siete domingos de San José

14: los siete pares de Francia

15: las siete palabras de Viernes Santo

16: las siete semanas de cuaresma

17: los siete enanitos amigos de Blancanieves

18: los siete padres fundadores

20: las siete señas del hijo puta

21: los siete caballos caretos

22: los siete niños de Ecija

23: siete chupas y caireles lleva el torero

24: los siete pensamientos puestos en siete locuras

Los siete números dos veces suman los 24 caballeros del Apocalipsis. ¿Hay quien dé más?

 

LETANÍAS DE LAS NENAS CASADERAS

 

San Vicente cásame prontamente

San Nicanor con un doctor

San Apolinar que sea militar

San Amador, que soy la hermana mayor

San Isidoro que sea rubio como el oro

San Filomeno aunque sea moreno

Santa Rita y aprisita

San Gabino que tenga un buen destino

San Gabriel que me sea fiel

San Fructuoso que sea cariñoso

San Pocholo que sea un buen cholo.

San Hodierno que no me ponga los cuernos

San Luís que le nazca siempre la flor de lis (a prueba de bomba y de gatillazos)

San Saturnino que no se beba todo el vino

San Ciriaco que aborrezca el tabaco

San Baldomero que lo quiero guapo rico y con dinero

San José que entre con buen pie

Santa Margarita de Alacoque que cuando tenga el mes no me toque.

Amen

 

la reunion fue un éxito. Vinieron más que nunca a cantar a la Virgen los veteranos del 55















LA REUNION DE OCTUBRE 2016 SEMINARIO

Éramos doce apóstoles esta vez y a tu casa hemos llegado veinticinco caballeros y uno me dijo creo que fue el latinista Nequaquam que mal cantas pero que bien escribes y me negaron el derecho a entonar n viejo responso o kadish por el difunto cura de Abades que este año el pobre no acudió a la cita le dio un infarto una semana antes. Bueno eso ya me pasó.
la primera vez cuando el que hacía de preste me cortó cuando cantaba el símbolo de la Fe el credo de Nicea en esas estamos y otro les dijo a los comensales de cachondeo y como si yo fuera un iluso mirai tiene un blog y luego voy en un arranque de coraje y como por venganza escribo una novela. Mi Seminario Vacio es un libro algo profético apéndice sinóptico de Sabemos de dónde venían los sirvientes. El pincerna contemplaban los machones de la ataujía morisca labrada en el techo del viejo monasterio hace seis siglos. Cantamos a la Virgen el Veni Creator y dimos el benedicamus Domino con que el presidente de semana o refitolero ordenaba romper silencio en el refectorio y hablar por los codos. Me alegró mucho encontrarme con mi compañero de terna Jesús de Pablo y con mi amigo Virseda. En medio del cenáculo se alzó la voz de la memoria y aunque no reconocíamos al niño que fue se notaba la presencia de un cariño fraternal. Allá había algo

REUNION DE LOS SEMINARISTAS VETERANOS 2016


LA REUNION DE OCTUBRE 2016 SEMINARIO

 

 


 

 

Éramos doce apóstoles esta vez y a tu casa hemos llegado veinticinco caballeros y uno me dijo creo que fue el latinista Nequaquam que mal cantas pero que bien escribes y me negaron el derecho a entonar n viejo responso o kadish por el difunto cura de Abades que este año el pobre no acudió a la cita le dio un infarto una semana antes. Bueno eso ya me pasó la primera vez cuando el que hacía de preste me cortó cuando cantaba el símbolo de la Fe el credo de Nicea en esas estamos y otro les dijo a los comensales de cachondeo y como si yo fuera un iluso mirai tiene un blog y luego voy en un arranque de coraje y como por venganza escribo una novela. Mi Seminario Vacio es un libro algo profético apéndice sinóptico de muchos males que afligen a la iglesia desde el concilio y no entro más en detalle que yo a lo mío siguiendo mi camino rezando por los que me maldicen ofreciendo la otra mejilla a los que me sacuden si me piden el manto les doy la camisa y si me suplican que les acompañe un kilómetro voy con ellos hasta Compostela es un decir pero entre mis pipis hay gente buena y muy lista los mejores de todos no son los que entonces eran los primeros de la clase que a esos les zurró bien la vida sólo triunfaron los que por aquellos días nos parecían del montón sin alcanzar la categoría de mediocres. Los que llegaron a dar con la cabeza en un pesebre. Lo pasamos bien comimos mal en el restaurante los camareros servían tiznados de tatuajes iban con coleta debían de ser de Podemos Possumus Non Possumus Yes you can. Sabemos de dónde venían los sirvientes. El pincerna contemplaban los machones de la ataujía morisca labrada en el techo del viejo monasterio hace seis siglos. Cantamos a la Virgen el Veni Creator y dimos el benedicamus Domino con que el presidente de semana o refitolero ordenaba romper silencio en el refectorio y hablar por los codos. Me alegró mucho encontrarme con mi compañero de terna Jesús de Pablo y con mi amigo Virseda. En medio del cenáculo se alzó la voz de la memoria y aunque no reconocíamos al niño que fue se notaba la presencia de un cariño fraternal. Allá había algo.

 

 

 

 

 

 

 


2016-10-22

capitulo de mi libro picaresco en preparación


Segovia blasones y talegas

 

La llamaban la ciudad de los caciques y la de los sacristanes bien torreada de almenas cada mochuelo en su olivo las parroquias el sacramento ciudad devota donde las hayas donde convergen las tres culturas judíos moros y cristianos acaso por la combinación de esa amalgama seamos un pueblo difícil muy dado a la envidia y la murmuración pero todos buenísimas personas. Acá hubo conllevancia dentro de lo que cabe viviendo todos juntos pero no revueltos. La risa iba por barrios y por catorcena. El cabildo era riquísimo en rentas y bienes inmuebles pero los canónigos pobres con unas anatas que llegaban a treinta mil fanegas al año. Detrás de la sacristía cada una de las catorce parroquias tenía su granero, cilla o alfolí.

El ama del cura cocía cada quince días y de esta cocedura se suministraban bodigos, a los más necesitados. Nunca faltaba pan entre los diez mil vecinos censados a comienzos del siglo XVI cuando a causa de la industria textil fulguraba. Años más tarde, por la competencia de la lana inglesa y de las pañerías de Flandes, el esplendor pañero sucumbe.

Los Fernández Laguna debieron de formar parte de una de las familias de conversos más poderosas, residentes en el aristocrático sector de san Miguel. Acababan de comenzarse las obras de la catedral —durarían casi dos siglos—nueva. La vieja había sido volada durante la guerra de las Comunidades. Renteros, banqueros, agiotistas, gente de Iglesia, monopoliza la punta de diamante de la pirámide social. Abajo quedan los pecheros, los hortelanos moriscos, de las huertas del Clamores que cultivaban en tablares las mejores escarolas del universo, los albañiles del arrabal de San Lorenzo que esgrafían paramentos, los esquiladores cristianos de Zamarramala, los plateros judíos que se apiñaban en modestas casuchas junto a la puerta de San Andrés la parte del Rastro y del salón al pie de su Sinagoga mayor. Estamos hablando de un ambiente ecléctico. El gremio mayor era el tejedor que se agrupaba en diferentes oficios con arreglo a las distintas funciones: cardar, apartar, tundir, perchar y, por último, el tinte. A los percheleros a los que se encomendaban la labor más penosa se les llamaba perailes. Algunos emigraron a Málaga y fundaron un barrio picaresco porque el género nació en Segovia que llaman el Perchel y perchelera es la Campos. Aguas arriba del Eresma, estaban los batanes. Yo he conocido la última fábrica donde se tejía el veintidoseno la pana de lana de oveja merina y el famoso limiste segoviano en el Espolón.

El textil subsidiaba otros sectores como el del acarreo: arrieros, gabarreros, esquiladores, aguadores, atahoneros, zurcidores, caleseros, trajinantes, vientreros y tripicalleros, jalmeros y, particularmente, mesoneros. Segovia —le cuadra el verso de Góngora a "Córdoba ciudad bravía más de mil tabernas y una sola librería", aquí no lee ni dios— fue famosa por sus figones como el del Vizcaíno. O el de Averías donde recalaban mozos de cuerda en la calle San Francisco.

El pícaro tiene como parte jactanciosa de su psicología el ser compadre de todos y amigo de ninguno. Vivir y beber derrotar por las tascas, convidar, aparentar lo que no es: que se es rico, sin blanca. Ha de emular, simular y disimular. Ha de fingir que tiene alcurnia de cristiano viejo acudiendo a misas novenas triduos y todas las procesiones, colgar jamones del corredor de su casa. Su vida está en la calle y su honra al retortero.

Ese esfuerzo integrador por asimilarse por aparentar ha sellado la personalidad de las gentes de esta región. No son profetas en su tierra. Dan más juego en el extranjero. Laguna siempre nostálgico de la primavera segoviana—su pueblo le vendría estrecho—, sin embargo, hubiera sido incapaz de vivir en un lugar de casas torreadas (a los castellanos les define más que a los ingleses el dicho de "my home is my castle"[1] donde se atrincheran, no suelen invitar a nadie, les cuesta presentar a la esposa tal vez por reminiscencias árabes); en Segovia todos se encastillan y eran frecuentes las rivalidades: duelo a muerte por cualquier afrenta, una mujer, o un cipo. Esta psicología de espadachines viaja hacia el Nuevo Mundo dentro del morral de los conquistadores. Quienes eran benignos con el indígena pero que se mataban unos a otros entre sí. Acarreadores y caciques y maestrillos catalinos, hijos de la piedra hideputa, quítate tú, que me pongo yo. Ambiente opresivo de ciudad levítica. Eso es lo peor de un sin vivir de ambiente tan sobrecargado de viejos rencores. Lo explica muy bien Unamuno.

Pese a todo aquí se pisan los mejores caldos del mundo y se bebe el mejor vino de la ribera. Entender a la Villa y Tierra es derrotar por sus tabernas, sentarse en el poyo de piedra de las bodegas a la sombra de un almendro, charlar con un pariente y gozar del privilegio de "vieda" en virtud del cual no se podía entrar en la ciudad ni una cuba de clarete importado forastero hasta que no se acabase el autóctono. Los caldos que no fuesen municipales tenían que pagar portazgo.

En el catastro del Marqués de la Ensenada se computan cuatro chigres de vino bueno y cuarenta del malo u ordinario. Tenían por costumbres los bodegoneros bautizar las frascas y eso le ponía a don Francisco de Quevedo de los nervios. Cantineros moriscos, ladrones, les llama. No por Mahoma ni por racismo o porque fueran herejes —por nuestras venas corre sangre morisca— sino más bien por eso: por cometer el sacrilegio de aguar el vino.

Ni Cervantes ni Quevedo hacen buenas migas con los moriscos. Iglesias había tantas como figones. He aquí el listado cada una de ellas con su clerecía y su sacristanía porque ya lo venimos diciendo en Segovia mandan mucho los sacristanes que llamamos catalinos. Iglesia Mayor, san Miguel, san Facundo, san Andrés, san Quirce, san Sebastián, san Esteban, Trinidad, san Nicolás, san Pedro ad Vincula, san Martín, san Román, san Pablo, san Juan de los Caballeros, santa Coloma, san Millán, san Clemente, santa Eulalia, santo Tomás, San Lorenzo, san Justo y Pastor, san Salvador, san Marcos y la capilla de santa Ana. Y había veintiún conventos de frailes monjas y canónigos regulares. Sitios abondo para orar no faltan. El que en Segovia no reza es porque no quiere. Y nueve hospitales. El de la Misericordia para pobres. Sancti Spiritus de san Juan de Dios para enfermos de las bubas —dar sudores a los pobres que lo necesitan—. El de convalecientes. El de san Antonio de Padua de Peregrinos—la ruta jacobea que partía de Cartagena se situaba en el comedio de distancia entre el punto de origen y Compostela—. El de la Encarnación monjas de Santa Isabel para pobres vergonzantes. El de Viejos al que iban los mayores de sesenta años. Hospital de la Refitolería que acogía a expósitos hijos de padre desconocido y madres solteras. San Juan De Dios para sarnosos. El de san Antonio Abad para enfermos de fuego sacro. Hasta en el título que concede a sus hospitales Segovia conserva ese aire retozón, juguetón y bromista, ese lebeche revoltoso y con mala leche que surge del aduar del Azoguejo para dar vida a la novela picaresca. Son los pasacalles y arreboladas que cantaban Agapito Marazuela y el Tío Tocino, zurrando la caja. "Vengo de moler morena de los molinos de abajo duermo con la molinera no me cobra la maquila... no me cobra su trabajo, que vengo de moler, morena". Amor a la vida y terror al hambre, la peste, y la guerra y la muerte—terror a los domines de la inquisición— es el ideario de la novela picaresca que movió al doctor Laguna a mojar la pluma, para contar el dintorno de su existencia errante, con tanta solercia y discreción, igual en los tratados de medicina que en sus libros de solaz y divertimento.

Cuna de la novela picaresca es Segovia. El viento de lebeche burlón sopla con sorna sobre nuestro sombrero hasta el punto de que con frecuencia se nos vuela la pañosa.                                         




[1] mi casa es mi castillo

2016-10-17

COMO SE ESCRIBE UNA NOVELA, NOVELISTAS Y NOVELEROS

Novelas... no verlas, nos recomendaban los padres espirituales de aquellos seminarios de posguerra al irnos de vacaciones. La prohibición, no obstante, fue incentivo para llevarles la contrario. Leíamos vorazmente todo lo que caía en nuestras manos hasta los tebeos de Joaquín Estefanía y los western. "La Meta soñada" del Padre Sobrino SJ formó parte de mis lecturas adolescentes y desde entonces he vivido leyendo y suspirando con mis héroes de papel en este valle de lágrimas. El Quijote que leía don Tirso Rodao, con mucha prosapia, en las clases de Retórica, y buena entonación, por aquel entonces me apabullaba.
Tuve que llegar a viejo para darme cuenta de los tesoros escondidos, gran plétora y mucha garra, de la lengua española. Aun cuando muchos españoles se ufanan de no haber cogido un libro, España fue una potencia de la edición y la impresión. Démonos, si no, una vuelta por la cuesta de Moyano, un alfolí, un venturoso silo de papel y un purgatorio o limbo de los sueños defraudados.
Pero esos sueños siguen vivos. Hablo con los ojos a los muertos, vivo en conversación con los difuntos que decía Quevedo.
Démonos tambien con un canto en los dientes porque podemos. 
Los dioses no hacen a todos partícipes del fuego sagrado, puesto que no todos sirven para este duro oficio que se ha vuelto ahora más penoso por la escasez de lectores y las dificultades de distribución.
Más valiera que se dedicasen a otra cosa porque estorban, eclipsan, quitan cacho al lanzar al mercado verdaderos bodrios.
Con estos poetastros y poetrastas el sol se oculta tras las nubes. Qué quieren que les diga. Y otro tanto ocurre en el periodismo donde abunda el intrusismo y se nota una evidente falta de profesionalidad.
A par de esto, el interés por la edición es una prueba de que la novela no ha muerto. Sigue contando con muchos amanuenses al pie del cañón pisando fuerte por los entramados de la fantasía, la tragedia y el horror vacui de la vida real.
La crisis de la prensa nacional no ha quitado foro a la prensa regional. A mi me gusta desayunarme hojeando las paginas del Adelantado de Segovia

2016-10-14

hoy misa de nuestra señora

Incipit
In nómine Patris, et Fílii, et Spíritus Sancti. Amen.
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S. Introíbo ad altáre Dei.
M. Ad Deum, qui lætíficat juventútem meam.
S. Júdica me, Deus, et discérne causam meam de gente non sancta: ab hómine iníquo et dolóso érue me.
M. Quia tu es, Deus, fortitudo mea: quare me reppulísti, et quare tristis incédo, dum afflígit me inimícus?
S. Emítte lucem tuam et veritátem tuam: ipsa me deduxérunt, et adduxérunt in montem sanctum tuum et in tabernácula tua.
M. Et introíbo ad altáre Dei: ad Deum, qui lætíficat juventútem meam.
S. Confitébor tibi in cíthara, Deus, Deus meus: quare tristis es, ánima mea, et quare contúrbas me?
M. Spera in Deo, quóniam adhuc confitébor illi: salutáre vultus mei, et Deus meus.
S. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
M. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper: et in saecula sæculórum. Amen.
S. Introíbo ad altáre Dei.
M. Ad Deum, qui lætíficat juventútem meam.
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V. Adjutórium nostrum in nómine Dómini.
R. Qui fecit coelum et terram.
Confíteor Deo omnipoténti, beátæ Maríæ semper Vírgini, beáto Michaéli Archángelo, beáto Joánni Baptístæ, sanctis Apóstolis Petro et Paulo, ómnibus Sanctis, et vobis, fratres: quia peccávi nimis cogitatióne, verbo et opere: mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa. Ideo precor beátam Maríam semper Vírginem, beátum Michaélem Archángelum, beátum Joánnem Baptístam, sanctos Apóstolos Petrum et Paulum, omnes Sanctos, et vos, fratres, orare pro me ad Dóminum, Deum nostrum.
M. Misereátur tui omnípotens Deus, et, dimíssis peccátis tuis, perdúcat te ad vitam ætérnam.
S. Amen,
M. Confíteor Deo omnipoténti, beátæ Maríæ semper Vírgini, beáto Michaéli Archángelo, beáto Joánni Baptístæ, sanctis Apóstolis Petro et Paulo, ómnibus Sanctis, et tibi, pater: quia peccávi nimis cogitatióne, verbo et opere: mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa. Ideo precor beátam Maríam semper Vírginem, beátum Michaélem Archángelum, beátum Joánnem Baptístam, sanctos Apóstolos Petrum et Paulum, omnes Sanctos, et te, pater, orare pro me ad Dóminum, Deum nostrum.
S. Misereátur nostri omnípotens Deus, et, dimíssis peccátis nostris , perdúcat nos ad vitam ætérnam.
R. Amen.
S. Indulgéntiam, absolutionem et remissiónem peccatórum nostrórum tríbuat nobis omnípotens et miséricors Dóminus.
R. Amen.
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V. Deus, tu convérsus vivificábis nos.
R. Et plebs tua lætábitur in te.
V. Osténde nobis, Dómine, misericórdiam tuam.
R. Et salutáre tuum da nobis.
V. Dómine, exáudi oratiónem meam.
R. Et clamor meus ad te véniat.
V. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spíritu tuo.
Orémus,
Aufer a nobis, quaesumus, Dómine, iniquitátes nostras: ut ad Sancta sanctórum puris mereámur méntibus introíre. Per Christum, Dóminum nostrum. Amen.
Orámus te, Dómine, per mérita Sanctórum tuórum, quorum relíquiæ hic sunt, et ómnium Sanctórum: ut indulgére dignéris ómnia peccáta mea. Amen.
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Introitus
Sedulius.
Salve, sancta Parens, eníxa puérpera Regem: qui coelum terrámque regit in saecula sæculórum.
Ps 44:2
Eructávit cor meum verbum bonum: dico ego ópera mea Regi.
V. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
R. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in saecula saeculórum. Amen
Salve, sancta Parens, eníxa puérpera Regem: qui coelum terrámque regit in saecula sæculórum.
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Kyrie
S. Kýrie, eléison.
M. Kýrie, eléison.
S. Kýrie, eléison.
M. Christe, eléison.
S. Christe, eléison.
M. Christe, eléison.
S. Kýrie, eléison.
M. Kýrie, eléison.
S. Kýrie, eléison.
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Gloria
Gloria in excelsis Deo Et in terra pax homínibus bonæ voluntátis. Laudámus te. Benedícimus te. Adorámus te. Glorificámus te. Grátias ágimus tibi propter magnam glóriam tuam. Dómine Deus, Rex coeléstis, Deus Pater omnípotens. Dómine Fili unigénite, Jesu Christe. Dómine Deus, Agnus Dei, Fílius Patris. Qui tollis peccáta mundi, miserére nobis. Qui tollis peccáta mundi, súscipe deprecatiónem nostram. Qui sedes ad déxteram Patris, miserére nobis. Quóniam tu solus Sanctus. Tu solus Dóminus. Tu solus Altíssimus, Jesu Christe. Cum Sancto Spíritu in glória Dei Patris. Amen.
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Oratio
V. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spiritu tuo.
Orémus.
Concéde nos fámulos tuos, quæsumus, Dómine Deus, perpetua mentis et corporis sanitáte gaudére: et, gloriosa beátæ Maríæ semper Vírginis intercessióne, a præsénti liberári tristitia, et aeterna perfrui lætítia.
Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.
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Graduale
Benedícta et venerábilis es, Virgo María: quæ sine tactu pudóris invénia es Mater Salvatóris.
V. Virgo, Dei Génetrix, quem totus non capit orbis, in tua se clausit víscera factus homo. Allelúja, allelúja.
V. Post partum, Virgo, invioláta permansísti: Dei Génetrix, intercéde pro nobis. Allelúja.
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Evangelium
Munda cor meum, ac labia mea, omnípotens Deus, qui labia Isaíæ Prophétæ cálculo mundásti igníto: ita me tua grata miseratióne dignáre mundáre, ut sanctum Evangélium tuum digne váleam nuntiáre. Per Christum, Dóminum nostrum. Amen.
Jube, Dómine, benedícere. Dóminus sit in corde meo et in lábiis meis: ut digne et competénter annúntiem Evangélium suum. Amen.
V. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spíritu tuo.
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam
R. Gloria tibi, Domine!
Luc 11:27-28
In illo témpore: Loquénte Jesu ad turbas, extóllens vocem quædam múlier de turba, dixit illi: Beátus venter, qui te portávit, et úbera, quæ suxísti. At ille dixit: Quinímmo beáti, qui áudiunt verbum Dei, et custódiunt illud.
R. Laus tibi, Christe!
S. Per Evangelica dicta, deleantur nostra delicta.
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Credo
omit.
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Offertorium
V. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spíritu tuo.
Orémus
Luc 1:28 1:42
Ave, María, grátia plena; Dóminus tecum: benedícta tu in muliéribus, et benedíctus fructus ventris tui.
Suscipe, sancte Pater, omnipotens ætérne Deus, hanc immaculátam hóstiam, quam ego indígnus fámulus tuus óffero tibi Deo meo vivo et vero, pro innumerabílibus peccátis, et offensiónibus, et neglegéntiis meis, et pro ómnibus circumstántibus, sed et pro ómnibus fidélibus christiánis vivis atque defúnctis: ut mihi, et illis profíciat ad salútem in vitam ætérnam. Amen.
Deus, qui humánæ substántiæ dignitátem mirabíliter condidísti, et mirabílius reformásti: da nobis per hujus aquæ et vini mystérium, ejus divinitátis esse consórtes, qui humanitátis nostræ fíeri dignátus est párticeps, Jesus Christus, Fílius tuus, Dóminus noster: Qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus: per ómnia saecula sæculórum. Amen.
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Offérimus tibi, Dómine, cálicem salutáris, tuam deprecántes cleméntiam: ut in conspéctu divínæ majestátis tuæ, pro nostra et totíus mundi salute, cum odóre suavitátis ascéndat. Amen.
In spíritu humilitátis et in ánimo contríto suscipiámur a te, Dómine: et sic fiat sacrifícium nostrum in conspéctu tuo hódie, ut pláceat tibi, Dómine Deus.
Veni, sanctificátor omnípotens ætérne Deus: et bene dic hoc sacrifícium, tuo sancto nómini præparátum.
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Lavábo inter innocéntes manus meas: et circúmdabo altáre tuum. Dómine: Ut áudiam vocem laudis, et enárrem univérsa mirabília tua. Dómine, diléxi decórem domus tuæ et locum habitatiónis glóriæ tuæ. Ne perdas cum ímpiis, Deus, ánimam meam, et cum viris sánguinum vitam meam: In quorum mánibus iniquitátes sunt: déxtera eórum repléta est munéribus. Ego autem in innocéntia mea ingréssus sum: rédime me et miserére mei. Pes meus stetit in dirécto: in ecclésiis benedícam te, Dómine.
V. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
R. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in saecula saeculórum. Amen
Súscipe, sancta Trinitas, hanc oblatiónem, quam tibi offérimus ob memóriam passiónis, resurrectiónis, et ascensiónis Jesu Christi, Dómini nostri: et in honórem beátæ Maríæ semper Vírginis, et beáti Joannis Baptistæ, et sanctórum Apostolórum Petri et Pauli, et istórum et ómnium Sanctórum: ut illis profíciat ad honórem, nobis autem ad salútem: et illi pro nobis intercédere dignéntur in coelis, quorum memóriam ágimus in terris. Per eúndem Christum, Dóminum nostrum. Amen.
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S. Oráte, fratres: ut meum ac vestrum sacrifícium acceptábile fiat apud Deum Patrem omnipoténtem.
M. Suscípiat Dóminus sacrifícium de mánibus tuis ad laudem et glóriam nominis sui, ad utilitátem quoque nostram, totiúsque Ecclésiæ suæ sanctæ.
S. Amen.

Secreta
Tua, Dómine, propitiatióne, et beátæ Maríæ semper Vírginis intercessióne, ad perpétuam atque præséntem hæc oblátio nobis profíciat prosperitátem et pacem.
Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.
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Praefatio
V. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spíritu tuo.
V. Sursum corda.
R. Habémus ad Dóminum.
V. Grátias agámus Dómino, Deo nostro.
R. Dignum et justum est.

Communis
Vere dignum et justum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias agere: Dómine sancte, Pater omnípotens, ætérne Deus: per Christum, Dóminum nostrum. Per quem majestátem tuam laudant Angeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes. Coeli coelorúmque Virtútes ac beáta Séraphim sócia exsultatióne concélebrant. Cum quibus et nostras voces ut admitti jubeas, deprecámur, súpplici confessione dicéntes:

Sanctus, Sanctus, Sanctus Dóminus, Deus Sábaoth. Pleni sunt coeli et terra glória tua. Hosánna in excélsis. Benedíctus, qui venit in nómine Dómini. Hosánna in excélsis.
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Canon
Te igitur, clementíssime Pater, per Jesum Christum, Fílium tuum, Dóminum nostrum, súpplices rogámus, ac pétimus, uti accepta habeas et benedícas, hæc dona, hæc múnera, hæc sancta sacrifícia illibáta, in primis, quæ tibi offérimus pro Ecclésia tua sancta cathólica: quam pacificáre, custodíre, adunáre et régere dignéris toto orbe terrárum: una cum fámulo tuo Papa nostro Francisco et Antístite nostro et ómnibus orthodóxis, atque cathólicæ et apostólicae fídei cultóribus.
Meménto, Dómine, famulórum famularúmque tuarum N. et N. et ómnium circumstántium, quorum tibi fides cógnita est et nota devótio, pro quibus tibi offérimus: vel qui tibi ófferunt hoc sacrifícium laudis, pro se suísque ómnibus: pro redemptióne animárum suárum, pro spe salútis et incolumitátis suæ: tibíque reddunt vota sua ætérno Deo, vivo et vero.
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Communicántes, et memóriam venerántes, in primis gloriósæ semper Vírginis Maríæ, Genetrícis Dei et Dómini nostri Jesu Christi: sed
et beatórum Apostolórum ac Mártyrum tuórum, Petri et Pauli, Andréæ, Jacóbi, Joánnis, Thomæ, Jacóbi, Philíppi, Bartholomaei, Matthaei, Simónis et Thaddaei: Lini, Cleti, Cleméntis, Xysti, Cornélii, Cypriáni, Lauréntii, Chrysógoni, Joánnis et Pauli, Cosmæ et Damiáni: et ómnium Sanctórum tuórum; quorum méritis precibúsque concédas, ut in ómnibus protectiónis tuæ muniámur auxílio. Per eúndem Christum, Dóminum nostrum. Amen.
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Hanc igitur oblatiónem servitutis nostræ, sed et cunctae famíliæ tuæ,
quaesumus, Dómine, ut placátus accípias: diésque nostros in tua pace dispónas, atque ab ætérna damnatióne nos éripi, et in electórum tuórum júbeas grege numerári. Per Christum, Dóminum nostrum. Amen.
Quam oblatiónem tu, Deus, in ómnibus, quaesumus, bene díctam, adscríp tam, ra tam, rationábilem, acceptabilémque fácere dignéris: ut nobis Cor pus, et San guis fiat dilectíssimi Fílii tui, Dómini nostri Jesu Christi.
Qui prídie quam paterétur, accépit panem in sanctas ac venerábiles manus suas, elevátis óculis in coelum ad te Deum, Patrem suum omnipoténtem, tibi grátias agens, bene dixit, fregit, dedítque discípulis suis, dicens: Accípite, et manducáte ex hoc omnes.
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HOC EST ENIM CORPUS MEUM.

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Símili modo postquam coenátum est, accípiens et hunc præclárum Cálicem in sanctas ac venerábiles manus suas: item tibi grátias agens, bene dixit, dedítque discípulis suis, dicens: Accípite, et bíbite ex eo omnes.
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HIC EST ENIM CALIX SANGUINIS MEI, NOVI ET AETERNI TESTAMENTI: MYSTERIUM FIDEI: QUI PRO VOBIS ET PRO MULTIS EFFUNDETUR IN REMISSIONEM PECCATORUM.


Hæc quotiescúmque fecéritis, in mei memóriam faciétis.
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Unde et mémores, Dómine, nos servi tui, sed et plebs tua sancta, ejusdem Christi Fílii tui, Dómini nostri, tam beátæ passiónis, nec non et ab ínferis resurrectiónis, sed et in coelos gloriósæ ascensiónis: offérimus præcláræ majestáti tuæ de tuis donis ac datis, hóstiam puram, hóstiam sanctam, hóstiam immaculátam, Panem sanctum vitæ ætérnæ, et Calicem salútis perpétuæ.
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Supra quæ propítio ac seréno vultu respícere dignéris: et accépta habére, sicúti accépta habére dignátus es múnera púeri tui justi Abel, et sacrifícium Patriárchæ nostri Abrahæ: et quod tibi óbtulit summus sacérdos tuus Melchísedech, sanctum sacrifícium, immaculátam hóstiam.
Súpplices te rogámus, omnípotens Deus: jube hæc perférri per manus sancti Angeli tui in sublíme altáre tuum, in conspéctu divínæ majestátis tuæ: ut, quotquot ex hac altáris participatióne sacrosánctum Fílii tui Cor pus, et Sán guinem sumpsérimus, omni benedictióne coelésti et grátia repleámur. Per eúndem Christum, Dóminum nostrum. Amen.
Meménto étiam, Dómine, famulórum famularúmque tuárum N. et N., qui nos præcessérunt cum signo fídei, et dórmiunt in somno pacis. Ipsis, Dómine, et ómnibus in Christo quiescéntibus locum refrigérii, lucis pacis ut indúlgeas, deprecámur. Per eúndem Christum, Dóminum nostrum. Amen.
Nobis quoque peccatóribus fámulis tuis, de multitúdine miseratiónum tuárum sperántibus, partem áliquam et societátem donáre dignéris, cum tuis sanctis Apóstolis et Martýribus: cum Joánne, Stéphano, Matthía, Bárnaba, Ignátio, Alexándro, Marcellíno, Petro, Felicitáte, Perpétua, Agatha, Lúcia, Agnéte, Cæcília, Anastásia, et ómnibus Sanctis tuis: intra quorum nos consórtium, non æstimátor mériti, sed véniæ, quaesumus, largítor admítte. Per Christum, Dóminum nostrum.
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Per quem hæc ómnia, Dómine, semper bona creas, sancti ficas, viví ficas, bene dícis et præstas nobis.
Per ip sum, et cum ip so, et in ip so, est tibi Deo Patri omnipotenti, in unitáte Spíritus Sancti,
omnis honor, et glória.
Per omnia saecula saecolorum.
R. Amen.
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Preparatio Communionis

Orémus: Præcéptis salutáribus móniti, et divína institutione formati audemus dicere:

Pater noster, qui es in caelis, Sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in coelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie. Et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem:
R. Sed libera nos a malo.
S. Amen.
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Líbera nos, quaesumus, Dómine, ab ómnibus malis, prætéritis, præséntibus et futúris: et intercedénte beáta et gloriósa semper Vírgine Dei Genetríce María, cum beátis Apóstolis tuis Petro et Paulo, atque Andréa, et ómnibus Sanctis, da propítius pacem in diébus nostris: ut, ope misericórdiæ tuæ adjúti, et a peccáto simus semper líberi et ab omni perturbatióne secúri.
Per eúndem Dóminum nostrum Jesum Christum, Fílium tuum.
Qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus.
V. Per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.
Pax Domini sit semper vobiscum.
R. Et cum spiritu tuo.
Haec commíxtio, et consecrátio Córporis et Sánguinis Dómini nostri Jesu Christi, fiat accipiéntibus nobis in vitam ætérnam. Amen.
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Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi: miserére nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi: miserére nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi: dona nobis pacem.
Dómine Jesu Christe, qui dixísti Apóstolis tuis: Pacem relínquo vobis, pacem meam do vobis: ne respícias peccáta mea, sed fidem Ecclésiæ tuæ; eámque secúndum voluntátem tuam pacificáre et coadunáre dignéris: Qui vivis et regnas Deus per ómnia saecula sæculórum. Amen.
Dómine Jesu Christe, Fili Dei vivi, qui ex voluntáte Patris, cooperánte Spíritu Sancto, per mortem tuam mundum vivificásti: líbera me per hoc sacrosánctum Corpus et Sánguinem tuum ab ómnibus iniquitátibus meis, et univérsis malis: et fac me tuis semper inhærére mandátis, et a te numquam separári permíttas: Qui cum eódem Deo Patre et Spíritu Sancto vivis et regnas Deus in saecula sæculórum. Amen.
Percéptio Córporis tui, Dómine Jesu Christe, quod ego indígnus súmere præsúmo, non mihi provéniat in judícium et condemnatiónem: sed pro tua pietáte prosit mihi ad tutaméntum mentis et córporis, et ad medélam percipiéndam: Qui vivis et regnas cum Deo Patre in unitáte Spíritus Sancti Deus, per ómnia saecula sæculórum. Amen.
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Panem coeléstem accipiam, et nomen Dómini invocábo.
V. Dómine, non sum dignus, ut intres sub tectum meum: sed tantum dic verbo, et sanábitur ánima mea
V. Dómine, non sum dignus, ut intres sub tectum meum: sed tantum dic verbo, et sanábitur ánima mea.
V. Dómine, non sum dignus, ut intres sub tectum meum: sed tantum dic verbo, et sanábitur ánima mea.
Corpus Dómini nostri Jesu Christi custódiat ánimam meam in vitam ætérnam. Amen.
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Quid retríbuam Dómino pro ómnibus, quæ retríbuit mihi? Cálicem salutáris accípiam, et nomen Dómini invocábo. Laudans invocábo Dóminum, et ab inimícis meis salvus ero.
Sanguis Dómini nostri Jesu Christi custódiat ánimam meam in vitam ætérnam. Amen.
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Communio


Anima Christi, sanctifica me. Corpus Christi, salva me. Sanguis Christi, inebria me. Aqua lateris Christi, lava me. Passio Christi, conforta me. O bone Jesu, exaudi me. Intra tua vulnera absconde me. Ne permittas me separari a te. Ab hoste maligno defende me. In hora mortis meae voca me. Et iube me venire ad te, Ut cum Sanctis tuis laudem te. In saecula saeculorum. Amen.
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Quod ore súmpsimus, Dómine, pura mente capiámus: et de munere temporáli fiat nobis remédium sempitérnum.
Corpus tuum, Dómine, quod sumpsi, et Sanguis, quem potávi, adhaereat viscéribus meis: et præsta; ut in me non remáneat scélerum mácula, quem pura et sancta refecérunt sacraménta: Qui vivis et regnas in saecula sæculórum. Amen.
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Communio

Beáta viscera Maríæ Vírginis, quæ portavérunt ætérni Patris Fílium, allelúja.
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Postcommunio
S. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spíritu tuo.
Orémus.
Sumptis, Dómine, salútis nostræ subsídiis: da, quaesumus, beátæ Maríæ semper Vírginis patrocíniis nos ubíque prótegi; in cujus veneratióne hæc tuæ obtúlimus majestáti.
Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.
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Conclusio
S. Dóminus vobíscum.
M. Et cum spíritu tuo,
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V. Ite, Missa est.
R. Deo gratias.
Pláceat tibi, sancta Trínitas, obséquium servitútis meæ: et præsta; ut sacrifícium, quod óculis tuæ majestátis indígnus óbtuli, tibi sit acceptábile, mihíque et ómnibus, pro quibus illud óbtuli, sit, te miseránte, propitiábile. Per Christum, Dóminum nostrum. Amen.
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Benedícat vos omnípotens Deus,
Pater, et Fílius, et Spíritus Sanctus.
R. Amen.
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V. Dominus vobiscum.
R. Et cum spiritu tuo.
Initium sancti Evangélii secúndum Joánnem.
R. Gloria tibi, Domine!
Joann. 1, 1-14.
Junctis manibus prosequitur:
In princípio erat Verbum, et Verbum erat apud Deum, et Deus erat Verbum. Hoc erat in princípio apud Deum. Omnia per ipsum facta sunt: et sine ipso factum est nihil, quod factum est: in ipso vita erat, et vita erat lux hóminum: et lux in ténebris lucet, et ténebræ eam non comprehendérunt.
Fuit homo missus a Deo, cui nomen erat Joánnes. Hic venit in testimónium, ut testimónium perhibéret de lúmine, ut omnes créderent per illum. Non erat ille lux, sed ut testimónium perhibéret de lúmine.
Erat lux vera, quæ illúminat omnem hóminem veniéntem in hunc mundum. In mundo erat, et mundus per ipsum factus est, et mundus eum non cognóvit. In própria venit, et sui eum non recepérunt. Quotquot autem recepérunt eum, dedit eis potestátem fílios Dei fíeri, his, qui credunt in nómine ejus: qui non ex sanguínibus, neque ex voluntáte carnis, neque ex voluntáte viri, sed ex Deo nati sunt. Genuflectit dicens: Et Verbum caro factum est, Et surgens prosequitur: et habitávit in nobis: et vídimus glóriam ejus, glóriam quasi Unigéniti a Patre, plenum grátiæ et veritatis.
R. Deo gratias.