2016-07-13


J SENDER: "ALFONSO XIII ERA UN CENIZO COMO TODOS LOS BORBONES"



SENDER CONTRA LA GAFANCIA DE LOS BORBONES

El trece mal número fatídico que cuadraba a un rey de ojos inexpresivos y mirada vacía un rey "esparrancao" aficionado al porno duro (queda por ahí alguna pelicula años veinte cine mudo en la cual participó como protagonista) al decimotercero de los Alfonsos se deben los veinte mil muertos de Annual y los doce mil de Monte Arruit, segun declara Sender en sus confesiones. Sangre española. El 13 mal numero. Enfrentado al peligro, no arrostró su obligación como hizo el último de los Romanov o su tatarabuelo Luis XVI. Los borbones traen mala suerte. Error imperdonable del dictador al reinsertarlos. Es una monarquía con bicho.



Ramón J. Sender culpa a Franco de haber desaprovechado la ocasión para desterrar a estos dinastas con mal fario y establecer el reino de la justicia social. El tercer tranco de su libro autobiográfico "Crónica del Alba" es un canto de amor a España al heroismo de sus pistolos que luchan bajo el mando de una oficialidad en muchos casos corrupta. "Algunos de nuestros jefes y oficiales eran más perniciosas para la patria que el propio Abdelkrim".



Marruecos siempre Marruecos. El Rif misterioso. Pelear contra el moro tuvimos por costumbre, pero el moro es hermano nuestro. Luego serían los soldaditos de la Yehala los que sacarían a Franco las castañas del fuego ayudándole a vencer en la guerra del 36. Una larga historia de amor y desamor, de encuentros y desencuentros. Salam malikum. Y malikum salam.


Cuando aparece en escena el "djin" (Satanás), que malmete, estas relaciones se alborotan. Sender fue como Pedro Antonio de Alarcón como Arturo Barea o Ernesto Gimenez Caballero, Mola, Sanjurjo y tantos otros tantos escritores soldado en la guerra de Melilla. Sus páginas están impregnadas de ese sol místico de la Elvira desierta y es lo que significa la palabra elvira en árabe: desierto; su pluma tallada en las arenas del Sahara.



Sopla sobre ellas el "levante" que es una aire que enloquece. Estuvo Ramon J. Sender -cuatro años de mili- destacado en un regimiento de infantería de línea el Ceriñola 42 y, enamorado de una hispano-marroquí, la bella Antonia, vendería panes de munición y cartuchos a los de Abdelkrim. Libró de ser fusilado y condenado a trabajos forzados en el penal del Hacho salió libre tras la amnistía decretada por el general Berenguer.



Una vez excarcelado se dedica a buscar a su bella jarifa por todo el Rif. Vestido de moro con babuchas y chilaba encuentra a su ex en un aduar de la frontera con Argelia. Es una historia apasionante en la cual el escritor aragonés revela sus facultades narrativas y la capacidad para la intriga y el suspense. Vierte el relato en una prosa nada alcorzada ni melindrosa. Es escritura verdad sin impostar la voz ni hacer gorgoritos efectistas al estilo de Baroja o Azorin o de Unamuno del que dice que era un pobre hombre con muy mal oído para el párrafo musical (sus páginas carecen del concento o esa disposición armónica, ese atisbo, que tanto abunda en la obra de Cela o de Valle Inclán. Por cierto, Unamuno no tenía ideas originales, toda su obra la copia de filósofos extranjeros: Hobbes, Nietzache, Holderling. Perez de Ayala le parece al autor aragonés un asturiano insoportable que trufa sus obras de vocablos culteranos para demostrar su ascendiente jesuita curtido en lecturas clásicas.



Solo se libran de sus varapalos Cansinos Assens que era un sefardí gordo y procesional que hablaba todos los idiomas del mundo y traducía a los maestros rusos. Gómez de La Serna le parece un madrileño simpatico y castizo pero algo afrancesado.



Ramon J. Sender se expresa de una forma llama y libre a la manera de como hablaban las gentes de su Calamera natal. Pero tambien incorpora a sus libros el lenguaje del cuartel y la trinchera. La guerra huele a mierda y a listerina, y a desinfectante hieden los cuartos de banderas.



El Bajo Aragón es tierra fronteriza de romis, muladies y aljamiados que revelan una larga convivencia y entendimiento con el Islam. Tierra de hombres cabales con nervios de acero y sangre en las venas. Pero las cosas son como son hasta que dejan de serlo. Y el español ha incorporado a la masa de su sangre virtudes y defectos de su herencia morisca. Por ejemplo, la arrogancia, el valor, la insolaridad peninsular que nos viene de los benimerines.



España sigue siendo un reino de taifas con mucho orgullo local con el riesgo de perder el sentido nacional.



Crónica del Alba es un tour de force narrativo que, en ocasiones, recuerda escenas increíbles de aduares y vuelos en alcatifa como en las Mil y una Noches; otras, plantea escena las princesas jarifas del Romancero que regresan a la grupa del caballero don Bueso de tierra de moros y que son en realidad cristianas cautivas. Buen pueblo pero mala gente. Regido por políticos indotados y monarcas cenizos. !Dios, qué buen vasallo si hubiese buen señor!



Los siete trancos de esta extensa novela autobiográfica son siete arracadas o perlas colgantes que se exhiben como el Tesoro visigótico de la cruz de Guarrazar, muestran a un escritor-verdad, que trata de interpretar la vida española en el tiempo de la republica y los años previos a la guerra civil.



Sopló un levante de locura cainita y vinieron las gumias. El gemido de las parcas llenó el país de cantos lúgubres. La catástrofe se pudo evitar si no hubieran tenido tanta fuerza los masones y los poderes en la sombra no le hubieran apretado las clavijas a los militares sublevados y el Faenas viscoso y verrugo (así llama a don Manuel Azaña) no hubiera sido tan malvado, o se hubiera dado a la fuga el monarca.



El conde Romanones bajó a despedirle a la estación de Torrelodones. Alfonso XIII abdicó. España, ahí te quedas. No se fue el caimán por la barandilla, que se fue por Cartagena.



El pueblo asistió ignorante a aquella hecatombe y tomó las armas del bando en que se encontraba cuando estalló el Movimiento. Algunos como el propio autor se pasaron del bando nacional al republicano porque sus ideas se inclinaban hacia el progreso, la democracia y la libertad. El régimen del 14 de abril del 31, lo dice con todo su dolor Sender, fue un sistema político que malparió. Pronto vinieron los desengaños. Esto no furrula.



La republica a juicio del ex soldado aragonés que al llegar a Madrid se hizo periodista cometió el error de trocar la enseña roja y gualda [cierto que una bandera no es más que un trapo pero por defenderla y honrarla habían muerto tantos] por el carmesí. El color morado es el de los borbones y da mala suerte. El error lo han vuelto a cometer los de Podemos. Impolítica medida del Faenas Verrugado fue también la orden de quemar conventos.



El moradillo es tintura del hematoma y de la sangre coagulada. Anticipaba la degollina. El Viscoso era un "bassani" (hijo de mala madre) para los moros que cruzaron el Estrecho. Además era un cobarde, aunque buen orador.



El amarillo sin embargo es color limpio de los campos de España donde el trigo de los espacios de la tierra de pan llevar contrae matrimonio con el rojo de la amapola. Se fundian así la pasión y la contemplación. Dos cromatismos fervientes que no había por qué cambiarles por el cárdeno de Villalar, que es color de la derrota.



Luego, aquello sería un desbarajuste. España abrió la puerta a todo el lumpen de Europa y de Estados Unidos. Los de las brigadas Inernacionales tenían la idea de que se alistaban con el bando de la Republica en favor de unas vacaciones pagadas. Cuando se dieron cuenta de que la cosa y que se derramaba mucha sangre en el campo de batalla pues aquyella guerra nunca fue un paseo militar, iba en serio regresaron a sus casas. Españoles ahí os quedais.



Todas estas ideas anarquistas del escritor nacido en las riberas del Cinca y para libre Aragón ya lo dijo Baltasar Gracián volvieron a Sender sospechoso tanto a ojos de los azules como de los rojos. Barruntaban que fuera un doble agente. En Burgos y en Calamera estuvo a punto de ir al paredón. Salvaría la piel mediante ardides y subterfugios, sin que ello le librase más tarde de las penalidades del campo de concentración francés y de la hégira primero a Mexico y despues a USA.



Su obra está plagada de aforismos y de reflexiones filosóficas fruto de su conocimiento de las lenguas clásicas y de la mitología indoeuropea. Así escribe, verbigracia, que el Nuevo Testamento se encuentra trufado de contradicciones. Sin embargo, en abono de su divinidad declara que la narración de la Pasión del Señor, según los Evangelios Sinópticos, es el texto más maravilloso que haya podido salir de de la pluma de un hombre a lo largo de todos los tiempos. Con toda seguridad fue inspirado por Dios.



Le gusta san Agustin porque le parece el autor más humano de toda la patristica y admira a Teresa de Jesús en su casticismo del espíritu castellano más realista, cuando conversando en tiempos de soledad y de sequedad, con Jesús se queja al Amado de sus dolencias espirituales y carnales:



            --"No me extraña, Señor, que tengas tan pocos amigos a juzgar por lo mal que los tratas",



Sostiene que el cristianismo y el budismo con sus postulados de dulzura quietud y amor para con los enemigos son dos formularios de carácter femenino:(el yin de los chinos). Sin embargo, el Islam - el yen- es una religión viril al igual que la Ley Mosaica.



Ambas religiones presentan a un dios tronitonante que no se humana, oculto en la montaña del Sinai o la piedra de la Caba. Stalin y Hitler, por ese mismo renglón, son deidades másculas que pertenecen al linaje de Maquiavelo. Nietzsche y Siva. Así habló Zaratrusta.



Platón y Sócrates honran como princiio religioso a la filosofía de la razón. Espinoza quel converso al que expulsaron de la sinagoga de de Amsterdam pulía el diamante mientras presenta para la historia un sistema envenenado de divinidad. Es el panteísmo como venero del que todas las fuentes del pensamiento brotan. Fe es creer lo que no vimos dice el P. Astete . Ahi me las den todas.



A Dios nunca lo vimos pero ejerce el oficio de guardabarreras del mundo. Un oficio en el cual en verano te escaldas en invierno te arrices y siempre te jodes. Hay que seguir buscando.



Los libros de este autor aragonés es un monumento a la hispanidad desde el espíritu libertario y anarquista total. Deberían ser preceptivos en los escuelas de la nación para que lo jóvenes supieran verdaderamente qué es lo que pasó por qué pasó y cómo pasó.



La historia de España no es un cursi serial de "Cuéntame" ni de "Aguila Roja". Es mucho más. Mientras no salgamos de ese circulo vicioso y expurguemos nuestras conciencias, España, acervo de las tres religiones, seguirá siendo un país maldito malmetido por políticos trincones y periodistas buscones siempre de tertulia en alarde del pose y nadando estilo mariposa.

 

 

RAMON J. SENDER. LA FUERZA DEL SINO

 

"Una vida humana por cinco duros me sentí avergonzado, iba cuesta abajo", declara Ramón Sender en su Crónica del Alba cuando lleva a su novia Isabelita a la comadrona de un pueblo de Aragón para abortar. Tremenda historia como tremendo es este escritor que creo que escribió la mejor novela la más desgarrada de los perdedores. Tremendo escritor, la garra filosófica del jesuita Gracián pero también el lirismo y la piedad del Romancero por España. Adelantándose a tu tiempo, se cuadra delante de problemas hodiernos: las huelgas, el socialismo, los curas pederastas, Freud y las telarañas mentales de un padre maltratador que le dejaron secuelas. Anticomunista y antisoviético (los rusos se portaron despóticamente en la guerra de España) y advierte que la cuestión catalana con su cerrilismo fue uno de los desencadenantes de nuestra guerra civil. Tanta sangre derramada. ¿A quien habrá que pedir cuentas? ¿Quien tuvo la culpa? Dice que la guerra la tenían perdida los republicanos desde el principio. Denuncia a los asesinos de uno y otro bando pero sobre todo los del sector del frente de Torrelodones. Los capítulos que dedica a la defensa de un pobre secretario de ayuntamiento al que van a fusilar largo y tendida es un dechado de literatura forense. Verdaderamente es una pena que autores como este aragonés que no era alto y rubio más bien cetrino se encuentren descatalogados y las nuevas generaciones no tengan acceso a sus libros porque entenderían mejor lo que pasó en aquel naufragio de nuestra convivencia.

Tanto en un lado como otro había gente buena que luchaban por la defensa de sus principios y sentían el dolor de España desgarrada. Y malos y fementidos a uno y otro lado de la valla. Lo conocí en el año 77. Supuraba por la herida. Invitado por Cela a su casa de Mallorca —Camilo era hospitalario y generoso—don Ramón se metió entre pecho y espalda una botella de güisqui antes de la cena y preparó un cristo. despotricaba contra todo bicho viviente, vertía la amargura de su hiel del exilio y de expatriado en California donde daba clases de español. Había sido purgado durante la era Mac Carthy cuando la caza de brujas. Nunca pudo recabar la nacionalidad estadounidense. Sobre toda su obra flota la presencia del amor angélico por Valentina compañera de juegos de infancia, que seria fusilada por los nacionales en Zamora.

Después de Valentina vino el amor lunfardo y satánico. Muchas mujeres pasaron por su vida y en el frente de Aragón explica cómo forzó a una enfermera falangista que quería pasar a Francia. "Le aprietas el brazo en el cuello y al sentirse ahogada la moza se abre de piernas". Perteneció a la FAI esa Federación anarquista Ibérica en cuyas filas estaba encuadrado el escritor inglés autor de la novela de la utopía moderna "1984" y al que conoció y tacha de algo petulante. A otros personajes a los que se refiere es a Lerroux el rey del Paralelo, a Companys que compartió con Sender como capitán de infantería rancho y trinchera en la guerra de Marruecos. Entiende a Santiago Carrillo (lo pinta con nombre disfrazado) pero dice que es un asesino.

Sender es la gloria del idioma. Describe con ternura la vida en el campo. Creo que en el relato de los años de infancia alcanza una altura de ave fénix, ofreciéndonos páginas inolvidables Nos habla de las allegaderas turolenses que vareaban aceitunas por diciembre, de las alfardas que pagaban moros y judíos como tributo de guerra, que en Castilla se llama la fonsadera, al monarca, de los fencejos con que se maneaba a los mulos, del henil o cobertizo.

Del calivo o brasero con que se calentaban los agricultores en la obrada. Del oloroso rescoldo del cospillo (orujo de aceite) o brasas de la hoguera. De jetas de agua. Del pasapán o pescuezo, también gañote.

 Da detalles de las propiedades afrodisíacas de la nuez, la aceituna y el vino. Nos dice, glosando a su paisano Gracián, cómo son los españoles; francamente ingobernables: "La autoridad por estos pagos se ejerce mejor a distancia. Cuando estamos cerca, tratamos de demostrar al vecino que somos más fuertes, más sagaces y que tenemos más autoridad propia o por delegación. Las relaciones entre nosotros son perfectas a distancia, es decir por correo: circulares, besamanos, cartas encabezadas de largas expresiones de padre y muy señor mío. Personalmente, es otra cosa; la mirada diagonal, el rictus, el sarcasmo, la zancadilla o el silencio preñado de recelos y hoscos sobrentendidos"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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