GRACIÁN REDIVIVO
Nieve en las cumbres y el sol, tan literario, nos sonría, devuelven sus rayos sonrisas repartidas en las alforjas de los recuerdos. Trae memorias de lo que fue. Baltasar Gracián Morales Cariñena hueca 1601 pero pasó su infancia en Toledo. Fue domestico del cardenal Paravichino y bajaba por la solana del Tajo a ver pintar al Greco. Sin una profunda vocación religiosa tomaría los votos de la compañía de Jesús. Sin ser un monje devoto cumplió con la Regla a pesar de no entenderse con el superior. La literatura hispana en ello perdió a un místico y ganó a una de las plumas más sagaces en castellano. Quería una vida tranquila. No la tuvo pues en el convento probarían su carácter algo arisco y levantisco sometiéndole al capelo y a esas durísimas probaciones que las jesuitinas suelen hacer. No fue un hombre feliz pero la austeridad como forma de vida le ayudaría a vivir hacia adentro y sobre todo esta condición de ordenado al sacerdote le valdría para dedicarse a escribir. Sería el gran prosista castellano después de Quevedo y cervantes. No se llevaba bien ni con los catalanes ni con los valencianos. El motín de los segadores del Corpus situaría a Gracián acérrimo aragonés de parte de Castilla Después de su tránsito por Gandía la casa madre de la orden y por Gerona es enviado como prefecto de latinidad a Calatayud, y luego va de maestrillo a Calahorra. Allí tiene que echarle un réspice (rapapolvos) a un portugués el padre Tonda “por haber tenido algunas flaquezas con las mujeres” al tiempo que termina de revisar el manuscrito de su libro “El héroe” que dedica al rey Felipe vi. El texto se imprime en los tórculos del oscense Nogués. En 1639 estalla la guerra de Cataluña y el P. Gracián se enrola como capellán de una compañía del Tercio de Sicilia a las órdenes del duque de Noceal. Siendo su capitán el marqués de Leganés. Los soldados de su división llamarían al buen clérigo padre de la victoria. De regreso a Huesca con las tropas publica Agudeza y arte de ingenio y al poco tiempo El discreto y la primera parte del Criticón su libro más famoso. Por los conceptos que expresa contra corriente le crecen los enanos y se multiplican sus enemigos tanto fuera como dentro de la Compañía. Baltasar Gracián conviene saberlo les caía mal a muchos por su ascendiente converso y que sabía mucho más de la Escritura que sus rivales y eso es lo que más jode a un español que el otro resulte más eximio en las artes que el uno practica, ya sea en las bellas artes, en el periodismo, o la política. Somos un país maravilloso pero cainita. Padre Nickel prepósito general le ordena que deje de escribir y lo recluye en la casa de la Compañía en Tarazona y luego a Graus en una celda de castigo. Estuvo tres meses a pan y agua. No se rin de el indómito profesor pues decía para libre Aragón y para cojonudo yo. Esta energía y talante anarquista flota sobre toda la obra gracianesca. Muere sin reconciliarse con el Papa Negro el 6 de noviembre de 1558 a la vista de las cumbres del Moncayo de aquellos Pirineos que él amó tanto. Tenía la y no era muy agraciado físicamente bajo de cuerpo con la cabeza grande miope y de color cetrino cara de pocos amigos pero en su frente parece resplandecer el sol de la sabiduría. Más valen quintaesencias que fárragos y lo bueno si breve dos veces bueno. Lector empedernido. España era para él la cultura perfecta porque solemos mejor entender a los otros de oficio que en el cara a cara que donde hay mucha confianza da asco. No hay lisonja no hay fullería mejor que un libro cada día. Un libro y un amigo quiero yo en mis lares. Con los libros converso y su dulce conversación son el mejor viático de la existencia.
Este bibilitano bien se conoce haber nacido paisano del poeta Marcial padre de la sátira presenta la calidad de su arte un acendrado barroquismo. Gracián es escritor de escritores, epígono de la erudición, párrafos largos y quintaesencias que la crítica olvida con frecuencia y de nuevo se pone de moda a clavo pasado. En 2017 en una España que se enfrenta al secesionismo catalán vuelve el padre Gracián al palenque de lo novedoso.
Los grandes hombres son indefinibles porque no están sujetos a norma alguna. Gracián maneja la alegoría y el aforismo con gravedad y sutileza. Por los altos cielos de la alegoría a la que él se eleva vuelan los monstruos. Hay atisbos en el Criticón que anticipan a los aguafuertes de la época negra de Goya o los retablos del Bosco, a golpes de cultismo y paranomasias. Murió a los 56 años
Nieve en las cumbres y el sol, tan literario, nos sonría, devuelven sus rayos sonrisas repartidas en las alforjas de los recuerdos. Trae memorias de lo que fue. Baltasar Gracián Morales Cariñena hueca 1601 pero pasó su infancia en Toledo. Fue domestico del cardenal Paravichino y bajaba por la solana del Tajo a ver pintar al Greco. Sin una profunda vocación religiosa tomaría los votos de la compañía de Jesús. Sin ser un monje devoto cumplió con la Regla a pesar de no entenderse con el superior. La literatura hispana en ello perdió a un místico y ganó a una de las plumas más sagaces en castellano. Quería una vida tranquila. No la tuvo pues en el convento probarían su carácter algo arisco y levantisco sometiéndole al capelo y a esas durísimas probaciones que las jesuitinas suelen hacer. No fue un hombre feliz pero la austeridad como forma de vida le ayudaría a vivir hacia adentro y sobre todo esta condición de ordenado al sacerdote le valdría para dedicarse a escribir. Sería el gran prosista castellano después de Quevedo y cervantes. No se llevaba bien ni con los catalanes ni con los valencianos. El motín de los segadores del Corpus situaría a Gracián acérrimo aragonés de parte de Castilla Después de su tránsito por Gandía la casa madre de la orden y por Gerona es enviado como prefecto de latinidad a Calatayud, y luego va de maestrillo a Calahorra. Allí tiene que echarle un réspice (rapapolvos) a un portugués el padre Tonda “por haber tenido algunas flaquezas con las mujeres” al tiempo que termina de revisar el manuscrito de su libro “El héroe” que dedica al rey Felipe vi. El texto se imprime en los tórculos del oscense Nogués. En 1639 estalla la guerra de Cataluña y el P. Gracián se enrola como capellán de una compañía del Tercio de Sicilia a las órdenes del duque de Noceal. Siendo su capitán el marqués de Leganés. Los soldados de su división llamarían al buen clérigo padre de la victoria. De regreso a Huesca con las tropas publica Agudeza y arte de ingenio y al poco tiempo El discreto y la primera parte del Criticón su libro más famoso. Por los conceptos que expresa contra corriente le crecen los enanos y se multiplican sus enemigos tanto fuera como dentro de la Compañía. Baltasar Gracián conviene saberlo les caía mal a muchos por su ascendiente converso y que sabía mucho más de la Escritura que sus rivales y eso es lo que más jode a un español que el otro resulte más eximio en las artes que el uno practica, ya sea en las bellas artes, en el periodismo, o la política. Somos un país maravilloso pero cainita. Padre Nickel prepósito general le ordena que deje de escribir y lo recluye en la casa de la Compañía en Tarazona y luego a Graus en una celda de castigo. Estuvo tres meses a pan y agua. No se rin de el indómito profesor pues decía para libre Aragón y para cojonudo yo. Esta energía y talante anarquista flota sobre toda la obra gracianesca. Muere sin reconciliarse con el Papa Negro el 6 de noviembre de 1558 a la vista de las cumbres del Moncayo de aquellos Pirineos que él amó tanto. Tenía la y no era muy agraciado físicamente bajo de cuerpo con la cabeza grande miope y de color cetrino cara de pocos amigos pero en su frente parece resplandecer el sol de la sabiduría. Más valen quintaesencias que fárragos y lo bueno si breve dos veces bueno. Lector empedernido. España era para él la cultura perfecta porque solemos mejor entender a los otros de oficio que en el cara a cara que donde hay mucha confianza da asco. No hay lisonja no hay fullería mejor que un libro cada día. Un libro y un amigo quiero yo en mis lares. Con los libros converso y su dulce conversación son el mejor viático de la existencia.
Este bibilitano bien se conoce haber nacido paisano del poeta Marcial padre de la sátira presenta la calidad de su arte un acendrado barroquismo. Gracián es escritor de escritores, epígono de la erudición, párrafos largos y quintaesencias que la crítica olvida con frecuencia y de nuevo se pone de moda a clavo pasado. En 2017 en una España que se enfrenta al secesionismo catalán vuelve el padre Gracián al palenque de lo novedoso.
Los grandes hombres son indefinibles porque no están sujetos a norma alguna. Gracián maneja la alegoría y el aforismo con gravedad y sutileza. Por los altos cielos de la alegoría a la que él se eleva vuelan los monstruos. Hay atisbos en el Criticón que anticipan a los aguafuertes de la época negra de Goya o los retablos del Bosco, a golpes de cultismo y paranomasias. Murió a los 56 años
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