2025-01-16

 EL PERISTEFANON DE PRUDENCIO TIEMPO DE MÁRTIRES

 

Resuenan en los ámbitos de la historia el puñetazo en la mesa que diera Tomás de Aquino cuando yantaba en una cena con el rey de Francia:

       Conclussus esta contra maniqueos. SE ACABÓ LO QUE SE DABA

El buey mudo habló después de escribir un extenso e iluminado tratado contra los maniqueos, una herejía originada en Persia al amparo de la creencia de que Ozmuz y Ahriman cabalgan el mismo caballo y trotan por el mundo a lo largo de generaciones y siglos. Consideraban que el Bien y el Mal son de la misma naturaleza divina.

 Sto. Tomás los corrige. Dios es el Bien pero permite el Mal. Ahí está el intríngulis.

A la vista de los niños palestinos trucidados por el nuevo Herodes de turno cabe hacerse la pregunta de dónde está Dios. ¿Cómo es que permite las crueldades?

El poeta español el zaragozano Prudencio Clemente viene a darnos otra respuesta: “la sangre de los mártires es semilla de cristianos profesen la religión que sea”.

En este caso la islámica. Han de entenderlo los tiranos. Vita volans.

Vuelan los días y pasa la vida y a los que utilizan las armas y otras crueldades de sus armas de exterminio (Zelenski, Biden, Van der Leyden, los satrapas de Bruselas, Puigdemont, Sanchez y todas esas malas hierbas que quieren degollar a nuestra patria) también les llegará su hora.

Mientras tanto el maniqueísmo impera. No es de Dios pero son muchos los que lo profesan. Prudencio realiza en sus libros un canto a la sumisión y a la no violencia.

Nacido a finales del siglo III cuando aún la iglesia católica no había establecido sus creencias; había nacido en oriente como rama del judaísmo.

 Roma creía haber acabado con ella cuando el año 69 las legiones de Tito arrasaron Jerusalén y derrotaron a la guerrilla de los nazarenos.

Aherrojados y con argollas en los pies y sobre sus lomos el Candelabro de Siete Brazos según puede verse sobre la columna rostral del emperador Trajano  en la Ciudad Eterna creían haber dado al traste con la rebelión.

Había una diferencia mientras los hebreos, un pueblo nacionalista y racista, no hacían prosélitos ni admitían catequistas, los rebeldes de las catacumbas no predicaban la guerra ni la conspiración contra el imperio, predicaban el amor y el perdón.

Se negaban quemar incienso a los dioses porque los consideraban falsos y esto suponían una amenaza mayor.

El culto al emperador los romanos lo consideraban sagrados. El estigma empezó a calar entre las legiones, los soldados se negaban a combatir, los tribunos de la plebe se ocultaban en las catacumbas, las matronas hacían voto de castidad y se negaban a realizar ayuntamiento carnal con sus esposos.

 Eran universalistas, no se adherían a una religión restringida y recibida a través de la sangre de sus madres (judaísmo) sino que proclamaban el amor, la caridad y la no violencia universal. (todos).

 Entre el cristianos todos somos hijos de Dios. Ello fue el germen de la destrucción del imperio y la chispa que propagó la conflagración de las nueve persecuciones.

Prudencio nacido en Cesar Augusta y pretor de la Tarraconense es posible que mandara al suplicio a algunos de los cives romanos renuentes a quemar incienso pero ya entrado en años parece ser que acepta el bautismo del obispo Valerio y, arrepentido de la vida pasada, escribe esta Corona dedicada a los mártires de la Tarraconense y de la Ulterior.

Fueron 19: Eulalia, Lorenzo, Casiano, Celedonio, Emeterio, Hipólito, Justo y Pastor niños de Alcalá Emerenciana, Quiteria, Quirino, Fructuoso, Augurio, Elogio. Acisclo, Zoilo, Felix de Calahorra, Cucufate de Barcelona y Vicente.

Así pues, sangre semilla de cristianos, un verdadero recordatorio para estos tiempos o mejor dicho para todas las eras que vivió la humanidad.

 Dios guarda silencio mientras tanto.

 El vulgo execrará la memoria de los tiranos pero alabará eternamente a aquellos que dieron su vida no sólo por Xto sino también por cualquier noble ideal, ora la Patria ora por dar la vida para salvar a sus hermanos.

El vate zaragozano cuyos son estos ditirambos así nos lo recuerda:

carpite purpureas violas

sanguinem crocos metite

non caret his genialis hiemens

laxat et arva tepens glacies”

Recoge las violetas moradas.

Cosecha los azafranes de sangre.

El invierno no está exento de estas cosas maravillosas.

El hielo se afloja y calienta los campos.

 

12/11/23

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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