CABALLOS DE TROYA (TROIAN HORSES)
– notas de mi diario
El 25, segundo cuarto de siglo XXI comenzó limpio y puro, agua nívea (chisti) limpio, claro y puro.
Hay que bañarse en las aguas del
Jordán o sumergirse en el hielo de la rasputitsa
para eliminar la roña mugre de nuestros malos deseos, de nuestra depravación
como hacen los rusos el día de la Epifanía.
Pese a lo cual no faltan baticores y tristezas
(pechalie) como el horrible asalto a
una trinchera rusa cuando un soldado mercenario americano despoja a un guripa
ruso que se rinde de sus armas y pertenencias entre ellas un brazalete con la
imagen del Redentor Jesucristo que llevaba en el antebrazo como detentebala.
A la vista de esto, la melancolía se instaura
en mi ánimo como también los devaneos y berridos de la canallesca que pide la
cabeza de Nicolás Maduro todos al alimón sin reparar en mientes de que el
pucherazo en Venezuela fue un asunto de nuestros enemigos históricos los
norteamericanos.
Ese don Edmundo facundo al que
declaran presidente electo a mí como comentarista internacional me parece que
tiene poco recorrido.
Nuestros hermanos venezolanos son
víctimas de la codicia yanqui que quiere su petróleo al menos es lo que me
parece y no querría otra guerra fratricida como la de Ucrania en el Caribe.
Maduro dale duro, resiste. No te
dejes embaucar por los caballos de Troya y aférrate a tu patriotismo siguiendo
los pasos de Cuba, esa Cuba cercada y oprimida por el poderoso Tío Sam que no
vende su dignidad.
¿Qué se hizo del concepto de la
hispanidad?
Bueno pues a la princesa Leonor
embarcada en Elcano ya le han puesto un inglés como instructor y vigilante que
la ayude a portar el saco petate, comer el pré o rancho de cuartel, no se duerma
en las imaginarias y esté al tanto cuando le toque servicio de serviola de proa y le enseñe en español, que lo
dudo, el fascinante lenguaje de nuestra marina de guerra, methinks no:
Cuando haya que trepar por los
obenques, amarrar jarcias, subirse a una gavia, remontar la cofa, uncir el botalón,
calzar el bauprés, controlar el aparejo del velamen que exige toda buena navegación
a vela en la conjugación del trinquete, el palo mayor y el palo de mesana.
A este respecto recuerdo leyendo
las memorias del almirante asturiano don Fernando Villaamil que comandaba la
fragata “Furor” hundida por los norteamericanos el 3 de julio de 1898 que dejó
escrito en la bitácora o libro de a bordo una sentencia:
”ha caído
un mastelero que ascendió al sobrestante. Era un cabo guardiamarina. Lo derribó
un bandazo de estribor. Sentí un golpe seco sobre cubierta. Ese estruendo al
estrellarse contra los garfios de amarre en la toldilla escuchado tantas veces
a lo largo de mi vida de marino me hiela el corazón pero es el destino que nos
espera. Salimos quizás a morir por España y por la reina”.
Yo confío que esta moza que zarpa
hoy de Cádiz tenga presente esta frase y
medite su contendido durante las muchas días de tedio en un barco que tardará
seis meses en dar la vuelta al mundo.
Que no sucumba ante los cantos de
sirena ni se fie de las apariencias ni de los caballos de Troya. Viva y muera
en español aunque nos la borbonearán seguramente.
sábado, 11 de enero de 2025
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