DON JUAN
Es en España el segundo mes más
hermoso del año después de mayo junio y agosto. Es el mes de don Juan. Los
bosques se visten de ocre desnudándose de su polisón dorado y en los
tabladillos echaban comedias. Algunos hacíamos nuestros primeros pinitos
literarios o calzábamos el coturno recitando de memoria los versos del Burlador
de Sevilla. En aquel drama hay algo mágico que sobrecoge, lección de moralidad
sobre la brevedad de la vida y la caducidad de los amores terrestres. Tirso y
Zorrilla en esta obra realizan cargas de profundidad mucho más relevantes que
el Hamlet de Shakespeare. Es un drama en el cual la cultura española se adentra
en los arcanos más misteriosos de la teología católica. Va más allá del mito
del donjuanismo.
En cualquier villa en cualquier
ciudad había una representación del Tenorio en versión de Tirso o de don Juan y
reverberaban sobre las plateas y los escenarios las palabras del comendador “No
es verdad ángel de amor…”. Y España se convertía, horizontal y vertical, en
esta meditación de la muerte en Noviembre mes de la granazón, el trigo en el
sobrado, la leña en el bardal, trae un poco roñas, chiquitos, tiempo de otoño,
al amor del fuego del hogar, un candil para ir por vino a la bodega, cuentos de
aparecidos y todos quietos, pronto a la cama que hay que recordar a los que se
fueron. Doblaban las campanas y los monaguillos antes de comenzar la misa en
alta voz pedían:
——Digan vuesas mercedes la
confesión general.
Noviembre mes de difuntos, rogad
por las Ánimas Benditas, que Dios se lo pagará. Una calavera en mi escritorio
dos velas encendidas y la secuencia del Dies
Irae resonando por los rincones. Reivindicamos nuestro españolismo, nuestra
Fe, nuestra catolicidad. Somos pecadores que aspiramos a la trascendencia,
conscientes de que es efímero lo de acá abajo.
Todos tuvimos en nuestras vidas
una doña Inés y hemos marchado por los caminos agitando las plumas del
chambergo de don Pedro Mejía y repetimos compungidos los versos inmortales del
excelso Zorrilla que murió en la pobreza:
——“Yo a los palacios subí, yo a
las chozas y en todas partes dejé memoria infausta de mí”
Desgraciadamente nuestros jóvenes
han perdido la hermosa tradición del Tenorio y la han sustituido por la infame
fiesta del Jaloguín, un signo de que España se desespañoliza, se desespera, se
descristianiza, nos volvemos tontos globales a pasos agigantes por mandato del
Gran Diseño.
CONVIDADO DE PIEDRA ROMANCE PARA EL MES DE DIFUNTOS. NUESTRO
HAMLET HISPANO cantar del folklore popular rescatado y armonizado por Joaquín
Diaz
Por las calles de Madrid va un caballero a la iglesia
Mas por ver a su dama que por oír las Completas
Se ha acercado allí a un difunto que está en imagen de
piedra
Le ha agarrado de la barba, dícele de esta manera:
——¿No te acuerdas, capitán,
cuando estabas en la guerra, gobernando tus batallas, gobernando tus banderas?
Yo te convido esta noche a
sentarse a la mi mesa.
El difunto que no duerme en olvido no lo echa.
A eso de la media noche llega el difunto a la puerta
Y le baja a responder un criado de la iglesia
——Criado dile a tu amo que el
convidado de piedra
Que conoció en san Francisco
Viene a cumplir la promesa
Le han acercado una silla para que se siente en ella
Hace que come y no come
Hace que cena y no cena
——Yo te convido mañana a cenar a la mi mesa
El caballero asustado al confesor le da cuenta
El confesor le responde:
——hijo, comulga y confiesa.
Y lleva este relicario
Que te sirva de defensa
Al toque de la oración va el caballero a la iglesia
Ve dos luces encendidas y una sepultura abierta
——arrímate, caballero, ven acá no temas.
Tengo licencia de Dios pa hacer
de ti lo que quiera;
Si no es por el relicario que
traes para tu defensa
Te habría de enterrar vida aunque
Dios vida te diera
Porque otra vez no te burles de
los santos de la iglesia
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