REIVINDICACIÓN DE RASPUTIN SEGÚN EL JEFE DE LA OJRANA ¿SON LOS JUDÍOS LA CONCIENCIA DE DIOS QUE SE MANIFIESTA EN LA HISTORIA
PARA PUNIR LOS PECADOS DE LA HUMANIDAD?
Me hago esta pregunta en mis lecturas del Adviento que encuentra en Isaías en el gran heraldo del AT anunciante de la llegada del Redentor. Lecturas que alterno con el Libro de Memorias de A. Vasiliev el último director de la Ojrana zarista. Existe un misterio cuajado de contradicciones, visiones, rebeliones, grandezas y miserias en la historia de Israel. Isaías lanza sus trenos para comunicar la llegada del Mesías pero esta venida primera se contextúa en un marco de grandeza política y de preeminencia sobre los demás pueblos. Acertó en su visión de que los suyos le darían la espalda. San Pablo en sus cartas se refiere a la segunda venida o parusía como algo inminente aunque el Reino sería de naturaleza espiritual y escatológica.
En contra de las advertencias paulinas los cristianos siguen esperando esa llegada. Tales manifestaciones fallidas de la Ley Vieja como la del Mandamiento Nuevo escandalizaron a los hombres de su época. A Isaías lo aserraron y san Pablo murió por la espada.
Debe de ser el destino de los profetas que reman contra corriente y son acreedores de la infamia por sus semejantes, dado su comportamiento políticamente incorrecto. Vasiliev en su capacidad de jefe de la Ojrana sostiene que Gregorio Efimovich el monje siberiano que murió asesinado por el general Yusupov y el húsar Purikovich quienes lanzaron su cuerpo al río Neva días antes de la navidad fue muy difamado por las fuerzas oscuras que minaban Tsarkoe Selo — Lenin tenía por mentor económico a un tal Hardman un judío austriaco que corrió con los gastos revolucionarios y consiguió devolver a la patria desde su exilio en Suiza a Vladimir Ulianov “Lenin” en un tren de mercancías— intentó conjurar la conspiración y salvar a los Romanov.
Es más: este clérigo siberiano, a juicio de Vasiliev, fue el látigo del castigo de la divinidad para castigar los pecados de la corte zarista así como la corrupción la injusticia social, y las diferencias en los países cristianos que se habían estado peleando durante siglos. Idea insólita pero que merece ser meditada en una España como la actual que se parece a Sodoma y Gomorra victima de la lascivia, de la crueldad manifiesta, la insolaridad, las catástrofes naturales, el cinismo, la contumacia, la soberbia y la protervia. Los bustos parlantes esas chicas e la tele bellos palmitos que en cada informativo recitan la letanía de cosas y ambientes horrorosos son sus profetisas.
Paralelamente, Rasputin por su fuerza descomunal y su enorme virilidad, o la potencia hipnótica de su mirada que volvía locas a las duquesas se lo rifarían en Telecinco.
El monje siberiano si volviera hoy a este mundo haría las delicias y sería un invitado de lujo al socaire de las procacidades y atrevimientos de ese tal Jorge Javier Vázquez con sus chistes de buharros y bardajes de tan mal gusto.
El padre Gregorio Efimovich hizo de su vida una perenne orgía. El propio zar Alejandro II le echaba en cara su libertinaje. Luego se arrepentía para volver a las andadas y a sus borracheras continuas.
El jefe de la Ojrana niega que se acostase con la zarina. Pese a las habladurías para la emperatriz sólo existía un afán en su vida: curar al zarevitch enfermo hemofílico. En palacio se celebraban sesiones de espiritismo y una tal Byroba admiradora del “staretz” fue la que lo introdujo en palacio.
Pese a la admiración de que gozaba entre las señoras y el pueblo devoto y llano, este fraile siberiano un exclaustrado que recorría verstas y verstas visitando monasterios estuvo en Santa Sofía de Kiev y en Kazán un “palomnik” (peregrino) de cuerpo entero — equivalente a un giróvago o cura vagabundo en la iglesia católica — se trataba de un vividor y un borracho.
Representó por ello el castigo para un iglesia ortodoxa que se había desviado de su camino.
A causa de sus excesos más de veinte mil popes perdieron la vida durante la revolución de los bolcheviques, miles de conventos profanados, las monjas violadas, las iglesias destruidas, las catedrales bizantinas convertidas en garajes o en museos del ateismo.
Así y todo, la llama de la fe no se extinguió en el pueblo ruso que es profundamente cristiano. Que sigue creyendo en la resurrección. Este mujik inculto y supersticioso y dicen que con poderes infernales esa mirada fría de las fotos que quedan de él profunda y penetrante aun aterroriza abrió las puertas del infierno y con la ola de anticlericalismo irreverente por él suscitada, la Santa Rusia expió la culpa, resultó un instrumento de la vía purgativa: veinte millones de rusos muertos de hambre tras la revolución y otros tantos o más durante la guerra patria.
Es la idea que se desprende de la lectura del libro del general Vasiliev que a mí me ha servido para colacionarlo con los textos de Isaías que también anuncia calamidades para el pueblo elegido por haber dado la espalda a Yahvé. Pero no temas Israel. El Señor tu Dios te enviará a su Hijo y abrirá la cancela de la tierra prometida. Trocará tus lanzas y flechas en rejas de arado y convertirá las altas montañas en caminos del llano.
Es la expectativa dulce y maravillosa que hace el profeta en tiempo de Adviento. Se abrirán las nubes de lo alto y la nieve lloverá al justo.
Isaías aparte de un gran profeta era un eximio poeta aunque a veces parezca un humorista al igual que el ardiente Apóstol de los Gentiles.
Su lenguaje místico no puede ser entendido por el hombre de hoy. La epístola ad Efesios en que manda callar a las mujeres (“esté la esposa sujeta al marido y guarde silencio en la sinagoga”) escandalizaría a las féminas de la misma forma que la exaltación que realiza el Profeta degollado enteramente nacionalista, al proyectar la idea de la supremacía política y técnica de Israel (“haré que los enemigos de Israel vengan encorvados y se prosternen a tus pies”) pondría en pie de guerra a los honderos palestinos de la franja de Gaza. Eso sí mientras la mentalidad veterotestamentaria promete un mundo feliz por más que subyugado reino de abundancia y de poderío militar en esta vida y económico Cristo sólo promete cruz dolores abrojos escupitajos y un continuo sufrir y padecer en este valle de lagrimas a cambio de la salvación en la otra. Mi reino no es de este mundo. Aquí el optimismo y la euforia de la ley vieja se estrella contra la abnegación y el sacrificio cristiano del Nuevo Testamento, una religión de perdedores. Uno guarda la ley del Talión. Otro manda volver la otra mejilla.
Uno mira a su alrededor y observa al socaire del mundo presente que los arados han desaparecido para dejar paso a los ICBM y a las más letales instrumentos bélicos de nueva generación. El aire viene cargado de amenazas. El pueblo de Israel vive en estado de sitio y repele al enemigo que ataca a sus soldados a cantazo limpio con fusiles de asalto de mirada telescópica.
La navidad entre nosotros es un tiempo de despilfarros consumistas, bacanales, despiporres, y cenas nostálgicas y pantagruélicas donde las familias desunidas se reúnen a veces para demostrar lo poco que se quieren y lo mal que se llevan.
La sombra de Rasputin planea otra vez desde Rusia y no entendemos nada. Lo que insinúa Vasiliev no deja de tener su miga tal sugerencia del amo de los espías del zar. El altísimo eligió al pueblo elegido para implementar sus designios del Convenant. Estableció con ellos el arca de la alianza. ¿De amor o de guerra? Hasta el nombre de Jerusalén (ciudad de la paz su sentido semántico hebreo) parece una ironía. En el estado hebreo la santidad y la perversidad parecen ir de la mano. Etsi, yo no entiendo mucho de política.
Jesucristo ya dijo en un pasaje del Evangelio que no vino a traer la paz sino la guerra. Yo creo profundamente en el Último Justo de Israel y la presencia de Cristo al que degollaron por llevar la contraria a los que mandan en el tiempo presente y en el tiempo futuro. No entiendo nada. Quizás por eso afirman los teólogos que el lenguaje dista mucho del de los hombres. Por lo que caigo de rodillas y musito aquel canto de adviento de la liturgia mozárabe de mis años de seminarista: “Attende, Domine, et miserere, quia peccavimus Tibi… Occulos nostros sublevamus flentes… exaudi, Christe, suplicantes preces”. Dios perdonará y perdonará eternamente. Perdonó a Judas perdonó a Rasputin pero no perdonó a Sodoma y dice que a los tibios los arrojará de su boca. Aunque siempre habrá ocurrencias fuera de nuestro alcance. El lenguaje de Dios es un misterio. Está visto y comprobado que tampoco sus caminos son nuestros caminos. En nuestras inteligencias finitas no cabe el mensaje de la Palabra infinita pero hay que tener fe.
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