PEREZ DE AYALA Y AZORIN
"YO he
meneado el plectro y enarbolado el sistro en palcos inutiles para pasar el
rato" (el sendero andante por Ramón Perez de Ayala, Ed Renacimiento 1924)
Don Ramón el gran dpon Ramón se manifiesta un gran poeta, canta a Azorín y a
Oviedo y la vida pastoril de aqwuellas carretas de bueyes duendos subiendo y
bajando por las calellas de mi infancia. Escucho el retanteo de los cubos, el
canto del boyero, ese rumor de vida que tiene el campo... un gran libro
"La Regenta" bebamos con sosiego y yantemos con holgura. Azorin es
para Ayala la hebra del tiempo enjuto que pasea con un libro delante de la
catedral. poemas que son corona de siemprevivas... niebla argentina, ondas
fugitivas del rio Nalón. el poemario es libro de juventud escrito en Madrid
desde la añoranza de la tierrina. Un hallazgo evocando escenas de las Georgicas
de Virgilio cuando canta a los bueyes cansinos de recio pelo soplando los
cutrales bajo las melenas engalanadas a la sombra de la quijada del
carretero. Todos somos bueyes duendos
arrastrando la carreta de la existencia. El hombre es victima impotente. El
arte de Ayala es una anapnógrafo que mide el pulso de nuestros alientos a lo
largo de la historia cuando habla del cisne negro de Leda el que puso burro a
Jupiter. En su poesía late la miel del Cantar de los Cantares y la hiel de los
Provervios. Coturno alto se calza el autor en estos versos cuando retrata al
maestro Azorin en Oviedo con su paraguas rojo del que cuelga la sombra de la
misantropía... "Te hallas amigo en tu amada Vetusta la noble sarcastica
devota y augusta... días iguales caminando por la vereda de rosales al sol
aurino y grato del otoño asturiano. Para mí la lectura de esta Paz del Sendero
ha sido un descuvrimiento que me incentiva a afirmar que Perez de Ayala es uno
de los mayores escritores de nuestro elenco. Nada que ver con don Benito el
garbancero ahora tan homenajeado. El canario es un destripaterrones mientras el
ovetense vuela en las alas de un azor mejorando lo presente. Por el contrario el maestro Ayala se situa al margen del
torrente de la España oficial de momios y sinecuras en la cual todos quieren
ser funcionarios y vivir de las rentas del estado. Alzase contra la ramplonería
galdosiana, su voz crítica manejando con destreza ora el verso libre, ora la
cuaderna via se eleva hasta la celsitud de los grandes vates castellanos del
parnaso. Canta al vino y define al ser humano como sombra caediza y errabunda o
la bayadera de un colmado para acabar una noche de juerga, cendolilla, mujer
ágil como un puñal
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