2023-07-10

 

Título:


QUO VADIS SPAIN?


MEMORIAS DE UN PERIODISTA DE FRANCO



Autor:

Antonio Parra Galindo


Dedicado:

A todos los periodistas perseguidos o asesinados por contar la verdad





LA DESTRUCCIÓN DE ESPAÑA POR LAS 17 AUTONOMÍAS.


PROLOGO


Castropol es una villa marinera del sector occidental de la marina asturiana, casitas blancas sobre los recuestos, muchas de ellas cerradas, algunos palacetes y, en lo alto al lado del casino a través de una carretera bordeada de tamarindos y arces, se llega a una plazoleta. Allí se eleva el único monumento a los héroes de la batalla naval que tuvo lugar aguas adentro de la bahía de Santiago el 3 de julio de 1898 cuando la flota española fue cañoneada y destruida por la poderosa escuadra yanqui. La nave “Victoria” capitana echada a pique, pudo sin embargo salvarse su capitán el almirante Cervera a bordo de un esquife. Los jóvenes de ahora apenas oyeron hablar de la gesta del puñado de españoles que tuvo el arrojo de enfrentarse a la escuadra de los Estados Unidos. Se borró la memoria. Nuestros chicos en las universidades de nueva planta sólo leen libros en inglés. Nuestra gloriosa historia fue puesta en manos anglosajonas. Hay un enemigo interior y otro exterior; caballos de Troya que anuncian el “finis Hispaniae. This is the end. Yo escribo desde la perplejidad, el duelo, la consternación y la sátira. ¿Cómo hemos podido legar a este estado de cosas? A la fuerza estábamos abocados a este segundo 98 como conclusión de una política autodestructiva que ha desterrado de nuestras aulas el estudio del castellano y de las lenguas románicas, que ha sido reemplazado por jergas y dialectos variopintos de lenguas vernáculas desaparecidas o en extinción que los enemigos de la patria han tratado por todos los medios desde la constitución del 78 de resucitar. Ha sido un programa de aniquilación sistemática de una cultura y de los valores de un país y en este deletéreo juego la masonería, los judíos y la marranería conversa, tan obstinada e inflexible, ha tenido mucho que decir. Ha sido por interpuesto a través de enejes, campañas de grandes consignas y un control sin precedente de los medios de comunicación que se ha llevado a cabo la desespañolización y el aniquilamiento de una vieja cultura. La bestia sin embargo nunca da presencia. Y, si echas en cara a un miembro de la logia tales gatuperios, seguro que se rasgará las vestiduras, te llamará nazi y conspiranoico. Al igual que en el evangelio a los que defienden la verdad española les ponen la túnica de locos, como hizo Herodes cuando le fue enviado Jesús por Pilatos para que lo juzgara. Son muchos los partidarios del bando de Nicodemus, el cual sólo seguía los pasos de noche “propter metum judeorum” (por miedo a los judíos). En los años setenta al final se hablaba de una “democracia de papel”, en 2019 había que hablar de una democracia de las ondas hertzianas. Son los tertulieros bien pagados a precio de oro y los que aparecen en todas los medios de la radiodifusión los que marcan pauta, dan doctrina, sientan cátedra y los que parten el bacalao comentando lo que hacen y dicen los políticos hasta la saciedad. Es una serpiente de verano que se repite más que el ajo: las mismas situaciones, idénticos compromisos. Una saga de tautologías a gran escala. No obstante, los tertulianos del comité, a todas las horas, andan buscándole los pies al gato. Creo que lo más importante y novedoso de mi libro son los capítulos que dedico a la mozarabía de la que estriba nuestro pensamiento cristiano así como las tradiciones de un pueblo que no es uniforme sino mestizo pero que encontró en la Iglesia su fórmula de identidad dentro de la diversidad.

En esta entrega que dispongo van artículos subidos a la Red o publicados en algún periódico de provincias a lo largo de varios lustros. Los he reunido en antología. He querido verlos en papel. Muy eclécticos en sus temas pero unidos por una idea que fluye como eje de marcha a lo largo de estas páginas: la defensa de nuestra cultura. Una entrevista que tuve en Londres con Ángel Alcázar de Velasco, falangista represaliado, y colega, cuando me dijo: "oye, Antonio, el futuro de España es la marranería. A eso es lo que vamos" me brindó titulo para este texto.

Me he mirado en el espejo de los clásicos. ¿Es esto un pecado? De esta forma quiero rendir loores a mis héroes.

A Fernando Villaamil que comandaba la fragata “El Furor” no le cupo la misma suerte, pereció en el ataque con toda su tripulación. Cervera los americanos le rindieron tributo de héroe y fue repatriado a España.

El capitán Villaamil era asturiano de Serantes, otro enclave marinero a escasos kilómetros de Castropol. Sabía de antemano, dada la superioridad del enemigo, que zarpaba hacia la muerte. Escribió antes de morir a la Reina María Cristina un mensaje en el cual le declaraba su amor, su fe en la patria y el alto concepto que tenía de su misión. Para él la muerte era un acto de servicio. Decía: “Majestad, despliego el pabellón de combate del Furor, ante un enemigo más poderoso pero mi fragata no se rinde”. Toda una vida en la mar. Estaba familiarizado con esa muerte que acecha al marino, esa soledad, ese espíritu de sacrificio, y muchas veces había escuchado el estampido sordo que produce al desplomarse sobre los palos el cuerpo del serviola que trepa por la escala hasta la cofa y un golpe de viento lo hace caer inerte sobre cubierta.

El capitán Villaamil no era muy alto de estatura de tez trigueña ojos azules y un sentido del humor muy asturiano que le hizo ser querido por la tropa de los buques donde sirvió. Todo un contraste con el gaditano Cervera más andaluz, más serio y distante. Ambos, aun perdiendo aquella guerra, que estuvo jalonada por la explosión del “Maine” (el primer auto golpe en forma de atentado terrorista, pretexto para declarar la guerra a España a la que acusaban de la trama) y las infamias y mentiras organizadas por los periódicos de Randolph Hearst) salvaron el honor de la patria quedando limpio e impoluto el pabellón de su honor. En Cuba y en Venezuela dos países en los cuales se sigue queriendo y admirando a España se los venera como héroes.

Subo y bajo por las estrechas rúas de Castropol que me recuerdan a Cartagena y tienen algo de la melancolía habanera entre brisas y sonrisas cantabras. Pregunto a la funcionaria de correos si sabe donde queda el monolito a los héroes del 98 y no me sabe dar respuesta, puesto que no es de aquí. A lo largo de los últimos cuarenta años se ha borrado la memoria, a nuestros héroes y nuestros hechos históricos se les ha dado de baja. Me estremezco al recordar las declaraciones de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau que tampoco sabía quien era Cervera. Mandó quitarle la calle que llevaba su nombre en Barcelona cuyo puerto fue la base de operaciones de la larga guerra de Cuba. Muchos de los marinos y de la tropa que iba a pelear a la manigua llevaban en vez de gorra una barretina catalana. Los mambises, pagados por los Estados Unidos, lucían por bandera una “señera” franjas amarillas sobre franja azul y una estrella que es hoy también la bandera de Cuba. Por eso la ignorancia de la alcaldesa que tacha al gran marino español de “fascista” cuando aun ni Hitler ni Mussolini habían asomado la oreja me entristece y me repugna. Pero es algo muy de hoy. Hubo una cesura, se completó la interrupción más dolorosa de nuestros anales. La historia de España se ha interrumpido. Y yo acuso a las logias en este libro “Quo vadis, Spain: Cataluña, los Judíos, la Marranería y otras historias” de haber orquestado una campaña siniestra, muy hábil por lo engañosa, fatídica y prolongada en el tiempo para dar al traste con la nación más antigua del continente europeo. Fuimos paladines de la cristiandad y por lo visto eso no se nos perdona.

Estos textos evidencian mi preocupación por el alzamiento de Cataluña ▬ rebelión en la Granja dijo Orwell ▬ que va a suponer un nuevo 98 y la destrucción de España a través de lo que llaman las Fuerzas Oscuras que no creen en la historia por serles adversa y adoptan los postulados de la misma que les conviene, “shafirot” esto es memoria o, si se quiere memoria antihistórica y contra la historia. Se trata de una larga serie de artículos escritos durante las ultimas dos décadas de un periodista perseguido a causa de sus ideas por la Nueva Inquisición. Cajón de sastre "et de omni re scibili". Esto es: tratan de todo, máxime, al albur del impase se la crisis catalana que, al suponer la fractura y liquidación de estos reinos, abocarían al colapso de esta vieja nación.

España atraviesa por la más grave crisis de su existencia como nación. De ahí el título de Quo vadis, Spain. George Orwell ya profetizó esta impase en sus novelas “1984” y La Granja de los Cerdos. Los textos son recopilaciones de artículos firmados por mí en la Red durante casi tres décadas. Gracias a Google y a Facebook, puedo dar a la estampa estos textos pero no me fio demasiado. Las redes más que información son un instrumento de control. Huélgame de decir que Internet me ha hecho de mí un escritor vigilado por el Gran Hermano que trabaja gratis et amore por la causa de la verdad en el marco de un sistema totalitario con visos de demócrata. En medio de esta feria de vanidades y de progroms de la intelectualidad pretenden hacer una gran hoguera quemando las bibliotecas donde se guardan testimonios hostiles al sistema. Vivimos una verdadera noche de los cristales rotos y de persecución de todo aquello que signifique excelencia y no comporte grandes cantidades de mierda y vulgaridad. Gracias, con todo y eso a Guillermito Puertas, y gloria a ti, Zuckerberger. (Montañita de Azúcar).

La digitalización espolea a los escritores a ponerse sobre las cuartillas, conforme al mandato horaciano de “ningún día sin un par de líneas” y a ser partícipes de una inquietud que se ha hecho universal. Vivo sin vivir en mí, pero lleno de curiosidad y deseos de conocer.

Al propio tiempo cabe el peligro de caer en la marabunta de la información en torrente que nos desinforman paradójicamente e incomunica con las noticias bulo (fake news). Es el síndrome de la torre de Babel y del mito de Prometeo. Como todo el mundo escribe, nos estamos quedando sin líricos y, cambiando el oro por oropel, reemplazamos a los periodistas, por contertulios de la tele y a politólogos por los poetas y las poetisas. Está en marcha una campaña contra la estética. La Red es, a la par que el gran guirigay, un arma de control y de espionaje. Aunque no sé si va a ser posible ponerle puertas al campo. El mundo va tan acelerado que corre el riesgo de un estallido.

Todo pasa y se consume en medio de una avalancha de feroces actualidades que se olvidan a la mañana siguiente. El lector creo que en este baúl de crónicas, artículos, reportajes, cuentos y vivencias, en este revoltijo, podrá encontrar alguna perla. No se aburrirá; estoy seguro. Y, con el afán de ese hallazgo, publico y doy a la estampa estos textos.



Capítulo 1.EL BABLE

 


Pues nada que la llingua ya es lengua. Liémonos a voces en bable babayu. Cada gallo canta en su muladar y el muladar asturiano anda un poco revuelto, atronando quiriquies

Ya no ponen las gallinas y eso que por San Antón la gallina pon. Las mías no cacarean en mi corral, matólas el raposu. Y falemos despacín no nos oya el mío vecín. Que no está el horno para bollos ni el alcacer para zampoñas. Bajan los jabalíes de la braña y hozan el patatar con sus poderosos hocicos. Araronme el prau, dejando en la hierba la marca de sus feroces pezuñas.

Tienen aquí la querencia de un revolcadero. Estamos perdidos. Los del Ayuntamiento vinieron y acabaron con el bosque de robles y laureles centenarios que daban sombra (en verano era un paraíso) a la sebe (oigan, bablistas, aprendan latín que sebe viene de saepes que equivale a cercado; en Santander lo llaman zarzo) y la otra tarde derramé lágrimas sobre el enorme tuero del viejo carballo con más de cuatrocientas primaveras en su diámetro troncal que talaron los dendricidas del Ayuntamiento cudillerense.

En El Escorial, semanas atrás, multaron a un paisano cien mil euros por talar una encina oneraria que le estorbaba su cerca, pero esto es Asturias. Esto es España y lo demás tierra conquistada. Así nos va ¡Válganos la Santina!

Las aldeas están vacías a la espera de veraneantes. El hastial de la casona blasonada de los abuelos ostenta grietas ruinosas, aunque el sol se refleja al ocaso todavía en los ventanos de la galería; el hórreo ancilar, una maravilla de la carpintería de ribera lo descangayó un vendaval. Un vecín Dios le dé mal galardón las palmeras reales que trajeron mis antepasados de Cuba ordenó derribarlas. Decía que desde sus ramas se descolgaban los ratones y aterrizaban por sobre su bardal. Asturias está triste sin cigüeñas; nunca pasan la altura de Arbás, y los mozos se van, no hay trabajo. Es la generación del Alsa de Villalpando. La vaca Marela tampoco pare. El bable, paisanos, digotelo yo que soy filólogo, no es lengua sino dialecto: una versión cantarina del idioma que hablaban las mesnadas del Cid antes de subir la cuesta de Pajares a las tierras de pan llevar. Allende tal, no es una lengua unificada porque se hablaba de forma diferente en cada valle y mira que en este Principado hay valles.

Todo anda un poco en regresión, por culpa de los políticos, a los que una mano negra está soltando pasta bajo cuerda. Dicen que es culpa de los americanos que nos quitaron Cuba y ahora pretenden arrebatarnos el principau.

Quieren, por descontado, con sus sandeces hurtarle la razón a Nebrija. Aquel divino sevillano que se emborrachaba por los chigres de Alcalá: " La lengua es la compañera del imperio". El objetivo apunta no solo a la destrucción de la convivialidad tan privativa del carácter astur, tambien al aniquilamiento de la lengua de Cervantes. Cataluña, pues, marca la hoja de ruta de los peligros que nos acechan. Acabar con el castellano es acabar con la más vieja nación de Europa. El odio por acá se administra en cápsulas de ignorancia y resentimiento. Furia infernal. Con todo y eso, yo creo que Asturias un día resucitará. De alguna manera hay que ser optimista y entonar la monserga del "no pasarán".


Capítulo 2.





ANTE EL ARA DE SAN BAUDILIO DE BERLANGA TUVE YO UNA VISIÓN


Subí, tarde de nieve y celliscas, al monte santo de san Baudilio de Berlanga, eremita mozárabe en tierras del Cid tierras de pan llevar al sur de la provincia de Soria, entremedias de las diócesis de Sigüenza y el Burgo de Osma, y tuve allí una visión, uno de esos misteriosos trances con que regalan al visitante las tierras de España. Un ángel me pareció que rasgaba el velo de los misterios insondables de la historia de mi patria. Sentí el eco lejano de tambores de guerra y de salmos de perdón. Creo que aun no se ha completado mi hégira.

Allí rezaron y se santificaron generaciones de monjes desde el siglo XI, y es posible que mucho antes. Son los encuevados de la tradición oriental del monte Athos y la Tebaida egipcia, Capadocia, y el yermo antioqueno que recogió el Islam. Su penitencia era una demostración del amor de Cristo a las gentes, sin distinción de razas y culturas, porque son muchas aquí las reminiscencias arábigas. ¿Convivirían en amistad los anacoretas cristianos con los morabitos muslímicos? Es la pregunta que queda en el aire. Escuché los cantos celestiales de la hermosa liturgia mozárabe que tenia ascendencias arrianas (Arrio predicó el evangelio a los ostrogodos y estos adoptaron esa versión de la religión evangélica que exalta la humanidad de Jesús sobre su divinidad) con ceremonias muy largas y todo el oficio cantado con himnodias repetitivas del misal de San Isidoro. Ese carácter eucológico de su liturgia, donde la voz humana y la disposición arquitectónica invitan a elevar el alma sobre las cuestiones materiales, a través de las voces en concento y la armonía celestial de las esferas. La vida del cristiano es una ascesis polifónica.

La palmera central, que sostiene el fuste de la bóveda de tracería y a la que cantó Gerardo Diego con sus versos, desde la cúpula, convida a este deseo de trascendencia. Todas las paredes ostentaban pinturas, que, por desgracia, en el expolio que padeció España en los años 20, fueron arrancadas y vendidas por 65.000 pesetas a un marchante judío de Nueva York el año 1927: un tal León Levi. Pero quedó la impronta, y han podido ser restaurados algunos paneles como el de San Nicolás. Aquí he tenido una visión y doy gracias a Dios. Los coros recitaban salmos y, dentro del iconostasio, un diácono cantaba el evangelio en tono mayor; luego un presbítero de barbas bizantinas y rostro atezado entonaba la epiclesis de consagración:

Eto telo maia eto krobi maia (este es mi cuerpo, esta es mi sangre) a la manera griega.

Sobre los paramentos, el rostro venerable de san Nicolás y de san Baudilio, santo tutelar del templo, un mártir francés cuyo culto estuvo extendido a través de Castilla por los visigodos. Unos le llamaban Baudilio, otros Baudelio, y en mi tierra San Maudillo el Soriano. El bienaventurado mira para los fieles con ojos de piedad y gesto hierático.

En la planta baja se levanta, soportando la techumbre del coro, una mezquitilla de arcos de herradura, que ha dejado perplejos a los historiadores como Camón Aznar y Gaya Nuño. La pila de agua bendita es un “mitzrah” o piscina como las que existen en las mezquitas y sinagogas para las abluciones. Al fondo se veía la cueva del monje o del morábito. ¿Se alternó aquí el culto cristiano con el islámico? En cualquier caso, es este lugar, situado sobre una eminencia del dintorno del páramo, un centro de extrañas fuerzas telúricas. Aquí yo tuve un pálpito, una visión y sólo pude cantar:

— Kirie eleison. Señor ten piedad de nosotros pues conoces lo oculto del corazón del hombre.

Al instante, sentí una fuerza inmensa en mi alma, como inmerso en las garras de un extraño fenómeno de purificación, a los pies de la palmera que corona el cimborrio. Si la palmera supiera… Y me acordé de unos versos de Gerardo Diego. Que sí que sí que sí que tenía el rostro de maravedí. El poeta se mofaba del judío que profanó el recinto con la extraordinaria adquisición de los murales. El expolio de los ladrones de lugares santos no ha podido arramblar con el aliento de amor y de caridad ni la sublime aureola que irradia esta santa ermita tan sublime como recóndita.



Capítulo 3




SAN BAUDILIO EPICENTRO DE LA ESPAÑA MÁGICA


No visitaba este hermoso y arrinconado lugar desde mis tiempos universitarios cuando, atendiendo a las clases de los profesores de Arte, en la Complutense otoño de 1963, se emocionaban al describir la estructura arquitectónica y pictórica de San Baudilio de Berlanga. G. Atienza, erudito escritor ocultista, descubridor de los secretos de lugares de nuestra geografía, decía que San Baudilio, edificado en el mismo epicentro de la península ibérica, irradiaba una energía potentísima y brillaba con luz especial en la historia del arte prerrománico. Ese pálpito lo volvía a sentir yo al cabo de más de medio siglo. Berlanga tierra de vacceos numantinos que luego se cristianizaron y vivieron en la larga lucha contra el Islam, llena de anfractuosidades y recovecos victorias y derrotas (Almanzor dicen que perdió el tambor en San Esteban de Gormaz a media legua de acá)

Lo habitaban gentes prevenidas en frontera con un ojo abierto a las hogueras de las atalayas anunciando la llegada de la morisma y otro en el pendón real. Esta es tierra del Cid por donde pasó el Campeador a ganar el pan de las batallas. ¡Oh Cid Sidi que buen vasallo si hubiera buen Señor! Aquí se plasma la grandeza y la malandanza de un pueblo duro de pelar, arisco, y a la vez magnánimo, que ejerció la tolerancia y la compasión con el enemigo. El sarraceno en sus razzias de primavera talaba campos, robaba mujeres, pertrechos y tierras. En toda esta zona del alto Duero proliferan las atalayas. Allí el que montaba guardia, cuando veía llegar al moro, encendía la típica chisquereta o almenara1 y entonces las campanas tocaban a rebato. La coexistencia fue difícil pero hubo periodos de tranquilidad, concluidas las "aliyahs" (invasiones) o "yihads" (guerra santa contra el infiel.) Esa serenidad se plasma en los frisos, plementos y pinturas murales con escenas de la vida de Cristo del obispo san Nicolás y san Baudilio que exornan los murales. Aparecen dromedarios, elefantes y un caballero musulmán cabalgando desalado sobre un corcel blanco. Al pairo de dibujos místicos está la rosa de los vientos, estrellas de David, el sello de Salomón, junto a composiciones del ave ibis la cual, según los egipcios, comía el pescado dañino a los humanos. También la Dextera Domini (2) o dedo de Dios, que se asoma en forma de triangulo al lado de la paloma del Espíritu Santo, bajando de una nube. Esta ermita enmarcada en los territorios entre Sigüenza y Burgo de Osma me recuerda a Santa Cristina de Lena. Esa era la tesis propalada por el profesor Camon Aznar de feliz memoria. La mesnada de Ruiz Díaz de Vivar estaba integrada por soldados de las Asturias de Oviedo que lo acompañaron al destierro y fundaron por estos cerros su acampada. Existe la probabilidad de que entre ellos hubiese monjes y clérigos repobladores para realizar esta misión. Al igual que santa Cristina, san Baudilio se eleva sobre un peñasco desde cuyo alcor se divisa la paramera soriana. Misión de vigilancia, pues. Y consta de iconostasio o cámara santa, propio de la liturgia bizantina. El coro se eleva sobre una disposición de arcos de herradura funcionales que hacen pensar al historiador en las relaciones litúrgicas que tuvo el rito muzárabe con la secta arriana y con el Islam. Hay representaciones de san Miguel pero, sorprendentemente, en ninguna de las dos se pinta a la Virgen María. Quizá el culto de hiperdulía sea posterior a la devoción a san Miguel que fue privativa de los godos arrianos. Los arrianos no creían en la Virgen. Su proclamación como Madre de Dios, de origen griego, se produjo en el concilio de Nicea, siglo V. El culto marial arraigaría, luego, entre los Templarios que lo incorporarían a occidente.

El Cantar del Mío Cid habla de ceremonias rituales "antes de los gallos cantar" y de la imagen de Nuestra Señora que llevaban los guerreros en el arzón sobre su cabalgadura. Se colige que las misas eran largas y el pueblo asistía embelesado entre himnos devotos, nubes de incienso y salmos, a las ceremonias eucarísticas que celebraba el preste tras la cortina del iconostasio.

Tanto santa Cristina de Lena como san Baudilio de Berlanga en lo alto de un alcor irradian fuerza telúrica para quienes visitan estas iglesias antiquísimas. “Tomaron las reliquias todas las que hubieron y fueron por Castilla y así la defendieron”. Acaso sea la luz de Xto que pervive entre nosotros hasta la consumación de los siglos.



Capítulo 4







DALÍ Y LAS ORENETAS (GOLONDRINAS) DEL AMPURDÁN. CANTO A GERONA


El mundo se ha convertido en una busca barojiana, en una lucha por la vida. Con tal de hacer dinero, matan a su padre y esto es lo que está ocurriendo con el centenario de Salvador Dalí. Desde mi capacidad de periodista sin periódico pero renuente a vender mi pluma y la cuchara, yo protesto y yo acuso. España vive las conmociones de un proceso Dreyfus pero al revés con estas ansias de los bibliopolas de darle la vuelta a la tortilla. He de decir que el centenario de Dalí se está convirtiendo en una chapuza. Y yo me acuerdo del día en que el maestro me dijo, refiriéndose a los neoyorquinos, con cierta envidia: “Esos la tienen más larga que usted y que yo, Parra. Aquí están las fotos para demostrar lo de aquella fiesta del gaysaber en Nueva York que acabó como el rosario de la aurora. A mí las cuentas no me casan. El Dalí que yo conocí tiene que ver muy poco con el que han sacado de la manga los amigos de los separatistas, los muñidores del contubernio y los que han accedido al poder pisando las cenizas aun humeantes de una hecatombe como la del once de marzo. Urnas y cadáveres pero Dalí era apolítico. No queráis hacer bandera y oriflama de reivindicaciones. El Dalí que ha salido de estos tórculos, con mucha moviola y trampa, parece uno de aquellos fusilados en las zanjas de Montjuich, oiga. ¿Qué hacemos con toda aquella caterva de muertos de segunda fila? ¿Quo vadis, Cataluña, adónde vas, Europa? ¿Adónde te llevan tus felones, España? Don Salvador alzaba aquella tarde neoyorquina, conminatorio, su bastón con contera de plata, como señalando el advenimiento de un porvenir incierto. Lo de la garrota del maestro de Port Lligat siempre lo he dicho tenía su lado onírico y la inspiración milagrosa que rodaba cuesta abajo por las laderas de Príapo. Sombra y figura. Dalí era todo un adalid de las artes marciales de la publicidad.

He aquí que llegaron los coribantes de la diosa repartiendo leña, ahora os vais a enterar, dijeron, os vamos a moler a palos.

¿Con la garrota de Dalí?

No; con el as de bastos de los cuadros de Picasso.

Las cendolillas de antaño hoy son pubillas de juego floral y mucho cuidado con esa boca que os puede perder, os vamos a acusar de machistas. Muchos se han subido a un guindo y andan por sus ramas, emboscados y sumidos en la ataraxia doctrinal. No está el manto de Magdalena para tafetanes, ni el alcacer para zampoñas. Las urnas últimas tuvieron algo de actas funerales y trajeron cenizas de despojos de cadáveres, un gran holocausto. Nos están vendiendo una burra mal capada, por muy demócrata que sea esta pollina pero puede acabar, rebuzno va rebuzno viene, sin saber por donde tirar, como la de Balaán. O, si me aprietas un poco, igual que la mula Francis. Dalí amaba su patria chica pero sin menoscabo de la grande. Como debe ser. Por eso durante toda su vida miraba con cierta prevención y cierto distanciamiento a los catalanistas a palo seco. ¿Qué tendrá que ver, yo me digo, el culo con las témporas? Pues por lo que se ve y por lo que han hecho y dieron los que le calaron la barretina de refez, a contrapelo y hasta las orejas antes de morir, todo. Él tenía sólo dos amores que eran Gala y España. Pero ya digo: la tradición pesa y el polvo de las alpargatas de los republicanos que partieron para el exilio, prometiendo un turbulento regreso, derivó en polvareda, a lo que se ve. Por doquier resucita el fantasma de los que partieron por Port Bou. Inventan rollos y traen al diablo entre las piernas. Al diablo que yo vi dibujado en la testa de una ménsula. Era una mañana de Miércoles Santo y el guía gerundense tercamente nos hablaba, empecinado, de lo buenos que habían sido unos.

Es porque los otros habrán sido muy malosrepuse.

Nuestro guía se llamaba Marcus y nos estaba haciendo la loa de los republicanos. De paso hablaba del románico cuya cuna estuvo radicada en este bello rincón catalán de Bensalou. Era el arte de los godos, la continuación proyectada del espíritu de Carlomagno. Se sentía don Salvador plenamente integrante de la escuela española. Por oposición a Picasso, a quien la lucha de los vencidos/vencedores fue a colocar en el pedestal, un trono acaso supervalorado.

Creo que Dalí era un genio y Picasso un gigante con los pies de barro.

¿Cuándo acabarán nuestras zozobras? Regresan los espectros y estamos próximos a inaugurar un nuevo aquelarre. Camuñas y sus aparecidos hacen antesala en los ministerios y en las sillas de las mesas de juntas esperan sentados, ojalá caiga una sinecura, y miran para el techo en espera de que aparezcan de un momento a otro las brujas de Goya montadas en la escoba, para el próximo aquelarre. Ese fantasma del exilio yo lo vi dibujado hace pocos días en la testa de un demonio cuya carota colgaba del remate de la imposta de una arcada románica cuando nuestro guía gerundense nos dijo.

Mirad hacia arriba.

Todos mirábamos para donde nos dijo el guía. La carota histriónica de un enano nos enseñaba la lengua.

En aquel momento por el cielo impoluto de Besalú cruzó una golondrina. Una “oreneta”. El de las patas caprinas, alas de murciélago y rabo de león, se conoce que tiene miedo a este pájaro sagrado. La golondrina estuvo en el Gólgota una tarde de Viernes Santo y le quitó con el pico las espinas de cambronera que horadaron en tormento el cerco de su divina cabeza. La golondrina me valió y se hizo el conjuro contra el diablejo que enseñaba los cuernos desde la imposta. Verla el cabeza de mono y huir de debajo del Tetramorfo fue todo uno, yendo de remate a zambullirse sobre las aguas tersas del río Fluvial. Lo vieron ahogarse los turistas al muy cabrón en uno de los tajamares del puente ojival. Así reviente entre la chusma como el lagarto de Jaén. El diablo por Semana Santa nada tiene que hacer, ni siquiera en Cataluña, una región demasiado importante de España para dejarla en manos de los catalanes. El Fluviá lamía los muros del monasterio de san Pedro y en sus aguas se reflejaba el campanil solemne de la iglesia de Santa María. El raudal de corrientes bravas pasaba aquel día por la localidad, haciendo remolinos e iluminando los contrafuertes del puente levadizo con irisaciones color plata. Las oronetas seguían en lo alto agitando sus alas sobre los cielos medievales de Besalú y se quedaban indiferentes ante los turistas, igual que hace mil años. No se paraban a contemplar a las muchachas judías que salían del mikwah ritual saltando con los pechos péndulos como en el “Collar de la Paloma”. La presencia de una aljama y de una sinagoga dice a las claras que la ciudad debió de ser importante.

Por esta cornisa, a muriente, penetró el cristianismo en la península ibérica. Aquí sentaron su sede los primeros obispos los que siguieron a las predicaciones supuestamente ciertas del Apóstol de los Gentiles, quien desembarcó por Ampurias, la vieja Emporion de los griegos. No hay que olvidar que Jesús habló al mundo en griego y que esta lengua fue la primitiva de la Iglesia. En Rosas atracó la barca de piedra y desde esta orilla zarpa, asimismo, todo el gran tema jacobeo. Gerona es la provincia española con más castillos, algunos de ellos sólo raigones y lienzos de muro, ya testimonio de un pasado glorioso y fundacional, de la nación española, remiso a desaparecer. Es una alegoría al Este de Castilla la Gentil a orillas del Mediterráneo, laboriosa y heroica. Un aire de misterio y de seny bañan a toda la ciudad. Sus castillos nos llevan al arte románico, el más depurado y selecto, el que mejor conserva las raíces bizantinas con su tosco abatimiento y su admirable expresividad. Cataluña quiere decir castillo. Es el bajo vientre de la marca hispánica. Su serenidad pensativa hace recordar a Carlomagno. Gerona rindió vasallaje al emperador. Hasta lo canonizó. Si queremos tierra de obispos, hay que ir a buscarlos a La Bisbal. Ripoll es un pórtico de la gloria sin maestro Mateo pero toda una historia sagrada escrita en piedra desde su reconstrucción por Morgades, aquel obispo que le hizo la vida imposible a mosén Cinto Verdaguer y que se dedicó a levantar, como un descosido, todas las piedras santas que echó por tierra la francesada y la desamortización. En los bajorrelieves de este monasterio, cuna de la catalanidad, se cifra y compendia toda esa teratología del arte románico, ese hontanar de monstruos y de santos que alza el alma humana sobre el pináculo de la perfección. El arte de Dalí, con la depuración de sus pinceles, entallada en el símbolo didáctico, como un tótem o un abraxas de la modernidad y toda esa parafernalia de claves de la sinrazón, es un corolario de ese románico catalán, íntimo y sólido. Lo visigótico en todos sus primores lo plasman los sillares y los arcos de medio punto de San Pedro de Rodas. El alfil y el albalá de todas estas venerables ermitas se abocinan sobre los contornos típicos del taqueado jaqués y del opus spicatum de la decoración de raspas de pescado que exornan el borde de sus ventanarios. Es un cutio de continuidad mística que predica en labores de piedra o enseña al que no sabe. A los rudos pecheros y labrantines de la alta edad media todos ellos analfabetos. Las toscas figuras beben la ambrosía en las ramas de aliara, de una estética tan profusa como enigmática. El arte en vaso de belleza sólo lo potan los elegidos. La cuna del arte románico nos habla del cuerno de la abundancia del simbolismo.

Hay que ser un iniciado para entenderlo.

Todos estos lugares (Tossa de Mar, Cadaqués, Lloret de Mar, Figueras) los llevamos en el corazón. Fueron los puntos de destino de nuestras primeras salidas turísticas donde conocimos el amor. Lloret me recuerda los ojos dulces, las lágrimas en aquel hotel, toda la vida por delante. Ella ya no está pero juntos en aquel viaje recorrimos la Costa Brava sobre las ruedas de un 600D y juntos fuimos a buscar a Roger entre las remesas de turistas que empezaban a llegar en grandes oleadas desde todos los rincones de la geografía de las Islas Británicas. No se olvide que fueron los ingleses los que descubrieron la Costa Brava y los que iniciaron el turismo en tiempos de Franco. ¡Ay aquella noche nupcial en Lérida, destartalada y triunfal y oliendo al aroma del café con malta que trajeron a mi casa los últimos refugiados de la guerra civil! Íbamos camino de Bañolas a venerar a san Martirián, clemente y bondadoso que bendijera nuestro connubio. Aquel verano llegó la hora del amor, el sentimiento más fuerte que siempre estará en mí omnipresente. Lloret había cambiado poco desde aquel verano del 69 en que lo visité por vez primera. Las mismas palmeras, el mismo ardor, la misma sed y el arco de ballesta de su playa bajo la mirada militante de esas atalayas que aparecen y desaparecen a lo largo del perfil de la marina y que eran torres vigía para alertar de la llegada de piratas berberiscos. Cataluña se fraguó en la lucha contra el infiel. Las oriflamas de Roger de Lauria nos hablan de un tiempo en el cual hasta los mismos peces del mare nostrum llevaban barras catalanas en sus escamas. “Blanquerna” es precisamente una novela bizantina que escribió Raimundo Lulio mirando a las cúpulas doradas de Constantinopla.

Las sarracenas razzias desde Argelia y con otro nombre más pacífico propiciadas por las organizaciones no gubernamentales que son los nuevos funcionarios de un mundo sin fronteras continúan llegando. La calma del Mediterráneo oculta una violencia latente. Es la lucha por la vida y la reconquista del espacio vital. Lo absurdo de esta época es que en plena globalización radical nos estén vendiendo ideas románticas del siglo XIX, duerno en el que se abrevan algunos ilusos trasnochados.

¿Qué fue de tanto frenesí? En el 2004 he mirado a Cataluña con nostalgia manriqueña, suspirando por cuanto perdimos en medio de tanto devaneo. Nos han quitado la honra. Todo el país en poco menos de una generación ha dejado a Laura y a Beatriz y se ha ido de putas. El símbolo de esta democracia es la gran meretriz. Hace treinta años fui testigo en el paseo marítimo frente a la playa de Lloret de Mar de cómo un turista francés medio loco se liaba a golpes con un enclenque guardia municipal que le había puesto una multa. Hoy los mozos de escuadra están mucho mejor diseñados y su plexo solar es más rotundo. Lo más probable es que aquel franchute no se atrevería con estos espigados gendarmes que patrullan las calles catalanas. Hemos ganado en algo pero lo hemos perdido casi todo y seguimos siendo los mismos. Entonces España se estaba abriendo a la libertad. A favor de las sombras y envueltos en el dosel de la noche las parejas se siguen amando en el arenal dejando que las olas besen sus pies hoy igual que entonces. El mundo no se acaba. Ya no hay tanto turista nórdico. Los autóctonos están más envejecidos y las oleadas de recién llegados transandinos y bereberes en un par de décadas habrán cambiado el arco demográfico de este pueblo, tan suyo y tan pagado de sus tradiciones, que muy pronto estará repoblado por extranjeros. Cataluña para mí era aquella pensión de Tarragona donde pernocté, tan vieja que tenía un no sé qué romano, en cuya cama estuve postrado tres días curándome de una insolación. Cuando en el 72 volví a visitar el Principado, ya sin acompañante, éste ya no era igual. En el barrio antiguo soplaba la tramontana y la arena me atizó los ojos y el viento terral se me subió a la cabeza. Yo amaba a esa Cataluña tierna y a la vez impenetrable y al idioma catalán que es el que más escuché en mi infancia en casa de la señora Antonia aquella mujer de Lérida que vino refugiada a Castilla. Sí, yo amaba esta tierra acérrima en sus usos y en sus costumbres, archivo de la cortesía. Ha cambiado todo el planeamiento. Incluso, nos presentan a un Dalí que nunca fue. Con todo, volveré algún día a la Garrotxa, antes de que me muera, subiré al call y cruzaré la sobrepuerta siguiendo la ruta de los pasos perdidos de un millón de muertos. Ya estamos en las mismas. El mensaje de los “Soldados de Salamina” es el mismo que el de los “Cipreses creen en Dios”.

A Dalí lo han manipulado como a un enano. Han colocado su cadáver en el testero, lo han subido a lomos de un caballo, picaron espuela y dijeron arre sin curarse de nada más. Y que gane igual que el Cid las batallas después de muerto. Están exhumando testimonios. Los ladrones de epitafios se hicieron necrófilos y todos los días de Dios están encontrando nuevas fosas comunes.

Ándese con mucho cuidado con esa tía. La mula es muy corrida de lomos y hay que cabalgarla a rebalgas.

¿Qué cree? ¿Que no me di cuenta?

Sin embargo, las golondrinas han vuelto inexorables a su cita con los recuerdos y tienen un bello nombre en catalán: orenetas. Aunque lo haya conocido por primera vez de labios de aquel espolique de excursiones guiadas. De la misma forma que aquel payés en lo alto de un puerto que nos detuvimos a descansar en un restaurante desde el que se veía Barcelona ▬ casi toda la Sexta Flota comía en aquel comedor ▬ me dijo lo que significaba “bosso”. Estaba dando de comer a unos cachorros cuando me lo dijo. Y ambas palabras se juntan en la imaginación formando vértice para hacerme un caño en el tiempo. Bajo el arco del triunfo de los recuerdos.

Las calles de Gerona hay que subirlas casi de rodillas, imbuidos del sentido de reverencia y admiración hacia una ciudad heroica que resistió valiente a los mil y uno sitios. Es todo el orgullo de los entendidos en poliorcética. ¿Cómo se organiza la resistencia de una ciudad? Hoy un mendigo pide limosna en pleno barrio de La Forsa sentado a la entrada de la vieja sinagoga. Es la viva representación de Jeremías. Deja que los turistas le hagan alguna placa pero cobra medio euro por cada foto. La casa de la Pía Limosna, buen gótico civil, trae a la memoria los muros y las paredes de la Casa de los Picos de Segovia. Por aquí anduvo catalogando, exaltando y hablando de la perfección estética del románico del Alto Aragón, otro paisano mío, el marqués de Lozoya. La condesa Enarsinda nos sonríe desde lo alto de un torreón. Si cruzas a lo alto del fortín por detrás de los adarves octogonales de la catedral podrás columbrar el idílico paisaje del convento de san Daniel con sus torres cilíndricas y sus galerías góticas de arcos trilobulados que ensalzan la perfección de la forma. Otra vez el octógono de la beatitud nos lanza un reto desde los adarves de la iglesia de san Nicolás y de san Pedro de Galligans. Los poetas definen a Gerona como el triunfo de la piedra y el agua en las riberas del Río Oñar, que rinde homenaje al Ter en compañía del Galligans. Tiene manera suave de arco abocinado en capitel románico. Toda esa teratología del arte daliniano explica el origen de alguien que nació a la sombra del gran Tetramorfo o bajo los auspicios de la almendra mística del Pantocrátor de Ripoll. Él se propuso a su manera desjarretar al monstruo, el de la cabeza de mono, cuerpo de arpía, cuernos de cabra, cola de león. Estos engendros deformes de una mente muy dada a la exaltación pueblan la selecta y fantástica iconografía de este pintor. Pasamos por Breda y por Viladrau, el pueblo de la botella de agua que aplaca nuestra sed de los veranos y por allí columbramos las cimas siempre canas del Pirineo. Las crestas del Canigó ya asustaban un poco a Gracián. Muy diferente el Ampurdán de la sierra al de la marina; éste se atuvo a su concepción bucanera y exploradora de la existencia. Era el que embarcaba en bergantines y palacres y se iba a hacer las Américas. Hay también un contraste entre la selva de pinos y de maleza que circunda el interior y los bellos valles idílicos del Puigcerdá que compendian el afán de los que añoran una existencia de paz bajo el lema de “et in Arcadia ego”.

Las impostas decoradas de los arcos de medio punto románico hablan de una riqueza material que viene de antiguo pero lo material y lo espiritual se dan allí la mano. En Bañolas viven los grandes millonarios de España, sin dar cuartos al pregonero. En Cataluña, con mucha diferencia que en Castilla, no suele hacerse demasiada ostentación de lo que uno tiene. Conforme a la tradición oriental. Pero, en definitiva, los bigotes de Dalí se conjugan en mi memoria con las golondrinas del Ampurdán aleteando en torno al nido pedigüeño de barro fundido con saliva o volando rasantes sobre el alcacer de los prados recién cortados. Eran escarpias a mitad de camino entre el rabo del cochinillo de san Antón y la cruz procesional. Un deseo que se agita, escondedero, de frustraciones adolescentes.

De ellos estuvo enamorado García Lorca pero Dalí, cuyo rumbo sexual marca el norte de lo epiceno o abstemio, ni se sabe. Parecía el gerundense estar por encima de las cuestiones sexuales que arrastran a los mortales. Él era un genio. Era demasiado narcisista y se hartó de leer a Proust cuando le daba la gana en Ses Brises. ¿Que la tenía pequeña? Ciertas limitaciones de esta índole son las que hacen correr la pluma de los grandes poetas y cargan de color las paletas de los mejores pintores. Tenerla grande o pequeña no es más que un accidente. Nada tiene que ver con la sustancia que es lo que importa. Además, como dicen los británicos, you cant´win them all, y eso se lo dirá usted a todas. Dalí la tenía pequeña. Pues vale. Su genio era muy grande. Váyase lo uno por lo otro. A Porfirio Rovirosa tuvieron que hacerle los carpinteros mejicanos un braguero de especial para que le cupieran y luego padeció mucho de la próstata. Sin tan traumáticas mermas no se explica por qué el morabito de Port Lligat pintara tanto y tan bueno y es la razón tal vez que subyace en el fondo de su manía de engatusarse los bigotes haciendo que las guías apuntaran para arriba o se acaracolasen, según qué humor, empalmados como un tablón, símbolo de una erección que no acababa de rematar. Dime de lo que presumes y te diré algo de tus carencias. El síndrome monorquídico hace estragos en una sociedad donde todo se cuantifica, se mida y se pesa y existe un ábaco especial para la infamia y la vulgaridad, y un embudo por donde la verdad y la belleza no pasan. Arrobas de avilantez, tele basura, el tetamen de la tonadillera por cualquier rincón de España. Centímetros, y pulgadas, varas de medir las suyas. El fantasma del bueno de Porfirio con la regla y el espejo. Parecen colegialas, oye.

Aquí lo importante es tenerla grande y gorda y con lo otro, con la crija ▬ curiosamente se interpolan los términos, y lo que debería ser masculino se dice en femenino y viceversa, para figura retórica esa-▬ y entonces ¿qué hacemos? Burro grande ande o no ande. Petulancia de herejes.

Vivimos en la cultura de la queja y del cotilleo y por eso estos mishaps o precariedades de la natura son cuestión de tanto monto. Nunca unas teclas y unas cámaras dieron para tanto. Ya digo, en el centenario que se conmemora, 12 de mayo, se han dicho y hecho bastantes tonterías. La peor de todas: convertir a este recio ampurdanés con su perenne cachava como la de Plá, siempre con su paquete de caldo de gallina los ojos esparcidos de lejanías, en bastión del independentismo de montera picona y de señera calada. Todos sabemos que no es verdad. Dalí era un españolazo total. De los del tambor del Bruch, sardana con butifarra y vino recio en su paladar. En él había un falangista como el de aquella centuria catalana que dejó su piel en Brunete y uno de los caídos creo que era pariente suyo. Así que, doña Montse, no me venga usted con chorradas.

Los ejercicios de lacrado de memoria nos llevan a improcedencias. Por ese camino, con extorsiones de la verdad, ligaduras de trompas y retortijones del Logos se camina hacia una guerra civil o a la voladura de España. Aquí se están contando muchas batallitas y cada cual narra la feria según le fue en ella ocurriendo tergiversaciones a mansalva. Mienten todos más que la gaceta y aquí están estas fotos y la entrevista que me concedió Dalí a mí que era el corresponsal en Nueva York de la Prensa del Movimiento. Y que no he vendido la pluma ni entregué la cuchara ni me rindo, ni me vendo a nadie. Y menos a los contrabandistas de un nacionalismo trasnochado.

Constituye a ojos vista un atropello a la verdad histórica de lo cual podríamos dejar constancia y ser fedatarios todos aquellos que conocimos a Dalí en carne mortal. Y los que parlamos con él y nos sentamos sobre un velador de hotel neoyorquino cerca de un cubata y unas jarras de cerveza. Había una orquesta y un mexicano no paraba de pegar voces. Era un tipo atrabiliario y estrepitoso que no podía ver al gachupín, que se desanclaba en denuestos e insultos contra España cuando un catalán muy español y de Figueras lo mandó callar.

Haga usted el favor de bajar el gallo y no nos grite que no estamos sordos.

Viva Pancho Villa. Arriba ánimas y el Guernica de Picasso. Abajo Dalí que es un fascista.

Ya salió la palabreja. Cuando alguien no está de acuerdo con tus argumentos te llama fascista.

El tipo debía de tener un colocón. Por poco sacamos las pistolas. Me hubiera gustado acallar con plomo a aquel voceras pero bastó que le enseñase los puños para que hiciera mutis por el foro semejante bocazas. Una pandilla de remamahuevos nos estaba jodiendo la democracia. Ché ¡qué bueno que viniste!

Yo no digo nada.

Viva Dalí, maestro del alma.

Pero entonces, los progres, no se me olvida, pintamonas le llamaban y sus cuadros se vendían malamente. El artista estaba en la ruina y para colmo Gala con su cara de culebra rusa subiendo y bajando como una esfinge por las galerías circunvaladas del Guggenheim. Los efebos eran su perdición. Tratabas de hacerla un retrato y te mandaba a tomar por culo o te pedía que en vez de foto te hicieras una gallarda. Era dicaz, procaz de gestos y muy mal hablada la genial esposa rusa del genio de Port Lligat.

Lo que ocurre ahora es que Gerona, la ciudad de los sitios, ha vuelto por donde solía, enarbolando bandera del no pasarán. Es la Cataluña más provinciana, la más heroica y encumbrada en su propia altivez. Los chopos que describiera Gironella ▬ otro que murió arruinado-▬ han vuelto a florecer. Mucho hay que subir hasta la catedral por las tortuosas escalerillas de la judería. “Soldados de Salamina”, una novela en el que reverbera el aliento de Federico Sánchez Mazas su obra de adolescencia: Las inquietudes de Shanti Andía. Sánchez Mazas era un falangista vasco. A los nacionales se los postergó desde un primer momento. No hay que pasar por alto que la cultura castellana pronto pasó a manos catalanas. Barcelona era la clave de todo cuanto se publicaba y los judíos norteamericanos y los que recalaron huyendo de Alemania abrieron editoriales en la Ciudad Condal. Gracias a todos estos trueques y artimañas los vencidos en la guerra vencieron en la paz y al revés. Franco fue tal vez demasiado generoso con Cataluña. Ese hecho tampoco se nos negará. Así que, los que, habiendo ganado la guerra luego perdimos la propaganda, nos llevamos las manos a la cabeza. Era sólo el afán de perdón y de reconciliación el que guió a Franco en su altruismo, un altruismo que brilla por su ausencia entre los instalados por el odio, en su magnanimidad para con la otra España. Había que soldar helgaduras mentales y divisiones del corazón. Este dato por lo visto no interesa a los muñidores de la Aviesa que es como llamo yo a esta democracia. Vienen de tercería y se nos presentan con programas y lemas que datan del mioceno o del neolítico. Los mismos discursos gastados, las mismas proclamas, lo deja vu. Venga a soplar dentro del cuerno. Ese azófar de Israel es una corneta apocalíptica terminada en cuernos que acarician las barbas del rabino. Citas constantes al Antiguo Testamento pero toda la Biblia no vale lo que una vida humana. A este paso nos van a quedar ya pocos Yom Kippur. He aquí que resucitan los espectros. Las ratas oradoras se han subido a los cajones.

Lo hacen bien. Son de una obstinación admirable y para colmo vienen de Aragón. No dan su brazo a torcer ni aunque les aspen. Aunque ya digo. No hay que hacerles demasiado caso.

¿Es esto ético? ¿Es estético? Yo me pregunto y nunca hay respuesta, jolines. La obra daliniana con resabios de profecía teratológica del mundo que nos tocó vivir y que él anticipó desde su paleta que cada día más se parece a la de Goya.

Esto le acreditaría como el segundo grande de la pintura española. Lo malo es que en el “Gran masturbador” no hay una intencionalidad de coyuntura como le ocurrió al “Guernica”. Lo que le sobra al malagueño de intencionalidad política le falta al ampurdanés. Dalí no puede negar que empezó por lo naif. Se ha puesto en juego el lacrado de la memoria. En esta hora occidua y equívoca, muy del gusto de los proclives al gatuperio y a la maula y de los que confluyen y confutan pro domo sua, y confunden la velocidad con el tocino, han conseguido poner a Cataluña también patas arriba. Sin embargo, Cadaqués el otro día cuando fuimos de visita (hay que llegar a él por cuestas y vericuetos, lomas y pinares y sierra áspera) nos acogió con su serenidad y su hospitalidad de siempre. Vimos alzarse en uno de los montes que lo clavan el radar de alerta aérea del ministerio de Defensa. Cualquier día se plasma allí un sabotaje. Uno se empapa de Mediterráneo y descubre recónditas y misteriosas calas. Es la tierra para reencontrarse con Ulises y con el amor. Maldita política. Las barcas estaban dormidas y recién carenadas en el varadero profundo y era muy hermoso fotografiar estas embarcaciones rudimentarias que se descubren debajo del arco de un voladizo. La tierra de Dalí que da vista a las montañas pirenaicas es la que cantó Verdaguer en excelsa rima catalana y castellana y describió con acucia e intensidad de perspectiva el gran Pepe Plá. Es tierra bella, recatada en su modestia de pubilla. Moza catalana, que destila belleza y calma, dulce abulia, amor de brasas, apegada al terruño. En ella se perciben lejanos ecos de cánticos con toda esa carga de melancolía que tiene la sardana.

La Costa Brava a la cual descubrieron antes que yo los niños ingleses a los que enseñaba castellano en Hull, las primeras vacaciones allende los acantilados de Dover y Blackpool, paella y sangría, sir, very good, nice, donde se fue mi amor que se hizo de la mujer que amaba, me recordó un cuento de Clarín que lleva por título El diablo en Semana Santa. Yo me la recorrí de cabo a rabo con los excursionistas de la Imserso.

Cadaqués se acurrucaba en su cárcava. Allí todavía hay procesiones y dormía en la bella concha de plata abrazada al mar amante y amigo. La ebúrnea torre de la iglesia era una almena de vigilancia para alertar de la llegada de los piratas turcos. Bajo su halda se arrebujaban las casitas blancas de los pescadores. No se ven en Cataluña apenas blasones ni portaladas. La mejor ejecutoria de nobleza es el esfuerzo. Buen país, mesocrática región. El retablo barroco, como su poliantea recargada y que los turistas pueden admirar desde una luna de cristal instalada en el cancel es cosa muy de destacar.

Tendré que volver a Besalú mitra de abades, puentes y castillos, la que observa al peregrino un poco con la mirada del Padre Claret y reza en castellano dulces plegarias antiguas llenas de amor divino. Tendré que bañarme alguna vez en el mikwah al lado del río Fluvium ─ no puede haber rotundidad más latina de formas que en este país ─ y salir purificado para acometer una nueva era y bajaré hasta Olot, un pueblo de levítica alzada, que nos mira desde las cuestas con ojos perfunctorios de notario, de una gran carga literaria, donde se venera a un cristo con la cruz a cuestas y manteo azul que es la viva serenidad digna del Greco.

Te entienden lo mismo si hablas en castellano que en catalán, porque los de Olot siempre fueron un poco poetas y el lenguaje de la poesía no admite separatismos, es de envergadura universal. Esta parte del mundo recuerda un poco a Asturias. Las masías son algo entre medias de la manor house inglesa y la quintana astur. No hay minifundismo. Cataluña se gobierna por la tradición del “hereu” que también define en sus novelas Bartolomé Soler. Marcos Villarí es un libro fuera de serie. ¿Por qué lo han olvidado? Siendo como es un canto a la Cataluña eterna.

Para un apasionado de la literatura como soy yo la escuela de escritores catalanes hoy casi olvidados ─ Pla, Tomás Salvador, el propio Soler, Vidal Cadellans ─ decir Barcelona es como nombrar la Meca. Todos los chicos de mi generación juntábamos palabras y emborronábamos papel con la ilusión de ganar un día el premio Nadal, porque no en vano somos el resultado de una grafomanía que no cesa, y hacíamos pinitos soñando con que algún día en la noche de Reyes nuestro nombre fuera anunciado en la cena que se celebraba en el Hotel Ritz. Todos fuimos o quisimos ser aspirantes a ganar el premio Nadal. No se consumó el sueño, pero en esta vida no es lo importante llegar sino caminar y el reto y el hito siguen ahí plantados. Por eso nos duele esta manipulación del santo nombre de Cataluña, emporio de la publicación en castellano que renuncia al legado de Cervantes. Eso será como un suicidio. Pero, si creen que vamos a romper la pluma o quemar los libros, van listos. Lo van a tener muy crudo esos insensatos si quieren terminar con nuestros próceres: Lluis Santamarina, Ignacio Agustí, Carlos Sentís, Bartolomé Soler, el gran Pla, Sebastián Mariné aquel tarraconense que me enseñó todo el latín que sé, Corominas o el P. Claret con cuyos hijos los misioneros claretianos aprendí a leer. He cantado el “Virolay” y me emocioné en Montserrat en la celda donde Iñaqui escribió sus ejercicios. ¡Viva la Murenetta!

Por eso, siempre nos quedará Gerona; y volveremos a Gerona la escarpada, de numantina mirada deshojándose a sí misma perpetuamente en el espejo de las aguas del Oñar como la vio Gironella. Los compañeros de Campanys resurrecto se enfundan la barretina como una carmañola. Esta mañana he rezado ante el Cristo de Dalí para que Él que todo lo puede conjure el peligro del separatismo. ¿De donde ha salido ese Puigdemony?

Gerona es el emblema de toda resistencia. Gerona siempre resiste todo asedio, incluso el de las fuerzas que pretenden liquidar a España. Desafió al agareno, plantó cara al francés de cuya rapiña saben harto los catalanes de buena fe. Galdós dice que sus Episodios Nacionales son el alma de Gerona. Al acercarse a los muros de su castillo se siente como un latigazo de patriotismo porque a España se la puede amar también parlando catalán.

Todo arranca del scriptorium de Ripoll. Nuestra vocación de escritores viene de que soñábamos con ser amanuenses o transcriptores volcando palo seco y neumas en los cantorales y en los códigos miniados. Si al mundo no lo caligrafías de antemano, no existe. Esta Nuncupatio o prurito nominativo [el nombre siempre antecede a la cosa y el vocablo al concepto] nos hizo grandes a los soñadores. El futuro pertenece a los poetas que portan en todo tiempo el fuego sagrado de la llama del saber.

Se nos aparecerá alguna noche ese abad Oliva, roturador de campos, la lira en una mano, la esteva y el azadón en la otra, y nos dirá lo que tengamos que hacer:

Canta y guarda silencio

No olvidemos que el sile et psalle era el lema de los benedictinos y el abad Oliva está también en el alma de Cataluña. Y en Gerona se siente la presencia, soterrada, del general Álvarez de Castro. A dios rogando y con el mazo dando. Somos mitad y mitad: monjes y soldados. Toda esa grandeza se encierra en la ciudad de Dalí y del descatalogado Gironella con su monumental prosa. Lo exprimieron, lo sacó el jugo y lo arrojaron de sí. Dijeron: tuvo su época; ¿éste para que lo queremos ya? y es así como uno de los autores que más dinero ganó en España logrando algo tan difícil por estos pagos como es vivir de la literatura moriría en la pobreza. Pagó la culpa y hasta eso no le fue perdonado: escribir en castellano... Gironella en el foso del olvido y un Dalí resurrecto y manipulado y al que pintan como nunca fue. Pero aquí todos a callar. Bono ese político manchego nefasto ha hecho conserjes a los que Franco nombró capitanes o les dio las dos estrellas de teniente. Tampoco es para echar en saco roto que fue precisamente Franco el que restauró la gran biblioteca de Montserrat, aunque para su desgracia, traidores y corifeos de la felonía, desde sus estrados partió el grito de rebelión:

Volem bisbes catalans.

Para ustedes la perra gorda. Pero no llevan razón. Aviso y el que avisa no es traidor. Y a ver cuando nos devuelven los papeles De Salamanca que nos usurparon con la anuencia de Carmen Calvo esa cordobesa medio tonta y necias pero que ha llegado bajo el designo de los Mandiles nada menos que a vicepresidir un gobierno.

Capítulo 5

 



ILIBERIS ORÍGENES DEL CRISTIANISMO EN ESPAÑA

Por mucho que se les lave la cara, nadie podrá arrebatarle a esa gente que siempre llegaba de Berbería, con nocturnidad y alevosía, el título de piratas. Se me vienen al pensamiento las palabras siguientes que recuerdan antiguos horrores y suplicios a mis antepasados: redención de cautivos, alfaqueque, baños de Argel. Y por supuesto los versos de aquel fraile mirobrigense que ahorcó los hábitos para seguir a una alemana e ir a defender la cruz del emperador asolada por los sarracenos en Praga.

Ribaldo eres amor

En perfidias el turco

No se te alcanza.


El soldado de España, autor de estos versos, y que quebró en Viena algunas de sus lanzas, las de hierro y las de sus amores, se llamaba Cristóbal de Castillejo y es un poeta al que a todos les recomiendo para leer estas pascuas.

Razón de más para volver a Granada. Clarines de anúteba. Clamor de campanas. El enemigo está poniendo sitio a la plaza. Este gobierno de Ankara, tan diserto, tan aseado y políticamente correcto, pro occidental nos dice, es uno de los que con más tesón se ha movido junto con Marruecos para conseguir la islamización de la Ciudad a orillas del Darro y del Genil. Nos están vendiendo la burra mal capada. Nos ponen la historia del revés.

Es evidente que lo que nos tratan de demostrar era que doña Isabel de Trastamara que quería entrar en Constantinopla y en Jerusalén con sus milicias de la Fe era una iluminada. Eso de las cruzadas no era más que una patraña. De lo que se trata es no ya meramente de descatequizar a España sino de conseguir la islamización de Europa. Así de crudo. Así de total. Razón de más para volver a Granada aunque este regreso no pueda ser físico. Más bien sentimental. Cuando nuestra vida, nuestra hacienda, está amenazada, hay que tomar báculo de camino, echarse el morral y la cantimplora a la espalda, hacerse en las cáligas o en las abarcas que heredé de mi abuelo una buena lazada. Calarse las antiparras y repasar nuevamente el libro que yacía en el polvo del armario, y que se llama “Guía de Perplejos”. Bambi feroz deambula por el bosque, y yo con estos pelos.

Como aquí nada es lo que parece y todo anda dado la vuelta, no es un gamo. Tampoco un alce ni un sarrio ni ninguna otra clase de venado. Nos metemos ya en los ámbitos de la alegoría. El mundo se ha vuelto tan paradójico que la actualidad semeja a uno de esos capiteles historiados del románico. Desde el capialzado de las arquivoltas nos hablan las harpías, se montan unos a otros los marimachos cuerpo de león y pico de corneja, tocan la campanilla mientras se zampan racimos de uvas dos campesinos borrachos con aire de saltimbanquis con cogulla. Son los famosos hocuspocus que ambientaban la entrada de las catedrales con juegos de manos. Allí estaban la última vez que fui a venerar la tumba de los Reyes Católicos. Seres fantásticos Ciertamente, que Cristo reina y reinará siempre en la mandorla del Pantocrátor. Mas, rodeado de monstruos, su trabajo le cuesta. Un teatino─ es imagen que tengo yo grabada desde que la vi esculpida en una misericordia del coro de la catedral de Zamora─ ha bajado a los infiernos y predica a los diablos, que tienen todos cara de burro y se muestran de una euforia que no hace pensar en un templo cristiano sino en las sinagogas de Satán, donde la gente se mueve mucho y parlotea más, hace que reza y no reza y se arrasca luego por detrás o habla de sus ganancias y de la combleza que les salió en la ciudad.

Allí se trata un poco a cachondeo a la deidad entre salmos sin gloria patri y mucho meneo y rumbo de filacterias. A esos oradores no perderles de vista. Escupieron para arriba y fueron a refugiarse a la corte del Gran Turco y del Alauita. Jurarían que un día vendrán, pueblo duro de cerviz, empuñando con la siniestra un tomo del Corán, y con la dextera el pomo de la espada. El trapo verde insignia del Profeta con el que quieren entrar bajo palio en Granada les servirá de mortaja. El mundo ya no es mundo sino una aldea global y estos trinos andan en boca de los enterados del aduar mediático. ¡Joder con la tarjeta de felicitación de Navidad!

Sin embargo, yo pienso que eso de escupir para arriba puede ser peligroso. Su propio gapo les aterrizará en la cabeza. Estas alianzas con el mahometano casi siempre salen mal. Luego les cortarán la cabeza y tendrán que apostatar como hicieron con Maimonides. Creo que a vuela pluma he explicado ese concepto de las sinagogas de Satán; tales conventículos nada tienen que ver con las sinagogas del amor donde resuenan los cantos de David. En ellas predicó Cristo Jesús el Mesías.  Ya va siendo hora de separar a los corderos de los cabritos, de trazar una divisoria entre préditos y bienaventurados.

Vuelvo a Granada, vuelvo a mi hogar. Gracias, Miguel Ríos por prestarme ese estribillo. No me hagas pagar derechos de autor que estoy sin blanca. No soy más que un pobretón escritor de Internet, amante de los profetas y de sus enseñanzas y que canta las verdades al lucero de alba. Puede que me vuelvan a crucificar, ya ves tú, pero no pasa nada. Nunca pasa nada y si pasa (lo que decía José Antonio) ¿qué importa?

Le crecieron zarpas al cervatillo y le han salido en la maula unos colmillos de gato pardo o que para sí los quisiera el león. El león se aparea con el cordero y se están convirtiendo los arados en lanzas. Discursos de Isaías al revés. A esta gentuza siempre le gustó darle la vuelta a la historia, sacar los ríos de madre, profanar los altares, jugar con los símbolos y retorcer los cojones del personal atacando lo más vivo de sus creencias. Por una cosa así ya mandaron crucificar al cordero inocente, y a otros muchos más, Un poco apocalíptico ¿No?

Vendrá a separar los corderos de los cabritos pero se cachondean ahora de sus amenazas, raza de víboras, pregonadora de que Ese Hombre no existió. Bueno pues yo pienso con el Credo de Nicea que escribió precisamente un andaluz que vendrá a juzgar a vivos y muertos. Es su táctica estos últimos años amargarnos las pascuas o mandarnos por el imeil Christmas envenenado.

Por Nochebuena dieron mulé a Ceaucescu y Rumania se alzó en armas el año 89 y otra navidad al Cara de Piña le echaron mano y bombardearon Panamá. La gringa Collares, esa prenda mal hablada que pronuncia la palabra cojones en inglés con bastante garbo, ordenó con la aquiescencia del sobrino de don Salvador de Madariaga (fíate de los liberales y demócratas de toda la vida) bombardear Belgrado, una de las tres cunas de la ortodoxia, un Viernes Santo.

No caían, precisamente, margaritas sobre los templos con cúpulas de cebolla sino obuses de gran calibre, llenos de radiactividad y carga de muerte y enfermedad, desde las panzas sofisticadas de los F-15. Son doctores de le hermenéutica que se atienen al abraxas de los símbolos y actúan siempre con segundas. Para muestra un botón. Aquel bombardeo nos puso en antecedentes de lo que iba a ocurrir después. Se había firmado, en perjuicio de Europa y la cristiandad, la alianza con el otomano. Eso no hay quien lo mueva. Nos avisaron y el que avisa no es traidor pero aquí estamos todos templando gaitas. Metiendo todos la cabeza bajo el ala y a cobrar, sospechando del hermano, pleiteando con el vecino [cómo es posible que las familias se lleven, Dios santo, tan mal] y cada uno a su bodigo, cada mochuelo a su olivo y cada pobre a su pajar. Ahora las pagaremos todas juntas. Fomentaron las rencillas entre hermanos. Pusieron pueblo contra pueblo. Aldea contra aldea y ciudad contra ciudad. 

¿Es el Sacromonte la espina dorsal de mi patria? ¿La quiroteca donde se guardan los huesos más santos de la España sagrada, el tarro de las esencias por decirlo así? Ha sido nuestra cuna profanada. Pavanas de la muerte danzan bayaderas negras. Pisotean nuestras reliquias. Al fondo estallan carcajadas. Nadie dice la más mínima no ser que sea políticamente incorrecto y se enemisten con el Amo que desperdigó por la faz de la tierra toda una hueste de cajeros automáticos y de contadores espías. Las bacantes tienen por virgen a una tal Herodías por cuya causa maligna se cometió un asesinato. Descabezaron al santo de Israel y el santuario profanaron.

Leo casi con desgana a Hurtado de Mendoza en sus anales perfectos que se llaman “Historia de la rebelión y castigo de los moriscos”. España aquella vez derrotó al terrorismo islámico del que algunos escritores que reciben un sobre bajo cuerda de los jeques y se van a vivir a los palacios de Medina Azahara hacen apología del terrorismo en quintas columnas enigmáticas. ¡Cuanta furia traen los papeles! ¡Cuánta infamia! Go digital, baby.


No era sin embargo una forma de bajarse al moro. Todo lo contrario. Era volver a las raíces perennes. Precisamente fue en Iliberis o en Iliberris y luego Elvira que comenzó la larga andadura de la cristiandad en la nación española. Allí fundó uno de los Siete Varones Apostólicos, San Cecilio, la primera diócesis. ¿En Iliberi o en la vecina Acci a la que los árabes renombraron por Wadix el Guadix actual y también obispado venerable e importante seminario hoy sin seminaristas?

Allí aprendió las primeras letras uno de los grandes impulsores del periodismo español: Juan Aparicio y maestro de tantos y tan buenos profesionales. ¿Don Juan era de Murtas? ¿De Castiñeiras? ¿De Trevelez, el pueblo más alto de toda la Iberia, buen jamón para pasárselo por el pico a los que abominan del jalufo, que será impuro el animal pero están buenos hasta los andares? ¿O de Lanjarón? Sobre las haldas de los escarpados montes que hacen pensar en las laderas de un nacimiento de chocolate.  Va a nacer el Niño y yo no tengo que llevarle. Pero voy pa Granada en busca de las nochebuenas del recuerdo que quedaron colgadas de las crestas penibéticas, verdadero lomo del mundo. Alto faro de la España Sagrada.

¿Cómo renunciar a nuestras creencias seculares y columpiarnos de las lianas de la apostasía? Granada es baluarte de mi fe. Por eso hoy Nochebuena de 2004 me pregunto si no vendrá de esa querida tierra que recuerda al paraíso terrenal  si no vendrá de Granada este dulce sentir. Es la llamada del Portal. Vamos, pastores, vamos.  No puedo menos de evocar aquí a don Juan con su cara de luna con su  mayestática verticalidad. Sin embargo, está a punto de nacer el niño y yo no tengo que llevarle. En mi ruta me cruzo con cuadrillas de gallegos que vuelven de segar y cohortes de cortadores de cabezas. El Amazonas está en Madrid. Todos los cortadores de cabezas han aterrizado en esta ciudad la marea de pateras que no cesa. El alcalde Gallardón les abrió la puerta. Ladrones y carteristas rumanos por todas partes. Cuatreros de automóviles que llegaron de allende el telón de acero. Vamos, pastores, llevemos requesón y miel al Portal de Internet huyendo de la barbarie. Allí el Amor yace reclinado entre pajas. Nos bendice desde el pesebre de una página Web.

Mas, como soy perro chico y hombre despreciable, ya no tengo quien me sueñe, ni me cose ni me lave. Tampoco tengo nadie que me publique a no ser el bueno de Navas. El furor uterino relincha en las esquinas entre los ollares de las yeguas del recuerdo que hembras al fin y al cabo se dedican a pisotear los cuadernos de las antiguas partituras en cuyos neumas antiguos se guardaban los secretos de los antiguos cantos. Ahora no valgo un chavico. Ya valdré más. Y tú no ates moscas por el rabo. Satanás, a ver si te callas. Pronto sonará el grito de vayámosle a enforzar.

En una ocasión le vimos llegar, la poderosa testa de patricio romano, la voz clara, el pensamiento jonsista y fundador, el aire cansado de bregar por los caminos de cabras de la política, y por arduas sendas  de la Alpujarra, con su cachava y su oronda humanidad a la redacción de SP que estaba instalado en el suburbio de los traperos, un garaje allá donde la barriada de Estrecho perdía su honesto nombre, en la calle de Santiago Cordero; fue todo uno quitarse el sombrero de felpa, enjugarse el rostro con un pañuelo de hierbas, y decir:

Vengo de mi Penibética.

Detrás de este barrio trapero había unos descampados solemnes e intransitados del amor, un poco como el pícaro Cerro la Plata, lado norte, donde tusonas misericordiosas te echaban una firma y te hacían un favor a duro el cuarto de hora. Las putas y los periodistas y los curas preconciliares siempre vivíamos contiguo, según manda la tradición. En residencias pared de por medio. Entonces las chicas eran de pago y no había tanta violencia de género. Ahora ya no. Ahora cada oveja con su pareja. El perfil de los tiempos es más recio. No está el manto de Magdalena para tafetanes, ni el verde para pitos, ni el alcacer para zampoñas. Solía decirse.

Vaya mi homenaje al hombre que vestía siempre de luto. Escritor fundamental, el murciano Martínez Mena amanuense de don Juan Aparicio. Creo que fue Martínez Mena, un señor que siempre vestía de negro, por sus lutos constantes ─ se le había muerto la suegra y acababa de enterrar a su padre y a su madre─ y que escribía unos cuentos y unas novelas que ahora se dejan leer con delectación melancólica, el que le trajo una gaseosa del bar del Tino y el escritor, el periodista, que había venido a ver qué hacía Rodrigo Royo con todos aquellos chicos con ganas de meter caña, una juventud venía pidiendo paso y Juan Aparicio era un chaval de 75 años, bebió con delectación toda una jícara. Sed de justicia social. Ansias de España que siempre acaba matando a sus profetas y dando la espalda a sus verdaderos hijos. España dulce patria de extranjeros. ¿Cómo aventar el polvo de nuestras perfidias iconoclastas y sacudirnos las alpargatas en el camino?

No es que don Juan hubiese hecho todo el itinerario desde la Sierra Nevada nativa per pedes Apostolorum, sino que le había rendido su caminata desde el metro hasta aquel cuchitril entrañable y en aquellos tiempos con los ardores del resistero agosteño (entonces hacía mucho más calor en Madrid y los veranos eran veranos).

Estaba jadeante y creo que Juan Santiso, el fotógrafo gallego de SP, le hizo una foto y yo una de mis primeras interviús nada menos que a don Juan Aparicio una institución en las letras hispanas y sin embargo hombre sencillo el fundador del “Español” que no se cansó de repartir juego y trabajo abriendo tantas sendas y perspectivas a los que empezábamos. Era hombre que congregaba en vez de disgregar. Ya quedan pocos periodistas así, con un sentido de corporativo. De amor al cuerpo. ¿Vendría de Granada aquel lejano sentir? Yo jamás la vi. Ha sido un poco mi condena, como dijo el poeta, de ser ciego en Granada. Pero de García Lorca no nos vamos a poner a hablar aquí. Me machacaron ese nombre desde niño sobre las orejas y tengo los tímpanos destrozados de tanto oírlo. Más tarde he llegado a descubrir que no es tan buen poeta como dijeron.  Que nos lo pudieron en los cuernos de la luna. Más que un escritor, dramaturgo bastante bueno que sobresalía del montón, era la bandera de un ajuste de cuentas. Cuando el Arte se confunde con la Política es como esa razón que cría monstruos. Estos odios nos conducirán de nuevo a los aguafuertes de Goya. Juan Aparicio fue en un mi vida como en la de otros muchos que empezamos mucho más significativo.

El granadino perdonó mi bisoñez y mi nerviosismo y me dio uno de esos sabios consejos que se olvidan difícilmente:

Mire, joven, el periodista es mitad tesón, mitad olfato y una quinta parte de mala leche. A la noticia hay que darles siempre la vuelta como a las tortillas. Siempre escriba un poco al refez y al desgaire y como quien no quiere la cosa.

Creo que siempre tuve buen olfato pero me faltó la mala hostia. La candidez de paloma ─ ese creer en que to er mundo e güeno ─ creo que fue mi perdición. Pero no crean también poseo mis propios recursos y estoy vacunado contra esas miasmas. No soy un iluso.

Don Juan era accitano y se desmarcaba ya en aquellos tiempos por su buen decir y su elegante prosa cuajada de archipámpanos y de citas al quiebro. Nos enseñó a capear los cuernos del morlaco de la censura. Hoy ya no se escribe de esa manera y los censores hogaño comparados con los pastueños mansos de entonces son miuras astifinos que casi ni se pueden torear. ¿Qué fue de aquella vieja libertad? ¿De aquel compañerismo? Los profesionales de entonces se han convertido en amanuenses a sueldo del Gran Hermano. Es un señor en el curul potestativo sentado y no os dejará pasar ni una. Gobierna gracias a un invento muy suyo que es el terror y esparce el humo de la confusión para no dejar pistas. Si le cantas las verdades, dices que eres un instigador del odio, y esparcidor de la cizaña xenófoba. Hay temas que no se les puede ni tocar. Son sus comodines. ¡Ay de ti si le pisas su parva! Con los tontos hace gavilla y la ignorancia es su caldo de cultivo particular. El miedo se esfuma como la esfuma pero es omnipresente. No se le ve al miedo. Pero haylo. No existe apenas sentido del humor y en las redacciones había un perenne cachondeo. Frente al envaramiento actual éramos como más fraternos. Pocos pájaros hogaño quedan en los nidos de antaño.

Se trata de explicar el mundo de una forma demasiada simple y escueta a lo norteamericano cuando la vida tiene tantos recovecos y es tan compleja. Siempre me ha aburrido ese estilo anglosajón. Por ejemplo, el NYT sin el que no podía vivir mi admirado Manolo Blanco Tobío (tenía que tener un ejemplar de ese diario junto a la taza de su desayuno) es de un estilo ramplón y pedestre en el que se detecta que la lengua materna de muchos de sus redactores, de origen hebreo, no era el inglés sino el alemán. Estilo periodístico convertido en prosa curial. Con las galeradas de la mentira se hacen pajaritas de papel y galernas que se transforman en tempestades en lejanos puntos. Hay que vender armas. Muñir revoluciones.

Lo objetivo nos esclaviza. Lo subjetivo nos hará libres. Yo prefiero el candor de las parábolas evangélicas a lo abstruso del pensamiento de Kundera. Y candorosa y evangélica es aquella Penibética que traía don Juan en su semblante paternalista. No se quitaba la camisa vieja pero la de don Juan no era azul sino negra. Cuando yo le conocí ya iba camino de la edad provecta pero seguía conservando aquella voz clara que parecía brotar de los manantiales de Lanjarón y era tan cristalina como su pensamiento. ¿Vendrá de Granada este dulce sentir? Cerca de la puerta de Elvira estuvo el hontanar de nuestra civilización.

Otros aseveran que la piedra fundacional, la roca del nuevo Israel sobre las raíces de la cepa ibera fue colocada en Ávila cerca de Mingorría por el obispo san Segundo que fuera discípulo de san Pablo. Nos cuadran nombres vascos. ¿Toda España fue Vasconia en la remota antigüedad o fue la cosa al revés? ¿Vendrá de Granada este lejano sentir? Yo jamás la vi. Al volver a Granada no nos bajamos, por tanto, al moro sino al cristiano. Al conquistar esta plaza los Reyes Católicos al cabo de de 777 años recuperaron el talante de nuestros ancestros. Una forma de ser. Es el espíritu ibero que cabalga entre la niebla de los años perdidos desde la Puerta de Elvira hasta la de Bibarrambla. Y allí habló un alfaquí de barba florida y cana. Me vienen pujos del romancero al evocar aquellos versos que yo escribí recorriendo los claustros de Oxford.  Iliberri con su poder evocativo forma parte de la España sagrada. Volver a Granada por tanto significaba algo más que la letra de una canción de Miguel Ríos que nosotros empezamos a canturrear desde el corazón. Todo es como un gran popurrí, una bella jarcha a ese laberinto español, esa empanada mental que llevamos dentro. Al que amamos y al que ay también maldecimos pues lo desconocemos. En el pináculo del Mulhacén se encuentra nuestra aula mater. Montañas nevadas, banderas al viento sí, y una ilusión en el pecho. Soy cristiano y no me arrepiento de proclamar esta fe vieja. Lo sé. I am the odd man out, pero siempre me gusto ir contra corriente.

Yo pertenezco al mundo críptico y adopcionista de los Beatos y los códices iluminados. La estirpe visigoda abrió ventanas al arrianismo que postergaba la divinidad de Xto. a su humanidad

Conviene tener presente que Granada es anterior al catolicismo romano y a los cánones, puesto que la fe en Cristo llegó a España por el sur, no por el norte de la mano de los bizantinos y los varones apostólicos. De ahí esa tendencia que tuvo esta religión entre nosotros a la herejía (Prisciliano, los donatistas, los arrianos, el adopcionismo típicamente hispano) pero ya lo decía san Agustín: “Opportet haeresses esse”. Sin herejías no vamos a ningún lado. Del alma contestataria de España surgieron muchos gigantes. Iliberri, nombre vascongado, quiere decir libre y de accitanos y de libertarios aquí todos tenemos algo. Nos derrotó la noche y somos hijos del sol.  Córdoba áurea y senequista que nada tiene que ver con esos licurgos y zoilos, perros de muchos collares, que se amariconan y sodomizan entre sí, cálamo currente, chorreando sangre y lefa, no me habléis de cuestiones tan aljamiadas. Yo pienso en san Leandro y en san Eulogio y por supuesto en la sangre virgen de Pelayito de Tuy, el hijo de aquel obispo que no quiso renegar. Profanaron su cuerpo. Le hicieron cuartos y lo arrojaron al Guadalquivir.  Crudérrimos califas a los que ahora les dan bombo y pasan de tolerantes. ¡Qué va! Son cosas del nuevo talento y el talante. ¿Quién no teme al Bambi feroz? Manguemos de nuevo los astiles y paguemos al ulema su soldada. Tengamos apresto el mangual, por si acaso. Hubo una época de oro en la historia de la iglesia, la de los mártires. En aquel tiempo los perfectos de media cristiandad miraban a esta ciudad como puerta del cielo y hacia ella se acercaban peregrinando a tierra de moros en busca del martirio seguro. Esa creencia, una constante en la alta y baja edad media, llega hasta los años de Teresa de Ahumada. Ella se escapó del hogar en compañía de su hermano Rodrigo a tierra de moros. Iban buscando la rueda de Santa Catalina con sus cangilones de oro que portan los ángeles y en cuyos giros y evoluciones de convólvulo abren la puerta del paraíso. ¡Qué envidia me dan! Hoy ya nadie quiere derramar la sangre por el Salvador. El cielo de Andalucía está empedrado de cornelinas. Todas las gemas del cielo brillan con luz propia. Son los cuerpos de los mártires que rutilan transformados en luceros. Han colocado cipos en la Ruta de la Plata, la que nos conducirá a Iliberis por las strata con sus puentes, sus piedras cinerarias, los templos y edículos del camino con el óbolo a los dioses, los pozos de mi sed, el polvo de las cunetas cubriendo las cáligas y crépidas de los legionarios romanos. Curiosamente los “ferentarios” o fuerzas de choque de estas divisiones no hicieron la guerra con botas ferradas sino en alpargatas. Detrás de sus estandartes caminamos. La cohorte avanza detrás de los équites de Germania. En los macutos de estos mílites que provenían de Dacia y de Constantinopla vino la cruz de Cristo.

Fueron encontrados anillos signatarios de los centuriones en los que se esculpía el “ixthios” o pez eucarístico. Pero también las excavaciones atestiguan que el proceso de romanización y de cristianización fue lento. La moneda en el interior de algunas calaveras confirma la creencia de que Roma enterraba a sus difuntos metiendo una moneda al muerto entre los dientes para pagar la soldada al barquero que nos pasará a la otra orilla, esto es: Queronte. 

Y a los pies de la sepultura queda siempre un ánfora sepulcral, alguna figurilla de Baco con un odre de vino a mano, las efigies de Venus, algún sátiro. Incierto más allá, pero Roma creía en la vida después de la muerte a través del amor a sus difuntos. El Lacio sentía henchírsele el corazón de vida eterna. Construía siempre no de cara a la galería como algunos arquitectos pelanas sino pensando en la eternidad. Ciertamente, es cosa de admirar esta “cupiditas aedificandi” de los “structores” de Roma.

Eso hizo más fácil las prédicas en España de San Pablo y de los Varones Apostólicos. La taxonomía evangélica fue calando poco a poco. Proceso de ósmosis ¿Vendrá de Granada este lejano sentir? Soy cristiano pero esta fe no presupone a mi fe contra las deidades antiguas de mi tierra ancestral. Antes bien, las complementa. Creencias y supersticiones las arrastro, pues, como todo español, en la masa de mi sangre. Hay lugares mágicos, centros que salvan y ciudades como Granada donde uno se encuentra bien. Además reconquistarla costó mucha sangre. Pingan de las almenas y matacanes los estandartes del valor. Y yo necesito mis tégulas, mis idolillos y mis rosarios para ir tirando. Me parece una aberración la idiosincrasia de un Dios a palo seco en las alturas que te habla desde una nube o desde una zarza incandescente.  Estos dioses míos, mis santos del día los españoles tendríamos que canonizar a ese santo y sabio abad que fue fray Justo Pérez de Urbel que nos regaló con sus menologios, sus leyendas áureas, y que cada día tenga su patrono, no dejen, cuando me vaya, de pagar el gallo que le debo a Esculapio, ni de ponerle perejil a san Pancracio para que nos toque la lotería, que me libran de capillas sin altares y días a palo seco. Aquí no somos jansenistas. Llevamos mucho cascajo romano metido en las sandalias, como chinas en el zapato. Somos masoquistas, hechos del barro. Nada humano me es ajeno y de vez en cuando es necesario que haya herejes. Los desvíos ayudan a encontrar de nuevo el camino. La lectura de las epístolas de san Pablo no me hará apostatar como a Lutero sino que me conducen a Granada. Opportet haereses esse. Conviene que haya herejías pero no me den telepredicadores norteamericanos que es lo que más aborrezco en este mundo. Que alguien alce el gallo y lleve la contraria. Un mundo monocorde es muy aburrido. La historia de la Iglesia no es pensamiento único. Esa es una de sus mayores grandezas: la diversidad ecuménica dentro de la unidad o catolicidad. Los monolitos me asustan. Cosas de un solo bloque como la piedra de la Kaaba son profanaciones dogmáticas de la solemne libertad.

Nos gusta construir casas y afirmar esquinas. Ese legado romano pervive también en la raza o, si no, fíjense en que ahora aquí y ahora todo está montado sobre este andamiaje de ladrillos y adobes. Edificadores somos, piedra a piedra, de la casa del señor. Cristo es el gran aparejador. Queremos se conserven las diócesis de la Penibética, la Tarraconense y la Lusitana y que no vuelvan las coras (división territorial muzlamita). Nos llamarán rumíes, nos llevarán a las hijas al harén, retajarán nuestros cuerpos pero nunca nuestras almas. Esta es la historia de una vieja lucha con improntas en la historia de recuerdos trágicos. ¿Por qué volver de nuevo a empezar? Murallas de Paparanda, guaridas de libertad, lejos estáis de mí. Lo primero que hicieron los conquistadores tras Guadalete fue cambiar los nombres de las calles y cambiar las toponimias. Iliberis se convirtió en Elvira y más tarde en Medina Hadira: Granada. Poco a poco se fue degradando por estadios: urbs, civitas, populus, mansio a orillas del Darro y el Genil. En el Sacromonte se encuentran las cenizas de nuestros santos. De los que dieron testimonio. Hay citas de esto en el códice Ihata escurialense que incluyen los nombres de los primeros obispos de Iliberis después de san Cecilio del que se dice que era ciego y que curó su ceguera cuando Cristo le impuso las manos. Pero ya les iré contando más cosas de este reino apasionante.  Basta por hoy. Acepten sinceramente esta carta de Navidad de quien todo el empeño, el mejor talante, les desea parabienes en la nochebuena y unas Felices Pascuas. Seguiremos con el tema otro día.


  



Capítulo 6


CÓRDOBA LA SULTANA.


  

Los episcopologios de Iliberri e Hispalis atestiguan que san Cecilio fue la primera mitra de esta sede, fundada supuestamente por el propio san Pablo. Una leyenda muy bonita cuenta que éste era un mudo que siguió los pasos del Señor cuando predicaba por los caminos de Galilea. Jesús le curó de su enfermedad en uno de sus muchos milagros, lo mismo que su hermano Tesifón, otro de los varones apostólicos, que era ciego. A ambos les ordenó sus discípulos en la segunda leva de los 72 que hablan los Hechos y acompañaron a Santiago en su primer viaje a Hispania donde estaba Iliberis, la ciudad sagrada por excelencia de los iberos.

Allí consiguieron la renuncia de sus moradores a los ídolos. El Códice Emilianense del Escorial cita como sucesores en el obispado de Cecilio a Gaponio, Batonio, Ascanio, Leubesindo, Eucario, Aganio, Trectemundo, Arginamdonio. Todos estos nombres cubren esa larga azeuxis o hiato cronológico de los primeros siglos del cristianismo que median entre el siglo segundo y el octavo.

Iliberis tuvo fuertes relaciones con la silla de Gerona y la de Tarragona, así como con Toledo e Hispalis. La historia tuvo sus días y sus fueros y en este tiempo todo está confuso. Las sedes episcopales eran independientes o iglesias autocefalas. La primacía no la ostentaba Roma sino Bizancio y los patriarcados de Antioquía y Alejandría. Los concilios para ajustar las normas de la fe y la conducta eran frecuentes y a uno de ellos, el de Nicea, Hispalis envió al presbítero Osio, un poeta. Una composición suya se adoptó como Símbolo de nuestra religión y es el Credo que los cristianos después de casi diecisiete siglos. Nuestra religión se abrió paso en medio de grandes debates. Aquí el arrianismo caló hondo y picó alto pero Isidoro se convierte en campeón de la ortodoxia con sus “Etimologías”. Eulogio de Córdoba y san Leandro cierran filas entorno. Una reflexión sobre las ponencias en los diferentes concilios de Toledo, Tarragona, Sevilla y Zaragoza, Sevilla y Elvira, en uno de los cuales se adoptó la norma del celibato para los clérigos nos da la clave de por qué hubo aquí tantísimo debate. Es bueno que surjan herejías y aquí a los españoles de la España Sagrada nos gustó siempre discutir pero llegó el Bambi Feroz y se acabó la tertulia. Pasa siempre. Los dulces trenos y las bellas palabras del coloquio concluyen bajo la cimitarra de Almanzor o el mangual de don Pelayo. La letra con sangre entra. No nos engañemos. No hay más cáscaras. No vine a traer la paz sino la guerra. Tengo que luchar en este día a día de la vulgaridad contra muchas simplezas y puerilidades. El personal se descuelga con salidas de pata de banco. Para consolarme vuelvo a la Vida de los Santos. A san Leucesquinto tomemos por caso. Fue un diácono que fue martirizado en Anfitrio, la antigua Hita, en tiempos del emperador Domiciano. A este testigo de la fe se le cita en los anales del concilio de Elvira el año 305. Era costumbre en la ortodoxia. Y de ello habla el griego Kazankakis. La hueste cristiana, cuando el turco llegó de Anatolia, iba de un lado para otro con las reliquias de sus santos a cuestas.




¡Viva Osio, columna y sostén de la iglesia! Otro santo importante entre los mozárabes que redactaron la profesión o “confessio” nicena para llamar herejes a los arrianos que no creían en la Santa Trinidad. Atanasio lo defiende pero ─ lo que son las cosas─ dicen que a última hora, llamado por el emperador Constancio a Milán, bandeó y se hizo amigo de los que combatía, los obispos Ursacio y Valente. Por ello la iglesia latina no llegó a canonizarlo aunque de Osio habla primores san Atanasio. El menologio griego nos dice: “et Osius obiit in exilio”. El cordobés nunca regresaría a Córdoba desde su destierro de Simio. Le sucedió en la sede iliberitana Gregorio el Bético patrono de la ciudad de Granada y que debió de nacer hacia el año 300. Fue un tiempo de grandes disputas teológicas, este de la azeuxis, del gran hiato en los anales eclesiásticos y ahí tenemos al antipapa Ursicino combatiendo al papa san Dámaso. Y hay quien nos dice, pues las crónicas son muy oscuras, que este Gregorio se contaminó de arrianismo y que una vez se le salió la lengua de su sitio, pero se le apareció la Virgen y tocándole la garganta con su manto volvió a recuperar las cuerdas locales y se hizo católico.

Se le cita en unas cartas que escribió a Potamio ob. de Lisboa. La esposa del emperador Teodosio le encarga que escriba un Tratado sobre la Trinidad que le hace ser blanco de malquerencia y persecución por parte de la arriana secta a la que combate con toda esa furia de los conversos. Puede que fuera un hombre de temperamento agresivo y extremoso, imbuido de un cierto catarismo o anhelo de perfección. Mala cosa. Cuando en la iglesia se habla de una vuelta a los principios, a la pureza de la fe, hay que echarse a temblar. Pronto rodarán cabezas y correrán ríos de sangre. Hay en el anhelo místico una cierta inhumanidad y esto va con las predicas de Cristo que quiso encarnarse en la textura de nuestra piel, hecha del barro.

Conservamos un rescripto de Teodosio en que se cita a este obispo que predicó el regreso a los orígenes y, desengañado de las cosas del mundo, predicó la huida al desierto, como tantos y tantos santos mozárabes, patronos de nuestras villas: san Frutos, santa Casilda, san Valero el Ventolera, san Eulogio y otros muchos bienaventurados locales de procedencia oscura en cuyas hagiografías la realidad se mezcla con el símbolo. Pero a mí que no me vengan con historias. Estas dulces mentiras o medias verdades se nos convierten en verdades enteras que nos ayudan a vivir y a ir tirando. La Virgen de mi pueblo es más guapa que ninguna y tuvo el desparpajo de decirle a la del Pilar que si tú eres aragonesa, yo soy segoviana y con sal. ¡Anda!

Pusiste, Señor, miel hiblea, miel de Sicilia, en los labios del salmista y con sus palabras te cantamos. No interrumpan los coros el suave concento de la belleza. Y, si la miel la buscaban los emperadores en la isla de Hiblea, la sal la portaban de España a Roma aquellas naves onerarias, en los que se pagó el pasaje a los apóstoles y predicadores, hemos de estarles muy agradecidos de por vida. Nos enseñaron el Evangelio. A leer y a escribir.  Gracias a ellos fuimos tirando hasta los tiempos de Juliano el apóstata. Va de traidores.  Porque todos los traidores se llaman así pues fue un conde Julián que entrando en tramas con un obispo libelático y judaizante, un tal Oppas, quienes llamaron a Tarik y su hueste en una tenida que hubieron con los de la sinagoga de Gibraltar. Y desde entonces para acá lo de Gibraltar trajo cola. Es todo un símbolo para blandir contra nosotros que agitan las aguas negras del río del odio a la cristiandad.

Acci fue la madre de las siete sillas apostólicas. Ya decía yo que don Juan Aparicio cuando vino de Guadix a vernos a la paridera en el que tenía su redacción el primer periódico para el que trabajé tenía algo. Fue la sede primada en el mundo visigótico. Uno de sus templos levantado sobre un ara romana es uno de los más antiguos del país. La mandó hacer la reina Gudiluva esposa de Witerico en honor de san Esteban Protomártir.  Corría el año 607. En los sermones, homilías y comentarios que escribió en su España Sagrada en 1773 el Padre Flores, se manejan todos estos datos.

Más obispos mozárabes: Aganio, Argibandonio, Alan, Ceterio, Trectemundo. Este último es significado porque era amigo de Oppas y en su pontificado en los tiempos de Witiza el reino godo va a convertirse en campo de Agramante de una invasión africana en la que hay que darlo todo por perdido. Parece ser que Trectemundo ofreció una resistencia contumaz al invasor y tuvo en su obispo un verdadero defensor de la fe y caudillo. Predicó contra la glotonería, el lujo desmedido y la insolidaridad de los condes que vivían en la molicie y, despreciando a los pobres, entablaban pactos y consensos con el invasor sarraceno. Este obispo de Iliberris o Elvira es una voz solitaria que se alza contra el invasor. La relajación de las costumbres ocasionó que la gente no tuviera conciencia y que se hicieran encubridores y cómplices de los moros. Éstos utilizaron una táctica desde el principio que fue entrar en tratos con los judíos que se infiltran como quinta columna en el seno de las parroquias. Allí alcanzan grados eclesiásticos y a algunos les ordenan obispos. Desde su sede e imbuidos de autoridad mandan acatar las órdenes del sultán y de rendirle pleitesía.

A cambio, los muslimes, en un primer estadio, y merced a estos “infiltrados” y sus corruptelas, alegan respetar la libertad de cultos, mientras los cristianos les paguen pechas. Más tarde, poco a poco vendrá la persecución, se cerrarán los templos, y se los declarará fuera de ley y de la jurisdicción de la cora. Se les denominará perros, sus posesiones requisadas y sus mujeres tomadas por esclavas. Esa fue la pauta. Primero caballos de Troya, que salen del buche del simulacro de cartón piedra y se deshacen en elogios y falsas promesas de libertades hasta que venga la tiranía. Por lo demás, la simbiosis del hebreo con el sarraceno no deja de ser axiomática y misteriosa. Entre ambas comunidades las cañas se volverán lanzas y contra los pobres judíos arreciará el hostigamiento.

Una época dorada de armonía a la que sigue otra de recelo y de franco rechazo. Parece su sino. Siempre se acogieron bajo el amparo del califa marroquí o del sultán otomano pero el judío sin el cristianismo, al que se enrosca como madreselva para vivir en simbiosis, alimentándose de la savia del Nuevo Testamento, para destruirlo, nunca podrá vivir. Es un poco su razón de ser y de esa manera los pactos se vuelven contra sí. De modo que la cosa tiene todas las trazas de una verdadera maldición bíblica. Ahora esos enjuagues que todos teníamos olvidados han sido gurguciados o escupidos de la boca del buitre maligno que ha vuelto novedosas las guerras de religión. Es un odio de siglos el que está sobre la mesa en ese afán de su soberbia que les obliga a demostrar que siempre llevan razón. ¿Por qué esa manía de probarse a sí mismos? ¿No nacerá de un sentimiento de culpa o de un estrato subyacente de inseguridad? Pegarán fuego a este planeta para explicar a las generaciones venideras que ellos llevaban razón, que portan en la frente el signo de los elegidos. Este orgullo-▬ atención-▬ tan insensato como temerario puede conducirnos al Apocalipsis. El infierno está empedrado de buenas intenciones. La ocupación de España fue cosa de pocos meses. Los beréberes africanos entraron a viña vendimiada con la catolicidad desavenida y confundida. Es posible que al principio hubiera cierto eclecticismo del agareno sojuzgador, pero a la larga impusieran su fe al filo de la espada. No tardaría en producirse esa reacción. Los mozárabes huyeron a las montañas de Asturias con las cenizas de sus santos en las urnas cinerarias y los libros sagrados. A Ceterio y a Sinderedo de Mérida, queda constancia en la Emilianense y de ellos también habla el moro Abetaric [por todas las trazas un aljamiado godo que se convirtió al Islam]  que, reacios a sancionar los pactos de su obispo, Octogerio, con los muslimes del cadí Tarik, emprendieron la ruta del norte. Abetaric escribió una Crónica de la Destrucción de España. En todas las coras o territorio ocupado las pechas contributivas habían de ser pagadas. Las cargas fiduciarias fueron aumentando a medida que el califato se consolidaba; entonces aumentó la presión fiscal hasta convertirse en algo denigrante como pudo ser el tributo de las Cien Doncellas, así como la chiza o tasa de capitación.

Un tal Fandino traicionó a Witiza y el conde Teodomiro selló con el Moro Muza un acuerdo de amistad abrazando la religión mahometana. El nombre de este caudillo tornadizo anduvo después metido en las revueltas de Ali Hakem, que encabezó una asonada contra el califato. Se dice que estos mozárabes de oculto seguían practicando la fe. A medida que aumentó la presión hacia el norte, el Islam, más seguro de sí mismo, empezó a estrechar el cerco y a ceñir el dominio sobre los cristianos. Cataluña se rindió y la morisma llegó hasta Carcasona. Y al escribir esto, percibo los ecos de los versos Carlos Martel y de la Chançon de Roland, una epopeya olvidada. Hermosas canciones épicas que nadie canta ya. El pueblo no quiere saber. En un gesto suicida o en un mecanismo de defensa reflejo acepta lo que le digan.


Únicamente Asturias y Galicia no sucumbieron a esta actitud de derrotismo generalizado que se apoderó de los habitantes de la península ibérica ante el empuje de las algaradas. Milagrosamente, tras los montes de León se conservaron algunos monasterios herederos de la tradición de la Tebaida del Bierzo y uno de ellos fue el de Liébana. Los monjes siguieron entregados a las discusiones de teología, abrazando por ejemplo algunos errores como el adopcionismo arriano, creencia según la cual Cristo era hijo adoptado del Padre. Contra esta secta escribió el monje anónimo de Liébana, que estaba en contacto con otros monasterios carolingios y la importantísima escuela de York, sus beatos. Son comentarios al Libro del Apocalipsis con pinturas miniadas que revelan la creencia de que el terror muslímico anticipaba el fin del mundo. Se conservan algunas cartas del presbítero Milenio contra los errores arabizantes y judaizantes que debieron ser legión en las iglesias cristianas sometidas a la férula del Islam. Pero hay todavía jurisperitos, astrónomos y calendaristas que se entretienen escribiendo sobre la fecha de la celebración de la Pascua. La iglesia se ahogaba en cismas y lentamente las bellas iglesias mozárabes fueron siendo cerradas. De Toledo para abajo no quedó ni una de estas construcciones sacras.

El sarraceno acabó con todas las aras. Serían derruidas por el furor iconoclasta de los almohades que no eran precisamente un modelo de tolerancia, en contra de lo que están escribiendo por estas fechas don algunos cronistas cuyos apógrafos son piedra incendiaria de escándalo.

Otro de los grandes traumas religiosos, amén del adopcionismo y del arrianismo de los monarcas visigodos, fueron el nestorianismo introducido por un presbítero egipcio en el que se inspiró Mahoma y el pelagianismo galaico que negaba el pecado de Adán. Las cartas del papa Adriano condenan a todos estos heresiarcas. Elipando el adopcionista era obispo de Toledo. Pero la oveja negra del grupo será un tal Samuel, lacra del catolicismo mozárabe, el cual publica un rescripto ordenando la sumisión del clero cristiano y la designación prelaticia al califato. Este servilismo y el escándalo de que con Sansón y otros de su calaña estuvieran vendidos a los musulmanes obligaron a muchos fieles a desear la palma del martirio. O bien, emprender la ruta del norte. Las crónicas refieren que este tal Sansón fue ungido prelado en la iglesia de San Acisclo de Córdoba pero a la liturgia no acudió nadie.

Eran los tiempos oscuros del Apocrisiario. Con él empieza una lista de obispos mercenarios y simoníacos, aspecto de corderos disfrazados de lobos rapaces y malos pastores que influyeron en la desbandada de la grey. Ejemplo claro de esta saga era el mitrado Sansón del que se dijo que a pesar de ser hombre dominado por todos los vicios alcanzó la mitra de Elvira. Tenía un harén, negaba la resurrección de la carne y en uno de los pocos casos de nepotismo ordenó de clérigo a su hijo Hostigo. Este personaje se rapó la cabeza como los mahometanos y un Viernes Santo en San Acisclo abjuró públicamente de la religión de Jesús abrazando la del Profeta. Murió en 864 después de haber perseguido con furia a sus correligionarios. Sansón pessimus fuit qui sub praetextu episcopi eliberritani Ecclesiam suam diuturno tempore inmundissime pressit. Fue sucedido por Reculfo de Cabra, Beato de Écija y Nefridio que asistió a un concilio en Córdoba cuyas actas se conservan en la Catedral de León. Todas sus mitras fueron libeláticas, esto es: para conservar la vida se avinieron en obediencia a los dictámenes del poder temporal (esto parece estar pasando ahora con el tal Bergoglio.) En capítulo aparte, más adelante estudiaremos este fenómeno que es singular veta atávica de la mozarabía, tan contumaz como independiente del criterio romano, y más en sintonía con la iglesia griega.

El más interesante de esta lista creo que es Recemundo con cuya mención termina la Emilianense, haciendo una recopilación de las tres sedes episcopales más importantes en aquel entonces. La hispalense, toledana e iliberritana. Este obispo cordobés, vasallo del califa Abderramán III, figura en la Crónica carolingia de la vida de san Juan de Goertz c. 966. Fue un apocrisiario (legado) bizantino. Presidió la legación diplomática del califato a la corte del emperador Otón el Grande. De él se ha escrito bastante y creo que es el protagonista   de una excelente novela histórica que firma José Tomás y que mantiene un gran interés en la actualidad. Debía de ser un hebreo [lo que casa con la idea antes expresada de utilizar los musulmanes al judío en su labor de zapa de la cristiandad] convertido a la carrera a la religión del Crucificado e investido de la dignidad episcopal. Su nombre, entre los historiadores árabes, salta como Rabí ibn Said. Se le confirió el encargo de ir a parlamentar con Otón porque el emperador estaba enfurecido por la sencilla razón de que los moros habían tomado Frejus (Fraxinetum) en el corazón de Las Galias. Don Recemundo o Rabí ben Said fue elegido para la misión junto con otro clérigo cordobés que sabía latín.



Los legados embarcan con sus deudos bagajes ofrendas y acémilas y se dirigen a Aquisgrán. En dos semanas de buen andar estaban allí pero la audiencia tardó en serles conseguida dos años, tiempo que aprovechó el obispo mozárabe en consultar los manuscritos guardados en los conventos adyacentes y circundantes de la ciudad alemana: el “anillo de oro”. Los emperadores germánicos tuvieron por costumbre establecer un glacis o mota defensiva alrededor de sus palacios. Tales monasterios carolingios eran estratégicos, cuarteles y a la vez conventos, donde los monjes se aplicaran al estudio y al rezo por los vivos y los difuntos y, en caso de ataque, sirvieran de baluarte. Así era la Córdoba precalifal copiando a Bizancio. Los zares rusos adoptan asimismo esta tradición. Moscú estaba protegida por una “anillo de oro” de populosos monasterios y recintos conventuales.

Poco se sabe del resultado de esta misión diplomática en la que se intercambiaron regalos. Sin embargo, Abderramán III, que era un político muy astuto, en represalia ante esta demora de dos años va a tener a los enviados carolingios, que le devolvieron visita, nueve años esperando a las puertas de Medina Azahara. Se encargó de la misma al abad Adalberto de rito latino que vino acompañado por dos monjes, Anselmo y Guido, a la ciudad de los califas.

De Recemundo no se volvió a saber más. Parece ser que fue trasladado a Iliberris después de haber conocido el boato de la pompa de la corte de Otón y de ser agasajado por el obispo de Metz quien le consiguió una entrevista con el emperador en Fráncfort. Sabemos de su presencia allí gracias a los renglones del Anónimo Arnulfense que trata de narrar los episodios de este comisionado entre las dos ciudades más importantes de Europa en el siglo X: Córdoba y Aquisgrán. El relato está truncado debido a la muerte del autor. Dice que Recemundo era un hombre bien situado pues llevaba todos los negocios de la cancillería de Abderramán III, del que dice que era hombre veleidoso y vengativo. Y, lo más importante, de este judío políglota investido de la dignidad episcopal es que inicia prácticamente la Escuela de Traductores de Toledo. En Córdoba empezó a funcionar una escuela de traductores de griego y de hebreo hacia el año 950, tres décadas antes del fallecimiento de Abderramán III, que vierte al árabe las obras más importantes de la antigüedad. En ella trabajaron el monje Nicolás y un judío por nombre Hasadeus o Hasday. Estaba emplazada en el palacio real de Medina Azahara. A pesar del odio hacia los rumíes, esta época parece ser que fue un oasis de tolerancia dentro de lo que cabe. Tampoco hay que exagerar pero se permitió el viaje de Rabí ben Zaid o Recemundo hasta Jerusalén de donde se trajo una pila bautismal de “oro obrizo”. Simonet lo cita con harta frecuencia en su Historia de los mozárabes en España. Es un caso aislado en la inmensa lista de perseguidos y mártires a manos de los muslimes. Su nombre irá siempre adhibido a las excepciones de los contemporizadores y de los que se libraron del tormento y de la espada. Supo nadar y guardar la ropa. Era judío, claro está, y los de su estirpe son los últimos en ir a la guerra y los primeros en regresar. En general, para entender cómo fue posible que se conservara el cristianismo en medio de unas condiciones tan adversas, hay que recurrir a anagógicas explicaciones milagrosas, más que cifrarla en la tolerancia de alfaquíes y cadíes. La condescendencia proverbial sarracena de la cual se habla en estos tiempos de integración cultural, mestizaje, globalización y puente entre las culturas es un tópico, amen de un atentado a la verdad histórica. O fue una condescendencia interesada, ya que los cristianos superaban en número a los invasores, todo lo contrario de lo que ocurre ahora, cuando son más y Marruecos está metiendo gente en la península a través de la operación “Tucking in” ─ a barrisco y no cogen─ que cuenta con el beneplácito del Departamento de Estado, de doña Gondoleza Rice y de don Colín Powell, el heraldo de la cultura del melting pot y del poder de los negros. En su juventud no en vano fue discípulo de Malcon X.

Teniendo por asumido que el Islam allí donde llega se impone por la espada, la comunidad hispanorromana acató sus decisiones siguiendo el precepto evangélico de someterse a la voluntad del Cesar, si no contraviene los mandamientos de la ley de Dios.


Los hispanorromanos dentro de la espetera del clavijero hicieron lo imposible por resistir los malos vientos. La mozarabía siguió escribiendo y rezando en latín. El siglo X cordobés con el recrudecimiento de las persecuciones fue un reverdecer de los grandes capítulos del martirologio cristiano. Citemos sólo algunos nombres que vienen inscritos con letras de oro en el Menologio de Usuardo: Adulfo, Iván, Clavígero, Perfecto, Pelagio de Córdoba niño de corta edad, Emeterio, Celedonio y otros muchos, y el culto siguió en algunas iglesias como la de san Acisclo o el monasterio de Peñamelaria. En medio de tan grandes tribulaciones como las de Haliken II algunos eclesiásticos tuvieron tiempo para dedicarse a la astronomía de autor anónimo cuyo apógrafo o copia del texto La división de los tiempos y la higiene de los cuerpos se conservan. Y en las iglesias que no fueron cerradas se seguía celebrando una liturgia al modo cordobés con canon especial en que se hace mención de los santos locales y misas voluntarias. Los breviarios iliberitanos, de acuerdo con los cronicones que recoge el P. Flórez en su España Sagrada, también tuvieron motu propio.

Es importante, en esta primera etapa del cristianismo, el culto a las reliquias que los hispanorromanos andaluces copian de los griegos, lo mismo que la costumbre de Bizancio de enviar apocrisiarios o legaciones a todas las cortes del mundo. En ese sentido el cristianismo inventaría la diplomacia. En Granada se rezaba a san Melitón y san Septentrión, a Restituto, Dextro y Castorio cuyas cenizas se guardaban en el Sacromonte. San Rogelio y san Leovigildo derramaron su sangre en tiempos de Abderramán II. El caso de Prefecto, diácono de la parroquia de san Acisclo, es singular. Fue acusado de blasfemo por el cadí. Negó por respetos humanos y blandeó ante el juez. A pesar de todo fue colocado en el tormento y condenado a muerte. En sus últimos instantes recuperó la fuerza y confesó su fe y esperanza en el Dios verdadero. Por un misterioso don de profecía que le asaltó en el mismo patíbulo, al tiempo que predijo la muerte de uno de los ministros de Al Nassar, un eunuco hijo de una cristiana. Efectivamente, cumplido el plazo anunciado por el mártir, el día de Ramadán del año 850 murió de forma violenta. El cristianismo se sustenta en el milagro y milagroso fue ver aquella floración de mártires que dio Córdoba a la Iglesia Universal. Acudían de todas partes de España y del extranjero a la ciudad en busca de un pasaporte a la gloria. Confesar a Cristo con su propia sangre les abría las puertas del cielo. Como san Jorge que cruzó África del norte en busca de la palma del martirio. O Félix y Liliosa, Aurelio y Sabigotona, un matrimonio que procedía de la Tarraconense. O san Leovigildo de Iliberri. Aquellos sí que fueron los verdaderos atletas de nuestra fe. Esta forma de muerte bajo el hacha del virolero suponía una auténtica cancelación de la culpa. A los cristianos se les ahogaba a tributos (la presión fiscal es una de las características de los jeques árabes amantes del lujo que no sienten escrúpulos de mantener al pueblo en la miseria mientras ellos viven en grandes palacios) y se les perseguía en lo religioso.

Además, fomentaban la delación y el espionaje entre los autóctonos por medio de los exceptores (delatores.) Estos sujetos eran temibles. Se trataba de cristianos que, vendidos al sultán, compraban su vida de malsines mediante la denuncia. Esta táctica fue muy predilecta de los otomanos en los Balcanes. No pasemos por alto que la palabra “espía” o spahe proviene del idioma turco. Los insultos y los ataques eran continuos. Por ejemplo, el sonido de las campanas les molestaba tanto a los hijos de Agar que, cuando oían redoblar, se volvían furiosos y atacaban las iglesias con palos y piedras, o las pegaban fuego. Es el testimonio de san Eulogio.


Abundando en ello, la historia de san Rogelio y de san Servideo, dos monjes eunucos del monasterio de Parapanda, vico a orillas del Albaicín, que firmaron un pacto de amor para verse en la Gloria, es una de las historias o capítulos más hermosos de la Leyenda Áurea. También los maricas pueden subir al cielo.

Un buen día estos dos jóvenes que se aceptaron su castración por amor al Salvador optaron por dejar su retiro y llegarse a Córdoba, en cuyo aduar en plena oración de la tarde empezaron a predicar y a decir pestes contra Mahoma. Los alguaciles les echaron mano y después de burlarse de ellos llamándolos maricones los degollaron y arrojaron sus cuerpos descuartizados al Guadalquivir.

Como es sabido, la homosexualidad entre los mahometanos no está penalizada y el Corán, que es un Código religioso de placeres sensuales, la acepta. En los harenes el amor de los efebos era un capítulo muy importante.  Eunucos y huríes estaban para lo que estaban porque los amos del recinto hacían a pelo y a pluma.

En sus aceifas contra los reinos cristianos, los moros tenían por costumbre llevarse como botín las vírgenes de doce o trece años y los mocitos imbeles. Para el sultán de Estambul la reserva sexual con la que se renovaba y adornaba su gineceo todas las primaveras se cifraba en Armenia y en Georgia. Los griegos han sufrido mucho por ese cabo lo mismo que los antiguos condados castellanos y los reinos de Galicia, León y Cataluña. No deja de ser significativo, volviendo a lo mismo, que el día del Orgullo Gay sea el 26 de junio. En esa fecha la Iglesia venera a san Pelayito de Tuy, hijo del obispo, niño de coro que fue conducido como eunuco al harén de Abderramán III y que fue martirizado por no querer renegar de su fe. Antes había sido violado por todos los soldados de la guardia del califa… y por los que pasaban por allí y que quisieran “solazarse con un incircunciso”, para escarmiento y espanto de la población mozárabe. Las actas de estos mártires las recoge san Eulogio en sus Anales. Ocurrieron tales barbaridades el XVI de las calendas de octubre, esto es; el 18 de septiembre del año 852. Su nombre está en los añalejos y códices antiguos. Como el calendario de Recemundo. El sofisma es a veces compañero de viaje de la verdadera fe y esto es lo que caracteriza al cristianismo griego que es religión de debate, siguiendo las pautas paulina de opportet esse haeresses. Y en Guadix, la sede más antigua, y en Iliberis y en Híspalis, sus camaradas, hicieron verdadero furor. Hasta el punto de que ni el propio Osio autor del credo niceno se libra de tales inconvenientes

Notas al pie:

Nombre despectivo con que denominaba a los cristianos que vivían bajo la dominación islámica en España

Fue pésimo clérigo, el cual bajo el pretexto de ser obispo, persiguió a la iglesia elvirense durante mucho tiempo y de forma atroz

En Fraxinetum o Frejus moriría siglos adelante el poeta Garcilaso.





Capítulo 7


TIEMPO DE SATURNALES


Comamos y bebamos que mañana moriremos. Vuelven al mundo las viejas costumbres incineradas de la gula. Yo era el farolero de la puerta el Sol; cojo, mi guitarra y enciendo el farol. Y ahora soy masterchef. Un vulgar guisandero o jefe de cocina literaria. Las distribuidoras grandes radicadas en una Jerusalén que no existe nos marcan páginas acerca de lo que tenemos que comer, lo que hemos de leer, cuántas leguas tenemos que correr y a qué horas ir al mingitorio. De grandes cenas están las sepulturas llenas. La buena cocina es una obsesión de esta tripera sociedad sibarita, a todas horas mirándose el ombligo. Cagar alegres y jiñar contentos. De acuerdo, tío, pero hazlo dentro. Es obsesión de los nuevos césares la mala literatura. Fui el otro día paso la sección de librería del Corte Inglés y allí me encuentro con los autores de siempre. Cualquier pedorra que sale por la tele cinco minutos tiene derecho de pernada en las grandes editoriales controladas por cavernícolas. A la venta libros se suman las maripavas. Y ahí llega de Torremolinos doña Ursina Cutio con un best seller bajo el brazo. El buen arte de la literatura, el gran discurso, ha sido enterrado a hachazos por estos nuevos tribunos y tribunas de la plebe que nos han impuesto desde arriba los dictadores de la chusma y hasta estas autoras noveles son entrevistadas por el Dragón de la 2, un tal Sánchez. Así que, aburrido y cautivo y desarmado el ejercito rojo, me refugio en los clásicos. He vuelto a leer en su lengua original a Petronio. El Satiricón su obra mayor me reconcilia con Roma. Decía Ernesto Giménez que cuando llegaba a Roma le entraban ganas de imitar madre. Madre, ay madre, no quiero vivir en esta España empedrada de pedos mediáticos. Chicas de la tele muy, monas en apariencia y requetemaquilladas pero soltando la bilis de los pijoflautas, todas homologadas e iguales. Forman parte de la clonación nefasta que habita entre nosotros. Detrás del “Coletas” el nuevo arrastra peplos vienen las descamisadas de los movimientos feministoides.

Así que en alas de Morfeo huyo al capitolio. El Satiricón me hace comensal de uno de sus banquetes que duraban dos días y dos noches. Esclavos de Numidia traían el aper (jabalí) atalajado y adornado de pámpanos y cepas toscanas. El vino de Salerno que se derramaba sobre las togas pretextas corría en grandes jarros por las mesas. Honremos a Baco y después vendrá Venus. Menús de treinta platos; un esclavo frigio servía junto a las servilletas y los cubiertos, dos ganchos de plata, para introducirlos en la garganta camino del vomitorio. Los romanos echaban la pota tras sus grandes trapalladas para seguir tragando y trinchando a continuación. Que dure la fiesta.

Rechacé como descendiente de judíos de Asturica el jabalí, el lechón y los chicharrones servidos en una gran lebrillo por una matrona en paños menores. Pero me hinché a garbanzos aderezados con malvasía. Un hondero mallorquín recién llegado de las Galias, y que era centurión de la Legio Séptima Gémina, se entusiasmó con el efebo Vinicio, lo besaba y manoseaba y yo apartaba la mirada mirabile dictu cuando aquel demonio súcubo lo sodomizaba en medio de la reunión coram populo. Plauto, el de los pies planos, prorrumpió en grandes carcajadas, cuando ambos amantes salieron de estampida camino del tablinium a seguir haciendo cosas feas. ¡Qué horror! El amor nefando debe de amargar como el pepino. La bujarronería me pareció siempre digna de lástima, pero, no por no ser carne de hoguera y por tener que correr un tupido velo al respecto, ha de ser elogiada sino execrada como toda cualquier merma de la naturaleza donde hay tantas cosas mal hechas. Tampoco hay que poner medallas en el pecho a los bardajes. Nunca fue para mí beneplácito pero nadie puede explicar estas debilidades inexorables, inversiones de la natura que, trocándose del revés, buscan placer en el caño de la mierda en lugar del conducto de la generación que es lo suyo. Plauto, ya muy borracho, no dejaba de darle vueltas a su copa de oro y de decir Numquam satis, numquam satis. Estaban todos como cubas. Con lo que daba a entender que la pasión esa es insaciable y que el que va no vuelve. Que nunca se sienten satisfechos los que dan y reciben por el culo y es que debe de ser el fornicio para ellos algo inagotable. Costumbres paganas, amor de efebos, fiestas y banquetes, baños y triclinios. Al cerdo salvaje, bocado exquisito, lo decían aper. Que a mi no me va. De siempre le hice ascos al jalufo.

A las dos horas de estar tendidos sobre el lecho, nuestro anfitrión Naviecus hizo llamar a las hetairas que entraron desnudas en el impluvio, tocando el sistro. Muchos de los comensales que eran libertos y que trataban de ocultar con sus largas cabelleras los orificios que taladraron sus orejas, antes de ser manumitidos, se relamían de gusto y alababan la generosidad del huésped, garante de tales dádivas sexuales. De allí a la orgía sólo había un paso. Para no ser la oveja negra del concurso, yo me arrimé a un pino verde, esto es, a una pelirroja de Hibernia, hija de un rey remoto del clan de los picti que había sido arrastrada a Roma por los soldados de Adriano como rehén. La rubia del pelo cobrizo hablaba la lengua de los pájaros y mostraba dos senos poderosos de los cuales los amantes querrían nutrirse eternamente. Sus besos y sus caricias me supieron a miel. ¡Ay Mama Roma!

Se fueron las pilunguis y llegaron los balnearii (bañeros) que nos restregaban bien las espaldas y los muslos en el tepidarium. Muchos de estos selectos esclavos eran expertos en actividades masturbadoras. Las paredes aparecían, como en los lupanares, tiznadas de gargajos y rastros jaculatorios del amor con prisas. Después de estos masajes en el caldarium nos llenamos de vapores que limpiaron nuestros poros purificando el cuerpo pecador. Algunos culos romanos eran enormes. De esta tarea se encargaba los depilatores algunos de ellos eunucos. Se les encomendaba la misión afeitar el bello púbico de las dominas y era muy placentero sentir por abajo desde los glúteos ajamonados el calor de la caldera debajo del piso del hipocausto. La tarea concluía en el frigidarium. Sentíamos el cuerpo fresco como una lechuga. Así que volvíamos al banquete a seguir trasegando el dulce vino de Sicilia para basquearlo después en los vomitorios. Descargado el vientre, regresaban los deseos de más jarana pero Naviecus que era muy creyente en los dioses de su pueblo y que guardaba siempre lámparas encendidas en el lararium doméstico hizo venir a las Moiras de rostro tétrico y cantar lúgubre que se encargaban de advertir a los comensales su cuidado: cuán presto se va el placer y cuán callando se viene la muerte. Esta procesión duraba unos minutos, las bacantes ocultaban su rostro, los borrachos se dormían arropados por la melopea lúgubre de las nenias funerales. Hay que morir; luego comamos y bebamos hasta reventar. Era la máxima de la Roma a la que hoy las nuevas bacantes de la insulsa Telemierda dan pábulo.

Las cautivas vestiplices que cuidaban de los pliegues de la veste y la toga sus señores y los cuerpos arrugados tras el paso, los cuerpos badurnados de grasa tópica, por el unctorium y los sudores del laconicum mientras escuchábamos las charlas sin sustancia de los nugatores troleros y falaces que hacían apuestas sobre quien de todos y todas las presentes tenía mejor cuerpo y cuál de los efebos era el más bello y cuál de las mozas la más hermosa. Ganaban la palma aquellas púberes canéforas ostentando esa vagina en mayúsculas a la que aspira el amor total. Priapo también era muy venerado en lo suyo. A los sodomitas se les conoce por tener miembros viriles muy alargados; algunos casi espantosos que les llegaban a las rodillas. ¡Cómo se empinaban aquellos penes, madre mía! Eran sus cipotes como las varas de una tartana cara al sol. El juego preferido en estas comilonas era sacarla a ver quien era el que la tenía más larga para gloria de Priapo y los penates patrios que le concedieron la gracia del dios putativo. En Roma todo tenía un sitio y una finalidad práctica. Las vírgenes y las púberes canéforas, hijas de familia, eran guardadas como flores de estufa al calor del paterfamilias dentro del valladar de la honra. Intacta, tenías que guardar la alcurnia porque esta es un lirio frágil; cuando se marchita jamás vuelve a crecer... La palabra clave para entender estas razones de la honra entre los latinos era la palabra “virtus” de la cual tanto gustaban los antiguos romanos antes del imperio.

La capital de la catolicidad que yo empecé a amar desde que me empapé de los sonoros párrafos de Ab Urbe Condita, cuando traducía de adolescente a Tito Livio y a Salustio, estaba llena de hosterías, de tabernas y de nostébulos quiero decir puticlubs más que a día de hoy. Visité unos cuantos de estos antros con gran peligro de mi pellejo. Porque en el Vicus Scelertatus y en el Boarius se arremolinaba toda la gente del hampa. Los gladiadores y andábatas residían en aquellos barrios trastiberinos. Allí la vida de un hombre valía poco. Iban a parar a la Via Asinaria todos los asesinos y mangantes del Ecumene conocido. Procuraba juntarme yo a los griegos que eran gente culta y amante de la belleza, aun cuando se alborotaban y gesticulaban con demasiada energía al hablar con ellos.

Lupanares ya digo no faltaban y algunos eran centros envidiables, templos verdaderos de la diosa Venus. Allí Cupido me clavó a mí una flecha irlandesa. En aquella pelirroja soñé toda la vida. Era yo adolescente cuando la conocí. Llamabas Herminia. Su cuello aparecía adornado con un anillo de oro macizo: la bulla, que yo besé unas cuantas veces. En la mirada de Herminia Jovis Structor me otorgó el galardón de conocer el amor. Bebí de las aguas del manantial puro. No había alcanzado Herminia aun la núbil edad cuando fue aprehendida por las legiones de Adriano, que no profanaron su cuerpo y la trajeron a Roma al templo de las vestales. En los barrios bajos como el Boarium se escuchaba el trompeteo de los sistros y sacabuches de las plañideras que ensayaban antes de los entierros. La música se estampaba contra los triglifos de bronce que adornaban la escalinata del palacio de Nerón. Los adivinos que embaían al público con sus embustes y no paraban de hacer pronósticos y anunciar catástrofes, agitaban los barrios próximos al Capitolio. Un idumeo, entre tanto, llevaba una partida de pavos al mercado. Los pavos se convertirían en gansos al llegar al Capitolio y empezarían a graznar. Se escuchaba gritar a la sibila de Cumas anunciando calamidades y cosas lúgubres. Se hablaba por las calles tanto en griego como en latín. Los charlatanes políticos hablaban, nugaces de democracia y el pueblo estaba rendido y cansado de tanta patraña, propalada por los tribunos de la plebe desde las tribunas o “rostra”. Aquello parecía Hyde Park una tarde de verano londinense. El gesto tribunicio de Rajoy sólo lo admiraban los judíos de pecho enjuto. Los esclavos se llevaban la mano a la nariz o se acariciaban el lóbulo de sus orejas agujereadas, rastro de su antigua esclavitud, bostezando de aburrimiento. Los torsos desnudos mostraban las pinturas de inconcebibles tatuajes para anunciar la vuelta de Roma a la esclavitud. Tatuajes a la vista. Era la moda de entonces redescubierta hoy. Volvemos a la esclavitud de la isla Pandataria que está en el vicus de Suburra. Cesar volverá a ser asesinado en los comicios. Tu quoque fili mihi

Allí los pueblerinos tenían por costumbre de barrio el juego de la morra, cerca de los peristilos del templo de Júpiter Stator con su balanza protectora de la república. Dedos de marfil que se introducían en la garganta para poder vomitar en los banquetes. Una urraca encerrada en la jaula me dio la bienvenida

Salve, Antonine.

▬Salve honor et gloria Populo Romano ▬, repliqué.


El nomenclátor o heraldo anuncia a los recién llegados al impluvio que llovía a cantaros. Era la hora de los parabienes y el momento para recoger el agua fluvial en los aljibes. Velarius un ujier del tablinium, al que faltaban dos dientes me condujo a través del atrio. Dijo mientras enseñaba una mella en sus piños delanteros:

▬ Me los rompió un bretón de una pedrada. Con todo y eso, allá en Bretaña, los días más felices de mi vida son los que pasé en aquella provincia entre los galos.

Luego me pasé por Domus Aurea y el palacio de Nerón también los visité.

Uno de mis guías que se llamaba Iacetanius por ser oscense decía que la vida está hecha de aburrimiento y de economía, donde el orden es siempre desorden. Método y risa se superponen. La vida es risa. Nos vamos haciendo viejos y a nosotros cada día nos gusta más la paz del hogar. La felicidad consiste en querer lo que quieren los dioses. Tito, el hijo de Vespasiano que se enamoró perdidamente de Verenice aquella hebrea que dicen que acompañó al cristo camino del Gólgota, por causa de tan fatídicos amores se tiró al Tiber. Dicen que fue a resultas de la maldición de un rabí. Así pues, el amor aquel le costó la vida al conquistador de Jerusalén. Su novia trabajaba para el sanedrín y los judíos escupían al pasar por la columna Trajana donde se esculpía la ignominia de su esclavitud: un candelabro de siete brazos traído a rastras por israelitas hechos prisioneros. Mandó traer Vespasiano a Roma el Candelabro de los Siete Brazos, el que lucía en el templo de Salomón a lomos de sus esclavos. El amor nos hace iguales a los dioses ligios, pero es peligroso cuando rondan mi tienda las bellas mujeres de Israel: Ester, Judit, Rebeca y otras matariles.

Los sicilianos cantan al sol declinante su casa oculta entre verdes árboles y rodeada de colinas. El tema del dios único. Amor, pasión, cristianismo, Nerón, vida orgiástica dioses en el oratorio (lararium), de o casa de los iconos que guardan los rusos. Ligia estaba en rehenes.

Vinicio muere de amor por ella pero había una dificultad insalvable: era virgen. Y las vestales no podían ser condenadas a muerte. El verdugo las violaba antes de la ejecución. Desperté de mi sueño romano entre suspiros de grandeza y baticores. Volvía a mi realidad española condenado a vivir entre la marginación y la escoria recordando los esplendores de aquellos alegres días de juventud que no volverán.

Capítulo 8








EN LOS CEMENTERIOS NO HAY RELOJES


Tarde de San Silvestre, último papa el de las profecías y último día del año. Nos anochece mirando para los relojes. Tempus fugit. Cronos dios implacable, la otra cara de las barbas saturninas, el cancerbero de la laguna Estigia, devora a sus hijos. Y aguarda Aqueronte para abrir la puerta en un remanso del terrible río. Es una emboscada. Los clementes dioses entonan cada noche cantos epinicios. Acelera sus mecanismos de arena la clepsidra del tiempo y llega la noche eternal. Hoy noche de san Silvestre de 2018 igual que San Silvestre 1992. La vida, que pende de un hilo el de Ariadna, transcurre rápida como el maratón de la carrera pedestre Vallecana, es algo más que una galopada de obstáculos.

El día primero de junio enterramos a mi padre. Su recuerdo se agolpa en mi memoria entre la congoja y la veneración. Ya está viendo desfilar al serafín que marcha de gastador tras el Cabo Pieza de la Batería a arriar bandera al toque de oración. La muerte no es el final, sólo un paso al frente, cara la eternidad. ¡Compañía! ¡A cuadrarse! ¡Ar! La plebe se deleita con las saturnales de los días fastos que luego serán nefastos. En el desaforado despelote de la Nochevieja. Bajaron, mientras tanto, hace un cuarto de siglo, los ángeles a la cabecera del moribundo al Gómez Ulla a reclinar su cabeza sobre la almohada de Silvino. Pasar la hoja del 31 de diciembre es como decir adiós a algo imperceptible, inasible, impredecible, intocable como todo ente de razón pero que deja arrugas en la frente y alopecia en el corazón. Hace 425 años murió Colón. Va para un cuarto de siglo que dimos tierra en el camposanto de Fuentesoto a mi progenitor. Yo guardo su memoria. Conservo su sable de soldado.

Impregnados de nostalgia, despedimos al año que termina. El año nuevo ¿qué nos traerá? El concepto del tiempo no existe en los libros santos que escudriñan los actos de la divinidad. El tiempo es categoría inventada por los hombres para compensar algo tan finito como el espacio y el tiempo, y en Dios infinito no existen esas cualidades. Todos llevamos, sin embargo, un reloj que marca las horas y que miramos con curiosidad especial tal día como hoy. Sus manecillas inexorables apuntan el tránsito del dolor y del placer. Tempus fugit. "Vamos el enamorado la hora ya está cumplida" canta un romance castellano del siglo XV. Estar enamorado es participar un poco de la herencia de la muerte. Con la rueda del reloj que es la rueda de la fortuna empezó todo. Abriéronse los horizontes y las fuentes del conocimiento. Un péndulo se agita en nuestro interior mueve palancas y establece la conjugación de movimientos binarios. Nuestra vida pende de un hilo. Somos contingentes. Somos un guarismo. Tiempo, espacio, dinero. Tres tronos para una trinidad laica. "Time is money" argumentan los británicos. Conviene no perderlo en habladurías y tonterías. Es implacable el rostro del carillón de la Puerta del Sol donde se agolpan las multitudes madrileñas al igual que bajo el Big Ben, Times Square, la Torre Spassy de Moscú, o el parisino Arco de Triunfo. Sólo un privilegiado como Josué pudo parar el sol. A nosotros se nos escapa. Perderemos la batalla. Esos minuteros del reloj de pulsera ahogan la vanidad humana. Los monjes cantarán vísperas, cuando toque la campana. Que está encima del monástico reloj de sol. Luces y sombras ¿Somos hijos del azar?… memento mori: Acuérdate de que morirás. Las horas se nos clavan como espadas "omnes caedunt ultima necat" todas hieren, la última nos asesina. En el campanil está escrito nuestro devenir y nuestro porvenir. El reloj todo lo sabe y todo lo ignora. Es indiferente a nuestras alegrías y tristezas, a nuestros estados de ánimo. Europa siempre admiró y amó a los relojes que delimitan los husos horarios (Clocks. Uhren, campanarios) llevada del sentido de la trascendencia cristiana y los colocó en lo alto de las torres, espadañas y linternas. La clepsidra del coro y el reloj fueron instrumentos de santificación de los que aspiraban seguir a Cristo en la vida perfecta. El reloj acompasa la salmodia del facistol coral. Somos un Libro de horas forrados de piel de becerro con las letras muy gordas para que no nos perdamos al entonar los nocturnos. La literatura en occidente emprendió vuelo cuando los frailes pendolistas comenzaron a colocar melismas y neumas al pie de los cantorales de pergamino, poniendo música a los salmos del Rey David. La música se aferra al tiempo; por eso dicen que es arte divino. Y de ella nacen el compás y el concento. Tempus fugit, sí, pero dentro de nuestro corazón anida la melodía y esa melodía es un afán de belleza una añoranza del paraíso perdido. La rueda de santa Catalina, al hilo de esto, conjuga las variantes del querer, del saber y del quehacer. El gran cofrade orwelliano desde arriba nos mira con cara de póquer. En una ficha consiste nuestra vida laboral que se acaba cuando cumplimos los 65. Cronos significa el puesto de trabajo y el cheque a fin de mes. Si fichas, estás salvado. Estás en nómina. Es la doxología del tiempo que es tambien economía: turno, trabajo, dinero y amor. Los cuatro elementos como el agua el aire la tierra el fuego. Cronos es hijo de Argonio y a Argonio lo parió Minerva. Esto forma parte de nuestra gran normativa de culto al tiempo. Únicamente en los cementerios no se ven relojes. Porque medir es vivir, cronometrar, tasar, cubicar, evaluar. Morir es todo lo contrario: cesar. San Silvestre me brinda hoy estas reflexiones cuando pasamos las hojas del Libro Mayor de nuestra existencia. Entonces ¿a qué tanto estrago, tanto afán? Al reloj no le hagáis demasiadas peguntas, es un buey mudo. “Crassus, mutus, rufus”, como decía santo Tomás. Corre el camino sin detenerse





Capítulo 9


UN “PREGONAO” EN TOLEDO.


Se nos hizo de noche y vimos al Hombre del Saco al cruzar el Tajo y allá por el puente de Alcántara se nos cruzó el Ojo Saltones un judío que no sabe pronunciar las erres y habla de garganta. Tercera autoridad en estas mansardas. Se me vino a las mentes la mera efigie de don Opas que iba pregonando calles arriba hasta entrar en la misma plaza de Zocodover paso a la Inquisición. Me subieron en un asnillo y cabalgando cara atrás cubierto el rostro con una coroza cual reo del Santo Oficio y como los penitentes capuchones que van detrás del paso en Viernes Santo. Dos alguaciles infames y mal encarados cutían mis espaldas con golpes de rebenque. Yo maldecía mi suerte y me acordaba de la madre que me parió. Desdichada hora en la hora que nací. ¿Qué mal fice? Preguntaba yo a mis esbirros y ellos en vez de contestar descargaban más fustazos sobre mi cuerpo dolorido. Quieto ahí tú, mostagán, que yo te vamos a enseñar a comportarte, tente derecho y no retruques. Pues vaya-dije yo- pero que mal hice y al fin uno de los corchetes leyó sentencia y dijo que iba al palo por pensar por mi cuenta. ¿Es que escribir es un delito? Sí lo es. Un diacono muy alto y con cara de sátiro al que yo había visto merodear por los puticlubs de la región e iba a rumanas los sábados noche farfulló un responso en inglés. Ya no cantaban en latín sino inglés, la nueva mingua franca los nuevos inquisidores. No se dirigían a la Virgen tiernas plegarias. En lugar de eso invocaban a la Democracia y el nombre de Jesucristo había desaparecido de los anales para dar paso al dios del Consenso. Los obispos y hasta el Papa proclamaron que de allí en adelante sólo había que creer en el Holocausto, como única verdad, aserto e incontrovertible. Todo lo demás eran leyendas, mitos, consejas evangélicas de las que cuentan las viejas al amor del fuego.

La cosa me parecía increíble pues se me hacía duro pensar que con tanta fuerza hubiera calado en el corazón de las gentes la más recia y horrible de la apostasía pero reparé en el hecho de que estaba en la provincia del Bolo, la tierra de los grandes tornadizos y de los conversos. Habían vuelto los rabinos y estos llamaron a los ulemas y en los burdeles los malandrines y los macarras ponían a sus coimas mirando para Toledo, la Jerusalén del Oeste, la nueva Meca de los pactos y los consensos.

En la resurrección no creía ninguno y como no había vida eterna los directores espirituales aconsejaban a sus confesadas y a sus pupilos que lo único que importa es lo de acá abajo. Que se olvidaran de que eran polvo y de las palabras del cura los miércoles de ceniza. Había que hacer más caso al jueves de Comadres y vivir como si fuese todo el tiempo martes lardero. El lunes Corvillo para después. Toda nuestra vida es carnaval, chaval. Y danos y danos. A ti sí que te voy yo a dar. Lo importante es lo de acá abajo.

De lo que haya allí nada sabemos. Lo cual que lo mejor cuadra es la regla de los babilonios comamos y bebamos que mañana moriremos. Muy democráticamente por supuesto. La muerte es el gran rodillo democrático les recordaba yo a mis verdugos aquel jueves de comadres durante mi pesadilla. La víspera había sido miércoles de ceniza, la antevíspera martes lardero que sigue al lunes corvillo. Popping Eyes no dejaba de mirarme. Una pena que tuviera las manos atadas y no pudiera agarrar un morrillo y esputárselo en la calva a aquel infame el que consumó la gran felonía el que cerró las puertas de las catedrales y devolvió la llave a los nuevos invasores para que instaurasen allí sus lugares de rezo mayormente mezquitas y sinagogas cuando no logias donde organizar sus tenidas y conventículos. Traté de beberme mis furias mientras cabalgaba en aquel burro prieto que trotaba por la cuesta entre las miradas airadas de la chusma que decían cosas muy feas.

Acerté a ver entre las turbas a una señora que dicen la presidenta y se ella se dice a sí mismo Omnipresencia porque está en todos los saraos y conmemoraciones chupando cámara que tú no veas. Muy finolis y repeinada pero con una lengua como un carretero. Muevan ustedes el culo hijos de la gran puta. Tenía mucho cabreo porque quiso ser reina y no lo es hasta la fecha. Era una mujer muy deslenguada pero bien calzada de coturnos y vestida a la última porque encarga sus atuendos a Paris y es toda ella una marca pero Dios mío qué lengua tenía la señora. Ella me puso de hijoputa para arriba.

No salía de mi asombro pero un cirineo que se ofreció para aliviar mis suplicios y me tenía al burro del ramal un alma de dios un buen samaritano me dijo no se asuste su señoría ahora todas las hijas de familia hablan así hoy por hoy máxime las que otrora fueron chicas de derecha. Y mira que fueron educadas con monjas y toda su vida fueron muy de derechas pero sacaron los pies de las alforjas y juran beben y fornican peor que zapateros. Para mi desesperanza la presidenta era la que con más vigor decía crucificadle, crucifícale. Lo que exaltó a la multitud y llovieron sobre mi rostro toda suerte de injurias, un par de cantazos y algún que otro gargajo. Échale pan que mañana pía. Y no se lo tenga en cuenta vuestra merced dijo mi cirineo que también subía el hombre compungido por las pinas y estrechas callejas de la ciudad de Carlos Quinto pero en la fachada del alcázar ya no había águila bicéfala. En san Juan de los Reyes arrancaron las cadenas de las Navas de Tolosa y se las devolvieron al rey de Marruecos echando por tierra el lábaro y enseña de la unidad de los reyes católicos, el tanto monta, monta, tanto Isabel como Fernando, nuestro emblema de la unidad nacional.

La saña deletérea y la clastomanía irreductible de los tornadizos y pedisécuos del Ojo Saltones encontraron su paroxismo en el furor con que echaron debajo de los frontispicios de tan histórico lugar el yugo y las flechas. Se dijo de ahora en adelante ni yugos ni flechas ni leches porque no sé para qué queremos los españoles el yugo de la labor si aquí nadie pega golpe ni flechas del poderío pues andamos nostálgicos e indefensos. Café para todos.

Se desuncieron las Españas en una amalgama de taifas, autonomías golfas y trinconas donde toda corrupción y prevaricación tuvo asiento, y de cantones y la patria es ya indefensa y sin ejército hasta tal punto que ésta se convirtió en una casa del tócame Roque con sucesos tan lamentables como el de los paracaidistas ingleses de maniobras que entraban borrachos en una taberna de Cádiz o en Lanzarote y se liaban a golpes con los pobres españolitos. Los soldados de Su Graciosa Majestad apaleaban a los jueces y sodomizaban impunemente a los números de la Benemérita que iban a detenerlos sin que el gobierno de Madrid osara protestar porque los del FO eran los amos y aquí ya todos hablamos inglés, tomamos el té de las cinco y entonamos el dios salve a la reina, al menos es lo que señalan los poderes fácticos y toda esa tomiza de anglocabrones americanoides desnaturalizados que han renunciado a su historia y a su lengua como el Big Popping Eyes (Ojos Saltones). Átame esa mosca por el rabo. ¿Quién pone el cascabel al gato? Moratinos estaba demasiado ocupado con meter al turco en Europa. Hacía lo que le dijeran siempre los judíos y sus amos de Washington en este país: el contubernio con el sarraceno. Escupían contra la cruz y eso les hacía sentirse fuertes. Ojos Saltones, defensor del aborto, era de comunión diaria pero dicen que se guardaba las hostias en la bocamanga y luego las echaba a un caldero de agua hirviendo y las profanaba. La actualidad se asemejaba a una gran tenida de masones. Cundía la blasfemia y el desencanto. También don Opas era de la raza maldita y tenía el mismo mirar de los ojos salones.

Sin flechas del poderío nos convertimos en la risa de las naciones, campo de Agramante de la emigración. Llegaban en manada a nuestras costas y los españoles de bien tenían que agachar la cabeza, besar el látigo, adorar al dios del Consenso. Paciencia y resignación. Somos extranjeros en nuestro propio país. Tendremos que emigrar de nuestra patria otra vez los buenos españoles. La avilantez de los gobernantes como el execrable embono de los Ojos Saltones que por lo visto era un socialista de padre falangista, un cacique para más señas, de apellido infame. San Homobono era el patrón de los sastres y él era un alfayate, un malabarista de la política que no daba puntada sin hilo. Nada por aquí, nada por allá. Su padre fue gobernador civil y juró los Principios del Movimiento, y tuvo un tío alcalde pero donde dije digo, digo Diego, chiquitos, y esa sí que es gorda. ¿Adonde vamos? Al desastre, según parece pero dicen que sarna con gusto no pica. En la plaza de Zocodover estaba preparado el tabladillo o picota donde harían con mis pobres huesos lo que corresponde. Había un poste rodeado de retama, el balago de arder, estaba la yesca preparada. Iban a quemar a un cristiano recalcitrante de herejía democrática pero aunque me maten o daré nunca mi brazo a torcer y había que decirle al Ojos Saltones a sus jodíos morros que no era más que un jodío bolo. Las gentes que se habían vuelto morbosas e insensibles a los males de su vecino, de tanta tele basura como se había comido sus ojos y roído su alma por culpa de las quintanillas y anarosas quintanas, marilós, las reinas de las mañanas y las princesas del pueblo y de ver a todas las horas al presentador de la cabeza grande y los pies planos en soporíferos programas que duraban doce horas, mientras los torticeros manigeros zurcían mentiras a todas horas y no paraban de hablar de la crisis, predicando al pueblo como si fueran ovejas modorras, metiéndoles el miedo en el cuerpo, contemplaban con deleite el espectáculo y se decían unos a otros éste va a arder bien.

El rabino de la Sinagoga del Tránsito Un sacristán del mismo templo trajo eslabón y pedernal e hizo fuego y aplicando tea y prendió la lumbre. A redoble de tambor, un pregonero proclamaba:

─Cristianos a enforzar.

─Hijoputa…Hijoputa. Eres un pregonao─ dijo.

Doña Spes para mi desespero se encontraba en el cupo de los que contra mi hicieron causa y allí estaba entre el populacho desgañitándose contra mi persona. Tampoco faltaba la Bibliotecaria de Logroño, una tal doña Planchas Planchitas y con el nombre de Carmina bautizada mas luego hizo renuncio y recobró el de Sara, su primigenio. Ella también se metió con mi alcurnia. Aunque cambió de credo, esa señora como escritora será siempre mala. Entró en contubernios con don Arbolí, otra moneda falsa.

No me quedaba más remedio que admitir la culpa por la que se me condenaba y aceptar mi condición de caganidos. Yo no era más que un “pregonao”. La justicia iba tras de mí.

En un relámpago ardió todo mi cuerpo. Gracias a Dios pues grande era mi fe no flaquee en el tormento porque siendo de la raza ibérica y mi padre aragonés sentí pena de la multitud dirigida por aquel Anás de los ojos protuberantes sudoroso y vaporoso, tercera autoridad del Estado, que no pronuncia las erres con las sietes señas del hijoputa metido a politiquero siendo su distintivo principal la barba en parroquias y los muchos sudorosos que canta todo su cuerpo que no hay quien se le acerque cuando se sienta en su estrado presidencial en el congreso. Arrimaron fuego pero en lugar de llorar me dieron ganas de reír y contumaz igual que don Rodrigo me puse para mi último trance en el pináculo del cachondeo. Pude desligarme de las esposas que me maniataban y, libre de manos, llevándomelas a los genitales exclamé:

─Me la chupáis todos vosotros a cuatro manos. Vosotros me la chupáis en cuadrilla y al de por junto, aunque muera mártir. El que se sienta en el tribunal no es más que un judío bolo y se lo digo a sus jodidos morros.


En haciendo las señas del macho cabrío expiré, mártir de la causa. Estoy seguro de que mi nombre enseguida ingresó en la nómina de los santos y mi alma voló derechita al cielo después de haber dado testimonio de Cristo y amado a mi patria desde aquella hoguera de la plaza de Zocodover gobernada por aquel sanedrín toledano encabezado por un felón de los Ojos Saltones como gran sacerdote. Subí a la gloria chutándomela con todos mis enemigos sobre la planta de mis pies. Había ollado la cabeza del dragón en Zocodover. Fue de esta manera gloriosa y terne en mis convicciones como hice la jera precisamente el día que comenzaba la Cuaresma y las ciudades celebraban el entierro de la sardina.





Capítulo 10


 



MURIÓ LA HIJA DE FRANCO.

 


Ha fallecido hoy en Madrid Carmen Franco la única hija de nuestro Caudillo. Era todo una señora de Oviedo que aguantó con dignidad y elegancia (esa elegancia ovetense) los enconos, procacidades, calumnias y vituperios de la prensa cañonera manejada por aquellos que no perdonan el que su padre dejase una España en paz, económicamente fuerte, moderna y en progreso. Hablé con doña Carmen en una cafetería de Reina Victoria hace quince años para hacerle entrega de mi libro "España y Sefarad un amor secreto". Me dio las gracias pero me hizo a entender que ella era tan solo un ama de casa corriente y me citó una frase de su padre "yo no me meto en política". Había estudiado yo mucho de su vida y le recordé aquel gran reportaje en la revista "Life" cuando aparecía en el regazo del Caudillo vestida con un traje blanco de encaje. Era el ojo derecho que papá quien la llamaba la "Morucha". Hizo la guerra en una ruló en la cual Franco había establecido su cuartel general; poca comodidad pero mucha dignidad y austeridad que le caracterizó. Le gustó mucho la noticia que yo había extraído de los periódicos de la época contándole las incidencias del noviazgo de su padre. Los Polo consideraban a don Francisco "el comandatín" poco partido y éste para impresionar al personal marchaba por la calle Uría a lomos de un caballo blanco, luciendo su flamante estrella de ocho puntas y las espuelas de plata, para impresionar a su prometida. "Yo sólo vivo para mi Paco" declaró ésta alguna vez en recortes de prensa que acribé en mis tiempos de hemeroteca y cuando le convocaron al Tercio poco después de su matrimonio en la iglesia de San Juan: "Otra vez empieza la música". Le aguardaban sus soldaditos del Rif. "Las balas son como las cartas llevan tu nombre y dirección cuando llegan abrirlas es tu obligación" Y le pegaron un tiro los del Abdel Krim en el vientre. Le daban por muerto pero él tiró de pistola y apuntando al capitán médico con el arma requirió ser trasladado al botiquín de campaña. Un tiro en el vientre era muerte segura, pero el comandantín tenía "baraka" y un valor más allá de lo que se supone. Visto lo cual, los moros de su harca le consideraban como un dios. Y esa baraka salvó a España. Carmen Franco por aquello de honra merece el que a los suyos se parece había heredado de su padre la valentía. "No tengo miedo a la muerte, la vi el rostro muchas veces", confesó en unas declaraciones al cabo de ser desahuciada este verano de los médicos por su cáncer terminal.

Se negó a ser intervenida quirúrgicamente. He ahí otro gran detalle de su arrojo. Un detalle éste que se les pasará a los informadores carroñeros. Carmen Franco Polo y Bahamonde descanse en paz.


Capítulo 11







MENÉNDEZ DE AVILÉS ERA CUDILLERENSE


Una de las mayores sorpresas de mi estancia en EE.UU fue comprobar la admiración que el pueblo norteamericano (otra cosa es el gobierno) sentía hacia la gesta de los conquistadores hispanos desde Oregón hasta la Patagonia.  Tanta fue esa admiración hacia el imperio de Carlos V que los norteamericanos imitaron el emblema de los Reyes Católicos como divisa del escudo nacional. Pintaron en vez del águila de San Juan el águila calva de las Rocosas y el epígrafe de una grande y libre la transformaron en el lema “ex pluribus unum”─ somos uno de muchas partes─ Y el yugo de la labor y las flechas del poderío hispánico lo convirtieron en una aljaba con tres dardos apuntando al vacío. Siempre agradeceré al pueblo norteamericano las atenciones y cuidados que tuvieron para conmigo y mi familia. Soy admirador de su gran idioma, como Licenciado en Filología Inglesa, de su literatura, del pragmatismo de sus costumbres, del amor a su bandera que cuelga a la puerta de todas las casas  y sobre todo de su gran periodismo y, aunque algunos me hayan tachado de anti-yanqui, ellos saben muy bien que eso no es cierto, porque mi lema el que se ha apropiado Trump: American first, que yo digo Spain first, radica en la libertad de opinión, regla sagrada del First Amendement de la American Constitution. Allí la mente es libre, y diferentes los pareceres, pero, si violas la ley, vas para chirona.
Y digo esto sin perjuicio de parte, a rebufo de la llegada de los nuevos hispanicidas de dentro y de fuera, que los servicios secretos de la CIA describen despectivamente como “
adoquines” y “bricklayers”. 
Algunos de esos gastan coleta y van de rufianes por la vida, ignominioso apellido y denigrante profesión. Pero los consideran los tontos útiles de cualquier movida y acción exterior. Un americano de buena ley siempre se cuadrará ante un patriota español que defiende a su país con razón y sin ella tratando de desenmascarar las perversidades de la Leyenda Negra. Eso lo entienden muy bien los norteamericanos. La proeza de
Menéndez de Avilés que a mí me parece que era pixueto porque su casa solariega todavía guarda el escudo de los Menéndez Merás─ Palacio Valdés tiene un cuento precioso sobre la acción del último heredero de la dinastía que un día sube a una barca con la piedra esculpida de su blasón familiar y lo tira a la mar─, justo en la misma ribera y el embarcadero, en la ensenada del puerto, queda ahí para los siglos futuros, aunque, por desgracia, se haya negado a las nuevas generaciones el conocimiento de aquella aventura que llevó la cultura hispana al nuevo mundo bajo el pendón de Castilla con soldados y marinos vascos, leoneses y andaluces, murcianos y catalanes.

Ellos, los gringos, tuvieron otra conquista la del Oeste pero fue de otra manera y con más medios técnicos, una vez inventado el revólver y los cañones del quince y medio. Y su expansión hacia el Oeste se llevó a efecto sin mistificaciones de raza o religión. Desconocían las leyes de Indias. El mejor indio es el indio muerto, a decir de las huestes Colt en ristre de Búfalo Bill.
El temperamento inglés o francés es muy diferente al español. Claro que los Sioux eran tribus dispersas y no representaban imperios como el de los incas, aztecas y araucanos.

Fueron miles de kilómetros recorridos en climas muy extremos y la hazaña sólo se explica mediante dos conjeturas: la aparición del caballo y la artillería ligera (arcabuz, culebrina, lombarda frente a los arqueros indios.) Paritariamente se explica como un milagro del Altísimo porque a aquellos aventureros les movía la fe en el Salvador.

Pero hubo otra razón la más poderosa: el mestizaje y la buena disposición para confraternizar con aquellos hombres y mujeres que andaban desnudos por el bosque, los cuerpos y las caras pintadas, practicaban a la antropofagia, el sacrificio de seres humanos, no trabajaban y se exterminaban unos a otros en contiendas tribales, pero eran hijos de Dios y redimidos por la sangre de Cristo para los españoles.

Don Pedro Menéndez fundó en la Florida dos ciudades San Agustín y San Mateo en honor del patrón ovetense y, según cuenta Gonzalo de Solís, esta plaza se rindió a los ataques de los apaches. Los hombres fueron degollados pero se respetó la vida de las mujeres y de los niños.  Transcurrido más de un lustro, regresaron los españoles al lugar y el cacique les recibió de manera amistosa. Los convidó a cenar y danzar en torno al fuego después de fumar la pipa de la paz.

Acto seguido, ofreció al recio soldado praviano una de las esposas de su harén para holgar con ella en virtud del privilegio salvaje que aun mantienen algunos pueblos esquimales del “jus primae noctis”, el mayor cumplido que se podía realizar en obsequio de un huésped recién llegado. La respuesta del conquistador fue tajante y casi admirable por lo insólita:

Soy un hombre casado y nosotros los cristianos usamos de ese privilegio sólo la noche de bodas después de haber sido nuestro matrimonio bendecido por un sacerdote.

Cuesta un poco creer tal respuesta en boca de un capitán de los Tercios del rey de España, pero conviene recordar que el invitado era un caballero adherido a las reglas del honor y del respeto a la mujer y que había velado las armas y recibido el toque de varas de la caballería andante. Casualmente los cronistas de Indias destacan con respecto a tal punto las siguientes consideraciones: otra actitud menos trágica y más casual en relación con el sexo; la belleza y la alegría de aquellas vírgenes no sé si necias o prudentes pero tan “hospitalarias” y dispuestas a hacer un favor a aquellos hombres de a caballo que venían buscando las fuentes de la eterna juventud en el siglo del amor que fue el del XVI. Las indias decían; si Manitú nos lo dio es para que lo utilicemos. Aquellas tribus a la cópula conyugal la desligaban de cualquier aspecto morboso y lo consideraba un hecho fisiológico sin connotaciones peyorativas y bien se conoce que no tenían miedo al infierno del que tampoco habían oído hablar. Algo de poca importancia. Los encantos de la india Malinche a los que sucumbe el bellotero Hernán Cortés determinaron el éxito de la conquista azteca.

Ahí estuvo la clave del criollismo, de la mezcla de razas, llevada a cabo por aquellos caballeros andantes de Carlos V, los cuales saltaron hasta la otra orilla del charco desde las páginas del Amadís de Gaula. Muchos historiadores negacionistas o de aluvión quisieran ningunearles tal éxito, en el deseo de que su hazaña no se hubiese producido, pero el gesto quedó ahí para gloria de un rey y una fe que defendieron con su sangre. Pedro Menéndez de Avilés cudillerense de pro pertenece al cupo de los aguerridos hidalgos.

Cañaveral donde siglos adelante habría de dar comienzo la carrera del espacio fue la primera tierra enjuta que toparon los galeones del descubridor de la Florida. El problema era la carestía porque pronto se acababan los bastimentos que traían de la Península. Los indios navajos les enseñaron a cazar puercos con flechas enherboladas. Cuando no había carne la dieta consistía en palmitos e hicacos (cocos) pero siempre la amenaza era el hambre, y el paludismo, aparte de los franceses de Juan Girao que les atacaron en su fuerte de San Agustín.

Otro renglón nada desdeñable con que hubieron de enfrentarse eran los elementos del nuevo mundo: los ciclones y temporales de esta zona de la Bermuda donde misteriosamente desparecían los barcos y siguen perdiéndose los aviones. Sin embargo, era gente de una profunda fe religiosa aunque en lo moral su conducta no fuese del todo cabal. Se hacían la guerra mutuamente (el morbo visigótico o mal de los godos la envidia lo exportamos al nuevo mundo) pero lograron entablar buenas relaciones con los indígenas. A don Pedro los caciques lo veneraban como a un Dios cuando lo veían montar a caballo. Al cabo de una navegación en zozobra, si desembarcaban por fin en la playa, allí mismo mandaban los conquistadores españoles decir misa a los frailes y cantaban el Tedeum. Los cronistas de Indias hacen gala en sus libros de una prosa concisa y circunspecta donde se narra de forma impávida los feroces acontecimientos y penalidades que hubieron de atravesar quinientos soldados y naos que siguieron al Adelantado para colonizar la región. Su enfrentamiento con las tropas─ eran herejes hugonotes─ del rey de Francia Francisco I fue a muerte. El desalojo de los luteranos estuvo impregnado del espiritu sangriento de la Noche de San Bartolomé pero el drama terrible de las guerras religiosas que habían incendiado el Viejo Continente y que los españoles pretendían evitar en el Nuevo, amenazaba con reproducirse.

La mayor parte de la guarnición ▬ unos 550 asturianos y vizcaínos con unos cuantos castellanos de Tordesillas componían su alarde ▬ que acompañaba al prócer asturiano, eran veteranos de los tercios de Flandes. Tenían que vérselas con los corsarios ingleses y franceses,navegando el mar de las Antillas,la costa de Sto. Domingo Cuba y el canal de la Bahama. Tuvo que atender a un motín a bordo y sofocarlo en su capacidad almirante de la armada. El sedicioso se llamaba Juan de la Parra, segoviano, al que un sobrino del Adelantado, Pero Menéndez Marqués, mandó colgar de una gavia del palo mayor. Entretanto, dejándolo de lugarteniente embarcó en una carabela rumbo a Puerto Rico para hacer la aguada y cargar cazabe (torta hecha con harina de maíz y mandioca) galleta y carne.

Esto acabado, despachó a su sobrino Pedro Menéndez Marques a España para que informase al rey Felipe II de los acontecimientos. En marzo de 1566 por unos exploradores llega a sus oídos la noticia de que en una reserva había un grupo de cristianos como un centenar de hombres y mujeres a los que los indios habían esclavizado y vivían como animales salvajes. Eran españoles y su capitán Diego Maza bogó hasta el sitio al bergantín del Adelantado. El cronista Solis de Meras describe así el encuentro:

Españoles hermanos nuestros sean bien venidos en nombre de Dios y de Santa María: esta carta para vos traigo que me mandó mi capitán… “Y el mensajero que venia agrega el relator de estos hechos ▬ estaba en cueros vivos, el cuerpo pintado pero con sus vergüenzas cubiertas

Se alimentaban de tasajo, gallinas y curadillo, enseñaron a los indios a adobar el pescado. Los aborígenes Saturnia que andaban en pelotas por el berral las caras y los culos teñidos de almagre, las mujeres se escondían cuando llegaban los misioneros al poblado, les enseñaron el arte de navegar en canoa y fue así como comenzó el piragüismo, ese deporte tan asturiano, aunque ya los ingleses lo practicaban cruzando el Támesis en traineras.

La vida del Adelantado de la Florida don Pedro Menéndez de Avilés es una crónica maravillosa de viajes, caminatas, hambres, desolaciones, traiciones y concordias. Entre los indígenas había etnias como los Saturiwa que se declaraban amigos pero otras ▬ los Timicua ▬ les acogían disparando flechas envenenadas incendiando fuertes y recintos. Fue una larga y cruel aventura maravillosa. El adelantado de la Florida, todo un lobo de mar y uno de los marinos más prestigiosa de la flota castellana, cuando España era la primera potencia marítima del mundo, gozaba del mayor prestigio en la corte de Felipe II. Lo certifica el hecho de que empuñó el timón de la nave capitana de la escuadra que condujo al rey en su viaje nupcial a Inglaterra a casarse con la hija de Enrique VIII en Westminster.

En 1574 es nombrado por el monarca capitán general de la escuadra, cargo que no pudo ejercer pues al poco muere de tabardillo en Santander. Felipe II traslada el mando de la fuerza naval a don Álvaro de Bazán. Este se encarga de prevenir la armada para ir contra los ingleses. No se logró porque también fallece don Álvaro de Bazán y ha de ser sustituido a toda prisa en el mando por su maestre de campo el duque de Medina Sidonia.

La conquista de la Florida y la expulsión de los hugonotes del territorio fueron realizadas a partir de Cabo Cañaveral y de Miami entre 1565 y 1567.

Los españoles tenían por base de avituallamiento el morro de la Habana, Puerto Rico y la isla de Santa Elena así como Santo Domingo. Hubo muchas fatigas y no pocos sobresaltos. Algunas naos se perdieron al surcar las aguas malditas del triangulo de la Bermuda. El adelantado tuvo que sofocar a sangre y fuego la rebelión de algunos de sus capitanes como Martín de Recalde o la incursión de hordas de indios enemigos salvajes los cuales asolaban las pallozas cubiertas de palmitos y raptaban a las mujeres cristianas. Esto permitió el mestizaje. De esta manera nació el criollismo al que hoy recuerdan y agradecen los pueblos de las Antillas.

En 1574 zarpa de la Habana “y con prospero viento navegó 72 leguas y en el Cabo San Vicente topó con fustas de moros pero pudo llegar sin contratiempo a la Coruña el día de san Pedro. Dos naves de pabellón francés y una fragata inglesa les daban caza pero trató de burlarla y tuvo el viento tan próspero que en aquel mesmo día entró en la bahía que llaman de Artedo donde estaban  surtos  diez navíos los cuales cuando vieron aquella fragata de nueva invención que parecía de turcos desampararon sus navíos y huyeron al monte… a las diez de la noche, al acercase un batel de reconocimiento, los hombres de mar y la gente de guerra gritaban que allí venía el Adelantado de la Florida, don Pedro Menéndez de Avilés. El capitán mandó izar el guión de Castilla de damasco carmesí y una bandera de campo y tocar clarines. Los de los bateles temiendo fuesen corsarios no se acercaron. Eran marineros portugueses y una nave oneraria cargada de hierro y madera. En esto, el Adelantado y los suyos se hicieron a la vela desde Artedo, entrando en el puerto de Avilés al cabo de dos horas donde fueron recibidos por el alcaide de Sabugo con gran regocijo, se tocaron las campanas y la población acudió a un solemne Tedeum en la iglesia de San Francisco. Hacía 18 años que no veía a su mujer doña Ana María de Solís”.

De esta forma circunspecta y con prosa notarial levanta acta del regreso del navegante a su tierra. La familia, como arriba se dijo, proveería del solar de Santa Paya al lado de Pravia pero tenía abiertas otras casas en Grado, Oviedo y Avilés concretamente en el barrio de Sabugo. Todas ellas han desaparecido. No así la de Cudillero, que permanece, ubicada mismamente donde hoy se expende el pescado más fresco del concejo.

Cabe destacar las relaciones del Adelantado con la Concha de Artedo, un excelente puerto natural de mucho abrigo y buen calado de donde zarpó el año 64 y donde quiso, de regreso, ponerse al pairo para despistar a los piratas ingleses que iban tras de sus pasos. El cariño hacia este lugar donde aprendió a navegar en su niñez don Pedro lo destacan sus biógrafos don Gonzalo Solís y Merás y el historiador y catedrático Gómez-Tabanera en su obra Pedro Menéndez de Avilés y la conquista de la Florida en 1565 de cuyo memorial extraemos algunos de los datos al respecto; con aportaciones de nuestra cosecha que hemos puesto negro sobre blanco en este articulito para que sirva de testimonio a las próximas generaciones. Los restos mortales del Adelantado se veneran en una lauda mortuoria sita al lado del Evangelio en la iglesia avilesina de San Nicolás


Capítulo 12





PERIODISTAS DEL ARRIBA


 


Soy periodista me rindo. Como tal me hice en Londres y en Nueva York leyendo el Times el Daily News y el Mail pero mis grandes maestros a los que debo mi ser y mi forma de ver la vida fueron falangistas, gente muy patriótica, y más de izquierdas que muchos que se decían defensores de la clase trabajadoras: Agustín de Foxá, Eugenio García Serrano, Donato León Tierno, Antonio Gibello, Ismael Medina. Rodrigo Royo, Emilio Romero (Capmany; Capmany era un murciano de mal vivir algo fulero) Cristóbal Páez Julio Merino el gran cordobés, Eugenio D´ Ors, Eugenio Montes, Pérez Embid pero sobre todo García Serrano la mejor pluma y uno de los periodistas mas bondadosos que he conocido.

Dios los tenga a todos en el cielo y espero que allá exista un redacción como aquella de Castellana 142 con el chocolate del loro...

Aquella representación de la calle Larra no la conocí pero todos hablaban del loro que vigilaba los pasos de aquellos "plumillas" y ya aleteaba entre las mecanográficas sonoridades de las maquinas de escribir echando humo y los teletipos bufando era el chocolate del loro. Café para todos que dijo Adolfo Suárez.

Grandes corresponsales como Tomas Salvador o Pombo Angulo que narró la caída de Berlín e Ismael Herraiz testigo de cargo del magnicidio del Duce y la entrada de los americanos en Roma dejando una estela de corrupción, violaciones, muerte y hambre que dominaron la novelística de Curzio Malaparte.

Víctor de la Serna el hijo de Concha Espina un santanderino de rostro agradable lo conocí en Nueva York. Fue uno de los mejores editorialistas de este país. Ellos eran periodistas y escritores de primera línea que venían a rescatar la gran literatura de la España Imperial aunque honrasen a Larra profeta de nuestros males y al que glosaba José Antonio "Amo a España porque no me gusta".

Mis profesores, sin embargo, de la Facultad de Periodismo eran todos de la Santa Casa la primera antes de Mateo Inurria estaba situada en Alfonso XI. Tenían capilla particular y de ahí su nombre de Santa Casa. Todos los redactores, algunos de comunión diaria, estaban obligados a asistir a la misa dominical a las 12 de la mañana.

ABC por su parte era comida aparte. Logré colocar allí un artículo sobre Arturo Koestler. Era el periódico más antiperiodístico del mundo y el más periodístico de España. Famoso por haber traído a Europa el huecograbado tipo revista en cuadernillos. Me he cuadrado en el gran reportaje y en la crónica del extranjero a lo Julio Camba. Ahora, pasados los años releyéndome, mis crónicas veo que eran glosas o croniquillas de aquella Inglaterra y de aquellos EEUU que me tocaron en suerte. Hoy ya no existe ninguno de aquellos países. Es el todo o nada de la filosofía de la globalidad. Entonces había líneas intermedias de matices grises. El mundo era un poco menos contundente y más reflexivo menos violento quizás y menos revanchista. A los periodistas falangistas se nos permitía la ironía, el anticlericalismo y el lirismo. Los de la Santa Casa eran más sesudos. Les faltaba sentido del humor. Actualmente eso es poco menos que imposible, las libertades democráticas son a cara de perro y no saben reírse de sí mismos. De ahí que no haya cosa más aburrida que un editorial del Daily Telegraph o del País o del Mundo Mundial. Tales considerándos aparte, el cardenal Herrera Oria fue un gran hombre y un breakthrough. Un personaje de iglesia que hoy estaría desaparecido pero que honró a toda una época de magistratura eclesial. Fue el gran creador de la Biblioteca de Autores Cristianos. Fue una vocación tardía que se ordenó de cura en Friburgo a los 54 años. Quiso adaptar el catolicismo al mundo moderno con una nueva mística social. Creo que fracasó. El buen cardenal Herrera con toda su buena voluntad no hizo caso de la advertencia de Jesús: "mi reino no es de este mundo" y es el lado poco firme que descubre el talón de Aquiles de los curas modernos. Creo que hay dos clases de periodismo el polémico y el apologético. Yo no explico nada y siempre suelo ceñirme a la imagen y a los hechos. La realidad se explica por sí misma si la enfoca con la lente idónea y no se deforma el campo de visión Uno en su modestia comulga de ambas vertientes y mi lema fue un proloquio latino "suaviter in modo fortiter in re" he podido naufragar entre el tropel de alárabes incultos, la tropa y la tribu y el periodismo navajero de la Cuatro o Telecinco lleno de estraperlistas de la información convertida en una crónica negra y una eterna pagina de sucesos y de saltos de cama. La cretinización y la barbarie jugando a la taba por las ondas y por la red. Llegó la horda. Aquí viene la plaga. Pese a ello no reniego de mi profesión. Internet me ha convertido en un verdadero maestro en el oficio. Hay que tirar para adelante y no rendirse jamás. Moriré con mis dedos entre las teclas de mi ordenador y a los borregos y borregueros que les den...



Capítulo 13


150 ANIVERSARIO DE CHEJOV. RUSIA ES EUROPA. TURQUÍA NO LO ES


Debe de haber una consigna o plancha de las logias masónicas en el más puro estilo del secretismo de las sectas para que toda información que parta de Rusia o a ella se refiera haya de ser tratada negativamente (catástrofes, mafias del Este, derechos humanos, gulags, Stalin, etc).

Es el agitprop que no cesa en el cual son adalides y muy expertos los enemigos de aquel gran pueblo. En esta hora de tinieblas empollan sus huevos en el nido oscuro de los fondos de reptiles los hijos de la serpiente. Con arreglo a esa pauta se ha silenciado por todo alto el 150 aniversario del nacimiento en enero de de 1860 de Antón Pavlovich Chejov, uno de los escritores rusos que más influyó en el pensamiento europeo fin de siècle. Le llaman el Shakespeare de nuestros días. En sus dramas, en sus novelas, en sus cuentos magistrales ─porque a mi juicio hay sólo otro escritor europeo que pueda rivalizar con Antón Pavlovich en la novela corta y es el asturiano Leopoldo Alas Clarín─ ofrece una misión esperanzada, satírica y bondadosa de los rusos, poco antes que sonaran los golpes lúgubres de los leñadores del jardín de los cerezos a punto de ser vendido, predice la especulación inmobiliaria y la conversión de los huertos amenos en solares para edificar viviendas o suburbios y particularmente advierte que estallara la revolución que sumiría a su patria en mares de sangre.

Rusia entre sonrisas, buenos modales, pamelas con gasas de organdí y eufónicos coloquios entre bellas actrices y sus amantes o sus acreedores se preparaba para el martirio. Aguardaban los días lúgubres de Tsarkoe Sélo y la horrible matanza en los sótanos de la tahona de Ipatiev de Nicolas II, La zarina Alexandra, el zarevitch y las princesas a manos de un comisario judío Sverdlok de origen lituano junto con el húngaro, Imre Nagi.

Al tiempo que suenan los hachazos del leñador en el jardín de los cerezos es como si intuyésemos las detonaciones de los primeros disparos de aquel magnicidio.

Sin embargo, Chejov avistaba un hombre nuevo, más comprensivo, menos fanático, pudoroso, amante del progreso que saliera de las fauces del oscurantismo y del misoneísmo. A diferencia, por ejemplo de Kafka, de Ibsen y de los pesimistas alemanes basados en Hegel o en Nietzsche, Chejov cree en el amor. He aquí a un europeo, un ruso cosmopolita, vestido elegantemente, que veraneaba en Yalta y ejercía la medicina en Moscú trabajando a destajo tratando de compaginar los deberes para con su esposa legal, la medicina, con sus devaneos con la literatura, a la cual reputaba como su amante. Se pasó la vida escribiendo para sacar adelante a su familia cuando la literatura aun daba para vivir. En esto coincide con Clarín que fue su contemporáneo “la escritura no da para comer pero a veces sirve para merendar”. Ambos, el español y el ruso, escribieron hasta la extenuación. El primero para comprar caprichos a su mujer, Onofre, y el segundo para mantener a una extensa familia de primos, tíos, parientes que haraganeaban por su domicilio, huéspedes sempiternos. Uno y otro perecieron de consunción y en su estilo de garbo elegante y musical se parecen. ¡Ah esa musicalidad del asturiano que se encuentra también en la prosa del ruso! Muchas de sus novelas como “Historia de una anguila”, el impresionante “Monje Negro” o los dramas “La Gaviota”, “Tres Hermanas”, o “Tío Vania” fluyen con la sonoridad y el concento con que cualquier diacono en una aldea perdida entona los troparios a Jesús o las Letanías de las vísperas del rito ortodoxo. El padre de Antón Pavlovich, un hombre religioso, fungía como sacristán en el templo de su parroquia moscovita y el futuro escritor debió de quedar impresionado por la riqueza de aquella liturgia cuajada de simbolismo, de casullas y dalmáticas recamadas de oro, el ojo luminar de los iconos, pero también por el hastío del largo ceremonial de misas que duraban dos horas.

Más tarde perdería la fe o al menos ésta se enfría sin llegar al extremo de Tolstoi que quiso refundar un nuevo el cristianismo. En conjunto, puede decirse que la ortodoxia le marca al autor del “Jardín de los Cerezos” y la libertad, la esperanza y el perdón de Cristo conforman su pensamiento que no cae nunca en las extravagancias y el fanatismo.

Pocos escritores modernos frisaron tan alto ni han sido tan preponderantes e influyentes en el pensamiento occidental, al igual que Gogol, Dostoievski, Bulgakov o Krassnof, el Homero de la revolución rusa. Ahora los nuevos europeos les niegan el pan y la sal.

¿De donde ha manado tanto odio? ¿Quién es el artífice de semejantes campañas rusófobas que huelen a puchero enfermo? Pues han salido de donde siempre, de la aljama y el ghetto. Don Pedro Jota aljamiado de Logroño lo alienta en las inmundas páginas de su periódico El Mundo y otros órganos de la cuerda. El judío sabido es que profesa un odio africano contra Rusia a la que “casi” ha llegado a dominar a lo largo de diferentes vicisitudes históricas pero falta ese “casi” y la patria de la resurrección al fin sale triunfante, como ocurrió en la guerra patria, una guerra que no ganaron los comisarios políticos, sino los rusos cristianos que expulsaron de su territorio al usurpador nazi. Admirador del arte de Chejov y lector de sus obras desde mi adolescencia ─con la huelga de los domingos que me daban en casa fui adquiriendo textos de los autores rusos en la Austral y en la colección Prometeo─ se echa en él de ver una cosa: que el contenido no pierde al verterlo a otros idiomas. En inglés, en español, en francés, en alemán y en ruso conserva todo el acervo de melancólica ternura, de humorística resignación eslava. Este moscovita tiene duende y un extraño estro profético; recuerdo que una vez iba leyendo en el metro “Historia de Mi Vida” y se me caían las lagrimas y una piadosa mujer sentada en el banco frontero me dijo por qué lloras joven si la vida es tan bonita y estuve por decirle “por nada, señora, es que en este libro veo lo que va a ser mi porvenir, fracaso total, pero tanto el éxito o el fracaso son baremos relativos, todo depende del prisma que se mire”. Sin embargo, callé y cerré el tomo.

Antón Chejov no ha sido solamente para mí un escritor cuya lectura me anima a ser mejor sino que también auguró cual sería la senda de mi destino. La profecía se adhibe al arte como la uña a la carne. Este libro lo perdí la noche más trágica de mi vida y las obras completas en piel traducidas por Cansinos Assens las leía yo en la sala de espera de un paritorio londinense donde vino al mundo mi segunda hija. Chejov siempre estuvo conmigo en los momentos alegres y en los más difíciles. Cuando me bloqueo en alguna novela, o mi estilo presiento que descarrila o se va a la empinada, como un caballo desbocado, abro al azar cualquiera de sus textos, desaparece el tarazón creativo, y se disuelve mi furia como un azucarcillo. Él es como un talismán. Habita en mi alma y yo moro en su obra. En el Aldwich londinense años 70 y en otros teatros del West End se reponían sus obras continuamente sobre todo la Gaviota (Ptitsa) y Uncle Vania. Sir Alec Guinness en una entrevista me confesaría a bocajarro:

─Los ingleses tenemos a Shakespeare pero carecemos de un Chejov y esa maravillosa lengua rusa tan eufónica y tan plena de recursos teatrales─ Y Sir Alec, uno de los grandes actores que en el mundo han sido después de Sarah Bernard, sabía lo que se decía.

El inglés, según el celebérrimo actor, no llega a los límites de naturalidad y capacidad de improvisación que es una de las armas secretas de la lengua de Pushkin. Dicho esto, y con todos mis respetos para con los turcos, el imperio otomano ha sido el antagonista de estos valores que preconizaban Dostoyevsky, Leibniz, Cervantes, Quevedo, Dumas, Swift, Chaucer, etc. No conozco de ellos más que algún tratado de navegación y de astronomía. Quizás tengan matemáticos y científicos, muy ardidos porque descienden de fenicios para el comercio, pero como artistas son poco reconocidos Los turcos han tenido buenos geómetras, algún poeta, pero en literatura qué quieren que les diga; constituye un pueblo practico y guerrero. ¿Son europeos? Que se lo digan a los búlgaros, a los rumanos, a los servios, a los croatas, a los vieneses, a los alemanes, hostigados por sus mamelucos y jenízaros a lo largo de su historia, o al poeta zamorano que perdió la vida en el cerco de Viena o al propio Cervantes. Estas son lentejas. La historia no la inventado una cucaracha alemana con frenillo, ni se la puede sacar ZP de los bolsillos, por muy voluntarioso que sea y aplicado, cada loco con su chifla, en lo de la alianza de las civilizaciones, ni tampoco el cristianismo puede ser una renegada eneje ni una casa de acogida como pretenden los curas vaticanistas, sino que es algo que está ahí y que lleva funcionando muchos años. Hechos inamovibles a los que muchos quieren dar la vuelta o miran para otro lado. El judaísmo es una cosa, el Islam, otra y el cristianismo, otra, ¿pero esto cómo se lo explico yo al cura de mi barrio que el hombre es muy corto de luces? Anda azacaneado con los cepillos de Haití que quisió si llegaran a los pobres damnificados del terremoto si no se los guarda antes algún desaprensivo, pues las catástrofes son una excusa para hacer negocio, o enseñar garra como está haciendo Obama que ha enviado a la sexta flota pretextando ayuda a los negritos haitianos los pobres tan lejos de Dios y tan debajo de la bota del Tío Sam. También es una excusa para el “poseo”.

A costa de tragedias y de los minutos de silencio algunos políticos hacen campaña electoral consiguiendo protagonismo en la tele



Capítulo 14



Nostradamus predice cosas terribles para el 2020



Están en Roma y dicen que el anticristito vive en Madrid, en un palacio y que ciñe corona en la frente, se sienta en un trono sobre el cual pronto caerá la guillotina, y el papa habrá de huir del Vaticano. Nostradamus, hecha la oportuna reserva de que los quiromantes se equivoquen, es bastante fuerte con respecto a este año del 2020.

Pronostica la expulsión o la muerte de Benito XVI (se ha cumplido au muerte civil con la abdicación de la tiara) y que van a cortarle la cabeza al usurpador que viste la púrpura de la realeza. Pues, si el usurpador es el que yo pienso, el anticristo es la vera efigie de un rey bobo. También dicen que malo y muy malo es. Por ese cabo no marra Nostradamus. Obras de autores de aquel país que me hayan impresionado no conozco ninguna si no es por la celebérrima “Pasión Turca”, falsa moneda del turismo licencioso de ciertas españolas que se dicen liberadas pero que son algo paletas y un poco putas, y se largan a Constantinopla a echar una canita al aire. Está escrita por el ex falangista, y aljamiado tornadizo cordobés don Urnición Capialzado. Como abogado de la inclusión de Estambul en la CE, dejando fuera a Rusia, Moratinos vuelve a cometer otro desatino. Pero ese hombre al que sólo le falta la tralla y el blusón para ser alguno de aquellos trilleros cantalejanos con visera negra y rostro de hogaza de, que recorrían mi provincia ─ de aquellos gorrineros de la tralla no había que fiarse un pelo─ no ha hecho otra cosa que meter la gamba y destruir. Le han dicho los judíos que se admita al turco en Europa y Moratinos que parece más bien un monosabio de la Trilateral que un ministro de España le ha abierto el portillo al sucesor de Alí Pachá. Rusia la Rusia cristiana, la fuente espiritual y material del Oeste, donde están todas las materias primas como el gas, las reservas de trigo, los bosques siberianos, los minerales, los saltos de agua, que transformarían a la Comunidad Europea en una fuerza política y económica y no una cuadrilla de mercachifles a merced de lo que diga EE.UU, según las trazas, no tiene derecho a entrar en el club. Algo huele a podrido en Dinamarca.




Capítulo 15


LA LAURA DE KIEV


Kiev es ciudad santa, uno de los santos lugares de cristianismo junto a Jerusalén, Compostela, el Monte Athos, Capadocia. Me acuerdo de la visita que giramos un grupo de turistas ingleses en el año 73. En Pecherskoi está la montaña mágica donde pueden contemplarse momias algunas incorruptas de antiguos monjes, los encuevados. Los cuerpos aparecen acurrucados en vanos de la roca. Algunos pasaron la vida de rodillas y no podían erguirse a causa de la estrechez de la cueva. Otros no se sentaban, pasaron la vida de pie. Oración de quietud y de silencio como Simón Estilita, san Antón, san Sabas, Andrés el Cretense, Juan Damasceno, Hilarión. Por eso el conflicto ruso ucraniano que subvenciona Soros en la laura de Kiev a mi modo de ver es una visión de Apocalipsis.

Pecherskoi forma parte de las tebaidas sagradas que se irradiaron desde Siria y Asia Menor hasta Grecia y los Balcanes. La idea cenobita es la búsqueda de la perfección siguiendo la máxima de la cristología de ser perfectos como perfecto es el Padre que está en los cielos y se encuentra en la soledad y el silencio de las montañas como el monte Sinaí y el monte Cedrón, en Salónica o Capadocia. Orate et vigilate. Oración constante. Día y noche. Hesicasmo. El nombre de Dios siempre en los labios. No nos dejes caer en tentación Repetición continuada de una jaculatoria: el kirieleison, señor ten piedad. Kiev la santa en el corazón mismo de la santa Rusia me impresionó. El accésit o ascensión de la cumbre de los perfectos requiere el asesoramiento de un guía o monitor en oración. Un staretz: el monje que nos enseñó las cuevas de Pecherskoi.

Era un hombre alto con unas barbas patriarcales nieladas de plata, relativamente joven y con esa voz melodiosa que sólo se encuentra en Rusia, hablas que parecen flautas, el pelo largo y recogido en un moño y un icono de la Virgen María colgándole del pecho: panagia. Maestro de novicios. Le llamaban sus educandos staretz y batiosca: padrecito. El coro ¡cómo cantaba himnos apasionados mientras los ángeles parecían pasearse por la bóveda, madre mía! Aquellas voces parecían lenguas de fuego que fueran a incendiar el mundo. El staretz nos contó la parábola de mostaza e hizo una profecía. La gran catedral de Santa Sofía de Kiev aparecía casi vacía pero el padre Zosimo dijo que algún día se volverá a llenar

—Nuestra fe es indestructible.

Quedé pasmado ante la seguridad de aquellas palabras y la profundidad de la mirada del staretz. Eran ojos humanos los del padre Zosimo pero había en ellos un halo divino, algo que no pertenecía a la tierra



Capítulo 16


BULGAKOV: GUARDIA BLANCA.


Por las páginas de la "Belaia Kvard" galopan los caballos del Apocalipsis abierto el séptimo sello, confluyendo dos planos el ideal y el real, el pretérito y lo porvenir, en una gavilla de grandes frases fulminantes palabras. He aquí otro ucranio profético. 1918 año terrible grandes hambres en Ucrania guerra civil el fantasma de la hambruna en las aldeas, los mujiks se comían las cortezas de sus abarcas de abedul y de antropofagia se dieron casos. Miguel Bulgakov era un ruso blanco hijo de un pope. Su escritura fue admirada por Stalin. Los judíos conspiradores querían mandarle a Siberia y había muchos de ellos en el politburó. Fue un meteco, un exilado interior en el país de los soviets, habida cuenta de sus orígenes cristianos. Su falta de sumisión al soviet deseencadenó la persecución de que fue objeto después de haber escrito "El Maestro y Margarita" y después de ser el autor que más obras tenía en cartel en Petersburgo años 30.

Botas altas a la moda, gorros aplastados pasan los cadetes de ingenieros... las sandías no pueden asarse con jabón ▬ el absurdo forma parte de nuestra realidad ▬ que vencieron los norteamericanos y no es posible sentarse sobre un erizo. Bulgakov el nuevo Gogol el cual, siendo ucranio, escribía en ruso hace en esta novela enigmática un canto al mundo que se fue con la caída de los Romanov: los museos, los bailes palatinos, los húsares elegantes, dolman cruzado al pecho de terciopelo y una pluma en el ros para romper los corazones de las damiselas. La guardia blanca estaba integrada por la crema de la crema de la aristocracia militar, el regimiento Preobrazhenski. El hetman se monta al caballo, desenfunda el sable y grita a su sentnia: “hurra muchachos”. Mijail Bulgakov revive las experiencias de su infancia dorada en Kiev la santa. Su familia vivía en la bajada de la calle Aleseyeski. Desde el jardín se ven las cúpulas doradas de la catedral de santa Sofía.

¿Soros con la revolución naranja metió allá la zarpa en el granero de Europa las tierras negras? Ucrania siempre tuvo un problema con el judaísmo; el tercer ángel derramó la copa sobre los ríos y sobre las fuentes y se convirtieron en sangre. Los alemanes eran cobardes y apoyaban al forajido Petliura. La Gran Guerra trajo a Ucrania los piojos el hambre y la blenorragia. Miguel Bulgakov pasaba consulta a los enfermos de sífilis de Moscú, enfermedad que él contrajo dios sabe donde y de la que él murió ya cocainómano. Los grandes genios de la literatura rusa y puede que la universal fueron desdichados. Le tocó ver la caída del zarismo anegado en un mar de supercherías y de corrupción... llegaban los periodistas de Moscú, gente venal, ávida y gallina. Cocotas. Honorables damas de aristocrático apellido y jóvenes pederastas activos y pasivos bardajes y buharros pero esto es la modernidad según el autor de “La Guardia Blanca”. Llegaban príncipes del tres al cuarto, poetas y prestamistas, gendarmes y actrices del teatros imperial que se movían alarmadas por el futuro eléctrico de la humanidad. Es rotundo y profético Bulgakov. Su táctica es la repetición y el salto de página como los troparios del canto diaconal bizantino. Saca la mano a pasear para arremeter contra la insensatez y cursilería de sus contemporáneos y abre los fuelles bajos de su voz de chantre para cantar las verdades del barquero. Un judío predicaba junto a la iglesia de san Vladimiro la revolución y entonces entraron los bandidos en tropel, gritando consignas “la calle es nuestra”, y yo me fui. Esta es la visión cínica y lírica de un testigo presencial de la revolución de octubre que volvió a revivirse casi un siglo después en la revolución naranja en Kiev. Como buen ucraniano, es Bulgakov muy hábil con las palabras que esgrime en su doble interpretación semántica de las dos grandes lenguas eslavas. Fue para mí un maestro desde que leí la Guardia Blanca, traducida por un hermano de Pedro Laín Entralgo. Se adelantó a Kafka. Novela moderna a gran escala.





Capítulo 17



EL GRAN AYUNO DE LAS FIESTA DE LA DORMICIÓN

A mediados de agosto la campiña rusa huele a manzanas (iabloki) y los rusos se preparan para celebrar las fiestas de la recolección que coinciden con el gran día de la Virgen el 15 de Agosto (Uspeñie o dormición que es como ellos denominan a la Santa Asunta) al que antecede el gran ayuno del verano. Leo a Antón Chejov en una de sus novelas cortas “Campesinos" efectúa un retrato de la Rusia rural poco antes de la revolución: es tiempo de pescar mújoles y de recoger manzanas. Se escucha, alegre, el canto de los mujiks. Al lado del ideal religioso magnifico de la iglesia de cinco cúpulas se proyecta un caleidoscopio menos amable sobre las condiciones de vida en que viven los kyliaks. Hay dos planos el de la naturaleza virginal y el de la vida humana con sus sobresaltos:

"Nikolai y Olga contemplaban la puesta del sol, cuyos fulgores de oro y púrpura se reflejaban en el agua, en las ventanas de la iglesia, en el cielo, en el aire sereno y puro... ya puesto el sol, el rebaño pasó mugiendo, pasaron las bandadas de ocas... la suave luz crepuscular se extinguía en el aire; descendía lenta la noche". El realismo bucólico del genio que describe majestuosamente la naturaleza contrasta con las cabriolas de un estro imaginativo que se asoma a las páginas de esta novela donde todo es triste y a la vez alegre, divino y diabólico, sórdido y esplendente como un coro de querubines cantando entre las nubes (esto es Rusia) cristiana y pagana... En la iglesia mora el Señor. La gente alumbra con velas y lámparas, rojas, azules, verdes como los ojos de una princesa. El Señor se pasea por la noche por la iglesia y la Virgen y san Nicolás van detrás de él... tup... tup... tup y el sacristán tiene miedo, mucho miedo... sí, paloma... y cuando venga el fin del mundo todas las iglesias volarán al cielo... ¿con las campanas? con las campanas, sí, paloma. Realismo mágico diríase es lo que evocan estos párrafos de un cuento en que plantean un problema teológico de categoría como es el hecho de que las fiestas sagradas arrastren como una lacra infernales borracheras, comilonas, estupros. Ya el gran poeta francés Francisco Villon lo denota en sus cuartetas al narrar un crimen cuando se celebraba la fiesta del Corpus en Paris. Los templos del Espíritu Santo regenerados por los sacramentos se convierten en seres miserables bajo las garras de la sordidez, la pobreza, el alcohol. Chejov hace autocrítica pero no convendría cargar las tintas contra la religión de Jesús. Todo esto es achacable a las carencias de la condición humana: los judíos a lo mejor no se emborrachan pero fomentan el odio y la usura, el engaño hasta tal punto que su soberbia aterra. Los musulmanes son fanáticos, derramadores de sangre, y creen que la fe del profeta se impondrá mediante la espada. Ante eso el panorama que describe el maestro ruso de Jukov una aldea perdida en la estepa rezuma ternura y misericordia hacia estas pobres gentes creyentes y a la vez pecadores que invocan a la Vivificante, y no cesan de suspirar ante el icono y de invocar protección ante la madrecita contra la esclavitud, la miseria, el vodka. Todos tienen miedo al más allá y viven acurrucados junto al samovar. El autor, dibujante de la condición humana, ofrece muchas preguntas pero no tiene respuestas y eso es lo que le vuelve tan humano. Sólo el cristianismo ha demostrado a lo largo de la historia su capacidad de introspección. Se recuerda que nuestra ley nos exige devolver bien por mal y volver la otra mejilla cuando te dan una bofetada. Ha pasado Santa Clara y los ardores de san Lorenzo, tiempo de verano, agosto hermoso y peligroso, sandalias franciscanas, andares lentos bajo el sol de las dos mochas publicar o no publicar that is the question mejor no; los libros me los como. El amo de la vara hace estallar su látigo enfrascándose en contiendas tremendas, historias de cadáveres negros, que vienen y nos apalean Cataluña un nuevo estado musulmán los mamones amenazan por Gibraltar y llega la escuadra. Londres ha vuelto a utilizar la retórica de siempre, la de las cañoneras cierra, el convento de los franciscanos de Avilés, se murió el ultimo fraile, termina una historia que comenzó con Enrique el Emplazado uno de los trastámara; estos veranos nada tienen que ver con aquellos de mi adolescencia cuando me pusieron de pantalón largo. Yo huyo hacia mis interioridades porque nada es lo que parece y nada es lo que es; lo mejor refugiarse en Chejov para encontrarme con la majestad de la liturgia griega, el tedio de las vidas pocos complacientes, aquí una institutriz que es expulsada de la casa donde servía por robar un broche que había sido sustraído por el paterfamilias, un hombrecillo acogotado que tenía el vicio de la bebida, la pobre muchacha que convive con un estudiante de medicina y la abandona; se escuchan las toses del cuarto número seis; alguien quiere, volviendo sobre sus pasos perdidos, regresar al hogar pero encuentra la casa solariega cubierta de muerdago las cerraduras enrobinadas por el orín. El jardín delantero aparece cubierto de lampazos la galería del portal muestra su perfil desalmenado, como la dentadura de una vieja. Le faltan tres o cuatro estípites el hórreo se vino abajo y hay que rescatar las lanchas de los piragüistas que se encuentran sepultados bajo los artos. Mientras te afanas por abrir una casa cerrada desde hace siglo la Roxia te observa y el delincuente que se ha hecho rico con el contrabando de la droga se encuentra oculto tras la persiana del mirabel observándote mientras tu siegas la hierba y te afanas por recoger algunos limones del viejo limonero que se encuentra semiseco; aquí están encerradas viejas vivencias la infancia de mis hijos, aquellas vacaciones, aquellos veranos con sabor a mar perfume del ocle y de la hoja del tabaco, la artesa medieval que se disolvió en polvo, el espejo con la foto de una muchacha en flor y de un segador de guadaña, un san Antonio y una Virgen del Henar y María Elena que se nos acaba de morir de enfisema y gordura letal cuando era una guajina de tres años. Bien. Este es Chejov: la pluma que se rebela contra la monotonía, contra esa taifa de bribones que aparece sobre el horizonte, esa cuadrilla de salteadores que son las pasiones, y se hizo con el poder el niño que llora, la mujer que se echa un amante, el marido despechado que se suicida, los golpes secos que pega el leñador. Nos van a vender el jardín de los cerezos; alguien comete un asesinato, la bella Elena se enamora de su acreedor. Una mujer es sí cuando dice no; vas y vienes a Madrid, los mismos rostros, idénticos gestos de cansancio, a la puerta de un bar te roban la bici, eres un difunto de taberna pero yo me cisco en ellos. No los soporto cuando sus pulpitos son altavoces de la destrucción que viene y parlamentan los muy sañudos sobre el día de la ira el dies irae querrás decir eso es tener muy poca imaginación. Madrid bien puede ser el Petersburgo prerrevolucionario donde Antón Chejov plasma la falta de sensibilidad e impotencia de una sociedad a punto de recibir el finiquito ante lo inexorable. Su prosa infunde resignación, dejando la cólera y la rabia colgadas en el paragüero. El aire de un crimen para los novelistas de la gran manzana o los espías de Supraba que andan a todas horas barriendo la red, ya trillaron la parva, ahora es cuestión de largar el bieldo y aventar el cereal ¿me quieres, Irina Petrovna? Mucho. No te imaginas cuanto te amo, Genadio Silvinovich, ya ha muerto Gertrudis la mendiga de Kursk, hicieronle un gran funeral, licuó la sangre de san Pantaleimón y han llegado al mundo promesas venerandas, armaba escándalos, la vapuleaba. Tú te fastidias junto a tu marido, Fekla, pero la sagrada escritura dice que, si te sacuden pon la otra mejilla, no estarás de burla, verdad. Es terrible: por el río nadaban los mújales, los negocios se han echado a perder ¡y ahora estoy tan cansado! Había veranos en que me sacaba mil duros en comprar y vender y ahora estoy sin blanca fíjate. Se me ha rasgado el borsalino y no tengo para comprar abrigo nuevo, tú tiras las piedras a machote y yo a sobaquillo; tarde de agosto se te fueron los furores con la resaca, echaste al diablo, arrojaste los malos pensamientos a las tinieblas exteriores, mientras lees al más aristócrata de los escritores rusos, limpio de cuerpo y alma, irónico y tierno a la vez, aunque no sé que actitud tomaría frente a esta oclocracia y como serían sus cuentos bajo la plebeyez del nuevo orden que poco tiene que ver con esa sala numero seis, cristiana, donde tosen sus enfermos del pecho. Estarán tuberculosos pero es una tuberculosis que tiene que ver poco con la sañuda protervia de la bestia y de la masonería que oficia su ritual solemne en maguitos. Antón Chejov era un aristócrata de la prosa. Nos consuela releer al maestro cuando nos ahoga la falta de libertad, la acedía, la sumisión al yugo tecnócrata. Puede que seamos víctimas de falsas expectativas porque al final de todo lo humano aguarda la muerte y la decepción. Un 90 por ciento de nuestra vida son instantes de aburrimiento. El letargo de lo anodino vence a la euforia, mas no por eso habrá que quemar las naves ni romper los moldes; simplemente seguir la tradición. Sus cuentos, así me parece a mí, poseen como un cierto encanto litúrgico como si Antón se revistiera la estola cruzada y oficiase unas rogativas a la manera tradicional del canto diaconal de letanías en el oficio litúrgico de san Juan Crisóstomo. Señor, apiádate de nos, muestra tu misericordia y no tu ira sobre la bola del mundo. Regreso a “Historia de una anguila” y me veo retratado en aquello foto del niño rubito vestido de marinero cuando nos dieron las casas de Valdevilla. Aparezco junto a mi padre mi madre y el general Tomé apretando yo la barandilla de ladrillos, la foto del sardinel que guardé en el libro. En aquel jardín papá plantaría un rosal y dos piescales. Yo era un niño inocente que no comprendía nada deslumbrado por el sol de Segovia y la gorra de plato del coronel. Luego la historia de una anguila publicada en la colección Austral sería el libro con que entretuve mi espera ante el juez donde fui llevado por escándalo publico, la llamé puta, me desahogué. Se perdería en la comisaría. Había venido yo a casarme y la moza me dijo que no, fui detenido a punta de pistola por un policía que estudio conmigo Filosofía y Letras. Pero no quiero hablar más de aquella noche fatídica. Otro libro de Chejov sus obras completas encuadernadas en piel se perderían de la misma manera en el paritorio del hospital de la princesa Beatriz de South Kensignton mientras esperaba nacer a mi segunda hija. De modo que puedo decir que el autor ruso se encuentra plenamente integrado a mi vida en lo que guarda de casualidad, de absurdo o de veleidades imponderables del destino. Vete tú a cantarle los blues a aquellas mujeres que un día te quisieron y te dejaron de querer o no te quisieron nunca porque todo fue un fallo de la fatalidad. Aquel primer amor bien pudiera haber acabado en tragedia, a no ser por la intervención del ángel fuerte que me gobierna. Los besos que soñabas, los momentos radiantes de felicidad, los veo ahora convertidos en humo. Ah, san Antonio de Padua valedor de este pecador. Estaban las sandalias del mujik cubiertos de barro. Eran las trapisondas de los siervos de la gleba. Las falsas promesas de las mujeres. Las esperanzas y lo sueños que se colaron por la atarjea del vodka. Yo estaba tan tranquila en mi casa. Tú me pegaste al volver de la taberna. ¿Me quieres Afasia Argimirovna? Más te querría si no me mirases con esos ojos diferentes a los de entonces y ese rostro que despliega una gran nariz. Tengo una jaqueca terrible a causa de la borrachera de la víspera. Mañana es la fiesta de la Dormición. Las campanas repican a gloria pero hay mucho duelo en mi corazón. Me sube la tensión, me vocea, es como una yegua que descarga coces en mi trasero, me crispa y me sube la tensión a 17-10. He de controlarme para no golpearla. Ay de ti si sacas la mano a pasear. Son dos años en la trena. Dominarme me cuesta Dios y ayuda y mis dineros, pero no te preocupes; cuando venga el fin del mundo todas las iglesias─ ermitas, humilladeros, catedrales, capillas, colegiatas, oratorios, ermitas y capillas y hasta el templo de Salomón ─volarán al cielo. En 1937 por estas fechas los buitres circunvolaban los cultivos de Brunete. Fue el año del horror. Las aranzadas mostraban las panzas abiertas de los cadáveres de los mulos. Los campos estaban sembrados de esqueletos. La aviación había arrasado con sus bombas los trigales. Pegaron fuego a las encinas y el chasquido de las ascuas tuvo aquel verano un cierto parecido con el golpear de la lluvia mansa sobre el canalón. En conmemoración de aquellos muertos a los que todos olvidan yo me fui de vareta, difunto de taberna. Me cagué sobre las retamas del olvido. Antón Chejov, ay dios mío, no sé para qué vale la literatura. ¿Sólo remesas de papel para limpiarse el culo? Puedo decir que en el día de la Dormición me cagué en los adoradores de Belial, en los masones del mandil que ofician sus abracadabras con capa pluvial y manguito y hacen por la tele y por la radio los conjuros del anticristo.








Capítulo 18




CANTA EL RAITÁN


De todas las lenguas romanas y románicas, de entre todas las diversas jergas y tonalidades en que se hablan las lenguas de España, creo que los vocablos más hermosos los conservan vascuence y bable. Dos idiomas que fueron hablados por gentes aldeanas que tuvieron un comercio natural y sin mistificaciones de ningún tipo con la naturaleza. Por eso se hablan como susurros en las frondosidades de los bosques del país cuando la brisa besa los árboles o los santigua el viento entre las ramas o el son del agua en las piedras. Y se refieren a conceptos directos y concretos. No se trata de hablas especulativas o analíticas. Obviemos las ampulosidades anfibológicas de la política. Aparte de eso guardan en ambos casos las esencias entrañables del pasado prerromano (el celta y el ibero) por lo que se refiere al guipuzcoano. En cuanto al bable es lo más parecido al lenguaje de los juglares y de los héroes de los cantares de gesta o al de las legiones romanas que acamparon en el Bierzo, la Asturica invicta, cuartel general de la Legio VII Gemina también llamada Victrix (la victoriosa).

Es nuestro romance más puro y a él hay que volver para estudiar la evolución léxica o sintáctica del castellano. ¿Quién no se ha extasiado ante la ternura de una balada en vascuence como el amets egin goitzian? ¿A quién no se le alegran las pajarillas o se le vuelve el alma de almíbar al escuchar los sones del pericote o de la danza prima? La llingua asturiana guarda asimismo de términos propios de ascendencia celtíbera. Bellos vocablos como cadeixo, enciso, xana, hatores.

Los sufijos diminutivos en in parece que endulzan la entonación de la marina y de las brañas cuando risca la luz las entrañas del monte. Hay vocablos como vixu y orballu y en la prosodia juega a la dulcificación general una yod intervocálica. En asturiano no existen las jotas que dcen las trajeron los moros pero que yo creo que son préstamos del habla fuerte de Vascongadas. ¿Anduvo por aquellos montes la Tribu Perdida, la XIII? ¿Estuvo de verdad el paraíso en Cantabria? Por Pravia dicen salió la lluna y calentémonos cabe llar pero un poco más arriba por los concejos de Tineo esta elle palatodental se hace explosiva dando lugar a tsuna y a tsar por llar. Los gallegos dicen “lareira”. El cronista piensa en estos asuntos oyendo esta mañana cantar al raitán pájaro bello y mínimo que se solaza tras los "finxos" de la era mientras la tarde se derrumba en sombras prometeicas sobre los cerros astures. De todas las aves de la creación quizás sea el raitán el de menos envergadura pero su canto es recio y potente como el de una gaita que suena de alborada. Anida en ramas de castaño este pequeño prodigio de la fauna animal y busca a la compañera atrayéndola con sus filados bajo los ladizos del hórreo de castaño. El de mi casa es del siglo XVIII. Un epígrafe en el dintel escrito a gubia en letra inglesa: Fizolo Lucas Fernández en 1789. Podíamos hablar mucho de esa fecha. Cuando las horcas tomaban la Bastilla aquí estaban tallando troncos para construir cabazos y paneras los carpinteros de ribera. Al raitán no le ve. Es tímido como el ruiseñor y huraño como el urogallo. Sus tonadas, sin embargo, alegran los prados. Atardeceres mágicos. Un ángel de luz nos lleva en volandas por los montes del paraíso allá donde queda la Sierra del Viento. Esta región nos prende a los que somos de secano. A los animales domésticos aquí los bautizan cuando los fierran. Pero si nos aguardamos un poco a que cierre la noche a lo mejor vemos cabalgar sobre los tejados el espectro de doña Berta. La propietaria de la casona que escribía cartas de amor al carlista habita en mi aldea. Y la verdad es que estas cosas nos hacen ser un pueblo rico y esperanzado como diría Borges. Debe de haber trasgo en el vallado. Las xanas bajarán a peinarse a la fuente del reguerín, después habrá esfoyaza junto a los calderos. Ye tiempo de castañas.  Es por San Martín patrón de Europa. Habrá luna llena. Entró el otoño, esperamos la nieve, pies quietos mientras escuchamos el sonido de las manzanas al caer del árbol besando la tierra. Música celestial que desnuda primaveras antiguas



Capítulo 19


ROMA FRENTE A TOLEDO. DIFERENCIAS ENTRE EL RITO CLUNIACENSE Y EL MOZÁRABE


 


Martes de cuaresma de 1071. Monasterio de San Juan de la Peña: doscientos monjes cantan prima y tercia con arreglo al antifonal compuesto por san Isidoro. A la tarde fueron oficiadas las vísperas siguiendo el misal cluniacense. Si prima, tercia, nonas y laudes fueron toledanas al atardecer los salmos y lecciones fueron romanos. Fue sin duda el ocaso de una civilización. El cristianismo en España llegó por el sur en la ruta mediterránea de Bizancio. El episcopado, las parroquias, las devociones conservan la impronta griega. El ritual mayormente es cantado y no hay consagración sino epiclesis con incesantes invocaciones a la Trinidad y al Espíritu Santo. Retumban bajo las bóvedas de los recoletos templos los trisagios atanasianos… agios… agios. Dios fuerte, Dios santo, Dios inmortal, ten piedad. Y los misterios se celebran ocultos en el reservado tras la puerta de los dones del iconostasio que vela la visión de los fieles. Como en esa pequeña catedral del rito visigótico que es la iglesia de santa Cristina de Lena que, por su recogimiento y acústica, lo que se denominaba en arquitectura ortofonía, me recuerda a las sobori o catedrales rusas, una reminiscencia de los ritos órficos. Fe es creer lo que no vimos dice el Ripalda. Se abre la puerta y aparecen los tres diáconos. El chantre canta la epístola y el preste bendice al pueblo revestido de ricos ornamentos no con la mano extendida sino juntando los tres dedos de su diestra. Las misas del Cid antes del primer canto del gallo duraban tres horas y en las dos pascuas toda la noche. En el poema del Cid con ese verismo de la cuaderna vía se nos advierte que el prócer besará la mano sólo a su obispo y al Padre Santo romano le hará reverencia pero no le besará la mano.


Devos dios malas gracias, ay papa romano,


Enviasteme a pedir tributo cada año


Traéroslo ha el buen rey don Fernando


Cras vos lo entregará en buena lid en el campo


Este verso resume el malestar que produjo entre el clero castellano la orden del papa Alejandro II de suprimir el ceremonial antiguo. Hasta hubo una ordalía. Se encendió una hoguera a las que fueron arrojados dos misales. El que se quemara sería el falso. Fue pasto de las llamas el de los cluniacenses pero en Roma no hicieron caso. Castilla había de aceptar por las bravas el mandato papal. Gregorio VII, también llamado el monje Hildebrando, muerto Alejandro, amenaza con enviar a la marca hispánica una cruzada bajo el mando del conde Ebles de Roucy, hermano de la reina Felicia de Aquitania. Sancho Ramírez de Aragón claudicó ante las reivindicaciones de la sede apostólica que invocaban su derecho sobre la cristiandad española en una concesión del emperador Constantino al papa Silvestre al que dona sus posesiones en España.

El papado era una institución merovingia donde lo temporal se confunde con lo espiritual y el papado por eso actuó como un señor de horca y cuchillo, conforme a la mentalidad medieval. El obispo de Roma juntaba sus propias mesnadas, tenía un ejército y salía a campaña contra los otros reinos cristianos. Mal ejemplo pero encarnaba las dos ideas claves del poder medieval: trono y altar. Dicha creencia (la iglesia como institucional temporal comete fallos, no así en su calidad de mandato divino) va a dar desembocar en los papas poco ejemplares de la edad de hierro del pontificado, o en la lucha de las Investiduras y el escándalo de las cruzadas, que llevarían al enfrentamiento de Roma y Bizancio. Toledo quedó entre medias. A tal respecto los españoles pedían dispensa alegando que ellos tenían su propia cruzada. Les bastaba con la pelea contra el sarraceno, una empresa en la cual no participaron los otros reinos cristianos allende el Pirineo. Lucharon ellos solos con las barras de Aragón y el pendón castellano. Con la proscripción del viejo misal perdimos centenares de himnos, colectas y fórmulas de veneración de las que se conserva alguna como el Attende, Domine et miserere que sonaba en Cuaresma o el Rorate coeli desuper en Adviento, pero ganamos la maravillosa polifonía del Canto Gregoriano de una tremenda solemnidad y más austera que el ritual gótico. La iglesia fundada por Jesucristo es eterna. Y depositaria de la fe en la resurrección y la vida perdurable. Sin embargo, a todos los que hemos estudiado su historia nos encontramos con contradicciones e interrogantes que son obra de los hombres ─lo esotérico interior y lo exotérico o externo─ que se une a lo misterioso. Una, católica, apostólica. La barca del Pescador cruza los mares aborrascados de los tiempos y padece del espíritu de contradicción y las objeciones. Esa iglesia española que acató las normas gregorianas, imbuido del espíritu profético, ha sido una de las más grandes en extender y propagar el evangelio, sobre todo en Hispanoamérica. La monarquía española se hizo cargo de ese espíritu mesiánico de la defensa de la catolicidad y sigue en la brega aun hoy en día cuando arrecia la más lóbrega persecución de los grupos protervos enemigos de la cruz. Cabe recordar que fue bastión contra el Islam. El ritual incoado por el Vaticano II al que hemos criticado sin entender y sin haber conocido mucho de los tesoros que guarda el nuevo breviario no ha sido respetado en toda su grandeza. Nada tiene que ver con sus dos precedentes, el gótico y el gregoriano, pero es faro de luz que ilumina los nuevos tiempos, apocalípticos (los cristianos están siendo expulsados de Jerusalén y en lugares como Pakistán se martiriza a creyentes por recibir el bautismo y un imán Saudita ha dicho que hay que asolar todas las iglesias cristianas de Europa y sustituirlas por mezquitas) en parte, pero la vida de la SRI ha sido una perpetua Apocalipsis un cambio incesante porque las sociedades y las mentalidades evolucionan y se mueven. Credo in unum Deum. La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos. Hoy cuando nos sentimos muchos de nosotros en orfandad es necesario proclamar la veneración trinitaria frente a la molicie y la comodidad de una sociedad descreída y dominada por medios de comunicación cristofobos. Advierte don Ramón Menéndez y Pidal que las relaciones entre Oviedo y san Juan de Letrán fueron muy escasas antes del siglo XI. Tras la conquista de Toledo van mejorar algo. Sin embargo, los obispos españoles guardaron celosamente su autonomía.

Excomulgaban y canonizaban por sí mismos. A Roma sólo se acude cuando surge un litigio con las otras diócesis que en sus orígenes se llamaban heptarquías a la manera griega. El recelo y las suspicacias van a ser constantes durante toda la edad media con figuras tan impresionantes como el arzobispo Carrillo que decía que él se pasaba por los mismísimos los rescriptos, breves y bulas de los padres santos. A Cisneros lo metió en la cárcel eclesiástica de San Torcaz porque el bueno de fray Francisco antes de ser fraile se llamaba Fernando y era un cura de pueblo que había peregrinado a la Ciudad Eterna a la procura de un beneficio que le correspondía en cierta parroquia al lado de Alcalá. Gil de Albornoz hizo lo mismo con el arcipreste de Hita por su renuencia a aceptar el celibato. El cisma de occidente y la coronación del papa Luna surgen como telón de fondo a tales litigios por cuestiones de jurisdicción y preeminencia. Se reconocía al soberano pontífice una autoridad de primus inter pares. La reforma cluniacense va a representar, empero, un triunfo omnímodo y total de la sede apostólica aunque el episcopado español siga siendo autónomo en sus propias diócesis e impulsor de la lucha contra los sarracenos (Cisneros, Jiménez de Rada, el arzobispo Carrillo de Alcalá, Gil de Albornoz y otros.) El redescubrimiento del rito mozárabe que se conserva hoy sólo en una capilla de la catedral toledana es una gran riqueza para la iglesia en medio del desbarajuste litúrgico imperante y el primer peldaño para el acercamiento de Roma y Bizancio, separados ambos tronos desde las excomuniones de Miguel Cerulario en 1055.

Oremos para que acabe el cisma. La iglesia romana y la ortodoxa necesitan estar juntas para hacer frente a la protervia ambiente.


Capítulo 20




ARZOBISPO CARRILLO PRIMADO DE TOLEDO


 


Don Alfonso Carrillo —nos informa Hernando del Pulgar en su “Claros Varones de Castilla—arzobispo de Toledo “fijo de Lope Vásquez de Acuña fue ome alto de cuerpo e de buena presencia. Era de los fidalgos e de limpia sangre de Portugal. Su abuelo era caballero portugués que vino a Castilla al servicio del Rey don Juan el que fue vencido en la batalla de Aljubarrota. Fue primero obispo de Sigüenza y después proveído de la sede toledana. Rezaba bien sus horas e guardaba cumplidamente las ceremonias que la iglesia manda guardar. Fundó el monasterio de san Francisco en Alcalá. Era de gran corazón e su principal deseo era fazer grandes cosas y tener gran estado por haber fama e renombre”. En este retrato psicológico del controvertido prelado, una de las figuras clave para entender la España de Enrique IV, nos lo describe certero. Su ascendencia lusitana va a determinar su alineación en el bando de la Beltraneja y de las luchas banderizas de aquel reinado que derivaron en la batalla de Olmedo acabando con el escarnio de la “mofa de Arévalo”.

Se trata, pues, de un obispo a la vieja usanza. Eclesiástico ciertamente pero prevenido en frontera. “Los moros, dice el cronista Pulgar que también era converso y del bando de Isabel en contra de la facción de su hermanastro don Enrique, son omes belicosos y astutos e muy engañosos en el arte de contiendas e varones robustos e crueles al acecho por las montañas”.

Acérrimo personaje que se curtió en las luchas contra el Islam. Magnificente y generoso. El cronista no nos cuenta que su corte episcopal en Alcalá rivalizaba con el palacio de los Papas en san Juan de Letrán o en Aviñón con más lujo que el propio alcázar segoviano donde vivió el último de los Trastámara. Se daban fiestas y banquetes y saraos. Acogía a músicos y poetas, siendo muy amado por sus feligreses, quienes, según el refrán, eran de origen converso en su mayor parte o morisco: “alcalaino fino no bebe vino ni prueba el tocino”... aunque le dé al cristal de vez en cuando… porque la ciudad complutense siempre gozó en España de tolerante, muy al contrario que Salamanca más rigurosa y levítica. También puede ser que el propio don Alonso, al igual que don Juan de Torquemada luego cardenal de san Sixto y Alonso de Cartagena arzobispo de Burgos y el mismo cardenal Mendoza el cardenal de España, proviniera de hebreos lusitanos. Se refiere Pulgar a su pasión por la quiromancia y las artes mágicas de gran boga en la época, a su desdén por los rescriptos y anatemas que llegaban de Roma. Cisneros al que tuvo encerrado trece años en la cárcel arzobispal de San Torcaz por causa de un beneficio por el que pleiteara fray Francisco que por entonces no era fraile sino cura secular y se llamaba Fernando, habiendo acudido a san Juan de Letrán para traer una dispensa papal, fue una de sus víctimas. Echó al fuego la bula papal Carrillo y mandó encerrar al que había de convertirse en Regente de la corona.

Tenía el señor primado Carrillo un hijo natural por nombre Troilo al que regalaba con solicitud paternal pero que falleció a los quince años. Y un gozque o perrillo de aguas con cuyas gracias entretenía a sus huéspedes, a decir del cronista Palencia en la “Cuarta Década”. En todo resulta muy humano el perfil que de su persona esbozan los analistas de la corte de Enrique IV.

No solía oficiar misa más que en las solemnidades pero la oía a diario de labios de alguno de sus capellanes según costumbre. Siempre que pasaba yo camino del archivo en la plaza de las monjas, la estatua del primado mitra báculo y capa pluvial parecía saludarme desde su pedestal oscuro en la amanecida. Con su mano tendida sobre el horizonte o de lo alto de su mitra, donde posaba casi siempre algún pájaro, señalaba el horizonte embelesado por ese misterio que se llama España. Por su aspecto respondía a la imagen de lo que debiera de ser un jerarca de la iglesia medieval que definió la Reina Católica: “pláceme ver los caballeros en campo, los obispos de pontifical y los ladrones en la horca”. Generoso y hospitalario. Sin embargo, el cronista oficial puntualiza: “Sus pensamientos eran más altos que sus fuerzas y su gran coraçón no le dexaba discernir ni consentía medir con las grandes empresas que tomaba, e desto se seguían trabajos y fatigas continuas”. Luces y sombras en la vida de este gran arzobispo que ocupó la silla primada treinta y seis años. De una liberalidad acérrima porque en su casa no había pobres se derivó la bancarrota de su primacía al final de sus días. A todos cuantos le venían a visitar les regalaba, acogía, les vestía y alimentaba, pero muy belicoso y amante de la guerra también era. Después del obispo Gelmírez, el de las Navas, la figura de Alonso Carrillo se convierte, para bien o para mal o en detrimento de las murmuraciones de sus enemigos, en uno de los gigantes de la historia de la iglesia española a través de su pretensión de mantener una cierta equidistancia o autonomía respecto a Roma. “Del Papa a veces fazía mofa pero nunca malfetría”.

No era la codicia la inspiradora de una de sus aficiones: la crisopeya sino la caridad. Quería convertir el hierro en oro para dárselo a los pobres y remediar así las necesidades de los pobres de Alcalá. A causa de su manirrota largueza y generosidad murió pobre y arruinado a los sesenta años. Su sepulcro se encuentra en el trascoro de la iglesia mayor de la ciudad complutense. Y su monumento me saludaba a través las nieblas del Henares en el entrelubricán de la aurora nada más cruzar la fachada de la Universidad cuando yo iba a trabajar. En parte entendía yo al verlo tan tieso y tan rehecho la vera efigie de un arzobispo de Toledo orgulloso y triunfal sobre el bloque de mármol las razones que se les escapan a los enemigos de nuestra fe católica, dando de lado un hecho sustantivo: que la iglesia está integrada por hombres falibles y pecadores. Es una institución temporal y asimismo espiritual. Lo esotérico y lo exotérico van de la mano. La médula y cáscara se juntan hasta fusionarse. Por eso, continúan apedreándola los escribas y fariseos de todas las épocas. Por eso, somos pasto y comidilla de los hipócritas y los que disparan contra la casa ajena cañonazos cuando la suya tiene el techo de cristal. Lo malo de los españoles es que desconocen su historia dejándose engañar por los farautes del miedo y los mensajeros de la autodestrucción. La verdad es que somos un poco deletéreos. Un poco de flema y no ser tan aguerridos en nuestras descalificaciones no nos sentaría mal.



Capítulo 21


DÍA DE SAN BERNARDO EN FUENTESOTO

 

 

 

Un año más y siguiendo una tradición secular perdida pocos años antes de la guerra civil y resucitada en tiempos de la democracia, Fuentesoto honró al glorioso san Bernardo con la procesión a la ermita de san Vicente de las Povedas, camino de Pecharromán. Dedicada a Vicente, aquel diacono aragonés mártir de la fe, cuyo culto estuvo extendido en la Hispania visigótica, es uno de las joyas románicas mejor conservadas —sólo un ábside semicircular cubierta de bóveda de cañón tres lucernas o saeteras y guardapolvos con adornos de taqueado jaqués, figuras geométricas y adornos florares en los capiteles, en la parte interior se representan animales y obispos, que corroboran la suposición de una mano mudéjar, respetemos al Islam— edificado c.1135 en piedra caliza. Seguramente, formó parte de una “anillo de oro” o círculo de monasterios de monjes blancos que sustituyeron el anacoretismo (aquella zona del Duratón es comarca de cuevas como la de los Siete Altares de Sepúlveda) por el monaquismo. Los solitarios de esta Tebaida segoviana en zona apartada y abrupta optaron por la vida en común. Los monasterios del Cister eran lo más parecido en los siglos medios a los “kibutz” israelíes de hoy. Eran centros de producción y feudos de defensa. Allí se abrazaba un género de vida austera de trabajo y plegaria, también de estudio porque el “armorium” o cuarto de los libros era tan importante como el refectorio y el dormitorio corrido, vida en común. Pero no sólo rezaron. También trabajaron, plantaron viñas, cavaron huertos y araron tierras. En los majuelos de Sacramenia, Pecharromán, el Vivar y Valtiendas se pisaba una uva que, transformada en mosto, daba el mejor clarete del mundo. El Vega Sicilia y los excelentes caldos de la ribera del Duero zona Peñafiel fueron el descubrimiento de estos frailes blancos que todas las tardes cantaban himnos en honor de la Virgen María y tomaban un jarrillo a las comidas. Ellos trajeron el vino y el canto gregoriano. Eran monjes soldados. Tengo entendido que Ben Gurion copió algunos capítulos de las Constituciones para el Estado Hebreo de Bernardo de Claraval, aunque sustituyendo la palabra Dios por la Roca de Israel. El monje ideal, apartándose del mundo, goza de las buenas cosas de la existencia: el trabajo, el reposo, la quietud, la amistad sin los líos del amor y la familia, la caridad con el prójimo, abraza la virtud en menoscabo del vicio, aun sin perder de vista la fragilidad de la condición humana que con frecuencia sucumbe a la tentación. Ora y labora. Huye, calla, llora y reza es la receta del Talmud en la lucha contra las fuerzas diabólicas y el espíritu maligno que nos rodea Hay rasgos misteriosos, que no se comprenden en la personalidad de este bienaventurado abad borgoñón, el cual a lo largo de sesenta años de vida pobló Europa de casi dos centenares de monasterios desde el Humber inglés en la frontera con Escocia hasta el Duero y desde el Loira hasta el Danubio y el Vístula. Eran vergeles, jardines de María, remedando el “hortus conclussus” de la Biblia, ¡qué descansada vida la del que se aparta del mundanal ruido! situados en valles apartados a orilla de los ríos y en Castilla los muros sagrados de estos monasterios como los de Sacramenia se convierten en alcázares fortificados. Visión del locus amenus pero sin bajar la guardia, que el enemigo acecha. Por fuero de Brañaseca otorgado por el rey Alfonso VII el Emperador surgieron los aportillados o caballeros prevenidos en frontera. Los esclavos podían manumitirse al socaire de esta norma y los musulmanes gozar de libertad dentro del territorio castellano. Así como los judíos. Parece que hubo dos aljamas importantes una en Sacramenia y otra en Sepúlveda de dependiente de la de Fuentidueña donde estaba la sinagoga mayor.

Claro que esto no se cumplía siempre, porque los monjes soldados, venida la primavera, tenían que pelear contra los invasores del sur. A juzgar por las adarajas o ladrillos sin terminar de ser colocados se aprecia que las iglesias de san Vicente y las de san Gregorio no pudieron ser terminadas porque se acabó el peculio, o por la de la llegada de tropas sarracenas. Son misterios que suscitan la meditación del que contempla estas sagradas piedras.

Otras plumas más cualificadas como las de Quadrado o las de mi paisano el doctor José María Costa Arribas— en las páginas del Adelantado— disertaron, con más autoridad que la mía, sobre las peculiaridades de esta comarca en la franja ulterior de la provincia en todos sus aspectos (lexicográficos, aperos, refranes, trajes, modos de labrar y construir, usos y costumbres incluso el sentido del humor que es muy peculiar según nos ha descubierto el gran escritor, musicólogo y etnógrafo  Joaquín Díaz.) Sin embargo al que suscribe le cumple el orgullo de que mis paisanos no hayan hecho caso omiso hacia mis prevenciones sobre el valor histórico de estas joyas ocultas en sus predios. Ya en 1968 publiqué un reportaje en Diario SP “Ermitas abandonadas en el camino de Sepúlveda a Peñafiel, era el título, con unas excelentes fotos de Santiso. Hoy san Vicente que por aquellas fechas era un muladar está abierta al culto y los “corines” mote con que se designaba en la comarca de Villa y Tierra a los de Fuentesoto con gran esfuerzo adecentaron la iglesia de san Gregorio. Que san Bernardo confesor y san Vicente mártir los bendigan. Loores y vida larga.






Capítulo 22



CATEDRAL DE TOLEDO.

La catedral de Toledo sede primada es misteriosa. Encaramado bosque de piedra que se alza sobre un cerro. El sueño del Greco. Visité Toledo pro primera vez a los catorce años y desde entonces es un enigma que me persigue. Luego en los 60 se puso de moda entre los estudiantes los viajes a Toledo y al cigarral donde escribía y trabajaba sin parar Gregorio Marañón. Es un pecado mortal para un endocrinólogo la perdida del tiempo. A mí Toledo se me clavó en la mirada. Canté su garbo en algunos de mis poemas. Posee toda la grandeza y ese furor de los obispos guerreros que se calaban la celada, prevenidos en frontera como Gil de Albornoz o el arzobispo Gelmirez el de las Navas. A Gil de Albornoz le echaba en cara un papa de Aviñón cuando regresaba de Bolonia donde acababa de fundar el colegio de los españoles sus pasiones bélicas. Ni corto ni perezoso Su Eminencia mandó traer un carro lleno de cadenas y de cerrojos:

         — Mirad, Santidad. Ese carro de guerra cargado de cadenas y de candados. Son las puertas de las ciudades que gané para vuestra tiara.

Don Alonso Carrillo cuando recibe un breve de Aljandro VI amonestándole por su mal comportamiento con Cisneros rasgó el papel en cien pedazos y metió en la cárcel al que había de ser uno de sus sucesores en la silla primada.

Vuelvo a visitar la catedral para abstraerme de este ambiente deprimente que nos invade a los españoles por las mentiras y desacatos e insultos contra España. La sombra de don Opas vuelve a pasearse sobre la Piel de Toro. Aspirar el perfume de los siglos le viene bien a mis pulmones saturados de humo y de los aires mefíticos de la actualidad española. Busco el anonadamiento místico.

Los boceles del tímpano de la Puerta del Perdón elevan mi mente a la serenidad del pantocrátor. Busco la abstracción solemne del airoso botarel, la gárgola de boca monstruosa y los arbotantes que hacen equilibrismo sobre los muros encaramados. Quisiera escalar a lo más alto del pináculo para tocar la trompeta del juicio final como ese ángel estampado en una de las cresterías. Voy huyendo de los azotes con que nos disciplinan las noticias. Mi alma está sedienta de armonía. Es lo que hoy no acontece. Busco en los diccionarios la palabra “eutrapelia” que es el resultado del hablar bien y sentirse bien como resultado del goce contemplativo. Y la eutrapelia está en el aire de Toledo.

Quise reencontrarme con esa historia de cuyas enseñanzas se abstrae la educación canalla de esas constituciones que negaron a España. Por el Miradero bajaban los estafermos gigantones y cabezudos y en Zocodover ya instalaron sus reales las carrozas de la tarasca de Corpus. Toledo tres culturas cosmopolita, ciudad. Tres misterios trinitarios, tres maneras de adorar a Dios a veces no de manera constructiva pero yo pienso que el Menorah y la Media Luna siempre habrán de situarse a la sombra de la cruz en contra de lo que afirman los irenistas. Las antiguas herejías (pelagianos, donatistas, maniqueos, materialistas, saduceos que no creen en la otra vida, adopcionistas de un obispo de esta sede que pensaba que Jesucristo no era más que un profeta adoptado por el Padre Eterno) forman parte de la mentalidad moderna. La paz nunca será posible sin admitir que Jesucristo fue el hijo de Dios verdadero.

Sale a pasear por las calles empinadas mi alma en busca de la melancólica belleza de algo que se fue. Escucho los acordes de la novena sinfonía conjugados con el rabel y las tiorbas de los juglares. Toledo es un gran romance arquitectónico. En cualquier esquina uno puede toparse con los ojos rasgados y misteriosos, ojos de fuego, de las tapadas. Por estas cuestas subía la mora Zaida el amor de uno de los grandes reyes de Castilla Alfonso VI. Hago mis escorzos novelísticos; recuerdo mi pasado y el ambiente levítico de mi niñez. Yo también fui niño de coro en otra catedral. Me rindo de hinojos ante la Virgen del Sagrario. Junto al tímpano de la Puerta del Mollete sentados en cuclillas piden limosna tres mendigos. Rejas doradas de Villalpando cierran el paso a las capillas.

La catedral de Toledo atrae como un imán a los hombres de iglesia, se agita ese morbo o ese duende de la utopía que llevamos dentro y hay que menear el incensario de los recuerdos pensando en lo que pudimos ser y no fuimos. Los canónigos cantan vísperas en el coro igual que hace diez siglos delante de un facistol enorme donde se reclinan los becerros forrados de piel de toro con letras capitulares y las pautas del contrapunto. Nuestra vida debiera de ser un salmo de alabanza al Criador. Pero últimamente rezamos poco. Sille et psalle era la norma de aquellos prestes: (guarda silencio y piensa que la mejor oración es la cantada.) Cantar y rezar eso es la vida, o debiera ser. Hoy nos embargan las noticias dirimentes y la angustia de los nuevos tiempos. Teníamos madera de santos pero el mundo nos hipnotizó con su mirada de lobo. Quedó, con todo y eso, como un estigma indeleble, esa ternura ese amor a la ciencia, esa belicosidad del guerrero implacable poco sensible ante las miserias humanas. En las aulas de los seminarios adquirimos esa dureza eclesiástica que tiene en menoscabo los afectos humanos. Vaya lo uno por lo otro. Toledo siempre me dio algo de vértigo; el vértigo de sentirse español. Me hubiera gustado decir misa en la capilla muzárabe que conserva el rito visigótico bajo la mirada del cardenal Cisneros. El transparente barroco de santo Tomé en la girola es una apertura invisible que causa pasmo. Los rizos de la casulla de san Ildefonso bordados por la propia Virgen que se la entregó, la puerta del Reloj, la de la Feria y la de los Leones, un torrente de armonía sube a la bóveda desde la panza del gran órgano catedralicio accionado desde la tramoya por un manchador o palanquero que carga los fuelles rompiendo la quietud las augustas soledades templo. Colgados de alguna capilla, y listados por el polvo de centurias, pingan los petasos o sombreros episcopales de los titulares de la silla toledana. Aquí van algunos nombres: Wistremiro, Montano, Eulogio, luz de España, Ildefonso que era tan devoto de María que una mañana la Virgen bajó del cielo a colocarle la casulla con que se disponía a cantar misa —entrañable cuadro que puede admirarse en la sacristía del monasterio de Guadalupe— donde los pinceles del artista juegan al corro con la inspiración y la ternura. Patruno, Pelagio, y Melancio se llamaron los primeros obispos de Toledo. Después de Roma, Compostela, Canterbury y Constantinopla, la iglesia toledana fue la más importante de la cristiandad. Pesa la historia. Actualmente es uno de los monumentos más visitados por el viajero. La ciudad vive del turismo Ello no es óbice para que siga celebrando el culto divino con el esplendor de los tiempos antiguos. Terminado el canto de vísperas, una fila de canónigos marcha detrás del deán con la cruz procesional. La luz de la tarde que se cuela por el ventanal de las vidrieras del transepto trazando encajes maravillosos sobre la vía sacra de acceso al altar mayor. Se dibujan en el suelo alfombras de colores. Y cada uno de los clérigos tras la cruz procesional caminan pisando como flores de luz; unas son rojas, otras verdes, otras de azul. Calma augusta. El canónigo silenciario, a una indicación del pertiguero, da una palmada al concluir el oficio y todos entran en la sacristía por el portón de Claverías. Me embarga un aroma de misticismo. Esta tarde no sé si la he vivido o es el reflejo de una imagen que tengo en la cabeza porque la catedral de Toledo padece también el síndrome de “seminario vacío”. Actualmente, aparece no como un lugar de devoción sino como un museo. Los turistas atendiendo a las explicaciones del cicerone miran para arriba.


Capítulo 23



AMOR A CATALUÑA






El mejor pintor para mí Salvador Dalí al que tuve la suerte, el honor de conocer y entrevistar en una larga y accidentada charla en Nueva York. Uno de los mayores arquitectos, Gaudí, de todos los tiempos. Para periodista Eugenio D´Ors (Xenius) y José Pla, cuando no soplaba la tramontana de su imaginación que anulaba al buen payés que llevaba dentro de su inteligencia viva y sus ojos pugnaces y diminutos. Novelista a lo Flaubert fue Ramón Agustí y en su canto épico a Barcelona “La ceniza fue árbol” se acerca a la grandeza de Flaubert. Otro de los grandes incontestables fue el balear Villalonga con su obra maestra “Bearn”. Él es Mallorca y describe la isla de la calma que entusiasmó a Chopin, a Jovellanos y a Robert Graves La novela de posguerra pasa por Cataluña y eximio representante fue Joseph Vidal Cadellans que escribía también en catalán-─lamentablemente esos textos no han llegado a nosotros─- representa el existencialismo ante la preocupación y agita su pluma ante un mundo que viene con el desarrollismo, el turismo de masas, la secularización de la sociedad, la gran burguesía catalana que se derrumba después del movimiento Renaixança pero vuelve a resurgir después de la guerra civil. Franco, eso habrá que reconocerlo y aunque algunos lo tratan de negar de la misma forma que su apoyo a los judíos, se volcó con Cataluña y Vascongadas en detrimento de otras regiones. Y en esta lista uno no tiene más remedio que agregar a mosén Cinto VerdaguerMontañas de Canigó, y La Atlántida.

Vivió esta Cataluña de la cual hablo, tan diferente a la actual, el tiempo apoteósico de los juegos florales y su poesía es una de las más grandes que haya producido ninguna otra lengua románica. Y sucedió que en su poema épico a la Atlántida orquesta el mejor y el mayor canto a España que escribió poeta ninguno. No en vano fue capellán castrense y estuvo embarcado en la fragata “Numancia” que sería hundida por los norteamericanos el 3 de julio de 1898 en la Bahía de Santiago. El capitán Villaamil pereció pero el almirante Cervera y él mismo fueron rescatados náufragos por un torpedero del almirante MacKinley. Llevaba a España en el corazón y supo cantarla en catalán. A su regreso a Vic este gran admirador de Balmes fue perseguido por el clero nacionalista, y el obispo Morgades, según cuenta Castellán, le haría mil perrerías y creo que acabó sus días en la pobreza porque el prelado barcinonense le suspendió a divinis que para un cura es como quitarle el pan. 

Cataluña siempre ha contado con el fervor y la admiración del resto de los pueblos de España y yo creo que es un sacrilegio el mezclar el idioma con la política como postula el híspido, presuntuoso, engreído y odioso don Jorge Pujol. Uno seguirá leyendo a los grandes prosistas y poetas catalanes pese a todos estos antipáticos secesionistas que no quieren a su patria, sólo a sí mismos, como Ausias March y Ramón Llull.

Por aquellos días esta nación nuestra vivía alegre y esperanzada bajo la consigna laborada en el escudo de los Reyes Católicos ex pluribus unus.

Ese mundo feliz se ha ido al traste a causa de la bajeza y el egoísmo de los políticos, la inconsciencia de una intelectualidad aturdida y temeraria y esos ejércitos de maniobra oculta que alzan zanjas diabólicas entre los pueblos rindiendo culto así a Satanás, el Gran Separador. Por aquellos días cantábamos el “Noi de la Mare” por navidad y “Rosa de abril murena de la serra de Monserrat estel iluminá la catalana terra y guia nos cap al cel” por primavera, el "vinticinque de decembre fun fun” que institucionalizó la alegre y triste Nochebuena hispana y otros villancicos menos recomendables como “Al entrar en Barcelona dieron muerte a mi consuelo no eran cazadores eran artilleros” una canción carlista que tenía su vertiente verde jocosa en “Al pasar el Fondergat una noya i un soldat, etc”. La amputación de Cataluña del tronco común que no creo en realidad que interese ni a la burguesía ni a la inmensa mayoría de catalanes de buena voluntad supondría seguramente la desaparición de España como nación para convertirse en amalgama de taifas.

 Sin embargo, a lo mejor es lo que interesa al gran capitalismo de la mano negra global que impone su férula mediante el terror, el miedo, la desconfianza planetaria de unos pueblos contra otros y el control mental vía prensa, radio y TV, la pornografía y el periodismo destructivo. La comunidad literaria española orientaba en mis años mozos el dardo de su saeta hacia Barcelona, sede de las grandes editoriales. Hoy ya no es así. Las imprentas barcelonesas fueron compradas por Hachette y otras casas anglosajonas establecen su marca y dictado de gustos antiespañoles y el pensamiento en inglés. Las letras castellanas para esta deletérea ola que nos ha venido son basura fascista. Ellos se dicen comunistas pero son capitalistas acérrimos bajo el respaldo del sionismo, mira al “Coletas” ese descamisado pijofaluta que en un par de años se ha hecho millonario y se ha comprado un palacio en Galapagar. He ahí la manipulación de los anales y la tergiversación pavorosa de cuéntame lo que pasó, píntalo de verde, al revés te lo digo para que me entiendas. Esa es la fija. Al releer “No era de los nuestros” de Vidal Cadellans, premio Nadal 1958, y para mi gusto el mejor Nadal (y dando por sentado el hecho de que este galardón quizás sea para los que escribimos en este país mucho más importante que el Nóbel porque en su concesión no predominaban los intereses políticos o los sectarismos de bloques, sólo la calidad literaria de los textos guardaba prelación) se me ha representado aquella atmósfera que yo entreveía desde mi camarilla de un seminario del norte leyendo este libro bajo las sabanas y a la luz de una linterna después del toque de oración. El tema o perioca principal podría ser centrado en lo que se llamaba a la sazón cine de autor o de valores humanos, cuando se levantó la tapadera de una sociedad hipócrita, a sabiendas de que un mundo nuevo se alzaba a través de los nuevos inventos como el utilitario que mandó al burro del abuelo a la cuadra, la lavadora que sustituyó a la toza, el frigorífico vino al relevo de la fresquera, la olla Express mandó al puchero al baúl de los recuerdos. Se produjo el trasvase de las masas agrícolas a las ciudades. La liberación de la mujer comenzaba al inventarse la píldora abortiva. Han pasado menos de cincuenta años y la faz de la tierra se ha transformado. Después de los aviones a chorro de aquellos tiempos se dio paso a la primera huella del hombre en la luna, el mando a distancia, el ordenador, el móvil y la píldora del día después que ha traído aparejada la gran revolución feminista que el novelista catalán aunque borrosamente acierta a entrever. Lo dice en una prosa clara, neta, sin atauriques y con la sequedad de un catalán de Terra Firma en cuya estructura resuenan ecos del existencialismo de aquel entonces: Sartre, Gide, Bernanos.

 “No era de los Nuestros” fue ingresada en el cupo de novela católica por la problemática que plantea pero hoy yo diría que es pura didáctica sociológica, estableciendo un estadillo de situaciones psicológicas con la reacción al desfalco y apertura de la caja fuerte de la empresa de su padre, y la huida de Jaime Arias a Francia con seiscientas mil pesetas. Las miserias y grandezas de cada uno de los personajes salen a la luz, así como sus sueños, su amor al trabajo, sus virtudes y pecados, grandezas y sus miedos.

Podría calificarse de Bildungroman o novela de iniciación. Sin embargo, en su única novela Vidal plasma una obra maestra haciendo un alarde de imaginación, introspección, definición de caracteres, ambientación y esa garra que suelen tener gran parte de los premios Nadal y de los escritores del grupo de Barcelona (Bartolomé Soler, Tomás Salvador que aunque palentino fue de la escuela catalana, con libros insuperables y hoy por desgracia descatalogados.)

Sagarra, Espriu, Xenius y otros muchos escribieron en La Vanguardia o en el Diario de Barcelona, el rotativo más antiguo peninsular. Vaya para todos mi homenaje. Con la posguerra y durante el franquismo la Ciudad Condal fue el emporio de la inteligencia en castellano y en catalán. La ciudad vivió un autentico siglo de oro que hoy muchos no quieren reconocer y que contrasta con el catetismo “pallus” de la actualidad. Era entonces una ciudad abierta y se ha vuelto una sociedad cerrada. ¿Qué mano vil enterró nuestros sueños? Las barras de Aragón eran las señeras de la llibertat. Para libre Aragón, decía Gracián. El molt honorable Pichol ha convertido el viejo bastión de los gigantes en una tierra donde renquean los enanos. He is a dworf anyway y un ceporro, lejos de la sabiduría y el buen trato de los catalanes a los que definía Cervantes como “archivo de la cortesía”. Confiemos en que su delfín don Arturo Mas no siga su ejemplo. Porque perdería Cataluña. Perdería España. Perderíamos todos. Su Cataluña agria, antipática, nadie tiene que ver con por contraste con esta Barcelona sudorosa que conoce la irrupción de los primeros turistas pero atrayente y amable que describe Vidal Cadellans en su denso libro. Apenas más de doscientas páginas. Era una ciudad en libertad a la que peregrinábamos con deleite y algún donaire los de la generación del 68.


Capítulo 24







SOROS SPONSOR DE UN FRENTE POPULAR EN CATALUÑA


 


Georges Soros Budapest 1930 tuvo una frase para mí cuando lo entrevisté en su apartamento piso 35 de Wall Street "I´ll buy you out" (os compraré a todos) y esa sentencia categorética se clavó en mi memoria con tanta fuerza que escribí una novela. Lo que me dijo aquel hombre de negocios neoyorquino quien para almorzar se comía tan sólo una manzana ─me invitó por cierto y yo le dije no gracias─ me martillea ahora en la memoria. Era la América de Carter, la guerra fría pero aquel rey Midas ya preparaba the big move, la gran movida, desde el alto edificios con vistas al East River.

Vendría la guerra de las galaxias, la globalidad y la caída del muro de Berlín. Mao era nada más que un tigre de papel y la Unión soviética un gigante con los pies de barro. El refugiado húngaro judío de raza fracasó como filosofo pero como economista con sus teorías iconoclastas y antiacadémicas que lo hicieron malquisto en Downtown, era un brujo. Un verdadero adivino del porvenir. Lanzó su formula desde la ciudadela del capitalismo. Sacaba conejos de su chistera, inventaba cosas basándose en el axioma talmúdico de que el dinero es sólo papel. I buy you out. Fue el patrocinador de UCD, y se inventó una formula mágica para acabar con los estados históricos con las enejes vías de penetración mediante la filantropía, el adamismo y el buenismo. Publicaba entonces libros que no leía nadie con títulos como "El peso de la conciencia" y "Hacia la aurora global". Un asquenazí de aspecto insignificante, americano desde 1948, nadie podría creer que albergaba grandes proyectos para su fundación a la sombra de Rockefeller. Subvencionó el levantamiento de Maidan y dicen que urdió planes para asesinar a Putin pero Putin es ahora amigo y ha firmado un pacto al estilo del que llevó a Europa a la guerra el acuerdo Malenkoff /Ribbentropp con Netanyahu para triturar Europa.

Ahora se habla de Cataluña como eminencia estratégica de dominio del Mediterráneo, algo que le interesa en especial al estado hebreo al alimón con su aliado ruso. Creo que aquella manzana que se zampó durante la entrevista que le hice para la cadena de la Prensa del Movimiento con su parco yantar debió de estar envenenada. Uno tiene la impresión de que algunos políticos catalanes y los elches felones que gastan coleta son unos bocazas, no saben nada de geoestrategia y están jugando con fuego. Son los tontos útiles, criminalmente irresponsables. La bestia sin rostro tiene muchas caras, las más terribles son las que oculta. Ases y triunfos bajo la manda. Un frente popular en España está cociéndose en un horno que no está para bollos, sufragado por este archimillonario de origen húngaro, sin patria, al que seguramente no le queden muchos afeitados.


Capítulo 25



ARTURO MAS Y SUS COFRADES EN USA SERÍAN PASADOS POR LAS ARMAS POR DELITO DE ALTA TRAICIÓN EN ALEMANIA


Odio la violencia, me repugna la guerra pero amo a mi patria y estos días ese catalán con cara de dolerle el estomago─ tipo antipático y engreído ─ se encarga de insultarnos y decir las mayores burradas a los que amamos a nuestra patria y hemos jurado bandera. Corren malos días para la gente decente, los españoles de bien, y si Cataluña se independiza, porque aquí Rajoy no ha dicho ni mu, esta democracia se va a convertir en una opera bufa en la que todos han ido a robar. Dineros catalanes en Suiza, mutismo gallego y escucho por ABC radio al bueno de Felipe Sahagún el meritorio de Cirilo Rodríguez el que me acusaba a mi y a toda la gente de la prensa del movimiento de ser corruptos ¿Por qué? porque él era becario de Fullbright de mil dólares y yo como corresponsal de Pyresa ganaba el doble que él. La lucha política en España oculta envidias y ambiciones económicas de carácter cainita y por ahí llega nuestra atávico guerracivilismo. De lo que se trataba era de subir cortando cabezas. Felipe se hizo del PSOE y entraba a degüello. Ahora el ínclito milita en las huestes de la derecha informativa porque el ABC no es lo que se dice un periódico rojo, casi me dan ganas de llevarme la mano a la pistola. ¡Qué país, vaya tropa! Tropa indigna de corruptos, villana y traidora. Esta democracia puede acabar como el rosario de la aurora pero con su pan se lo coman, yo ni quito ni pongo rey, allá ellos que lo arreglen y se repartan el bacalao. Mas tiene la suerte de pertenecer a una nación como la española a la que zahiere y detesta. En los Estados Unidos ya le habrían dado mulé los servicios secretos o los jueces lo habrían sentado en la silla eléctrica. Aquí somos más tolerantes pero a mí me parece que el lemosino don Arturo sería un buen candidato a la corbata de hierro. Sus vilezas le harían merecedor del garrote vil



Capítulo 26


JUAN NEGRIN: "COMPANYS Y LOS CATALANISTAS, CULPABLES DE QUE LA REPÚBLICA PERDIERA LA GUERRA CIVIL"


 


Año 1977 acto de afirmación de la amistad hispano/norteamericana. Como corresponsal del Diario falangista Arriba me situaron en una mesa que compartía con el hijo de Juan Negrín, ex presidente de la República. Se llamaba Juan y era clavadito a su padre, vástago del segundo matrimonio del ex presidente de la Republica con una rusa, sangre canaria ojos dulces muy azules y buenas maneras. No era el ogro con que le había caricaturizado la propaganda del Régimen. Negrín hijo era a la sazón uno de los neurocirujanos más afamados del Bellevue, el hospital neoyorquino de Mid Town Manhattan. A Negrín y a mí nos unía el fuerte (éramos los dos hijos de la guerra civil) amor a España y una actitud tolerante frente a la vida... Por su aspecto era la vera efigie de su progenitor. El hijo del político más difamado e incomprendido del último gobierno republicano, le acusaban de pro soviético, trató de meter en vereda a los anarquistas del POUM, contó con la colaboración de pésimos edecanes que engangrenaron sus relaciones con los catalanes y los otros jerifaltes del gobierno de Azaña, también en USA sufrió lo suyo después de la caza de brujas de McCarthy. Su padre hubo de volverse a Paris donde murió casi en la indigencia en 1956, pero logró abrirse paso en la Ciudad de los Rascacielos y dar carrera a sus hijos. ¿Con los tesoros del "Vita"? De temperamento voltaico, un español apasionado, y con lo que tiene que temer un hombre bien puestos lo contrario de Azaña que era algo cobardón como Rajoy o Indalecio Prieto el de los Tesoros del Vita al que se le iba la fuerza por la boca o Largo Caballero, un asesino. Por aquellas fechas don Juan Negrin ya había muerto e ignoro si Juan Negrin júnior seguía perteneciendo a la partido comunista. Sentí una cierta entropía que me conectaba hacia aquel personaje, un hombre contra cuyas ideas había peleado mi padre en el Ebro. En aquel instante el neurocirujano me hizo una confesión a bocajarro: "Luis Companys tuvo la culpa con su fuerte exaltación nacionalista de que perdiésemos la guerra civil, publíquelo usted, si quiere, en ese diario fascista para el cual trabaja, pero es lo que decía con frecuencia papá al que no le gustaba hablar nunca de aquello... por qué perdimos la guerra.

Se me quedaron grabadas aquellas palabras que traigo aquí a colación porque en víspera de la Díada Catalana vuelve a repetirse la historia. Puigdemont con su pinta de demonio peludo sigue demonizando a España, por la senda marcada por Companys.

El ex presidente de la Generalidad fue fusilado el día de Santa Teresa 15 de octubre de 1940. Una hermana suya, carmelita, le asistió a sus últimos momentos. Ya en capilla, rechazó los auxilios espirituales y pidió cigarrillos ▬ fumó un paquete entero hasta el amanecer▬ y se bebió dos botellas de champán. Como última voluntad, rogó que lo fusilaran descalzo al borde del foso del castillo de Montjuich. Quería pisar tierra catalana antes de morir. Según confesión del hijo mayor, Companys era muy terco y no se avenía a razones. Habiendo huido en abril del 39 por Figueras en automóvil en compañía de Aguirre, el presidente de Euskadi, Irujo, Tarradellas con una escolta de varios mozos de escuadra. El coche tuvo que abrirse paso entre una larga hilera de desplazados que buscaban refugio en Francia. Companys dejó en Carcasona a Tarradellas y Aguirre, continuando viaje hacia Paris en compañía de Largo Caballero.

El líder socialista se dirigió a Berlín donde tenía parientes pero acabó de muerte natural en Buchenwald donde falleció poco antes de la entrada de los rusos, y Companys que quería saber el paradero de un hijo subnormal que tenía en un sanatorio de Bélgica fue detenido por la policía del Régimen de Vichy quien le entregó a las autoridades españolas. Tarradellas y Aguirre tuvieron más suerte se salvaron huyendo al sur de Francia y Estados Unidos.

Trasladado a Madrid, fue encausado en una largo proceso (fue defendido por un capitán artillero que estuvo con él en la guerra de África) pero el tribunal castrense, inculpándole de rebelión militar y de crímenes contra la humanidad (miles de muertos y desparecidos en Cataluña) lo condenó a muerte. Sus cincuenta años de vida recuerdan una de las peores páginas de la historia de España.

Juan Colubrí, coronel jurídico, no pudo evitar la condena a muerte de su defendido. Casualmente y por una de esas peligrosas coincidencias de la vida, fue pasado por las armas en el mismo lugar en que Companys había mandado fusilar el 23 de agosto al general Goded que había secundado el Alzamiento Nacional. Donde las dan las toman.

La figura de este exaltado nacionalista miembro de la masonería, trágica figura (sus cartas lo revelan como un pobre payés de Lérida con poca visión universal, parece haber encontrado un seguidor en el gerundense y gerundivo Puigdemont. Actualmente, la Generalidad honra la memoria de Luis Companys, un asesino. Mandó fusilar a miles de catalanes en los fosos del castillo de Montseny o lanzándolos por la borda del barco prisión surto en el puerto de Barcelona. Entre ellos un pariente mío asturiano que se llamaba Cornelio Álvarez y cuyas cartas obran en mí poder y publicaré algún día. Era un hombre sencillo que fue detenido por llevar corbata.

Companys no era sólo un asesino sino un cobarde, culpable a decir de Negrin y de Durruti al que mandó fusilar, de la derrota de la batalla del Ebro. El obcecamiento y el engreimiento de esta cúpula de catalanes millonarios respaldados por el Sionismo y la masonería: Puigdemont, Mas, Pujol y compañía, ha puesto el reloj de la historia marcha atrás más de tres cuarto de siglos. La masonería fue derrotada en Cataluña y ahora vuelven a las andadas sin saber que el pueblo español se alzará contra esta dictadura de unos cuantos políticos y un sistema corrupto como el del gobierno que preside el masón Mariano Rajoy Brey alias el cagón, con sus enjuagues, embustes y diarreas mentales propias de la filosofía del contubernio contra España que preside. Manuel Azaña era un patriota y tuvo más redaños que este gallego. La masonería controla el agit prop y la maquinaria de la propaganda.



Capítulo 27




LOS POEMAS DE UN ASTURIANO ASESINADO EN CATALUÑA


 


Constantino Álvarez Castrillón era un humilde emigrante a Cataluña asturiano de la aldea de Puente Vega y residente del Manto de Las Dueñas concejo Cudillero y primo de nuestro abuelo Pepe Castrillón, que consiguió establecerse, a su regreso de Cuba, en Barcelona poniendo un pequeño negocio. Un día de julio de 1936 fue detenido en la Ramblas por milicianos del POUM por llevar corbata. Estuvo en la cárcel de Mataró, Lérida y Barcelona en un barco prisión. Donde lo tiraron por la borda, atado de pies y manos, unido a un lastre (para ahorrar munición). Debió de ser su muerte horrible. Su cuerpo no apareció. Fue pasto de los peces. Entretenía sus ocios carcelarios escribiendo poesías de carácter filosófico. Sus cuartetas, algunas con faltas de ortografía y algo ripiosas, no le lograría a Constantino Álvarez ningún lugar preeminente en del Parnaso de nuestras letras, pero transparentan el alma sencilla de un probo ciudadano preocupado por la situación que vive el país. No hay rencor ni acusaciones a sus carceleros o a los que no compartían ideas políticas de liberalismo de derechas, no era falangista. Hasta el final de su encarcelamiento se mantuvo en la esperanza de ser liberado ya que confiesa no haber cometido otro crimen que el de llevar corbata. Sus poesías — más de tres centenares en letra apretada y elegante—han llegado a nosotros gracias a un mozo de escuadra compasivo que las retuvo y luego entregó a los franquistas tras la liberación de Cataluña cuando entró la fuerza de Yague en la capital catalana.

He aquí uno de sus trabajos— el poemario principia en 1932 y termina cuatro años más tarde con la muerte violenta de su autor— que firma en la cárcel de Mataró en noviembre de 1936.


 


EL SOL EN LA CÁRCEL


 


Cuando falta la experiencia se confunde la prudencia


Con alguna tontería que suele servir de guía


A la pobre inteligencia


Le endurece el corazón


Esclavo de la pasión


Por desmedido egoísmo


Sin Dios amor y razón


Buscando comodidades


Nacen complicidades y los pueblos no se entiendes


Y se persiguen y venden


Disfrazando las verdades


En el propio proceder


Encuentra el hombre placer


Cuando nunca causó daños


Hasta soñando dormidos se concentran los sentidos


En las noches silenciosas y nos recuerdan muchas cosas


Y los daños cometidos


Todos los callan y ocultan y no pocos los disculpan


Con aguda precaución suplican


Todo el perdón


De las faltas que les culpan.


 


A partir del 18 de agosto cuando sube la última entrada a su diario poético, cesa la comunicación. Constantino Álvarez, el probo inmigrante asturiano, que no se metía en política, un hombre pacifico, que fue asesinado por llevar corbata e ir a misa, abre los brazos a la muerte en las tibias aguas mediterráneas del puerto de Barcelona.

Su sentencia de muerte había sido firmada por Luis Companys presidente de la Generalidad. Ojala que en España no vuelva a derramarse inútilmente sangre inocente como la suya ni sucumbamos a la debacle de los odios. Los descendientes de este pobre mártir por sus ideas no pedimos revancha ni vindicta. Más bien reflexión que es la mejor forma de que el dialogo no se convierta en monólogo



Capítulo 28


El CURA DE LOS PALACIOS


 


Andrés Bernaldez 1488-1513 es el único historiador y lo cuenta de oídas que había oído decir a su abuelo lo que aconteció en el verano de 1492 cuando los Reyes Católicos promulgan el edicto de Destierro para todos aquellos que, practicantes de la ley mosaica, no quisiesen bautizarse. Nos informa que eran gente logrera de muchas artes y engaños. La mayoría simuló su conversión… e quedaron en Castilla muchos dellos e sinagogas e los guarecieron los reyes y señores a causa del grande provecho y riquezas que tenían. A los que se bautizaron cristianos llamabanlos conversos por haberse convertido a la Santa Fe que ellos guardaban muy mal practicando de oculto la ley vieja e muchos fueron frailes, abades y obispos.

Sólo una pequeña minoría zarpó desde el Puerto de Santa María para Berbería y Argel. De estos, una parte regresó a Castilla por no haber sido recibidos con bien por los alcaides. Otros siguieron ruta a Istambol. Los que no quedaron en Fez.

Si hay que creer el testimonio de este clérigo que ministraba una de las parroquias más importantes de la archidiócesis de Sevilla, las cifras que sustentan uno de los capítulos vesicantes por lo contrarios a España de la leyenda negra, están infladas. Ahora bien, a Bernaldez algunos casos le movieron a compasión. Refiere que malvendieron lo que tenían. Cambiaban la casa por un asno y daban a cambio de una manta una viña de tres obradas. Otro dato: eran gente adinerada. Se ayudaban unos a otros de modo que no había judíos pobres. Practicaban profesiones liberales: la medicina como físicos, la escribanía, la farmacia, o eran mercaderes. Apostilla el Cura de los Palacios: “dominaban por arte de engaño”. Comían pan cenceño y carnes tajales de animales sin pezuña hendida y llevaban vida holgada, no labraban la tierra como los moros ni marchaban a la guerra como los cristianos. Agrega un dato muy importante. No fue la diferencia e religión lo que suscitó la animadversión de otros coterráneos de credo distinto sino la envidia, la usura y en ocasiones el conocimiento de las plantas medicinales, disciplina en la cual eran expertos. Los rabíes eran también médicos y con frecuencia envenenaban a sus pacientes con pócimas. El de los Palacios nos informa de sus aficiones culinarias con preferencia de la olla podrida y la adafina los viernes, las berenjenas y las cebollas. “Les huele el resuello”, asegura este testigo que debió de confesar a algunos conversos y de bautizar a media aljama “aunque cuando llegaban a casa se restregaban el agua bendita o escupían las hostias de la eucaristía sobre un muladar”. Es un pueblo acérrimo en sus principios que dominan por arte de engaño. Abrahán Señor era el amo de media Castilla. Su abuelo los vio partir “unos cayendo otros levantando, unos naciendo y otro muriendo, unos riendo y otros llorando, camino del exilio; iban a embarcarse a la nao de Pedro Cabrón”.

Durante la travesía fueron desvalijados por los piratas. Una pregunta que ahora me ahoga mientras ruge la marabunta del volcán catalán es si los descendientes de aquellos que emigraron hará medio milenio no han vuelto para desbaratar la unidad creada por aquella reina castellana que los expulsó y a la cual llaman en hebreo “messhuge” (maldita).

Cabe tener en cuenta que Abrahán Señor era catalán. Un dato muy importante



Capítulo 29




EL COMPLOT SECESIONISTA Y LA MANO NEGRA

Dos aviones de las modernísima fuerzas aérea españolas que caen en despegue o en aterrizaje ¿abatidos?, media Galicia y media Asturias que arden de repente, fuegos deliberados, terror ecológico, vuelve a España la mano negra. Ocurrió también en la Rusia zarista de 1917 (el diablo es viejo en sus planteamientos, no cambia de estrategia y se repite) inflamada por los discursos de Lenin y las teas de una mano negra que incendió los bosques. La prensa internacional afila el dalle y amenaza con cortarnos la cabeza, coreada por TV3, la Cuatro y la Seis, cadenas españolas que secundan la ruptura y la revolución, controlada por la masonería que se nos echa encima y, cuando la policía española trata de controlar a los revoltosos de una forma sosegada y de bajo perfil, son tildados los agentes de asesinos. Las cancillerías pagan el “lip service” esto es dicen con la boca pequeña lo que no quieren decir con la grande. Querían un "bloody Sunday" como en el Ulster en 1970 que yo lo vi: los paracaidistas ingleses disparando contra la multitud norirlandesa con fuego real. Querían un Maidan en Cataluña. Lo que sí tuvimos fue una sarta de mentiras y “fake news” imágenes trucadas de posibles enfrentamientos con los guardias de falsas lesiones de ojos morados y de heridas pintadas microbina o tomatina. Las fotos dieron la vuelta al mundo. Ante estas falsas informaciones y acusaciones torticeras del New York Times del Guardián y de la prensa alemana o la francesa yo pensaba en una frase de Erasmo: "non placet mihi Hispania" La acusación erasmista daría pábulo a la leyenda negra. Muchos españoles piensan que Israel es un país amigo pero sus agentes están detrás de la revuelta de Cataluña de la subversión de los escraches y se ocultan debajo de la coleta del pijoflauta de Podemos. También se esconde entre las bragas sucias de la alcaldesa de Madrid la de "bienvenidos refugiados" mano oculta de Podemos en la corporación municipal. Todos ellos asisten barra libre a los cócteles de la embajada israelí. Cuya tecnología última generación creo que estuvo detrás del derribo de nuestros dos aviones el día del desfile del 12 de octubre. Dios tenga en su gloria a estos dos jóvenes pilotos el capitán Aybar y al teniente Moreno. Hoy llevo luto por ambos valientes. Se hacen pasar por amigos pero ocultan su alfanje a la espalda con el que quieren apuñalarnos.  El estado gánster respalda la secesión catalana y lo más grave es que está poniendo a las cristiandades europeas contra las cuerdas organizando la emigración masiva hacia nuestras fronteras. Israel es el gran patrono de las enejes. Sus intereses de quebrantar la unidad hispana deben de obedecer a una venganza histórica que desconoce el gobierno y que el hombre de la calle ignora, El CNI debiera de tener la respuesta de por qué caen nuestros aviones y andar prevenido contra otros eventuales ataques.


Capítulo 30


QUEVEDO VERSUS TERESA. CRISTIANOS VIEJOS Y NUEVOS


 Hoy fiesta de Sta. Teresa convendría recordar a Francisco de Quevedo y la gran polémica que dividió a las dos Españas entre santiaguistas y teresianos. Y la pugna sigue. Santiago representaba la alcurnia de los hidalgos de sangre limpia. La andariega carmelita por su parte abandera el estandarte de los conversos. Cristianos viejos contra cristianos nuevos.

Absurda controversia porque tanto Santiago como Teresa eran judíos. Las palabras como truenos de los Caballeros del Hábito de la Cruz Colorada retumban contra el sayal descalzo de los que venían de la judería.

Recomiendo a mis compatriotas la lectura de los libros del autor de los Sueños. Porque allí podemos encontrar una explicación a nuestra dicotomía a nuestra personalidad escindida. En parte llevaba razón cuando Francisco de Quevedo descubre en la psicología de la monja abulense inquieta arrobadiza y andariega (fue siempre muy exagerada y mujer muy lista) aspectos menos plausibles de lo que ven en ella sus devotos incondicionales. Los que añoran al franquismo siguen soñando en el brazo incorrupto de la fundadora carmelita del cual el dictador, tambien judío de raza aunque no de nación, nunca se separaba.

El tema se remonta bastante atrás, al siglo de Oro, y de ahí pudiera emanar la desazón de nuestro inquieto e inquietante pasado. Parece que los españoles caminan por la historia como si pisaran arenas movedizas. Ello forma parte del juego de la exaltación conversa que cuenta con historiadores incondicionales como Américo Castro, refractario a tener en cuenta lo que Quevedo desvela en sus escritos.

Vivimos con la barba al hombro” escribía don Francisco de Quevedo el caballero de las espuelas de oro (así le llamaba Casona) desde su mazmorra en el convento de San Marcos de León. El delito cometido debió de ser de lesa majestad dicen que por una coplilla contra su Majestad. Otros autores señalan las veleidades políticas del escritor y las posibilidades de trabajar para el espionaje francés. La causa de su prendimiento una noche de diciembre de 1639 no ha podido ser esclarecida. Hay otras muchas lagunas en la personalidad enigmática y contradictoria del mejor y más diestro en el manejo de la lengua castellana de los escritores españoles. Gran parte de su ingente obra se perdió. Otra sigue inédita.

¿Era verdaderamente un echadizo de Richelieu al que por otra parte fustiga sin conmiseración? El espionaje fue una de sus muchas facetas. Urdió la conjura de Venecia y la policía del Dux quiso aprehenderlo. Se salvó por parlar italiano sin acento. El señor de la Torre de Juan Abad era un gigante en un país de enanos. Aquí la envidia y la mentira me tuvieron preso conviene recordar la quintilla de fray Luis de León, al salir del presidio de la Inquisición en Cuenca.

Quevedo conoció la amargura del calabozo en tres ocasiones. Las dos primeras por no hacer traición al duque de Osuna, y la tercera, por defender, como patrón de España al apóstol Santiago, ▬ fue larga y virulenta en el siglo XVII la controversia sobre el compatronato porque ahí las dos Españas entraron en juego y la polémica sigue aún ▬ en lugar del de Santa Teresa de Jesús, como pretendían los conversos. Santiaguistas contra teresianos.

Parece ser que él entendió el enigma de la santa andariega, sus mentiras y camelos, sus arrimos al dinero de los cristianos nuevos y los devaneos de esta santa tan arrobadiza que sublima el sexo, haciendo creer a los inquisidores que había sido penetrada vaginalmente por el propio Jesucristo. Locura de amor. España es país de locos. Aquellos que descubren satíricamente estas obsesiones son condenados al silencio, al escarnio a o a la horca. Olivares muere el 22 de julio 1645 en Toro en plena crisis separatista con Portugal y Cataluña. Se había puesto al frente de un ejército que iba contra Lisboa al poco de salir de su heredad de Loeches. El conde duque, que admiraba a Quevedo y lo protegió, acabó odiándole y es posible que una de las causas de ese odio fuera que creía que el autor de Los Sueños se entendía con los franceses que habían invadido Cataluña con un ejército bajo cuerda. Durante sus días de presidio, que minaron su agotada salud, no pierde el humor:


A modo de cachidiablos


Me cercan tres cachirríos


Órbigo, Castro y Bernesga


Que son del Duero meninos

Y eso que estaba ciego del ojo izquierdo, tullido y cancerado, con una herida abierta en la pierna. De este tiempo son sus obras piadosas con místicos resabios donde demuestra sus conocimientos bíblicos, su longanimidad y paciencia de nuevo Job.

El frío leonés inhóspito y salvaje que lo convierten en una de las ciudades más antipáticas de España, gente arisca con mal vino y que come mucho conejo “que vivo en este sepulcro ensayándome de muerto”. Sin embargo, su consuelo son los libros y la amistad con los jesuitas. El padre Juan de Tarsis iba a ser su gran biógrafo y llega a suponer una virtud heroica en aquel hombre que le haría digno de los altares. Dicen que Quevedo, resignado y paciente, murió como un santo. La literatura es para el preso además de consuelo una terapia, no un placebo. Quevedo era alto, bien proporcionado de cuerpo de cintura para arriba, frente despejada, narices gruesas y corto de vista. Los pies los metía hacia dentro y cojeaba de ambos remos. En el retrato que hace dél Pacheco se nos muestra esa nariz sensual judaica y los mostachos de mosquetero. Que no falte la cruz colorada al pecho como ostentación de su limpio linaje. ¿Era también de origen marrano? Muchas páginas de su obra, así como su perfecto conocimiento del hebreo, nos hacen sospechar que sí. ¿Entonces cómo es que se coloca del bando de los santiaguistas y brama contra los teresianitas, cristianos nuevos? Se encuentran muchas contradicciones y lagunas en la vida del escritor que aun no se han resuelto. El caso puede obedecer a sus múltiples complejos y trastornos de personalidad.

Velázquez lo pinta en 1628 cuando tenía 48 años, le hizo un retrato favorable; debió de existir amistad entre él y don Diego


Retirado en la paz de estos desiertos


Con pocos pero doctos libros juntos


Vivo en conversación con los difuntos


Y escucho con mis ojos a los muertos


Si no siempre entendidos siempre abiertos


O enmiendan o fecundan mis asuntos


Y en músicos callados contrapuntos


Al sueño de la vida hablan despiertos


Las grandes almas que la muerte ausenta


De injuria de los años vengadora

Libra oh gran don José docta la imprenta

En fuga irrevocable huye la hora

Pero aquella el mejor cálculo cuenta

Que en la lección y estudios nos mejora

De tan inmortal soneto los que vivimos una vida libresca donde el alma vence su trifulca eterna contra la carne nos miramos como en espejo. El duque de Medinaceli se lo llevó a Cogolludo cuando fue excarcelado. Tenía 63 años, el cuerpo le fallaba, pero la cabeza le regía. Aquel otoño de 1643 publica “Vida de Marco Bruto” que plantea el interrogante eterno de si es lícito asesinar al tirano. ¿Tu quoque filii mihi? (¿Tú tambien hijo mío eres de los que están en la conjura?).

Bruto asesinó a su padre Julio Cesar. Esboza la cuestión del tiranicidio. Quevedo recoge el guante del reto lanzado por El Padre Mariana dando lugar a una gran polémica entre los juristas de la escuela de Salamanca y determina que el que mata al opresor del pueblo no es culpable y lo exime de pecado en su libro “De regis institutione”, de 1599. En la Torre de Juan Abad adonde llega en el otoño de 1644 se queja de la soledad que es la tortura del viejo no tener amigos. Se cartea con Francisco de Oviedo y con Sancho de Sandoval. “Sin apartarme de la chimenea me quemo y no me caliento”. El frío de la cárcel leonesa le penetró los huesos. Es trasladado al convento de los dominicos de Villanueva de los Infantes. Un criado gallego Diego de Lugo le roba cuanto tenía y se da a la fuga. Vienen los sobrinos a la cabecera del moribundo al husmo de la herencia. La noche del 30 de mayo el galeno le manda fumar una pipa y el pobre enfermo con el humo se intoxica. Pésimo remedio. El 25 de julio anota en una de sus cartas (Quevedo murió con la pluma en la mano como los grandes escritores periodistas) “Hoy fiesta de Santiago mi patrón y único de España se me abrió la postema del lado del corazón. Espero buen suceso”.

El día de la Magdalena llega la noticia de la muerte del valido Olivares, su verdugo. Tercia este comentario despectivo: “Yo que estuve muerto en prisiones viví para ver el fin del hombre que me aherrojó… unos dicen que le hallaron sapos y culebras en el buche, otros encontraron cal y arena; yo creo que había de todo”.

El 8 de septiembre de 1645 moriría el genio, de un paroxismo, congestión cerebral lo que hoy dicen ictus y antes se denominaba alferecía, poco después de escribir una carta a su fautor, Bernardo de Oviedo. Fue enterrado en la iglesia de san Andrés. Vuelve el polvo al polvo pero es polvo enamorado. Amor constante más allá de la muerte. Sus huesos se perdieron en una exhumación de la francesada “pues que de nieve están las cumbres llenas, la boca de los años saqueada, la vista enferma… salid a recibir la sepultura, acariciad la tumba y monumento que morir viviendo es la última cordura”, escribió los poemas cinerarios más sublimes de la lengua castellana. La vida tiene mucho de cruel y bastante de escatológico. Es un viaje a través de la mierda. Abrumador por lo pesimista el pensamiento quevedesco. Alguien detrás del biombo, se carcajea de nuestros pasos; el ambiente de la comedia del mundo es delirante. “Médulas que han ardido gloriosamente”. Et ossa mea non conteretur, clamaba Ezequiel. No disperses, Señor, mis huesos. The windmills of my mind. El Molino de su cerebro no paró el trajín durante sus 65 años de vida. “Mi corazón es reino el espanto”. Un clásico universal que retrató no sólo a la sociedad de su tiempo a golpe de sátira sino también la vida misma.


Capítulo 31


QUEVEDO LA CALLE DEL NIÑO


Largos paseos por Madrid al husmo de mis fantasmas intelectuales guiado por la estrella de la literatura desde mi juventud y descubrí (yo debí de haber pasado en la Villa y Corte muchas de mis otras vidas porque estos sitios tenían duende y reclamo para mí) ciertos secretos de un enigma que no es revelado a gran parte de los mortales.

Aquí las calles no son un hombre solo. Evocan una historia, un amor, un suceso, un encuentro o un desencuentro, tal vez el aire de un crimen como Jacometrezzo, la calle del Turco donde mataron a Prim, Antonio Grilo, el crimen del sastre, la de la Magdalena y los túneles de la casa del marqués de Perales, antiguo monasterio donde se decía que las monjas recién paridas enterraban a sus infantes, o la calle de Atocha donde estaba la fuente de la Alcachofa pero en tiempo de mi juventud fueron los aledaños entre Quevedo Iglesia, Cuatro Caminos por donde yo circulaba preferentemente. Aquellas estradas y calellas tenían alma o al menos así me lo parecía a mí. Me daba la sensación de haber estado allí antes; deambulado por allí en otras vidas que tuve porque yo siempre he creído en la reencarnación.

Los mesones de Bilbao donde estaban las eras del Mico y las cervecerías de Argüelles, muchas cañas metí entre pecho y espalda, alguna cita con aquellas novias primerizas del Madrid de los sesenta y en ultimo termino siempre quedaba como ultima ratio de alguna que otra tarde desaforada después de alguna copa de coñac o algún cubata ir a bailar a las Palmeras donde siempre surgía un roto para un descosido y no era consciente de que aquella casa en la calle, hoy la glorieta era la calle del Niño habitaron en su día Góngora y Quevedo. También la llamaban la Casa del Tócame Roque. Burdeles, casas de perdición y timbas que siempre abundaron en la Villa y Corte.

Don Francisco de Quevedo que a la sazón volvía rico de Italia compró el inmueble con un préstamo que le hiciera su valedor el duque de Osuna en lo álgido de su poder. Pronto habría de decaer, eclipsado por su propio hijo, el duque de Uceda y luego el Conde Duque, los otros validos de Felipe IV. En todo caso, allí vivió don Luis de Góngora y Agorte y, don Francisco de Quevedo y Villegas, fue su casero malquisto. Pero la casa tenía bicho y los alguaciles hubieron de desahuciar a otro gran poeta de la corte de Felipe IV, don Luis de Góngora y Agorte. El autor de Soledades era un inquilino moroso y el de los Sueños un casero implacable. Este pleito es el origen de la sátira y de los varapalos en versos y letrillas que se cruzaron ambos genios. A raíz de aquello nace un odio africano entre los dos máximos vates. Una mutua antipatía que llegaría hasta la tumba. Góngora dejó de existir en 1627. Quevedo en 1645.

Se cruzaron coplillas alusivas a la constitución sexual de cada uno saliendo a relucir cojeras, sabañones y otros vicios como el aborrecimiento del tocino que los conversos no cataban nunca. ¡Qué delicia, con todo y eso, cuando ambas plumas se meten un zurrío! El insulto viene a ser entre nuestros poetas y poetisas un subgénero literario. Si se administra convenientemente, puede resultar una obra de arte. El cordobés no se cansaría de insultar al madrileño llamándole borracho, zambo “eres tartamudo de zancas y achacoso de portante” siete ojos alcahuete y buharro y el madrileño en el mismo tono coloca a Góngora en los cuernos de la luna, tildándolo de judío, maricón y mal capellán aparte de narigudo… don Francisco no callaba ni debajo del agua ▬ “yo que nunca se callar/ y solo tengo por mengua / vaciarme de la lengua y morirme por callar/▬ El contraparte se mofa de la cruz colorada que lucía en el pecho recién investido por Su Majestad como Caballero de Santiago:

La malicia y el enredo

La insolencia y el desgarro

Lo alcahuete y lo buharro

Le negociaron la cruz

Que es mirado a buena luz

Hábito pintado en jarro

A las pullas vesicantes del paisano de Lucano contesta el complutense con ilustres rifirrafes empapados de ingenio con los que fustiga los vicios y los antojos de su tiempo. No hay peor cuña que la de la misma madera y tanto uno como otro no eran preclaros de linaje aunque siempre Quevedo se las dé de cristiano viejo pero era el único de los clásicos que conocía el hebreo y andaba por la Biblia y el Talmud como Pedro por su casa. Hidalgos de la montaña del valle de Toranzo pero una familia que realiza los oficios en la corte de camareros y maestresalas. Quevedo dice que el habitáculo de don Luis en la calle del Niño era un antro de suciedad por donde andaban los putos de la corte y los jugadores del naipe casa llana tal vez que compró don Francisco al regreso de Sicilia

En que vivías

Modelo de hacer arpías

Estos dicterios demuestran la dicacidad de los dos hombres que mejor esgrimían, cual florete primoroso, las galanuras de la lengua española. Gongorilla con su acreditada mala leche fue el que dijo del Manzanares: “ayer meome un burro hoy me ahogo”, tan poca agua llevaba el aprendiz de río, contesta refiriendo las inclinaciones de su oponente al traguillo:

Hoy hacen amistad nueva

Don Francisco de Que-bebo

Y don Félix Lope de Que-beba.

Parece ser que Góngora era abstemio; por el contrario tanto Quevedo como Lope de Vega empinaban el codo más de lo conveniente. Mientras que el Fénix de los Ingenios era muy querido por las mujeres, a don Francisco las señoras lo detestaban, y es que no debía de funcionar como es debido. “A batallas de amor campos de pluma”. Injusta y desadorado insulto gongorino contra Quevedo que podía ser un disminuido sexual pero que nunca tuvo pluma. La tara de Góngora (dice el Talmud que quien no conoce a los hombres no conoce a los vicios) eran los niños de coro y el naipe.

La polémica alcanza el paroxismo cuando dice que Quevedo y Villegas no sólo era zambo de pies sino también inhabilitado para los amores a causa de una enfermedad degenerativa. Corrieron hablillas al respecto en la casa del Tocame Roque de que una letrilla de Góngora que se titulaba “Marfisa en la estacada”(3) era un venablo dirigido contra el Caballero de las Espuelas de Oro, el Divino Cojo: “Entrose la daga tan desganada que su escudo aunque hendido no pudo rajar la espada”. Airoso y jovial, responde Quevedo aquello de no todo el monte de Venus es orégano... ya está gastado el acero de mi espada.

Ramón de Garciasol uno de los grandes biógrafos del autor del “Buscón” aseguro que don Francisco era genial e inestable y en esta impotencia solapada puede que estuviera la clave de su misoginia y de su fracaso sentimental con Inés de Zúñiga. Se declaró de por vida enemigo acérrimo del matrimonio al que llama infierno portátil e himeneo tirano. Paradójicamente, él mismo es el autor del soneto en que se canta al amor convertido en polvo enamorado una de los más sublimes poemas cantando al amor en español


Capítulo 32




CERVANTES Y ASTURIAS





Depresiones primaverales. La pantalla se va a negro y la acidia se instala en la cámara oculta del cerebro, duélete todo y no aciertas a rebullir. Le ocurría a Graham Greene que se curaba mediante una dieta de dos mil palabras al día. Pushkin se quedaba tieso en su diván, delante de su ventana miraba caer la nieve de Petrogrado. Nabokov jugaba a la ruleta rusa.
Ah la neige d´autrefois de la cual hablaba el gran Villon. ¿Dónde se derritieron aquellos copos perdidos de la nieve del ayer? El arroyo del destino se llevó los viejos amores. Sólo nos queda la palabra pero soy incapaz de enfrentarme a la tortura de la página en blanco y además en este mundo de frases hechas (con la que está cayendo… dicho esto… para nada… hecho puntual… la crisis, las tertulias radiofónicas, etc.) se aborrece la novedad, nadie puede ir por lo libre y la escritura se ha convertido en ejercicio fútil. Entonces acecha el peligro de Erifos que es una deidad nefasta. El diablo en la botella para conjurar el vacío es falso y tornadizo. Degenera y animaliza. Convierte al hombre en cerdo. No te pique el alacrán, amigo mío. Echa a la espalda todo ese daño pospositicio. Lo que pasó se fue y lo que fue ya no es. Encuentro consuelo y cura en la relectura de Cervantes. Releyendo la ilustre fregona se me viene a la memoria una frase de mi infancia: asturiano daca la cola, daca la cola asturiana. Es tanto como decir átame esa mosca por el rabo. En el catón que aprendí a leer y en la clase de gramática venía este cuento que el padre Sanabria, aquel claretiano bondadoso que vigilaba nuestros juegos, cuando organizábamos partidos de fútbol con dos equipos el de los Gurriatos y Galápagos y nos sacaba a la pizarra a declamar para que perdiésemos el miedo escénico, leíamos el Quijote.

Aquel fraile nos enseñaba a hablar en público y a leer en voz alta. En el libro de lectura venía este enternecedor cuento.

La palabra Asturias se me quedó grabada. Se trata de una historia de tahúres donde nada es lo que parece como en la vida misma. La trama se desarrolla en Toledo y narra los amores de la bella Constanza que servía en una casa de postín como criada pero no era tal criada sino la hija fornecina de un conde burgalés. Entonces va y se enamora la muchacha de un aguador, Lope, asturiano que no era el tal mozo de dar cebada que acarreaba el agua por las pinas cuestas de la Ciudad Imperial cargadas las artolas de su jumento de cántaros y de botijos, pues unos crían la fama y otros aportan el agua, sino nada menos que don Tomás de Avendaño, hijo de un hidalgo montañés de las Asturias de Santillana.

Cervantes juega al equívoco en esta fábula que tiene todas las trazas de las comedias de enredo del teatro del Siglo de Oro. Todas con happy end. Se deshacen los malentendidos y la fábula acaba bien. El autor del Quijote era un hombre optimista y consiguió guardar la mente ten con ten en medio de tantos infortunios: cárceles, exilios y amarga convivencia entre trajinantes, mesones, posadas, mancebías y ambiente del hampa, puesto que en medio de sus muchos oficios parece ser que ocupó el cargo de trainel o palanganero al servicio del escudero de un cohen. Cohen es una de las pocas palabras hebreas que quedan en el léxico castellano y quiere decir capataz, y en este caso proxeneta. Todos los macarras de la ciudad le tenían que rendir cuentas al más famoso cohén de los prostíbulos de Valladolid. Es un cuento de tramposos. Unos aguadores cerca de la plaza de Zocodover en un lugar llamado Huerta del Rey se están jugando un burro a la taba. Las puestas eran tan importantes de hasta cien reales que no parecía que eran perailes sino arcedianos. El aguador en pocos envites desplumó a sus contrincantes. El perdidizo se resignó con su suerte y acabó contrayendo matrimonio con Constanza. Estos enredos puede que aburran al lector moderno pero constituían la base argumental de los libros de caballerías.


 



Capítulo 33




FRAY ANTONIO DE GUEVARA Y SANTILLANA DEL MAR


 



 


En la catedral de Mondoñedo se mostraba a los turistas hasta hace unos años el sillón frailuno donde el obispo de Mondoñedo fray Antonio de Guevara 1480-1545 escribía sus largas y deliciosas cartas a los hombres de su tiempo que eran los de Carlos V. Tantas horas sobre la mesa de trabajo acabarían en hernia discal, luego la mala alimentación cinegética y el sedentarismo depararían la gota de la que murió. Y en eso como en la grandeza de miras, en su simpatía y en su fervor de católico arrepentido, tras mucho pecar, imitó a su señor el Cesar Carlos V; se trata de un didascálico que escribía como hablaba. Cartas que parecen sermones y sermones que parecen cartas. Con glosas a la Biblia y también ▬ por qué no ▬ citas de la literatura clásica, empedradas de preciosos latinismos y reparos morales. A decir de la crítica, se adelantó a los memorialistas ingleses. Su estilo amaba las preciosidades conceptistas en párrafos que van camino del retruécano y anuncian el advenimiento de los crisoles estilísticos de Gracián y de Quevedo, y todo aquello que hizo excelso al humanismo español tan minusvalorado ahora por el sistema. Este franciscano que en su juventud rondó balcones, tuvo amores, duelos y reyertas, para ingresar, una vez arrepentido, en la orden seráfica, fue guardián del convento de Arévalo antes de ser obispo de Guadix y más tarde de Mondoñedo, sedes episcopales en las que no permaneció casi nunca de asiento, según las costumbres de la época. El absentismo laboral y las regalías eran el mínimo común múltiplo de las sedes episcopales entonces. Fray Antonio seguía en todo momento a la corte itinerante del emperador, dejando al mando de la mitra de Mondoñedo a un sustituto. “Los buenos guerreros ─ dice en una carta─ se precian más de amolar las lanzas que de tajar las péñolas; lo que a uno le hace ser buen caballero es ser medido en el hablar, largo en el dar, sobrio en el comer, honesto en el vivir, tierno en el perdonar, animoso en el pelear”.

Dichas epístolas son un compendio de recomendaciones y advertencias teñidas de la nobleza y pasadas por el balde de agua bendita de los blasones de un castellano viejo nacido en Santillana del Mar. En la Asturias de Liébana para diferenciarlas de la Asturias de Oviedo — casta de hidalgos de todas formas— de donde emana el rancio abolengo y la señoría española.

Acabo de visitar la noble villa y encontré cerradas muchas casas solariegas, las corredorias solaneras medio cayéndose y las techumbres de los tejados derrumbadas, dejando pasar el sol del verano y los muros de los corrales a merced de la lluvia y las nieblas del Cantábrico. Santillana ― este es el sueño que acaricio― resucitará algún día cual Ave Fénix. Volverá a ser la cuna de aquel ideal cristiano de caballeros, mitad monjes mitad soldados, cabalgando por Castilla a lomos de Rocinante. Ahora la patria yace sin pulso, desmedrada y medio muerta entre manos de Judas y de Caín.



Capítulo 34



HERNANDO DE TALAVERA EL ALFAQUÍ CELESTIAL O EL FRACASO DEL BUENISMO

 

Metido como estoy en harina de conversos voy y vengo de Alcalá, me pierdo por las empinadas callejuelas de Toledo, en demanda del espíritu que fraguara el sueño mesiánico del imperio. Al cabo de muchos años entiendo lo que dijo Golda Meir sobre el establecimiento de nuestras relaciones con Israel, corría el año 1973, en una conferencia de prensa en un hotel cerca de Hyde Park:

—España para nosotros los judíos no es un país como los demás.

Fue un canto a Sefarad enhebrado por aquella señora que llevaba un bolso como el de mi abuela, siempre de luto, de donde extraía una cajetilla de tabaco negro. Sentí reverencia y pasión por aquella mujer de los cabellos grises que fueron pelirrojos de joven. Le daba importancia escasa a cosas tan trascendentes como el look y que, habiendo ganado dos guerras, se convirtió en la mayor estadista del siglo XX, liderazgo controvertido y discutido por los de su propio partido laborista y por el Likud. España no es un país como los demás. Idea mesiánica. El sionismo anda metido en los fregaos de ganar la tierra prometida que a España le costó nueve siglos. Es una historia de sangre, sudor y lágrimas, expulsiones, enajenaciones, llantos y martirios porque es duro para cualquier ser humano tener que abandonar su casa, dejar sus enseres, ver por última vez los muros de Jerusalén o de Granada. Es lo que está ocurriendo a día de hoy en Palestina. Todo Oriente Medio es una hoguera. No conviene olvidar la historia maestra de vida. Veamos un caso: A fray Hernando de Talavera (Talavera de la Reina 1428-Granada 1507) le llamaban los moros de la Alpujarra el “alfaquí celeste” por sus titánicos esfuerzos de adaptar y convertir la religión del Crucificado al credo mahometano. Su intento fracasó pero queda ahí para la historia, como conato de buena voluntad y como testimonio de que el Bien no gana siempre y sucumbe a los intereses y egoísmos seculares, quiere decirse, el Mal. Conviene, pues, no dar de lado a la Historia. Fray Hernando era un monje jerónimo conocido por sus virtudes: bondad, recogimiento y vida austera. La Reina Católica lo eligió como padre espiritual. Sobrino de don Fernando Álvarez de Toledo, el Duque de Alba, aprendió a leer y escribir en la escuela catedralicia de Oropesa, se graduó en Salamanca. Tomó el hábito de la orden (hábito blanco y escapulario y cogulla parda) y llegó a ser prior del monasterio más prestigioso que había en España en aquel tiempo: el convento vallisoletano del Prado. En una visita a aquel recinto la Reina se confesó con él, quedó impresionada y oliendo a santidad. Elevado a la mitra de Ávila, sería más tarde preconizado arzobispo de Granada. Es designado confesor regio, cargo en el que fue sustituido por Cisneros que se convirtió en su alter ego. La otra cara de la moneda. La dulzura y la bondad del jerónimo chocarían con la aspereza y austeridad franciscana del Regente, aun siendo así que ambos eclesiásticos venían de familias oscuras, recién convertidas del judaísmo. Si el uno era partidario de la bondad, la tolerancia, la mansedumbre para con el moro hasta el extremo de ser el primero que introdujese la lengua vernácula en la SRI, cinco siglos antes de las constituciones del Vaticano II, y para atraerse a los musulmanes ordenó en su diócesis de Granada que se permitiera decir la misa en árabe, ordenando a sus sacerdotes que aprendiesen esta lengua, mientras su contrincante, fray Francisco Ximenez de Cisneros, mandó que se quemase un alcorán en la puerta de Bibarrambla. Bien es cierto que todos los manuscritos en letra cúfica sobre astronomía, medicina y ciencias naturales, un tesoro bibliográfico, Cisneros se los trajo para Alcalá. Un gesto que es de agradecer por los historiadores porque, gracias al cardenal, se pudo conservar gran parte del acervo de nuestro pasado mahometano: la sabiduría, literatura y los relatos de los cronistas musulmanes sobre las contiendas de la Reconquista, y su versión distinta de los hechos. Que hoy se pueden leer en la Biblioteca Nacional. Talavera y Cisneros forman un dúo de contrastes. El cardenal partidario del puño de hierro y de que la letra con sangre entra. El arzobispo, guante de seda. Una gota de miel puede más que veinte jarros de vinagre, según Francisco de Sales. La fuerza de la razón contra la razón de la fuerza. La paz y la guerra. Ganó la guerra. La política de apaciguamiento del arzobispo Talavera consiguió el bautismo en masa de los pobres moros con gran escándalo de los imanes que se echaron al monte y ello daría lugar a la guerra de las Alpujarras, aquellas montañas, últimos reductos del Islam; una pavesa que tardaría en extinguirse más de dos siglos hasta 1609. Cisneros, más drástico e inmisericorde, fue más efectivo. En guerras de religión las medias tintas no valen. Es el todo o nada. A Fray Hernando, el “alfaquí de Jesucristo” algunos moriscos se le reían en sus propias barbas. Herencia de Caín pero venimos de la Historia Sagrada. También España es sagrada aunque traspasada de un furor cainita. Fray Francisco, por el contrario, aquella galga en pieles, como le llamaban sus contemporáneos, enteco, solemne, una nariz prominente, siempre friolento, (combatía su hipotermia con tabardos y ropones y debajo de sus vestiduras elegantes de cardenal llevaba el áspero sayal franciscano) el mentón saliente, con un prognatismo que denotaba su demoledor poder de voluntad, odiado y temido por sus súbditos. Los escándalos y motines a causa de la desacertada política del arzobispo de Granada con sus neófitos llamaron la atención del Santo Oficio. El inquisidor de Córdoba un tal Lucero lo mandó “empapelar”. Se le abrió proceso por judaizante pues por línea materna venía de conversos, no obstante que su padre fuese de sangre “limpia”, emparentado con la Casa de Alba. La inquisición no andaba con miramientos. El fiscal Rodrigo Deza ordenó encarcelar a su madre y a su hermana bajo la acusación de herejía. Cisneros quien, pese a su rivalidad, era amigo del arzobispo, consiguió que las liberaran y elevó una súplica al papa Julio II, y, gracias a tan poderosas influencias, el abogado defensor de las encausadas, que era Pedro Mártir de Anghiera, logró rebatir las incriminaciones de Rodríguez Lucero. El tribunal dictaminó la completa inocencia de Hernando de Talavera y sus hermanas. El arzobispo de Granada, quebrada su salud por los disgustos del proceso, falleció a los pocos días de la sentencia absolutoria el 14 de mayo de 1507. Cogió una pulmonía a causa de haber participado, descalzo y encapuchado, como un penitente más en la procesión de las Angustias. Tuvo sus intervenciones, como confesor y consejero regio en política, con suerte alterna. Dicen las crónicas que contribuyó a las paces con Portugal después de los disturbios sucesorios de la Beltraneja. A los Reyes Católicos aconsejó mano dura—por una vez— y firmeza con los nobles levantiscos. Isabel acabó con el feudalismo de los señores de Galicia y Asturias, mandó desmochar las almenas de sus torres y derruir sus propiedades. Sin embargo, a Colón le hizo la higa Talavera. Le parecía descabellada la idea de un viaje a las Indias orientales, y que pedía cantidades exorbitantes, montes y morenas, para la empresa, cuando las arcas de Castilla estaban exhaustas después de la conquista de Granada. En la vida de todo ser humano, una de cal y otra de arena. Pese a lo cual, llevó una vida ejemplar de inmaculado sacerdocio. Escribió algunos tratados de moral donde resplandece su ortodoxia y su acendrado espíritu cristiano, basado en la caridad y el amor al prójimo. Creo que su proceso de canonización no está incoado pero lo merecería. El calvario y persecución que tuvo que sufrir este buen obispo manso, por causa de sus orígenes, le colocan en las gradas de la tortuosa escalera que lleva al cielo a través de los peldaños del sufrimiento y del martirio a la santidad. Y eso me afirma en mi resolución de que el catolicismo hispano se acuñó como moneda de oro en un troquel mesiánico



Capítulo 35


REITRES DEL TEMPLE


Arcanos del temple cábala a la inversa síntesis de ambos testamentos clave de bóveda del pasado y el futuro. Conocimiento al albur de la gnosis. Los arcanos consultados dicen que sólo quedan dos papas: uno antipapa y un tercero asesinado o dimisionario. Al término del plazo la Barca de Pedro será rescatada por los caballeros de la luz solar. Su divisa es la tau hebrea o cruz de los elegidos. Los templarios suben a sus arzones, brillan sus lorigas, retozan los caballos que van a abrevar al pozo de la sabiduría, quien sabe. En su yelmo ocultan los enigmas de la geometría con que construyeron las catedrales. Ken Follet es una especie de asesino de la literatura convencional, un espía inglés lanzado por los enemigos de nuestra Fe, que merodea a pasos malos por los alrededores de la catedral de Sevilla. Christus structor. También fue Nuestro Señor trigonometra contra el abismo. Sus palabras evangélicas fueron los sillares para construir la ciudad de Dios. Pero Follet desconoce las claves del enigma que propala; no hacerle caso. Ellos hallaron la distancia de πί, idea que se plasma en el octógono de la beatitud catedralicia. A través de los conocimientos matemáticos de la gnosis, supieron los templarios adelantados a su tiempo de la llegada de la Red Fraterna Universal bits and bytes del ordenador en conjunciones binarias. Estas enseñanzas las sacaron de los libros jónicos y subieron al empíreo, volando bajo el ala del Águila de Patmos. Calatrava, Malta, Santiago, Avis. Los impostores romanos quemaron a Jackes de Molay sin poder acabar con su maestrazgo. Su sabiduría era un atentado contra el poder pontificio y sus regalías. Cisneros lo supo intuir a principios del siglo de Oro. El mundo está partido en dos, entre la luz y la sombra. Las aspas del molino de la vida después del paraíso terrenal tornan a la derecha dextrógira o levógira, al contrario de las manecillas del reloj. Entonces todo sale mal. El legado templario nos deporta a la realidad mística. A las aspas de esa cruz que fluctúa entre rayos de luz y conos de sombra. Las aspas del molino de la vida se entrecruzan. Porque la contradicción perenne habita entre nosotros. Y en medio de este caos se alza la cruz de Cristo que venció a la muerte y desterró al dolor. Al menos esa es la esperanza de los creyentes. Tiempo atrás, en las navidades de 1095 se dio por concluido el concilio de Clermont Ferrand, convocado por Urbano II. Allí surgió un cura de la diócesis de Amiens: Pedro el Eremita o Pierre le Petit (apenas media medio metro), un iluminado que parlaba de cosas raras. Nada menos que conquistar la tierra que pisó el Señor para alcanzar la bienaventuranza. Las multitudes acudieron en tropel y sin logística a los Santos Lugares. Bernardo de Claraval recorrió los pueblos de Francia predicando la cruzada. En mala hora.

Aquello fue un fracaso total. Al grito de Dios lo quiere, las multitudes desarrapadas perecieron de hambre y de frío. Al llegar a Turquía treinta mil peregrinas fueron violadas por los sarracenos. Godofredo de Bullon, a despecho de tanta contrariedad, va a conquistar la Ciudad Santa en la primavera de 1099 pero por poco tiempo. Las cruzadas fueron el consecuente corolario al terror del milenario. Y de aquel fracaso nació para el mundo un nuevo orden. Eran los renglones torcidos de Dios.



Capítulo 36

CIEN AÑOS LLEVA RASPUTIN ENTERRADO

 



Me hago esta pregunta en mis lecturas del Adviento que encuentra en Isaías en el gran heraldo del AT anunciante de la llegada del Redentor. Lecturas que alterno con el Libro de Memorias de A. Vasiliev, el último director de la Ojrana zarista. Existe un misterio cuajado de contradicciones, visiones, rebeliones, grandezas y miserias en la historia de Israel. Isaías lanza sus trenos para comunicar la llegada del Mesías pero esta venida primera se contextúa en un marco de grandeza política y de preeminencia nada espiritual sino económica sobre los demás pueblos. Acertó en su visión de que los suyos le darían la espalda. San Pablo en sus cartas se refiere a la segunda venida o parusía como algo inminente aunque el Reino sería de naturaleza subjetiva y escatológica. En contra de las advertencias paulinas, los cristianos siguen esperando esa llegada. Tales manifestaciones fallidas de la Ley Vieja como la del Mandamiento Nuevo escandalizaron a los hombres de su época. A Isaías lo aserraron y san Pablo murió por la espada.

Debe de ser el destino de los profetas que reman contra corriente y son acreedores de la infamia por sus semejantes, dado su comportamiento políticamente incorrecto.

Vasiliev en su capacidad de jefe de la Ojrana sostiene que Gregorio Efimovich, el monje siberiano que murió asesinado por el general Yusupov y el húsar Purikovich quienes lanzaron su cuerpo al río Neva días antes de la navidad, fue muy difamado por las fuerzas oscuras que minaban Tsarkoe Sélo — Lenin tenía por mentor económico a un tal Hardman un judío austriaco que corrió con los gastos revolucionarios y consiguió devolver a la patria desde su exilio en Suiza a Vladimir Ulianov “Lenin” en un tren de mercancías— intentó conjurar la conspiración y salvar a los Romanov. Es más: este clérigo siberiano, a juicio de Vasiliev, fue el látigo del castigo de la divinidad para punir los pecados de la corte zarista, la corrupción, la injusticia social. Idea insólita que merece ser meditada en una España como la actual que se parece a Sodoma y Gomorra victima de la lascivia, de la crueldad manifiesta, la insolariedad, las catástrofes naturales, el cinismo, la contumacia, la soberbia y la protervia. Los bustos parlantes esas chicas e la tele bellos palmitos que en cada informativo recitan la letanía de cosas y ambientes horrorosos son sus profetisas. Paralelamente, Rasputin por su fuerza descomunal y su enorme virilidad, o la potencia hipnótica de su mirada que volvía locas a las duquesas, se lo rifarían en Telecinco. El monje siberiano, si volviera hoy a este mundo, haría las delicias y sería un invitado de Jorge Javier Vázquez en “Sálvame de luxe”.

El padre Gregorio Efimovich hizo de su vida una perenne orgía. El propio zar Alejandro II le echaba en cara su libertinaje. Luego se arrepentía para volver a las andadas, a sus borracheras continuas. El jefe de la Ojrana niega que se acostase con la zarina. Pese a las habladurías para la emperatriz sólo existía un afán en su vida: curar al zarevitch enfermo hemofílico. En palacio se celebraban sesiones de espiritismo y una tal Byroba admiradora del “staretz” fue la que lo introdujo en palacio. Pese a la veneración gozaba entre las señoras y el pueblo devoto y llano, este fraile, un exclaustrado que recorría verstas y verstas visitando monasterios, ─ estuvo en Santa Sofía de Kiev y en Kazán como “palomnik” (peregrino) no era más que un cura sacrílego, un borracho. Representó por ello el castigo para una iglesia ortodoxa que se había desviado de su camino. A causa de los pecados del pasado, más de veinte mil popes perdieron la vida durante la revolución bolchevique, miles de conventos fueron profanados, las monjas violadas, las iglesias destruidas, las catedrales bizantinas convertidas en garajes o en museos del ateismo.

Así y todo, la llama de la fe no se extinguió en el pueblo ruso que es profundamente cristiano. Que sigue creyendo en la resurrección. Este mujik inculto y supersticioso, y dicen que con poderes infernales, esa mirada fría de las fotos que quedan de él, profunda y penetrante aun aterroriza a quien las mire, abrió las puertas del infierno, y con la ola de anticlericalismo irreverente por él suscitada, la Santa Rusia expió la culpa, resultó un instrumento de la vía purgativa: veinte millones de rusos muertos de hambre tras la revolución y otros tantos o más durante la guerra patria. Es la idea que se desprende de la lectura del libro del general Vasiliev que a mí me ha servido para relacionarlo con los textos de Isaías al anunciar calamidades para el pueblo elegido por haber dado la espalda a Yahvé. Pero no temas Israel. El Señor tu Dios te enviará a su Hijo y abrirá la cancela de la tierra prometida. Trocará tus lanzas y flechas en rejas de arado y convertirá las altas montañas en caminos del llano. Es la expectativa dulce y maravillosa que hace el profeta en tiempo de Adviento. Se abrirán las nubes de lo alto y la nieve lloverá al justo. Isaías resplandece aquí como un gran profeta, al vez que inspirado poeta, aunque parezca un humorista, al igual que el ardiente Apóstol de los Gentiles. Su lenguaje místico no puede ser entendido por el hombre de hoy. La epístola ad Efesios en que manda callar a las mujeres (“esté la esposa sujeta al marido y guarde silencio en la sinagoga”) escandalizaría a las féminas de la misma forma que la exaltación que realiza el Profeta degollado enteramente nacionalista, al proyectar la idea de la supremacía política y técnica de Israel (“haré que los enemigos de Israel vengan encorvados y se prosternen a tus pies”) pondría en pie de guerra a los honderos palestinos de la franja de Gaza.

Eso sí; mientras la mentalidad veterotestamentaria promete un mundo feliz por más que subyugado reino de abundancia y de poderío militar y económico tejas abajo, Cristo sólo promete cruz dolores abrojos escupitajos y un continuo sufrir y padecer en este valle de lagrimas a cambio de la salvación en la otra. Mi reino no es de este mundo. Aquí el optimismo y la euforia de la ley vieja se estrellan contra la abnegación y el sacrificio cristiano del Nuevo Testamento, una religión de perdedores. Uno guarda la ley del Talión. Otro manda volver la otra mejilla. Uno mira a su alrededor y observa al socaire del mundo presente que los arados han desaparecido para dejar paso a los ICBM y a las más letales instrumentos bélicos de nueva generación. El aire viene cargado de amenazas. El pueblo de Israel vive en estado de sitio y repele al enemigo que ataca a sus soldados a cantazo limpio con fusiles de asalto de mirada telescópica. La navidad entre nosotros es un tiempo de despilfarros consumistas, bacanales, despiporres, y cenas nostálgicas pantagruélicas donde las familias desunidas se reúnen a veces para demostrar lo poco que se quieren y lo mal que se llevan. La sombra de Rasputin planea otra vez desde Rusia y no entendemos nada. Lo que insinúa Vasiliev no deja de tener su miga tal sugerencia del amo de los espías del zar. El Altísimo eligió al pueblo elegido para implementar sus designios del Convenant. Estableció con ellos el arca de la alianza. ¿De amor o de guerra? Hasta el nombre de Jerusalén (ciudad de la paz su sentido semántico hebreo) parece una ironía. En el estado hebreo la santidad y la perversidad parecen ir de la mano. Aun cuando, yo no entiendo mucho de política. Jesucristo ya dijo en un pasaje del Evangelio que no vino a traer la paz sino la guerra. Yo creo profundamente en el Último Justo de Israel y la presencia de Cristo al que degollaron por llevar la contraria a los que mandan en el tiempo presente y en el tiempo futuro. No entiendo nada, sin embargo. Quizás por eso afirman los teólogos que el lenguaje divino dista mucho del de los hombres. Dios nos habla en otra onda y nuestra mente humana es incapaz de captar la voz del que está detrás de la ardiente zarza. Por lo que caigo de rodillas y musito aquel canto de adviento de la liturgia mozárabe de mis años de seminarista: “Attende, Domine, et miserere, quia peccavimus Tibi… Occulos nostros sublevamus flentes… exaudi, Christe, suplicantes preces”. Dios perdonará y perdonará eternamente. Perdonó a Judas perdonó a Rasputin pero no perdonó a Sodoma y dice que a los tibios los arrojará de su boca. Aunque siempre habrá ocurrencias fuera de nuestro alcance. El lenguaje de Dios es un misterio. Está visto que tampoco sus caminos no son nuestros caminos. En nuestras inteligencias finitas no cabe el mensaje de la Palabra infinita.

Habrá que tener fe.







Capítulo 37




 

SENDER CONTRA LA GAFANCIA DE LOS BORBONES


El trece mal número fatídico que cuadraba a un rey de ojos inexpresivos y mirada vacía un rey "esparrancao" aficionado al porno duro (queda por ahí alguna película años veinte cine mudo en la cual participó como protagonista) al decimotercero de los Alfonsos se deben los veinte mil muertos de Anual y los doce mil de Monte Arruit, según declara Sender en sus confesiones. Sangre española. El 13, mal numero. Enfrentado al peligro, no arrostró su obligación como hizo el último de los Romanov o su tatarabuelo Luis XVI. Los Borbones traen mala suerte. Error imperdonable del dictador al reinsertarlos. Es una monarquía con bicho. Ramón J. Sender culpa a Franco de haber desaprovechado la ocasión para desterrar a estos dinastas con mal fario y establecer el reino de la justicia social. El tercer tranco de su libro autobiográfico "Crónica del Alba" es un canto de amor a España al heroísmo de sus pistolos que luchan bajo el mando de una oficialidad en muchos casos corrupta. "Algunos de nuestros jefes y oficiales eran más perniciosas para la patria que el propio Abdelkrim".
Marruecos siempre Marruecos. El Rif misterioso. Pelear contra el moro tuvimos por costumbre, pero el moro es hermano nuestro. Luego serían los soldaditos de la Yehala los que sacarían a Franco las castañas del fuego ayudándole a vencer en la guerra del 36. Fueron los tiradores de Ifni con los legionarios de Yagüe los héroes de la batalla de Brunete.

Una larga historia de amor y desamor, de encuentros y desencuentros. Salam malikum. Y malikum salam.
Cuando aparece en escena el "
djin" (Satanás), las buenas relaciones se alborotan. Sender fue como Pedro Antonio de Alarcón como Arturo Barea o Ernesto Gimenez Caballero, Mola, Sanjurjo y otros tantos escritores soldado en la guerra de Melilla. Sus páginas están impregnadas de ese sol místico de la Elvira desierta y es lo que significa la palabra elvira en árabe: desierto; su pluma tallada en las arenas del Sahara.
Sopla sobre ellas el "levante" que es un aire que enloquece. Estuvo Ramón J. Sender -cuatro años de mili- destacado en un regimiento de infantería de línea el Ceriñola 42 y, enamorado de una hispano-marroquí, la bella Antonia, vendería panes de munición y cartuchos a los de Abdelkrim. Libró de ser fusilado y condenado a trabajos forzados en el penal del Hacho, salió libre tras la amnistía decretada por el general Berenguer. Excarcelado, se dedica a buscar a su bella jarifa por todo el Rif. Vestido de moro con babuchas y chilaba encuentra a su ex en un aduar de la frontera con Argelia. Es una historia apasionante en la cual el escritor aragonés revela sus facultades narrativas y la capacidad para la intriga y el suspense. Vierte el relato en una prosa nada alcorzada ni melindrosa. Es escritura verdad sin impostar la voz ni hacer gorgoritos efectistas al estilo de
Baroja o Azorín o de Unamuno, del que dice que era un pobre hombre con muy mal oído para el párrafo musical (sus páginas carecen del concento o esa disposición armónica, ese atisbo, que tanto abunda en la obra de Cela o de Valle Inclán.) Por cierto, Unamuno no tenía ideas originales, toda su obra la copia de filósofos extranjeros: Hobbes, Nietzsche, Holderling. Pérez de Ayala le parece al autor aragonés un asturiano insoportable que trufa sus obras de vocablos culteranos para demostrar su ascendiente jesuita curtido en lecturas clásicas. Solo se libran de sus varapalos Cansinos Assens que era un sefardita gordo y procesional que hablaba todos los idiomas del mundo y traducía a los maestros rusos. Gómez de La Serna le parece un madrileño simpático y castizo pero algo afrancesado.

Ramón J. Sender se expresa de una forma llama y libre a la manera de como hablaban las gentes de su Calamera natal. Pero también incorpora a sus libros el lenguaje del cuartel y la trinchera. La guerra huele a mierda, a listerina, y a desinfectante.

Así hieden los cuartos de banderas.
El Bajo Aragón es tierra fronteriza de romis, muladíes y aljamiados que revelan una larga convivencia y entendimiento con el Islam. Tierra de hombres cabales con nervios de acero y sangre en las venas. Pero las cosas son como son hasta que dejan de serlo. Y el español ha incorporado a la masa de su sangre virtudes y defectos de su herencia morisca.

Por ejemplo, la arrogancia, el valor, la falta de solidariedad peninsular que nos viene de los benimerines. España sigue siendo un reino de taifas con mucho orgullo local a falta de espíritu nacional.
Crónica del Alba es un tour de force narrativo que, en ocasiones, recuerda escenas increíbles de aduares y vuelos en alcatifa como en las Mil y una Noches; otras, presenta escenas del Romancero contando jarchas y suspiros de amor de cristianas cautivas que regresan a la grupa del caballo de don Bueso de tierra de moros. Buen pueblo pero mala gente. Regido por políticos indotados y monarcas cenizos. ! Dios qué buen vasallo si hubiese buen señor! Los siete trancos de esta extensa novela autobiográfica son siete arracadas o perlas colgantes que se exhiben como el Tesoro visigótico de la cruz de Guarrazar, muestran a un escritor-verdad, que trata de interpretar la vida española en el tiempo de la República años previos a la guerra civil. Sopló un levante de locura cainita y vinieron las gumías. El gemido de las parcas llenó el país de cantos lúgubres. La catástrofe se pudo evitar si no hubieran tenido tanta fuerza los masones y los poderes en la sombra no le hubieran apretado las clavijas a los militares sublevados y el Faenas viscoso y verrugo (así llama a don Manuel Azaña) no hubiera sido tan malvado, o se hubiera dado a la fuga el monarca. El conde Romanones bajó a despedirle a la estación de Torrelodones. Alfonso XIII abdicó. España, ahí te quedas. No se fue el caimán por la barandilla, que se fue por Cartagena. El pueblo asistió ignorante a aquella hecatombe y tomó las armas del bando en que se encontraba cuando estalló el Movimiento. Algunos como el propio autor se pasaron del bando nacional al republicano porque sus ideas se inclinaban hacia el progreso, la democracia y la libertad. El régimen del 14 de abril del 31, lo dice con todo su dolor Sender, fue un sistema político que malparió. Pronto vinieron los desengaños. Esto no furrula.
La republica a juicio del ex soldado aragonés que al llegar a Madrid se hizo periodista cometió el error de trocar la enseña roja y gualda [cierto que una bandera no es más que un trapo pero por defenderla y honrarla ¡habían muerto tantos!] por el carmesí.

El color morado es el de los Borbones y da mala suerte. El error lo han vuelto a cometer los de Podemos. Impolítica medida del Faenas Verrugado fue también la orden de quemar conventos. El moradillo es tintura del hematoma y de la sangre coagulada. Anticipaba la degollina. El Viscoso era un "bassani" (hijo de mala madre) para los moros que cruzaron el Estrecho. Además era un cobarde, aunque buen orador. El amarillo sin embargo es color limpio de los campos de España donde el trigo de los espacios de la tierra de pan llevar, contrae matrimonio con el rojo de la amapola. Se fundían así la pasión y la contemplación. Dos cromatismos fervientes que no había por qué cambiarles por el cárdeno de Villalar, que es color de la derrota.
Luego, aquello sería un desbarajuste. España abrió la puerta a todo el lumpen de Europa y de Estados Unidos. Los de las brigadas Internacionales tenían la idea de que se alistaban con el bando de la Republica en favor de unas vacaciones pagadas. Cuando se dieron cuenta de que la cosa iba en serio, regresaron a sus casas.

Españoles ahí os quedáis.
Todas estas ideas anarquistas del escritor nacido en las riberas del Cinca y para libre Aragón ya lo dijo Baltasar Gracián volvieron a Sender sospechoso tanto a ojos de los azules como de los rojos. Barruntaban que fuera un doble agente. En Burgos y en Calamera estuvo a punto de ir al paredón. Salvaría la piel mediante ardides y subterfugios, sin que ello le librase más tarde de las penalidades del campo de concentración francés y de la hégira primero a México y después, de polizón, a los Estados Unidos. Su obra está plagada de aforismos y de reflexiones filosóficas fruto de su conocimiento de las lenguas clásicas y de la mitología indoeuropea. Así escribe, verbigracia, que el Nuevo Testamento se encuentra trufado de contradicciones. Sin embargo, en abono de su divinidad declara que la narración de la Pasión del Señor, según los Evangelios Sinópticos, es el texto más maravilloso que haya podido salir de de la pluma de un hombre a lo largo de todos los tiempos.

Con toda seguridad fue inspirado por Dios. Le gusta san Agustín porque le parece el autor más humano de toda la patrística y admira a Teresa de Jesús en su casticismo del espíritu castellano más realista, cuando conversando en tiempos de soledad y de sequedad, con Jesús se queja al Amado de sus dolencias espirituales y carnales: "No me extraña, Señor, que tengas tan pocos amigos a juzgar por lo mal que los tratas".
Sostiene que el cristianismo y el budismo con sus postulados de dulzura quietud y amor para con los enemigos son dos formularios de carácter femenino: (el Yin de los chinos). Sin embargo, el Islam es el yen, una religión viril al igual que la Mosaica. Ambas religiones presentan a un dios tronitonante que no se humana, oculto en la montaña del Sinaí o la piedra de la Cava. Stalin y Hitler, por ese mismo renglón, son deidades másculas que pertenecen al linaje de Maquiavelo. Nietzsche y Siva. Así habló Zaratrusta.
Platón y Sócrates honran como principio religioso a la filosofía de la razón. Espinoza el converso al que expulsaron de la sinagoga de de Amsterdam pulía el diamante mientras presenta para la historia un sistema envenenado de divinidad. Es el panteísmo como venero del que todas las fuentes del pensamiento brotan. Fe es creer lo que no vimos dice el P. Astete. Ahí me las den todas.
A Dios nunca lo vimos pero ejerce el oficio de guardabarreras del mundo. Un oficio en el cual en verano te escaldas en invierno te arrices y siempre te jodes. Hay que seguir buscando.
Los libros de este autor aragonés constituyen un monumento a la hispanidad desde el espíritu libertario y anarquista total. Deberían ser preceptivos en las escuelas de la nación para que lo jóvenes supieran verdaderamente qué es lo que pasó, por qué pasó, y cómo pasó. La historia de España no es un cursi serial de "
Cuéntame" ni de "Aguila Roja". Es mucho más. Mientras no salgamos de ese circulo vicioso y expurguemos nuestras conciencias, España, acervo de las tres religiones, seguirá siendo un país maldito malmetido por políticos trincones y periodistas buscones y reyes solemnes de la baraja el basto al hombro, o la espada, o la copa, o el oro con que nos cantan las cuarenta.



Capítulo 38


CÁMARA SANTA DE OVIEDO



 



Reliquias sagradas que conservan el misterio de la historia de España. El año 79 fui a venerarla un día de lluvia. Después me prosterné ante el altar sagrado múltiples veces. Siento un pálpito especial. Ante el altar se arrodillaban peregrinos franceses una familia. Los apóstoles de la imposta seguían imperturbables su conversación de piedra que dura siglos. Una cháchara en éxtasis pero con esa sonrisa inefable de la juventud, parecen misacantanos. San Pedro con las llaves del reino. Y san Juan imbele. La imagen de san Andrés ostenta una poderosa cabeza coronada de rizos y del aspa de su martirio. No son testas semitas o dolicocéfalas sino braquicéfalas, europeas: san Mateo y san Marcos parecían hermanos mielgos desenrollando el pergamino de la escritura. Y un apóstol a otro le habla con dulzura casi como si le contase un chiste o le hiciera una carantoña. Santo Matías se aparece con el número 24, simbólico guarismo de los veinticuatro ancianos del Apocalipsis. Es el calvo de la cuadrilla. Había tres cabezas decapitadas sobre el arco solio del pórtico y la cruz de los Ángeles era un ostensorio de esmeraldas, togas largas, técnica de paños mojados con sus plegaduras, un descubrimiento del arte gótico; gestos hieráticos a fe que no eran unos rudos pescadores pero en el cuadro pervive la serenidad y la risa de Israel, pido a dios que no sea mofa. Las estatuas de la Cámara Santa de Oviedo guardan, a juicio de los expertos, cierta preeminencia e incluso prelación a las del Pórtico de la Gloria son menos estáticas que las compostelanas, dicho sean sin detrimento del gran escultor de quien solo el nombre conocemos: maestro Mateo. Eutrapelia eucaristía es el sentimiento que suscita en el espectador esta visión; es el bien sentir y bien hacer entre la humedad de los siglos este pequeño recinto donde se dijeron misas por primera vez para honrar a la virgen Eulalia emeritense. La labor de orfebrería representa un excelente trabajo. La mandorla mística, de la cual surge la figura sedente de cristo salvador en medio de un cerco de cabujones del díptico del obispo Gonzaga, asombra. Este es el haz pero en la contrahaz o envés repujado destaca un calvario.

El oro y el marfil enmarcan tales joyas que servían de adorno a la urna de san Julián y san Serrano, hoy perdidas, como la de san Vicente mártir o la de san Eulogio y san Julián santos todos ellos románicos a los cuales los muzárabes profesaban una devoción ancestral. "Tomaron las reliquias todas las que hubieron y fueron por Castilla y así la defendieron" (romance del Cid.) Ante los huesos del tabernáculo y la lauda sepulcral de Leocadia, me extasío. Allí comparece la arqueta de las ágatas en torno a la cruz la rosa de los vientos una cabeza de hombre que surge de las alas de un águila enfrentándose a un grifo fabuloso, el cual, mirándolo, bien resulta un toro con alas. De cómo llegaron a Asturias esa cruz y estos exvotos es una historia que forma parte de una peripecia tan fantástica e increíble como el viaje del cuerpo del apóstol Jacobo a Compostela en una barca de piedra que navegó todo el Mediterráneo hasta Padrón. Al cabo, en la huida de los cristianos extremeños al norte quedaron depositados en Monsacro para su transporte y reposo definitivo en san Salvador de Oviedo. Don Maximiliano Arboleya Martínez deán que fue de esta catedral (sería fusilado en agosto de 1936) refiere en un opúsculo que a raíz de la persecución de Cosroas, rey persa contra los cristianos y que destruyó Jerusalén por segunda vez, algunos huyeron hacia Alejandría llevando consigo la cruz redentora. Allí un obispo piadoso Juan el Limosnero los acogió. Egipto acto seguido fue arrasado por los árabes y de nuevo los cristianos hubieron de embarcarse hasta Cartagena y de allá fueron traídas nadie sabe cómo hasta el Monsacro. Alfonso II el Casto las expone por primera vez en Oviedo y manda construir la Cruz de los Ángeles 808. Fruela II 950 agrega la Cruz de las Calcedonias y Alfonso VI rey de de castilla y de León manda abrir el Arca Santa el 13 de marzo de 1075. Y desde entonces hasta la fecha el arca santa ha sido baluarte de nuestra fe, superviviendo a guerras fuegos inundaciones, robos, expolios, asonadas y cuarteladas, estas reliquias guardan entre sus joyas el destino de España y demuestran que San Salvador fue el gran foco de peregrinaciones de las cristiandades europeas. Forma parte de nuestro testamento. Quizás tales huesos o el polvo que queda en medio de piedras preciosas sean nuestro salvoconducto y baluarte en la peregrinación de Asturias, cuna de España, por la historia




Capítulo 39


LA ERMITA ROMANICA DE SAN VICENTE Y LA TORRE VISIGODA DE SAN GREGORIO EN FUENTESOTO (Segovia)


Es una de las joyas del románico rural margen oriental del Duero aguas abajo de San Saturio Berlanga y san Esteban de Gormaz para entender el espíritu que late dentro de estos capiteles, fustes, basas, columnas y gloriosa sillería hay que haberse empapado de las páginas del Poema del Mío Cid. Yo lo he hecho a lo largo de más de cincuenta años. Ya ha llovido desde aquel verano del año 66 cuando publiqué mi primer reportaje en SP que se titulaba “Ermitas abandonadas en el camino de Sepúlveda a Peñafiel”. Una mañana bajé en compañía del cura Laurentino y del alcalde Constantino a Peña Colgada (así llamamos al paraje de huertos y acequias) bajando por las pobedas, siguiendo el curso del Rio Sacramenia que a la entrada de Fuentesoto tiene su hontanar. El bello ábside se había convertido en muladar. Unos iconoclastas habían destruido a hachazos una talla renacentista de Santo Tomás y habían hecho chisquereta junto a la credencia para guardar las vinajeras. Las paredes guardaban las señas del humo. El sagrario románico (en el rito mozárabe ancestral no se exponía el santísimo; el sacerdote consumía el sanguis y los fieles la oblea del pan bendito) conservaba las plumas y el ramujo de un nido de urraca pero el ara con reliquias del mártir del glorioso san Vicente estaba intacta. Dos arquillos ciegos a sendos lados de la epístola un lugar para sentarse (sedilia) y el evangelio daban solemnidad al recinto. Los oficios se celebraban de pie, desafiando al viento de Aquilón y los ojos puestos en el Este ─ex oriente lux ─y el pueblo fiel permanecía en pie la hora y media que duraban las misas “antes de los gallos cantar”. El templo orienta a levante y el preste oficiaba a de espaldas al pueblo mirando a Jerusalén. Los capiteles son un primor de frescura y candorosa espontaneidad tosca. Dan la apariencia de haber sido cincelados ayer mismo. Un obispo con báculo y sin mitra bendice con los dos dedos de la mano diestra enguantada la mano en una ─ quiroteca Dextera Patris ─.

Representa al titular de la iglesia el mártir Vicente origen en España del culto vicentino muy importante entre los visigodos aunque también pudiera ser san Gregorio el personaje. A la derecha nos miran dos harpías que se abrazan el cuello retorcido. Representan al ave Isis, que se hacía sangre a sí misma para alimentar a sus polluelos. Los egipcios la veneraban como ánade sagrada. Debía de ser este pájaro mitológico hoy extinto de la familia del pelicano y que siguen venerando los coptos y los egipcios en sus ritos. Desde otro capitel se asoma el ojo de Ra que todo lo mira y todo lo ve en una ruda representación facial combinándose con los caulículos de las ramas de una palmera en representación forestal. La palmera ocupa el centro decorativo y troncal de san Baudelio de Berlanga y el ave del Paraíso se estira en los frescos y capiteles de san Esteban de Gormaz. Un misterioso parentesco enlaza el arte románico de este solemne tiemplo circular que no pudo ser acabado a causa de una de las frecuentes razzias del sarraceno y los conjuntos sorianos. Durante muchos años me ha perseguido la mirada de ese obispo que surge exaltando y bendiciendo entre palmeras y ese cordero pascual o esa oveja descarriada que vulgarmente evidencia el ademán del buen pastor dando la vida por sus ovejas. El románico es una didáctica cincelada para gentes humildes que no sabían leer pero que escuchaban en las misas campesinas la Palabra. He de felicitar, para concluir, a los buenos cristianos de Fuentesoto y a los que no lo son pero que aprecian el arte e intuyen el valor ancestral de estas piedras sagradas. `Por la generosidad y celo con que han reconstruido este hermoso templo. Hace medio siglo lo utilizaban de pajar y hoy es una hermosa y recoleta iglesia románica donde me acerco a orar para dar gracias a Dios por el tiempo fenecido y a rogar por mis difuntos en la memoria de san Vicente bendito patrono del Pueblo de Peñacolgada anejo de Fuentesoto junto con Tejares.



Capitulo 40


OSCULANDA


Las féminas siguen destilando veneno. Hay que ver en lo bajo que cayeron aquellas muchachas que amamos en otro tiempo y ahora son abuelas. Andan cojas, y en medio del desencanto habitando sus pisos de muchos metros cuadrados, en la comparsa de sus gatos castrados, alguna foto de familia, los matrimonios fracasados, viudas de su propio desconsuelo, añorantes del amor negro que les puso a pique de la ruina, lo que evidencia el poder del sexo. Arrepiéntete, cabrón. Yo no me arrepiento de nada. Me arrepiento tan solo de aquella chinita en Hong Kong que pedorreaba frufrú cuando me hacía el amor. Encima, beatas con humos y poniéndote de penitente. La culpa de todo por lo visto la tienes tú, Ulises, que sigues sin llegar a Itaca. Le dije que no creo en la confesión auricular porque teológicamente tengo en entredicho la teoría de la exmologesis. ¡Oh católica y cruel majestad! Seguimos en las mismas. Osculanda amor tú ya no besas como solías. Te han salido bolsas en los ojos y no ves lo que te rodea pero tal vez sea mejor así. La soledad créceme por fuera y por dentro de nosotros. Pobre Osculanda, viuda solitaria en su piso de doscientos metros cuadrados, una sonrisa amarga y los ojos cargados en un ictus que me dice que todos aquellos besos que me diste se los llevó la trampa. Fueron el proemio de antelación de una vida que pudo ser y no fue. Acaso estaba escrito. Fue la voluntad de Dios. No nos hicimos daño el uno al otro y las dulces horas de junio y de mayo idas y venidas por el valle de Talamanca hoy al recordarlas no producen ningún escozor, solamente melancolía. Paremo sigue vendiendo libros en su alguarín infame y yo vendí aquella vieja maquina de escribir con el tablero que inventara Wetereng. Ahora soy propietario de un ordenador portátil. Pulso cada una de las fichas del teclado en la esperanza de que tarde o temprano la verdad se hará hueco, Osculanda amor, aquella moza de rumbo que hoy es abuela. La que tuvo retuvo.

Parejo Paramio alza su gario terrible y al pasar por el resayo a la sombra del gran edificio con los paramentos de mayólica yo le hago un corte de manga. Está muy gordo y se toca con una churrupitosa visera y casi no le tapa el culo su inmenso mandilón. Ha parido una gata y su mujer, que es una vieja fea con cara de vagabunda alcohólica les pone un platito con sopas de leche sobre la acera para que los michines de la camada coman. No cierran todavía la tienda aunque ya les queda poco. Parejo Paramio es rátigo todo él un rátigo con látigo. Alguna mañana utiliza su fusta para espantar a los buitres. Negocio al por mayor. Parejo Paramio es el sepulturero de muchas ilusiones literarias. Es el tendero de ideas de segunda mano. En su garabito fenecen los sueños de los poetas. Este pariente de Juan Simón que trata al personal a batacazos. De estas zozobras mías cuan poco tú sabes, Osculanda, amor.


Capítulo 40 Bis

FRANCO Y LOS JUDÍOS


Franco y los judíos. Salvó a muchos hebreos pero decir esto hoy por hoy y tal y conforme están las cosas suena a herejía pero me remito a los documentos y a los tumbos. La letra muerta es un testimonio y delata a unos cuantos. No quieren oír. Están sordos. El juancarlismo reniega de sus orígenes. Creo que el Señor me ayuda a pechar con esta galerna de dificultades. Mi frágil barquilla siempre a punto de naufragar hiende proa y sale a flote. Sálvanos Señor que perecemos. Seguiré escribiendo. Algún día se esclarecerá la luz. Creo en la pasión y muerte N.S. Jesucristo. En el Amor. En el perdón en el progreso pero esta nueva teoría cohonestada por los últimos papas niega la mayor. Acaso el Vaticano para complacer a sus enemigos esté inmolándose en un trágico harakiri. Tal vez Wojtyla Kratz fuese el anticristo. Otros curen del gobierno del mundo y sus monarquías Yo mientras tanto saco el azadón y cavo en el jardín. Hay que limpiar las malas hierbas, quemar hiedra, tronzar algunos palos, podar. Ya está próxima la primavera y aquí estoy yo fumándome un “Don Tomás” después del cafecito mañanero. Se fue el cansancio al levantarse de días atrás. Este invierno no ha cesado de llover y de nevar. Ha sido una estación invernal como las de antiguamente. Y Delibes se muere. Nunca fue Delibes santo de mi devoción. Pienso que es un escritor menor. Un tipo muy de derecha, manierista en lo del estilo. La sombra del Ciprés es alargada es una novela floja. Lo mejor y más acertado el título. Pero con ella ganó el Nadal y la escribiría como el que prepara unas oposiciones a notarías. La cosa resultó. Cría fama y échate a dormir. Pero ha sido un autor desigual. Con algunos aciertos como el Disputado voto del señor Cayo y fracasos como Siestas con viento del Sur escritos cuando su animo estaba atenazado por la depresión. En el 98 le operaron de un tumor y al pobre escritor le salió la hoja roja. No me identifico como castellano con los palurdos que él pinta y describe pero esto a muchos les sonará a herejía. Subo por detrás de la gran casa con los frisos de Mayólica y allí está toro sentado cuidando su parva. España negra y cañí. ¿Y pensar que estos eran los míos? Otra gran decepción como la de Osculanda que cuando tenía 20 abriles me largaba besos al por mayor. Aquellos besos aquellos libros la trampa se los llevó.



Capítulo 41







ELOGIO DEL SILENCIO. EL DESIERTO VIVIFICA


 


Retirado a la paz de los desiertos conjuro la desazón y convaleciente ordena mi mujer me den sustanciosos pistos. Ínterin, me asaltan los recuerdos de cuando era paje del obispo y alforzaba la capa magna para que no la arrastrase al entrar en la catedral a toque de clarines y timbales. Vivo recogido y convaleciente pensando que este retiro es una gracia del Altísimo porque hoy lo más fácil del mundo es ir al talego. España vive un perpetuo escrache. Irritación y odio por todas partes. Por las tardes juego con unos amigos que me honran con su visita; jugamos a las siete y media, o al treinta con rey. Nos gobierna una partida de truhanes y borrachos lujuriosos y lascivos impotentes bustos parlantes de machorras. Pronto estas daifas reposarán en el Pleión Cementerio que es el reclinatorio de los muchos y digo con el romance:


Mal casada sin ventura

¿Qué te vale tu lindeza?

Ocasión es de tristeza

Tu beldad y tu hermosura.


Estos versos los aprendí de un curullero que fue a galeras por matar a la parienta cuando la encontró encamada con otro. Muy bien hablaba aquel galeoto arrepentido. Armas y letras son hermosas pero no puede irse a la guerra sin coselete. Voto a bríos y a san Antonio de Padua. Me indigna la vanilocuencia de estas nuevas reinas cultilatiniparlas del inglés que no paren más que hijos de la imprenta porque marchan con la matriz adobada o se ligaron las trompas para así engañar con más seguridad a sus maridos. Tempus Edax rerum fugit. Todo lo devora el paso del tiempo, abrázate a tu cruz, Villeguillo ya te lo dijo Ferteros el que aventaja bien clarito: Mía es mi hambre. En mi hambre mando yo. Soy indiferente a toda clase de males y suplicios que me lleguen. Detesto a estos lomienhiestos y vanílocuos que pecorean frases y explicaciones por la caja tonta.







Capítulo 42








EL SASTRE DEL CAMPILLO Y LO QUE ANUNCIÓ GEORGE ORWELL. ASALTAN EL APRISCO LOS LOBOS Y VIOLAN A LAS OVEJAS EN MANADA


Coser de balde y poner el hilo: ese ha sido un poco mi destino ser periodista se parece al oficio de sacristán cuyos dineros vienen cantando y cantando se van. A ver esa página. Gemían las rotoplanas resoplando en sus suspiros. San Cristóbal cargaba sobre los hombros el peso de los pecados del mundo, chorreando noticias. Cuanto más trágicas mejor. Yo conocí al sastre del Campillo personaje de novela en mi segunda vida y reencarnación. Vivía en la calle la Magdalena esquina con el Avapies. Cosía de balde y encima ponía el hilo. Y esto es lo que nos pasa a los pobres escritores en la sociedad global, lo que al sastre del Campillo. Trabajar para el turco para Google, Facebook, Instagram. Todo para la banca. Ganancias. Como yo hago las encuestas soy Juan Palomo quito y pongo al que me da la gana. Tiene que ganar Perico Sánchez lo ha dicho la CIA y estas son mis encuestas como las lentejas si quieres las comes si quieres las dejas.

En 1984 se cumplió la profecía y estamos a las puertas de una sociedad global. El sastre del campillo, ya digo y lo que dijo Orwell: coser de balde y poner el hilo. Donde las grandes mentiras tienen su asiento y visos de verdad pues a la fuerza ahorcan. Todo ha comenzado con la perversión del lenguaje.

La falsa paz que significa guerra y lucha interior, cuando nos lavan el cerebro, responsable de la esquizofrenia del mundo actual. Ando por estos días obsesionado con el irenismo de ZP y toda esa filantropía de gaita y pandero que nos dice que “tó er mundo e güeno”. A eso lo llaman unos buenismo y otros panfilia, seguramente porque nos ha llenado la tierra de pánfilos que asoman la gaita por las encuestas con una media sonrisa. Nuestro presidente es un buen chico y entiendo aunque no comparta su proyecto maravilloso de alianza de civilizaciones, a ver en qué para todo esto, que judíos moros y cristianos nos demos el pico y convirtamos las lanzas guerreras en rejas de arado, como ya lo vio y profetizó Isaías. No sé… no sé. Veremos a ver.

¿Entonemos un responso por el mundo feliz?

Todo se andará.

Es este ZP un cuentanubes cicatero zipizape algo cejijunto y para colmo leonés (parece estar siempre en Babia), un mero fontanero, y un amanuense al dictado de otros. Estamos tocando un mundo feliz con la punta de los dedos. Pero de este mundo súper eficiente y al dictamen de las normas del Hermano Grande y Gordo (el big fat cat, el gato cebón) los libertarios como yo lo vamos a pasar muy mal. Pido la venia e invoco la misericordia del Altísimo porque este proyecto del gran diseño pone patas arriba mis convicciones de cristiano. Estoy releyendo a mi maestro Orwell con el que trabé contacto en Hull cuando pasaba hambre y me olvidaba de la gazuza comprando libros de la Penguin. Por un par de chelines sacrifiqué una comida y me hice con dos de sus libros imperecederos: 1984 y Animal Farm4. El homenaje a Cataluña siempre me pareció inferior pues cuenta sus desdichas en el Frente del Ebro. Pero su pluma sutil e inconsútil de una sola pieza vuelve a frisar alto en sus historias del vagabundaje In and out London and Paris donde refiere algo de su biografía como tramp (5).

Los mendigos son figuras preocupantes que sin embargo rondan el cerebro de todo escritor sobre todo si lo es de genio. El escritor de raza intuye que su vida puede acabar en la misma rue, de pordiosero. Dios nos libre.

Muchas veces indeliberadamente se coloca detrás de un personaje de su invención y lo que está detrás no es ficción. Le va a pasar a él. Por arte de birlibirloque por esa magia que tiene la palabra para crear, para intuir. El buen escritor adivina el futuro. Aunque el oficio de novelista tenga poco que ver con el de profeta, arúspice o quiromante, pero como el profeta habla en nombre de la deidad, y, como arúspice introspecciona las entrañas negras de las aves cuando los ánsares se ponen a graznar en el Capitolio. Pasa ahora y ha pasado siempre, y en cuanto quiromante tiene algo de brujo y de prestidigitador que va a la caza mediante la palabra del aura espiritual que dimanan todos los seres. En ellos el poeta encuentra el aura y surgen chispas. En esas estamos. La soledad del literato, el abandono, la miseria y el hambre que padecieron los genios. A veces escribir es un acto profético y en Orwell el derrelicto del Embarcadero a orillas del Támesis y el guerrero de nuestra contienda civil que se preocupaba más que de las balas franquistas de su petaca porque si le faltaban cigarrillos era incapaz de coordinar las ideas ni de escribir un par de frases.

En “1984” proyecta el mundo de hoy con sus ministerios de la verdad, el double talk (doble lenguaje) y el new language (nuevo idioma), los ministerios de la Verdad y la presencia de un poderoso gobierno omnisciente como los novelistas malos y omnipresente como el propio Dios. Estamos ante un mundo feliz, vigilado por el gran hermano. El Gran Hermano de la tiranía tecnológica y totalitaria. Los “demócratas” (entre paréntesis oiga que yo no tengo nada contra la democracia bien entendida que como la caridad empieza siempre por uno mismo) se cabrean mucho cuando se les dice que Orwell no estaba pensando en la sociedad al otro lado del telón de acero, puesto que ya cayó el muro de Berlín y al Big Brother lo encontramos por doquier. Sólo le falto a Eric Blair (6) un adjetivo; el de americano y ya tendríamos la reseña más cabal. Es el imperio el que tira del carro. El sueño global, sueño mesiánico por otra parte, como lo fue el sueño católico de los españoles en el siglo XVI plasmado en el soneto de Juan de Herrera: una sola grey bajo el cayado de un mismo pastor. Lo que pasa el que el American Dream es laico aunque América sea toda ella una nueva religión, una forma cultual amén de un credo político. Quizás debajo de la chistera del Tío Sam o del pariente que escudriña lo que escribimos por Internet, el vecino que nos espía (he is watching behind the fence (7).

La amante que no es nuestra amante sino una agente del gobierno, el jefe que nos persigue, los compañeros de trabajo que auscultan nuestra ficha y dan el parte si llegamos tarde, son los de la pasma global. Jó que lío, pero vivimos en el silencio y el terror sonámbulos por los pasillos del gran edificio que describió Kafka, otro que tal baila en la Metamorfosis y en The Trial (8).No habrá de pensarse en el prójimo. La caridad bien entendida empieza por uno mismo.

A este paso nos vamos a convertir en cucarachas en un mundo feliz donde hay que pensar por poderes y adoptar los modos y creencia que se nos impone desde arriba vía imagen y propaganda. Todos somos Wilson el personaje de esta novela que sube a su buhardilla londinense con paso cansino y en cada descansillo se encuentra con un cartel que le advierte:

El Hermano mayor te vigila.

Una sociedad plana y sin conflictos eso es el irenismo, una herejía de los siglos V y VI que se ha vuelto a poner de moda. Pero ojo que en 1984 se habla del control del lenguaje. De la doma de las palabras para que obtengan otro sentido y semántica diferente a aquel para lo que fueron inventadas y eso es lo temible y peligroso. La reducción de todo un idioma a una jerga de no más de mil palabras como es el lenguaje coprológico neoyorquino, los analfabetismos mentales, peores que el analfabetismo real, los cerebros bañados en estupidez y en soap opera (9), el tialismo cultural [la tele nos quiere convertir a todos en tontos de baba a base de sitcoms y de películas made in Hollywood], la policía del pensamiento. Y todo lo demás. Cuando escribió este tratado de sociología política novelada nos estaba adelantando Orwell lo que pasaría en 1984 sino lo que está ocurriendo en 2008 y lo que ocurrirá en 2010 o 2020. A medida que se haga más fuerte la presencia de la tecnología será más aleatoria la libertad de conciencia porque a lo que en realidad vamos es a un totalitarismo a carta cabal, a un trágala sin contemplaciones.

Pero eso no tiene la culpa ZP que es un gran intuitivo y un gran amante de la libertad. Él se limita a poner música a lo que escribe el libreto. El gran demiurgo esconde la cara y utiliza caras y cimbeles y testaferros. Lo mismo daría Zapatero que Rajoy o Gallardón o Merkel o Bush o Zarcosy, le petit juif. Que luego pusieron a Holland que es hijo de un rabino. Y ahora Francia juega a la grandeur con otro presidente de la misma casta. El irenismo totalitario la falsa paz y el gran engaño. El alto mando se ha hecho invisible y es el que controla. Big Brother is watching you. En el país que describe 1984 hay ministerios muy raros. Uno se llama ministerio de la Verdad y otro el ministerio del Amor pero todos los años se celebra una fiesta: la del odio en la que aparece el enemigo del pueblo un tal Stein, un judío al que hay que golpear. No sé si Orwell estaba pensando en Big Laden cuando se puso a escribir en el Londres de la posguerra derruido por las bombas de la Luftwaffe. También se trata de un enemigo invisible. Quizás irreal pero al que hay que machacar y sacudir como reafirmación de nuestro yo. Orwell escribió su obra maestra durante un terrible invierno de posguerra el del 45 en una isla escocesa, apartado del mundanal ruido de Londres. Al año siguiente entraría en un sanatorio de enfermos de pecho en Gales. Estaba tuberculoso perdido.

Dentro de unos días será san Pelayo de Córdoba, el monaguillo del obispo de Tuy al que quiso dar pol culo un califa resistiéndose el pobre niño, y al grito de maricas y lesbianas de todo el mundo unios invertidos bolleras y pederastas tendrán su fiesta laica y sacarán a su santo disfrazado de arco iris por las calles de Chueca. Así la Virgen de la Paloma se nos convierte en transexual. ZP ha creado un ministerio que nadie sabe para lo que es. El de la Igualdad. Pujos feministas que ya adelanta Orwell en esa mujer pálida y cara de arpía pelambrera color de arena que le hace la vida imposible al protagonista Wilson. Y se arremolina la Manada de los Sanfermines, la violación en cuadrilla como asunto de un mundo global. Las radios y las teles no se hartan de parlar de condones agresiones sexuales y fornicación ¡Qué asco!

Es la abanderada o alférez del feminismo de batalla. Pervirtiendo el lenguaje se consigue un trasunto semántica de la inversión de roles y de valores. La homosexualidad acaba con la fecundación. Un mundo nuevo. Un nuevo concepto de familia uniparental. Clonación de la humanidad a gran escala.




Capítulo 43





BECAUSE I AM A LONDONER



 


O Roma alma mater excelsa celebramos tus fiestas diasales alabado sea el dios Dionisio amigo de Neptuno que manda en el Tamesis. London was he wind blowing over the branches of the melancholic oaks of Hyde Park. London was los goces y las sombras inefables donde se agazapaba el beso escondido de una mujer. El samovar silbaba su alarma de advertencia cuando estábamos en lo mejor on the gas stove watch out. Pasaba el lechero y el boy de los periódicos dejando en el umbral los voluminosos dominicales, afrecho de lectura para mañanas lluviosas de aburrimiento que san Frutos pasaba la hoja pero seguía sin acabarse el mundo. Lazy sundays afternoons se te pegaban las sabanas y era hermoso sentirse libre en la cama que habías adquirido por unos peniques en Marks Spencer. Sentíamos al limpiacristales ventanas trajinar subido a la escalera mientras Liz y yo hacíamos el amor. Las casas londinenses carecen de persianas son un escaparate global ciando aun no habían llegado los pornógrafos de la Red. Well done, mr Villeguillo. Los jardines de Rolando mostraban en sus arbustos la cencellada del otoño. Se enteraba de todo el tío. I loved many a girl but among them there was no my Suzi la que amaba. Volvían las púberes cabezas de South Kensigton con sus cantaros a la cabeza y sus andares de cadencia hacían recordar al garbo de las Danaides, afán de vida. Carrusel del circo que no para. Las monjas de san Chad se bañaban bajo la vigilancia de su capellán en cueros vivos en las playas de Surrey ¡oh que esplendor el de aquel verano! Londres era la sala de espera en la estación de san Pancracio y los cigarrillos fumados en buena compañía sobre las gradas de la estatua de Eros en Picadilly Circus. Aquellos fueron las fiestas diasales de mi juventud, stags parties, noches de vino y rosas, conciertos, campeonatos de bridge y carreras de sacos. Por la senda sublime del recuerdo yo me marcho, caminos sin retorno, nada de aquello volverá. Mrs Dolittle venía inexorable a cobrar la renta todos los sábados. Los ojos turquíes de Linda Barnes me embelesaron cuando ella apretaba sus muslos y sus labios contra mí. Me perdía en sus brazos sin saber que los amores pasan, cambian las formas de gobierno y las ideas de los hombres. El péndulo de las modas es el diapasón que rige los hábitos. Sé que nadie escuchará esas líricas confesiones, me consideran un pelafustán de la literatura, pero soy algo más que la voz que clama en el desierto y sé que mis palabras no pasarán. Ecce homo, he aquí mi legado de las Londini Diasales fiestas eternas. Yo en mi sotabanco de South Kensigton fui un hombre feliz. Que leía a Samuel Beckett. A Kafka y a Koestler y esperaba a Godot.

Vuelvo por donde solía a leer a Samuel Beckett ídolo literario de mis tiempos mozos y regreso a través de su prosa endemoniadamente bella (tanto en inglés como en francés suma y compendio de perfecciones) a la amada ciudad de Dublín orillas del Liffey una hermosa capital hecha a la medida de los sueños escritores. Escucho el eco de la tonada de Molly Malone, la alegre pescadera que vendía ostras y chipirones por las calles. Beckett es un compendio de aquel mundo en que todos esperábamos a Godot. Teatro del Absurdo, novelas sin argumento. Era menester romper con las tres unidades de Boileau para describir un tiempo nuevo. Se había muerto Dios, pero la palabra seguía brotando pura y cristalina de la roca viva que abrió Moisés con su varita de virtudes. En su obra este irlandés trasterrado que se hizo escritor de fama en Paris nos habla de la incomunicación de los seres humanos, de la soledad a la que se circumscriben sus personajes marginales: vagabundos, pobres vergonzantes, ex convictos, putas. ¿Qué sentido tiene nuestra existencia? ¿Para qué hemos nacido? Buena pregunta. Beckett es un adicto a la droga del silencio en estado puro. La flor de la castidad surge en la mayor parte de sus novelas (Molloy, un homenaje a la continencia y a la soltería) y en sus dramas: Esperando a Godot todo un "tour de force" metafísico. Murphy y More Pricks than Kicks etc.

Nació en Dublín en 1906 en el seno de una familia protestante al igual que Bernard Shaw, Oscar Wilde y Yeats pero su obra va a ser un complemento de la que nos legó su amigo y protector James Joyce, el autor del "Ulyses", un católico que explica ese duende que tiene Irlanda que se esconde en las burbujas de una pinta de "Guiness", bien tirada y que brota en la maestría de un lenguaje, donde se demuestra que la buena literatura de las Islas Británicas, fue escrita por irlandeses. Humor dublinés. Recuerdo al respecto una anécdota que me contó un jesuita que hizo el noviciado en Dublín. Una mañana llegó a confesarse un paisano que había andando por las tabernas de la ciudad y se sentía arrepentido de sus excesos con el alcohol. Se arrodilló ante un confesionario. El hombre lo vio abierto pero no se dio cuenta de que dentro no estaba el sacerdote sino un obrero que ajustaba la rejilla y las bisagras:

Toc. Toc. Ave Maria Purísima

Father Murphy, hear me in confession?

What do you want?

Declare my sins to God Almighty

Desde dentro de la cajonera surge una voz estentórea que deja cuadrado al penitente:

Fuck off. I am only the carpenter (vete a tomar vientos, que yo sólo soy el carpintero)

Esta escena surrealista parece entresacada de cualquier drama de Samuel Beckett. Martín Esslin en su libro sobre los existencialistas dice que en Paris después de pasarlas muy estrechas sin trabajo sin techo y durmiendo en los bancos de la margen izquierda del Sena aquel joven irlandés, que quería ser escritor, fue acogido por Peggy Guggenheim la famosa mecenas neoyorquina que brindó refugio a Orwell, Hemingway, Miller, Dos Passos y el propio Joyce. Llegó incluso a enamorarse de él pero Beckett era un brillante mozo evasivo profesional de la apatía que necesitaba varias copas para arrancarle una palabra. Era un indeciso y esa indeterminación la refleja en su primera novela "Molloy" editada en 1938 bajo el mecenazgo de Peggy Gugghenheim aquella hebrea generosa y riquísima. Los entendidos señalan que Celia la protagonista del libro es la propia Mecenas altruista que le tiraba los tejos pero en quien el pobre Molloy no se determina a asumir sus responsabilidades amorosas. El personaje no quiere ataduras. Desea vivir su vida sin responsabilidades. Pero vivir es dudar. Molloy es un antihéroe sumido en el marasmo de la duda. Profesa ante la vida una actitud estática compás de espera aguardado la llegada del Altísimo, un dios que no viene nunca. Sólo se encuentra en nuestra cabeza. Dos vagabundos Vladimir y Estragón se entregan a sus soliloquios. No hay acción en el drama. Ambos practican la filosofía del Estilita y con su elocuente silencio promulgan un nirvana. Es el ser y la nada convertido en teatro. Autismo en estado puro. Este teatro del absurdo muy popular en los medios intelectuales de mediados del pasado siglo hoy ya no se presenta pero el mensaje sigue vigente: la incomunicación de los hombres nacidos para la muerte, la falta de sentido de todo esto, la degradación del lenguaje, cuando desaparecen los mitos sagrados, el peso de la masa y la enajenación del individualismo, la soledad en medio de la multitud, los clichés de nuestros prejuicios mentales, ausencia de entendimiento del animal racional. Ha muerto Dios pero ha nacido el Superhombre. El existencialismo y todo el teatro del absurdo pivotan en Nietzsche. Sin embargo, la profecía, examinada al trasluz de los acontecimientos de 2019 es un augurio fallido. Han regresado al planeta las guerras de religión. El dios del Islam aparece vivo y coleando y con ganas de guerra, mientras una Europa decadente y arrasada en sus principios deshoja la margarita, pareciendo abocada a someterse a la cimitarra fundamentalista que acabará nuevamente con Sodoma y Gomorra. Es el Dios verdadero el que está en la encrucijada el de los cristianos, nunca los otros dioses ni los demás mitos mientras por acá seguimos esperando a Godot con la libertad y pureza de pensamiento que nos enseñó este escritor irlandés tan austero y tan evasivo. Guiados de su mano sigamos esperando a Godot en medio de esta situación surrealista en que vivimos.






















 


 


 






 


Capítulo 44


 


 



 NOCHEBUENA ORTODOXA. GOGOL


 


Fiestas del solsticio invernal, el diablo anda suelto por el mundo, misterio irrefutable de las Doce Noches para contrarrestar las actividades del Maligno (horrible atentado en Istambol, pero el Negro zumbón ya se lo había advertido a Putin, cayó ¿derribado? Un avión ruso, asesinan por la espalda al embajador de Putin en Constantinopla… se va el Negro Zumbón con las manos cuajadas de sangre, en USA cunden las sectas satánicas y adoran a Baco a Venus y a Moloch en una navidades convertidas en consumismo y bacanales). La alcaldesa de Segovia destrona la imagen de la Virgen Blanca en lo alto del Acueducto y coloca al Pateta en el edículo de Cesar Augusto. “Todo te lo daré si prosternandote ante mí me adoras” Suenan la palabras de la tentación al Redentor. Vade retro. Sólo a tu Dios adorarás. Pero el diablo tiene muchos adoradores, reparte jugo en twiter y las masas acuden en peregrinación a fotografiarse ante la estatua del ángel caído en Segovia. Lo toman como un juego de niños pero la cosa es más seria de lo que parece. Entretanto, yo me lamo mis heridas con la pomada de la literatura, releo la “Nochebuena”, un maravilloso cuento de Nicolás Gogol que es un acicate a la esperanza con un mensaje implícito: el mal será vencido y después de todo huirá al infierno con el rabo entre las patas. Eterno mensaje. Eso sí “no somos monjes, nos atrae lo prohibido” alega uno de los cosacos.

Hay un cierto número de los nuestros que tienen mujeres pero no viven con ellas. Unos las tienen en Ucrania, otros en Polonia y algunos hasta en Turquía”. En el parlamento del cosaco a su “zaparogo” (jefe de la centuria o sentnia) se advierte que en medio de las tinieblas luce el resplandor de Cristo que nació para salvar a los hombres”.

El autor de “Almas muertas” utiliza el sarcasmo como un látigo y estallan a través de este cuento mágico los chasquidos de la tralla (knyt). Así es como hay que escribir, perfilándonos sobre el filo de la navaja. Gogol en este tour de force literario quiere hacer un homenaje a Dikanka en la región de Poltava, la aldea donde nació a orillas del Dnieper en la zona oriental del país. Era ucraniano pero escribía en ruso. Nikolai Vasilievich Gogol 1809-1852 pasó la mayor parte de su vida en Petrogrado. Era funcionario, recaudador del fisco o alcabalero, igual que Cervantes. Tenía por misión visitar las propiedades de la nobleza antes de la manumisión de los esclavos para postular para el fisco. Dicho empleo le sirvió de comodín para escribir una de las obras cumbres de la literatura universal (Miorti Dushi) traducida mal al castellano porque los señores debían pagar contribución por los siervos ya fallecidos como Almas Muertas. Debía de haberse titulado “Bienes mostrencos”. Resulta que aquellas vísperas de la Navidad el diablo robó la luna y el mundo quedó a oscuras. En un pueblo de la Ucrania profunda había un herrero y pintor de íconos que se enamoró de una muchacha que era hija de una bruja. Ronda su puerta, canta villancicos bajo su ventana pero Oksana, que así se llama la moza, lo desdeña, pues su adorador le parecía muy bruto. Vakula, el hombre, no se da por vencido y, puesto que Oksana no tenía zapatos para acudir a una fiesta, ella le promete su amor a cambio de un imposible:

—Me casaré contigo si me traes los zapatitos de la zarina

Como el amor es ciego, el mozo acude entonces al diablo y realiza un pacto con el Maligno

—Si tú me entregas el alma, yo conseguiré lo que me pides— contesta el Pateta.

Firmaron un acuerdo y en la aldea, mientras los cosacos tomaban el tradicional plato de Nochebuena “borsh” (sopa de coles) y bailaban “kolioadki” (cantos de villano) a compás de la balalaica y arrastraban por la nieve sus pesados capotes, bebían vodka y fumaban sus pipas, Satanás, tomando al herrero por los cabellos, lo transportó por los aires hasta la corte imperial donde el canciller Potemkin consiguió para él una audiencia con la reina. Ésta escuchó conmovida la historia del pobre mujik que se moría de amor y accedió a sus deseos regalándole los ansiados zapatos de oro y cristal. A su vez, en el humilde lugar de Dikanka ocurren cosas: el diacono, sin que lo sepa su mujer, acude a visitar a Saloja otra belleza local “amiga de hacer favores como la Dolores en Calatayud”…

—Por favor, virtuosa Saloja, dame una copita de aguardiente—, dice el clérigo. Estando en estas razones llaman a la puerta.

—Ay, madre quien será… a lo mejor es mi marido, escóndete dentro de ese saco.

Pero no era el marido, que también andaba de parranda, sino el mismismo alcalde de la localidad… Más aldabonazos se oyen…

Esta vez quien pica a la puerta es el cosaco Chub, el cual, habiendo perdido el rumbo, pedía hospitalidad pues hacía una noche de perros y zumbaba la borrasca. Decide la incomparable dama introducirlo en la leñera dentro de un saco de carbón. La situación y los malentendidos y disparates se repiten con otros personajes. Gogol desenvaina su fusta de la sátira al objeto de criticar a golpes de humor las costumbres de la Rusia zarista. Por el pueblo resuenan mientras tanto los cantos de la Navidad, doblan a gloria las campanas y el diablo regresa de la ciudad imperial con el herrero en volandas, que venía eufórico con los zapatos de la zarina en el zurrón. La trama se complica con lances increíbles porque la “Nochebuena” de Gogol es un cuento de hadas que recuerda ciertas leyendas de la tradición oral indoeuropea, cuando el diablo, después de andar libre por el mundo haciendo de las suyas, es derrotado: la Bella Durmiente, la Zapatera prodigiosa (comedia de Lope) la Moza del Cántaro, el Ama del Cura que consigue que Satanás construyera el acueducto de Segovia en una noche, tras convenir con él que, a cambio de llevarle el agua a la puerta de casa, ella le entregaría su alma, sin poderlo acabar del todo porque al amanecer le faltaba por concluir un arco. Y otras muchas leyendas que, lucubrado, entre ellos Shakespeare, con el misterio de las Doce Noches, bajo el gobierno de Saturno el dios oscuro en cuyo honor celebraban los romanos las saturnales, abordan este enigma. Tiempos de tinieblas que concluyen con la llegada del Redentor al mundo. La ortodoxia rusa celebra la navidad cuando los latinos la Epifanía. Epifanía quiere decir fulgor, manifestación de Cristo a los hombres. Esta es la idea motriz que late bajo la capa de la maravillosa historia del cuento de Nikolai Andreivich. El autor describe estas situaciones paradójicas con la proverbial agilidad y maestría del alma rusa para contar historias y para combinar lo real con lo mágico.

 Xristós rashdaet obazhaem yevó (El Señor nos ha nacido, vengamos adorarle) — canta triunfal el diácono en la larga misa del Gallo por el rito de san Juan Crisóstomo.

Un grito para conjurar a los espectros. Que baña de alegría a la humanidad. Por supuesto, el herrero y la hermosa Oksana, después de aceptar el regalo, se casaron, fueron felices, y el enemigo del género humano huyó al infierno despavorido. No le valieron sus mañas.



Capítulo 45



MEDIO SIGLO DE SACERDOCIO DE LOS DEL 55

Una misa concelebrada por algunos de los seminaristas que fueron ordenados presbíteros en las Temporas de Pentecostés de 1967 marcó la efemérides jubilar de medio siglo de sacerdocio. A la cual asistimos un grupo de compañeros de aula ingresados en el seminario conciliar de Segovia el primero de octubre de 1955. Con ello tanto los ordenandos como los que no fuimos llamados hemos querido en la Fuencisla mostrar el agradecimiento por estos años de vida que fueron una dádiva del Altísimo y así lo expresamos a los pies de la querida Virgen de la Fuencisla. Pronunció una homilía don José María López colaborador del Adelantado de Segovia que habló de la humanidad de Cristo que es caridad y perdón. Concelebraron con don José María López esta liturgia solemne nuestros condiscípulos Julio Alonso, Hipólito Prieto, Ángel San Vicente, Anastasio Montes. Que fueron arropados en torno al altar del presbiterio por sus compañeros de terna: Antonio Valdivieso, Gaspar Herguedas, Jesús de Pablos, Ángel Serrano, Jaime Olmos, José Luis Tovar, Felipe Sanz, Gonzalo de Mercado "Nieva", y Antonio Parra entre otros. Recordamos a nuestros difuntos, y, como fue la última promoción ordenada conforme al ritual romano antiguo por el obispo don Daniel Llorente de Federico que Dios haya ▬ y la más nutrida puesto que de ochenta aspirantes que entraron en el seminario alcanzaron el sacerdocio 25, a partir de ahí empezó la desbandada y la gran crisis vocacional ▬ durante la ceremonia se cantaron los kyries de la misa de Ángeles, el sanctus y el agnus Dei en latín. Fue para todos un día muy feliz a los pies de nuestra amada Virgen de la Fuencisla

 






Capítulo 46




 



ENOCH POWELL A PROPHET OF OUR DAYS IN LOB OF HIS MEMORY (artículo en ingles)

 

 

"I have set an always will set my face like a flint against making any difference between one citizen of this country and another in grounds of origin said to me Mr. Enoch Powell in a interview in his house of Wolverhampton". That was his denial of the incumbent accusation made towards him. Nowdays Powell shall be called a Nazi, a fascist, a son of Hitler when he acted as a perfect gentleman, a solid and great man, he was a teacher of Greek master of Classics in a public school. Elegantly dressed in wellcut suits with waist coat Savile road style and magnificent locution. He was one of the best speakers in the House of Common. On those days I was young and naive and a bit of an idiot and as many people of my generation thought that this guy was a bit bananas or exaggerated at least. His prophecies, though, became true. He saw England invaded by people from overseas. Albion shall about to cease as an emporium of the white race, England my England, and England made me. He prevented his countrymen against mass immigration, warning the Wilson government of the dangers of incomers in a great big flood. A debate he held with Paul Foot speaking for Labour was one of the greatest script in the Annals of English Parliament. Great speeches. Enoch Powell was of Indian descend and he served in the Colonial Army of Himalaya as a counter intelligence officer. At those days of 1944 the British feared an invasion of India by Russia. Powell spoke Urdu and was a defender of the British Empire when Ghandi set his movement of no violence and no alignement requesting the independence of that continent. He read Kipling but the sting of nationalism was in the offing. “I had been always an imperialist and a Tory” said in his return to England joining the ranks of Conservative party in Wolverhampton 



Capítulo 47




PEREDA EL BABLE DE CANTABRIA


 


El bable que se hablaba en la cordillera cántabra desde la Ría del Eo posee esa riqueza de las lenguas viejas que hablaban las gentes del campo, avezadas a observar los fenómenos de la naturaleza, el ritmo de las estaciones y eso que los retóricos llamaban la propiedad del lenguaje, esto es: cada cosa, cada apero, cada situación, cada fisonomía posee su propia definición. Llamar a las cosas por su nombre definía a nuestros antepasados. Hoy se parla un lenguaje equivoco y viciado por el inglés norteamericano que es una lengua pobre. Don José María de Pereda dominaba el bable santanderino más castellanizado que el astur mientras que Clarín y Palacio Valdés representarían la forma de hablar desde las gentes de Villaviciosa para acá hasta Navia y en el siglo XIX. Si el primero habla de zoquetas, garios, dalles, breñas, cajigal, corrada, los segundos dicen zapico, pala de pinchos, brañas, carvallada, corralada etc. Para uno de la Montaña una fuina o garduño astur es una rámila y así sucesivamente. Corredoria es en Santander solana y antojana o estragal en la Asturias citerior. En las Hoces de Barcena junto a Reinosa el bable recobra esa tonalidad cantarina que los filólogos denominan arandina porque las gentes de Aranda de Duero parecen pájaros cantarines, cuando conversan y ello debe de ser herencia romana. A veces las lenguas no van por el camino real, se bifurcan, se separan, coinciden y divergen para volverse a juntar. Cantabria prefiere el definitivo desinencial en “uco” (Felixuco) y Asturias se queda en in y en ina. Dame la tarjetina ¡oh!...

Pereda que poseía buen oído para los idiomas cuando percibe algún solecismo o un idiotismo poco comarcal llama jándalos a los señoritos que regresan a pueblo expresándose en madrileño “rajao” con una entonación gutural. Pienso que uno de los grandes recursos a los que nuestros hablistas de alubión dan de lado es el palabrero y eso no se aprende por la ciencia infusa sino leyendo a los clásicos. Por desgracia nuestros educandos que se pasan los años de escuela tratando de entender a la pesadísima Jane Austen acabarán falando un inglés macarrónico y su bable será una caricatura del que hablaban sus abuelos. La recomendación sería meterse en Galdós, en Clarín en Pereda en Pérez de Ayala o gozar con el Lazarillo o engolfarse en las páginas del Buscón. De lo contrario regresaremos a la confusión de Babel y la perversión del lenguaje es un signo del final de los tiempos. En el principio era la palabra y la palabra ahora la estamos destruyendo en un guirigay atronador.


 


 




Capítulo 48



TOMÁS SALVADOR

 


Tomás Salvador murió a 23 de junio de 1984 casi en la miseria, nadie lo recuerda yo sí. España paga mal a genios. Castilla desprecia lo que ignora y teme al talento y a los que dicen la verdad pero su obra está ahí: “Cuerda de Presos”, “División 250” (una de las mejores novelas escritas en Europa sobre la segunda guerra mundial; narra la caída de Novgorod frente a Petrogrado el Día de la Resurrección. Rusia volverá a alzarse y así ha sido; porque a lo último de la novela en medio del fragor del cerco de unos cuantos soldados españoles de infantería copados en el Lago Ilmen se formula la profecía de la resurrección de la ortodoxia).

El atentado”, donde se avisa a los españoles de la peste terrorista en Vascongadas y en Cataluña “Les presento a Manolo”, “Las compañías blancas”, “el arzobispo pirata”, los atracadores”, la “nave”. “Los Garimpeiros”. Era muy versátil y en cada una de sus novelas aparece un Tomás Salvador diferente.

Seguramente hay en este palentino sin madera de héroe el mejor novelista de la generación de posguerra, el más cualificado narrador muy por encima de Cela pero tuvo un defecto: ser un falangista de izquierdas. Manuel de Agustí, Zunzunegui y Foxá el gran Foxá del Madrid de Corte a Checa se le acercan aunque no le igualan. Agustín de Foxá se cansó pronto de la novela, se dio a la bebida. Agustí la ceniza fue árbol pondera la Cataluña industrial a la que admiraba Franco, y Zunzunegui componía unas novelas demasiado largas con Bilbao como escenario y eso cansa. En efecto, Salvador era el más completo luego vinieron Delibes, la Matute, la Quiroga y todo un tropel de féminas cuya abanderada sería la ovetense Dolores Medio a la que habría que calificar como la Jane Austen española. Era don Salvador ▬ le conocí en carne mortal cuando fuimos Lalo Azcona y yo a entrevistarlo a Barcelona para el suplemento de Arriba y en honor a nosotros se puso una camisa azul vieja que le estaba prieta pues había engordado, regentaba un quiosco en la Diagonal ▬ muy sordo a causa del estampido de un cañonazo en la batalla de Krasnii Bor cuando un disparo del 105 le trepanó los tímpanos. Los organillos de Stalin zurraban a discreción y la artillería alemana disparaba contra el palacio de Catalina la Grande.

Era gordo. Era falangista sindicalista y bonachón y, además de Palencia, de Villada cerca de Fromista cuna del románico. Tales vicisitudes acaso le marcaron; también fue policía de Franco. Leía novelas de Agalla Christie, y eso por lo visto no se perdona. Quadecausa, sus obras yacen en el olvido y sólo unos pocos escogidos tenemos la fortuna de releer a Tomás Salvador, que resucitarán algún día como resucitaron las cúpulas doradas de la catedral de Novgorod. Tampoco se le perdona que vistiera camisa azul, que tuviera un genio endiablado, mandase a los machacas a tomar polculo con un gran sentido del humor y que en su gran novela “Cuerda de Presos” hiciera un canto a la Guardia Civil. Se trata de un escritor versátil, todo terreno; escribía con tal facilidad una novela de espionaje como otra de contexto histórico y al cabo acabó escribiendo cuentos para niños. Fue un pionero y un dechado de la Literatura Infantil en España. Redactaba muy bien quizá demasiado bien y con harta humildad. Tan pronto abordaba una narración de ciencia-ficción como retrataba el tiempo de la edad media estudiando a un personaje tan inabordable como fue Pedro I el Cruel en sus Compañías Blancas. En “Historias de Valcanillo” novela en la cual revive los tiempos palentinos de su infancia y estudia la psicología del tonto del pueblo realiza un verdadero tour de force psicológico. A través de Jacintón, disminuido psíquico, el lector se va a adentrar en el complejo mundo de una villa castellana con sus esplendores y miserias a mediados del pasado siglo. La agnición o pasapalabra que se repite a lo largo del libro es la siguiente:

▬ ¿Por qué lloras, Jacintón?

▬ Porque me da la gana.

Es menester ser un poeta de recursos para desenvolverse en un asunto tan difícil como es el del retraso mental pero este novelista lo aborda con solercia y ternura sin caer en los tópicos al uso. El temblor de un cierto lirismo lleno de piedad cervantina envuelve toda la narración. Hay siempre un ángel de la guarda que protege a los inocentes de los peligros; el tonto de Valcanillo va por ahí repitiendo su estribillo de no quiero, no me da la gana, y si le dicen algo se planta a llorar. Ahí está la real gana de los españoles una idea que no se encuentra en ninguna otra lengua indoeuropea. Da rienda a lo fantástico y hay pasajes como cuando el protagonista conversa con los ángeles que recuerdan por su fuerza impetuosa a Gogol.

A Jacintón le echan también del infierno y en el cielo no lo quieren; tal vez tenga una plaza en el limbo pero el limbo ya no lo existe lo dijo uno de los últimos papas. Así que menudo panorama. ¿Por qué lloras, Jacintón? Porque me da la gana.





 

Capítulo 49



 


MÁRTIRES DOMINICOS ASTURIANOS DE LAS CALDAS DE BESAYA (I)


 


Hacía muchos años que no volvía a este idílico lugar entre montañas que recuerda a Covadonga por lo escarpado, nemoroso, un sitio especial donde se siente ese fluir soterraño de la gracia. A decir de Tertuliano la sangre de los mártires es semilla de cristianos. Lo que pasa es que esta reviviscencia, ese brotar del fruto pastoral no se ve por ninguna parte. Sin embargo, ahí creo que está oculto. El bien va por debajo sin meter bulla en tanto que la maldad tan escandalosa tira por la parte de arriba. Los padres del Desierto nos hablan de una iglesia exotérica (exterior) y otra esotérica (interior) cuando tratan de explicar el misterio del Cuerpo Místico. Yo conocí este lugar que fue el gran noviciado de la orden de Sto. Domingo con más de doscientos aspirantes y hoy no queda ninguno. El centro situado en un sitio espectacular ha sido convertido en residencia de disminuidos psíquicos. La Iglesia se ensimisma y el fasto y la gloria de otras épocas han sido desplazados por la caridad según la regla de oro de una religión que se centra en la caridad. “Ama et fac quod vis” (ama y ve a tu aire) decía sin Agustín, glosando a san Pablo que advertía que sin caridad nuestra fe no nos sirve de nada. Sin embargo, en este hermoso enclave se detecta el carisma de los que dieron con su sangre testimonio de Cristo durante la pasada guerra civil. La mayor parte eran asturianos. Perecieron después de ser lanzados al agua con un lastre en la Bahía de Santander o asesinados a bordo del barco prisión Cabo Quilates. Dos de ellos eran muy jóvenes y los demás religiosos veteranos. Fueron beatificados en 2007 por Benedicto XVI al cabo de un largo proceso en el que el postulador de la causa demostró que fueron martirizados “in odium fidei” por el mero hecho de ser frailes.

El P. Felipe Castro expuso en un brillante obra la trayectoria de estos diez dominicos oriundos de Navelgas, Sama, San Martin del Rey Aurelio, Corias, la Felguera, Oviedo. Con su ejemplo estos valientes demostraron que el amor derrota al odio por encima de los prejuicios políticos o las actitudes revanchistas. Fray Enrique Izquierdo Palacios (Oviedo 1890) bautizado en la iglesia de San Isidoro, hacía el undécimo lugar de un matrimonio de trece hijos. El padre era menestral de carpintería, aprendió a leer en las escuelas del Fontán. Se hizo monaguillo de la parroquia de san Isidoro y a los doce años ingresó en el seminario diocesano ovetense. La muerte de un hermano también seminarista le hizo replantearse su vocación y vistió el hábito blanco y negro dominico en la localidad gallega de Padrón. Profesó en 1905, es destinado al convento de Corias cerca de Cangas de Narcea fundado por los benedictinos pero traspasado a la orden dominicana que lo restaura. Es ordenado presbítero en 1914. Se convierte conventual tras sus estudios teológicos en Salamanca en Corias y Navelgas. La guerra civil le sorprende en Caldas de Besaya donde era instructor en el aspirantado. El 22 de diciembre llega a las Caldas una camioneta integrada por mineros palentinos que detienen a los religiosos y los llevan a declarar. Se trata de “formalidades de mero trámite” ▬ dijo el mandamás, una mujer de Barruelo les había alertado de que había carcas en la casa ▬. Esa misma madrugada fue con otros compañeros arrojado al mar.

El P. Enrique Cañal Gómez natural de Cangas de Narcea 20 de marzo de 1869 su padre era zapatero y su madre una piadosa mujer en cuya casa se rezaba cada noche el rosario, muere y su padre vuelve a contraer matrimonio. Enrique Cañal y su hermano Segundo salen de casa y se van dominicos. Enrique va a pasar la mayor parte de su vida profesional en el convento santanderino de Besaya. Daba misiones en Torrelavega, Comillas y Santillana del Mar para entrar luego como maestro de novicios en el convento de Segovia. Fray Ángel del Cura su biógrafo dijo que Cañal dejó un huella profunda en la espiritualidad segoviana. San Pablo de Valladolid y el Cristo del Olivar en Madrid fueron otros de sus destinos. Se encontraba en Las Caldas impartiendo unos ejercicios espirituales aquella fatídica noche del 22 de diciembre cuando las turbas asaltaron el convento. Les tocó con sus compañeros la lotería del cielo. Otro de los asturianos cuyo nombre fue registrado en la lista de los bienaventurados por el papa alemán fue Miguel Rodríguez González (Pola Lena 1892); los amigos le llamaban Miguelín y ya desde muy joven sintió inclinación a la vida del claustro. Fue ordenado sacerdote el 6 de agosto Día de San Salvador patrón de Oviedo en los Dominicos de esta ciudad. Ejercería su apostolado en Vergara, Ciaño, Langreo, Navelgas. Desde 1931 hasta su muerte permaneció como ecónomo de la comunidad de Las Caldas. Impartía clases de historia religión y urbanidad. De trato muy afable. De acuerdo con unas declaraciones a posteriori del comisario Neila en Méjico que a la sazón mandaba la checa de Puerto Chico la presencia de ánimo y mansedumbre con que acogió los malos tratos y blasfemias de sus esbirros sorprendía a los propios carceleros que lo llevaban al suplicio las manos atadas a la espalda. De su muerte no hablan los cronistas. Se ha borrado su memoria. El oficio de fidedigno o fiel de fechos es ocupación a extinguir al igual que el cargo de almotacén. Desparecieron todos los fielatos de la península ibérica. Ya nadie computa, todos olvidan. Almotacén es el que compulsa y cuadra las fanegas del celemín, viejas palabras que engulle el leviatán de la política. Fiel de fechos, portazgos, almotacenazgos en el reino de León donde la sangre es más espesa que en ningún otro reino de España era el cronista municipal, el que levantaba acta. Han borrado las veredas y no hay carriles, explicaciones a todo pasto. Los de la tertulia se desgañitan y hacen caja en sus lamentos del julianismo entreguista y el romance de la España perdida. Pero que no se preocupen les correrán a gorrazos. Se percibe el ruido de sables ya rechinan por la Diagonal las cadenas de los tanques. Cenarán esta noche de mi cayada. La están liando parda y se los está merendando la loba parda. Haremos de sus orejas pendientes para que luzcan las damas y los dientes para vihuelas que tañan nuestros juglares al alba.




 



Capítulo 50


 

PEDRO SÁNCHEZ








Vengo del monte de Peñacastillo vengo y estoy ya que no me tengo (aire pasiego suave como las brisas de aquella tierra) y después de la hidroterapia en los baños ilustres los mejores de España en las Caldas de Besaya vaya para ellos mi agradecimiento ▬ para Soraya la diligente camarera y su marido Carlos el enfermero, para Rosa y el joven moreno que me ayudó con el equipaje en el ascensor, ▬ me siento como un barco recién carenado. Este balneario de aguas sulfurosas fue famoso entre la nobleza del siglo XIX y era frecuentado por J.M Pereda, Sagasta, Clarín y otros autores. Evoco su memoria. Señores, sepan cuantos adolecen de omecillo y malquerencia contra este pobre pecador, que no estoy para el desguace y para dar mucha guerra. En esta visita a Cantabria al cabo de más de un siglo he oreado mis penas al aire libre en largos paseos por la ribera de hoces del río Besaya y del río Dobra ▬ estos santanderinos no se privan de nada bautizan a uno de sus ríos que van a parar a la mar de Suances con un nombre ruso que significa bondad ▬ y he releído a José María Pereda autor de mi adolescencia (leíamos "Peñas Arriba" a dúo y en voz alta otro seminarista de Burgos y yo en un banco del Stella Maris comillense). Los dioses han querido por aquello de "tolle et lege" ▬ hoy es san Agustín de Hipona patrono de los retóricos y todos los que profesan el sacerdocio de la palabra que en este mundo han sido ▬ que me topara con esa maravillosa obra del solitario de Polanco "Pedro Sánchez" novela escrita en 1883 y que parece que nos está advirtiendo a los españoles de los estacazos del parlamentarismo. Seguimos en las mismas, en el juego del quítate tú que me pongo yo. Entran los de Arrese y llegan los de Solís. Gritos de libertad y derechos humanos y pan para todos, pero cuando estos mendas que se dedican al politiqueo pisan la alfombra si te he visto no me acuerdo. El caso es vivir al sol que más calienta del erario público. El autor de Sotileza nos habla de la precariedad de las cesantías, de las infames redacciones del Madrid isabelino. Fue periodista de covachuela en el Clarín de la Patria, de la hipocresía, del desamor y los adulterios nos habla. Desfilan ante los ojos del lector las corralas, el hambre de la olla podrida y el puchero enfermo. Lo más sórdido de la Villa y Corte descrito al detalle por pluma experta con ese garbo y agilidad que caracterizó a Pereda. Así fueron los tiempos de O´Donell y Espartero que parecen repetirse. Hasta el título nos evoca personajes de hoy: Pedro Sánchez. Don José María parece ser que estampa en las páginas de esta novela vivencias personales y por adelantado: la vicalvarada, la revolución del 54 y las algaradas de 1868 cuando la chusma arrastraba por la Puerta del Sol la estatua de la reina Isabel II. Él arrancó adoquines y tiró piedras contra los "polacos" (partido retrogrado). Al correr de los años, debió de arrepentirse de aquellas puerilidades y deliquios juveniles meneando su impresionante testa con tristeza (tenía un perfil numismático con sus antiparras, el tupé y la perilla en punta) al paso que decía, desengañado: no es esto, no es esto: "Viví las revoluciones del año 54 y la de 1868. Ésta sería la más radical. "La primera transformó el aspecto de los pueblos mientras la segunda cambió la manera de pensar de los españoles. Se impulsó a la sociedad a salir de los viejos cauces y a emprender otros caminos. Se transformaron las costumbres".

Pereda escritor y periodista, formó escuela, resucitando la elegancia de la descripción cervantina en los pasajes de su libro, que aparecen impregnados de satírico humor y de melancolía corográfica. Al correr de sus páginas el que lee ha la sensación de que orvalla. Llueve ese chirimiri del desencanto que aparece en los escritores astur cántabros y vascos: Clarín, Amós Escalante, Antón el de los Cantares, Palacio Valdés, Pérez de Ayala, J.L de la Reguera, Pío Baroja, Unamuno, y otros muchos más. En el caso suyo estas tristezas se agravaron al perder a su primogénito, que se ahogó en una playa de Suances, a finales del siglo, cuando, aquejado de una fuerte depresión ahorcó la pluma y se encerró en si mismo, para despedirse del mundo. Murió a los 73 años en 1906. Su padre era de Comillas y su madre de Polanco; vivía la familia en casa blasonada con portada y estragal. Era todo lo que se dice un hidalgo y esa nobleza de carácter flota a través de toda su obra que fue tan popular durante las décadas del siglo pasado: "El caudal de la vida humana ▬ nos cuenta al final de su narración ▬ se compone de muy breves goces y muy largas y tediosas pesadumbres y que el ejemplo de mis desengaños le sirvan a alguno de escarmiento".

Esta novela río es como un viaje en diligencia en aquellos carromatos que hacían el trayecto Santander Madrid entres días incómodos traqueteos el rechinar de la galga los trallazos del automedonte en el pescante, las cantiñas a lo zamarro de los mozos de cuerda campurrianos, una parada en Ataquines y luego la sierra, pero antes estaban los corrales de Buelna, las cuestas de Reinosa y los encuartes de Palencia, Fromista, Herrera de Pisuerga.

Guiado por la mano hidalga de Pereda he sorrapeado los caminos que me llevarían al norte y "escudriñando los pliegues de la memoria y los escondrijos del corazón ¡madre mía cuantos recuerdos! ". El tema es la corrupción de Madrid, los encartes pesadumbres y liviandades de la política nacional. Llega a ser Pedro Sánchez un periodista famoso del partido liberal, el rey de la crítica literaria. El estilo es rico en recursos retóricos: hipálages, anagnórisis, metonimias, similicadencias… También domina el perfil de la novela psicológica. Pedro Sánchez se enamora de una mujer fatal Clara, la hija de Valenzuela, su protector, dominantona, egoísta y coqueta que le traiciona con su mejor amigo un tal Barrientos. A partir de hay la trama (parece que el argumento pierde cierta fuerza por las digresiones o por uno de esos descarrilamientos mentales que el autor sufría a causa de su accedía) se enreda en un cuadro de desventuras y en un mar de desdichas en las cuales flota el protagonista en el paroxismo de sus desconsuelos. Cuenta un derrumbe amoroso y una traición que remata en adulterio y luego en desafío para lavar en sangre la afrenta. El mar de fondo es la crisis matrimonial tal y conforme se conocía en el Madrid del siglo XIX: mujer ambiciosa, casquivana, que maltrata al marido. La ostentación y las vanidades de los salones. Añora el aire puro y la vida patriarcal de sus montañas. Encuentra a su mujer acostada con otro y hay un duelo. Quiso Dios que al pobre marido injuriado se le perdonase la vida por el agente de su afrenta. Es la vera imagen novelesca del pobre marido cornudo y apaleado. Pereda es sin duda uno de los escritores más castos en la literatura española. Sus libros nos inspiran una especie de cervantina resignación. Acaso solamente para eso sirva de algo la literatura que nos ayuda a llevar sobre los hombres la pesada cruz del dolor y del despecho con resignación. Leopoldo Alas Clarín, la Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós y toda la crítica saludaron la publicación de Pedro Sánchez como un hito que marcó fronteras en la novelística hispana del XIX




Capítulo 51


JABALÍES

 



Bajan de la braña al trote cochinero, hozan y escarban los prados, arruinan las cosechas de patatas, destrozan el maíz. Al cerdo salvaje que sembraba el terror entre los árabes de Tingitania por ser animal impuro — la denominación de origen castellana es un arabismo como tantas otras palabras españolas, pues los moros dejaron una fuerte impronta en la lengua castellana, porque llevamos un moro dentro — los romanos llamabanlo “aper”. Su carne y su tasajo constituían la base de su alimentación y de las cenas de Lúculo. Era el sustento de las colonias y algunas legiones al sus scofra lo colocaban en su insignia sobre el lábaro; era animal de la suerte, su ferocidad le hacía envidiable porque no ceja hasta la muerte y cuando está herido muere matando. El más ruin jabalí se zampa la mejor bellota. De ahí que haya algunos chicos de la política y de la prensa que no saben hacer otra cosa que joder la marrana, mira por donde.

Mas, no os preocupéis que a todo cerdo le llegará su sanmartín. Es un animal fecundo y muy sociable que se revuelca para despiojarse en el barro y la paja del escarbadero dejando la marca de sus revolcones en esos hoyos que, en medio del prado, causan graves daños en las caserías, cabreando a los labriegos. Es noctívago o nictálope muy listo y rebañiego. Sabe cómo moverse y adonde tiene la querencia hasta el punto de que visitan de madrugada los contenedores de basura de las ciudades, a sabiendas de que hay veda y que allí no pueden ser molestados por los cazadores ni por los podencos. Con movimientos impetuosos avanza monte arriba tenazmente, sirviéndose de su afilado hocico y de sus poderosos colmillos los cuales le sirven de antena, como sistema de navegación, abriendo brecha. Aunque ve muy mal, está superdotado de un gran olfato con el que ventea a sus presas. Se le creyó en la antigüedad que esos dos cuernos que le nacían en el morro curaban la impotencia sexual masculina, como los del rinoceronte. El celo les dura de noviembre a marzo; las hembras paren dos incluso tres veces por año lechigadas de hasta doce jabatos. Pueden concebir de antemano las gorrinas a los quince meses. El macho alfa consigue patente de apareamiento peleando con sus rivales y monta y deja preñadas a las numerosas hembras de su tropel. Es rebañiego ya digo y nunca va solo sino en cuadrilla. El colmillo retorcido característico del verraco salvaje, sus dentelladas y golpes son certeros —cerdo alunado o puerco padre al que los dientes se le forman como una media luna— es lo que le distingue del cerdo doméstico. Con esos caninos rasga las carnes de sus presas. Muy voraz y omnívoro se alimenta de carroñas inclusive. En una apartada aldea del concejo asturiano en que habito se le ha visto saltar las tapias de un cementerio y escarbando en una sepultura devorar el cadáver de un paisano que acababa de ser sepultado. A la Metida la finca donde paso temporadas acude una cerda con sus rayones de anochecido. El otro día me topé con la piara cuando bajaba a tirar la basura, ¡menudo susto¡

Enchufé al verraco con mi farol y salieron de estampida detrás todos los miembros de la familia. En algunas partes de España están adquiriendo una mala fama que no le corresponde: el jabalí animal prehistórico y su cabeza apepinada ilustra los motivos heráldicos y blasones de algunas casas solariegas de Asturias, Galicia y Cantabria. Por todo el norte salían—por costumbre del tiempo invernal— las partidas de los señores con sus lebreles para dar la batida a la caza del “gochu”. Constituyó la presa más codiciada de los monteros medievales y su carne algo agraz y montisca la sirven en restaurantes asturianos como plato del día. Sin ir más lejos días antes de Nochebuena, por poco apaño una cólico por la ingestión de estofado de “mortecino”, del súrido, que estaba un poco indigesto, dentro del menú a base de fabada, guiso de jabalí, arroz con leche, pan de borona, y una botella de peleón, ocho euros, en el mesón del Alto el Praviano. También se dice del puerco salvaje, al igual que del gocho, que del mismo están buenos hasta los andares pero no he visto nunca adobarse sus jamones o no se tiene dello costumbre por estos pagos, ya que sus grasas son menos suculentas que las del cerdo doméstico y saben a montuno.

Anteanoche sentí aullar a un perro. Salí a la puerta y vino cojeando hasta la antojana una podenca. Tenía la pata destrozada. Se la había comido el jabalí de una dentellada en su lucha cinegética. Al chancho lo tienen miedo los galgos y los perros de presa. Era una herida de guerra, signo cruel de la eterna batalla de la supervivencia. ¡Animalito!



Capítulo 52




VUELVO A COMILLAS DESPUÉS DE 57 AÑOS




Regreso a la que fue mi casa durante el curso 59-60 alumno de 5ª de Retórica. Me emociono al recordar cuando subí primera vez la cuesta la Cardosa y Aramburu el hermano de ese vasco que ha publicado un libro sobre ETA me presentó al padre Mayor, una sabiduría en letras grecolatinas. Nadie se baña dos veces en el mismo río. Ha corrido el agua y hay que contar muchas mareas y bastantes resacas alguna galerna desde aquella tarde de otoño hasta este ocaso de primavera donde me presenté con mi esposa. Las inmobiliarias han convertido el viejo pueblo pesquero de Comillas en lugar irreconocible. Nos perdemos por recovecos callejones hasta dar con la subida a la Cardosa. Pago dos euros a un ostiario asturiano y parece que se me aparece el P. Heras aquel maestrillo que tanto me ayudó en mis dificultades. Para mí un verdadero hijo de san Ignacio. Era de Aranda y me horroriza el recuerdo de otras cosas como por ejemplo el padre Eguillor mortificándome con sus alegatos de que era un inepto (cuantas noche las pasé llorando oculto el rostro entre las mantas), la visita de mi pobre padre unas navidades, el paquete que me mandaron de casa que se perdió en la rectoral. Ahora parece que veo a un muchacho que era de Potes lavándose los dientes postizos en la fontana de las camarillas. Era Bedoya el que escribe en El País sobre los curas. Él me enseñó fotos del guerrillero Juanín muerto por la guardia civil y decía que su padre estaba en la cárcel por rojo se ha convertido. Hoy aquel retórico que se lavaba los dientes postizos se ha convertido e oráculo de la sección religiosa del periódico global. Le temen los de la conferencia episcopal porque casca verdades de apuño. Tanta belleza de aquellas montañas y las lecturas de Pereda, Cela y Palacio Valdés me inclinaron por los caminos de la palabra y la literatura. Aquellos años imprimieron carácter y yo sigo acérrimo en la partida de los Sin Camino de Castillo Puche embebidos por el viento de profecía. Los presagios se han cumplido. Comillas es un caserón vacío que quieren habilitar para no sé que el seminario mayor porque el menor está en ruinas. Las ramas de un humero (aliso de tupida barba) se asomaban por la ventana del refectorio donde nos daban sopas con honda en aquellos desayunos conventuales calderadas de leche en polvo. Todas esas ideas que revelo en mi novela "Seminario Vacío: Los pecados mortales de la Iglesia". Amamos mucho a esta iglesia peregrina en la tierra y ella nos hizo la cobra, pero a una madre se la quiere por más que nos maltrate y se haya comportado con nosotros, los ex, de una manera cruel. Viva el Betis manque pierda. Ya digo.



Capítulo 53



TIEMPO DE DE CEREZAS

  

 




Pido perdón al lector. Por un lío de epactas y debido a que tanto la fiesta de la Ascensión como la del Corpus Christi de los jueves que relucían más que el sol han pasado al domingo me hice también un embrollo entre el calendario juliano y gregoriano que en el año 2007 ofrecen fiestas coincidentes y la Bozneschenie (Ascensión) cuadraba con nuestra fiesta pero los ortodoxos rusos, cuyo santoral trato de seguir a través de Radio Blago, una emisora ortodoxa situada en un monasterio (oraciones y salmos, pláticas, hermosa liturgia, las 24 horas del día, lo festejan un miércoles. No creo que tenga por otro lado mayor importancia. In ascensione Domini, pues. ¿Varones galileos qué miráis ahí como pasmadotes? Cristo se fue al Padre. Aquel al que visteis subir al cielo del mismo modo volverá al fin de los tiempos. Se consuma de esta forma la promesa mesiánica. Desde entonces los creyentes nos hemos pasado la vida mirando al Cielo, resignados. Porque creemos en lo perfecto y vivimos en un mundo imperfecto. Es la fiesta que seguía a la de las letanías. Esto es las Rogativas. Cristo se va y deja un campo florido. Sus pies y sus manos llagados de cuerpo glorioso bendicen la tierra. En España ya es primavera. El pasado domingo fui a misa a la catedral de Oviedo y acabo de regresar a Madrid. Allí sigue siendo una gran fiesta, tambor y gaita y danza prima a la salida de misa. Danzantes a toda mecha y humor y jovialidad. Esa jovialidad ovetense no la ofrece ninguna otra ciudad española, o al menos así lo creo yo ¿No era el corpus? Le dije a mi santa cuando predicaba el cura su sermón muy de circunstancias. ¿Dónde tienes la cabeza de melón? Hoy celebramos la Ascensión. Pues ciertos son los toros... Que a veces uno tiene que estar al santo y a la limosna y se nos va el santo al cielo con esto de las nuevas rúbricas del misal, bueno ya no hay misal en realidad. Los que ya hemos sumado algunos años acusamos más que nadie estas inconsistencias en las fiestas móviles. En Oviedo cayó toda la jornada chuzos de punta. La meteorología, adusta, hasta parece que protestaba por el cambio de horario. Domingo de orvallo y borrina pero el campo astur estaba hermoso en sus nueves matices de verde. Las mocinas de Oviedo ¡qué guapas son! ¿De dónde esas que cantan traerán el son? Por la Ascensión, rosas en Oviedo y cerezas en León. Todos recordamos este día nuestra primera comunión, el alborozo de las campanas. En España se solía comulgar en esa fecha En este día gozoso y triunfal no se puede por menos de recordar la elegía de Fray Luis de León en su oda Y dejas, Pastor Santo. Cristo triunfa sobre la muerte y se va al cielo a prepararnos la morada del Tabor. Es el premio al dolor de la cruz. Y nos deja la potestad de curar, de hablar y escribir lenguas – a muchos no les afecta porque siguen siendo tontos en tres idiomas- y de arrojar demonios y de domar serpientes. Se consolida la Parusía y el Espíritu pentecostal que sopla cuando quiere y como quiere. Hoy cantando esta misa me he sentido con más fuerzas, más creyente. El bautismo nos vuelve inmunes contra la picadura del escorpión y del basilisco. ¿Y las serpientes? Que repten. Que arrastren sus inmundas panzas sobre la tierra. Varones galileos ¿qué andáis mirando ahí al cielo? Estamos curados de espanto. El Salvador nos legó la triaca que contra la picadura de la víbora y a las lenguas venenosas nos vuelve indemnes. El evangelio de esta fiesta era uno de los más hermosos del año: "Estos signos serán de los que me sigan: en mi nombre lanzarán demonios, domarán serpientes, hablarán múltiples lenguas y si algún veneno bebieren no les hará daño. Sobre los enfermos e impedidos impondrán las manos y sanarán".

En mi pueblo se denominaba el jueves de la Ascensión el Día del Bien. Seguramente por aquel "et bene habebunt" que nos promete el Maestro de Justicia y de Misericordia en el evangelio de Marcos. Las abuelas castellanas hacían el tradicional hornazo de rosquillas de palo que se repartían por las casas. Se condimentaban con unas hierbas recién nacidas, hinojosas y gencianas de las parameras que aliviaban el vientre y curaban la opilación. Así que el Señor se va al cielo pero nos deja a buen recaudo. Todo atado y bien atado. No tengáis miedo. Él es más fuerte que la muerte y la enfermedad. La ascensión es su apoteosis. El colofón a la resurrección... Las fuerzas oscuras no dejan de colocar chinas en el zapato y una de ellas es esta confusión de fiestas y de epactas, ese miedo que ha demostrado la jerarquía a salir en defensa de su fe, esa contemporización con el mundo y con los ámbitos de acoso y derribo a la gran catedral. Tres grandes jueves hay en el año Jueves Santo Corpus Christi y el Día de la Ascensión. Las cerezas de Oviedo y las rosas de León estaban ya en sus cestillos como todos los años. Colige, virgo rosas. Qué solos nos dejas, Señor, aunque confortados en la esperanza de la resurrección.




VALDESIMONTE

Capítulo 54




Bajábamos al refectorio hambrientos después de las preces la misa conventual y los puntos de la noche anterior en que nos obligaban a meditar en la muerte. Silencio sepulcral. Sólo se escuchaba el entrechocar de los cubiertos y el borbotar de las cafeteras humeantes y maternales que servían en calderos por las mesas alineadas los semaneros. El presidente se sentaba en la consola circular preferente que llamábamos “rostrum” y el prefecto se paseaba por las aleas del comedor mirada en ristre y un breviario de piel Rusia y cantos de oro bajo el brazo.

Era don Marciano Monroy un clérigo elegante que vestía sotanas entalladas de cachemir y olía a agua de colonia. Usaba loción “Varón Dandy”. Tenía la boca pequeña y la mano lista para repartir cachetes a los rezagados los desaliñados los “díscolos e incorregibles” según el reglamento. Con él de vigilante no había que salirse de la fila. Podías comulgar sin ir a misa. Por menos de nada te caía una “hostia” de la mano regordeta del prefecto. De vez en cuando se metía por medio de las ternas y corría la baqueta. Zas. Fuego a discreción. Había sido don Marciano capellán castrense de un barco de la marina de guerra que se llamaba el “Furor” y de los sargentos había aprendido aquella odiosa técnica de sacudir el polvo a los educandos. La letra con sangre entra. Creía nuestro prefecto que todo en esta vida se arregla con un buen sopapo. Nos tenía a los trescientos y pico tíos que integrábamos el seminario menor derechos como velas. Zas.

—Pero si no hice nada, don Mariano.

—Pórtate bien, te dije.

Y al que protestaba volvía a solmenarlo de refez.

Tenía una mano gruesa de cavador, de Valladolid, y, cuando te daba con lo gordo, hacía daño. Pero olía a buen tabaco y a agua de colonia.

Sus cigarrillos americanos Winston, Chester, Camel, sahumaban de perfume los pasillos de los tránsitos. Porque hedía un poco a montuno en todo el seminario. Así, purificamos el ambiente, alegaba don Marciano. Entonces, el lector de semana se subía al púlpito y declamaba la página del martirologio romano que correspondía a los santos del día, con el brío y el entusiasmo del pregón pascual. El mejor de todos los que leían en aquel seminario de postguerra era un alumno pequeñito de quinto al que apenas se le veía sólo la cabeza porque era muy corto de estatura. Le llamaban rompetechos pero andando el tiempo llegaría a ser un predicador de campanillas. Tenía una voz poderosa y una dicción perfecta. Era de un pueblo que llaman Valdesimonte. No se me olvidaría aquel lector, que consiguió cantar misa, uno de los pocos, y aprobaría las oposiciones a canonjías. El cabildo le nombró magistral de la catedral de Segovia.

Sus lecturas matinales al igual que las novelas de Emilio Salgari que leería con una exactitud pasmosa, lo vivía, y a través de su voz que escuchábamos, embaídos, vivíamos las aventuras de los mares del sur y la muerte gloriosa y violenta de los casi un millón de mártires que tuvo la iglesia en las nueve persecuciones acometidas por los nueves cesares contra los cristianos. Nos aprendíamos no solo el santoral nombres y hazañas increíbles sino también lugares de una toponimia que despertó nuestra imaginación: Bitinia, Treveris, Cilicia, Capadocia, Numidia, Siria donde se derramó antes que en ninguna otra nación la sangre por Cristo, etc.

Valdesimonte solía terminar su alocución con esta coletilla que traían todos los menologios con un lacónico “Y en otras partes otros muchos santos mártires confesores y santas vírgenes”. Entonces don Marciano daba una palmada y empezábamos a desayunar: tostadas con mantequilla y café con leche en polvo, un regalo de los americanos. A unos los despellejaron vivos a otras las cortaron los senos, a otros las orejas o les arrojaron a piscinas de agua hirviendo, los tiraron al Tiber, o estiraron sus miembros hasta descoyuntarlos en el ecúleo. A todos se les pedía lo mismo que tributasen honores al emperador pero ellos se negaban en redondo a quemar incienso en honor del cesar. Con habilidad textual los autores de las actas de los mártires casi increíbles por su valor solían ahorrar al lector los momentos escabrosos de la tortura por ejemplo a santa Justa y Rufina dos vestales sevillanas la palma del martirio la obtuvieron después de que el verdugo “se las pasase por la piedra”. El derecho romano prohibía asesinar a las vestales. Biografías increíbles lugares lejanos y yo me seguía preguntando, Señor, por qué. Nos quedábamos a dos velas. El más sanguinario fue Nerón que mandó iluminar Roma con los cuerpos de los seguidores del Cordero, recamados de pez y convertidos en antorchas. Aquel emperador algo cegato y mal poeta, que mató a su esposa Popea de un patadón del que abortó, y luego se enamoró del efebo Spiro cuyo rostro adolescente le recordaba al de Popea, hizo castrarlo y le escribía versos de amor. Los seguidores del Nazareno eran considerados como una secta del judaísmo. La arena del circo máximo y del anfiteatro se purificó con la sangre de Barbaras, Octavias, Macrinas, Sinforosas Emerencianas, Tarsilas muchas de ellas madres de familia, otras que desempeñaban el oficio más antiguo del mundo en los barrios bajos de Roma, Nápoles o Pompeya, pero entraron en el cielo empuñando la palma del martirio y sus nombres fueron registrados con letras de oro en el Libro de la Vida. Sus estatuas llenaron las hornacinas de los templos y se convirtieron en los nuevos dioses familiares de la cristiandad que aquí cada santo siempre tuvo su octava y cada fiesta su triduo. El judaísmo nunca estuvo más cerca del cristianismo que entonces y como bien dijo Tertuliano la sangre de los mártires fue semilla de cristianos. Al destruir las legiones de Vespasiano la ciudad santa de Jerusalén, que fue renombrada llamarse Aelia Capitolina, empezó la gran diáspora. El largo exilio por tierras ajenas que será nuestro destino junto con la protesta y la rebelión ante los dioses convencionales echó a andar por los impredecibles caminos de la historia. No se olvide que somos elegidos para el dolor y para dar testimonio de Su Nombre. El judío nunca adorará por tanto a falsas deidades incluso aunque se disfracen de falsos eslóganes como de vuelta a la Tierra Prometida. Por eso, la voz estentórea del de Valdesimonte desde el pulpito del refectorio sigue resonando en mis oídos como un aviso y como un exhorto a la esperanza, al pasmo y a la crítica. Sigo teniéndomelas tiesas contra el tirano — los nerones y caligulas de hoy son más sofisticados  que los de los primeros siglos pero mucho más contundentes, muchos de ellos visten sotana y cuelgan al cuello la cruz inversa— combato una pelea sin fin. Contra los impostores lanzo mi grito con san Lorenzo a las propias barbas del verdugo. Dame media vuelta que ya está tostada esa paletilla; ahora por el otro lado. En boca de los mártires el sarcasmo era un arma poderosa. Por ejemplo, me viene ahora a la memoria el desparpajo con que respondían aquellos falangistas en la checa de san Anton de Madrid cuando eran convocados a subir al camión donde serían “paseados”:

—Fulano de tal y cual

—Chupándomela— contestaba un flecha pequeñito al que apenas le apuntaba el bozo y su clamor recorría imperioso las galerías de aquella cárcel donde se fusilaba siempre al amanecer.

Ese menoscabo de la propia vida y la valentía ante la muerte al tirano le saca de sus casillas. Gloria, pues, a la santa memoria de aquellos víctimas de lo políticamente correcto. Que no chaquetearon ni combayaron. Por seguir a Xto fueron apaleados, fusilados y crucificados. Me río a las propias barbas del verdugo. A mí estos esbirros me la chupan. Así que digo con el de Valdesimonte, en loa, a los santos desconocidos y de los que nunca sabremos el nombre:

Y en otras muchas partes otros muchos santos mártires, confesores, y santas vírgenes

Animula, vagula blandula hospes comesque corporis”.

La vida pasa pronto como reza el verso el verso del gran emperador Adriano que luego traducimos en las clases de latinidad.



Capítulo 55






TRES JUEVES HAY EN EL AÑO



Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión. Traen auras los recuerdos de olor a romero y a tomillo calles tapizadas con plantas aromáticas y alborozado tañer de campas cantos eucarísticos al amor de los amores gentes apiñadas en las aceras para ver pasar al señor. La carroza pasaba portando el blanco viril testimonio de amor y de perdón estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos hecho pan y convertido en vino. Cuerpo de Cristo. No tengáis miedo. Ñie baiotsa. La frase la escucho por Internet por Radio Blago una estación ortodoxa que emite desde un lejano monasterio ruso perdido más allá de los Urales. ¡Caminos misteriosos! ¡Oh milagro del amor! Porque en España este jueves del año que relucía más que el sol es un día de diario salvo en Toledo nuestra nueva Jerusalén. La Jerusalén española que guarda las esencias del rito visigótico. Que siempre será católica o al menos en eso confiamos. La custodia de Arfe asciende gloriosa por las vargas empinadas de la ciudad Imperial, baja las cuestas, en Zocodover los cadetes de infantería le rendirán honores y se interna por correderas misteriosas y empavesadas toldos del amor y del perdón y un alfomar de rosas, por la Puerta del Perdón. Hosanna al hijo de David. El corpus a los que los franceses llamaban La Fête Dieu (la fiesta de dios) es un perpetuo domingo de ramos que conmemora la entrada en Jerusalén. La Cruz triunfa en la historia. Extended, pueblos, la alcatifa; que pise la tierra el ángel de bendición. Desenrollad vuestros mantos, tended humildes vuestras zofras para que sirvan de blando tapiz al rey de la gloria. ¿Quis est iste rex Gloriae? Dominus potens Israel, contesta el salmista con inspiración mesiánica.

Humillad vuestras cabezas. Todo está bien. Canta la golondrina en la enramada y por las veredas nace la flor. No tengáis miedo. No os suma la zozobra. ¿Quién eres? Soy yo. Quo vadis, domine? ¿Adónde vas, Señor? Voy con Vos. No conmigo, no, pero te daré tal don. Eucaristía. Eulogía. Palabras de perdón. Pasada la Canaleja donde Segovia es todo un balcón que abre a sus puertas a la luz y las auras guadarrameñas, estaban los soldados del regimiento cubriendo carrera. Firmes. Un teniente abanderado presentaba honores. Este teniente artillero era mi padre. Los acordes del himno nacional sonaban en la Plaza Mayor Escoltaban el cortejo el obispo con capa magna. Un paje portaba los vuelos y aquel paje con sotana colorada de monago era yo. ¡Oh aquel obispo rozagante! Un santo, un verdadero santo (Daniel se llamaba, Daniel Llorente de Federico) que vivía muy pobremente y era austero y la cara demacrada por los largos ayunos, delgado y tieso como un huso, le recuerdo, no escatimaba el boato y el esplendor de la liturgia en las fiestas señaladas. Su entrada en la catedral se efectuaba al son de clarines y timbales. Un añafilero atacaba la caja y el maestro de ceremonias, un cura gordo que se fumaba sus buenos puros en las fiestas de guardar e invitaba a los amigos beneficiados a tostón en el Bernardino pues venía de una casa de labranza rica de Hontanares y además le había tocado la lotería, daba el aviso:

—Celso, toca, que ya está aquí el obispo.

Había un trajín de sotanas en movimiento, prisas y el volar de los faldeos de capisayos en el enlosado de las naves del transepto, allí toda la magia y el arte del gótico tardío de Gil de Hontañón y allá en lo alto de la nave del triforio sonreía maternal el cuadro de la Virgen del Perpetuo Socorro. Al arrodillarse en su cátedra monseñor Llorente ─seguía el ceremonial de Toledo, según las rubricas del libro gótico, el cantoral gordo que abría sus paginas de pergamino apoyadas sobre el facistol del coro─ la primera mirada era para la imagen de la Virgen Blanca entronizada sobre el altar mayor. El maestro de ceremonias le iba señalando con un puntero de plata la oración del misal que tenía que leer o la antífona que cantar. Sonaban triunfales bajo la totalidad de las cúpulas las melodías del órgano. Yo era aquel monaguillo que en la fiesta del corpus y otras solemnidades portaba la capa magna detrás del cortejo episcopal siguiendo al arcediano con la cruz alzada, los acólitos y turiferarios. Me halagaba que me vieran y si fijasen en mí las vecinas cuando bajábamos hasta el coro en procesión por la vía sacra. Mira el curilla qué majo.

▬ El cante misa ¿para cuando?

▬ Pronto, señora Macrina.

Esta señora era amiga íntima de doña Patro. Eran dos solteronas que salían juntas del bracero. No se perdían ninguna procesión, triduo ni novenario. Yo les sonreía con la capa magna del obispo recogida en mi regazo y que abultaba más que un servidor. La Macrina y la Patro siempre juntitas y del bracero simpáticas beatorras, pero muy tacañas pues no se estiraban jamás cuando yo iba a llevarles la "caja" –un san Antonio o un corazón de Jesús o la Dolorosa- que según piadosa costumbre se iba repartiendo por las barriadas de mi parroquia de Santa Eulalia. Todo lo más una perra chica o un bollo cuando había casas donde me regalaban un duro o una entrada para ver una película en el cine Cervantes. Yo no comprendía a aquellas solteronas siempre tan juntitas, tan simpáticas, tan redichas, siempre de hábito y ceñidas con algún cordón, a misa de doce salían con un devocionario. ¿Serían monjas? No; no eran monjas. ¿Entonces como es que siempre están juntas y en permanente comunidad? Son dos bolleras, me informó una de mis primas que se enteraba de todos los bulos que corrían por la ciudad. No sabía lo que significaba bolleras. Lo miré en el diccionario. Tampoco venía. Tortilleras, hombre. Ah. Acabáramos. Pero doña Patro y doña Macrina siempre tan elegantes tan juntitas resplandecientes como dos soles, no se metían con nadie, no dieron ningún escándalo, todo se quedaba en casa, que parecían profesarse tierno amor. Habían nacido la una para lo otra. Y hasta se murieron con más de noventa años casi el mismo día.

Don Daniel pasaba con gesto fatigoso y una sonrisa bendiciendo a la congregación. Le quedaban dos meses de vida. Había sido un gran catequista y pedagogo. Toda la cuaresma ayunaba y según cuentan debajo de su sotana de cachemir, de las más elegantes que confeccionaba Zurita un sastre de Valladolid dice que los viernes ceñía sus carnes un cilicio y cuando murió encontraron debajo de la cama al lado del orinal pues murió de la próstata unas disciplinas emplomadas con bolas de acero (el gato). Este príncipe de la Iglesia murió en la pobreza casi. Todo lo había dado a los pobres. Era un santo y un verdadero padre san Daniel su vida y su personalidad digna de ser talladas por la pluma de un Gabriel Miró. Pero no escatimaba ningún lujo ni esplendor en el servicio de la Iglesia. Por eso aquellos jueves santos en mi memoria brillaban más que el sol. Nunca he ido por la vida en plan de recoge-pelotas y bien sabe Dios que nunca le tuve envidia a nadie pero me fijo mucho. Y cuando iba en la procesión detrás del señor obispo examinaba todos sus gestos, escuchaba todas sus frases. Y aquel Corpus de hace medio siglo justo al posar sus cáligas (zapatos de obispo) sobre el enlosado de la catedral donde yacían enterrados todos los predecesores suyos en la diócesis le dijo a un fámulo:

▬ Pronto estaré yo aquí con ellos.

El familiar, don Fernando Resines, que así se llamaba el fámulo: un canónigo vigoro y muy sanguíneo, que despertaba la admiración de las beatas por su brioso buen talle y hasta puede que alguna estuviera enamorada de él secretamente, se revolvió como una ardilla:

▬ Señor obispo, ¿Quién piensa en eso? Está aun para dar mucha guerra Su Ilustrísima.

Don Daniel que era un santo tuvo aquel jueves que relucía más que el sol una premonición un aviso de su glorioso transito. Moriría en olor de santidad tres meses más tarde aquel mismo verano del 57. Fue la muerte del Justo. Se parecía un poco al papa reinante en aquel tiempo Pío XII con sus lentes de concha redondos, su serena altivez de aristócrata de la Iglesia, su calva tallada a cincel. Se sentía muy enfermo pero a pesar de la fatiga ofició con minuciosidad el largo pontifical de casi dos horas. Ornamentos blancos casullas recamadas de oro del siglo XV que pesaban un arroba. La misa del Corpus la escribió la escribió santo Tomas de Aquino en 1264.

Sonaron los himnos del Pange Lengua Gloriosi y del Tantum Ergo y la secuencia del Lauda Sión. No fue una misa de difuntos sino de resurrección y eso que nuestro prelado sabía que le había salido la hoja roja. Tenía el don de profecía y el de la introspección. El bueno cuando llega la hora se alegra. Sin embargo el malo se entristece. Mors impii— del rijoso, del envidioso del que odia, del que se presenta con las manos vacías a la mesa de la eternidad— pésima, dice el Eclesiastés. Y en verdad la muerte del piadoso obispo fue como una eucaristía. Su recuerdo me alienta a preservar la virtud, a perseverar en el bien aun a sabiendas de que existe el mal. El odio y las navajas por detrás y la sombra del mal que acecha. Nunca las tinieblas podrán soportar la claridad. Y esas tinieblas son mis enemigas. Nada personal. Luchamos no contra la carne y la sangre sino contra esos malos espíritus diaños del aire y de las ondas. Corpus Christi custodiat animam meam in vital aeternam. Es la fiesta. La apoteosis del amor. Un amor que existe por más que no lo parezca. No tengáis miedo. Hoy, el Corpus. Engalánese España. Es la fiesta del amor.


 

Capítulo 56



ENTRONIZACIÓN DE BENEDICTO XVI



El Campanón repicó gordo y el mundo en la misa de entronización del nuevo papa, Benedicto XVI, creo que ha vivido momentos de gloria y de esperanza. La apelación a la unidad del Romano Pontífice así como la presencia de legados del patriarcado de Moscú, Alejandría. Antioquía, del obispo de Cantorbery y de muchas comunidades protestantes amén del mufti de Jerusalén y de imanes de varias mezquitas, ha abierto un pontificado que viene determinado por el signo ecuménico y una carga de espiritualidad y de fundamento teológico que faltó a algunos predecesores. A la Iglesia de Cristo, después de un gran tiempo de dispersión y de imágenes arrolladoras le importaba concentrarse más sobre sí misma, reagrupar filas, acercar al hombre del siglo XXI al depósito de la fe y al mensaje del evangelio que es un comunicado de alegría, hermandad, renuncia. Y eso sólo lo podría conseguir un habitual del coro de Montecasino. Nápoles donde está situada la abadía sobre el valle de Nursia que emplaza sus muros sagrados estaba de fiesta al igual que toda Germania que ve sublimar a la cátedra de san Pedro a un bávaro ─ ojo que no un prusiano como Lutero─ ocupando el puesto número 265 de la lista y con un nombre tan hermosamente limpio y de una gran tradición entre los sucesores de san Pedro, el de Benedicto XVI. Atención que puede ser el papa de todos poniendo a contribución toda la carne en el asador de su peso intelectual para implementar las disposiciones del Vaticano II, sin menoscabo de que proclame un regreso a la liturgia ortodoxa, pero siempre desde el espíritu del amor y de la caridad, nunca desde los apriorismos y las descalificaciones gratuitas, según la regla que siguen algunos de sus detractores que ya los empieza a tener este hombre bendito, y se han despachado a su gusto con insultos y bajezas hirientes. Alguna prensa sobre todo la inglesa y la española me hacía pensar en las páginas más burdas de "Fray Candil" y de la inmensa pléyade de libelos anticlericales del siglo XIX. Pero que nadie espere la canonización de la sodomía, para confusión de Mr. Cobblers. El pecado nefando es una aberración contra natura. ¡Pobrecillos! Merecen nuestra pena y nuestras oraciones, nunca un sitial de privilegio en la Iglesia, que ha sido siempre cosa de hombres y de mujeres entregadas a la causa evangélica, nunca a la condonación del vicio a una impropiedad de natura. En cualquier caso, todo esto es adjetivo. Nada tiene que ver con la sustancia. A lo largo de estas tres o cuatro semanas que han conmovido al mundo hemos podido constatar aquellos que vivimos con la antena bien desplegada la mano del Espíritu Santo. La elección de Ratzinger puede ser una de sus dádivas. El primer papa alemán que yo recuerde fue Gregorio V antecesor de Silvestre II, el inventor del reloj y por el cual sienten al otro lado de los Alpes significada reverencia, ya que celebran con más fervor que ningún otro pueblo la "Sylvester Abend", último día del año. También hubo otro papa tudesco, aunque en realidad era flamenco, Adriano VI pero que en la cronología cuenta como de tal nacionalidad. Los Estados Pontificios deben su origen y personalidad a Carlomagno y sobre todo a su hijo Pipino el Breve que otorgó a los obispos de Roma el poder temporal sobre territorios, hasta que éstos le fueron arrebatados por Napoleón. Por lo demás, la historia del pontificado está íntimamente entreverada con el Sacro Imperio Romano Germánico. La defensa de la religión fue el móvil que puso en pie de guerra a Carlos V en el cenit de la gloria. Hubo también momentos de desdoro como la lucha por las investiduras, la huida a Canosa y la abducción a penitencia del propio Enrique IV que se posternó a los pies del papa Gregorio VII, otro monje benedictino que acabó sus días en el destierro y despojado de su silla apostólica por el emperador. Cosas de los hombres pero con tales mimbres teje la pleita de su cesto misterioso el Divino Paráclito.

Hemos consultado la relación de nombres papales y el que se ha impuesto Ratzinger, el de Benedicto, se distingue por haberlo tomado sacerdotes de una gran espiritualidad, de un fuerte sentido canónico. Son grandes pacificadores aunque no han dado ningún santo, sólo un beato Benedicto XI y sí un antipapa y que era español: Benedicto XIII quien por no querer renunciar a su sede en Aviñón se retiró a vivir a Peñíscola permaneciendo en sus "trece" hasta su muerte en Peñíscola. Este alemán está dotado de un fuerte carisma y tiene una sonrisa humilde y unos ojos claros, descripción muy distante del sambenito inquisidor o del remoquete de "rothweiler" que le han endosado los ingleses. Ellos la verdad no se distinguen por la elegancia de maneras a la hora de referirse al obispo de Roma al que designan por lo menos el "bloody pope".

No bloodys and no fucks, Mr. Parra – me decía a mí el director de un colegio en una escuela del Norte de Inglaterra en la que enseñé castellano.

Y luego de ahí para arriba haciendo caso omiso de las proverbiales reglas de cortesía. Los ingleses siempre tan relamidos y pulidos pueden resultar bastos y lenguaraces. Lo he observado siguiendo los programas de la BBC y del Sky News acerca de la preconización del nuevo pontífice que apenas han tenido cobertura de forma muy desemejante a la que dieron a la muerte de Juan Pablo II, caso insólito y tenido por un santo en las Islas. Pero en ello juegan los réditos e intereses de la política. Para los ingleses no hay amigos ni enemigos sólo intereses. Polonia ha sido siempre su aliado natural en la balanza de poderes contra Alemania y contra Rusia y Alemania su natural enemigo. Miserias y grandezas de la condición humana. El peso de la púrpura. Papas ingleses sin embargo, sólo ha habido uno y los alemanes se cuentan con los dedos de la mano. Por lo general, el colegio cardenalicio siempre se ha inclinado por los franceses y por los italianos. A pesar de todo, creo que Benedicto XVI parece que lo han vaciado en molde y da justo la medida del papa que todos necesitábamos, el "slandering" y el cachondeo de los británicos y de los españoles miméticos y con complejo de inferioridad frente a los hugonotes de los grandes "trusts", para los tiempos difíciles de la primera década del siglo XXI. Puede dar la campanada en cuestiones de régimen interior (ordenación de hombres casados y admisión de la mujer al altar en órdenes anciliarias, pero nunca el presbiterado) y sobre todo la reanudación del dialogo con los ortodoxos. Este puede ser el pontífice que haga que Roma y Constantinopla vuelvan a ser una. El hecho de que el metropolita Cirilo, segundo del patriarca Alejo II, asistiera como plenipotenciario a la pontifical de preconización, es un avance con respecto a lo que aconteció con el papa Wojtyla. Que tuvo unas relaciones desastrosas con los rusos a pesar de ser un papa del Este.

Llamó a los judíos con frase de san Agustín en sus "Confesiones" los "hermanos mayores de nuestra fe". Y esta cita la hizo nada más comenzar su apelación ecuménica en la misa de entronización, lo que desbarata ciertos argumentos de antisemitismo que empiezan a sonar por ahí. Sin embargo, se registró en la ceremonia una gran ausencia: la del Rabino Mayor de Roma. Que no pudo asistir pues precisamente hoy celebran los hebreos su Pascua. ¿Una excusa o razón válida? El nuevo papa ha recibido palio de cordero pascual inmaculado y el anillo sigilar. En sus manos, uno de los oficios más duros y con mayor responsabilidad que pueda haber en esta tierra. La gracia del Espíritu suplirá las mermas y limitaciones de la condición humana.

Esta tibia mañana de domingo de abril ha sido hermosa. Fui feliz contemplando la pontifical por televisión. Es algo cicatera la vida con nosotros pero en ocasiones se quiebra tal regla y se nos depara momentos de felicidad como éste.


Capítulo 57


EL GENERAL FRANCO Y EL PERIODISMO DEL SILENCIO.


 



Me afianzo en lo superlativo huyendo de lo diminutivo de nuestra vida venial y gremial y comienzo deseándolo a Julito, al que todos queremos y conocemos de antiguo, y perdonamos sus pecados y sus pedos, sus pecadillos y pecadazos, ¿quién no los tiene? y el que esté limpio de culpa que tire su primera piedra, pero los que sabemos qué es persecución y somos trigo limpio en medio de estos almiares putrefactos, y seguimos, impasible el ademán, muchos éxitos le auguramos en la aventura editorial que acaba de emprender. Julio Merino es arisco y a la vez encantador como todos los cristianos viejos. No es un tornadizo ni golpista, ni nada de eso. El rigor a sus principios merece todos los respetos. Salta, como todos nosotros, a las páginas de la actualidad desde el Periodismo del Silencio. Ha demostrado que tiene redaños puesto que a un periodista hecho y derecho como él lo metes en galeras, en el limbo del no ser, y eso supone una medio condena a muerte. Él lo ha aguantado con estoicismo. No en vano es paisano de Séneca. "El otro Franco" es un buen texto aunque después de leerlo echo en falta el período ovetense del militar cuando fue destinado de comandante al Regimiento Milán. Fue en Asturias donde empezó a estudiar y a entusiasmarse con la idea de España y donde tuvo sus más y sus menos con las fuerzas vivas de la región, quienes le apodaban con desprecio del "Comandantín". Su noviazgo con una Polo también ofreció sus lados problemáticos. En dos ocasiones estuvo a punto de suspenderse el himeneo; una por la oposición de la familia y la otra a causa de la guerra de África. Fue convocado en vísperas de la boda. El lacónico Franquito dicen que dijo:

▬ Carmencita puede esperar. España, no.

Y así, otra vez a torear. Las balas como las cartas siempre llevan tu nombre y dirección. Cuando vienen no queda más remedio que "abrirlas" en la esperanza de que no sean letales, sólo tiros de suerte. Las relaciones con Mola también siguen un tanto difusas e inéditas y uno de los grandes misterios de la biografía. Claro que a lo mejor a Merino en vez de un libro de trescientas páginas le hubieran hecho falta mil quinientas. En Asturias tuvo para sí el descanso del guerrero. Largos paseos por la finca de Llanera y ya de viejo lo que más le prestaba del mundo era marchar a pescar al río Narcea y meter al "Campano", el primer salmón de la temporada, en su retel.

Nos alegramos del triunfo de su libro sobre el General y se lo pasaríamos por el morro a más de uno, a ver si te enteras Contreras, aunque me temo que estos libros que postulan la verdad, son ponderados, ni hagiográficos, ni puras acrimonias como la de aquel mal estudiante del colegio de san Antón, flecha de todos los campamentos y becas facilitadas por la OJE, de padre rojo luego enchufado en Sindicatos, al que en el SP llamábamos el Narices y que cuando entró en la redacción con tantos granos y diviesos en la cara pensábamos que su acné era debido a su manía masturbadora, y otros que escupen contra su pasado y las leyes de la gravedad, que no perdonan, hacen posar el gapo sobre sus hombros, susciten las iras y bilis del personal. En aquel tiempo en este país de carnés y de fichas catalogadas a nadie se le hacía escrutinio de sus orígenes. Una pena que vuelva a haber bandos y se excaven de nuevo trincheras con dos zanjas: ellos y nosotros. Corderos bienaventurados a la derecha y condenados y précitos, cabrones, y cabritos a la izquierda. Unos al cielo y otros al fuego eterno. Ya verás, Julito, que como volvamos a ganar, estos, que ahora se desapuntan con tanto desparpajo, volverán a hacer oposiciones para ingresar en el cuerpo de profesores supernumerarios con un aval del jefe de Centuria de Falange de su lejana provincia. Por cierto, el flecha del campamento, pajillero y meón, por otro nombre el Narizotas, cualquier día de estos le echan de Segovia que es mi pueblo o los cadetes le pegan una paliza, que es lo que traen estas historias de remover el fango de la guerra civil que creíamos enterrada.

El otro día, desde una columna de la Prensa del Meneo, él que formó parte de la prensa del movimiento, con pretensiones de furibundo Sansón, quería derribar la cruz alzada de Cuelgamuros con los cuatro evangelistas de Avalos dentro, sus cuatro flancos y todo. Iskra de su furor. Fuego al muñeco ¡Vaya un pión! Que le sirvan dinamita. ¿Volarán la montaña donde está la cripta catedral, sarcófago de tantos muertos? ¿Tendrán cojones? El libro suscitará reacciones de todos los colores. Los enemigos de la verdad están que trinan pues es un nombre que aún levanta ampollas y a la culebra le gusta cambiarse de camisa, a sabiendas de que en los disfraces estriba su poder de humo y confusión, y procurarán por todos los medios impedir la difusión del escrito. En otra cosa son expertos estos manipuladores de nuestra memoria: en colocar mordazas y en tachar nombres. No pueden vivir sin pisar cadáveres y son responsables de la muerte civil de muchos escritores. Cada mañana veo toda una peña de fusilados que hacen cola para tomar el autobús. Son los muertos vivientes de don Dámaso. Pertenecen a una España de medio pelo, la que ficha y está en nómina. Madrid, poblado por siete millones de cadáveres. Una gran mega necrópolis nos espera al bajar la Cuesta de las Perdices. Pastueños, sometidos al régimen, a éste, y al que venga, con tal de conservar la sinecura. Si les tocasen la cartera, si les echasen del ministerio, a lo mejor se tiraban al monte, pero sólo entonces.

De momento, estos franquistas, espectros de lo que se fue, sólo piensan en sobrevivir en la paz de sus adosados. Que no les molesten. Que no les vengan con milongas. Lo único importante es su vida es la hipoteca y poder hacerla frente a fin de mes o, divorciados de tres matrimonios, pasarle a la ex los gastos de alimonia. Católicos, al único santo que ponen velas es a Santa Nómina. Y los amigos y franquistas de toda la vida instalados en su comunidad y en sus raquíticas mentes de chorlitos y en su inteligencia minúscula de torzal, a los que la noción de un Franquito juerguista, algo librepensador y con instintos libreros, ellos que se asustan de la letra muerta y que no han leído en su vida, ni falta que les hace, se rasgarán las vestiduras. Dirán lo de te has pasado tres pueblos, majete, pues tienen del Caudillo una imagen hierática, descarnada, casi inhumana de aquel gran español que se llamaba Francisco Franco Bahamonde.

La utilizan como elemento de acreditación, como hicieron con José Antonio, para tener una ficha e ingresar en una plantilla. España tiene complejo de funcionario cesante. Que vendió su alma al diablo, que se afilió al Psoe en catarata. El problema de Franco es que es un coloso, un héroe epónimo demasiado grande para un pueblo tan capidisminuido como el español, que vive huérfano de su antigua grandeza y al que le están engañando como a un chino desde las instancias del poder mediático e incluso desde algunos púlpitos. Como un Cid que cabalgará milenios por la historia de España, Franco ahora inspira miedo. Y a sus enemigos es que les vuelve locos, vaya. Se ponen histéricos, con la sola mención de su apellido, echan espumadas por la boca, se hacen cámaras, o se mean por la pata abajo. Tiemblan a la mención mera de su nombre más que al pedrisco. Por eso despearon su estatua de noche; a descabalgarlo de día no se atrevían, no fuera que el jinete de hierro picara espuela y el general de la estatua desenvainara su espada, y el caballo, saliendo de la horma de metal en la que le vació su escultor, se liase a pegar brincos delante de la guardia mora, como solía. La simple memoria les encabrita a estos sepultureros de la historia ─ hoy se me viene a la memoria el nombre de mi gran maestro Rodrigo Royo, un falangista que colocaba a “rojos” en su periódico, y al que tanto debemos los de nuestra generación, escribió una novela con este rótulo “Todavía”─ porque a estos vociferantes prácticos del exterminio de la "recordatio nostra" se les pone la carne de gallina al pensar que pueden volver a ser derrotados. Claro se forran porque nunca tuvo en esta nación tanto poder el dinero.

Parece que hasta que salieron a la palestra los Pío Moa, los Cesar Vidal no hubiera habido historiadores. Son coto cerrado, prestidigitadores del numerus clausus, familia endogámica que no permitirán el acceso a una tertulia, donde mandan las sociologías de don Híspido Estadístico. Con tal de subir y mantenerse en el machito estos fulanos que juegan a la derecha mandarían a galeras al mismo Larra. Ellos son el gobierno y la oposición. El fuego amigo ¡qué peligroso es!

Son el santo y la limosna. La tesis y la antítesis. Si tú te llegas a ellos diciendo que eres un poco la síntesis, te tomarán por un fantasma que les bajó del cielo de sopetón, y que no esperaban porque aquí hay que planificar todo. Hasta las ideas. Por eso, si les hablas, se quedarán de piedra abriendo la boca tres palmos:

▬ ¡Ah!

Nuestros anales estuvieron en manos de los que perdieron la guerra civil o en manos de los ingleses. A toda una generación de españoles, la que tiene menos de treinta años, se les ha vedado el acceso a nuestro pasado. Franco, habiendo ganado la guerra real en el campo de batalla, resultó vencido en el campo de la propaganda por la gran parafernalia que le fue adversa dentro del mundo de la información.

Candaron con siete llaves el sepulcro del Cid y he aquí que llegan promociones que no saben nada o que les preguntas quién era Isabel la Católica y te contestan que una guarra, que estuvo siete meses sin cambiarse la camisa. Otra cosa que les falla es su falta absoluta de sentido del humor. Como he estudiado durante estos años los usos, costumbres, atavismos y manías de la serpiente podría volverles locos, si tiro de archivo, sé mucho de sus manías y renuncios. Pero no me da la gana hacerles el caldo. Que se jodan. Un ángel habrá borrado sus nombres del libro de la vida con el mismo afán maligno con que ellos han intentado descabalgarme y suprimirme de la lista de Schindler. Para mí no existen. Son entes de razón. Entelequias literarias y políticas.

▬ Rubicundus erat Judas.

▬ Y yo creo que también mallorquín, una mosca cojonera con pecas y con gafas.

▬Habló el oráculo para decir inconveniencias.

▬Y ¿qué dijo?

▬Chorradas. No sé si salió el chueta que lleva dentro o el subnormal profundo que le habita en el desván de su desvencijada casa.

Sólo nos salvará la poesía y a mí es lo único que me interesa: el culto a la belleza a través de la palabra. Eso y la Venus de Milo que no era blanca ni indoeuropea sino etiope como la reina de Saba. La diosa la vi surgir entre la espuma, entre la marea humana del Intercambiador. Hermosos muslos de ébano, talle de avispa. Egregia entre todo el oleaje humano de Madrid, el malecón donde se estrellan las olas de las muchedumbres del mundo, los ilotas apátridas. La bomba de Mao nos acaba de estallar entre los dedos, pero no importa, les haremos sitio. Hablan acentos extraños, el color de su piel no es la misma, pero bufan, compiten y corren ya en nuestra manada. La carrera de ratas está servida. Birds of the same feather —dicen los ingleses — flock together”. Pero aquí vuelan plumas muy diferentes en bandas globalizadas. Esta ciudad fue siempre hospitalaria, dura y castiza, muy milagrera, amante de verbenas y botijos y más papista que el papa, aunque ya están celebrando los funerales por España. Han labrado sobre la lápida la inscripción de "hic jacet". No sirve darle vueltas. Adiós muy buenas y ahí te quedas.

Ha sido una maniobra perfecta y bien orquestada, de espaldas a la galería. Ya no controlamos las riendas. Los políticos siguen mamando de la teta y a Juan español le engañan contándole cuatro monsergas. ¿Y para qué queríamos tanta información que desinforma? Yo quisiera ser analfabeto, no saber nada de estos tejes manejes de trastienda. El conocimiento allega dolor. Por eso sufrimos tanto los que sabemos un poco de qué va la cosa. La revolución silenciosa toca ya a su fin aunque parece que la gente está despertando, tarde y torpemente, y se da cuenta de que le han vendido la burra mal capada. Momento amargo

Míster Cobblers, el Cuentanubes cejijunto, que ha recibido órdenes de arriba, y es más acomodaticio de lo que algunos lo suponen al mandato de Supraba, yo creo que pertenece al mundo onírico de las pesadillas. Pero no me voy a poner a escribir más sobre ese individuo que me da repelús. Va a convertirse en el Pedro Go de nuestros informativos porque la gente nada más verle aparecer agitando la zocata, mirando con ojos de basilisco y haciendo sonar su voz engolada hace zapping o apaga la televisión y lo dejan con la palabra en la boca. Este sí que tiene verdadera madera de dictador.

No. De nimis non curat praetor. Que lo hagan otros. Y que le den un jamón con chorreras. Yo no me mancho las teclas de mocos. Mañana más.



Capítulo 58




PERVERSIÓN LINGÜÍSTICA

Tenía que evacuar consultas no diplomáticas claro está sino editoriales. Llamo a Barcelona y me ponen un contestador en catalán. Me siento un gilipollas porque no hablo el catalán, lo leo, y el lemosín, a medias, tal vez por aquello del espíritu de cuerpo filológico que uno lleva dentro y que mis maestros fueron catalanes. Mariner Bigorra, el que me suspendió en Latín, fue el mejor latinista que tuvo la complutense y siempre que he de solventar una duda sobre étimos hay que acudir al Corominas complementario al de María Moliner a titulo de referencia porque el que acaba siempre llevándose el gato al agua en cuanto al origen de donde arranca el uso de las palabras es el Casares. Recapitulando: el catalán, a causa de los políticos, se me atraganta como a tantos otros españoles. Y ahora el gallego al que siempre sentía una simpatía racial por cuestión de vecindario ya que tengo algo escrito por ahí sobre el bable y gallegos y asturianos primos hermanos, tres pares de lo mismo. Porque no es el gallego eufónico y meloso de Puente Denme sino el de los caldereros de Villalba, el que habla Fraga, que es un gallego castellanizado y algo macarrónico. Telefoneé a Santiago e ídem de lienzo la misma cantinela. El contestador de marras al aparato. Dije:

Eu. (Yo…)

Y colgué. Pero recuerdo con nostalgia la jerga melodiosa de los afiladores y de los segadores que nos mandaba Rosalía todos los veranos. Venían los coitadiños rosados como ángeles y se los devolvíamos como leños. Ay Santa compaña. Dulce Monforte de Lemos. Prosas de Cunqueiro. Melodías de campanarios que es la música de Mondoñedo. Este no es mi Juan que me lo han cambiado. Nuestra política lingüística desde el 75 para acá ha sido un desastre. Pocos españoles sabrán y menos con los nuevos planes de estudios, que borrarán del mapa a Isabel y Fernando, ya nuestros escolares no tendrán derecho a saber quién era el Duque de Alba y qué ocurrió en Lepanto. O que el mejor canto a España está escrito en catalán por mosén Cinto Verdaguer en La Atlántida. Al alumno de las 17 taifas se le hará gracia de saber que Cosme Churruca el héroe de Trafalgar era de Ondarroa y que hubo un tiempo en que se decía que "España tenía las espaldas cubiertas por los pechos de los marinos vascos". Antiguamente una de las mayores riquezas eran sus idiomas y dialectos. La unidad dentro de la variedad, pero se ha malbaratado el peculio del "ex pluribus unum", lema frontal del escudo de los Reyes Católicos del que se han apropiado los norteamericanos y ahora son el imperio. Me acuerdo que una vez en Lieja estuve a punto de perder un tren. Había hablado al aduanero en francés y él era flamenco. Lo tomó como una injuria y me mandó al convoy que salía para Paris cuando yo quería ir a Bruselas. Las lenguas son un bien pero cuando se convierten en boomerang o en dardo, malo. Ha ocurrido en Bélgica y está ocurriendo en Rusia y en los Balcanes o en el Canadá. Los franceses que son muy listos han arrinconado el patois y las 27 variantes dialectales del francés que se parlaba en el medioevo. Los servicios secretos británicos ingleses pusieron sordina a las reclamaciones de los escoceses e irlandeses por una lengua propia y la lengua del País de Gales que en los sesenta tenía cierta preponderancia no tiene mayor importancia en la Gran Bretaña actual que el castúo la tiene para nosotros. En la democracia más antigua del mundo no se ha dado licencia a los galeses para que tengan una televisión en su jerga materna las veinticuatro horas del día. Sólo media hora antes del telediario. Ocurre también en Escocia. Y el cornish y otras lenguas célticas que se hablaban en el Reino Unido han desaparecido. USA ha restringido a pesar de lo que diga don Luis Maria Ansón y otros optimistas de la cuerda (poco conocen a los americanos) la enseñanza del castellano. Los hispanos, si quieren medrar, tienen que renunciar a su idioma y adoptar el inglés, y hasta se cambian los apellidos como ese candidato a la Casa Blanca que siendo chicano ha adoptado un nombre anglosajón. No seamos ilusos. En Washington siguen creyendo a pie juntillas que la "lengua es la compañera del imperio" importan unidad y exportan división. Es lo que les conviene y aquí desgraciadamente el que ha ganado es don Chorri Puchol en su política de odio al castellano. Para mí ese hombre que tiene muy poco de demócrata ha sido el celador o el sacristán de esta democracia vigilada. Todavía tengo grabada la imagen de don Jorge con los pirreles colgando celebrando una entrevista con el Rey a bordo de un telesilla en Vaqueira Beret. Todos con equipo montañeros y botas de esquiar y el bueno de don Jordi en ropa de calle. Hasta los gatos llevan zapatos. La política lingüística de estos últimos lustros no pudo ser peor. Él tuvo la culpa, él. Encastillado de soberbia y de odio a España, prietas las filas, henchidos los pechos furibundos de venganza catalana. Y la vamos a pagar.


 


Capítulo 59




RECUERDOS DEL CAMPUS COMILLENSE

 

 

Rouco se enfrentó a la puta bestia, denunció los males que aquejan a esta sociedad (familias destruidas, aborto libre, los niños de las escuelas sin cristianar y atragantados de laicismo, casamientos sodomitas, la ira que mata, la avaricia que roba, la lujuria que esclaviza y la vida que vale poco en esos barrios donde hay tanta violencia y donde te pueden pegar un tiro o un navajazo a la buena de Dios, la juventud angustiada y sin salidas), cantó las verdades del barquero con esa voz joven y esa cara de misacantano. La Iglesia sigue siendo moza, alegre, optimista y esperanzada pues esto entra en el dictamen de la antigua perícopa que cantábamos: "subiré al altar de Dios/al Señor que alegra mi juventud". Joven y alegre pese a los años y a los achaques. Puso el cardenal las cartas sobre la mesa:

▬En Madrid se peca terriblemente. España, la hija predilecta de la Iglesia, y si no la predilecta, puesto que Roma siempre nos ha mirado con reservas, una de las naciones que más hizo en pro de la implantación en el mundo de la norma evangélica, vive de espaldas a la Cruz y por la ley de los instintos inferiores. Aquí se infringen con tesón, a barrisco, pública y concejeramente los diez mandamientos. Quizá, dando cumplimiento al discurso en el Parque de Comillas el año 34 de Manuel Azaña, España ha dejado de ser católica. La bestia no perdona y Anás y Caifás, los sacerdotes del Gran Sanedrín, los que vigilan la parva, los comisarios de lo políticamente correcto, se rasgaron las vestiduras y otra vez han vuelto a sonar las palabras que sonaron en el gazofilacio o patio de las condenas aquella tarde de Viernes Santo, dando vida a secuencias de la Pasión del Salvador de actualidad sorprendente. Todo lo que se dijo y se hizo en aquella ocasión magna es aplicable a la problemática hogaño:

▬Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos de testigos?

La entereza de este gallego que tiene una consistencia berroqueña propia del granito que tallan los canteros de su tierra lucense le costó la presidencia de la conferencia episcopal. Su franqueza le colocó sobre los hombros la coroza de impolítico. Y eligieron al tal Blaquez. Me amparo como puedo de los gargajos. La última vez por lo que salió de las plumas y de las boquitas de algunos era para pedir agua bendita y exorcismo. Padre, perdónalos.

▬No te metas en política, Parrita.

▬Si yo no me meto, señor. Lo que pasa es que las verdades escuecen como le ha pasado al Cardenal.

▬ ¿Les perdonas?

▬Claro que sí. Hay que cerrar heridas. Pero reconozco que el momento es delicado. La bestia cambia de camisa y no se mueve en línea recta al revés que el común de los animales de la creación sino que repta en zigzag.

▬Por eso la serpiente tiene entre nosotros tantos seguidores. Se ha instaurado a lo largo y a lo ancho el culto de ofiolatría. Es el nuevo lenguaje ambivalente.

▬Ya lo creo. Ahí tenemos al ofidio enroscado al hacha símbolo del terror etarra.

▬ ¿No te gustan los vascos?

-▬Ni mucho menos. Mis mejores amigos de Comillas eran vascos: Aburto, Arriaza, Arriola, Aramburu, que era hijo de un gudari, lo mismo que Amilibia, un buen colega. Entonces yo creía que era posible el perdón y la amnistía. Ahora lo veo más difícil.

-▬Eta nació en un seminario.

-▬Es posible pero yo barruntando el humo de Satanás y la que se venía con el concilio colgué la sotana. Después Chusmari Amilibia que también estuvo en colegio de frailes cuando llegó a un campamento del Frente de Juventudes definió el estado de la cuestión en sus Héroes de barro.

A Rouco lo conocí yo cuando venía a ver los curiñas de la diócesis de Santiago desde Friburgo donde cursaba teología. Todos aquellos padres jesuitas y había de todo buenos y malos eran muy inclinados al PNV y aliadófilos (Rábago, Cabezas, Eguillor) como bien demostró en su novela José Luis Castillo Puche “Sin camino”, una verdadera continuación del AMDG de Pérez de Ayala donde se plasman las aberraciones, injusticias, mariconería y discriminación entre alumnos pobres y ricos y muy pobre me era yo-— mi padre un simple sargento del mal pagado ejército de Franco—-, de los colegios jesuíticos. Era aquel seminario una iglesia de ricos, si bien el buen Marqués de Comillas la fundó con otro espíritu. El Padre Regatillo enseñaba Cánones y Moral. En el claustro únicamente había un germanófilo el P. Martino recién llegado de Munich y éste tampoco nos miraba con buenos ojos. La obra del murciano Castillo Puche fue comprada en su totalidad por la Compañía y hoy es raro encontrar ejemplares de la misma. Había puesto el dedo en la llaga tirando de la manta y dejando al descubierto algunos males de la Iglesia y del falso misticismo, todos esos desafueros que hacen difícil la convivencia claustral, abogando por las reformas desde la crítica y la caridad. Cierto, las reformas son necesarias pero lo veo difícil. Es difícil pedir peras al olmo, que los curas se casen (el Papa Bergoglio acaba de cerrar la puerta a los que clamaban por el celibato opcional pese a los escándalos de abusos sexuales, eso es sostenella y no enmendalla), que haya diaconisas, que alguien pida perdón por los vejámenes a los que fuimos sometidos novicios y seminaristas en aquellos años triunfales, los mejores que ha vivido la Iglesia española, para bien y para mal, desde el siglos XVI. Pero se cometieron atropellos. Estos lodos son consecuencia de aquel barro. Me conformaría con que los templos hubiese servicios donde acudir cuando aprieta la necesidad. Es un derecho humano que se nos niega a los fieles cristianos. La implantación de mingitorios en los recintos sagrados sería un triunfo, una conquista social, y no haya que ir a buscar una pared, como siguen haciendo desde la edad media, los costaleros de las procesiones semanasanteras de Sevilla. El valor divino de lo humano. ¿O es al revés? ¿Qué hago yo en mitad de la misa cuando me dan unos retortijones y he de salir a toda prisa en busca de un bar? A veces un WC puede ser una obra de misericordia.

Ahora volvamos a Rouco al que González Bedoya tilda de rocoso y al que los socialistas acusan de haber sido compañero de viaje de José María Aznar. Eso no es verdad o sólo una verdad a medias. Conozco muy bien al cardenal. He seguido sus pasos y visto plasmado su espíritu a lo largo de su dilatada y brillante carrera eclesial. Es un adalid en Dogma y un luchador por la justicia social. Estamos ante un cura de cuerpo entero, de los que no se casan con nadie. Me parece que fue una afrenta emparejarlo con los "newcom" (perdón por la palabreja) de la escuela de los economistas de Chicago o de los fabricantes de armas que mandan en el Pentágono como Cheaney. Rouco es un hombre de Dios, un hombre de paz. Ha demostrado que tiene muchas agallas y en Roma se quedaron ante su franqueza pasmados. Hacía mucho tiempo que nadie llamaba a las cosas por su nombre. Y tanto es así que lo hicieron palpable.

▬Un papable es poca cosa pues ya sabes el viejo dicho romano: "Quien entra papa en el conclave, sale cardenal".

Suele ser el Espíritu Santo bastante correoso y muy mirado para esto de las fumatas. Sin embargo, monseñor Rouco llega con buenos avales como el haber puesto en pie una archidiócesis tan difícil y llena de problemas como es la complutense. A Madrid la llaman la "nueva Babilonia" donde quieren implantar el diálogo de las civilizaciones. Aquí Mahoma es muy poderoso y la Media Luna quiere volver a hacer sombra a la Cruz. A la vuelta de unos años, España puede sumarse a la lista de países islámicos, de seguir las cosas por ese camino.

▬ Pongámonos todos bajo el manto de la Virgen. Rouco es marianista.

▬La mujer vestida de sol y calzada de luna que aplastará la cabeza del dragón.

▬Totus tuus, sí

▬Eso es de san Bernardo pero todos los caballeros de María es un emblema que llevamos marcado a fuego en nuestro corazón.

▬Eso es de san Bernardo el cantor de María pero algunos se lo han arrogado como propio. El abad de Claraval llenó Europa de monasterios. Mandaba a sus frailes a fundar conventos de doce en doce. Estos centros de oración, estudio y trabajo fueron el antemural que protegió a Europa de la barbarie del fundamentalismo coránico.

▬Así es. San Bernardo fue un enviado del cielo. Tampoco se casaba con nadie. Al propio papa Eugenio III, por sus inclinaciones simoníacas, y que rodeó su corte pontificia de usurarios y renoveros le escribió más de una paulina. Y de ellos queda constancia en sus exhortaciones de caridad y en sus cartas.

-▬Sus enemigos, que son los enemigos de la mariología decían de él que era poco hombre y un homosexual.

▬Cierto era muy guapo, un adonis y sus biógrafos cuentan siempre la anécdota de aquella posadera que se encaprichó de su persona y ella vino en mitad de la noche a meterle mano. Pero él la arrojó de la alcoba con un tizón encendido.

▬Eso mismo se cuenta de san Tomás. El Doctor Angélico y el Doctor Melifluo vieron a un buey volar y fueron los acérrimos restauradores de la castidad en Occidente y hoy son víctimas de los argumentos ad hominem. Han salido del armario. Sin embargo, las Glorias de María ahí están: Ella es la medianera de las gracias, el pilar de la Iglesia, la Cristífera y corredentora, el consuelo de los afligidos, la garante de los carismas y de los milagros. La gran obra mariológica de Rouco bebe en esas fuentes mismas. No se puede entender el Catolicismo sin la Virgen, algo que escandaliza a los protestantes, a los judíos y a los mahometanos. Pero a no a los ortodoxos de donde viene el culto. Los griegos llaman a Nuestra Señora la Odigytria (la que muestra el camino).

▬ ¿Cómo es posible? María de Nazaret vivió una vida oculta, y, después de la salutación arcangélica que la designa bendita entre todas las mujeres, no abre la boca en los Sinópticos más que un par de veces para decir que no tenían vino, o "te buscábamos tu padre y yo; ¿dónde te has metido, hijo?". Con tales elementos se fragua el gran edificio del culto de hiperdulía. Las madonas renacentistas, las vírgenes negras de la antigüedad, trasuntos del culto a la Magna Mater, Cibeles, la madre tierra, la señora de las espigas de la fecundidad, las inmaculadas de Murillo o las tallas góticas siempre sonrientes vírgenes del pajarito y coronadas; en su regazo, el Niño. Resulta una desproporción semejante tinglado sobre una base documental tan escasa. Sin embargo, en los libros del Cardenal de Madrid se explican algunos puntos candentes del misterio mariologico. Lourdes y Fátima son otra historia sobre los cuales pasa un poco de largo, como buen teólogo, al igual que las profecías de san Malaquías que está claro que son apócrifas y se deben a los bolandistas. De la misma manera, la cuestión tan complicada de las apariciones no constituye para la Iglesia artículo de fe aunque sean piadosas realidades del culto local...

▬Precisamente por eso. Porque es demasiado. En este caso sí. De María nunquam satis. Hablando de la Virgen nunca tendremos lo bastante. Eso también lo dijo san Bernardo. Porque ella simboliza ese deseo de belleza y de amor que colma las aspiraciones del ser humano. Una de las grandes epifanías de Juan Pablo II, este papa misterioso, ha sido decir que la divinidad tiene una fuerte carga de componente femenino, esto es: Dios es mujer. Toda una audacia que introduce un nuevo elemento al intrincado aspecto de la mariología. Hay cosas que ama el corazón y que la razón no entiende. Esas demasías pueden salvarnos. Siempre fue así en la historia de la Iglesia. Too much, desde luego pero en María no todo es bastante, porque Ella rompe los esquemas. Espiritualmente, va contra el lema de los epicúreos que predicaban que el “ne quid nimis”. Pero en el amor a la Llena de Gracia hay que colmar medida. Eya, velar. Velad aljama de los judíos. Velad, refugio de los cristianos. Pienso en estas cosas ahora que recuerdo las visitas de Rouco al campus comillense hará la friolera de unos cuarenta y cinco años. Siempre nos hablaba de la Santísima Virgen.

Ciertamente en su proyección marianista los autores sagrados se sueltan la melena a contrapelo de la escasez de elementos de juicio con que se cuenta a la hora de alzar un monumento de tanta belleza y de tanta sabiduría como es el culto marial que aprendimos de niños en aquel somo sobre el mar, un verdadero edén iniciativo sobre los mismos veriles del océano entre los escarpados farallones de Peña Castillo y las dunas de Oyambre. Verdadero promontorio de sabiduría y de piedad era el campus comillense. Ya no se nos olvidará. La divergencia de acentos, de tipos y de clanes, así como de diversas persuasiones políticas, pues los vascos, como ya he dicho, iban a su aire, y me sorprendió ya desde entonces el antifranquismo que nacía en el seno de la Iglesia. Ellos serían los liquidadores del sistema pero hay quienes cuentan aquellas historias que yo viví y tergiversan las cosas. La sombra del Stella Maris viaja con nosotros hasta la tumba. Rouco que iba y venía y que nos visitó varias veces encargado por el arzobispo Arriba y Castro a la sazón de Mondoñedo de ir a ver a los chicos de vez en cuando siempre aparecía rodeado por una turba de gramáticos, de retóricos, filósofos y de teólogos todos ellos provenientes de la nutrida cantera celta que siempre dio muchos curas y militares. Algunos como mi amigo Lois que tenía un hermano afilador o el orensano Seoane hablando en gallego cerrado Los seminarios estaban entonces abarrotados y gracias a ellos pudimos estudiar los pobres. De ahí venimos y no nos es lícito escupir sobre nuestro pasado ¿Nacionalcatolicismo? Tal vez. Pero nunca he asistido a mejores debates, a mayores peleas dialécticas que las que se colocaban a la sombra de la Aceitera en aquel viejo salón de grados entre tomistas y suarecianos. La mente y el estilo de la iglesia es elucidaria, discursiva y abominó del pensamiento único tolerando la crítica. Incluso los inquisidores absolvían a los que abjuraba de sus errores permitiendo el paso a la hoguera sólo de los relapsos en herejía, los recalcitrantes. Los debates entre Pedro Abelardo y el melifluo Bernardo de Claraval hicieron época en el pensamiento medieval al igual que los altercados dialécticos entre platónicos y aristotélicos, entre escotistas y lulianos.

Me acusan de pedante y de meter en mis artículos, nada circunspectos ni compendiosos ni cencerrados por cierto que mis razones tengo porque hoy el mundo ha dejado de ser monocromático y bipolar, ardientes latinajos. ¡Pero si yo he aprendido a pensar gracias al Trivium y al Quadrivium! Yo ese mundo lo he mamado. No quiero dármelas de sabiondo pero ninguna base más sólida ni pensamiento moral más consistentes que el de la Iglesia, madre de la ciencia y paraninfo de libertad. Añoro aquellas quietes caminando de cuatro en fondo unos de frente y otros a reculas arriba y abajo del campus, aquellos paseos de los jueves por las aldeas de la costa. Aquellos baños de mar. En la playa de Oyambre tan abierta y tan peligrosa todas las temporadas se ahogaban algún estudiante o algún maestrillo:

▬Rubicundus erat Judas (Judas tenía la pelambrera color de azafrán) ─ le dijo un jesuita a un dominico, de color encendido como una mazorca durante una de aquella tesis y antitesis a capela con las que los padres nos regalaban algunas veces entre año o por Carnaval. Las corridas de toros y el futbol estaban prohibidas en el seminario y no había carrusel deportivo pues ya que se restringía el uso de los transistores aparatos de radio aunque algún listo se las agenciaba para montarse una radio galena en la camarilla, pero aquellos encontronazos verbales entre escuelas teológicas dando voces en latín, sumaban lances muy interesantes, casi de comedia de capa y espada. Con estos campeonatos de sabiduría teológica, se pasaba bien la tarde.

▬Sed de Societati Jesu (de la Compañía de Jesús) – le contestaba éste un poco cabreado haciendo frente al varapalo, al argumento ad hominem.

Pronto se metían con los pueblos y el debate terminaría con menciones a la madre, claro está:

▬Caifás tenía bigote y era calvo. Había nacido en Medina del Campo.

▬Tanto por tanto y letra de cambio.

Entre bromas y veras y a veces algún sopapo pues la gente se calentaba de lo lindo y por menos de nada estas grescas derivaban en luchas campales y Dios me libre de la cólera del clérigo y del furor del casto, tocaba la campana a silencio y en fila india bajábamos al refectorio a cenar.

Rouco viene de aquel mundo y de aquel seminario que yo conocí, lo mismo que la mayor parte de los obispos que integran la conferencia episcopal. Al campus comillensis le llamaban la fábrica de los obispos. No es un integrista sino un gallego cauto que sabe el terreno que pisa y con un gran bagaje intelectual a sus espaldas. Hoy su nombre ha entrado en el bombo de la quiniela de los papales.

La firmeza de sus quejas contra la España moralmente desmedulada han sorprendido en Roma donde ha imperado hasta ahora una política de asenso y de convivencia con los poderes fácticos. Es el dilema entro los dos Píos, ambos imperantes bajo el directorio Napoleónico, el VI "por ganar la silla pierde la fe" según un antiguo dicho romano y el VII es todo lo contrario. Per ganare la Fede perdere la sede". Algo de esto puede ocurrir en el próximo pontificado aunque el próximo sucesor de san Pedro no sea un éxito tan señalado mediático como el actual. Volveremos a la mandorla mística dejando la cáscara que la envuelve a un lado. Roma ha condenado el "Código de Vinci" por blasfemo y sobre la película "El Cuerpo" un ataque frontal a lo que significa el cristianismo, una cinta en la cual trabajaba el hispano Antonio Banderas. Es un alegato judío contra la resurrección. El sepulcro estaba vacío. Monseñor Rouco ha metido la mano en un avispero. Puede haber perdido la presidencia episcopal pero puede haber ganado la tiara de san Pedro y se sitúa en un lugar muy cualificado para ser el heredero de Juan Pablo II. (Me equivoqué al hacer este pronóstico, el cardenal gallego perdió la batalla que han ganado los judíos del argentino Bergoglio)

¡Qué orgullo y satisfacción para los que le hemos conocido, amamos a la Iglesia y queremos morir, aunque hijos indignos, bajo su disciplina! Está soplando seguramente el Espíritu. Y el manto de la Virgen nos resguarda del frío, de estos huracanes helados, del viento de la historia. Antonio María puede ser el Papa de todos.




 


 


 

Capítulo 60

 


 

….FÁTIMA YO DUDO

  



 


Trece de mayo 1917. Cova de Iría. Hubo muchas canciones y palomas en torno a este nombre de mujer árabe. La cigüeña sigue machacando el ajo de las membranzas y de los sentires piadosos y similicadencias en los campanarios vacíos de las lontananzas. Bueno; no están vacíos sino en proceso de cambio y de mudanza. Nos hemos cambiado de casa pero seguimos siendo los mismos. Se cumplen por tanto XC años de aquel evento. Supuestamente, la Virgen María posó sus plantas sobre una encina del Algarbe. Tres pastorcillos Jacinto, Lucía y Francisco, tres pastorcillos como en la edad media fueron los agraciados con esta visita. La Virgen no se aparece a los grandes y los poderosos como a los cardenales y a los señores obispos, va y les dice a esos niños que no saben leer: Yo soy la Inmaculada Concepción. Fátima dio muchas vueltas a mi vida. Crecí bajo los misterios de las supuestas profecías: la conversión de Rusia, el fin de la primera guerra mundial pero otra mayor acontecería si la humanidad no hacía penitencia, las grandes persecuciones a la Iglesia bajo el comunismo, etc. Rusia se convertirá. Viví mi infancia y adolescencia atemorizado por el miedo a la bomba atómica y por los secretos de Fátima que para más INRI contaban con un séptimo sello que no habían sido desvelado sino a la propia vidente, Lucía, que luego se metió a monja en un convento de Galicia y al mismo Papa. La sinopsis ocultaba un cuadro catastrofista. En las pláticas los sacerdotes que nos venían a darnos ejercicios hablaban de los Arcanos con cierto retintín. En fin que se iba a acabar al mundo, que se acercaba el Apocalipsis, que esto era un barril de pólvora, una simple cerilla y cualquier día... Terror milenarista puro y duro. ¡Cuantas veces me prosterné ante la imagen de aquella virgen de escayola de ojos fríos y misteriosos las manos uncidas a un rosario en plegaria todo de blanco (el manto, la túnica, las palomas que revoleteaban a sus plantas) excepto la corona que era de oro para cantar la Salve en aquellas sabatinas doradas de mi niñez lejana! Dios te salve Reina y Madre de Misericordia. Y aquella virgen fue la que regaló mi pobre abuelo Benjamín a la parroquia de Fuentesoto cuando salió con bien del hospital creyéndose curado de un cáncer de próstata, al poco tiempo murió en medios de terribles dolores. Aquel blanco terrorífico y casi funeral todavía me asusta. El rostro de Nuestra Señora de Fátima me parecía más pavoroso en su inexpresividad que el de las Dolorosas patéticas y conmocionadas. Tenía tres años cuando vivieron mis padres a la gran concentración que se organizó en Madrid en 1947 octubre para recibir a la de Fátima a la que se dispensaron honores de Jefe de estado. Se movilizó toda España. La devoción a la Virgen como todo español integral viene inscrita en mi alma a sangre y fuego. Un icono de la virgen María cabalgaba en el arzón de Babieca, el caballo del Cid, y lo llevaban consigo los conquistadores a las Américas. El escudo del marqués de Santillana ponía "Dios e vos" y hay en mi lugar de trabajo dos bagoroditsa que llaman los rusos y del Perpetuo Socorro nosotros. Es la virgen bizantina que se venera en Santa maría la Mayor de Roma y que me enviaron mis amigos de radio Moscú. Los tengo por milagrosos. Me ayudaron y confortaron a salir del paso en tiempos de oprobios y de la gran tribulación. Siempre que puedo los ilumino con candela y rezo el Eya velar. Virgen María eya velar, como dijo en la jarcha antigua del quirógrafo inmemorial.

Y hay sosiego en el espíritu y paz en el trabajo. Convertíos. Metanoite. Asumid vuestra realidad y poner vuestros dolores y traumas a los pies de la cruz de Cristo. Ese fue para mí el principal contexto del legado de Fátima. Y no seré yo el que ponga tachas a este acontecimiento ocurrido hace noventa años en Aljustrel un pueblo del Algarbe. Peregriné a él en el 95 con mi familia y me pareció un lugar terrorífico. Todo de blanco y fúnebre que es el color de luto para los musulmanes. La basílica, la escalinata, los Ángeles mastodónticos que guardan la entrada y esos barracones cubiertos de cera y llama donde los devotos colocan cirios en los hacheros. Sus chisporroteos me recordaron las llamas del infierno. Lo encontré un lugar turístico─ Portugal y sus tres efes: Fátima, fútbol y Fado─ y en cierto modo abominable pues se especula con el fervor de las pobres gentes machacadas por la enfermedad, los desahuciados, que acuden allí como un último remedio. Lourdes igualmente me ofreció esta misma semblanza de fealdad católica y de mal gusto, retahílas obscenas de una religión que sólo piensa en la muerte y que hizo negocio con la muerte, cuando en realidad es el mensaje para la vida y la resurrección. No creo que vuelva. Acepto mi dolor y mi condición de mortal, asumo el barro del que me fraguaron pero si vuelvo a caer malo no tentaré a Dios con nuevas súplicas. Las apariciones de Fátima como las de Lourdes no forman parte del depósito de la fe. Son admitidas y recomendadas por la Iglesia como lugar de fervor y de peregrinaciones para ejercitar la caridad al prójimo, el consuelo a los enfermos. Pero ambos sitios me escandalizaron lo mismo que me escandalizaría el Escorial tiempo adelante. Se comercia con los sentimientos y creencias vendiendo medallas, estampitas, mementos, tallas, ceniceros, saleros y repisas de noche de muy mal gusto y poco arte. Fátima y Lourdes poco tienen que ver con Chartres, Notredame, Santiago o Toledo. Antes bien tratan de emular en copia sucedánea el espíritu de aquellas catedrales que congregaban a creyentes por millones en la edad Media. Una recuperación del espacio perdido mediante el milagro y la comercialización de las indulgencias que tanto escandalizaron a Lutero y a los padres de la Reforma. En cuanto al mensaje de la Señora también tengo mis reservas. Dijo que Rusia se convertirá pero Rusia en verdad nunca dejó de ser cristiana pese a los desmanes de la checa marxista, en las iglesias convertidas en museo del ateismo y en aquellos Trostki, Lenin, Zinoviev, Beria y los grandes agentes de la revolución rusa, la mayor parte de ellos judíos como aquel Abraham Brukosvski que fue el verdugo del zar en la casa de Ipatiev. En Ekateringrad. Precisamente en aquella ciudad distrito de Sverdlovsk nació Boris Yeltsin el estadista que acaba de morir y recibió en su despedida unas exequias solemnes. No se oficiaba en aquel país una iglesia funeral como aquella desde hacía un siglo. ¿Un milagro? Tal vez.

No. Rusia nunca dejó de ser cristiana. Stalin venció a los hitlerianos gracias al apoyo de los popes. El patriarca Sergio llamó a la cruzada contra el espíritu del mal. Y es la llegada del espíritu del mal lo que se anuncia en Fátima. La bestia parda. Los ídolos totalitarios. Pero hay también otros caminos por los que la libertad y la dignidad del hombre están a día de hoy amenazadas. Hay el totalitarismo de la globalización que impone el pensamiento único y ataca a la iglesia de Cristo con más saña y procedimientos más filistinos que lo hiciera el Comunismo. O el feminismo troncal y mostrenco que nada tiene que ver con la mujer ni la condición femenina. La lucha de clases ha sido reemplazada por la lucha de géneros. Se trata una aberración indigna para el gran papel que tiene la mujer en nuestras vidas y María es la mujer por excelencia, la Madre de Vida. Hay alusiones a guerras, catástrofes, desgarros pero ninguna a la crisis de fe pavorosa que vive Occidente en su pérdida de valores y a ese laicismo que arrasa España. Aludamos a la incomprensión a las injusticias en el reparto de las riquezas. Al capitalismo que ha entronizado el Divino Negocio, la Santa Moneda, Business is Business. No se menciona tampoco a los cayucos y a los descorrimientos de población en masa o a la efervescencia de las sectas que han tenido su apoyo en los Estados Unidos. Al eje del mal y a todas esas fuerzas oscuras que han metido la mano en el avispero del Islam para proyectarlo en una lucha sin cuartel hacia Europa sobre la cual pesa una consigna: descristianizarla. Hundid al Bismark. Cristo molesta. Y la Virgen de Fátima debe de ser una virgen como muy de derechas siguiendo los convencionalismos del tiempo del pontificado de Eugenio Pacelli. Cuando en época del presidente de Aznar fui desposeído de mi empleo y me tomaron por loco después de padecer intensa persecución, purgas y cazas de brujas me cogí mis libros y mis grimorios y me planté en Prado Nuevo, esa cerca del Escorial donde dicen que se aparecía la Virgen. Lugar extraño pues allí pude observar ciertos fenómenos parasicológicos: Danza del sol, personas en trance, signos en el cielo y después de una tormenta se dibujó el rostro en colores del Perpetuo Socorro con el Niño en brazos sobre el firmamento. Tomé fotografías y en la corteza de los fresnos salían estampados rostros extraños. Allí acudían las buenas gentes de España, la clase más analfabeta del catolicismo sólido y carbonero con sus achaques, sus problemas familiares y psicológicos, los parados, los desamparados, las mujeres maltratadas y los maridos expulsados del hogar en busca de una luz en medio de las tinieblas. Los ochenta y los noventa fueron tiempos en España muy duros. Venían con sus calderillos para llenarlos de agua de la fuente que consideraban milagrosa con ellos rociaban los miembros dolientes de sus enfermos. Allí una buena señora hacía visajes ante el micrófono, hablaba con voz ronca y entre suspiros. Impartía mensajes de nuestra Madre del Cielo por cinta magnetofónica. Todo un poco diabólico y desagradable pero curioso. Muy curioso y, como decía san Pablo, nada del hombre me será ajeno, me enfrasqué en el estudio de las apariciones que es algo tan viejo como la historia de la humanidad y que acontecían ya en tiempo paganos. Los dioses romanos no eran sino trasuntos de ciertas apariciones, de los dioses familiares, ciertos diablillos que llamaban manes, lemures y penates, que enredan, desbaratan o protegen según y como. Allí la gente iba en busca de Amparo.

▬Tú estás protegido▬ me dijo la saludadora.

▬ ¿Cómo lo sabes?

▬ ¿No ves esa cruz sobre la frente?

Y efectivamente la vieja tenía estampada una cruz luminosa sobre la frente. Joder. Pero no estaba asistiendo a una aparición marial sino a un tenida espiritista. Los espasmos, las luces, los ensalmos, eran del todo diabólicos y la tal Amparo Cuevas no era más que una exhibicionista. Por allí aparecía de vez en cuando el Padre Fortea el exorcista cuya presencia a mí me aterraba porque yo vi cómo los diablos en vez de salir expulsados entraban dentro del endiablado cuando este cura alcarreño imponía las manos. Nos estaba engañando a todos, tomando el pelo, con el cuento de que cada primero de mes, hilo directo con las Alturas, recibía un mensaje de la Virgen siempre en tono aterrorizante y apocalíptico. Al lugar venían también muchos portugueses pero estos peregrinos no hacían partija con los españoles. Iban a su aire. Eran los heraldos de Fátima. Gente de buena fe, sencilla, y algo timorata capaz de meterse en un autobús y hacerse más de mil kilómetros para ir a un sitio a rezar el rosario y pedir por sus enfermos a la espera de que llegase ayuda del cielo. Seriedad y compostura lusitana que nada tiene que ver con la milagrería castellana. Aquí una buena procesión de disciplinantes presta tanto como la mejor corrida de toros.

Sin embargo, aconteció que me curó de una enfermedad diagnosticada como un mal incurable, desaparecieron los dolores de la barriga y la vidente me anunciaba que un día volvería a ser rehabilitado en mi trabajo y a ver a mi hija Helen Parra-Hugh. Así ha sido. ¡Bendito sea Dios!

Por lo que toca al reencuentro con mi hija perdida, fue un milagro de Internet, de esta página donde escribo o cosas de la vida. Eso de milagros para mí es una palabra muy fuerte. Con respecto a la enfermedad que yo padecía a lo mejor es que hizo crisis o que me fue mal justificada por un galeno dormido o perezoso. Hubo instantes en que creí a pie juntillas en que lo que acontecía en la cerca de Prado Nuevo era cierto. Que la finca estaba bendita y que los fresnos eran árboles celestiales y que las caras que aparecían estampadas en mis negativos eran alas de Ángeles y figuras de las escenas de la vida de Cristo. Too much for my body. Pero a estas conclusiones no les avalaba ninguna prueba científica. Un día leyendo a Cajal me encontré con la respuesta. Decía nuestro sabio histólogo que los santos y los milagros del ayer son nuestros microbios de hoy en día. Y en efecto esas caras extrañas que se plasmaban en mis tomas de los fresnos del Escorial se debían a unos bichitos que son hongos y que en bibliotecnoeconomía se llaman agentes microgenicos que producen figuras extrañas dentro de una imagen por corrosión. Las caras de Belmez por ejemplo. Por otra parte en el terreno de la parapsicología se ha avanzado poco y ahora que lo pienso Lourdes, Fátima, el Escorial, Mendjigore en la ex Yugoslavia etc. pertenecen más que al mundo de la fe al terreno resbaladizo de la sugestión parapsicológica. Se trata de lugares extraños emplazados en sitios con un fuerte tirón telúrico a los que hay que acudir con cierta prevención circunspecta y con algún conocimiento de astrología. Prado Nuevo que en tiempos fue una dehesa por donde paseaba Felipe II, gran aficionado a las ciencias ocultas adivinatorias y nuncupatorios (por eso alzó el Escorial en aquel sitio) a mí no me quitó la fe. Me la devolvió y desde que asistí a tales tenidas en ciertas maneras repugnantes de la Cuevas con sus jipíos y gorgoritos mi esperanza ha salido fortalecida. Es más esotérica. Soy más mariologico. Más cristocénntrico. Pero no se trata más que de una vivencia. De una postura personal.




 

 


 



Capítulo 61


EL ESPIRITU SANTO SOPLA DESDE MINESOTTA.  

 



Celebro Pentecostés en compañía de una radio amiga que accede hasta mi celda vía Internet se llama Ancient Old Faith Radio: cantos sublimes y hasta las letanías intraducibles en el viejo eslavónico suenen maravillosas. El Espíritu Santo sopla cuando quiere y donde quiera. Ahora le toca el turno al pueblo norteamericano. Lo hace desde Minnessotta. Es una estación en la red en antena las 24 horas del día. Son las maravillas de un cántico nuevo gracias a la Red. El cerebro electrónico como útil de gestión y de transmisión. El mensaje es relajante, no estridente, como hacen otras radios del terruño y las comparaciones son odiosas, las veinticuatro horas del día. En las oficinas, en las salas de espera, en las consolas del escritor o del bombero o del policía merced a la magia electrónica es posible escuchar a los coros que escuchaba Musorgsky, el canto del Querubín, las letanías, el Agios ,Agios, Agios tres veces santo, o el Akazistos de la Virgen. América, pese a las diferencias que puedan tener Bush y Putin, ha encontrado el tesoro escondido de la Ortodoxia una forma de entender el cristianismo donde lo personal a diferencia de lo que ocurre en el catolicismo y sobre todo en el protestantismo en el que prima lo particular en las relaciones con Dios se relega a lo colectivo, donde la liturgia y el canto diaconal nacida del culto a la belleza o filocalía, un concepto sin el cual no se puede entender a los griegos, lleva todo el peso de las invocaciones constantes a la Trinidad. Kyries y santiguadas. La oración vocal le gana aquí la partida a la oración mental. Yo rezo. La adoración ha de ser colectiva. En la ortodoxia se concibe como un gran templo. Los oficios religiosos en el rito de Basilio y Crisóstomo suelen ser muy largos debido a esa noción del hesicasmos o repetición continua de las suplicas que vinieron del desierto, de los mantras hindúes o del tasbib muslímico en el que se invoca el Alá es Grande múltiples veces en las congregaciones de la mezquita. Mutatis mutandis, el Ala akber islámico es un Kirie eleison cristiano, una invocación trinitaria. Algo muy viejo y a la vez nuevo porque lo importante en el hombre en su caminar por las sendas de la historia no cambia. En definitiva, América se ha reencontrado con la ortodoxia. Es un culto que está de moda en Nueva York desde que el Príncipe de Gales, Carlos, dijo que a él le gusta mucho más el canon basílico que el anglicano. Por otra parte se han cansado de los tele predicadores que durante las pasadas décadas arrasaron pero esos señores que hablan sin parar y dicen que curan y hacen exorcismos ─me acuerdo en una misa en una capilla bautista de Georgia donde yo era el único blanco y a las señoras negras no se les caía de la boca la palabra Aleluya y el Gloria a Dios─ que entraban en trance les daban vahídos y prorrumpían en gritos histéricos cuando les ponía un dedo el ministro en la cabeza pero este ministro era un pájaro de cuenta se hizo millonario; luego resultó que amaban las riquezas, y ya lo dice el Evangelio es más difícil que entre un rico en el reino de los cielos que pase por el ojo de la aguja un camello.

Anécdotas aparte, el pueblo americano está todo el imbuido de un sentido mesiánico del vivir. Para ellos Dios es algo muy importante. Ya la revista Time lo anunciaba en una de sus portadas al comenzar la presente centuria que el siglo XXI será el siglo de Dios o no será. "In God we trust" se lee en el exergo de los billetes de a un dólar. Recuerdo mi impresión primera de la Quinta Avenida y aquellos hombres anuncio que discurrían por la acera de la arteria más animada del mundo con un cartel por detrás The End is at Hand (se acerca el final) y por delante “Jesús I love. In Him we trust” (Amo a Jesús en el que todos confiamos) entre la indiferencia de los "conmuters" que tenían prisa. También era frecuente encontrarse con aquellos oradores de guardacantón en cualquier esquina de Manhattan que biblia al brazo comentaban los versículos de la Escritura y que un amigo mío los llamaba orates a lo divino. Un pueblo del Libro hasta la extenuación. No, América no es como la pintan las películas banales, materialistas y descreídas por más que sea el estado más laico del planeta y desde la Primera Enmienda a la Constitución se profesa un respeto eximio rayano en veneración con la libertad de conciencia. Allí se reverencia tanto al ateo como al creyente pero nadie se escandaliza porque un sujeto haga profesión de fe desde una publicación; que cada uno piense como le dé la gana allá cada cual pero no te rasgues las vestiduras si el otro se exaspera y te contesta como te corresponde. Una de las cosas que echo de menos de aquel Nueva York que amé y padecí fue la primera página del New York Times. Tengo mono de aquello como le pasaba a Manolo Blanco Tobío. Era el catalejo para asomarse al mundo mejor. ¿Dónde quedaba España? Un país pequeñito. Las noticias de Madrid venían en un recuadro mínimo. A veces los españoles nos creemos el ombligo de todas las cosas. Hay algo de paranoia en la vida española. Pero, en fin, yo recuerdo con fruición aquella ciudad de los rascacielos sede del progreso con complejo de torre babélica. Donde todo era posible encontrarse con un rabino hasídico que caminaba por Brooklyn seguido de su mujer que gastaba peluca y estaba cargada de hijos y no debía caminar a la par que el marido como manda el Talmud y un poco más allá un hara krishna. En las escalerillas del metro me topé una vez con un gigantesco monje ruso. Vestía parda sotana barba recortada y el pelo largo recogido en una coleta al estilo del monte Athos y en medio de la barahúnda de New York City adonde había saltado a la plataforma del andén metropolitano seguramente desde las páginas de una novela de Antón Chejov parecía un espectro. Aquel monje que se paseaba por el apeadero del metropolitano neoyorquino al anochecer venía de cantar vísperas de una iglesia del Bowry en la que Dios se apiadaba tal vez de los desamparados y del deshecho de la Gran Manzana y volvía a su convento en Nueva Jersey. Ya en el siglo XV llegaron a Alaska los primeros misioneros rusos y Alaska que los zares vendieron a los Estados Unidos haciendo un mal negocio dependía del metropolita de Novosibirsk.

A América del Norte el cristianismo no lo llevamos los españoles aunque parezca chocante decirlo sino los rusos. La popularidad que encuentra la ortodoxia en los USA, una nueva moda que arrasa en un país imbuido de religiosidad se explica en el contexto de la historia de la Unión fundado por no conformistas protestantes: Los padres peregrinos del Mayflower más radicales en la interpretación de la escritura que la iglesia oficial anglicana y por los virginianos de profundas creencias medievales en el culto a la Virgen María.

Ellos tuvieron que abandonar su país la Old Merry England donde la mayor parte de los campanarios normandos fueron desmochados. Asimismo las capillas a la Virgen o las lady Chapel fueron cerradas. Pero todavía un estado de la Unión el más importante donde se encuentra Washington se sigue denominando en honor de la Virgen y son los ortodoxos los que más se distinguieron en honrar a la Madre de Dios. Tienen un himno precioso que se canta de pies todos los sábados y en los días de Cuaresma el Akazistós. Todas las estrofas del quirógrafo bizantino que data del siglo VI empiezan con la salutación de Alégrate.

La escuché el otro día por Radio Blago otra emisora de espiritualidad ortodoxa instalado en un monasterio del Cáucaso y me emocioné un poco. Si bien se mira, estamos viviendo tiempos de cambio. Por el ciberespacio cunden las maravillas que transformarán al mundo. Las diferencias entre Roma y Constantinopla son mínimas en el credo pero abismales en el talante. La bizantina sigue la ruta filosófica de Platón y la romana la de Aristóteles. La utopía frente al racionalismo. El alma frente al pensamiento. Santo Tomás de Aquino el gran peripato que sigue la senda marcada por Agustín trata de explicar la existencia de Dios mediante el intelecto. Es un argumento hacia las criaturas. En los padres orientales es al revés. Un místico español Raimundo Lulio a contrapelo del pensamiento tomista de Bernardo y Abelardo imbuido de este sentir oriental de la presencia de Dios en el mundo creía en la posible reconciliación de las tres religiones. El franciscano mallorquín había leído el De tribus impostoribus y estaba convencido de que la conversión del pueblo hebreo y de los islamitas era posible no por la espada sino mediante la persuasión. Fracasó en su peregrinación a Berbería donde encontró la muerte a manos de los sarracenos. Es lo de menos. Su proyecto ─ Lull es el padre de la literatura catalana─ queda ahí: Dios es amor.

Cuando se habla de una decadencia de Occidente, del nacimiento de una Tercera Roma y del síndrome de la iglesia católica vacía o los escándalos del Vaticano (el ultimo el turbio asunto del arzobispo Markinckus y el de los abusos a niños) los templos ortodoxos están llenos y hay que registrar esta nueva pujanza de la Ortodoxia norteamericana que llega precisamente cuando allí el catolicismo está en crisis, los testigos de Jehová o los mormones y los predicadores de ágora ya no son lo que eran. Desde allí el Paráclito nos visita a través de las ondas de Internet a los que creemos en el Salvador y en su Parusía.



 


 

 


Capítulo 62


BORGES


Apoyado en su cayado de profeta del antiguo testamento ─ la cachava la compró o se la regalaron en Segovia, era de esas de serpentina ahumada que yo vi tantas veces en mi ciudad natal los jueves cuando venían los paisanos al mercado─ parece un profeta mayor de la literatura, de pastor que apacienta los rebaños de ficciones infinitas. Borges nos recibe en la suite del hotel Palace y habla con la cordialidad de los sabios, su discurso exento de dogma, tartamudea un poco.

El argentino tiene algo de carismático y una sonrisa dolorosa con la que estira los labios un poco para evitar se le descuadre el plato de sus postizos. El autor de Ficciones con el paso de los años y cuando ya otea el horizonte de la eternidad ha cobrado un aspecto digno de taumaturgo. Hay que ver la suavidad de su tacto al acostar la mano sobre la contera de su bastón celtibero. No le pega este garrote. Me estrecha la mano. Al tacto su mano es suave algo húmeda y hasta sus ojos ciegos pueden decir que te ven aunque te miran de otro modo. Es como si esas manos quisieran curar. “Mi oficio es soñar”. El tono de su voz es aquietante y cordial. He aquí un buen compadre rioplatense de porte británico. Borges ha venido con nosotros. Seguramente se quede a vivir con nosotros. De momento pasará una temporada en palma de Mallorca donde será huésped de su amigo el poeta inglés Robert graves que se afincó en la isla desde el término de la guerra civil. "Pero me costará trabajo desarraigarme de Buenos Aires. No quiere hablar de política. Prefiere como tema de conversación lo que siempre fue suyo: la literatura. Sin embargo no deja de repetir "ha sido algo terrible" refiriéndose al conflicto de Malvinas que acababa de ocurrir. Terrible. A causa del conflicto angloargentino el autor del Aleph debió de padecer muchos puesto que sus lealtades estaban algo divididas. De un lado su abuela era de origen inglés. Y del otro su ascendiente judeo español a través de los Acevedo. En el torrente de su sangre se dan la mano y vivieron en armonía Cervantes y Shakespeare. Nos confiesa que a él le enseñaron a pensar y a sentir en inglés para contar y escribir en castellano. De esta combinación de fuentes ha surgido un genial hombre de letras. Borges maestro mayestático, erecto muy urbanita como oteando siempre lejanías. Mira hacia adentro un paisaje interior desde que sus ojos se cerraron a la luz desde 1955 lo que supone la mayor condena para un bibliotecario. Dejar de leer qué suplicio. Pero pudo así mejor asomarse a los paisajes del alma que son los del laberinto. Pertenece quizás a esta estirpe de hombres señeros siempre en atalayas de vanguardia que vigilan el rumbo del barco del mundo. Son alturas. Sigue el escritor confesándose anglófilo pero su anglofilia nada tiene que ver con las agarradas jupiterinas de madame Thatcher y sus fulminantes actos enérgicos. Argentina crucificada por estos días en la cruz del sur. Allí también trataron de crucificar a Borges y a toda su nación. Borges seguirá siendo el Chesterton porteño el hombre de la paradoja que nunca abdica de su argentinidad y que la ejercerá entre nosotros mientras habla de Acevedo y del Talmud y de Cansinos Assens al que él siempre colocó en un altar ─ aquel sefardí que habitaba el barrio de Chamberí─ hablaba treinta idiomas y tradujo a los clásicos rusos al castellano bajo el pseudónimo de Nicolás Tasin. Yo recuerdo bien aquellas novelas suyas de la colección Universal que con tanta fruición leía siendo mozo. Borges se apoya en su bastón de sauce y en el hombro de su secretaria de origen japonés Maria Kodama. ¿Las guerras? ah las guerras. Serán siempre necesarias para que luego vengan los poetas a cantarlas pero las guerras son todas sucias, estúpidas, tan poco heroicas, huelen a inmundicia y a sangre. Es lo que le pasó a Homero. Tuvo que arder Troya para que él se pusiera a escribir la Ilíada. ¿Ocurrirá lo mismo con la guerra de las Malvinas?

En un reciente viaje a Londres la pascua pasada con vistas a la publicación de mi "Franco&Sefarad a secret love" con una editorial inglesa cuyo nombre no viene al caso, me di un paseo por Portobello que es una especie de Cuesta de Moyano de los libreros de lance. Y en este recreo o paraíso del bobliópola pude solazarme, entre añoranzas, con títulos olvidados o perdidos en los diferentes acarreos y mudanzas por los cuales atravesó mi biblioteca, sobre todo los de la vieja Penguin. Cuando era mozo los adquirí a centenares. El lema con que aparecieron estas ediciones en 1935 era "un libro por lo que cuesta una caña de cerveza". O (For a pint a Penguin) Y yo los dos chelines de mi almuerzo los ahorraba muy a gusto para dar satisfacción a uno de mis vicios y pasiones mayores: la lectura y la literatura. Los años 30 a raíz de la depresión económica se popularizaron los libros de bolsillo en Europa. Y lo mismo hice cuando pasé todo el verano en Paris el año 64 trabajando en un andamio. Llegaba la hora de comer y bajaba a un kiosco. Compraba un cartón de leche ─ aquellos cartones triangulares que parecían trípodes, aun no era invento el tetrabrik─ y por un franco me compraba un Mauriac, un Maurois, un Zola, o La Nausea de Sartre de la colección j´ai lu, que era homónima de la Penguin en Francia. La posguerra europea significó en Europa el triunfo de la literatura. No se leyó tanto en el mundo como en esta época. Fue la apoteosis de la novela refrendada por los triunfos literarios. Barcelona otorgaba el Nadal y el Planeta. Paris el Goncourt y el Interallié. Londres el Book Prize. Nueva York los Pulliterzs que consagraban. Y en ese marco de sueños de la gloria literaria nos movíamos los jóvenes de entonces. Por tanto nutríamos nuestra vocación cargada de utopía y de expectativas falsas de escritor a base de colecciones baratas. Cierto que no sabíamos, incautos de nosotros, que los premios literarios estaban dados de antemano y que la literatura del bestseller afila sus armas por lo general en la muela de la propaganda y los intereses crematísticos. Y no suele poner en altar a la calidad. Éramos teorizantes románticos o soñadores camino del final de la quimera pero tampoco pasa nada. Eso hay que tomárselo con deportividad y lo importante de esta partida que se juega uno en la vida no es ganar sino participar y competir.

Estas colecciones, recapitulando ahora al cabo de muchos años de hispanofiliación literaria, introdujeron a las grandes masas en la gran literatura. En España tenemos el lujo exquisito de la Austral y en Madrid me ocurría lo mismo. La huelga de los domingos que me daba mi madre para ir al cine o al baile lo invertía en un "capricornio" que capricornio era el logotipo de la famosa Colección de Espasa Calpe. El edificio en José Antonio 32, ahora Gran Vía, que tenía esta editorial era para mí una especie de paraíso: Casona, Valle Inclán, Menéndez y Pidal, Cela, Santa Teresa de Jesús, Baroja, Unamuno, Marañón, Zunzunegui, Gógol, Dostoyevski, Chejov empezaron para mí a ser compañeros de mis viajes al Parnaso pero sobre todo de gira por la Arcadia de un mundo feliz (dicho en frase de título del gran Aldous Huxley) del que vive hacia adentro, una especie de staretz místicos o guía por el camino del Espíritu. Gracias a esta inclinación, poseo una bien abastada y completa biblioteca que yo quisiera legar a mi hija inglesa Helen Parra-Hugh que es la única que ha salido con una alguna vocación literaria. La querida Penguin ha sido para mí una casa nutricia de todos los sueños. Creo que los títulos que publicaron en ésa mis dos autores preferidos, bueno tres: Somerset Maughan, T. S Lawrence y Aldous Huxley los tengo todos. Y algunos hasta "repetido" como en las colecciones de cromos de nuestra infancia, aunque no soy fetichista ni acaparador de libros claro. Una vez leídos, los paso, no me interesan gran cosa. Tratando de imitarles, he de decir que en mi modestia tengo alguna novelita inglesa inédita en mi gaveta y ando en tratos para su publicación; estoy en ello al menos. Somerset Maughan es para mí el mayor novelista europeo de posguerra y un autentico tour de force para todos los que se dedican a la anglística. Posee una facilidad y un estilo, una carpintería de trama, que son casi inimitables. Cabe recordar "Of Human bondage" (la condición humana) un título que ha pasado al habla y a la retórica de las gentes puesto que se habla de la condición de la misma manera que se habla de cien años de soledad título de otro gran novelista en castellano o The Moon and Six Pence. También conocí gracias a aquellos títulos de ediciones baratas tan accesibles para un estudiante pobretón que casi no tenía para la gabardina ni para la abolla académica ni para pagar la patrona en aquellos infames y lóbregos digs con derecho a cocina, al impresionante Woodhouse (eso sí que es humorismo) un autor que era el preferido de mi maestro Rafael García Serrano, maestro de novelistas y de periodistas. Rafa, yo sigo metido en tu macuto, hoy olvidado pero aquí al que vale, vale, y al que no le dan un premio. Al igual que él no le hurtaba Woodhouse el cuerpo a emitir algún que otro taco. Claro está sonaban mucho más rotundos los del navarrico Rafael que los del londinense G.P. Y en rústica, llegaron las masas ávidas de leer y de saber al arte de la literatura, y ahora encuentro aquellos títulos tan queridos para mí otrora esparcidos por los tenderetes y el rátigo de Portobello. La última Pascua fue para mí una fiesta. Con respecto a Lawrence diré que su "Lady´s Chatterley Lover", firmado en 1928, no fue reeditado hasta el año 62 al cabo de una gran polémica debido a las escenas fuertes de adulterio y a las palabras de grueso calibre de esta gran novela, un incipit para la literatura erótica que pocos han superado. Su autor era un maestro del dialogo. Allí, en fila india, esparcidos por los puestos estaban Graham Green y Chaucer y el Beowulf y Prichett y Bernard Shaw con todos los del grupo Bloomsbury.

Entre ellos Virgina Woolf cuyos textos no me agradaron tanto porque dicen que la autora era un bicho o bitchy (algo perra) aunque fumase en boquilla y que algunas feministas me perdonen.

Virgina asumió su desesperación y su fracaso porque su literatura era demasiado engolada e intelectualoide ahogándose en las aguas del río Ouse. Encuentro, por mi parte, la literatura de mujeres difícil de entender. Para leer a Jane Austen o a las Brontë no hay solo que ser mujer. Hay que ser también inglés. Las tiradas de la Penguin (la más cortita superaba los cincuenta mil ejemplares) popularizó a las grandes escritoras que siempre dio Inglaterra, no obstante. Pero el Animal Farm de Eric Blair (George Orwell) o Granja Animal, una utopía contra el comunismo en realidad refleja una parodia de la sociedad actual donde todo el mundo es algo masoquista y tiene lavado el cerebro; este masoquismo de lo políticamente correcto les viene bien, superó todos los registros. Pasó los tres millones de copias. Pese a lo cual, los libros millonarios, los más vendidos de la colección Penguin, no son de literatura, sino manuales de cocina, cómo arreglar un enchufe o cuidar rododendros en el jardín. Qué hierbas son benéficas a la salud, etc.

Palmarés de los éxitos que puso en circulación la Penguin fue un libro de la actriz americana Jane Fonda sobre cómo adelgazar haciendo ejercicio y comiendo lo que a uno le pete. Así como, otros libros "know how" que los alemanes denomina “Sachbucher” o manuales de instrucciones de cómo se hace algo cómo se baila o se presenta uno en sociedad. Omniscientes y sapientes libritos que luego no sirven para nada. Porque ni te ayudan a dejar de fumar ni a controlar tu mente y luego acabas ganando kilos. Únicamente marcan pauta. Recuerdo que estos famosos ejemplares con franja naranja y blanca aparecían por todas las partes cuando iba en el “tubo” londinense, el autobús o en el parque en aquellas doradas e indolentes "lazy sunny afternoons" de la balada de los Kinks, no hay placer más grande que baños de sol en Hyde Park con una novela de espionaje entre las manos. En las cómodas y en los muebles que nos alquilaban nuestras caseras con voz carrasposa de tabaco y aguardentosa de gin estaban por ahí tirados, nos aconsejaban tal o cual titulo:

Did you read the latest of Agatha Christie, Mr. Normand?

Oh yes, Mrs. Avisson, a very good read, indeed.

Ha corrido desde entonces mucha agua bajo los puentes del Támesis y mucha tinta por nuestras venas y más letra pequeña sobre nuestros ojos lectores implacables, pero seguimos ilusionados con aquel ardor contumaz de misacantanos. Continuamos en nuestras trece amando la literatura. Y dándole muchas gracias a Dios por haber podido leer tanto y tan bueno gracias a Penguin Books pues así conocemos mejor el mundo. La Casa cumple este otoño el LXXII aniversario de su fundación. Toda una efeméride. ¡Y que a nosotros que nos quiten lo bailao!



Capítulo 63


ALCÁZAR DE VELASCO EL ESPÍA DE FRANCO





Cuando vino a verme al sótano en que teníamos la oficina de Pyresa en Roland Gardens Ángel Alcázar de Velasco me recordó que en aquella casa en la que habitaba un servidor había vivido Jules Rolland y tenía su historia porque en ella vivió poco antes que el escritor francés un espía alemán al que pillaron y luego ahorcaron en la Torre de Londres.
Pero no te preocupes, Parra, que a ti esa instancia no te pasará.
Se me ponen de corbata, colega.
Luego se arrellanó en el sofá rehusó el güisqui y entre muchas tazas de té me contó la apasionante historia este hombre que en calidad de jefe de prensa de la embajada de prensa franquista ante la corte de San Jaime estuvo en el ojo de mira de los M01 y logró escapar. Esta vez había entrado en Inglaterra con pasaporte falso.

“Si se enteran de mi verdadera identidad estos hijos de puta, me follan, Parrita”. Era un buen compañero de Pyresa y buen amigo mío.
Sólo había venido de compras a los grandes almacenes de Regent Street como un turista español más.
Por sus manos y por su cabeza habían desfilado muchos de los secretos de la historia de España y del mundo a mitad del siglo pasado. Fue uno de los fundadores de Falange y por su amistad con Hedilla participó en el compló de Salamanca, condenado a treinta años y posteriormente indultado. Se pasó la guerra en chirona. En 1940 a este periodista de raza- los buenos periodistas y escritores se dejan querer por los servicios secretos- lo enviaron a Londres. Era germanófilo.
En pleno “blitzkrieg” con bombardeos cada noche dijo vivir lances memorables, historias de amor en una ciudad donde todo extranjero era sospechoso. Había sido mozo de taberna y novillero. Sabía lo que representaba ponerse delante de los cuernos de un astado. La vida le había dado bastantes cornadas.

“Gracias a mí se libró a Luis Calvo el corresponsal de ABC de ser fusilado en la Torre de Londres por los ingleses”. Parecía uno de esos majos galantes del siglo XIX o tal vez a un cantante de ópera en retiro. Hombre valiente y generoso pero ardido. Un verdadero mozo de Monleón aquellos que fueron a arar temprano para ir luego a la capea. Había nacido en Mondejar en 1909 y fue autor de libros tan importantes como testimonio de su militancia al lado de las potencias del Eje: “Serrano Suñer y la Falange”, “Martín Bormann no murió en Berlín, yo le llevé A Sudamérica”, “Los siete días de Salamanca”, “La Gran Fuga del fuerte de Pamplona” y toda una serie de textos en los que desplegó sus conocimientos de tauromaquia.
Después de la entrada de los rusos en Berlín su estrella se eclipsa y es perseguido por los elementos afectos a la Iglesia y al clan de Carrero Blanco. Participó en una conjura para asesinar al Caudillo. Es condenado a muerte y tras varios años en presidio sale suelto merced a los buenos oficios de algunos falangistas de la vieja guardia. Odiaba a Franco, decía que era un ser pernicioso, un sefardita típico: bajito, narigudo y barrigudo, de aspecto feminoide y que hablaba con una voz atiplada. Paca la culona, como le llamaba Queipo de Llano. No resolvió el problema vasco ni el catalán, antes bien les dio alas a los descuartizadores de la unidad patria. Los curas con los que se llevaba bien luego lo dejaron al final en la estacada porque en el Vaticano vive gente muy peligrosa para la paz del mundo.
“La guerra española fue una olla podrida que se coció en los fogones diplomáticos londinenses” me confesó.
Samuel O´Hara… ¿No has oído hablar de Samuel O´Hara?
Fue el embajador inglés en Madrid.
Era un tapado de los Rotschild. Él le dijo a Franco lo que tenía que hacer. Éste siempre estuvo a las órdenes de los banqueros. Hizo bien las tareas porque era aplicado, obediente, cachazudo y nada impulsivo, se pensaba bien las cosas como buen gallego. Por eso murió en la cama, una muerte que no suele ser frecuente entre la mayor parte de los grandes dictadores. Por aquellos días de 1973 confieso que el punto de vista de Ángel Alcázar de Velasco me causó cierta sorpresa si no hilaridad pero al cabo de los muchos años se han confirmado tales supuestos como la más inexorable de las profecías. Franco era un anglófilo. “Gibraltar no vale una guerra”. Su estratagema antiestalinista le valió el favor de los norteamericanos que nos mandaban leche en polvo y aquel queso de Iowa que sabía a rayos, les cedió las bases. Do you speak English? Pero nunca logró hablar en inglés y ese es un nefasto complejo que heredaron muchos gilipollas en nuestro país.
Como político supo jugar siempre con las cartas que le ponían sobre la mesa.
─Salvó a los judíos perseguidos a miles, si hay que creer a los pregoneros del Holocausto y los seis millones, ya sabes
— ¡Como no los iba a echar una mano. Eran los de su raza! Franco era un sefardita de nación y de raza
Cierto: por apellido, por genes, por forma de ser y de actuar Franco era el semita típico que se granjeó la amistad y el favor de los grupos hebreos del Marruecos español en sus primeros tiempos de soldado. Ellos consiguieron promocionarlo al generalato y acabaría siendo el más joven de todos los mandos. El vuelo del Dragón Rapide lo pagó el judío mallorquín don Juan March. Otro rasgo de su carácter era la dureza y falta de generosidad. No había en su persona una sombra de agradecimiento. Era un hombre impávido carente de esa vehemencia tan típicamente hispana. Sangre de horchata le decían los mandos cuando peleaba contra Abdelkrim en los blocaos, pero aquella sangre de horchata había sido trasfundida con muchos redaños. Al médico que le salvó la vida cuando le pegaron el tiro en la barriga en el Rif lo fusilaron los nacionales sin que su antiguo paciente al que le debía la vida moviera un dedo por salvar a este cirujano de ideas republicanas. El libro que escribí sobre las relaciones del Caudillo con Sefarad se centra sobre este aspecto de ayuda a los hebreos en peligro que habían sido abandonados por sus propios mentores británicos y norteamericanos, los de las juderías del Este. Pero siguiendo la pauta y el rasgo de carácter ya apuntado: que el pueblo de Israel no suele ser generoso, tal vez debido a una altanería atávica, ni Ben Gurion ni sus sucesores reconocieron a su antiguo benefactor en tiempos difíciles. Le acusaron de ser amigo de Hitler.
Franco jugó el papel que le asignaron de “semita antisemita”. Es una fórmula más, conforme a las estipulaciones talmúdicas, de portar la llama del fuego sagrado que les conducirá no sólo a la Tierra Prometida sino al Dominio Universal. Antes de que ZP lanzara su tesis sobre su alianza de las civilizaciones, Franco se mostró como un globalita consumado. Según Alcázar de Velasco, la monarquía es un corolario al régimen franquista de la misma forma que el cristianismo es un judaísmo de segunda mano.

Leía yo no sin cierto escepticismo por aquellos días y en parte alarmado “Los Protocolos de los Sabios de Sión”
—España volverá a la marranería. Es lo que quiso Franco— Mi interlocutor dio una chupada indolente a su cigarro negro.
—¿Y?
—Pues que nosotros, querido, tendremos que hacer mutis por el foro. Desaparecer. Para el Kahal no existimos. Borrarán nuestros nombres del libro de la vida. Ellos traerán a sus propios oradores, a sus escritores, a sus cronistas a sus historiadores que contarán la historia a su modo y nosotros no tendremos chance. Sólo se fiarán de sus propios amanuenses. Todo su afán es borrar la memoria. Cumpliendo el precepto bíblico, arrasan las casas y siembran los campos de sal de sus antiguos enemigos. Menudo panorama.
─¿Y ¿la verdad?
─La verdad ellos se la pasan por los cojones.
─Al menos nos quedará el derecho al pataleo.
─También ese derecho se lo pasarán por el forro los cojones- insistió Ángel.

─Así es
─Vámonos a comer.
Le invité a comer en un restaurante de South Kensigton. Nos bebimos dos botellas de “chanti”. Aquel vino pasaba bien pero no era el vino valenciano que se acostumbra a beber en Guadalajara. Vino de las capeas que recordaba Ángel el cual en las tabernas y en los figones de Londres recuperando una de las prevenciones en seguridad de sus tiempos en el espionaje cuando fue perseguido por los sabuesos del M15 que eran más correosos y fieros que la Gestapo, según me intimó: nunca se colocaba de espaldas a la puerta sino siempre con miras a una salida por donde escapar en cualquier caso.
Creo que Ángel Alcázar de Velasco también era judío y jugó la carta de la luz, no la de las tinieblas talmúdicas, un poco como Franco al que no podía ver ni en pintura y al que culpaba de todos los males presentes y futuros de nuestro país al que tanto amamos porque el verdadero Israel estuvo ubicado en Sefarad. Y guarda los secretos, misterios y maldiciones de toda tierra prometida.
Aunque “de gustibus non disputandum est”, decía el clásico.
Ángel Alcázar de Velasco ¡Presente! No te olvides de mí dondequiera que estés.



Capítulo 64

CORRESPONSAL DE LA NUEVA ESPAÑA EN NUEVA YORK. UN MORDISCO A LA GRAN CAMUESA.




Con una estampa de la Santina en bolso y bastante miedo en el cuerpo me acuerdo de mi arribada a NY tal que una noche de san Andrés de 1976. Estaba nevando o a punto de hacerlo en honor de aquel refrán que dice: Por los Santos nieve en los altos y por San Andrés nieve en los pies. Cuando en América se acatarran aquí cogemos unas pulmonías de espanto. Era una tempestad de granizo casi tropical lo que caía, terciada, con hampos de una nevasca rusa que descendían perezosos sobre la cima de los rascacielos y el viento huracanado jugando a capricho con la aeronave. Por un instante creímos que nos íbamos a estrellar contra las Torres Gemelas. Allí vi un signo de los días porvenir. El horrísono espectáculo para los hiperestésicos como yo no es nuevo. A Nostradamus lo he vivido en mis propios huesos. La fatalidad muslímica frente al destino. Makfut. Está escrito. Desde entonces, y aunque salí de aquélla y de otro accidente que tuvimos en Lisboa, se incendiaron dos motores en pleno vuelo, a raíz de mi accidentado aterrizaje en la Gran Manzana, he tenido pesadillas columbrando aviones caían sobre el World Trade Centre. También la torre Eiffel y el embudo donde se encastilla el Big Ben, torre del parlamento de Westminster, pero sobre todo las torres Gemelas eran el tema recurrente de mis cefaleas oníricas. ¿Occidente en la encrucijada?

Hasta escribí una crónica y creo haber entregado algún despacho anticipando esa experiencia apocalíptica de las Torres Mellizas derrumbándose que ha puesto al mundo los pelos de punta. Y la obsesión me ha martillado muchos años porque Nueva York es algo que imprime carácter que cambia la mentalidad y el modo de ser de las gentes. Allí mi vida experimentó un giro de varios acimutes. Y silbé sus "blues" bajo la autoridad de Frank Pinatra, un neoyorquino típico: "I love Nueva York. Nueva York". En América todo es grande y es extremo. Las montañas. Los huracanes. Los hombres y las mujeres; allí se encuentran los más altos y los más bajos, los más guapos y los más feos, los flacos como leznas y los más gordos pues dicen que Nueva York, donde abundan los "fatis", cambia hasta el metabolismo y a mí me ocurrió Las ciudades. Los árboles mayores como el alerce de las Rocosas o las secuoyas de California. Se lo pasan allí en grande los estadísticos, los amigos de los contrastes y todos aquellos que sienten pasión por evaluar las contradicciones, sinrazones y a veces maravillas de la raza humana. América casi carece de raseros y de varas de medir. Hasta climatológicamente las subidas y bajadas del mercurio de tan bruscas carecen de parangón. Se pasa sin solución de continuidad de una mañana calma de primavera a una tarde de calígine para luego tener una noche de escarchas. "If you dont like our weather, just wait" (Si no te gusta nuestro clima aguarda un segundo), advierten los castizos de Brooklyn. Esta volubilidad a mí me parece que influye en la forma de ser de los habitantes con bruscos cambios emocionales que hace que no se asuste el neoyorquino de nada. Y se asusten también de todo. Allí suele tomarse la vida muy a pecho puesto que para sobrevivir hay que ser un adicto del curro. Como aquel Hernie, el transcriptor de mis crónicas en la IT de la Onu, un judío entrañable. El pobre se fue a morir a Miami a un cementerio de elefantes. Que así se llama en el lenguaje coloquial a los que se jubilan y lo peor que le puede pasar a un neoyorquino es jubilarse. Y es que allá cuando llueve, es el diluvio y si truena o cellisca lo hace a conciencia y de verdad. Iban a ser cuatro años de experiencia sin precedentes. De calores húmedos en los cuales se podía cortar el aire con una navaja y de hielos espantosos. Recuerdo la morriña que me invadía todos los veranos al regreso de las vacaciones en Artedo con sus mareas cantábricas, un verdadero servicio de limpieza costero que no existe en la Bahía del Hudson fuertemente contaminadas a causa del carboneo y el intenso tráfico náutico que ha degradado a las playas como las de Long Island consideradas como las mejores del mundo; una vez fui a bañarme a los arroyos de Staten Island, un marasmo de galipote, y por poco perezco, añorando las olas de mi Cudillero, no a causa del agua sino en el cieno de las cloacas y de los vertidos de los basureros oceánicos. De la parte de Nueva Jersey las tardes que cambiaba el aire llegaba una hedentina que quemaba los ojos y las narices. Allí todo era grande y distinto. Hasta el tufo. La naturaleza, más joven que en la vieja Europa, observa un comportamiento más vigoroso e imprevisible. Allí todo es grande hasta los atentados como el que acabamos de presenciar horrorizados a través de la CNN. En los famosos kills se entierran ahora los cascotes del desastre y Staten Island era y lo sigue siendo la isla de los muertos. Gestaten, en alemán y en holandés vale tanto como inhumación. Habíamos tenido un vuelo con turbulencias. La aproximación a Kennedy la hizo el piloto con mucha cautela. Estuvimos dando rodeos a la vertical del cielo de la Mejana Inmensa que es la isla de Manhattan, a la que llaman cariñosamente Big Apple (la gran camuesa) los neoyorquinos, gentes de todas las etnias y razas que han aprendido a convivir en armonía y sin problemas, dentro de lo que cabe, formando ese caldero o melting pot que demuestra que los caminos del mundo no son los de la xenofobia sino los de la xenofilia y benevolencia hacia el forastero, el meteco o el espaldas mojadas que llega en busca de acomodo y de un futuro mejor. Allí uno nunca se siente de fuera.

Esto no quiere decir que sea una megapolis cómoda o fácil ni el Edén, porque se lleva una vida que no es para llegar a viejo. Es una ciudad bronca donde todo es difícil y donde nunca hay que bajar la guardia pero allí se percibe un halo de humanitarismo tierno bajo la hosca corteza del neoyorquino quien, cuando habla por cierto lo hace con palabras precisas y como con barbas. Su "slang" o jeringonza es uno de los más interesantes por sus alardes de precisión y de fantasía. Puede decirse que el cheli y el pasota madrileño lo copian. Hasta el punto de que allí la sabiduría se aprende en la calle. La ciencia del albañal o sabiduría de la acera son dos palabras que allí conviene aprender para saber nadar y guardar la ropa. Sin una orientación y una buena aguja de marear te caes pues refiere un viejo dicho local "nice guys here dont last" (los buenos chicos aquí duran poco). Están acostumbrados a las emergencias. Lo que más me sorprendió al principio es que la radio ensayaba simulacros de un posible ataque nuclear y llevaba a cabo pruebas de evacuación a los refugios que terminaban todos ellos con la muletilla: "Esto no fue sino una prueba, de haber sido una emergencia real les hubiésemos facilitado las precisas instrucciones". Es el mejor inglés jamás escuchado y eso mismo me decía el querido periodista y novelista gijonés Faustino G. Ayer, un enamorado de América y de todo lo americano (los dos íbamos a comprar el pan juntos a una tahona italiana de la ciudad baja, dentón) que conocía bien Nueva York, claro dentro de un límite porque en este foro mundial todo se mueve. Todo parece en perpetua catarsis y siempre confunde, siempre sorprende. Con este colega asturiano también tomé copas en el bar cerca de Plaza de la Trinidad donde acostumbraba a beber hasta quedar tendido Dallén Thomas. A veces nos acompañaba el ovetense Delfín García, corresponsal de RNE, bravo carbayón aunque muy cabezota, que tenía un aire inconfundible de Humphrey Bogart siempre con su Pall Mall sin boquilla a flor de labios. Pero en Nueva York la bohemia es mucho más escurridiza y peligrosa que en Europa. He aquí a uno de los máximos poetas en lengua inglesa convertido en difunto de taberna en uno de esos pubs de mala muerte denominados "dives" (inmersiones) o cavernas o "speakeasy" (hablemos paso) que recordaban los tiempos de la Ley Seca. A Dallén que añoraba sus excelsos valles del Principado de Gales Nueva York fue su tumba; lo derrotó. Así que el Sky line se presentó ante mis ojos como una visión. Pensé en Moisés y Aarón bajando del Sinaí con las tablas bajo el brazo. Una nueva era de mi vida empezaba traumáticamente. Parto acongojado. Yo venía a Nueva York por una de esas carambolas a contar ese periodo de transición que fue la era Carter para los lectores de "Arriba" y una cadena de otros cincuenta periódicos y también a entregar la cuchara porque la cadena del Movimiento para la que trabajaba iba a ser pignorada o desmantelada a nostramo, porque dígase lo que se quiera reconozcámoslo o no en España desde el año 45 los que mandan son los americanos y algunos amigos yanquis me han confesado sottovoce de que con Franco les iba mejor. No quedaba más remedio. En aquel puesto había habido predecesores brillantes: Manolo Blanco Tobío, Celso Collazo, uno de los creadores de EFE, Guy Bueno, Félix Ortega, que fue el mejor de todos ellos a mi criterio de todo el cupo iniciado en el 48 por Pepe Cifuentes y Rodrigo Royo, quienes tuvieron que vérselas con una ley tan pistonuda como la MacCarrack, el diplomático de Truman que luchó en Brunete con las Brigadas Internacionales y que vedaba la entrada en territorio estadounidense a los españoles. El bloqueo estuvo en teoría hasta comedios de los cincuenta sólo sobre el papel porque en la realidad nunca se llevó a efecto. Todas esas firmas habían dejado muy alto el pabellón y aunque entusiasta y audaz periodista como se decía en la jerga el momento no me sentía con capacidad suficiente como para hacer sombra a aquellos gigantes. En los primeros días me fumé dos cartones de tabaco pero no fui el único. José María Carrascal que llegó en barco casi como un polizón se había fumado treinta paquetes hasta perder la voz. Y a nadie le extrañe porque Nueva York acojona e impresiona y más si el recién llegado la descubre en medio de una aparatosa tormenta como me pasó a mí. La clemente Santina me echó un capote. Aquella vez y todas. Durante la espera para aterrizar estuvimos de circunvuelo. A nuestros pies la postal inconfundible del paisaje urbano: Manhattan con sus dársenas, espigones, grandes buques amarrados. Bocanadas de humo blanco manaban de las fauces de las chimeneas de la central térmica edificio lindero con el de la ONU y se iban a colgar estos penachos sobre los tiesos adarves del Woolworth, el rascacielos más antiguo, y del Empire State. Es el emporio de la civilización y la impresión que ofrece al viajero es la de algo que arde y echa chispas. Viviría dos años con mi mujer y mis dos niños casi a la sombra de este mastodonte de hormigón con su chapitel calado donde la inmensa lanza de una antena de radio hace las veces de campanario. Todas las mañanas me despertaba la visión y el espectáculo de la city. Es un paisaje abstracto que no inspira sosiego, que parece que siempre está llamándote a la calle e instándote a la acción y al movimiento pero los atardeceres son verdaderamente apoteósicos. El Empire es el palo mayor de esta ciudad con forma y fisonomía de buque de guerra con jarcias de cristal. Las Torres Gemelas eran las vergas de popa. Cualquier bamboleo, descartado pues el firme de Manhattan no es más que un peñasco yermo vendido por los indios moahawk a los holandeses por veinticinco dólares en 1622; que se derrumbase todo el montaje, simplemente imposible, porque los cimientos son de sílice.

La Nueva Roma se funda sobre un plinto granítico y siguiendo las instrucciones talmúdicas trata de imitar a la Roca de Israel a la cual alude Ben Garrón cuando fue proclamado el estado judío en 1948; no mencionó la palabra Dios, sólo la Roca de Zion. Además, los muros de los rascacielos, orgullo de la ingeniería del siglo, estaban diseñados como soportar la oscilación del mayor terremoto. Por lo que el portaaviones sería inexpugnable. ¿Cómo iba yo a pensar que la Nueva Jerusalén de la Diáspora iba a ser atacada y sus dos símbolos señeros abatidos? Los pilotos kamikazes hicieron blanco no ya sobre las moles simbólicas de la Torres Mellizas sino sobre el corazón que mueve todo el ajetreo de las finanzas. El daño mayor no han sido los muertos, desaparecidas o el destrozo causado, aunque los norteamericanos tengan redaños suficientes como para resucitar de los escombros, sino la afrenta moral a lo que estas dos trípodes de cristal abanderaban. Conque no puede ser más símbolo aquello de torres más altas han caído. Para mí que conozco Nueva York, amo Nueva York y fui residente allí cuatro años, los más importantes de mi vida, lo ocurrido el 11 martes fatídico de septiembre del nuevo milenio ha sido una señal. Un toque de atención que exhorta al rearme moral más que al físico, una vuelta al pensamiento de la nueva frontera de la época Kennedy. Que América vuelva a ser amada más que temida y odiada. No se aconseja un castigo porque Dios no puede castigar sino que el ataque representa un aviso enviado desde lo alto. Algo no va del todo bien pese a la euforia de los últimos años. Se exige no la guerra de represalias contra la diabólica mente que urdió la infernal hecatombe sino la reflexión meditada y el reposo sobre cómo somos, qué queremos, hacia dónde marcha el mundo. Y esta idea se me ocurre cuando a mi memoria viene el recuerdo de aquella tarde noche de san Andrés en medio de la tormenta durante la angustiosa aproximación a un aeropuerto congestionado de un tráfico terebrante. Allí oscurece mucho más rápidamente que aquí. Me impresionó la visión de aquellos dos conos mágicos como una soberbia representación de una ecuación matemática sobre el paisaje. Dos falos erectos encarnación de la potencia genésica de una nación joven ¡qué contraste frente a los aires caducos de Londres! Dos mástiles de un trasatlántico en el que actuaría de timonel, de serviola y de mascarón de proa la estatua de la Libertad apuntando su hachero con la flama perenne hacia Europa. Nunca imaginero tan mediocre como era Bertholdi, aquel escultor que fue contratado por la municipalidad neoyorquina para llevar a cabo el proyecto, tuvo tanto éxito con un molde. Es lo que significa el coloso. Los pobres de la tierra recién llegados a la isla de Elis estuvieron viniendo a refugiarse bajo sus zócalos y ahora el pebetero de la verde dama en cuya cabeza hueca cabe todo un restaurante puede que esté también amenazado. Ha soplado un viento recio en el rebufo de la carlinga y la cola de los dos aviones estrellados contra la fachada de las dos torres. Vesania fundamentalista. Muchos corearán aquella frase del Corán "Alá es grande". Pero la grandeza divina nunca podrá cimentarse sobre un montón de escombros y una pira de cadáveres. Sin embargo, yo entonces con treinta y dos años y medio pensaba que estaba llegando al epicentro del futuro. Caía en la forja de una horno donde todo se cuece donde está el crisol del mundo nuevo. La primera impresión fue la de acogotamiento. Nueva York amedrenta un poco cuando se la ve desde el aire y más en las circunstancias de aquel vuelo en medio de una tempestad que hizo que el avión se zarandease como una vaina. En uno de los fucilazos del relámpago quedó diseñado sobre las nubes el cordonazo de san Francisco o la palma de santa Bárbara que decían los pastores de mi pueblo. Me pareció entonces que una mano invisible estaba diseñando el croquis de los tiempos por venir con una anticipación de veintiséis años sobre los acontecimientos. Mi olfato periodístico me dijo que no hay que dar de lado a las corazonadas y yo en aquellos momentos la tuve y ya desde entonces nadie me pisó el scoop y por eso mi corresponsalía fue un poco a la contra de la de los demás. Parece ser que a muchos les supo a cuerno quemado que uno quisiera contar la verdad. Yo a los cables de la AP, de Reuter y del "Times" les daba siempre la vuelta y al revés te lo digo y acertarás, piensa diferente y acertarás. Hice periodismo de calle. No me limité a pegar telegrama o a refritar el Times como otros becarios de la Fullbright y con master en Columbia que se convertían en amanuenses de los lobbies por los pasillos del Edificio Azul o del Departamento de Estado. Desde el principio tuve muy claro que venía a servir los intereses de mi país. Me dieron por díscolo pero hice bastantes dianas y conseguí moverme con soltura en el laberinto de la política exterior de Cyrus Vance, para mí un auténtico caballero. Los americanos tienen un alto código de valores tanto éticos como morales y eso se nota también en el apasionante mundo político y estratégico de la Casa Blanca y del Pentágono. La verdad tiene muchos carriles y a un periodista se le perdona todo menos el de ser aburrido ni pastueño. La mansedumbre de feligrés da buen resultado en el rebaño y en la manada, nunca en esta bataneada profesión a la vez canalla y sublime. Mi lema era un poco el de la libertad al estilo del fundador del "Manchester Guardian": Facts, sacred. Opinions, free" (los hechos son sagrados; las opiniones libres). De acuerdo pero existen diversas formas de presentar objetivamente unos mismo datos. A la que descendíamos el avión perdía presión. Vi como el pararrayos de una de las Towers absorbía la descarga de una centella. La gran azotea se iluminó con una luz de espectro. La gran fábrica del rascacielos aguantó impávida. Aquello me pareció el techo del mundo pero yo ya colegí que aquellos prodigios de la ingeniería eran vulnerables. La exhalación había pegado justo sobre la punta de la antena de una de las torres y el firmamento fulguró. Entonces el World Trade Centre estaba casi vacío y en alquiler la mayor parte de sus ciento diez pisos y dependencias. Bajo la borrasca ofrecían estos dos titanes de acrílico un aspecto de desafío a los elementos. Habían sido erigidos a prueba de terremoto. Eran el orgullo de la técnica. Sin embargo, dos aviones de pasajeros una fatídica mañana del final de un verano para olvidar, el del 2001, acabaron con esa suposición presuntuosa. Al verlas por primera vez recuerdo que pensé en Babilonia y en Babel.

—¿Scary, eh? - dijo entonces un puertorriqueño compañero de vuelo empujándome con el codo.

— A little— repuse en inglés y él se puso a jurar entonces en español como suelen hacer los simpáticos de la isla de Borinquen que habían emigrado en oleadas a Manhattan en la década anterior y constituían casi un cuarenta por ciento de la población.

Gran parte del pasaje estaba vomitando en aquel instante de turbulencias y de zarandeos. No pude por menos de reprimir la carcajada que distendió el estado de nuestros nervios. De allí a poco sentimos gañir los neumáticos del Jumbo contra el tarmac de la pista de Kennedy. Todo el mundo empezó a aplaudir. Y yo a rezar. Recuerdo que en ese instante apreté contra mi pecho la medalla de la Virgen de Covadonga parte indispensable de mi ajuar. A lo largo de cuatro años no se me pasó el acojone y creo que todavía me dura pero acabé amando a Nueva York identificándome con su latido. Es el pulso del mundo del mundo. No me extraña que Manolo Blanco Tobío dijese que lo que más extrañaba ─para este gran periodista gallego muy habituado a los modos de vida norteamericanos Europa era una especie de exilio─ es una ojeada rápida todas las mañanas al Nueva York Times. El bien y el mal conviven allí puerta por puerta. Ángeles y demonios sentados a la misma mesa. Los rabinos con sus kaftanes y los popes con sus manteos comparten un sitio en el metro. El superfluo y la elegancia de la Madison Avenida entremedias de la cochambre del Bowry. De todo aquel caos que fue mi experiencia neoyorquina saqué la conclusión de que tiene que haber un dios, un demiurgo que ponga orden, que se apiade. Eso. Alguien que se apiade porque Nueva York hace pensar en la famosa frase de san Pablo "nada de lo humano me es ajeno". No se puede ser ateo en Nueva York. Todo menos ateo. Sientes como una fuerza que te lleva, una especie de protección. De lo contraría te hundirías. La gran manzana, la inmensa colmena, el hormiguero de gentes que se afanan un día y otro y también el avispero y las injusticias. Y como no la mafia. La metrópoli suscita ideas enfrentadas, pensamientos contradictorios de amor y de odio. No es una ciudad para volver porque de ella no se consigue salir nunca. Te atrapa desde el primer minuto y ya no te suelta aunque te alejes físicamente. Nueva York es una condición mental, estado anímico. Yo diría que es una ciudad mística. He aquí una lectura judía en versión talmúdica de la "Civitas Dei" agustiniana. Que sólo cree en la gracia del esfuerzo y que a Dios lo coloca en otro plano. A él rogando y con el mazo dando. Es una concepción utilitarista de los elegidos llamados a poseer la tierra sucediendo esto acá abajo sin tener que aguardar al más allá. No se conforma con la resignación cristiana ni lo injusticia a la que lucha por atajar en este mundo. Por eso es un frenesí continuo. Arriba y abajo. La ciudad que nunca duerme. La riada humana. El poder automático.

Está tan cargado de voltios el lugar que los picaportes y los pestillos sueltan chispazos. La estática pervade el entorno. Yo viví en el Este hacia la calle 14. Allí todos están juntos, nunca revueltos. Mi barrio era una mezcolanza de judíos y de sicilianos que veneraban la camorra y nietos de Al Capone todavía practicaban ese vudú italiano que es la "jettatura" pero católicos al por mayor ya que en la fiesta de san Jenaro sacaban su imagen por Manhattan en procesión. En la otra manzana había polacos con su manera tan peculiar de concebir el cristianismo y antipáticos. Los pacíficos ucranianos todos con su peculiar y angulosa cabeza, los húngaros con sus botas de fuelle me gustaban más y me hice amigo de los judíos como mi quiosquero, un bendito de Dios por nombre Samuel, que me regalaba unos puros verdes trapicheados de Cuba y hablaba algo de ladino o judeoespañol. "Aguarde su merced agora un momentico pues vengo al punto" Entre todas las etnias son los más de fiar. Los más caritativos, los que más ayudan, aunque en cuestión de dinero no se casen con nadie. Luego, hispanos los había por todas partes y ahora creo que son más. No se puede contemplar esta inmensa urbe con prejuicios, nueva York los desborda. Es un mundo que rebasa todas las barreras y trasciende las ofuscaciones y atavismos de la vieja Europa donde se mira con recelo al nacido en el pueblo de al lado. Allí este tipo de resentimientos se desconoce. No hay envidia y si existe por lo menos no se nota. Ni miradas por encima del hombro. Sí tiene que haber un Dios flotante por encima de nuestras cabezas, un Cordero que quite los pecados del mundo. Alguien que se apiade. De la torre herida por el rayo. De la humanidad que palpita y gime desconcertada. De la inconsciencia, la banalidad, la vulgaridad a espuertas, la frivolidad sin limites. Se vive mucho mejor en el Rellayo pero uno no sé por qué termina añorando a la Ciudad Automática. Un mundo sin paletos, sin intereses de campanario y con periodistas e informadores, literatos amantes de su patria y de su país con razón y sin ella, que tienen muy en cuenta la ley del libelo a la hora de sentarse delante del ordenador y que saben como nadie maquillar la información y autocensurarse mientras que la prensa a este lado del charco da fe de una picaresca en auge y la rosa en su chabacanería procaz parece una corrala. Aquí todo se ha vuelto un poco peripróctico, ya que la información, anal y asnal, parece girar en torno al mismo cabo. Lo acabamos de ver en la manera que han abordado el choque de los aviones contra el hastial imponente de las torres. Nos han demostrado que entienden el periodismo como una vocación de servicio público, un menester que ha de hacerse con categoría, responsabilidad y serenidad ¿Para eso queremos una Facultad de Ciencias de la Información?



Capítulo 65


LA VIOLENCIA DE GÉNERO SUSTITUYE A LUCHA DE CLASES



Le llaman "pajarero", seguramente, porque su fiesta, iniciado el otoño, coincide con la oleada de aves que cursan viaje hacia el sur y lo convierten en cangreja de místico velero, donde reposan el vuelo utilizando como descansadero a la impresionante cofa de este peñasco yermo que adquiere la caprichosa forma de portaviones inmóvil surcando la pedriza segoviana. Antes de reemprender el vuelo por el freo paran aquí o utilizan las escotaduras y socarrenas de las paredes cortadas a pico para anidar y quedarse. Abajo se prolonga una sima amenazante, pero por lo alto del risco encuentran posada y cantadero las aves tránsfugas, y sus píos causan embeleso a los ornitólogos. Son como partes de una letanía misteriosa repetida cada 25 de octubre sobre la cumbre que acomete el diácono de las con solemnidad y empaque. Señor, misericordia, es el grito que entonan el jilguero, la avutarda, la aguzanieves y el monacillo por estos peñascos donde el alma se eleva y Dios parece estar cerca, casi al alcance de la mano, allí por donde las águilas y las vultúridas vuelan haciendo círculo, más que en ningún otro sitio. San Frutos es un santo que sabe mucho de pájaros y de "pájaras" puesto que conoce algo de las costumbres humanas a redropelo de todo pronóstico, se apartó del mundo no por menosprecio sino por amor a la condición humana cuyas debilidades no le fueron ajenas. Las bodas que se celebran en su altar no terminan en divorcio. Este eremita mozárabe, que nació en Segovia el año 642 y murió setenta y tres años después de vida penitente en el desierto tierras al norte de Sepúlveda - fue contemporáneo del último rey godo, del traidor obispo Opas y del moro Muza que inicia sus algaradas por el Estrecho a bordo de pateras-, brinda amparo, según cuentan, a los que andan en precario por causa de amores que se acedaron, es baluarte de acogida para las mujeres zurradas por la vida, víctimas de la incomprensión, la sospecha, para todos aquellos que andan en trámites de separación o están a punto de cometer un disparate. En fin, larga sería la lista de méritos y los prodigios a cargo de su varita de virtudes poderosa. Su venerable aura sigue ahí, encaramada en lo alto de la roca viva para el que se moleste en venir a rezarle salvando las fragosidades de un áspero camino. Por estas cumbres parece que se respira un aire distinto. Villa y Tierra lo quieren y se le venera en todos los sexmos de esta especie de confederación de judíos, moros y cristianos que era la zona de la provincia de Segovia, el arcifinio de todas las lindes, campos de pan llevar pendones y merindades, palenque de todas las espadas en los agobiados siglos de Reconquista, zona de frontera entre dos culturas diferentes y dos maneras de ver el mundo absolutamente opuestas. ¿Nos habrá nacido desde entonces este complejo de prevenidos en fronteras, de centinelas observantes del cotarro, siempre al acecho que hizo que el alma del pueblo español, acostumbrado a los palos, saetas y sufrimientos del contrario, tenga algo de aspillera? Es el sentimiento que al viajero le embarga cuando rinde visita a estos riscos.

La ermita de san Frutos se yergue como un testimonio contra la intolerancia fanática, el desencanto de las cosas del siglo, y una exhortación a los buenos propósitos de la enmienda: lo que acaeció entonces puede volver a repetirse. Fue uno de los grandes santos intercesores hispanos, muy popular a lo largo de la Edad Media. Así lo destaca el Misal Mozárabe donde la fiesta de su tránsito era un día importante. La liturgia de san Isidoro, que es mucho más expresiva y poética, menos concisa y circunspecta que el ritual romano, como se sabe, le dedica nada menos que tres himnos de insólita belleza literaria, lo que indica que no es un santo de tantos en la lista de bienaventurados. Las rúbricas del Oficio Divino que acostumbran a despachar en dos líneas a san Acisclo, pongamos por caso, al anacoreta sepulvedano le apropian tres páginas de panegírico en elegante hipérbaton y salmos. La imaginería barroca nos le pinta con barbas apostólicas, una calva a cincel, el cerquillo penitente, en una mano un libro y en la otra, un cayado, la cachava de la cuchillada con que tajó la roca hurtando así su cuerpo de las gumías sarracenas que le pretendían degollar. Todavía queda la señal. Se abrió una sima entre la hueste agarena y el varón de Dios. Al abismo de san Frutos todavía se podrá asomar el visitante: una enorme garganta, y abajo, las aguas pandas y trucheras del Duratón, no demasiado profundas sobre el álveo calcáreo. Idóneo emplazamiento para ver nidificar al buitre o para suicidarse. Su estatua corona la entrada norte que algunos llaman también como en Burgos la del Sarmental de la catedral de Segovia, toda en granito y obra de Aniceto Mariñas. El ermitaño embebecido en sus meditaciones pero sin porte adusto y casi diríamos que risueño está mirando para un cantoral. La hoja de su libro está a medio pasar. Cuando esta página que pinga del vacío vuelva con las demás, es que se va acabar el mundo, según es crédito de radicación vulgar. La diócesis le tuvo gran devoción por éstas y otras muchas cosas. San Frutos vivió tiempos difíciles de cambios dramáticos y de desasosiego general como son todas las épocas de transición, cuando la historia pasa página. La batalla de Guadalete dio paso a la desbanda del 711. Empezaron las invasiones africanas, los arrasamientos y guerras prolongadas. Aceifas en masa. Venían y venían, cruzaban el Estrecho que desde entonces tan bien conoce el moro en oleadas. Seguramente la peste agarena fue un castigo que nos dio Dios a los godos "por no amarnos unos a otros como Él nos amó", porque las rencillas, discordias y lo que dieron en llamar los historiadores "morbo visigótico" eran la regla. Ya san Isidoro nos lo advertía, pero no hicieron caso. Crisis de valores en todos los sentidos. Época de conmociones sociales, mudas de camisa y cambios de chaqueta. Se pasó del aquí no pasa nada al a ver qué va a pasar aquí. Las fuerzas del moro Muza y de Tarik pilló a los visigodos desprevenidos discutiendo sobre el sexo de los ángeles en medio de la gran refriega religiosa entre trinitarios y anti trinitarios, arrianos y católicos. La Media Luna, que no se anduvo con arrequives ni remilgos, irrumpió por el Estrecho aprovechándose de nuestras banderías, sacando partido de la endémica desunión de la grey cristiana. El lábaro verde del Islam flameó triunfal en los campanarios de las basílicas paleocristianas que fueron asoladas o transformadas en mezquitas. De Despeñaperros para abajo no quedó ni una sola cruz alzada - eso para que ahora digan- y en la Córdoba de san Eulogio y de san Pelayo, éste, el único santo sodomizado de todo el menologio cristiano, por un califa de perversas inclinaciones sexuales, que lo mismo le daba a Abderramán bardaje que bujarrón, pues hacía a pelo y a pluma, ante su negativa a abjurar la fe y luego tirado a un muladar, las aguas del Guadalquivir fluyeron teñidas de sangre de cristianos, según revela el testimonio del santoral mozárabe y las propias Partidas. Los recién llegados no fueron un espejo de tolerancia. Se comportaron como horda invasora y el que crea lo contrario que refresque su memoria leyendo a don Claudio Sánchez Albornoz, que fue otro san Frutos, pero de Ávila, mártir laico de la verdad y por unos y otros perseguido. Debemos nuestro atávico sentido de la vida política a los taifas. Hay los que olvidan que este pueblo estuvo peleando contra el moro nueve siglos. Desde aquella ocasión hemos sido, como individuos y al de por junto, de inclinaciones tornadizas con el forro siempre dispuesto a cambiar de chaqueta. Si se quería conservar la piel, había que practicar una moral de conveniencia. Algunos por eso se fueron por aljamía. Fue el caso de los muladíes cristianos que abrazaban el Islam. O el de los marfuces o renegados muslímicos que se bautizaban. Muchos transigieron aun teniendo que pasar por carros y carretas como aquellos reyes de León compelidos a pagar a los califas la alcabala del viento o tributo de las Cien Doncellas, el primer caso de trato de blancas que se registra en los anales. Pero los más hubieron de liar sus petates y enfilar las rutas norteñas. La España de los mozárabes poco se diferencia de la Grecia ortodoxa que describe Kazanthakis cuando irrumpe el turco en sus lares. Cargaron con los huesos de sus muertos y buscaron la desenfilada de las cuevas inaccesibles y de los caminos no frecuentados. El Poema de Fernán González en dos hemistiquios cuenta cómo fue aquella huida:

"Tomaron las reliquias - todas las que hubieron. Huyeron por Castilla-así la defendieron". Este pudo ser el caso de Frutos, de Casilda, de santa Cristina de Lena, y otros muchos otros. Asqueado de la corte y desilusionado del mundo se apartó de él para mejor servir a sus semejantes y es así que el Señor le otorgó el don de interceder, de curar, de mirar las conciencias por dentro y de profetizar. Es una figura clemente y compasiva, una especie de Sansón mozárabe que derribó el templo de los filisteos sin perder la compostura una sola hebra de su blanca barba. Hombre de fe, al fin y al cabo, que es lo que ahora nos hace falta. Por eso su fiesta, tras una eclipse, y todas estas convulsiones sociológicas que han puesto una interrogante recia sobre la institución matrimonial, después de la crisis, del Concilio y todo lo demás, se ha vuelto a colocar en candelero. El pueblo nunca suele equivocarse en sus corazonadas por todo el racionalismo que le echen y los denuestos percheleros de nuestras celestinas hertzianas, y es así que san Frutos el misericordioso está de moda. No es tan sólo el interés ecologista lo que ha metido a este padre de la patria en los riñones de actualidad sino que también son las vicisitudes que parecen agobiarnos a los españoles de ahora como a los de entonces. Lo que preocupaba a aquellos godos también a nosotros nos preocupa. Su ermita está situada en un lugar escarpado, la espadaña en forma de cruz tiende sus brazos desde castillo roquero de clemencia en la cúspide de un farallón y habitáculo de la última reserva de rapaces que quedan en España, por el predio de Caballar, atravesado por la calzada que conectaba Septem Pública o Sepúlveda con Cesar Augusta.

San Frutos funge como abogado de las mujeres vejadas, de los maridos acongojados y pone paz allí donde la celotipia o la infidelidad han instaurado su marca de suplicios. Con su báculo y milagrero, convertido en varita de virtudes, tocará la tierra pedregosa y árida y se abrirá una vía de salida para que lo que humanamente carece de solución -Dios hace otras cuentas- se enmiende o, cuando menos, no empeore, y así seremos salvos. Por una vez vencerá la inocencia y se irán abajo los demonios. Ya era hora de que el mal fracase. Este Moisés de la Tebaida nacional de los castros apartados, tierra cenicienta donde se yerguen el serpol y el hinojo y hunden sus raíces perfumadas la encina y el junípero protege a los que sufren el desamor, nadie sabe por qué razón, pero también es abogado de las que padecen hernia a los que por allí llaman "quebraos". Se le invoca contra toda dolencia o malestar, pero, sobre todo, es como una deidad doméstica, un socorrista de primeros auxilios. En su persona se reúnen todos los manes, lémures y penates de la corte celestial. San Frutos siempre está de guardia tras el mostrador de urgencias. Fijo y perseverante como un tótem de bondad.

— ¿Qué te pasa, hija?

—Pues que él me pegó, que no hacemos más que regañar.

—Vaya por Dios. ¿Y eso será irreversible? Un poco de aguante.

—Es que ─dice la vapuleada titubeante─ ya no nos queremos. Hay otro hombre. Se ha roto la relación.

Cantinelas como ésta las debe de escuchar el bueno del santo casi a diario desde su tronera del Paraíso, un confesonario que le ha asignado san Pedro para que atienda los casos desesperados del servicio de urgencias. En la actualidad con tanta falta de conllevancia, nadie aguanta un pelo y todo son mohatras y requisiciones, inquisiciones de la vida pasada, este departamento tiene tela marinera. Si no fuera así ¿de qué iban a vivir si no los retratistas surales y gacetillas rosa? La fidelidad, la castidad, la modestia y el contigo pan y cebolla ya no se llevan. Puede que la cosa siempre fuera así porque la condición humana es invariable en sus miserias y cerrera la cabra siempre tira al monte, pero hoy se jalea mucho más. No se barre tanto debajo de la alcatifa como antes ni a las mozas en un desliz les aprieta el guardainfante, pero la mierda sigue escondiéndose debajo del felpudo. ¡Menudas están ahora las prójimas! Hay quienes ven en esta rebelión feminista un signo de inquietud apocalíptica. No se trata ya meramente del sexo, que al fin y al cabo no es más que un instrumento y la función crea el órgano sino de poner la biología patas arribas. La vida va al revés. Por eso san Frutos, que debió de ser un buen hombre, y ahora es un santo muy majo y servicial, tiene tanto trabajo en el cuartelillo de las desavenencias conyugales donde reside de guardia permanente. Lo que el uno hace el otro deshace. Si su colega san Antonio era el encargado de buscarle novio incluso a los casos más desesperados, el pobre san Frutos acomete la desagradable labor de venir con los municipales para recoger los restos de la vajilla que se hizo añicos o hay una mujer tendida en la cocina con diez navajazos en el abdomen asestados por su marido en un ataque de desesperación o de celotipia. Ved cómo terminan las promesas de amor eterno. A veces hasta hace un milagro, resucitando a la víctima o, en particular, evitando que aquellos altercados acontezcan o pasen a mayores. Es un santo moderno, en pleno vigor, encarnado en una época de empalme de caminos y de paso a la fronteras, cuando se acaba una senda y otra abre surco. El siglo XX cierra sus páginas en medio de muchos estertores de crónica negra. En esta tesitura global, porque la violencia doméstica no se circunscribe a la península Ibérica sino que es flagelo que azota a todo occidente, es cuando más hace falta una figura que ejerza su autoridad moral y disipe los vapores de la duda y el desconcierto en que parece que nos hallamos. La precaria situación de fuerza bruta y de vejámenes contra la mujer reza para el tercer mundo y es casi endémica entre los mahometanos. Allí no está abolido el harén y es de precepto velarse el rostro o la cabeza con el almaizar, al igual que lo hacían nuestras moritas en los romances fronterizos de la edad medieval. Recato y decoro sigue reclamando el Profeta a las esposas de los creyentes. Las quiere sumisas a sus dueños y hasta se atenta contra uno de los cinco sentidos, el tacto, practicando la crudérrima ablación clitórica para que así no sientan placer en el encuentro carnal.

No en vano Shakespeare dio vida a este problema que afligirá a los hombres de todas las épocas en su drama Otelo, el monstruo de los celos. Quiso poner a Desdemona, mujer virtuosa e inocente, víctima de las sospechas del marido, en manos de un moro, una tragedia que se sigue representando en vivo y no en el teatro en nuestros hogares con una cotidianidad que empavorece. Sin embargo, a veces debajo de las tocas castas de Desdemona se agazapa el hacha parricida de Clitemnestra, pues aquí todo está muy entreverado y el bien y el mal conviven puerta por puerta. En eso que nos llevan de ventaja a los cristianos, en ponerles almaizar para que no las miren a la cara a sus parientas. Si la ley mosaica prescribe la dilapidación para la adúltera y los imanes punen severamente por la misma razón, los cristianos parece que nos movemos en inferioridad de condiciones. Estamos obligados a poner la otra mejilla y hacer la vista gorda a los cuernos, a no vengar las afrentas. Pero no es así. La ley del amor triunfará. Casi por este extremo de devolver bien por mal, un rasgo de entidad divina más que humana, se puede demostrar que el cristianismo es la religión verdadera. Y ahí tenemos a san Frutos salvando a la derrocada y a Jesús dejándose ungir los pies con el alabastro de la dulce y tan pecadora mujer de Magdala. En este mundo de contrastes entre la opulencia y la privación de lo más elemental la regla sigue en vigor hasta en el atuendo femenino. Lo que les falta a las elegantemente desnudas de nuestras pasarelas les sobra a las señoritas de Bombay que por carencia de medios no pueden ir a la moda. O no llegas o te pasas, o no bebes o te emborrachas, esa es la fija. El efecto multiplicador del cuarto poder con su arrasadora eficacia haciendo bocina desde los nuevos púlpitos que son las ventanas de los aparatos de televisión sirve de caja de resonancia. Los ojos del basilisco que matan con la mirada tienen hoy pupilas de neón. Salimos a víctima de la violencia doméstica casi diaria. Estos males, que siempre tuvieron mala compostura, ahora parecen carecer de remedio. Ni contigo, ni sin ti. La maté porque me pertenecía. Mía o de la tumba fría. Machista. Yo ahora hago con mi cuerpo lo que me apetece, mira éste. ¿Y tú qué me has dado, a ver qué me has dado? Hay algo de luciferino en esta guerra de los géneros que revoluciona los hogares, está poniendo patas arriba las camas de matrimonio y los gineceos en pie de guerra. Fracasada la lucha de clases, ahora a lo que se enfrenta el mundo de los ricos es a la de géneros al grito de "mujeres del mundo uníos". En lugar de crear un clima de armonía entre el hombre y la mujer lo que está determinando es mayor crueldad, más ira, más esposas victimas de vejámenes o camino del hospital, más maridos y padres de familia que acaban en la calle pidiendo limosna. ¿No nos estaremos pasando? En desquite de lo morboso, el crimen pasional no pertenece al ámbito perentorio que hoy se le quiere dar. Es más viejo que la ruda porque ya chupaba cámara de actualidad en los tiempos bíblicos y mira que por aquellos días no había micrófonos acusicas ni la gran lente de aumento de los medios de comunicación donde todo se magnifica o minimiza a propia conveniencia para deformar la magnifica presencia de Dios en la historia. Lo quieren desterrar los demagogos y sigue aquí: habitando entre nosotros. La flaqueza del barro en que hemos sido fraguados no ha perdido su habitual consistencia; seguimos en las mismas con nuestra querencia a ser carne de cañón, carne de horca y carne de prostíbulo. Puede que san Frutos eche un remiendo, pero esto no lo podrán arreglar nunca ni los moralistas furibundos ni las feministas del moño retorcido. Más valdría morigerar un poco el país, colocar a la mujer en su sitio justo y digno, ni en una hornacina ni en la corrala, y no tratarla como un producto de bisutería o de casquería. El alza de mira de la lente del espejo público no debe estar en la explotación morbosa de los bajos instintos (corruptio optimi pésima), pero hay intereses en juego para que no sea así y esta sociedad recoge lo que siembra: pornografía más violencia. Es un círculo vicioso. El efecto mimético de esta corriente llega a los hogares y los convierte en infiernos. Más que moradas vinieron a dar en campos de batalla, en abrevaderos de imágenes, porque la bicha no deja de escupir basura. Hay poca ética y menos estética, dormitorios en los que tampoco se va a descansar sino a la guerra, refectorios de comida rápida. ¿Qué tenemos a nuestra alcance? Televisión basura y sin gusto, comida basura, una clase política que es una mierda y un periodismo que unos días se hace el Tancredo y otras veces rememora las furias de las venganzas catalanas y de la Campana de Huesca. ¿Te acuerda de lo de entonces? Pues ahora sufre. A este paso no va a quedar títere con cabeza. La autoridad del cabeza de familia por los suelos y postergados sus derechos, la manumisión de las señoras ha traído un ambiente de agresión y de revancha contra el varón que del gallo de quintana encaramado en su bardal sagrado e intocable ha pasado a criar complejo de zángano de colmena al que las obreras humillan y desalojan de su celda por parásito e inservible. Cuando ya no eres apto para la creación, la patada, y esa calamitosa y precaria situación de marido y de paterfamilias que tuvo descendencia pero que ya conserva poco ascendencia entre los miembros de su corral, donde más se percibe es en casa. Como la mujer trabaja fuera y los hijos no se emancipan el hogar ha dejado de ser ese rincón donde el guerrero de todos los tiempos se imponía y se lamía las heridas. Actualmente es un epicentro de borrascas agitado por maremotos y donde suenan las voces, son constantes las fricciones, y las amenazas derivan en reyerta. ¿Qué hacer? Con tantos problemas y con tan escasas soluciones no es de extrañar que se produzcan uxoricidios y parricidios. El hogar altar sagrado de la vida de un individuo, conforme lo entendían los romanos y lo asimiló el cristianismo, se transforma precisamente en lugar de acampada sin raíces estables, en mansión de las sombras y un pedazo de ese infierno portátil anticipo de las tinieblas exteriores. Como el mal no presenta visos de desaparecer, la crónica negra irá en aumento. Forma parte de los apeos del tenderete con un sistema de valores mercantilista y venal. Los españoles ahora mismo no somos un pueblo feliz y los vejámenes en el hogar no son más que un síntoma de infelicidad y de males que enraízan profundos en nuestra psique histórica. Tal vez tengan que ver con el morbo visigótico, ese vil entristecimiento de la dicha ajena que nos predispone a la rivalidad y la discordia. Por fuera se trata mediante la hipocresía guardar las apariencias pero lo cierto es que no hay buen ambiente. Se dibuja entonces sobre el horizonte el espectro felón y fratricida del obispo Opas, símbolo de lo bajos que podemos llegar a caer llevados de esa pasión cainita que hace aquí a la traición coger patente, y que padecieron los santos mozárabes que buscaron en el desierto y la huida refugio a la incomprensión de sus iguales y la intolerancia mortífera de rivales. Por eso convivimos amargamente y la falta de conllevancia nos convirtió en un pueblo duro y cruel para con nosotros mismos y blandos y papanatas hacia lo extranjero. Nos damos besos y abrazos al saludarnos pero en el fondo qué poco nos queremos. La familia refleja ese trasfondo de desavenencia no solidario y banderizo que nos llevó a cuatro guerras civiles en los últimos dos siglos, y casi una docena de cambios de gobierno y de golpes de estado. Sólo nos queda recurrir a la lotería y al milagro. Los santos, por lo demás, están ahí, forman parte de nuestra idiosincrasia, casi son lo mejor que tenemos. Ellos sabrán marcar una ruta de esperanza. Su ejemplo y su protección nunca nos faltarán. San Frutos era un cortesano huido de la corte del último rey Rodrigo que nace cuatro años después de que se produzca la desbandada. La corrupción y la desmoralización debió de ser total. Harto de aquel ambiente de intrigas y de revueltas, repartió sus riquezas entre los pobres y se tiró al monte, no para atacar el arma al brazo al invasor sarraceno sino en ansias de buscar la perfección que Cristo predicó a los que buscan la vida eterna. Probó refugio en los inhóspitos páramos más allá de Sepúlveda, la selva de las anfractuosidades y hoces del Duratón, un paraje aun hoy lejos de la civilización y habitáculo de alimañas. Le tildaron de loco y de tarado pero Dios se hacía otras cuentas. Mediante el ayuno y la mortificación alcanzó tal grado de perfección venciéndose a sí mismo que obtuvo gracias especiales del Señor como la clarividencia profética, la bilocación y el don de hacer milagros. Cuando vinieron en su búsqueda unos pelotones de soldados beréberes que arrasaron la zona del Duero él se deshizo de ellos mediante la famosa cuchillada sobre la roca que le puso a cobro de sus fanáticos perseguidores que fueron a dar con sus cuerpos y sus caballos al foso que se hunde a los pies del alcor. Arriba, la ermita y, abajo, las hoces y cañones que dibuja el afluente del Duero al internarse hacia el terreno llano, en demanda de los arribes del Duero, a través de una vega ubérrima, almendros y buen vino, mamblas peladas y raigones de un castillo, lienzos de muralla o sillares de alguna iglesia desportillada sobre el otero, trazando una curva de ballesta. Los reinos del último godo se vinieron abajo en medio de discordias intestinas que allanaron el terreno al invasor. España se desintegraba en medio de conmociones personales; la corrupción de costumbres, cuando las damas de la nobleza visigótica habían caído en toda suerte de aberraciones, copulaban con animales, el gusto por la riqueza y la molicie se habían hecho endémicas. Mientras, Don Rodrigo y su Cava Florinda van a ser desde entonces el fantasma misterioso de la traición, la conjura y el asesinato que se cierna amenazante por la historia de España. ¿Y esto por qué? Desconocemos la causa pero fue así. Hubo miseria moral a causa del lujo y las riquezas y miseria física, plagas y enfermedades y esa congoja apocalíptica que se conoce bajo el nombre de "presura" y que pone a los pueblos en movimiento y a ir de aquí para allá. Por si esto fuera poco luego estaban los trastornos cósmicos y la aparición de signos y símbolos extraños en el cielo esto es apariciones con los que el brazo de Dios intentaba meter en vereda a los recalcitrantes cristianos dados a la molicie y que practicaban el contubernio junto a la conspiración y el asesinato. Una pena que no estuviese allá Chus Torbado para contarlo porque hasta creo que se hubiese mofado de aquellas señales cósmicas que a todos cogieron desprevenidos al cabo de la batalla de Guadalete y sin saber a qué carta quedar. Por haberse encendido la iniquidad se enfrió la caridad entre las multitudes que prefirieron los torneos y las intrigas y el fútbol en vez de acudir a los templos a suplicar el perdón de la divinidad ofendida. España en la encrucijada aguantando el escalpelo de sus propios enigmas y los americanos deshojando la margarita de las idus de noviembre y sin saber a qué carta quedarse. Bush otra vez batiendo atabales y haciendo sonar la trompa de caza nuclear, el lituo del acojone. Helo por do viene. Si es el Bush - déjenmelo que lo diga en inglés con la venia del querido patrón de mi pueblo- "we will be beating around the bush" (a pegar palos de ciego y que los golpes lluevan sobre tu cabeza y no te enteres pues esto ocurre cuando el poder lo tienen los agentes de la conspiración); caso de que las urnas dictaminen su opción de una maldita vez, pues no me cohíbo en anunciarlo, las riendas del planeta estarán en manos de un subnormal... And a bull shall gore us. Lo que expuesto en cristiano viene a decir que nos pillará el toro a todos. El dragón afianza sus mandibulares sobre las carnes divididas de este planeta. La sámara del abedul está desparramando sus semillas. Llega la hora de la siega. Convendría en estos tiempos de alteración purificarse bañándose en las aguas pandas del Duratón y de postre cenar "jaroseth" a base de verduras cocidas en vinagre a imitación de nuestros antiguos padres. El divino Frutos nos ampare de las maquinaciones de la infernal culebra que repta por los viales de la España emputecida y sea la triaca contra el veneno que sus babosos colmillos esparcen. Ya creo que se me entiende: preciso es regresar ante los eremitorios tutelares en los que se fraguó el espíritu de este gran pueblo invadido de falsos profetas disfrazados de periodistas que no son sino haraganes en guisa de filósofos y de políticos oportunistas con un ojo pipa que adoran al becerro y se pasean enseñando la foto de los reyes domésticos. Mucho daño nos hizo porque fue maldición bíblica esa fealdad fofa y bobalicona de los retratos goyescos a Carlos IV. Para librarse un poco del fantasma del Fernando VII conviene vestir la marlota del yermo. Alimentaos, hijitos míos, de miel silvestre, bebed leche de camella. Buscad la sombra de la espadaña que al proyectarse sobre vuestras cabezas del todo os librará de la desazón urdida por vuestro pecados. ¡Viva mi sexmo! Peregrinemos a la pedriza. Los godos no pueden resistir las acometidas de las hordas islámicas, austeras, disciplinadas y con una concepción del mundo muy clara y definida. Un sol nacía por oriente, el Islam, y, ya de vencida, el occidente cristiano parecía abocado a hundirse por el ocaso. Los soldados de Tarik quisieron prender al morabito que hacía penitencia en el yermo de la pedriza. Nada hubiera sido más sencillo porque el eremita no contaba con ningún respaldo de gente de guerra. Sólo otros dos penitentes, que decían ser sus hermanos, Valentín y Engracia, le acompañaban en su vida anacorética. Sin embargo, cuando intentaron agarrarlo he aquí que el justo varón se encomendó a los Cielos y tocó tres veces el firme de la roca con su callado invocando a la Trinidad y en el momento en que se abalanzan sobre él los de a caballo se produce un corrimiento de tierra. Los soldados de Alá se precipitaron al vacío al abrirse una sima profunda que se puede ver en nuestros días, justo antes de subir la pendiente donde se alza la cruz de la ermita que fue un monasterio benedictino durante nueve siglos. La brecha tectónica (se abrieron las fauces de la corteza terrestre) queda ahí como un testimonio de que el Señor no se anda con chiquitas a la hora de brindar protección a los que elige. No fue molestado más en adelante el eremita por visitantes incómodos que no venían precisamente en son de turistas; se dice que el caíd que lo perseguía, maravillado de aquel estrago, pidió las aguas bautismales y con toda su hueste en peso decidió hacerse cristiano. Frutos pasó en el abrupto lugar el resto de sus días, alcanzó edad provecta hasta que durmió en el Señor a los 73 de su edad. Allí se guardaron sus reliquias, fue canonizado y proclamado padre de la iglesia de Segovia por Calixto II el año 1111 justo el mismo año en el que Pelayo de Oviedo, obispo primado decreta la supresión del rito mozárabe o hispano visigótico. No obstante el culto a las reliquias de Frutos o Fructus (el alegre, el que disfruta, en latín) arranca desde mucho antes. Es uno de los hitos de la leyenda áurea hispana. Junto a la espelunca donde pasó la mayor parte de sus días los monjes de Cluny se establecieron y fundaron un monasterio, directamente dependiente de Silos y que compitió en grandeza e importancia con el de Montecasino. En este convento llegó a vivir una beguina que huyó de casa a causa de los malos tratos y pidió asilo a los frailes para que la empleasen como cocinera. El marido un día vino a buscarla, la arrancó prácticamente de las manos del abad llamándola puta y toda clase de improperios. La arrastró por los cabellos y la lanzó al vacío justo en el mismo punto donde había dado san Frutos la famosa cuchillada que le puso a cobro de las iras del Islam. La pobre despeñada se encomendó al santo y sucedió que éste vino en su socorro. El cuerpo fue a rebotar contra la rama de un sauce que suavemente se fue desgajando amortiguando el golpe de la caída al vacío por el desfiladero. Otro caso similar vuelve a repetirse en la ciudad de Segovia con una judía por nombre Esther a la que el sanedrín local había condenado por adulterio al castigo de despeñamiento, cosa que se hizo con todo la minuciosidad de las reglas talmúdicas. La muchacha cayó al suelo ilesa. Se encomendó a la Virgen y a san Frutos y saltó desde las peñas grajeras a una profundidad de unos cuarenta metros sin padecer el menor rasguño a su integridad física. En acción de gracias dejó la fe mosaica, abandonó a su marido, y entró en religión profesando en la Tebaida de la Pedriza, uno de los paisajes más sublimes de toda Castilla la Vieja. Es conocida con el nombre de María del Salto. La fisga popular que no es poca, porque aquí se saca punta a todo y se hace comidilla hasta de lo más sagrado, quiere echar a la provincia segoviana no sin su mucha miga de refitolero en cara su abundancia en hijas pródigas. Parece ser que ni María del Salto liberada por la Virgen de la Fuencisla ni la beguina del convento donde san Frutos oraba y a la que éste largó su cayado para que aterrizara con bien cuando la tiraron por el terraplén en volandas fueron las primeras. Tampoco serán las últimas. Sin embargo, el refranero popular sigue adjudicando a las mujeres de por aquí una paremiología nefasta. Los mal pensados dicen que por algo será:

"Y de Segovia ni burra ni novia, y a ser posible tampoco la mujer". En Caballar estuvo el desierto por excelencia, la retaguardia del espíritu, se supo que también las oraciones ganaban batallas a los moros, y el peor moro es un enemigo interior que llevamos todos en los adentros, ése es más temible que el propio Almanzor cuya memoria se pudra en los infiernos, como cuenta el Silense. Los pendolistas benedictinos nos advierten del peligro que corremos si no volvemos a nuestras fuentes si abrimos la puerta al enemigo y el peor enemigo de España y de lo español podremos ser los españoles mismos en ese prurito inquietante por tergiversar nuestra propia historia. El eremitorio conocido por el nombre de Las Cuevas de los Siete Altares, una especie de catacumbas del primitivo monaquismo mozárabe es un reclinatorio para encontrar la paz del espíritu en estos tiempos que tanto se parecen a aquéllos. El aire huele a fragancias humildes del campo que acarician el olfato, la vista se esparce hacia los horizontes abiertos y a los aires altos de la sierra donde los buitres de la reserva trazan círculos de concordia. Vemos alzarse una nube de traza espectacularmente polimorfa, casi se puede tocarla con la mano, tiene algo de premonición bíblica. Sobre el envés de este cúmulo gaseoso puede esconderse la presencia del Padre Eterno. La voz de Dios se percibe aquí con mayor intensidad que en otro lado. Es una voz que habla de misericordia y de perdón. La escuchan siempre aquellos que van huyendo de los ojos furentes del basilisco y escapan al yermo como san Frutos mismo. Estas lomas acercan al éxtasis. Qué pena que la mística hable un lenguaje acrónimo que el mundo desconoce; no podrán desgraciadamente captar su mensaje muchos hombres y mujeres de hoy, enfrascados en sus negocios, colgados del móvil discrecional, que han transformado la religiosidad en superstición y todo lo relacionado con las cosas del cuerpo en su fetiche. Leviatán asoma su perfil de chistera y pantalón a cuadros por la otra ribera del Atlántico, reclama que se le dé culto. Urnas y hornos crematorios, bambalinas, hombres de paja, de esos que tiran la piedra y esconden la mano, y luego acusan mientras esperan que les riamos la gracia. ¡Pobrecillos, son tan poderosos que reventarán de éxito cualquier día de estos! La algarada que viene es peor que la de Tarik y sus chicos. Va a correr mucha sangre - virtual, claro está- a orillas del Guadalete, pero habrá otro Covadonga y otro Clavijo. En espera de que el anunciado renacimiento se produzca al cabo de esos lustros de negrura, sólo nos aguarda el recurso de la huida al desierto tras las huellas de los santos de la mozarabía, los que no quisieron comulgar con ruedas de molino, se resistieron a las añagazas de la Tierra Prometida y del Paraíso de Alá. O del candelabro judío. Las ramas del crecal todas están secas porque pesa sobre todas ellas la maldición de la higuera. El Salvador no puede faltar a sus promesas.


Capítulo 66


CRISTO ES UN ESTORBO




"Y era moro, el Cristo de la iglesia que tiene don Acisclo, habrá que cámbialo, porque yé blanco, y ya non val". La sentencia que profirió Pachu de Mio Pa en el chigre de Alonso tenía toda la categoría de la conclusión de una tesis doctoral. Todos estábamos un poco alarmados porque la andanada era global, de esas que hacen época, pero, como ahora todo lo que traen los papeles se ha vuelto dogma de fe, el pueblo ignaro acepta por ciertas todos estos torpedos a la línea de flotación del barco de la fe. Otro de los contertulios, Toñín de Ternerona, envidó con una frase que fue lo mejor de toda aquella noche de hierba joven, luna blanca y lejanos ecos del lúgubre canto de la "curuxia" en los humeros del monte, pues el sol ya se había escondido y de las breñas descendían nubes muy negras amenazando una vigilia metida en agua:

A carru volcau to son carriles, nin.

— Caguen mi manta quien quitarnos la fe.

Se había entablado una polémica y hubo quién acaloróse.

—Es creer en lo que nos vino, que bien me recuerdo de lo que decía sobre este parecer el catecismo que yo aprendí na escuela.

—Y no vimos - precisó Volo Fesorias acordándose de lo que ponía el P. Astete.

—¿Qué tendrá que ver el color de la piel? ¿No dicen ahora que no hay que ser xenófobos?

El color, la raza, la flaqueza o la crasitud, la fealdad o la hermosura no constituyen sino accidente, que no interfieren en la sustancia anímica, la parte más noble de la persona. Lo otro pertenece a la naturaleza inferior. Pero se viven tiempos aparenciales de imagen y de las liviandades de lo light. Nuestro periodismo, el de la "Nueva España" incluso es una caja de resonancia de este espíritu de inversión de la cruz, carrus volcaus, y de esa involución que ya está llegando. La Summa tomista hablaba del color de la piel como atributo de accidente. Ser blanco o ser negro era como ir descalzo o con botas, estar sentado o de pie, ser miope o tener vista lince, con la espalda tiesa y bien trabada, o cargado de hombros, tener la cabeza en forma de paralelepípedo, cráneo torreado, o de forma alargada y hundida, batiscafocefalia, se decía cuando estudiábamos Prosopografía, ser braquicéfalo o dolicocéfalo.

Una de las grandezas mayores de la Iglesia es que nunca ha sido racista. Cierto, la más primitiva, la del rito maronita, irrumpió desde Abisinia y hasta san Agustín estuvo enamorado de una nubia a la que tuvo que dar carta de repudio por injerencias de su madre santa Mónica la cual le tenía echada el ojo a una mitra y en aquella época los casados no podían ser obispos. Las mujeres nubias, por otra parte, desde la Reina de Saba a esta parte, pasan por ser las más hermosas de toda la raza humana. "Nigra sum sed phormosa, filiae Jerusalem", se canta en el Oficio Parvo. Pero aquí la gente sigue tomando el rábano por las hojas, porque los amos de la rueca informativa profazan que es un gusto enarbolando la cruz del revés y a lo que se aspira es al carru volcau que decía Tonin de Ternerona ante un culín de sidra áspera en el galpón de Alonso al atardecer de un día de manzanos en flor. Cristo bendito el que confundió a los doctores deja los estrados en los que enseñaba en el Templo y regresa, cerradas ya la mayor parte de la jornada las iglesias, a los chigres, porque es la taberna el único lugar donde se puede hablar libre sin miedo a los barandas y a los espías del pontífice. Siempre mostró predilección hacia los pecadores, convivía con pecadores, dejaba que las putas se le arrimasen y le ungiesen los pies. Toda su doctrina es una soflama contra la hipocresía del tartufo. El ariete de la mansedumbre no se dejó encalabrinar por las seducciones del poder. De ahí que todavía le sigan considerando persona non grata las gallinas lluecas que se aselan en el nial de los contubernios y la impostura. Borran su memoria y siguen aduciendo contra su sagrada persona a los abogadetes y rábulas de la impostura. El sinedrio sólo consiguió condenarlo sin pruebas aduciendo testigos falsos. Ora echan mano del libelo, ora de la soflama, ora del sesudo tratado pseudo científico avieso de malas intenciones, ora envían a sus tribus urbanas para que embadurnen los muros de las catedrales con el dele del diaño. El caso es volcar la cruz para marchar todos juntos por la senda del revés. Les exaspera la figura doliente del crucificado. Se encocoran y escupen ante la imagen clara del Santo Síndone y una parte de ese lienzo se conserva en la catedral metropolitana de la Transfiguración de Oviedo, dedicada al Salvador. Este paño fue el punto de órbita del tan traído y tan llevado culto a las reliquias, y fue polo de atracción de romeros medievales, antes incluso de que se organizasen de forma estructurada las peregrinaciones a Compostela. Ya Alfonso VI en 1085 acudió al ara mayor ovetense para dar gracias por la toma de Toledo. La reconquista del adarve toledano representaba un regreso al punto de partida, un triunfo de la causa cristiana, que tantas persecuciones costó y tantas lágrimas. Toledo y Oviedo suenan consonantes incluso por lo parecido de su toponimia. Fueron sendos baluartes de los godos. Hay razones fuertes que inducen a suponer que Oviedo, el antiguo templo de Júpiter, que cambió la advocación de su ara a Zeus por el de Cristo, aglutinó el sentir soteriológico del que está imbuido todo el bizantinismo visigodo. En la recuperación de las ciudades y del territorio de los que fueron erradicados a causa del empuje islamita los herederos de don Rodrigo el carbayón troncal de la estirpe jugó un importante papel. No hay más que leer a Nikos Kathantakis para reparar en lo que significa esta presión alóctona, que hoy se está repitiendo en proporciones casi apocalípticas que nos recuerdan la "pressura gentium" del que nos hablan los sinópticos, con las mismas características que tuvo diez siglos atrás (los problemas se han agrandado tras la caída de Kosovo). Porque Europa fue un laboreo incesante, un ir y venir cargados con los huesos de los santos a cuestas y de los que efundiendo su sangre dieron testimonio del Cordero. Sin culto a las reliquias ni peregrinaciones no hay fe que valga, pero "Cristu yera moru", nos dicen los expertos anglosajones. En el Beowulf, en la Chançon de Roland y en las antiguas etopeyas europeas hay referencias a esta pressura gentium. En el Poema de Fernán González, anterior al "Mío Cid" podremos leer:

"Tomaron las reliquias/ todas las que ovieron/ cabalgaron por Castiella/ ansí la defendieron."

Todos estos vestigios pueden verse en algunas quirotecas catedralicias y algunas aun se veneran. Hay otros más sospechosos aún; el ceñidor de la Virgen, un mechón de los cabellos rubios de Juan Evangelista o la correa de las sandalias del Bautista. En este tiempo de carros volcados y de teleras y ruedas patas arriba, se cambian las tornas; los versutos facense idiotas y estos últimos a la inversa logran el grado de especialistas. Me aferro a la fe del carbonero con que razonaban mis amigos del chigre. Para mí valen mucho más que las conclusiones de los expertos. Los últimos serán los primeros. Prometió Jesús Bendito y él siempre hace lo que cumple, no como los señores del Banco Azul. No es Charlie el del Bigotito con sus monsergas de "España va bien". El logogrifo del 666 se estampa en los papeles más insospechados: en las cuentas corrientes del dinero que mandamos a Bosnia y hasta en las citas de un juzgado (me enseña un amigo un exhorto de la audiencia de Pravia para comparecer a un juicio de faltas, que luego resultó ser una infracción de Tráfico, porque el interfecto le había leído la cartilla al número de la Benemérita diciéndole que no toda la culpa de los muchos muertos que hay en las carreteras es de los que se toman un culín de más en las espichas y se van de folixia, huyendo del aburrimiento mostrenco o de las malas jetas de nuestros hogares, donde el odio se condensa, porque el hogar ha dejado de ser sancta sanctórum de la libertad para convertirse en duerno y abrevadero de imágenes, en sede de la insolencia más procaz, sino la violencia, el odio y la mala hostia que se respira en esta España de nuestros pecados, no somos lo que se dice una sociedad relajada y feliz) el número de la bestia aparece allí. La maniobra que se esconde detrás de esta hipótesis sobre la raza negroide del Señor es evidente: acabar con toda una iconografía y estatuaria en la que aparece como un hombre de raza blanca, rubio, con los ojos azules, la barba bermeja. Así es la estampa en los contornos en relieve de la Sábana Santa turinense. Las pruebas del carbono catorce surten evidencias de que no se trataba de un hombre del medievo sino que la fija de su fallecimiento finca hacia el primer siglo. En el sudario se encontraron vestigios de plantas hoy extintas y que se desconocían en Italia porque pertenecían a la flora Palestina. El perfil del amortajado era el de un ario de rostro alargado de miembros proporcionados que recuerdan a los cánones de Filias y Praxíteles más que a los de un judío típico con ese pabellón nasal que diferencia a los hebreos - no es exactamente una nariz ganchuda sino un perfil que contorna la boca y el arco ciliar coronando la peana de un labio carnoso y sensual-, lo que ha llevado a los antropólogos a conjeturar la posibilidad de que hubiese algo de griego en la estirpe de la tribu de David. A Jesús luego se le tendría al menos como un judío helenizante lo mismo que a san Pablo. Esto no es la sustancia. Es el accidente, volvamos a insistir. El meollo de la cuestión no descansa sobre su aspecto físico sino en la perduración de sus enseñanzas. Lo que prometió se ha cumplido. La Ciudad Santa fue desolada por Tito así como sus misericordiosas palabras acerca de la mujer pública: "Allí donde sea publicado este evangelio en el universo mundo todos tendrán noticia de su nombre". Los griegos dominaban la Decapolis o conjunto de ciudades donde se desarrolló la mayor parte de su vida pública. El Nuevo Testamento fue escrito en griego, a excepción del de Mateo, y hay muchos aspectos de la Palabra que recuerdan las normas de conducta de las enseñanzas de los estoicos y peripatéticos: el desdén de los placeres, el perdón de los agravios, la contemplación de las maravillas de la madre Naturaleza. En el amor a los pobres y a los oprimidos, en su rebelión contra los poderes fácticos causó revuelo entre los fariseos, los miembros del sanedrín y los pontífices. Es posible que hoy siga siendo el ariete que molesta a los globales. Cristo estuvo entonces contra los pactos sinalagmáticos con Roma, huyó siempre de los honores y de la riqueza. Era un peligro constante para los que se consideraban depositarios de la verdad y el brazo de la ley, celosos siempre de su capacidad de convocatoria ante las masas, y de su atracción mesiánica. Por eso lo enviaron al palo esgrimiendo aquel argumento estremecedor que todavía retumba en los ecos de los siglos caiga sobre nosotros su sangre y sobre nuestros hijos. Era tan arrebatada la incriminación que el pretor romano que desde el principio del juicio lo tuvo por inocente acabó por lavarse las manos desarbolado por la contumacia diabólica de Anás y Caifás. Pilatos irresoluto no tuvo otra opción que acceder a la petición de los pontífices. Cuando escuchó de sus labios que lo denunciarían ante el emperador, sancionó la crucifixión, que era entonces el tormento de la ignominia, la peor forma con que podía acabar un ciudadano romano. Cristo plantó cara al viejo orden. Estorbaba entonces y estorba ahora. El anatema de crucifícale sigue agitándose macabro en los labios de los globales, los cuales so capa de democráticos y librepensadores son totalitarios. Su memoria histórica continúa siendo un estigma que se proponen erradicar la propia memoria porque actúan con vehemencia subjetiva sin darse a razones. Pero en las tácticas con que lo persiguen, más sutiles y de guante blanco, no son más originales que los Herodes y Nerones de antaño y utilizan los mismos argumentos. Loco. Se hizo pasar por hijo de Dios. Rey de los judíos. Visionario. Echaba demonios en nombre de Belcebú. Hoy se le tilda de políticamente incorrectos a Él y a sus verdaderos discípulos, que son los peligrosos, porque se han situado extramuros del sistema de la oportunidad. Ellos harán más pupa que las excomuniones episcopales o el compadreo de las altas esferas ganosas de mantener preeminencias e intacto el poder y la cartera porque, a diferencia de los malos pastores y de los discípulos de pacotilla, no se han adherido a los pactos sinalagmáticos de la gran movida. Su reluctancia les convierte en idóneos para los quemaderos inquisitoriales que ya para ellos se caldean en estos mementos. Todo por no adherirse a la causa de la bestia. No se crean que es ningún cuento chino lo del anagrama fatídico con los seis números del anosmia. Sus siglas vuelan por el círculo virtual de Internet. El antecristo hará milagros. No he visto película más alevosa que una protagonizada por Antonio Banderas y que se titula The Body, toda una diatriba contra el depósito de la fe, una negación de la soteriología, de la divinidad de Cristo y de su existencia, un alegato infame contra la resurrección. La daga venía envuelta en guantes perfumados, pero la seda no podía ocultar el brillo del alfanje, puesto que la daga estaba rodada desde un planteamiento inteligente y consecuente desde la primera a la última de las secuencias. Pero, una auténtica trampa saducea toda esta cinta maestra porque saduceos fueron los judíos que negaban la resurrección, siendo escarnecidos por los otros judíos, los de la rama farisea. Casi desde que inició su andadura esta misteriosa religión que predica olvidar los agravios y querellas, amar a los que nos persiguen, el desprecio a las riquezas y el apego a los valores espirituales sus detractores toparon siempre en la misma piedra de un único argumento: ser esta doctrina un amasijo de patrañas guisado a gusto de mujerzuelas y débiles mentales. Nietzsche, el cual tal vez había leído demasiado a Lutero, a Loyola y a Calvino, y que había sido capaz de descubrir las incongruencias de san Agustín sobre el celibato - que las tiene como las tiene san Pablo en cuya pluma retumba el eco de la contradicción y en todos aquellos que se han obsesionado con un único tema- blasfema: "Ese conjunto de afeminados son los enemigos de la raza superior, lo ario". Para el pensador teutón el cristianismo no era meramente un problema de bragueta, sino que su fundador era un invertido. Pero Arrio, siglos atrás, había sido seducido por el mismo espejismo y pergeñó una herejía a costa de la diferencia de las dos naturalezas que se observan en la segunda persona de la Trinidad en la que se inspiró el esclavo de un rabino judío, que era hombre rico. Me estoy refiriendo a Mahoma. El que había de ser azote de los cristianos tras la muerte de su amo y los desposorios con su viuda llegó a ser un hombre rico. Primera hégira. Un ángel del cielo le trae escritos los capítulos con todas sus suras del Alcorán. Sus seguidores viven en la ceguera siendo su religión un pisto o digesto de noticias y creencias del antiguo y del nuevo Testamento en los que se agazapa el arrianismo que practicaba el monje Sergio uno de los asesores del Profeta como las constantes genuflexiones o prosternaciones que se practicaban en los monasterios de la Tebaida. De los judíos tomaron la costumbre de no comer cerdo y de practicar la venganza y sigue a los nazarenos en sus prédicas en favor de la sobriedad y de la abstinencia de toda bebida fermentada. Hicieron suya la ley del Talión pero hay elementos paganos en este digesto de dogmas y de supersticiones que es la ley coránica, como santificar los viernes. Era el día dedicado a la Venera o diosa Venus. Su culto no posterga la lascivia ni todas las sensualidades del trato torpe por lo que asumimos que el mahometismo es religión cuya puesta en práctica no resulta del todo difícil. Es muy humana porque otorga a los instintos todo cuanto le apetecen, en contra del cristianismo que es ley arduo y fragosa que manda estar en todo vigilante, devolver bien por mal, amar a los enemigos y glorificar y adorar a la Trinidad, algo inconcebible si no se adscriba al código místico de la verdad revelada por la fe. A la legua se nota la vileza de condición de su fundador que era arriero o conductor de caravanas de camellos. En uno de sus viajes el auriga trabó contacto con un rico mercader hebreo al que acompañaba una escolta de renegados nestorianos y arrianos que eran gente versada en cosas de religión. Las escenas violentas que había presenciado durante el tiempo como faetón de camellos en mesones y posadas le hizo aborrecer del vino del que precave a sus seguidores. Él no podía ingerirlo pues era epiléptico y cuando le daba la gota coral quedaba como muerto. En esos trances decían los recueros que le seguía que quedaba como transpuesto y que recibía iluminaciones del cielo y que una paloma, el Espíritu Santo, bajaba del cielo, y, posada en su hombro, le intimaba las suras del libro de los libros. No hay más dios que Alá cantan los santones en lo alto de las torres a partir de entonces. Y no hay más cera que la que arde y si no aceptas pues te pasaré a cuchillo. Lo corean constantemente sus cadíes en una repetición de las cantinelas de los hesicastas; así la melopea sube a los cielos y de los viejos monjes griegos también heredaron el "tasbib" o rosario cuya cuentas se pasan el día entero acariciándolas con los dedos para matar el hambre o acallar la tentación de fumar. En las mezquitas el Alcorán enfundado en un repostero verde colocado debajo de una espada destacan por su sencillez y su decoración aniónica, herencia de la iconoclasia de Constantinopla. Mohamed, dicen, había nacido para profeta por que habló en el vientre de su madre, el arcángel san Gabriel vino a consolarle muchas veces, una burra habló en su presencia y luego la luna la partió en dos, de ahí viene lo del creciente, una higuera le vino siguiendo por todo el desierto de Arabia Feliz para escucharle y no se secó que siempre permanecía verde y daba brevas (éste es uno de los siete milagros) y al final de sus días descendieron los ángeles y depositaron su cuerpo en una zofra de color verde y el cuerpo subió al cielo lentamente. Mientras, uno de los suyos gritando no te vayas quedó colgado de uno de sus pies quedándose con una parte del cuerpo del profeta. De ahí lo del zancarrón de Mahoma que se venera en Meca junto con la piedra de la Caaba que bajaron los ángeles del cielo cuando vinieron a por él. Todas estas fantasmagorías suenan a secta pero han dado paso a la religión que lleva camino de convertirse en la primera del mundo.

Los que han convertido la fe en una obsesión genésica atacan a la jerarquía por el flanco desguarnecido y dan en el hito. Desde el concilio de Elvira en el siglo VI en que se preconiza el canon de la continencia para los clérigos esta disposición fue desatendida y no fue hasta ocho centurias más tarde en que el cardenal Gil de Albornoz, un reformador, amigo de Benedicto el papa de Aviñón y autor del "Colirium contra haereses" que no la impone en su archidiócesis de Toledo. Aquel guaje que se llamaba Juan Ruiz, buen galanteador de mozas aunque fuese cura protesta poniéndose al frente de todos los presbíteros y diáconos de Talavera, que estaban en pie de guerra contra el rescripto, solemnemente: "Eminencia, quitaínos las buenas para que nos vayamos con las malas. Cristo no impidió a sus apóstoles que se casaran". De poco le valdrían las reclamaciones al Arcipreste. Aquel contumaz cura mozárabe que inserta en sus composiciones algunas palabras del viejo bable (guaje, ome, furaco, garabato, facistelo, etc.) estuvo trece años nada menos en una mazmorra de la cárcel arzobispal de Talavera. Lo empapelaron de cánones. A veces los obispos han mostrado un comportamiento fiero nada evangélico y que no que se lo digan a François Villon, otro clérigo de las mismas características. Sobre ellos cayó el ladrillo de Roma. Cristo los perdonó. Nadie recuerda el nombre del mitrado que envió al patíbulo al autor del "Testamento", pocos habrían leído los colirios contra herejía del testarudo cardenal Gil de Albornoz, pero las generaciones presentes y las venideras siguen solazándose con la cuaderna vía del arcipreste algo débil habiendo "mozes" por medio y puñetero, o con sus fervorosas loas a la Virgen María. De lo que se trata mediante la elongación de tanto ánimo confundido y criterio perverso es de invertir los valores, atacar a la Iglesia aparente por la esencial. Se trata de melindres que esconden un anticipo de la persecución venidera. Cristo les estorba a los globales y a las fuerzas oscuras porque Él ya lo dijo: "Todos los que dan testimonio de la luz están de mi parte".



Capítulo 67

NUEVA YORK

 

Nueva York transforma, contamina, sublima y a la vez rebaja al estado cero. El hombre se siente hormiga y gigante a un mismo tiempo. Repele y rechaza a la vez. A mí creo que me rechazó pero releyendo algunos de mis apuntes y crónicas de entonces e interesado por los artículos en el "País" de Elvira Lindo, corresponsal allí, la cual hace un periodismo ágil audaz y a la vez procaz que escandalizará a los reaccionarios y los/las que consideran el oficio de escribir un eterno mirarse en el ombligo y enjabonarse unos a otros –los artículos de la Lindo yo los pondría como paradigma de los ejercicios de estilo y de lo que debe ser esta profesión, si no vale oiga, dedíquese a otra cosa-dentro de la urna de cristal, pues a algunas debajo de la pluma se les notan los correajes de la Sección Femenina disfrazados de un falso feminismo, he descubierto que en verdad tengo nostalgia de Nueva York que fue para mí una especie de tierra prometida. Se asustan de lo estridente pero Nueva York es un sitio estridente como que fue fundada por ex presidiarios y por mozos de cuerda que venían huyendo de la quema de Europa. Volví moviendo la cabeza como Paco Martínez Soria "la ciudad no es para mí" y ahora, al cabo de casi treinta años, silbo por las aceras con Frank Sinatra: "New York. New York". La calle allá habla un lenguaje directo, duro y coprológico y en la sartén de la conversación hierven los tacos pero no por soltar algún que otro "caspita" neoyorquino un escritor no es mejor ni peor. El mundo es ansí, ya lo decía Baroja y no como los inquisidores y los zenones de oficio sin beneficio quisieran que fuera. La ternura late en el meollo. Por fuera NY es una ciudad ácida y llena de pinchos. Por dentro dulce almíbar. Profundamente humana. Sofisticada y paleta a la vez. Todo el mundo diciendo fuck, dólar, shit y wuau. Capital de lo in y lo out. Pero allí nunca pasa nada y ocurre todo. Es la capital del mundo. Un melting pot que indica el modelo del futuro en el que hay que aprender a vivir y a convivir razas y religiones. Fue toda una universidad la estancia de cuatro años corridos allí. Por lo menos aprendí sabiduría de calle (Street wisdom) ahora un quidam va y me dicen que hay que vigilarme, que me meten en un manicomio y me den jarabe de palo. Ejerzo desde aquí mi derecho de réplica, desde estas hospitalarias páginas donde hay un director que es de nuestra escuela, la vieja escuela de Emilio Romero, que nunca te tiraba un artículo, ni se asustaba por nada, sindicalista polémico que venía desde el Falangismo de la libertad Y de la profesionalidad. Déjalos que se desahoguen. ¿No somos libres como ellos cacarean con tanta prosapia a bomba y platillos desde sus antenas de propaganda? Pues eso, somos libres, o eso espero. Habiendo padecido el acoso de una de esas prójimas que me mandaron al mar de hielo y al regato como aquel que dice por esos convencionalismos de ciertas féminas pacatas (en la era Aznar ocurrieron muchas cosas raras y me siento mucho más a gusto en la España de ZP, pero vuelven a soplar vientos de intolerancia y de caza de brujas) usted sobra, váyase a su casa, y hasta una fulana en un pedido me envió a la Hemeroteca una cuerda para que me suicidada (rechacé el ofrecimiento pues un judío no se suicida jamás pero en vez de balas le devolví la pelota con un ramo de rosas por Interflora), me creo en el deber moral de defenderme con un canto a la palabra, con un "I love New York, New York, amo la libertad", que me sale del alma. Un aviso a navegantes. Porque aquí la derechota, más papistas que el papa, se sienten tan pronorteamericanos que parecen haber aterrizado en estos predios desde un barrio de Miami donde se practica un anticastrismo de pistola y de cloaca. Vuelven los vigilantes de la playa, los policías del pensamiento, los comisarios de la Verdad, su Verdad. Y es tanta la aversión que nos tienen estos demócratas de barniz que aquí puede prepararse hasta un magnicidio como hicieron con Carrero Blanco u ocurrir otra hecatombe como el de las idus de marzo. Eso no es América oiga, sino una deformación barata de ese gran país. Y yo soy una rata neoyorquina. ¿Epater le bourgoise? Pues sí. Creen vivir en un mundo feliz pero déjense de hacer palotes y de pintar angelotes, incluso bilingües y trilingües siempre serán tontos como le dijeron una vez a don Salvador de Madariaga, "tontos en nueve idiomas". Que lean a Huxley un gran escritor británico algo profeta que trató de demostrar a sus contemporáneos el callejón sin salida al que su incontrastado optimismo les había llevado los políticos en entreguerras con su lenguajes prebélico. Luego Bush, Reagan, la Thatcher y Blair volvieron a la carga. Con sus martingalas de armas de destrucción masiva, etc. Yo amo a New York y en este amor va incluido el recuerdo tierno de aquellos vecinos que cocinaban una tarta para ti cuando veían aparecer el capitoné de las mudanzas por el barrio y tú estrenabas nuevo hogar o que te entregaban las llaves de su "carro" si a ti se te había roto el tuyo. Gente sufrida, trabajadora, magnánima, cordial, ordinary people, gente corriente de un país en el que nacieron dos de mis hijos y en el que todo es grande: las nevadas, las tormentas, los ríos, las montañas. En Chicago se podía cortar el aire una tarde de calma chica a 47 grados a la sombra y en Staten Island con una ola de viento polar estuvimos a 32 bajo cero. Un país, en definitiva, en el que nacieron dos de mis hijos. Un país cuya lengua y literatura creo conocer bien como anglista pero en el que no me gustaría vivir a no ser que a la fuerza me exilien. Sigo siendo una rata neoyorquina trasterrada a Madrid. New York. New York. No trato de escandalizar pero asumo que veces redacto no para unos lectores sino para poner orden y claridad a mis propias ideas. El que quiera que no me lea (este es, supongo, un mundo libre) pero que no me insulte. Por favor, señora funcionaria, manos blancas no ofenden pero hay que reconocer que usted tiene unas zarpas brutales de felino. Quiso clavarme sus sucias garras pero va jodida. Llevo dándole a la tecla desde hace más de 45 años corridos. Me han salido y se me han caído los dientes en este oficio. Gozo de una cierta vitola profesional. El hecho de que sea yo un periodista incomodo o que le escandalice a Vd. que vive en una nube y en el dulce encanto de la burguesía no significa que mis prosas que (escribo a sobaquillo de refez, sabe lo que es refez, pues si no, mírelo en el diccionario, y a veces con mala leche) sean tan malas. Que a Vd. no le gusten ese es otro cantar pero no me acuse de acoso que yo no la conozco de nada. Por culpa de prójimas como usted y gente muy engallada de la Cuerpa he tenido yo muchísimas contradicciones y persecuciones. Quisieron acabar conmigo. A vuesa merced le encantan los mansos, por lo visto, pero yo soy un mihura. Bendito sea Dios que no todas las mujeres son así ni padecen homofobia. Respete mi libertad como yo respeto la suya. New York. New York. I love New York.

Y voy con el otro. Debe él ser un gudy y yo un bady y para colmo me cuelga el sambenito de que soy anti-norteamericano. Si esos no son coacciones (encima me llama provocador) y amenazas que baje Dios y lo vea. Me quieren llevar – otra vez- al gulag y por ahí andan hablando tíos de meterme un tiro por picajoso. El presidente Bush me parece respetable pero caudillista en su gestión política y que habla un lenguaje muy "peligroso". Mucho más peligroso que yo, que no tengo ni pistola ni lanzallamas, ni carros ni aviones supersónicos. Sólo mi pluma y una triste navajilla para cortar el pan. Usted sí que es un peligro en el foro si sigue profiriendo amenazas bajo pseudónimo...Cualquier madrugada pueden llamar a la puerta y no va a ser precisamente el lechero. El tal Judex puede ser un golpista disfrazado de cristiano de base o de cursillista de cristiandad y sus malos modos no me gustan como tampoco sus malos pelos si es que le queda alguno. Sus gestos y sus palabras de topo del Circus o la Gestapo. Habla una jerga antigua como Humphrey Bogart. Y me asaltan estos pensamientos cuando vuelvo a releer una de las grandes novelas del siglo XX: "El Lamento de Portnoy" de Philip Roth un profesor de origen judío, aun a riesgo de perder un poco las formas. Sansirolés, cursis, doctrinos y viejos cursillistas de cristiandad abstenerse. El cristianismo, la literatura, el periodismo son otra cosa. Y al hilo de la glosa de este gran libro he hilvanado un ensayo para mis memorias de la Big Apple. El empiece no puede ser más tremendo porque Roth lo que intenta es romper los tabúes victorianos que tanto daño han hecho a la lengua inglesa y que regresan como vuelven siempre las cazas de brujas y los inquisidores. "Cuando el cuervo vuela bajo hace un frío del carajo". "Tu pene enhiesto y se acabó tu sabiduría" o "cuando las ganas de joder aprietan ni a los muertos se respeta". Todos estos son refranes yiddish. He encontrado durante los largos años de mis aficiones paremiológicas un sorprendente paralelismo entre las consejas en español y las judías. Eso por una parte. Por otra, el refranero castellano se parece mucho al ruso.

En efecto, el aforismo del gueto " con el miembro en erección la lógica está de más". Esto es: que somos barro y que el ser humano a través de su animalidad rinde tributo a los instintos. Yo lo escuché en un cafetín del Lower Manhattan (me gustaban los tupís judíos y había uno Staten Island donde yo asistí en los setenta a la llegada de miles y miles de judíos exilados de la URSS, y a la de las excavadoras de las inmobiliarias, misterios del mundo, y desparecieron más tardes los cilancos y las grandes charcas, el canto de los patos salvajes sustituido por el ronroneo del tráfico). A NY le entró la "cupiditas aedificandi" (el morbo del ladrillo) de los romanos. Levantad casas malditos. Construid una nueva torre de babel. Roth se erigía en heraldo de un mundo por llegar. Se adelantó a su tiempo. Por eso está considerado como un autor maldito que ha padecido en su carne el flagelo de la caza de brujas. El mundo se acelera de una forma imparable. Me invitaron varios veces al templo esto es a la sinagoga pero a mí me daba corte colocarme la yamulka en el occipucio que me sentaba que ni pintiparada y verdaderamente tengo cara, la nariz sobre todo, de judío pero no hacían más que hacerme preguntas y había un paisano que se parecía mucho a mi abuelo Benjamín al que colgaban los flecos de las filacterias (los sefarditas se colocan para orar en los cuadriles una especie de faja) que eran exacta a la largo ceñidor con la que el abuelo Benjamín, un auténtico padre para mí, se "atacaba" para no agarrar frío a los riñones. Se llamaba Samuel y un día me enseñó emocionado la llave de la casa de un pueblo de la provincia de Segovia: Coca. Sus ancestros debieron de ser, pobres, los protagonistas de aquel triste éxodo hacia Berbería que cuenta El Cura de los Palacios en uno de sus almanaques, la llave guardaban y algún día regresarían tal vez al hogar del que fueron despojados. Me quedé de una pieza y no regresé al Templo en bastante tiempo pero con motivo de la muerte del generalísimo fue invitado allí a un kadish o responso. Corría diciembre del 75.

¿Franco era judío? Esa era al menos la tesis de un libro que yo tengo inédito Franco y Sefarad un amor secreto. La puesta infurió a tirios y a troyanos. Yo no sé si era o no de origen sefardí el anterior jefe del Estado. Pero hecho ineluctable era que el apellido Franco lo es. Como lo era Cisneros. Fray Francisco heredó el toponímico de un pueblo palentino. Tiene la cosa tres pares de perendengues. Resulta que la herencia que desparramaron los godos entreguistas y corruptos la trataron de recomponer los dos franciscos fautores de la unidad española. Los Franco me caen bien. Pero más Ramón el aviador republicano – su mirada llevaban la llama del fuego sagrado- o don Nicolás buen diplomático algo putero y gran vividor lo mismo que doña Pilar que era una cachonda mental. Más que el Dictador al que otro compañero de armas, el inefable Queipo, le llamaba la "culona". Siempre lo tuve a Francisco Franco en un pedestal y un soldado valiente (innegable) pero mis colaciones últimas sobre la guerra civil dan a entender que en el escalafón había generales mucho más brillantes que él; como Rojo y Casado que hablaban varios idiomas incluso el árabe y Franco nunca llegó a dominar ni el inglés. Todos estos postulados revisionistas, con todo, nunca me apartarán del amor que profeso hacia Pachín y hacia su familia. Pero yo en su capote no me hubiera alzado, mediante apoyos y contubernios económicos de don Juan March, el banquero de Mallorca, contra el gobierno legítimo, provocando una tragedia fratricida cuya culpa y estertores aun arrastramos. Asimismo, hizo una guerra "a la africana" con mucha infantería y derroche de hombres. Sus otros compañeros de armas, que conocían bien a "Franquito" y lo despreciaban teniéndolo por un don nadie en el escalafón, respondieron con la misma moneda. Tal cual, el general Rojo, que era un formidable estratega. Eso prolongó la tragedia. ¿Pudiera haberse evitado? No sé. Que la historia lo juzgue pero es irrefragable que Franco amaba a su patria, a lo mejor equivocadamente, tal vez demasiado. Y que le echó cojones. Uno cojones equivocados seguramente. Luego en política le dieron resultado sus juegos camaleónicos. Un buen táctico, se pegaba al territorio, arrastrándose bajo las alambradas y guardando un bajo perfil. No nos engañemos. Ganó y su victoria, para bien o para mal, fundó la España moderna y nos legó un estado "social", el de Girón, ese que hoy disfrutamos y padecemos y que muchos montados en el dólar y que piensan que esto es Hollywood, la cara más impresentable del capitalismo más bronco olvidan. Buena gana de lanzar coces contra el aguijón. Sin embargo, convendría entender a Zapatero: los otros generales merecen una vitrina y su nombre glorioso en los anales. Y un lugar al sol en el Museo del Ejército. Si la memoria histórica se conduce por los cauces correspondientes, y no se convierte en trampolín de odios y de vesanias, esta reivindicación puede ser bálsamo a los costurones desgarrados del alma de España. Imitemos a los norteamericanos en eso que también tuvieron una guerra civil. Y en Nueva York se rinde honores al sureño Lee que era de los "malos". El gran derrotado en la película "Lo que el viento se llevó". Franco no se enriqueció a costa del erario público y llevó vida modesta y familiar, austera, amante de los libros y del campo, y en sus gustos y discreción se reveló como un pequeño burgués judío. Le gustaba Stefan Zweig y Lajos Zilahy. Disquisiciones aparte, lo que no cabe duda en esta hora en que todo el mundo le calumnia y le insulta, el hecho es su innegable amor a la patria, su austeridad, su distanciamiento de la pasión española y eso que amaba a España con todo su corazón y hay algo mesiánico y misterioso en toda su vida y obra. Y he llegado a la conclusión de que los judíos a los que salvó a miles de las garras del tirano a través de sus embajadores en Atenas. Bucarest, Budapest, Sanz Bricio, [lean un libro descatalogado del gran periodista de "Arriba" Eugenio Suárez. "Corresponsal en Budapest"] le sustentaron en el poder con maniobras ocultas dirigidas desde Wall Street. Todo eso es impepinable guste o disguste. Por eso me insubordinan las mentiras propaladas por un menda en una televisión la otra noche que decía que el general Franco con una mano mojaba los churros en el café y con otra firmaba las sentencias de muerte. Wrong. La condena a muerte de Grimau le costó dos noches sin pegar ojo. Ese tal Herrera especialista en prensa de la entrepierna dicen que es poeta (¡caspita y pardiez rediez como deben de ser sus versos!) y uno de los más eximios practicantes de lameculismo catatónico-tontonico y de coyundas y de líos de la jet que interesarán sólo a su padre pues yo tenía un capitán que odiaba la pornografía y cuando veía a un guripa con una revista pornográfica entre las manos se la hacía pedazos: "El sexo en directo y en privado, chaval, te van a doler los cojones de tanto mirar esas porquerías". Bueno, pues valga esta larga digresión para meternos a analizar una de las grandes novelas del siglo XX "El lamento de Portnoy" de Philip Roth un profesor de Columbia hijo de supervivientes del Holocausto. El eje de marcha o argumento de esta novela sin argumento hilvanada a base de calas psicoanalíticas en las que se acomete algo tan moderno como es el rechazo a la figura del padre, la vida paranoica inmersos en el ruido de Manhattan, la gran manzana, la pina cucaña donde solo los mas ardidos trepan al mayo encerado y resbaladizo y los demás quedan tirados, el onanismo, el mironismo, el fetichismo, los complejos de Edipo, los negros, las calles de la urbe huelen a negro, el racismo, los prejuicios religiosos o étnicos, la equiparación de Eros con Tanatos. Un mordisco a la gran camuesa. El libro está contaminado de Nueva York la ciudad automática de Camba trufado de metáforas eléctricas. Las frases son como latigazos de buena literatura pero así es como habla la gente en Nueva York. Las descargas estáticas están por toda la urbe, cuando tocas un picaporte o pisas una alfombra. Allí la eutrapelia a lo Azorín y a lo Miró estaría mal vista. Un año en la ciudad y se te quita la gazmoñería. Se lo recomiendo a esos cursis que hablan de análisis de textos y de pretextos y escriben como si fueran cursillistas de cristiandad. Oiga, váyase usted una temporadita a NY y déjese de foros y de practicar el autobombo y no nos venga a hablar usted de sus libros que son todos muy malos, que aunque tienen premio quizás también tengan bicho, un bicho golpista, claro es. Lea a Philip Roth creador de mundos y de personajes como "Bubbles" la Burbujitas, la putita, que no es otra a mi parecer que la gran meretriz onírica del Apocalipsis. Recíclese, póngase las pilas. La literatura y el periodismo son algo más que un ejercicio de redacción o una excusa para que a uno le llamen guapo y le lancen, los muy capullos, mensajes de amor o de odio por el foro. ¡Cuan bien escribe este chico/chica! Tú llegarás… a dar con la cabeza en un pesebre. No han vivido en Nueva York, la ciudad metáfora, no han ido al reencuentro con la metanoia y la paranoia. A mí Nueva York, la ciudad santa y maldita, mitad nueva Jerusalén y mitad Babilonia, me cambió la vida. Sé lo que escuece que te llamaren perro judío, que te marginen, que te pongan, por decir la verdad, contra la pared. ¡Oh, I love New York! Y este es el New York que surge en el "Lamento de Portnoy libro clave (está editado por Bruguera en castellano), que hablando de marginales, de negros que huelen mal, y taxistas polacos con cara de buey y apellidos impronunciables y pistonudos, como Brzezinsky, Wojtyla y Auschwitz, donde abundan las x, las w, las z y las y, son el rostro impresentable de un catolicismo fanático y caballuno. Yes. I love New York, pues si sobrevives allá puede decirse que amas y entiendes el mundo. Te reconcilias con él. La novela ya no es la misma desde que Henry Miller y el propio Roth asomaron la gaita en este oficio. Y escribieron "Trópico de Cáncer" y "El Lamento de Portnoy". Ambos escogieron el pretexto del sexo para hacer balance. Y con tales autores se comprende lo que anunciaba Jeremías sobre el destino final. New York. New York. I love NY. Oh yea. Los jadeos del orgasmo se parecen a los de la agonía. El protagonista no da paz a la mano y siempre haciéndose pajas. Debajo de la gabardina, utilizando un calcetín y a veces la pulpa de una manzana donde apunta sus dianas (las manzanas tienen cuerpo de mujer, no puede estar más lograda esa imagen), un guante de béisbol. Se pasa horas en el water. ¿Qué hace ahí tantas horas este chico?, pregunta la mama. Nada, un poquito de diarrea. Y estaba meneándosela, no podía parar. Sus profanaciones poliúricas llegaban hasta la bombilla o estallaban sobre las bragas o el suso de las hermanas y otras prendas femeninas que habían sido puestas a lavar. Quería embadurnar el mundo de líquido seminal. Era incontenible y un obseso sexual. Tenía fijación con el pussy (órgano de reproducción de la mujer y lo que en bable llaman "el ratu" y en castellano de mil y la bimba de maneras). Pero el protagonista no es más que un alma cándida empecinado en ese cherchez la femme o búsqueda del eterno femenino que nos hizo perder tanto tiempo y por el que se comenten tantos disparates: Roth nos muestra que las palabras no son sucias ni limpias per se: la suciedad y el morbo están en la boca del que las pronuncia o en la oreja que las escucha. ¿A qué, por tanto, tanto rasgamiento de vestiduras? Un adolescente, velay, que nos recuerda al adolescente que nosotros fuimos. Atormentado por la culpa, el miedo al infierno, la rebeldía, etc. Pero a través de estas, a manipulaciones masturbatorias se puede hacer crítica social y reflejar el estado de cosas de un universo que se fue y en el que nada cambiará porque en la naturaleza todo sigue igual. Soflamas de un judío llenas de ironía y de piedad para la humanidad. Yo creo que se trata de un libro místico. Impregnado de ternura y de crudo humor judío en el que no se deja títere con cabeza. Los cromos y los clavos de Cristo. Esa sonrisa meliflua de algunas imágenes religiosas de tan mal gusto. La mula y el buey y el pesebre y sonando en toda la barriada el disco rayado "Noche de paz" como si fuera el himno nacional. Y en el show de Jimmy Carson altas horas de madrugada escuché yo unas navidades un chiste de un chouman que anunciaba: Este año no va haber Navidad, troncos, ¿Por qué? La Virgen toma la píldora. Jajaja. Un poco fuerte y crudo la verdad pero hay que recordar que los cristianos no somos fanáticos islamistas, ni empuñamos la cimitarra cuando escuchamos mofas semejantes que en realidad sirven para rebajar un poco la tensión. A través de esta novela he vuelto a revivir mis vivencias neoyorquinas. La Nochebuena solía coincidir con la Janucha y allí teníamos al vecino italiano que montaba un gran pesebre en la antojana con un misterio muy relamido y el Niño Jesús sonriendo entre las bombillas a veinte bajo cero, y al de más allá (protestante) un árbol de Noel mientras los altavoces colocados en el balcón emitían a toda mecha los sonidos de O Tannen Baum en alemán. Los judíos para no quedarse atrás ensamblaban casi con las dimensiones de un andamio el candelabro de los siete brazos. Este absurdo me hizo recapacitar de lo paradójico de nuestras disputas. Y de que ellos, los promotores de la modernidad en el mundo actual y que han sufrido persecuciones por contar la verdad, aunque hay algunos que los encontré fanáticos y muy cabezones, llevan la razón en este absurdo de las creencias y de los mitos y que los cristianos hemos hecho una caricatura de nuestra fe contaminada de aditamentos paganos. Y la llevan más que un santo y gran parte de ellos eran santos, pero santos laicos, no santurrones ni capullos. Comprendí – me ha costado años de cavilaciones- la tragedia del Holocausto como apéndice o corolario de la Crucifixión. Son dos acontecimientos históricos que se complementan, no se excluyen por más que algunos traten de verlo así. Dos hechos que han redimido al ser humano con sangre y dolor, el uno en el plano soteriológico y espiritual y el otro en su parte material porque el Holocausto ha acelerado la Historia que ha entrado en un carril vertiginoso con la era de las comunicaciones. También entiendo a Agustín cuando desde su invitación a leer y meditar (tolle et lege) llamaba a los judíos nuestros hermanos mayores. Que van por delante en la Historia. Por más que dicho camino esté lleno de abrojos, plagado de contradicciones. Y también entiendo al presidente ZP reatando cabos y tratando de meterme en los ojos del otro. Se consuma el mensaje salvífico de Jesús: "Estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos". Pero la Iglesia institución ha cometido muchos pecados (el poder corrompe y el poder absoluto corrompe más que ningún otro). Por desgracia no ha sido madre sino madrastra para algunos de nosotros.¡Qué lío, Dios mío! Pero yo seguiré aferrado a mi canon muzárabe y a mis salmos en latín. Abrazado al rito ortodoxo más esencial y antiguo que el romano. Se lo debo a mis hermanos rusos Creyendo y amando a los judíos de la misma forma que espero que ellos me perdonen, aunque no puedan amarme, a mí, pecador.

La mayor parte de mis vecinos y amigos en Nueva York una ciudad dura practicaban la religión mosaica. Muchos me abrieron las puertas de su casa. Otros me seguían considerando como un goy (pagano). Pero en aquella época todo se impregnaba de amor y de humor judío. Los grandes guionistas de Hollywood eran de este origen y los actores: Jack Lemmon, los Hermanos Marx, George Burns, Peter Ustinov, Polansky Samuel Bronston- todo aquel gran cine que vimos en nuestra infancia que nos hizo reír, llorar, enamorarnos y sufrir- y hasta Charlot. Charlie Chaplin tuvo que abandonar California a causa de la "caza de brujas" del presidente MacCarthy. Lo cierto es que la literatura americana, el cine, las artes, se hubiera quedado en nada sin la contribución de estos autores: Herzog, Salinger otro obseso sexual que psicoanaliza a otro adolescente en "El guardián sobre el centeno", John Updike, Arthur Miller y Marylin, Norman Mailer etc. A este último nunca le pude sufrir porque me parece algo libelista en sus planteamientos contra Europa. Ellos fueron los diseñadores de esa América que yo amé, la de Kennedy, la de la alianza para el Progreso (yo no soy antinorteamericano ni antisemita ni antinada por Dios, que yo soy de Segovia, y mi equipo la Gimnástica desde que era rapaz). América en estos años tenía una faz atrayente – las sentadas contra la guerra, los discursos de Martín Lutero King "I had a dream"- que se ha venido al traste con esa derechización ideológica impuesta por Bush y sus aláteres. América se ha vuelto gazmoña, prudish, políticamente correcta y gazmoña. Este victorianismo del nuevo doble lenguaje me saca de quicio; no se puede pronunciar la palabra cunt, prick, shit, sempiternas en el lenguaje coprológico de las tribus urbanas porque te echan del chat o te motejan de machista. Nada de machista. Simples facts of life. Una América que es consciente de que se ha metido en un jardín en el Irak, una guerra que no podrán ganar porque el sofisticado ejército yanqui carece de una básica y leal infantería y tiene que echar mano de los británicos. O de la catapulta. Eso sería el apaga y vámonos. Los ingleses sí que tienen una buena infantería. A veces hasta brutal. O de los hebreos que también la tienen (la mejor del mundo) y así y todo Olmert está pasando por dificultades en el Kenesset donde se cuestiona el fracaso de la última guerra del Líbano. Pero mejor incluso que sus infantes es la inteligencia de los israelíes y el humor de sus escritores y cineastas. Ellos han proyectado la noción de un Daniel en el pozo de los leones. Israel siempre en mis labios que nunca se vaya esta palabra de mi boca. Y así nos hemos sentido algunos, como el bravo Daniel en la leonera, cercados por la calumnia, la frivolidad, las soflamas de los mediocres que no podrán entender ni a América ni a Israel. Reconozco sin embargo que no es fácil y a veces cuesta pero el mundo ira adelante. En el Lamento de Portnoy, una cura inteligente contra el antisemitismo de nuestros días y el pesimismo que nos invade, también lo pone. Cuando yo aterricé en Manhattan el 30 de noviembre de 1976 un casero ruso de origen judío me buscó apartamento. Cuando abandoné la ciudad un 25 de abril de 1980 al pasar por Brooklyn escuché el canto de las plegarias sabatinas a un rabí en una yashiva o seminario que alza su mole junto a las pilastras del puente. Ambos detalles fueron en mi vida todo un signo misterioso. Somos carne de dolor. I love New York. Lo cantaba Frank Sinatra el cabaretista neoyorquino italojudio símbolo de estos tiempos. Un judío en el Eliseo. Zarkozy le juif. No ocurría desde Mendes Frances. Zarkozy, derecha maquillada, Ersatz, sucedánea, derecha enmascarada porque aquí nada es lo que parece, viene del Nombre de la Rosa. La Rosa. Siempre la Rosa Recoge el guante en un momento difícil. Francia es un polvorín. Veremos a ver qué pasa pero aquí son muchos los que insidiosamente quieren sacar tajada e interpretar su elección como una amenaza para un ZP acorralado por la derechota. Aquí un gobierno de la derecha podría armarla y tendrían que enviar los USA a la 82 división aerotransportada con sus marines. Zapatero resiste. Está muy cargado el ambiente. Nos sobran odio e ignorancia y nos faltan tolerancia e información. España y Francia son países distintos y distantes aunque estén puerta por puerta. Veremos a ver que pasa pero aquí no pasa ná…. Mientras tanto, E la nave va. Yo canto por las aceras de Madrid el himno a la Gran Manzana de Frank : " I love New York". Ella me hizo escritor y periodista. Y concebir el mundo de otra forma. Tengan calma. Haya paz y lean esa obra maravillosa que es el Lamento de Portnoy. Se lo recomiendo junto con los artículos de Elvira Lindo.





Capitulo 68


TOLSTOI

Tolstoi es el genio egocéntrico alternante contradictorio en cuya persona se alcanza la cima en literatura rusa y acaso también de la novelística de todos los tiempos. Los periodos de fervor religioso los alterna con visitas esporádicas a casas de tolerancia o yaciendo en plan aquí te pillo aquí te mato con las mujeres de sus siervos por lo cual se crea en su espíritu un ridículo complejo de culpa que le conduce a la actitud de poses beatonas y compungidas. Parece que toda su vida estuvo prendiendo una vela a dios y otra al demonio. Todo lo anota. Es un autor que suele dejar poco en el tintero pues sabe mejor que nadie escribir largo sin caer en el solecismo farragoso ni en el tópico. Todo lo rumia. Es el típico literato que se autoflagela sin que los hechos y aconteceres de su peripecia vital lo apabullen. Conoce el secreto para sacar la cabeza a flote en medio del torbellino. De su particular autoflagelación salen cuentos y novelas y en su afán de introspección guarda analogías con Fran Kafka. Se entusiasma con el evangelio de San Mateo y con Rousseau. Brujulea entre los fervorines místicos, la lascivia y el complejo de culpa. Sus prosas de exaltación evangélica hasta pudieran resultar nihilistas. Es un iconoclasta a la vez que un esmerado pintor de iconos. En sus escritos surgen los cantos de alabanza jamás escuchados hacia la persona de Jesús compaginadas con diatribas hacia los popes y hacia la iglesia estamental. Dice cosas muy crudas y acaso exageradas de la Ortodoxia denominándola lugar sin más alma que el vacío de una mascara. No es un escritor divino a lo Dostoyevski de cuya profundidad carece. Vividor y realista, su tinglado se monta de tejas abajo. El más allá le preocupa menos que el dolor y el sufrimiento del ser humano como ser para la muerte. Su religiosidad se convierte así en filantropía. De modo que resulta el más humano y compasivo de los escritores. Si de tarde en tarde se mofa de Iván Turgeneff y con Turgeneff de toda la escuela occidentalita de Petrogrado, mentores de la idea del cambio y propulsores de la democracia decabrista, Tolstoi se siente desconcertado cuando llega a Londres "una ciudad de autómatas" en la que se percibe la decadencia y el egoísmo de occidente donde todo es tan frío o en Paris donde se indigna ante los despojos de Napoleón el insolente genio de la guerra. Veía en Bonaparte un precursor maligno de Hitler y no toma partido Tolstoi ni por los zapadnietski o defensores de la occidentalización rusa ni de los raskolniki mentores a ultranza del nacionalismo cósmico y de la idea mesiánica de la Santa Rusia. El 3 de marzo de 1861 cuando el zar proclama la manumisión de los siervos anota Tolstoi en su diario la grandeza del acontecimiento tan trascendental para los destinos de su patria. Dicho amor y deferencia para con los humildes no obsta para que continúe conservando sus maneras aristócratas de barin rural que con frecuencia utiliza el knyt (látigo) para golpear a los criados perezosos. Cuando era oficial en Sebastopol a su ordenanza también le mide las costillas por el menor pretexto con frecuencia para desahogar su frustración. Tolstoi de baja estatura (media un metro setenta) era sin embargo muy forzudo. Idealista puro y siempre saliendo en defensa de los ideales y aspiraciones más nobles en su vida privada, según sus biógrafos se, distinguía por la tacañería. Contaba hasta la última copeca. Y sin embargo gran jugador era capaz de gastarse un millón de rublos a la ruleta durante una sola noche. Carecía de sentido de la medida. Él era grande como su obra misma. No tiene moldes. El conde Tolstoi es occidentalista y rusófilo según que racha o qué viento sople. El mayor de los escritores rusos no pertenece a Rusia ni a sí mismo. Pertenece al alma humana. En su trascendencia se muestra universal. Puede defender con entusiasmo el valor eterno de la literatura sin las contaminaciones espurias de la política para mejorar la vía de conocimiento hacia las verdades inmutables del ser humano. Huye del mundo, se refugia en su hacienda, en su dacha, pero tampoco puede vivir sin la comunicación de las gentes. Es un filántropo un propedéutico y un pedagogo y al mismo tiempo dentro de su aura de misticismo flota un ambiente diabólico. Su conocimiento se acerca a las verdades inmutables del alma humana pero con frecuencia reniega de su afán esteticista, sale de su torre de marfil y huye a los prostíbulos y las tabernas. Pero también existe otro Tolstoi político que redacta manifiestos que asume posturas y escribe cartas de protesta al zar o libelos a favor de la manumisión de los siervos. Redacta pancartas contra la guerra. Son interesantes asimismo sus relaciones con Turgeneff al que maltrata de palabrea y de obra llegándole a desafiar a duelo, que nunca se celebró. A pesar de que el autor de Humo fue el que introdujo a Tolstoi en el mundo literario de Petrogrado. Semejante desafección habla de una cierta mezquindad por parte del genio aunque bien puede ser que sus altercados fuesen resultantes no más que de sus celos. Celos literarios. Pasó algún tiempo en una comuna y de hecho fue uno de los primeros autores comunistas que se adelanta a Karl Marx y a los rabinistas ingleses con el evangelio en la mano, lo que implica una crítica demoledora de los principios de la iglesia establecida, pero no es capaz de arrogar los usos y costumbres, hez del decadente occidente, que con la pluma fustigaba pero a los que se abrazaba en la vida real. Le roía la pasión del naipe. En su vida privada resulta un pedagogo y un inmoralista a la vez. Magnánimo y cicatero frecuentador de ventorros y lupanares que sabe a la vez desenvolverse como pez en el agua en los ambientes come il faut de los salones peterburgueses. Es sátiro y fauno a la vez que manso galán enamorado y elegante autor de erotismo platónico. Estas son sus contradicciones. En él aletea el espíritu de la objeción. El arte es un perpetuo contraste, un unda maris que carece de ética como la propia historia donde la noción del bien y el mal se pierde en un laberinto de calles sin nombre que vive en perpetua contradanza. Son los movientes de sístole y diástole en los que se teje toda crónica. El novelista experimenta lo mismo que San Pablo del aguijón de la concupiscencia. Hace penitencia, se reprocha a sí propio su liviandad, formula buenos propósitos y establece un esquema de enmienda un plan de vida, pero vuelve a caer. Sus intenciones se desbaratan en un minuto nada más toparse con un bello palmito o con unas garbosas caderas femeninas moviéndose con contundencia. Dijo Lev Tolstoi que el arte es una hermosa mentira una visión espectral que interpone ante nosotros el diablo para que nos dejemos seducir. Menudean entradas en su diario con llamadas al propósito de la enmienda. Anuncia con frecuencia que dejara la literatura para dedicarse a peregrinar y que va a romper su compromiso con las letras pero un poco más adelante este minucioso memorialista dice todo lo contrario. Al autor de Ana Karenina el aguijón de emborronar papel le acucia hasta los últimos días de su existencia. Murió a los 82 años después de un berrinche con su mujer en la sala de espera de una estación de ferrocarril en el sector de Astapovo. Huía de los libros y del mal genio de su esposa; fue un vejador eminente este gran conocedor de la condición femenina. Y, ligero de equipaje, quiso ir al encuentro de la muerte. La vida y la obra del genio fueron una contradicción in terminis pero fue un favorito de los dioses. Tuvo suerte con las mujeres. Con los editores. Con el público. A los 24 años hace lo que tantos y tantos aspirantes a los laureles de la fama. Termina un manuscrito va a correos y lo envía a un editor al cual desconoce, cruza los dedos y espera en el maná llovedizo de los aires. Es cuando un escritor juega a la lotería y se marcan los rumbos de su destino. Tolstoi tuvo suerte pero esto no suele ser así en la mayoría de losa casos. Semanas adelante, el joven teniente artillero encuadrado en un regimiento de combate de Armenia recaba respuesta satisfactoria del editor. Su texto ha entusiasmado a Nebrashkov dueño de una imprenta en Moscú. Nebrashkov sería fiel a Tolstoi durante la mayor parte de su carrera literaria por encima de las veleidades, demasías y abusos tan característicos del literato. Aunque con algunas limitaciones, el librero promete dar a la estampa la novela que lleva por título Infancia. Se trata de una obra primeriza pero en la cual destellan algunas cualidades del que sería monstruo de la literatura universal como las dotes de observación o el plasticismo de sus descripciones, la soltura de las tramas, o la buena yuxtaposición o ensamble del escenario. En Adolescencia, que vendría de seguido, Tolstoi tantea el camino. Le falta aun mucho por alcanzar aquel estilo suyo tan peculiar y que es denominado en novela tolstoiana (novela río) que define a la vida y a los hombres a sus pasiones y dolamas. El ser y la nada en el tiempo finito porque en realidad el hombre no es nada. De allí en adelante la carrera del joven valor poco a poco y al igual el arroyo de aguas bravas descubierto por Nekrashov pasa a ser una inmensa red fluvial, un río caudaloso de aguas pandas como el Volga. En la inmensa estepa el torrente se calma. El lecho del río es amplio y hace meandros pero no se saldrá de madre. Tiene un objetivo la gran novela como testimonio de los avatares de la existencia humana (guerras amores, desamores, ascensos, caídas, el rotar de las estaciones bosques) el misterioso bosque ruso de Polaina. O casas que se deshacen, matrimonios rotos, incomprensiones, el valor castrense y la santidad, las rameras, los remeros los borrachos los monjes exclaustrados y esa inmensa población flotante de iluminados o yurodivi que recorre la estepa. Y por ultimo aborda el tema de la muerte. La pluma de Tolstoi transita como a lo largo de un espejo a través de estas realidades. Los tiempos mudan. Las estructuras avanzan o retroceden pero el hombre continúa idéntico a sí mismo. En sus perplejidades. En sus ensueños que el destino se encarga de desenhetrar. Esta es una de las partes del drama vitalista que plantea Tolstoi como Shakespeare, como el Dante, como Cervantes. Que nada cambia, que el hombre sigue siendo igual, pese a las redenciones y a los proyectos mediúmnicos, la acción filantrópica de los gobiernos, las predicas de los misioneros y los proyectos de reforma. Domaremos a la naturaleza pero al ser humano no se le podrá domar. Es incontrolable y problemático. La prosa de Tolstoi es plana y de una portentosa sencillez, mas, poderosa en su efectividad. No busca alifafes ni requilorios. La prosa de Tolstoi no es altisonante como la de Pushkin sino llana ni endiabladamente mágica como la de Chejov. Podrá carecer de la ternura de éste pero es más eficaz. Concibe la vida como un inmenso río madre en el que desembocan muchos afluentes y todos ellos van a dar a la mar que es el morir según el concepto manriqueño. El tono que elige es a la vez épico y elegiaco. Todo Tolstoi es el Volga. Un remero que cruza. Un batelero que avanza narrando y contando. En el alveo de este caudal fluvial está lo ancho y lo estrecho lo profundo y lo alto. En una palabra asume todas las dimensiones narrativas. Todos los perfiles. Carece de altibajos. Constituye un pavoroso enigma de sindéresis dentro de las fluctuaciones contradictorias del comportamiento humano. Una de sus obras menores pero que mejor definen su carácter y de las menos estudiadas es la muerte de Ivan Illich. Refleja un gran conocimiento clínico y eso que el autor no era médico. Sólo un profundo psicólogo. Se empapó de vida antes de sentarse a redactar. Extrajo Tolstoi su arte de la experiencia. Su trayectoria como artillero en una de las interminables guerras del Cáucaso fue determinante. Como soldado fue irregular e indisciplinado. Sólo le fue conferida la cruz de santa Ana de segunda clase. Nunca fue un oficial brillante como su hermano Nikolai. Sin embargo, sus aventuras bajo las armas serán el magma que impregne su potencial novelístico. En Crimea recogió datos para cargar el volcán narrativo que es Guerra y paz. En aquellas cargas de la caballería cosaca, en aquellos lances de honor, el robo, el rapto, la quema de aldeas, las batidas de tierra quemada o la ingesta de vodka siempre copiosa, la holganza con mozas y paseos a escondidas entre el oficial y la chavala que terminaban en el pajar. Amor a escondidas. O las noches enteras ante el tapete verde. Todo esto impresiona su sensible retina de escritor. Como visor de la vida humana en un par de líneas sabe captar una situación o esenciar a un personaje. En la muerte de Ivan Illich narra el drama de un matrimonio desvencijado de la pareja formada por Ivan Illich y Praskovia Fiodorvna. Él es un brillante magistrado al que le van bien las cosas. Ha triunfado en la vida pero no en el amor. Son frecuentes las riñas y los altercados con su mujer (quizás un traslado autobiográfico del borrascoso matrimonio del propio novelista). Ella es ambiciosa, dominante. Él es bueno pero débil. No obstante, Ivan se desvive por dar un buen pasar a su mujer y a los suyos. No escatima ningún esfuerzo para que a su familia no le falte nada de nada. El juez de distrito, Ivan Illich, consigue un ascenso y es enviado a otra provincia. Tanta es la ilusión que embarga al protagonista que en los trabajos de restauración y mudanza ayuda a los obreros y a los criados pero poniendo una cortina se cae de la escalera. Se lastima una costilla. Un golpe sin importancia; sin embargo aquella lesión intercostal va a degenerar en un cáncer. Para colmo, a su mujer no le gusta cómo Ivan ha decorado el nuevo hogar. Un drama. Tolstoi lo consigna en un párrafo". Praskovia Fiodorovna echaba la culpa a su marido de todos los reveses sufridos en la nueva residencia. La mayoría de los temas de conversación entre marido y mujer conducía a viejas querellas y a cada instante estaban a punto de surgir nuevos altercados. Quedaban sólo escasos períodos de amor que se hacían muy breves. Eran islotes a los que aportaban un momento para adentrarse luego en el mar de hostilidad latente en el cual el matrimonio naufragaba". En este libro plantea Tolstoi la soledad e incomunicación en la cual transcurren las vidas humanas incapaces de franquear las barreras de incomprensión y de egoísmos circundantes. Cada uno vivía en su mundo. Ivan en sus negocios curiales dentro del afán de una existencia anodina y de provincias. Creía darle todo a su mujer. Pero todo cuanto le daba no era bastante. Praskovia vivía en su mundo, en sus puestas de largo, en sus trajes de noche. En el fondo se mostraba resentida con su esposo pero disimulaba esta aversión bajo una capa de apariencias y de convencionalismos. No era capaz de entender a su marido a quien el fatal golpe en el costado se le había declarado en un dolor lancinante. Piensa a lo primero que es algo leve un simple mal de ijada. A veces se queja pero su mujer le dice le dice que es un aprensivo y un blando que vaya a un medico en vez de estarse todo el día lamentándose. He aquí otra manifestación de crueldad femenil. Acude Ivan a un especialista. Vagas respuestas. Que si el intestino grueso que si el riñón flotante. La enfermedad sigue su curso. Los dolores se hacen insoportables. Pero el hombre no se puede quejar ante su familia o le sale su esposa con cajas destempladas: "no te tomaste las pastillas". Su único consuelo es leer la Biblia y como Job cae en un letargo que determina su abandono. Todos lo han abandonado. La referencia tolstoiana es el gran libro de Job. En esta novela magistral no solo se traza un cuadro de costumbres de la época. Se va más allá al establecer un diorama de la soledad del hombre sobre la tierra. El tema no es la enfermad sino la incomunicabilidad de los seres. La soledad ante la muerte. En este retrato se podrán mirarse muchos ivanes Illich. Nadie escucha los lamentos ni se compadece de este Job ruso de provincias. El pobre tuvo una agonía terrible. Estuvo en un grito durante tres días. Sólo Gerasimo su fiel siervo le ayuda a portar la cruz en el último trance. Pasa las noches junto a la cabecera del enfermo sosteniéndole las piernas en alto para hacerle más llevadero los terribles dolores. El dolor siempre estaba ahí en las tripas agazapado, sordo, inexorable. La morfina no le hace efecto. Gerasimo con su caridad es el contrapunto al egoísmo de Praskovia. El enfermo aguarda a la muerte tendido en el diván. Tolstoi traza la desesperanza de un paciente terminal que vuelve la cara a la pared que llora en silencio. Los días se parecen a las noches y nunca acaba de amanecer. El paciente no duerme. Está postrado. Solo se amodorra algún rato en que le aquejan pesadillas. Se entretiene midiendo las grecas del techo empapelado de la habitación o contando los boliches del cabecero de la cama. Toca anheloso con sus manos flácidas el embozo de las sabanas, un gesto que tienen todos los agonizantes y que anuncia la llegada del próximo final. La sombra del pathos aletea en torno a la trama de esta novela de dolor. Las estrellas callan. La naturaleza se desentiende. Pobre del que se muere. Los deudos no quieren saber nada y las lágrimas de la viuda son siempre aparentes. La viuda rica que con un ojo llora y con otra repica que decía Clarín. Abandono. Infelicidad infidelidad. Fatalismo. Hay observaciones terriblemente proféticas en las que se constata la idiosincrasia de un enfermo terminal a los 45 años. El caso de Ivan Illich agonizante se sigue repitiendo a diario en todos los hospitales del mundo. Se da cuenta de que la mujer a la que ha amado es un ser extraño. Un fantasma. Hay una idea que salta en esta powesti (narración corta) y que se repetirá como en una caja de resonancia en otras composiciones tolstoianas. Hay una idea que flota sobre el relato pleno de una amargura misógina. Muy sencillo y paradójico. La mujer que da la vida es también símbolo de la muerte. La ardid del diablo y la mujer forma parte del gran diseño diabólico que interviene también en la realización de la Historia. Según Tolstoi, en Eva subyace una voluntad diabólica, un elemento separador, cizañero que aleja al hombre del proyecto de su felicidad- y esto es lo que significa diabolos en griego: el interpuesto. Tolstoi estudió esta lengua durante varios años para obtener un acceso mas profundo al conocimiento de los evangelios y luego a dominar tanto el griego clásico como el coiné perfectamente y solía repetir que todos los cristianos debían de conocer esta lengua de la que dimana la guía de fuentes del cristianismo. Los caracteres femeninos que traza siguen el patrón del NT. Y para él la mujer es mitad my mitad un amasijo de gracia y de pecado. Los desterrados hijos de Eva estamos condenados a arrastrar el peso de la culpa. En un cuento que titula El Diablo (chiort) un barin acaba matando a tiros a una campesina. Y en el Padre Sergio, otro cuento maravilloso, basado en la vida de san Hilarión el eremita que reza y aguarda a la muerte en su snik o cueva de eremitas, se le aparece Satanás en forma de mujer. Si tu ojo te escandaliza arráncatelo etc. El siervo de dios sigue al pie de la letra la norma evangélica pero ─la historia ofrece a consideración la preeminencia del mal, un arduo problema metafísico─ a pesar de haberse yugulado la mano con un destral sucumbe a la tentación. Ese es el tenor de la historia, muy pesimista, de este autor nada espiritualista. Y por consecuencia de una gran modernidad positivista: el hombre es pura fisiología, el amor una cuestión de combinaciones químicas y no hay nada al otro lado de la cerca. Eso lo dice un literato que escribió una novela tan importante como es Resurrección. No se estaba refiriendo a la de Cristo, claro está sino a la de las plantas. Contradicciones señeras del alma rusa.



Capitulo 69


ADIÓS A UN "SANTO BEBEDOR": BORIS NIKOLAYEVICH JELTSIN

  

Un funeral ruso de rito solemne (pojorovñi) es como un viaje en autopista hacia el cielo. Los popes no se visten de negro sino de blanco y el coro entona, en lugar del Dies Irae o la tremenda como la llamábamos los latinos desde el medievo, cánticos de resurrección. Boris Nicolaevich Jeltsin fue despedido ayer con los honores de un zar. Vi la impresionante ceremonia por una cadena alemana. Un diacono barbitaheño atacaba las estrofas del "dios dé paz a su alma" mientras el subdiácono lampiño pero con bigote y una poderosa voz de barítono iniciaba el responso de las letanías. Las capas pluviales y tiaras recamadas de oro se confundían en abigarrado colorido con las barbas blancas y negras o rojizas de los popes y el humo del incienso se alzaba hasta las cúpulas entre el fervor de los cánticos del rito solemne y el luto riguroso de la viuda y los deudos. Oficiaba el archimandrita Cirilo pues el patriarca Alexis II primado de la Iglesia ortodoxa no pudo presidir la concelebración por enfermedad. El obispo Cirilo colocó a manera de salvoconducto sobre las manos exangües del difunto un icono de la Virgen María y le dio la absolución valedictoria según un culto ancestral que tiene un origen griego, donde el icono marial sustituía a la moneda que introducían los helenos entre los dientes del cadáver para pagar la moneda al Barquero. Era el portazgo y el salvoconducto a la eternidad. A todos nos llega la hora. Todos hemos de subir a la barca de Queronte. Allí presentes, los viejos "enemigos" (Bush padre, John Mayor, Clinton, Gorbachov) con una vela en la mano como novicias en un entierro siendo los hombres más poderosos del mundo. A Clinton se le vio llorar con el mismo denuedo con que en una ocasión lo vimos reír junto a Boris soltando amarras tras una tensa entrevista en la cumbre en la que se anunciaban grandes nuevas para el mundo: el final de la guerra fría y las superpotencias firmaban el armisticio de la paz. Fue al cabo de unos días tensos a raíz de la guerra en Yugoslavia cuando este planeta estuvo a punto de saltar por los aires. La capitulación rusa hizo posible la globalización, la supresión de barreras y la llegada de una era de comunicaciones interactivas de la cual no cabe seguramente marcha atrás. Paradojas y contrasentidos de la Rusia misteriosa y mesiánica. Que un campesino y un oscuro jefe de distrito de los Urales llegase a jefe del Politburó y liquidase a la Urss y que haya sido sepultado con los honores de un zar. Que los viejos contrarios, reconciliados dentro de lo que cabe, se encuentren presentes en el funeral del padrecito al cual tanto le gustaba el agüita de vida esto es la vodka no es para echarlo en saco roto. Soplen y marchen. Prodaljaet. (Marchemos) Gorby, su rival incandescente, al que derribó en un golpe de estado estaba en el banco de respeto pero sin vela en la mano. Putin su sucesor hacía santiguadas cada vez los oficiantes invocaban a la Trinidad (vo imia Otsá i Sina i Siatovo Duja) En el nombre del Padre y del Hijo.... A mi me pareció escuchar el rumor de las alas de un serafín, el ángel de la paz, un mensajero del Espíritu Santo que se columpiaba sobre el sabbaoth del iconostasio y cuando el diacono cantaba la epístola de san Pablo en la cual se afirma "la vida humana no se arrebata sino que se transforma en la resurrección" se escucharon armonías maravillosas. Paradojazas de una nación escarnecida, vilipendiada, la llamada cárcel de los pueblos (tiorma ludei) que padeció la tortura del gulags y de las hambres más atroces en la era de postguerra pero donde las profecías de Dostoievsky parece que se están consumando. Que ha expiado su dolor y que sale adelante con sus dificultades cierto pero Europa necesita una Rusia estable y segura. ¿Dónde está muerte tu victoria? ¿Dónde está muerte tu aguijón? Nos preguntamos alborozados con san Pablo los que de verdad amamos el bien y la belleza y odiamos la iniquidad y la mentira y tenemos fe en la capacidad del ser humano para el amor y para el progreso, no para la guerra. El fin de la era Jeltsin marca un hito en la historia universal. No cabe marcha atrás. Imponderables aparte, se aleja de nosotros el fantasma de una conflagración atómica. Nuestra generación no tuvo infancia pero tuvo Vietnam y nos acostumbraron a vivir con el miedo a la Bomba. El líder ex soviético significó un alivio para tal pavor. A lo que se ve, no era un ateo convencido sino un cristianin o creyente, uno de tantos, en el sentido eslavo de la palabra (como en español se llama cristianos a la gente común) y cuando el coro rogaba al Señor dador de vida personase los pecados de palabra obra y omisión de Boris Nicolayevich, yo me acordaba en esos instantes de una novela de un judío, Philip Roth, que se llamaba algo así como el "Santo Bebedor". El adalid de la post-perestroika a su modo fue una especie de santo laico. Que le daba un tiento al jarro de vez en cuando pero ¿qué pasa? Son las inveteradas costumbres del país de los brindis; robándole botellas de gasolina a los depósitos de los gigantescos T34 los "ruski soldati" entraron en Berlín a costa de miles y miles de bajas. Una carnicería tan atroz no hubiera sido viable sin saltaparapetos porque, también cabe recordar, que las juventudes hitlerianas vendieron cara su derrota. En Rusia, o Rosía mayá, tienes nombre de rosa, pero eres dura como un leño, al que no bebe lo tienen por marica. Dios escribe al derecho con letras torcidas porque si aquella mañana de abril ahora hará unos años, cuando Jeltsin se levantó con resaca, no vuelve a emborracharse, aturdido por lo que acababa de firmar, y le quitan la llaves de mandos del maletín nuclear todos aquellos que ahora le insultan y le llaman borracho – señor Sánchez Dragó un poco de respeto que la televisión en la que usted actúa con trazas de simio la pagamos todos- todos nos vamos con San Pedro. Por eso es verdad el antiguo aforismo que escuché en una taberna cerca de la Piatniskaya ulitsa moscovita a un "cristiano": Dios perdonará, perdonará eternamente a los borrachos. Misterios del alma rusa. Un país que perdió cerca de cuarenta millones de seres y más de cuarenta quedaron mutilados en la guerra contra Hitler y que permitió el resurgimiento de Europa haciendo uno de sus clásicos mutis, ensimismándose, por el foro durante la terrible postguerra estaliniana, es un país al que debemos mucho y dejar de reconocerlo sería necedad... Un país que tiene un sentido mesiánico y redentor de la historia y se sacrifica por todos los pecados de los hombres como un nuevo cordero de Dios. Duro, fuerte, y que sólo puede ser dominado con vara de hierro y que siempre resucita.

Toda vez que la creen arrinconada y rendida – fue el error de los generales alemanes- de pronto revive. Rusia llena de contrasentidos y de contraste capaz de la mayor violencia y la más suave ternura plasmada en las famosa taská que brota en canciones tristes al acordeón o la mandolina. Pueblo del sufrimiento redentor. Donde todo es posible: el que el hijo de un campesino y nieto de siervos de la gleba llegue a ser considerado el más alto barín (aristócrata) y que haya tenido en sus manos gafas –le faltaba a Boris el dedo pulgar por un accidente- el destino de la humanidad es un concepto para ser tenido en consideración. Con Jeltsin desaparece una de las figuras más importantes de finales del convulso siglo XX en su década crucial y la más dura de todas. Paz a su alma y paz para todo el género humano. Descanso eterno a todos los muertos. Ojalá que a mí también me hagan un funeral como a su persona, y me responsee toda una clerecía de cincuenta popes con sus dalmáticas y sus incensarios. Con unas exequias tales no importaría morirse. Es como tomar un autobús hacia el cielo. ¿Por qué? Porque creemos que después de esta vida haya algo más los que esperamos y aguardamos la resurrección de la carne. Seguro que el "santo bebedor" ya está en el cielo. Nichevó que dicen los rusos.


Capitulo 70

CÁLLESE Sr. AZNAR. CÁLLESE

 Los jefes de gobierno en Democracia cuando les llega el motorista de las urnas, que suelen ser inexorables en su escrutinio, cierran el pico, o se van a cultivar sus dalias o cabucar sus alcorques a domicilio (tampoco les queda tan mala paga) y tratan de no incordiar o al menos no estorbar. Eso es en Democracia y son las reglas del fair play. Juego limpio, pues. En las repúblicas bananeras no aceptan el veredicto popular y andan buscando justificaciones leguleyas y llamándose a parte. Andan con bravatas y correveidiles de acá para allá alegando pucherazo. Lo que resulta bochornoso si tales dictámenes de revancha se hacen eligiendo foros extranjeros. Entorpeciendo la gestión exterior de sus gobiernos. Eso no es elegante. No es ético. De mi larga estadía en Londres me impresionó el gesto de Harold MacMillan que volvió a los quehaceres de la prestigiosa editorial familiar y se retiró a su quinta de Kent, con una buena pomarada de manzanas Cox, después de que las urnas le negaran el beneplácito a causa del escándalo Profumo donde cuidaba de su jardín y contestaba con evasivas a los requerimientos de la prensa para hacer entrevista (conservo una carta suya en que de una forma exquisita me da rotundas calabazas Super Mac como le denominaban los caricaturistas de Fleet Street para los que su rostro anguloso y peculiar era una auténtica mina). Sir Alec Douglas Hume, un aristócrata dignísimo, un superclase y un viejo zorro de la política, se compró una caña y se fue a pescar salmones a los lochs de Escocia. De este líder británico guardo buenos recuerdos y una foto en su compañía con él a orillas del Támesis. Le llamaban sus amigos y enemigos The skull (la calavera) no sé si porque era hético y cenceño y lo más parecido a un cráneo humano o porque jamás descomponía el gesto. Helmut Schmidt, el alemán Helmut Schmidt, un periodista brillantísimo y que de teniente de la Wehrmacht pasó a ser el gran valedor de los intereses hebreos en Alemania en su calidad de director de Die ZEIT, cultivó sus aficiones melómanas y tocaba el órgano o la pianola por las tardes en su domicilio de Hamburgo. En un par de entrevistas que le he visto televisión alemana vía satélite sigue fumando como una coracha, algo más gordo pero dueño de su proverbial clarividencia y de su desencanto, y de su sucesor Helmut Kohl, el gordo Kohl, nunca más se supo. Heath, don Eduardo Heath del que he hablado largo y tendido en mis crónicas fue nombrado director del orfeón de su pueblo. Wilson, don Harold Wilson que en paz descanse, se entretenía cuidando de sus nietos, y aferrado a su proverbial cachimba en la cual encuentra inspiración para la redacción de sus memorias, ayudado por su incondicional secretaria Marcia Williams, aguardó, longánimo, la llegada de las Parcas, ya casi nonagenario. James Callaghan cuando dejó la vida política guardó un bajo perfil. Jimmy Carter del que escribí lo mío durante mi corresponsalía en USA se dedicó a la filantropía y a construir manos a la obra como un albañil cualquiera casas baratas para pobres en Centro América. Y eso que era un experto en la guerra termonuclear. Monsieur Pompidou, muy francés y un orador cabal, hijo de un hispanista, abrió las páginas del Quijote para encontrar consolación en su retiro cerca de Colombé –les- Deux- Eglises, el sitio de la campiña que vio expirar la grandeur de De Gaulle. Pero Giscard d´Estaign, más puñetero y que nunca me cayó bien pues me caen mal los masonazos y masonazo me era él y enemigo acérrimo de España, tuvo varios amantes, flirteó con la mujer de Pierre Trudeau (otro de mi época que ha dejado de fumar) y algunos avisados amigos que tengo en Paris me informaron que se iba de putas al Bois de Boulogne. Jeltsin se aferró a la botella y de eso acaba de morir. Yo creo que era un buen hombre y pese a sus gestos histriónicos y perestoicos le libro al mundo de no pocos baticores, por lo que me parece una broma el "homenaje" que le hizo el Sánchez Dragó, ese petulante mamporrero y enano encaramado en los informativos, llamándole borrachuzo por Telemadrid cuando el cuerpo del ex dirigente ruso estaba aun caliente (eso no se hace, señor Dragó, siga uzté con su rostro asnal y su rosa y su agua mineral sobre la mesa dándonos más de lo mismo y mucha telebasura, mala critica, peor prosa con mucho refrito y "guns and roses" y a los demás, seltz con soda. Y digo esto porque yo vengo de un mundo elegante de confrontación de bloques pero donde se respetaban las reglas del juego, oiga. A los presidentes y ex primer ministro de los países importantes les viene la sabiduría con la jubilación y para ellos el retiro se convierte en tiempo de reflexión. Aznar, por lo que veo, sigue siendo tan carpetovetónico hasta en eso. No se conforma, no tira la toalla. Es terco como oriundo de navarricos y asoma la gaita en la Georgetown o se va a Moscú a hablar con los rusos de Gazprom sin previo aviso. Lo correcto es previamente evacuar consultas con el Ministerio de Estado o llamar teléfono al Palacio de Santa Cruz. Cállese, señor Aznar. Cállese. Estaría usted mucho más monín calladico. Sus últimas manifestaciones públicas parecen torpedos a la línea de flotación del gobierno de ZP. Y eso es juego sucio. Me parece a mí. En realidad don José Mari no es más que un chico de los recados (errand boy) de la Fox. Lo tienen de botones y él el hombre se pone finchado como una pava creyéndose una especie de oráculo de los intereses occidentales. A lo largo de mi carrera periodística estudié bien el Departamento de Estado y hasta en una ocasión entré en Pentágono. Allí todo a veces parece lo que no es. Un laberinto en el que confluyen los intereses económicos geoestratégicos tecnológicos y empresas. USA carece de amigos y sólo tiene intereses. Se trata de unos negociadores muy duros y las bandas de actuación tanto del Ejecutivo, del Legislativo los militares o la CIA son vetas separadas y comportamientos estancos. Círculos concéntricos hasta llegar al arcano del poder, el módulo íntimo lo mismo que si se tratase del núcleo de la bomba atómica. En unos sitios te hacen el paripé y en la puerta más allá te dan caña. Luego los del New York Times y el Washington Post tienen la última palabra. Aunque la verdad sea dicha todo el poder reside en Wall Street. Paradojas de la vida americana y del Departamento de Estado donde siguen si fiarse mucho de Aznar. ¿Por qué causa? Bien sencillo. ¿Recuerdan ustedes la crisis de la Isla Perejil? Bueno pues allí Aznar metió la gamba al introducir la mano en el avispero del Magreb. El más antiguo tratado de Amistad y de Cooperación de la Unión es el firmado por unos de los presidentes norteamericanos con el califa de Rabat. Es zona exclusiva a sus intereses estratégicos. No quieren que se les incendie el polvorín del mundo árabe. En ese sentido, comprendo muy bien a ZP que es un político bastante avisado aunque le lluevan vituperios de tonto por todas las partes, pero sus servicios secretos deben de haberle puesto al loro de que ojo con Marruecos, aunque estando todas mis simpatías con nuestra antigua colonia del Sahara. Que nos quitaron los americanos por una razón muy sencilla allí hay fosfatos y puede haber petróleo. Entonces la Cia organizó la Marcha Verde. Eso puede que le costara las elecciones generales no por su servilismo en Azores sino por algo mucho más grave e indiscernible, críptico y paradójico como es la complicada política exterior Usa siempre a cargo de los "wunderkinder" del Pentágono y del Departamento de Estado, casi todos ellos con apellido alemán, de la escuela del físico Von Braun, o de origen judío: Gaspar Weinberger, Kissinger, Harold Brown, Schlesinger [George Bush al poner una negra, Gondoleza Rice (mucho arroz para un pollo), ha roto toda una tradición y es por lo que la gestión externa, por eso, no porque sea mujer una negra, sino que para dirigir ese barco hay que tenerlo bien puestos, o la propia Margarita Albright la que decía "cojones" con tanto tronío y en castellano que le dio a Bush muchos quebraderos de cojones por causa de la crisis de Yugoslavia y que por poco estuvo a punto de costarle al mundo una guerra nuclear un día que Boris Jeltsin se levantó con resaca, menos mal que alguien le escondió las llaves del maletín secreto o caja de mandos de los misiles] coparon esos cargos. La norma es que su política sea ambivalente y ambidiestra pero sumamente conjuntada y eficaz. En el State Department mandan los liberales y en el de Defensa los tipos duros. Los unos tienen los mejores diplomáticos y los mejores espías aunque a veces les falta tacto y son algo manazas. Los otros tienen las mejores armas, los más versátiles aviones de combate, pero les falta infantería y es la infantería lo que gana las guerras y los muchos cojones y no la tecnología. El otro arma poderosa en sus manos es Hollywood el gran altar mediático de donde se oficia un poco la ceremonia de la confusión, se rinde culto a la violencia con películas de buenos y malos, y la bazofia y los líos de cama están a la orden del día para goce de los cotillas de nuestra telebasura española. No es un mito aquello de halcones y de palomas. En cuanto a Aznar, éste ha tenido muchos panegíricos a este lado del charco. Hay quien lo pone por las nubes. El mejor presidente que tuvo España, el que levantó la economía (a base de poner ladrillos y vender parcelas, claro está), el que acabó con Eta (tampoco es cierto) y blablaba. A mí Aznar me pareció un buen alcabalero, un buen funcionario de Hacienda pero un mal presidente de gobierno. Desmanteló el ejercito, quiso liquidar la administración, se llevaba mal con los catalanes, caía antipáticos a los vascos y luego era un señor que hablaba muy serio y se reía con una risita floja de Bud Bunny, el conejo de la suerte. El conejo de la suerte. Sí. Sí. Para mí su mandato coincidió con un tiempo de desgracia y de persecución que no sé ni cómo puedo estar aquí. Tuvo desde luego buenos gestores como Cascos, Rato o superalcaldes como el de Villanueva de la Cañada, Luis Partida en quien yo veo merced a sus capacidades administrativas y dotes de permeabilidad y capacidad para la negociación y los negocios a un buen líder del PP –su figura es más plana y no tan decorativa como la de Rajoy pero hombre eficaz y es eficacia lo que España necesita en estos instantes, no buenos discursos- pero sus chicas a mi juicio no alcanzaron el fiel de la balanza del examen de grado (la Tocino, la de Palacio, la ministra de Insanidad aquella malagueña de cuyo nombre no quiero acordarme, la Espe] Doña Esperanza Aguirre creo que más que ministra de Cultura era la ministra del diseño y de la imagen. Ahora quiere ser reina. Dicen que a su peluquero lo hizo subsecretario. Premio. Pero en cultura, cero patatero. Aznar no tenía mano izquierda y se hizo antipático al personal. La gota que colmó el vaso fue el hundimiento del Prestige y la explosión de impopularidad estalló con la guerra de Irak. Las bajadas de pantalones con los americanos no suelen ser rentables en la política española. Hay que amarrar y soltar cuerda. Pero Aznar se creyó porque toma una vez el té con pastas en Downing Street que ya era amigo intimo de Tony Blair. No conocía tan bien a la pérfida Albión como creo conocerle yo. Tampoco tienen amigos los ingleses sólo intereses y con su postura en Irak José Mari dio mucho más de lo que recibió. En cuanto a sus manifestaciones patrioteras sobre la unidad de España que todos defendemos y por la cual yo he tanto he sufrido me parecen fuera de lugar haciéndolas desde Washington. Les puedo contar una anécdota de cómo a mi antecesor Félix Ortega, uno de los mejores periodistas que he conocido, nos llamaron al orden porque nos liamos a escribir mucho desde la ciudad de los rascacielos sobre la preeminencia que se daba a los políticos del PNV allá. De hecho el lendakari Aguirre independista recibió asilo en América tras nuestra tragedia civil y se mimaba a los catalanes. Lagarto, lagarto. Bueno pues Aznar es nieto de un exaltado separatista vasco, el simpar don Manuel Aznar el organista y ex seminarista que al final de sus días decepcionados afirmaba que lo que a él le hubiera gustado en realidad es haber sido cura pero fue periodista y de prestigio en el Régimen anterior, amnistiado por Franco de la pena de muerte. Yo creo que era una buena persona pero sin convicciones políticas demasiado estables y un tránsfuga característico. Emilio Romero no le podía ver. Así que Cállese, don José Maria. Cállese. No eche más leña al fuego que están los ánimos confusos y el país muy revuelto. El pueblo desorientado. Y los de la COPE hechos un brazo de mar y todo el país hasta las cejas comiéndose su propia mierda con la telebasura y la pornopolítica. Me hablan de la once eme – once mierdas- y tiro del enchufe del televisor. Escucho la palabra eta y apago el conmutador. Harto de tanto guerra civilismo de tanta ceremonia de la confusión. Por eso a veces me da pena el pueblo español al que suelen engañar con tanta frecuencia los demagogos. Nos la están metiendo doblada unos y otros. Dejen a nuestro presidente gobernar. Sin razón o con ella siempre será mi presidente. Aunque venga de León, no es don Suero de Quiñónes. Se llama tan sólo Rodríguez de primero y de segundo Zapatero. Un chico de otra generación. Y con buenas tragaderas. Vale para político. Todos los días al desayuno, un sapo.






Capitulo 71


DEL SALT AL SART Y OTRA VEZ VOLVER A EMPEZAR

 

La noticia de que los Estados Unidos están tratando de arrimar las bases de lanzamiento de misiles nucleares al limes ruso me parece de un tenor escalofriante. Por lo que merecen toda nuestra aprobación de antiguo politólogo las protestas del embajador de la Federación Rusa en Naciones Unidas desenmascarando un acto hostil que puede encarrillar a este planeta a un conflicto atómico o, en el mejor de los casos, relanzar la carrera de armamentos estratégicos de la guerra fría que todos creíamos aparcada tras la firma de los tres tratado SALT y posteriormente en los 90 de la pasada centuria los START firmados en Viena entre Breznev y Carter. Como periodista que asistió a la conferencia de Helsinki en 1969 y cubrió para la agencia Pyresa de Madrid la era Carter desde Nueva York añoro en parte aquellos tiempos en que el manisero de Plains, una oscura localidad perdida en el inmenso estado sureño de Georgia, nos deleitaba hablando de paz con los soviéticos y hablando de una nueva era de paz y de cooperación entre las superpotencias. Éramos todos unos ilusos. Nos estaba vendiendo la burra mal capada como se suele decir en romance. Pese a su humilde apariencia de cristiano fundamentalista, abstemio morigerado de costumbres, muy pagado del amor de su esposa Rosalyn y de su hija Amy, Jimmy Carter ocultaba una carta bajo la manga. Era un especialista en cohetería nuclear desde su graduación como guardiamarina en la escuela Naval de Anápolis a las órdenes del almirante Rickover. Mientras hablaban de paz y de lo bueno que era el mundo en el Pentágono estaban preparando la guerra de las galaxias. Los poderosos a veces resultan unos consumados equilibristas en el arte del doble lenguaje. Después de la era Carter que fue el colofón a la era Nixon, a la era Ford y a la era Kennedy, se avecinaban los tiempos duros de Reagan, de Bush padre y de Bush hijo. Las palabras se las llevó el viento y henos aquí todos de nuevo ante el punto de partida. El belicismo se hace notar en el lenguaje aguerrido de algunos políticos. El dúo Bush Blair – ambos apellidos escritos con be de burro y be de bestias- toca el clarinete con tanta solercia y habilidad como lo pueda hacer Woody Allen en ese local del Bajo Maniatan. Y con tanta fuerza que nos aturde pues hay palabras gruesas en el aire y la atmósfera está muy sobrecargada de amenazas. El malo de la película es ahora Irán al que la propaganda belicista culpa de estar armado hasta los dientes de parafernalia atómica de la misma forma que otrora se culpó a Sadam Hussein de contar con el arma letal, lo que desencadenó esa horrible carnecería de la guerra de Irak que día a día contemplan horrorizados por la televisión nuestros ojos. ¿Dónde estan aquellas armas de destrucción masiva con que contaban los irakíes? Pues en ninguna parte. Todo quedó en agua de borrajas y ardides, añagazas y justificaciones leguleyas para dar soporte legal al estallido de una guerra. Se han esgrimido bastantes mentiras y muy gordas al respecto. Los que confiamos de que en aquella reunión en la cumbre el año 89 entre Bush senior y Gorbachov con los que se sancionó un pacto de no agresión y se firmó el finiquito de la Urss iba a reportar beneficios para la paz mundial. Aquel día de diciembre la mar era arbolada en Chipre donde tuvo lugar el encuentro todo un presagio de las nuevas galernas que habrían de sobrevenir en un mundo multipolar. Asolado por las hambrunas, las injusticias sociales, los desequilibrios económicos, los movimientos en masa de poblaciones, la emigración sin control. El mundo en 2007 es mucho más peligroso e inseguro que lo era en 1989. Todo eso se lo debemos a la caída del muro de Berlín al pacto de amistad y de cooperación sellado a bordo de aquel buque. Sin embargo, el pesimismo no tiene por qué invadirnos. Es preciso hacer virtud de la necesidad. El bien saldrá adelante y los perversos serán confundidos y ahogados en su propia carnaza. No conviene lanzar patadas contra el aguijón ni blasfemar contra el espíritu de los tiempos o lo que un filosofo alemán llamaba el Zeitgeist. Los que conocemos y amamos a rusia sabemos que es un país fuerte de sorprendentes recursos acostumbrado a resistir y a salir volando como el ave fénix de sus cenizas y de los calamitosos tiempos de ferralla nuclear de Gorbachov o de Yeltsin en que aparentemente se puso a toda una superpotencia en almoneda han nacido los nuevos modos de la era Putin que da la impresión de ser un hombre fuerte y que no se hará de miel ni le temblará el pulso ante las bravatas de los warmongers de siempre. Desgraciadamente el arma nuclear vuelve a estar en candelero. La creíamos enterrada. Obsoleta o como una herramienta de suicido colectivo para toda la humanidad. Algo obsceno, inmoral que al pobre padre de la bomba atómica Albert Einstein le hizo sonrojarse al igual que a los científicos que apadrinaron el proyecto de los álamos en Alma Gordo. El exterminio puede ser masivo y el grado de supervivencia cero, se decía. Pero también hablábamos por aquellos días los cronistas del famoso "edge" o pequeña ventaja en la contundencia y profusión de la arponería del exterminio. Hoy se ha suprimido el concepto deterrent o miedo a la bomba. Dice un refrán español que el que ama el fuego en él perecerá y algunos parecen empeñados Vendría el holocausto universal, el verdadero holocausto. Aunque algunos ilusos, iluminados o mentes diabólicas piensan que puede haber algún superviviente para contarlo a bordo del Air Force One. ¡Qué ilusos! Pertenezco a una generación que aprendió a crecer y a convivir con la bomba puesto que se trataba de una amenaza contingente con pocos visos de materializarse pero ahora los viejos demonios familiares vuelven a resurgir. Me llena de terror por ejemplo que Israel se presente al programa de Eurovisión con una canción que se titula así "Vamos apretar el botón". No se nos pasaba por la cabeza el horror que puede ocasionar al estallar esas ojivas nucleares al estallar. Porque creemos en la paz. En el shalon hebreo. En el mir de los rusos. En la pax augusta. De Roma.


EPÍLOGO


EL DIABLO, LA MOZA DEL CÁNTARO Y EL ACUEDUCTO


Los rusos le llaman "chiort" (el infame), los alemanes "Teufel", los judíos "jartoun" los mahometanos djin los ingleses "devil" del latín diábolos (el interpuesto) y entre los españoles el diccionario RAE computa una larga lista de voces: mengue, megisto, diantre, cachano, pateta, Arimán, Pedro Botero, candongo, antricristo, genio infernal etc.

Bueno va. No se trata de un chiste como quieren las Redes sino de una decisión envenenada por parte de los que adoran al diablo y entre ellos está esta pobre alcaldesa que antes de meterse a política fregaba suelos y oficiaba de pinche de cocina como merdellona. Se trata de una blasfemia en toda la regla, de un acto sacrílego porque han quitado una estatua de la Virgen que estaba allí desde el siglo XVI y han entronizado a Satanás en lo alto del puente del Acueducto. Madrid es la única capital del mundo que lo elevó una estatua, colocada en el Retiro, y ahora la alcaldesa de Segovia quiere ponerlo desnudo mirando para el acueducto dicen los satánicos que al pateta gran seductor de mujeres le gusta ponerlas en esa postura cara a Cuenca en este caso en la bajada de la calle San Juan y al lado de la Virgen junto al colegio de monjas por ahí bajábamos los seminaristas con nuestras becas y bonetes a paseo. Se trata de una astracanada y una veleidad de la alcaldesa Clara Luquero que para mí es mujer de pocas luces pero el tema tuvo una repercusión mundial. En Segovia y el mundo entero no cabe un tonto más.

Ahora todos los guiris del planeta vendrán a ver a Bartolo, y Astarot hará caja porque en Segovia no cabe un tonto más. Creo que por ahí va la cosa. Señora alcaldesa no tengo otro remedio que poner en berlina su frivolidad porque esta decisión nos ofende a muchos segovianos.

 En lo alto del acueducto estaba la estatua de Cesar Augusto que con la cristianización se transformó en una imagen de la Virgen María.

Eso sí, en el edículo de detrás había una figura escuchimizada de yeso que todavía estaba allí cuando yo era infante y decíamos que era el diablo.

Los chicos le tirábamos piedras al "santo" pero nuestros dardos no llegaban tan, no podíamos darle a Júpiter en la cabeza.

La señora Luquero oyó campanas y no sabe donde apoyándose en una leyenda urbana que aseguraba que Lucifer construyó en una noche esta gran obra de romanos por una apuesta con el ama de un cura la moza del cántaro que tenía que recorrer todos los días dos kilómetros hasta el Campillo donde estaba el aljibe para llenar la botija.

No pudo terminar el señor Pateta la gran fábrica, perdió la apuesta si te hago un puente tú me darás tu alma, y la moza del cántaro salvó su alma entrando después en un convento de clarisas en agradecimiento por haber ganado la partida a Satanás, de acuerdo con esta vieja leyenda medieval.

Ahora parece ser que lo satánico vende mucho y el asunto ha sido viral en Internet. Pero no hay que asustarse, porque sabe más el diablo por viejo que por diablo. Pelillos a la mar.

El acueducto lo construyó Augusto  importa saber▬ que fue uno de los emperadores que estuvo largo tiempo en Hispania, luchando contra arevacos y astures. De los Doce Cesares fue quien tuvo más contacto con la península ibérica. Trajano el otro emperador al que se le atribuye el gran puente elevado sobre la muralla, transcurrió su vida en Oriente, a pesar de que dicen haber nacido en Coca llegando a establecer campamentos en Bitinia (Turquía).

 Adriano fue el más viajero pero su campo de acción fue Britania, las Galias y el norte de África; sus legiones dominaron Palestina y llegaron hasta la India. Vespasiano y Tito nunca pisaron suelo español. Fueron los que aplastaron Jerusalén y dominaron la rebelión de Palestina, según Flavio Josefo, historiador judío. Calígula hizo cónsul a su caballo, Diocleciano y Domiciano le dieron duro a los pobres cristianos a los que llevaron a morir devorados por los leones en el Circo Máximo.

 Además en este tiempo las estradas, termas y anfiteatros ya estaban en uso, cuando el español Teodosio  fractura el imperio en dos, él se quedó en Roma y a Arcadio le coronó en Bizancio. Caracalla fue asesinado en Siria pero el creador de las grandes calzadas y de las monumentales opera magna fue Cesar Augusto.

Sentía una gran pasión por los acueductos. Uno de sus pendolistas según refiere Fergus Millar en la historia de Roma Julius Fortinus escribió un libro "De aquae ductae urbis Romae", que aun se conserva en la que refiere todos los pormenores para la erección de tales acuíferos▬ traza, excavaciones, canteras, transporte, acemileros, aperos, maromas, barrenas y andamios▬ que canalizaban traídas hacia las ciudades del imperio salvando desniveles de valles y colinas. 

De las XXV legiones de asiento en el imperio romano una la Victrix Asturica Augusta acampó en diversos castra segovianos,(Septempublica Sepúlveda y Cauca, Coca, Sacramoenia, Muros Sagrados) y fue seguramente la que acometió los trabajos de la construcción del acueducto. 

Fue por tanto obra de militares. El ejército y el Senado eran los dos baluartes del imperio romano. Las cohortes y manípulos estaban asistidos por tropas auxiliares. Los auxiliares eran esclavos que buscaban su manumisión, alistándose en filas y ellos fueron con sus trabajos los que dieron opulencia y estabilidad a este inmenso monumento que hoy admiramos. 

Nada tiene que ver con el diablo patudo, cornudo, procaz, salaz y algo empalmado, ni con el ama del cura, pero no todo, delante del colegio de Concepcionistas y mirando para el acueducto.





Finis coronat opus

Lunes, 30 de abril de 2018



INDICE CAPITULAR CATALUÑA LOS JUDIOS LA MARRANERÍA Y OTRA HISTORIAS



1 PAGINA

HACIA OTRO 98. LA DESTRUCCIÓN DE ESPAÑA.

PRÓLOGO 1


12

CAPITULO 1 EL BABLE


17

Capitulo 2 ANTE EL ARA DE SAN BAUDILIO DE BERLANGA TUVE YO UNA VISIÓN


22

Capítulo 3

SAN BAUDILIO EPICENTRO DE LA ESPAÑA MÁGICA



28

Capítulo 4

DALÍ Y LAS ORENETAS (GOLONDRINAS) DEL AMPURDÁN. CANTO A GERONA

70

Capitulo 5

ILIBERIS ORÍGENES DEL CRISTIANISMO EN ESPAÑA



107

Capítulo 6 CÓRDOBA LA SULTANA.


Pagina 145

Capitulo 7 TIEMPO DE SATURNALES



Pagina 163

Capitulo 8 EN LOS CEMENTERIOS NO HAY RELOJES


Página 170


Capitulo 9 UN PREGONAO EN TOLEDO


Capitulo 10 MURIÓ LA HIJA DE FRANCO. PAGINA 191


CAPITULO 11 MENÉNDEZ DE AVILÉS ERA CUDILLERENSE

Pagina 194


213

CAPITULO 12 PERIODISTAS DEL ARRIBA


CAPITULO 13

150 ANIVERSARIO DE CHEJOV

PÁGINA 219

CAPITULO 14 NOSTRADAMUS PREDICE COSAS TERRIBLES PARA EL 2020

PÁGINA 231




CAPITULO 15 LA LAURA DE KIEV



234

CAPITULO 16 GUARDIA BLANCA. PAGINA 237



CAPITULO 17

LA FIESTA DE LA DORMICIÓN

PAGINA 242


258

CAPITULO 18

CANTA EL RAITÁN



263

CAPITULO 19

ROMA FRENTE A TOLEDO. DIFERENCIAS ENTRE EL RITO CLUNIACENSE Y EL MOZÁRABE



273

CAPITULO 20

ARZOBISPO CARRILLO PRIMADO DE TOLEDO



282

CAPITULO 21

EL DIA DE SAN BERNARDO EN FUENTESOTO


288

CAPITULO 22

CATEDRAL DE TOLEDO



298

Capitulo 23

AMOR A CATALUÑA



309

Capitulo 24

SOROS SPONSOR DE UN FRENTE POPULAR EN CATALUÑA


313

Capitulo 25

ARTURO MAS Y SUS COFRADES



315

Capitulo 26

JUAN NEGRIN: "COMPANYS Y LOS CATALANISTAS, CULPABLES DE QUE LA REPÚBLICA PERDIERA LA GUERRA CIVIL"



324

Capitulo 27

LOS POEMAS DE UN ASTURIANO ASESINADO EN CATALUÑA



330

Capitulo 28

El CURA DE LOS PALACIOS


334

Capitulo 29

EL COMPLOT SECESIONISTA, EL PISTOLERISMO Y LA MANO NEGRA





338

Capitulo 30

QUEVEDO VERSUS TERESA. CRISTIANOS VIEJOS Y NUEVOS




351

Capítulo 31

QUEVEDO LA CALLE DEL NIÑO



360

Capitulo 32

CERVANTES Y ASTURIAS


364

Capitulo 33

FRAY ANTONIO DE GUEVARA Y SANTILLANA DEL MAR



369

Capítulo 34

HERNANDO DE TALAVERA EL ALFAQUÍ CELESTIAL O EL FRACASO DEL BUENISMO



379

Capitulo 35

REITRES DEL TEMPLE



383Capitulo 36

RASPUTIN



393

Capítulo 37

SENDER CONTRA LA GAFANCIA DE LOS BORBONES



407

Capítulo 38

CÁMARA SANTA DE OVIEDO



413

Capitulo 39

LA ERMITA ROMANICA DE SAN VICENTE Y LA TORRE VISIGODA DE SAN GREGORIO EN FUENTESOTO (Segovia)






423

Capítulo 40

OSCULANDA



427

Capitulo 41

FRANCO Y LOS JUDÍOS


430

Capítulo 42

ELOGIO DEL SILENCIO. EL DESIERTO VIVIFICA



433

Capitulo 43

EL SASTRE DEL CAMPILLO Y LO QUE ANUNCIÓ GEORGE ORWELL. ASALTAN EL APRISCO LOS LOBOS Y VIOLAN A LAS OVEJAS EN MANADA




446

Capitulo 44

BECAUSE I AM A LONDONER







456

Capitulo 45

GOGOL



464

Capítulo 46

MEDIO SIGLO DE SACERDOCIO DE LOS DEL 55



467

Capitulo 47

ENOCH POWELL A PROPHET OF OUR DAYS





469

Capitulo 48

PEREDA EL BABLE DE SANTANDER



472

CAPÍTULO 49

TOMÁS SALVADOR


479

CAPITULO 50

MÁRTIRES DOMINICOS ASTURIANOS DE LAS CALDAS DE BESAYA



485

CAPITULO 51

PEDRO SÁNCHEZ


494

CAPITULO 52

JABALÍES




500

CAPITULO 53

VUELVO A COMILLAS DESPUES DE 57 AÑOS





503

CAPITULO 54

TIEMPO DE DE CEREZAS



511

CAPITULO 55

VALDESIMONTE



521

CAPITULO 56

TRES JUEVES HAY EN EL AÑO


533

CAPITULO 57

ENTRONIZACIÓN DE BENEDICTO XVI


544

CAPÍTULO 57

EL GENERAL FRANCO Y EL PERIODISMO DEL SILENCIO.



560

CAPITULO 58

PERVERSIÓN LINGÜÍSTICA

  

566

CAPÍTULO

59
RECUERDOS DEL CAMPUS COMILLENSE

 

593

CAPITULO 60

….FÁTIMA YO DUDO

611

CAPÍTULO 61

EL ESPIRITU SANTO SOPLA DESDE MINNESOTA

627

Capítulo 62 

BORGES


642

Capitulo 63

ALCÁZAR DE VELASCO EL ESPÍA DE FRANCO

654

Capitulo 64

UN MORDISCO A LA GRAN CAMUESA

683

Capitulo 65

LA VIOLENCIA DE GÉNERO SUSTITUYE A LUCHA DE CLASES


726

Capitulo 66

CRISTO ES UN ESTORBO


751

Capítulo 67

NUEVA YORK


786

Capitulo 68

TOLSTOI



810

Capitulo 69

ADIOS A UN "SANTO BEBEDOR": BORIS NIKOLAYEVICH YELTSIN


820

Capitulo 70

CALLESE SR AZNAR. CÁLLESE

836

CAPITULO 71

DEL SALT AL SART. VIVIR CON LA BOMBA




  
























 




















































 





1 la misma palabra almenara u hoguera es un préstamo del árabe

2 Dextera Domini o dedo de Dios que se plasma con el dedo extendido sobre una mano que brota de un triangulo

3 La tal Marfisa dice Garciasol era una pelirroja irlandesa pupila de la Casa del Niño a la cual don Francisco de Quevedo y Villegas frecuentaba y solicitaba

4 Granja de cerdos

5 Clochard, hombre sin techo abandonado lo que en Nueva york denominan derelictos

6 Eric Blair nombre de pila del autor. Jorge Orwell era un pseudónimo

7 alguien te observa detrás de la lona

8 E l Juicio

9 novelones

2023-07-09

SALTAPARAPETOS

 

ZAPADOR DE IDEAS


Salto el parapeto

Los pies manchados de barro

De la trinchera

La vida es guerra

Encuentro consuelos en la timba

envidando a chica

Jugué a la ruleta rusa y salí indemne

Sálvame mi fe,

Gracias Virgen Santísima

Viví en periodista

Amarrado en blanca

cuando la banca se hundía

Al dulce y bronco leño me así

De la palabra

Padecí como remero entre la chusma de forzados

Los rebencazos del cómitre

Me llamaron hijo puta los cabos de vara

Pero fue peor y más cruel la meliflua sonrisa

De los curas

Los judíos estaban ahí trazando sus cábalas

diagramando programas de opresión

y venganza

Recuerdo ahora mis cablegramas desde Londres

Informaba a España

Antes que comprasen España los deicidas

al grito de I shall buy you out

Te lo advertí, Cunctanter, pero no me hiciste caso

Fui yo un ser libre

Buen soldado

banderas de Flandes

canté las nanas imposibles

a mi hija arrebatada

grande fe aquel amor inglés

que dejó la marca de un sacramento

uncido al yugo de mi destino

que fue sufrir y padecer

pero salí adelante

no me ufano de blasones y talegas

que convivió con pícaros y malandantes

la horda vino y nos confinó en el aislamiento

Pobre España

pero nos quedaron las odres del vino

nunca derramado

¡A la carga con la pica y la lanza!

Suene rotundo la llamada del tambor

INCOLUME

 


 A LO LIGERO Esta canción a lo zamarro la escuché cantar en las montañas de Asturias y Santander. Corrido de Brañosera A lo ligero madre a lo ligero Al uso de mi tierra toco el pandero Compañero del alma amigo siempre Dime como se llama tu pretendiente Eres como la nieve Morena mía No lo digo por blanca sino por fría Date la vuelta niña Date la vuelta Que no digan que tienes La cara fea

 BALADA Y LOOR A SAN FRUTOS PAJARERO Bajo las naves colosales de la catedral más airosa de Castilla (pulcra leonina, dives burgalensis, alta segoviensis; la lady de las catedrales góticas la llaman, el canto del cisne del gótico tardío) sollozan los violines. El contralto ataca un solo allegro ma non tropo. Bordonean los bajos y a mí me parece que todos los 25 de octubre un ángel se nos aparece a los soñadores como este servidor, católico sentimental feo y algo mayor que subimos a Segovia para cantar el himno de San Fruto nuestro glorioso patrón. Y la amada melodía que tantos recuerdos evoca en lontananza de vida y memoria flota y revolotea sobre los pináculos de la catedral de mi pueblo, se encarama a los empinos, salta a la pídola de arbotante en arbotante, hace un quiebro volandero como una golondrina sobre el carpanel de más arriba o se pone a jugar al tute con las ánimas vestido de sobrepelliz en una esquina del triforio. Los muertos son convidados a la fiesta protagonistas de este concierto allí cuando el otoño por los campos de mi patria viste sus últimas sedas y se disfraza en la naturaleza de los mejores colores del año. ¡Dios cuanta belleza! Uno piensa que no puede haber religión más hermosa que nuestro catolicismo. Aquí se rinde culto a la perfección. A eso lo llaman filocalía. El culto –y razón llevabas Manolo Vicent en tu estupendo artículo sobre la desacralización de nuestra religión que trajo primero Lutero y luego la reforma litúrgica del último concilio pero trataré de probar, querido Manolo, que te equivocas- no puede ser a palo seco. Tiene que estar sujeto a los reverberos más viscerales e íntimos. Cristo era un griego helenizante y debió de amar todas esas cosas que hacen digna una existencia. Haber nacido y haber vivido a la sombra de una catedral siempre imprime carácter. Y yo fui seise en esta catedral y siempre que entro bajo la puerta de San Frutos que es nuestro Sarmental parece que estoy escuchando las queridas voces de los canónigos: -Niños a coro – tronaba el deán don Fernando Revuelta desde las gradas del presbiterio. El pertiguero don Benedicto iba de aquí para allá resoplando con mucho meneo de haldas y de manteo. Le sudaba hasta la muceta con las carreras que se pegaba ¿Dónde iba don Benedicto que estaba muy gordo pero al que le sobraban bríos? ¿A qué todos esos baticores? Sonaban añafiles y timbales una costumbre como en la edad media y el señor obispo hacía el ingreso en su sede. Aquel obispo ya quedan pocos como él era el último de su generación todo un obispón y los de ahora obispillos nada más. Para qué rezar en la ermita cuando uno conoce la catedral? Tres acólitos arrastraban 2 su capa magna de lo menos ocho metros y el maestro de ceremonias ordenaba a voces al organista don Celso: -Celso, toca que viene el obispo. Todos los 25 de octubre los hijos de la tierra nos reunimos en el altar que guarda las reliquias de San Frutos a cantar el himno. Las notas trepan por lo alto de la bóveda entre vaharadas de incienso al infinito. Es la magia de los misterios eleusinos. El eco de las voces se pierde por los empinos y va a meterse bajo las alas del serafín que exhibe una batuta de cristal y hace arpegios con las notas de una melodía ancestral que nosotros todos nos sabemos de memoria: “Al siervo bueno infiel que rogando sin cesar consigue bienes eternos, etc”. Aquella estrofa le salía bordada a mi amigo Marianillo. ¿Qué habrá sido de él? ¿Cantaría misa? El 25 O es en Segovia una fiesta mágica. Del amor y la bienandanza nada de políticas. Nosotros honrábamos a San Frutos con el que llegaban las bandadas del jilguero del malvís y del golorito porque nuestro patrón es un santo ecológico donde los haya. Es un dies fastus que dirían los latinos. Nada que ver con 11M ni con 11S –una nueva forma de catalogar los zarpazos de la bestia en el calendario-. El 25 de octubre es la fiesta del amor y de los pájarillos. San Frutos Pajarero llega cuando el otoño va de vencida. El vino en el lagar el grano en la troje los pámpanos de la vid materna convertidos en mostelas para nuestro calentamiento los días cortos el mosto nuevo y las primeras nieves que coronan el vértice de las sierras. El eco de las notas retorna por obra y gracia de uno de esos maravillosos misterios de la ortofonía y del Christus Musicus las sonoridades de este himno triunfal a este padre de la patria y a este santo de la tierra cuya existencia real fue una nebulosa pero como fe es creer en lo que no vimos cepos quedos que en mi pueblo no somos luteranos. Santo de casa dicen que no hace milagros. Creo que es erroneo ese aforismo. San Frutos pajarero hizo bastantes. Recuerdo aquellas visitas a su ermita durante mi infancia sobre un alcor en un impresionante risco adonde íbamos a ver la cuchillada de San Frutos el tajo que pegó sobre la roca viva fe de Moisés camino de la tierra prometida y se abrió la tierra y los moros que lo iban persiguiendo se los tragó la tierra quedando todos sepultados en el abismos. Cuchillares y gollizos del Río Duratón donde estableció el campamento aquel glorioso cenobita que huyó al desierto en compañía de su mujer Engracia y de Valentín su hijo (los cronistas les nombran como hermanos pero nuestro siervo de Dios y que pertenece a los ámbitos de la Leyenda Aurea vivió en un tiempo en que el celibato no había sido implantado entre los clérigos aunque lo hubiera aprobado el concilio de Elvira tres siglos antes) asqueado de la corrupción en la corte del rey godo. El reinado de Witiza vuelve a estar de moda que son los mismos perros con otros collares y regresamos a situaciones parecidas. Confieso que a veces me dan pujos de cerrar la tienda y emular a mi patrón largándome a la pedriza una legua 3 de Sepúlveda a un tiro de piedra de un pueblo que llaman Caballar y cerca de los arribes del Duratón y desparramar mi boina por aquellas soledades en espera del tiempo que me quede en contacto con la naturaleza observando el vuelo del águila cantando mis letanías. Escuchando el aullido del lobo o el bronco ladrar de los mastines. Villano en su rincón. Yo solo en mi cueva rodeado de mis libros y mis rosarios en compañía de mi perra trujillana. Haciendo penitencia por los muchos pecados de mi vida. Cada día es mayor el saco, Señor. En aquellas soledades debió de establecerse la primera laura monástica de los visigodos fugitivos. Me refiero a las Cuevas de los Siete altares a las espeluncas de Peña Colgada en Fuentesoto, cascajares y pobedas de Navalilla, las mastabas de Sacramenia y de Membibre de la Hoz. San Frutos debió de ser uno de aquellos cristianos procedentes del sur que venían huyendo de la quema esto es de la persecución sarracena. Tarik y sus secuaces para que aquellos que sigan creyendo en la tolerancia muslímica –sólo se invade a sangre y fuego- primero segaban cabezas luego hacían preguntas. Los que querían salvar la piel tenían que esconderse. Y a mi que no me digan a estas alturas – el otro día hablaba con un israelí y me confirmaba en mis supuestos- la reconquista fue un guerra justa. Fue una guerra defensiva. Se trataba de salvar una civilización Hay circunstancias en que los cristianos podemos acudir al recurso de la espada en defensa de muestra tierra de nuestras libertades de nuestra forma de entender el mundo. Desgraciadamente, habiéndose dado de mano todo lo que signifique ideal y afanes nobles hoy las guerras han dejado de ser altruistas y estallan por motivos económicos. En esta hora difícil para estos reinos yo vuelvo a encontrar refugio y amparo en la cayada de San Frutos. La de la cuchillada. La que hendió la peña. Sus perseguidores fueron tragados por la tierra. Yo estoy seguro de que tales valimientos intercesores tendrían una aplicación práctica en estos mementos cuando el cristianismo es atacado desde todos los flancos. Manolo Vicent no parece comprender en su columna este milagro de san Frutos. Invocar a Lutero es como llamar al exterminador y el propio Lutero aquel mal fraile agustino murió empavorecido y aterrorizado con la que se preparó en Europa con sus prédicas de regreso a la estricta disciplina de las Escrituras. Desnudó los altares y combatió la superstición y nos dejó un cristianismo sin fastos ni fiestas a palo seco. No entendió que el mensaje de Jesucristo nada más humano es tolerancia y perdón y un hacer la vista gruesa ante los errores del ser humano. Las iglesias luteranas con sus altares desnudos y arrebatadas de su hornacina las imágenes distorsionaron el mensaje evangélico. Uno entiende la religión cristiana como algo melifluo. Tiene que haber en él magia y misterio palabras asombrosas que no se comprendan. Ciertas referencias al abracadabra. Que penetre por los ojos y que nos venga por el oído. Fides ex auditu. Y sin tradición no vamos 4 a ninguna parte. Para los protestantes todo es Biblia. Hermenéutica. Tiene que haber un cierto lujo estético. No quisiéramos tener que regresar a Chateaubriand y a su obra vértice El Genio del cristianismo para demostrar que ninguna religión alcanzó ese Súmmum bonum de las grandes catedrales góticas de los misterios eleusinos y del placer estético. San Frutos es un santo adscrito a esa leyenda áurea y su fiesta es para nosotros una un día mágico con connotaciones entrañables y una inmensa nostalgia mientras las notas del himno se esparcen gloriosas por la bóveda en medio de una inmensa armonía y de ese concento gozoso que extasiaba a fray Luis de León cuando escuchaba algún motete de Palestrina o de Salinas noche serena. Un año más y otro año menos. Hubiera querido visitar su ermita en Caballar y volver a ver aquellos exvotos y exuvia (muletas, fotografías de hijo que volvió con bien de la guerra o de la muchacha que salió con bien de la operación, bragueros, alforjas, la navaja de un asesino que no dio en el blanco o la bala del Rif que se presentó sin avisar y san Frutos puso la mano) que se guardan en la sacristía del antiguo monasterio de benitos de Silos. Aquellos aperos y aquellos trebejos testimoniales que tanto me impresionaron cuando era niño. Pero hay que regresar al tajo. Me hubiera quedado en Segovia ensimismado oyendo cantar a los jilgueros como solían allá por Tejadilla en el Campillo por los tajamares camino de Hontoria o por las gargantas del Eresma detrás del Peñascal o las cuestas de La Lastrilla. Un santo local transformado en mito. Les cazábamos con liga – hoy está prohibido – y con qué ganas tirábamos varetas los chaveas por aquellos riscos. San Frutos Pajarero. San Frutos bendito. Nuestro santo titular. Un año más y un año menos. Sus barbas derramadas sobre el libro en el pórtico de la catedral aquel libro que tiene una hoja a medio pasar. Cuando esta hoja regrese a su sitio se habrá acabado el mundo según una tradición. Pero fe vuelvo a insistir, querido Manolo Vicent, es creer lo que no vimos. Y yo me entiendo y dios me entiende lo que decía Unamuno. Continuamos leyendo en un libro de Piedra. Mientras san Frutos desde su Tebaida no pase la hoja.... 27/10/2006

 

MENENDEZ DE AVILÉS ERA CUDILLERENSE (2)


Una de las mayores sorpresas de mi estancia en EE.UU fue comprobar la admiración que el pueblo norteamericano (otra cosa es el gobierno) sentía hacia la gesta de los conquistadores hispanos desde Oregón hasta la Patagonia.  Tanta fue esa admiración hacia el imperio de Carlos V que los norteamericanos imitaron el emblema de los Reyes Católicos como divisa del escudo nacional. Pintaron en vez del águila  de San Juan el  águila calva de las Rocosas y el epígrafe de una grande y libre la transformaron en el lema “ex pluribus unum”─ somos uno de muchas partes─  Y el yugo de la labor y las flechas del poderío  hispánico lo transformaron en una aljaba con tres dardos apuntando al vacío.  Siempre agradeceré al pueblo norteamericano las atenciones y cuidados que tuvieron para conmigo y mi familia.

Soy admirador de su gran idioma, como Licenciado en Filología Inglesa, de su literatura, del pragmatismo de sus costumbres, del amor a su bandera que cuelga a la puerta de todas las casas  y sobre todo de su gran periodismo y, aunque algunos me hayan tachado de anti-yanqui, ellos saben muy bien que eso no es cierto, porque mi lema el que se ha apropiado Trump: American first, que yo digo Spain first, radica en la libertad de opinión, regla sagrada del First Amendement de la American Constitution.

Allí la mente es libre y diferentes los pareceres pero si violas la ley vas para chirona.
Y digo esto sin perjuicio de parte, al rebufo de la llegada de los nuevos hispanicidas de dentro y de fuera, que los servicios secretos de la CIA describen despectivamente como “
adoquines” y “bricklayer”. 
Algunos de esos gastan coleta y van de rufianes por la vida, ignominioso apellido y denigrante profesión. Pero los consideran los tontos útiles de cualquier movida y acción exterior.

Un americano de buena ley siempre se cuadrará ante un patriota español que defiende a su país con razón y sin ella tratando de desenmascarar las perversidades de la Leyenda Negra.  Eso lo entienden muy bien los norteamericanos.

La proeza de Menéndez de Avilés que a mí me parece que era pixueto porque su casa solariega todavía guarda el escudo de los Menéndez Merás─ Palacio Valdés tiene un cuento precioso sobre la acción del último heredero de la dinastía que un día sube a una barca con la piedra esculpida de su blasón familiar y lo tira a la mar─ justo en la misma ribera y el embarcadero, en la ensenada del puerto queda ahí para los siglos futuros aunque por desgracia se haya negado a las nuevas generaciones el conocimiento de aquella aventura que llevó nuestra cultura asturiana al nuevo mundo bajo el pendón de Castilla con soldados y marinos vascos, leoneses y andaluces, murcianos y catalanes.

Ellos, los gringos, tuvieron otra conquista la del Oeste pero fue de otra manera y con más medios técnicos, una vez inventado el revólver y los cañones del quince y medio. Y su expansión hacia el Oeste se llevó a efecto sin mistificaciones de raza o religión.
El temperamento inglés o francés es muy diferente al español. Claro que los Sioux eran tribus dispersas y no representaban imperios como el de los incas, aztecas y araucanos.

Fueron miles de kilómetros recorridos en climas muy extremos y la hazaña sólo se explica mediante dos conjeturas: la aparición del caballo y la artillería ligera (arcabuz, culebrina, lombarda frente a los arqueros indios.) Así como un milagro del Altísimo porque a aquellos aventureros les movía la fe en el Salvador.

 Pero hubo otra razón la más poderosa: el mestizaje y la buena disposición para confraternizar con aquellos hombres y mujeres que andaban desnudos por el bosque los cuerpos y las caras pintadas y a los que creían hijos de Dios y redimidos por la sangre de Cristo.

Don Pedro fundó en la Florida dos ciudades San Agustín y San Mateo en honor del patrón ovetense y según cuenta Gonzalo de Solís esta plaza se rindió a los ataques de los apaches. Los hombres fueron degollados pero se respetó la vida de las mujeres y de los niños.  Transcurrido más de un lustro, regresaron los españoles al lugar y el cacique les recibió de manera amistosa. Los convidó a cenar y danzar en torno al fuego después de fumar la pipa de la paz.

Acto seguido, ofreció al recio soldado praviano a una de las esposas de su harén para holgar con ella en virtud del privilegio salvaje vikingo que aun mantienen algunos pueblos esquimales del “jus primae noctis”, el mayor cumplido que se podía realizar en obsequio de un  huésped recién llegado. La respuesta del conquistador fue tajante y casi admirable por lo insólita:

─ Soy un hombre casado y nosotros los cristianos usamos de ese privilegio sólo la noche de bodas después de haber sido nuestro matrimonio bendecido por Dios.

Cuesta un poco creer tal respuesta en boca de un capitán de los Tercios del rey de España, pero conviene recordar que el invitado era un caballero adherido a las reglas del honor y del respeto a la mujer y que había velado las armas y recibido el toque de varas de la caballería andante.

Casualmente los cronistas de Indias destacan con respecto  a tal punto las siguientes consideraciones:  otra actitud menos trágica y más casual en relación con el sexo; la belleza y la alegría de aquellas vírgenes no sé si necias o prudentes pero tan “hospitalarias” y dispuestas a hacer un favor a aquellos hombres de a caballo que venían buscando las fuentes de la eterna juventud en el siglo del amor que fue el del XVI que decían si Manitú nos lo dio es para que lo utilicemos.
Aquellas tribus a la cópula conyugal la desligaban de cualquier aspecto morboso y lo consideraba un hecho fisiológico sin connotaciones peyorativas y bien se conoce que no tenían miedo al infierno del que tampoco habían oído hablar. Algo de poca importancia.

Los encantos de la india Malinche a los que sucumbe el bellotero Hernán Cortés determinaron el éxito de la conquista azteca. Todo por culpa de unos amores. Pueden más dos tetas que dos carretas.

Ahí estuvo la clave del criollismo, de la mezcla de razas, llevada a cabo por aquellos esforzados caballeros andantes de Carlos V que saltaron hasta la otra orilla del charco desde las páginas del Amadís de Gaula.

Muchos historiadores negacionistas o de aluvión quisieran ningunearles tal éxito, en el deseo de que su hazaña no se hubiese producido, pero el gesto quedó ahí para gloria de un rey y una fe que defendieron con su sangre.


Pedro Menéndez de Avilés cudillerense de pro pertenece al cupo de los aguerridos hidalgos, de aquella hueste que cruzó los mares por amor de las indias occidentales. ¡Puxa Asturias!


DEDICADO A DOM JOSÉ EL DEAN DE LA CATEDRAL DE SEGOVIA QUE CON SU VIBRANTE VOZ EN EL REFECTORIO NOS HIZO SOÑAR A LOS LATINOS UN MUNDO DE AVENTURAS. TODAVIA RECUERDO LA APASIONANTE NARRACIÓN DE LA BRUJA GLAGULA

 

VALDESIMONTE



Bajábamos al refectorio hambrientos después de las preces la misa conventual y los puntos de la noche anterior en que nos obligaban a meditar en la muerte. Silencio sepulcral. Sólo se escuchaba el entrechocar de los cubiertos y el borbotar de las cafeteras humeantes y maternales que servían en calderos por las mesas alinedas los semaneros. El presidente se sentaba en la consola circular preferente que llamábamos “rostrum” y el prefecto se paseaba por las aleas del comedor mirada en ristre y un breviario de piel rusia y cantos de oro bajo el brazo.

Era don Marciano Monroy un clérigo elegante que vestía sotanas entalladas de cachemir y olía a agua de colonia. Usaba loción “Varón Dandy”.

Tenía la boca pequeña y la mano lista para repartir cachetes a los rezagados los desaliñados los “díscolos e incorregibles” según el reglamento. Con él de vigilante no había que salirse de la fila.

Podías comulgar sin ir a misa.

Por menos de nada te caía una “hostia” de la mano regordeta del prefecto.

 De vez en cuando se metía por medio de las ternas y corría la baqueta. Zas. Fuego a discreción. Había sido don Marciano capellán castrense de un barco de la marina de guerra que se llamaba el “Furor” y de los sargentos había aprendido aquella odiosa técnica de sacudir el polvo a los educandos. La letra con sangre entra.

 Creía nuestro prefecto que todo en esta vida se arregla con un buen sopapo. Nos tenía a los trescientos y picos tíos que integrábamos el seminario menor derechos como velas. Zas.

—Pero si no hice nada, don Mariano.

—Pórtate bien te dije.

Y al que protestaba volvía a solmenarlo de refez.

Tenía una mano gruesa de cavador, de Valladolid, y cuando te daba con lo gordo hacía daño. Pero olía a buen tabaco y a agua de colonia.

Sus cigarrillos americanos Winston, Chester, Camel, sahumaban de perfume los pasillos de los tránsitos. Porque hedía un poco a montuno en todo el seminario.

Así, purificamos el ambiente, alegaba don Marciano.

 Entonces, el lector de semana se subía al púlpito y declamaba la página del martirologio romano que correspondía a los santos del día, con el brío y el entusiasmo del pregón pascual.

El mejor de todos los que leían en aquel seminario de postguerra era un alumno pequeñito de quinto al que apenas se le veía sólo la cabeza porque era muy corto de estatura. Le llamaban rompetechos pero andando el tiempo llegaría a ser un predicador de campanillas.

Tenía una voz poderosa y una dicción perfecta. Era de un pueblo que llaman Valdesimonte.

No se me olvidaría aquel lector, que consiguió cantar misa, uno de los pocos, y aprobaría las oposiciones a canonjías. El cabildo le nombró deán de la catedral de Segovia.

Sus lecturas matinales al igual que las novelas de Emilio Salgari que leería con una exactitud pasmosa, lo vivía, y a través de su voz que escuchábamos, embaídos, vivíamos las aventuras de los mares del sur y la muerte gloriosa y violenta de los casi un millón de mártires que tuvo la iglesia en las nueve persecuciones acometidas por los nueves cesares contra los cristianos.

Nos aprendíamos no solo el santoral nombres y hazañas increíbles sino también lugares de una toponimia que despertó nuestra imaginación: Bitinia, Treveris, Cilicia, Capadocia, Numidia, Siria donde se derramó antes que en ninguna otra nación la sangre por Cristo, etc.

Valdesimonte solía terminar su alocución con esta coletilla que traían todos los menologios con un lacónico “Y en otras partes otros muchos santos mártires confesores y santas vírgenes”. Entonces don Marciano daba una palmada y empezábamos a desayunar: tostadas con mantequilla y café con leche en polvo, un regalo de los americanos.

A unos los despellejaron vivos a otras las cortaron los senos, a otros las orejas o les arrojaron a piscinas de agua hirviendo, los tiraron al Tiber, o estiraron sus miembros hasta descoyuntarlos en el ecúleo. A todos se les pedía lo mismo que tributasen honores al emperador pero ellos se negaban en redondo a quemar incienso en honor del cesar.

Con habilidad textual los autores de las actas de los mártires casi increíbles por su valor solían ahorrar al lector los momentos escabrosos de la tortura por ejemplo a santa Justa y Rufina dos vestales sevillanas la palma del martirio la obtuvieron después de que el verdugo “se las pasase por la piedra”. El derecho romano prohibía asesinar a las vestales. Biografías increíbles lugares lejanos y yo me seguía preguntando, Señor, por qué. Nos quedábamos a dos velas.

 El más sanguinario fue Nerón que mandó iluminar Roma con los cuerpos de los seguidores del Cordero recamados de pez y convertidos en antorchas. Aquel emperador algo cegato y mal poeta que mató a su esposa Popea de un puñadazo del que abortó y luego se enamoró del efebo Spiro cuyo rostro adolescente le recordaba al de Popea hizo castrarlo y le escribía versos de amor.

Los seguidores del Nazareno eran considerados como una secta del judaísmo. La arena del circo máximo y del anfiteatro se purificó con la sangre de Barbaras, Octavias, Macrinas, Sinforosas Emerencianas Tarsilas muchas de ellas madres de familia, otras que desempeñaban el oficio más antiguo del mundo en los barrios bajos de Roma Nápoles o Pompeya, pero entraron en el cielo empuñando la palma del martirio y sus nombres fueron registrados con letras de oro en el Libro de la Vida.

Sus estatuas llenaron las hornacinas de los templos y se convirtieron en los nuevos dioses familiares de la cristiandad que aquí cada santo siempre tuvo su octava y cada fiesta su triduo.

 El judaísmo nunca estuvo más cerca del cristianismo que entonces y como bien dijo Tertuliano la sangre de los mártires fue semilla de cristianos. Y al destruir las legiones de Vespasiano la ciudad santa de Jerusalén que pasó a llamarse Aelia Capitolina empezó la gran diáspora.

El largo camino por tierras ajenas que será nuestro destino junto con la protesta y la rebelión a los dioses convencionales echó a andar por la historia.

No se olvide que somos elegidos para el dolor y para dar testimonio de Su Nombre. El judío nunca adorará por tanto a falsas deidades incluso aunque se disfracen de falsos eslóganes como de vuelta a la tierra prometida.

Eso lo sabemos bien los que portamos la antorcha del fuego sagrado, somos motivos de escándalo. Somos carne de horca, lugar común de afrenta y vituperio.

Por eso la voz estentórea del de Valdesimonte desde el pulpito del refectorio sigue resonando en mis oídos como un aviso y como un exhorto a la esperanza, al pasmo y a la crítica. Sigo teniéndomelas tiesas contra el tirano — los nerones y caligulas de hoy son más sofisticados  que los de los primeros siglos pero mucho más contundentes, muchos de ellos visten sotana y cuelgan al cuello la cruz inversa— combato una pelea sin fin.

 Contra los impostores lanzo mi grito con san Lorenzo a las propias barbas del verdugo. Dame a media vuelta que ya está tostada esa paletilla ahora por el otro lado.

En boca de los mártires el sarcasmo era un arma poderosa. Por ejemplo, me viene ahora a la memoria el desparpajo con que respondían aquellos falangistas en la checa de san Anton de Madrid cuando eran convocados a subir al camión donde serían “paseados”:

—Fulano de tal y cual

—Chapándomela— contestaba un flecha pequeñito al que apenas le apuntaba el bozo y su clamor recorría imperioso las galerías de aquella cárcel donde se fusilaba siempre al amanecer.

Ese menoscabo de la propia vida y la valentía ante la muerte al tirano le saca de sus casillas.

Gloria, pues, a la santa memoria de aquellos víctimas de lo políticamente correcto. Que no chaquetearon ni combayaron. Por seguir a Xto fueron apaleados, fusilados y crucificados. Me río a las propias barbas del verdugo. A mí estos esbirros me la chupan. Así que digo con el de Valdesimonte, en loa, a los santos desconocidos y de los que nunca sabremos el nombre:

Y en otras muchas partes otros muchos santos mártires, confesores, y santas vírgenes

Animula, vagula blandula hospes comesque corporis”.

La vida pasa pronto como reza el verso el verso del gran emperador Adriano que luego traducimos en las clases de latinidad.  



EN LA ESPAÑA DEL ZP LOS ROJOS SE DAN LA VIDORRA LA CHICA UNVERSITARIA LLEVABA DENTRO DE LOS APUNTES A FRENCHA LETTER. ESTA NOCHE ARROZ CON LLECHA. ?GOZAS VIDA?

 

ESCUCHO EL ZUREO DE LA PALOMA MIENTRAS SE ARRULLAN LOS PALOMOS Y LOS TERTULIANAS LARGAN Y GARLAN SUS ESPICHES. ¿gozas, vida? nada, pues entonces algo huele a podrido en dinamarc a. la chica del autobus iba con un cartapacio en el autobus y dentro de los apuntes en un cuaderno como un marcapaginas llevaba un condón. La vida no es seria no demasiado serio y ahí estaba el obispo Camino con su pectoral de arrastre barbilampiño que a mi me recordaba al gran inquisidor de dostoyevski cuyo mensaje es apriorístico ni más ni menos que si cristo bajase a la tierra lo detendrían los obispos.

Yo no sabía mucho de los engaños del mundo pero me dejé engañar por aquellos clerigos con chafarinones de sopa en la sotana y los bonetes torcidos de la orden del domine Cabra arrastrando sus manteos y lobas por las calles congeladas camino del coro a cantar el oficio. Luego supe de los engaños del mundo y de las mentiras de las mujeres. Yo no era más que un hijo de la piedra que en el devenir de mis días me juntaría con las hijas del arroyo. Esta noche de San Martin acabamos de pasar la novena de las animas y medio pueblo anda borracho como en el cuadro de Grügel para festejar al santo del caballo blanco "Panonius" y la buena capa. Una buena capa todo lo tapa y un día es un dia, padres conscriptos, mercaderes que han vendido la patria. era san Martin un manipulario de la caballeria romana que un dia se le apareció Cristo en forma de pobre y a la caridad toda Europa se consagra. Un manipularius era un soldado raso pero él llegó a general y luego lo hicieron obispo de las Galias. De mozo sabía utilizar el harpagon o gancho con que las acies disparaban contra las murallas y decía adelante y adsumus y al combate le seguían las mesnadas. Los pilorius haciendo uso de sus arcos lanzaban los dardos o tragula que portaban en la aljaba. detras la infareía con la emsis o espada cortaban las gargantas, golas y golillas de enemigos. Bien podía san Martin un soldado de Cesar combatiendo con los aquitanos en la guerra de las Galias. Llevando el pecho constelado de medallas y de signa militaria. y como zapador abría zanjas et ad fodiendos puteos. No me lo tomen a mal, puteos no es puta en latin pero fodiendo es casi la misma cosa por la que todo la entendemos: excavar, meter la pala y sacar, porque fodere vale tanto como jodere mocosuena mocosuenae. Np hay polisemia que valga que el latín es lengua expresiva. Pozxhivaete... Kak diela? Xarashó. Pero España es un solejar donde toman el sol los jubilatas. ¿Adonde vamos los licenciados de la existencia? A un banco del parque. Mejor a la taberna. Hay en Madrid buenas casas de conversación. Si te quedas quieto viene un guindilla y te manda a limpiar las cuadras de Augias. Tántalo habita entre nosotros y nuestras zozobras no tienen fin. Que de un tiempo acá andamos entre la cruz y el agua bendita y nos llaman carcas y meapilas. El Valle de los Caídos lo cerrarán y echarán a los frailes pero no los fusilarán. España es laica laica judaica. Una más de ZP? No gracias que hoy tengo el higado un poco revuelto

 


CLASE DE PERIODISMO POR JESUS ALVAREZ CAPITÁN DE ARTILLERIA Y JEFE DE INFORMATIVOS MARIA JOSÉ SANCHE BENDITO PEREZ MATEOS PEDROCHES Y ANTONIO PARRA AÑO 1966


 DE LA FOTO TODOS ESTAN MUERTOS PERO YO A DIOS GRACIAS SOBREVIVO EN EL RINCÓN APARECE LOPEZ CASTILLO CREO QUE EL POBRE PERIODISTA DE ABC Y TELEVISIÓN CREO QUE SE SUICIDÓ

usa el matón universal

 POLICIA GLOBAL

Gritos en la noche

Otra hembra acuchillada

Otra más

al dictado del gran diseño

Hay que acabar con ellos

Jijijí jajajá

Se rasga las vestiduras don Anás

Salta en lo verde don Cleofás

Son diaños narigudos

A punto de palmar

No temáis a los corchetes ni a los verdugos y esbirros

De la Pasma mundial

Ellos son pocos

Y nosotros más

El ojo que todo lo ve vigila

Policía global

Una nube de polvo envuelve

A los corchetes galopando

Van a caballo en urnas de cristal

Organicemos el saber

Lo antiguo no se da

Ni el arte ni la música ni el canto coral

Que resuenen los alaridos Rolling Stone

Guerra contra Rusia

Es la consigna

En Kiev los gatos mayan a todas horas

Los niños piden pan

Antesalas del cementerio

Las morgues no están vacías

Uxoricidios y suicidios

Quieren cambiar la sociedad

Reos son de muerte

Se ríe el diablo

Las vacas menean el rabo

Cuando van a arrejacar

Buscad, amigos, en vuestros lares

La piedra rejalgar

Para espantar el tábano pelma

Y yo entre los berros y entre los puerros tengo un nido de pájaros negros

Cuando me doy cuenta el pájaro

Se convirtió en alacrán

Similia similibus curantur

Dios lo cría y ellos se juntan

Ojo al policía global

No tiene chapa

Es un carcamal

Con dientes feroces de Dracula

Con maneras de obispo jesuita

Sus bendiciones son báculo en el culo de Satanás

QUE SERÁ DE MI NIETO

 


Me pregunto con frecuencia cómo será la vida de mi nieto Pelayín, este rubiales más listo que una ardilla, subido a mis brazos, tapabocas y sonrisas. Le pido a la Virgen lo proteja cuando marche por los caminos del arduo vivir pisando flores y abrojos. Ormuz y Ahriman mientras tanto juegan la partida y Pelayín con su sonrisa está descubriendo el mundo y echa a andar


 

VENUS NACIÓ DE LA ESPUMA


Las noches vienen y van

Perimetrados estamos

Mas a los sueños no los podrán

Encerrar

Elixir de amor que me revive

Venus nació del mar

Y entre las olas

Te encontré esta noche

Era tu viva imagen, Suzanne

Una bella rusa con el corazón grande

Te perdí y no recuperaré jamás

Ha sido bello vivir

 




HUGO WAST VOCACIÓN DE ESCRITOR


Los dos tomos han aparecido en el arca de los recuerdos. Estos libros los compré yo en Comillas según declara la data y pertenecía a Antonio Parra Galindo" Comillas 4 de marzo de 1960. es una declaración de intenciones de lo que sería mi verdadera vocación en la cual perseveré durante sesenta años sin demasiada fortuna. Estos dos libritos en rustica han sobrevivido a los avatares de mi vida y a mis muchos traslados en Madrid,. Londres, Nueva York, Segovia. Constituyen un presagio y un vademécum para marcar ruta en mi trajín vital

Sin embargo, mirando hacia atrás, con orgullo y sin ánimo de la vindicta que me corroe puedo afirmar que el objetivo se ha consumado con eficacia.

Encontré mi estilo y mi forma de decir que es diferente al de cualquiera. Todos mis escritos poseen un sello una vitola marca de la casa. Era mi profesor de literatura el padre Eguillo esos que van por la vida con la presuntuosidad de ser vascos hijos espirituales ese caballero andante mal encarado que era san Ignacio ruede la bola. La barquilla mía se estrelló contra los arrecifes pero no naufragó al estrellarse contra los recifes de Oyambre.

Allí estaba sellado mi destino de grandeza libertad e incomprensión. Hugo Wast es un escritor mediocre argentino pero que maneja el baculo de la profecía y anunciando la caída de algunas manzanas.

Una de ellas ha sido la iglesia católica se adelantó a su compatriota el papa Francisco alias Pancho Culomagno el gran impostor en la novela 666. habla de las dificultades de la creación. Lo mas difícil de la creación literaria no es la creación ni la impresión. Es la difusión.

No recomienda a los autores que regalen jamás un libro. Uno se topa con el menosprecio y ese cerco de silencio que cataloga a los literatos como gente rara y fuera de lo normal.

Uno de los mayores placeres que puede haber en la vida para la gente que escribe es recibir el paquete con su primera novela. Él dio a la estampa su "Alegre" un relato de aventuras que hoy se nos indigesta en la Editorial Aldecoa una casa que sigue funcionando hoy en Burgos bajo el nombre de Hijos de Santiago Rodríguez.

Emoción y tristeza me ha causado sumergirme en las paginas de Vocación de Escritor, uno sigue vivo y en la edad provecta como en la adolescencia dándole a la tecla para derribar molinos de viento y liberar doncellas de las garras de los sátiros (difícil tarea) pero yo tengo mucho de caballero andante que cabalga a su aire. Bendito sea Dios y que Dios tenga en su reino a Martínez de Zubiría que era como se llamaba este cristiano que lanzó a la calle un centenar de tomos bajo el pseudónimo de Hugo Wast



EL TEJO ÁRBOL DE LA ETERNIDAD PLANTADO A LA PUERTA DE LOS CEMENTERIOS PERO SUS FRUTOS ENVENENA SEGUND ANDRÉS LAGUNA

 

Tejo es el árbol de la puerta de la laguna Estigia el lugar donde no se come ni se bebe y de donde nunca se sale. Misterio del más allá, enigma de la eternidad. Los cipreses están al final de la cuesta del santo lugar, pero el tejo que crecía en lo que llamaban el cementerio civil de Piñera era más señalado. Esa era la costumbre; lo plantan a la puerta de los cementerios.

Hay uno en el Bierzo (soberbio ejemplar) que tenía cuatro mil años de ramoneo y de ver treansitar la carroza de la muerte. Acogió los huesos en el columbario de los soldados de la Legio Séptima Victrix. Allí se enterraron los celtas y saonaron con frecuencia las estrofas del Diues Irae. Es una planta muy profusa en hojas, su copa es muy tupida. En la ramas le crecen muchas hojas. Se le denomina por los botánicos taxus baccata. Del latín bacca (baya) y contiene toxinas. Su ingesta puede volver locos o matar a los hombres y a los animales. Un emperador se quitó la vida con zumo de tejo. El doctor Laguna lo cataloga en su Dioscórices como infusorio letal. El medico de Carlos V, Andrés Laguna dice que el tejo es tan dañino que mata con su sombra al igual que el nogal. Es considerado en cuanto tal el árbol de la muerte. De aspecto umbrío y formidable.


CODINA BUENA CASTAÑA QUE SE ZAMPA EL REY JUANCA Y LUEGO SE LE INDIGESTA

 

EL CASTAÑO


EL CASTAÑO fue según Plinio el árbol del pan. Para los romanos las castañas secas y pilongas servían de materia frumentaria o comestible base de su alimentación básica. Bullate llamaban a la harina de castaña seca y el pavo con castañas se consumía en Roma para las grandes ocasiones.

Era la "castanea sativa". Son esos árboles cupulares que vemos por todas partes en Europa. Las hojas lancinadas de lengua de mula. Sobre el calcídico del hórreo se secaban las castañas, oro calvote se decía a la castaña asada. el pan de bellotas y de castañas constituyó la alimentación de los celtas.

Callonga es castaña a medio asar. Callonga por similitud alude en germanía a la mujer corrida y jamona. Cuerrias o zarzo para asar castañas (del viejo bable). Zurrón de la castaña o erizo es la vaina. CODINA se denominaba a la ensalada de castañas cocidas. Hoy son codinas las haraganas de Juanca el rey Emérito que no paraCODIN



 

ES DURO OLVIDAR LOS HORRORES DE LA REVOLUCIÓN RUSA. Para KRASNOFF NO HUBO PERDÓN



Gorbachov no acabó de rematar su concierto de balalaica y a Putin le pasa lo mismo. Repta la bestia, se enroscan y esparcen sus convolutos anillos en maniobras de estrategia.

La Rusia ortodoxa se ha convertido en el paraíso de las prostitutas.

Yo me escribía con una abadesa de un monasterio de Novodievichi─ creo que llegó a "nastoiatelnitsa" (abadesa)─ y ahora me entero que hace la carrera luciendo su bello semblante y su opulento pecho de matrona por los clubes de alterne neoyorquinos. Son los misterios y enigmas de la Rusia eterna.

El general Krasnoff que escribió una larga novela (novela río) sobre la revolución rusa y que luchó con el ejercito de Stalin hasta entrar en Berlín fue fusilado en 1947 por haber militado en la facción de Wrangel un blanco.

Fue un verdadero holocausto deportaciones masivas cárcel y paredón casi cerca millones de rusos blancos perecieron. Paris y Berlín fueron repoblados con antiguas duquesas de Petersburgo que se metieron a putas (esto está sucediendo en la Rusia de Putin que abastece de meretrices a los mejores países del planeta) o se colocaron como sirvientas, popes que se morían de hambre en las calles de Londres y generales blancos que servían como chóferes de ricachos del estraperlo y la mafia. Estudiantes que se pegaban un tiro en la boca.

"Comprender es perdonar" se titulaba la novela de Krasnoff pero para él el perdón y la comprensión no llegarían nunca, acabarían en un piquete de fusilamiento.

Porque los judíos ni perdonan ni comprenden desde que crucificaron a Cristo.

Cuidado pues con los pacifistas. No tratemos de pulsar la "yskoreñie" que es la tercera cuerda de la guitarra rusa, ni hagamos un "perejod" revisionista y buenista para darle la vuelta a la tortilla.

Si se mira demasiado al pasado al poco oiremos, crujir las cadenas revanchistas.

La memoria histórica por tanto es un mentira histórica que se han sacado de la manga los sionistas mientras nos escupen a los ojos la arena de los crímenes de la guerra civil y siembran de flores negras las sepulturas del holocausto.