2025-05-11

PAULINA GALINDO MARTIN GOZA EN EL PARAISO DE LA PAZ DE LOS JUSTOS Y QUE INTERCEDA POR NOSOTROS DESDE ALLÍ

 DIMOS CRISTIANA SEPULTURA A MI AMADISIMA TIA PAULINA

 

Mariano tomó la azadilla, la que usábamos para escardar, y abrió un pequeño agujero en el enterramiento junto a la blanca cruz de mármol que preside la tumba de mi abuelo Benjamín y depositó allí las cenizas de su madre.

Vuelve el polvo al polvo, estábamos devolviendo a la tierra lo que es suyo pero Paulina vivirá eternamente.

Mientras el preste el Padre José María, hospitalario de san Juan de Dios, que pronunció en la misa de exequias una homilía que nos emocionó a todos, hacía las abluciones, yo creía ver a un serafín que se llevaba en volandas el alma de nuestra tía, nuestra madre, nuestra consejera, al Paraíso y las piedras de las paredes de esa torre que tienen más de diez siglos lloraban al unísono.

Y preguntaban con san Pablo: “muerte ¿Dónde está tu victoria, dónde está tu aguijón?”; la tristeza se conjugaba con la alegría entre las buenas gentes de Fuentesoto.

A mí me pareció sufrir un ataque de Eulogía (hablar bien) y me puse hablar con lenguas de fuego como a los apóstoles en el cenáculo.

 Paulina se marchaba en paz dejando tras sí una reguero de amor y de paz. La fragancia de su partida  inundaba a todos los presentes.

Algo de mí fue enterrado entre esas cenizas que esperan la resurrección las del querido abuelo Benjamín mi segundo padre y de Paulina mi segunda madre.

¿Muerte donde está tu victoria? Preciosa es la muerte del justo a los ojos del Señor y yo hablaba y parlaba por los codos y discurría ante mis primos carnales unidos como una piña a los que no veía en muchos años.

 Estaban Juan José y su esposa Alicia, Mariano mi ahijado Mariano Benito Galindo que seré su padrino hasta la resurrección de la carne (no sé cuántos telediarios me quedan no pueden ser tampoco muchos) y sobre todo a mi dulce y querida Yolanda que ayudó a portar la cruz de su madre en sus últimos día con una entereza pasmosa.

Ya no quedan en el mundo hijas así. Honrar padre y madre es un mandamiento divino y ella lo ha cumplido a rajatabla.

Y que diré de mi prima Leonides, la más tiesa, creo que es la que más se parece a Paulina y porta el fuego sagrado de nuestros genes, alta y delgada como su madre y mi abuela cuyo nombre romano lleva.

 Eutrapelia ante las nuevas generaciones: Jaime el primogénito de Juan José y su bella prometida la rusa Cristina, así como la hija de Mariano y su pareja. Eutrapelia ante lo que viene pegando fuerte, yo no cabía de gozo ante estos dones que nos da el Espíritu Santo a los españoles,

 Dentro de mi dolor mucho gozo yo sentía y fue un día eucarístico que en griego significa sentirse bien y eutrapélico hablar bien sin rencores sin odio, con humor y recordando como viejo que soy aquellos tiempos de nuestra generación.

Mi tía y yo conocimos los últimos de la edad media: segar, trillar, escardar y arrancar yeros siempre mirando para el cielo no llegase el pedrisco que arruinaba las cosechas y condenaba al hambre.

 Se cerró un ciclo, vino la tecnología, los nuevos inventos que arrinconaron a los viejos aperos.

El gario, las horcas, el bieldo de las parvas, las hoces y los rastrillos con sus zoquetas, la tabla de heñir, la guadaña, las alforjillas, cabezales y trillos fueron como reliquias inútiles al sobrado o  desván.

 Pero la fuerza de aquellos labriegos que optaron por la emigración subsiste  incólume.

 Dieron a sus hijos buenas carreras y les hicieron hombres de provecho. ¿Nostalgia? Tal vez pero hay que acomodarse al sentido de los nuevos tiempos.

 El Zeitgist, pero sin desarraigarse de lo que dejamos atrás, de nuestras raíces profundas clavadas en la entraña de los siglos y no deprimirse ni acojonarse ante el nuevo semblante de las Españas, yo me quedé pasmado ante la milenaria pila bautismal (debió de estar en la vieja iglesia de san Gregorio hoy cementerio) donde recibió mi tía y muchos de los que allí estaban las aguas de gracia.

Es un recipiente de piedra labrada que debe de pesar más de un quintal y prueba un dato importante de la tradición cristiano-visigótica  mozárabe: el sacramento del bautismo lo realizaba el sacerdote por inmersión no por ablución. Pienso yo.

Y me detuve a rezar un padre nuestro ante el altar del querido san Antonio del cual tanto mi tía como mi madre sintieron profunda devoción. Que Antonio divino y santo las acompañe en el cielo, pedí a Cristo con fervor. Paz y bien.

 

domingo, 11 de mayo de 2025 








CRIS CUARENTA PRIMAVERAS

 




ICONOS Y ROSARIOS EN LA PARED DE MI CELDA DONDE ESCRIBO. LA VIRGEN MARIA CREO QUE ILUMINA MIS POBRES ESCRITOS PECADORES PUES APRENDÍ A DECIR CON SAN BERNARDO RESPICE STELLAM VOCA MARIAM MIRA LA ESTRELLA LLAMA A LA VIRGN Y ELLA LA CORREDENTORA DEL GENERO HUMANO VUELVE LOS OJOS A MI AYUDANDOME A PORTAR LA CRUZ DE CRISTO

 


2025-05-09

CONCILIO DE TRENTO. LA REBELIÓN DEL AGUSTINO LUTERO CONTRA LA TEOLOGÍA DEL PURGATORIO Y DE UNA IGLESIA DOMINADA POR JESUITAS

 

450 aniversario del Concilio de Trento

 

Concilio de Trento grandezas y mermas de la iglesia romana

 

 

 

12 de diciembre 1563: en el debate de clausura del concilio de Trento los 275 padres conciliares hablan sobre los novísimos y el debate se centra en el Purgatorio. En tema tan resbaladizo no se define al purgatorio como dogma sino como creencia y devoción piadosa alimentada por la iglesia durante siglos. Precisamente, esa preocupación por el más allá movió las bielas de los fieles cristianos. Desde el ciclo merovingio hasta el siglo XVIII fueron las oraciones por los difuntos, las donaciones pro anima de los reyes astures, leoneses y castellanos que hacen mandas para que se digan misas por sus almas, constituyeron una fuente de ingresos y la idea de las fundaciones monásticas o la erección de templos. Lo primero que llamó mi atención cuando visité por primera vez a Inglaterra fueron aquellas iglesias góticas o románicas rodeadas de cementerios abiertos como parques.

 

Los niños jugaban entre las tumbas y los amantes por primavera se besaban tumbados sobre el césped al pie de los mausoleos. Allí hasta hace poco a los duelos se iba de blanco y existía una sorprendente familiaridad con la muerte que los ingleses no consideran como algo demasiado trágico sino un simple acto de la naturaleza; uno de tantos.

 

Así eran los primitivos dormitorios del descanso eterno (que es lo que significa la palabra cementerio en griego) en toda la cristiandad. Los difuntos, siempre cerca de lugar sagrado aguardando la trompeta del Juicio. Entretanto, en cada aniversario en el día de la muerte los prestes de capa pluvial negra entonaban el dies irae o el libérame. La devoción a los que murieron en la fe, el toque de animas, las entregas de mandas, misas y bodigos arraigaron muy fuerte en la catolicidad. Había en la iglesia de San José un cuadro en relieve sonde aparecían las almas del Purgatorio implorantes y entre las llamas al Señor para que les abriera las puertas del paraíso pero el párroco mandó quitarla. Quizás las Animas Benditas no sean algo políticamente correcto en estos tiempos nuestros tan inmanentes donde se teme a la muerte aunque se la oculta.

 

El papa anterior suprimió el limbo de los justos o seno de Abrahán donde van los niños no bautizados según nos informaba el padre Astete en el catecismo que de niños aprendíamos de coro. Con respecto al Purgatorio, Benedicto XVI no fue demasiado preciso. Pero ¿cómo se dirime la culpa? ¿Cuál es el destino del alma cuando deja el cuerpo suponiendo que estas dos mitades del hilomorfismo aristotélico no entrañen un todo inextricable? Misterios de la existencia humana. La teología del Purgatorio en la que creían los medievales a pie juntillas se relaciona con la teoría de la reencarnación o metempsicosis. El alma tiene que andar un camino de largo recorrido pues al fin y al cabo no somos más que peregrinos hasta recabar un estado de perfección y, libre de sus impurezas y vanidades, poder contemplar el rostro de dios. El Maestro Jesús nunca habló del Purgatorio y la iglesia oriental sostiene que en el mismo instante de expirar nos presentamos ante el trono del Juez para escuchar palabras de bienaventuranza o de condena. No hay medias tintas; para los justos, el cielo. Para los pecadores la gehena.

 

Fue este de la sesión final uno de los debates de la mencionada reunión que marca el punto álgido de la iglesia, su plena apoteosis y en la conclusión se percibe la sabiduría de esta iglesia asistida por el Espíritu.

 

A instancias  en 1542 del emperador Carlos V que lo convoca pensando en los electores flamencos y alemanes pero ninguno de ellos se presentó y los ingleses enviaron a uno, el cardenal Walpole que acabaría en la torre de Londres, la primera sesión no tiene lugar hasta 1545. lo abrió Paulo III un Borgia que fallece a los cinco años y el concilio cuando sobreviene la peste a esta ciudad de la Italia septentrional donde se hablaba alemán se traslada a Bolonia. A la muerte de Paulo lo reanuda Julio III y es Pío IV el que pone el broche final.

 

Las vicisitudes infinitas. Siempre esperando a los alemanes a los que el pontífice envía legados y salvoconductos. La herejía luterana en algunas cosas el rebelde fraile agustino de Erfurt llevaba razón había arraigados profundamente incendiando a toda la cristiandad. El rey de Francia Francisco I fue remiso y reluctante. Los padres franceses fueron poco. Sine embargo, España manda a sus mejores teólogos e Italia a todos. Dentro de todos estos caveats o reservas y diferenciaciones en Trento se fija la fe. Se esculpe un programa de vida, se fija el dogma como son los siete sacramentos y las siete ordenes clericales, y se reimplante el credo de Nicea (los padres griegos se querellan por una conjunción copulativa pospositiva, el famosos filioque) . La parte más banal se refiere a las porciones, beneficios, prestameras, reforma del clero regular y secular. Es la parte más árida. Los delegados españoles con el obispo de Segovia, el de Tarragona, los dos del Reino de Galicia que asistieron, Compostela y Mondoñedo se opusieron a las leyes que eliminaban el absentismo episcopal. Aquí era costumbre que los obispos no residieran en sus sedes y una de las razones por las cuales Carranza el primado de Toledo fue depuesto porque predicaba la obligatoriedad de que los prelados resistieran en sus cátedras, lo que molestó al arzobispo de Sevilla el asturiano Fernando Valdés que lo acusó de hereje y erasmista. Se condena la simonía y se recomienda el celibato sacerdotal aunque bajo cuerda no elimina ni declara irritas las órdenes de los clérigos casados a sabiendas que el ideal pese inalcanzable, cifra la vida perfecta basada en la continencia, la doma de los instintos y reconocimiento de nuestra condición pecadora. Se limita a prohibir que los curas tengan barraganas.

 

La SRI es un orden jerárquico pero se organiza desde una base democrática, tolera la autocritica, no se precipita en sus decisiones y en su estructura se compendia en el estudio, la sabiduría, la belleza y en todo aquello que dignifica a la persona humana como ser libre y redimido por la pasión de Cristo. Partiendo de la filosofía griega cuyos postulados son la ética y la estética. Trento representa un programa, una estructura de vida, algo a que atenerse y en este campo jugó un rol ineludible la mentalidad jesuítica cuyo Prepósito General el soriano Diego Laínez machaca en sus intersecciones el AMDG, el hombre ha nacido para amar a Dios y servir a sus semejantes proponiendo una iglesia monolítica y sin fisuras sometida a la obediencia del romano pontífice. Fueron los obispos españoles los más refractarios a dicha peculiaridad porque, decían, la iglesia es una y varia. A las disposiciones contra el absentismo de los obispos y así como a la implantación del rito romano suprimiendo el toledano o mozárabe se sumaron los titulares de la archidiócesis primada, el obispo tarraconense, el de Segorbe, el de Tuy, Segovia, Coria y Uxama (Burgo de Osma), el de Ávila y el de Córdoba. De la discusión sale la luz, reza un viejo apotegma escolástico, pero la tesis hispana no medró y todo el episcopado en bloque aceptaría la rigurosa decisión conciliar sumándose a la obediencia al Papa y al dogma de la Trinidad. Dios es uno y trino y no único como predica el mosaísmo y el Islam. No se suprime el antiguo testamento pero se mejora con el nuevo. El bautismo dirime a la circuncisión y todos los hombres tanto gentiles como judíos son hijos de Dios. He ahí una de las grandezas de Trento. España inventora del Derecho de Gentes según los postulados de la escuela salmantina hizo suya esa idea y por ella luchó en Flandes, en Alemania o contra Inglaterra y por ella envió sus misioneros a América. Es así como catolicidad e hispanidad son el vértice donde se coloca la bisagra de la entidad española como nación mesiánica, el nuevo Israel, la gloriosa utopía. Suprimido el catolicismo, España, dice Menéndez y Pelayo, se desintegrará en las taifas, volverá a la tribu, a la esclavitud, las guerras civiles incesantes, al faltarle el elemento de cohesión.

 

Otra gloria de Trento sería el misal romano, una verdadera obra de arte de una calidad literaria de primera magnitud que otorga una visión optimista y trascendente  con su devoción a los santos y estableciendo el culto de hiperdulía. Las fuerzas diabólicas lo suprimieron con el Vaticano II.

 

 Se proclama a la Virgen intercesora y madre de la iglesia. Merced a tan alta señora muchos nos convertimos en caballeros andantes, la invocamos en los peligros y nos empapamos de esperanza en medio de la aflicción.

 

 El canon recoge la tradición de Oriente e incorpora a la liturgia romana homilías y antifonas de san Basilio y de San Juan Crisostomo. Define la Eucaristía como sacrificio   propiciatorio, incruento, un acto impetratorio, suplicatorio y adoratorio de la presencia real de Cristo en la eucaristía, no ya meramente como una conmemoración de la cena de Jueves Santo como pretendían los protestantes. El dogma de la transubstanciación que se origina en Oriente, precisamente en Antioquía donde por primera vez los cristianos empezamos a llamarnos cristianos, pero a diferencia de los católicos los ortodoxos manducan y liban la sangre de Cristo en el sacrificio de la misa sin hacer reserva de las dos especies a causa del peligro de las profanaciones. Conservan el dogma de la Eucaristía añadiendo a la comunión la Eulogía al final de la misa. los griegos administran la comunión a los niños e incluso a los lactantes, no existiendo en aquellas iglesias la costumbre de la primera comunión que se practica entre nosotros y que es copia de la tradición hebrea del bat mitrah. Admiten el bautismo por inmersión no por efusión, el matrimonio de los clérigos, la extremaunción. En cuanto a la confesión auricular, que ha sido un pretexto con el que cargan los enemigos de la iglesia latina, por los abusos a los que ha dado lugar, ésta suele ser pública y general pero el sacerdote escucha privadamente a los fieles que lo deseen sin internarse en particularidades ni torturas psicológicas.

 

Este sacramento no puede convertirse en un instrumento de control y de poder sino un acto de servicio a los pecadores que quieran volver al redil libremente.

 

Leyendo las actas se saca la impresión de que nuestra fe es  del todo optimista pese a que los católicos tengamos que pechar con la cruz, proclama la libertad y el derecho a exponer el criterio según una tradición que se remonta a la era apostólica. Excomulga a aquellos que no acepten los libros del Antiguo Testamento según la tradición de la Vulgata y los del Nuevo. Determina una disciplina y regla de vida basada en la tolerancia y la longanimidad con los enemigos de la iglesia atreviéndose a condenar los errores de Mahoma y a anatematizar al agustino de Erfurt.

 

Con respecto a los judíos no hay excomunión, se sostiene el criterio agustiniano del pueblo elegido y de nuestros hermanos mayores aunque no exime a los sacerdotes y jerarcas de Israel de culpables de la muerte del Señor como establece el “ordo misae” del Viernes Santo en que se piden oraciones para que Dios se aplaque ante la perfidia de los judíos de la misa de Pío V que fueron abolidas, declaradas irritas e inoperantes.

 

Con respecto a la colación de ordenes sagradas, el Concilio establece los primeros seminarios aunque por el momento sólo se exige a los aspirantes al sacerdocio que sean humildes y probos, que sepan latín y canto coral. Uno de los apartados de estos cánones lidia con los curas ignorantes o imperitos que no sabían leer y escribir. Prescriben que se esfuercen y aprendan cuanto antes. Edad: la tonsura puede ser conferida a los 14 años; las otras ordenes menores, lector, acolito, exorcista y ostiario a los 18; el subdiaconado a los 21; el diaconado a los 22 y el presbiterado a los 23. con profundo rigor los arbitrios establecen que se hagan averiguaciones por el obispo sobre la vida de los aspirantes, que no hayan cometido homicidio voluntario, que no jueguen a cartas ni sean vinosos, que no asistan a las corridas de toros ni monten tenderetes en los nundinales (días de mercado cada nueve días) que no practiquen el préstamo ni la usura. Que las monjas no abandonen la clausura por ningún motivo ni viajen de aquí para allá y recomienda que los monasterios femeninos nunca estén alejados a más de media legua de las poblaciones, que los frailes estén sujetos a la voluntad del abad. Trento esa es su grandeza sistematiza el dogma, todo aquel aparato del que hay que revestirse si queremos salvarnos. “Tengan el orgullos los obispos y arzobispos de ser elegidos pastores de la grey de Dios y de no humillarse ni achantarse ante los príncipes de la tierra porque se estima que su labor es convivir pero nunca doblegarse al poder seculares. Transcurrieron 450 años y en muchos casos aquella iglesia donde todo estaba encaminado a la vida eterna confiada a una misión espiritual no se parece nada a la de hoy, muda, cariacontecida, entregada a la rutina, en manos de una asociación como Caritas que podrá ser muy filantrópica pero nada caritativa en la plena acepción cristiana de la palabra. Es la cura del cuerpo lo que preocupa, entonces los clérigos, los obispos entendían sobre todo de la salvación y de la vida eterna, alzando la voz contra los tiranos aun jugándose el pellejo.  Ciertamente, Trento fue una utopía pero un católico no puede renunciar a ella. Nuestra mirada está en las estrellas pero sin perder de vista las precariedades y mermas de acá abajo. “Un ojo en el cielo y otro en el cielo” como enseñaba uno de los grandes padres del Concilio de Trento, el jesuita Diego Laínez

 

2025-05-08

 

una excelente lectura Cartas a mi hija inglesa de    ANTONIO PARRA Galindo pedidos a este blog en la sección comentaroios digan nombre y dirección el precio 10€ +gastos de envio

 


2025-05-07

 ORACIÓN FUNEBRE POR MI TÍA PAULINA

 

“Vita mutatur non tollitur et dissoluta terrestres hujus incolatus domus aetgrna in coelis habitatio comparavit… nos contristat moriendi conditio eadem consoletur inmortalis promissio”

Nos hemos reunido aquí, buena gente de Fuentesoto, para despedir a Paulina una mujer rural, una mujer fuerte, la cual, consumados sus días, cargada de méritos y de años, pasó a mejor vida siendo un ejemplo para todos nosotros por su fortaleza, por su longanimidad que no doblaron las enfermedades ni las fatigas de los tiempos convulsos que corren, siempre supo mirar a lo alto.

Fue una de las primeras masectomizadas, venció al cáncer de pecho, perdió la movilidad y estuvo algo más de un lustro en silla de ruedas.

Era mi tía, para mí una verdadera madre, que cuidó con cariño, aquel niño segoviano que venía a pasar aquellos largos y cálidos verano en ca el abuelo .

Aprendía a segar, a trillar, a amontonar parvas, a ir por botijos de agua y a llevar la comida a los segadores que faenaban en las Suertes Viejas. Fuentesoto me marcó.

 Como escritor y periodista mis textos revierten a esta aldea perdida en una cornisa de la provincia Segovia.

El tío Farruco lo veíamos pasar a la hora de almorzar camino de la bodega donde llenaba el jarro y a la huerta se encontró con Pedro el Sacristán que era un vivales. Por simple cumplido le ofreció el jarro en la creencia de que no iba a consumar la invitación

─¿Quieres un traguillo, Pedrito?

─Venga

Gluglú el bueno del sacristán apuró hasta las heces el jarro de aquel mosto divino. Eran varios litros, casi una cantara. Generosa fue la invitación. Al ver el jarro vacío dijo

─Ay qué coño, me has hecho el avío. Vuelvo a por más

Conque de escarmentado hacen disertos, dice el refrán y así desde entonces Farruco no ofrecía  traguillos al jarro jamás

 Se me quedó el habla, los decires, los cantares, la mucha sorna y alguna ternura. 

A mi abuelo Benjamín que se sentaba ahí en ese banco lateral con el alcalde el tío Bernardo, el tío Eulogio que era muy piadoso y tenía una cabaña en una pobeda construida como una capilla y cuando pasaba cargado con la hoz y las alforjillas a la espalda oí decir al abuelo:

─Ya va Eulogio al Huerto de los Olivos a rezar.

Parece que estoy viendo ahí cabe la predela o primer escalón a las abuelas todas vestidas de negro sentadas a la morisca y con el almaizar sobre la cabeza (Fuentesoto fue tierra de moros, tierra de fronteras, donde arraigó con firmeza el cristianismo) mientras el señor cura responseaba esperando que cayeran las perras chica y las perras gordas en su bonete… digan ustedes la confesión general, decía yo que era monaguillo y ayudé a misa a don Julián, a don Saturnino, a don Frutos, y a don Priscilo de que era misacantano.

Así que, vita mutatur non tollitur.

La vida no desaparece, sólo cambia. Somos transeúntes, ocupas que viven de prestado en esta casa terrenal y la gran esperanza es que el Señor nos tiene aparejada una mansión en la eternidad. Este era el mensaje de la misa de difuntos que yo escuché cantar bajo los arcos de estas bóvedas de luneto muchas veces.

El Padre Eterno ojo que todo lo ve nos miraba desde lo alto del retablo y ahí estaba san Pedro en su trono. 

Fuentesoto es la fuente del soto y el somo en lo alto presidido por esa torre de la iglesia de san Gregorio ¿románica? ¿Gótica? ¿Visigoda? 

Una vez que subía por el husillo de aquella escalera de caracol vi los peldaños gastados `por las pisadas de nuestros antepasados hace más de diez siglos de subir y bajar.

Donde una vez me dijo la Tía Polonia hermana del cura don Cirilo que las escuchó tocar solas:

─¡Qué cosas tiene usted señora Polonia! Esos sones son producto de su imaginación. Reza demasiado a los santos

─Sí hijo, sí. Yo las escuché bolear y a los pocos días estalló la guerra civil

Con la muerte de mi querida tía Paulina algo de mí fenece. Se va al trasmundo. Viaja dentro de esas cenizas. Mientras yo canto el prefacio de difuntos: “Vita mutatur. Non tollitur” (no morimos simplemente cambiamos de morada) Requiem aeternam.

miércoles, 7 de mayo de 2025

 

 

2025-05-06

 

DOMINGO DE GLORIA LAS CAMPANAS DE SAN GREGORIO   TOCANDO SOLAS

Yo conocí a la tía Apolonia ya muy viejecita y encorvada. Al final de la misa se quedaba rezagada haciendo un recorrido por las imágenes de las capillas de la iglesia de san Pedro, gira espiritual que podría alargarse hasta media hora a veces tres cuartos, y a mí me encargó el cura don Frutos cerrar la iglesia.

 Al no ser mi intención distraerla de sus piadosas plegarias a todos los santos de la corte celestial que a ella bendecían desde su peana: san Isidro Labrador, la Virgen de Fátima, el Resucitado que donó mi pobre abuelo Benjamín cuando sanó aparentemente del cáncer de próstata, san Gregorio papa, la Virgen de los Dolores y sobre todo san Pedro instalando en un trono del altar mayor debajo de la cara excelsa del padre eterno que se asomaba entre nubes de purpurina ostentando la esfera armilar o hacía sonar el manojo de pesadas llaves… Vamos tía Apolonia, vamos. 

Aquella espera me hacía pensar en un cuento que se dejaba caer en labios de los  atrevidos y salaces en los filandones del invierno. Se trataba de un cura que tenía un lío con la mujer del herrero. 

Estos se comunicaban por medios de toques de campanas. Un repique de siete badajadas significaba que el campo estaba expedito y que el buen párroco podía acercarse a la herrería a cortejar su dama.

Dos toques seguidos que no. Que había moros en la costa. El romance tuvo prosapia y rigor de modo que los toques se convertían en una composición musical. Desde la torre el amante enviaba un mensaje a su adorada en aquellas fechas que no había internet:

─Mariquita mi señora venga que ya es hora.

He aquí que el herrero interceptó la comunicación y descifró el lenguaje críptico de la misma. Así que una tarde que estaba en la fragua afilando una reja candente le mandó a su mujer que se sentase en la bigornia. Al sentir el dolor del hierro candente en sus posaderas pega un brinco que alcanza hasta el techo.

─Ay

─¿Está calentito eh? ─ exclamó el herrero entre carcajadas.

En aquel momento sonó desde la torre la llamada del amor. El párroco se estaba empezando a impacientar. Repique que campanas:

─Mariquita encantadora, ven que ya es hora.

Y desde abajo para que le escuchara todo el pueblo con su vozarrón:

─Tiene el culo quemado no puede ahora

Algunos quieren estar en misa y repicando. No puede ser.

Entonces se me acercó la tía Polonia la hermana del cura don Cirilo. 

Sus ojos eran muy azules el pelo blanco no tenía dientes y se parecía por la blancura al hopo de algodón que hilaban las mujeres de Fuentesoto a la puerta. 

Dúctil sonrisa y un lobanillo en la comisura del labio donde le había crecido un matorral de pelos negros.

─Ya es hora de encerrar. Vamos, sí hijo, sí. Tengo tantas obligaciones, tantos difuntos que no doy abasto, tanta gente que me aguarda ahí en eso (miró para el camposanto en el cerro), tanta gente que se me murió que son centenares de padrenuestros de Réquiem. 

¿Eres tú el Antonio el nieto del tío Benjamín? ¿El que va para cura?

─Soy

Salimos al cancel y a la puerta de la iglesia tomándome de la mano me dijo:

─Mira para arriba, Antoñito. Dirasme lo que ves

─La torre de San Gregorio el campanario sin campana. Se las llevaron los franceses para fundirlas y convertirlas en balas de cañón. Ya no la bolean los mozos ni tocan a clamor por los difuntos o  rebato cuando se produce un fuego.

─Así es pero yo te voy a contar un milagro que ocurrió el día de la Pascua de Resurrección. Habíamos venido mi hermano y yo don Cirilo Sanz de Roma en peregrinación de ver al papa León XIII. 

Era domingo de Gloria. Nos levantamos todos sobresaltados porque escuchamos el sonido de la campana gloria que había mandado bendecir un rey muy antiguo el rey Alfonso VII el emperador.

 Entonces el pueblo estaba arriba. Era un ribab o fortaleza para defendernos los del sarraceno. Ese rey santo había ordenado construir un cordón de monasterio en número de 24  desde Sacramenia a Osma y Berlanga de Duero. Los musulmanes atacaron y destruyeron el villar, la iglesia quedó destruida pero las campanas seguían tocando a misa. Y tocaban solas.

─No me  diga, tía Polonia.

─Pues sí, hijo, sí. Es verdad

 Cuando los franceses se las llevaron se dejó de escuchar el clamor en toda la contornada. Mi hermano que era muy devoto de san Gregorio le pidió que antes de morir querría oír aquel sonido.

 El Señor nos concedió esa gracia y aquella pascua de resurrección bolearon a gloria como nunca habían sonado. Mi hermano dijo una misa de acción de gracias y predicó un sermón en el que dijo: el diablo nos arrebató las campanas pero no pudo con nuestra fe. Mientras esté ahí el cementerio de san Gregorio seguiremos creyentes. 

¿Te ha gustado, Antoñito?

─Como no tía Apolonia usted lo cuenta que parece que lo ha vivido.

La anciana dibujó una sonrisa y se alejó a paso corto Había sido muy guapa de moza y tuvo muchos pretendientes a los que dio calabazas porque creía que sirviendo al cura era como si profesase de monja y se consagrara a Dios.

Yo tomé el pesado manojo de llaves y los llevé a la rectoral. Don Frutos el cura en mangas de camisa cavaba en la cerca al lado del molino. Sudaba como un pavo.

─¿Quieres almorzar?

─No me vaga. Tengo que hacer un mandado a mi tía Paulina, he de ir a la fuente a llenar la botija.

Le conté la historia al párroco según la tía Apolonia me había referido y don Frutos muy gnómico sin dar un cuarto al pregonero pronunció este veredicto cita del padre Astete en su catecismo:

─Fe es creer lo que no vimos

Desde aquel día cada año cuando llega la Pascua Florida dentro de mi alma yo escucho las campanas de Resurrección que bolearon solas en el campanario de San Gregorio resistente al paso de los siglos. No he perdido el sentido del humor, tampoco la fe en lo que no vimos