2020-12-14

13 декабря 2020 г. Неделя 27-я по Пятидесятнице. Апостола Андрея Первозв...fiesta de san andres 13 de diciembre por el calendario juliano

Божественная литургия 14 декабря 2020 г., Собор святых апостолов Петра и...

SMILEY

 JOHN LECARRE

 

ENGLISH blokes make good pirates an better spies. They are trained from boyhood to hide their feelings, so they become experts in the art of stealth and simulation. I lived in South Kensington as a neighbour of the big thills Lecarré and Smiley the character created by him meant a real person no fiction for me as a young journalist dispatching chronicles to Madrid.

 Alec Guiness made a tour the force giving flesh and bone to the hero of Lecarrés´s novels. I learned a lot from the Circus in the pubs of Kings Road and Chelsea. Smiley was a sergeant major grinning at me though in the sentry box. A sentinel of the West the entrance of the British headquarters of Berlin was he? He did not speak, he crowed going about Point Charly.

But the Cold War is Over, Berlin Wall is fallen. Since 1981 Big Brother is watching you. And all the power for the Israelis. Putin who was also a spy in those seems to have surrendered too.

 We lived in a crystal ball of Internet, all is transparent and apparent, and in a way indecent. That is hard for the British masters of deception; they bloody awful but I loved them. I had a few drinks in the pubs of South Kensignton. Those were the days, my dear friends.

 

 

JOHN LECARRE

 

ENGLISH blokes make good pirates an better spies. They are trained from littlehood to hide their feelings, so they become experts in the art of stealth and simulation. I lived in South Kensington as a neighbour of the big thills Lecarré and Smiley the character created by him meant a real person no fiction for me as a young journalist dispatching chronicles to Madrid. Alec Guiness made a tour the force giving flesh and bone to the heroe of Lecarrés´s novels. I learnbed a lot from the Circus in the pubs of Kings Road and Chealsea. Smiley was a sergeant major grinning at me though in the sentry box. A sentinel of the West the entrance of the British headquaters of Berlin was he?. He did not speak, he crowed going about Point Charly.

But the Cold War is Over, Berlin Wall is fallen. Since 1981 Big Brother is watching you. And all the power for the Israelis. Putin whoi was also a spy in those seems to hace surrendered too.

 We lived in a crystal ball of Internet all is transparent and apparent. That is hard for the British masters of decepcion; they blloody aweful but I loved them. I had a few drinks in the pubs of South Kensignton. Those were the days my dear friends.

pronto cantará el gallo en la iglesia

 

ET STATIM GALLUS CANTAVIT. PRONTO CANTARÁ EL GALLO.LAS NEGACIONES DE PEDRO Y LAS DE FRANCISCO

 

Escucho el canto de la Passio Domini Nostri cantada por tres diáconos de maravillosas voces un alemán, un español, cronista, y un italiano difundido por you tube de Google.

Esta face o bitácora me recuerda al buen judío amante de la libertad pero han llegado los inquisidores de Francisco que niega a Xto como lo hizo Pedro propter metum judeorum( por miedo al sanedrín). El apóstol se dio cuenta de su judiada  (lloró con amargura), nos dice el evangelio de Juan, pero el argentino sigue en sus trece de pacyaso GLOBAL. Le recuerdo que el gallo cantará pronto

va de coplas que no de copas

 

COPLILLAS QUEVEDESCAS Y GONGORINAS AL APRENDIZ DE RIO NUESTRO AMADO RIO MANZANARILLOS QUE NO ES EL RIN PRECISAMENTE

AYER MEOME UN BURRO Y HOY ME AHOGO. DEDICADO A micer Mas el que es menos y siempre pide más, un judío iluminado que pide la independencia, pero Cataluña sin España será una mierda. La minoría del CIU y todos sus convergentes debieran leer a Quevedo y Gongora o a mosén Cinto, pero son unos ignorantes llenos de violencia verbal por ahora, que de las palabras siempore en este país se pasa a los argumentos de la "poderosa" de Albacete. Lean por favor los exaltados, a ver si se les pasa la neura. Están locos

quieren hacer al Manzanares Navegable... ayer meome un burro y hoy me ahogo, parodia de la sequía



este blog defiende la unidad de España y a su cultura
EL MANZANARES EN QUEVEDO Y GÓNGORA


El arte de Quevedo es el luquete de naranja/limón que ponemos al vino para quitarle el acíbar y despojar a la vida de todos esos posos de amargura que la circunda, aunque, bien es cierto, los que seguimos a Xto hemos de beber el cáliz hasta las heces como lo bebió don Francisco tres veces desterrado, dos a punto de morir, una en la emboscada que le tendieron los venecianos, y se libraría por pies, por hablar el italiano sin acento ninguno, como un toscano, y la segunda en un lance amoroso en que acabó con tres de sus oponentes, que, en sacando la de Toledo, no había espadachín que le pusiera un pie delante y eso que era zambo, por lo que Góngora se mofa de sus cacorros, hacia adentro y desmangallados, así como de su presbicia (tenía los ojos malos y era cegato aunque su vista de lince fuera tan aguda como su daga). Dos veces lo desterraron de la Corte a sus predios de la Mancha y en una ocasión lo llevaron a presidio cinco años a León, en una fría mazmorra del convento de una orden militar
(1) llena de humedades, lo que aceleraría su muerte.
Como buen español(1), fue victima de la malsana yedra, que con harta frecuencia crece al sur de los Pirineos como el mal francés que del otro lado viene y que aquí se convierte en morbo visigótico, que llevó a Fray Luis, a Jovellanos, a Cervantes a la cárcel y a otros tantos al destierro. Dicen que la saña constituyen el vicio y el deporte nacional. Por eso se ensalza aquí, hasta los cumbrales, a la medianías. Para triunfar en este país hay que ser del montón o tener buen parecer. ¡Ah! Las apariencias españolas. Aquí los mediocres nunca hicieron daño, mientras al que despunta en algo se le corta la cabeza.
Y un consejo- vademécum para andar por las españas: ser siempre del montón. Como Quevedo era egregio y aventajaba a todos en estatura literaria y en calidad humana, fruto de su vividura, pues fueron a por él. Tengo para mí que el mejor libro, la mejor novela, y única en su género, es el
Buscón, todo un tour de force estilístico y de solercia en el manejo del idioma castellano, del que su autor conocía todos sus recursos secretos. Que maneja como si fuera mago del idioma. Y esta esgrima verbal le hace fulgurante en el estilo y en sus estocadas, certero.
Escritor, todo meollo, o carne sin hueso, nunca cáscara [hoy no lo entenderían] nada de hablar por hablar. El fondo se adecua a la forma en una perfecta hipostasis del mensaje. Y esto es el desiderátum de la perfección. El no va más
Mujeres y gallinas, vecinas, todas ponemos. Unas, cuernos; otras, huevos. ¿Se podrá contar mejor una historia sobre la condición femenina en este ras con ras, en este par de lineas, dos auténticos tijeretazos de versos? No. Los libros y los versos de este prócer, desde sus tratados teológicos hasta las letrillas jocosas como Erase un hombre a una nariz pegado en que pone en berlina a Góngora y con él a todos los sayones y escribas de nuestra España, tan voluble, tan tornadiza, turiferarios de Caín, no son para paladares delicados. Hay en ellos mucho cuajo, por lo que su literatura nunca será apta para cuáqueros miramelindos. Es Quevedo la antítesis de la cursilada a lo Julián Marías. Por eso le salieron enemigos a mansalva y aún lo queman en efigie los hijos de los hijos de los nietos de aquel linaje de narigudos ridículos, cornudos, o simplemente malvados que él tanto festejara.
Aún lo tienen por peligroso y lo queman en efigie a la chita callando pero él sigue siendo el coloso del parnaso de las letras castellanas. Parece que me mira don Francisco desde la calcomanía con que honro su memoria en mi despacho y se sonríe con sorna. Saca pecho, enseña sus guedejas cansadas de tanto afán dejandolas colgar en desaliño de estudioso sobre el pescuezo y oculta el pie equino, de nacimiento, lo que, aún renqueante, no le impidió cabalgar y ser el mejor espadachín de la corche y no esos matasiete que pinta de cartón piedra e imitación Pérez Reverte en sus novelas de época. En el callejón de la rinconada de la iglesia de san Martín, justo donde está la calle de La Ballesta, un jueves santo, a la salida de los Oficios, tiró de espada y dejó muertos a tres contrincantes que le cerraron el paso. Todo un maestro de esgrima y no los de las novelas por entrega de Reverte.
¿Causa del riepto? Uno de los caballeros abofeteó en el atrio del templo, a la vista de todos, a una dama. En guardia. A la salida nos vemos. Pues vale. Pero de uno en uno, caballeros. El maestro de esgrima no era un matasiete o uno de esos jaques que lampaban por la corte, galanes de monjas, cortejadores a la hora de misa y el triduo, única ocasión en que aparecían en público las señoras como dios manda. Las que iban al prado en coche tenían mala reputación. Dentro de las carrozas con las cortinillas bajadas recibían a sus amantes. Podía pasar de todo. A veces los bastidores se meneaban con un ritmo sospechoso, el tiro parado y tieso el tentemozo, dormitando el cochero ciego de vino y sin menearse silenciosos con el saco de granzas al morro los caballos ruanos de los caballeros o las mulas episcopales pues también tenían por costumbre de bajar al Prado los eclesiásticos en desguisa.
Este era Quevedo. El caballero de las espuelas de oro como le llama casona. ¿Misógino? Ni por pienso. A su pluma debemos el mejor soneto en castellano y en él canta a la mujer. Y su lamento de letra herido y de amante despachado aun esparce el eco que han conseguido quebrar la vara de la muerte:
"Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevase el blanco día
y podrá desatar el alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera
mas no desta parte en la ribera
dejará la memoria donde ardía
nadar sobre mi llama el agua fría
Y perder el respeto a la ley severa;
Alma a quien todos sus días pasión ha sido;
Venas que humor a tanto fuego han dado;
Médulas que han gloriosamente ardido;
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido
polvo serán, mas polvo enamorado"
Se refería a Lisi. De quien fuera Lisi poco sabemos. Sólo que el poeta la inmortalizó en estos pensamientos. La vida real fue mucho más cruel con él. Los grandes hombres acaban contrayendo matrimonio con la que menos les conviene y su bodorrio de mozo viejo con una tal Felipa acabó en desastre. Pero ahí queda como pecio de aquel desastre conyugal aquella antífrasis: "mujeres y gallinas, vecinas, todas ponemos".
¿Don Francisco putañero? No sé pero conocía el mundo por de dentro y de ese mundo parte fundamental es el bello sexo. Habría que colegir al trasluz de sus escritos que ese conocimiento íntimo de la condición femenina no la ganó en los libros o en los confesionarios como Tirso, que era fraile, sino "viva voce" alternando en las tabernas
(2) y abriendo la puerta llana de las mancebías. Su concepto de la existencia era demasiado grave para tomarse en serio a las mujeres. De ahí sus exclamaciones utópicas sobre el amor, el olvido y la muerte. Polvo y ceniza en definitiva pero polvo enamorado. "En tus ojos, Lisi, vi el oriente en hermosura duplicado", etc. cruzaba el deán el portillo y venían detrás un par de diosas. Amor divino y amor profano que lo uno no quita para lo otro.
A lo que se ve debió de ser visitador frecuente de los puticlubs de entonces que se llamaban cuexcas
(3). Había una en Madrid, la Casa del Tocame Roque y otra en Alcalá que dio pie al dicho de "A Alcalá, putas, que llega San Lucas"(4).
Es posible que la tal Lisi por la cual bebe los vientos el poeta fuera una de aquellas mozas de partido tan abundantes en Madrid, a lo mejor una de aquellas irlandesas tan mal vestidas y hablando con acento de Coca por su afición a empinar el codo, "tan mal vestidas y tan bien hechas" de cuya arribada da cuenta en alguna de sus cartas. Así que Alcalá, putas, que viene san Lucas y mujeres y gallinas todas ponemos. Ojos ponéis de vendimiar agüela, frase con la que alude a las alcahuetas. "Cuando te abracen, advierte, que segadores semejan, con una mano te abrazan, con otra te desjarretan... con un cuarto de turrón y con agua y con grajea goza un Píramo, barata, cualquier Tisbe gallega... corita
(5) en cogote, gallega en ancas, ran mujer de pullas para los que pasan" está describiendo a las ventaneras, costumbre que tenía un nombre legal: solicitación... al trato torpe.
So capa del desenfado burlesco, Quevedo es de una profundidad aterradora. Toda su poesía recuerda un cuadro del Bosco por las descripciones que hace de la corrupción y relajo de costumbres del Madrid del primer cuarto del siglo XVII.
La rechifla con que describe el Manzanares es deliciosa: "Tieneme del sol la llama tan chupado y tan sorbido que en mi se mueren de sed las ranas y los mosquitos". Y es facistol de chicharras en la solfa de lo frito el aprendiz de río que lleva penosa vida condenada de charquillos, merendero de tusonas y de mirones que bajaban a ver las ninfas desnudarse en el arroyo estantío... muy hético de corriente, muy angosto y muy roído, con dos charcos con muletas... acostado en un puchero el cuerpo y el sueño a gatas", etc.
En las numerosas aceñas que debía contar a la sazón la raquítica ribera del Manzanares observa el paso del tiempo, otra de las preocupaciones de Quevedo: "azudes de la noria de la vida son las horas; ayer ya no es, no existe mañana y hoy es un punto fugitivo... soy un fue y un será y un es cansado..".
Pero hay otro detalle, aparte del panorama jocoso que traza sobre el Manzanares, en lo social y costumbrista con sus lavanderas a las que algún beneficiado baja a ver las nalgas mientras recuden los pañales del niño, con sus trémulas pausas y los mastines de Sodoma que hacen acto de aparición de atardecida, los azacanes o aguadoras, las damas de toldo y arandela o meretrices, los mendigos que acuden a despiojarse, los niños que van a bañarse en las pozas o a jugar al marro, y es la información meteorológica que facilita. Como colofón de lo dicho, el Manzanares, a falta en Madrid de una plaza del Potro cordobés, del Arenal de Sevilla, el Perchel malagueño, el Zocodover de Toledo, el Arrabal arevalense o el Azoguejo de Segovia, punto de encuentro de perailes, pícaros, rameras y gente del bronce, hace las veces de "locus communis", paradero del que va y viene. Garcilaso que debía de ser tan inocente como buena persona y mejor poeta ve al Manzanares lleno de cisnes, ninfas y nereidas, utilizando un tropo muy común entre los poetas del Renacimiento en su afición a la mitología. Era mucho pedir. La ribera del Manzanares estaba poblada de ninfas pero de otras especie diferente a las que describe Garcilaso. Góngora y Quevedo en su sorna son más realistas al tiempo que nos proporcionan valiosa información sobre el referido "locus amoenus" que no era tan ameno como para mirarlo con ojos idealistas sino realistas.
Por tales trazas el siglo XVII debió de ser seco. Se había producido un cambio climático en toda Europa. El clima que era lluvioso y bonancible en las centurias precedentes debió de acusar los efectos de una glaciación. En 1666 a causa de esta sequía acontece el gran fuego que arrasa Londres y la plaza mayor en 1634 también se quemó quedando sólo la Casa de la Panadería.
Esta sequía trajo consigo aparejada la hambruna. Mientras, los literatos se toman la cuestión a pitorreo. Eso y empezar las jácaras todo fue uno. Fue tan capona la primavera que no pudo abrir. No hay agua pero no falta el vino. Se alude a los moscos irlandeses cuya borrachez se hace manifiesta en las calles de Madrid o a los moscos tudescos que ingerían una cantara de un golpe en las bayucas aledañas a las escaleras de San Felipe. España se desentiende, se despreocupa. Toros y cañas y autos sacramentales para olvidarse de los desastres de Flandes o los naufragios de la Flota de la Carrera de Indias. Los piratas ingleses estaban siempre al acecho. Ande yo caliente ríase la gente. Aquí cada uno va a lo suyo y eso le saca de las casillas a Quevedo. Empieza una refriega, una lucha entre dos colosos. Los dos tenían un conocimiento eximio de los idiotismos del idioma y no se les iba lo que se dice la fuerza por la boca
Góngora a la vista de la escualidez del "Támesis de los Madriles" y del escuchimizado hilo de agua que vertía en aquellos tórridos veranos exclama:
ayer meome un burro y hoy me ahogo. Y se cachondea con la misma insolencia de sus puentes. "Mucho puente para tan poco río" dice del de Toledo, y del de Segovia, "señora puente castellana cuyos ojos están llorando arena" y en otro verso de su letrilla hace referencia a que "los orines de las mulas den salud al río". De lo objetivo se pasa a lo subjetivo y el río de una ciudad va a ser el pretexto para una recia enemistad entre don Francisco y don Luis. La reyerta literaria hará las delicias de los amantes de las bellas letras porque en ella predomina el insulto. Sí pero hay que saber insultar. Además, la sangre nunca llega al río. Y en este donoso cruce de invectivas Góngora llama a Quevedo Anacreonte, melifluo y zambo y putero. Cegato y pelotillero. Quevedo se despacha motejandole de tahúr, mal sacerdote, judío y narigudo. Los dos poetas mayores de nuestro siglo de oro se ponen de vuelta y guerra o a caer de un burro. Lo de ayer meome un burro debió de ser ficción de Góngora pensando en su rival




MEOME AYER UN BURRO


Y hoy me ahogo en aguaduchos de orines. Poco más o menos Góngora y el ínclito Quevedo se mofan a porfía del río de Madrid que no es el Eúfrates ni el Tigris. Más bien un cagadero. Tuvo por afluente el Arroyo Abroñigal que es un río meadero, todo boñigas. Allá donde la villa y corte exonera su vientre, lava sus culpas y antiguamente había verbenas. Por la de San Marquillos el Verde y luego la de San Antonio que es la primera que dios envía. Bajaban allí las ninfas disfrazadas de chulapas, a hacer de cuerpo y viejos verdes tonsurados arrastrando la loba y el manteo al salir del coro las espiaban desde las peñas con un catalejo que el locus amoenus siempre tuvo mirones para el amor de alquiler. Darse un lote de vista y llevarse las manos a la cabeza con un adonde vamos a parar y cómo están los tiempos no estaba mal visto.
El propio autor de
Los sueños murmura del rumbo aciago que cobraban sus tiempos. A juzgar por estos versos todo sigue igual en el hombre. Nada cambia:
Todo se ha trocado ya. Todo del revés se ha vuelto.
Las mujeres son soldados y los hombres doncellas.
La obsesión que manifiesta Quevedo por los putos entre los que incluye a Góngora también había gente saliendo del armario en nuestro Siglo de Oro
Por Cuaresma, combates nabales que nabos y cohombros los daba excelente su ribera, lo mismo que cebollas y orondos tomates de un rojo casi lujurioso. ¿Rábanos? Los de su ribera, los mejores. Aunque siempre picaron un poquito. En la costanilla del Ava Pies y el postigo del Avemaría había sinagogas y muchos rabinos. Con el edicto de expulsión muchos de ellos se metieron a frailes y colgaban morcillas y botillos a la puerta de sus conventos por bien parecer. Madrid no es lo que parece. Aquí el personal siempre vivió hacia adentro. Un lastre que arrastramos de nuestros antepasados los judíos. También, se cursa estudios por ser más. Y por mejor parecer. El parecer es el súmmum bonum de los hidalgos de gotera, la honra, el buen criterio. Hasta, sin haberse desayunado muchos días, como nos refiere el
Lazarillo se echaban migajas en la barba para anunciar que habían comido. Por ahí vienen los calvos. Observa Quevedo que hay calvas de muchos tipos: sacerdotales, jerónimas, y calvos calvísimos, aprendices de calvo y aquellos que no saben portar su calvicie con dignidad, a lo Anasagastegui, que la por entonces se hacían el recorrido. "Hay calvo que re rebuja para tapar el melón y aparece hecho un basilisco". Aquí estamos yendo y viniendo del "no te jode a nos ha jodido". Vivimos un sinvivir de la política entre el tupé de Sagasta y el recorrido de Anasagastegui, áspero tribuno de la plebe vasca, que, por no saber, no sabe llevar su calva con dignidad.
Luego llegan los sastres. ¿Sastres vienen? Pues al infierno. El ángulo de visión de Quevedo, el de un verdadero buzo de las clases sociales en el maremágnum de gentes con los que le tocó convivir. Odiaba a las viejas, pues no en vano tuvo fama de misógino. A los sastres. A los médicos y a los sacamuelas.
. Ay sí. El Manzanarillos debe de tener la sangre municipal y espesa y por eso y por la mierda que corría en los remansos pasada la Virgen de Atocha se criaban tan buenos tomates, lechugas y pimientos. La villa y corte era un pueblo desde 1606 en que obtuvo el título de capitalidad por orden del tercero de los Felipes. Góngora fue nombrado capellán regio y puede que la ojeriza con Francisco de Quevedo, aspirante al oficio de cortesano y que tuvo vara alta en la ante corte la del valido el Duque de Lerma se debiera a ser los dos contrincantes para un mismo empleo..
Además dice el refrán que quien es tu enemigo el de tu oficio. Aparte de gananciosos de la sopa boba y anhelando un beneficio, una sinecura, una prestamera, los dos eran grandísimos poetas. Los mejores que hubiera jamás en esta lengua. Las rivalidades a muerte se originan precisamente en esos concursos oposición en que los españoles se queman las pestañas memorizando textos que no les servirán para nada sino para colgar un título en la pared y pasarselo a los demás cerrar el pico, aparentar más, ¿veis?
Yo estudio, yo soy algo, más que tú, el origen está en el puñeteros morbo visigótico y buscarse un carguete de por vida a costa de la iglesia que fue la primera que abrió el torno o lotería de las oposiciones a canonjía, luego vendrían las de notarías, que esas sí que son peliagudas o las del ingreso en el Cuerpo Jurídico del Estado o en la Cuerpa mismamente. Luego a tumbarse a la bartola.
Manía del español que quiere vivir sin pegar golpe. Góngora ganó un beneficio en la catedral de Córdoba pero no pisaba la catedral, no iba nunca al coro y tuvo que tener que pagar, como consta en los archivos, multa de muchos maravedís por su inasistencia pero ay amigo obtuvo aquel beneficio a fuerza de codos y estuvo una hora de reloj, en lo que caía la arena por la clepsidra, recitando una tesis de la Summa de Santo Tomás. Tenía un título. Hoy mucho más rentable que aprobar oposiciones es meterse a político y entonar la coplilla gongorina sobre la meada del burro que provoca inundaciones por Madrid.
De nada sirve que fuera si no un mal sacerdote al menos muy negligente -apenas se le conoce haber abordado el tema religioso en su obra- y de origen converso al que asustaba comer jalufo. Pero había ganado las oposiciones. Ayer meome un burro y hoy me ahogo. Agua va. Cuando las dueñas se ponían a arrojar los pericos o servicios de aguas mayores. Góngora se fumaba el Oficio divino y se quedaba en alguna timba o se iba por las rinconadas de la vera del Guadalquivir a la búsqueda de algún efebo.
Sacerdote sin vocación y cura de misa y olla. Por la mañana cátedra de Prima y por las tardes, de sobrina. Ahí nos las den todas. Se da la buena vida y busca, villano en su rincón, una misericordia segura en la que sentar sus posaderos y tener ración por oposición que es para lo que empollaban latín los españoles de entonces y los de ahora se atiborran de temas. Aspiran a un buen pasar, eso que se llamaba antes la vita bona del Beatus ille. Echa la galga, amigo. Tumbémonos a la bartola. Pasan los clérigos con el bonete de tres puntas, las mulas hacaneas con un paxio o artolas cargada de libros camino de Alcalá terciado el manteo y la loba cuajada de cazcarrias y de barro de los charcos del camino. Suben la cuesta los arrieros. Huele a ajo y a vino y a trasudores de Castilla cuando va de el personal trajinante y detrás llegan los ministriles. Un domine con antiparras acaba de pasar camino de su casa a pupilo. Va a dar "lición" a sus gramáticos. Les enseñará algo de gramática parda.
Un morisco cargado de un banasto con hortalizas. Una vieja marivina a la que hiede el aliento podrido del mosto, la cebolla y las caries. Y sigue la comitiva con ministriles, algún jaque arreando un macho burreño de gran alzada y ahí están las lavanderas cantando las coplas del momento mientras restriegan la colada que reúne las bragas de una marquesa y los calzoncillos con palominos de un obispo. Y no podían faltar en esta escena los azacanes cargados de cantaros de agua de nieve. Delante de las damas de toldo y arandela, "cisnes del placer, y fenices del gusto". Abigarrado retablo de tipos y de costumbres. A cada profesión le corresponde un vicio.
Un niño llora y un viejo con su lazarillo canta la oración del Justo Juez. Las capas negras de los letrados se confunden con las capas pardas de los mercachifles y labradores, las tocas blancas de las dueñas hacen contrapunto con los velos negros de las viudas. Cantan los cubos de los carros a los que no se permitía pasar por la puente y han de vadear por el albero salpicando los charcos o hundiendose en el légamo. Estallan en el aire las trallas. Se escuchan algunos juramentos. Algunos carruajes hacen molino y los carreteros se quejaron toda la vida del pontazgo de la Puente Castellana.
Los borrachos de Velázquez se han reunido en un corrillo y coronan a Baco desnudo con una corona de laurel y lo cubren con un manto purpura como el que cubrió las desnudeces de Noé. Uno de ellos que debe de ser fraile huido del convento les sermonea en latines. Nadie le hace caso. Mucho puente para tan poco río sí pero con mucha humanidad viva que se mueve por abajo y por arriba. Señora doña puente Castellana, tus ojos están llorando arena.
La literatura estando más allá de la imagen que en encandila y
decipit (decepciona), según los escolásticos, es vividura y transcendente. La imago es una noción ficticia de lo intrascendente. La imagen destruye y deslumbra pero la palabra o el concepto construye e ilumina. El arte de la palabra va mucho más allá de la cinemática y el cine es cínico pues poseen el mismo étimo griego; "kinos" designa al movimiento pero también al perro.
Quevedo y Góngora que son a la vez culteranos y conceptistas nos llevan por las altas sendas de la imaginación. Nunca frisó nuestro idioma tan alto como en estos dos vates, tan diferentes y tan parecidos. Esta trifulca sobre el río de Madrid en el que coinciden descriptivamente pero que luego van a desenvainar, por rigurosidades e inquinas personas que no hacen al caso, las plumas, convertidas en lanzas. ¡Y qué lanzas, madre mía! Al ver lo que escriben el uno del otro los ahora políticamente correctos, escritorzuelos de toma chicha y nabo, se llevan las manos a la cabeza y gritan:
-Insulto. Insulto.
Pero hay que saber insultar, señores míos, y hacerlo con cierto salero. No ese desmantelamiento que les es propio a los anti-castizos.
La literatura, insistimos, es vividura. Y vividura profética. Por eso mismo cuando nos encontramos en un libro donosamente escritos nos asalta la impresión de haber estado en aquel sitio, en aquella casa o a la vera de aquel río que nos pinta el autor. Uno ha subido y bajado unas cuantas veces por el Puente de Toledo y está familiarizado con el
genus loci y los manes madrileños.
Nos han sucedido aventuras. Vimos no a las ninfas y nereidas pero sí bastante ninfas del cantón que en el Cerro la Plata cobraban a duro el "polvo". Niños y militares sin graduación algo menos y una paja tres pesetas. Algunos fuimos iniciados en el amor a tan módico precio por la Josefa una sacerdotisa de Venus al aire libre, que venía de Valencia, culona, de amplias tetas, tenía un poco de bigote pero compensaba. Cela dixit.
Hemos visto desfilar a los pastores de la mesta. A los jaques sacamantecas con la "poderosa" entre la faja, y a los mismos borrachos de Velázquez dar tumbos por las bayucas aledañas a la catedral de san Isidro que ya estaban abiertas hace cuatro siglos. Nos hemos puesto la coroza de los penitentes que salían en Viernes Santo detrás de un paso al lado de las vestidas de dolorosas luciendo cuerpo y jeme.. Tan chulas y presumidas ellas. La religión aquí estuvo íntimamente relacionada con el sexo.
Acompañar al Santo Entierro era un pretexto para lucir su cuerpo serrano. Debían de ser las mismas damas que acompañaban a Felipe IV tan salaz como piadosísimo a los triduos y oficios de las Cuarenta Horas que organizaban los jesuitas. Nuestro catolicismos es áspero, algo tristón y pasionista. Ya lo decía don Francisco: "Católica y cruel Majestad".
Hemos padecido y gozado de situaciones similares a las de Quevedo o a las de Góngora. Los genios en sus escritos nos invitan a hacer un viaje hacia el futuro. Ay Madrid que te quedas sin gente, la ciudad por la que ha discurrido gran parte de nuestro vivir. Universidad de picaresca y de misticismo. Aquí la luz tutela y es tan ardiente que acaba destruyendo. Madrid me mata a mí. Madrid te mata a ti. Por eso tanto le queremos.
A veces tuvo aire de sepulcro. Cuando Dámaso Alonso se refería a un millón de cadáveres ambulante sabía bien lo que se decía. Con algo de sepulcro pues todo en la vida es cárcel y todo en la vida es sepulcro.
"Del vientre a la prisión
vine en naciendo
de la prisión iré al sepulcro amando
y siempre en el sepulcro
Estaré ardiendo.
¿De amor? Por supuesto. Quevedo y Góngora que conocerán tan bien a las mujeres las dan poca importancia. Lisi la amada inmortalizada en el soneto del polvo enamorado es un accidente. Don Francisco lo que conoció mayormente fueron las Lisis a la vera del Manzanares, las tusonas, busconas y godeñas, en particular las hijas de la Verde Erín cuya arribada a la Corte desde la católica Irlanda era todo un acontecimiento, y que tanto le entusiasman, tan mal vestidas como bien hechas, un tanto inclinadas al mosto, las coritas asturianas y gallegas de ancas triunfales, que con una mano te abrazan y con otra te hurgan la faldriquera.
¡Ah las dulces mozas querenciosas del oro, todas del partido de Santo Tomé, zamarreando por la orilla del río estantío "en esta capona primavera que no pudo abrir un lirio".
No le gustaran a Quevedo, a lo que se ve, mucho los ríos; lo intuía, estaba oliendo el poste. Parece sentir en sus versos las humedades reumáticas de aquella mazmorra a orillas del Bernesga, del Órbigo y del Castro que son cachirríos y del Duero meninos (por afluentes). Allí le esperaban las sombras. Todo en la vida es cárcel. He ahí otro signo del poder premonitorio que mueve la pluma de los que escriben, sobre todo, si lo hacen bajo la luna de la inspiración y el poderío que brinda la introspección profética.
No se entiende muy bien esa tirria que le inspira don Luis. ¿Serían ramalazos de ese anticlericalismo proteico que se detecta en toda la literatura castellana? ¿Odio de clérigo? ¿Rija de opositor a Corte?
Yo te untaré mis obras con tocino
porque no me las muerdas, Gongorilla,
perro de los ingenios de Castilla
Docto en pullas cual mozo de camino.
Apenas hombre, sacerdote indino.
Que aprende sin Christus la cartilla,
Chocarrerías de Córdoba y Sevilla.
Y en la corte, bufón a lo divino.
¿Por qué censuras tú la lengua griega
siendo rabí de la judía,
Cosa que tu nariz no lo niega?
No escribas versos más, por vida mía,
aunque esto de escribas se te pega
Por tener de sayón la rebeldía.
Duros epifonemas. Le tacha de judío converso y de maricón (poco hombre) y de narigudo.
La odiosidad debió de nacer en el complot contra el Duque de Lerma que significaría la caída del Señor de la Torre de Juan Abad de patitas en el destierro. En su invectiva apunta un dato de una gran solidez histórica que ha sido poco estudiado: la influencia que tuvieron los criptojudíos en la corte de Felipe IV a través de los jesuitas. Pero se da asimismo la paradoja de que Quevedo se va a coger a la protección de los jesuitas y durante sus presidios y destierros sus amigos serían los jesuitas y su biógrafo sería un jesuita. En otros epigramas censura a su rival su afición al juego: tahúr, poco cristiano, mal clérigo. Misal apenas. Naipe cotidiano. Capellán del rey de bastos que en Córdoba nació. Murió en Burgos. Y en Pinto le dieron sepultura.
Por su parte Góngora en un poema escrito ahora justamente hace cuatro siglos dice de Francisco de Quevedo lo siguiente:
Anacreonte español, no hay quien os tope,
que no diga con mucha cortesía
que ya que vuestros pies son de elegía
vuestras suavidades son de arrope
¿No imitareis al terenciano Lope
que al de Belerofonte(6) cada día
sobre zuecos de cómica poesía
Se calza espuelas y le da un galope?
Con cuidado especial vuestros antojos
dicen que quieren traducir al griego
No habiendo mirado vuestros ojos.
Prestadle un rato a mi ojo ciego(7),
porque a luz saque ciertos versos flojos
Y entenderéis(8) cualquier gregüescos(9) luego.
El soneto gongorino tampoco tiene desperdicio. Tilda a su oponente de poeta descuidado, suave, zambo, mal caballero
(10), espadachín y matasiete. Y le pide que le ponga la mano en el culo para escuchar una ventosidad de sus adentros. Góngora no se tira un farol. Se tira un cuesco.
La polémica entre los dos grandes literatos, aunque profusamente estudiada por la erudición, ha dejado inédita una idea importante: el enfrentamiento de Quevedo, caballero de la orden de Santiago, que ridiculizó a los que querían hacer santa patrona de España a una judía Teresa de Jesús, y los cristianos nuevos. Tanto él como Lope -éste de una forma más superficial- tomaron partido por los cristianos viejos.
De modo que sus diferencias con los conversos, que tanto nombradío e influjo trujeron bajo el mandato del valido del Rey, el Conde Duque de Olivares, y su aireamiento con los franceses que tenían el criterio de que la Santa Sede había caído en manos de los judíos, pudo ser un motivo de su detención y posteriormente su encarcelamiento en San Marcos de León durante un quinquenio. Una flagrante injusticia.
Al parecer, el mejor escritor en lengua se movía en contextos políticamente incorrectos para su tiempo. De todos modos, espíritu crítico y valiente, mete el dedo en la llaga y descubre uno de los enigmas de la historia española y las causas de su decadencia.
Aunque cegato, su pluma era certera, y su visión de aguila caudal que diquelaba desde muy lejos.
Su fama de chistoso y jaranero que tiene en la cronología hispana, donde todos los chistes guarros se atribuyen a Quevedo, no se compadece con la hondura de su pensamiento tan español, tan entero. Miré los muros de la patria mía. ¿Acaso este postergamiento y ninguneación a que se someten sus obras, más citadas que leídas, sea otra venganza judía?
Mientras tanto las aguas del Manzanares siguen fluyendo enterradas bajo un bunker de hormigón por decreto de los nuevos munícipes faraónicos anhelosos de convertir a este afluente del Tajo que pasa por los Madriles en un nuevo Guadiana. Pronto lo harán navegable y habrá choque de escuadras y batallas "nabales" por menos de un pimiento. Es igual. Ayer meome un burro y hoy me ahogo. Ay, Manzanares, Manzanarillos, en ti se mueren de sed las ranas y los mosquitos.
14 de agosto de 2008
1. Todo este mundo es prisiones;
Todo es cárcel y penar.
Los dineros están presos
en la bolsa donde están
la cuba es cárcel del vino
la trox es cárcel del pan
la cáscara, de las frutas
Las espinas del rosal.
El cuerpo es cárcel del alma,
la tierra es cárcel del mar
2. Fue cliente del figón de Juan Lepre que abría sus puertas en la calle Huertas de Madrid. Parroquiano de ese establecimiento fue también Diego Velázquez y alguno de sus comilitones del jarro le sirvieron de modelo al cuadro Los borrachos
3. Casa de tolerancia (Germ.)
4. En la fiesta de san Lucas el 18 de octubre se solían impartir los grados a los estudiantes
5. Corito, asturiano. En el siglo XVI las gallegas, asturianas y vizcaínas no gozaban de buena reputación.
6. Belerofonte, el hijo de Neptuno, que montó a Pegaso y venció a la Quimera
7. El culo
8. Por oír
9. Pedo
10. Quevedo fue el caballero de las espuelas de oro. Su defecto físico no le impedía ser un consumado experto en la equitación


recuerdo el día en que volaron los trenes crimen de atocha. entono responsos en ruso

 



11M HOLOCAUSTO QUÍMICAMENTE PURO URDIDO POR UNA MENTE FRÍA Y DEMONÍACA



Ya van seis años. Fueron 190 muertos. ¿Arriba lo sabían? Abajo seguimos a blancas. Me llaman de una emisora extranjera para preguntarme si los españoles se sienten más seguros frente al terrorismo. Buena pregunta pero no sé qué responder. Esa es la pregunta del millón que dicen los cursis pero a tientas y a ciegas estamos. ¿Quién mató al lobo feroz? ¿Quién pondrá el cascabel al gato? La derecha culpa a la izquierda y ésta, desde el gobierno, tampoco sabe, no contesta y asegura no haber tenido arte ni parte en la muerte de su hermano, mientras por la Piel de Toro cunde la sombra de Caín. ¿Etarras? No tenían tecnología. Tampoco esa mentalidad demoníaca que colocó en raíles y vagones de un tren descendente de Alcalá a Madrid. ¿Qué clase de fulminante emplearon los asesinos? Tampoco están de acuerdo los forenses. Desaparecieron las huellas dactilares y los investigadores sobre el gran bocazo que retumbó hasta el parque del Oeste se topan con un muro de silencio que ha sido durante un sexenio el de las patrias lamentaciones. Flota en el ambiente una nube de intoxicación informativa que se abate sobre los españoles. Hay mucha madeja y mucho hilo pero cuando llegas al final del ovillo te encuentras con un laberinto. Es como entrar en el reino de las fuerzas oscuras. Contra el cetro de un dios saturnino que no duda en devorar a sus hijos nadie sabe con qué mira. El aire, cargado, mefítico, plagado de embustes y contradicciones de los propios testigos, hiede a conspiración. El undécimo día de aquel mes de marzo del fatídico 2004 España dejó de regir sus propios destinos porque los que rigen en el país se han hecho invisibles aunque aparentemente la autoridad viva se ejerza desde Zarzuela, Moncloa o la Carrera de San Jerónimo. Sólo de visu, prima facie. Y mucho blabla y dale que te pego a la sinhueso. Talk. Talk. Talk. Hablar y hablar pero las palabras pueden convertirse en golpes de martillo que da el sepulturero para cerrar la caja del muerto. Toc. Toc. Toc.

Se trata de una forma de hacer la guerra de una forma psicológica en plena era nuclear causando el menor número de bajas posibles- y digo bien, el menor número de víctimas- pero a base de un impacto anímico gigantesco poniendo a contribución todo el maquiavelismo porque para los que orquestan estos golpes el fin justifica los medios, de las que son capaces los gobiernos en la sombra. Aquí ya no se mueve nadie. Todos recordamos cuando mataron a Kennedy, cuando voló por los aires el Dodge Dart de Carrero Blanco, cuando Tejero entró en el Congreso pistola en mano y allí estaba José María García radiando el acontecimiento, cuando el hombre llegó a la luna, o se cayeron las torres gemelas, terrorífico espectáculo. De la misma forma, tenemos muy presente la imagen muy nítida y viva de aquellos idus de marzo. España dejó de ser igual: sin ejercito pero con mucha policía. Resignación general y aceptación de los hechos consumados. Se inauguró el tiempo de las supuestas libertades, las relaciones humanas se han vuelto más conflictivas, se abrieron las fronteras y han llegado a España cerca de diez millones de extranjeros, la nueva esclavitud, el “melting pot” hispano en plena ebullición. Barbota la olla social. ¿Explotará?

No obstante, existe la noción generalmente aceptada de que el terrorismo pues no hay mal que por bien no venga ha conjurado de momento el peligro de una conflagración nuclear. Meciéndonos a todos de paso el miedo en el cuerpo.

Recuerdo aquella mañana nítidamente. Dormitaba yo de madrugada de 2004 con la radio encendida y en la duermevela escuchaba la cantinela de la reportera. Leía las noticias una tal Parrilla que era la nieta de mi vecino el guardés, cuando vivíamos en Marqués de Vadillo, de una finca toledana y me preparaba para acudir al ministerio después de seis años de ausencia. Me había llamado la jefa de personal en un tono de ultimátum. Había sido suspendido de empleo pero no de sueldo cuando entraron los del PP y me habían mandado a mi casa. Mi situación laboral y personal era angustiosa y sin respaldos. Yo flotaba entre medias de un limbo.

-I was the dangling man.

Mi vida pingaba del vacío. Un poco más de cuerda y habría acabado en el osario de los suicidas. La Ministra de Cultura era la Hija del Ganadero. Yo me dije qué raro. La víspera había acudido a la Plaza del Rey y encontré aquello patas arriba como si se presintiese el relevo. Todas las encuestas daban por caballo ganador a Aznar pero la atmósfera en Cultura era la de demenagement. Por lo visto la Aguirre a sabiendas de que cesaba tal vez remordiéndola la conciencia quisiera ponerse a bien con Dios y tal vez conmigo. Pero en España un país donde todo es posible y donde todos los gatos son pardos se montan los tinglados de la injusticia, como estos sobre todo en situaciones críticas. Este país es un laberinto. Había movida. Aquel revuelo olía a cuerno quemado. Nunca le perdonaría yo a esa señora que ayer se disfrazó de torera por lo que me hizo. Ella representó el ápice de la persecución de la cual fui objeto. En las alturas flotaba un hongo tóxico y se respiraba un aire letal a pesar de las encuestas. Había sequía y las radios propalaban la angustia de los pantanos vacíos. Se vivían momentos tensos no sólo a causa del clima áspero sino a causa de una campaña de las elecciones generales algo atípica. Pues si no llueve, preparad una rogativa a san Marcos. Hemos sido muy malos y Dios castiga sin piedra ni palo.

Por aquella convocatoria a rendir cuentas tan de súbito y a la agachadiza asumí que en todo aquello había gato encerrado. De lo que iba a ocurrir arriba lo sabían. ¿Servicios secretos? En todo caso no serían los del Cni que andan siempre a la quinta pregunta sino aquellos tipos con gabardina blanca y sonotone que bajaban por la calle de Alcalá la noche del 23F. Eso también yo lo viví. Nunca sabremos la verdad. A fuerza de mucha información nos intoxican.

La voz entrecortada de la becaria Parrilla anunciando el choque de trenes confirmó las sospechas de la conspiración. Todo Madrid era revuelo. Habían llegado corresponsales de todo el mundo y hasta puede que se hubieran fletado aviones ex profeso. ¿Quién había dado el queo?

Todo estaba demasiado en caliente y vivo como para despertar una confusión organizada. Fui entrevistado por una cadena sueca y dije lo que me parecía a mí: no habían sido los moros.

En todo aquello intuí el montaje de una mano negra de un holocausto perfecto. ¿Por quién? Los mismos que lloraban en el duelo fueron los que levantaron la mano contra aquellos pobres conmuters inocentes. La idea no se me ha ido de la cabeza. Durante meses y meses Jiménez los Santos y otros compadres mediáticos no dejaron de atizar la hoguera de la confusión. Se puede desinformar informando por el procedimiento acumulativo. Que si las mochilas, que si las furgonetas, que si los moritos de Lavapies, que si los guardias de la comisaría de Avilés y un tal Trashorras que proporcionó el fulminante sacado de una mina abandonada de Tineo. Largo nos lo fiáis y ahí estaban los del Mundo, Bernstein y Woodward a la española, que querían atar cabos de los hilos invisibles de aquel Watergate castizo, opera bufa, sainete, si no hubieran perecido en el incidente 192 personas quedando maltrechas más de mil, en que también había fontaneros pero, ay, también doscientos muertos sobre la mesa.

Don Pedro Jota padece el síndrome megalómano del Washington Post. Quiere un scoop. Le gustan las negras. Le cogieron en un medio in medias res cuando se lo montaba con una en un prostíbulo. Un cameraman oculto en un armario grabó la escena en toda su lascivia.

Profesionalmente me parece un periodista ridículo porque España no es América pero va por la vida con complejo de numen divino de la información. Total un lío. Los españoles tuvimos nuestro 11S en aquel 11M y las cosas siguen sin aclararse. Un crimen perfecto. Demasiados alibis y demasiadas coartadas inextricables. Yo tengo mi propia teoría y la expliqué ante los corresponsales suecos. Entoné un réquiem en los altares y velatorios que se alzaron en la calle. Uno de Euskaltelevista que no escuchaba aquel kyrie desde hace mucho tiempo quedó sorprendido de la solercia y concento con que entoné aquel gorigori en latín y por toda respuesta le dije que yo había sido cura. Me vieron en la tele mucha gente. Hoy el crimen sigue sin resolverse. Ni creo que se resolverá jamás. Estamos en manos de quienes estamos. Y el que manda, manda. También en la información.


2020-12-13

A PARTIR DE HOY LOS DÍAS EMPIEZAN A CRECER. EL HEMISFERIO OCCIDENTAL ENTRA EN EL MISTERIO DE LAS DOCE NOCHES Y EL SOLSTICIO DE INVIERNO. LA LUZ VENCE A LAS INIEBLAS. SOLIS INVICTUS

 SANTA LUCIA LAS NOCHES MAYORES QUE LOS DÍAS


A partir de hoy 14 de diciembre los días en el hemisferio norte empiezan a crecer.

Los romanos denominaban a este período el de las doce noches y para conjurar el peligro de los dioses oscuros celebraban las Saturnales, creían que el sol se detiene y pueden ocurrir desgracias pero los cristianos santificamos estas doce noches peligrosas con el nacimiento de Cristo, son fiestas de la luz.

Los hebreos lo conmemoran con la Hanucha y en Suecia yo he visto a las doncellas coronadas con doce velas la cabeza. Soy de campo y recuerdo a mi abuelo bajando a la vega para ver llegar los rebaños de la mesta que regresaban de Extremadura y ajustar la soldada merecida con los rabadanes.

La madera de encina chisporroteaba en la chimenea, hacía frío y quietos al amor de la lumbre jugando al pañuelo o al filandón. Tiempo de asar castañas y beber vino.

En Asturias según creo bajaban los vaqueiros de los alcores de las sierras y se invocaba a santa Lucía que cuidara al ganado y nos conserve la vista. A la dulce virgen siciliana según cuentan la violaron los esbirros del procurador y la sacaron los ojos por no confesar a Xto.

Por eso su palma del martirio ganó la gracia de ser luz de los ciegos y procuradora de los que enferman de la vista.

A mi abuelo el pobre lo operaron de cataratas el día de santa Lucía el 13 de diciembre de 1954 y sanó de su mal en los ojos pero murió al poco tiempo de un cáncer de próstata para el cual no hubo remedio celestial.

Hoy me acuerdo de él al salir pegando voces a la entrada del pueblo entre el polvo de las churras y de las merinas. Las mozas y las mujeres no salían de casa por miedo a los pastores que llegaban con ganas de hembra y mucha testosterona pegando brincos con las abarcas y los zahones.

El morueco que iba delante del rebaño, casino los cuernos─ bien armados, no te acerques que te amurca decíamos los muchachos─ era todo un paradigma de este brío sexual que traían los cordeles de merinos que regresaban de Extremadura y Andalucía. Felicitaciones a todas las "Lucis" hijas mías de mi vida.

AL GRAN CONVERSO EL MEJOR POETA DE LA LENGUA ESPAÑOLA

 Quedase mi palabra empeñada en el silencio

Leyendo a Góngora escucha música de ruiseñores

El travieso adufe del agelote

Que llora lágrimas que son perlas

Romances orilla del mar

Y bellaquerías detrás de la puerta

Más ama quien suspira

Mentira

Cada uno estornuda como Dios le ayuda

Verdad

 

II

Que allá los naturales andan en cueros

Que hay unos gatos abades y unos bien casados ciervo

Cuernos

Y gallitazos del impotente

Góngora se obsesiona con los cuernos

Un no pasa nada del alma alborozada

La vida es ansí

Cupido saca su aljaba de la armería

Dardo que traspasa

El hiemen de la virgen arrebolada

derruido

Priamo siempre al quite

Vencedor de la contienda

De las batallas del amor

En campos de espuma

Ay don Luis que se fumó el coro

Y se fue a los toros

 

III

Rumores catedralicios

Salmos e incienso

Tocan a vísperas

Y multa del deán de la mezquita catedral

Don Luis no es venido

Patente de corso goza para pisar los rayos de la aurora

Trotando versos

con chafarrinones de  y pringue en la sotana

Amigo de efebos y de ninfas

Proa divina

Pabellón nasal de converso

Erase un hombre a una nariz pegado

Entre alheñas y ligustros

Poemas que huelen a rocío y a carmín

Portando el rocío

De las mañanas andaluzas

 

IV

Honramos las torres del viento

Gatos de refitorio

Come el abad en bajilla de plata

Y los frailes coritos en cuencos de arcilla

Enfilan el coro los canónigos

Via sacra

Pertigueros

Ya empiezan las vísperas

El gozo y la belleza de las tardes de España

Y gatos de dineros

Que bufan fucilazos del rayo y el trueno

Picazas de blanco y negro

Que son monjas enamoradas

Hubieron tocas

Y fueron amadas por un Rey en la celda del convento

Teta de novicia súmmum bonum

Y ahora convertidas en urracas

Recitan el salterio

VI

Un toro enamorado en las dehesas

Mugía escuchando el rabel de los romances

Lloraba la niña

De nuestro lugar hoy viuda

Y ayer por casar

Y tenía razón la prolija ausencia de su ingrato amor

Castillo de san Cervantes sin barbacana te veo

Los que fueron corona

Son ya alcándara de cuervos

Desalmenadas almenas dicen la edad de los viejos

La vida se va

Se nos fue la pascua, mozas, se nos fue la pascua

Llora sobre las piedras de Toledo

Donde iban las mozas a ver florecer

Las rosas de abril

 

VII

Góngora escribe desde su escondido pensil

Mientras rezuman clarete

Las tabernas de Córdoba

Buen provecho hogaño y de hoy en un año

En la calle de los Judíos

Y en el potro los gañanes dan el pienso

A sus jumentos

Dardos de Cupido en la bosque hoy están muertos

Es verdugo de murallas y de bellezas el tiempo

Tulliduras de grajos

No quedan pertrechos

Las yeguas que preñó el viento

Ramas donde se esconde el amorcillo ciego

Tórtolas enamoradas con sus roncos atambores

VIII

Música de ruiseñores

Allá do las sombras moren

La vida es corta y la esperanza larga

El bien huye de mi

Y el mal se alarga

Menguilla llora corales

Que perdió en el ejido

Por la garganta de Menga fluye

Columna de leche y sangre

Glorioso cupidillo en las ramas del jazmín

Un cardo te hizo mujer

En lecho de flores

El dulce gozo de joder

Con el vaivén iniciático del vino