2Título: QUO VADIS SPAIN. MEMORIAS DE UN
PPERIODISTA DE FRANCO2Título: QUO VADIS SPAIN. MEMORIAS DE UN
PPERIODISTA DE FRANCO
Autor: Antonio Parra Galindo
Dedicado: a todos los periodistas perseguidos o
asesinados por contar la verdad
¿HACIA OTRO 98 CON LA DESTRUCCIÓN DE
ESPAÑA COMO NACIÓN?
PROLOGO
Castropol es una villa marinera del sector
occidental de la marina asturiana casitas blancas sobre los recuestos muchas de
ellas cerradas algunos palacetes y en lo alto al lado del casino a través de
una carretera bordeada de tamarindos y arces se llega a una plazoleta. Allí se
eleva el único monumento a los héroes de la batalla naval que tuvo lugar aguas
adentro de la bahía de Santiago el 3 de julio de 1898 cuando la flota española
fue cañoneada y destruida por la poderosa escuadra yanqui. La nave “Victoria”
capitana echada a pique pudo sin embargo salvarse su capitán el almirante
Cervera a bordo de un esquife. Los jóvenes nunca oyeron hablar de la gesta del
puñado de españoles que tuvo el arrojo de enfrentarse a la escuadra de los
Estados Unidos. Se borró la memoria. Nuestros chicos en las universidades de
nueva planta sólo leen libros en inglés. Nuestra gloriosa historia fue puesta
en manos anglosajonas. Hay un enemigo interior y otro exterior caballos de
Troya que anuncian el “finis Hispaniae. This is the end. Yo escribo desde la
perplejidad, el duelo, la consternación y la sátira. ¿Cómo hemos podido legar a
este estado de cosas? A la fuerza estábamos abocados a este segundo 98 como
conclusión de una política autodestructiva que ha desterrado de nuestras aulas
el estudio del castellano y de las lenguas románicas que ha sido reemplazado
por jergas y dialectos variopintos de lenguas vernáculas desaparecidas o
extinción que los enemigos de la patria han tratado por todos los medios desde
la constitución del 78 de resucitar. He ahí una carta magna por y para el
pueblo pero sin el pueblo. Ha sido un programa de aniquilación sistemática de
una cultura y de los valores de un país y en este deletéreo juego la masonería,
los judíos, y la marranería conversa, tan obstinada e inflexible, tuvo mucho
que decir. Ha sido por interpuesto a través de enejes, campañas de grandes
consignas y un control sin precedente de los medios de comunicación que se ha
llevado a cabo la desespañolización y el aniquilamiento de una vieja cultura.
La bestia sin embargo nunca da presencia.
Y, si echas en cara a un miembro de la logia tales gatuperios, seguro que se
rasgará las vestiduras, te llamará nazi y conspiranoico. Al igual que en el evangelio
a los que defienden la verdad española les ponen la túnica de locos como hizo
Herodes cuando le fue enviado Jesús por Pilatos para que lo juzgara. Son muchos
los partidarios del bando de Nicodemus el cual sólo seguía los pasos de noche
propter metum judeorum (por miedo a los judíos). En los años setenta al final
se hablaba de una “democracia de papel”, en 2018 había que hablar de una
democracia de las ondas hertzianas. Son los tertulieros bien pagados a precio
de oro y los que aparecen en todas los medios de la radiodifusión los que
marcan pauta, dan doctrina, sientan cátedra y los que parten el bacalao
comentando lo que hacen y dicen los políticos hasta la saciedad. Es una serpiente
de verano que se repite más que el ajo las mismas situaciones idénticos
compromisos. Una saga de tautologías a gran escala. No obstante, los
tertulianos del comité todas las horas andan buscándole los pies al gato. En
esta entrega van artículos subidos a la
Red o publicados en algún periódico de provincias a lo largo
de varios lustros. Los he reunido en antología. He querido verlos en papel. Muy
eclécticos en sus temas pero unidos por una idea que fluye como eje de marcha a
lo largo de estas páginas: la defensa de nuestra cultura. Una entrevista que
tuve en Londres con Alcázar de Velasco cuando me dijo "oye chico, el
futuro de España es la marranería" me brindo tirulo para este texto. Me he
mirado en el espejo de los clásicos. ¿Es esto un pecado? De esta forma quiero
rendir loores a mis héroes.
A Fernando
Villaamil que comandaba la fragata “El Furor” no le cupo la misma suerte,
pereció en el ataque con toda su tripulación. Cervera los americanos le
rindieron tributo de héroe y fue repatriado a España. El capitán Villaamil era
asturiano de Serantes otro enclave marinero a escasos kilómetros de Castropol.
Sabía de antemano dada la superioridad del enemigo que zarpaba hacia la muerte.
Escribió antes de morir a la Reina María
Cristina en el cual le declaraba su amor, su fe en la patria y el alto concepto
que tenía de su misión. Para él la muerte era un acto de servicio. Decía: “Majestad,
despliego el pabellón de combate del “Furor” pero mi fragata no se rinde”. Toda
una vida en la mar. Estaba familiarizado con esa muerte que acecha al marino,
esa soledad, ese espíritu e sacrificio y muchas veces había escuchado ese ruido
sordo del serviola que trepa por la escala hasta la cofa y un golpe de viento
lo hace caer inerte sobre cubierta. El capitán Villaamil no era muy alto de
estatura de tez trigueña ojos azules y un espíritu del humar remarcado que le
hizo ser muy querido por la tropa de los buques en los que sirvió. Todo un
contraste con el gaditano Cervera más andaluz, más serio y distante. Los dos
aun perdiendo aquella guerra que estuvo jalonada por la explosión del “Maine”
(el primer auto golpe atentado terrorista, pretexto para declarar la guerra a
España a la que acusaban de la trama) y las infamias y mentiras organizadas por
los periódicos de Randolph Hearst) salvaron el honor de la patria quedando
limpio e impoluto el pabellón de su honor. En Cuba y en Venezuela dos países en
los cuales se sigue queriendo y admirando a España se los venera como héroes.
Subo y bajo por las estrechas rúas de Castropol que me recuerdan algo a
Cartagena y tienen algo de la melancolía habanera entre brisas y sonrisas
cantabras. Pregunto a la funcionaria de correos si sabe donde queda el monolito
a los héroes del 98 y no me sabe dar respuesta puesto que no es de aquí. A lo
largo de los últimos cuarenta años se ha borrado la memoria, a nuestros héroes
y nuestros hechos históricos se les ha dado de baja. Me estremezco al recordar
las declaraciones de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau que tampoco sabía
quien era Cervera. Mandó quitarle la calle que llevaba su nombre en Barcelona
cuyo puerto fue la base de operaciones de la larga guerra de Cuba. Muchos de
los marinos y de la tropa que iba a pelear a la manigua llevaban en vez de
gorra una barretina catalana. Los mambises pagados por los Estados Unidos
lucían por bandera una “señera” franjas amarillas sobre franja azul y una
estrella que es hoy también la bandera de Cuba. Por eso la ignorancia de la
alcaldesa que tacha al gran marino español de “fascista” cuando aun ni Hitler
ni Mussolini habían asomado la oreja me entristece y me repugna. Pero es algo
muy de hoy. Hubo una cesura, se completó la interrupción más dolorosa de
nuestros anales. La historia de España se ha interrumpido. Y yo acuso a las
logias en este libro “Cataluña, los Judíos, la Marranería y otras
historias” de haber orquestado una campaña siniestra, muy hábil por lo
engañosa, fatídica y prolongada en el tiempo para dar al traste con la nación
más antigua del continente europeo. Fuimos paladines de la cristiandad y por lo
visto eso no se nos perdona.
Estos textos evidencian mi preocupación por el
alzamiento de Cataluña ▬ rebelión en la Granja parlando
a Orwell ▬ que va a suponer un nuevo 98 y la
destrucción de España a través de lo que llaman las Fuerzas Oscuras que no
creen en la historia por serles adversa y adoptan los postulados de la misma
que les conviene, “shafirot” esto es memoria o, si se quiere memoria
antihistórica y contra la historia. Se trata de una larga serie de artículos
escritos durante las ultimas dos décadas de un periodista perseguido a causa de
sus ideas por la
Nueva Inquisición. Cajón de sastre "et de omni re scibili". Esto es: tratan de todo, máxime, al
albur del impase se la crisis catalana que, al suponer la fractura y
liquidación de estos reinos, abocarían al colapso de esta vieja nación. España atraviesa por la más grave crisis de
su existencia como nación. De ahí el título de Quo vadis, Spain. George Orwell
ya profetizó esta impase en sus novelas “1984”
y La Granja de los Cerdos. Los textos son recopilaciones de artículos
firmados por mí en la Red
durante casi tres décadas. Gracias a Google y a Facebook, puedo dar a la
estampa estos textos pero no me fié demasiado. Las redes más que información
son un instrumento de control. Huelgome de decir que Internet me ha hecho de mí
un escritor vigilado por el Gran Hermano que trabaja gratis et amore por la
causa de la verdad en el marco de un sistema totalitario con visos de
demócrata. En medio de esta feria de vanidades y de progroms de la intelectualidad.
Pretenden hacer una gran hoguera quemando las bibliotecas donde se guardan
testimonios hostiles al sistema. Vivimos una verdadera noche de los cristales
rotos y de persecución de todo aquello que signifique excelencia y no comporte
grandes cantidades de mierda y vulgaridad. Gracias, con todo y eso a
Guillermito Puertas, y gloria a ti, Zuckerberger. (Montañita de Azúcar).
La digitalización espolea a los escritores a
ponerse sobre las cuartillas, conforme al mandato horaciano de “ningún día sin
un par de líneas” y a ser partícipes de una inquietud que se ha hecho
universal. Vivir sin vivir en mí lleno de curiosidad y deseos de conocer. Al
propio tiempo cabe el peligro de caer en la marabunta de la información en
torrente que nos desinforman paradójicamente e incomunica. Es el síndrome de la
torre de Babel y del mito de Prometeo. Como todo el mundo escribe, nos estamos
quedando sin líricos y, cambiando el oro por oropel, reemplazamos a los
periodistas, por contertulios de la tele y politólogos por los poetas. Está en
marcha una campaña contra la estética. La Red es, a la par que el gran guirigay, un arma de
control y de espionaje. Aunque no sé si va a ser posible ponerle puertas al
campo. El mundo va tan acelerado que corre el riesgo de un estallido. Todo pasa
y se consume en medio de una avalancha de feroces actualidades que se olvidan a
la mañana siguiente. El lector creo que en este baúl de crónicas, artículos,
reportajes, cuentos y vivencias, en este revoltijo, podrá encontrar alguna
perla. No se aburrirá; estoy seguro. Y, con el afán de ese hallazgo, publico y
doy a la estampa estos textos.
Capítulo 1 .EL BABLE
Pues nada que la llingua
ya es lengua. Liémonos a voces en bable babayu.
Cada gallo canta en su muladar y el muladar asturiano anda un poco revuelto,
atronando quiriquies
Ya no ponen las gallinas y eso que por San Antón la gallina pon. Las mías no cacarean en mi
corral, matólas el raposu. Y falemos despacín no nos oya el mío vecín. Que no está el horno para bollos ni el
alcacer para zampoñas. Bajan los jabalíes de la braña y hozan el patatar con
sus poderosos hocicos. Araronme el prau, dejando en la hierba la marca de
sus feroces pezuñas.
Tienen aquí la querencia de un revolcadero. Estamos
perdidos. Los del Ayuntamiento vinieron y acabaron con el bosque de robles y
laureles centenarios que daban sombra (en verano era un paraíso) a la sebe (oigan, bablistas, aprendan latín que sebe viene de saepes que equivale a
cercado; en Santander lo llaman zarzo) y la otra tarde derramé lágrimas sobre
el enorme tuero del viejo carballo
con más de cuatrocientas primaveras en su diámetro troncal que talaron los
dendricidas del Ayuntamiento cudillerense.
En El Escorial, semanas atrás, multaron a un paisano
cien mil euros por talar una encina oneraria que le estorbaba su cerca, pero
esto es Asturias. Esto es España y lo demás tierra conquistada. Así nos va
¡Válganos la Santina!
Las aldeas están vacías a la espera de veraneantes. El
hastial de la casona blasonada de los abuelos ostenta grietas ruinosas, aunque
el sol se refleja al ocaso todavía en los ventanos de la galería; el hórreo
ancilar, una maravilla de la carpintería de ribera lo descangayó un vendaval.
Un vecín Dios le dé mal galardón las
palmeras reales que trajeron mis antepasados de Cuba ordenó derribarlas. Decía
que desde sus ramas se descolgaban los ratones y aterrizaban por sobre su
bardal. Asturias está triste sin cigüeñas; nunca pasan la altura de Arbás, y
los mozos se van, no hay trabajo. Es la generación del Alsa de Villalpando. La vaca Marela
tampoco pare. El bable, paisanos, digotelo yo que soy filólogo, no es lengua
sino dialecto: una versión cantarina del idioma que hablaban las mesnadas del
Cid antes de subir la cuesta de Pajares a las tierras de pan llevar. Allende
tal, no es una lengua unificada porque se hablaba de forma diferente en cada
valle y mira que en este Principado hay valles.
Todo anda un poco en regresión, por culpa de los
políticos, a los que una mano negra está soltando pasta bajo cuerda. Dicen que
es culpa de los americanos que nos quitaron Cuba y ahora pretenden arrebatarnos
el principau.
Quieren, por descontado, con sus sandeces quitarle la
razón a Nebrija. Aquel divino sevillano que se emborrachaba por los chigres de
Alcalá: " La lengua es la compañera del imperio". El objetivo apunta
no solo a la destrucción de la convivialidad tan privativa del carácter astur,
tambien al aniquilamiento de la lengua de Cervantes. Cataluña, pues, marca la
hoja de ruta de los peligros que nos acechan. Acabar con el castellano es
acabar con la más vieja nación de Europa. El odio por acá se administra en
cápsulas de ignorancia y resentimiento. Furia infernal. Con todo y eso, yo creo
que Asturias un día resucitará. De alguna manera hay que ser optimista y
entonar la monserga del "no pasarán".
Capítulo 2 .
ANTE EL ARA DE SAN BAUDILIO DE BERLANGA TUVE YO UNA
VISIÓN
Subí, tarde de nieve y celliscas, al monte santo de
san Baudilio de Berlanga, eremita mozárabe en tierras del Cid tierras de pan
llevar al sur de la provincia de Soria, entremedias de las diócesis de Sigüenza
y el Burgo de Osma, y tuve allí una visión, uno de esos misteriosos trances con
que regalan al visitante las tierras de España. Un ángel me pareció que rasgaba
el velo de los misterios insondables de la historia de mi patria. Sentí el eco
lejano de tambores de guerra y de salmos de perdón. Creo que aun no se ha
completado mi hégira.
Allí rezaron y se santificaron generaciones de monjes
desde el siglo XI, y es posible que mucho antes. Son los encuevados de la
tradición oriental del monte Athos y la Tebaida egipcia, Capadocia, y el yermo antioqueno
que recogió el Islam. Su penitencia era una demostración del amor de Cristo a
las gentes, sin distinción de razas y culturas, porque son muchas aquí las
reminiscencias arábigas. ¿Convivirían en amistad los anacoretas cristianos con
los morabitos muslímicos? Es la pregunta que queda en el aire. Escuché los
cantos celestiales de la hermosa liturgia mozárabe que tenia ascendencias
arrianas (Arrio predicó el evangelio a los ostrogodos y estos adoptaron esa
versión de la religión evangélica que exalta la humanidad de Jesús sobre su
divinidad) con ceremonias muy largas y todo el oficio cantado con himnodias
repetitivas del misal de San Isidoro. Ese carácter eucológico de su liturgia,
donde la voz humana y la disposición arquitectónica invitan a elevar el alma
sobre las cuestiones materiales, a través de las voces en concento y la armonía
celestial de las esferas. La vida del cristiano es una ascesis polifónica. La
palmera central, que sostiene el fuste de la bóveda de tracería y a la que
cantó Gerardo Diego con sus versos, desde la cúpula, convida a este deseo de
trascendencia. Todas las paredes ostentaban pinturas, que, por desgracia, en el
expolio que padeció España en los años 20, fueron arrancadas y vendidas por
65.000 pesetas a un marchante judío de Nueva York el año 1927: un tal León
Levi. Pero quedó la impronta, y han
podido ser restaurados algunos paneles como el de San Nicolás. Aquí he tenido
una visión y doy gracias a Dios. Los coros recitaban salmos y, dentro del
iconostasio, un diácono cantaba el evangelio en tono mayor; luego un presbítero
de barbas bizantinas y rostro atezado entonaba la epiclesis de consagración:
— Eto telo maia
eto krobi maia (este es mi cuerpo, esta es mi sangre) a la manera griega.
Sobre los paramentos, el rostro venerable de san
Nicolás y de san Baudilio, santo tutelar del templo, un mártir francés cuyo
culto estuvo extendido a través de Castilla por los visigodos unos le llamaban
Baudilio. Unos le llamaban Baudilio, y en mi tierra San Maudillo el Soriano. El
bienaventurado mira para los fieles con ojos de piedad y gesto hierático.
En la planta baja se levanta, soportando la techumbre
del coro, una mezquitilla de arcos de herradura, que ha dejado perplejos a los
historiadores como Camón Aznar y Gaya Nuño. La pila de agua bendita es un “mitzrah” o piscina como las que existen
en las mezquitas y sinagogas para las abluciones. Al fondo se veía la cueva del
monje o del morábito. ¿Se alternó aquí el culto cristiano con el islámico? En
cualquier caso, es este lugar, situado sobre una eminencia del dintorno del
páramo, un centro de extrañas fuerzas telúricas. Aquí yo tuve un pálpito, una
visión y sólo pude cantar:
— Kirie eleison. Señor ten piedad de nosotros pues
conoces lo oculto del corazón del hombre.
Al instante, sentí una fuerza inmensa en mi alma, como
inmerso en las garras de un extraño fenómeno de purificación, a los pies de la
palmera que corona el cimborrio. Si la palmera supiera… Y me acordé de unos
versos de Gerardo Diego. Que sí que sí
que sí que tenía el rostro de maravedí. El poeta se mofaba del judío que
profanó el recinto con la extraordinaria adquisición de los murales. El expolio
de los ladrones de lugares santos no ha podido arramblar con el aliento de amor
y de caridad ni la sublime aureola que irradia esta santa ermita tan sublime
como recóndita.
Capítulo 3
SAN BAUDILIO EPICENTRO DE LA ESPAÑA MÁGICA
No visitaba este hermoso y arrinconado lugar desde mis
tiempos universitarios cuando, atendiendo a las clases de los profesores de
Arte, en la Complutense
otoño de 1963 se emocionaban al describir la estructura arquitectónica y
pictórica de San Baudilio de Berlanga. G. Atienza, erudito escritor ocultista,
descubridor de los secretos de lugares de nuestra geografía, decía que San
Baudilio, edificado en el mismo epicentro de la península ibérica, irradiaba
una energía potentísima y brillaba con luz especial en la historia del arte
prerrománico. Ese pálpito lo volvía a sentir yo al cabo de más de medio siglo.
Berlanga tierra de vacceos numantinos que luego se cristianizaron y vivieron en
la larga lucha contra el Islam, llena de anfractuosidades y recovecos victorias
y derrotas (Almanzor dicen que perdió el tambor en San Esteban de Gormaz a
media legua de acá.) Lo habitaban gentes prevenidas en frontera con un ojo
abierto a las hogueras de las atalayas anunciando la llegada de la morisma y
otro en el pendón real. Esta es tierra del Cid por donde pasó el Campeador a
ganar el pan de las batallas. ¡Oh Cid Sidi que buen vasallo si hubiera buen
Señor! Aquí se plasma la grandeza y la malandanza de un pueblo duro de pelar,
arisco, y a la vez magnánimo, que ejerció la tolerancia y la compasión con el
enemigo. El sarraceno en sus razzias de primavera talaba campos, robaba
mujeres, pertrechos y tierras. En toda
esta zona del alto Duero proliferan las atalayas. Allí el que montaba guardia,
cuando veía llegar al moro, encendía la típica chisquereta o almenara[1]
y entonces las campanas tocaban a rebato. La coexistencia fue difícil pero hubo
periodos de tranquilidad, concluidas las "aliyahs" (invasiones) o "yihads" (guerra santa contra el infiel.) Esa serenidad se
plasma en los frisos, plementos y pinturas murales con escenas de la vida de
Cristo del obispo san Nicolás y san Baudilio que exornan los murales. Aparecen
dromedarios, elefantes y un caballero musulmán cabalgando desalado sobre un
corcel blanco. Al pairo de dibujos místicos está la rosa de los vientos,
estrellas de David, el sello de Salomón, junto a composiciones del ave ibis la
cual, según los egipcios, comía el pescado dañino a los humanos. También la Dextera
Domini ([2])
o dedo de Dios, que se asoma en forma de triangulo al lado de la paloma del
Espíritu Santo, bajando de una nube. Esta ermita enmarcada en los territorios
entre Sigüenza y Burgo de Osma me recuerda a Santa Cristina de Lena. Esa era la
tesis propalada por el profesor Camon Aznar de feliz memoria. La mesnada de Ruiz
Díaz de Vivar estaba integrada por soldados de las Asturias de Oviedo que lo
acompañaron al destierro y fundaron por estos cerros su acampada. Existe la
probabilidad de que entre ellos hubiese monjes y clérigos repobladores para
realizar esta misión. Al igual que santa Cristina, san Baudilio se eleva sobre
un peñasco desde cuyo alcor se divisa la paramera soriana. Misión de
vigilancia, pues. Y consta de iconostasio o cámara santa propio de la liturgia
bizantina. El coro se eleva sobre una disposición de arcos de herradura
funcionales que hacen pensar al historiador en las relaciones litúrgicas que
tuvo el rito muzárabe con la secta arriana y con el Islam. Hay representaciones
de san Miguel pero, sorprendentemente, en ninguna de las dos se pinta a la Virgen María. Quizá
el culto de hiperdulía sea posterior a la devoción a san Miguel que fue
privativa de los godos arrianos. Los arrianos no creían en la Virgen. Su proclamación
como Madre de Dios, de origen griego, se produjo en el concilio de Nicea, siglo
V. El culto marial arraigaría, luego, entre los Templarios que lo incorporarían
a occidente. El Cantar del Mío Cid habla de ceremonias rituales "antes de
los gallos cantar" y de la imagen de Nuestra Señora que llevaban los
guerreros en el arzón sobre su cabalgadura. Se colige que las misas eran largas
y el pueblo asistía embelesado entre himnos devotos, nubes de incienso y
salmos, a las ceremonias eucarísticas que celebraba el preste tras la cortina
del iconostasio.
Tanto santa Cristina de Lena como san Baudilio de
Berlanga en lo alto de un cerro irradian fuerza telúrica para quienes visitan
estas iglesias antiquísimas. “Tomaron las reliquias todas las que hubieron y
fueron por Castilla y así la defendieron”. Acaso sea la luz de Xto que pervive
entre nosotros hasta la consumación de los siglos.
Capítulo 4
DALÍ Y LAS ORENETAS (GOLONDRINAS) DEL AMPURDÁN.
CANTO A GERONA
El mundo se ha
convertido en una busca barojiana, en una lucha por la vida. Con tal de hacer
dinero, matan a su padre y esto es lo que está ocurriendo con el centenario de
Salvador Dalí. Desde mi capacidad de periodista sin periódico pero renuente a
vender mi pluma y la cuchara, yo protesto y yo acuso. España vive las
conmociones de un proceso Dreyfus pero al revés con estas ansias de los
bibliopolas de darle la vuelta a la tortilla. He de decir que el centenario de
Dalí se está convirtiendo en una chapuza. Y yo me acuerdo del día en que el
maestro me dijo con cierta envidia: “Esos
la tienen más larga que usted y que yo, Parra”. Aquí están las
fotos para demostrar lo de aquella fiesta del gaysaber en Nueva York que acabó
como el rosario de la aurora. A mí las cuentas no me casan. El Dalí que yo
conocí tiene que ver muy poco con el que han sacado de la manga los amigos de
los separatistas, los muñidores del contubernio y los que han accedido al poder
pisando las cenizas aun humeantes de una hecatombe como la del once de marzo.
Urnas y cadáveres pero Dalí era apolítico. No queráis hacer bandera y oriflama
de reivindicaciones. El Dalí que ha salido de estos tórculos, con mucha moviola
y trampa, parece uno de aquellos fusilados en las zanjas de Montjuich, oiga.
¿Qué hacemos con toda aquella caterva de muertos de segunda fila? ¿Quo vadis,
Cataluña, adónde vas, Europa? ¿Adónde te llevan tus felones, España? Don Salvador alzaba aquella tarde
neoyorquina, conminatorio, su bastón con contera, como señalando el
advenimiento de un porvenir incierto. Lo de la garrota del maestro de Port
Lligat siempre lo he dicho tenía su lado onírico y la inspiración milagrosa que
rodaba cuesta abajo por las laderas de Príapo. Sombra y figura. Dalí era todo
un adalid de las artes marciales de la publicidad.
He aquí que
llegaron los coribantes de la diosa repartiendo leña, ahora os vais a enterar,
dijeron, os vamos a moler a palos.
▬ ¿Con la garrota de Dalí?
▬No; con el as de bastos de los cuadros de Picasso.
Las
cendolillas de antaño hoy son pubillas de juego floral y mucho cuidado con esa
boca que os puede perder, os vamos a acusar de machistas. Muchos se han subido
a un guindo y andan por sus ramas, emboscados y sumidos en la ataraxia
doctrinal. No está el manto de Magdalena para tafetanes, ni el alcacer para
zampoñas. Las urnas últimas tuvieron algo de actas funerales y trajeron cenizas
de despojos de cadáveres, un gran holocausto. Nos están vendiendo una burra mal
capada, por muy demócrata que sea esta pollina pero puede acabar, rebuzno va
rebuzno viene, sin saber por donde tirar, como la de Balaán. O, si me aprietas
un poco, igual que la mula Francis. Dalí amaba su patria chica pero
sin menoscabo de la grande. Como debe ser. Por eso durante toda su vida miraba
con cierta prevención y cierto distanciamiento a los catalanistas a palo seco.
¿Qué tendrá que ver, yo me digo, el culo con las témporas? Pues por lo que se
ve y por lo que han hecho y dieron los que le calaron la barretina de refez, a
contrapelo y hasta las orejas antes de morir, todo. Él tenía sólo dos amores que eran Gala y
España. Pero ya digo: la tradición pesa y el polvo de las alpargatas de los
republicanos que partieron para el exilio, prometiendo un turbulento regreso,
derivó en polvareda, a lo que se ve. Por doquier resucita el fantasma de los
que partieron por Port Bou. Inventan rollos y traen al diablo entre las
piernas. Al diablo que yo vi dibujado en la testa de una ménsula. Era una mañana
de Miércoles Santo y el guía gerundense tercamente nos hablaba, empecinado, de
lo buenos que habían sido unos.
▬ Es
porque los otros habrán sido muy malos▬ repuse.
Nuestro guía
se llamaba Marcus y nos estaba haciendo la loa de los republicanos. De paso
hablaba del románico cuya cuna estuvo radicada en este bello rincón catalán de
Bensalou. Era el arte de los godos, la continuación proyectada del espíritu de
Carlomagno. Se sentía don Salvador plenamente integrante de la escuela
española. Por oposición a Picasso, a quien la lucha de los vencidos/vencedores
fue a colocar en el pedestal, un trono acaso supervalorado. Creo que Dalí era
un genio y Picos un gigante con los pies de barro.
¿Cuándo
acabarán nuestras zozobras? Regresan los espectros y estamos próximos a
inaugurar un nuevo aquelarre. Camuñas y sus aparecidos hacen antesala en los
ministerios y en las sillas de las mesas de juntas esperan sentados, ojalá
caiga una sinecura, y miran para el techo en espera de que aparezcan de un
momento a otro las brujas de Goya montadas en la escoba, para el próximo
aquelarre. Ese fantasma del exilio yo lo vi dibujado hace pocos días en la
testa de un demonio cuya carota colgaba del remate de la imposta de una arcada
románica cuando nuestro guía gerundense nos dijo.
▬Mirad hacia arriba.
Todos
mirábamos para donde nos dijo el guía. La carota histriónica de un enano nos
enseñaba la lengua.
En aquel
momento por el cielo impoluto de Besalú cruzó una golondrina. Una “oreneta”. El
de las patas caprinas, alas de murciélago y rabo de león, se conoce que tiene
miedo a este pájaro sagrado. La golondrina estuvo en el Gólgota una tarde de
Viernes Santo y le quitó con el pico las espinas de cambronera que horadaron en
tormento el cerco de su divina cabeza. La golondrina me valió y se hizo el
conjuro contra el diablejo que enseñaba los cuernos desde la imposta. Verla el
cabeza de mono y huir de debajo del Tetramorfo fue todo uno, yendo de remate a
zambullirse sobre las aguas tersas del río Fluvial. Lo vieron ahogarse los
turistas al muy cabrón en uno de los tajamares del puente ojival. Así reviente
entre la chusma como el lagarto de Jaén. El diablo por
Semana Santa nada tiene que hacer, ni siquiera en Cataluña, una región
demasiado importante de España para dejarla en manos de los catalanes. El Fluviá lamía los muros del monasterio de
san Pedro y en sus aguas se reflejaba el campanil solemne de la iglesia de
Santa María. El raudal de corrientes bravas pasaba aquel día por la localidad,
haciendo remolinos e iluminando los contrafuertes del puente levadizo con
irisaciones color plata. Las oronetas seguían en lo alto agitando sus alas
sobre los cielos medievales de Besalú y se quedaban indiferentes ante los
turistas, igual que hace mil años. No se paraban a contemplar a las muchachas
judías que salían del mikwah ritual saltando con los pechos péndulos
como en el “Collar de la Paloma”.
La presencia de una aljama y de una sinagoga dice a las claras que la ciudad
debió de ser importante.
Por esta
cornisa, a muriente, penetró el cristianismo en la península ibérica. Aquí
sentaron su sede los primeros obispos los que siguieron a las predicaciones
supuestamente ciertas del Apóstol de los Gentiles, quien desembarcó por
Ampurias, la vieja Emporion de los griegos. No hay que olvidar que Jesús habló
al mundo en griego y que esta lengua fue la primitiva de la Iglesias. En Rosas
atracó la barca de piedra y desde esta orilla zarpa, asimismo, todo el gran
tema jacobeo. Gerona es la provincia española con más castillos, algunos de
ellos sólo raigones y lienzos de muro, ya testimonio de un pasado glorioso y
fundacional, de la nación española, remiso a desaparecer. Es una alegoría al
Este de Castilla la Gentil
a orillas del Mediterráneo, laboriosa y heroica. Un aire de misterio y de seny
bañan a toda la ciudad. Sus castillos nos llevan al arte románico, el más
depurado y selecto, el que mejor conserva las raíces bizantinas con su tosco
abatimiento y su admirable expresividad. Cataluña quiere decir castillo. Es el
bajo vientre de la marca hispánica. Su serenidad pensativa hace recordar a
Carlomagno. Gerona rindió vasallaje al emperador. Hasta lo canonizó. Si queremos
tierra de obispos, hay que ir a buscarlos a La Bisbal. Ripoll es
un pórtico de la gloria sin maestro Mateo pero toda una historia sagrada
escrita en piedra desde su reconstrucción por Morgades, aquel obispo que le
hizo la vida imposible a mosén Cinto Verdaguer y que se dedicó a levantar, como
un descosido, todas las piedras santas que echó por tierra la francesada y la
desamortización. En los bajorrelieves de este monasterio, cuna de la
catalanidad, se cifra y compendia toda esa teratología del arte románico, ese
hontanar de monstruos y de santos que alza el alma humana sobre el pináculo de
la perfección. El arte de Dalí, con la depuración de sus pinceles, entallada en
el símbolo didáctico, como un tótem o un abraxas de la modernidad y toda esa
parafernalia de claves de la sinrazón, es un corolario de ese románico catalán,
íntimo y sólido. Lo visigótico en todos sus primores lo plasman los sillares y los arcos de
medio punto de San Pedro de Rodas. El alfil y el albalá de todas estas
venerables ermitas se abocinan sobre los contornos típicos del taqueado jaqués
y del opus spicatum de la decoración de raspas de pescado que exornan el
borde de sus ventanarios. Es un cutio de continuidad mística que predica en
labores de piedra o enseña al que no sabe. A los rudos pecheros y labrantines
de la alta edad media todos ellos analfabetos. Las toscas figuras beben la
ambrosía en las ramas de aliara, de una estética tan profusa como enigmática.
El arte en vaso de belleza sólo lo potan los elegidos. La cuna del arte
románico nos habla del cuerno de la abundancia del simbolismo.
Hay que ser un
iniciado para entenderlo.
Todos estos
lugares-Tossa de Mar, Cadeus, Lloret, Figueras- los llevamos en el corazón.
Fueron los puntos de destino de nuestras primeras salidas turísticas donde
conocimos el amor. Lloret me recuerda los ojos dulces, las lágrimas en aquel
hotel, toda la vida por delante. Ella ya
no está pero juntos en aquel viaje recorrimos la Costa Brava sobre las
ruedas de un 600D y juntos fuimos a buscar a Roger entre las remesas de
turistas que empezaban a llegar en grandes oleadas desde todos los rincones de
la geografía de las Islas Británicas. No se olvide que fueron los ingleses los
que descubrieron la Costa
Brava y los que iniciaron el turismo en tiempos de Franco.
¡Ay aquella noche nupcial en Lérida, destartalada y triunfal y oliendo al aroma
del café con malta que trajeron a mi casa los últimos refugiados de la guerra
civil! Íbamos camino de Bañolas a venerar a san Martirián, clemente y bondadoso
que bendijera nuestro connubio. Aquel verano llegó la hora del amor, el
sentimiento más fuerte que siempre estará en mí omnipresente. Lloret había
cambiado poco desde aquel verano del 69 en que lo visité por vez primera. Las
mismas palmeras, el mismo ardor, la misma sed y el arco de ballesta de su playa
bajo la mirada militante de esas atalayas que aparecen y desaparecen a lo largo
del perfil de la marina y que eran torres vigía para alertar de la llegada de
piratas berberiscos. Cataluña se fraguó en la lucha contra el infiel. Las oriflamas de Roger de Lauria nos hablan
de un tiempo en el cual hasta los mismos peces del mare nostrum llevaban barras
catalanas en sus escamas. “Blanquerna” es precisamente una novela bizantina que
escribió Raimundo Lulio mirando a las cúpulas doradas de Constantinopla. Las
sarracenas razzias desde Argelia y con otro nombre más pacífico propiciadas por
las organizaciones no gubernamentales que son los nuevos funcionarios de un
mundo sin fronteras continúan llegando. La calma del Mediterráneo oculta una
violencia latente. Es la lucha por la
vida y la reconquista del espacio vital. Lo absurdo de esta época es que en
plena globalización radical nos estén vendiendo ideas románticas del siglo XIX,
duerno en el que se abrevan algunos ilusos trasnochados.
¿Qué fue de
tanto frenesí? En el 2004 he mirado a Cataluña con nostalgia manriqueña,
suspirando por cuanto perdimos en medio de tanto devaneo. Nos han quitado la
honra. Todo el país en poco menos de una generación ha dejado a Laura y a
Beatriz y se ha ido de putas. El símbolo de esta democracia es la gran
meretriz. Hace treinta años fui testigo en el paseo marítimo frente a la playa
de Lloret de Mar de cómo un turista francés medio loco se liaba a golpes con un
guardia municipal que le había puesto una multa. Hoy los mozos de escuadra
están mucho mejor diseñados y su plexo solar es más rotundo. Lo más probable es
que aquel franchute no se atrevería con estos espigados gendarmes que patrullan
las calles catalanas. Hemos ganado en algo pero lo hemos perdido casi todo y
seguimos siendo los mismos. Entonces España se estaba abriendo a la libertad. A
favor de las sombras y envueltos en el dosel de la noche las parejas se siguen
amando en el arenal dejando que las olas besen sus pies hoy igual que entonces.
El mundo no se acaba. Ya no hay tanto turista nórdico. Los autóctonos están más
envejecidos y las oleadas de recién llegados transandinos y bereberes en un par
de décadas habrán cambiado el arco demográfico de este pueblo tan suyo y tan
pagado de sus tradiciones que muy pronto estará repoblado por extranjeros. Cataluña para
mí era aquella pensión de Tarragona donde pernocté, tan vieja que tenía un no
sé qué romano en cuya cama estuve postrado tres días curándome de una
insolación. Cuando en el 72 volví a visitar el Principado, ya sin acompañante,
éste ya no era igual. En el barrio antiguo soplaba la tramontana y la arena me
atizó los ojos y el viento terral se me subió a la cabeza. Yo amaba a esa
Cataluña tierna y a la vez impenetrable y al idioma catalán que es el que más
escuché en mi infancia en casa de la señora Antonia aquella mujer de Lérida que
vino refugiada a Castilla. Sí, yo amaba esta tierra acérrima en sus usos y en
sus costumbres, archivo de la cortesía. Ha cambiado todo el planeamiento.
Incluso, nos presentan a un Dalí que nunca fue. Con todo, volveré algún día a la Garrotxa, antes de que me
muera, subiré al call y cruzaré la sobrepuerta siguiendo la ruta de los pasos
perdidos de un millón de muertos. Ya estamos en las mismas. El mensaje de los
“Soldados de Salamina” es el mismo que el de los “Cipreses creen en Dios”.
A Dalí lo han
manipulado como a un enano. Han colocado su cadáver en el testero, lo han
subido a lomos de un caballo, picaron espuela y dijeron arre sin curarse de
nada más. Y que gane igual que el Cid las batallas después de muerto. Están
exhumando testimonios. Los ladrones de epitafios se hicieron necrófilos y todos
los días de Dios están encontrando nuevas fosas comunes.
▬ Ándese
con mucho cuidado con esa tía. La mula es muy corrida de lomos y hay que
cabalgarla a rebalgas.
▬ ¿Qué cree?
¿Que no me di cuenta?
Sin
embargo, las golondrinas han vuelto inexorables a su cita con los recuerdos y
tienen un bello nombre en catalán: orenetas. Aunque lo haya conocido por
primera vez de labios de aquel espolique de excursiones guiadas. De la misma
forma que aquel payés en lo alto de un puerto que nos detuvimos a descansar en
un restaurante desde el que se veía Barcelona ▬ casi toda la Sexta Flota comía en
aquel comedor ▬ me dijo lo que significaba “bosso”. Estaba
dando de comer a unos cachorros cuando me lo dijo. Y ambas palabras se juntan
en la imaginación formando vértice para hacerme un caño en el tiempo. Bajo el
arco del triunfo y de los recuerdos.
Las calles de
Gerona hay que subirlas casi de rodillas, imbuidos del sentido de reverencia y
admiración hacia una ciudad heroica que resistió valiente a los mil y uno
sitios. Es todo el orgullo de los entendidos en poliorcética. ¿Cómo se organiza
la resistencia de una ciudad? Hoy un mendigo pide limosna en pleno barrio de La Forsa sentado a la entrada
de la vieja sinagoga. Es la viva representación de Jeremías. Deja que los
turistas le hagan alguna placa pero cobra medio euro por cada foto. La casa de la Pía Limosna, buen
gótico civil, trae a la memoria los muros y las paredes de la Casa de los Picos de Segovia.
Por aquí anduvo catalogando, exaltando y hablando de la perfección estética del
románico del Alto Aragón, otro paisano mío, el marqués de Lozoya. La condesa
Enarsinda nos sonríe desde lo alto de un torreón. Si cruzas a lo alto del
fortín por detrás de los adarves octogonales de la catedral podrás columbrar el
idílico paisaje del convento de san Daniel con sus torres cilíndricas y sus
galerías góticas de arcos trilobulados que ensalzan la perfección de la forma.
Otra vez el octógono de la beatitud nos lanza un reto desde los adarves de la
iglesia de san Nicolás y de san Pedro de Galligans. Los poetas definen a Gerona
como el triunfo de la piedra y el agua en las riberas del Río Oñar, que rinde
homenaje al Ter en compañía del Galligans. Tiene manera suave de arco abocinado
en capitel románico. Toda esa teratología del arte daliniano explica el origen
de alguien que nació a la sombra del gran Tetramorfo o bajo los auspicios de la
almendra mística del Pantocrátor de Ripoll. Él se propuso a su manera
desjarretar al monstruo, el de la cabeza de mono, cuerpo de arpía, cuernos de
cabra, cola de león. Estos engendros deformes de una mente muy dada a la
exaltación pueblan su selecta y fantástica iconografía de este pintor. Pasamos por
Breda y por Viladrau, el pueblo de la botella de agua que aplaca nuestra sed de
los veranos y por allí columbramos las cimas siempre canas del Pirineo. Las
crestas del Canigó ya asustaban un poco a Gracián. Muy diferente el Ampurdán de
la sierra al de la marina; éste se atuvo a su concepción bucanera y exploradora
de la existencia. Era el que embarcaba en bergantines y palacras y se iba a
hacer las Américas. Hay también un contraste entre la selva de pinos y de
maleza que circunda el interior y los bellos valles idílicos del Puigcerdá que
compendian el afán de los que añoran una existencia de paz bajo el lema de “et
in Arcadia ego”.
Las impostas
decoradas de los arcos de medio punto románico hablan de una riqueza material
que viene de antiguo pero lo material y lo espiritual se dan allí la mano. En
Bañolas viven los grandes millonarios de España, sin dar cuartos al pregonero.
En Cataluña, con mucha diferencia que en Castilla, no suele hacerse demasiada
ostentación de lo que uno tiene. Conforme a la tradición oriental. Pero, en
definitiva, los bigotes de Dalí se conjugan en mi memoria con las golondrinas
del Ampurdán aleteando en torno al nido pedigüeño de barro fundido con saliva o
volando rasantes sobre el alcacer de los prados recién cortados. Eran escarpias
a mitad de camino entre el rabo del cochinillo de san Antón y la cruz
procesional. Un deseo que se agita, escondedero, de frustraciones adolescentes.
De ellos estuvo enamorado García Lorca pero Dalí, cuyo rumbo sexual marca el
norte de lo epiceno o abstemio. Parecía estar por encima de las cuestiones
sexuales que arrastran a los mortales. Él era un genio. Era demasiado
narcisista y se hartó de leer a Proust cuando le daba la gana en Ses Brises.
¿Que la tenía pequeña? Ciertas limitaciones de esta índole son las que hacen
correr la pluma de los grandes poetas y cargan de color las paletas de los
mejores pintores. Tenerla grande o pequeña no es más que un accidente. Nada tiene que ver con la sustancia que es lo
que importa. Además, como dicen los británicos, you cant´win them all, y
eso se lo dirá usted a todas. Dalí la tenía pequeña. Pues vale. Su genio era muy grande. Váyase lo uno por lo
otro. A Porfirio Rovirosa tuvieron que hacerle los carpinteros mejicanos un
braguero de especial para que le cupieran y luego padeció mucho de la próstata. Sin tan
traumáticas mermas no se explica por qué el morabito de Port Lligat pintara
tanto y tan bueno y es la razón tal vez que subyace en el fondo de su manía de
engatusarse los bigotes haciendo que las guías apuntaran para arriba o se
acaracolasen, según qué humor, empalmados como un tablón, símbolo de una
erección que no acababa de rematar. Dime de lo que presumes y te diré algo de
tus carencias.
El síndrome
monorquídico hace estragos en una sociedad donde todo se cuantifica, se mida y
se pesa y existe un ábaco especial para la infamia y la vulgaridad, y un embudo
por donde la verdad y la belleza no pasan. Arrobas de avilantez, tele basura,
el tetamen de la tonadillera por cualquier rincón de España. Centímetros, y
pulgadas, varas de medir las suyas. El fantasma del bueno de Porfirio con la
regla y el espejo. Parecen colegialas, oye. Aquí lo importante es tenerla grande
y gorda y con lo otro, con la crija ▬ curiosamente se interpolan
los términos, y lo que debería ser masculino se dice en femenino y viceversa,
para figura retórica esa-▬ y entonces ¿qué hacemos? Burro grande ande o no ande. Petulancia de
herejes.
Vivimos en la
cultura de la queja y del cotilleo y por eso estos mishaps o
precariedades de la natura son cuestión de tanto monto. Nunca unas teclas y
unas cámaras dieron para tanto. Ya digo, en el centenario
que se conmemora, 12 de mayo, se han dicho y hecho bastantes tonterías. La peor
de todas: convertir a este recio ampurdanés con su perenne cachava como la de
Plá, siempre con su paquete de caldo de gallina los ojos esparcidos de
lejanías, en bastión del independentismo de montera picona y de señera calada.
Todos sabemos que no es verdad. Dalí era un españolazo total. De los del tambor
del Bruch, sardana con butifarra y vino recio en su paladar. En él había un
falangista como el de aquella centuria catalana que dejó su piel en Brunete y
uno de los caídos creo que era pariente suyo. Así que, doña Montse, no me venga
usted con chorradas.
Los ejercicios
de lacrado de memoria nos llevan a improcedencias. Por ese camino, con
extorsiones de la verdad, ligaduras de trompas y retortijones del Logos se
camina hacia una guerra civil o a la voladura de España. Aquí se están contando
muchas batallitas y cada cual narra la feria según le fue en ella ocurriendo
tergiversaciones a mansalva. Mienten todos más que la gaceta y aquí están estas
fotos y la entrevista que me concedió Dalí a mí que era el corresponsal en
Nueva York de la Prensa
del Movimiento. Y que no he vendido la pluma ni entregué la cuchara ni me
rindo, ni me vendo a nadie. Y menos a
los contrabandistas de un nacionalismo trasnochado.
Constituye a
ojos vista un atropello a la verdad histórica de lo cual podríamos dejar
constancia y ser fedatarios todos aquellos que conocimos a Dalí en carne
mortal. Y los que parlamos con él y nos sentamos sobre un velador de hotel
neoyorquino cerca de un cubata y unas jarras de cerveza. Había una orquesta y
un mexicano no paraba de pegar voces. Era un tipo atrabiliario y estrepitoso
que no podía ver al gachupín, que se desanclaba en denuestos e insultos contra
España cuando un catalán muy español y de Figueras lo mandó callar.
▬Haga usted el favor de bajar el gallo y no nos grite que no estamos sordos.
▬ Viva Pancho
Villa. Arriba ánimas y el Guernica de Picasso. Abajo Dalí que es un fascista.
Ya salió
la palabreja. Cuando alguien no está de acuerdo con tus argumentos te llama fascista.
El tipo debía
de tener un colocón. Por poco sacamos las pistolas. Me hubiera gustado acallar
con plomo a aquel voceras pero bastó que le enseñase los puños para que hiciera
mutis por el foro semejante bocazas. Una pandilla de remamahuevos nos estaba
jodiendo la democracia. Ché ¡qué bueno que viniste!
▬Yo no digo nada.
▬Viva Dalí, maestro del alma.
Pero
entonces, los progres, no se me olvida, pintamonas le llamaban y sus cuadros se
vendían malamente. El artista estaba en
la ruina y para colmo Gala con su cara de culebra rusa subiendo y bajando como
una esfinge por las galerías circunvaladas del Guggenheim. Los efebos eran su
perdición. Tratabas de hacerla un retrato y te mandaba a tomar por culo o te
pedía que en vez de foto te hicieras una gallarda. Era dicaz, procaz de gestos
y muy mal hablada la genial esposa rusa del genio de Port Lligat.
Lo que ocurre
ahora es que Gerona, la ciudad de los sitios, ha vuelto por donde solía,
enarbolando bandera del no pasarán. Es la Cataluña más provinciana, la más heroica y
encumbrada en su propia altivez. Los chopos que describiera Gironella ▬ otro que
murió arruinado-▬ han
vuelto a florecer. Mucho hay que subir hasta la catedral por las tortuosas
escalerillas de la judería. “Soldados de Salamina”, una novela en el que reverbera el aliento de Federico
Sánchez Mazas su obra de adolescencia: Las inquietudes de Shanti Andía.
Sánchez Mazas era un falangista vasco. A los nacionales se los postergó desde
un primer momento. No hay que pasar por alto que la cultura castellana pronto
pasó a manos catalanas. Barcelona era la clave de todo cuanto se publicaba y
los judíos norteamericanos y los que recalaron huyendo de Alemania abrieron
editoriales en la
Ciudad Condal. Gracias a todos estos trueques y artimañas los
vencidos en la guerra vencieron en la paz y al revés. Franco fue tal vez
demasiado generoso con Cataluña. Ese hecho tampoco se nos negará. Así que los
que habiendo ganado la guerra luego perdimos la propaganda nos llevamos las
manos a la cabeza. Era sólo el afán de perdón y de reconciliación el que guió a
Franco en su altruismo, un altruismo que brilla por su ausencia entre los
instalados por el odio, en su magnanimidad para con la otra España. Había que
soldar helgaduras mentales y divisiones del corazón. Este dato por lo visto no
interesa a los muñidores de la
Aviesa que es como llamo yo a esta democracia. Vienen de
tercería y se nos presentan con programas y lemas que datan del mioceno o del
neolítico. Los mismos discursos gastados, las mismas proclamas, lo deja vu. Venga a soplar dentro del
cuerno. Ese azófar de Israel es una corneta apocalíptica terminada en cuernos
que acarician las barbas del rabino. Citas constantes al Antiguo Testamento
pero toda la Biblia
no vale lo que una vida humana. A este paso nos van a quedar ya pocos Yom
Kippur. He aquí que resucitan los espectros. Las ratas oradoras se han subido a
los cajones.
Lo hacen bien.
Son de una
obstinación admirable y para colmo vienen de Aragón. No dan su brazo a torcer
ni aunque les aspen. Aunque ya digo. No hay que hacerles demasiado caso.
¿Es esto
ético? ¿Es estético? Yo me pregunto y nunca hay respuesta, jolines. La obra
daliniana con resabios de profecía teratológica del mundo que nos tocó vivir y
que él anticipó desde su paleta que cada día más se parece a la de Goya. Esto
le acreditaría como el segundo grande de la pintura española. Lo malo es que en
el “Gran masturbador” no hay una intencionalidad de coyuntura como le ocurrió
al “Guernica”. Lo que le sobra al malagueño de intencionalidad política le
falta al ampurdanés. Dalí no puede negar que empezó por lo naif. Se ha puesto
en juego el lacrado de la memoria. En esta hora occidua y equívoca, muy del
gusto de los proclives al gatuperio y a la maula y de los que confluyen y
confutan pro domo sua, y confunden la libertad con el tocino, han conseguido
poner a Cataluña también patas arriba. Sin embargo, Cadaqués el otro día cuando
fuimos de visita (hay que llegar a él por cuestas y vericuetos, lomas y pinares
y sierra áspera) nos acogió con su serenidad y su hospitalidad de siempre.
Vimos alzarse en uno de los montes que lo clavan el radar de alerta aérea del
ministerio de Defensa. Cualquier día se plasma allí un sabotaje. Uno se empapa
de Mediterráneo y descubre recónditas y misteriosas calas. Es la tierra para
reencontrarse con Ulises y con el amor. Maldita política. Las barcas estaban
dormidas y recién carenadas en el varadero profundo y era muy hermoso
fotografiar estas embarcaciones rudimentarias que se descubren debajo del arco
de un voladizo. La tierra de Dalí que da vista a las montañas pirenaicas es la
que cantó Verdaguer en excelsa rima catalana y castellana y describió con
acucia e intensidad de perspectiva el gran Pepe Plá. Es tierra bella, recatada
en su modestia de pubilla. Moza
catalana, que destila belleza y calma, dulce abulia, amor de brasas, apegada al
terruño. En ella se perciben lejanos ecos de cánticos con toda esa carga de
melancolía que tiene la sardana.
La Costa Brava a la
cual descubrieron antes que yo los niños ingleses a los que enseñaba castellano
en Hull, las primeras vacaciones allende los acantilados de Dover y Blackpool,
paella y sangría, sir, very good, nice, donde se fue mi amor que se hizo de la
mujer que amaba, me recordó un cuento de Clarín que lleva por título El
diablo en Semana Santa. Yo me la recorrí de cabo a rabo con los
excursionistas de la
Inserso. Cadaqués se acurrucaba en su cárcava. Allí todavía
hay procesiones y dormía en la bella concha de plata abrazada al mar amante y
amigo. La ebúrnea torre de la iglesia era una almena de vigilancia para alertar
de la llegada de los piratas berberiscos. Bajo su halda se arrebujaban las
casitas blancas de los pescadores. No se ven en Cataluña apenas blasones ni
portaladas. La mejor ejecutoria de nobleza es el esfuerzo. Buen país,
mesocrática región. El retablo barroco, como su poliantea recargada y que los
turistas pueden admirar desde una luna de cristal instalada en el cancel es
cosa muy de destacar.
Tendré que
volver a Besalú mitra de abades, puentes y castillos, la que observa al
peregrino un poco con la mirada del Padre Claret y reza en castellano dulces
plegarias antiguas llenas de amor divino. Tendré que bañarme alguna vez en el
mikwah al lado del río Fluvium - no puede haber rotundidad más latina de formas
que en este país - y salir purificado para acometer una nueva era y bajaré
hasta Olot, un pueblo de levítica alzada, que nos mira desde las cuestas con
ojos perfunctorios de notario, de una gran carga literaria, donde se venera a
un cristo con la cruz a cuestas y manteo azul que es la viva serenidad digna
del Greco.
Te entienden
lo mismo si hablas en castellano que en catalán porque los de Olot siempre
fueron un poco poetas y el lenguaje de la poesía no admite separatismos, es de
envergadura universal. Esta parte del mundo
recuerda un poco a Asturias. Las masías son algo entre medias de la manor house
inglesa y la quintana astur. No hay minifundismo. Cataluña se gobierna por la
tradición del “hereu” que también define en sus novelas Bartolomé Soler. Marcos
Villarí es un libro fuera de serie. ¿Por qué lo han olvidado? Siendo como es un
canto a la Cataluña
eterna. Para un apasionado de la
literatura como soy yo la escuela de escritores catalanes hoy casi olvidados -
Plá, Tomás Salvador, el propio Soler, Vidal Cadellans - decir Barcelona es como
nombrar la Meca. Todos
los chicos de mi generación juntábamos palabras y emborronábamos papel con la
ilusión de ganar un día el premio Nadal, porque no en vano somos el resultado
de una grafomanía que no cesa, y hacíamos pinitos soñando con que algún día en
la noche de Reyes nuestro nombre fuera anunciado en la cena que se celebraba en
el Hotel Ritz. Todos fuimos o quisimos ser aspirantes a ganar el premio Nadal.
No se consumó el sueño pero en esta vida no es lo importante llegar sino
caminar y el reto y el hito siguen ahí plantados. Por eso nos duele esta
manipulación del santo nombre de Cataluña, emporio de la publicación en
castellano que renuncia al legado de Cervantes. Eso será como un suicidio.
Pero, si creen que vamos a romper la pluma o quemar los libros, van listos. Lo
van a tener muy crudo esos insensatos si quieren terminar con nuestros
próceres: Lluis Santamarina, Ignacio Agustí, Carlos Sentís, Bartolomé Soler, el
gran Plá, Sebastián Mariné aquel tarraconense que me enseñó todo el latín que
sé, Corominas o el P. Claret con cuyos hijos aprendí. He cantado el “Virolay” y
me emocioné en Montserrat en la celda donde Iñaqui escribió sus ejercicios.
¡Viva la Murenetta!
Por eso, siempre nos quedará Gerona;
y volveremos a Gerona la escarpada, de numantina mirada deshojándose a sí misma
perpetuamente en el espejo de las aguas del Oñar como la vio Gironella. Los
compañeros de Campanys resurrecto se enfundan la barretina como una carmañola.
Esta mañana he rezado ante el Cristo de Dalí para que Él que todo lo puede
conjure el peligro del separatismo. ¿De donde ha salido ese Puigdemony?
Gerona
es el emblema de toda resistencia. Gerona siempre resiste todo asedio, incluso
el de las fuerzas que pretenden liquidar a España. Desafió al agareno, plantó
cara al francés de cuya rapiña saben harto los catalanes de buena fe. Galdós:
Episodios Nacionales son el alma de Gerona. Al acercarse a los muros de
su castillo se siente como un latigazo de patriotismo porque a España se la
puede amar también parlando catalán.
Todo arranca
del scriptorium de Ripoll.
Nuestra
vocación de escritores viene de que soñábamos con ser amanuenses o
transcriptores volcando palo seco y neumas en los cantorales y en los códigos
miniados. Si al mundo no lo caligrafías de antemano, no existe.
Esta
Nuncupatio o prurito nominativo [el nombre siempre antecede a la cosa y el
vocablo al concepto] nos hizo grandes a los soñadores.
El futuro
pertenece a los poetas que portan en todo tiempo el fuego sagrado de la llama
del saber.
Se nos
aparecerá alguna noche ese abad Oliva, roturador de campos, la lira en una
mano, la esteva y el azadón en la otra, y nos dirá lo que tengamos que hacer:
—Canta y
guarda silencio
No olvidemos
que el sile et psalle era el lema de los benedictinos y el abad Oliva está
también en el alma de Cataluña. Y en Gerona se siente la presencia, soterrada,
del general Álvarez de Castro. A dios rogando y con el mazo dando. Somos mitad
y mitad: monjes y soldados. Toda esa grandeza se encierra en la ciudad de Dalí
y del descatalogado Gironella con su monumental prosa. Lo exprimieron, lo sacó
el jugo y lo arrojaron de sí. Dijeron tuvo su época, éste para que lo queremos
ya y es así como uno de los autores que más dinero ganó en España logrando algo
tan difícil por estos pagos como es vivir de la literatura moriría en la
pobreza. Pagó la culpa y hasta eso no le fue perdonado: escribir en
castellano... Gironella en el foso del olvido y un Dalí resurrecto y manipulado
y al que pintan como nunca fue. Pero aquí todos a callar. Bono ha hecho
conserjes a los que Franco nombró capitanes o les dio las dos estrellas de
teniente. Tampoco es para echar en saco
roto que fue precisamente Franco el que restauró la gran biblioteca de
Montserrat, aunque para su desgracia, traidores y corifeos de la felonía, desde
sus estrados partió el grito de rebelión:
▬ Volem bisbes catalans.
Para ustedes la perra gorda. Pero no llevan razón.
Aviso y el que avisa no es traidor.
Capítulo 5
ILIBERIS
ORÍGENES DEL CRISTIANISMO EN ESPAÑA
Por mucho que les laven la cara, nadie podrá arrebatarles a esa gente
que siempre llegaba de Berbería, con nocturnidad y alevosía, el título de
piratas. Se me vienen al pensamiento las palabras siguientes que recuerdan
antiguos horrores y suplicios a mis antepasados: redención de cautivos,
alfaqueque, baños de Argel. Y por supuesto los versos de aquel fraile
mirobrigense que ahorcó los hábitos para seguir a una alemana e ir a defender
la cruz del emperador asolada por los sarracenos en Praga.
Ribaldo eres amor
En perfidias el turco
No se te alcanza.
El soldado de España, autor de estos versos, y que quebró en
Viena algunas de sus lanzas, las de hierro y las de sus amores, se llamaba
Cristóbal de Castillejo y es un poeta al que a todos les recomiendo para leer
estas pascuas.
Razón de más para volver a Granada. Clarines de anúteba. Clamor de campanas.
El enemigo está poniendo sitio a la plaza. Este gobierno de Ankara, tan
diserto, tan aseado y políticamente correcto, pro occidental nos dice, es uno
de los que con más tesón se ha movido junto con Marruecos para conseguir la
islamización de la Ciudad
a orillas del Darro y del Genil. Nos están vendiendo la burra mal capada. Nos
ponen la historia del revés.
Es evidente que lo que nos tratan de demostrar era que doña
Isabel de Trastamara que quería entrar en Constantinopla y en Jerusalén con sus
milicias de la Fe
era una iluminada. Eso de las cruzadas no era más que una patraña. De lo que se
trata es no ya meramente de descatequizar a España sino de conseguir la
islamización de Europa. Así de crudo. Así de total. Razón de más para volver a
Granada aunque este regreso no pueda ser físico. Más bien sentimental. Cuando
nuestra vida, nuestra hacienda, está amenazada, hay que tomar báculo de camino,
echarse el morral y la cantimplora a la espalda, hacerse en las cáligas o en
las abarcas que heredé de mi abuelo una buena lazada. Calarse las antiparras y
repasar nuevamente el libro que yacía en el polvo del armario, y que se llama
“Guía de Perplejos”. Bambi feroz deambula por el bosque y yo con estos pelos.
Como aquí nada es lo que parece y todo anda dado la vuelta, no es un
gamo. Tampoco un alce ni un sarrio ni ninguna otra clase de venado. Nos metemos
ya en los ámbitos de la alegoría. El mundo se ha vuelto tan paradójico que la
actualidad semeja a uno de esos capiteles historiados del románico. Desde el
capialzado de las arquivoltas nos hablan las harpías, se montan unos a otros
los marimachos cuerpo de león y pico de corneja, tocan la campanilla mientras
se zampan racimos de uvas dos campesinos borrachos con aire de santibamquis en
cogulla. Son los famosos hocuspocus que ambientaban la entrada de las
catedrales con juegos de manos. Allí estaban la última vez que fui a venerar la
tumba de los Reyes Católicos. Seres fantásticos Ciertamente, que Cristo reina y
reinará siempre en la mandorla del Pantocrátor. Mas, rodeado de monstruos, su
trabajo le cuesta. Un teatino- es imagen que tengo yo grabada desde que la vi
esculpida en una misericordia del coro de la catedral de Zamora- ha bajado a
los infiernos y predica a los diablos, que tienen todos cara de burro y se muestran
de una euforia que no hace pensar en un templo cristiano sino en las sinagogas
de Satán, donde la gente se mueve mucho y parlotea más, hace que reza y no reza
y se arrasca luego por detrás o habla de sus ganancias y de la combleza que les
salió en la ciudad.
Allí se trata un poco a cachondeo a la deidad entre salmos sin gloria
patri y mucho meneo y rumbo de filacterias. A esos oradores no perderles de
vista. Escupieron para arriba y fueron a refugiarse a la corte del Gran Turco y
del Alauita. Jurarían que un día vendrán, pueblo duro de cerviz, empuñando con
la siniestra un tomo del Corán, y con la dextera el pomo de la espada. El trapo
verde insignia del Profeta con el que quieren entrar bajo palio en Granada les
servirá de mortaja. El mundo ya no es mundo sino una aldea global y estos
trinos andan en boca de los pundits del aduar mediático. ¡Joder con la tarjeta
de felicitación de Navidad!
Sin embargo, yo pienso que eso de escupir para arriba puede ser
peligroso. Su propio gapo les aterrizará en la cabeza. Estas alianzas con el
mahometano casi siempre salen mal. Luego les cortarán la cabeza y tendrán que
apostatar como hicieron con Maimonides. Creo que a vuela pluma he explicado ese
concepto de las sinagogas de Satán; tales conventículos nada tienen que ver con
las sinagogas del amor donde resuenan los cantos de David. En ellas predicó
Cristo Jesús el Mesías. Ya va siendo hora de separar a los corderos de
los cabritos, de trazar una divisoria entre préditos y bienaventurados.
Derechos de autor
Vuelvo a Granada, vuelvo a mi hogar. Gracias, Miguel Ríos por
prestarme ese estribillo. No me hagas pagar derechos de autor que estoy sin
blanca. No soy más que un pobretón escritor de Internet, amante de los profetas
y de sus enseñanzas y que canta las verdades al Lucero de Alba. Puede que me
vuelvan a crucificar, ya ves tú, pero no pasa nada. Nunca pasa nada y si pasa-
lo que decía José Antonio- ¿qué importa?
Le crecieron zarpas al cervatillo y le han salido en la maula
unos colmillos de gato pardo o que para sí los quisiera el león. El león se
aparea con el cordero y se están convirtiendo los arados en lanzas. Discursos
de Isaías al revés. A esta gentuza siempre le gustó darle la vuelta a la
historia, sacar los ríos de madre, profanar los altares, jugar con los símbolos
y retorcer los cojones del personal atacando lo más vivo de sus creencias. Por
una cosa así ya mandaron crucificar al cordero inocente, y a otros muchos más,
Un poco apocalíptico ¿No?
Vendrá a
separar los corderos de los cabritos pero se cachondean ahora de sus amenazas,
raza de víboras, pregonadora de que Ese Hombre no existió. Bueno pues yo pienso
con el Credo de Nicea que escribió precisamente un andaluz que vendrá a juzgar
a vivos y muertos. Es su táctica estos últimos años amargarnos las pascuas o
mandarnos por el imeil Christmas envenenado. Por nochebuena dieron mulé a
Ceaucescu y Rumania se alzó en armas el año 89 y otra navidad al Cara de Piña
le echaron mano y bombardearon Panamá. La Collares, esa prenda mal hablada que
pronuncia la palabra cojones en inglés con bastante garbo, ordenó con la
aquiescencia del sobrino de don Salvador bombardear Belgrado, una de las tres
cunas de la ortodoxia, un Viernes Santo. No caían, precisamente, margaritas
sobre los templos con cúpulas de cebolla sino obuses de mucho calibre, llenos
de radiactividad y carga de muerte y enfermedad, desde las panzas sofisticadas
de los F-15. Son doctores de le hermenéutica que se atienen al abraxas de los
símbolos y actúan siempre con segundas. Para muestra un botón. Aquel bombardeo
nos puso en antecedentes de lo que iba a ocurrir después. Se había firmado en
perjuicio de Europa y la cristiandad la alianza con el otomano. Eso no hay
quien lo mueva. Nos avisaron y el que avisa no es traidor pero aquí estamos
todos templando gaitas. Metiendo todos la cabeza bajo el ala y a cobrar
sospechando del hermano, pleiteando con el vecino [cómo es posible que las
familias se lleven, Dios santo, tan mal] y cada uno a su bodigo, cada mochuelo
a su olivo y cada pobre a su pajar. Ahora las pagaremos todas juntas.
Fomentaron las rencillas entre hermanos. Pusieron pueblo contra pueblo. Aldea
contra aldea y ciudad contra ciudad.
¿Es el
Sacromonte la espina dorsal de mi patria? ¿La quiroteca donde se guardan los
huesos más santos de la España
sagrada, el tarro de las esencias por decirlo así? Ha sido nuestra cuna
profanada. Pavanas de la muerte danzan bayaderas negras. Pisotean nuestras
reliquias. Al fondo estallan carcajadas. Nadie dice la más mínima no ser que
sea políticamente incorrecto y se enemisten con el Amo que desperdigó por la
faz de la tierra toda una hueste de cajeros automáticos y de contadores espías.
Las bacantes tienen por virgen a una tal Herodías por cuya causa maligna se
cometió un asesinato. Descabezaron al santo de Israel y el santuario
profanaron.
Leo casi
con desgana a Hurtado de Mendoza en sus anales perfectos que se llaman
“Historia de la rebelión y castigo de los moriscos”. España aquella vez derrotó
al terrorismo islámico del que algunos escritores que reciben un sobre bajo
cuerda de los jeques y se van a vivir a los palacios de Medina Azahara hacen
apología del terrorismo en sus quinta columnas enigmáticas. ¡Cuanta furia traen
los papeles! ¡Cuánta infamia! Go digital, baby
Chavicos.
No era sin embargo una forma de bajarse al moro. Todo lo contrario.
Era volver a las raíces perennes. Precisamente fue en Iliberis o en Iliberris y
luego Elvira que comenzó la larga andadura de la cristiandad en la nación
española. Allí fundó uno de los Siete Varones Apostólicos, San Cecilio, la
primera diócesis. ¿En Iliberi o en la vecina Acci a la que los árabes
renombraron por Wadix el Guadix actual y también obispado venerable e
importante seminario hoy sin seminaristas? Allí aprendió las primeras letras
uno de los grandes impulsores del periodismo español: Juan Aparicio y maestro
de tantos y tan buenos profesionales. ¿Don Juan era de Murtas? ¿De Castiñeiras?
¿De Trevelez, el pueblo más alto de toda la Iberia, buen jamón para pasárselo por el pico a
los que abominan del jalufo, que será impuro el animal pero están buenos hasta
los andares? ¿O de Lanjarón? Sobre las haldas de los escarpados montes que
hacen pensar en las laderas de un nacimiento de chocolate. Va a nacer el
Niño y yo no tengo que llevarle. Pero voy pa Granada en busca de las
nochebuenas del recuerdo que quedaron colgadas de las crestas penibéticas,
verdadero lomo del mundo. Alto faro de la España Sagrada.
¿Cómo renunciar a nuestras creencias seculares y columpiarnos de
las lianas de la apostasía? Granada es baluarte de mi fe. Por eso hoy
Nochebuena de 2004 me pregunto si no vendrá de esa querida tierra que recuerda
al paraíso terrenal si no vendrá de Granada este dulce sentir. Es la
llamada del Portal. Vamos pastores vamos. No puedo menos de evocar aquí a
don Juan con su cara de luna con su mayestática verticalidad. Sin
embargo, está a punto de nacer el niño y yo no tengo que llevarle. En mi ruta
me cruzo con cuadrillas de gallegos que vuelven de segar y cohortes de
cortadores de cabezas. El Amazonas está en Madrid. Todos los cortadores de
cabezas han aterrizado en ésta en vuelo desde los Andes. El alcalde Gallardón
les abrió la puerta. Ladrones y carteristas rumanos por todas partes. Cuatreros
de automóviles que llegaron de allende el telón de acero. Vamos, pastores, llevemos
requesón y miel al Portal de Internet huyendo de la barbarie. Allí el Amor yace
reclinado entre pajas. Nos bendice desde el pesebre de una página Web.
Mas como soy perro chico y hombre despreciable ya no tengo quien me
sueñe, ni me cose ni me lave. Tampoco tengo nadie que me publique a no ser el
bueno de Navas. El furor uterino relincha en las esquinas entre los ollares de
las yeguas del recuerdo que hembras al fin y al cabo se dedican a pisotear los
cuadernos de las antiguas partituras en cuyos neumas antiguos se guardaban los
secretos de los antiguos cantos. Ahora no valgo un chavico. Ya valdré más. Y tú
no ates moscas por el rabo. Satanás, a ver si te callas. Pronto sonará el grito
de vayámosle a enforzar.
En una ocasión le vimos llegar, la poderosa testa de patricio romano,
la voz clara, el pensamiento jonsista y fundador, el aire cansado de bregar por
los caminos de cabra de la política, y por arduas sendas de la Alpujarra, con su
cachava y su oronda humanidad a la redacción de SP que estaba instalado en el
suburbio de los traperos, un garaje allá donde la barriada de Estrecho perdía
su honesto nombre, en la calle de Santiago Cordero; fue todo uno quitarse el
sombrero de felpa, enjugarse el rostro con un pañuelo de hierbas, y decir:
—Vengo de
mi Penibética.
Detrás de este barrio trapero había unos descampados solemnes e
intransitados del amor, un poco como el pícaro Cerro la Plata, lado norte, donde
tusonas misericordiosas te echaban una firma y te hacían un favor a duro el
cuarto de hora. Las putas y los periodistas y los curas preconciliares siempre
vivíamos contiguo según la tradición del medievo. En residencias pared de por
medio. Entonces las chicas eran de pago y no había tanta violencia de género.
Ahora ya no. Ahora cada oveja con su pareja. El perfil de los tiempos es más
recio. No está el manto de Magdalena para tafetanes, ni el verde para pitos, ni
el alcacer para zampoñas. Solía decirse.
Escritor siempre de luto
Creo que
fue Martínez Mena, un señor que siempre vestía de negro, por sus lutos
constantes -se le había muerto la suegra y acababa de enterrar a su padre y a
su madre- y que escribía unos cuentos y unas novelas que ahora se dejan leer
con delectación melancólica, el que le trajo una gaseosa del bar del Tino y el
escritor, el periodista, que había venido a ver qué hacía Rodrigo Royo con
todos aquellos chicos con ganas de meter caña - una juventud venía pidiendo
paso y Juan Aparicio era un chaval de 75 años- bebió con delectación toda una
jícara. Sed de justicia social. Ansias de España que siempre acaba matando a
sus profetas y dando la espalda a sus verdaderos hijos que depositan en ella su
corazón. ¿Cómo aventar el polvo de nuestras perfidias iconoclastas y sacudirnos
las alpargatas en el camino?
No es que
don Juan hubiese hecho todo el itinerario desde la Sierra Nevada nativa
per pedes Apostolorum sino que le había rendido su caminata desde el metro
hasta aquel cuchitril entrañable y en aquellos tiempos con los ardores de julio
mesenterio (entonces hacía mucho más calor en Madrid y los veranos eran
veranos). Estaba jadeante y creo que Juan Santiso le hizo una foto y yo una de
mis primeras interviús nada menos que a don Juan Aparicio una institución en
las letras hispanas y sin embargo hombre sencillo el fundador del “Español” que
no se cansó de repartir juego y trabajo abriendo tantas sendas y perspectivas a
los que empezábamos. Era hombre que congregaba en vez de disgregar. Ya quedan
pocos periodistas así con un sentido de corporativo amor al cuerpo. ¿Vendría de
Granada aquel lejano sentir? Yo jamás la vi. Ha sido un poco mi condena, como
dijo el poeta, de ser ciego en Granada. Pero de García Lorca no nos vamos a
poner a hablar aquí. Me machacaron ese nombre desde niño sobre las orejas y
tengo los tímpanos destrozados de tanto oírlo. Más tarde he llegado a descubrir
que no es tan buen poeta como dijeron. Que nos lo pudieron en los cuernos
de la luna. Más que un escritor, dramaturgo bastante bueno que sobresalía del
montón, era la bandera de un ajuste de cuentas. Cuando el Arte se confunde con la Política es como esa
razón que cría monstruos. Estos odios nos conducirán de nuevo a los aguafuertes
de Goya. Juan Aparicio fue en un mi vida como en la de otros muchos que
empezamos mucho más significativo.
El
granadino perdonó mi bisoñez y mi nerviosismo y me dio uno de esos sabios
consejos que se olvidan difícilmente:
— Mire,
joven, el periodista es mitad tesón, mitad olfato y una quinta parte de mala
leche. A la noticia hay que darles siempre la vuelta como a las tortillas.
Siempre escriba un poco al refez y al desgaire y como quien no quiere la cosa.
Creo que siempre tuve buen olfato pero me faltó la mala hostia. La candidez de
paloma- ese creer en que to er mundo e güeno- creo que fue mi perdición. Pero
no crean también poseo mis propios recursos y estoy vacunado contra esas
miasmas. No soy un iluso.
Don Juan
era accitano y se desmarcaba ya en aquellos tiempos por su buen decir y su
elegante prosa cuajada de archipámpanos y de citas al quiebro. Nos enseñó a
capear los cuernos del morlaco de la censura. Hoy ya no se escribe de esa
manera y los censores hogaño comparados con los pastueños mansos de entonces
son miuras astifinos que casi ni se pueden torear. ¿Qué fue de aquella vieja
libertad? ¿De aquel compañerismo? Los profesionales de entonces se han
convertido en amanuenses a sueldo del Gran Hermano. Es un señor en el curul
potestativo sentado y no os dejará pasar ni una. Gobierna gracias a un invento
muy suyo que es el terror y esparce el humo de la confusión para no dejar
pistas. Si le cantas las verdades, dices que eres un instigador del odio, y
esparcidor de la cizaña xenófoba. Hay temas que no se les puede ni tocar. Son
sus comodines. ¡Ay de ti si le pisas su parva! Con los tontos hace gavilla y la
ignorancia es su caldo de cultivo particular.
Miedo
No se le ve. Hoy hay miedo. No existe apenas sentido del humor y
en las redacciones había un perenne cachondeo. Frente al envaramiento actual éramos
como más fraternos. Pocos pájaros hogaño quedan en los nidos de antaño.
Se trata de
explicar el mundo de una forma demasiada simple y escueta a lo norteamericano
cuando la vida tiene tantos recovecos y es tan compleja. Siempre me ha aburrido
ese estilo anglosajón. Por ejemplo, el NYT sin el que no podía vivir mi
admirado Manolo Blanco Tobío- tenía que tener un ejemplar de ese diario junto a
la taza de su desayuno- es de un estilo ramplón y pedestre. Estilo periodístico
convertido en prosa curial. Con las galeradas de la mentira se hacen pajaritas
de papel y galernas que se transforman en tempestades en lejanos puntos. Hay
que vender armas. Muñir revoluciones.
Lo objetivo nos esclaviza. Lo subjetivo nos hará libres. Yo prefiero
el candor de las parábolas evangélicas a lo abstruso del pensamiento de
Kundera. Y candorosa y evangélica es aquella Penibética que traía don Juan en
su semblante paternalista. No se quitaba la camisa vieja pero la de don Juan no
era azul sino negra. Cuando yo le conocí ya iba camino de la edad
provecta pero seguía conservando aquella voz clara que parecía brotar de los
manantiales de Lanjarón y era tan cristalina como su pensamiento. ¿Vendrá de
Granada este dulce sentir? Cerca de la puerta de Elvira estuvo el hontanar de
nuestra civilización.
Otros
aseveran que la piedra fundacional, la roca del nuevo Israel sobre las raíces
de la cepa ibera fue colocada en Ávila cerca de Mingorría por el obispo
san Segundo que fuera discípulo de san Pablo. Nos cuadran nombres vascos. ¿Toda
España fue Vasconia en la remota antigüedad o fue la cosa al revés? ¿Vendrá de
Granada este lejano sentir? Yo jamás la vi. Al volver a
Granada no nos bajamos, por tanto, al moro sino al cristiano. Al conquistar
esta plaza los Reyes Católicos después de 777 años recuperaron el talante de
nuestros ancestros. Una forma de ser. Es el espíritu ibero que cabalga entre la
niebla de los años perdidos desde la
Puerta de Elvira hasta la de Bibarrambla. Y allí
habló un alfaquí de barba florida y cana. Me vienen pujos del romancero al
evocar aquellos versos que yo escribí recorriendo los claustros de
Oxford. Iliberri con su poder evocativo forma parte de la España sagrada. Volver a
Granada por tanto significaba algo más que la letra de una canción de Miguel
Ríos que nosotros empezamos a canturrear desde el corazón. Todo es como un gran
popurrí, una bella jarcha a ese laberinto español, esa empanada mental que
llevamos dentro. Al que amamos y al que ay también maldecimos pues lo
desconocemos. En el pináculo del Mulhacén se encuentra nuestra aula mater.
Montañas nevadas, banderas al viento sí, y una ilusión en el pecho. Soy
cristiano y no me arrepiento de proclamar esta fe vieja. Lo sé. I am the odd man out, pero siempre me
gusto ir contra corriente.
El adopcionismo y los Beatos
Conviene tener presente que Granada es incluso anterior al catolicismo
romano y a los cánones puesto que la fe en Cristo llegó a España por el sur, no
por el norte y lo trajeron patriarcas bizantinos y los varones apostólicos
estrictamente judíos. De ahí esa tendencia que tuvo esta religión entre
nosotros a la herejía (Prisciliano, los donatistas, los arrianos, el
adopcionismo típicamente hispano) pero ya lo decía san Pablo: “Opportet
haeresses esse”. Sin herejías no vamos a ningún lado. Del alma contestataria de
España surgieron muchos gigantes. Iliberri, nombre vascongado, quiere decir
libre y de accitanos y de libertarios aquí todos tenemos algo. Nos derrochó la
noche y somos hijos del sol. Córdoba áurea y senequista que nada tiene
que ver con esos licurgos y zoilos, perros de muchos collares, que se
amariconan y sodomizan entre sí, cálamo currente, chorreando sangre y lefa, no
me habléis de cuestiones tan aljamiadas. Yo pienso en san Leandro y en san
Eulogio y por supuesto en la sangre virgen de Pelayito de Tuy, el hijo de aquel
obispo que no quiso renegar. Profanaron su cuerpo. Le hicieron cuartos y lo
arrojaron al Guadalquivir. Crudérrimos califas a los que ahora les dan
bombo y pasan de tolerantes. ¡Qué va! Son cosas del nuevo talento y el talante.
¿Quién no teme al Bambi feroz? Manguemos de nuevo los astiles y paguemos al
ulema su soldada. Tengamos apresto el mangual, por si acaso. Hubo una
época de oro en la historia de la iglesia, la de los mártires. En aquel tiempo
los perfectos de media cristiandad miraban a esta ciudad como puerta del cielo
y hacia ella se acercaban peregrinando a tierra de moros en busca del martirio
seguro. Esa creencia, una constante en la alta y baja edad media, llega hasta
los años de Teresa de Ahumada. Ella se escapó del hogar en compañía de su
hermano Rodrigo a tierra de moros. Iban buscando la rueda de Santa Catalina
con sus cangilones de oro que portan los ángeles y en cuyos giros y evoluciones
de convólvulo abren la puerta del paraíso. ¡Qué envidia me dan! Hoy ya nadie
quiere derramar la sangre por el Salvador. El cielo de Andalucía está empedrado
de cornelinas. Todas las gemas del cielo brillan con luz propia. Son los
cuerpos de los mártires que rutilan transformados en luceros. Han
colocado cipos en la Ruta
de la Plata la
que nos conducirá a Iliberis por las strata con sus puentes, sus piedras
cinerarias, los templos y edículos del camino con el óbolo a los dioses, los
pozos de mi sed, el polvo de las cunetas cubriendo las cáligas y crépidas de
los legionarios romanos. Curiosamente los “ferentarios” o fuerzas de choque de
estas divisiones no hicieron la guerra con bota sino en alpargatas. Detrás de
sus estandartes caminamos. La cohorte avanza detrás de los équites de Germania.
En los macutos de estos mílites que provenían de Dacia y de Constantinopla vino
la cruz de Cristo.
Fueron
encontrados anillos signatarios de los centuriones en los que se esculpía el
“ixthios” o pez eucarístico. Pero también las excavaciones atestiguan que el
proceso de romanización y de cristianización fue lento. La moneda en el
interior de algunas calaveras confirma la creencia de que Roma enterraba a sus
difuntos metiendo una moneda al muerto entre los dientes para pagar la soldada
al barquero que nos pasará a la otra orilla, esto es, a Queronte. Y a los
pies de la sepultura queda siempre un ánfora sepulcral, alguna figurilla de
Baco con un odre de vino a mano, las efigies de Venus, algún sátiro. Incierto
más allá, pero Roma creía en la vida después de la muerte a través del amor a
sus difuntos. El Lacio sentía henchírsele el corazón de vida eterna. Construía
siempre no de cara a la galería como algunos arquitectos pelanas sino pensando
en la eternidad. Ciertamente, es cosa de admirar esta “cupiditas aedificandi”
de los “structores” de Roma.
Prédicas
Eso hizo más fácil las prédicas en España de San Pablo y de los
Varones Apostólicos. La taxonomía evangélica fue calando poco a poco. Proceso
de ósmosis ¿Vendrá de Granada este lejano sentir? Soy cristiano pero esta fe no
presupone a mi fe contra las deidades antiguas de mi tierra ancestral. Antes
bien, las complementa. Creencias y supersticiones las arrastro, pues, como todo
español, en la masa de mi sangre. Hay lugares mágicos, centros que salvan y ciudades
como Granada donde uno se encuentra bien. Además reconquistarla costó mucha
sangre. Pingan de las almenas y matacanes los estandartes del valor. Y yo
necesito mis tégulas, mis idolillos y mis rosarios para ir tirando. Me parece
una aberración la idiosincrasia de un Dios a palo seco en las alturas que te
habla desde una nube o desde una zarza incandescente. Estos dioses míos,
mis santos del día —los
españoles tendríamos que canonizar a ese santo y sabio abad que fue fray Justo
Pérez de Urbel que nos regaló con sus menologios, sus leyendas áureas, y que
cada día tenga su patrono—, no dejen,
cuando me vaya, de pagar el gallo que le debo a Esculapio ni de ponerle perejil
a san Pancracio para que nos toque la lotería que me libran de capillas sin
altares y días a palo seco. Aquí no somos jansenistas. Llevamos mucho cascajo
romano metidas en las sandalias, como chinas en el zapato. Somos masoquistas
hechos del barro. Nada humano me es ajeno y de vez en cuando es necesario que
haya herejes. Los desvíos ayudan a encontrar de nuevo el camino. La lectura de
las epístolas de san Pablo no me hará apostatar como a Lutero sino que me
conducen a Granada. Opportet haereses esse. Conviene que haya herejías pero no
me den telepredicadores norteamericanos que es lo que más aborrezco en este
mundo. Que alguien alce el gallo y lleve la contraria. Un mundo monocorde es
muy aburrido. La historia de la
Iglesia no es pensamiento único. Esa es una de las mayores
grandezas. Los monolitos me asustan. Cosas de un solo bloque como la piedra de la Kaaba son profanaciones
dogmáticas de la solemne libertad.
Nos gusta
construir casas y afirmar esquinas. Ese legado romano pervive también en la
raza o si no fíjense en que ahora aquí y ahora todo está montado sobre este
andamiaje de ladrillos y adobes. Edificadores somos piedra a piedra de la casa
del señor. Cristo es el gran aparejador. Queremos se conserven las diócesis de la Penibética, la Tarraconense y la Lusitana y que no vuelvan
las coras (división territorial muzlamita). Nos llamarán rumíes,
nos llevarán a las hijas al harén, retajarán nuestros cuerpos pero nunca
nuestras almas. Esta es la historia de una vieja lucha con improntas en la
historia de recuerdos trágicos. ¿Por qué volver de nuevo a empezar? Murallas de
Paparanda, guaridas de libertad, lejos estáis de mí. Lo primero que hicieron
los conquistadores tras Guadalete fue cambiar los nombres de las calles y
cambiar las toponimias. Iliberis se convirtió en Elvira y más tarde en Medina
Hadira. Granada. Poco a poco se fue degradando por estadios: urbs, civitas,
populus, mansio a orillas del Darro y el Genil. En el Sacromonte se encuentran
las cenizas de nuestros santos. De los que dieron testimonio. Hay citas de esto
en el códice Ihata escurialense que incluyen los nombres de los primeros
obispos de Iliberis después de san Cecilio del que se dice que era ciego y que
curó su ceguera cuando Cristo le impuso las manos. Pero ya les iré contando más
cosas de este reino apasionante. Basta por hoy. Acepten sinceramente esta
carta de Navidad de quien todo el empeño, el mejor talante, les desea
parabienes en la nochebuena y unas Felices Pascuas. Seguiremos con el tema otro
día.
Capítulo 6
CÓRDOBA LA SULTANA.
Los episcopologios de Iliberri e Hispalis atestiguan que san Cecilio
fue la primera mitra de esta sede, fundada supuestamente por el propio san
Pablo. Una leyenda muy bonita cuenta que éste era un mudo que siguió los pasos
del Señor cuando predicaba por los caminos de Galilea. Jesús le curó de su
enfermedad en uno de sus muchos milagros, lo mismo que su hermano Tesifón, otro
de los varones apostólicos, que era ciego. A ambos les ordenó sus discípulos en
la segunda leva de los 72 que hablan los Hechos y acompañaron a Santiago en su
primer viaje a Hispania donde estaba Iliberis, la ciudad sagrada por excelencia
de los iberos.
Allí
consiguieron la renuncia de sus moradores a los ídolos. El Códice Emilianense
del Escorial cita como sucesores en el obispado de Cecilio a Gaponio, Batonio,
Ascanio, Leubesindo, Eucario, Aganio, Trectemundo, Arginamdonio. Todos estos
nombres cubren esa larga azeuxis o hiato cronológico de los primeros siglos del
cristianismo que median entre el siglo segundo y el octavo. Iliberris tuvo
fuertes relaciones con la silla de Gerona y la de Tarragona, así como con
Toledo e Hispalis. La historia tuvo sus días y sus fueros y en este tiempo todo
está bastante confuso. Las sedes episcopales eran independientes o iglesias
autocefalas. La primacía no la ostentaba Roma sino Bizancio y los patriarcados
de Antioquía y Alejandría. Los concilios para ajustar las normas de la fe y la
conducta eran frecuentes y a uno de ellos, el de Nicea, Hispalis envió al
presbítero Osio, un poeta. Una composición suya se adoptó como Símbolo de
nuestra religión y es el Credo que los cristianos después de casi diecisiete
siglos. Nuestra
religión se abrió paso en medio de grandes debates. Aquí el arrianismo por
ejemplo caló hondo y picó alto pero Isidoro se convierte en campeón de la
ortodoxia con sus “Etimologías”. Eulogio de Córdoba y san Leandro cierran filas
entorno a él. Una reflexión sobre las ponencias en los diferentes concilios de
Toledo, Tarragona, Sevilla y Zaragoza, Sevilla y Elvira, en uno de los cuales
se adoptó la norma del celibato para los clérigos nos da la clave de por qué
hubo aquí tantísimo debate. Es bueno que surjan herejías y aquí a los españoles
de la España Sagrada
nos gustó siempre discutir pero llegó el Bambi Feroz y se acabó la tertulia.
Pasa siempre. Los dulces trenos y las bellas palabras del coloquio concluyen
bajo la cimitarra de Almanzor o el mangual de don Pelayo. La letra con sangre
entra. No nos engañemos. No hay más cáscaras. No vine a traer la paz sino la
guerra. Tengo que
luchar en este día a día de la vulgaridad contra muchas simplezas y
puerilidades. El personal se descuelga con salidas de pata de banco. Para
consolarme vuelvo a la Vida
de los Santos. A san Leucesquinto tomemos por caso. Fue un diácono que fue
martirizado en Anfitrio, la antigua Hita, en tiempos del emperador Domiciano. A
este testigo de la fe se le cita en los anales del concilio de Elvira el año
305. Era costumbre en la ortodoxia. Y de ello habla el griego Kazankakis. La
hueste cristiana cuando el turco llegó de Anatolia iba de un lado para otro con
las reliquias de sus santos a cuestas.
Córdoba y el símbolo de la fe
¡Viva Osio, columna y sostén de la iglesia! Otro santo importante
entre los mozárabes que redactaron la profesión o “confessio” nicena para
llamar herejes a los arrianos que no creían en la Santa Trinidad. Atanasio lo defiende pero - lo
que son las cosas- dicen que a última hora, llamado por el emperador Constancio
a Milán, bandeó y se hizo amigo de los que combatía, los obispos Ursacio y
Valente. Por ello la iglesia latina no llegó a canonizarlo aunque de Osio habla
primores san Atanasio. El menologio griego nos dice: “et Osius obiit in
exilio”. El cordobés nunca regresaría a Córdoba desde su destierro de
Simio. Le sucedió en la sede iliberitana Gregorio el Bético patrono de la
ciudad de Granada y que debió de nacer hacia el año 300. Fue un tiempo de
grandes disputas teológicas, este de la azeuxis, del gran hiato en los anales
eclesiásticos y ahí tenemos al antipapa Ursicino combatiendo al papa san
Dámaso. Y hay quien nos dice, pues las crónicas son muy oscuras, que este
Gregorio se contaminó de arrianismo pero que una vez se le salió la lengua de
su sitio, pero se le apareció la
Virgen y tocándole la garganta con su manto volvió a
recuperar las cuerdas locales y se hizo católico. Se le cita
en unas cartas que escribió a Potamio ob. de Lisboa. La esposa del emperador
Teodosio le encarga que escriba un Tratado sobre la Trinidad que le hace ser
blanco de malquerencia y persecución por parte de la arriana secta a la que
combate con toda esa furia de los conversos. Puede que fuera un hombre de
temperamento agresivo y extremoso, imbuido de un cierto catharismo o anhelo de
perfección. Mala cosa. Cuando en la iglesia se habla de una vuelta a los
principios, a la pureza de la fe, hay que echarse a temblar. Pronto rodarán
cabezas y correrán ríos de sangre Hay en el anhelo místico una cierta
inhumanidad y esto va con las predicas de Cristo que quiso encarnarse en la
textura de nuestra piel, hecha del barro. Hay un rescripto de Teodosio en que
se cita a este obispo que predicó el regreso a los orígenes y, desengañado de
las cosas del mundo, predicó la huida al desierto, como tantos y tantos santos
mozárabes, patronos de nuestras villas: san Frutos, santa Casilda, san Valero
el Ventolera, san Eulogio y otros muchos bienaventurados locales de procedencia
oscura en cuyas hagiografías la realidad se mezcla con el símbolo. Pero a mí
que no me vengan con historias. Estas dulces mentiras o medias verdades se nos
convierten en verdades enteras que nos ayudan a vivir y a ir tirando. La Virgen de mi pueblo es más
guapa que ninguna y tuvo el desparpajo de decirle a la del Pilar que si tú eres
aragonesa, yo soy segoviana y con sal. ¡Anda!
Pusiste,
Señor, miel hiblea en los labios del salmista y con sus palabras te cantamos.
No interrumpan los coros el suave concento de la belleza. Y si la miel la
buscaban los emperadores en Sicilia o Hiblea la sal la portaban de España a
Roma aquellas naves onerarias en los que se pagó el pasaje a los apóstoles y
predicadores, hemos de estarles muy agradecidos de por vida. Nos enseñaron el
Evangelio. A leer y a escribir. Gracias a ellos fuimos tirando hasta los
tiempos de Juliano el apóstata. Va de traidores. Porque todos los
traidores se llaman así pues fue un conde Julián que entrando en tramas con un
obispo libelático y judaizante, un tal Oppas, quienes llamaron a Tarik y su
hueste en una tenida que hubieron con los de la sinagoga de Gibraltar. Y desde
entonces para acá lo de Gibraltar trajo cola. Es todo un símbolo para blandir
contra nosotros que agitan las aguas negras del río del odio a la cristiandad.
Acci fue la
madre de las siete sillas apostólicas. Ya decía yo que en don Juan Aparicio
cuando vino a vernos a la paridera en el que tenía su redacción el primer
periódico para el que trabajé tenía algo. Fue la sede primada en el mundo
visigótico. Uno de sus templos levantado sobre un ara romana es uno de los más
antiguos del país. La mandó hacer la reina Gudiluva esposa de Witerico en
honor de san Esteban Protomártir. Corría el año 607. En los sermones,
homilías y comentarios que escribió en su España Sagrada en 1173 se
manejan todos estos datos. Más obispos mozárabes: Aganio, Argibandonio, Alan,
Ceterio, Trectemundo. Este último es significado porque era amigo de Oppas y en
su pontificado en los tiempos de Witiza el reino godo va a convertirse en campo
de Agramante de una invasión africana en la que hay que darlo todo por perdido.
Parece ser que Trectemundo ofreció una resistencia contumaz al invasor y tuvo
en su obispo un verdadero defensor de la fe y caudillo. Predicó contra la
glotonería, el lujo desmedido y la insolidaridad de los condes que vivían en la
molicie y despreciando a los pobres entablaban pactos y consensos con el
invasor sarraceno. Este obispo de Iliberris o Elvira es una voz solitaria que
se alza contra el invasor. La relajación de las costumbres ocasionó que la
gente no tuviera conciencia y que se hicieran encubridores y cómplices de los
moros. Éstos utilizaron una táctica desde el principio que fue entrar en tratos
con los judíos que se infiltran como quinta columna en el seno de las
parroquias. Allí alcanzan grados eclesiásticos y a algunos les ordenan obispos.
Desde su sede e imbuidos de autoridad mandan acatar las órdenes del sultán y de
rendirle pleitesía.
A cambio,
los muslimes, en un primer estadio, y merced a estos “infiltrados” y sus
corruptelas, alegan respetar la libertad de cultos mientras los cristianos les
paguen pechas. Más tarde, poco a poco vendrá la persecución, se cerrarán los
templos, y se los declarará fuera de ley y de la jurisdicción y la cora. Se les
denominará perros, sus posesiones requisadas y sus mujeres tomadas por
esclavas. Esa fue la pauta. Primero caballos de Troya que salen del buche de
cartón y se deshacen en elogios y falsas promesas de respeto a las libertades
hasta que venga la tiranía. Por lo demás, la simbiosis del hebreo con el
sarraceno no deja de ser axiomática y misteriosa. Entre ambas comunidades las
cañas se volverán lanzas y contra los pobres judíos arreciará el hostigamiento.
Así fue la ocupación
Una época dorada de armonía a la que sigue otra de recelo y de franco
rechazo. Parece su sino. Siempre se acogieron bajo el amparo del califa
marroquí o del sultán otomano pero el judío sin el cristianismo nunca podrá
vivir. Es un poco su razón de ser y de esa manera los pactos se vuelven contra
sí. De modo que la cosa tiene todas las trazas de una verdadera maldición
bíblica. Ahora esos enjuagues que todos teníamos olvidados han sido gurguciados
o escupidos de la boca del buitre maligno que ha vuelto novedosas las guerras
de religión. Es un odio de siglos el que está sobre la mesa en ese afán de su
soberbia que les obliga a demostrar que siempre llevan razón. ¿Por qué esa
manía de probarse a sí mismo? ¿No nacerá de un sentimiento de culpa o de un
estrato subyacente de inseguridad? Pegarán fuego a este planeta para explicar a
las generaciones venideras que ellos llevaban razón, que portan en la frente el
signo de los elegidos. Este orgullo-▬ atención-▬ tan insensato como temerario puede
conducirnos al Apocalipsis. El infierno está empedrado de buenas intenciones. La
ocupación de España fue cosa de pocos meses. Los beréberes africanos entraron a
viña vendimiada con la catolicidad desavenida y confundida. Es posible que al
principio hubiera cierto eclecticismo del agareno sojuzgador pero a la
larga impusieran su fe al filo de la espada. No tardaría en producirse esa
reacción. Los mozárabes huyeron a las montañas de Asturias con las cenizas de sus
santos en las urnas cinerarias y los libros sagrados. A Ceterio y a Sinderedo
de Mérida, queda constancia en la Emilianense y de ellos también el moro Abetaric
[por todas las trazas un aljamiado godo que se convirtió al Islam] que,
reacios a sancionar los pactos de su obispo, Octogerio, con los muslimes del
cadí Tarik, emprendieron la ruta del norte. Abetaric escribió una Crónica de
la Destrucción
de España. En todas las coras o territorio ocupado las jarchas
contributivas habían de ser pagadas. Las cargas fiduciarias fueron aumentando a
medida que el califato se consolidaba; entonces aumentó la presión fiscal hasta
convertirse en algo denigrante como pudo ser el tributo de las Cien Doncellas,
así como la chiza o tasa de capitación.
Un tal
Fandino traicionó a Witiza y el conde Teodomiro selló con el Moro Muza un
acuerdo de amistad abrazando la religión mahometana. El nombre de este caudillo
tornadizo anduvo después metido en las revueltas de Ali Hakem, que encabezó una
asonada contra el califato. Se dice que estos mozárabes de oculto seguían
practicando la fe. A medida que aumentó la presión hacia el norte, el Islam,
más seguro de sí mismo, empezó a estrechar el cerco y a ceñir más el dominio
sobre los cristianos. Cataluña se rindió y la morisma llegó hasta Carcasona. Y
al escribir esto, percibo los ecos de Carlos Martel y de la Chançon de Roland.
Hermosas canciones épicas que nadie canta ya. El pueblo no quiere saber. En un
gesto suicida o en un mecanismo de defensa reflejo acepta lo que le digan.
Asturias y Galicia, firmes
Únicamente Asturias y Galicia no sucumbieron a esta actitud de
derrotismo generalizado que se apoderó del ánimo de los habitantes de la
península ibérica ante el empuje de las algaradas. Milagrosamente, tras los
montes de León se conservaron algunos monasterios herederos de la tradición de la Tebaida del Bierzo y uno
de ellos fue el de Liébana. Los monjes siguieron entregados a las discusiones
de teología abrazando por ejemplo algunos errores como el adopcionismo arriano,
típicamente mozárabe, creencia según la cual Cristo no era sino hijo adoptado
del Padre. Contra esta secta escribió el monje anónimo de Liébana, que estaba
en contacto con otros monasterios carolingios y la importantísima escuela de
York, sus beatos. Son comentarios al Libro del Apocalipsis con pinturas
miniadas que revelan la creencia de que el terror muslímico anticipaba el fin
del mundo. Se conservan algunas cartas del presbítero Milenio contra los
errores arabizantes y judaizantes que debieron ser legión en las iglesias
cristianas sometidas a la férula del Islam. Pero hay todavía jurisperitos,
astrónomos y calendaristas que se entretienen escribiendo sobre la fecha de la
celebración de la Pascua.
La iglesia se ahogaba en cismas y lentamente las bellas
iglesias mozárabes fueron siendo cerradas. De Toledo para abajo no quedó ni una
de estas construcciones sacras. El moro acabó con todas las aras. Serían
derruidas por el furor iconoclasta de los almohades que no eran precisamente un
modelo de tolerancia, en contra de lo que están escribiendo por estas fechas
don algunos cronistas cuyos apógrafos son piedra de escándalo.
Otro de los
grandes traumas religiosos, amén del adopcionismo y del arrianismo de los
monarcas visigodos, fueron el nestorianismo introducido por un presbítero
egipcio en el que se inspiró Mahoma y el pelagianismo galaico que negaba el
pecado de Adán. Las cartas del papa Adriano condenan a todos estos heresiarcas.
Elipando el adopcionista era obispo de Toledo. Pero la oveja negra del grupo
será un tal Samuel, lacra del catolicismo mozárabe, el cual publica un
rescripto ordenando la sumisión del clero cristiano y la designación prelaticia
al califato. Este servilismo y el escándalo de que con Sansón y otros de su
calaña estuvieran vendidos a los musulmanes obligaron a muchos fieles a desear
la palma del martirio. O bien, emprender la ruta del norte. Las crónicas
refieren que este Sansón fue ungido prelado en la iglesia de San Acisclo de
Córdoba pero a la liturgia no acudió nadie.
Apocrisiario
Con él empieza una lista de obispos mercenarios y simoníacos, aspecto
de corderos disfrazados de lobos rapaces y malos pastores que influyeron en la
desbandada de la grey. Ejemplo claro de esta saga era Sansón del que se dijo
que a pesar de ser hombre dominado por todos los vicios alcanzó la mitra de
Elvira. Tenía un harén, negaba la resurrección de la carne y en uno de los
pocos casos de nepotismo ordenó de clérigo a su hijo Hostigo. Este personaje se
rapó la cabeza como los mahometanos y un Viernes Santo en San Acisclo abjuró
públicamente de la religión de Jesús abrazando la del Profeta. Murió en 864
después de haber perseguido con furia a sus correligionarios. Sansón
pessimus fuit qui sub praetextu episcopi eliberritani Ecclesiam suam diuturno
tempore inmundissime pressit. Fue sucedido por Reculfo de Cabra, Beato
de Écija y Nefridio que asistió a un concilio en Córdoba cuyas actas se
conservan en la Catedral
de León. Todas sus mitras fueron libeláticas, esto es: para conservar la vida
se avinieron en obediencia a los dictámenes coránicos. En capítulo aparte, más
adelante estudiaremos este fenómeno que es singular veta atávica de la
mozarabía, tan contumaz como independiente del criterio romano, y más en
sintonía con la iglesia griega.
El más
interesante de esta lista creo que es Recemundo con cuya mención termina la Emilianense haciendo
una recopilación de las tres sedes más importantes en aquel entonces. La
hispalense, toledana e iliberritana. Este obispo cordobés, vasallo del califa
Abderramán III, figura en la
Crónica carolingia de la vida de san Juan de Goertz c. 966.
Fue un apocrisiario (legado) bizantino. Presidió la legación diplomática del
califato a la corte del emperador Otón el Grande. De él se ha escrito bastante
y creo que es el protagonista de una excelente novela histórica que
firma José Tomás y que mantiene un gran interés en la actualidad. Debía de
ser un hebreo [lo que casa con la idea antes expresada de utilizar los
musulmanes al judío en su labor de zapa de la cristiandad] convertido a la
carrera a la religión del Crucificado e investido de la dignidad episcopal. Su
nombre, entre los historiadores árabes, salta como Rabí ibn Said. Se le
confirió el encargo de ir a parlamentar con Otón porque el emperador estaba
enfurecido por la sencilla razón de que los moros habían tomado Frejus
(Fraxinetum) en el corazón de Las Galias. Don
Recemundo o Rabí ben Said fue elegido para la misión junto con otro clérigo
cordobés que sabía latín.
El anillo de oro
Los legados embarcan con sus deudos bagajes ofrendas y acémilas y se
dirigen a Aquisgrán. En dos semanas de buen andar estaban allí pero la
audiencia tardó en serles conseguida dos años, tiempo que aprovechó el obispo
mozárabe en consultar los manuscritos guardados en los conventos adyacentes y
circundantes de la ciudad alemana: el “anillo de oro”. Los emperadores germánicos
tuvieron por costumbre establecer un glacis o mota defensiva en rededor de sus
palacios. Tales monasterios carolingios eran estratégicos, cuarteles y a la vez
conventos donde los monjes se aplicaran al estudio y al rezo por los vivos y
los difuntos y en caso de ataque que tales edificios sirvieran de baluarte de
su protección personal. Así era la
Córdoba precalifal copiando a Bizancio. Los zares rusos
adoptan asimismo esta tradición. Moscú estaba protegida por una “anillo de oro”
de populosos monasterios y recintos conventuales.
Poco se sabe
del resultado de esta misión diplomática en la que se intercambiaron regalos.
Sin embargo, Abderramán III, que era un político muy astuto, en represalia ante
esta demora de dos años va a tener a los enviados carolingios, que le
devolvieron visita, nueve años esperando a las puertas de Medina Azahara. Se
encargó de la misma al abad Adalberto de rito latino que vino acompañado por dos
monjes, Anselmo y Guido, a la ciudad de los califas.
De
Recemundo no se volvió a saber más. Parece ser que fue trasladado a Iliberris después
de haber conocido el boato de la pompa de la corte de Otón y de ser agasajado
por el obispo de Metz quien le consiguió una entrevista con el emperador en Fráncfort.
Sabemos de su presencia allí gracias a los renglones del Anónimo Arnulfense
que trata de narrar los episodios de este comisionado entre las dos ciudades
más importantes de Europa en el siglo X. El relato está truncado debido a la
muerte del autor. Dice que Recemundo era un hombre bien situado pues llevaba
todos los negocios de la cancillería de Abderramán III, del que dice que era
hombre veleidoso y vengativo. Y, lo más importante, de este judío políglota
investido de la dignidad episcopal es que inicia prácticamente la Escuela de Traductores de
Toledo. En Córdoba
empezó a funcionar una escuela de traductores de griego y de hebreo hacia el
año 950, esto es 31 antes del fallecimiento de Abderramán III, que vierte al
árabe las obras más importantes de la antigüedad. En ella trabajaron el monje
Nicolás y un judío por nombre Hasadeus o Hasday. Estaba emplazada en el palacio
real de Medina Azahara. A pesar del odio hacia los rumíes, esta época parece
ser que fue un oasis de tolerancia dentro de lo que cabe. Tampoco hay que
exagerar pero se permitió el viaje de Rabí ben Zaid o Recemundo hasta Jerusalén
de donde se trajo una pila bautismal de “oro obrizo”. Simonet lo
cita con harta frecuencia en su Historia de los mozárabes en España. Es
un caso aislado en la inmensa lista de perseguidos y mártires a manos de los
muslimes. Su nombre irá siempre adhibido a las excepciones de los
contemporizadores y de los que se libraron del tormento y de la espada. Supo
nadar y guardar la ropa. Era judío, claro está. En general,
para entender cómo fue posible que se conservara el cristianismo en medio de
unas condiciones tan adversas, hay que recurrir a anagógicas explicaciones
milagrosas más que cifrarla en la tolerancia de alfaquíes y cadíes. La
condescendencia proverbial sarracena de la cual se habla en estos tiempos de
integración cultural, mestizaje, globalización y puente entre las culturas es
un tópico, amen de un atentado a la verdad histórica. O fue una condescendencia
interesada, ya que los cristianos superaban en número a los invasores, todo lo
contrario de lo que ocurre ahora, cuando son más y Marruecos está metiendo
gente en la península a través de la operación “Tucking in” que cuenta con el
beneplácito del Departamento de Estado, de doña Gondoleza Rice y de don Colín,
el heraldo de la cultura del melting pot y del poder de los negros. En su
juventud no en vano fue discípulo de Malcon X.
Teniendo
por asumido que el Islam allí donde llega se impone por la espada, la comunidad
hispanorromana acató sus decisiones siguiendo el precepto evangélico de someterse
a la voluntad del Cesar, si no contraviene los mandamientos de la ley de Dios.
Clavijero
La mozarabía siguió escribiendo y rezando en latín. El siglo X
cordobés con el recrudecimiento de las persecuciones fue un reverdecer de los
grandes capítulos del martirologio cristiano. Citemos sólo algunos nombres que
vienen inscritos con letras de oro en el Menologio de Usuardo: Adulfo, Iván,
Clavígero, Perfecto, Pelagio de Córdoba niño de corta edad, Emeterio, Celedonio
y otros muchos y el culto siguió en algunas iglesias como la de san Acisclo o
el monasterio de Peñamelaria. En medio de tan grandes tribulaciones como las de
Haliken II algunos eclesiásticos tuvieron tiempo para dedicarse a la astronomía
de autor anónimo cuyo apógrafo o copia del texto La división de los tiempos
y la higiene de los cuerpos se conservan. Y en las iglesias que no fueron
cerradas se seguía celebrando una liturgia al modo cordobés con canon especial
en que se hace mención de los santos locales y misas voluntarias. Los
breviarios iliberitanos, de acuerdo con los cronicones que recoge el P. Flórez
en su España Sagrada, también tuvieron motu propio.
Es
importante en esta primera etapa del cristianismo el culto a las reliquias que
los hispanorromanos andaluces copian de los griegos lo mismo que la costumbre
de Bizancio de enviar apocrisiarios o legaciones a todas las cortes del mundo.
En ese sentido el cristianismo inventaría la diplomacia. En Granada se rezaba a
san Melitón y san Septentrión, a Restituto, Dextro y Castorio cuyas cenizas se
guardaban en el Sacromonte. San Rogelio y san Leovigildo derramaron su sangre
en tiempos de Abderramán II. El caso de Prefecto, diácono de la parroquia de san
Acisclo, es singular. Fue acusado de blasfemo por el cadí. Negó por respetos
humanos y blandeó ante el juez. A pesar de todo fue colocado en el tormento y
condenado a muerte. En sus últimos instantes recuperó la fuerza y confesó su fe
y esperanza en el Dios verdadero. Por un misterioso don de profecía que le
asaltó en el mismo patíbulo predijo la muerte de uno de los ministros de Al
Nassar, un eunuco hijo de una cristiana. Efectivamente, cumplido el plazo
anunciado por el mártir, el día de Ramadán del año 850 murió de forma violenta.
El cristianismo se sustenta en el milagro y milagroso fue ver aquella floración
de mártires que dio Córdoba a la Iglesia Universal. Acudían de todas partes de
España y del extranjero a la ciudad en busca de un pasaporte a la gloria.
Confesar a Cristo con su propia sangre les abría las puertas del cielo. Como
san Jorge que cruzó África del norte en busca de la palma del martirio. O Félix
y Liliosa, Aurelio y Sabigotona, un matrimonio que procedía de la Tarraconense. O
san Leovigildo de Iliberri. Aquellos sí que fueron los verdaderos atletas de
nuestra fe. Esta forma de muerte bajo el hacha del virolero suponía una
auténtica cancelación de la culpa. A los cristianos se les ahogaba a tributos (la
presión fiscal es una de las características de los jeques árabes amantes del
lujo que no sienten escrúpulos de mantener al pueblo en la miseria mientras
ellos viven en grandes palacios) y se les perseguía en lo religioso. Además,
fomentaban la delación y el espionaje entre los autóctonos por medio de los
exceptores (delatores.) Estos sujetos eran temibles. Se trataba de cristianos
que vendidos al sultán compraban su vida los malsines dando el chivatazo a los
árabes. Esta táctica fue muy predilecta de los otomanos en los Balcanes. No
pasemos por alto que la palabra “espía” o spahe
proviene del idioma turco. Los insultos y los ataques eran continuos. Por
ejemplo, el sonido de las campanas les molestaba tanto a los hijos de Agar que,
cuando oían redoblar, se volvían furiosos y atacaban las iglesias con palos y
con palos y con piedras y hasta las pegaban fuego. Es el testimonio de san Eulogio.
Eunucos con la palma del martirio
La historia de san Rogelio y de san Servideo, dos monjes eunucos del
monasterio de Parapanda, vico a orillas del Albaicín, que firmaron un pacto de
amor para verse en la Gloria,
es una de las historias o capítulos más hermosos de la Leyenda áurea. Un buen día
estos dos jóvenes que se aceptaron su castración por amor al Salvador optaron
por dejar su retiro y llegarse a Córdoba, en cuyo aduar en plena oración de la
tarde empezaron a predicar y a decir pestes contra Mahoma. Los alguaciles les
echaron mano y después de burlarse de ellos llamándolos maricones los
degollaron y arrojaron sus cuerpos descuartizados al Guadalquivir. Como es
sabido, la homosexualidad entre los mahometanos no está penalizada y el Corán,
que es un Código religioso de placeres sensuales, la acepta.
En los harenes el amor de los efebos era un capítulo muy
importante. Eunucos y huríes estaban para lo que estaban porque los amos
del recinto hacían a pelo y a pluma
En sus aceifas
contra los reinos cristianos, los moros tenían por costumbre llevarse como
botín las vírgenes de doce o trece años y los mocitos imbeles. Para el sultán
de Estambul la reserva sexual con la que se renovaba y adornaba su gineceo
todas las primaveras se cifraba en Armenia y en Georgia. Los griegos han
sufrido mucho por ese cabo lo mismo que los antiguos condados castellanos y los
reinos de Galicia, León y Cataluña. No deja de ser significativo, volviendo a
lo mismo, que el día del Orgullo Gay sea el 26 de junio. En esa fecha la Iglesia venera a san
Pelayito de Tuy, niño de coro que fue conducido como eunuco al harén de
Abderramán III y que fue martirizado por no querer renegar de su fe. Antes
había sido violado por todos los soldados de la guardia del califa. Y por los
que pasaban por allí y que quisieran “solazarse con un incircunciso”, para
escarmiento y espanto de la población mozárabe. Las actas de estos mártires las
recoge san Eulogio en sus Anales Mártires. Ocurrieron tales barbaridades el XVI
de las calendas de octubre esto es el 18 de septiembre del año 852. Su nombre
está en los añalejos y códices antiguos. Como el calendario de Recemundo. El
sofisma es a veces compañero de viaje de la verdadera fe y esto es lo que
caracteriza al cristianismo griego que es religión de debate, siguiendo las
pautas paulina de opportet esse haeresses. Y en Guadix, la sede más
antigua, y en Iliberis y en Híspalis, sus compañeras, hicieron verdadero furor.
Hasta el punto de que ni el propio Osio autor del credo niceno se libra de
tales inconvenientes
Notas al
pie:
Nombre despectivo con que denominaba a los
cristianos que vivían bajo la dominación islámica en España
Fue pésimo clérigo, el cual bajo
el pretexto de ser obispo, persiguió a la iglesia elvirense durante mucho
tiempo y de forma atroz
En Fraxinetum o Frejus moriría
siglos adelante el poeta Garcilaso.
Capítulo 7
TIEMPO DE SATURNALES
Comamos y bebamos que mañana moriremos.
Vuelven al mundo las viejas costumbres incineradas de la gula. Yo era el
farolero de la puerta el Sol; cojo, mi guitarra y enciendo el farol. Y ahora
soy masterchef. Un vulgar guisandero
o jefe de cocina literaria. Las distribuidoras grandes radicadas en una
Jerusalén que no existe nos marcan páginas acerca de lo que tenemos que comer,
lo que hemos de leer cuántas leguas tenemos que correr y a qué horas ir al
mingitorio. De grandes cenas están las sepulturas llenas. La buena cocina es
una obsesión de esta tripera sociedad sibarita, a todas horas mirándose el
ombligo. Cagar alegres y jiñar contentos. De acuerdo, tío, pero hazlo dentro.
Es obsesión de los nuevos césares la mala literatura. Fui el otro día paso la
sección de librería del Corte Inglés y allí me encuentro con los autores de
siempre. Cualquier pedorra que sale
por la tele cinco minutos tiene derecho de pernada en las grandes editoriales
controladas por cavernícolas. A la venta libros se suman las maripavas. Y ahí
lega de Torremolinos doña Nativel Preciado con un best seller bajo el brazo. El
buen arte de la literatura, el gran discurso, ha sido enterrado a hachazos por
estos nuevos tribunos y tribunas de la plebe que nos han impuesto desde arriba
los dictadores de la chusma y hasta estas autoras noveles son entrevistadas por
el Dragón de la 2, un tal Sánchez. Así que, aburrido y cautivo y desarmado el
ejercito rojo, me refugio en los clásicos. He vuelto a leer en su lengua
original a Petronio. El Satiricón su obra mayor me reconcilia con la vida y con
la Roma. Decía
Ernesto Giménez que cuando llegaba a Roma le entraban ganas de imitar madre.
Madre, ay madre, no quiero vivir en esta España empedrada de pedos mediáticos.
Chicas de la tele muy, monas en apariencia y requetemaquilladas pero soltando
la bilis de los pijoflautas, todas homologadas e iguales. Forman parte de la
clonación nefasta que habita entre nosotros. Detrás del “Coletas” el nuevo arrastra
peplos vienen las descamisadas.
Así que en alas de Morfeo huyo al
capitolio. El Satiricón me hace comensal de uno de sus banquetes que duraban
dos días y dos noches. Esclavos de Numidia traían el aper (jabalí) atalajado y adornado de pámpanos y
cepas toscanas. El vino de Salerno que se derramaba sobre las togas pretextas
corría en grandes jarros por las mesas. Honremos a Baco y después vendrá Venus.
Menús de treinta platos; un esclavo frigio servía junto a las servilletas y los
cubiertos, dos ganchos de plata, para introducirlos en la garganta camino del
vomitorio. Los romanos echaban la pota tras sus grandes trapalladas para seguir
tragando y trinchando.
Rechacé como descendiente de judíos de
Asturica el jabalí, el lechón y los chicharrones servidos en una gran lebrillo
por una matrona en paños menores. Pero me hinché a garbanzos aderezados con
malvasía. Un hondero mallorquín recién llegado de las Galias, y que era
centurión de la Legio
Séptima Gémina, se entusiasmó con el efebo Vinicio, lo besaba
y manoseaba y yo apartaba la mirada mirabile
dictu cuando aquel demonio súcubo lo sodomizaba en medio de la reunión coram populo. Plauto, el de los pies planos, prorrumpió en grandes
carcajadas, cuando ambos amantes salieron de estampida camino del tablinium
a seguir haciendo cosas feas. ¡Qué horror! El amor nefando debe de amargar como
el pepino. La bujarronería me pareció siempre digna de lástima, pero, no
por no ser carne de hoguera y por tener que correr un tupido velo al respecto,
ha de ser elogiada sino execrada como toda cualquier merma de la naturaleza
donde hay tantas cosas mal hechas. Tampoco hay que poner medallas en el pecho a
los bardajes. Nunca fue para mí beneplácito pero nadie puede explicar estas
debilidades inexplicables, inversiones de la natura que, trocándose del revés,
buscan placer en el caño de la mierda en lugar del conducto de la generación
que es lo suyo. Plauto, ya muy borracho, no dejaba de darle vueltas a su
copa de oro y de decir Numquam satis, numquam satis. Estaban todos como
cubas. Con lo que daba a entender que la pasión esa es insaciable y que el que
va no vuelve. Que nunca se sienten satisfechos los que dan y reciben por el culo
y es que debe de ser el fornicio para ellos algo inagotable. Costumbres
paganas, amor de efebos, fiestas y banquetes, baños y triclinios. El cerdo
salvaje, bocado exquisito, lo decían aper. Que a mi no me va. De siempre
le hice ascos al jalufo. A las dos horas de estar tendidos sobre el lecho,
nuestro anfitrión Naviecus hizo llamar a las hetairas que entraron
desnudas en el impluvio, tocando el sistro. Muchos de los comensales que eran
libertos y que trataban de ocultar con sus largas cabelleras los orificios que
taladraron sus orejas, antes de ser manumitidos, se relamían de gusto y
alababan la generosidad del huésped, garante de tales dádivas sexuales. De allí
a la orgía sólo había un paso. Para no ser la oveja negra del concurso, yo me
arrimé a un pino verde, esto es, a una pelirroja de Hibernia, hija de un rey
remoto del clan de los picti que había sido arrastrada a Roma por los
soldados de Adriano como rehén. La rubia del pelo cobrizo hablaba la lengua de
los pájaros y mostraba dos senos poderosos de los cuales los amantes querrían
nutrirse eternamente. Sus besos y sus caricias me supieron a miel. ¡Ay Mama
Roma!
Se fueron las pilunguis y
llegaron los balnearii (bañeros) que nos restregaban bien las espaldas y
los muslos en el tepidarium. Muchos de estos selectos esclavos eran
expertos en actividades masturbadoras. Las paredes aparecían, como en los
lupanares, tiznadas de gargajos y rastros jaculatorios del amor con prisas.
Después de estos masajes en el caldarium nos llenamos de vapores que
limpiaron nuestros poros purificando el cuerpo pecador. Algunos culos romanos
eran enormes. De esta tarea se encargaba los depilatores algunos de
ellos eunucos. Se les encomendaba la misión afeitar el bello púbico de las
dominas y era muy placentero sentir por abajo desde los glúteos ajamonados el
calor de la caldera debajo del piso del hipocausto. La tarea concluía en el frigidarium.
Sentíamos el cuerpo fresco como una lechuga. Así que volvíamos al banquete a
seguir trasegando el dulce vino de Sicilia para basquearlo después en los
vomitorios. Descargado el vientre, regresaban los deseos de más jarana pero Naviecus
que era muy creyente en los dioses de su pueblo y que guardaba siempre lámparas
encendidas en el lararium doméstico hizo venir a las Moiras de rostro
tétrico y cantar lúgubre que se encargaban de advertir a los comensales su
cuidado cuán presto se va el placer y cuán callando se viene la muerte. Esta
procesión duraba unos minutos, las bacantes ocultaban su rostro, los borrachos
se dormían arropados por la melopea lúgubre de las nenias funerales. Hay que
morir; luego comamos y bebamos hasta reventemos. Era la máxima de la Roma a la que hoy las nuevas
bacantes de la insulsa Telemierda dan pábulo.
Las cautivas vestiplices que
cuidaban de los pliegues de la veste y la toga sus señores y los cuerpos
arrugados tras el paso, los cuerpos badurnados de grasa tópica, por el unctorium y los sudores del laconicum
mientras escuchábamos las charlas sin sustancia de los nugatores
troleros y falaces que hacían apuestas
sobre quien de todos y todas las presentes tenía mejor cuerpo y cuál de los
efebos era el más bello y cual de las mozas la más hermosa. Lo destacaba por
tener esa vagina en mayúsculas a la que aspira el amor total. Priapo también
era muy venerado en lo suyo. A los sodomitas se les conoce por tener miembros
viriles muy alargados; algunos casi espantosos que les llegaban a las rodillas.
¡Cómo se empinaban aquellos penes, madre mía! Eran sus cipotes como las varas
de una tartana cara al sol. El juego preferido en estas comilonas era sacarla a
ver quien era el que la tenía más larga para gloria de Priapo y los penates
patrios que le concedieron la gracia del dios putativo. En Roma todo tenía un
sitio y una finalidad práctica. Las vírgenes y las púberes canéforas, hijas de
familia, eran guardadas como flores de
estufa al calor del paterfamilias dentro del valladar de la honra. Intacta,
tenías que guardar la alcurnia porque esta es un lirio frágil cuando se
marchita jamás vuelve a crecer... La palabra clave para entender estas razones
de la honra entre los latinos era la palabra “virtus” de la cual tanto gustaban
los antiguos romanos antes del imperio.
La capital de la catolicidad que yo
empecé a amar desde que me empapé de los sonoros párrafos de Ab Urbe Condita, cuando traducía de
adolescente a Tito Livio y a Salustio, estaba llena de hosterías, de tabernas y
de nostébulos quiero decir puticlubs más que a día de hoy. Visité unos
cuantos de estos antros con gran peligro de mi pellejo. Porque en el Vicus
Scelertatus y en el Boarius se arremolinaba toda la gente del hampa. Los
gladiadores y andábatas residían en aquellos barrios trastiberinos. Allí la
vida de un hombre valía poco. Iban a parar a la Via Asinaria todos
los asesinos y mangantes del Ecumene conocido. Procuraba juntarme yo a los
griegos que eran gente culta y amante de la belleza, aun cuando se labrotaban y
gesticulaban con demasiada energía al hablar con ellos.
Lupanares ya digo no faltaban y algunos
eran centros envidiables, templos verdaderos de la diosa Venus. Allí Cupido me
clavó a mí una flecha irlandesa. En aquella pelirroja soñé toda la vida. Era yo
adolescente cuando la conocí. Llamabas Herminia. Su cuello aparecía adornado
con un anillo de oro macizo: la bulla, que yo besé unas cuantas veces Jovis
Structor me otorgó el galardón de conocer el amor. Bebí de las aguas del
manantial puro. No había alcanzado Herminia aun la núbil edad cuando fue
aprehendida por las legiones de Adriano, que no profanaron su cuerpo y la
trajeron a Roma al templo de las vestales. En los barrios bajos como el Boarium
se escuchaba el trompeteo de los sistros y sacabuches de las plañideras que
ensayaban antes de los entierros. La música se estampaba contra los triglifos
de bronce que adornaban la escalinata del palacio de Nerón. Los adivinos que
embaían al público con sus embustes y no paraban de hacer pronósticos y
anunciar catástrofes agitaban los barrios próximos al Capitolio. Un idumeo
entre tanto llevaba una partida de pavos al mercado. Los pavos se convertirían
en gansos al llegar al Capitolio y empezarían a graznar. Se escuchaba gritar a
la sibila de Cumas anunciando calamidades y cosas lúgubres. Se hablaba por las
calles tanto en griego como en latín. Los charlatanes políticos hablaban,
nugaces de democracia y el pueblo estaba rendido y cansado de tanta patraña,
propalada por los tribunos de la plebe desde las tribunas o “rostra”. Aquello parecía Hyde Park una
tarde de verano londinense. El gesto tribunicio de Rajoy sólo lo admiraban los
judíos de pecho enjuto. Los esclavos se llevaban la mano a la nariz o se
acariciaban el lóbulo de sus orejas agujereadas, rastro de su antigua
esclavitud o bostezaban de aburrimiento. Los torsos desnudos mostraban las
pinturas de inconcebibles tatuajes para anunciar la vuelta de Roma a la
esclavitud. Tatuajes a la vista. Era la moda de entonces redescubierta hoy.
Volvemos a la esclavitud de la isla Pandataria que está en el vicus
de Suburra. Cesar volverá a ser asesinado en los comicios. Tu quoque
fili mihi…
Allí los pueblerinos tenían por
costumbre de barrio el juego de la morra cerca de los peristilos del templo de Júpiter
Stator con su balanza protectora de la república. Dedos de marfil que se
introducían en la garganta para poder vomitar en los banquetes. Una urraca
encerrada en la jaula me dio la bienvenida
▬ Salve, Antonine.
▬ Salve honor et gloria Populo Romano ▬ repliqué.
El nomenclátor o heraldo anuncia a los
recién llegados al impluvio que llovía a cantaros. Era la hora de los
parabienes y el momento para recoger el agua fluvial en los aljibes. Velarius
un ujier del tablinium, al que faltaban dos dientes me condujo a través
del atrio. Dijo mientras enseñaba una mella en sus dientes delanteros:
▬ Me los
rompió un bretón de una pedrada. Con todo y eso, allá en Bretaña, los días más
felices de mi vida son los que pasé en aquella provincia entre los galos.
Luego me pasé por domus Aurea y el
palacio de Nerón también los visité.
Uno de mis guías que se llamaba Iacetanius
por ser oscense decía que la vida está hecha de aburrimiento y de economía,
donde el orden es siempre desorden. Método y risa se superponen. La vida es
risa. Nos vamos haciendo viejos y a nosotros cada día nos gusta más la paz del
hogar. La felicidad consiste en querer lo que quieren los dioses. Tito el hijo
de Vespasiano que se enamoró
perdidamente de Verenice aquella hebrea
que dicen que acompañó al cristo camino del Gólgota, por causa de tan fatídicos
amores se tiró al Tiber. Dicen que fue a resultas de la maldición de un rabí.
Así pues, el amor aquel le costó la vida al conquistador de Jerusalén.
Su novia trabajaba para el sanedrín y los judíos escupían al pasar por la
columna Trajana donde se esculpía la ignominia de su esclavitud: un candelabro
de siete brazos traído a rastras por israelitas hechos prisioneros. Mandó traer
Vespasiano a Roma el Candelabro de los Siete Brazos, el que lucía en el templo
de Salomón a lomos de sus esclavos. El amor nos hace iguales a los dioses
ligios, pero es peligroso cuando rondan mi tienda las bellas mujeres de Israel:
Ester, Judit, Rebeca y otras matariles.
Los sicilianos cantan al sol declinante
su casa oculta entre verdes árboles y rodeada de colinas. El tema del dios
único. Amor, pasión, cristianismo, Nerón, vida orgiástica dioses en el l a r
a r i u m, oratorio de o casa de los iconos que guardan los rusos. Ligia
estaba en rehenes.
Vinicio muere de amor por ella pero
había una dificultad insalvable: era virgen. Y las vestales no podían ser
condenadas a muerte. El verdugo las violaba antes de la ejecución. Desperté de
mi sueño romano entre suspiros de grandeza y baticores. Volvía a mi realidad
española condenado a vivir entre la marginación y la escoria recordando los
esplendores de aquellos alegres días de juventud que no volverán.
Capítulo 8
EN LOS CEMENTERIOS NO HAY RELOJES
Tarde de San Silvestre, último papa el de las
profecías y último día del año. Nos anochece mirando para los relojes. Tempus fugit. Cronos dios implacable, la
otra cara de las barbas saturninas el cancerbero de la laguna Estigia, devora a
sus hijos. Y aguarda Aqueronte para abrir la puerta en un remanso del terrible
río. Es una emboscada. Los clementes dioses entonan cada noche cantos
epinicios. Acelera sus mecanismos de arena la clepsidra del tiempo y llega la
noche eternal. Hoy noche de san Silvestre de 2018 igual que San Silvestre 1992.
La vida, que pende de un hilo el de Ariadna, transcurre rápida como el maratón
de la carrera pedestre Vallecana, es algo más que una galopada de obstáculos.
El día primero de junio enterramos a mi padre. Su
recuerdo se agolpa en mi memoria entre la congoja y la veneración. Ya está
viendo desfilar al serafín que marcha de gastador tras el Cabo Pieza de la Batería a arriar bandera
al toque de oración. La muerte no es el final, sólo un paso al frente, cara la
eternidad. ¡Compañía! ¡A cuadrarse! ¡Ar! La plebe se deleita con las saturnales
de los días fastos que luego serán nefastos. En el desaforado despelote de la Nochevieja. Bajaron,
mientras tanto, hace un cuarto de siglo, los ángeles a la cabecera del
moribundo al Gómez Ulla a reclinar su cabeza sobre la almohada. Al pasar la
hoja del 31 de diciembre es como decir adiós a algo imperceptible, inasible,
impredecible, intocable como todo ente de razón pero que deja arrugas en la
frente y alopecia en el corazón. Hace 425
años murió Colón. Va para un cuarto de siglo que dimos tierra en el
camposanto de Fuentesoto a mi progenitor. Yo guardo su memoria. Conservo su
sable de soldado.
Impregnados de nostalgia, despedimos al año que
termina. El año nuevo ¿qué nos traerá? El concepto del tiempo no existe en los
libros santos que escudriñan los actos de la divinidad. El tiempo es categoría
inventada por los hombres para compensar algo tan finito como el espacio y el
tiempo y en Dios infinito no existen esas cualidades. Todos llevamos, sin
embargo, un reloj que marca las horas y que miramos con curiosidad especial tal
día como hoy. Sus manecillas inexorables apuntan el tránsito del dolor y del
placer. Tempus fugit. "Vamos el enamorado la hora ya está cumplida"
canta un romance castellano del siglo XV. Estar enamorado es participar un poco
de la herencia de la muerte. Con la rueda del reloj que es la rueda de la
fortuna empezó todo. Abriéronse los horizontes y las fuentes del conocimiento. Un
péndulo se agita en nuestro interior mueve palancas y establece la conjugación
de movimientos binarios. Nuestra vida pende de un hilo. Somos contingentes.
Somos un guarismo. Tiempo, espacio, dinero. Tres tronos para una trinidad
laica. "Time is money"
argumentan los británicos. Conviene no perderlo en habladurías y tonterías. Es
implacable el rostro del carillón de la Puerta del Sol donde se agolpan las multitudes
madrileñas al igual que bajo el Big Ben, Times Square, la Torre Spassy de
Moscú, o el parisino Arco de Triunfo. Sólo un privilegiado como Josué pudo
parar el sol. A nosotros se nos escapa. Perderemos la batalla. Esos minuteros
del reloj de pulsera ahogan la vanidad humana. Los monjes cantarán vísperas,
cuando toque la campana. Que está encima del monástico reloj de sol. Luces y
sombras ¿Somos hijos del azar?… memento
mori: Acuérdate de que morirás. Las horas se nos clavan como espadas "omnes caedunt ultima necat" todas
hieren la última nos asesina. En el campanil está escrito nuestro devenir y
nuestro porvenir. El reloj todo lo sabe y todo lo ignora. Es indiferente a
nuestras alegrías y tristezas, a nuestros estados de ánimo. Europa siempre
admiró y amó a los relojes que delimitan los husos horarios (Clocks. Uhren,
campanarios) llevada del sentido de la trascendencia cristiana y los colocó en
lo alto de las torres espadañas y linternas. La clepsidra del coro y el reloj
fueron instrumentos de santificación de los que aspiraban seguir a Cristo en la
vida perfecta. El reloj compasa la salmodia del facistol coral. Somos un Libro
de horas forrados de piel de becerro con las letras muy gordas para que no nos
perdamos al entonar los nocturnos. La literatura en occidente emprendió vuelo
cuando los frailes pendolistas comenzaron a colocar melismas y neumas al pie de
los cantorales de pergamino, poniendo música a los salmos del Rey David. La música
se aferra al tiempo por eso dicen que es arte divino. Y de ella nacen el compás
y el concento. Tempus fugit sí pero nuestro corazón anida la melodía y esa
melodía es un afán de belleza una añoranza del paraíso perdido. La rueda de
santa Catalina, al hilo de esto, conjuga las variantes del querer, del saber y
del quehacer. El gran cofrade orwelliano desde arriba nos mira con cara de
póquer. En una ficha consiste nuestra vida laboral que se acaba cuando
cumplimos los 65. Cronos significa el puesto de trabajo y el cheque a fin de
mes. Si fichas, estás salvado. Estás en nómina. Es la doxología del tiempo que
es tambien economía: turno, trabajo, dinero y amor. Los cuatro elementos como
el agua el aire la tierra el fuego. Cronos es hijo de Argonio y a Argonio lo
parió Minerva. Esto forma parte de nuestra gran doxología de culto al tiempo.
Únicamente en los cementerios no se ven relojes. Porque medir es vivir,
cronometrar, tasar cubicar evaluar. Morir es todo lo contrario: cesar. San
silvestre me brinda hoy estas reflexiones cuando pasamos las hojas del Libro
Mayor de nuestra existencia. Entonces ¿a qué tanto estrago, tanto afán? Al
reloj no le hagáis demasiadas peguntas, es un buey mudo. “Crassus, mutus,
rufus”, como decía santo Tomás. Corre el camino sin detenerse
Capítulo 9
MEDITACIÓN ANTE EL ENTIERRO DEL CONDE ORGAZ
Marché la otra tarde a Toledo y me planté ante
el insigne lienzo en el cual está encerrada buena parte del genio singular de
lo español y al regreso me senté a escribir con calma, mucha calma. Mi alma,
sedienta de belleza, trata de evitar las contiendas que nos afligen pues ya los
pasos de la aurora andan pisando la incierta luz del día y a batallas de amor
campos de pluma que decía Góngora. El cual equivale en poesía a lo que era el
Greco en la pintura, quiero decir: un genio. El genio de los genios.
No
estaba ante un cuadro sino ante el molde de un enigma. Allí pasé dos horas de
la tarde dándole a la cometa de mis sueños. “Tal galardón recibe quien a Dios y
a sus santos sirve”. Esta frase murmurada entre dientes por los prestes que
ofician las exequias (san Agustín revestido de capa pluvial y mitra de obispo y
san Esteban con la dalmática diaconal) sirve para poner música de fondo a la
escena que da marco al entierro del conde Orgaz. En este lienzo donde se
estampa con auténtica veracidad una de las páginas más realistas de la historia
de España y un cuadro de costumbres. El Greco junto a Velázquez es pintor poco
decorativo. Ambos buscan el alma de las cosas y su arte es el arte de la
síntesis. Con tales mimbres que servirán de materia prima de lo sublime [una
leyenda local consistente en las mandas que dejara a una iglesia de la ciudad,
la de santo Tomé: unas cántaras de vino, unas cargas de leña, unas hogazas de
pan a los pobres, y algunas monedas para misas gregorianas] se enhebra el
milagro. España mágica.
Existe de más de eso una gran familiaridad con
la muerte, de acuerdo con la mentalidad de la propia época, y la necrofilia de
una monarquía como la de Carlos V quien en los últimos años de su vida en Yuste
gustaba de asistir a la celebración de sus propias exequias, sin que el gesto
tuviera nada de macabro. Antes bien, se veía como algo natural. Allí estuvo
Fray Bartolomé Carranza, dominico, que luego sería primado de Toledo durante un
año antes de ser prendido por la
Inquisición bajo la acusación de herejía y por sus conexiones
con Carlos de Seso, el fautor del luteranismo en España, un italiano que se
desempeñaba corregidor en Toro, y estaba en relación los conventículos
reformistas de Sevilla y Valladolid.
Toda esa
reciedumbre, esa tortura de una época dada a la trascendencia y al misticismo
se vislumbra en este mural. Era un tiempo en que preocupaba la teología. Hasta
las verduleras de Zocodover discutían sobre la existencia del purgatorio.
Al
socaire de estas cuestiones sobre la vida futura, el fin del hombre, sus
relaciones con la divinidad, plasmadas en las fimbrias de esas casullas que con
tanto gusto pinta el Greco con su arte minucioso aprendida en el trabajo de los
artistas de iconos orientales, los cuerpos pierden peso en sus magníficas
producciones para dejar que se alcen hacia arriba, la mirada transfigurada, los
espíritus. Los cuerpos pierden peso y ganan alma. Son en él recios los trazos,
espectaculares las caras iluminadas por una luz que emana de adentro.
Parece
extraño que en este tiempo tan iconoclasta como el nuestro pueda ser entendida
y admirada la iconodulía del Cretense, que, a contrapelo de sus delicadezas y
exquisiteces formales del pudibundo recato en que va a caer la sociedad de su
tiempo, sabe interpretar en sus briosos desnudos las donosuras del cuerpo. El chipriota
vive este tiempo 1541- 1614 a
caballo de los reinados de Carlos V y de Felipe II. Es contemporáneo del
concilio de Trento. Ahora se trata de relacionar su pintura con el modernismo.
Incluso, con motivo de su exposición en la National Gallery,
se ha propalado la nueva de que su “Visión del Apocalipsis” inspirara a las
“Señoritas de Aviñón”. Ya es mucho pedir pero todo lo que sube el Greco de
cotización va en desdoro y menoscabo de la de Velázquez. La prelación del
candiota sobre el sevillano quizás tenga que ver con los tiempos que corren,
más relacionados con las angustias y torturas, la luz fantasmal y los desnudos
deformes y hasta homo, que con la placidez de don Diego que no busca
complicaciones en su pintura.
Al fin y
al cabo era pintor de corte, una aspiración que Domenico no alcanzara nunca
porque sus desgarradas visiones no encontraron plácida acogida en la retina del
monarca Felipe II. Quien por cierto era un “connoisseur!, experto en el Arte de
Apeles. El rey no llegó a entender al
griego que se adelantó a su tiempo. El
Greco no es reivindicado hasta los románticos del siglo XIX. Es sólo a
principios de 1900 cuando empieza a ser conocido y hablar los críticos de su
peculiar macropia que le hacen ver caras alargadas y el mundo irreal.
Que dos bienaventurados ausentándose por unos
instantes del paraíso bajasen a Toledo, la capital del imperio, hasta que
Felipe II en 1561 decide trasladar la capitalidad a Madrid, para dar sepultura
al noble y cristiano caballero entra dentro de esa cotidianidad ante la
presencia de la muerte. Y casi se
concibe como un hecho corriente y moliente la intervención del más allá.
En el arte de Greco hay algo de órfico; la
pintura se hace música y es imposible entenderla sin el acompañamiento de esa
gran polifonía, como reverberando en el fondo, que engozna sus composiciones.
No hay que perder de vista este carácter que tienen sus cuadros de “troparios”
o melódicos del repertorio musical de Bizancio. El Greco en
este cuadro que supone el triunfo de la misericordia y del amor, esenciales al
cristianismo, pinta dos cuadros; el superior y el inferior. Los cielos y la
tierra se dan cita en el acontecimiento. Ambos planos son estancos y para bien
o para mal no llegarán nunca a juntarse. Paradójicamente
el plano terrenal gana la batalla al celestial. El Greco pinta las cosas como
son o debían ser según los cánones del ideal platónico pero se cohíbe ante los
tremendismos y las ficciones del más allá. En eso se parece un poco a
Velázquez, quien tampoco supo pintar a los dioses. Y hasta supo reírse dellos,
como demuestran su fragua de Vulcano y el Baco figurativo. Uno y otro, empero,
saben dislocar el dibujo para transmitir el movimiento de las cosas, “dando
espíritu al leño y vida al lino” que diría Góngora.
En el
Entierro lo que está arriba es inferior en calidad a lo que está abajo. Es
mucho más desdibujado e imperfecto. Pues para él lo que acontece de tejas abajo
es mucho más importante que lo que pudiera dilucidar el más allá. Sin embargo, la moderna crítica - me refiero
a un artículo de John Updike- dice que es al revés. Todas una galería de
rostros comparece haciendo corro ante los dos insignes fosores quienes sujetan
por los sobacos y las piernas al difunto amortajado con toda la regalía. ¡Cómo
brillan los aceros de su armadura!
A la vista está que por una vez el espacio
tridimensional gana la batalla al tiempo continuo. Los ojos posan ante todos y
cada uno de los asistentes al duelo. Afloran una serie de personajes que,
tristes y enlutados, hacen rueda de respeto. Muy engolados, pero serenos. El
blanco de sus gorgueras rizadas contrasta con el negro de sus tiesos jubones.
En la capa llevan algunos bordados la cruz colorada de la Orden de Santiago. Admirable
es la técnica de paños mojados, que acentúa la trasparencia, con la que está
bordado la sobrepelliz de uno de los oficiantes, mientras un franciscano y un
dominico rezan los responsos, y un monaguillo, el hijo del propio Domínicos
Theotocopoulos, Jorge Manuel, mira “para la cámara”. Hay un cierto
exacerbamiento de la silueta a lo que se une el proverbial estrabismo estético
de este autor. La vida no es más que un perenne destello. Hace de preste
oficiante don Diego de Covarrubias. En la pechera de la pañosa de los
circunstantes se borda la cruz carmesí de los maestres de Santiago. Ni que
decir tiene que estamos entre caballeros.
¿Podrá
haber en el mundo algo más melancólico que un entierro? Los dos frailes explican a la posterioridad
el augusto suceso sin parar mientes en lo que acontece sobre sus cabezas puesto
que ya va dicho que el Greco, pese a ser un pintor virgíneo, lo es más de la
tierra que de los cielos. Toda su vida fue una ascensión incandescente hacia
ese plano superior, un regusto por la quimera. Plasma el maestro con mayor
acierto el cielo en la tierra que al revés, pues su realismo no le permite
transubstanciar lo que sus ojos, poros del alma, no visualizan. De esta manera
el ángel de la guarda llevando al cielo el alma del conde Orgaz, representada
en la forma de un niño, es mucho menos creíble que las caras de los caballeros
que asisten impertérritos al desarrollo del milagro. No cabe cosa tan
extraordinaria en medio de un hecho paranormal. Tanta familiaridad ante lo no
consuetudinario resulta francamente portentosa como si los circunstantes
estuvieran habituados a vivir con el prodigio. Ninguno de ellos muestra ninguna
sorpresa ante la presencia de los dos santos bajados del cielo para hacer las
veces de enterradores. Estos son dos aparecidos y, sin embargo, su aspecto no
puede ser más real. Acaban de irrumpir en escena un anciano obispo y un joven
misacantano. Sosegaos. Sabe trasladar al lienzo la España de Felipe II en
plena apoteosis de una ciudad: Toledo. El pintor, que borda primorosamente las
fimbrias de sus ornamentos, pues ni la capa pluvial de san Agustín ni la
dalmática del primer diácono dan pasmos. Tampoco se sobresalta al narrar los
acontecimientos. La piedad melancólica es el hilo conductor del suceso narrado
con toda la majestad pero al mismo tiempo con toda la sencillez. El Greco es el
pintor del catolicismo universal al que aspiró España en su siglo de oro, en el
que cupieran bajo la vara de Cristo sin exclusiones nacionalistas o chovinismos
todos los pueblos. No puede haber entonces pintor más insigne de la ortodoxia.
Que dos santos bajen del cielo para dar sepultura a un caballero que era
legatario de esos ideales de universalidad nada tiene de extraño. La sociedad
española a la sazón estaba acostumbrada a vivir con el milagro. El Entierro es
la faz emblemática de todo aquel pensamiento. Ni ante la vida ni ante la muerte
un hidalgo español ha de perder la compostura. Dicen que el enlosado de Santo
Tomé al recibir la visita de los dos santos se llenó de fragancias celestiales,
pese a lo cual todos los que asistían a la ceremonia permanecieron quietos, e
impertérritos.
Entre
los figurantes estaban don Juan de Austria, Góngora, los hermanos Covarruvias,
el hijo del artista y el propio Greco que deja su firma estampada en griego en
los vuelos del pañuelo de uno de los personajes, cabe la hopalanda.
No es un
cuadro lo que pinta, sino una idea, un estado de ánimo. Estos caballeros, que
se apiñan, circunspectos, con sus rostros ligeramente buidos por la tristeza,
colmada de serenidad, ante la paleta del artista asisten ensimismados al
portento. Héticos, silentes, con una punta de desequilibrio en el mirar ▬- ¿para dónde
miran esos ojos que parece que están viendo lo que acontece más allá?-▬ los
personajes que retrata el Greco bien pudieran ser alguno de aquellos hidalgos
que vagaban por la
Imperial Ciudad arriba y abajo de Zocodover y que para
disimular el hambre, publicando que habían comido, salpicaban la barba de unas
migajas de pan. Almas ardientes embutidas en estómagos vacíos, vivían una
segunda vida interior, de absoluta indiferencia frente a las cosas de este
mundo. El autor se desentiende de su obra y el Greco tiene poco que ver con
esta austeridad. Sus biógrafos afirman que gracias a sus cuadros nadó en la
abundancia y se condujo munificente como Creso en una Toledo empobrecida y
demacrada pese a ser entonces la corte. Murió arruinado y en la Ciudad Imperial
las farras que se corrió y la fama de juerguista, cosa que poco tiene que ver
con su arte, hicieron época. Es el pintor de cámara de la
“dives toletana”[i]
llevando una existencia regalada en aquel palacio de alquiler, que contaba con
veinticuatro estancias, propiedad del quiromántico marqués de Villena, del que
decían las crónicas que ni palabra mala ni obra buena. El tren de vida y la
fastuosidad del candiota, que ganó muchos ducados pintando, casan poco con la
frugalidad de los personajes a los que traslada al lienzo. Todo arte emboza ya
de por sí una contradicción. Aunque el Greco se asimiló plenamente a las
costumbres y al espíritu de Toledo, identificándose con él, vivía como un
veneciano. Incluso, contrataba músicos para que le amenizasen las comidas.
Insistimos: la música es muy importante en la pintura solemne y celeste de este
genio del cristianismo. No hay, según eso, una identidad plena entre retratista
y retratados. Su forma de pintar es una manera diferente de entender el mundo,
a través de esos semblantes con traza de llama, dotados de un singular
dramatismo escénico.
El
estrabismo estético del autor les confirma una alargadera que algunos atribuyen
a determinado defecto óptico del propio Theotocopoulos quien, según
referencias, en los últimos años de su vida cayó en la locura. Pero tal extremo
no ha podido ser probado y contiende con la envergadura de este griego
transterrado que pintó Toledo como un verdadero sueño lunar bajo una luz lívida
de ocres. Parece ser que la tesis sobre la enajenación mental del Greco se
sustenta en haber pasado por la casa de locos del hospital del Nuncio de donde
extrae los modelos para perfilar sus doce cuadros sobre el apostolado, cuadros
conservados todos ello en el monasterio de las Pelayas de Oviedo. El Greco es
un pintor de las almas y en toda alma hay un eco del infinito que se plasma en
un cierto grado de enajenación.
Tuvo
infinidad de detractores. El más insigne fue el propio Felipe II, todo un
conocedor y en lides pictóricas meritísimo pero que nunca llegó a entender su
manejo de los colores. Tuvo un pleito con el cabildo de Toledo porque en el Expolio,
inicio de la pintura de la edad moderna, se resiste a pintar a las tres marías
a longe, como nos relata el Evangelio.
De hecho, el propio monarca, que entendía de pintura, pero de gustos
absolutamente convencionales, que no le permitía entender ni su estrabismo ni
su tendencia a descoyuntar las figuras, como tampoco el áspero colorido con que
formula las escenas de sus personajes atormentados ▬ el Greco es una sabia
combinación de lo ponderado y de lo desmedido-▬, mandó que fuese colgado en
la sacristía del Escorial el famoso
martirio de san Mauricio y la Legión Tebana encargando otro lienzo sobre el
mismo tema y del que ahora apenas se habla a un tal Cincinatti. Este fracaso
yuguló las aspiraciones del candiota a convertirse en pintor de cámara.
Pero él,
pintor de eternidades, nunca podría ser un pintor de cámara al uso. No han
comprendido sus detractores que era un pintor de eternidades. Su obra
permaneció minusvalorada sin un reconocimiento categórico hasta bien entrado el
siglo XX.
Domínicos
Theotocopoulos (lit. El muy hijo de la madre de Dios) nacido en Candía en 1541
hace honor al título de su apellido. Rompe con los moldes clásicos y ya en
Castilla abjura de su romanismo y de su helenismo para erguirse en portavoz del
tétrico y a la vez sereno misticismo hispano. En su obra se presenta una
antinomia entre lo real y lo ideal. Y pinta a base de crueles borrones
impresionistas, muy poco convencionales pero que son de un gran efecto sobre
todo en los paisajes de Toledo bajo la luna, cuando la luz circunfleja y
espectral se derrama hasta derrumbarse sobre lo gollizos y cuchillares del
Tajo. El Greco es poesía marial, el triunfo del bien sobre las fuerzas oscuras.
Manuel B. Cossío, su indiscutible biógrafo, señala que en el Expolio nace la
pintura moderna. Hay en él un exacerbamiento de la silueta, por lo que resulta
uno de los tres grandes retratistas de todos los tiempos junto a Leonardo y
Velázquez.
Exégeta de los paraísos perdidos viene de la filocalía de los bizantinos. Es su
obra de un platonismo excéntrico y de un cristianismo melancólico. El Greco en España
se desentiende de sus maestros venecianos y queda transfijo ante los iconos
fanariotas que lo vieron nacer. El resultado de esta mezcla de sangres es algo
profundamente español: sus cuadros se entienden mejor mientras se escucha en
lontananza a los coros del monte Athos. Carece por ejemplo de la desesperación
y pathos del arte protestante. De Rembrandt pongamos por caso. Desconoce,
asimismo, las estridencias de los bufones. Es un arte enteramente aristócrata,
pero de un exotismo criollo, por lo de mezcla de credos, cuasi abrazador. Hasta
en los locos del Apostolado se deja translucir un poso de cordura. Supo pintar
a los locos de Cristo. El Caballero de la Mano en el Pecho y el busto de san Juan de Ávila
refrendan ese supuesto. Arte incorrecto que rezuma corrección. Pinta las
esencias, va al grano. Por eso se denomina pintor de pintores. De la vida del
greco-chipriota poco es lo que se sabe. Que provenía de una familia de recia
estirpe cristiana que huyó de Constantinopla el año de la invasión de los
turcos, 1453. Que antes de afincarse en Toledo, donde se casó y tuvo un hijo,
Jorge Manuel, anduvo por Italia aprendiendo dibujo del Tizziano y de Rafael.
Que supo transmitir al lienzo toda la carga de grandeza del alma de Castilla. Murió
en Toledo en 1616.
Capítulo 10
MURIÓ LA HIJA DE FRANCO.
Ha fallecido hoy en Madrid Carmen Franco
la única hija de nuestro Caudillo. Era todo una señora de Oviedo que aguantó
con dignidad y elegancia (esa elegancia ovetense) los enconos, procacidades,
calumnias y vituperios de la prensa cañonera manejada por aquellos que no
perdonan el que su padre dejase una España en paz, económicamente fuerte,
moderna y en progreso. Hablé con doña Carmen en una cafetería de Reina Victoria
hace quince años para hacerle entrega de mi libro "España y Sefarad un
amor secreto". Me dio las gracias pero me hizo a entender que ella era tan
solo un ama de casa corriente y me citó una frase de su padre "yo no me meto en política". Había
estudiado yo mucho de su vida y le recordé aquel gran reportaje en la revista
"Life" cuando aparecía en el regazo del Caudillo vestida
con un traje blanco de encaje. Era el amor suyo y la llamaba la "Morucha". Hizo la guerra en una
ruló en la cual Franco había establecido su cuartel general poca comodidad pero
mucha dignidad y austeridad que le caracterizó. Le gustó mucho la noticia que
yo había extraído de los periódicos de la época contándole las incidencias del
noviazgo de su papá. Los Polo consideraban a don Francisco "el
comandatín" poco partido y éste para impresionar al personal marchaba por
la calle Uría a lomos de un caballo blanco, luciendo su flamante estrella de
ocho puntas y las espuelas de plata, para impresionar a su prometida. "Yo sólo vivo para mi Paco" declaró
ésta alguna vez en recortes de prensa que acribé en mis tiempos de hemeroteca y
cuando le convocaron al Tercio poco después de su matrimonio en la iglesia de
San Juan: "Otra vez empieza la música". Le aguardaban sus soldaditos
del Rif. "Las balas son como las
cartas llevan tu nombre y dirección cuando llegan abrirlas es tu obligación"
Y le pegaron un tiro los del Abdel Krim
en el vientre. Le daban por muerto pero él tiró de pistola y apuntando al
capitán médico con el arma requirió ser trasladado al botiquín de campaña. Un
tiro en el vientre era muerte segura, pero el comandantín tenía
"baraka" y un valor más allá de lo que se supone a uno de infantería.
Visto lo cual, los moros de su harca le consideraban como un dios. y esa baraka salvó a España. Carmen Franco por
aquello de honra merece el que a los suyos se parece había heredado de su padre
la valentía. "No tengo miedo a la
muerte, la vi el rostro muchas veces", confesó en unas declaraciones
al cabo de ser desahuciada este verano de los médicos por su cáncer terminal.
Se negó a ser intervenida quirúrgicamente. He ahí otro gran detalle de su
arrojo. Ella los tenía bien puestos lo mismo que su progenitor. Y esta es un
detalle que se les pasará a los informadores carroñeros que hozan y meten el
hocico en la cadaverina de la actualidad. Carmen Franco Polo y Bahamonde
descanse en paz.
Capítulo 11
MENÉNDEZ
DE AVILÉS ERA CUDILLERENSE
Una de las mayores sorpresas de mi
estancia en EE.UU fue comprobar la admiración que el pueblo norteamericano
(otra cosa es el gobierno) sentía hacia la gesta de los conquistadores hispanos
desde Oregón hasta la
Patagonia. Tanta fue esa admiración hacia el imperio de
Carlos V que los norteamericanos imitaron el emblema de los Reyes
Católicos como divisa del escudo nacional. Pintaron en vez del águila de San
Juan el águila calva de las Rocosas y el epígrafe de una grande y
libre la transformaron en el lema “ex pluribus unum”─ somos uno de
muchas partes─ Y el yugo de la labor y las flechas del poderío hispánico
lo convirtieron en una aljaba con tres dardos apuntando al vacío. Siempre
agradeceré al pueblo norteamericano las atenciones y cuidados que tuvieron para
conmigo y mi familia. Soy admirador de su gran idioma, como Licenciado en
Filología Inglesa, de su literatura, del pragmatismo de sus costumbres, del
amor a su bandera que cuelga a la puerta de todas las casas y sobre todo
de su gran periodismo y, aunque algunos me hayan tachado de anti-yanqui, ellos
saben muy bien que eso no es cierto, porque mi lema el que se ha apropiado Trump:
American first, que yo digo Spain first, radica en la libertad de
opinión, regla sagrada del First Amendement de la American Constitution. Allí la mente es libre, y diferentes los pareceres, pero si violas la
ley vas para chirona.
Y digo esto sin perjuicio de parte, a rebufo de la llegada de los nuevos
hispanicidas de dentro y de fuera, que los servicios secretos de la CIA describen despectivamente
como “adoquines” y “bricklayer”.
Algunos de esos gastan coleta y van de rufianes por la vida, ignominioso
apellido y denigrante profesión. Pero los consideran los tontos útiles de
cualquier movida y acción exterior. Un americano de buena ley siempre se
cuadrará ante un patriota español que defiende a su país con razón y sin ella
tratando de desenmascarar las perversidades de la Leyenda Negra. Eso
lo entienden muy bien los norteamericanos. La proeza de Menéndez de
Avilés que a mí me parece que era pixueto porque su casa solariega todavía
guarda el escudo de los Menéndez Merás─ Palacio Valdés tiene un cuento precioso
sobre la acción del último heredero de la dinastía que un día sube a una barca
con la piedra esculpida de su blasón familiar y lo tira a la mar─ justo en la
misma ribera y el embarcadero, en la ensenada del puerto queda ahí para los
siglos futuros aunque, por desgracia, se haya negado a las nuevas generaciones
el conocimiento de aquella aventura que llevó nuestra cultura española al nuevo
mundo bajo el pendón de Castilla con soldados y marinos vascos, leoneses
y andaluces, murcianos y catalanes.
Ellos, los gringos, tuvieron otra
conquista la del Oeste pero fue de otra manera y con más medios técnicos, una
vez inventado el revólver y los cañones del quince y medio. Y su expansión
hacia el Oeste se llevó a efecto sin mistificaciones de raza o religión. Desconocían
las leyes de indias. El mejor indio es el indio muerto, a decir de las huestes
Colt en ristre de Búfalo Bill.
El temperamento inglés o francés es muy diferente al español. Claro que los
Sioux eran tribus dispersas y no representaban imperios como el de los incas,
aztecas y araucanos.
Fueron miles de kilómetros
recorridos en climas muy extremos y la hazaña sólo se explica mediante dos
conjeturas: la aparición del caballo y la artillería ligera (arcabuz,
culebrina, lombarda frente a los arqueros indios.) Así como un milagro del
Altísimo porque a aquellos aventureros les movía la fe en el Salvador.
Pero hubo otra razón la más
poderosa: el mestizaje y la buena disposición para confraternizar con aquellos
hombres y mujeres que andaban desnudos por el bosque los cuerpos y las caras
pintadas, practicaban a la antropofagia, el sacrificio de seres humanos, no
trabajaban y se exterminaban unos a otros en contiendas tribales pero eran hijos de Dios y redimidos por la sangre de
Cristo para los españoles.
Don Pedro fundó en la Florida dos ciudades San
Agustín y San Mateo en honor del patrón ovetense y, según cuenta Gonzalo de
Solís, esta plaza se rindió a los ataques de los apaches. Los hombres fueron
degollados pero se respetó la vida de las mujeres y de los niños.
Transcurrido más de un lustro, regresaron los españoles al lugar y el
cacique les recibió de manera amistosa. Los convidó a cenar y danzar en torno
al fuego después de fumar la pipa de la paz.
Acto seguido, ofreció al recio soldado praviano
una de las esposas de su harén para holgar con ella en virtud del privilegio salvaje
que aun mantienen algunos pueblos esquimales del “jus primae noctis”, el
mayor cumplido que se podía realizar en obsequio de un huésped recién
llegado. La respuesta del conquistador fue tajante y casi admirable por lo
insólita:
─ Soy un hombre casado y nosotros los
cristianos usamos de ese privilegio sólo la noche de bodas después de haber
sido nuestro matrimonio bendecido por Dios.
Cuesta un poco creer tal respuesta
en boca de un capitán de los Tercios del rey de España, pero conviene recordar
que el invitado era un caballero adherido a las reglas del honor y del respeto
a la mujer y que había velado las armas y recibido el toque de varas de la
caballería andante. Casualmente los cronistas de Indias destacan con respecto a
tal punto las siguientes consideraciones: otra actitud menos trágica y más
casual en relación con el sexo; la belleza y la alegría de aquellas vírgenes no
sé si necias o prudentes pero tan “hospitalarias” y dispuestas a hacer un favor
a aquellos hombres de a caballo que venían buscando las fuentes de la eterna
juventud en el siglo del amor que fue el del XVI que decían si Manitú nos lo
dio es para que lo utilicemos. Aquellas tribus a la cópula conyugal la
desligaban de cualquier aspecto morboso y lo consideraba un hecho fisiológico
sin connotaciones peyorativas y bien se conoce que no tenían miedo al infierno
del que tampoco habían oído hablar. Algo de poca importancia. Los encantos de
la india Malinche a los que sucumbe el bellotero Hernán Cortés
determinaron el éxito de la conquista azteca. Ahí estuvo la clave del
criollismo, de la mezcla de razas, llevada a cabo por aquellos esforzados
caballeros andantes de Carlos V que saltaron hasta la otra orilla del charco
desde las páginas del Amadís de Gaula. Muchos historiadores negacionistas o de
aluvión quisieran ningunearles tal éxito, en el deseo de que su hazaña no se
hubiese producido, pero el gesto quedó ahí para gloria de un rey y una fe que
defendieron con su sangre. Pedro Menéndez de Avilés cudillerense de pro pertenece
al cupo de los aguerridos hidalgos.
Cañaveral
donde siglos adelante habría de dar comienzo la carrera del espacio fue la
primera tierra enjuta que toparon los galeones del Descubridor de la Florida. El problema
era la carestía porque pronto se acababan los bastimentos que traían de la Península. Los
indios navajos les enseñaron a cazar puercos con flechas enherboladas. Cuando
no había carne la dieta consistía en palmitos e hicacos (cocos) pero siempre la
amenaza era el hambre, el paludismo aparte de los franceses de Juan Girao que
les atacaron en su fuerte de San Agustín.
Otro
renglón nada desdeñable con que hubieron de enfrentarse eran los elementos del
nuevo mundo: los ciclones y temporales de esta zona de la Bermuda donde
misteriosamente desparecían los barcos y siguen perdiéndose los aviones. Sin
embargo, era gente de una profunda fe religiosa aunque en lo moral su conducta
no fuese del todo cabal. Se hacían la guerra mutuamente (el morbo visigótico o
mal de los godos la envidia lo exportamos al nuevo mundo) sin embargo, lograron
entablar buenas relaciones con los indígenas. A don Pedro los caciques lo
veneraban como a un Dios cuando lo veían montar a caballo. Al cabo de una
navegación en zozobra, si desembarcaban por fin en la playa, allí mismo
mandaban los conquistadores españoles decir misa a los frailes y cantaban el
Tedeum. Los
cronistas de indias hacen gala en sus libros de una prosa concisa y
circunspecta donde se narra de forma impávida los feroces acontecimientos y
penalidades que hubieron de atravesar los quinientos soldados y naos que
siguieron al Adelantado para colonizar la región. Su enfrentamiento con los
soldados del rey de Francia Francisco I fue a muerte. El desalojo de los
luteranos estuvo impregnado del espiritu sangriento de la Noche de San Bartolomé pero
el drama terrible de las guerras religiosas que habían incendiado el Viejo
Continente y que los españoles pretendían evitar en el Nuevo, amenazaba con
reproducirse.
La mayor
parte de la guarnición ▬ unos 550 asturianos y vizcaínos con unos cuantos castellanos de
Tordesillas componían su alarde ▬ que acompañaba al prócer
asturiano eran veteranos de los tercios de Flandes. Tenían que vérselas con los
corsarios ingleses y franceses navegando el mar de las Antillas la costa de
Sto. Domingo Cuba y el canal de la Bahama. Tuvo que atender a un motín a bordo y
sofocarlo en su capacidad almirante de la armada. El sedicioso se llamaba Juan
de la Parra,
segoviano, al que un sobrino del Adelantado, Pero Menéndez Marqués, mandó
colgar de una gavia del palo mayor. Entretanto, dejándolo de lugarteniente
embarcó en una carabela rumbo a Puerto Rico para hacer la aguada y cargar cazabe galleta y carne.
Esto
acabado, despachó a su sobrino Pedro Menéndez Marques a España para que
informase al rey Felipe II de los acontecimientos. En marzo de 1566 por unos
exploradores llega a sus oídos la noticia de que en una reserva había un grupo
de cristianos como un centenar de hombres y mujeres a los que los indios habían
esclavizado y vivían como animales salvajes. Eran españoles y su capitán Diego
Maza acercó hasta el sitio al bergantín del Adelantado. El cronista Solis de
Meras describe así el encuentro:
▬ Españoles
hermanos nuestros sean bien venidos en nombre de Dios y de Santa María y me
mandó mi capitán esta carta que os traigo… “Y el mensajero que venia agrega el relator de
estos hechos ▬ estaba desnudo el cuerpo pintado hecho indio
y con sus vergüenzas cubiertas”
Se alimentaban de tasajo, gallinas y curadillo pues
enseñaron a los indios a adobar el pescado. Los indios Saturiwa que
andaban en pelotas por el berral las caras y los culos pintados las mujeres se
escondían cuando llegaban los misioneros al poblado les enseñaron el arte de
navegar en canoa y fue así como comenzó el piragüismo, ese deporte tan
asturiano, aunque ya los ingleses lo practicaban cruzando el Támesis en
traineras. La vida del Adelantado de la Florida don Pedro Menéndez de Avilés es una
crónica maravillosa de viajes, caminatas, hambres desolaciones, traiciones y
concordias. Entre los aborígenes había etnias como los Saturiwa que se
declaraban amigos pero otras ▬ los Timicua ▬ les acogían
disparando flechas envenenadas incendiando fuertes y recintos. Fue una larga y
cruel aventura pero siempre maravillosa. El adelantado de la Florida todo un lobo de
mar y uno de los marinos más prestigiosa de aquella edad cuando España era la
primera potencia marítima del mundo gozaba del mayor prestigio en la corte de
Felipe II. Lo certifica el hecho de que empuñó el timón de la nave capitana de
la escuadra que condujo al rey en su viaje nupcial a Inglaterra a casarse con
la hija de Enrique VIII en Westminster.
En 1574 es nombrado por el monarca
capitán general de la
Escuadra, cargo que no pudo ejercer pues al poco muere de
tabardillo en Santander. Felipe II traslada el mando de la fuerza naval a don
Álvaro de Bazán. Este se encarga de prevenir la flota para ir contra los
ingleses. No se logró porque también fallece don Álvaro de Bazán y ha de
ser sustituido a toda prisa en el mando por su maestre de campo el duque de Medina
Sidonia. La conquista de la
Florida y la expulsión de los hugonotes del territorio fueron
realizadas a partir de Cabo Cañaveral y de Miami entre los años 65 y 67.
Los españoles tenían por base de avituallamiento el morro de la Habana, Puerto Rico y la
isla de Santa Elena así como Santo Domingo. Hubo muchas fatigas y no pocos
sobresaltos. Algunas naos se perdieron al surcar las aguas malditas del
triangulo de la Bermuda.
El adelantado tuvo que sofocar a sangre y fuego la rebelión
de algunos de sus capitanes como Martín de Rescalde o la incursión de hordas de
indios enemigos que asolaban las pallozas
cubiertas de palmitos y raptaban a las mujeres cristianas. Esto permitió el
mestizaje. De esta manera nació el criollismo al que hoy recuerdan y agradecen
los pueblos de las Antillas.
En 1574 zarpa de la Habana “y con prospero
viento navegó 72 leguas y en el Cabo San Vicente topó con fustas de moros pero
pudo llegar sin contratiempo a la
Coruña el día de san Pedro. Dos naves de pabellón francés y
una fragata inglesa le daban caza pero trató de burlarlas y tuvo el viento tan
próspero que en aquel mesmo día entró en la bahía que llaman de Artedo donde
estaban surtos diez navíos los cuales cuando vieron aquella fragata
de nueva invención que parecía de turcos desampararon sus navíos y huyeron al
monte… a las diez de la noche, al acercase un batel de reconocimiento, los hombres de mar y la gente de guerra les
grita que allí venía el Adelantado de la Florida don Pedro Menéndez de Avilés. El capitán
mandó izar el guión de Castilla de damasco carmesí y una bandera de campo y
tocar clarines. Los de los bateles temiendo fuesen corsarios no se
cercaron. Eran marineros portugueses y una nave oneraria cargada de hierro y
madera. En esto, el Adelantado y los suyos se hicieron a la vela desde Artedo,
entrando en el puerto de Avilés al cabo de dos horas donde fueron recibidos por
el alcaide de Sabugo con gran regocijo, se tocaron las campanas y la población
acudió a un solemne Tedeum en la iglesia de San Francisco. Hacía 18 años que no
veía a su mujer doña Ana María de Solís”.
De esta forma circunspecta y con prosa
notarial levanta acta del regreso del navegante a su tierra. La familia, como
arriba se dijo, proveería del solar de Santa Paya al lado de Pravia pero tenía
abiertas otras casas en Grado, Oviedo y Avilés concretamente en el barrio de
Sabugo. Todas ellas han desaparecido. No así la de Cudillero, que permanece,
ubicada mismamente donde hoy se expende el pescado más fresco del concejo.
Cabe destacar las relaciones del
Adelantado con la Concha
de Artedo, un excelente puerto natural de mucho abrigo y buen calado de donde
zarpó el año 64 y donde quiso, de regreso, ponerse al pairo para despistar a
los piratas ingleses que iban tras de sus pasos. El
cariño hacia este lugar donde aprendió a navegar en su niñez don Pedro lo
destacan sus biógrafos don Gonzalo Solís y Merás y el historiador y catedrático
Gómez-Tabanera en su obra Pedro Menéndez de Avilés y la conquista de la Florida en 1565 de
cuyo memorial extraemos algunos de los datos al respecto; con aportaciones de
nuestra cosecha que hemos puesto negro sobre blanco en este articulito para que
sirva de testimonio a las próximas generaciones. Los restos mortales del
Adelantado se veneran en una lauda mortuoria sita al lado del Evangelio en la
iglesia avilesina de San Nicolás
Capítulo 12
PERIODISTAS DEL ARRIBA
Soy periodista me rindo. Como tal me
hice en Londres y en Nueva York leyendo el Times el Daily News y el Mail pero
mis grandes maestros a los que debo mi ser y mi forma de ver la vida fueron
falangistas gente muy patriótica y más de izquierdas que muchos que se decían
defensores de la clase trabajadoras: Agustín de Foxá, Eugenio García Serrano,
Donato León Tierno, Antonio Gibello, Ismael Medina. Rodrigo Royo, Emilio Romero
(Capmany; Capmany era un murciano de mal vivir algo fulero) Cristóbal Páez
Julio Merino el gran cordobés, Eugenio D´ Ors, Eugenio Montes, Pérez Embid pero
sobre todo García Serrano la mejor pluma y uno de los periodistas mas
bondadosos que he conocido.
Dios los tenga a todos en el cielo y
espero que allá exista un redacción como aquella de Castellana 142 con el
chocolate del loro...
Aquella representación de la calle Larra
no la conocí pero todos hablaban del loro que vigilaba los pasos de aquellos
"plumillas" y ya aleteaba entre las mecanográficas sonoridades de las
maquinas de escribir echando humo y los teletipos bufando era el chocolate del
loro. Café para todos que dijo Adolfo Suárez.
Grandes corresponsales como Tomas
Salvador o Pombo Angulo que narró la caída de Berlín e Ismael Herraiz testigo
de cargo del magnicidio del Duce y la entrada de los americanos en Roma dejando
una estela de corrupción violaciones muerte y hambre que dominaron la
novelística de Curzio Malaparte.
Víctor de la Serna el hijo de Concha
Espina un santanderino de rostro agradable lo conocí en Nueva York. Fue uno de
los mejores editorialistas de este país. Ellos eran periodistas y escritores de
primera línea que venían a rescatar la gran literatura de la España Imperial
aunque honrasen a Larra profeta de nuestros males y al que glosaba José Antonio
"Amo a España porque no me gusta".
Mis profesores, sin embargo, de la Facultad de Periodismo
eran todos de la Santa Casa
la primera antes de Mateo Inurria estaba situada en Alfonso XI. Tenían capilla
particular y de ahí su nombre de Santa Casa. Todos los redactores, algunos de
comunión diaria, estaban obligados a asistir a la misa dominical a las 12 de la
mañana.
ABC por su parte era comida aparte.
Logré colocar allí un artículo sobre Arturo Koestler. Era el periódico más
antiperiodístico del mundo y el mas periodístico de España. Famoso por haber
traído a Europa el huecograbado tipo revista en cuadernillos. Me he cuadrado en
el gran reportaje y en la crónica del extranjero a lo Julio Camba. Ahora,
pasados los años releyéndome, mis crónicas veo que eran glosas o croniquillas
de aquella Inglaterra y de aquellos EEUU que me tocaron en suerte. Hoy ya no
existe ninguno de aquellos países. Es el todo o nada de la filosofía de la
globalidad. Entonces había líneas intermedias de matices grises. El mundo era
un poco menos contundente y más reflexivo menos violento quizás y menos
revanchista. A los periodistas falangistas se nos permitía la ironía, el
anticlericalismo y el lirismo. Los de la Santa Casa eran más sesudos. Les faltaba sentido
del humor. Actualmente eso es poco menos que imposible, las libertades
democráticas son a cara de perro y no saben reírse de sí mismos. De ahí que no
haya cosa más aburrida que un editorial del Daily Telegraph o del País o del
Mundo Mundial. Tales considerándos aparte, el cardenal Herrera Oria fue un gran
hombre y un breakthrough. Un hombre
de iglesia que hoy estaría desaparecido pero que honró a toda una época de
magistratura eclesial. Fue el gran creador de la Biblioteca de Autores
Cristianos. Fue una vocación tardía que se ordenó de cura en Friburgo a los 54
años. Quiso adaptar el catolicismo al mundo moderno con una nueva mística
social. Creo que fracasó. El buen cardenal Herrera con toda su buena voluntad
no hizo caso de la advertencia de Jesús: "mi reino no es de este
mundo" y es el lado poco firme que descubre el talón de Aquiles de los
curas modernos. Creo que hay dos clases de periodismo el polémico y el
apologético. Yo no explico nada y siempre suelo ceñirme a la imagen y a los
hechos. La realidad se explica por sí misma si la enfoca con la lente idónea y
no se deforma el campo de visión Uno en su modestia comulga de ambas vertientes
y mi lema fue un proloquio latino "suaviter
in modo fortiter in re" he podido naufragar entre el tropel de
alárabes incultos, la tropa y la tribu y el periodismo navajero de la Cuatro o Telecinco lleno de
estraperlistas de la información convertida en una crónica negra y una eterna
pagina de sucesos y de saltos de cama. La cretinización y la barbarie jugando a
la taba por las ondas y por la red. Pese a ello no reniego de mi profesión. Internet
me ha convertido en un verdadero maestro en el oficio. Hay que tirar para
adelante y no rendirse jamás. Moriré con mis dedos entre las teclas de mi
ordenador y a los borregos y borregueros que les den...
Capítulo 13
150 ANIVERSARIO DE CHEJOV. RUSIA ES EUROPA.
TURQUÍA NO LO ES
Debe de haber una consigna o plancha de las logias
masónicas en el más puro estilo del secretismo de las sectas para que toda
información que parta de Rusia o a ella se refiera haya de ser tratada
negativamente (catástrofes, mafias del Este, derechos humanos, gulags, Stalin,
etc).
Es el
agitprop que no cesa en el cual son adalides y muy expertos los enemigos de
aquel gran pueblo. En esta hora de tinieblas empollan sus huevos en el nido
oscuro de los fondos de reptiles los hijos de la serpiente. Con arreglo a esa
pauta se ha silenciado por todo alto el 150 aniversario del nacimiento en enero
de de 1860 de Antón Pavlovich Chejov, uno de los escritores rusos que más
influyó en el pensamiento europeo fin de siècle. Le llaman el Shakespeare de
nuestros días. En sus dramas, en sus novelas, en sus cuentos magistrales
(porque a mi juicio hay sólo otro escritor europeo que pueda rivalizar con
Antón Pavlovich en la novela corta y es el asturiano Leopoldo Alas Clarín)
ofrece una misión esperanzada, satírica y bondadosa de los rusos poco antes que
sonaran los golpes lúgubres de los leñadores del jardín de los cerezos a punto
de ser vendido- predice la especulación inmobiliaria y la conversión de los
huertos amenos en solares para edificar viviendas o suburbios- y de que
estallara la revolución que sumiría a su patria en mares de sangre. Rusia entre
sonrisas, buenos modales, pamelas con gasas de organdí y eufónicos coloquios
entre bellas actrices y sus amantes o sus acreedores se preparaba para el martirio.
Aguardaban los días lúgubres de Tsarkoe Sélo y la horrible matanza en los
sótanos de la tahona de Ipatiev de Nicolas II, La zarina Alexandra, el
zarevitch y las princesas a manos de un comisario judío Sverdlok de origen
lituano junto con el húngaro, Imre Nagi. Cuando suenan los hachazos del leñador
en el jardín de los cerezos es como si intuyésemos las detonaciones de los
disparos de aquel magnicidio.
Sin
embargo, Chejov avistaba un hombre nuevo, más comprensivo, menos fanático,
pudoroso, amante del progreso que saliera de las fauces del oscurantismo y del
misoneísmo. A diferencia, por ejemplo de Kafka, de Ibsen y de los pesimistas
alemanes basados en Hegel o en Nietzsche, Chejov cree en el amor. He aquí a un
europeo, un ruso cosmopolita, vestido elegantemente, que veraneaba en Yalta y
ejercía la medicina en Moscú trabajando a destajo tratando de compaginar los
deberes para con su esposa legal, la medicina, con sus devaneos con la
literatura a la cual reputaba como su amante. Se pasó la vida escribiendo para sacar adelante a su familia cuando la
literatura aun daba para vivir. En esto coincide con Clarín que fue su
contemporáneo “la escritura no da para comer pero a veces sirve para merendar”.
Ambos, el español y el ruso, escribieron hasta la extenuación. El primero para
comprar caprichos a su mujer, Onofre, y el segundo para mantener a una extensa
familia de primos, tíos, parientes que haraganeaban por su domicilio, huéspedes
sempiternos. Uno y otro perecieron de consunción y en su estilo de garbo elegante
y musical se parecen. ¡Ah esa musicalidad del asturiano que se encuentra
también en la prosa del ruso! Muchas de sus novelas como “Historia de una
anguila”, el impresionante “Monje Negro” o los dramas La Gaviota, Las Tres
Hermanas, o Tío Vania fluyen con la sonoridad y el concento con que cualquier
diacono en una aldea perdida entona los troparios a Jesús o las Letanías de las
vísperas del rito ortodoxo. El padre de Antón Pavlovich, un hombre religioso,
fungía como sacristán en el templo de su parroquia moscovita y el futuro
escritor debió de quedar impresionado por la riqueza de aquella liturgia
cuajada de simbolismo, de casullas y dalmáticas recamadas de oro, el ojo
luminar de los iconos, pero también por el hastío del largo ceremonial de misas
que duraban dos horas. Más tarde perdería la fe o al menos ésta se enfría sin
llegar al extremo de Tolstoi que quiso fundar de nuevo el cristianismo. En
conjunto puede decirse que la ortodoxia le marca al autor del “Jardín de los
Cerezos” y la libertad, la esperanza y el perdón de Cristo conforman su
pensamiento que no cae nunca en las extravagancias y el fanatismo. Pocos
escritores modernos frisaron tan alto ni han sido tan preponderantes e
influyentes en el pensamiento occidental, al igual que Gogol, Dostoievski,
Bulgakov o Krassnof, el Homero de la revolución rusa. Ahora los nuevos europeos
les niegan el pan y la sal.
¿De donde ha manado tanto odio? ¿Quién es el
artífice de semejantes campañas rusófobas que huelen a puchero enfermo? Pues
han salido de donde siempre, de la aljama y el ghetto. Don Pedro Jota aljamiado
de Logroño lo alienta en las inmundas páginas de su periódico El Mundo y otros
órganos de la cuerda. El judío sabido es que profesa un odio africano contra
Rusia a la que “casi” ha llegado a dominar a lo largo de diferentes vicisitudes
históricas pero falta ese “casi” y la patria de la resurrección al fin sale
triunfante como ocurrió en la guerra patria una guerra que no ganaron los
comisarios políticos sino los rusos cristianos que expulsaron de su territorio
al usurpador nazi. Sepan cuantos y oído al parche. España tierra de conversos y
donde el marranismo ahora está tan de moda, mucha gente tiene a gala decir
pestes mimetizando simiescamente a los ingleses y a los norteamericanos que
tienen a Rusia un odio a muerte, precisamente por eso porque es fuerte, porque
no se ha sometido al diktat del Oeste.
Admirador del arte de Chejov y lector de sus obras
desde mi adolescencia –con la huelga de los domingos que me daban en casa fui
adquiriendo textos de los autores rusos en la Austral y en la colección
Prometeo- se echa en él de ver una cosa: que el contenido no pierde al verterlo
a otros idiomas. En inglés, en español, en francés, en alemán y en ruso
conserva todo el acervo de melancólica ternura, de humorística resignación.
Este moscovita tiene duende y un extraño estro profético; recuerdo que una vez
iba leyendo en el metro Historia de Mi Vida y se me caían las lagrimas y una
piadosa mujer sentada en el banco frontero me dijo por qué lloras joven si la vida
es tan bonita y estuve por decirle “por nada, señora, es que en este libro veo
lo que va a ser mi porvenir, fracaso total, pero tanto el éxito o el fracaso
son varemos relativos, todo depende del prisma que se mire”. Sin embargo, callé
y cerré el tomo. Antón Chejov no ha sido
solamente para mí un escritor cuya lectura me anima a ser mejor sino que
también auguró cual sería la senda de mi destino. La profecía se adhibe al arte
como la uña a la carne. Este libro lo perdí la noche más trágica de mi vida y
las obras completas en piel traducidas por Cansinos las leía yo en el banco del
paritorio londinense donde vino al mundo mi primera hija. Chejov siempre estuvo
conmigo en los momentos alegres y en los más difíciles. Cuando me bloqueo en
alguna novela, o mi estilo presiento que descarrila o se va a la empinada, como
un caballo desbocado, abro al azar cualquiera de mis textos, desaparece el
tarazón creativo, y se disuelve mi furia en el vaso como un azucarcillo. Él es
como un talismán. Habita en mi alma y yo moro en su obra. En el Aldwich
londinense años 70 y en otros teatros del West End se reponían sus obras
continuamente sobre todo la
Gaviota (Ptitsa) y Uncle Vania. Sir Alec Guinness en una
entrevista me confesaría a bocajarro:
—
Los
ingleses tenemos a Shakespeare pero carecemos de un Chejov y esa maravillosa
lengua rusa tan eufónica y tan plena de recursos teatrales.
El inglés, según el celebérrimo actor, no llega a
los límites de naturalidad y capacidad de improvisación que es una de las armas
secretas de la lengua de Pushkin. Dicho esto, y con todos mis respetos para con
los turcos, el imperio otomano ha sido el antagonista de estos valores que
preconizaban Dostoyevsky, Leibniz, Cervantes, Quevedo, Dumas, Swift, Chaucer,
etc. No conozco más que algún tratado de navegación y de astronomía. Quizás
tengan matemáticos y científicos, muy ardidos porque descienden de fenicios
para el comercio, pero como artistas son poco reconocidos Los turcos han tenido
buenos geómetras, algún poeta, pero en literatura qué quieren que les diga;
constituye un pueblo practico y guerrero. ¿Son europeos? Que se lo digan a los
búlgaros, a los rumanos, a los servios, a los croatas, a los vieneses, a los
alemanes hostigados por sus mamelucos y jenízaros a lo largo de su historia, o
al poeta zamorano que perdió la vida en el cerco de Viena o al propio
Cervantes. Estas son lentejas. La historia no la inventado una cucaracha
alemana con frenillo ni se la puede sacar ZP de los bolsillos, por muy
voluntarioso que sea y aplicado, cada loco con su chifla, en lo de la alianza
de las civilizaciones, ni tampoco el cristianismo puede ser una renegada eneje
ni una casa de acogida como pretenden los curas vaticanistas sino que es algo
que está ahí y que lleva funcionando muchos años. Hechos inamovibles a los que
muchos quieren dar la vuelta o miran para otro lado. El judaísmo es una cosa,
el Islam, otra y el cristianismo, otra, ¿pero esto cómo se lo explico yo al
cura de mi barrio que el hombre es muy corto de luces? Anda el hombre
azacaneado con los cepillos de Haití que quisió si llegaran a los pobres
damnificados del terremoto y no se los guarda antes algún desaprensivo, pues
las catástrofes son una excusa para hacer negocio, o enseñar garra como está
haciendo Obama que ha enviado a la sexta flota pretextando ayuda a los negritos
haitianos los pobres tan lejos de dios y tan debajo de la bota del Tío Sam.
Capítulo 14
Nostradamus predice cosas
terribles para el 2020
Están en
Roma y dicen que el anticristito vive en Madrid, en un palacio y que ciñe
corona en la frente, se sienta en un trono sobre el cual pronto caerá la
guillotina de la muerte y el papa habrá de buir del Vaticano. Nostradamus,
hecha la oportuna reserva de que los quiromantes se equivoquen, es bastante
fuerte con respecto a este año del 2020.
Pronostica la expulsión o la muerte de Benito XVI
(se ha cumplido au muerte civil con la abdicación de la tiara) y que van a
cortarle la cabeza al usurpador que viste la púrpura de la realeza. Pues si el
usurpador es el que yo pienso el anticristo es la vera efigie de un rey bobo.
También dicen que malo y muy malo es. Por ese cabo no marra Nostradamus. Obras
de autores de aquel país que me hayan impresionado no conozco ninguna si no es
por la celebérrima “Pasión Turca”, falsa moneda del turismo licencioso de
ciertas españolas que se dicen liberadas pero que son algo paletas y un poco
putas, y se largan a Constantinopla a echar una canita al aire. Está escrita
por el ex falangista, y aljamiado tornadizo cordobés Antonio Gala. Como abogado
de la inclusión de Estambul en la
CE, dejando fuera a Rusia, Moratinos vuelve a cometer otro
desatino. Pero ese hombre al que sólo le
falta la tralla y el blusón para ser alguno de aquellos trilleros cantalejanos
con visera negra y por rostro una hogaza de pan, que recorrían mi provincia y
de los que no había que fiarse un pelo porque si no andabas listo te engañaban
en los tratos, no ha hecho otra cosa que meter la gamba y destruir. Le han
dicho los judíos que se admita al turco en Europa y Moratinos que parece más
bien un monosabio de la
Trilateral que un ministro de España le ha abierto el
portillo al sucesor de Alí Pachá. Rusia la Rusia cristiana, la fuente espiritual y material
del Oeste, donde están todas las materias primas como el gas, las reservas de
trigo, los bosques siberianos, los minerales, los saltos de agua, que
transformarían a la
Comunidad Europea en una fuerza política y económica y no una
cuadrilla de mercachifles a merced de lo que diga EE.UU, según las trazas, no
tiene derecho a entrar en el club. Algo huele a podrido en Dinamarca.
Capítulo 15
LA LAURA DE KIEV
Kiev es ciudad santa, uno de los santos
lugares de cristianismo junto a Jerusalén, Compostela, el Monte Athos,
Capadocia. Me acuerdo de la visita que giramos un grupo de turistas ingleses en
el año 73. En Pecherskoi está la montaña mágica donde pueden contemplarse
momias algunas incorruptas de antiguos monjes, los encuevados. Los cuerpos
aparecen acurrucados en vanos de la roca. Algunos pasaron la vida de rodillas y
no podían erguirse a causa de la estrechez de la cueva. Otros no se sentaban,
pasaron la vida de pie. Oración de quietud y de silencio como Simón Estilita,
san Antón, san Sabas, Andrés el Cretense, Juan damasceno, Hilarión. Por eso el
conflicto ruso ucraniano que subvenciona Soros en la laura de Kiev a mi modo de
ver es una visión de Apocalipsis.
Pecherskoi forma parte de las tebaidas
sagradas que se irradiaron desde Siria y Asia Menor hasta Grecia y los Balcanes.
La idea cenobita es la búsqueda de la perfección siguiendo la máxima de la
cristología de ser perfectos como perfecto es el Padre que está en los cielos y
se encuentra en la soledad y el silencio de las montañas como el monte Sinaí y
el monte Cedrón, en Salónica o Capadocia. Orate
et vigilate. Oración constante. Día y noche. Hesicasmo. El nombre de Dios
siempre en los labios. No nos dejes caer en tentación Repetición continuada de
una jaculatoria: el kirieleison, señor ten piedad. Kiev la santa en el corazón
mismo de la santa Rusia me impresionó. El accésit o ascensión de la cumbre de
los perfectos requiere el asesoramiento de un guía o monitor en oración. Un staretz: el monje que nos enseñó las
cuevas de Pecherskoi.
Era un hombre alto con unas barbas
patriarcales nieladas de plata, relativamente joven y con esa voz melodiosa que
sólo se encuentra en Rusia, hablas que parecen flautas, el pelo largo y
recogido en un moñote y un icono de la Virgen María colgándole del pecho: panagia. Maestro de novicios. Le
llamaban sus educandos staretz y batiosca:
padrecito. El coro ¡cómo cantaba himnos apasionados mientras los ángeles
parecían pasearse por la bóveda, madre mía! Aquellas voces parecían lenguas de
fuego que fueran a incendiar el mundo. El staretz nos contó la parábola de
mostaza e hizo una profecía. La gran catedral de Santa Sofía de Kiev aparecía
casi vacía pero el padre Zosimo dijo que algún día se volverá a llenar
—Nuestra fe es indestructible.
Quedé pasmado ante la seguridad de aquellas
palabras y la profundidad de la mirada del staretz. Eran ojos humanos los del
padre Zosimo pero había en ellos un halo divino, algo que no pertenecía a la
tierra
Capítulo 16
BULGAKOV: GUARDIA BLANCA.
Por las páginas de la "Belaia Kvard" galopan los caballos
del Apocalipsis abierto el séptimo sello confluyendo dos planos el ideal y el
real el pretérito y lo porvenir en una gavilla de grandes frases fulminantes
palabras. He aquí otro ucranio profético. 1918 año terrible grandes hambres en
Ucrania guerra civil el fantasma de la hambruna en lagunas aldeas los mujiks se comían las cortezas de sus
abarcas de abedul y de antropofagia se dieron casos. Miguel Bulgakov era un
ruso blanco hijo de un pope. Su escritura fue admirada por Stalin. Los judíos
conspiradores querían mandarle a Siberia y había muchos de ellos en el
politburó. Fue un meteco un exilado interior en el país de los soviets, habida
cuenta de sus orígenes cristianos determinaron acaso la persecución de que fue
objeto después de haber escrito "el maestro y margarita" y después de
ser el autor que más obras tenía en cartel en Petersburgo años 30. Botas altas
a la moda gorros aplastados pasan los cadetes de ingenieros... las sandias no
pueden asarse con jabón ▬ el absurdo forma parte de nuestra realidad ▬ que
vencieron los norteamericanos y no es posible sentarse sobre un erizo. Bulgakov
el nuevo Gogol que siendo ucranio hasta las cachas escribía en ruso hace en
esta novela enigmática un canto al mundo que desaparecida a los húsares
elegantes dolman cruzado al pecho de
terciopelo y una pluma en el ros para romper los corazones de las damiselas. La
guardia blanca estaba integrada por la crema de la crema de la aristocracia
militar el regimiento Preobrazhenski. El hetman
se monta al caballo desenfunda el sable y Grita a su sentnia hurra muchachos. Mijail Bulgakov revive las experiencias de
su infancia dorada en Kiev la santa. Su familia vivía en la bajada de la bajada
de Aleseyeski pretendiendo ocultarse tras los vivillos de su santuario. Desde
el jardín se ven las cúpulas doradas de la catedral de santa Sofía. Esta novela
me hizo revivir el dolor que sentí desde mi amor a Rusia y a Ucrania no entendí
los postulados de la revolución naranja ¿Soros metió allá la zarpa en el
granero de Europa las tierras negras Ucrania siempre tuvo un problema con el
semitismo? el tercer ángel derramó la copa sobre los ríos y sobre las fuentes y
se convirtieron en sangre. Viva Rusia, viva la autocracia me enamore el de mayo
de 1918 pero ella no me quiso yo era gordo y feo. Los alemanes eran cobardes y
apoyaban al forajido Petliura. La guerra primera guerra mundial trajo a Ucrania
los piojos el hambre y la blenorragia. Miguel Bulgakov pasaba consulta a los
enfermos de sífilis de Moscú enfermedad que él contrajo dios sabe donde y de la
que él murió ya cocainómano. Los grandes genios de la literatura rusa y puede
que la universal fueron desdichados. Todo pasa pero le tocó ver la caída del
zarismo anegado en un mar de supercherías y de corrupción... llegaban los
periodistas de Moscú gente venal ávida y cobarde. Cocotas. Honorables damas de
aristocrático apellido y jóvenes pederastas pasivos (bardajes y buharro el
que). Llegaban príncipes del tres al cuarto poetas y prestamistas gendarmes y
actrices de teatros imperiales que se movían alarmados por el futuro eléctrico
de la humanidad. Es rotundo y profético Bulgakov. Su táctica es la repetición y el salto de
página como los troparios del canto diaconal bizantino. Saca la mano a pesar
para arremeter contra la insensatez y cursilería de sus contemporáneos y abre
los fuelles bajos de su voz de chantre para cantar las verdades del barquero.
Un judío predicaba junto a la iglesia de san Vladimiro la revolución y entonces
entraron los bandidos en alabanza y yo me fui. Esta es la visión cínica y lírica
de un testigo presencial de la revolución de octubre que volvió a revivirse
casi un siglo después en la revolución naranja en Kiev la santa. Como buen
ucraniano es Bulgakov muy hábil con las palabras que esgrime en su doble
interpretación semántica de las dos grandes lenguas eslavas. Fue para mí un
maestro desde que leí la guardia blanca traducida por el hermano de Lain
Entralgo. Se adelantó a Kafka. Novela moderna a gran escala.
Capítulo 17
EL GRAN AYUNO DE LAS
FIESTA DE LA DORMICIÓN
A mediados de agosto la
campiña rusa huele a manzanas (iabloki) y los rusos se preparan para
celebrar las fiestas de la recolección que coinciden con el gran día de la Virgen el 15 de Agosto (Uspeñie
o dormición que es como ellos denominan a la Santa Asunta) al que
antecede el gran ayuno del verano. Leo a Antón Chejov en una de sus novelas cortas
“Campesinos" efectúa un retrato de la Rusia rural poco antes de la
revolución, es tiempo de pescar mújoles y de recoger manzanas. Se escucha,
alegre, el canto de los mujiks. Al lado del ideal religioso magnifico de la
iglesia de cinco cúpulas se proyecta un caleidoscopio menos amable sobre las
condiciones de vida en que viven los kyliaks. Hay dos planos el de la
naturaleza virginal y el de la vida humana con sus sobresaltos:
"Nikolai y Olga
contemplaban la puesta del sol, cuyos fulgores
de oro y púrpura se reflejaban en el agua, en
las ventanas de la iglesia, en el cielo, en el aire sereno y puro... ya puesto el sol, el rebaño pasó mugiendo,
pasaron las bandadas de ocas... la suave luz
crepuscular se extinguía en el aire; descendía lenta la noche"
El realismo bucólico del
genio que describe majestuosamente la naturaleza se contrasta con las cabriolas
de un estro imaginativo que se asoma a las páginas de esta novela donde todo es
triste y a la vez alegre, divino y diabólico, sórdido y esplendente como un
coro de querubines cantando entre las nubes (esto es Rusia) cristiano y a la
vez pagano... En la iglesia mora el Señor. La gente alumbra con velas y
lámparas, rojas, azules, verdes como los ojos. El Señor se pasea por la noche
por la iglesia y la Virgen
y san Nicolás van detrás de él... tup... tup... tup y el sacristán tiene miedo,
mucho miedo... sí, paloma... y cuando venga el fin del mundo todas las iglesias
volarán al cielo... ¿con las campanas? con las campanas, sí, paloma.
Realismo mágico diríase
es lo que evocan estos párrafos de un cuento en que plantean un problema
teológico de categoría como es el hecho de que las fiestas sagradas arrastren
como una lacra concomitante de borracheras, comilonas, estupros. Ya el gran
poeta francés Francisco Villon lo denota en sus cuartetas al narrar un crimen
cuando se celebraba la fiesta del Corpus en Paris. Los templos del espíritu
santo regenerado por los sacramentos se convierten en peplas aherrojados bajo
las garras de la sordidez, la pobreza, la esclavitud de las pasiones y del
alcohol. Chejov hace autocrítica pero no convendría cargar las tintas contra la
religión de Jesús. Todo esto es achacable a las carencias de la condición
humana: los judíos a lo mejor no se emborrachan pero fomentan el odio y la
usura, el engaño hasta tal punto que su soberbia aterra. Los musulmanes son
fanáticos, derramadores de sangre, y creen que la fe del profeta se impondrá
mediante la espada. Ante eso el panorama que describe el maestro ruso de Jukov
una aldea perdida en la estepa rezuma ternura y misericordia hacia estas pobres
gentes creyentes y a la vez pecadores que invocan a la Vivificante, y
no cesan de suspirar ante el icono y de invocar protección ante la madrecita
contra la esclavitud, la miseria, el vodka. Todos tienen miedo al más allá y
viven acurrucados junto al samovar. El autor, dibujante de la condición humana,
ofrece muchas preguntas pero no tiene respuestas y eso es lo que le vuelve
magnificado y extraordinariamente humano. Sólo el cristianismo ha demostrado a
lo largo de la historia su capacidad de introspección. Se recuerda que nuestra
ley nos exige devolver bien por mal y volver la otra mejilla cuando te dan una
bofetada. Ha pasado santa clara y los ardores de san Lorenzo
tiempo de verano agosto hermoso y peligroso sandalias franciscanas andares
lentos bajo el sol de las dos mochas publicar o no publicar that is the
question mejor no los libros me los como el amo de la vara hace estallar su
látigo enfrascándose en contiendas tremendas historias de cadáveres negros que
vienen y nos apalean Cataluña un nuevo estado musulmán los mamones amenazan por
Gibraltar y llega la escuadra Londres ha vuelto a utilizar la retórica de
siempre la de las cañoneras cierra el convento de los franciscanos de Avilés se
murió el ultimo fraile termina una historia que comenzó con enrique el
emplazado uno de los trastámara estos veranos nada tienen que ver con aquellos
de mi adolescencia cuando me pusieron de pantalón largo huyo hacia mis
interioridades porque nada es lo que parece y nada es lo que es lo mejor
refugiarse en Chejov para encontrarme con la majestad de la liturgia griega el
tedio de las vidas pocos complacientes aquí una institutriz que es expulsada de
la casa donde servía por robar un broche que había sustituido por el
paterfamilias un hombrecillo acogotado que tenía el vicio de la bebida la pobre
muchacha que convive con un estudiante de medicina y la abandona se escuchan
las toses del cuarto numero seis alguien quiere volviendo sobre sus paso
perdidos regresar al hogar pero encuentra la casa solariega cubierta de
muerdago las cerraduras enrobinadas por el orín del jardín delantero se muestra
cubierto de lampazos la galería del portal aparece desalmenada como la dentadura
de una vieja le faltan tres o cuatro estípites el hórreo se vino abajo y hay
que rescatar las lanchas de los piragüistas que se encuentran sepultados bajo
los artos. Mientras te afanas por abrir una casa cerrada desde hace siglo la Roxia te observa y el
delincuente que se ha hecho rico con el contrabando de la droga se encuentra
oculto tras la persiana del mirabel observándote mientras tu siegas la hierba y
te afanas por recoger algunos limones del viejo limonero que se encuentra
semiseco aquí están encerradas viejas vivencias la infancia de mis hijos
aquellas vacaciones aquellos veranos con sabor a mar perfume del ocle y de la
hoja del tabaco la artesa medieval que se disolvió en polvo el espejo con la
foto de una muchacha en flor y de un segador de guadaña un san Antonio y una
virgen del henar. Bien; este es Chejov:
la pluma que se rebela contra la monotonía contra esa
taifa de bribones que aparece sobre el horizonte, esa cuadrilla de
salteadores que son las pasiones, y se hizo con el poder el niño que llora la
mujer que se echa un amante el marido despechado que se suicida los golpes
secos que pega el leñador van a vender el jardín de los cerezos alguien comete
un asesinato la bella Elena se enamora de su acreedor una mujer es sí cuando
dice no vas y vienes a Madrid los mismos rostros idénticos gestos de cansancio
a la puerta de un bar te roban la bici eres un difunto de taberna pero yo me
cisco en ellos no los soporto cuando sus pulpitos son altavoces de la
destrucción que viene y parlamentan los
muy sañudos sobre el día de la ira el dies irae querrás decir eso es tener muy
poca imaginación. Madrid bien puede ser el Petersburgo prerrevolucionario donde
Antón Chejov plasma la falta de sensibilidad e impotencia de una sociedad a
punto de recibir el finiquito ante lo inexorable pero su prosa infunde
resignación dejando la cólera y la rabia colgadas en el paragüero el aire de un
crimen para los novelistas de la gran manzana o los espías de Supraba que andan
a todas horas barriendo la red ya trillaron la parva ahora es cuestión de
largar el bieldo y aventar el cereal ¿me quieres, Irina Petrovna? Mucho no te
imaginas cuanto te amo, Genadio Silvinovich ya ha muerto Gertrudis la mendiga
de Kursk hiciéronle un gran funeral licuó la sangre de san Pantaleimón y han
llegado al mundo promesas venerandas armaba escándalos la vapuleaba. Tú te
fastidias junto a tu marido, Fekla, pero la sagrada escritura dice que si te
sacuden pon la otra mejilla no estarás de burla verdad. Es terrible por el río
nadaban los mújales, los negocios se han echado a perder y ahora está tan
cansado había veranos en que se sacaba diez rublos y ahora nada fíjate gastar
sólo gastar sólo ellos pueden comprar y vender para mí la banca arriba el bote
se me ha rasgado el borsalino tú tiras las piedras a machote y yo a sobaquillo
tarde de agosto se te fueron los furores con la resaca echaste al diablo
arrojaste los malos pensamientos a las tinieblas exteriores mientras lees al
más aristócrata de los escritores rusos limpio de cuerpo y alma irónico y
tierno a la vez aunque no sé que actitud tomaría frente a esta oclocracia y
como serían sus cuentos bajo la plebeyez del nuevo orden que poco tiene que ver
con esa sala numero seis, cristiana, donde tosen sus enfermos del pecho.
Estarán tuberculosos pero es una tuberculosis que tiene que ver poco con la
sañuda protervia de la bestia y de la masonería que oficia su ritual solemne en
maguitos. Antón Chejov era un aristócrata de la prosa. Nos consuela releer al
maestro cuando nos ahoga la falta de libertad, la acedía, la sumisión al yugo
tecnócrata de estos instantes. Puede que seamos víctimas de falsas expectativa
porque al final de todo lo humano aguarda la muerte y la decepción. Un 90 por
ciento de nuestra vida son instantes de aburrimiento. El letargo de lo anodino
vence a la euforia mas no por eso habrá que quemar las naves ni romper los
moldes; simplemente seguir la tradición. Sus cuentos, así me parece a mí,
poseen como un cierto encanto litúrgico como si Antón se revistiera la estola
cruzada y oficiase unas rogativas a la manera tradicional del canto diaconal de
las letanías en el oficio litúrgico de san Juan Crisóstomo. Señor, apiádate de
nos, muestra tu misericordia y no tu ira sobre la bola del mundo. Regreso a
“Historia de una anguila” y me veo retratado en aquello foto del niño rubito
vestido de marinero cuando nos dieron las casas de Valdevilla. Aparezco junto a
mi padre mi madre y el general tomé apretando yo la barandilla de ladrillos de
sardinel que guardé en el libro. En aquel jardín papá plantaría un rosal y dos
piescales. Yo era un niño inocente que no comprendía nada deslumbrado por el
sol de Segovia y la gorra de plato del coronel. Luego la historia de una
anguila publicada en la colección austral sería el libro con que entretuve
mi espera ante el juez donde fui llevado por escándalo publico, la llamé puta,
me desahogué. Se perdería en la comisaría. Había venido yo a casarme y la moza
me dijo que no, fui detenido a punta de pistola oír un policía que estudio
conmigo filosofía y letras. Pero no quiero hablar más de aquella noche
fatídica. Otro libro de Chejov sus obras completas encuadernadas en piel se
perderían de la mima manera en el paritorio del hospital de la princesa Beatriz
donde nació mi primera hija. De modo que puedo decir que el autor ruso se
encuentra plenamente integrado a mi vida en lo que guarda de casualidad, de
absurdo o de veleidades imponderables del destino. Vete tú a cantarle los blues
a aquellas mujeres que un día te quisieron y te dejaron de querer o no te
quisieron nunca porque todo fue un fallo de la fatalidad. Aquel primer amor
bien pudiera haber acabado en tragedia, a no ser por la intervención del ángel
fuerte que me gobierna. Los besos que soñabas los momentos radiantes de
felicidad los veo ahora convertidos en humo. Ah, san Antonio de Padua valedor
de este pecador. Estaban las sandalias del mujik cubiertos de barro. Eran las
trapisondas de los siervos de la gleba. Las falsas promesas de las mujeres. Las
esperanzas y lo sueños que se colaron por la atarjea del vodka. Yo estaba tan
tranquila en mi casa. Tú me pegaste al volver de la taberna. ¿Me quieres Afasia
Argimirovna? Más te querría si no me mirases con esos ojos diferentes a los de
entonces y ese rostro que despliega una gran nariz. Tengo una jaqueca terrible
a causa de la borrachera de la víspera. Mañana es la fiesta de la Dormición. Las
campanas repican a gloria pero hay mucho duelo en mi corazón. Me sube la
tensión, me vocea, es como una yegua que descarga coces en mi trasero, me
crispa y me sube la tensión a 17-10. He de controlarme para no golpearla. Ay de
ti si sacas la mano a pasear. Son dos años en la trena. Dominarme me cuesta
dios y ayuda y mis dineros pero no te preocupes cuando venga el fin del mundo
todas las iglesias del mundo catedrales oratorios, ermitas y capillas y hasta
el templo de salomón volarán al cielo. En 1937 por estas fechas los buitres
circunvolaban los cultivos de Brunete. Fue el año del horror. Las aranzadas
mostraban las panzas abiertas de los cadáveres de los mulos. Los campos estaban
sembrados de cadáveres. La aviación había arrasado con sus bombas los trigales.
Pegaron fuego a las encinas y el chasquido de las ascuas tuvo aquel verano un
cierto parecido con el golpear de la lluvia mansa sobre el canalón. En
conmemoración de aquellos muertos a los que todos olvidan yo me fui de vareta
difunto de taberna. Me cagué sobre las retamas del olvido. Antón Chejov, ay
dios mío, no sé para que valiere la literatura. ¿Sólo remesas de papel para
limpiarse el culo? Puedo decir que en el día de la Dormición me cagué en
los adoradores de Belial en los masones del mandil que ofician sus abracadabras
con capa pluvial y manguito y hacen por la tele y por la radio los conjuros del
anticristo
Capítulo 18
CANTA EL RAITÁN
De todas las lenguas romanas y
románicas, de entre todas las diversas jergas y tonalidades en que se hablan
las lenguas de España, creo que los vocablos más hermosos los conservan
vascuence y bable. Dos idiomas que fueron hablados por gentes aldeanas que
tuvieron un comercio natural y sin mistificaciones de ningún tipo con la
naturaleza. Por eso se hablan como susurros en las frondosidades de los bosques
del país cuando la brisa besa los árboles o los santigua el viento entre las ramas.
Y se refieren a conceptos directos y concretos. No se trata de hablas
especulativas o analíticas. Obviemos las ampulosidades anfibológicas de la
política. Aparte de eso guardan en ambos casos las esencias entrañables
del pasado prerromano (el celta y el ibero) por lo que se refiere al
guipuzcoano. En cuanto al bable es lo más parecido al lenguaje de los juglares
y de los héroes de los cantares de gesta o al de las legiones romanas que
acamparon en el Bierzo, la
Asturica invicta, cuartel general de la Legio VII
Gemina también llamada Victrix (la victoriosa). Es nuestro romance
más puro y a él hay que volver para estudiar la evolución léxica o sintáctica
del castellano. ¿Quién no se ha extasiado ante la ternura de una balada en
vascuence como el amets egin goitzian? ¿A quién no se le alegran las
pajarillas o se le vuelve el alma de almíbar al escuchar los sones del pericote
o de la danza prima? La llingua asturiana guarda asimismo de términos
propios de ascendencia celtíbera. Bellos vocablos como cadeixo, enciso,
xana, hatores.
Los sufijos diminutivos en in parece que
endulzan la entonación de la marina y de las brañas cuando risca la luz las
entrañas del monte. Hay vocablos como vixu y orballu y en la
prosodia juega a la dulcificación general una yod intervocálica. En asturiano
no existen las jotas que dcen las trajeron los moros pero que yo creo que son
préstamos del habla fuerte de Vascongadas. ¿Anduvo por aquellos montes la Tribu Perdida la XIII? ¿Estuvo de verdad el
paraíso en Cantabria? Por Pravia dicen salió la lluna y calentémonos
cabe llar pero un poco más arriba por los concejos de Tineo esta l palatodental
se hace explosiva dando lugar a tsuna y a tsar por llar. El cronista
piensa en estos asuntos oyendo esta mañana cantar al raitán pájaro bello y
mínimo que se solaza tras los "finxos" de la era mientras la
tarde cae son sombras prometeicas sobre los cerros astures. De todas las aves
de la creación quizás sea el raitán el de menos envergadura pero su canto es
recio y potente como el de una gaita que suena en alborada matinal. Anida en
ramas de castaño este pequeño prodigio de la fauna animal y busca a la
compañera atrayéndola con sus filados bajo los ladizos del hórreo de castaño.
El de mi casa es del siglo XVIII. Un epígrafe en el dintel escrito a gubia en
letra inglesa: Fizolo Lucas Fernández en 1789. Podíamos hablar mucho de
esa fecha. Cuando las horcas tomaban la Bastilla aquí estaban tallando troncos para
construir cabazos y paneras los carpinteros de ribera. Al raitán no le
ve. Es tímido como el ruiseñor y huraño como el urogallo. Sus tonadas, sin
embargo, alegran los prados. Atardeceres mágicas. Un ángel de luz nos lleva en
volandas por los montes del paraíso allá donde queda la Sierra del viento. Esta
región nos prende a los que somos de secano. A los animales domésticos aquí los
bautizan cuando los fierran. Pero si nos aguardamos un poco a que cierre la
noche a lo mejor vemos cabalgar sobre los tejados el espectro de doña Berta. La
propietaria de la casona que escribía cartas de amor al carlista habita en mi
aldea. Y la verdad es que estas cosas nos hacen ser un pueblo rico y
esperanzado como diría Borges. Debe de haber trasgo en el vallado. Las xanas
bajarán a peinarse a la fuente del reguerín, después habrá esfoyaza junto a los
calderos. Ye tiempo de castañas. Es por San Martín patrón de
Europa. Habrá luna llena. Entró el otoño, esperamos la nieve, pies quieto y
escuchamos el sonido de las manzanas al caer del árbol y besan la tierra.
Música celestial que desnuda primaveras antiguas
Capítulo 19
ROMA FRENTE A TOLEDO. DIFERENCIAS ENTRE
EL RITO CLUNIACENSE Y EL MOZÁRABE
Martes de cuaresma de 1071. Monasterio
de San Juan de la Peña
doscientos monjes cantan prima y tercia con arreglo al antifonal compuesto por
san Isidoro. A la tarde fueron oficiadas las vísperas siguiendo el misal
cluniacense. Si prima, tercia, nonas y laudes fueron toledanas al atardecer los
salmos y lecciones fueron romanos. Fue sin duda el ocaso de una civilización.
El cristianismo en España llegó por el sur en la ruta mediterránea de Bizancio.
El episcopado, las parroquias, las devociones conservan la impronta griega. El
ritual mayormente es cantado y no hay consagración sino epiclesis con
incesantes invocaciones a la
Trinidad y al Espíritu Santo. Retumban bajo las bóvedas de
los recoletos templos los trisagios atanasianos… agios… agios. Dios fuerte, dios santo, dios inmortal, ten
piedad. Y los misterios se celebran ocultos en el reservado tras la puerta de
los dones del iconostasio que vela la visión de los fieles. como en esa pequeña
catedral del rito visigótico que es la iglesia de santa Cristina de Lena que
por su recogimiento y acústica lo que se denominaba en arquitectura ortofonía
me recuerda a las sobori o catedrales
rusas, una reminiscencia de los ritos órficos. Fe es creer lo que no vimos dice
el Ripalda. Se abre la puerta y aparecen los tres diáconos. El chantre canta la
epístola y el preste bendice al pueblo revestido de ricos ornamentos no con la
mano extendida sino juntando los tres dedos de su diestra. Las misas del Cid
antes del primer canto del gallo duraban tres horas y en las dos pascuas toda
la noche. En el poema del Cid con ese verismo de la cuaderna vía se nos
advierte que el prócer besará la mano sólo a su obispo y al padre santo romano
le hará reverencia pero no le besará la mano.
Devos dios malas gracias, ay papa romano,
Enviasteme a pedir tributo cada año
Traéroslo ha el buen rey don Fernando
Cras vos lo entregará en buena lid en el campo
Este verso resume el malestar que
produjo entre el clero castellano la orden del papa Alejandro II de suprimir el
ceremonial antiguo. Hasta hubo una ordalía. Se encendió una hoguera a las que
fueron arrojados dos misales. El que se quemara sería el falso. Fue pasto de
las llamas el de los cluniacenses pero en Roma no hicieron caso. Castilla había
de aceptar por las bravas el mandato papal. Gregorio VII, también llamado el
monje Hildebrando, muerto Alejandro, amenaza con enviar a la marca hispánica
una cruzada bajo el mando del conde Ebles de Roucy, hermano de la reina Felicia
de Aquitania. Sancho Ramírez de Aragón claudicó ante las reivindicaciones de la
sede apostólica que invocaban su derecho sobre la cristiandad española en una
concesión del emperador Constantino al papa Silvestre al que dona sus
posesiones en España.
El papado era una institución merovingia
donde lo temporal se confunde con lo espiritual y el papado por eso actuó como
un señor de horca y cuchillo conforme a la mentalidad medieval. El obispo de
Roma juntaba sus propias mesnadas, tenía un ejército y salía a campaña contra
los otros reinos cristianos. Mal ejemplo pero encarnaba las dos ideas claves
del poder medieval: trono y altar. Dicha creencia- la iglesia como
institucional temporal comete fallos, no así en su calidad de mandato divino-
va a dar desembocar en los papas poco ejemplares de la edad de hierro del
pontificado, o en la lucha de las Investiduras y el escándalo de las cruzadas,
que llevarían al enfrentamiento de Roma y Bizancio. Toledo quedó entre medias.
A tal respecto los españoles pedían dispensa alegando que ellos tenían su
propia cruzada. Les bastaba con la pelea contra el sarraceno, una empresa en la
cual no participaron los otros reinos cristiano allende el Pirineo. Lucharon
ellos solos con las barras de Aragón y el pendón castellano. Con la
proscripción del viejo misal perdimos centenares de himnos, colectas y fórmulas
de veneración de las que se conserva alguna como el Attende, Domine et miserere que sonaba en Cuaresma o el Rorate coeli desuper en Adviento, pero
ganamos la maravillosa polifonía del Canto Gregoriano de una tremenda
solemnidad y más austera que el ritual gótico. La iglesia fundada por
Jesucristo es eterna. Y depositaria de la fe en la resurrección y la vida
perdurable. Sin embargo, a todos los que hemos estudiado su historia nos
encontramos con contradicciones e interrogantes que son obra de los hombres –
lo esotérico interior y lo exotérico o externo que se une a lo misterioso. Una,
católica, apostólica. La barca del Pescador cruza los mares aborrascados de los
tiempos y padece del espíritu de contradicción y las contradicciones. Esa
iglesia española que acató las normas gregorianas, imbuido del espíritu
profético, ha sido una de las más grandes en extender y propagar el evangelio,
sobre todo en Hispanoamérica. La monarquía española se hizo cargo de ese
espíritu mesiánico de la defensa de la catolicidad y sigue en la brega aun hoy
en día cuando arrecia la más lóbrega persecución de los grupos protervos
enemigos de la cruz. Cabe recordar que fue bastión contra el Islam. El ritual
incoado por el Vaticano II al que hemos criticado sin entender y sin haber
conocido mucho de los tesoros que guarda el nuevo breviario no ha sido
respetado en toda su grandeza. Nada tiene que ver con sus dos precedentes, el
gótico y el gregoriano, pero es faro de luz que ilumina los nuevos tiempos,
apocalípticos- los cristianos están siendo expulsados de Jerusalén y en lugares
como Pakistán se martiriza a creyentes por recibir el bautismo y un imán Saudita
ha dicho que hay que asolar todas las iglesias cristianas de Europa y
sustituirlas por mezquitas- en parte, pero la vida de la SRI ha sido una perpetua
Apocalipsis un cambio incesante porque las sociedades y las mentalidades
evolucionan y se mueven. Credo in unum Deum. La sangre de los mártires es
semilla de nuevos cristianos. Hoy cuando nos sentimos muchos de nosotros en
orfandad es necesario proclamar la veneración trinitaria frente a la molicie y
la comodidad de una sociedad descreída y dominada por medios de comunicación
cristofobos. Advierte don Ramón Menéndez y Pidal que las relaciones entre
Oviedo y san Juan de Letrán fueron muy escasas antes del siglo XI. Tras la
conquista de Toledo van mejorar algo. Sin embargo, los obispos españoles
guardaron celosamente su autonomía.
Excomulgaban y canonizaban por sí
mismos. A roma sólo se acude cuando surge un litigio con las otras diócesis que
en sus orígenes se llamaban heptarquías a la manera griega. El recelo y las
suspicacias van a ser constantes durante toda la edad media con figuras tan
impresionantes como el arzobispo Carrillo que decía que él se pasaba por los
mismísimos los rescriptos, breves y bulas de los padres santos. A Cisneros lo
metió en la cárcel eclesiástica de San Torcaz porque el bueno de fray francisco
antes de ser fraile se llamaba Fernando y era un cura de pueblo había
peregrinado en demanda de un beneficio que le correspondía en cierta parroquia
al lado de Alcalá. Gil de Albornoz hizo lo mismo con el arcipreste de hita por
su renuencia a aceptar el celibato. El cisma de occidente y la coronación del
papa luna surgen como telón de fondo a tales litigios por cuestiones de
jurisdicción y preeminencia. Se reconocía al soberano pontífice una autoridad
de primus inter pares. La reforma cluniacense va a representar, empero, un
triunfo omnímodo y total de la sede apostólica aunque el episcopado español
siga siendo autónomo en sus propias diócesis y el gran impulsor de la lucha
contra los sarracenos como ocurre con Cisneros, Jiménez de Rada, el arzobispo
Carrillo de Alcalá, Gil de Albornoz y otros. El redescubrimiento del rito
mozárabe que se conservaba sólo en una capilla de la catedral toledana donada
por Cisneros es una gran riqueza para la iglesia en medio del desbarajuste
litúrgico imperante y el primer peldaño para el acercamiento de Roma y Bizancio
separadas ambos tronos desde las excomuniones de Miguel Cerulario en 1055. Oremos
para que acabe el cisma. La iglesia romana y la ortodoxa necesitan estar juntas
para hacer frente a la protervia de un anticristo que nos ataca desde todas
partes.
Capítulo 20
ARZOBISPO CARRILLO PRIMADO DE TOLEDO
“DON ALFONSO Carrillo —nos informa Hernando del pulgar en su “Claros
varones de Castilla—arzobispo de Toledo “fijo
de Lope Vásquez de Acuña fue ome alto de cuerpo e de buena presencia. Era de
los fidalgos e de limpia sangre de Portugal. Su abuelo era caballero portugués
que vino a Castilla al servicio del Rey don Juan el que fue vencido en la
batalla de Aljubarrota. Fue primero obispo de Sigüenza y después proveído de la
sede toledana suplica del Rey don Juan. Rezaba bien sus horas e guardaba
cumplidamente las ceremonias que la iglesia manda guardar. Fundó el monasterio
de san Francisco en Alcalá. Era de gran corazón e su principal deseo era fazer
grandes cosas y tener gran estado por haber fama e renombre”. En este retrato
psicológico del controvertido prelado una de las figuras claves para entender la España de Enrique IV nos lo
describe certero. Su ascendencia lusitana va a determinar su alineación en el
bando de la Beltraneja
y de las luchas banderizas de aquel reinado que derivaron en la batalla de
Olmedo acabando con el escarnio de la “mofa de Arévalo”.
Se trata, pues, de un obispo a la vieja usanza. Eclesiástico ciertamente
pero prevenido en frontera. “Los moros,
dice el cronista Pulgar que también era converso y del bando de Isabel en
contra de la facción de su hermanastro don Enrique, son omes belicosos y astutos e muy engañosos en el arte de contiendas e
varones robustos e crueles al acecho por las montañas” Acérrimo personaje
que se curtió en las luchas contra el Islam. Magnificente y generoso. El
cronista no nos cuenta que su corte episcopal en Alcalá rivalizaba con el
palacio de los papas en san Juan de Letrán o en Aviñón con más lujo que el
propio alcázar segoviano donde vivió el último de los trastámara. Se daban
fiestas y banquetes y saraos. Acogía a músicos y poetas, siendo muy amado por
sus feligreses, quienes, según el refrán, eran de origen converso en su mayor
parte o morisco: “alcalaino fino no bebe vino ni prueba el tocino”... aunque le
dé al cristal de vez en cuando… porque la ciudad complutense siempre gozó en
España de tolerante, muy al contrario que Salamanca más rigurosa y
levítica. También puede ser que el
propio don Alonso, al igual que don Juan de Torquemada luego cardenal de san
Sixto y Alonso de Cartagena arzobispo de Burgos y el mismo cardenal Mendoza el
cardenal de España, proviniera de hebreos lusitanos. Se refiere Pulgar a su
pasión por la quiromancia y las artes mágicas de gran boga en la época, a su
desdén por los rescriptos y anatemas que llegaban de Roma. Cisneros al que tuve
encerrado trece años en la cárcel arzobispal de San Torcaz por causa de un
beneficio por el que pleiteara fray Francisco que por entonces no era fraile
sino cura secular y se llamaba Fernando, habiendo acudido a san Juan de Letrán
para traer una dispensa papal fue una de sus víctimas. Echó al fuego la bula
papal Carrillo y mandó encerrar al que había de convertirse en Regente de la
corona. Tenía un hijo natural por nombre Troilo al que regalaba con solicitud
paternal pero que falleció a los quince años. Y un gozque o perrillo de aguas
con cuyas gracias entretenía a sus huéspedes, a decir del cronista Palencia en
la “Cuarta Década”. En todo resulta muy humano el perfil que de su persona
esbozan los analistas de la corte de Enrique IV y de su hermana.
No solía oficiar misa más que en las solemnidades pero la oía a diario de
labios de alguno de sus capellanes según costumbre. Siempre que pasaba yo
camino del archivo en la plaza de las monjas, la estatua del primado mitra
báculo y capa pluvial parecía saludarme desde su pedestal oscuro en la
amanecida. Con su mano tendida sobre el horizonte o de lo alto de su mitra
donde posaba casi siempre algún pájaro señalaba el horizonte embelesado por ese
misterio que se llama España. Por su aspecto respondía a la imagen de lo que
debiera de ser un jerarca de la iglesia medieval que definió la Reina Católica: “pláceme ver los caballeros en campo, los
obispos de pontifical y los ladrones en la horca”. Generoso y hospitalario.
Sin embargo, el cronista oficial puntualiza: “Sus pensamientos eran más altos que sus fuerzas y su gran coraçón no le
dexaba discernir ni consentía medir con las grandes empresas que tomaba, e
desto se seguían trabajos y fatigas continuas”. Luces y sombras en la vida
de este gran arzobispo que ocupó la silla primada treinta y seis años. De una
liberalidad acérrima porque en su casa no había pobres se derivó la bancarrota
de su primacía al final de sus días. A todos cuantos le venían a visitar les
regalaba, acogía, les vestía en la curia y alimentada pero muy belicoso y
amante de la guerra también era. Después de la del obispo Gelmirez, el de las
Navas, la figura de Alonso Carrillo se convierte, para bien o para mal o en
detrimento de las murmuraciones de sus enemigos, en uno de los gigantes de la
historia de la iglesia española a través de su pretensión de mantener una
cierta equidistancia o autonomía respecto a Roma. “Del Papa a veces fazía mofa pero nunca malfetría”.
No era la codicia la inspiradora de una de sus aficiones: la crisopeya sino
la caridad. Quería convertir el hierro en oro para dárselo a los pobres y
remediar así las necesidades de los pobres de Alcalá. A causa de su manirrota
largueza generosidad murió pobre y arruinado a los sesenta años. Su sepulcro se
encuentra en el trascoro de la iglesia mayor de la ciudad complutense. Y su
monumento me saludaba a través las nieblas del Henares en el entrelubricán de
la aurora complutense nada más cruzar la fachada de la Universidad. En
parte entendía yo al verlo tan tieso y tan rehecho la vera efigie de un
arzobispo de Toledo orgulloso y triunfal sobre el bloque de mármol las razones
que se les escapan a los enemigos de nuestra fe católica dando de lado a un
hecho sustantivo que la iglesia está integrada por hombres. Es una institución
temporal y asimismo espiritual. Lo esotérico y lo exotérico van de la mano. La
médula y cáscara se juntan hasta fusionarse. Por eso, continúan apedreándola
los escribas y fariseos de todas las épocas. Por eso somos pasto y comidilla de
los hipócritas y los que disparan contra la casa ajena cañonazos cuando la suya
tiene el techo de cristal. Lo malo de los españoles es que desconocen su
historia dejándose engañar por los farautes del miedo y los mensajeros de la
autodestrucción. La verdad es que somos un poco deletéreos. Un poco de flema y
no ser tan aguerridos en nuestras descalificaciones no nos sentaría mal.
Capítulo 21
DÍA DE SAN BERNARDO EN FUENTESOTO
Un año más y siguiendo una tradición
secular perdida pocos años antes de la guerra civil y resucitada en tiempos de
la democracia, Fuentesoto honró al glorioso san Bernardo con la procesión a la
ermita de san Vicente de las Povedas, camino de Pecharromán. Dedicada a
Vicente aquel diacono aragonés mártir de la fe, cuyo culto estuvo extendido en la Hispania visigótica, es
uno de las joyas románicas mejor conservadas —sólo un ábside semicircular
cubierta de bóveda de cañón tres lucernas o saeteras y guardapolvos con adornos
de taqueado jaqués, figuras geométricas y adornos florares en los
capiteles, en la parte interior se representan animales y obispos, que
corroboran la suposición de una mano mudéjar, respetemos al Islam— edificado
c.1135 en piedra caliza. Seguramente, formó parte de una “anillo de oro”
o círculo de monasterios de monjes blancos que sustituyeron el anacoretismo
(aquella zona del Duratón es comarca de cuevas como la de los Siete Altares de
Sepúlveda) por el monaquismo. Los solitarios de esta Tebaida segoviana en zona
apartada y abrupta optaron por la vida en común. Los monasterios del Cister
eran lo más parecido en los siglos medios a los “kibutz” israelíes de
hoy. Eran centros de producción y feudos de defensa. Allí se abrazaba un género
de vida austera de trabajo y plegaria, también de estudio porque el “armorium”
o cuarto de los libros era tan importante como el refectorio y el dormitorio
corrido, vida en común. Pero no sólo rezaron. También trabajaron, plantaron
viñas, cavaron huertos y araron tierras. En los majuelos de Sacramenia,
Pecharromán, el Vivar y Valtiendas se pisaba una uva que, transformada en
mosto, daba el mejor clarete del mundo. El Vega Sicilia y los excelentes
caldos de la ribera del Duero zona Peñafiel fueron el descubrimiento de estos
frailes blancos que todas las tardes cantaban himnos en honor de la Virgen María y
tomaban un jarrillo a las comidas. Ellos trajeron el vino y el canto
gregoriano. Eran monjes soldados. Tengo entendido que Ben Gurion copió algunos
capítulos de las Constituciones para el Estado Hebreo de Bernardo de Claraval,
aunque sustituyendo la palabra Dios por la Roca de Israel. El monje ideal, apartándose del
mundo, goza de las buenas cosas de la existencia: el trabajo, el reposo, la
quietud, la amistad sin los líos del amor y la familia, la caridad con el
prójimo, abraza la virtud en menoscabo del vicio, aun sin perder de vista la
fragilidad de la condición humana que con frecuencia sucumbe a la tentación.
Ora y labora. Huye, calla, llora y reza es la receta del Talmud
en la lucha contra las fuerzas diabólicas y el espíritu maligno que nos rodea
Hay rasgos misteriosos o que no se comprenden en la personalidad de este
bienaventurado abad borgoñón, el cual a lo largo de sesenta años de vida
pobló Europa de casi dos centenares de monasterios desde el Humber inglés en la
frontera con Escocia hasta el Duero y desde el Loira hasta el Danubio y el Vístula.
Eran vergeles, jardines de María, remedando el “hortus conclussus” de la Biblia, ¡qué descansada
vida la del que se aparta del mundanal ruido! situados en valles apartados a
orilla de los ríos y en Castilla los muros sagrados de estos monasterios como
los de Sacramenia se convierten en alcázares fortificados. Visión del locus
amenus pero sin bajar la guardia, que el enemigo acecha. Por fuero de Brañaseca otorgado por el rey Alfonso VII el Emperador
surgieron los aportillados o caballeros prevenidos en frontera. Los esclavos
podían manumitirse al socaire de esta norma y los musulmanes gozar de libertad
dentro del territorio castellano. Así como los judíos. Parece que hubo dos
aljamas importantes una en Sacramenia y otra en Sepúlveda.
Claro que esto no se cumplía siempre
porque los monjes soldados al llegar la primavera llamaban al arma y tenían que
pelear contra los invasores del sur. A juzgar por las adarajas o ladrillos sin
terminar de ser colocados se aprecia que las iglesias de san Vicente y las de
san Gregorio no pudieron ser terminadas porque se acabó el peculio, por las
prisas de la llegada de una aceifa o porque el enemigo las derribó. Son
misterios que suscitan la meditación del que contempla estas sagradas piedras.
Otras plumas más cualificadas como las de Quadrado o las de mi paisano el
doctor José María Costa Arribas— en las páginas del Adelantado— disertaron, con
más autoridad que la mía, sobre las peculiaridades de esta comarca en la franja
ulterior de la provincia en todos sus aspectos (lexicográficos, aperos,
refranes, trajes, modos de labrar y construir, usos y costumbres incluso el
sentido del humor que es muy peculiar según nos ha descubierto el gran
escritor, musicólogo y etnógrafo Joaquín Díaz.) Sin embargo al que
suscribe le cumple el orgullo de que mis paisanos no hayan hecho caso omiso
hacia mis prevenciones sobre el valor histórico de estas joyas ocultas en sus
predios. Ya en 1968 publiqué (ya ha llovido) un reportaje en Diario SP
“Ermitas abandonadas en el camino de Sepúlveda a Peñafiel, era el
título, con unas excelentes fotos de Santiso. Hoy san Vicente que por aquellas
fechas era un muladar está abierta al culto y los “corines” mote con que
se designaba en la comarca de Villa y Tierra a los de Fuentesoto con
gran esfuerzo adecentaron la iglesia de san Gregorio. Que san Bernardo confesor
y san Vicente mártir los bendigan. Loores y vida larga.
Capítulo 22
CATEDRAL DE TOLEDO.
La catedral de Toledo sede primada es
misteriosa y encaramo bosque de piedra alzada fantasmagórica que se alza sobre
el cerro sueño del Greco. Se me apareció sobre el paisaje un día de mi
adolescencia. Luego en los 60 se puso de moda entre los estudiantes los viajes
a Toledo el cigarral donde escribía y trabajaba sin parar Gregorio Marañón. Es
un pecado mortal para un endocrinólogo la perdida del tiempo. A mí Toledo se me
clavó en la mirada. Canté su garbo en algunos de mis poemas. Posee toda la
grandeza y ese furor de los obispos guerreros que se calaban la celada
prevenidos en frontera Gil de Albornoz o el arzobispo Gelmirez el de las Navas.
A Gil de Albornoz le echaba en cara un papa de Aviñón cuando regresaba de
Bolonia donde acababa de fundar el colegio de los españoles sus pasiones
bélicas. Ni corto ni perezoso Su Eminencia mandó traer un carro lleno de
cadenas y de cerrojos:
— Mirad, Santidad. Ese carro de
guerra cargado de cadenas y de candados. Son las puertas de las ciudades que
gané para vuestra tiara.
Don Alonso Carrillo cuando recibe un breve
de Aljandro VI amonestándole por su mal comportamiento con Cisneros rasgó el
papel en cien pedazos y metió en la cárcel al que había de ser uno de sus
sucesores en la silla primada.
Vuelvo a visitar la catedral para
abstraerme de este ambiente deprimente que nos invade a los españoles por las
mentiras y desacatos e insultos contra España. La sombra de don Opas vuelve a
pasearse sobre la piel de toro. Aspirar el perfume de los siglos le viene bien
a mis pulmones saturados de humo y de los aires mefíticos de la actualidad
española. Busco el anonadamiento místico.
Los boceles del tímpano de la Puerta del Perdón elevan mi
mente a la serenidad del pantocrátor. Busco la abstracción solemne del airoso
botarel, la gárgola de boca monstruosa y los arbotantes que hacen equilibrismo
sobre los muros encaramados. Quisiera escalar el más alto pináculo para tocar
la trompeta del juicio final como ese ángel estampado en una de las cresterías.
Voy huyendo de los azotes con que nos disciplinan las noticias de las breve y
esta sordidez castrante de los comentaristas políticos con bocas de sapo y
desagradables voces de chicharra. Mi alma está sedienta de armonía. Es lo que
hoy no acontece. Busco en los diccionarios la palabra “eutrapelia” que es el resultado del hablar bien y sentirse bien
como resultado del goce contemplativo.
Quise reencontrarme con esa historia de
que cuyas enseñanzas se abstraen la educación canalla de esas constituciones
que negaron a España. Por el Miradero bajaban los estafermos gigantones y
cabezudos y en Zocodover ya instalaron sus reales las carrozas de la tarasca de
Corpus. Toledo tres culturas cosmopolita, ciudad. Tres misterios trinitarios,
tres maneras de adorar a Dios a veces no de manera constructiva pero yo pienso
que el Menorah y la Media
Luna siempre habrán de situarse a la sombra de la cruz en
contra de lo que afirman los irenistas. Las antiguas herejías (pelagianos,
donatistas, maniqueos, materialistas, saduceos que no creen en la otra vida,
adopcionista del obispo Eugenio primado de esta misma sede catedralicia que
pensaba que Jesucristo no era más que un profeta adoptado por el Padre Eterno)
forman parte de la mentalidad moderna. La paz nunca será posible sin admitir
que Jesucristo fue el hijo de Dios verdadero.
Sale a pasear por las calles empinadas
mi alma en busca de la melancólica belleza de algo que se fue. Escucho los
acordes de la novena sinfonía conjugados con el rabel y las tiorbas de los
juglares. Toledo es un gran romance arquitectónico. En cualquier esquina uno
puede toparse con los ojos rasgados y misteriosos, ojos de fuego, de las
tapadas. Por estas cuestas subía la mora Zaida el amor de uno de los grandes
reyes de Castilla. Hago mis escorzos novelísticos; recuerdo mi pasado y el
ambiente levítico de mi niñez. Yo también fui niño de coro en otra catedral. Me
rindo de hinojos ante la Virgen
del Sagrario. Junto al tímpano de la
Puerta del Mollete sentados en cuclillas piden limosna tres
mendigos runabas. Rejas doradas de
Villalpando cierran el paso a las capillas.
La catedral de Toledo atrae como un imán
a los hombres de iglesia, se agita ese morbo o ese duende de la utopía que
llevamos dentro y hay que menear el incensario de los recuerdos pensando en lo
que pudimos ser y no fuimos. Los canónigos cantan vísperas en el coro igual que
hace diez siglos delante de un facistol enorme donde se reclinan los becerros
forrados de piel de toro con letras capitulares y las pautas del contrapunto.
Nuestra vida debiera de ser un salmo de alabanza al Criador. Pero últimamente
rezamos pocos. Sille et psalle era la
norma de aquellos prestes: (guarda silencio y piensa que la mejor oración es la
cantada.) Cantar y rezar eso es la vida, o debiera ser. Hoy nos embargan las
noticias dirimentes y la angustia de los nuevos tiempos. Teníamos madera de santos
pero el mundo nos hipnotizó con su mirada de lobo. Quedó, con todo y eso, como
un estigma indeleble, esa ternura ese amor a la ciencia, esa belicosidad del
guerrero implacable poco sensible ante las miserias humanas. En las aulas de
los seminarios adquirimos esa dureza eclesiástica que tiene en menoscabo los
afectos humanos. Vaya lo uno por lo otro. Toledo siempre me dio algo de
vértigo; el vértigo de sentirse español. Me hubiera gustado decir misa en la
capilla muzárabe que conserva el rito visigótico bajo la mirada del cardenal
Cisneros. El transparente barroco de santo Tomé en la girola es una apertura
invisible que causa pasmo. Los rizos de la capilla de san Ildefonso la puerta
del Reloj, la de la Feria
y la de los Leones un torrente de armonía sube a la bóveda desde la panza del
gran órgano catedralicio accionado desde la tramoya por un manchador o palanquero que carga los fuelles rompiendo la quietud
las augustas soledades templo. Colgados de alguna capilla y listados por el
polvo de centurias pingan los petasos
o sombreros de los titulares de la silla toledana. Aquí van algunos nombres:
Wistremiro, Montano, Eulogio, luz de España, Ildefonso que era tan devoto de
María que una mañana la Virgen
bajó del cielo a colocarle la casulla con que se disponía a cantar misa
—entrañable cuadro que puede admirarse en la sacristía del monasterio de
Guadalupe— donde los pinceles del artista juegan al corro con la inspiración y
la ternura.
Patruno, Pelagio, Melancio se llamaron los
primeros obispos de Toledo. Después de
Roma, Compostela, Canterbury y Constantinopla la iglesia toledana fue la más
importante de la cristiandad. Pesa la historia. Actualmente es uno de los
monumentos más visitados por el viajero. La ciudad vive del turismo Ello no es
óbice para que siga celebrando el culto divino con el esplendor de los tiempos
antiguos. Terminado el canto de vísperas una fila de canónigos marcha detrás
del deán con la cruz procesional. La luz de la tarde que se cuela por el
ventanal de las vidrieras del transepto trazando encajes maravillosos sobre el
ándito de acceso al altar mayor. Se dibujan en el suelo alfombras de colores. Y
cada uno de los clérigos tras la cruz procesional caminan pisando como una
alfombra de luz; unas son rojas, otras verdes, otras de azul. Calma augusta. El
canónigo silenciario a una indicación del pertiguero da una palmada al concluir
el oficio y todos entran en la sacristía por el portón de Claverías. Me embarga
un aroma de misticismo. Esta tarde no sé si la he vivido o es el reflejo de una
imagen que tengo en la cabeza porque la catedral de Toledo padece también el
síndrome de “seminario vacío”. Actualmente, aparece no como un lugar de
devoción sino como un museo. Los turistas atendiendo a las explicaciones del
cicerone miran para arriba.
Capítulo 23
AMOR A CATALUÑA
El mejor pintor para mí Salvador Dalí
al que tuve la suerte, el honor de conocer y entrevistar en una larga y
accidentada charla en Nueva York. Uno de los mayores arquitectos, Gaudí,
de todos los tiempos. Para periodista Eugenio D´Ors (Xenius) y José Pla, cuando
no soplaba la tramontana de su imaginación que anulaba al buen payés que
llevaba dentro de su inteligencia viva y sus ojos pugnaces y diminutos.
Novelista a lo Flaubert fue Ramón Agustí y en su canto épico a Barcelona
“La ceniza fue árbol” se acerca a la grandeza de Flaubert. Otro
de los grandes incontestables fue el balear Villalonga con su obra
maestra “Bearn”. Él es Mallorca y describe la isla de la calma que
entusiasmó a Chopin, a Jovellanos y a Robert Graves La
novela de posguerra pasa por Cataluña y eximio representante fue Joseph
Vidal Cadellans que escribía también en catalán-lamentablemente esos
textos no han llegado a nosotros- representa el existencialismo ante la
preocupación y agita su pluma ante un mundo que viene con el desarrollismo, el
turismo de masas, la secularización de la sociedad, la gran burguesía catalana
que se derrumba después del movimiento Renaixança pero vuelve a resurgir
después de la guerra civil. Franco-eso habrá que reconocerlo y aunque
algunos lo tratan de negar de la misma forma que su apoyo a los judíos- se
volcó con Cataluña y Vascongadas en detrimento de otras regiones. Y en esta
lista uno no tiene más remedio que agregar a mosén Cinto Verdaguer “Montañas
de Canigó, y La
Atlántida).
Vivió el tiempo apoteosico de los juegos
florales y su poesía es una de las más grandes que haya producido ninguna otra
lengua románica. Y sucedió que en su poema épico a la Atlántida orquesta el
mejor y el mayor canto a España que escribió poeta ninguno. No en vano fue
capellán castrense y estuvo embarcado en la fragata“Numancia” que sería
hundido por los norteamericanos el 3 de julio de 1898 en la Bahía de Santiago. El
capitán Villamil pereció pero el almiorante Cervera y él mismo fueron
rescatados náufragos por un torpedero del almirante MacKinley. Llevaba a España
en el corazón y supo cantarla en catalán. A su regreso a Vic este gran
admirador de Jaume Balmes fue perseguido por el clero nacionalista y el obispo
Morgades, según cuenta Castellán, le haría mil perrerías y creo que acabó
sus días en la pobreza porque el prelado barcinonense le suspendió a divinis
que para un cura es como quitarle el pan. Cataluña siempre ha contado con
el fervor y la admiración del resto de los pueblos de España y yo creo que es
un sacrilegio el mezclar el idioma con la política como postula el híspido,
presuntuoso, engreído y odioso don Jorge Pujol. Uno seguirá leyendo a
los grandes prosistas y poetas catalanes pese a todos estos antipáticos
secesionistas que no quieren a su patria, sólo a sí mismos, como Ausias
March y Ramón Llull. Por aquellos días esta nación nuestra vivía alegre y
esperanzada bajo la consigna laborada en el escudo de los Reyes Católicos ex
pluribus unus.
Ese mundo feliz se ha ido al traste a
causa de la bajeza y el egoísmo de los políticos, la inconsciencia de una
intelectualidad aturdida y temeraria y esos ejércitos de maniobra oculta que
alzan zanjas diabólicas entre los pueblos rindiendo culto así a Satanás el
Gran Separador. Por aquellos días cantábamos el “Noi de la Mare” por navidad y
“Rosa de abril murena de la serra de Monserrat estel iluminá la catalana terra
y guia nos cap al cel” por primavera, el "vinticinque de decembre fun
fun” que institucionalizó la alegre y triste Nochebuena hispana y
otros villancicos menos recomendables como “Al entrar en Barcelona dieron
muerte a mi consuelo no eran cazadores eran artilleros” una canción
carlista que tenía su vertiente verde jocosa en “Al pasar el Fondergat una
noya i un soldat, etc”. La amputación de Cataluña del tronco común que
no creo en realidad que interese ni a la burguesía ni a la inmensa mayoría de
catalanes de buena voluntad supondría seguramente la desaparición de España
como nación para convertirse en un grupo de taifas.
Sin embargo, a lo mejor es lo que
interesa al gran capitalismo de la mano negra global que impone su férula
mediante el terror, el miedo, la desconfianza planetaria de unos pueblos contra
otros y el control mental vía prensa, radio y TV, la pornografía y el
periodismo destructivo. La comunidad literaria española orientaba en mis
años mozos el dardo de su saeta hacia Barcelona sede de las grandes
editoriales. Hoy ya no es así. Las imprentas barcelonesas fueron compradas por
Hachette y otras casas anglosajonas establecen su marca y dictado de gustos
anglosajones. La letra basura. La manipulación de los anales y la
tergiversación pavorosa de cuéntame lo que pasó. Esa es la fija. Al releer
“No era de los nuestros” de Vidal Cadellans, premio Nadal 1958, y para
mi gusto el mejor Nadal (y dando por sentado el hecho de que este galardón
quizás sea para los que escribimos en este país mucho más importante que el
Nóbel porque en su concesión no predominaban los intereses políticos o los
sectarismos de bloques, sólo la calidad literaria de los textos guardaba
prelación) se me ha representado aquella atmósfera que yo entreveía desde mi
camarilla de un seminario del norte leyendo este libro bajo las sabanas y
a la luz de una linterna después del toque de oración. El tema o perioca principal podría
ser centrado en lo que se llamaba a la sazón cine de autor o de valores
humanos en que se levanta la tapadera de una sociedad hipócrita y se pregunta a
la Iglesia Católica
por qué es tan sanguinaria al arrojar a sus seminaristas a las tinieblas
exteriores colocándoles en el capirote de malditos y de penitenciados por la
inquisición. No era un ataque a los curas el que realizaba el ex seminarista
sino una invitación a reconocer sus culpas, una amonestación a la conversión, a
sabiendas de que un mundo nuevo se alzaba a través de los nuevos inventos como
el utilitario, la lavadora, la heladora, la olla Express, el trasvase de las
masas agrícolas a las ciudades, la venida en masa del turismo y para colmo
la invención de la píldora abortiva. Han pasado menos de cincuenta años y la
faz de la tierra se ha transformado. Después de los aviones a chorro de
aquellos tiempos se dio paso a la primera huella del hombre en la luna, el
mando a distancia, el ordenador, el móvil y la píldora del día después que ha
traído aparejada la gran revolución feminista que el novelista catalán aunque
borrosamente acierta a entrever. Lo dice en una prosa clara, neta, sin
atauriques y con la sequedad de un catalán nacido en Terra Ferma en cuya
estructura resuenan ecos del existencialismo de aquel entonces, Sartre, Gide y
Bernanos en mezcolanza.
“No era de los Nuestros”
fue ingresada en el cupo de novela católica por la problemática que plantea
pero hoy yo diría que es pura didáctica sociológica, estableciendo un estadillo
de situaciones psicológicas con la reacción al desfalco y apertura de la caja
fuerte de la empresa de su padre, y la huida de Jaime Arias a Francia con
seiscientas mil pesetas. Las miserias y grandezas de cada uno de los personajes
salen a la luz así como sus sueños, su amor al trabajo, sus virtudes y pecados,
grandezas y sus miedos. Podría calificarse de Bildungroman o novela de
iniciación. Sin embargo, en su única novela Vidal plasma una obra maestra
haciendo un alarde de imaginación, introspección, definición de caracteres, ambientación
y esa garra que suelen tener gran parte de los premios Nadal y de los
escritores del grupo de Barcelona (Bartolomé Soler, Tomás Salvador
que aunque palentino fue de la escuela catalana con libros insuperables y hoy
por desgracia descatalogados, Sagarra, Espriu, Xenius y
otros muchos que escribieron en La Vanguardia o en el Diario de Barcelona,
el rotativo más antiguo peninsular. Vaya para todos mi homenaje. Con la
posguerra y durante el franquismo la
Ciudad condal fue el emporio de la inteligencia en castellano
y en catalán. La ciudad vivió un autentico siglo de oro que hoy muchos no
quieren reconocer y que contrasta con el catetismo “pallus” de la
actualidad. Era entonces una ciudad abierta y se ha vuelto una sociedad
cerrada. ¿Qué mano vil enterró nuestros sueños? Las barras de Aragón eran las
señeras de la llibertat. Para libre Aragón, decía Gracián. El molt
honorable Pichol ha convertido el viejo bastión de los gigantes en una
tierra donde renquean los enanos. He is a dworf anyway y un ceporro muy
lejos de la sabiduría y el buen trato de los catalanes a los que definía
Cervantes como “archivo de la cortesía”. Confiemos en que su delfín don Arturo
Mas no siga su ejemplo. Porque perdería Cataluña. Perdería España.
Perderíamos todos. Su Cataluña agria, antipática, nadie tiene que ver con por
contraste con esta Barcelona sudorosa que conoce la irrupción de los primeros
turistas pero atrayente y amable que describe Vidal Cadellans en su denso
libro. Apenas más de doscientas páginas. Era una ciudad en libertad a la que
peregrinábamos con deleite y algún donaire los de la generación del 68.
Capítulo 24
SOROS SPONSOR DE UN FRENTE POPULAR EN
CATALUÑA
Georges Soros Budapest 1930 tuvo una
frase para mí cuando lo entrevisté en su apartamento piso 35 de Wall Street
"I´ll buy you out" (os
compraré a todos) y esa sentencia categorética se clavó en mi memoria con tanta
fuerza que escribí una novela. Lo que dijo aquel creso millonario que por todo
único lunch se comía una manzana me
invitó por cierto y yo le dije no gracia me martillea en la memoria. Era la América de Carter la
guerra fría pero aquel rey Midas ya preparaba the big move desde el alto edificios con vistas al East River.
Vendría la guerra de las galaxias, la
globalidad y la caída del muro de Berlín. Mao era nada más que un tigre de
papel y la Unión
soviética un gigante con los pies de barro. El refugiado húngaro judío de raza
fracasó como filosofo pero como economista con sus teorías iconoclastas y
antiacadémicas que lo hicieron malquisto en Downtown, era un brujo. Un
verdadero adivino del porvenir. Lanzó su formula desde la ciudadela del
capitalismo. Sacaba conejos de su chistera, inventaba cosas basándose en el
axioma talmúdico de que el dinero es sólo papel. I buy you out. Fue el patrocinador de UCD, y se inventó una formula
mágica para acabar con los estados históricos las enejes vías de penetración
mediante la filantropía, el adamismo y el buenismo. Publicaba entonces libros
que no leía nadie con títulos como "El peso de la conciencia" y
"Hacia la aurora global". Un asquenazí de aspecto insignificante,
americano desde 1948 y humilde nadie podría creer que albergaba grandes
proyectos para su fundación a la sombra de Rockefeller. Subvencionó el
levantamiento de Maidan y dicen que urdió planes para asesinar a Putin pero
Putin es ahora amigo y ha firmado un pacto al estilo del que llevó a Europa a
la guerra el acuerdo Malenkoff /Ribbentropp con Netanyahu para triturar Europa.
Ahora se habla de Cataluña como eminencia estratégica de dominio del mediterráneo
algo que le interesa en especial al estado hebreo al alimón con su aliado ruso.
Creo que aquella manzana que se zampó durante la entrevista con su parco yantar
debió de estar envenenada. Uno tiene la impresión de que algunos políticos
catalanes y los elches felones que gastan coleta son unos bocazas, no saben
nada de geoestrategia y están jugando con fuego. Son los tontos útiles,
criminalmente irresponsables. La bestia sin rostro tiene muchas caras las más
terribles son las que oculta. Ases y triunfos bajo la manda. Un frente popular
en España is in the offing sufragado
por es este archimillonario sin patria al que seguramente no le queden muchos
afeitados.
Capítulo 25
ARTURO MAS Y
SUS COFRADES EN USA SERÍAN PASADOS POR LAS ARMAS POR DELITO DE ALTA TRAICIÓN EN
ALEMANIA
Odio la violencia, me repugna la guerra pero amo a
mi patria y estos días ese catalán con cara de dolerle el estomago- tipo
antipático y engreído mas feo que un caganet- se encarga de insultarnos y decir
las mayores burradas los que amamos a nuestra patria y hemos jurado bandera.
Corren malos días para la gente decente, los españoles de bien, y si Cataluña
se independiza, porque aquí Rajoy no ha dicho ni mu, esta democracia se va a
convertir en una opera bufa en la que todos han ido a robar. Dineros catalanes
en Suiza, mutismo gallego y escucho por ABC radio al bueno de Felipe Sahagún el
meritorio de Cirilo Rodríguez el que me acusaba a mi y a toda la gente de la
prensa del movimiento de ser corruptos por que porque el era un becario de una
Fulbright de mil dólares y de lo que se trataba era de subir, el PSOE pedía
degüellos, ahora este ínclito milita en las huestes de la derecha informativa
porque el ABC no es lo que se dice un periódico rojo, casi me dan ganas de
llevarme la mano a la pistola.¡qué país, vaya tropa! Tropa indigna de
corruptos, villana y traidora. Esta democracia puede acabar como el rosario de
la aurora pero con su pan se lo coman, yo ni quito ni pongo rey, allá ellos que
lo arreglen y se repartan el bacalao. Creo que va a hacer violencia. Mas tiene
la suerte de pertenecer a una nación como la española a la que zahiere y
detesta. En los Estados Unidos ya le habrían dado mulé los servicios secretos o
los jueces lo habrían sentado en la silla eléctrica. Aquí somos más tolerantes
pero a mí me parece que el lemosino don
Arturo sería un buen candidato a la corbata de hierro. Sus vilezas le
harían merecedor del garrote vil
Capítulo 26
JUAN NEGRIN: "COMPANYS Y LOS
CATALANISTAS, CULPABLES DE QUE LA REPÚBLICA PERDIERA LA GUERRA CIVIL"
Año 1977 acto de afirmación de la
amistad hispano/norteamericana. Como corresponsal del Diario Falangista Arriba me situaron en una mesa que
compartía con el hijo de Juan Negrín ex presidente de la República. Se
llamaba Juan y era clavadito a su padre, vástago del segundo matrimonio del ex
presidente de la Republica
con una rusa, sangre canaria ojos dulces muy azules y buenas maneras. No era el
ogro con que le había caricaturizado la propaganda del Régimen. Negrín hijo era
a la sazón uno de los neurocirujanos más afamados del Bellevue el hospital
neoyorquino de Mid Town Manhattan. A Negrín y a mí nos unía el fuerte (éramos
los dos hijos de la guerra civil) amor a España y una actitud tolerante frente
a la vida. Hombre muy inteligente de carácter bondadoso gordo y dotado de esa
sabiduría sobre la condición humana que sólo mantienen los buenos médicos y que
forma parte de las "bedside manners"
y del ojo clínico. Por su aspecto era la vera efigie de su progenitor. El hijo
del político más difamado e incomprendido del último gobierno republicano, le
acusaban de pro soviético, trató de meter en vereda a los anarquistas del POUM,
contó con la colaboración de pésimos edecanes que engangrenaron sus relaciones
con los catalanes y los otros jerifaltes del gobierno de Azaña, también en USA
sufrió lo suyo después de la caza de brujas de McCarthy. Su padre hubo de
volverse a Paris donde murió casi en la indigencia en 1956, pero logró abrirse
paso en la Ciudad
de los rascacielos y dar carrera a sus hijos. ¿Con los tesoros del
"Vita"?. De temperamento voltaico, un español apasionado, y con lo
que tiene que temer un hombre bien puestos lo contrario de Azaña que era algo
cobardón como Rajoy o Indalecio Prieto el de los Tesoros del Vita al que se le iba la fuerza por la
boca o Largo Caballero un asesino. Por aquellas fechas don Juan Negrin ya había
muerto e ignoro si Juan Negrin júnior seguía perteneciendo a la partido
comunista. Sentí un cierto feeling puede llamarse compasión y simpatía que me
conectaba hacia aquel personaje un hombre contra cuyas ideas había peleado mi
padre en el Ebro. En aquel instante el neurocirujano me hizo una confesión a
bocajarro: "Luis Companys tuvo la
culpa con su fuerte exaltación nacionalista de que perdiésemos la guerra civil,
publíquelo usted, si quiere, en ese diario fascista para el cual trabaja, pero
es lo que decía con frecuencia papá al que no le gustaba hablar nunca de
aquello... por qué perdimos la guerra.
Se me quedaron grabadas aquellas
palabras que traigo aquí a colación porque en víspera de la Díada Catalana
vuelve a repetirse la historia. Puigdemont con su pinta de demonio peludo sigue
demonizando a España, por la senda marcada por Companys que llevaría a España
al precipicio.
También convendría recordar que fue
fusilado el día de Santa Teresa 15 de octubre de 1940. Una hermana suya
carmelita asistió a sus últimos momentos cuentan las crónicas. Ya en capilla
rechazó los auxilios espirituales y pidió cigarrillos ▬ se fumé un
paquete entero hasta el amanecer, era un chain
smoker ▬ y dos botellas de champán. Eso sí como ultima
voluntad rogó antes de que lo fusilaran ante el foso del castillo de Montjuich
presentarse descalzo ante el paredón. Quería pisar tierra catalana antes de
morir. Según confesión del hijo del último presidente de la república española,
Companys era muy terco y no se avenía a razones. Salió por la frontera española
en automóvil en compañía de Aguirre, el presidente de Euskadi, Irujo,
Tarradellas con una escolta de varios mozos de escuadra. El coche tuvo que
abrirse paso entre una larga hilera de desplazados que buscaban refugio en
Francia haciendo un trayecto a pie lleno de penalidades. Sin embargo, los jefes
eran los jefes. Companys dejó en Carcasona a Tarradellas y Aguirre, continuando
viaje hacia Paris en compañía de Largo Caballero.
El líder socialista se dirigió a Berlín
donde tenía parientes pero acabó de muerte natural en Buchenwald donde falleció
poco antes de la entrada de los rusos en Berlín, y Companys que quería saber el
paradero de un hijo subnormal que tenía en un sanatorio de Bélgica fue detenido
por la policía del Régimen de Vichy quien le entregó a las autoridades
españolas. Tarradellas y Aguirre se salvaron huyendo al sur de Francia.
Trasladado a Madrid fue encausado en una
largo proceso (fue defendido por un capitán artillero que estuvo con él en la
guerra de África) pero el tribunal castrense, inculpado el de de rebelión
militar y de crímenes contra la humanidad fue su abogado defensor (miles de
muertos y desvaríos en Cataluña que había que achacar a este personaje tan
nefasto como exaltado) lo condenó a muerte. Sus cincuenta años de vida
recuerdan una de las peores páginas de la historia de España.
Juan Colubrí, como jurídico castrense,
actuó en la defensa de su causa y nada pudo hacer por él. Casualmente y por una
de esas peligrosas coincidencias de la vida, fue pasado por las armas en el
mismo lugar en que Companys había mandado fusilar el 23 de agosto al general
Goded que había secundado el Alzamiento Nacional. Donde las dan las toman. La
figura de este exaltado nacionalista miembro de la masonería trágica figura
(sus cartas lo revelan como un pobre payés de Lérida con poca visión universal,
puede que el gerundio Puigdemont sea su mismo retrato y siga los mismos pasos.
Actualmente, la
Generalidad honra la memoria de Luis Companys, un asesino.
Mandó fusilar a miles de catalanes en los fosos del castillo de Montseny o lanzándolos
por la borda del barco prisión surto en el puerto de Barcelona. Entre ellos un
pariente mío asturiano que se llamaba Cornelio Álvarez y cuyas cartas obran en mí
poder y publicaré algún día. Era un hombre sencillo que fue detenido por llevar
corbata. Companys no era sólo un asesino sino un cobarde, culpable a decir de
Negrin y de Durruti al que mandó fusilar de la derrota de la batalla del Ebro.
El obcecamiento y el engreimiento de esta cúpula de catalanes millonarios
respaldados por el Sionismo y la masonería Puigdemont, Mas, Pujol y
compañía ha puesto el reloj de la historia marcha atrás más de tres cuarto de
siglos. La masonería fue derrotada en Cataluña y ahora vuelven a las andadas
sin saber que el pueblo español se alzará contra esta dictadura de unos cuantos
políticos y un sistema corrupto como el del gobierno que preside el masón
Mariano Rajoy Brey alias el cagóncon sus enjuagues embustes y diarreas mentales propias de
la filosofía del contubernio contra España que preside. Manuel Azaña era un
patriota y tuvo más redaños que este gallego infame. Lo pagarán algún día
porque España no se parte así como así y no puede haber una revolución sin
sangre. El gobierno debería cerrar no sólo TVR sino la TV1, establecer la enseñanza
del español en las escuelas y cerrar algunos periódicos del a cuerda como El
Mundo inmundo. La masonería controla el agit prop y la maquinaria de la propaganda. Losa judíos son
amos de los medios de comunicación y habrá que quitarles ese peligroso juguete
de sus sucias manos mentirosas
Capítulo 27
LOS POEMAS DE UN ASTURIANO ASESINADO EN
CATALUÑA
Constantino Álvarez Castrillón era un
humilde emigrante a Cataluña asturiano de la aldea de Puente Vega y residente
del Manto de Las Dueñas concejo Cudillero y primo de nuestro abuelo Pepe
Castrillón, que consiguió establecerse, a su regreso de Cuba, en Barcelona
poniendo un pequeño negocio. Un día de julio de 1936 fue detenido en la Ramblas por milicianos del
POUM por llevar corbata. Estuvo en la cárcel de Mataró, Lérida y Barcelona en
un barco prisión. Donde lo tiraron por la borda atado de pies y manos unido a
un lastre (para ahorrar munición). Debió de ser su muerte horrible. Su cuerpo
no apareció. Fue pasto de los peces. Entretenía sus ocios carcelarios
escribiendo poesías de carácter filosófico. Sus cuartetas, algunas con faltas
de ortografía y algo ripiosas, no le
lograría a Constantino Álvarez ningún lugar preeminente en del Parnaso de
nuestras letras, pero transparentan el alma sencilla de un probo ciudadano
preocupado por la situación que vive el país. No hay rencor ni acusaciones a
sus carceleros o a los que no compartían ideas políticas de liberalismo de
derechas, no era falangista. Hasta el final de su encarcelamiento se mantuvo en
la esperanza de ser liberado ya que confiesa no haber cometido otro crimen que
el de llevar corbata. Sus poesías — más de tres centenares en letra apretada y
elegante—han llegado a nosotros gracias a un mozo de escuadra compasivo que las
retuvo y luego entregó a los franquistas tras la liberación de Cataluña cuando
entró la fuerza de Yague en la capital catalana.
He aquí uno de sus trabajos— el poemario
principia en 1932 y termina cuatro años más tarde con la muerte violenta de su
autor— que firma en la cárcel de Mataró en noviembre de 1936.
EL SOL EN LA CÁRCEL
Cuando falta la experiencia se confunde la prudencia
Con alguna tontería que suele servir de guía
A la pobre inteligencia
Le endurece el corazón
Esclavo de la pasión
Por desmedido egoísmo
Sin Dios amor y razón
Buscando comodidades
Nacen complicidades y los pueblos no se entiendes
Y se persiguen y venden
Disfrazando las verdades
En el propio proceder
Encuentra el hombre placer
Cuando nunca causó daños
Hasta soñando dormidos se concentran los sentidos
En las noches silenciosas y nos recuerdan muchas cosas
Y los daños cometidos
Todos los callan y ocultan y no pocos los disculpan
Con aguda precaución suplican
Todo el perdón
De las faltas que les culpan.
A partir del 18 de agosto cuando sube la
última entrada a su diario poético, cesa la comunicación. Constantino Álvarez
el probo inmigrante asturiano, que no se metía en política, un hombre pacifico,
que fue asesinado por llevar corbata e ir a misa, abre los brazos a la muerte
en las tibias aguas mediterráneas del puerto de Barcelona.
Su sentencia de muerte había sido
firmada por Luis Companys presidente de la Generalidad. Ojala
que en España no vuelva a derramarse inútilmente sangre inocente como la suya
ni sucumbamos a la debacle de los odios. Los descendientes de este pobre mártir
por sus ideas no pedimos revancha ni vindicta. Más bien reflexión que es la
mejor forma de que el dialogo no se convierta en monólogo
Capítulo 28
El CURA DE LOS PALACIOS
Andrés Bernaldez 1488-1513 es el único
historiador y lo cuenta de oídas que había oído decir a su abuelo lo que
aconteció en el verano de 1492 cuando los Reyes Católicos promulgan el edicto
de Destierro para todos aquellos que practicantes de la ley mosaica no
quisiesen bautizarse. Nos informa que eran gente logrera de muchas artes y
engaños. La mayoría simuló su conversión… e
quedaron en Castilla muchos dellos e sinagogas e los guarecieron los reyes y
señores a causa del grande provecho y riquezas que tenían. A los que se
bautizaron cristianos llamabanlos conversos por haberse convertido a la Santa Fe que ellos
guardaban muy mal practicando de oculto la ley vieja e muchos fueron frailes,
abades y obispos.
Sólo una pequeña minoría zarpó desde el
Puerto de Santa María para Berbería y Argel. De estos una parte regresó a
Castilla por no haber sido recibidos con bien por los alcaides. Otros siguieron
ruta a Istambol. Los que no quedaron en Fez.
Si hay que creer el testimonio de este
clérigo que ministraba una de las parroquias más importantes de la
archidiócesis de Sevilla, las cifras que sustentan uno de los capítulos
vesicantes por lo contrarios a España de la leyenda negra están infladas. Ahora
bien a Bernaldez algunos casos le movieron a compasión. Refiere que
malvendieron lo que tenían. Cambiaban la casa por un asno y daban a cambio de
una manta una viña de tres obradas. Otro dato: eran gente adinerada. Se
ayudaban unos a otros de modo que no había judíos pobres. Practicaban profesiones
minerales la medicina la escribanía eran mercaderes. Pero apostilla: “dominaban
por arte de engaño”. Comían pan cenceño y carnes tajales de animales sin pezuña
hendida y llevaban vida holgada, no labraban la tierra como los moros ni
marchaban a la guerra como los cristianos. Agrega un dato muy importante. No
fue la diferencia e religión lo que suscitó la animadversión de otros
coterráneos de credo distinto sino la envidia, la usura y en ocasiones el
conocimiento de las plantas medicinales. Los rabíes eran también médicos y con
frecuencia envenenaban a sus pacientes con pócimas. El cura de los Palacios nos
informa de sus aficiones culinarias con preferencia de la olla podrida y la
adafina de los viernes, las berenjenas y las cebollas. “Les huele el resuello”,
asegura el buen cura que debió de confesar a algunos conversos y de bautizar a
media aljama “aunque cuando llegaban a casa se restregaban el agua bendita o
escupían las hostias de la eucaristía sobre un muladar”. Es un pueblo acérrimo
en sus principios que dominan por arte de engaño. Abrahán Señor era el amo de
media Castilla. Su abuelo los vio partir “unos cayendo otros levantando, unos
naciendo y otro muriendo unos riendo y otros llorando camino del exilio iban a
embarcarse a la nao de Pero Cabrón”.
Durante la travesía fueron desvalijados
por los piratas. Una pregunta que ahora me ahoga mientras ruge la marabunta del
volcán catalán es si los descendientes de aquellos que emigraron medio milenio
no han vuelto para desbaratar la unidad creada por aquella reina castellana que
los expulsó y a la cual llaman en hebreo “messhuge”
(maldita). Cabe tener en cuenta que Abrahán Señor era catalán. Un dato muy
importante
Capítulo 29
EL COMPLOT SECESIONISTA Y LA
MANO NEGRA
Dos aviones de las modernísima fuerzas
aérea españolas que caen en despegue o en aterrizaje ¿abatidos?, media Galicia
y media Asturias que arden de repente, fuegos deliberados, terror ecológico,
vuelve a España la mano negra. Ocurrió también en la Rusia zarista de 1917 (el
diablo es viejo en sus planteamientos, no cambia de actitud y se repite)
inflamada por los discursos de Lenin y las teas de una mano negra que incendió
los bosques. La prensa internacional afila el dalle y amenaza con cortarnos la
cabeza, coreada por TV3, la
Cuatro y la
Seis, cadenas españolas que secundan la ruptura y la
revolución controlada por la masonería judaica que se nos echa encima y cuando
la policía española trata de controlar a los revoltosos de Barcelona de una
forma sosegada y de bajo perfil son tildados de asesinos. Las cancillerías
pagan el “lip service” esto es dicen con la boca pequeña lo que no quieren
decir con la grande. Querían un "bloody Sunday" como en el Ulster en
1970 que yo lo vi: los paracaidistas ingleses disparando contra la multitud
norirlandesa con fuego real pero no lo tuvieron. Querían un Maidan en Cataluña.
Lo que sí tuvimos fue una sarta de mentiras y “fake news” imágenes trucadas de
posibles enfrentamientos con los guardias de falsas lesiones de ojos morados y
de heridas que eran microbiana o pintura roja dieron la vuelta al mundo. Ante
estas falsas informaciones y acusaciones torticeras del New York Times del
Guardián y de la prensa alemana o la francesa controlada por judíos yo pensaba
en una frase de Erasmo "non placet mihi Hispania" este grito daría
origen a la leyenda negra. Muchos españoles piensan que Israel es un país amigo
pero sus agentes están detrás de la revuelta de Cataluña de la subversión de
loes escraches y se ocultan debajo de la coleta del pijoflauta de Podemos.
También se esconde entre las bragas sucias de la alcaldesa de Madrid la de
"bienvenidos refugiados" mano oculta de Podemos en la corporación
municipal. Todos ellos asisten barra libre a los cócteles de la embajada
israelí. Cuya tecnología última generación creo que estuvo detrás del derribo
de nuestros aviones. Dios tenga en su gloria a estos dos jóvenes pilotos el
capitán Aybar y al teniente Moreno. Hoy llevo luto por ambos valientes. Se
hacen pasar por amigos pero ocultan su alfanje a la espalda con el que quieren
apuñalarnos. El estado gángster sionista respalda la secesión catalana y
lo más grave es que está poniendo a las cristiandades europeas contra las
cuerdas organizando la emigración masiva hacia nuestras fronteras. Israel es el
gran patrono de las enejes. Sus intereses de quebrantar la unidad hispana deben
de obedecer a una venganza histórica que desconoce el gobierno y que el hombre
de la calle ignora, El CNI debiera de tener la respuesta de por qué caen
nuestros aviones y andar prevenido contra otros eventuales ataques.
Capítulo 30
QUEVEDO VERSUS TERESA. CRISTIANOS VIEJOS
Y NUEVOS
Hoy fiesta de Sta.
Teresa convendría recordar a Francisco de Quevedo y la gran polémica que
dividió a las dos Españas entre santiaguistas y teresianos. Y la pugna sigue.
Santiago representaba la alcurnia de los hidalgos de sangre limpia. La
andariega carmelita por su parte abandera el estandarte de los conversos.
Cristianos viejos contra cristianos nuevos. Absurda controversia porque tanto
Santiago como Teresa eran judíos. Las palabras como truenos de los Caballeros
del Hábito de la Cruz
Colorada retumban contra el sayal descalzo de los que venían
de la judería. Recomiendo a mis compatriotas la lectura de los libros del autor
de los Sueños. Porque allí podemos encontrar una explicación a nuestra
dicotomía a nuestra personalidad escindida. En parte llevaba razón cuando
Francisco de Quevedo descubre en la psicología de la monja abulense inquieta
arrobadiza y andariega (fue siempre muy exagerada y mujer muy lista) aspectos
menos plausibles de lo que ven ella sus devotos incondicionales. Los que añoran
al franquismo siguen soñando en el brazo incorrupto de la fundadora carmelita
del cual el dictador, tambien judío de raza aunque no de nación, nunca se
separaba. El tema se remonta bastante atrás al siglo de Oro y de ahí pudiera
emanar la desazón de nuestro inquieto e inquietante pasado. Parece que los
españoles caminan por la historia como si pisaran arenas movedizas. Ello forma
parte del juego de la exaltación conversa que cuenta con historiadores incondicionales
como Américo Castro refractario a tener en cuenta lo que Quevedo desvela en sus
escritos.
“Vivimos
con la barba al hombro” escribía don Francisco de Quevedo el caballero de las espuelas de oro (así llamaba Casona) desde su
mazmorra en el convento de San Marcos de León. El delito cometido debió de ser
grave de lesa majestad dicen que por una coplilla contra su Majestad otros
autores señalan las veleidades políticas del escritor y las posibilidades de
ser esculca de los franceses. La causa de su prendimiento una noche de
diciembre de 1639 no ha podido ser esclarecida. Hay otras muchas lagunas en la
personalidad enigmática y contradictoria del mejor y más diestro en el manejo
de la lengua castellana de los escritores españoles. Gran parte de su ingente
obra se perdió. Otra sigue inédita. ¿Era verdaderamente un echadizo de
Richelieu al que por otra parte fustiga sin conmiseración? El espionaje fue una
de sus muchas facetas. Urdió la conjura de Venecia y la policía del Dux quiso
aprehenderlo. Se salvó por parlar italiano sin acento. El señor de la Torre de Juan Abad era un
gigante en un país de enanos. Aquí la envidia y la mentira me tuvieron preso
conviene recordar la quintilla de fray Luis de León, al salir del presidio de la Inquisición en Cuenca.
Quevedo conoció la amargura del calabozo en tres ocasiones. Las dos primeras
por no hacer traición al duque de Osuna, y la tercera, por defender, como
patrón de España al apóstol Santiago, ▬ fue larga y virulenta en el
siglo XVII la controversia sobre el compatronato porque ahí las dos Españas
entraron en juego y la polémica sigue aún, pues esto parece el cuento de nunca
acabar ▬ en
lugar del de Santa Teresa de Jesús, como pretendían los conversos.
Santiaguistas contra teresianos.
Parece
ser que él entendió el enigma de la santa andariega sus mentiras y camelos sus
arrimos al dinero de los cristianos nuevos y los devaneos de esta santa tan
arrobadiza que sublima el sexo haciendo creer a los inquisidores que había sido
penetrada vaginalmente por el propio Jesucristo. Locura de amor. España es país
de locos. Aquellos que descubren satíricamente estas obsesiones son condenados
al silencio, al escarnio a o a la horca. Olivares muere
el 22 de julio 1645 en Toro en plena crisis separatista con Portugal y
Cataluña. Se había puesto al frente de un ejército que iba contra Lisboa tras
salir de su heredad de Loeches. El conde duque que admiraba a Quevedo y lo
protegió acabó odiándole y es posible que una de las causas de ese odio fuera
que creía que el autor de Los Sueños se entendía con los franceses que habían
invadido Cataluña con un ejército bajo cuerda. Durante sus días de presidio que
minaron su agotada salud no pierde el humor:
“A modo de cachidiablos
Me cercan tres cachirríos
Órbigo, Castro y Bernesga
Que son del Duero meninos”
Y eso
que estaba ciego del ojo izquierdo tullido y cancerado con una herida abierta
en la pierna. De este tiempo son sus obras piadosas con místicos resabios donde
demuestra sus conocimientos bíblicos su longanimidad y paciencia de nuevo Job.
El frío leonés inhóspito y salvaje que lo convierten en una de las ciudades más
antipáticas de España, gente arisca con mal vino y que come mucho conejo “que
vivo en este sepulcro ensayándome de muerto”.
Sin embargo, su consuelo son los libros y la amistad con los jesuitas.
El padre Juan de Tarsis iba a ser su gran biógrafo y llega a suponer una virtud
heroica en aquel hombre que le haría digno de los autores. Dicen que Quevedo
resignado y paciente murió como un santo. La literatura es para el preso además
de consuelo una terapia, no un placebo. Quevedo era alto bien proporcionado de
cuerpo de cintura para arriba, frente despejada, narices gruesas y corto de
vista. Los pies los metía hacia dentro y cojeaba de ambos remos. En el retrato
que hace dél Pacheco se nos muestra esa nariz sensual judaica y los mostachos
de mosqueteros. Que no falte la cruz colorada al pecho como ostentación de su
limpio linaje. ¿Era tambien de antecesores marranos? Muchas páginas de su obra
así como su perfecto conocimiento del hebreo nos hacen sospechar que sí.
¿Entonces cómo es que se coloca del bando de los santiaguistas y brama contra
los teresianitas el bando de los cristianos nuevos? Se encuentran muchas
contradicciones y lagunas en la vida del escritor que aun no se han resuelto.
El caso puede obedecer a sus múltiples complejos y trastornos de personalidad.
Velázquez
lo pinta en 1628 cuando tenía 48 años quien le hizo un retrato más favorable;
debió de existir amistad entre él y don Diego
“Retirado en la paz de estos desiertos
Con pocos pero doctos libros
juntos
Vivo en conversación con los
difuntos
Y escucho con mis ojos a los
muertos
Si no siempre entendidos
siempre abiertos
O enmiendan o fecundan mis
asuntos
Y en músicos callados
contrapuntos
Al sueño de la vida hablan
despiertos
Las grandes almas que la
muerte ausenta
De injuria de los años
vengadora
Libra oh gran don José docta
la imprenta
En fuga irrevocable huye la
hora
Pero aquella el mejor
calculo cuenta
Que en la lección y estudios
nos mejora”
De tan
inmortal soneto los que vivimos una vida libresca donde el alma vence su
trifulca eterna contra la carne nos miramos como en espejo. El duque de
Medinaceli se lo llevó a Cogolludo cuando fue excarcelado. Tenía 63 años el
cuerpo le fallaba pero la cabeza le regía. Aquel otoño de 1643 publica Vida de
Marco Bruto que plantea el interrogante eterno si es lícito asesinar o no al
tirano. ¿Tu quoque filii mihi? (¿Tú
tambien hijo mío eres de los que están en la conjura?). Bruto asesinó a su
padre Julio Cesar. Plantea la cuestión del tiranicidio. Quevedo recoge el
guante del reto lanzado por El Padre Mariana dando lugar a una gran polémica
entre los juristas de la escuela de Salamanca y determina que el que mata al
opresor del pueblo no es culpable y lo exime de culpa en su libro De regis institutione data de 1599. En la Torre de Juan Abad adonde
llega en el otoño de 1644 se queja de la soledad que es la tortura del viejo no
tener amigos. Se cartea con Francisco de Oviedo y con Sancho de Sandoval. “Sin
apartarme de la chimenea me quemo y no me caliento”. El frío de la cárcel
leonesa le penetró los huesos. Es trasladado al convento de los dominicos de
Villanueva de los Infantes. Un criado gallego Diego de Lugo le roba cuanto
tenía y se da a la fuga. Vienen los sobrinos a la cabecera del moribundo al
husmo de la herencia. La noche del 30 de mayo el galeno le manda fumar una pipa
y el pobre enfermo con el humo se intoxica. Pésimo remedio. El 25 de julio
anota en una de sus cartas (Quevedo murió con la pluma en la mano como los
grandes escritores periodistas) “Hoy
fiesta de Santiago mi patrón y único de España se me abrió la postema del lado
del corazón. Espero buen suceso” el día de la Magdalena llega la
noticia de la muerte del valido Olivares su verdugo. Tercia este comentario
despectivo: “Yo que estuve muerto en
prisiones viví para ver el fin del hombre que me aherrojó… unos dicen que le
hallaron sapos y culebras en el buche, otros encontraron cal y arena; yo creo
que había de todo”.
El 8 de
septiembre de 1645 moriría el genio, de un paroxismo, ▬ congestión cerebral▬, poco después
de escribir una carta a su fautor Bernardo de Oviedo. Fue enterrado en la
iglesia de san Andrés. Vuelve el polvo al polvo que es polvo enamorado. Amor
constante más allá de la muerte. Sus huesos se perdieron en una exhumación de
la francesada “pues que de nieve están las cumbres llenas, la boca de los años
saqueada, la vista enferma… salid a recibir la sepultura acariciad la tumba y
monumento que morir viviendo es la última cordura” escribió los poemas
cinerarios más sublimes de la lengua castellana. La vida tiene mucho de cruel y
bastante de escatológico. Es un viaje a través de la mierda. Abrumador por lo
pesimista el pensamiento quevedesco. Alguien detrás del biombo, se carcajea de
nuestros pasos; el ambiente de la comedia del mundo es delirante. “Médulas que
han ardido gloriosamente”. Et ossa mea non conteretur, clamaba Ezequiel. No
disperses, Señor, mis huesos. The windmills of my mind. El
Molino de su cerebro no paró el trajín durante sus 65 años de vida. “Mi corazón
es reino el espanto”. Un clásico universal que retrató no sólo a la sociedad de
su tiempo a golpe de sátira sino también la vida misma.
Capítulo 31
QUEVEDO LA CALLE DEL NIÑO
Largos
paseos por Madrid al husmo de mis fantasmas intelectuales guiado por la
estrella de la literatura desde mi juventud y descubrí (yo debí de haber pasado
en la Villa y
Corte muchas de mis otras vidas porque estos sitios tenían duende y reclamo
para mí.) Aquí las calles no son un hombre solo. Evocan una historia un amor un
suceso, un encuentro o un desencuentro, tal vez el aire de un crimen como
Jacometrezzo, la calle del Turco donde mataron a Prim, Antonio Grilo el crimen
del sastre la Magdalena
y los túneles de la casa del marques de Perales antiguo monasterio donde se
decían que las monjas paridas enterraban vivos a sus infantes o la calle de
Atocha donde estaba la fuente de la alcachofa pero en tiempo de mi juventud
fueron los aledaños entre Quevedo Iglesia Cuatro Caminos. Aquellas estradas y
calellas tenían alma o al menos así me lo parecía a mí. Me daba la sensación de
haber estado allí antes; deambulado por allí en otras vidas que tuve porque yo
siempre he creído en la reencarnación. Los mesones de Bilbao donde estaban las
eras del Mico y las cervecerías de Argüelles muchas cañas metí entre pecho y
espalda, alguna cita con aquellas novias primerizas del Madrid de los sesenta y
en ultimo termino siempre quedaba como ultima ratio de alguna que otra tarde desaforada después
de alguna copa de coñac o algún cubata para mi corazón solo ir a bailar a las
Palmeras donde siempre surgía un roto para un descosido y no era consciente de
que aquella casa en la calle, hoy la glorieta era la calle del Niño habitaron
en su día Góngora y Quevedo. También la llamaban la Casa del Tócame Roque.
Burdeles y timbas que siempre abundaron en la Villa y Corte. Don Francisco de Quevedo que a la
sazón volvía rico de Italia compró el inmueble con un préstamo que le hiciera
su valedor el duque de Osuna en lo álgido de su poder. Pronto habría de decaer,
eclipsado por su propio hijo, el duque de Uceda y luego el Conde Duque los
otros validos de Felipe IV. En cualquier circunstancia, allí vivió don Luis de
Góngora y Agorte y, don Francisco de Quevedo y Villegas, fue su casero
malquisto. Pero la casa tenía bicho y los alguaciles hubieron de desahuciar a
otro gran poeta de la corte de Felipe IV don Luis de Góngora y Agorte. El autor de Soledades era un inquilino moroso y el de los Sueños un casero implacable. Este pleito es el origen de la sátira
y de los varapalos en versos y letrillas que se cruzaron los dos genios. A raíz de
aquello ya digo se sella un odio africano entre los dos máximos vates de las
letras castellanas. Una mutua antipatía que llegaría hasta la tumba. Góngora dejó de existir en 1627. Quevedo en
1645.
Se
cruzaron coplillas alusivas a la constitución sexual de cada uno saliendo a
relucir cojeras, sabañones y otros vicios como el aborrecimiento del tocino que
los conversos no cataban nunca. ¡Que delicia, con todo y eso, cuando ambas
plumas la mejor tajadas de la lengua castellana se meten un zurrío! El insulto
viene a ser entre nuestros poetas y poetisas un subgénero literario. Si se
administra convenientemente puede resultar una obra de arte. El cordobés no
se cansaría de insultar al madrileño llamándole borracho, zambo “eres tartamudo
de zancas y achacoso de portante” siete ojos alcahuete y buharro y el madrileño
en el mismo tono coloca a Góngora en los cuernos de la luna tildándolo de
judío, maricón y mal capellán aparte de narigudo… don Francisco no callaba ni
debajo del agua ▬ “yo que nunca se callar/ y solo tengo por
mengua / vaciarme de la lengua y morirme por callar/▬ El
contraparte se mofa de la cruz colorada que lucía en el pecho recién investido
por Su Majestad como Caballero de Santiago:
La malicia y el enredo
La insolencia y el desgarro
Lo alcahuete y lo buharro
Le negociaron la cruz
Que es mirado a buena luz
Habito pintado en jarro
A las
pullas vesicantes del paisano de Lucano contesta el complutense con ilustres
rifirrafes empapados de ingenio con los que fustiga los vicios y los antojos de
su tiempo. No hay peor cuña que la de la misma madera y tanto uno como otro no
eran preclaros de linaje aunque siempre Quevedo se las dé de cristiano viejo
pero era el único de los clásicos que conocía el hebreo y andaba por la Biblia y el Talmud como
Pedro por su casa. Hidalgos de la montaña del valle de Toranzo pero una familia
que realiza los oficios en la corte de camareros y maestresalas. Quevedo dice
que el habitáculo de don Luis en la calle del Niño era un antro de suciedad por
donde andaban los putos de la corte y los jugadores del naipe casa llana tal
vez que compró don Francisco al regreso de Sicilia
En que vivías
Modelo de hacer arpías
Estos
dicterios demuestran la dicacidad de los dos hombres que mejor esgrimían como
un florete primoroso las galanuras de la lengua española. Gongorilla con su
acreditada mala leche fue el que dijo del Manzanares lo de ayer meome un burro hoy me ahogo, tan poca agua llevaba el aprendiz
de río, contesta:
Hoy hacen amistad nueva
Don Francisco de Que-bebo
Y don Félix Lope de Que-beba.
Pues
parece ser que Góngora era abstemio y por el contrario tanto Quevedo como Lope
de Vega empinaban el codo más de lo conveniente. Mientras que el fénix de los
ingenios era muy querido por las mujeres a don Francisco las señoras lo
detestaban y es que no debía de funcionar
como es debido. “A batallas de amor campos de pluma”. Injusta y desadorado
insulto gongorino contra Quevedo que podía ser un disminuido sexual pero que
nunca tuvo pluma. La tara de Góngora (dice el Talmud que quien no conoce a los
hombres no conoce a los vicios) eran los niños de coro y el naipe. La polémica
alcanza el paroxismo cuando dice que Quevedo y Villegas no sólo era zambo de
pies sino también inhabilitado para los amores a causa de una enfermedad
degenerativa. Corrieron hablillas al respecto en la casa del Tocame Roque de
que una letrilla de Góngora que se titulaba “Marfisa en la estacada”[3]
era un venablo dirigido contra el Caballero de las Espuelas de Oro el Divino
Cojo: “Entrose la daga tan desganada que su escudo aunque hendido no pudo rajar
la espada”. Airoso y jovial responde Quevedo aquello de no todo el monte de
Venus es orégano... ya está gastado el acero de mi espada. Ramón de Garciasol
uno de los grandes biógrafos del autor del “Buscón” aseguro que don Francisco
era genial e inestable y en esta impotencia solapada puede que estuviera la
clave de su misoginia y de su fracaso sentimental con Inés de Zúñiga. Se
declaró de por vida enemigo acérrimo del matrimonio al que llama infierno
portátil e himeneo tirano. Sin embargo él mismo es el autor del soneto en que
se canta al amor convertido en polvo enamorado una de los más sublimes poemas
cantando al amor en español
Capítulo 32
CERVANTES Y ASTURIAS
Depresiones primaverales. La pantalla se va a negro y la acidia se instala en
la cámara oculta del cerebro duélete todo y no aciertas a rebullir. Le ocurría
a Graham Greene que se curaba mediante una dieta de dos mil palabras al día.
Pushkin se quedaba tieso en su diván delante de su ventana miraba caer la nieve
de Petrogrado. Nabokov jugaba a la ruleta rusa. Ah la neige d´autrefois de la cual hablaba el gran Villon. ¿Dónde
se derritieron aquellos copos perdidos de la nieve del ayer? El arroyo del
destino se llevó los viejos amores. Sólo nos queda la palabra pero soy incapaz
de enfrentarme a la tortura de la página en blanco y además en este mundo de
frases hechas (con la que está cayendo… dicho esto… para nada… hecho puntual…
la crisis, las tertulias radiofónicas, etc.) se aborrece la novedad, nadie
puede ir por lo libre y la escritura se ha convertido en ejercicio fútil.
Entonces acecha el peligro de Erifos que es una deidad nefasta. El diablo en la
botella para conjurar el vacío es falso y tornadizo. Degenera y animaliza.
Convierte al hombre en cerdo. No te pique el alacrán, amigo mío. Echa a la
espalda todo ese daño pospositicio. Lo que pasó se fue y lo que fue ya no es.
Encuentro consuelo y cura en la relectura de Cervantes. Releyendo la ilustre
fregona se me viene a la memoria una frase de mi infancia: asturiano daca la cola, daca la cola asturiana. Es tanto como decir
átame esa mosca por el rabo. En el catón que aprendí a leer y en la clase de
gramática venía este cuento que el padre Sanabria aquel claretiano bondadoso
que vigilaba nuestros juegos, cuando organizábamos partidos de fútbol con dos
equipos el de los Gurriatos y Galápagos y nos sacaba a la pizarra a
declamar para que perdiésemos el miedo escénico. Aquel fraile nos enseñaba a
hablar en publico y a leer en voz alta venía este enternecedor cuento. La
palabra Asturias se me quedó grabada.
Se trata de una historia de tahúres donde nada es lo que parece como en la vida
misma. La trama se desarrolla en Toledo y narra los amores de la bella
Constanza que servía en una casa de postín como criada pero no era tal criada
sino la hija fornecina de un conde burgalés. Entonces va y se enamora la
muchacha de un aguador, Lope, asturiano que no era el tal mozo de dar cebada
que acarreaba el agua por las pinas cuestas de la Ciudad Imperial
cargadas las artolas de su jumento de cántaros y de botijos pues unos crían la
fama y otros aportan el agua, sino nada menos que don Tomás de Avendaño hijo de
un hidalgo montañés de las Asturias de Santillana. Cervantes juega al equívoco
en esta fábula que tiene todas las trazas de las comedias de enredo del teatro
del siglo de oro. Todas con happy end.
Se deshacen los malentendidos y la fábula acaba bien. El autor del Quijote era
un hombre optimista y consiguió guardar la mente ten con ten en medio de tantos
infortunios: cárceles, exilios y amarga convivencia entre trajinantes, mesones,
posadas, mancebías y ambiente del hampa puesto que en medio de sus muchos
oficios parece ser que ocupó el cargo de trainel o palanganero que trabaja al
servicio del escudero de un cohen. Cohen es una de las pocas palabras hebreas
que quedan en el léxico castellano y quiere decir capataz, y en este caso
proxeneta. Todos los macarras de la ciudad le tenían que rendir cuentas al más
famoso cohén de los prostíbulos de Valladolid. Es un cuento de tramposos. Unos
aguadores cerca de la plaza de Zocodover en un lugar llamado Huerta del Rey se
están jugando un burro a la taba. Las puestas eran tan importantes de hasta
cien reales que no parecía que eran perailes sino arcedianos. El aguador en
pocos envites desplumó a sus contrincantes. El perdidizo se resignó con su
suerte y acabó contrayendo matrimonio con Constanza. Estos enredos puede que
aburran al lector moderno pero constituían la base argumental de los libros de
caballerías.
Capítulo 33
FRAY ANTONIO DE GUEVARA Y
SANTILLANA DEL MAR
En la catedral de Mondoñedo se mostraba
a los turistas hasta hace unos años el sillón frailuno donde el obispo de
Mondoñedo fray Antonio de Guevara 1480-1545 escribía sus largas y deliciosas
cartas a los hombres de su tiempo que eran los de Carlos V. Tantas horas sobre
la mesa de trabajo acabarían en hernia discal luego la mala alimentación
cinegética y el sedentarismo depararían la gota de la que murió. Y en eso como
en la grandeza de miras en su simpatía y en su fervor de católico arrepentido
tras mucho pecar imitó a su señor el Cesar Carlos V; se trata de un didascálico
que escribía como hablaba. Cartas que parecen sermones y sermones que parecen
cartas. Con glosas a la Biblia
y también ▬ por qué no ▬ citas de la literatura clásica
empedradas de preciosos latinismos y reparos morales. A decir de la crítica se
adelantó a los memorialistas ingleses. Su estilo amaba las preciosidades
conceptistas en párrafos que van camino del retruécano y anuncian el
advenimiento de los crisoles estilísticos de Gracián y de Quevedo y todo eso
que hizo excelso al humanismo español tan minusvalorado ahora por el sistema
hispanohablante que se nos viene encima, dominado por sionistas y judíos a los
que han acanteado en Segovia el otro día, con motivo de los mil años de un
osario hebreo en la vieja ciudad romana ( pues menudos son los de mi pueblo,
que no hay peor cuña que la de la misma madera) y es una pena que se oculte a
las nuevas generaciones de estudiantes españoles estas joyas en literatura de
perlas preciosas. A cambio se las aburre con una plétora de escritores ingleses
de segunda o tercera mano como la
Austen el Paul Auster, todos esos autores que se sacan de la
manga los nuevos publicistas del 666, libros infumables de autoras vírgenes
fatuas y la madre que los parió. Este franciscano que en su juventud rondó
balcones tuvo amores duelos y reyertas para ingresar, una vez arrepentido, en
la orden seráfica, fue guardián del convento de Arévalo antes de ser obispo de
Guadix y más tarde de Mondoñedo, sedes episcopales en las que no permaneció
casi nunca de asiento según las costumbres de la época. El absentismo laboral y
las regalías eran el mínimo común múltiplo de las sedes episcopales entonces.
Fray Antonio seguía en todo momento a la corte itinerante del emperador dejando
al mando de la mitra de Mondoñedo a un sustituto. “Los buenos guerreros – dice
en una carta- se precian más de amolar las lanzas que de tajar las péñolas,,,
lo que a uno le hace ser buen caballero es ser medido en el hablar, largo en el
dar, sobrio en el comer, honesto en el vivir, tierno en el perdonar, animoso en
el pelear”. Dichas epístolas son un compendio de recomendaciones y advertencias
teñidas de la nobleza y pasadas por el balde de agua bendita de los blasones de
un castellano viejo nacido en Santillana del Mar. En las Asturias de Liébana
para diferenciarlas de las Asturias de Oviedo — casta de hidalgos de todas
formas—- de donde emana el rancio abolengo y la señoría española.
Acabo de visitar la noble villa y
encontré cerradas muchas casas solariegas, las corredorias solaneras medio
cayéndose y las techumbres de los tejados derrumbadas, dejando pasar el sol del
verano y los muros de los corrales a merced de la lluvia y las nieblas del
Cantábrico. Santillana ― este es el sueño que acaricio― resucitará algún día
cual Ave Fénix. Volverá a ser la cuna de aquel ideal cristiano de caballeros
mitad monjes mitad soldados cabalgando por los campos de Castilla a lomos de
Rocinante. Ahora la patria yace sin pulso, desmedrada y medio muerta entre
manos de Judas y de Caín.
Capítulo 34
HERNANDO
DE TALAVERA EL ALFAQUÍ CELESTIAL O EL FRACASO DEL BUENISMO
Metido
como estoy en harina de conversos voy y vengo de Alcalá me pierdo por las
empinadas callejuelas de Toledo, en demanda del espíritu que fraguara el sueño
mesiánico del imperio. Al cabo de muchos años entiendo lo que dijo Golda Meir
sobre el establecimiento de nuestras relaciones con Israel corría el año 1973
en una conferencia de prensa en un hotel cerca de Hyde Park:
—España para nosotros los judíos no es un país como los demás.
Fue un canto a Sefarad enhebrado por aquella quijotesca tigresa que llevaba
un bolso como el de mi abuela siempre de luto de donde extraía una cajetilla de
tabaco negro. Sentí reverencia y pasión por aquella mujer de los cabellos
grises que le daba importancia escasa a cosas tan trascendentes como el look y
que, habiendo ganado dos guerras, se convirtió en la mayor estadista del siglo
XX su liderazgo controvertido y discutido por los de su propio partido
laborista y por el Likud. España no es un país como los demás. Idea mesiánica.
El sionismo anda metido en los fregaos de ganar la tierra prometida que a
España le costó nueve siglos. Es una historia de sangre, sudor y lágrimas,
expulsiones, enajenaciones, llantos y martirios porque es duro para cualquier
ser humano tener que abandonar su casa, dejar sus enseres, ver por última vez
los muros de Jerusalén o de Granada. Es lo que está ocurriendo a día de hoy en
Palestina. Todo Oriente Medio es una hoguera. No conviene olvidar la historia
maestra de vida. Veamos un caso: A fray Hernando de Talavera
(Talavera de la Reina
1428- Granada 1507) le llamaban los moros de la Alpujarra el “alfaquí
celeste” por sus titánicos esfuerzos de adaptar y convertir la religión del
Crucificado al credo mahometano.
Su
intento fracasó pero queda ahí para la historia, como conato de buena voluntad
y como testimonio de que el Bien no gana siempre y sucumbe a los intereses y
egoísmos seculares, quiere decirse, el Mal. Conviene, pues, no dar de lado a la Historia.
Fray Hernando era un monje jerónimo conocido por sus virtudes: bondad,
recogimiento y vida austera. La Reina Católica lo eligió por director espiritual. Sobrino de don
Fernando Álvarez de Toledo, el Duque de Alba, aprendió a leer y escribir en la
escuela catedralicia de Oropesa, se graduó en Salamanca. Tomó el hábito de la
orden (hábito blanco y escapulario y cogulla parda) y llegó a ser prior del
monasterio más prestigioso que había en España en aquel tiempo: el convento
vallisoletano del Prado. En una visita a aquel
recinto la Reina
se confesó con él. Elevado a la mitra de Ávila, sería más tarde preconizado
arzobispo de Granada. Es designado confesor regio,
cargo en el que fue sustituido por Cisneros que se convirtió en su alter ego.
La otra cara de la moneda. La dulzura y la bondad del jerónimo chocarían con la
aspereza y austeridad franciscana del Regente, aun siendo así que ambos
eclesiásticos venían de familias oscuras, recién convertidas del judaísmo. Si
el uno era partidario de la bondad, la tolerancia, la mansedumbre para con el
moro hasta el extremo de ser el primero que introdujese la lengua vernácula en la SRI, cinco siglos antes de las
constituciones del Vaticano II, y para atraerse a los musulmanes ordenó en su
diócesis de Granada que se permitiera decir la misa en árabe, ordenando a sus
sacerdotes que aprendiesen esta lengua, mientras su contrincante, fray
Francisco Ximenez de Cisneros, mandó que se quemase un alcorán en la puerta de Bibarrambla.
Bien es cierto que todos los manuscritos en letra cúfica sobre astronomía,
medicina y ciencias naturales, un tesoro bibliográfico, se los trajo para
Alcalá. Un gesto que es de agradecer por los historiadores porque, gracias al
cardenal Cisneros, se pudo conservar gran parte del acervo de nuestro pasado
mahometano: la sabiduría, literatura y los relatos de los cronistas musulmanes
sobre las contiendas de la
Reconquista, y su versión distinta de los hechos. Que hoy se
pueden leer en la
Biblioteca Nacional, Talavera y Cisneros forman un dúo de
contrastes. El cardenal partidario del puño de hierro y de que la letra con
sangre entra. El arzobispo guante de seda. Una gota de miel puede más que
veinte jarros de vinagre, según Francisco de Sales. La fuerza de la razón
contra la razón de la fuerza. La paz y la guerra. Ganó la guerra. La política
de apaciguamiento del arzobispo Talavera consiguió el bautismo en masa de los
pobres moros con gran escándalo de los imanes que se echaron al monte y ello
daría lugar a la guerra de las Alpujarras últimos reductos del Islam; una
pavesa que tardaría en extinguirse más de dos siglos hasta 1609. Cisneros, más
drástico e inmisericorde, fue más efectivo. En guerras de religión las medias
tintas no valen. Es el todo o nada. De Fray Hernando, el “alfaquí de
Jesucristo” algunos moriscos se le reían en sus propias barbas. Herencia de
Caín pero venimos de la
Historia Sagrada. También España es sagrada aunque traspasada
de un furor cainita.
Fray
Francisco, por el contrario, aquella galga en pieles, como le llamaban, enteco,
solemne, una nariz prominente, siempre friolento, (combatía su hipotermia con
tabardos y ropones y debajo de sus vestiduras elegantes de cardenal llevaba el
áspero sayal franciscano) el mentón saliente un prognatismo que denotaba su
demoledor poder de voluntad, odiado y temido por sus súbditos. Los escándalos
y motines a causa de la desacertada política del arzobispo de Granada con sus
neófitos llamaron la atención del Santo Oficio. El inquisidor de Córdoba un tal
Lucero lo mandó “empapelar”. Se le abrió proceso por judaizante pues por línea
materna venía de conversos, no obstante que su padre fuese de sangre azul
emparentado con la Casa
de Alba. La inquisición no andaba con miramientos. El fiscal Rodrigo Deza
ordenó encarcelar a su madre y a su hermana bajo la acusación de herejía
judaica. Cisneros que pese a su rivalidad era amigo del arzobispo consiguió que
las liberaran y elevó una súplica al papa Julio II, y, gracias a tan poderosas
influencias, el abogado defensor de las encausadas, que era Pedro Mártir de
Anghiera, logró rebatir las incriminaciones de Rodríguez Lucero. El tribunal
dictaminó la completa inocencia de Hernando de Talavera y sus hermanas. El
arzobispo de Granada, quebrada su salud por los disgustos del proceso, falleció
a los pocos días de la sentencia absolutoria el 14 de mayo de 1507. Cogió una
pulmonía a causa de haber participado, descalzo y encapuchado, como un
penitente más en la procesión de las Angustias. Tuvo sus
intervenciones, como confesor y consejero regio en política, con suerte
alterna. Dicen las crónicas que contribuyó a las paces con Portugal después de
los disturbios sucesorios de la Beltraneja. A los Reyes Católicos aconsejó mano
dura—por una vez— y firmeza con los nobles levantiscos. Isabel acabó con el
feudalismo de los señores de Galicia y Asturias, mandó desmochar las almenas de
sus torres y derruir sus propiedades. Sin embargo, a Colón le hizo la higa. Le
parecía descabellada la idea de un viaje a las Indias orientales, y que pedía
cantidades exorbitantes, montes y morenas, para la empresa, cuando las arcas de
Castilla estaban exhaustas después de la conquista de Granada. En la vida de
todo ser humano una de cal y otra de arena. Pese a todo, llevó una vida
ejemplar de inmaculado sacerdocio. Escribió algunos tratados de moral donde
resplandece su ortodoxia y su acendrado espíritu cristiano, basado en la
caridad y el amor al prójimo. Creo que su proceso de canonización no está
incoado pero lo merecería. El calvario y persecución que tuvo que sufrir este
buen obispo manso, por causa de sus orígenes, le colocan en las gradas de la
tortuosa escalera que lleva al cielo a través de los peldaños del sufrimiento y
del martirio a la santidad. Y eso me afirma en mi resolución de que el
catolicismo hispano se acuñó como moneda de oro en un troquel mesiánico
Capítulo 35
REITRES DEL TEMPLE
Arcanos del temple cabala a la inversa
síntesis de ambos testamentos clave de bóveda del pasado y el futuro.
Conocimiento al albur de la gnosis. Los arcanos consultados dicen que sólo
quedan dos papas: uno antipapa y un tercero asesinado o dimisionario. Al término
del plazo la barca de pedro será rescatada por los caballeros de la luz solar.
Su divisa es la tau hebrea o cruz de los elegidos. Los templarios suben a sus
arzones brillan sus lorigas retozan los caballos que van a abrevar al pozo de
la sabiduría quien sabe. En su yelmo ocultan los enigmas de la geometría con
que construyeron las catedrales. Ken Follet es una especie de asesino de la
literatura convencional, un espía inglés lanzado por los enemigos de nuestra
Fe, que merodea libros malos por los alrededores de la catedral de Sevilla.
Christus structor. También fue Nuestro Señor trigonometría contra el abismo.
Sus palabras evangélicas fueron los sillares para construir la ciudad de Dios.
Pero Follet desconoce las claves del enigma que propala; no hacerle caso. Ellos
hallaron la distancia de πί, idea que se plasma en el octógono de la beatitud
catedralicia. A través de los conocimientos matemáticos de la gnosis supieron
los templarios adelantados a su tiempo de la llegada de la Red Fraterna
Universal bits and bytes del
ordenador en conjunciones binarias. Estas enseñanzas las sacaron los libros
jónicos y subieron al empíreo, volando bajo el ala del Águila de Patmos.
Calatrava, Malta, Santiago, Avis, teutónicos. Los impostores de roma quemaron a
Jackes de Molay sin poder acabar con su maestrazgo. Su sabiduría era un
atentado contra el poder pontificio y sus regalías. Cisneros lo supo intuir a
fines del siglo CSB. El mundo está partido en dos entre la luz y la sombra. Las
aspas del molino de la vida después del paraíso terrenal tornan a la derecha
dextrógira o levógira, al contrario de las manecillas del reloj. Entonces todo
sale mal. El legado templario nos deporta a la realidad mística. A las aspas de
esa cruz que fluctúa entre rayos de luz y conos de sombra. Las aspas del molino
de la vida se entrecruzan. Porque la contradicción perenne habita entre
nosotros. Y en medio de este caos se alza la cruz de Cristo que venció a la
muerte y desterró al dolor. Al menos esa es la esperanza de los creyentes.
Tiempo atrás en las navidades de 1095 se dio por concluidos el concilio de
Clermont Ferrand convocado por Urbano II. Allí surgió un cura de la diócesis de
Amiens Pedro el Eremita o Pierre le Petit (apenas media medio metro), un
iluminado que parlaba de cosas raras. Nada menos que conquistar la tierra que
pisó el Señor para alcanzar la bienaventuranza. Las multitudes acudieron en
tropel y sin logística a los Santos Lugares. Bernardo de Claraval recorrió los
pueblos de Francia predicando la cruzada. En mala hora. Aquello fue un fracaso
total. Al grito de Dios lo quiere las multitudes desarrapadas perecieron de
hambre y de frío. Al llegar a Turquía treinta mil peregrinas fueron violadas
por los sarracenos. Godofredo de Bullon a despecho de tanta contrariedad va a
conquistar la Ciudad
Santa en la primavera de 1099 pero por poco tiempo. Las
cruzadas fueron el consecuente corolario al terror del milenario. Y de aquel
fracaso nació para el mundo un nuevo orden. Eran los renglones torcidos de
Dios.
Capítulo 36
CIEN AÑOS
LLEVA RASPUTIN ENTERRADO
Me hago esta pregunta en mis lecturas
del Adviento que encuentra en Isaías en el gran heraldo del AT anunciante de la
llegada del Redentor. Lecturas que alterno con el Libro de Memorias de A.
Vasiliev el último director de la
Ojrana zarista. Existe un misterio cuajado de
contradicciones, visiones, rebeliones, grandezas y miserias en la historia de
Israel. Isaías lanza sus trenos para comunicar la llegada del Mesías pero esta
venida primera se contextúa en un marco de grandeza política y de preeminencia
sobre los demás pueblos. Acertó en su visión de que los suyos le darían la
espalda. San Pablo en sus cartas se refiere a la segunda venida o parusía como
algo inminente aunque el Reino sería de naturaleza espiritual y escatológica.
En contra de las advertencias paulinas los cristianos siguen esperando esa
llegada. Tales manifestaciones fallidas de la Ley Vieja como la del
Mandamiento Nuevo escandalizaron a los hombres de su época. A Isaías lo
aserraron y san Pablo murió por la espada.
Debe de ser el destino de los profetas
que reman contra corriente y son acreedores de la infamia por sus semejantes,
dado su comportamiento políticamente incorrecto.
Vasiliev en su capacidad de jefe de la Ojrana sostiene que
Gregorio Efimovich el monje siberiano que murió asesinado por el general
Yusupov y el húsar Purikovich quienes lanzaron su cuerpo al río Neva días antes
de la navidad fue muy difamado por las fuerzas oscuras que minaban Tsarkoe Sélo
— Lenin tenía por mentor económico a un
tal Hardman un judío austriaco que corrió con los gastos revolucionarios y
consiguió devolver a la patria desde su exilio en Suiza a Vladimir Ulianov
“Lenin” en un tren de mercancías— intentó conjurar la conspiración y salvar a
los Romanov. Es más: este clérigo siberiano, a juicio de Vasiliev, fue el
látigo del castigo de la divinidad para castigar los pecados de la corte
zarista así como la corrupción la injusticia social, y las diferencias en los
países cristianos que se habían estado peleando durante siglos. Idea insólita
pero que merece ser meditada en una España como la actual que se parece a
Sodoma y Gomorra victima de la lascivia, de la crueldad manifiesta, la insolariedad,
las catástrofes naturales, el cinismo, la contumacia, la soberbia y la protervia.
Los bustos parlantes esas chicas e la tele bellos palmitos que en cada
informativo recitan la letanía de cosas y ambientes horrorosos son sus
profetisas. Paralelamente, Rasputin por su fuerza descomunal y su enorme
virilidad, o la potencia hipnótica de su mirada que volvía locas a las duquesas
se lo rifarían en Telecinco. El monje siberiano si volviera hoy a este mundo
haría las delicias y sería un invitado de lujo al socaire de las procacidades y
atrevimientos de ese tal Jorge Javier Vázquez con sus chistes de buharros y
bardajes de tan mal gusto. El padre Gregorio Efimovich hizo de su vida una
perenne orgía. El propio zar Alejandro II le echaba en cara su libertinaje.
Luego se arrepentía para volver a las andadas y a sus borracheras continuas. El
jefe de la Ojrana
niega que se acostase con la zarina. Pese a las habladurías para la emperatriz
sólo existía un afán en su vida: curar al zarevitch enfermo hemofílico. En
palacio se celebraban sesiones de espiritismo y una tal Byroba admiradora del “staretz” fue la que lo introdujo en
palacio. Pese a la admiración de que gozaba entre las señoras y el pueblo
devoto y llano, este fraile siberiano un exclaustrado que recorría verstas y
verstas visitando monasterios estuvo en Santa Sofía de Kiev y en Kazán un “palomnik” (peregrino) de cuerpo entero —
equivalente a un giróvago o cura vagabundo en la iglesia católica — se trataba
de un vividor y un borracho. Representó por ello el castigo para una iglesia
ortodoxa que se había desviado de su camino. A causa de sus excesos más de
veinte mil popes perdieron la vida durante la revolución de los bolcheviques,
miles de conventos profanados, las monjas violadas, las iglesias destruidas,
las catedrales bizantinas convertidas en garajes o en museos del ateismo. Así y todo, la llama
de la fe no se extinguió en el pueblo ruso que es profundamente cristiano. Que
sigue creyendo en la resurrección. Este mujik inculto y supersticioso y dicen
que con poderes infernales esa mirada fría de las fotos que quedan de él
profunda y penetrante aun aterroriza abrió las puertas del infierno y con la
ola de anticlericalismo irreverente por él suscitada, la Santa Rusia expió la
culpa, resultó un instrumento de la vía purgativa: veinte millones de rusos
muertos de hambre tras la revolución y otros tantos o más durante la guerra
patria. Es la idea que se desprende de la lectura del libro del general
Vasiliev que a mí me ha servido para colacionarlo con los textos de Isaías que
también anuncia calamidades para el pueblo elegido por haber dado la espalda a
Yahvé. Pero no temas Israel. El Señor tu Dios te enviará a su Hijo y abrirá la
cancela de la tierra prometida. Trocará tus lanzas y flechas en rejas de arado
y convertirá las altas montañas en caminos del llano. Es la expectativa dulce y
maravillosa que hace el profeta en tiempo de Adviento. Se abrirán las nubes de
lo alto y la nieve lloverá al justo. Isaías aparte de un gran profeta era un
eximio poeta aunque a veces parezca un humorista al igual que el ardiente
Apóstol de los Gentiles. Su lenguaje místico no puede ser entendido por el
hombre de hoy. La epístola ad Efesios en que manda callar a las mujeres (“esté
la esposa sujeta al marido y guarde silencio en la sinagoga”) escandalizaría a
las féminas de la misma forma que la exaltación que realiza el Profeta
degollado enteramente nacionalista, al proyectar la idea de la supremacía
política y técnica de Israel (“haré que los enemigos de Israel vengan
encorvados y se prosternen a tus pies”) pondría en pie de guerra a los honderos
palestinos de la franja de Gaza.
Eso sí; mientras la mentalidad
veterotestamentaria promete un mundo feliz por más que subyugado reino de
abundancia y de poderío militar en esta vida y económico Cristo sólo promete
cruz dolores abrojos escupitajos y un continuo sufrir y padecer en este valle
de lagrimas a cambio de la salvación en la otra. Mi reino no es de este mundo.
Aquí el optimismo y la euforia de la ley vieja se estrellan contra la
abnegación y el sacrificio cristiano del Nuevo Testamento, una religión de
perdedores. Uno guarda la ley del Talión. Otro manda volver la otra mejilla.
Uno mira a su alrededor y observa al socaire del mundo presente que los arados
han desaparecido para dejar paso a los ICBM y a las más letales instrumentos
bélicos de nueva generación. El aire viene cargado de amenazas. El pueblo de
Israel vive en estado de sitio y repele al enemigo que ataca a sus soldados a
cantazo limpio con fusiles de asalto de mirada telescópica. La navidad entre
nosotros es un tiempo de despilfarros consumistas, bacanales, despiporres, y
cenas nostálgicas y pantagruélicas donde las familias desunidas se reúnen a
veces para demostrar lo poco que se quieren y lo mal que se llevan. La sombra
de Rasputin planea otra vez desde Rusia y no entendemos nada. Lo que insinúa
Vasiliev no deja de tener su miga tal sugerencia del amo de los espías del zar.
El altísimo eligió al pueblo elegido para implementar sus designios del Convenant. Estableció con ellos el arca
de la alianza. ¿De amor o de guerra? Hasta el nombre de Jerusalén (ciudad de la
paz su sentido semántico hebreo) parece una ironía. En el estado hebreo la
santidad y la perversidad parecen ir de la mano. Aun cuando, yo no entiendo mucho de política. Jesucristo ya dijo en un pasaje
del Evangelio que no vino a traer la paz sino la guerra. Yo creo profundamente
en el Último Justo de Israel y la presencia de Cristo al que degollaron por
llevar la contraria a los que mandan en el tiempo presente y en el tiempo
futuro. No entiendo nada. Quizás por eso afirman los teólogos que el lenguaje
dista mucho del de los hombres. Por lo que caigo de rodillas y musito aquel
canto de adviento de la liturgia mozárabe de mis años de seminarista: “Attende, Domine, et miserere, quia
peccavimus Tibi… Occulos nostros sublevamus flentes… exaudi, Christe,
suplicantes preces”. Dios perdonará y perdonará eternamente. Perdonó a
Judas perdonó a Rasputin pero no perdonó a Sodoma y dice que a los tibios los
arrojará de su boca. Aunque siempre habrá ocurrencias fuera de nuestro alcance.
El lenguaje de Dios es un misterio. Está visto y comprobado que tampoco sus
caminos son nuestros caminos. En nuestras inteligencias finitas no cabe el
mensaje de la Palabra
infinita pero hay que tener fe.
Capítulo 37
SENDER CONTRA LA GAFANCIA DE LOS
BORBONES
El trece mal número fatídico que cuadraba a un rey de ojos inexpresivos y
mirada vacía un rey "esparrancao" aficionado al porno duro (queda por
ahí alguna película años veinte cine mudo en la cual participó como
protagonista) al decimotercero de los Alfonsos se deben los veinte mil muertos
de Anual y los doce mil de Monte Arruit, según declara Sender en sus
confesiones. Sangre española. El 13 mal numero. Enfrentado al peligro, no
arrostró su obligación como hizo el último de los Romanov o su tatarabuelo Luis
XVI. Los Borbones traen mala suerte. Error imperdonable del dictador al
reinsertarlos. Es una monarquía con bicho. Ramón J. Sender culpa a Franco de
haber desaprovechado la ocasión para desterrar a estos dinastas con mal fario y
establecer el reino de la justicia social. El tercer tranco de su libro autobiográfico
"Crónica del Alba" es un canto de amor a España al heroísmo de
sus pistolos que luchan bajo el mando de una oficialidad en muchos casos
corrupta. "Algunos de nuestros jefes y oficiales eran más perniciosas para
la patria que el propio Abdelkrim".
Marruecos siempre Marruecos. El Rif misterioso. Pelear contra el moro tuvimos
por costumbre, pero el moro es hermano nuestro. Luego serían los soldaditos de la Yehala los que sacarían a
Franco las castañas del fuego ayudándole a vencer en la guerra del 36.
Una larga historia de amor y desamor, de encuentros y desencuentros. Salam
malikum. Y malikum salam.
Cuando aparece en escena el "djin" (Satanás), que malmete,
estas relaciones se alborotan. Sender fue como Pedro Antonio de Alarcón
como Arturo Barea o Ernesto Gimenez Caballero, Mola, Sanjurjo y
tantos otros tantos escritores soldado en la guerra de Melilla. Sus páginas
están impregnadas de ese sol místico de la Elvira desierta y es lo que significa la palabra
elvira en árabe: desierto; su pluma tallada en las arenas del Sahara.
Sopla sobre ellas el "levante" que es un aire que enloquece. Estuvo Ramón
J. Sender -cuatro años de mili- destacado en un regimiento de infantería de
línea el Ceriñola 42 y, enamorado de una hispano-marroquí, la bella Antonia,
vendería panes de munición y cartuchos a los de Abdelkrim. Libró de ser
fusilado y condenado a trabajos forzados en el penal del Hacho salió libre tras
la amnistía decretada por el general Berenguer. Una vez excarcelado se dedica a
buscar a su bella jarifa por todo el Rif. Vestido de moro con babuchas y
chilaba encuentra a su ex en un aduar de la frontera con Argelia. Es una
historia apasionante en la cual el escritor aragonés revela sus facultades
narrativas y la capacidad para la intriga y el suspense. Vierte el relato en
una prosa nada alcorzada ni melindrosa. Es escritura verdad sin impostar la voz
ni hacer gorgoritos efectistas al estilo de Baroja o Azorín o de Unamuno
del que dice que era un pobre hombre con muy mal oído para el párrafo musical
(sus páginas carecen del concento o esa disposición armónica, ese atisbo, que
tanto abunda en la obra de Cela o de Valle Inclán. Por cierto, Unamuno no tenía
ideas originales, toda su obra la copia de filósofos extranjeros: Hobbes, Nietzsche,
Holderling. Pérez de Ayala le parece al autor aragonés un asturiano
insoportable que trufa sus obras de vocablos culteranos para demostrar su
ascendiente jesuita curtido en lecturas clásicas. Solo se libran de sus
varapalos Cansinos Assens que era un sefardita gordo y procesional que hablaba
todos los idiomas del mundo y traducía a los maestros rusos. Gómez de La Serna le parece un madrileño
simpático y castizo pero algo afrancesado. Ramón J. Sender se expresa de una
forma llama y libre a la manera de como hablaban las gentes de su Calamera
natal. Pero también incorpora a sus libros el lenguaje del cuartel y la
trinchera. La guerra huele a mierda y a listerina, y a desinfectante hieden los
cuartos de banderas.
El Bajo Aragón es tierra fronteriza de romis, muladíes y aljamiados que revelan
una larga convivencia y entendimiento con el Islam. Tierra de hombres cabales
con nervios de acero y sangre en las venas. Pero las cosas son como son hasta
que dejan de serlo. Y el español ha incorporado a la masa de su sangre virtudes
y defectos de su herencia morisca. Por ejemplo, la arrogancia, el valor, la falta
de solidariedad peninsular que nos viene de los benimerines. España sigue
siendo un reino de taifas con mucho orgullo local con el riesgo de perder el sentido
nacional.
Crónica del Alba es un tour de force narrativo que, en ocasiones,
recuerda escenas increíbles de aduares y vuelos en alcatifa como en las Mil
y una Noches; otras, plantea escena las princesas jarifas del Romancero que
regresan a la grupa del caballero don Bueso de tierra de moros y que son
en realidad cristianas cautivas. Buen pueblo pero mala gente. Regido por
políticos indotados y monarcas cenizos. ! Dios qué buen vasallo si hubiese buen
señor! Los siete trancos de esta extensa novela autobiográfica son siete
arracadas o perlas colgantes que se exhiben como el Tesoro visigótico de la
cruz de Guarrazar, muestran a un escritor-verdad, que trata de interpretar la
vida española en el tiempo de la republica y los años previos a la guerra civil.
Sopló un levante de locura cainita y vinieron las gubias. El gemido de las
parcas llenó el país de cantos lúgubres. La catástrofe se pudo evitar si no
hubieran tenido tanta fuerza los masones y los poderes en la sombra no le
hubieran apretado las clavijas a los militares sublevados y el Faenas viscoso
y verrugo (así llama a don Manuel Azaña) no hubiera sido tan
malvado, o se hubiera dado a la fuga el monarca. El conde Romanones bajó a
despedirle a la estación de Torrelodones. Alfonso XIII abdicó. España, ahí te
quedas. No se fue el caimán por la barandilla, que se fue por Cartagena. El
pueblo asistió ignorante a aquella hecatombe y tomó las armas del bando en que
se encontraba cuando estalló el Movimiento. Algunos como el propio autor se
pasaron del bando nacional al republicano porque sus ideas se inclinaban hacia
el progreso, la democracia y la libertad. El régimen del 14 de abril del 31, lo
dice con todo su dolor Sender, fue un sistema político que malparió. Pronto
vinieron los desengaños. Esto no furrula.
La republica a juicio del ex soldado aragonés que al llegar a Madrid se hizo
periodista cometió el error de trocar la enseña roja y gualda [cierto que una
bandera no es más que un trapo pero por defenderla y honrarla habían muerto
tantos] por el carmesí.
El color morado es el de los Borbones y da mala suerte. El error lo han
vuelto a cometer los de Podemos. Impolítica medida del Faenas Verrugado
fue también la orden de quemar conventos.
El moradillo es tintura del hematoma y de la sangre coagulada. Anticipaba
la degollina. El Viscoso era un "bassani" (hijo de mala madre)
para los moros que cruzaron el Estrecho. Además era un cobarde, aunque buen
orador.
El amarillo sin embargo es color limpio de los campos de España donde el trigo
de los espacios de la tierra de pan llevar contrae matrimonio con el rojo de la
amapola. Se fundían así la pasión y la contemplación. Dos cromatismos
fervientes que no había por qué cambiarles por el cárdeno de Villalar, que es
color de la derrota.
Luego, aquello sería un desbarajuste. España abrió la puerta a todo el lumpen
de Europa y de Estados Unidos. Los de las brigadas Internacionales tenían la
idea de que se alistaban con el bando de la Republica en favor de
unas vacaciones pagadas.
Cuando se dieron cuenta de que la cosa y que se derramaba mucha sangre en
el campo de batalla pues aquella guerra nunca fue un paseo militar, iba en
serio regresaron a sus casas.
Españoles ahí os quedáis.
Todas estas ideas anarquistas del escritor nacido en las riberas del Cinca y
para libre Aragón ya lo dijo Baltasar Gracián volvieron a Sender sospechoso
tanto a ojos de los azules como de los rojos. Barruntaban que fuera un doble
agente. En Burgos y en Calamera estuvo a punto de ir al paredón.
Salvaría la piel mediante ardides y subterfugios, sin que ello le librase
más tarde de las penalidades del campo de concentración francés y de la hégira
primero a México y después, de polizón, a los Estados Unidos.
Su obra está plagada de aforismos y de reflexiones filosóficas fruto de su
conocimiento de las lenguas clásicas y de la mitología indoeuropea. Así
escribe, verbigracia, que el Nuevo Testamento se encuentra trufado de
contradicciones. Sin embargo, en abono de su divinidad declara que la narración
de la Pasión
del Señor, según los Evangelios Sinópticos, es el texto más maravilloso que
haya podido salir de de la pluma de un hombre a lo largo de todos los tiempos.
Con toda seguridad fue inspirado por Dios.
Le gusta san Agustín porque le parece el autor más humano de toda la patrística
y admira a Teresa de Jesús en su casticismo del espíritu castellano más
realista, cuando conversando en tiempos de soledad y de sequedad, con Jesús se
queja al Amado de sus dolencias espirituales y carnales:
"No me extraña, Señor, que tengas tan pocos amigos a juzgar por lo mal que
los tratas".
Sostiene que el cristianismo y el budismo con sus postulados de dulzura quietud
y amor para con los enemigos son dos formularios de carácter femenino: (el Yin
de los chinos). Sin embargo, el Islam - el yen- es una religión viril al igual
que la Ley Mosaica.
Ambas religiones presentan a un dios tronitonante que no se humana, oculto en
la montaña del Sinaí o la piedra de la Cava. Stalin y Hitler, por ese mismo renglón, son
deidades másculas que pertenecen al linaje de Maquiavelo. Nietzsche y Siva. Así
habló Zaratrusta.
Platón y Sócrates honran como principio religioso a la filosofía de la razón.
Espinoza el converso al que expulsaron de la sinagoga de de Amsterdam pulía el
diamante mientras presenta para la historia un sistema envenenado de divinidad.
Es el panteísmo como venero del que todas las fuentes del pensamiento brotan.
Fe es creer lo que no vimos dice el P. Astete. Ahí me las den todas.
A Dios nunca lo vimos pero ejerce el oficio de guardabarreras del mundo. Un
oficio en el cual en verano te escaldas en invierno te arrices y siempre te
jodes. Hay que seguir buscando.
Los libros de este autor aragonés es un monumento a la hispanidad desde el espíritu
libertario y anarquista total. Deberían ser preceptivos en las escuelas de la
nación para que lo jóvenes supieran verdaderamente qué es lo que pasó por qué
pasó y cómo pasó. La historia de España no es un cursi serial de "Cuéntame"
ni de "Aguila Roja". Es mucho más. Mientras no salgamos de ese
circulo vicioso y expurguemos nuestras conciencias, España, acervo de las tres
religiones, seguirá siendo un país maldito malmetido por políticos trincones y
periodistas buscones siempre.
Capítulo 38
CÁMARA SANTA DE OVIEDO
Reliquias sagradas que conservan el
misterio de la historia de España. El año 79 fui a venerarla un día de lluvia.
Después me prosterné ante el altar sagrado múltiples veces. Siento un pálpito
especial. Ante el altar se arrodillaban peregrinos franceses una familia. Los
apóstoles de la imposta seguían imperturbables su conversación de piedra que
dura siglos. Una cháchara en éxtasis pero con esa sonrisa inefable de la
juventud, parecen misacantanos. San Pedro con las llaves del reino. Y san Juan
imbele. La imagen de san Andrés ostenta una poderosa cabeza coronada de rizos y
del aspa de su martirio. No son testas semitas o dolicocéfalas sino braquicéfalas,
europeas: san mateo y san marcos parecían hermanos mielgos desenrollando el
pergamino de la escritura. Y un apóstol a otro le habla con dulzura casi como
si le contase un chiste o le hiciera una carantoña. Santo Matías se aparece con
el número 24, simbólico guarismo de los veinticuatro ancianos del Apocalipsis.
Es el calvo de la cuadrilla. Había tres cabezas decapitadas sobre el arco solio
del pórtico y la cruz de los Ángeles era un ostensorio de esmeraldas, togas
largas, técnica de paños mojados con sus plegaduras, un descubrimiento del arte
gótico; gestos hieráticos a fe que no eran unos rudos pescadores pero en el
cuadro pervive la serenidad y la risa de Israel pido a dios que no sea mofa.
Las estatuas de la cámara santa de
Oviedo guardan, a juicio de los expertos, cierta preeminencia e incluso
prelación a las del pórtico de la gloria son menos estáticas que las
compostelanas, dicho sean sin detrimento del gran escultor de quien solo el
nombre conocemos: maestro Mateo. Eutrapelia eucaristía es el sentimiento que
suscita en el espectador esta visión; es el bien sentir y bien hacer entre la
humedad de los siglos este pequeño recinto donde se dijeron misas por primera
vez para honrar a la virgen Eulalia emeritense. Esta labor de orfebrería
representa un excelente trabajo. La mandorla mística, de la cual surge la
figura sedente de cristo salvador en medio de un cerco de cabujones del díptico
del obispo Gonzaga, asombra. Este es el haz pero en la contrahaz o envés
repujado destaca un calvario.
El oro y el marfil enmarcan tales joyas
lo mismo que servían de adorno a la urna de san Julián y san Serrano hoy
perdidas como la de san Vicente mártir o la de san Eulogio y san Julián santos
todos ellos románicos a la cual los muzárabes profesaban una devoción
ancestral. "Tomaron las reliquias todas las que hubieron y fueron por
Castilla y así la defendieron" (romance del Cid) los huesos del
tabernáculo y la lauda sepulcral de Leocadia, me extasío ante la arqueta de las
ágatas en torno a la cruz la rosa de los vientos una cabeza de hombre que surge
de las alas de un águila enfrentándose a un grifo fabuloso, el cual, mirándolo,
bien resulta un toro con alas. De cómo llegaron a Asturias esa cruz y estos
exvotos es una historia que forma parte de una peripecia tan fantástica e
increíble como el viaje del cuerpo del apóstol Jacobo a Compostela en una barca
de piedra. Al cabo, en la huida de los cristianos extremeños al norte quedaron
depositados en Monsacro para su transporte y reposo definitivo a san Salvador
de Oviedo. Don Maximiliano Arboleya Martínez deán que fue de esta catedral
(sería fusilado en agosto de 1936) refiere en un opúsculo que a raíz de la
persecución de Cosroas rey persa contra los cristianos que destruyó Jerusalén
por segunda vez algunos huyeron hacia Alejandría llevando consigo la cruz del
redentor. Allí un obispo piadoso Juan el limosnero los acogió. Egipto acto
seguido fue arrasado por los árabes y de nuevo los cristianos hubieron de
embarcarse hasta Cartagena y de allá fueron traídas nadie sabe cómo hasta el
Monsacro. Alfonso II el Casto las expone por primera vez en Oviedo y manda
construir la cruz de los Ángeles 808. Fruela II 950 agrega la cruz de las
calcedonias y Alfonso VI rey de de castilla y de León manda abrir el arca santa
el 13 de marzo de 1075. Y desde entonces hasta la fecha el arca santa ha sido
baluarte de nuestra fe superviviendo a guerras fuegos inundaciones, robos,
expolios, asonadas y cuarteladas, estas reliquias guardan entre sus joyas el
destino de España y demuestran que San Salvador fue el gran foco de
peregrinaciones de las cristiandades europeas. Forma parte de nuestro
testamento. Quizás tales huesos o el polvo que queda en medio de piedras
preciosas sean nuestro salvoconducto y baluarte en la peregrinación de Asturias
cuna de España por la historia
Capítulo 39
FRAY JUSTO PÉREZ DE URBEL MONJE DIFAMADO
Se va 2011 hoja volandera llevándose el
polvo de estrellas de los últimos 365 días. Un diácono en el guial de mi radio
canta la Passio
y llega al pasaje en que pregunta a Jesús Pilatos:
-—Quid fecisti? ¿Qué has hecho?
Y el pretor y el prisionero se enzarzan en uno de los grandes diálogos
carismáticos de la historia del mundo. El romano quería salvarlo porque creía
en la inocencia del reo y el sanedrín-siempre el sanedrín- clamaba:
-—Quítale de ahí, mándalo al patíbulo.
El kerigma de la redención fortalece mi pobre fe que a veces parece que se
derrumba. Es la soledad profética del martirio del testigo de la fe al que
nadie secunda. Y no quiero entrar en el paladio de mi duda. Es un lugar
secreto. Para vencer la tentación mis labios no se cansan de pronunciar la
plegaria hesicástica de los padres del desierto. Jesús hijo de David tenga
piedad de mí. Kyrie eleison. Gospodi pomiluy.
No soy más que moneda forera, calderilla que se intercambia en el tenderete
para pagar los sufragios y pitanzas de sus caridades. Y hoy día de san
Silvestre mi mente vuela hacia las aguas del Arlanza ese Jordán burgalés cuna
de tantos monasterios y rindo mi tributo a la memoria de un monje que escribió
la mejor epacta o los trabajos y los días del buen cristiano que vive a pie de
calendario y asiste impávido al tránsito de las estaciones. Me refiero al Año
Cristiano de fray Justo Pérez de Urbel el abad falangista el que colocó una
cruz mirando a Madrid más alta que una montaña y que hoy quieren derribar los
impíos con la misma saña con que los escribas y fariseos vociferaron contra el
manso Jesús.
Aquel abad silense nació el 8 de septiembre de 1895 en Pedrosa del Río Urbel,
ingresó en los benitos a los diez años y fue ordenado sacerdote el 1918. De acendrada
vocación literaria pronto fue proclamado abad de Silos. A la sombra del famoso
ciprés de su claustro van en búsqueda de remedio espiritual poetas, literatos,
políticos, abogados de Madrid. Consta en los anales que Rafael Alberti y
Gerardo Diego fueron amigos de aquel abad munificente y algo mecenas. El
primero se adhirió a las izquierdas. Diego, falangista y uno de los grandes
vates castellano de posguerra inmortalizó al ciprés de Silos, antes de ser
nombrado tabelión de su biblioteca, en un soneto.
Fray Justo hacía misiones y daba conferencias por los pueblos de Castilla , fue
el eximio publicista que nos dio a conocer a los niños de las escuelas de aquel
tiempo las figuras de el Cid, Fernán González, doña Jimena, y eso creó en
nuestras coincidencias huella indeleble-y de este itinerario espiritual
surgieron recopilaciones de viejas costumbres, canciones,- Castilla ama la
libertad como ella sola, es la patria del fuero comunero- y libros como fueron
los viejos romances y el cantar de Mío Cid que son el legado de la literatura
castellana a la historia de las letras universal. Yo conocí al abad de Silos
allá por el año 58 pues con frecuencia venía a ver a un compañero nuestro en el
seminario de Segovia al que apadrinara y pagaba la beca. Era de mediana
estatura, muy calvo, numismático perfil de auténtico monje, una efigie
románica del medievo, de ojos penetrantes con lentes de alambre voz profunda
muy humilde y campechano. A pesar de sus grandes conocimientos. Siguiendo la
norma de su regla “ora et labora” cálamo en ristre había descubierto los
tesoros insondables del primitivo cristianismo hispano, el rito mozárabe o
visigótico y desenterrado partituras musicales donde se esconde la conexión de
la religión de Jesús con la belleza. Fue un apóstol de la tradición. Carrero
Blanco lo nombró abad de Cuelgamuros pero a diez años de su
patronazgo abacial fue defenestrado por causas que se desconocen, dicen que el Opus
estuvo detrás de aquella movida y los grupos afectos a Carrero que lo encumbraron
luego acabaron con él. Fray Justo fue empero el alma del Valle de los caídos.
Fue un golpe muy duro hasta el punto de que cundieron rumores de que se extravió,
estuvo a punto de colgar los hábitos y que se juntaba con gente poco
recomendable, y llegó a vivir con una querida. ¿Era la madre de aquel latino
segoviano al que iba a visitar los jueves y a llevarle el talego? Sean ciertos
o meros bulos estos rumores verdad es que lo pasó mal y el Señor lo probó con
fuerza y en él se cumplió el axioma cidiano de que Castilla face los omes e los
desface... Quienes más debieran amarle más le odiaron. Es el suplicio por el
cual han de pasar los genios de este país. Murió el día de san Pedro de 1979. Y
en la búsqueda de esta meta Pérez de Urbel chocó siempre con los jesuitas que
preponderaron en el redimen de Franco a partir de 1958 implantando una suerte
de secularización y acomodo a las nuevas realidades de la tecnología y de los
cambios sociales. Por esta causa perdió el predicamento que tuviera en el Pardo
aunque él siempre sería un amigo eminente del Caudillo.
Es una pena que su gran obra empañecida por ataques personales y argumentos ad
hominem permanezca soterrada en los anaqueles bibliotecas y ninguneada por la
historiografía y la crítica en manos perversas hispanofobas y anticatólicas.
Sin embargo, la personalidad del abad silense se sale de la norma y de los
cauces de hoy. Era un trasunto de aquellos prelados medievales que llevaron la
mitra sobre sus cabezas (el arzobispo Carrillo, Gil de albornoz, Cisneros,
Ximenez de Rada, el cardenal Mendoza.)
Adquiere mayor talla la figura de estos epígonos que copiaron códices,
compusieron himnos litúrgicos, hicieron la guerra, casaron príncipes, crearon
instituciones benéficas, fundaron monasterios y biblioteca en comparanza con lo
que ocurre en esta España nuestra. Un mitrado como aquellos hay que buscarlos
con la lámpara de Diógenes y no nos saldrían más que obispillos en la nómina de
conferencias episcopales, Roucos, y Tarancones de perversa memoria y toda esa
clerigalla de tertulieros que se agrupa en torno a la COPE o a Intereconomía, los
quicos, los neocatecumenes o los virginianos del Escorial. Bien se conoce que
estos son tiempos en que se rinde culto a la serpiente (ofiolatría)
Cabo de año. San Silvestre preside la jornada postrera de un 2011. Dejemos que
las ofiolatrías adoren al Becerro y que Moloch y Saturno sigan engullendo los
cadáveres de sus propias criaturas. Nosotros que no cesamos de clamar en el
desierto con trenos proféticos acojámonos al silencio del templo de Volupia.
Pues a lo mejor no lo sabéis lectores. Esto de estar todos calladitos como en
misa no es una costumbre cristiana sino pagana. Volupia era la diosa del
silencio para los romanos. Los imagineros la pintaban como a una moza que da un
paso al frente con el dedo índice sobre los labios.
No es el buey mudo toma sino la imposición de
esas viejas cotorras que dicen Chhist y hay que estar modositos. Oír ver y
callar pero han quedado los seminarios vacíos, los conventos secos, la grey
dispersa mientras surgen voces como la mía que gritan y en el erial se produce
el estruendo. No he de callar por más que con el dedo silencio avises o
amenaces miedo… chist. Prefiero el silencio de la Anatolia.
Allí los anacoretas se entregaban al
silencio y su actitud es hoy definida por las más hermosas de las palabras
rusas:
-—Molcheñie
Recomendación de oro el silencio administrativo, el silencio total para tanto
boquimuelle. Oiga esos contertulios parlan como oráculos.
Habrá que encerrarlos en el templo de Volupia amarados en blanca. A ver si aprenden.
No aprenderán nunca. Sueltan el trapo como cotorras maquinas parlantes y para
colmo ganan dinero.
Estos manirrotos y boquirrotos son un contraste con aquel abad silense que era
hombre de pocas palabras. Fray Justo tenía un perfil alemán. Era de una gran
bondad y entendía el cristianismo no bajo el látigo de nuestros grandes
conversos –Loyola, Teresa de Ávila, Juan de la Cruz un poeta que deviene casi pornográfico a
fuer de amor divino- sino dentro de la horma y el báculo de la epiqueya de
moderación católica de san Isidoro. Fue el cantor excelso como Prudencio de
nuestros mártires en la guerra civil. Un autentico Tabelión de la orden de San
Benedicto que levanta acta de ciertos hechos para que la historia guardara
conocimiento por ejemplo de la barbarie cometida por las hordas rojas.
Capitulo 40
OSCULANDA
Las féminas siguen destilando veneno. Hay que ver en lo bajo que cayeron
aquellas muchachas que amamos en otro tiempo y ahora son abuelas. Andan cojas,
y en medio del desencanto habitando sus pisos de muchos metros cuadrados, en la
comparsa de sus gatos castrados, alguna foto de familia, los matrimonios
fracasados, viudas de su propio desconsuelo, añorantes del amor negro que les
puso a pique de la ruina, lo que evidencia el poder del sexo. Arrepiéntete,
cabrón. Yo no me arrepiento de nada. Me arrepiento tan solo de aquella chinita en
Hong Kong que hacía frufrú cuando me hacía el amor. Encima, beatas
con humos y poniéndote de penitente. La culpa de todo por lo visto la tienes
tú, Ulises, que sigues sin llegar a Itaca. Le dije que no
creo en la confesión auricular porque teológicamente tengo en entredicho la
teoría de la exmologesis. Oh católica y cruel majestad, seguimos en las mismas.
Osculanda amor tú ya no besas como solías. Te han salido bolsas en los ojos y
no ves lo que te rodea pero tal vez sea mejor así. La soledad créceme por fuera
y por dentro de nosotros. Pobre Osculanda, viuda solitaria en su piso de
doscientos metros cuadrados, una sonrisa amarga y los ojos cargados en un ictus
que me dice que todos aquellos besos que me diste se los llevó la trampa.
Fueron el proemio de antelación de una vida que pudo ser y no fue. Acaso estaba
escrito. Fue la voluntad de Dios. No nos hicimos daño el uno al otro y las
dulces horas de junio y de mayo idas y venidas por el valle de Talamanca
hoy al recordarlas no producen ningún escozor, solamente melancolía. Paremo
sigue vendiendo libros en su alguarín infame y yo vendí aquella vieja maquina
de escribir con el tablero que inventara Wetereng. Ahora soy propietario de un
ordenador portátil. Pulso cada una de las fichas del teclado en la esperanza de
que tarde o temprano la verdad se hará hueco, Osculanda amor, aquella moza de
rumbo que hoy es abuela. La que tuvo retuvo.
Parejo Paremo alza su gario terrible
y al pasar por el resayo a la sombra del gran edificio con los paramentos de
mayólica yo le hago un corte de manga. Está muy gordo y se toca con una
churrupitosa visera y casi no le tapa el culo su inmenso mandilón. Ha parido
una gata y su mujer, que es una vieja fea con cara de vagabunda alcohólica les
pone un platito con sopas de leche sobre la acera para que los michines de la
camada coman. No cierran todavía la tienda aunque ya les queda poco. Paremo es
rátigo todo él un rátigo con látigo. Alguna mañana utiliza su fusta para
espantar a los buitres. Negocio al por mayor. Parejo Paremo es el sepulturero
de muchas ilusiones literarias. Es el tendero de ideas de segunda mano. En su
garabito fenecen los sueños de los poetas. Maldigo a este pariente de Juan
Simón que trata al personal a batacazos. Su padre creo que era un sargento de
caballería. Nada de sargento. Cabo primera de la Remonta. Mejor me lo pones y a
Paremo Parejo que le quiten los galones y lo hagan soldado raso. De estas
zozobras mías cuan poco tú sabes, Osculanda, amor.
Capítulo 40 Bis
FRANCO Y LOS JUDÍOS
Franco y los judíos. Salvó a muchos hebreos pero decir esto hoy por hoy y
tal y conforme están las cosas suena a herejía pero me remito a los documentos
y a los tumbos. La letra muerta es un testimonio y delata a unos cuantos. No
quieren oír. Están sordos. El juancarlismo reniega de sus orígenes. Creo que el
Señor me ayuda a pechar con esta galerna de dificultades. Mi frágil barquilla
siempre a punto de naufragar hiende proa y sale a flote. Sálvanos Señor que
perecemos. Seguiré escribiendo. Algún día se esclarecerá la luz. Creo en la
pasión y muerte N.S. Jesucristo. En el Amor. En el perdón en el progreso pero
esta nueva teoría cohonestada por los últimos papas niega la mayor. Acaso el
Vaticano para complacer a sus enemigos esté inmolándose en un trágico harakiri.
Tal vez Wojtyla Kratz fuese el anticristo. Otros curen del gobierno del mundo y
sus monarquías Yo mientras tanto saco el azadón y cavo en el jardín. Hay que
limpiar las malas hierbas, quemar hiedra, tronzar algunos palos, podar. Ya está
próxima la primavera y aquí estoy yo fumándome un “Don Tomás” después del
cafecito mañanero. Se fue el cansancio al levantarse de días atrás. Este invierno
no ha cesado de llover y de nevar. Ha sido una estación invernal como las de
antiguamente. Y Delibes se muere. Nunca fue Delibes santo de mi devoción.
Pienso que es un escritor menor. Un tipo muy de derecha, manierista en lo del
estilo. La sombra del Ciprés es alargada es una novela floja. Lo mejor y más
acertado el título. Pero con ella ganó el Nadal y la escribiría como el que
prepara unas oposiciones a notarías. La cosa resultó. Cría fama y échate a
dormir. Pero ha sido un autor desigual. Con algunos aciertos como el Disputado
voto del señor Cayo y otros fracasos como Siestas con viento del Sur escritos
cuando su animo estaba atenazado por la depresión. En el 98 le operaron de un
tumor y al pobre escritor le salió la hoja roja. No me identifico como
castellano con los palurdos que él pinta y describe pero esto a muchos les
sonará a herejía. Subo por detrás de la gran casa con los frisos de Mayólica y
allí está toro sentado cuidando su parva. Rátigo. Me insulta. Guardo silencio.
Soplón. Espía. Marido de una mujer fea y lenguaraz. No hay que hacer caso. Sin
embargo le compro dos libros por 3€. Menudo pájaro. Pienso en que Toro Sentado. Al que también llaman Peremo el del
mandilón no es más que una sombra, un espectro que aun vaga apostado en la
verja del jardín reliquia del pasado y de los tiempos de la inquisición. España
negra y cañí. ¿Y pensar que estos eran los míos? Otra gran decepción como la de
Osculanda que cuando tenía 20 abriles me largaba besos al por mayor. Aquellos
besos aquellos libros la trampa se los llevó.
Capítulo 41
ELOGIO DEL SILENCIO. EL DESIERTO
VIVIFICA
Retirado a la paz de los desiertos
conjuro la desazón y convaleciente ordena mi mujer me den sustanciosos pistos.
Ínterin, me asaltan los recuerdos de cuando era paje del obispo y alforzaba la
capa magna para que no la arrastrase al entrar en la catedral a toque de
clarines y timbales.
Vivo recogido y convaleciente pensando
que este retiro es una gracia del altísimo porque hoy lo más fácil del mundo es
ir al talego. España vive un perpetuo escrache.
Irritación y odio por todas partes. Por las tardes juego con unos amigos que me
honran con su visita jugamos a las siete y media o al treinta con rey. Nos
gobierna una partida de truhanes y borrachos lujuriosos y lascivos impotentes
bustos parlantes de machorras. Pronto estas daifas reposarán en el Pleión Cementerio que es el
reclinatorio de los muchos y digo con el romance:
Mal casada sin ventura
¿Qué te vale tu lindeza?
Ocasión es de tristeza
Tu beldad y tu hermosura.
Estos versos los aprendí de un curullero
que fue a galeras por matar a la parienta cuando la encontró encamada con otro.
Muy bien hablaba aquel galeoto arrepentido. Armas y letras son hermosas pero no
puede irse a la guerra sin coselete. Voto a bríos y a san Antonio de Padua. Me
indigna la vanilocuencia de estas nuevas reinas cultalatiniparlas que no paren
más que hijos de la imprenta porque marchan con la matriz adobada o se ligaron
las trompas para así engañar con más seguridad a sus maridos. Tempus Edax rerum
tempus fugit. Todo lo devora el paso del tiempo, abrázate a tu cruz,
Villeguillo ya te lo dijo Ferteros el que aventaja bien clarito: Mía es mi
hambre. En mi hambre mando yo. Soy indiferente a toda clase de males y
suplicios que me lleguen. Detesto a estos lomienhiestos y vanílocuos que
pecorean frases y explicaciones por la caja tonta.
Capítulo 42
EL SASTRE DEL CAMPILLO Y LO QUE ANUNCIÓ GEORGE ORWELL.
ASALTAN EL APRISCO LOS LOBOS Y VIOLAN A LAS OVEJAS EN MANADA
Coser de balde y poner el hilo: ese ha sido un poco mi destino ser
periodista se parece al oficio de sacristán cuyos dineros vienen cantando y
cantando se van. A ver esa página. Gemían las rotoplanas resoplando en sus
suspiros. San Cristóbal cargaba sobre los hombros el peso de los pecados del
mundo, chorreando noticias. Cuanto más trágicas mejor. Yo conocí al sastre del
Campillo personaje de novela en mi segunda vida y reencarnación. Vivía en la
calle la Magdalena
esquina con el Avapies. Cosía de balde y encima ponía el hilo. Y esto es lo que
nos pasa a los pobres escritores en la sociedad global lo que al sastre del Campillo.
Trabajar para el turco para Google, Facebook, Instagram. Todo para la banca.
Ganancias de Israel.
En 1984 se cumplió la profecía y estamos a las
puertas de una sociedad global. El sastre del
campillo, ya digo y lo que dijo Orwell: coser de balde y poner el hilo. Donde
las grandes mentiras tienen su asiento. Todo ha comenzado con la perversión del
lenguaje.
La
falsa paz que significa guerra y lucha interior, cuando nos lavan el cerebro,
responsable de la esquizofrenia del mundo actual. Ando por estos días
obsesionado con el irenismo de ZP y toda esa filantropía de gaita y pandero que
nos dice que “tó er mundo e güeno”. A eso lo llaman unos buenismo
y otros panfilia, seguramente porque nos ha llenado la tierra de pánfilos que
asoman la gaita por las encuestas con una media sonrisa. Nuestro presidente es
un buen chico y entiendo aunque no comparta su proyecto maravilloso de alianza
de civilizaciones, a ver en qué para todo esto, que judíos moros y cristianos
nos demos el pico y convirtamos las lanzas guerreras en rejas de arado, como ya
lo vio y profetizó Isaías. No sé… no sé. Veremos a ver.
—
¿Detonemos un responso por el mundo feliz?
—Todo
se andará.
Es
este ZP un cuentanubes cicatero zipizape algo cejijunto y para como de León, un
mero fontanero, y un amanuense al del dictado de otros. Estamos tocando un
mundo feliz con la punta de los dedos. Pero de este mundo súper eficiente y al
dictamen de las normas del Hermano Grande y Gordo (el big fat cat, el gato cebón) los libertarios como yo lo vamos a
pasar muy mal. Pido la venia e invoco la misericordia del Altísimo porque este
proyecto del gran diseño pone patas arriba mis convicciones de cristiano. Estoy
releyendo a mi maestro Orwell con el que trabé contacto en Hull cuando pasaba
hambre y me olvidaba de la gazuza comprando libros de la Penguin. Por un par de chelines sacrifiqué una comida y me
hice con dos de sus libros imperecederos: 1984 y Animal Farm.
El homenaje a Cataluña siempre me pareció inferior pues cuenta sus
desdichas en el Frente del Ebro. Pero su pluma sutil e inconsútil de una sola
pieza vuelve a frisar alto en sus historias del vagabundaje In and out
London and Paris donde refiere algo de su biografía como tramp ().
Los mendigos son figuras preocupantes que sin
embargo rondan el cerebro de todo escritor sobre todo si lo es de genio. El
escritor de raza intuye que su vida puede acabar en la misma rue, de pordiosero. Dios nos libre.
Muchas veces indeliberadamente se coloca detrás de
un personaje de su invención y lo que está detrás no es ficción. Le va a pasar
a él. Por arte de birlibirloque por esa magia que tiene la palabra para crear
para intuir. El buen escritor adivina el futuro Aunque el oficio de novelista
tenga poco que ver con el de profeta arúspice o quiromante, pero como el
profeta habla en nombre de la deidad, como arúspice introspección las entrañas
negras de las aves cuando los ánsares se ponen a graznar en el Capitolio como
pasa ahora y ha pasado siempre, y en cuanto quiromante tiene algo de brujo y de
prestidigitador que va a la caza mediante la palabra del aura espiritual que
dimanan todos los seres. En ellos el poeta encuentra el aura y surgen chispas.
En esas estamos. La soledad del literato, el abandono, la miseria y el hambre
que padecieron los genios. A veces escribir es un
acto profético y en Orwell el derrelicto del Embarcadero a orillas del Tmesis y
el guerrero de nuestra contienda civil que se preocupaba más que de las balas
franquistas de su petaca porque si le faltaban
cigarrillos era incapaz de coordinar las ideas ni de escribir un par de
frases.
En
“1984”
proyecta el mundo de hoy con sus ministerios de la verdad, el double talk
(doble lenguaje) y el new language (nuevo idioma) los ministerios de la Verdad y la presencia de un
poderoso gobierno omnisciente como los novelistas malos y omnipresente como el
propio Dios. Estamos ante un mundo
feliz, vigilado por el gran hermano. El Gran Hermano de la tiranía
tecnológica y totalitaria. Los “demócratas” (entre paréntesis oiga que yo no
tengo nada contra la democracia bien entendida que como la caridad empieza
siempre por uno mismo) se cabrean mucho cuando se les dice que Orwell no estaba
pensando en la sociedad al otro lado del telón de acero, puesto que ya cayó el
muro de Berlín y al Big Brother lo encontramos por doquier. Sólo le falto a
Eric Blair
un adjetivo; el de americano y ya tendríamos la reseña más cabal. Es el imperio
el que tira del carro. El sueño global, sueño mesiánico por otra parte, como lo
fue el sueño católico de los españoles en el siglo XVI plasmado en el soneto de
Juan de Herrera de una sola grey bajo el cayado de un mismo pastor. Lo que pasa
el que el American Dream es laico aunque América sea toda ella una nueva
religión, una forma cultual amén de un credo político. Quizás debajo de la
chistera del Tío Sam o del pariente que escudriña lo que escribimos por
Internet, el vecino que nos espía (he is watching behind the fence).
La amante que
no es nuestra amante sino una agente del gobierno, el jefe que nos persigue,
los compañeros de trabajo que auscultan nuestra ficha y dan el parte si
llegamos tarde, jó que lío, pero vivimos en el silencio y el terror sonámbulos
por los pasillos del gran edificio que describió Kafka, otro que tal baila en la Metamorfosis y en The
Trial.No habrá de pensarse en
el prójimo. La caridad bien entendida empieza por uno mismo. A este paso nos vamos a
convertir en cucarachas en un mundo feliz donde hay que pensar por poderes y
adoptar los modos y creencia que se nos impone desde arriba vía imagen y
propaganda. Todos somos Wilson el personaje de esta novela que sube a su
buhardilla londinense con paso cansino y en cada descansillo se encuentra con un
cartel que le advierte:
—El
Hermano mayor te vigila.
Una
sociedad plana y sin conflictos eso es el irenismo, una herejía de los siglos V
y VI que se ha vuelto a poner de moda. Pero ojo que en 1984 se habla del
control del lenguaje. De la doma de las palabras para que obtengan otro sentido
y semántica diferente a aquel para lo que fueron inventadas y eso es lo temible
y peligroso. La reducción de todo un idioma a una jerga de no más de mil
palabras como es el lenguaje coprológico neoyorquino, los analfabetismos
mentales, peores que el analfabetismo real, los cerebros bañados en estupidez y
en soap opera,
el tialismo cultural [la tele nos quiere convertir a todos en tontos de baba a
base de sitcoms y de películas made
in Hollywood], la policía del pensamiento. Y todo lo demás. Cuando escribió
este tratado de sociología política novelada nos estaba adelantando Orwell lo
que pasaría en 1984 sino lo que está ocurriendo en 2008 y lo que ocurrirá en
2010 o 2020. A
medida que se haga más fuerte la presencia de la tecnología será más aleatoria
la libertad de conciencia porque a lo que en realidad vamos es a un
totalitarismo a carta cabal, a un trágala sin contemplaciones.
Pero
eso no tiene la culpa ZP que es un gran intuitivo y un gran amante de la
libertad. Él se limita a poner música a lo que pone el libreto. El gran
demiurgo esconde la cara y utiliza caras y cimbeles y testaferros. Lo mismo
daría Zapatero que Rajoy o Galardón o Merkel o Bush o Zarcossy, le petit
juif. Que luego pusieron a Holland que es hijo de un rabino. Y ahora
Francia juega a la grandeur con otro presidente de la misma casta. El irenismo
totalitario la falsa paz y el gran engaño. El alto mando se ha hecho
invisible y es el que controla. Big Brother is watching you. En el país que describe 1984 hay ministerios muy raros. Uno se llama
ministerio de la Verdad y otro el ministerio del Amor pero todos los años se
celebra una fiesta: la del odio en la que aparece el enemigo del pueblo un tal
Stein, un judío al que hay que golpear. No sé si Orwell estaba pensando en Big
Laden cuando se puso a escribir en el Londres de la posguerra derruido por las
bombas de la
Luftwaffe. También se trata de un enemigo invisible. Quizás
irreal pero al que hay que machacar y sacudir como reafirmación de nuestro yo.
Orwell escribió su obra maestra durante un terrible invierno de posguerra el
del 45 en una isla escocesa, apartado del mundanal ruido de Londres. Al año
siguiente entraría en un sanatorio de enfermos de pecho en Gales. Estaba
tuberculoso perdido. Dentro de unos días será san Pelayo de Córdoba, el
monaguillo del obispo de Tuy al que quiso dar pol culo un califa resistiéndose
el pobre niño, y al grito de maricas y lesbianas de todo el mundo unios
invertidos bolleras y pederastas tendrán su fiesta laica y sacarán a su santo
disfrazado de arco iris por las calles de Chueca. Así la Virgen de la Paloma se nos convierte en
transexual. ZP ha creado un ministerio que nadie sabe para lo que es. El de la Igualdad. Pujos
feministas que ya adelanta Orwell en esa mujer pálida y cara de arpía
pelambrera color de arena que le hace la vida imposible al protagonista Wilson.
Y se arremolina la Manada
de los Sanfermines, la violación en cuadrilla como asunto de un mundo global.
Las radios y las teles no se hartan de parlar de condones agresiones sexuales y
fornicación ¡Qué asco!
Es
la abanderada o alférez del feminismo de batalla. Pervirtiendo el lenguaje se
consigue un trasunto semántica de la inversión de roles y de valores. La
homosexualidad acaba con la fecundación. Un mundo nuevo. Un nuevo concepto de
familia uniparental. Clonación de la humanidad a gran escala.
Capítulo 43
O Roma alma mater excelsa celebramos tus
fiestas diasales alabado sea el dios Dionisio amigo de Neptuno que manda en el
Tamesis. London was he
wind blowing over the branches of the melancholic oaks of Hyde
Park. London was
los goces y las sombras inefables donde se agazapaba el beso escondido de una
mujer. El samovar silbaba su alarma de advertencia cuando estábamos en lo mejor
on the gas stove watch out. Pasaba el lechero y el boy de los periódicos
dejando en el umbral los voluminosos dominicales, afrecho de lectura para
mañanas lluviosas de aburrimiento que san Frutos pasaba la hoja pero seguía sin
acabarse el mundo. Lazy sundays afternoons se te pegaban las sabanas y era
hermoso sentirse libre en la cama que habías adquirido por unos peniques en
Marks Spencer dinero que siempre va a parar a los judíos. Sentíamos al limpia
ventanas trajinar subido a la escalera mientras Liz y yo hacíamos el amor. Las
casas londinenses carecen de persianas son un escaparate global ciando aun no
habían llegado los pornógrafos de la Red. Well done, mr Villeguillo. Los jardines de
Rolando mostraban en sus arbustos la cencellada del otoño. Se
enteraba de todo el tío. I loved many a girl but among them there was no my
Suzi la que amaba. Volvían las
púberes cabezas de South Kensigton con sus cantaros a la cabeza y sus andares
de cadencia hacían recordar al garbo de las Danaidas afán de vida. Carrusel del
circo que no para. Las monjas de san Chad se bañaban bajo la vigilancia de su
capellán en cueros vivos en las playas de Surrey oh que esplendor el de aquel
verano. Londres era la sala de espera en la estación de san pancracio y los
cigarrillos fumados en buena compañía sobre las gradas de la estatua de Eros en
Picadilly Circus. Aquellos fueron las fiestas diasales de mi juventud, stags
parties, noches de vino y rosas, conciertos, campeonatos de bridge y carreras
de sacos. Por la senda sublime del recuerdo yo me marcho caminos sin retorno
nada de aquello volverá. Mrs Dolittle venía inexorable a cobrar la renta todos
los sábados. Los ojos turquíes de Linda Barnes me embelesaron cuando ella
apretaba sus muslos y sus labios contra mí. Me perdía en sus brazos sin saber
que los amores pasan, cambian las formas de gobierno y las ideas de los
hombres. El péndulo de las modas es el diapasón que rige los hábitos. Sé que
nadie escuchará esas líricas confesiones me consideran un pelafustán de la
literatura pero soy algo más que la voz que clama en el desierto y sé que mis
palabras no pasarán. Ecce homo, he aquí
mi legado de las Londini Diasales fiestas eternas. Yo en mi sotabanco de South
Kensigton fui un hombre feliz. Que leía a Samuel Beckett. A Kafka y a Koestler
y esperaba a Godot.
Vuelvo por donde solía a leer a Samuel Beckett
ídolo literario de mis tiempos mozos y regreso a través de su prosa
endemoniadamente bella (tanto en inglés como en francés suma y compendio de
perfecciones) a la amada ciudad de Dublín orillas del Liffey una hermosa
capital hecha a la medida de los sueños escritores. Escucho el eco de la tonada
de Molly Malone la alegre pescadera que vendía ostras y chipirones por las
calles. Beckett es un compendio de aquel mundo en que todos esperábamos a
Godot. Teatro del Absurdo, novelas sin argumento. Era menester romper con las
tres unidades de Boileau para describir un tiempo nuevo. Se había muerto Dios
pero la palabra seguía brotando pura y cristalina de la roca viva que abrió
Moisés con su varita de virtudes. En su obra este irlandés trasterrado que se
hizo escritor de fama en Paris nos habla de la incomunicación de los seres
humanos, de la soledad a la que se circumscriben sus personajes marginales:
vagabundos, pobres vergonzantes, ex convictos, putas. ¿Qué sentido tiene
nuestra existencia? ¿Para qué hemos nacido? Buena pregunta. Beckett es un
adicto a la droga del silencio en estado puro. La flor de la castidad surge en
la mayor parte de sus novelas (Molloy, un homenaje a la continencia y a la
soltería) y en sus dramas: Esperando a Godot todo un "tour de
force" metafísico. Murphy y More Pricks than Kicks etc. Nació en Dublín en 1906 en el seno de una familia protestante al igual que
Bernard Shaw, Oscar Wilde y Yeats pero su obra va a ser un complemento de la
que nos legó su amigo y protector James Joyce, el autor del "Ulyses"
un católico que explica ese duende que tiene Irlanda que se esconde en las
burbujas de una pinta de "Guiness" bien tirada y que brota en la
maestría de un lenguaje, donde se demuestra que la buena literatura de las
Islas Británicas fue escrita por irlandeses. Humor dublinés. Recuerdo al
respecto una anécdota que me contó un jesuita que hizo el noviciado en Dublín.
Una mañana llegó a confesarse un paisano que había andando por las tabernas de
la ciudad y se sentía arrepentido de sus excesos con el alcohol. Se arrodilló
ante un confesionario. El hombre lo vio abierto pero no se dio cuenta de que
dentro no estaba el sacerdote sino un obrero que ajustaba la rejilla y las
bisagras:
— Toc. Toc. Ave Maria Purísima
—Father Murphy, hear me in confession?
—What do you want?
— Declare my sins to God
Almighty
Desde dentro de la cajonera surge una voz estentórea que deja cuadrado al
penitente:
— Fuck off. I am only the carpenter (vete a tomar vientos, que yo sólo soy
el carpintero)
Esta escena surrealista parece entresacada de cualquier drama de Samuel
Beckett. Martín Esslin en su libro sobre los existencialistas dice que en Paris
después de pasarlas muy estrechas sin trabajo sin techo y durmiendo en los bancos
de la margen izquierda del Sena aquel joven irlandés, que quería ser escritor,
fue acogido por Peggy Guggenheim la famosa mecenas neoyorquina que brindó
refugio a Orwell, Hemingway, Miller, Dos Passos y el propio Joyce. Llegó
incluso a enamorarse de él pero Beckett era un brillante mozo evasivo
profesional de la apatía que necesitaba varias copas para arrancarle una
palabra. Era un indeciso y esa indeterminación la refleja en su primera novela
"Molloy" editada en 1938 bajo el mecenazgo de Peggy Gugghenheim
aquella hebrea generosa y riquísima. Los entendidos señalan que Celia la
protagonista del libro es la propia altruista pero que el pobre Molloy no se
determina a asumir sus responsabilidades amorosas. El personaje no quiere
ataduras. Desea vivir su vida sin responsabilidades. Pero vivir es dudar. Molloy es un antihéroe
sumido en el marasmo de la duda. Profesa ante la vida una actitud estática compás de espera aguardado la
llegada del Altísimo pero ese dios no viene nunca. Sólo se encuentra en nuestra
cabeza. Dos vagabundos Vladimir y Estragón se entregan a sus soliloquios. No
hay acción en el drama. Ambos practican la filosofía del Estilita y con su
elocuente silencio promulgan un nirvana. Es el ser y la nada convertido en
teatro. Autismo en estado puro. Este
teatro del absurdo muy popular en los medios intelectuales de mediados del
pasado siglo hoy ya no se presenta pero el mensaje sigue vigente: la
incomunicación de los hombres nacidos para la muerte, la falta de sentido de
todo esto, la degradación del lenguaje, cuando desaparecen los mitos sagrados,
el peso de la masa y la enajenación del individualismo, la soledad en medio de
la multitud, los clichés de nuestros prejuicios mentales, ausencia de
entendimiento del animal racional. Ha muerto Dios pero ha nacido el
Superhombre. El existencialismo y todo el teatro del absurdo pivota en
Nietzsche. Sin embargo, la profecía, examinada al trasluz de los
acontecimientos de 2016 es un augurio fallido. Han regresado al planeta las
guerras de religión. El dios del Islam aparece vivo y coleando y con ganas de
guerra, mientras una Europa decadente y arrasada en sus principios deshoja la
margarita, pareciendo abocada a someterse a la cimitarra fundamentalista que
acabará nuevamente con Sodoma y Gomorra. Es el Dios verdadero el que está en la
encrucijada el de los cristianos, nunca los otros dioses ni los demás mitos
mientras por acá seguimos esperando a Godot con la libertad y pureza de
pensamiento que nos enseñó este escritor irlandés tan austero y tan evasivo. Guiados
de su mano sigamos esperando a Godot en medio de esta situación surrealista en
que vivimos.
Capítulo 44
NOCHEBUENA ORTODOXA. GOGOL
Fiestas del solsticio invernal, el
diablo anda suelto por el mundo, misterio irrefutable de las Doce Noches para
contrarrestar las actividades del Maligno (horrible atentado en Istambol, pero
el Negro zumbón ya se lo había advertido a Putin, cayó ¿derribado? Un avión
ruso, asesinan por la espalda al embajador de Putin en Constantinopla… se va el
Negro Zumbón con las manos cuajadas de sangre, en USA cunden las sectas
satánicas y adoran a Baco a Venus y a Moloch en una navidades convertidas en
consumismo y bacanales). Entretanto, y me lamo mis heridas con la pomada de la
literatura, releo la “Nochebuena”, un maravilloso cuento de Nicolás Gogol que es un acicate a la esperanza
con un mensaje implícito: el mal será vencido y después de todo huirá al
infierno con el rabo entre las piernas. Eterno mensaje. Eso sí “no somos monjes, nos atrae lo prohibido”
alega uno de los cosacos.
Hay un cierto número de los nuestros que
tienen mujeres pero no viven con ellas. Unos las tienen en Ucrania, otros en
Polonia y algunos hasta en Turquía”. En el parlamento del cosaco a su “zaparogo” (jefe de la centuria o sentnia) se advierte que en medio de las
tinieblas luce el resplandor de Cristo que nació para salvar a los hombres”. El
autor de “Almas muertas” utiliza el
sarcasmo como un látigo y estallan a través de este cuento mágico los
chasquidos de la tralla (knyt). Así
es como hay que escribir, perfilándonos sobre el filo de la navaja. Gogol en
este tour de force literario quiere hacer un homenaje a Dikanka en la región de
Poltava la aldea en que nació a orillas del Dnieper en la zona oriental del
país. Era ucraniano pero escribía en ruso. Nikolai Vasilievich Gogol 1809-1852
pasó la mayor parte de su vida en Petrogrado. Era funcionario, recaudador del
fisco o alcabalero, igual que Cervantes.
Tenía por misión visitar las propiedades de la nobleza antes de la manumisión
de los esclavos para postular para el fisco y este empleo le sirvió de comodín
para escribir una de las obras cumbres de la literatura universal (Miorti Dushi) traducida mal al
castellano porque los señores debían pagar contribución por los siervos ya
fallecidos. Debía de haberse titulado “Bienes mostrencos”. Resulta que aquellas
vísperas de la Navidad
el diablo robó la luna y el mundo quedó a oscuras. En un pueblo de la Ucrania profunda había un
herrero y pintor de íconos que se enamoró de una muchacha que era hija de una
bruja. Ronda su puerta canta villancicos bajo su ventana pero Oksana, que así
se llama la moza lo desdeña, pues su adorador le parecía muy bruto. Vakula, el hombre, no se da por vencido y, puesto
que Oksana no tenía zapatos para acudir a una fiesta, ella le promete su amor a
cambio de un imposible:
—Me casaré contigo si me traes los
zapatitos de la zarina
Como el amor es ciego, el mozo acude
entonces al diablo y realiza entonces un pacto con el maligno
—Si tú me entregas el alma, yo
conseguiré lo que me pides— contesta el Pateta.
Firmaron un acuerdo y en la aldea,
mientras los cosacos tomaban el tradicional plato de Nochebuena “borsh” (sopa de coles) y bailaban “kolioadki” (cantos de villano) a compás
de la balalaica y arrastraban por la nieve sus pesados capotes, bebían vodka y
fumaban sus pipas, Satanás, tomando al herrero por los cabellos, lo transportó
por los aires hasta la corte imperial donde el canciller Potemkin consiguió
para él una audiencia con la reina.
Ésta escuchó conmovida la historia del
pobre mujik que se moría de amor y
accedió a sus deseos regalándole los ansiados zapatos de oro y cristal. A su
vez, en el humilde lugar de Dikanka ocurren cosas: el diacono, sin que lo sepa
su mujer, acude a visitar a Saloja otra belleza local “amiga de hacer socorros
como la Dolores
en Calatayud”…
—Por favor, virtuosa Saloja, dame una copita de aguardiente—, dice el clérigo,
pero estando en estas razones llaman a la puerta.
—Ay, madre quien será… a lo mejor es mi
marido, escóndete dentro de ese saco.
Pero no era el marido, que también
andaba de parranda, sino el mismismo alcalde de la localidad… Más aldabonazos
se oyen…
Esta vez quien pica a la puerta es el
cosaco Chub, el cual, habiendo perdido el rumbo, pedía hospitalidad pues hacía
una noche de perros y zumbaba la borrasca. Decide la incomparable dama introducirlo en la leñera dentro de un saco de
carbón. La situación y los malentendidos y disparates se repiten con otros
personajes. Gogol desenvaina su fusta de la sátira al objeto de criticar a
golpes de humor las costumbres de la
Rusia zarista. Por el pueblo resuenan mientras tanto los
cantos de la Navidad,
doblan a gloria las campanas y el diablo regresa de la ciudad imperial con el
herrero en volandas, que venía eufórico con los zapatos de la zarina en el
zurrón. La trama se complica con lances increíbles porque la “Nochebuena” de
Gogol es un cuento de hadas que recuerda ciertas leyendas de la tradición oral
indoeuropea, cuando el diablo, después de andar libre por el mundo haciendo de
las suyas, es derrotado: la
Bella Durmiente, la Zapatera
prodigiosa (comedia de Lope) la Moza del Cántaro, el Ama del Cura que consigue que Satanás construyera el acueducto de
Segovia en una noche, tras convenir con él que, a cambio de llevarle el agua a
la puerta de casa, ella le entregaría su alma, sin poderlo acabar del todo
porque al amanecer le faltaba por concluir un arco. Y otras muchas leyendas
que, lucubrado, entre ellos Shakespeare, con el misterio de las Doce Noches,
bajo el gobierno de Saturno el dios oscuro en cuyo honor celebraban los romanos
las saturnales, abordan este enigma. Tiempos de tinieblas que concluyen con la
llegada del Redentor al mundo. La ortodoxia rusa celebra la navidad cuando los
latinos la Epifanía. Epifanía quiere decir
fulgor, manifestación de Cristo a los hombres. Esta es la idea motriz que late
bajo la capa de la maravillosa historia del cuento de Nikolai Andreivich. El
autor describe estas situaciones paradójicas con la proverbial agilidad y
maestría del alma rusa para contar historias y para combinar lo real con lo
mágico.
— Xristós rashdaet obazhaem yevó (El Señor nos ha nacido, vengamos
adorarle) — canta triunfal el diacono en la larga misa de la Nochebuena por el rito
de san Juan Crisóstomo.
Un grito para conjurar a los espectros.
Que baña de alegría a la humanidad. Por supuesto, el herrero y la hermosa
Oksana, después de aceptar el regalo, se casaron, fueron felices, y el enemigo
del género humano huyó al infierno despavorido. No le valieron sus mañas.
Capítulo 45
MEDIO SIGLO DE SACERDOCIO DE LOS DEL 55
Una misa concelebrada por algunos de los
seminaristas que fueron ordenados presbíteros en las Temporas de Pentecostés de
1967 marcó la efemérides jubilar de medio siglo de sacerdocio. A la cual
asistimos un grupo de compañeros de aula ingresados en el seminario conciliar
de Segovia el primero de octubre de 1955. Con ello tanto los ordenando como los
que no fuimos llamados hemos querido en la Fuencisla mostrar a la Iglesia nuestra madre y
maestra el agradecimiento y expresar la alegría que sentimos por estos años de
vida que fueron una dádiva del Altísimo y así lo expresamos a los pies de la
querida Virgen de la
Fuencisla. Pronunció una emocionante homilía don José María
López colaborador del Adelantado de Segovia y gran teólogo que habló de la
humanidad de Cristo que es caridad y perdón. Concelebraron con don José María
López esta liturgia solemne nuestros condiscípulos Julio Alonso, Hipólito
Prieto, Ángel San Vicente, Anastasio Montes. Que fueron arropados en torno al
altar del presbiterio por sus compañeros de terna: Antonio Valdivieso, Gaspar
Herguedas, Jesús de Pablos, Ángel Serrano, Jaime Olmos, José Luis Tovar, Felipe
Sanz, Gonzalo de Mercado "Nieva", y Antonio Parra entre otros.
Recordamos a nuestros difuntos, y, como fue la última promoción ordenada
conforme al ritual romano antiguo por el obispo don Daniel Llorente de Federico
que Dios haya ▬ y la más nutrida puesto que de ochenta aspirantes que
entraron en el seminario alcanzaron el sacerdocio 25, a partir de ahí empezó la
desbandada y la gran crisis vocacional ▬ durante la ceremonia se cantaron los
kyries de la misa de Ángeles, el sanctus y el agnus Dei en latín. Fue para
todos un día muy feliz a los pies de nuestra amada Virgen de la Fuencisla
Capítulo 46
ENOCH POWELL A PROPHET OF
OUR DAYS IN LOB OF HIS MEMORY
"I have set an always
will set my face like a flint against making any difference between one citizen
of this country and another in grounds of origin said to me Mr. Enoch Powell in
a interview in his house of Wolverhampton". That was his denial of the
incumbent accusation mate towards him. now days Powell shall be called a Nazi,
a fascist, a son of Hitler when he acted as a perfect gentleman, a solid and
great man he was a teacher of Greek master of Classics in a public school.
Elegantly dressed in well cut suits waist coats Savile road style and
magnificent locution. He was one of the best speakers in the House of Common.
On those days I was young and naive and a bit of an idiot and as many people of
my generation thought that this guy was a bit bananas or exaggerated at least.
His prophecies though became true. He saw England invaded by people from
overseas. Albion shall about to cease as an
emporium of the white race England
my England
and England
made me. He prevented his countrymen against mass immigration, warning the Wilson government of the
dangers of incomers in the great bit flood. A debate he held with Paul Foot
speaking for Labour was one of the greatest script in the Annals of English Parliament.
Great speeches. Enoch Powell was of Indian descend and he served in the
Colonial Army of Himalaya as a counter intelligence officer. At those days of
1944 the British feared an invasion of India by Russia. Powell spoke Urdu and was a
defender of the British Empire when Ghandi set
his movement of not violence and not aligned requesting the independence
of that continent. He read Kipling but the sting of nationalism was in the
offing. I had been always an imperialist and a Tory said in his return to England joining
the ranks of Conservative party in Wolverhampton
Capítulo 47
PEREDA EL BABLE DE CANTABRIA
El bable que se hablaba en la cordillera
cántabra desde la Ría
del Eo posee esa riqueza de las lenguas viejas que hablaban las gentes del
campo avezadas a observar los fenómenos de la naturaleza, el ritmo de las
estaciones y eso que los retóricos llamaban la propiedad del lenguaje esto es
cada cosa, cada apero, cada situación, cada fisonomía posee su propia
definición. Llamar a las cosas por su nombre definía a nuestros antepasados hoy
se parla un lenguaje equivoco y viciado por el inglés norteamericano que es una
lengua pobre. Don José María de Pereda dominaba el bable santanderino más
castellanizado que el astur mientras que Clarín y Palacio Valdés representarían
la forma de hablar desde las gentes de Villaviciosa para acá hasta Navia y en
el siglo XIX. Mientras del primero habla de zoquetas, garios, dalles, breñas,
cajigal, corrada, los segundos dicen zapico, pala de pinchos, brañas,
carvallada, corralada etc. Para uno de la Montaña una fuina
o garduño astur es una rámila y así
sucesivamente. Corredoria es en Santander solana y antojana estragal. En las
Hoces de Barcena junto a Reinosa el bable recobra esa tonalidad cantarina que
los filólogos denominan arandina porque las gentes de Aranda de Duero parecen
pájaros cantarines, cuando conversan y ello debe de ser herencia romana. A
veces las lenguas no van por el camino real, se bifurcan, se separan, coinciden
y divergen para volverse a juntar. Cantabria prefiere el definitivo desinencial
en “uco” (Felixuco) y Asturias se
queda en in y en ina. Dame la tarjetita ¡oh!... Pereda que poseía buen oído para los
idiomas cuando percibe algún solecismo o un idiotismo poco comarcal llama
jándalos a los señoritos que regresan a pueblo expresándose en madrileño “rajao” con una entonación gutural.
Pienso que uno de los grandes recursos a los que nuestros hablistas de alubión
dan de lado es el palabrero y eso no se aprende por la ciencia infusa sino
leyendo a los clásicos. Por desgracia nuestros educandos que se pasa la escuela
tratando de entender a Jane Austen que es pesadísimo acabarán falando un inglés macarrónico y su bable
será una caricatura del que hablaban sus abuelos. La recomendación sería
meterse en Galdós, en Clarín en Pereda en Pérez de Ayala o gozar con el
Lazarillo o engolfarse en las páginas del Buscón. De lo contrario regresaremos
a la confusión de Babel y la perversión del lenguaje es un signo del final de
los tiempos. En el principio era la palabra y la palabra ahora la estamos
destruyendo en un guirigay atronador.
Capítulo 48
TOMÁS
SALVADOR
Tomás
Salvador murió a 23 de junio de 1984 casi en la miseria nadie lo recuerda yo
sí. España es mal pagador con sus genios. Castilla desprecia lo que ignora y teme
al talento y a los que dicen la verdad pero su obra está ahí: Cuerda de Presos, División 250 (una de
las mejores novelas escritas en Europa sobre la segunda guerra mundial narra la
caída de Novgorod frente a Petrogrado el Día de la Resurrección, y un día
resucitarán las cúpulas de la catedral de san Isaac y así ha sido; porque a lo
último de la novela en medio del fragor del cerco de unos cuantos soldados
españoles de infantería copados en el Lago Ilmen se formula la profecía de la
resurrección de la ortodoxia con Putin,) “El atentado”, donde se avisa a los
españoles de la peste terrorista en Vascongadas y en Cataluña “Les
presento a Manolo”, “Las compañías blancas”, “el arzobispo pirata”,
los
atracadores”, la “nave”.
Seguramente
hay en este palentino sin madera de héroe el mejor novelista de la generación
de posguerra, el más cualificado narrador muy por encima de Cela pero tuvo un
defecto: ser un falangista de izquierdas. Manuel de Agustí, Zunzunegui y Foxá
el gran Foxá del Madrid de Corte a Checa se le acercan aunque no le igualan.
Agustín de Foxá se cansó pronto de la novela, se dio a la bebida. Agustí la
ceniza fue árbol pondera la
Cataluña industrial a la que admiraba Franco, y Zunzunegui
componía unas novelas demasiado largas con Bilbao como escenario y eso cansa.
En efecto, Salvador era el más completo luego vinieron Delibes, la Matute, la Quiroga y todo un tropel
de féminas cuya abanderada sería la ovetense Dolores Medio a la que habría que
calificar como la Jane
Austen española. Era don Salvador ▬ le conocí en carne mortal
cuando fuimos Lalo Azcona y yo a
entrevistarlo a Barcelona para el suplemento de Arriba y en honor a nosotros se puso una camisa azul vieja que le
estaba prieta pues había engordado, regentaba un quiosco en la Diagonal ▬ muy sordo a causa del estampido de un cañonazo en la
batalla de Krasnii Bor cuando un
disparo del 105 le trepanó los tímpanos. Los organillos de Stalin zurraban a discreción y la artillería alemana disparaba
contra el palacio de Catalina la Grande.
Era
gordo. Era falangista sindicalista y bonachón y además de Palencia de Villada
cerca de Fromista cuna del románico. Tales vicisitudes acaso le marcaron;
también fue policía de Franco. Leía novelas de Agalla Christie, y eso por lo
visto no se perdona. Quadecausa, sus obras yacen en el olvido y sólo unos pocos
escogidos tenemos la fortuna de releer a Tomás Salvador, que resucitarán algún
día como resucitaron las cúpulas doradas de la catedral de Novgorod. Tampoco se
le perdona que vistiera camisa azul, que tuviera un genio endiablado mandase a
los machacas a tomar polculo con un
gran sentido del humor y que en su gran novela “Cuerda de Presos” hiciera
un canto a la Guardia
Civil. Se trata de un escritor versátil, todo terreno; escribía
con tal facilidad una novela de espionaje como otra de contexto histórico y al
cabo acabó escribiendo cuentos para niños. Fue un pionero y un dechado de la Literatura Infantil
en España. Redactaba muy bien quizá demasiado bien y con harta humildad. Tan
pronto abordaba una narración de ciencia-ficción como retrataba el tiempo de la
edad media estudiando a un personaje tan inabordable como fue Pedro I el Cruel
en sus Compañías Blancas. En “Historias de Valcanillo” novela en
la cual revive los tiempos palentinos de su infancia y estudia la psicología
del tonto del pueblo realiza un verdadero tour de force psicológico. A través
de Jacintón disminuido psíquico el lector se va a adentrar en el complejo mundo
de una villa castellana con sus esplendores y miserias a mediados del pasado
siglo. la agnición o pasapalabra que se
repite a lo largo del libro es la siguiente:
▬ ¿Por qué
lloras, Jacintón?
▬ Porque me da
la gana.
Es
menester ser un poeta de recursos para desenvolverse en un asunto tan difícil
como es el del retraso mental pero este novelista lo aborda con solercia y
ternura sin caer en los tópicos al uso. El temblor de un cierto lirismo lleno
de piedad cervantina envuelve toda la narración. Hay siempre un ángel de la
guarda que protege a los inocentes de los peligros el tonto de Valcanillo va
por ahí repitiendo su estribillo de no quiero, no me da la gana, y si le dicen
algo se planta a llorar. Ahí está la real gana de los españoles una idea que no
se encuentra en ninguna otra lengua indoeuropea. Da rienda a lo fantástico y
hay pasajes como cuando el protagonista conversa con los ángeles que recuerdan
por su fuerza impetuosa a Gogol.
A
Jacintón le echan también del infierno y en el cielo no lo quieren tal vez
tenga una plaza en el limbo pero el limbo ya no lo existe lo dijo uno de los
últimos papas. Así que menudo panorama. ¿Por qué
lloras, Jacintón? Porque me da la gana.
Capítulo 49
MÁRTIRES DOMINICOS ASTURIANOS DE LAS
CALDAS DE BESAYA (I)
Hacía muchos años que no volvía a este
idílico lugar entre montañas que recuerda a Covadonga por lo escarpado,
nemoroso, un sitio especial donde se siente ese fluir soterraño de la gracia. A
decir de Tertuliano la sangre de los mártires es semilla de cristianos. Lo que
pasa es que esta reviviscencia, ese brotar del fruto pastoral no se ve por
ninguna parte. Sin embargo, ahí creo que está oculto. El bien va por debajo sin
meter bulla en tanto que la maldad tan escandalosa tira por la parte de arriba.
Los padres del Desierto nos hablan de una iglesia exotérica (exterior) y otra
esotérica (interior) cuando tratan de explicar el misterio del Cuerpo Místico.
Yo conocí este lugar que fue el gran noviciado de la orden de Sto. Domingo con
más de doscientos aspirantes y hoy no queda ninguno. El centro situado en un
sitio espectacular ha sido convertido en residencia de disminuidos psíquicos. La Iglesia se ensimisma y el
fasto y la gloria de otras épocas han sido desplazados por la caridad según la
regla de oro de una religión que se centra en la caridad. “Ama et fac quod vis” (ama y
ve a tu aire) decía sin Agustín glosando a san Pablo que advertía que sin
caridad nuestra fe no nos sirve de nada. Sin embargo en este hermoso enclave se
detecta el carisma de los que dieron con su sangre testimonio de Cristo durante
la pasada guerra civil. La mayor parte eran asturianos. Perecieron después de
ser lanzados al agua con un lastre en la Bahía de Santander o asesinados a bordo del barco
prisión Cabo Quilates. Dos de ellos eran muy jóvenes y los demás religiosos
veteranos. Fueron beatificados en 2007 por Benedicto XVI al cabo de un largo
proceso en el que el postulador de la causa demostró que fueron martirizados “in odium fidei” por el mero hecho de ser
frailes.
El P. Felipe Castro expuso en un
brillante obra la trayectoria de estos diez dominicos oriundos de Navelgas,
Sama, San Martin del Rey Aurelio, Corias, la Felguera, Oviedo. Con su
ejemplo estos valientes demostraron que el amor derrota al odio por encima de
los prejuicios políticos o las actitudes revanchistas. Fray Enrique Izquierdo
Palacios (Oviedo 1890) bautizado en la iglesia de San Isidoro, hacía el
undécimo lugar de un matrimonio de trece hijos. El padre era menestral de
carpintería, aprendió a leer en las escuelas del Fontán. Se hizo monaguillo de
la parroquia de san Isidoro y a los doce años ingresó en el seminario diocesano
ovetense. La muerte de un hermano también seminarista le hizo replantearse su vocación
y vistió el hábito blanco y negro dominico en la localidad gallega de Padrón.
Profesó en 1905, es destinado al convento de Corias cerca de Cangas de Narcea
fundado por los benedictinos pero traspasado a la orden dominicana la cual
incoa su restauración. Es ordenado presbítero en 1914. Se convierte conventual
tras sus estudios teológicos en Salamanca en Corias y Navelgas. La guerra civil
le sorprende en Caldas de Besaya donde era instructor en el aspirantado. El 22
de diciembre llega a las Caldas una camioneta integrada por mineros palentinos
que detienen a los religiosos y los llevan a declarar. Se trata de
“formalidades de mero trámite” ▬ dijo el mandamás, una mujer de Barruelo les había
alertado de que había carcas en la casa ▬. Esa misma madrugada fue con otros
compañeros arrojado al mar.
El P. Enrique Cañal Gómez natural de
Cangas de Narcea 20 de marzo de 1869 su padre era zapatero y su madre una
piadosa mujer en cuya casa se rezaba cada noche el rosario, muere y su padre
vuelve a contraer matrimonio. Enrique Cañal y su hermano Segundo salen de casa
y se van dominicos. Enrique va a pasar la mayor parte de su vida profesional en
el convento santanderino de Besaya. Daba misiones en Torrelavega, Comillas y
Santillana del Mar para entrar luego como maestro de novicios en el convento de
Segovia. Fray Ángel del Cura su biógrafo dijo que Cañal dejó un huella profunda
en la espiritualidad segoviana. San Pablo de Valladolid y el Cristo del Olivar
en Madrid fueron otros de sus destinos. Se encontraba en Las Caldas impartiendo
unos ejercicios espirituales aquella fatídica noche del 22 de diciembre cuando
las turbas asaltaron el convento. Les tocó con sus compañeros la lotería del
cielo. Otro de los asturianos cuyo nombre fue registrado en la lista de los
bienaventurados por el papa alemán fue Miguel Rodríguez González (Pola Lena
1892); los amigos le llamaban Miguelín y
ya desde muy joven sintió inclinación a la vida del claustro. Fue ordenado
sacerdote el 6 de agosto Día de San Salvador patrón de Oviedo en los Dominicos
de esta ciudad. Ejercería su apostolado en Vergara, Ciaño, Langreo, Navelgas.
Desde 1931 hasta su muerte permaneció como ecónomo de la comunidad de las
Caldas. Impartía clases de historia religión y urbanidad. De trato muy afable.
De acuerdo con unas declaraciones a posteriori del comisario Neila en Méjico
que a la sazón mandaba la checa de Puerto Chico la presencia de ánimo y mansedumbre
con que acogió los malos tratos y blasfemias de sus esbirros sorprendía a los
propios carceleros que lo llevaban al suplicio las manos atadas a la espalda.
De su muerte no hablan los cronistas. Se ha borrado su memoria. El oficio de
fidedigno o fiel de fechos es ocupación a extinguir al igual que el cargo de
almotacén. Desparecieron todos los fielatos de la península ibérica.
Almotacén es el que compulsa y cuadra
las fanegas del celemín, viejas palabras que engulle el leviatán de la
política. Fiel de fechos, portazgos, almotacenazgos en el reino de León donde
la sangre es más espesa que en ningún otro reino de España era el cronista
municipal, el que levantaba acta. Han borrado las veredas y no hay carriles,
explicaciones a todo pasto. Los de la tertulia se desgañitan y hacen caja en
sus lamentos del julianismo entreguista y el romance de la España perdida. Pero que no
se preocupen les correrán a gorrazos. se
percibe el ruido de sables ya rechinan por la Diagonal las cadenas de
los tanques. Cenarán esta noche de mi cayada. La están liando parda y se los
está merendando la loba parda. Haremos de sus orejas pendientes para que luzcan
las damas y los dientes para vihuelas que tañan nuestros juglares al alba.
Capítulo 50
PEDRO SÁNCHEZ
Vengo del monte de Peñacastillo vengo y
estoy ya que no me tengo (aire pasiego suave como las brisas de aquella tierra)
y después de la hidroterapia en los baños ilustres los mejores de España en las
Caldas de Besaya vaya para ellos mi agradecimiento ▬ para Soraya
la diligente camarera y su marido Carlos el enfermero, para Rosa y el joven
moreno que me ayudó con el equipaje en el ascensor, ▬ me siento
como un barco recién carenado. Este balneario de aguas sulfurosas fue famoso
entre la nobleza del siglo XIX y era frecuentado por mi ídolo J.M Pereda,
Sagasta, Clarín y otros autores. Evoco su memoria. Señores, sepan cuantos
adolecen de omecillo y malquerencia contra este pobre pecador, que no estoy
para el desguace y para dar mucha guerra. En esta visita a Cantabria al cabo de
más de un siglo he oreado mis penas al aire libre en largos paseos por la
ribera de las hoces del río Besaya y del río Dobra ▬ estos
santanderinos no se privan de nada bautizan a uno de sus ríos que van a parar a
la mar de Suances con un nombre ruso que significa bondad ▬ y he releído
a José María Pereda autor predilecto de mi adolescencia (leíamos "Peñas
Arriba" a dúo y en voz alta otro seminarista de Burgos en un banco del
Stella Maris comillense). Los dioses han querido por aquello de "tolle
et lege" ▬ hoy es san Agustín de Hipona patrono de los retóricos
y todos los que profesan el sacerdocio de la palabra que en este mundo han sido
▬ que me topara con esa maravillosa obra del solitario de Polanco "Pedro
Sánchez" novela escrita en 1883 y que parece que nos está advirtiendo
a los españoles de los estacazos del parlamentarismo. Seguimos en las mismas en
el juego del quítate tú que me pongo yo. Entran los de Arrese y llegan los de
Solís. Gritos de libertad y derechos humanos y pan para todos, pero cuando
estos mendas que se dedican al politiqueo pisan la alfombra si te he visto no
me acuerdo. El caso es vivir al sol que más calienta del erario público. El
autor de Sotileza nos habla de la precariedad de las cesantías, de las
infames redacciones del Madrid isabelino. Fue periodista de covachuela en el Clarín
de la Patria,
de la hipocresía, del desamor y los adulterios. Desfilan ante los ojos del
lector las corralas, el hambre de la olla podrida y el puchero enfermo. Lo más
sórdido de la Villa
y Corte descrito al detalle por pluma experta con ese garbo y agilidad que
caracterizó a Pereda. Así fueron los tiempos de O´Donell y Espartero que
parecen repetirse. Hasta el título nos evoca personajes de hoy: Pedro Sánche. Don
José María parece ser que estampa en las páginas de esta gran novela vivencias
personales: la vicalvarada, la revolución del 54 y las algaradas de 1868 cuando
la chusma arrastraba por la
Puerta del Sol la estatua de la reina Isabel II. Él arrancó
adoquines y tiró piedras contra los "polacos" (partido retrogrado).
Al correr de los años debió de arrepentirse de aquellas puerilidades y
deliquios juveniles meneando su impresionante testa con tristeza (tenía un
perfil numismático con sus antiparras, el tupé y la perilla en punta) al paso
que decía, desengañado: no es esto, no es esto: "Viví las revoluciones
del año 54 y la de 1868. Ésta sería la más radical. "La primera
transformó el aspecto de los pueblos mientras la segunda cambió la manera de
pensar de los españoles. Se impulsó a la sociedad a salir de los viejos cauces
y a emprender otros caminos. Se transformaron las costumbres". Pereda
gran escritor y periodista, formó escuela, resucitando la elegancia de la
descripción cervantina en los pasajes de su libro, que aparecen impregnados de
satírico humor y de melancolía. Al correr de sus páginas el que lee ha la
sensación de que orvalla. Llueve ese chirimiri del desencanto que aparece en
los escritores astur cantabros y vascos: Clarín, Amós Escalante, Antón el de
los Cantares, Palacio Valdés, Pérez de Ayala, J.L de la Reguera, Pío Baroja,
Unamuno, y otros muchos más. En el caso suyo estas tristezas se agravaron al
perder a su primogénito, que se ahogó en una playa de Suances, a finales del
siglo, cuando, aquejado de una fuerte depresión ahorcó la pluma y se encerró en
si mismo, para despedirse del mundo. Murió a los 73 años en 1906. Su padre era
de Comillas y su madre de Polanco; vivía la familia en casa blasonada con
portada y estragal. Era todo lo que se dice un hidalgo y esa nobleza de
carácter flota a través de toda su obra que fue tan popular durante las décadas
del siglo pasado: "El caudal de la vida humana ▬ nos cuenta
al final de su narración ▬ se compone de muy breves goces y muy
largas y tediosas pesadumbres y que el ejemplo de mis desengaños le sirvan a
alguno de escarmiento". Esta
novela río es como un viaje en diligencia en aquellos carromatos que hacían el
trayecto Santander Madrid entres días incómodos traqueteos el rechinar de la
galga los trallazos del automedonte en el pescante las cantiñas a lo zamarro de
los mozos de cuerda campurrianos una parada en Ataquines y luego la sierra,
pero antes estaban los corrales de Buelna, las cuestas de Reinosa y los
encuartes de Palencia, Fromista, Herrera de Pisuerga. Guiado por la mano
hidalga de Pereda he sorrapeado los caminos que me llevarían al norte y
"escudriñando los pliegues de la memoria y los escondrijos del corazón madre
mía cuantos recuerdos que ante esta narración se agolpan". El tema es la
corrupción de Madrid, los encartes pesadumbres y liviandades de la política
nacional. Llega a ser Pedro Sánchez un periodista famoso del partido liberal,
el rey de la crítica literaria. El estilo es rico en recursos retóricos:
hipálages, anagnórisis, metonimias, similicadencias… También domina el perfil
de la novela psicológica. Pedro Sánchez se enamora de una mujer fatal Clara, la
hija de Valenzuela, su protector, dominantota, egoísta y coqueta que le
traiciona con su mejor amigo un tal Barrientos. A partir de hay la trama
(parece que el argumento pierde cierta fuerza por las digresiones o por uno de
esos descarrilamientos mentales que el autor sufría a causa de su accedía) se
enreda en un cuadro de desventuras y en un mar de desdichas en las cuales flota
el protagonista en el paroxismo de sus desconsuelos. Cuenta un derrumbe amoroso
y una traición que remata en adulterio y luego en desafío para lavar en sangre
la afrenta. El mar de fondo es la crisis matrimonial tal y conforme se conocía
en el Madrid del siglo XIX: mujer ambiciosa, casquivana, que maltrata al
marido. La ostentación y las vanidades de los salones. Añora el aire puro y la
vida patriarcal de sus montañas. Encuentra a su mujer acostada con otro y hay
un duelo. Quiso Dios que el pobre marido injuriado se le perdonase la vida por
el agente de su afrenta. Es la vera imagen tan novelesca del pobre marido
cornudo y apaleado. Pereda sin embargo, es uno de los escritores más castos que
se dan en la literatura española. Sus libros nos inspiran una especie de
cervantina resignación. Acaso solamente para eso sirva de algo la literatura
que nos ayuda a llevar sobre los hombres la pesada cruz del dolor y del
despecho con resignación. Leopoldo Alas Clarín, la Pardo Bazán y Benito
Pérez Galdós y toda la crítica saludaron la publicación de Pedro Sánchez como
un hito que marcó fronteras en la novelística hispana del XIX
Capítulo 51
JABALÍES
Bajan de la
braña al trote cochinero, hozan y escarban los prados, arruinan las cosechas de
patatas, destrozan el maíz. Al cerdo salvaje que sembraba el terror entre los
árabes de Tingitania por ser animal impuro — la denominación de origen
castellana es un arabismo como tantas otras palabras españolas, pues los moros
dejaron una fuerte impronta en la lengua castellana, porque llevamos un moro
dentro — los romanos llamabanlo Aper. Su carne y su tasajo constituían la base
de su alimentación y de las cenas de Lúculo. Era el sustento de las colonias y algunas legiones al sus scofra colocaban en su insignia sobre el lábaro; era animal de
la suerte su ferocidad le hacía envidiable porque no ceja hasta la muerte y
cuando está herido muere matando. El más ruin jabalí se zampa la mejor bellota.
De ahí que haya algunos chicos de la política y de la prensa que no saben hacer
otra cosa que joder la marrana, mira por donde.
Mas, no os preocupéis que a todo cerdo…Es un animal fecundo y muy
sociable que se revuelca para despiojarse en el barro y la paja del escarbadero
y dejan la marca de sus revolcones en
esos hoyos que, en medio del prado, causan y acusan graves daños en las
caserías, cabreando a los labriegos. Es
noctívago o nictálope muy listo y rebañiego.
Sabe cómo moverse y adonde tiene la querencia hasta el punto de que
visitan de madrugada los contenedores de basura de las ciudades, a sabiendas de
que hay veda y que allí no pueden ser molestados por los cazadores con sus
jaurías de podencos. Con movimientos impetuosos avanza monte arriba tenazmente,
sirviéndose de su afilado hocico y de sus poderosos colmillos los cuales le
sirven de antena, como sistema de navegación abriendo brecha. Aunque ve muy
mal, está superdotado de un gran olfato con el que ventea a sus presas. Se le
creyó en la antigüedad que esos dos cuernos que le nacían en el morro curaban
la impotencia sexual masculina, como los del rinoceronte, siendo muy
apreciados. El celo les dura de noviembre a marzo; las hembras paren dos
incluso tres veces por año lechigadas de hasta doce jabatos. Pueden concebir de
antemano las gorrinas a los quince meses. El macho alfa consigue patente de
apareamiento peleando con sus rivales y monta y deja preñadas a las numerosas
hembras de su tropel. Es rebañiego ya digo y nunca va solo sino en cuadrilla.
El colmillo retorcido característico del verraco salvaje, sus dentelladas y
golpes son certeros —cerdo alunado o
puerco padre al que los dientes se le forman como una media luna— es lo que le
distingue del cerdo doméstico. Con esos caninos rasga las carnes de sus presas.
Muy voraz y omnívoro se alimenta de carroñas inclusive, a decir de los
entendidos. En una apartada aldea de este concejo se le ha visto saltar las
tapias de un cementerio y escarbando en una sepultura devorar el cadáver de un
paisano que acababa de ser sepultado. A la Metida la finca donde paso temporadas acude una
cerda con sus rayones de anochecido. El otro día me topé con la piara cuando
bajaba a tirar la basura, ¡menudo susto¡
Enchufé al
verraco con mi farol y salieron de estampida detrás todos los miembros de la
familia. En algunas partes de España están adquiriendo una mala fama que no le
corresponde: el jabalí animal prehistórico y su cabeza apepinada ilustra los
motivos heráldicos y blasones de algunas casas solariegas de Asturias, Galicia
y Cantabria. Por todo el norte salían—por costumbre del tiempo invernal— las
partidas de los señores con sus lebreles para dar la batida a la caza del
“gochu”. Constituyó
la presa más codiciada de los monteros medievales y su carne algo agraz y
montisca la sirven en restaurantes asturianos como plato del día. Sin ir más
lejos días antes de Nochebuena, por poco apaño una cólico por la ingestión de
estofado de “mortecino”, del súrido, que estaba un poco indigesto, dentro del
menú a base de fabada, guiso de jabalí, arroz con leche, pan de borona, y una
botella de peleón, ocho euros, en el mesón del Alto el Praviano. También se
dice del puerco salvaje, al igual que del gocho, que del mismo están buenos
hasta los andares pero no he visto nunca adobarse sus jamones o no se tiene
dello costumbre por estos pagos, ya que sus grasas son menos suculentas que las
del cerdo doméstico y saben a montuno.
Anteanoche
sentí aullar a un perro. Salí a la puerta y vino cojeando hasta la antojana una
podenca. Tenía la pata destrozada. Se la había comido el jabalí de una
dentellada en su lucha cinegética. Al chancho lo tienen miedo los galgos y los
perros de presa. Era una herida de guerra, signo cruel de la eterna batalla de
la supervivencia. ¡ Animalito!
Capítulo 52
VUELVO A COMILLAS DESPUÉS DE 57 AÑOS
Regreso a la que fue mi casa
durante el curso 59-60 alumno de 5ª de retórico. Me emociono al recordar cuando
subí primera vez la cuesta la
Cardosa y Aramburu el hermano de ese vasco que ha publicado
un libro sobre ETA me presentó al padre Mayor una sabiduría en letras
grecolatinas. Nadie se baña dos veces en el mismo río. Ha corrido el agua y hay
que contar muchas mareas y bastantes resacas alguna galerna desde aquella tarde
de otoño hasta este ocaso de primavera donde me presenté con mi esposa. Las
inmobiliarias han convertido el viejo pueblo pesquero de comillas en lugar
irreconocible. Nos perdemos por los recovecos callejones hasta dar con la
subida a la Cardosa.
Pago dos euros a un ostiario asturiano y parece que se me
aparece el P. Heras aquel maestrillo que tanto me ayudó en mis dificultades.
Para mí un verdadero hijo de san Ignacio. Era de Aranda y me horroriza el
recuerdo de otras cosas como por ejemplo el padre Eguillor mortificándome con
sus alegatos de que era un inepto (cuantas noche las pasé llorando oculto el
rostro entre las mantas), la visita de mi pobre padre unas navidades, el
paquete que me mandaron de casa que se perdió en la rectoral y a un muchacho
que era de Potes lavándose los dientes postizos en la fontana de las camarillas.
Aquel muchacho que me enseñó fotos del guerrillero Juanín muerto por la guardia
civil y decía que su padre estaba en la cárcel por rojo se ha convertido hoy en
el oráculo de la sección religiosa del diario El País. Le temen los de la conferencia episcopal porque casca
verdades de apuño. Tanta belleza de aquellas montañas y las lecturas de Pereda,
Cela y Palacio Valdés me inclinaron por los caminos de la palabra y la
literatura. En realidad yo lo que querría ser era cura y, en cualquier caso,
sígolo siendo porque el amor a la belleza del cristianismo y a el estudio en
libertad morirá conmigo y viva el Betis manque pierda. Aquellos años
imprimieron carácter y yo sigo acérrimo en la partida de los Sin Camino de Castillo Puche embebidos
por el viento de profecía. Los presagios se han cumplido. Comillas es un
caserón vacío que quieren habilitar para no sé que el seminario mayor porque el
menor está en ruinas. Las ramas de un humero (aliso de tupida barba) se
asomaban por la ventana del refectorio donde nos daban sopas con honda en
aquellos desayunos conventuales calderadas de leche en polvo. Todas esas ideas
que revelo en mi novela "Seminario
Vacío". Los pecados mortales de la Iglesia". Amamos mucho a esta iglesia
peregrina en la tierra y ella nos hizo la cobra, pero a una madre se la quiere
por más que nos maltrate y se haya comportado con nosotros los ex de una manera
cruel. Viva el Betis manque pierda. Ya digo.
Capítulo 53
TIEMPO DE DE CEREZAS
Pido perdón al lector. Por un lío de epactas y
debido a que tanto la fiesta de la
Ascensión como la del Corpus Christi de los jueves que
relucían más que el sol han pasado al domingo me hice también un embrollo entre
el calendario juliano y gregoriano que en el año 2007 ofrecen fiestas
coincidentes y la
Bozneschenie (Ascensión) cuadraba con nuestra fiesta pero los
ortodoxos rusos, y cuyo santoral trato de seguir a través de Radio Blago, una
emisora ortodoxa situada en un monasterio (oraciones y salmos, pláticas,
hermosa liturgia, las 24 horas del día, gracias, Jesús mío, que sigues presente
en la historia a través de este instrumento maravilloso que es el
microprocesador Word) lo festejan un miércoles. Gracias también a Paloma Gómez
Tablas y mi admirado Miguel Ángel García Brera y el otro amable señor por
recordarme el error. No creo que tenga por otro lado mayor importancia. In
ascensione Domini, pues, Y ¿varones galileos qué miráis ahí como pasmadotes?
Viri galilei, quid aspicitis in caelum? Cristo se fue al Padre. Aquel al que
visteis subir al cielo del mismo modo volverá al fin de los tiempos. Se consuma
de esta forma la promesa mesiánica. Desde entonces los creyentes nos hemos
pasado la vida mirando al Cielo, resignados. Porque creemos en lo perfecto y
vivimos en un mundo imperfecto. Es la fiesta que seguía a la de las letanías.
Esto es las Rogativas. Cristo se va y deja un campo florido. Sus pies y sus
manos llagados de cuerpo glorioso bendicen la tierra. En España ya es
primavera. El pasado domingo fui a misa a la catedral de Oviedo y acabo de
regresar a Madrid. Allí sigue siendo una gran fiesta, tambor y gaita y danza
prima a la salida de misa. Danzantes a toda mecha y humor y jovialidad. Esa
jovialidad ovetense no la ofrece ninguna otra ciudad española, o al menos así
lo creo yo ¿No era el corpus? Le dije a mi santa cuando predicaba el cura su
sermón muy de circunstancias. ¿Dónde tienes la cabeza de melón? Hoy celebramos la Ascensión. Pues
ciertos son los toros... Que a veces uno tiene que estar al santo y a la
limosna y se nos va el santo al cielo con esto de las nuevas rúbricas del
misal, bueno ya no hay misal en realidad. Los que ya hemos sumado algunos años
acusamos más que nadie estas inconsistencias en las fiestas móviles. En Oviedo
cayeron toda la jornada chuzos de punta. La meteorología, adusta, hasta parece
que protestaba por el cambio de horario. Domingo de orballo y borrina pero el
campo astur estaba hermoso en sus nueves matices de verde. Y las mocinas de
Oviedo que guapas son, Dios. Y la copla seguía sonando al husmo del refrán
meteorológico. "Por la
Ascensión, rosas en Oviedo y cerezas en León".Todos
recordamos este día nuestra primera comunión, el alborozo de las campanas. En
España se solía comulgar en esa fecha y creo que se sigue haciendo gracias a
Dios aunque seamos más laicos qué se le va a hacer pero ¿no tendrán la culpa
los curas por haber renunciado a una tradición milenaria con tanta alacridad? En
este día gozoso y triunfal no se puede por menos de recordar la elegía de Fray
Luis de León en su oda ¿Y dejas, Pastor Santo? Cristo triunfa sobre la muerte y
se va al cielo a prepararnos la morada del Tabor. Es el premio al dolor de la
cruz. Y nos deja la potestad de curar, de hablar y escribir lenguas – a muchos
no les afecta porque siguen siendo tontos en tres idiomas- y de arrojar
demonios y de domar serpientes. Se consolida la Parusía y el Espíritu
pentecostal que sopla cuando quiere y como quiere. Hoy cantando esta misa me he
sentido con más fuerzas, más creyente. El bautismo nos vuelve inmunes contra la
picadura del escorpión y del basilisco. ¿Y las serpientes? Que repten. Que
arrastren sus inmundas panzas sobre la tierra. Varones galileos ¿qué andáis
mirando ahí al cielo? Estamos curados de espanto. El Salvador nos legó la
triaca que contra la picadura de la víbora y de las lenguas venenosas nos vuelve
indemnes. El evangelio de esta fiesta era uno de los más hermosos del año:
"Estos signos serán de los que me sigan: en mi nombre lanzarán demonios,
domarán serpientes, hablarán múltiples lenguas y si algún veneno bebieren no
les hará daño. Sobre los enfermos e impedidos impondrán las manos y
sanarán". En mi pueblo se denominaba el jueves de la ascensión el Día del
Bien. Seguramente por aquel "et bene habebunt" que nos promete el
Maestro de Justicia y de Misericordia en el evangelio de Marcos. Las abuelas castellanas
hacían el tradicional hornazo a base de rosquillas de palo que se repartían por
las casas. Se condimentaban con unas hierbas recién nacidas, hinojosas y
gencianas- en las parameras por esta época que aliviaban el vientre y curaban
la opilación. Así que Xto. Se va al cielo pero nos deja a buen recaudo. Todo
atado y bien atado. No tengáis miedo. A tanto malvado y malvada pero no es que
sean malos es que son gilipollas Él es más fuerte que la muerte y la
enfermedad. La ascensión es su apoteosis. El colofón a la resurrección lo que
vuelve a nuestra religión – practicada por nosotros hombres de poca fe y
pecadores- invencible y superior. Por eso, nos atacan con tanto saña y denuedo.
Pero en un plan teológico por lo que toca a los novísimos no hay color ni
comparanza con el catolicismo. Nuestra religión es perfecta. Las fuerzas
oscuras no dejan de colocar chinas en el zapato y una de ellas es esta
confusión de fiestas y de epactas, ese miedo que ha demostrado la jerarquía a
salir en defensa de su fe, esa contemporización con el mundo y con los ámbitos
de acoso y derribo a la gran catedral. Me alegro haber cometido este gazapo
para demostrar a quien corresponda que el traspaso de dos de los grandes jueves
del año, Ascensión y Corpus, para muchos fieles católicos de nuestra querida
España es piedra de escándalo. ¿Y dejas pastor santo tu grey en este valle
profundo? Quizá el otro día por eso en Oviedo y en León llovía a cantaros. Pero
las cerezas y las rosas estaban ya en sus cestillos como todos los años. Colige,
virgo rosas. Qué solos nos dejas, Señor, pero qué confortados. Pasó ya la Ascensión pero nos queda
su octava. Gozoso tiempo de cerezas y rosas y de primeras comuniones.
Domingo, 20 de mayo de 2007
Capítulo 54
Bajábamos al refectorio hambrientos después de las
preces la misa conventual y los puntos de la noche anterior en que nos
obligaban a meditar en la muerte. Silencio sepulcral. Sólo se escuchaba el
entrechocar de los cubiertos y el borbotar de las cafeteras humeantes y
maternales que servían en calderos por las mesas alineadas los semaneros. El
presidente se sentaba en la consola circular preferente que llamábamos
“rostrum” y el prefecto se paseaba por las aleas del comedor mirada en ristre y
un breviario de piel Rusia y cantos de oro bajo el brazo.
Era don Marciano Monroy un clérigo elegante que vestía
sotanas entalladas de cachemir y olía a agua de colonia. Usaba loción “Varón
Dandy”. Tenía la boca pequeña y la mano lista para repartir cachetes a los
rezagados los desaliñados los “díscolos e incorregibles” según el reglamento.
Con él de vigilante no había que salirse de la fila. Podías comulgar sin
ir a misa. Por menos de nada te caía una “hostia” de la mano regordeta del
prefecto. De vez en cuando se metía por medio de las ternas y corría la
baqueta. Zas. Fuego a discreción. Había sido don Marciano capellán castrense de
un barco de la marina de guerra que se llamaba el “Furor” y de los sargentos
había aprendido aquella odiosa técnica de sacudir el polvo a los educandos. La
letra con sangre entra. Creía nuestro prefecto que todo en esta vida se arregla
con un buen sopapo. Nos tenía a los trescientos y picos tíos que integrábamos
el seminario menor derechos como velas. Zas.
—Pero si no hice nada, don Mariano.
—Pórtate bien te dije.
Y al que protestaba volvía a solmenarlo de refez.
Tenía una mano gruesa de cavador, de Valladolid, y
cuando te daba con lo gordo hacía daño. Pero olía a buen tabaco y a agua de
colonia.
Sus cigarrillos americanos Winston, Chester, Camel,
sahumaban de perfume los pasillos de los tránsitos. Porque hedía un poco a
montuno en todo el seminario. Así, purificamos el ambiente, alegaba don
Marciano. Entonces, el lector de semana se subía al púlpito y declamaba la
página del martirologio romano que correspondía a los santos del día, con el
brío y el entusiasmo del pregón pascual. El mejor de todos los que leían en
aquel seminario de postguerra era un alumno pequeñito de quinto al que apenas
se le veía sólo la cabeza porque era muy corto de estatura. Le llamaban rompetechos
pero andando el tiempo llegaría a ser un predicador de campanillas. Tenía una
voz poderosa y una dicción perfecta. Era de un pueblo que llaman Valdesimonte.
No se me olvidaría aquel lector, que consiguió cantar misa, uno de los pocos, y
aprobaría las oposiciones a canonjías. El cabildo le nombró deán de la catedral
de Segovia.
Sus lecturas matinales al igual que las novelas de
Emilio Salgari que leería con una exactitud pasmosa, lo vivía, y a través de su
voz que escuchábamos, embaídos, vivíamos las aventuras de los mares del sur y
la muerte gloriosa y violenta de los casi un millón de mártires que tuvo la
iglesia en las nueve persecuciones acometidas por los nueves cesares contra los
cristianos. Nos aprendíamos no solo el santoral nombres y hazañas increíbles
sino también lugares de una toponimia que despertó nuestra imaginación:
Bitinia, Treveris, Cilicia, Capadocia, Numidia, Siria donde se derramó antes
que en ninguna otra nación la sangre por Cristo, etc. Valdesimonte solía
terminar su alocución con esta coletilla que traían todos los menologios con un
lacónico “Y en otras partes otros muchos santos mártires confesores y santas
vírgenes”. Entonces don Marciano daba una palmada y empezábamos a
desayunar: tostadas con mantequilla y café con leche en polvo, un regalo de los
americanos.
A unos los despellejaron vivos a otras las cortaron
los senos, a otros las orejas o les arrojaron a piscinas de agua hirviendo, los
tiraron al Tiber, o estiraron sus miembros hasta descoyuntarlos en el ecúleo. A
todos se les pedía lo mismo que tributasen honores al emperador pero ellos se
negaban en redondo a quemar incienso en honor del cesar. Con habilidad textual
los autores de las actas de los mártires casi increíbles por su valor solían
ahorrar al lector los momentos escabrosos de la tortura por ejemplo a santa
Justa y Rufina dos vestales sevillanas la palma del martirio la obtuvieron
después de que el verdugo “se las pasase por la piedra”. El derecho romano
prohibía asesinar a las vestales. Biografías increíbles lugares lejanos y yo me
seguía preguntando, Señor, por qué. Nos quedábamos a dos velas. El más
sanguinario fue Nerón que mandó iluminar Roma con los cuerpos de los seguidores
del Cordero recamados de pez y convertidos en antorchas. Aquel emperador algo
cegato y mal poeta que mató a su esposa Popea de un puñadazo del que abortó y
luego se enamoró del efebo Spiro cuyo rostro adolescente le recordaba al de
Popea hizo castrarlo y le escribía versos de amor. Los seguidores del Nazareno
eran considerados como una secta del judaísmo. La arena del circo máximo y del
anfiteatro se purificó con la sangre de Barbaras, Octavias, Macrinas,
Sinforosas Emerencianas Tarsilas muchas de ellas madres de familia, otras que
desempeñaban el oficio más antiguo del mundo en los barrios bajos de Roma
Nápoles o Pompeya, pero entraron en el cielo empuñando la palma del martirio y
sus nombres fueron registrados con letras de oro en el Libro de la
Vida. Sus estatuas llenaron las hornacinas
de los templos y se convirtieron en los nuevos dioses familiares de la
cristiandad que aquí cada santo siempre tuvo su octava y cada fiesta su triduo.
El judaísmo nunca estuvo más cerca del cristianismo que entonces y como bien
dijo Tertuliano la sangre de los mártires fue semilla de cristianos. Y al
destruir las legiones de Vespasiano la ciudad santa de Jerusalén que pasó a
llamarse Aelia Capitolina empezó la gran diáspora.
El largo camino por tierras ajenas que será nuestro
destino junto con la protesta y la rebelión a los dioses convencionales echó a
andar por la historia. No se olvide que somos elegidos para el dolor y para dar
testimonio de Su Nombre. El judío nunca adorará por tanto a falsas deidades
incluso aunque se disfracen de falsos eslóganes como de vuelta a la tierra
prometida. Eso lo sabemos bien los que portamos la antorcha del fuego sagrado,
somos motivos de escándalo. Somos carne de horca, lugar común de afrenta y
vituperio. Por eso la voz estentórea del de Valdesimonte desde el pulpito del
refectorio sigue resonando en mis oídos como un aviso y como un exhorto a la
esperanza, al pasmo y a la crítica. Sigo teniéndomelas tiesas contra el tirano
— los nerones y caligulas de hoy son más sofisticados que los de los
primeros siglos pero mucho más contundentes, muchos de ellos visten sotana y cuelgan
al cuello la cruz inversa— combato una pelea sin fin. Contra los impostores
lanzo mi grito con san Lorenzo a las propias barbas del verdugo. Dame a media
vuelta que ya está tostada esa paletilla ahora por el otro lado. En boca de los
mártires el sarcasmo era un arma poderosa. Por ejemplo, me viene ahora a la
memoria el desparpajo con que respondían aquellos falangistas en la checa de
san Anton de Madrid cuando eran convocados a subir al camión donde serían “paseados”:
—Fulano de tal y cual
—Chapándomela— contestaba un flecha pequeñito
al que apenas le apuntaba el bozo y su clamor recorría imperioso las galerías
de aquella cárcel donde se fusilaba siempre al amanecer.
Ese menoscabo de la propia vida y la valentía ante la
muerte al tirano le saca de sus casillas. Gloria, pues, a la santa memoria de
aquellos víctimas de lo políticamente correcto. Que no chaquetearon ni
combayaron. Por seguir a Xto fueron apaleados, fusilados y crucificados. Me río
a las propias barbas del verdugo. A mí estos esbirros me la chupan. Así que
digo con el de Valdesimonte, en loa, a los santos desconocidos y de los que
nunca sabremos el nombre:
—Y en otras muchas partes otros muchos santos
mártires, confesores, y santas vírgenes…
“Animula, vagula blandula hospes comesque corporis”.
La vida pasa pronto como reza el verso el verso del
gran emperador Adriano que luego traducimos en las clases de latinidad.
Capítulo 55
TRES JUEVES HAY EN EL AÑO
Tres jueves hay en el año que relucen más que el
sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión. Traen
auras los recuerdos de olor a romero y a tomillo calles tapizadas con plantas
aromáticas y alborozado tañer de campas cantos eucarísticos al amor de los
amores gentes apiñadas en las aceras para ver pasar al señor. La carroza pasaba
portando el blanco viril testimonio de amor y de perdón estaré con vosotros
hasta el fin de los tiempos hecho pan y convertido en vino. Cuerpo de Cristo.
No tengáis miedo. Ñie baiotsa. La frase la escucho por Internet por Radio Blago
una estación ortodoxa que emite desde un lejano monasterio ruso perdido más
allá de los Urales. ¡Caminos misteriosos! ¡Oh milagro del amor! Porque en
España este jueves del año que relucía más que el sol es un día de diario salvo
en Toledo nuestra nueva Jerusalén. La Jerusalén española que guarda las esencias del
rito visigótico. Que siempre será católica o al menos en eso confiamos. La
custodia de Arfe asciende gloriosa por las vargas empinadas de la ciudad
Imperial, baja las cuestas, en Zocodover los cadetes de infantería le rendirán
honores y se interna por correderas misteriosas y empavesadas toldos del amor y
del perdón y un alfomar de rosas, por la Puerta del Perdón. Hosanna al hijo de David. El
corpus a los que los franceses llamaban La Fête Dieu (la fiesta de dios) es un perpetuo
domingo de ramos que conmemora la entrada en Jerusalén. La Cruz triunfa en la historia.
Extended, pueblos, la alcatifa; que pise la tierra el ángel de bendición.
Desenrollad vuestros mantos, tended humildes vuestras zofras para que sirvan de
blando tapiz al rey de la gloria. ¿Quis est iste rex Gloriae? Dominus potens
Israel, contesta el salmista con inspiración mesiánica.
Humillad vuestras cabezas. Todo está bien. Canta
la golondrina en la enramada y por las veredas nace la flor. No tengáis miedo.
No os suma la zozobra. ¿Quién eres? Soy yo. Quo vadis, domine? ¿Adónde vas,
Señor? Voy con Vos. No conmigo, no, pero te daré tal don. Eucaristía. Eulogía.
Palabras de perdón. Pasada la
Canaleja donde Segovia es todo un balcón que abre a sus
puertas a la luz y las auras guadarrameñas, estaban los soldados del regimiento
cubriendo carrera. Firmes. Un teniente abanderado presentaba honores. Este
teniente artillero era mi padre. Los acordes del himno nacional sonaban en la Plaza Mayor Escoltaban
el cortejo el obispo con capa magna. Un paje portaba los vuelos y aquel paje
con sotana colorada de monago era yo. ¡Oh aquel obispo rozagante! Un santo, un
verdadero santo (Daniel se llamaba, Daniel Llorente de Federico) que vivía muy
pobremente y era austero y la cara demacrada por los largos ayunos, delgado y
tieso como un huso, le recuerdo, no escatimaba el boato y el esplendor de la
liturgia en las fiestas señaladas. Su entrada en la catedral se efectuaba al
son de clarines y timbales. Un añafilero atacaba la caja y el maestro de
ceremonias, un cura gordo que se fumaba sus buenos puros en las fiestas de
guardar e invitaba a los amigos beneficiados a tostón en el Bernardino pues
venía de una casa de labranza rica de Hontanares y además le había tocado la
lotería, daba el aviso:
-—Celso, toca, que ya está aquí el obispo.
Había un trajín de sotanas en movimiento, prisas y
el volar de los faldeos de capisayos en el enlosado de las naves del transepto,
allí toda la magia y el arte del gótico tardío de Gil de Hontañón y allá en lo
alto de la nave del triforio sonreía maternal el cuadro de la Virgen del Perpetuo
Socorro. Al tomar posesión de su cátedra monseñor Llorente (seguía el
ceremonial de Toledo, según las rubricas del libro gótico, el cantoral gordo
que abría sus paginas de pergamino apoyadas sobre el facistol del coro) y cada
una de las rubricas las seguía a rajatabla, la primera mirada era para aquella
imagen. El maestro de ceremonias le iba señalando con un puntero de plata la
oración del misal que tenía que leer o la antífona que cantar. Su primera
mirada y su primera oración era para aquella Virgen sobre la predela
catedralicia, que ocupaba casi todo el hastial sobre los ánditos del transepto.
Yo también llevo desde entonces zurcida a las entretelas de mi corazón el dulce
mirar de la Madre
de Dios. Sonaban triunfales bajo la totalidad de las cúpulas las melodías del
órgano. Yo era aquel monaguillo que en la fiesta del corpus y otras
solemnidades portaba la capa magna detrás del cortejo episcopal de empuesta al
diacono con la cruz alzada y los acólitos y turiferarios. Me halagaba que me
vieran y si fijasen en mí las vecinas. Mira el curilla qué majo.
▬ El cante misa ¿para
cuando?
▬ Pronto, doña Macrina.
Esta señora era amiga íntima de doña Patro. Eran
dos solteronas que salían juntas del bracero. No se perdían ninguna procesión,
triduo ni novenario. Yo les sonreía con la capa magna del obispo recogida en mi
regazo y que abultaba más que un servidor. La Macrina y la Patro siempre juntitas y del
bracero simpáticas beatorras, pero muy tacañas pues no se estiraban jamás
cuando yo iba a llevarles la "caja" –un san Antonio o un corazón de
Jesús o la Dolorosa-
que según piadosa costumbre se iba repartiendo por las barriadas de mi
parroquia de Santa Eulalia. Todo lo más una perra chica o un bollo cuando había
casas donde me regalaban un duro o una entrada para ver una película en el cine
Cervantes. Yo no comprendía a aquellas solteronas siempre tan juntitas, tan
simpáticas, tan redichas, siempre de hábito y ceñidas con algún cordón, a misa
de doce salían con un devocionario. ¿Serían monjas? No; no eran monjas.
¿Entonces como es que siempre están juntas y en permanente comunidad? Son dos
bolleras, me informó una de mis primas que se enteraba de todos los bulos que
corrían por la ciudad. No sabía lo que significaba bolleras. Lo miré en el
diccionario. Tampoco venía. Tortilleras, hombre. Ah. Acabáramos. Pero doña Patro
y doña Macrina siempre tan elegantes tan juntitas resplandecientes como dos
soles, no se metían con nadie, no dieron ningún escándalo, todo se quedaba en
casa, que parecían profesarse tierno amor. Habían nacido la una para lo otra. Y
hasta se murieron con más de noventa años casi el mismo día.
Don Daniel pasaba con gesto fatigoso y una sonrisa
bendiciendo a la congregación. Le quedaban dos meses de vida. Había sido un
gran catequista y pedagogo. Toda la cuaresma ayunaba y según cuentan debajo de
su sotana de cachemir, de las más elegantes que confeccionaba Zurita un sastre
de Valladolid dice que los v viernes ceñía sus carnes un cilicio y cuando murió
encontraron debajo de la cama al lado del orinal pues murió de la próstata unas
disciplinas emplomadas con bolas de acero (el gato). Este príncipe de la Iglesia murió en la
pobreza casi. Todo lo había dado a los pobres. Era un santo y un verdadero
padre san Daniel su vida y su personalidad digna de ser talladas por la pluma
de un Gabriel Miró. Pero no escatimaba ningún lujo ni esplendor en el servicio
de la Iglesia. Por
eso aquellos jueves santos en mi Segovia adorada brillaban más que el sol. Nunca
he ido por la vida en plan de recoge-pelotas y bien sabe Dios que nunca le tuve
envidia a nadie pero me fijo mucho. Y cuando iba en la procesión detrás del
señor obispo examinaba todos sus gestos, escuchaba todas sus frases. Y aquel
Corpus de hace medio siglo justo al posar sus cáligas (zapatos de obispo) sobre
el enlosado de la catedral donde yacían enterrados todos sus predecesores de
aquella diócesis le dijo a un fámulo:
▬ Pronto estaré yo aquí con
ellos.
El familiar, don Fernando Resines, que así se
llamaba el fámulo: un canónigo vigoro y muy sanguíneo, que despertaba la
admiración de las beatas por su brioso buen talle y hasta puede que alguna
estuviera enamorada de él secretamente, se revolvió como una ardilla:
▬ Señor obispo, ¿Quién
piensa en eso? Está aun para dar mucha guerra Su Ilustrísima.
Don Daniel que era un santo tuvo aquel jueves que
relucía más que el sol una premonición un aviso de su glorioso transito.
Moriría en olor de santidad tres meses más tarde aquel mismo verano del 57. Fue
la muerte del Justo. Se parecía un poco al papa reinante en aquel tiempo Pío
XII con sus lentes de concha redondos, su serena altivez de aristócrata de la Iglesia, su calva tallada
a cincel. Se sentía muy enfermo pero a pesar de la fatiga ofició con
minuciosidad el largo pontifical de casi dos horas. Ornamentos blancos casullas
recamadas de oro del siglo XV. La misa del corpus la escribió la escribió nada
menos que santo tomas de Aquino en 1264. Sonaron los himnos del Pange Lengua
Gloriosa y del Tantum Ergo y la secuencia del Lauda Sión. No fue una misa de
difuntos sino de resurrección y eso que nuestro prelado sabía que le había
salido la hoja roja. Tenía el don de profecía y el de la introspección. El
bueno cuando llega la hora se alegra. Sin embargo el malo se entristece. Mors
impii— del rijoso, del envidioso del que odia, del que se presenta con las
manos vacías a la mesa de la eternidad— pésima. Lo dice Eclesiastés. Y en
verdad la muerte del piadoso obispo fue como una eucaristía. Su recuerdo me
alienta a preservar la virtud, a perseverar en el bien aun a sabiendas de que
existe el mal. El odio y las navajas por detrás y la sombra del mal que acecha.
Nunca las tinieblas podrán soportar la claridad. Y esas tinieblas son mis
enemigas. Nada personal. Luchamos no contra la carne y la sangre sino contra
esos malos espíritus diaños del aire y de las ondas. Corpus Christi custodiat animam meam in vital aeternam. Es la fiesta. La apoteosis del amor. Un
amor que existe por más que no lo parezca. No tengáis miedo. Hoy, el Corpus.
Engalánese España. Es la fiesta del amor.
17/05/2007 10:41:52
Capítulo 56
ENTRONIZACIÓN DE BENEDICTO
XVI
El Campanón repicó gordo y el mundo en la misa de
entronización del nuevo papa, Benedicto XVI, creo que ha vivido momentos de
gloria y de esperanza. La apelación a la unidad del Romano Pontífice así como
la presencia de legados del patriarcado de Moscú, Alejandría. Antioquía, del
obispo de Cantorbery y de muchas comunidades protestantes amén del mufti de
Jerusalén y de imanes de varias mezquitas, ha abierto un pontificado que viene
determinado por el signo ecuménico y una carga de espiritualidad y de fundamento
teológico que faltó a algunos predecesores, un hecho que desde estas columnas
internautas nos encargamos de apuntar con gran escándalo de muchos que se
rasgaron las vestiduras y nos tildaron de blasfemos. A la Iglesia de Cristo, después
de un gran tiempo de dispersión y de imágenes arrolladoras le importaba
concentrarse más sobre sí misma, reagrupar filas, acercar al hombre del siglo
XXI al depósito de la fe y al mensaje del evangelio que es un comunicado de
alegría, hermandad, renuncia. Y eso sólo lo podría conseguir un habitual del
coro de Montecasino. Nápoles donde está situada la abadía sobre el valle de
Nursia que emplaza sus muros sagrados estaba de fiesta al igual que toda
Germania que ve sublimar a la cátedra de san Pedro a un bávaro - ojo que no un
prusiano como lo fue Lutero- ocupando el puesto número 265 de la lista y con un
nombre tan hermosamente limpio y de una gran tradición entre los sucesores de
san Pedro como el de Benedicto XVI. Atención que puede ser el papa de todos
poniendo a contribución toda la carne en el asador de su peso intelectual para
implementar las disposiciones del Vaticano II, sin menoscabo de que proclame un
regreso a la ortodoxia liturgia, pero siempre desde el espíritu del amor y de
la caridad, nunca desde los apriorismos y las descalificaciones gratuitas,
según la regla que siguen algunos de sus detractores que ya los empieza a tener
este hombre bendito y se han despachado a su gusto con insultos y bajezas
hirientes. Alguna prensa sobre todo la inglesa y la española me hacía pensar en
las páginas más burdas de "Fray Candil" y de la inmensa pléyade de
libelos anticlericales del siglo XIX. Pero que nadie espere la canonización de
la sodomía, para confusión de Mr. Cobblers. El pecado nefando es una aberración
contra natura. ¡Pobrecillos! Merecen nuestra pena y nuestras oraciones, nunca
un sitial de privilegio en la
Iglesia, que ha sido siempre cosa de hombres y de mujeres
entregadas a la causa del evangelio nunca a la condonación del vicio o a una
impropiedad de natura. En cualquier caso todo esto es adjetivo. Nada tiene que
ver con la sustancia. A lo largo de estas tres o cuatro semanas que han
conmovido al mundo hemos podido constatar aquellos que vivimos con la antena
bien desplegada la mano del Espíritu Santo. La elección de Ratzinger puede ser
una de sus dádivas. El primer papa alemán que yo recuerde fue Gregorio V
antecesor de Silvestre II, el inventor del reloj y por el cual sienten al otro
lado de los Alpes significada reverencia, ya que celebran con más fervor que
ningún otro pueblo la "Sylvester Abend", último día del año. También
hubo otro papa tudesco, aunque en realidad era flamenco, Adriano VI pero que en
la cronología cuenta como de tal nacionalidad. Los Estados Pontificios deben su
origen y personalidad a Carlomagno y sobre todo a su hijo Pipino el Breve que
otorgó a los obispos de Roma el poder temporal sobre territorios hasta que
éstos le fueron arrebatados por Napoleón. Por lo demás la historia del
pontificado está íntimamente entreverada con el Sacro Imperio Romano Germánico.
La defensa de la religión fu el móvil que puso en pie de guerra a Carlos V en
el cenit de la gloria pero hubo también momentos de desdoro como, por ejemplo,
la lucha por las investiduras, la huida a Canosa y la abducción a penitencia
del propio Enrique IV que se posternó a los pies del papa Gregorio VII, otro
monje benedictino que acabó sus días en el destierro y despojado de su silla
apostólica por el emperador actuando en rigor de venganza. Cosas de los hombres
pero con tales mimbres teje la pleita de su cesto misterioso el Divino
Paráclito.
Hemos consultado la relación de nombres papales y
el que se ha impuesto Ratzinger y el de Benedicto se distingue por haberlo
tomado sacerdotes de una gran espiritualidad, de un fuerte sentido canónico.
Son grandes pacificadores aunque no han dado ningún santo, sólo un beato
Benedicto XI y sí un antipapa y que era español: Benedicto XIII que por no
querer renunciar a su sede en Aviñón se retiró a vivir a Peñíscola
permaneciendo en sus "trece" sin corregegirla ni enmendalla hasta su
muerte en la localidad castellonense. Este alemán seguro que hará bien las
cosas. Está dotado de un fuerte carisma y tiene una sonrisa humilde y unos ojos
claros, descripción muy distante del sambenito de inquisidor o del remoquete de
"rothweiler" que le han endosado los ingleses. Ellos la verdad no se
distinguen por la elegancia de maneras a la hora de referirse al obispo de Roma
al que designan por lo menos el "bloody pope".
—No bloodys and no fucks, Mr. Parra – me decía a
mí el director de un colegio en una escuela del Norte de Inglaterra en la que
enseñé castellano.
Y luego de ahí para arriba haciendo caso omiso de
las proverbiales reglas de cortesía. Los ingleses siempre tan relamidos y
pulidos pueden resultar bastos y lenguaraces. Lo he observado siguiendo los
programas de la BBC
y del Sky News acerca de la preconización del nuevo pontífice que apenas han
tenido cobertura de forma muy desemejante a la que dieron a la muerte de Juan
Pablo II, caso insólito y tenido por un santo en las Islas. Pero en ello - y
que nadie se ofenda- juegan los réditos creados por la política. Para los
ingleses no hay amigos ni enemigos sólo intereses. Polonia ha sido siempre su
aliado natural en la balanza de poderes contra Alemania y contra Rusia y
Alemania su natural enemigo. Miserias y grandezas de la condición humana. El
peso de la púrpura. Papas ingleses sin embargo, sólo ha habido uno y los
alemanes se cuentan con los dedos de la mano. Por lo general el colegio
cardenalicio siempre se ha inclinado por los franceses y por los italianos. A
pesar de todo, creo que Benedicto XVI parece que lo han vaciado en molde y da
justo la medida del papa que todos necesitábamos, el "slandering" y
el cachondeo de los británicos y de los españoles miméticos y con complejo de
inferioridad frente a los hugonotes de los grandes "trusts", para los
tiempos difíciles de la primera década del siglo XXI. Puede dar la campanada en
cuestiones de régimen interior (ordenación de hombres casados y admisión de la
mujer al altar en órdenes anciliarias, pero nunca el presbiterado) y sobre todo
la reanudación del dialogo con los ortodoxos. Este puede ser el pontífice que
haga que Roma y Constantinopla vuelvan a ser una. Lo dice este plumilla que un
día soñó entrar en el Russicum donde los jesuitas romanos preparaban sacerdotes
para ir a Rusia. El hecho de que el metropolita Cirilo, segundo del patriarca
Alejo II, asistiera como plenipotenciario a la pontifical de preconización, es
un avance de muchos enteros con respecto a lo que aconteció con el papa
Wojtyla. Que tuvo unas relaciones desastrosas con los rusos a pesar de ser un
papa del Este.
Llamó a los judíos con frase de san Agustín en sus
"Confesiones" los "hermanos mayores de nuestra fe". Y esta
cita la hizo nada más comenzar su apelación ecuménica en la misa de
entronización, lo que desbarata ciertos argumentos de antisemitismo que
empiezan a sonar por ahí. Sin embargo, se registró en la ceremonia una gran
ausencia: la del Rabino Mayor de Roma. Que no pudo asistir pues precisamente
hoy celebran los hebreos su Pascua. ¿Una excusa o razón válida? El nuevo papa
ha recibido palio de cordero pascual inmaculado y el sello sigilar. En sus
manos uno de los oficios más duros y con mayor responsabilidad que pueda haber
en esta tierra. La gracia del Espíritu suplirá las mermas y limitaciones de la
condición humana. Él nos lo conserve en salud muchos años.
Esta tibia mañana de domingo de abril ha sido
hermosa. Fui feliz contemplando la pontifical por televisión. Es algo cicatera
la vida con nosotros en ocasiones como ésta de suerte que estos momentos, tan
escasos, de felicidad y de elación para los que aman las cosas espirituales
tenemos que aprovecharlos.
24 de abril de 2005
Capítulo 57
EL GENERAL FRANCO Y EL
PERIODISMO DEL SILENCIO.
Me afianzo en lo superlativo huyendo de lo
diminutivo de nuestra vida venial y gremial y comienzo deseándolo a Julito, al
que todos queremos y conocemos de antiguo, y perdonamos sus pecados y sus
pedos, sus pecadillos y pecadazos, quien no los tiene, y el que esté limpio de
culpa que tire su primera piedra, pero los que sabemos qué es persecución y
somos trigo limpio en medio de estos almiares putrefactos, y seguimos,
impasible el ademán, (quién no ha tenido alguna bronca con Merino alguna vez,
grescas de juzgado de guardia en las que sale a relucir de todo hasta las siete
señas del hijoputa, mas luego no era nadie, es incapaz de guardar ningún rencor
este egabrense un poco squarehead, un poco loco de Guttemberg, que yo creo que
ha leído demasiados libros de Unamuno, es difícil que dé el brazo a torcer, y
en él lo malo es ese puñetero pronto que tiene) muchos éxitos le auguramos en
la aventura editorial que acaba de emprender. Julio es arisco y a la vez
encantador como todos los cristianos viejos. No es un tornadizo ni golpista, ni
nada de eso. El rigor a sus principios merece todos los respetos. Salta, como
todos nosotros, a las páginas de la actualidad desde el Periodismo del
Silencio. Ha demostrado que tiene redaños puesto que a un periodista hecho y
derecho como él lo metes en galeras, en el limbo del no ser, y eso supone una
medio condena a muerte. Él lo ha aguantado con estoicismo. No en vano es
paisano de Séneca. "El otro Franco" es un buen texto aunque después
de leerlo echo en falta el período ovetense del militar cuando fue destinado de
comandante al Regimiento Milán. Fue en Asturias donde empezó a estudiar y a
entusiasmarse con la idea de España y donde tuvo sus más y sus menos con las
fuerzas vivas de la región, quienes le donaron con el apodo del "Comandantín".
Su noviazgo con una Polo también ofreció sus lados problemáticos. En dos
ocasiones estuvo a punto de suspenderse el himeneo; una por la oposición de la
familia y la otra a causa de la guerra de África. Fue convocado en vísperas de
la boda. El lacónico Franquito dicen que dijo:
▬ Carmencita puede esperar.
España, no.
Y así, otra vez a torear. Las balas como las
cartas siempre llevan tu nombre y dirección. Cuando vienen no queda más remedio
que "abrirlas" en la esperanza de que no sean letales, sólo tiros de
suerte. Las relaciones con Mola también siguen un tanto difusas e inéditas y
uno de los grandes misterios de la biografía. Claro que a lo mejor a Merino en
vez de un libro de trescientas páginas le hubieran hecho falta mil quinientas.
En Asturias tuvo para sí el descanso del guerrero. Largos paseos por la finca
de Llanera y ya de viejo lo que más le prestaba del mundo era marchar a pescar
al río Narcea y meter al "Campano" en su retel.
Nos alegramos del triunfo de su libro sobre el
General y se lo pasaríamos por el morro a más de uno, a ver si te enteras
Contreras, aunque me temo que estos libros que postulan la verdad, son
ponderados, ni hagiográficos, ni puras acrimonias como la de aquel mal
estudiante del colegio de san Antón, flecha de todos los campamentos y becas
facilitadas por la OJE,
de padre rojo luego enchufado en Sindicatos, al que en el SP llamábamos el
Narices y que cuando entró en la redacción con tantos granos y diviesos en la
cara pensábamos que su acné era debido a su manía masturbadora, y otros que
escupen contra su pasado y las leyes de la gravedad que no perdonan hacen posar
el gapo sobre sus hombros, susciten las iras y bilis del personal. En aquel
tiempo en este país de carnés y de fichas catalogadas a nadie se le hacía
escrutinio de sus orígenes. Una pena que vuelva a haber bandos y se excaven de
nuevo trincheras con dos zanjas: ellos y nosotros. Corderos bienaventurados a
la derecha y condenados y précitos cabrones y cabritos a la izquierda. Unos al
cielo y otros al fuego eterno. Ya verás, Julito, que como volvamos a ganar,
estos que ahora se desapuntan con tanto desparpajo volverán a hacer oposiciones
para ingresar en el cuerpo de profesores supernumerarios con un aval del jefe
de Centuria de Falange de su lejana provincia. Por cierto, el flecha del
campamento, pajillero y meón, por otro nombre el Narizotas - cualquier día de
estos le echan de Segovia que es mi pueblo o los cadetes le pegan una paliza
que es lo que traen estas historias de remover el fango de la guerra civil que creíamos
enterrada- el otro día desde una columna de la Prensa del Meneo él que
formó parte de la prensa del movimiento, con pretensiones de furibundo Sansón
quería derribar la cruz alzada de Cuelgamuros con los cuatro evangelistas de
Avalos dentro, sus cuatro flancos y todo. Iskra de su furor. ¡Vaya un pión! Que
le sirvan dinamita. ¿Volarán la montaña donde está la cripta catedral,
sarcófago de tantos muertos? ¿Tendrán cojones? El libro suscitará reacciones de
todos los colores. Los enemigos de la verdad están que trinan pues es un nombre
que aún levanta ampollas y a la culebra le gusta cambiarse de camisa - a
sabiendas de que en los disfraces estriba su poder de humo y confusión- y
procurarán por todos los medios impedir la difusión del escrito. En otra cosa
que son expertos estos manipuladores de nuestra memoria es en colocar mordazas
y en tachar nombres. No pueden vivir sin pisar cadáveres y son responsables de
la muerte civil de muchos escritores. Cada mañana veo toda una peña de
fusilados que hacen cola para tomar el autobús. Son los muertos vivientes de
don Dámaso. Pertenecen a una España de medio pelo, la que ficha y está en
nómina. Madrid, poblado por siete millones de cadáveres. Una gran mega
necrópolis nos espera al bajar la
Cuesta de las Perdices. Pastueños, sometidos al régimen a
éste y al que venga, con tal de conservar la sinecura. Si les tocasen la
cartera, si les echasen del ministerio a lo mejor se tiraban al monte, pero
sólo entonces. De momento, estos franquistas espectros de lo que se fue sólo
piensan en sobrevivir en la paz de sus adosados. Que no les molesten. Que no
les vengan con milongas. Lo único importante es su vida es la hipoteca y poder
hacerla frente a fin de mes o, divorciados de tres matrimonios, pasarle a la ex
los gastos de alimonia. Católicos, al único santo que ponen velas es a Santa
Nómina. Y los amigos y franquistas de toda la vida instalados en su comunidad y
en sus raquíticas mentes de chorlitos y en su inteligencia minúscula de torzal,
a los que la noción de un Franquito juerguista, algo librepensador y con
instintos libreros, ellos que se asustan de la letra muerta y que no han leído
en su vida, ni falta que les hace, se rasgarán las vestiduras. Dirán lo de te
has pasado tres pueblos, majete pues tienen del Caudillo una imagen hierática,
descarnada, casi inhumana de aquel gran español que se llamaba Francisco Franco
Bahamonde. La utilizan como elemento de acreditación, como hicieron con José
Antonio, para tener una ficha e ingresar en una plantilla. España tiene complejo
de funcionario cesante. Que vendió su alma al diablo, que se afilió al Psoe en
catarata. El problema de Franco es que es un coloso, un héroe epónimo demasiado
grande para un pueblo tan capidisminuido como el español, que vive huérfano de
su antigua grandeza y al que le están engañando como a un chino desde las
instancias del poder mediático e incluso desde algunos púlpitos. Como un Cid
que cabalgará milenios por la historia de España Franco ahora inspira miedo. Y
a sus enemigos es que les vuelve locos, vaya. Se ponen histéricos, con la sola
mención de su apellido, echan espumadas por la boca, se hacen cámaras, o se
mean por la pata abajo. Tiemblan a la mención mera de su nombre más que al
pedrisco. Por eso despearon su estatua de noche pues descabalgarle de día no se
atrevieran, no fuera que el jinete de hierro picara espuela y el general de la
estatua desenvainara su espada .y el caballo saliendo de la horma de metal en
la que le vació el artista se liase a pegar brincos delante de la guardia mora,
como solía. La simple memoria les encabrita a estos sepultureros de la historia
- les recuerdo que mi gran maestro Rodrigo Royo, un falangista que colocaba a
rojos en su periódico, al que tanto debemos los de nuestra generación escribió
una novela bajo ese título - a estos prácticos del exterminio de la
"recordatio nostra" en codicilos y libelos, tan en boga. Claro se
forran. Parece que hasta que salieron a la palestra los Pío Moa, los Cesar
Vidal no hubiera habido historiadores. Son coto cerrado, prestidigitadores del
numerus clausus, familia endogámica que no permitirán el acceso a una tertulia,
donde mandan las sociologías de don Híspido Estadístico. Con tal de subir y
mantenerse en el machito estos fulanos que juegan a la derecha mandarían a
galeras al mismo Larra. Ellos son el gobierno y la oposición. Son el santo y la
limosna. La tesis y la antítesis. Si tú te llegas a ellos diciendo que eres un
poco la síntesis, te tomarán por un fantasma que les bajó del cielo de sopetón,
y que no esperaban porque aquí hay que planificar todo. Hasta las ideas. Por
eso, si les hablas, se quedarán de piedra abriendo la boca tres palmos:
▬ ¡Ah!
Nuestros anales estuvieron en manos de los que
perdieron la guerra civil o en manos de los ingleses. A toda una generación de
españoles, la que tiene menos de treinta años, se les ha vedado el acceso a
nuestro pasado. Franco- eso fue lo malo- habiendo ganado la guerra real en el
campo de batalla, resultó vencido en el campo por la gran parafernalia que le
fue adversa del mundo de la información, en manos siempre de los sinagobos a
los que tanto admiraba. Candaron con siete llaves el sepulcro del Cid y he aquí
que llegan promociones que no saben nada o que les preguntas quién era Isabel la Católica y te contestan
que una guarra, que estuvo siete meses sin cambiarse la camisa.
Otra cosa que les falla es su falta absoluta de
sentido del humor. Como he estudiado durante estos años los usos, costumbres,
atavismos y manías de la serpiente podría volverles locos, si tiro de archivo,
sé mucho de sus manías y renuncios. Pero no me da la gana hacerles el caldo.
Que se jodan. Un ángel habrá borrado sus nombres del libro de la vida con el
mismo afán maligno con que ellos han intentado descabalgarme y suprimirme de la
lista. Para mí no existen. Son entes de razón. Entelequias literarias y
políticas.
▬ Rubicundus erat Judas.
▬ Y yo creo que también
mallorquín, una mosca cojonera con pecas y con gafas.
▬ Habló el oráculo para
decir inconveniencias.
▬ Y ¿qué dijo?
▬ Chorradas. No sé si salió
el chueta que lleva dentro o el subnormal profundo que le habita en el desván
de su desvencijada casa.
Sólo nos salvará la poesía y a mí es lo único que
me interesa: el culto a la belleza a través de la palabra. Eso y la Venus de Milo que no era
blanca ni indoeuropea sino etiope como la reina de Saba. La diosa la vi surgir
entre la espuma, entre la marea humana del Intercambiador. Hermosos muslos de
ébano, talle de avispa. Egregia entre todo el oleaje humano de Madrid, el
malecón donde se estrellan las olas de las muchedumbres del mundo, los ilotas
apátridas. La bomba de Mao nos acaba de estallar entre los dedos, pero no
importa, les haremos sitio. Hablan acentos extraños, el color de su piel no es
la misma, pero bufan, compiten y corren ya en nuestra manada. La carrera de ratas
está servida. Birds of the same Heather —dicen los ingleses — flock
together. Pero
aquí vuelan plumas muy diferentes en bandas globalizadas. Esta ciudad fue
siempre hospitalaria, dura y castiza, muy milagrera, amante de verbenas y
botijos y más papista que el papa, aunque ya están celebrando los funerales por
España. Han labrado sobre la lápida la inscripción de "hic jacet". No
sirve darle vueltas. Adiós muy buenas y ahí te quedas.
Ha sido una maniobra perfecta y bien orquestada,
de espaldas a la galería. Ya no controlamos las riendas. Los políticos siguen
mamando de la teta y a Juan español le engañan contándole cuatro monsergas. ¿Y
para qué queríamos tanta información que desinforma? Yo quisiera ser
analfabeto, no saber nada de estos tejes manejes de trastienda. El conocimiento
allega dolor. Por eso sufrimos tanto los que sabemos. La revolución silenciosa
toca ya a su fin aunque parece que la gente está despertando, tarde y
torpemente, y se da cuenta de que le han vendido la burra mal capada. Momento amargo
Míster Cobblers, el Cuentanubes cejijunto, que ha
recibido órdenes de arriba y es más acomodaticio de lo que algunos lo suponen
al mandato de Supraba yo creo que pertenece al mundo onírico de las pesadillas.
Pero no me voy a poner a escribir más sobre ese individuo que me da repelús. Va
a convertirse en el Pedro Go de nuestros informativos porque la gente nada más
verle aparecer agitando la zocata, mirando con ojos de basilisco y haciendo
sonar su voz engolada hace zapping o apaga la televisión y lo dejan con la
palabra en la boca. Este sí que tiene verdadera madera de dictador.
No. De nimis non curat praetor. Que lo hagan otros
plumillas. Y que le den un jamón con chorreras. Yo no me mancho las teclas de
mocos. Mañana más.
23 de abril de 2005
Capítulo 58
PERVERSIÓN LINGÜÍSTICA
Tenía que evacuar
consultas no diplomáticas claro está sino editoriales. Llamo a Barcelona y me
ponen un contestador en catalán. Me siento un gilipollas porque no hablo el
catalán, lo leo y el lemosín a medias, tal vez por aquello del espíritu de
cuerpo filológico que uno lleva dentro y que mis maestros fueron catalanes (
Mariner Bigorra fue el mejor latinista que tuvo la complutense y siempre que he
de solventar una duda sobre étimos hay que acudir al Corominas complementario
al de maría Moliner a titulo de referencia porque el que acaba siempre
llevándose el gato al agua en cuanto al origen de donde arranca el uso de las
palabras es el Casares. Pero, recapitulando, el catalán se me atraganta como a
tantos otros españoles. Y ahora el gallego al que siempre sentía una simpatía
racial por cuestión de vecindario ya que tengo algo escrito por ahí sobre el
bable y gallegos y asturianos primos hermanos, tres pares de lo mismo. Porque
no es gallego eufónico y meloso de Puente Denme sino el de los caldereros de
Villalba, el que habla Fraga, que es un gallego castellanizado y algo
macarrónico. Telefoneé a Santiago e ídem de lienzo la misma cantinela. El
contestador de marras al aparato. Dije:
▬ Eu. (Yo…)
Y colgué. Pero recuerdo con nostalgia la jerga
melodiosa de los afiladores y de los segadores que nos mandaba Rosalía todos
los veranos. Venían los coitadiños rosados como ángeles y se los devolvíamos
como leños. Ay Santa compaña. Dulce Monforte de Lemos. Prosas de Cunqueiro.
Melodías de campanarios que es la música de Mondoñedo. Este no es mi Juan que
me lo han cambiado. Nuestra política lingüística desde el 75 para acá ha sido
un desastre. Pocos españoles sabrán y menos con los nuevos planes de estudios
que borrarán del mapa a Isabel y Fernando y nuestros escolares no tendrán
derecho a saber quién era el Duque de alba y qué ocurrió en Lepanto (¡cuán
triste, ala triste) que el mejor canto a España está escrito en catalán por
mosén Cinto Verdaguer en La
Atlántida. Al alumno de las 17 taifas se le hará gracia de
saber que Cosme Churruca el héroe de Trafalgar era de Ondarroa y que hubo un
tiempo en que se decía que "España tenía las espaldas cubiertas por los
pechos de los marinos vascos". Antiguamente una de las mayores riquezas
eran sus idiomas y dialectos. La unidad dentro de la variedad pero se ha
malbaratado el peculio del "ex pluribus unum" lema frontal del escudo
de los Reyes Católicos que se han apropiado los norteamericanos. Me acuerdo que
una vez en Lieja estuve a punto de perder un tren. Había hablado al aduanero en
francés y él era flamenco. Lo tomó como una injuria y me mandó al convoy que
salía para Paris cuando yo quería ir a Bruselas. Las lenguas son un bien pero
cuando se convierten en boomerang o en dardo, malo. Ha ocurrido en Bélgica y
está ocurriendo en Rusia y en los Balcanes o en el Canadá. Pero los franceses
que son muy listos han arrinconado el patois y las 27 variantes dialectales del
francés que se parlaba en el medioevo. Los servicios secretos británicos
ingleses pusieron sordina a las reclamaciones de los escoceses e irlandeses por
una lengua propia y la lengua del País de Gales que en los sesenta tenía cierta
preponderancia no tiene mayor importancia en la Gran Bretaña actual que el
castúo la tiene para nosotros. En la democracia más antigua del mundo no se ha
dado licencia a los galeses para que tengan una televisión en su jerga materna
las veinticuatro horas del día. Sólo media hora antes del telediario. Ocurre
también en Escocia. Y el cornish y otras lenguas célticas que se hablaban en el
Reino Unido han desaparecido. USA ha restringido a pesar de lo que diga don
Luis Maria Ansón y otros optimistas de la cuerda (poco conocen a los
americanos) la enseñanza del castellano. Los hispanos si quieren medrar tienen
que renunciar a su idioma y adoptar al inglés y hasta se cambian los apellidos
como ese candidato a la
Casa Blanca que siendo chicano ha adoptado un nombre
anglosajón. No seamos ilusos. En Washington siguen creyendo a pie juntillas que
la "lengua es la compañera del imperio" importan unidad y exportan
división. Es lo que les conviene y aquí desgraciadamente el que ha ganado es
don Chorri Puchol en su política de odio al castellano. Para mí ese hombre que
tiene muy poco de demócrata ha sido el celador o el sacristán de esta
democracia vigilada. Todavía tengo grabada la imagen de don Jorge con los
pirreles colgando celebrando una entrevista con el Rey a bordo de un telesilla.
Todos con equipo montañeros y botas de esquiar y el bueno de don Jordi en ropa
de calle. Hasta los gatos llevan zapatos. La política lingüística de estos
últimos lustros no pudo ser peor. Él tuvo la culpa, él. Encastillado de
soberbia y de odio a España furibundo prietas las filas henchidos los pechos furibundos
de venganza catalana. Y la vamos a pagar.
Miércoles, 31 de enero de 2007
Capítulo 59
RECUERDOS
DEL CAMPUS COMILLENSE
Rouco se enfrentó a la puta bestia, denunció los
males que aquejan a esta sociedad (familias destruidas, aborto libre, los niños
de las escuelas sin cristianar y atragantados de laicismo, casamientos
sodomitas, la ira que mata, la avaricia que roba, la lujuria que esclaviza y la
vida que vale poco en esos barrios donde hay tanta violencia y donde te pueden
pegar un tiro o un navajazo a la buena de dios, la juventud angustiada y sin salidas),
cantó las verdades del barquero con esa voz joven y esa cara de misacantano -
la Iglesia sigue siendo moza, alegre, optimista y esperanzada pues esto entra
en el dictamen de la antigua perícopa que cantábamos: "subiré al altar de
Dios/al Señor que alegra mi juventud"- que sigue teniendo, pese a los años
y a los achaques. Puso sobre la mesa la apostasía imperante hablando con la
autoridad de un verdadero Primado:
▬En Madrid se peca
terriblemente. España, la hija predilecta de la Iglesia, y si no la predilecta,
puesto que Roma siempre nos ha mirado con reservas, una de las naciones que más
hizo en pro de la implantación en el mundo de la norma evangélica, vive de
espaldas a la Cruz
y por la ley de los instintos inferiores. Aquí se infringen con tesón, a
barrisco, pública y concejeramente los diez mandamientos. Quizá, dando
cumplimiento al discurso en el Parque de Comillas- y es a Comillas adonde
quiero volver- de don Manuel Azaña, España ha dejado de ser católica. La puta
bestia no perdona y Anás y Caifás, los sacerdotes del Gran Sanedrín, los que
vigilan la parva, los comisarios de lo políticamente correcto, se rasgaron las
vestiduras y otra vez han vuelto a sonar las palabras que sonaron en el
gazofilacio o patio de las condenas aquella tarde de Viernes Santo, dando vida
a secuencias de la Pasión
del Salvador que siguen gozando de una perentoria vigencia y actualidad
sorprendente. Todo lo que se dijo y se hizo en aquella ocasión magna es
aplicable a la problemática hogaño:
▬Ha blasfemado. ¿Qué
necesidad tenemos de testigos?
La entereza de este gallego que tiene una
consistencia berroqueña propia del granito que tallan los canteros de su tierra
lucense le costó la presidencia de la conferencia episcopal. Su franqueza le
colocó sobre los hombros la coroza de impolítico. Y eligieron al tal Blaquez
que tampoco es un obispo desdeñable sino un abulense acérrimo, teresiano y bien
preparado, que ha logrado domeñar la alborotada colmena de Bilbao. Los caminos
del Señor son inescrutables y el Espíritu tiene sus formas incomprensibles de
actuación pero de tejas abajo el escándalo está servido y, a mí me parece,
Arzalluz y sus muchachos nos han marcado un gol a los que hemos valorado mucho
la independencia eclesial del poder secular. En Roma, sin embargo, la
cotización de Rouco Varela ha subido. Figura ya como el delfín de Juan Pablo
II. ¿Pero cómo puede decir tal cosa? Rouco rocoso, dijo Bedoyo desde las
páginas de un diario nacional y a Bedoyo le conozco mucho pues era mi amigo en
Comillas. Por díscolos e incorregibles el P. Eguillor, prefecto, aquel vasco
que era uno de los hombres más perversos que he conocido en mi existencia, el
fajín de san Ignacio le sirvió de poco a la hora de la santificación personal,
nos colocó en el pelotón de los torpes. El tercer grado jesuítico se llama
capelo y a los dos nos lo impuso dos trimestres. Juan G. Bedoya, aquel chico de
Potes con el que discutía de literatura en los recreos, no sé si alcanzó el
presbiterado pero es uno de los periodistas más respetables del país y
corresponsal religioso del periódico donde firma. No comparto yo su visión de
los asuntos canónicos pues siempre me ha gustado ir a mi aire pero le respeto y
sigo pues está por lo general muy en el cristus de lo que acontece en la cúpula
jerárquica.
Nos mandaron a galeras y en cierto modo en aquella
amistad - nos íbamos a leer "La
Colmena", que era libro prohibido a los acantilados de
Peña Castillo para estar mejor a nuestras anchas- empezó a fraguarse la
reconciliación de las dos Españas, algo que por estos días se está viniendo
abajo. A él por rojo, puesto que creo que su padre purgaba condena por motivos
políticos en Santoña y a mí por decir que mi padre era militar de Franco
durante un paseo. Ya en los cincuenta en algunos seminarios el nombre del
dictador no era bien quisto. Caí en desgracia ya desde entonces, vaya por Dios,
y ya digo ando muy curado de espanto; estoy avezado a todo tipo de
descalificaciones cuando no a insultos satánicos. Me amparo como puedo de los
gargajos. La última vez por lo que salió de las plumas y de las boquitas de
algunos era para pedir agua bendita y exorcismo. Padre, perdónalos.
▬No te metas en política,
Parrita.
▬Si yo no me meto, señor.
Lo que pasa es que las verdades escuecen como le ha pasado al Cardenal.
▬¿Les perdonas?
▬Claro que sí. Hay que
cerrar heridas. Pero reconozco que el momento es delicado. La bestia cambia de
camisa y no se mueve en línea recta al revés que el común de los animales de la
creación sino que repta en zigzag.
▬Por eso la serpiente tiene
entre nosotros tantos seguidores. Se ha instaurado a lo largo y a lo ancho el
culto de ofiolatría. Es el nuevo lenguaje ambivalente.
▬Ya lo creo. Ahí tenemos al
ofidio enroscado al hacha símbolo del terror etarra.
▬¿No te gustan los vascos?
-▬Ni mucho menos. Mis
mejores amigos de Comillas eran vascos: Aburto, Arriaza, Arriola, Aramburu, que
era hijo de un gudari, lo mismo que Amilibia, uno de los colegas que más
admiro. Entonces yo creía que era posible el perdón y la amnistía. Ahora lo veo
más difícil.
-▬Eta nació en un seminario.
-▬Es posible pero yo
barruntando el humo de Satanás y la que se venía con el concilio colgué la
sotana. Después Chusmari Amilibia que también estuvo en colegio de frailes
cuando llegó a un campamento del Frente de Juventudes definió el estado de la
cuestión en sus Héroes de barro: "Esto ya es otra cosa".
▬-Ojalá sea Rouco él el
próximo sucesor de los apóstoles. Madera tiene. Es una lumbrera teológica, lo
justo para la brega de defender a la
SRI en su encrucijada. Esta puede ser la hora de los
bárbaros. Vuelven a piafar los caballos de Atila y por Europa se cruza la
sombra de Almanzor. Se habla del nacimiento de otra cultura, del diálogo de
civilizaciones, un eufemismo para acabar con el antiguo statuo quo que suplante
a casi tres milenios de cristianismo. Lo que no consiguieron la Toma de la Bastilla y la revolución
rusa lo puede implantar de un plumazo el abogado de esa fórmula que supone una
auténtica rendición al Islam y una declaración de guerra a los valores
cristianos. Sin embargo, alguien dijo: "Estaré con vosotros hasta la
consumación de los siglos. ¿De qué dudáis, de qué tenéis miedo, hombres de poca
fe? El odio y las históricas reivindicaciones revanchistas serán aplastados por
el amor.
Tiene Rouco Varela coraje y mano izquierda.
Tampoco le falta ternura y ferrete. Ese sentido del humor con que observan el
mundo los suevos. Y sobre todo una amplia preparación teologal. ¿Serán tales
avales suficientes para acometer la proteica tarea que le aguarde al futuro
obispo de Roma?
▬-Las cosas marchan mejor
en este país y creo que en la Iglesia Universal cuando mandan los gallegos.
Tampoco hay que dejar de mano esa dulzura, ese tacto, de don Antonio María. Eso
se llama carisma. Y él es carismático.
▬-A lo mejor tu artículo
sobre Mondoñedo es profético.
-▬ Dios lo quiera. Uno a
veces escribe guiado por una mano extraña que le hace plasmar en el papel razones
insospechadas y fuera de norma. No hay que echar nunca en saco roto los
pensamientos oníricos ni las corazonadas. Creo que esa es una de las razones
por las que emborronamos papel.
Todos aquellos padres jesuitas y había de todo
buenos y malos eran muy inclinados al PNV y aliadófilos (Rábago, Cabezas,
Eguillor) como bien demostró en su novela, una de las mejores de posguerra
escrita por José Luis Castillo Puche Sin camino, una verdadera continuación del
AMDG de Pérez de Ayala donde se plasman las aberraciones, injusticias,
mariconería y discriminación entre alumnos pobres y ricos y muy pobre me era
yo-— mi padre un simple sargento del mal pagado ejército de Franco—-, de los
colegios jesuíticos. Era aquel seminario una iglesia de ricos, si bien el buen Marqués
de Comillas la fundó con otro espíritu. Ora por mí desde el cielo, Padre
Regatillo que me enseñaste a amar los Cánones y la Moral. En el claustro
únicamente había un germanófilo el P. Martino recién llegado de Munich y éste
tampoco nos miraba con buenos ojos. Tampoco me han logrado entusiasmar nunca
los alemanes. Esta obra del murciano Castillo Puche fue comprada en su
totalidad por la Compañía
y hoy es raro encontrar ejemplares de la misma. Había puesto el dedo en la
llaga tirando de la manta y dejando al descubierto algunos males de la Iglesia y del falso
misticismo, todos esos desafueros que hacen difícil la convivencia claustral,
abogando por las reformas desde la crítica y la caridad. Cierto, las reformas
son necesarias pero lo veo difícil. Es difícil pedir peras al olmo, que los
curas se casen, que haya diaconisas, que alguien pida perdón por los vejámenes
a los que fuimos sometidos novicios y seminaristas en aquellos años triunfales,
los mejores que ha vivido la
Iglesia española, para bien y para mal, desde el siglos XVI.
Pero se cometieron atropellos. Estos lodos son consecuencia de aquel barro. Me
conformaría con que los templos hubiese servicios donde acudir cuando aprieta
la necesidad. Es un derecho humano que se nos niega a los fieles cristianos. La
implantación de mingitorios en los recintos sagrados sería un triunfo, una
conquista social, y no haya que ir a buscar una pared, como siguen haciendo
desde la edad media, los costaleros de las procesiones semanasanteras de
Sevilla. El valor divino de lo humano. ¿O es al revés? ¿Qué hago yo en mitad de
la misa cuando me dan unos retortijones y he de salir a toda prisa en busca de
un bar? A veces un WC puede ser una obra de misericordia.
Ahora volvamos a Rouco al que González Bedoya
tilda de rocoso y al que los socialistas acusan de haber sido compañero de
viaje de José María Aznar. Eso no es verdad o sólo una verdad a medias. Conozco
muy bien al cardenal. He seguido sus pasos y visto plasmado sus espíritu a lo
largo de su dilatada y brillante carrera eclesial. Es un adalid en Dogma y un
luchador por la justicia social. Estamos ante un cura de cuerpo entero, de los
que no se casan con nadie. Me parece que fue una afrenta emparejarlo con los
"newcom" (perdón por la palabreja) de la escuela de los economistas
de Chicago o de los fabricantes de armas que mandan en el Pentágono como
Cheaney. Rouco es un hombre de Dios, un hombre de paz. Ha demostrado que tiene
muchas agallas y en Roma se quedaron ante su franqueza pasmados. Hacía mucho
tiempo que nadie llamaba a las cosas por su nombre. Y tanto es así que lo
hicieron palpable.
-▬Un papable es poca cosa
pues ya sabes el viejo dicho romano: "Quien entra papa en el conclave,
sale cardenal". Suele ser el Espíritu Santo bastante correoso y muy mirado
para esto de las fumatas. Sin embargo, monseñor Rouco llega con buenos avales
como el haber puesto en pie una archidiócesis tan difícil y llena de problemas
como es la complutense. A Madrid la llaman la "nueva Babilonia" donde
quieren implantar el diálogo de las civilizaciones. Aquí Mahoma es muy poderoso
y la media luna quiere volver a hacer sombra a la cruz. A la vuelta de unos
años, España puede sumarse a la lista de países islámicos, de seguir las cosas
por ese camino.
-▬ Pongámonos todos bajo el
manto de la Virgen.
Rouco es marianista.
▬-La mujer vestida de sol y
calzada de luna que aplastará la cabeza del dragón.
▬-Totus tuus, sí
-▬Eso es de san Bernardo
pero todos los caballeros de María es un emblema que llevamos marcado a fuego
en nuestro corazón.
▬-Eso es de san Bernardo el
cantor de María pero algunos se lo han arrogado como propio. El abad de
Claraval llenó Europa de monasterios. Mandaba a sus frailes a fundar conventos
de doce en doce. Estos centros de oración, estudio y trabajo fueron el
antemural que protegió a Europa de la barbarie del fundamentalismo coránico.
▬-Así es. San Bernardo fue
un enviado del cielo. Tampoco se casaba con nadie. Al propio papa Eugenio III,
por sus inclinaciones simoníacas, y que rodeó su corte pontificia de usurarios
y renoveros le escribió más de una paulina. Y de ellos queda constancia en sus
exhortaciones de caridad y en sus cartas.
-▬Sus enemigos, que son los
enemigos de la mariología decían de él que era poco hombre y un homosexual.
▬-Cierto era muy guapo, un
adonis y sus biógrafos cuentan siempre la anécdota de aquella posadera que se
encaprichó de su persona y ella vino en mitad de la noche a meterle mano. Pero
él la arrojó de la alcoba con un tizón encendido.
▬-Eso mismo se cuenta de
san Tomás. El Doctor Angélico y el Doctor Melifluo vieron a un buey volar y
fueron los acérrimos restauradores de la castidad en Occidente y hoy son
víctimas de los argumentos ad hominem. Han salido del armario. Sin embargo, las
Glorias de María ahí están: Ella es la medianera de las gracias, el pilar de la Iglesia, la Cristífera y
corredentora, el consuelo de los afligidos, la garante de los carismas y de los
milagros. La gran obra mariológica de Rouco bebe en esas fuentes mismas. No se
puede entender el Catolicismo sin la
Virgen, algo que escandaliza a los protestantes, a los judíos
y a los mahometanos. Pero a no a los ortodoxos de donde viene el culto. Los
griegos llaman a Nuestra Señora la
Odigytria (la que muestra el camino).
▬-Pero ¿cómo es posible?
María de Nazaret vivió una vida oculta, y, después de la salutación arcangélica
que la designa bendita entre todas las mujeres, no abre la boca en los
Sinópticos más que un par de veces para decir que no tenían vino o "te
buscábamos tu padre y yo; ¿dónde te has metido, hijo?". Con tales
elementos se fragua el gran edificio del culto de hiperdulía. Las madonas
renacentistas, las vírgenes negras de la antigüedad, trasuntos del culto a la Magna Mater, Cibeles,
la madre tierra, la señora de las espigas de la fecundidad, las inmaculadas de
Murillo o las tallas góticas siempre sonrientes vírgenes del pajarito y
coronadas; en su regazo, el Niño. Resulta una desproporción semejante tinglado
sobre una base documental tan escasa. Sin embargo, en los libros del Cardenal
de Madrid se explican algunos puntos candentes del misterio mariologico.
Lourdes y Fátima son otra historia sobre los cuales pasa un poco de largo, como
buen teólogo, al igual que las profecías de san Malaquías que está claro que
son apócrifas y se deben a los bolandistas. De la misma manera, la cuestión tan
complicada de las apariciones no constituye para la Iglesia artículo de fe
aunque sean piadosas realidades del culto local...
-▬Precisamente por eso.
Porque es demasiado. En este caso sí. De María nunquam satis. Hablando de la Virgen nunca tendremos lo
bastante. Eso también lo dijo san Bernardo. Porque ella simboliza ese deseo de
belleza y de amor que colma las aspiraciones del ser humano. Una de las grandes
epifanías de Juan Pablo II, este papa misterioso, ha sido decir que la
divinidad tiene una fuerte carga de componente femenino, esto es: Dios es
mujer. Toda una audacia que introduce un nuevo elemento al intrincado aspecto
de la mariología. Hay cosas que ama el corazón y que la razón no entiende. Esas
demasías, no obstante, pueden salvarnos. Siempre fue así en la historia de la Iglesia. Too much,
desde luego pero de María nunca demasiado porque Ella rompe todos los esquemas.
Espiritualmente, va contra el lema de los epicúreos que predicaban que de nada
demasiado. Pero en el amor a la
Llena de Gracia hay que colmar medida. Eya, velar. Velad
aljama de los judíos. Velad, refugio de los cristianos. Pienso en estas cosas
ahora que recuerdo las visitas de Roco al campus comillense hará la friolera de
unos cuarenta y cinco años. Siempre nos hablaba de la Santísima Virgen.
Ciertamente en su proyección marianista los
autores sagrados se sueltan la melena a contrapelo de la escasez de elementos
de juicio con que se cuenta a la hora de alzar un monumento de tanta belleza y
de tanta sabiduría como es el culto marial que aprendimos de niño en aquel somo
sobre el mar, un verdadero edén iniciativo sobre los mismos veriles del océano
entre los escarpados farallones de Peña Castillo y las dunas de Oyambre.
Verdadero promontorio de sabiduría y de piedad era el campus comillense. Ya no
se nos olvidará. La divergencia de acentos, de tipos y de clanes, así como de
diversas persuasiones políticas, pues los vascos, como ya he dicho, iban a su
aire, y me sorprendió ya desde entonces el antifranquismo que nacía en el seno
de la Iglesia. Ellos
serían los liquidadores del sistema pero hay quienes cuentan aquellas historias
que yo viví y tergiversan las cosas. La sombra del Stella Maris viaja con
nosotros hasta la tumba. Rouco que iba y venía y que nos visitó varias veces
encargado por el arzobispo arriba y Castro a la sazón de Mondoñedo de ir a ver
a los chicos de vez en cuando siempre aparecía rodeado por una turba de
gramáticos, de retóricos, filósofos y de teólogos todos ellos provenientes de
la nutrida cantera celta que siempre dio muchos curas y militares. Algunos como
mi amigo Lois que tenía un hermano afilador o el orensano Seoane hablando en
gallego cerrado Los seminarios estaban entonces abarrotados y gracias a ellos
pudimos estudiar los pobres. De ahí venimos y no nos es lícito escupir sobre
nuestro pasado ¿Nacional catolicismo? Tal vez. Pero nunca he asistido a mejores
debates, a mayores peleas dialécticas que las que se colocaban a la sombra de la Aceitera en aquel viejo
salón de grados entre tomistas y suarecianos. La mente y el estilo de la
iglesia es elucidaria, discursiva y abominó del pensamiento único tolerando la
crítica. Incluso los inquisidores absolvían a los que abjuraba de sus errores
permitiendo el paso a la hoguera sólo de los relapsos en herejía, los
recalcitrantes. Los debates entre Pedro Abelardo y el melifluo Bernardo de
Claraval hicieron época en el pensamiento medieval al igual que los altercados
dialécticos entre platónicos y aristotélicos, entre escotistas y lulianos.
Me acusan de pedante y de meter en mis artículos,
nada circunspectos ni compendiosos ni cencerrados por cierto que mis razones
tengo porque hoy el mundo ha dejado de ser monocromático y bilopolar, ardientes
latinajos. ¡Pero si yo he aprendido a pensar gracias al Trivium y al
Quadrivium! Yo ese mundo lo he mamado. No quiero dármelas de sabiondo pero
ninguna base más sólida ni pensamiento moral más consistentes que el de la Iglesia, madre de la
ciencia y paraninfo de libertad. Añoro aquellos quietes caminando de cuatro en
fondo unos de frente y otros a reculas. O aquellos paseos de los jueves por las
aldeas de la costa. Aquellos baños de mar. En la playa de Oyambre tan abierta y
tan peligrosa todas las temporadas se ahogaban algún estudiante o algún
maestrillo:
▬-Rubicundus erat Judas
(Judas tenía la pelambrera color de azafrán)- le dijo un jesuita a un dominico,
de color encendido como una mazorca durante una de aquella tesis y antitesis a
capela con las que los padres nos regalaban algunas veces entre año por
Carnavales. Las corridas de toros estaban prohibidas en el seminario y no había
carrusel deportivo pues estaban prohibidos los aparatos de radio aunque algún
listo se las agenciaba para montarse una radio galena en la camarilla, pero aquellos
encontronazos verbales entre escuelas teológicas – se hablaba en latín-
ofrecían lances muy interesantes. Al menos se pasaba bien la tarde.
▬-Sed de Societati Jesu (de
la Compañía
de Jesús) – le contestaba éste un poco cabreado haciendo frente al varapalo, al
argumento ad hominem.
Pronto se metían con los pueblos y el debate
terminaría con menciones a la madre, claro está:
▬-Caifás tenía bigote y era
calvo. Había nacido en Medina del Campo.
▬-Tanto por tanto y letra
de cambio.
Entre bromas y veras y a veces algún sopapo pues
la gente se calentaba de lo lindo y por menos de nada estas grescas derivaban
en luchas campales y Dios me libre de la cólera del clérigo y del furor del
casto, tocaba la campana a silencio y en fila india bajábamos al refectorio a
cenar.
Rouco viene de aquel mundo y de aquel seminario
que yo conocí, lo mismo que la mayor parte de los obispos que integran la
conferencia episcopal. Al campus comillense le llamaban la fábrica de los
obispos. No es un integrista sino un gallego cauto que sabe el terreno que pisa
y con un gran bagaje intelectual a sus espaldas. Hoy su nombre ha entrado en el
bombo de la quiniela de los papales. La firmeza de sus quejas contra la España moralmente
desmedulada han sorprendido en Roma donde ha imperado hasta ahora una política
de asenso y de convivencia con los poderes fácticos. Es el dilema entro los dos
Píos, ambos imperantes bajo el directorio Napoleónico, el VI "por ganar la
silla pierde la fe" según un antiguo dicho romano y el VII es todo lo
contrario. Per ganare la Fede perdere la Sede". Algo de esto puede ocurrir
en el próximo pontificado aunque el próximo sucesor de san Pedro no sea un
éxito tan señalado mediático como el actual. Volveremos a la mandorla mítica
dejando la cáscara que la envuelve a un lado. Roma- ya era hora- ha condenado
el "Código de Vinci" por blasfemo y sobre la película "El
Cuerpo" un ataque frontal a lo que significa el cristianismo, una cinta en
la cual trabajaba el hispano Antonio Banderas, ha expresado sus reservas.
Monseñor Rouco ha metido la mano en un avispero. Puede haber perdido la
presidencia episcopal pero puede haber ganado la tiara de san Pedro y se sitúa
en un lugar muy cualificado para ser el heredero de Juan Pablo II.
¡Qué orgullo y satisfacción para los que le hemos
conocido, amamos a la Iglesia
y queremos morir, aunque hijos indignos, bajo su disciplina! Está soplando
seguramente el Espíritu. Y el manto de la Virgen nos resguarda del frío, de estos huracanes
helados, del viento de la historia. Antonio María puede ser el Papa de todos.
16/03/05
Capítulo 60
….FÁTIMA YO DUDO
Trece de mayo 1917. Cova de Iría. Hubo muchas
canciones y palomas en torno a este nombre de mujer árabe. La cigüeña sigue
machacando el ajo de las membranzas y de los sentires piadosos y
similicadencias en los campanarios vacíos de las lontananzas. Bueno; no están
vacíos sino en proceso de cambio y de mudanza. Nos hemos cambiado de casa pero
seguimos siendo los mismos. Se cumplen por tanto XC años de aquel evento.
Supuestamente, la Virgen
María posó sus divinas plantas sobre una encina del Algarbe. Tres
pastorcillos Jacinto, Lucía y Francisco, tres pastorcillos como en la edad
media – la Virgen
no se aparece a los grandes y los poderosos como a los cardenales y a los
señores obispos, va y les dice a esos niños que no saben leer: Yo soy la Inmaculada Concepción-
fueron los agraciados con esta visita. Fátima dio muchas vueltas a mi vida.
Crecí bajo los misterios de las supuestas profecías: la conversión de Rusia, el
fin de la primera guerra mundial pero otra mayor acontecería si la humanidad no
hacía penitencia, las grandes persecuciones a la Iglesia bajo el comunismo,
etc. Rusia se convertirá. Viví mi infancia y adolescencia atemorizado por el
miedo a la bomba atómica y por los secretos de Fátima que para más INRI
contaban con un séptimo sello que no habían sido desvelado sino a la propia
vidente, Lucía, que luego se metió a monja en un convento de Galicia y al mismo
Papa. La sinopsis ocultaba un cuadro catastrofista. En las pláticas los
sacerdotes que nos venían a darnos ejercicios hablaban de los Arcanos con
cierto retintín. En fin que se iba a acabar al mundo, que se acercaba el
Apocalipsis, que esto era un barril de pólvora, una simple cerilla y cualquier
día... Terror milenarista puro y duro. ¡Cuantas veces me prosterné ante la
imagen de aquella virgen de escayola de ojos fríos y misteriosos las manos
uncidas a un rosario en plegaria todo de blanco (el manto, la túnica, las
palomas que revoleteaban a sus plantas) excepto la corona que era de oro para
cantar la Salve
en aquellas sabatinas doradas de mi niñez lejana! Dios te salve Reina y Madre
de Misericordia. Y aquella virgen fue la que regaló mi pobre abuelo Benjamín a
la parroquia de Fuentesoto cuando salió con bien o creía que salió con bien,
luego murió en medios de terribles dolores, de una operación de próstata. Aquel
blanco terrorífico y casi funeral todavía me asusta. El rostro de Nuestra
Señora de Fátima me parecía más pavoroso en su inexpresividad que el de las
Dolorosas patéticas y conmocionadas. Tenía tres años cuando vivieron mis padres
a la gran concentración que se organizó en Madrid en 1947 octubre para recibir
a la de Fátima a la que se dispensaron honores de estado. Se movilizó toda
España. La devoción a la Virgen
como todo español integral viene inscrita en mi alma a sangre y fuego. Un icono
de la virgen María cabalgaba en el arzón de Babieca el caballo del Cid y lo
llevaban consigo los conquistadores a América.
El escudo del marqués de Santillana ponía "Dios e vos" y hay en mi
lugar de trabajo dos bagoroditsa que llaman los rusos y del Perpetuo –socorro
nosotros – y es la virgen bizantina que se venera en Santa maría la Mayor de Roma y que me
enviaron mis amigos de radio Moscú. Los tengo por milagrosos. Me ayudaron y
confortaron a salir del paso en tiempos de oprobios y de la gran tribulación.
Siempre que puedo los ilumino con candela y rezo el Eya velar. Virgen María eya
velar, como dijo en la jarcha antigua del quirógrafo inmemorial.
Y hay sosiego en el espíritu y paz en el trabajo.
Convertíos. Metanoite. Asumid vuestra realidad y poner vuestros dolores y
traumas a los pies de la cruz de Cristo. Ese fue para mí el principal contexto
del legado de Fátima. Y no seré yo el que ponga tachas a este acontecimiento
ocurrido hace noventa años en Aljustrel un pueblo del Algarbe. Peregriné a él
en el 95 con mi familia y me pareció un lugar terrorífico. Todo de blanco y
fúnebre que es el color de luto para los musulmanes. La basílica, la
escalinata, los Ángeles mastodontitos que guardan la entrada y esos barracones
cubiertos de cera y llama donde los devotos colocan cirios en los hacheros. Sus
chispotorreos me recordaron las llamas del infierno. Lo encontré un lugar
turístico- Portugal y sus tres efes: Fátima, fútbol y Fado- y en cierto modo
abominable pues se especula con el fervor de las pobres gentes machacadas por
la enfermedad, los desahuciados, que acuden allí como un último remedio.
Lourdes igualmente me ofreció esta misma semblanza de fealdad católica y de mal
gusto, retahílas obscenas de una religión que sólo piensa en la muerte y que
hizo negocio con la muerte, cuando en realidad es el mensaje para la vida y la
resurrección. No creo que vuelva. Acepto mi dolor y mi condición de mortal,
asumo el barro del que me fraguaron pero si vuelvo a caer malo no tentaré a
dios con nuevas súplicas. Las apariciones de Fátima como las de Lourdes – el
dogma de la Inmaculada
concepción sí- no forman parte del corpus de la fe. Son admitidas y
recomendadas por la Iglesia
como lugar de fervor y de peregrinaciones para ejercitar la caridad al prójimo,
el consuelo a los enfermos, las prácticas religiosas tan en decadencia hoy.
Pero ambos sitios me escandalizaron lo mismo que me escandalizaría el Escorial
tiempo adelante. Se comercia con los sentimientos y creencias vendiendo medallas,
estampitas, mementos, tallas, ceniceros, saleros y repisas de noche de muy mal
gusto y poco arte. Fátima y Lourdes poco tienen que ver con Chartres,
Notredame, Santiago o Toledo. Antes bien tratan de emular en copia sucedánea el
espíritu de aquellas catedrales que congregaban a creyentes por millones en la
edad Media. Una recuperación del espacio perdido mediante el milagro y la
comercialización de las indulgencias que tanto escandalizaron a Lutero y a los
padres de la reforma. En cuanto al mensaje de la virgen María también tengo mis
reservas. Dijo que Rusia se convertirá pero Rusia en verdad nunca dejó de ser
cristiana pese a los desmanes de la checa marxista, en las iglesias convertidas
en museo del ateismo y en aquellos Trostki, Lenin, Zinoviev, Beria y los
grandes agentes de la revolución rusa, la mayor parte de ellos judíos como
aquel Abraham Brukosvski que fue el verdugo del zar en la casa de Ipatiev el
rico mercader. En Ekateringrad. Precisamente de aquella ciudad en el distrito
de Zverdlosk nació Boris Jeltsin el estadista que acaba de morir y recibió en
su despedida unas exequias solemnes. No se oficiaba en aquel país una iglesia
funeral como aquella desde hacía un siglo. ¿Un milagro? Tal vez.
No. Rusia nunca dejó de ser cristiana. Stalin
venció a los hitlerianos gracias al apoyo de los popes. El patriarca Sergio
llamó a la cruzada contra el espíritu del mal. Y es la llegada del espíritu del
mal lo que se anuncia en Fátima. La bestia parda. Los ídolos totalitarios. Pero
hay también otros caminos por los que la libertad y la dignidad del hombre
están a día de hoy amenazadas. Hay el totalitarismo de la globalización que
impone el pensamiento único y ataca a la iglesia de Cristo con más saña y
procedimientos más filistinos que lo hiciera el Comunismo. O el feminismo
troncal y mostrenco que nada tiene que ver con la mujer ni la condición
femenina. La lucha de clases ha sido reemplazada por la lucha de géneros en
nuestra sociedad. Se trata una aberración indigna para el gran papel que tiene
la mujer en nuestras vidas y María es la mujer por excelencia, la Madre de Vida y Esperanza
nuestra. Hay alusiones a guerras, catástrofes, desgarros pero ninguna a la
crisis de fe pavorosa que vive Occidente en su pérdida de valores y a ese
laicismo que aquí en España se quiere achacar como si fuera un chivo expiatorio
de los males nacionales al presidente ZP. A la incomprensión a las injusticias
en el reparto de las riquezas. Al capitalismo que ha entronizado el Divino
Negocio, la Santa Moneda,
Business is Business. No se menciona tampoco a los cayucos y a los
descorrimientos de población en masa o a la efervescencia de las sectas que han
tenido su apoyo en los Estados Unidos. Al eje del mal y a todas esas fuerzas
oscuras que han metido la mano en el avispero del Islam para proyectarlo en una
lucha sin cuartel hacia Europa sobre la cual pesa una consigna:
descristianizarla. Hundid al Bismark. Cristo molesta. Y la Virgen de Fátima debe de
ser una virgen como muy de derechas siguiendo los convencionalismos del tiempo
del pontificado de Eugenio Pacelli que (todo hay que decirlo: fue una de las
grandes luminarias de la
Iglesia y él también salvó a muchos judíos) de ideas muy
conservadoras aferrado a las pautas de un nacional catolicismo que hoy está muy
en crisis y que ha vuelto a rebrotar en Polonia. Pero uno sigue en puridad
siendo cristologico, cristocentrico, mariologico. Mi fe no es derechas ni e
izquierdas, cree en el hombre y en su proyección sobre el siglo futuro. Postula
por la causa de la libertad del Gran Eleuterio. El spasiteli o salvador que
derribó los tenderetes de los marchantes y expulsó con un roten en la mano a
los cambistas del pueblo. La simonía sigue siendo una amenaza para la Iglesia. Cando en
época del presidente de Aznar fui desposeído de mi empleo y me tomaron por loco
después de padecer intensa persecución, purgas y cazas de brujas me cogí mis
libros y mis grimorios y me planté en Prado Nuevo, esa cerca del Escorial donde
dicen que se parecía la
Virgen. Lugar extraño pues allí pude observar ciertos fenómenos
parasicológicos: Danza del sol, personas en trance, signos en el cielo y
después de una tormenta se dibujó el rostro en colores del Perpetuo socorro con
el Niño en brazos. Tomé fotografías y en la corteza de los fresnos salían
estampados rostros extraños. Allí acudían las buenas gentes de España, la clase
más analfabeta del catolicismo sólido y carbonero con sus achaques, sus
problemas familiares y psicológicos, los parados, los desamparados, las mujeres
maltratadas y los maridos expulsados del hogar en busca de una luz en medio de
tanta tiniebla. Los ochenta y los noventa fueron tiempos en España muy duros.
Venían con sus calderillos para llenarlos de agua de la fuente que consideraban
milagrosa con ellos rociaban los miembros dolientes de sus enfermos. Allí una
buena señora hacía visajes ante el micrófono, hablaba con voz ronca y entre
suspiros. Todo algo diabólico y desagradable pero curioso. Muy curioso y como
decía san Pablo, nada del hombre me será ajeno, me enfrasqué en el estudio de
las apariciones que es algo tan viejo como la historia de la humanidad y que
acontecían ya en tiempo paganos. Los dioses romanos no eran sino trasuntos de
ciertas apariciones, de los dioses familiares, ciertos diablillos que llamaban
manes, lemures y penates, que enredan, desbaratan o protegen según y como.
Allí la gente iba en busca de Amparo.
▬-Tú estás protegido- me
dijo una saludadora.
-▬¿Cómo lo sabes?
-▬¿No ves esa cruz sobre la
frente?
Y efectivamente la vieja tenía estampada una cruz
luminosa sobre la frente. Joder. Pero no estaba asistiendo a una aparición
marial sino a un tenida espiritista. Los espasmos, las luces, los ensalmos eran
del todo diabólicos y la tal Amparo Cuevas no era más que una exhibicionista.
Nos estaba engañando a todos, tomando el pelo, con el cuento de que cada
primero de mes, hilo directo con las Alturas, recibía un mensaje de la Virgen siempre en tono
aterrorizante y apocalíptico. Al lugar venían también muchos portugueses pero
estos peregrinos no hacían partija con los españoles. Iban a su aire. Eran los
heraldos de Fátima. Gente de buena fe, sencilla, y algo timorata capaz de
meterse en un autobús y hacerse más de mil kilómetros para ir a un sitio a
rezar el rosario y pedir por sus enfermos. Seriedad y compostura lusitana que
nada tiene que ver con la milagrería castellana. Aquí una buena procesión de
disciplinantes presta tanto como la mejor corrida de toros.
Sin embargo, aconteció que me curó de una
enfermedad diagnosticada como un mal incurable, desaparecieron los dolores de
la barriga y la vidente me anunciaba que un día volvería a ser rehabilitado en
mi trabajo y a ver a mi hija Helen Parra-Hugh. Así ha sido. Pero no tengo que
darle las gracias a la
Virgen María sino a ZP y una ministra como Carmen Calvo
clemente señora que aunque se profesen laicos y republicanos tienen más piedad
para con el prójimo que algunas Hijas de María. ¡Bendito sea Dios!
Por lo que toca al reencuentro con mi hija
perdida, fue un milagro de Internet, de esta página donde escribo o cosas de la
vida. Eso de milagros para mí es una palabra muy fuerte. Con respecto a la
enfermedad que yo padecía a lo mejor es que hizo crisis o que me fue mal
justificada por un galeno dormido o perezoso. Hubo instantes en que creí a pie
juntillas en que lo que acontecía en la cerca de Prado Nuevo era cierto. Que la
finca estaba bendita y que los fresnos eran árboles celestiales y que las caras
que aparecían estampadas en mis negativos eran alas de Ángeles y figuras de las
escenas de Cristo. Too much for my body. Pero a estas conclusiones no les
avalaba ninguna conclusión científica. Un día leyendo al gran Cajal me encontré
con la respuesta. Decía nuestro sabio histólogo que los santos y los milagros
del ayer son nuestros microbios de hoy en día. Y en efecto esas caras extrañas
que se plasmaban en mis tomas de los fresnos del Escorial se debían a unos
bichitos que son hongos y que en bibliotecnoeconomía se llaman agentes
microgenicos que producen figuras extrañas dentro de una imagen por corrosión.
Las caras de Belmez por ejemplo. Por otra parte en el terreno de la parasicología
se ha avanzado poco y ahora que lo pienso Lourdes, Fátima, el Escorial,
Mendjigore en la ex Yugoslavia etc. pertenecen más que al mundo de la fe al
terreno resbaladizo de la sugestión parapsicológica. Se trata de lugares
extraños emplazados en sitios con un fuerte tirón telúrico a los que hay que
acudir con cierta prevención circunspecta y con algún conocimiento de
astrología. Prado Nuevo que en tiempos fue una dehesa por donde paseaba Felipe
II, gran aficionado a las ciencias ocultas adivinatorias y nuncupatorios (por
eso alzó el Escorial en aquel sitio) a mí no me quitó la fe. Me la devolvió y
desde que asistí a tales tenidas en ciertas maneras repugnantes de la Cuevas con sus ripios y
gorgoritos mi fe ha salido fortalecida. Es más esotérica por supuesto. Soy más
mariologico. Más cristocentrico. Pero no se trata más que de una vivencia. De
una postura personal.
Capítulo 61
EL ESPIRITU SANTO SOPLA DESDE
MINESOTTA.
Celebro Pentecostés en compañía de una radio amiga
que accede hasta mi celda vía Internet se llama Ancient Old Faith Radio (cantos
sublimes y hasta las letanías intraducibles en el viejo eslavónico, en
castellano, y en el griego puro no en coiné suenen maravillosas adaptadas con
un buen coro en inglés) El Espíritu Santo sopla cuando quiere y donde quiera.
Ahora le toca el turno al gran pueblo norteamericano. Lo hace desde
Minnessotta. Es una estación en la red en antena las 24 horas del día. Son las
maravillas de un cántico nuevo gracias a la Red. El cerebro electrónico como útil de gestión
y de transmisión. El mensaje es relajante, no estridente, como hacen otras
radios del terruño y las comparaciones son odiosas, las veinticuatro horas del
día. En las oficinas., en las salas de espera, en las consolas del escritor o
del bombero o del policía merced a la magia electrónica es posible escuchar a
los coros que escuchaba Musorgsky, el canto del Querubín, las letanías, el
Agios –Agios- Agios o tres veces santo, el Akazistos o himno a la virgen.
América, pese a las diferencias que puedan tener Bush y Putin, ha encontrado el
tesoro escondido de la
Ortodoxia una forma de entender el cristianismo donde lo
personal a diferencia de lo que ocurre en el catolicismo y sobre todo en el
protestantismo en el que prima lo particular en las relaciones con Dios se
relega a lo colectivo, donde la liturgia y el canto diaconal nacida del culto a
la belleza o filocalía, un concepto sin el cual no se puede entender a los
griegos, lleva todo el peso de las invocaciones constantes a la Trinidad. Kyries
y santiguadas. La oración vocal le gana aquí la partida a la oración mental. Yo
rezo. La adoración ha de ser colectiva. En la ortodoxia se concibe como un gran
templo. Y no me quiero meter en teologías pues ese camino nos podría llevar a
falsos misticismos y peligrosas aberraciones, cada uno modula su aproximación a
lo trascendente según sus apetencias y capacidades pero aquellos que cantan y
rezan juntos tienen a la postre que amarse pues han gozado en comunión de los
dones del eucarístico ágape. Los oficios religiosos en el rito de Basilio y
Crisóstomo suelen ser muy largos debido a esa noción del hesicasmos o
repetición continua de las suplicas que vino del desierto y de los mantras
hindúes o del tasbib muslímico en el que se invoca el Alá es Grande múltiples
veces en las congregaciones de la mezquita. Mutatis mutandis, el Ala akber
islámico es un Kirie eleison cristiano, una invocación trinitaria. Algo muy
viejo y a la vez nuevo porque lo importante en el hombre en su caminar por las
sendas de la historia no cambia. En definitiva, América se ha reencontrado con
la ortodoxia. Es un culto que está de moda en Nueva York desde que el Príncipe
de Gales Carlos dijo que a él le gusta mucho más el canon basílico que el
anglicano. Por otra parte se han cansado de los tele predicadores que durante
las pasadas décadas arrasaron pero esos señores que hablan sin parar y dicen
que curan y hacen exorcismos –me acuerdo en una misa en una capilla bautista de
Georgia donde yo era el único blanco y a las señoras negras no se les caía de
la boca la palabra Aleluya y el Gloria a Dios que entraban en trance les daban
vahídos y prorrumpían en gritos histéricos cuando les ponía un dedo el ministro
en la cabeza pero este ministro era un pájaro de cuenta se hizo millonario-
luego resultó que amaban las riquezas más de la cuenta y ya lo dice el
Evangelio es más difícil que entre un rico en el reino de los cielos que pase
por el ojo de la aguja un camello.
Anécdotas aparte, el pueblo americano está todo el
imbuido de un sentido mesiánico del vivir. Para ellos Dios es algo muy
importante. Ya la revista Time lo anunciaba en una de sus portadas al comenzar
la presente centuria que el siglo XXI será el siglo de Dios o no será. "In
God we trust" se lee en el exergo de los billetes de a un dólar. Recuerdo
mi impresión primera de la
Quinta Avenida y aquellos hombres anuncio que discurrían por
la acera de la arteria más animada del mundo con un cartel por detrás The End
is at Hand (se acerca el final) y por delante Jesús I love. In Him we trust
(Amo a Jesús en el que todos confiamos) entre la indiferencia de los
"conmuters" que tenían prisa. También era frecuente encontrarse con
aquellos oradores de guardacantón en cualquier esquina de Manhattan que Biblia
al brazo comentaban los versículos de la Escritura y que un amigo mío los llamaba orates a
lo divino. Un pueblo del Libro hasta la extenuación. No, América no es como la pintan
las películas banales, materialistas y descreídas por más que sea el estado más
laico del planeta y desde la
Primera enmienda a la Constitución se profesa un respeto eximio rayano
en veneración con la libertad de conciencia. Allí se reverencia tanto al ateo
como al creyente pero nadie se escandaliza porque un sujeto haga profesión de
fe desde una publicación que cada uno piense como le dé la gana allá cada cual
pero no te rasgues las vestiduras si el otro se exaspera y te contesta como te
corresponde. Pero en España donde residen adherencias totalitarias dentro de
ciertos "demócratas ridículos" tomando el rábano por la hojas nos
hemos pensado a juzgar de esa mimesis que practica nuestra prensa corazón de
las malas cosas y de los vicios ocultos de los EE: UU nos hemos pensado, digo,
que todo el monte es orégano y que esto es Hollywood y que allí se vive en
perpetua bacanal. No. Una de las cosas que echo de menos de aquel Nueva York
que amé y padecí fue la primera página del New York Times. Tengo mono de
aquello como le pasaba a Manolo Blanco Tobío. Era el catalejo para asomarse al
mundo mejor. ¿Dónde quedaba España? Un país pequeñito. Las noticias de Madrid
venían en un recuadro pequeñito. A veces los españoles nos creemos el ombligo
de todas las cosas. Hay algo de paranoia en la vida española. Pero, en fin, yo
recuerdo con fruición aquella ciudad de los rascacielos sede del progreso con
complejo de torre babélica. Donde todo era posible encontrarse con un rabino
hasídico que caminaba por Brooklyn seguido de su mujer que gastaba peluca y
estaba cargada de hijos y no debía caminar a la par que el marido como manda el
Talmud y un poco más allá un hara krishna y en las escalerillas del metro me
topé una vez con un gigantesco monje ruso. Vestía parda sotana barba recortada
y el pelo largo recogido en una coleta al estilo del monte Athos y en medio de
la barahúnda de New York City adonde había saltado a la plataforma del andén
metropolitano seguramente desde las páginas de una novela de Antón Chejov
parecía un espectro. Aquel monje que se paseaba por el apeadero del
metropolitano neoyorquino al anochecer venía de cantar vísperas de una iglesia
del Bowry en la que Dios se apiadaba tal vez de los desamparados y del deshecho
de la Gran Manzana
y volvía a su convento en Nueva Jersey. Ya en el siglo XV llegaron a Alaska los
primeros misioneros rusos y Alaska que los zares vendieron a los Estados unidos
haciendo un mal negocio dependía del metropolita de Novosibirsk.
A América el cristianismo no lo llevamos los
españoles aunque parezca chocante decirlo sino los rusos y ahí existe toda una
maneja por desenmarañar y descubrir del Cristo ortodoxo que suele ser un cristo
manso y oculto que habla poco y canta mucho.. La popularidad que encuentra la
ortodoxia en los USA, una nueva moda que arrasa en un país imbuido de
religiosidad se explica en la historia de la Unión fundado por no conformistas protestantes:
Los padres peregrinos del Mayflower más radicales en la interpretación de la
escritura que la iglesia oficial anglicana y por los virginianos de profundas
creencias medievales en el culto a la Virgen María.
Ellos tuvieron que abandonar su país la Old Merry England donde
la mayor parte de los campanarios normandos fueron desmochados, cayeron de las torres
las campanas. Asimismo las capillas a la Virgen o las lady Chapel fueron cerradas. Pero
todavía un estado de la Unión
el más importante donde se encuentra Washington se sigue denominando en honor
de la Virgen y
son los ortodoxos los que más se distinguieron en honrar a la Madre de Dios. Tienen un
himno precioso que se canta de pies todos los sábados y en los días de Cuaresma
el Akazistós. Todas las estrofas del quirografo bizantino que data del siglo VI
empiezan con la salutación de Alégrate.
La escuché el otro día por Radio Blago otra
emisora de espiritualidad ortodoxa instalado en un monasterio del Caúcaso y me
emocioné un poco. Si bien se mira, estamos viviendo tiempos de cambio. Por el
ciberespacio cunden las maravillas que transformarán al mundo. Las diferencias
entre Roma y Constantinopla son mínimas en el credo pero abismales en el
talante. La bizantina sigue la ruta filosófica de Platón y la romana la de
Aristóteles. La utopía frente al racionalismo. El alma frente al pensamiento.
Santo Tomás de Aquino el gran peripato que sigue la senda marcada por Agustín
trata de explicar la existencia de Dios mediante el intelecto. Es un argumento
hacia debajo de Dios hacia las criaturas. En los padres orientales es al revés.
Un místico español Raimundo Lulio a contrapelo del pensamiento tomista de
Bernardo y Abelardo imbuido de este sentir oriental de la presencia de Dios en
el mundo creía en la posible reconciliación de las tres religiones. El
franciscano mallorquín había leído De tribus impostoribus y estaba convencido
de que la conversión del pueblo hebreo y de los islamitas era posible no por la
espada sino mediante la persuasión. Fracasó en su peregrinación a Berbería
donde encontró según lo más probable la muerte a manos de los sarracenos. Es lo
de menos. Su proyecto – Lull es el padre de la literatura catalana- queda ahí y
escrito en lemusino con letras muy gordas: Dios es amor pero claro está luego
los panteístas toman el rábano por las hojas y estamos en lo de siempre: La Iglesia Exterior
o iglesia política nada tiene que ver con el tabernáculo interior del
testamento nuevo. Lulio era un ortodoxo en el pleno sentido de la palabra.
Parecía que había leído a Nicolás Berdiaeff con seis siglos de anticipación. La
iglesia rusa que parece haber resucitado al cabo de un tiempo infernal de
persecuciones, mártires y acosamientos sin tregua a del materialismo ateo y
científico y para los que la no existencia de Dios –esa gente tendría menos
porvenir en USA que un espía sordo- es un dogma de fe, parece haber resucitado
de forma milagrosa, e insiste en este aspecto: la reconciliación de la
humanidad en Cristo. Sus teólogos la denominan la bolchaia primierenia (tiempo
de perdón y reconciliación) y en América parecen haber recogido el guante
captando el mensaje.
Dicen que las comas las pone el diablo para
separar el aliento de una frase. También colocó las conjunciones copulativas y
si esa conjunción copulativa es enclítica la cosa tiene ya tres pares de
perendengues. Y sólo una conjunción copulativa enclítica separa a las dos
grandes iglesias católicas la del Este y la del Oeste, una autocéfala y otra
jerárquica – los ortodoxos reconocen la autoridad del obispo de roma solo como
un primus inter pares pero sus diócesis son autónomas reconociendo la primacía
tanto del patriarca de Alejandría de Antioquía de Atenas o de Constantinopla-:
el famoso Filioque que para tratar de explicar aquí por menudo había que
remontarse a los tiempos de Focio y de miguel Cerulario en el siglo XI sobre la
procedencia entre las tres personas del dogma trinitario. Los cánones con la
salvedad del celibato eclesial norma que los papas aplican sólo al comienzo de la Contrarreforma y
que los bizantinos mantienen ad libitum y salvo en el monacato donde la
castidad es preceptiva y el credo son los mismos. Ciertamente, ellos guardan
las reglas primigenias de un cristianismo antiguo donde es muy importante la
tradición. El papado, observa Berdiaeff, es posterior a la institución de la
iglesia como institución. Fue una creación carolingia. El merovingio Pepino el
Breve emperador del Sacro imperio confiere al obispo de Roma la potestad de
coronar al emperador el día de Navidad y la primacía sobre todos los prelados
basándose en la tan debatida potestas clavium que otorgó Nuestro Señor
Jesucristo a san Pedro en el cenáculo y que los orientales no admiten o
interpretan de otra forma.. En resolución, el tema no puede ser más apasionante
y actual. Cuando se habla de una decadencia de Occidente, del nacimiento de una
Tercera Roma y del síndrome de la iglesia católica vacía o los escándalos del
Vaticano – el ultimo el turbio asunto del arzobispo Markinckus- los templos
ortodoxos están llenos y hay que registrar esta nueva pujanza de la Ortodoxia norteamericana
que llega precisamente cuando allí el catolicismo está en crisis, los testigos de
Jehová o los mormones y los predicadores de ágora ya no son lo que era. Y desde
allí el Paráclito nos visita a través de las ondas de Internet a los que
creemos en el Salvador y en su Parusía.
Capítulo 62
BORGES
Sur de Málaga 10 de julio 1982.
Apoyado en su cayado de profeta del antiguo
testamento – la cachava la compró o se la regalaron en Segovia, era de esas de
serpentina ahumada que yo vi tantas veces en mi ciudad natal los jueves cuando
venían los paisanos al mercado- parece un profeta mayor de la literatura, de
pastor que apacienta los rebaños de ficciones infinitas. Borges nos recibe en
la suite del hotel Palace y habla con la cordialidad de los sabios, su discurso
exento de dogma, tartamudea un poco. El argentino tiene algo de carismático y
una sonrisa dolorosa con la que estira los labios un poco para evitar se le
descuadre el plato de sus postizos. El autor de ficciones con el paso de los
años y cuando ya otea el horizonte de la eternidad ha cobrado un aspecto digno
de taumaturgo. Hay que ver la suavidad de su tacto al acostar la mano sobre la
contera de su bastón celtibero. No le pega este garrote. Me estrella la mano al
tacto su mano es suave algo calurosa y hasta sus ojos ciegos puede decir que te
ven aunque te miran de otro modo. Es como si esas manos quisieran curar. Arar a
un valetudinario con los colirios dulces y tonificantes de la imaginación. Mi
oficio es soñar. El tono de su voz es aquietante y cordial. He aquí un buen
compadre rioplatense con porte de británico. Borges ha venido con nosotros.
Seguramente se quede a vivir con nosotros. De momento pasará una temporada en
palma de Mallorca donde será huésped de su amigo el poeta inglés Robert graves
que se afincó en la isla desde el término de la guerra civil. "Pero me
costará trabajo desarraigarme de Buenos Aires. No quiere hablar de política.
Prefiere como tema de conversación lo que siempre fue suyo: la literatura. Sin embargo
no deja de repetir "ha sido algo terrible" refiriéndose al conflicto
de Malvinas que acababa de ocurrir. Terrible. A causa del conflicto
angloargentino el autor del Aleph debió de padecer muchos puesto que sus
lealtades estaban algo divididas. De un lado su abuela era de origen inglés. Y
del otro su ascendiente judeo español a través de los Acevedo. En el torrente
de su sangre se dan la mano y vivieron en armonía Cervantes y Shakespeare. Nos
confiesa que a él le enseñaron a pensar y a sentir en inglés para contar y
escribir en castellano. De esta combinación de fuentes ha surgido un genial
hombre de letras. Borges maestro mayestático erecto muy polito y urbanita como
oteando siempre lejanías. Mira hacia adentro una paisaje interior desde que sus
ojos se cerraron a la luz desde 1955 lo que es la mayor condena para un
bibliotecario. Dejar de leer qué suplicio. Pero pudo así mejor asomarse a los
paisajes del alma que son los del laberinto. Pertenece quizás a esta estirpe de
hombres señeros siempre en atalayas de vanguardia que vigilan el rumbo del
barco del mundo. Son atalayas. Sigue el escritor confesándose anglófilo pero su
anglofilia nada tiene que ver con las agarradas jupiterinas de madame Thatcher
y sus fulminantes actos enérgicos. Argentina crucificada por estos días en la
cruz del sur. Allí también trataron de crucificar a Borges y con el a toda una
nación. Borges seguirá siendo el Chesterton porteño el hombre de la paradoja
que nunca abdica de su argentinidad y que la ejercerá entre nosotros mientras
habla de Acevedo y del Talmud y de Cansinos Assens al que él siempre colocó en
un altar – aquel sefardí que habitaba el barrio de Chamberí hablaba treinta
idiomas y tradujo a los clásicos rusos al castellano bajo el pseudónimo de
Nicolás Tasin yo recuerdo bien aquellas novelas suyas de la colección universal
que con tanta fruición leía siendo mozo- y al que conoció en la residencia de
estudiantes, se apoya en su bastón de sauce y en el hombro de su secretaria de
origen japonés Maria Kodama. ¿Las guerras? ah las guerras. Serán siempre
necesarias para que luego vengan los petas a cantarlas pero las guerras son
todas sucias, entupidas poco heroicas, huele a inmundicia y huele a sangre. Es
lo que le pasó a homero. Tuvo que arder Troya para que él se pusiera a escribir
la Iliada. ¿Ocurrirá lo mismo con la guerra de las Malvinas?
En un reciente viaje a Londres la pascua pasada
con vistas a la publicación de mi "Franco&Sefarad a secret love"
con una editorial inglesa cuyo nombre no viene al caso, me di un paseo por Portobello
que es una especie de Cuesta de Moyano de los libreros de lance pero a lo
bestia. Y en este recreo o paraíso del bobliópola pude solazarme, entre
añoranzas, con títulos olvidados o perdidos en los diferentes acarreos y
mudanzas por los cuales atravesó mi biblioteca, sobre todo los de la vieja
Penguin. Cuando era mozo los adquirí a centenares. El lema con que aparecieron
estas ediciones en 1935 era "un libro por lo que cuesta una caña de
cerveza". O (For a pint a Penguin) Y yo los dos chelines de mi almuerzo
los ahorraba muy a gusto para dar satisfacción a uno de mis vicios y pasiones
mayores: la lectura y la literatura. Los años 30 a raíz de la depresión
económica se popularizaron los libros de bolsillo en Europa. Y lo mismo hice
cuando pasé todo el verano en Paris el año 64 trabajando en un andamio. Llegaba
la hora de comer y bajaba a un kiosco. Compraba un cartón de leche – aquellos
cartones triangulares que parecían trípodes, aun no era invento el tetrabrik- y
por un franco me compraba un Mauriac, un Maurois, un Zola, o La Nausea de Sartre de la
colección j´ai lu, que era homónima de la Penguin en Francia. La posguerra europea
significó en Europa el triunfo de la literatura. No se leyó tanto en el mundo
como en esta época. Fue la apoteosis de la novela refrendada por los triunfos
literarios. Barcelona otorgaba el Nadal y el Planeta. Paris el Goncourt y el
Interallié. Londres el Book Prize. Nueva York los Pulliterzs que consagraban. Y
en ese marco de sueños de la gloria literaria nos movíamos los jóvenes de
entonces. Por tanto nutríamos nuestra vocación cargada de utopía uy de
expectativas falsas de escritor a base de colecciones baratas. Cierto que no
sabíamos, incautos de nosotros, que los premios literarios estaban dados de
antemano y que la literatura del bestseller afila sus armas por lo general en
la muela de la propaganda y los intereses crematísticos. Y no suele poner en
altar a la calidad. Éramos teorizantes románticos o soñadores camino del final
de la quimera pero tampoco pasa nada. Eso hay que tomárselo con deportividad y
lo importante de esta partida que se juega uno en la vida no es ganar sino
participar y competir. Estas colecciones, recapitulando ahora al cabo de muchos
años de hispano filiación literaria, introdujeron a las grandes masas en la
gran literatura. En España tenemos el lujo exquisito de la Austral y en Madrid me
ocurría lo mismo. La huelga de los domingos que me daba mi madre para ir al
cine o al baile lo invertía en un "capricornio" que capricornio era
el logotipo de la famosa Colección de Espasa Calpe. El edificio en José Antonio
32 ahora Gran Vía, que tenía esta editorial era para mí una especie de paraíso.
Casona, Valle Inclán, Menéndez y Pidal, Cela, Santa Teresa de Jesús, Baroja,
Unamuno, Marañón, Zunzunegui, Gógol, Dostoyevski, Chejov empezaron para mí a
ser compañeros de mis viajes al Parnaso pero sobre todo de gira por la arcadia
de un mundo feliz (dicho en frase de título del gran Aldous Huxley) del que
vive hacia adentro, una especie de staretzi místicos o guías por el camino del
Espíritu. Gracias a esta inclinación, poseo una bien abastada y completa
biblioteca que yo quisiera legar a mi hija inglesa Helen Parra-Hugh que es la
única que ha salido con una alguna vocación literaria. Pero a lo que voy. La
querida Penguin ha sido para mí una casa nutricia de todos los sueños. Creo que
todos los títulos que publicaron en ésa mis dos autores preferidos, bueno tres:
Somerset Maughan, T. S Lawrence y Aldous Huxley los tengo todos. Y algunos
hasta "repe" como en las colecciones de cromos de nuestra infancia,
aunque no soy fetichista ni acaparador de libros claro. Una vez leídos, los
paso, no me interesan gran cosa. Tratando de imitarles, he de decir que en mi
modestia tengo alguna novelita inglesa ingresa en mi gaveta y ando en tratos
para su publicación; estoy en ello al menos. Somerset Maughan es para mí el
mayor novelista europeo de posguerra y un autentico tour de force para todos
los que se dedican a la anglística. Posee una facilidad y un estilo, una
carpintería de trama, que son casi inimitables. Cabe recordar "Of Human
bondage" (la condición humana)- un título que ha pasado al habla y a la
retórica de las gentes puesto que se habla de la condición de la misma manera
que se habla de cien años de soledad título de otro gran novelista en
castellano o The Moon and Six Pence. También
conocí gracias a aquellos títulos de ediciones baratas tan accesibles para un
estudiante pobretón que casi no tenía para la gabardina ni para la abolla
académica ni para pagar la patrona en aquellos infames y lóbregos apartamentos
con derecho a cocina, al impresionante Woodhouse (eso sí que es humorismo) un
autor que era el preferido de mi maestro Rafael García Serrano, maestro de
novelistas y de periodistas. Rafa, yo sigo metido en tu macuto, hoy olvidado
pero aquí al que vale, vale, y al que no le dan un premio. Al igual que él no
le hurtaba Woodhouse el cuerpo a emitir algún que otro taco. Claro está sonaban
mucho más rotundos los del navarrico Rafael que los del londinense G.P. Y en
rústica, llegaron las masas ávidas de leer y de saber al arte de la literatura,
y ahora encuentro aquellos títulos tan queridos para mí otrora esparcidos por
los tenderetes y el rátigo de Portobello. La última Pascua fue para mí, ávido
lector, una fiesta. Con respecto a Lawrence diré que su "Lady´s Chatterley
Lover", firmado en 1928, no fue reeditado hasta el año 62 al cabo de una
gran polémica debido a las escenas fuertes de adulterio y a las palabras de
grueso calibre de esta gran novela, un incipit para la literatura erótica que
pocos han superado. Su autor era un maestro del dialogo. Pero allí en fila
india esparcidos por los puestos estaban Graham Green y Chaucer y el Beowulf y
Prichett y Bernard Shaw con todos los del grupo Bloomsbury. Entre ellos Virgina
Woolf cuyos textos no me agradaron tanto porque dicen que la autora era un
tanto refractaria al consenso (algo perra) aunque fumase en boquilla y que
algunas feministas me perdonen. Virgina asumió su desesperación y su fracaso
porque su literatura era demasiado intelectualoide ahogándose en las aguas del
río Ouse. Encuentro, por mi parte, la literatura de mujeres difícil de
entender. Para leer a Jane Austen o a las Brontë no hay solo que ser mujer. Hay
que ser también inglés. Las tiradas de la Penguin -la más cortita superaba los cincuenta
mil ejemplares- popularizó a las grandes escritoras que siempre dio Inglaterra,
no obstante. Pero el Animal Farm de Eric Blair (George Orwell) o Granja Animal,
una utopía contra el comunismo pero que en realidad refleja una parodia de la
sociedad actual donde todo el mundo es algo masoquista y tiene lavado el
cerebro, pero este masoquismo de lo políticamente correcto les viene bien,
superó todos los registros. Pasó los tres millones de copias. Pese a lo cual,
los libros millonarios, los más vendidos de la colección Penguin, no son de
literatura, sino manuales de cocina, cómo arreglar un enchufe o cuidar
rododendros en el jardín. Qué hierbas son benéficas a la salud, etc.
Palmares de los éxitos que puso en circulación la Penguin fue un libro de la
actriz americana Jane Fonda sobre cómo adelgazar haciendo ejercicio y comiendo
lo que a uno le pete. Así como, otros libros "know how" o manuales de
instrucciones de cómo se hace algo cómo se baila o se presenta uno en sociedad,
lo que los alemanes conocen bajo el nombre de Sacherbucher. Omniscientes y
sapientes libritos que luego no sirven para nada. Porque ni te ayudan a dejar
de fumar ni a controlar tu mente y luego acabas ganando kilos. Pero recuerdo
que estos famosos ejemplares con franja naranja y blanca aparecían por todas
las partes cuando iba en el tubo – el metro como los llaman los londinenses- el
autobús o en el parque en aquellas doradas e indolentes "lazy sunny
afternoons" de la balada de los Kinks, no hay placer más grande que baños
de sol en Hyde Park con una novela de espionaje entre las manos. En las cómodas
y en los muebles que nos alquilaban nuestras caseras con voz carrasposa de
tabaco y aguardentosa de gin y que nos aconsejaban tal o cual titulo:
—Did
you read the latest of Ágatha Christie, Mr. Normand?
—Oh
yes, Mrs. Avisson, a very good read, indeed.
Ha corrido desde entonces mucha agua bajo los
puentes del Támesis y mucha tinta por nuestras venas y más letra pequeña sobre
nuestros ojos lectores implacables, pero seguimos ilusionados con aquel ardor
contumaz de misacantanos. Continuamos en nuestras trece amando la literatura. Y
dándole muchas gracias a Dios por haber podido leer tanto y tan bueno gracias a
Penguin Books pues así conocemos mejor el mundo. La Casa cumple este otoño el
LXXII aniversario de su fundación. Toda una efeméride. ¡Y que a nosotros que
nos quiten lo bailao!
Capítulo 63
ALCÁZAR DE VELASCO EL ESPÍA DE FRANCO
Cuando vino a verme al sótano en que teníamos la oficina de Pyresa en Roland
Gardens Ángel Alcázar de Velasco me recordó que en aquella casa en la que
habitaba un servidor había vivido Jules Rolland y tenía su historia porque en
ella vivió poco antes que el escritor francés un espía alemán al que pillaron y
luego ahorcaron en la Torre
de Londres.
— Pero no te preocupes, Parra, que a ti
esa instancia no te pasará.
— Se me ponen de corbata, colega.
Luego se arrellanó en el sofá rehusó el güisqui y entre muchas tazas de té me
contó la apasionante historia este hombre que en calidad de jefe de prensa de
la embajada de prensa franquista ante la corte de San Jaime estuvo en el ojo de
mira de los M01 y logró escapar. Esta vez había entrado en Inglaterra con
pasaporte falso.
“Si se enteran
de mi verdadera identidad estos hijos de puta me follan, Parrita”. Era un buen
compañero de Pyresa y buen amigo mío.
Sólo había venido de compras a los grandes almacenes de Regent Street como un
turista español más.
Por sus manos y por su cabeza habían desfilado muchos de los secretos de la
historia de España y del mundo a mitad del siglo pasado. Fue uno de los
fundadores de Falange y por su amistad con Hedilla participó en el compló de
Salamanca, condenado a treinta años y posteriormente indultado. Se pasó la
guerra en chirona. En 1940 a
este periodista de raza- los buenos periodistas y escritores se dejan querer
por los servicios secretos- lo enviaron a Londres. Era germanófilo.
En pleno “blitzkrieg” con bombardeos cada noche dijo vivir lances memorables,
historias de amor en una ciudad donde todo extranjero era sospechoso. Había
sido mozo de taberna y novillero. Sabía lo que representaba ponerse delante de
los cuernos de un astado. La vida le había dado bastante cornadas. “Gracias a
mí se libró a Luis Calvo el corresponsal de ABC de ser fusilado por los
ingleses”.
Parecía uno de esos majos galantes del siglo XIX o tal vez a un cantante de
ópera en retiro. Hombre valiente y generoso pero ardido. Un verdadero mozo de
Monleón aquellos que fueron a arar temprano para ir luego a la capea. Había
nacido en Mondejar en 1909 y fue autor de libros tan importantes como
testimonio de su militancia al lado de las potencias del Eje: “Serrano Suñer y la Falange”, “Martín Bormann
no murió en Berlin, yo le llevé A Sudamérica”, “Los siete días de Salamanca”, “La Gran Fuga del fuerte de
Pamplona” y toda una serie de textos en los que desplegó sus conocimientos de
tauromaquia. Un torero, vaya.
Después de la entrada de los rusos en Berlín su estrella se eclipsa y es perseguido por los elementos afectos a la Iglesia y al clan de
Carrero Blanco. Participó en una conjura para asesinar al Caudillo. Es
condenado a muerte y tras varios años en presidio sale suelto merced a los
buenos oficios de algunos falangistas de la vieja guardia. Odiaba a Franco,
decía que era un ser pernicioso, un sefardita típico: bajito, narigudo y
barrigudo, de aspecto feminoide y que hablaba con una voz atiplada. Paca la
culona, como le llamaba Queipo de Llano. No resolvió el problema vasco ni el
catalán, antes bien les dio alas a los descuartizadores de la unidad patria.
Los curas con los que se llevaba bien luego lo dejaron al final en la estacada
porque en el Vaticano vive gente muy peligrosa para la paz del mundo.
“La guerra española fue una olla podrida que se coció en los fogones diplomáticos
londinenses” me confesó.
— Samuel O´Hara. ¿No has oído hablar de Samuel O´Hara?
—Fue el embajador inglés en Madrid.
— Era un tapado de los Rotschild. Él le
dijo a Franco lo que tenía que hacer. Éste siempre estuvo a las órdenes de los
banqueros. Hizo bien las tareas porque era aplicado, obediente, cachazudo y
nada impulsivo, se pensaba bien las cosas como buen gallego. Por eso murió en
la cama, una muerte que no suele ser frecuente entre la mayor parte de los
grandes dictadores.
Por aquellos días de 1973 confieso que el punto de vista de Ángel Alcázar de
Velasco me causó cierta sorpresa si no hilaridad pero al cabo de los muchos
años se han confirmado tales supuestos como la más inexorable de las profecías.
Franco era un anglófilo. “Gibraltar no vale una guerra”. Su estratagema
antiestalinista le valió el favor de los norteamericanos que nos mandaban leche
en polvo y aquel queso de Iowa que sabía a rayos, les cedió las bases. Do you
speak English? Pero nunca logró hablar en inglés y ese es un nefasto complejo
que heredaron muchos gilipollas en nuestro país.
Como político supo jugar siempre con las cartas que le ponían sobre la mesa.
-Pero salvó a los judíos perseguidos a miles, si hay que creer a los pregoneros
del Holocausto y los seis millones, ya sabes
— ¡Como no los iba a echar una mano. Eran los de su raza! Franco era un
sefardita de nación y de raza
Cierto: por apellido, por genes, por forma de ser y de actuar Franco era el
semita típico que se granjeó la amistad y el favor de los grupos hebreos del
Marruecos español en sus primeros tiempos de soldado. Ellos consiguieron
promocionarlo al generalato y acabaría siendo el más joven de todos los mandos.
El vuelo del Dragón Rapide lo pagó el judío mallorquín don Juan March. Otro
rasgo de su carácter era la dureza y falta de generosidad. No había en su
persona una sombra de agradecimiento. Era un hombre impávido carente de esa
vehemencia tan típicamente hispana. Sangre de horchata le decían los mandos
cuando peleaba contra Abdelkrim en los blocaos, pero aquella sangre de horchata
había sido trasfundida con muchos redaños. Al médico que le salvó la vida
cuando le pegaron el tiro en la barriga en el Rif lo fusilaron los nacionales
sin que su antiguo paciente al que le debía la vida moviera un dedo por salvar
a este cirujano de ideas republicanas. El libro que escribí sobre las
relaciones del Caudillo con Sefarad se centra sobre este aspecto de ayuda a los
hebreos en peligro que habían sido abandonados por sus propios mentores
británicos y norteamericanos, los de las juderías del Este. Pero siguiendo la
pauta y el rasgo de carácter ya apuntado: que el pueblo de Israel no suele ser
generoso, tal vez debido a una altanería atávica, ni Ben Gurion ni sus
sucesores reconocieron a su antiguo benefactor en tiempos difíciles. Le
acusaron de ser amigo de Hitler.
Franco jugó el papel que le asignaron de “semita antisemita”. Es una fórmula
más, conforme a las estipulaciones talmúdicas, de portar la llama del fuego
sagrado que les conducirá no sólo a la Tierra Prometida
sino al Dominio Universal. Antes de que ZP lanzara su tesis sobre su alianza de
las civilizaciones, Franco se mostró como un globalita consumado. Según Alcázar
de Velasco, la monarquía es un corolario al régimen franquista de la misma
forma que el cristianismo es un judaísmo de segunda mano.
Leía yo no sin cierto escepticismo por aquellos días y
en parte alarmado “Los Protocolos de los Sabios de Sión”
—España volverá a la marranería. Es lo que quiso Franco—
Mi interlocutor dio una chupada indolente a su cigarro
negro.
—¿Y?
—Pues que nosotros, querido Parrita ,tendremos que hacer mutis por el foro.
Desaparecer. Para el Kahal no existimos. Borrarán nuestros nombres del libro de
la vida. Ellos traerán a sus propios oradores, a sus escritores, a sus
cronistas a sus historiadores que contarán la historia a su modo y nosotros no
tendremos chance. Sólo se fiarán de sus propios amanuenses. Todo su afán es
borrar la memoria. Cumpliendo el precepto bíblico arrasan las casas y siembran
los campos de sal de sus antiguos enemigos. Menudo panorama.
-Pero ¿la verdad?
-La verdad ellos se la pasan por los cojones.
-Al menos nos quedará el derecho al pataleo.
-También ese derecho se lo pasarán por el forro los cojones- insistió Ángel.
-Vámonos a comer.
Le invité a comer en un restaurante de South Kensigton. Nos bebimos dos
botellas de “chanti”. Aquel vino pasaba bien pero no era el vino valenciano que
se acostumbra a beber en Guadalajara. Vino de las capeas que recordaba Ángel el
cual en las tabernas y en los figones de Londres recuperando una de las prevenciones
en seguridad de sus tiempos en el espionaje cuando fue perseguido por los
sabuesos del M15 que eran más correosos y fieros que la GESTAPO según me
intimó, nunca se colocaba de espaldas a la puerta sino siempre con miras a una
salida por donde escapar en cualquier caso.
Creo que Ángel Alcázar de Velasco también era judío y jugó la carta de la luz,
no la de las tinieblas talmúdicas, un poco como Franco al que no podía ver ni
en pintura y al que culpaba de todos los males presentes y futuros de nuestro
país al que tanto amamos porque el verdadero Israel estuvo ubicado en Sefarad.
Y guarda los secretos, misterios y maldiciones de toda tierra prometida.
Mas “de gustibus non disputandum est”, decía el clásico.
Ángel Alcázar de Velasco ¡Presente! No te olvides de mí dondequiera que estés.
Capítulo 64
CORRESPONSAL DE LA NUEVA ESPAÑA EN NUEVA
YORK. UN MORDISCO A LA
GRAN CAMUESA.
Con una estampa de la Santina en bolso y
bastante miedo en el cuerpo me acuerdo de mi arribada a NY tal que una noche de
san Andrés de 1976. Estaba nevando o a punto de hacerlo en honor de aquel
refrán que dice: Por los Santos nieve en los altos y por San Andrés nieve en
los pies. Cuando en América se acatarran aquí cogemos unas pulmonías de
espanto. Era una tempestad de granizo casi tropical lo que caía terciada con
hampos de una nevasca rusa que descendían perezosos sobre la cima de los
rascacielos y el viento huracanado jugando a capricho con la aeronave. Por un
instante creímos que nos ibamos a estrellar contra las Torres Gemelas. Allí vi
un signo de los días porvenir. El horrísono espectáculo para los hiperestésicos
como yo no es nuevo. A Nostradamus lo he vivido en mis propios huesos. La
fatalidad muslímica frente al destino. Makfut. Está escrito. Desde entonces, y
aunque salí de aquélla y de otro
accidente que tuvimos en Lisboa, se incendiaron dos motores en pleno vuelo, a
raíz de mi accidentado aterrizaje en la Gran Manzana, he tenido pesadillas
columbrando aviones caían sobre el World Trade Centre. También la torre Eiffel
y el embudo donde se encastilla el Big Ben, torre del parlamento de
Westminster, pero sobre todo las torres Gemelas eran el tema recurrente de mis
cefaleas oníricas. ¿Occidente en la encrucijada?
Hasta escribí una crónica y creo haber entregado
algún despacho anticipando esa experiencia apocalíptica de las Torres Mellizas
derrumbándose que ha puesto al mundo los pelos de punta. Y la obsesión me ha
martillado muchos años porque Nueva York es algo que imprime carácter que
cambia la mentalidad y el modo de ser de las gentes. Allí mi vida experimentó
un giro de varios acimutes. Y silbé sus "blues" bajo la autoridad de
Frank Pinatra, un neoyorquino típico: "I love Nueva York. Nueva
York". En América todo es grande y es extremo. Las montañas. Los huracanes.
Los hombres y las mujeres; allí se encuentran los más altos y los más bajos,
los más guapos y los más feos, los flacos como leznas y los más gordos pues
dicen que Nueva York, donde abundan los "fatis", cambia hasta el
metabolismo y a mí me ocurrió Las ciudades. Los árboles mayores como el alerce
de las Rocosas o las secuoyas de California. Se lo pasan allí en grande los
estadísticos, los amigos de los contrastes y todos aquellos que sienten pasión
por evaluar las contradicciones, sinrazones y a veces maravillas de la raza
humana. América casi carece de raseros y de varas de medir. Hasta
climatológicamente las subidas y bajadas del mercurio de tan bruscas carecen de
parangón. Se pasa sin solución de continuidad de una mañana calma de primavera
a una tarde de calígine para luego tener una noche de escarchas. "If you
dont like our weather, just wait" (Si no te gusta nuestro clima aguarda un
segundo), advierten los castizos de Brooklyn. Esta volubilidad a mí me parece
que influye en la forma de ser de los habitantes con bruscos cambios
emocionales que hace que no se asuste el neoyorquino de nada. Y se asusten
también de todo. Allí suele tomarse la vida muy a pecho puesto que para
sobrevivir hay que ser un adicto del curro. Como aquel Hernie, el transcriptor
de mis crónicas en la IT
de la Onu, un
judío entrañable. El pobre se fue a morir a Miami a un cementerio de elefantes.
Que así se llama en el lenguaje coloquial a los que se jubilan y lo peor que le
puede pasar a un neoyorquino es jubilarse. Y es que allá cuando llueve, es el
diluvio y si truena o cellisca lo hace a conciencia y de verdad. Iban a ser
cuatro años de experiencia sin precedentes. De calores húmedos en los cuales se
podía cortar el aire con una navaja y de hielos espantosos. Recuerdo la morriña
que me invadía todos los veranos al regreso de las vacaciones en Artedo con sus
mareas cantábricas, un verdadero servicio de limpieza costero que no existe en la Bahía del Hudson fuertemente
contaminadas a causa del carboneo y el intenso tráfico náutico que ha degradado
a las playas como las de Long Island consideradas como las mejores del mundo;
una vez fui a bañarme a los arroyos de Staten Island, un marasmo de galipote, y
por poco perezco, añorando las olas de mi Cudillero, no a causa del agua sino
en el cieno de las cloacas y de los vertidos de los basureros oceánicos. De la
parte de Nueva Jersey las tardes que cambiaba el aire llegaba una hedentina que
quemaba los ojos y las narices. Allí todo era grande y distinto. Hasta el tufo.
La naturaleza, más joven que en la vieja Europa, observa un comportamiento más
vigoroso e imprevisible. Allí todo es grande hasta los atentados como el que
acabamos de presenciar horrorizados a través de la CNN. En los famosos kills
se entierran ahora los cascotes del desastre y Staten Island era y lo sigue
siendo la isla de los muertos. Gestaten, en alemán y en holandés vale tanto
como inhumación. Habíamos tenido un vuelo con turbulencias. La aproximación a
Kennedy la hizo el piloto con mucha cautela. Estuvimos dando rodeos a la
vertical del cielo de la
Mejana Inmensa que es la isla de Manhattan, a la que llaman
cariñosamente Big Apple (la gran camuesa) los neoyorquinos, gentes de todas las
etnias y razas que han aprendido a convivir en armonía y sin problemas, dentro
de lo que cabe, formando ese caldero o melting pot que demuestra que los
caminos del mundo no son los de la xenofobia sino los de la xenofilia y
benevolencia hacia el forastero, el meteco o el espaldas mojadas que llega en
busca de acomodo y de un futuro mejor. Allí uno nunca se siente de fuera.
Esto no quiere decir que sea una megapolis cómoda
o fácil ni el Edén, porque se lleva una vida que no es para llegar a viejo. Es
una ciudad bronca donde todo es difícil y donde nunca hay que bajar la guardia
pero allí se percibe un halo de humanitarismo tierno bajo la hosca corteza del
neoyorquino quien, cuando habla por cierto lo hace con palabras precisas y como
con barbas. Su "slang" o jeringonza es uno de los más interesantes
por sus alardes de precisión y de fantasía. Puede decirse que el cheli y el
pasota madrileño lo copian. Hasta el punto de que allí la sabiduría se aprende
en la calle. La ciencia del albañal o sabiduría de la acera son dos palabras
que allí conviene aprender para saber nadar y guardar la ropa. Sin una
orientación y una buena aguja de marear te caes pues refiere un viejo dicho
local "nice guys here dont last" (los buenos chicos aquí duran poco).
Están acostumbrado a las emergencias. Lo que más me sorprendió al principio es
que la radio ensayaba simulacros de un posible ataque nuclear y llevaba a cabo
pruebas de evacuación a los refugios que terminaban todos ellos con la
muletilla: "Esto no fue sino una prueba, de haber sido una emergencia real
les hubiésemos facilitado las precisas instrucciones". Es el mejor inglés
jamás escuchado y eso mismo me decía el querido periodista y novelista gijonés
Faustino G. Ayer, un enamorado de América y de todo lo americano (los dos
ibamos a comprar el pan juntos a una tahona italiana de la ciudad baja, dentón)
que conocía bien Nueva York, claro dentro de un límite porque en este foro
mundial todo se mueve. Todo parece en perpetua catarsis y siempre confunde,
siempre sorprende. Con este colega asturiano también tomé copas en el bar cerca
de Plaza de la Trinidad
donde acostumbraba a beber hasta quedar tendido Dallén Thomas. A veces nos
acompañaba el ovetense Delfín García, corresponsal de RNE, bravo carbayón
aunque muy cabezota, que tenía un aire inconfundible de Humprhey Bogart siempre
con su Pall Mall sin boquilla a flor de labios. Pero en Nueva York la bohemia
es mucho más escurridiza y peligrosa que en Europa. He aquí a uno de los
máximos poetas en lengua inglesa convertido en difunto de taberna en uno de
esos pubs de mala muerte denominados "dives" (inmersiones) o cavernas
o "speakeasy" (hablemos paso) que recordaban los tiempos de la Ley Seca. A Dallén que
añoraba sus excelsos valles del Principado de Gales Nueva York fue su tumba; lo
derrotó. Así que el Sky line se presentó ante mis ojos como una visión. Pensé
en Moisés y Aarón bajando del Sinaí con las tablas bajo el brazo. Una nueva era
de mi vida empezaba traumáticamente. Parto acongojado. Yo venía a Nueva York
por una de esas carambolas a contar ese periodo de transición que fue la era
Carter para los lectores de "Arriba" y una cadena de otros cincuenta
periódicos y también a entregar la cuchara porque la cadena del Movimiento para
la que trabajaba iba a ser pignorada o desmantelada a nostramo, porque dígase
lo que se quiera reconozcámoslo o no en España desde el año 45 los que mandan son
los americanos y algunos amigos yanquis me han confesado sottovoce de que con
Franco les iba mejor. No quedaba más remedio. En aquel puesto había habido
predecesores brillantes: Manolo Blanco Tobío, Celso Collazo, uno de los
creadores de EFE, Guy Bueno, Félix Ortega, que fue el mejor de todos ellos a mi
criterio de todo el cupo iniciado en el 48 por Pepe Cifuentes y Rodrigo Royo,
quienes tuvieron que vérselas con una ley tan pistonuda como la MacCarrack, el
diplomático de Truman que luchó en Brunete con las Brigadas Internacionales y
que vedaba la entrada en territorio estadounidense a los españoles. El bloqueo
estuvo en teoría hasta comedios de los cincuenta sólo sobre el papel porque en
la realidad nunca se llevó a efecto. Todas esas firmas habían dejado muy alto
el pabellón y aunque entusiasta y audaz periodista como se decía en la jerga el
momento no me sentía con capacidad suficiente como para hacer sombra a aquellos
gigantes. En los primeros días me fumé dos cartones de tabaco pero no fui el
único. José María Carrascal que llegó en barco casi como un polizón se había
fumado treinta paquetes hasta perder la voz. Y a nadie le extrañe porque Nueva
York acojona e impresiona y más si el recién llegado la descubre en medio de
una aparatosa tormenta como me pasó a mí. La clemente Santina me echó un
capote. Aquella vez y todas. Durante la espera para aterrizar estuvimos de
circunvuelo. A nuestros pies la postal inconfundible del paisaje urbano:
Manhattan con sus dársenas, espigones, grandes buques amarrados. Bocanadas de
humo blanco manaban de las fauces de las chimeneas de la central térmica
edificio lindero con el de la ONU
y se iban a colgar estos penachos sobre los tiesos adarves del Woolworth, el
rascacielos más antiguo, y del Empire State. Es el emporio de la civilización y
la impresión que ofrece al viajero es la de algo que arde y echa chispas.
Viviría dos años con mi mujer y mis dos niños casi a la sombra de este
mastodonte de hormigón con su chapitel calado donde la inmensa lanza de una
antena de radio hace las veces de campanario. Todas las mañanas me despertaba
la visión y el espectáculo de la city. Es un paisaje abstracto que no inspira
sosiego, que parece que siempre está llamándote a la calle e instándote a la
acción y al movimiento pero los atardeceres son verdaderamente apoteósicos. El
Empire es el palo mayor de esta ciudad con forma y fisonomía de buque de guerra
con jarcias de cristal. Las Torres Gemelas eran las vergas de popa. Cualquier
bamboleo, descartado pues el firme de Manhattan no es más que un peñasco yermo
vendido por los indios moahawk a los holandeses por veinticinco dólares en
1622; que se derrumbase todo el montaje, simplemente imposible, porque los
cimientos son de sílice.
La Nueva Roma se funda sobre un plinto granítico y
siguiendo las instrucciones talmúdicas trata de imitar a la Roca de Israel a la cual
alude Ben Garrón cuando fue proclamado el estado judío en 1948; no mencionó la
palabra Dios, sólo la Roca
de Zion. Además, los muros de los rascacielos, orgullo de la ingeniería del
siglo, estaban diseñados como soportar la oscilación del mayor terremoto. Por
lo que el portaaviones sería inexpugnable. ¿Cómo iba yo a pensar que la Nueva Jerusalén de
la Diáspora
iba a ser atacada y sus dos símbolos señeros abatidos? Los pilotos kamikazes
hicieron blanco no ya sobre las moles simbólicas de la Torres Mellizas
sino sobre el corazón que mueve todo el ajetreo de las finanzas. El daño mayor
no han sido los muertos, desaparecidas o el destrozo causado, aunque los
norteamericanos tengan redaños suficientes como para resucitar de los
escombros, sino la afrenta moral a lo que estas dos trípodes de cristal
abanderaban. Conque no puede ser más símbolo aquello de torres más altas han
caído. Para mí que conozco Nueva York, amo Nueva York y fui residente allí
cuatro años, los más importantes de mi vida, lo ocurrido el 11 martes fatídico
de septiembre del nuevo milenio ha sido una señal. Un toque de atención que
exhorta al rearme moral más que al físico, una vuelta al pensamiento de la
nueva frontera de la época Kennedy. Que América vuelva a ser amada más que
temida y odiada. No se aconseja un castigo porque Dios no puede castigar sino
que el ataque representa un aviso enviado desde lo alto. Algo no va del todo
bien pese a la euforia de los últimos años. Se exige no la guerra de
represalias contra la diabólica mente que urdió la infernal hecatombe sino la
reflexión meditada y el reposo sobre cómo somos, qué queremos, hacia dónde
marcha el mundo. Y esta idea se me ocurre cuando a mi memoria viene el recuerdo
de aquella tarde noche de san Andrés en medio de la tormenta durante la
angustiosa aproximación a un aeropuerto congestionado de un tráfico terebrante.
Allí oscurece mucho más rápidamente que aquí. Me impresionó la visión de
aquellos dos conos mágicos como una soberbia representación de una ecuación
matemática sobre el paisaje. Dos falos erectos encarnación de la potencia
genésica de una nación joven ¡qué contraste frente a los aires caducos de
Londres! Dos mástiles de un trasatlántico en el que actuaría de timonel, de
serviola y de mascarón de proa la estatua de la Libertad apuntando su
hachero con la flama perenne hacia Europa. Nunca imaginero tan mediocre como
era Bertholdi, aquel escultor que fue contratado por la municipalidad
neoyorquina para llevar a cabo el proyecto, tuvo tanto éxito con un molde. Es
lo que significa el coloso. Los pobres de la tierra recién llegados a la isla
de Elis estuvieron viniendo a refugiarse bajo sus zócalos y ahora el pebetero
de la verde dama en cuya cabeza hueca cabe todo un restaurante puede que esté
también amenazado. Ha soplado un viento recio en el rebufo de la carlinga y la
cola de los dos aviones estrellados contra la fachada de las dos torres.
Vesania fundamentalista. Muchos corearán aquella frase del Corán "Alá es
grande". Pero la grandeza divina nunca podrá cimentarse sobre un montón de
escombros y una pira de cadáveres. Sin embargo, yo entonces con treinta y dos
años y medio pensaba que estaba llegando al epicentro del futuro. Caía en la
forja de una horno donde todo se cuece donde está el crisol del mundo nuevo. La
primera impresión fue la de acogotamiento. Nueva York amedrenta un poco cuando
se la ve desde el aire y más en las circunstancias de aquel vuelo en medio de
una tempestad que hizo que el avión se zarandease como una vaina. En uno de los
fucilazos del relámpago quedó diseñado sobre las nubes el cordonazo de san
Francisco o la palma de santa Bárbara que decían los pastores de mi pueblo. Me
pareció entonces que una mano invisible estaba diseñando el croquis de los
tiempos por venir con una anticipación de veintiséis años sobre los
acontecimientos. Mi olfato periodístico me dijo que no hay que dar de lado a
las corazonadas y yo en aquellos momentos la tuve y ya desde entonces nadie me
pisó el scoop y por eso mi corresponsalía fue un poco a la contra de la de los
demás. Parece ser que a muchos les supo a cuerno quemado que uno quisiera
contar la verdad. Yo a los cables de la
AP, de Reuter y del "Times" les daba siempre la
vuelta y al revés te lo digo y acertarás, piensa diferente y acertarás. Hice
periodismo de calle. No me limité a pegar telegrama o a refritar el Times como
otros becarios de la
Fullbright y con master en Columbia que se convertían en
amanuenses de los lobbies por los pasillos del Edificio Azul o del Departamento
de Estado. Desde el principio tuve muy claro que venía a servir los intereses
de mi país. Me dieron por díscolo pero hice bastantes dianas y conseguí moverme
con soltura en el laberinto de la política exterior de Cyrus Vance, para mí un
auténtico caballero. Los americanos tienen un alto código de valores tanto
éticos como morales y eso se nota también en el apasionante mundo político y
estratégico de la Casa
Blanca y del Pentágono. La verdad tiene muchos carriles y a
un periodista se le perdona todo menos el de ser aburrido ni pastueño. La
mansedumbre de feligrés da buen resultado en el rebaño y en la manada, nunca en
esta bataneada profesión a la vez canalla y sublime. Mi lema era un poco el de
la libertad al estilo del fundador del "Manchester Guardian": Facts,
sacred. Opinions, free" (los hechos son sagrados; las opiniones libres).
De acuerdo pero existen diversas formas de presentar objetivamente unos mismo
datos. A la que descendíamos el avión perdía presión. Vi como el pararrayos de
una de las Towers absorbía la descarga de una centella. La gran azotea se
iluminó con una luz de espectro. La gran fábrica del rascacielos aguantó
impávida. Aquello me pareció el techo del mundo pero yo ya colegí que aquellos
prodigios de la ingeniería eran vulnerables. La exhalación había pegado justo
sobre la punta de la antena de una de las torres y el firmamento fulguró.
Entonces el World Trade Centre estaba casi vacío y en alquiler la mayor parte
de sus ciento diez pisos y dependencias. Bajo la borrasca ofrecían estos dos
titanes de acrílico un aspecto de desafío a los elementos. Habían sido erigidos
a prueba de terremoto. Eran el orgullo de la técnica. Sin embargo, dos aviones
de pasajeros una fatídica mañana del final de un verano para olvidar, el del
2001, acabaron con esa suposición presuntuosa. Al verlas por primera vez
recuerdo que pensé en Babilonia y en Babel.
—¿Scary, eh? - dijo entonces un puertorriqueño
compañero de vuelo empujándome con el codo.
— A little— repuse en inglés y él se puso a jurar
entonces en español como suelen hacer los simpáticos de la isla de Borinquen
que habían emigrado en oleadas a Manhattan en la década anterior y constituían
casi un cuarenta por ciento de la población.
Gran parte del pasaje estaba vomitando en aquel
instante de turbulencias y de zarandeos. No pude por menos de reprimir la
carcajada que distendió el estado de nuestros nervios. De allí a poco sentimos
gañir los neumáticos del Jumbo contra el tarmac de la pista de Kennedy. Todo el
mundo empezó a aplaudir. Y yo a rezar. Recuerdo que en ese instante apreté
contra mi pecho la medalla de la
Virgen de Covadonga parte indispensable de mi ajuar. A lo
largo de cuatro años no se me pasó el acojone y creo que todavía me dura pero
acabé amando a Nueva York identificándome con su latido. Es el pulso del mundo
del mundo. No me extraña que Manolo Blanco Tobío dijese que lo que más
extrañaba - para este gran periodista gallego muy habituado a los modos de vida
norteamericanos Europa era una especie de exilio- es una ojeada rápida todas
las mañanas al Nueva York Times. El bien y el mal conviven allí puerta por
puerta. Ángeles y demonios sentados a la misma mesa. Los rabinos con sus
kaftanes y los popes con sus manteos comparten un sitio en el metro. El
superfluo y la elegancia de la Madison Avenida entremedias de la cochambre del
Bowry. De todo aquel caos que fue mi experiencia neoyorquina saqué la
conclusión de que tiene que haber un dios, un demiurgo que ponga orden, que se
apiade. Eso. Alguien que se apiade porque Nueva York hace pensar en la famosa
frase de san Pablo "nada de lo humano me es ajeno". No se puede ser
ateo en Nueva York. Todo menos ateo. Sientes como una fuerza que te lleva, una
especie de protección. De lo contraría te hundirías. La gran manzana, la inmensa
colmena, el hormiguero de gentes que se afanan un día y otro y también el
avispero y las injusticias. Y como no la mafia. La metrópoli suscita ideas
enfrentadas, pensamientos contradictorios de amor y de odio. No es una ciudad
para volver porque de ella no se consigue salir nunca. Te atrapa desde el
primer minuto y ya no te suelta aunque te alejes físicamente. Nueva York es una
condición mental, estado anímico. Yo diría que es una ciudad mística. He aquí
una lectura judía en versión talmúdica de la "Civitas Dei"
agustiniana. Que sólo cree en la gracia del esfuerzo y que a Dios lo coloca en
otro plano. A él rogando y con el mazo dando. Es una concepción utilitarista de
los elegidos llamados a poseer la tierra sucediendo esto acá abajo sin tener
que aguardar al más allá. No se conforma con la resignación cristiana ni lo
injusticia a la que lucha por atajar en este mundo. Por eso es un frenesí
continuo. Arriba y abajo. La ciudad que nunca duerme. La riada humana. El poder
automático.
Está tan cargado de voltios el lugar que los
picaportes y los pestillos sueltan chispazos. La estática pervade el entorno.
Yo viví en el Este hacia la calle 14. Allí todos están juntos, nunca revueltos.
Mi barrio era una mezcolanza de judíos y de sicilianos que veneraban la camorra
y nietos de Al Capone todavía practicaban ese vudú italiano que es la
"jettatura" pero católicos al por mayor ya que en la fiesta de san
Jenaro sacaban su imagen por Manhattan en procesión. En la otra manzana había
polacos con su manera tan peculiar de concebir el cristianismo y antipáticos.
Los pacíficos ucranianos todos con su peculiar y angulosa cabeza, los húngaros
con sus botas de fuelle me gustaban más y me hice amigo de los judíos como mi
quiosquero, un bendito de Dios por nombre Samuel, que me regalaba unos puros
verdes trapicheados de Cuba y hablaba algo de ladino o judeoespañol.
"Aguarde su merced agora un momentico pues vengo al punto" Entre
todas las etnias son los más de fiar. Los más caritativos, los que más ayudan,
aunque en cuestión de dinero no se casen con nadie. Luego, hispanos los había
por todas partes y ahora creo que son más. No se puede contemplar esta inmensa
urbe con prejuicios, nueva York los desborda. Es un mundo que rebasa todas las
barreras y trasciende las ofuscaciones y atavismos de la vieja Europa donde se
mira con recelo al nacido en el pueblo de al lado. Allí este tipo de
resentimientos se desconoce. No hay envidia y si existe por lo menos no se
nota. Ni miradas por encima del hombro. Sí tiene que haber un Dios flotante por
encima de nuestras cabezas, un Cordero que quite los pecados del mundo. Alguien
que se apiade. De la torre herida por el rayo. De la humanidad que palpita y
gime desconcertada. De la inconsciencia, la banalidad, la vulgaridad a
espuertas, la frivolidad sin limites. Se vive mucho mejor en el Rellayo pero
uno no sé por qué termina añorando a la Ciudad Automática.
Un mundo sin paletos, sin intereses de campanario y con periodistas e
informadores, literatos amantes de su patria y de su país con razón y sin ella,
que tienen muy en cuenta la ley del libelo a la hora de sentarse delante del
ordenador y que saben como nadie maquillar la información y autocensurarse
mientras que la prensa a este lado del charco da fe de una picaresca en auge y
la rosa en su chabacanería procaz parece una corrala. Aquí todo se ha vuelto un
poco peripróctico, ya que la información, anal y asnal, parece girar en torno
al mismo cabo. Lo acabamos de ver en la manera que han abordado el choque de
los aviones contra el hastial imponente de las torres. Nos han demostrado que
entienden el periodismo como una vocación de servicio público, un menester que
ha de hacerse con categoría, responsabilidad y serenidad ¿Para eso queremos una
Facultad de Ciencias de la
Información?
18 de septiembre de 2001
Capítulo 65
LA VIOLENCIA DE GÉNERO SUSTITUYE A LUCHA
DE CLASES
Le llaman "pajarero", seguramente,
porque su fiesta, iniciado el otoño, coincide con la oleada de aves que cursan
viaje hacia el sur y lo convierten en cangreja de místico velero, donde reposan
el vuelo utilizando como descansadero a la impresionante cofa de este peñasco
yermo que adquiere la caprichosa forma de portaviones inmóvil surcando la
pedriza segoviana. Antes de reemprender el vuelo por el freo paran aquí o
utilizan las escotaduras y socarrenas de las paredes cortadas a pico para
anidar y quedarse. Abajo se prolonga una sima amenazante, pero por lo alto del
risco encuentran posada y cantadero las aves tránsfugas, y sus píos causan
embeleso a los ornitólogos. Son como partes de una letanía misteriosa repetida
cada 25 de octubre sobre la cumbre que acomete el diácono de las silvas con
harta solemnidad y empaque. Señor, misericordia, es el grito que entonan el
jilguero, la avutarda, la aguzanieves y el monacillo por estos peñascos donde el
alma se eleva y Dios parece estar cerca, casi al alcance de la mano, allí por
donde las águilas y las vultúridas vuelan haciendo círculo, más que en ningún
otro sitio. San Frutos es un santo que sabe mucho de pájaros y de
"pájaras" puesto que conoce algo de las costumbres humanas a
redropelo de todo pronóstico, se apartó del mundo no por menosprecio sino por
amor a la condición humana cuyas debilidades no le fueron ajenas. Las bodas que
se celebran en su altar no terminan en divorcio. Este eremita mozárabe, que
nació en Segovia el año 642 y murió setenta y tres años después de vida
penitente en el desierto tierras al norte de Sepúlveda - fue contemporáneo del
último rey godo, del traidor obispo Opas y del moro Muza que inicia sus
algaradas por el Estrecho a bordo de pateras-, brinda amparo, según cuentan, a
los que andan en precario por causa de amores que se acedaron, es baluarte de
acogida para las mujeres zurradas por la vida, víctimas de la incomprensión, la
sospecha, para todos aquellos que andan en trámites de separación o están a
punto de cometer un disparate. En fin, larga sería la lista de méritos y los
prodigios a cargo de su varita de virtudes poderosa. Su venerable aura sigue
ahí, encaramada en lo alto de la roca viva para el que se moleste en venir a
rezarle salvando las fragosidades de un áspero camino. Por estas cumbres parece
que se respira un aire distinto. Villa y Tierra lo quieren y se le venera en
todos los sexmos de esta especie de confederación de judíos, moros y cristianos
que era la zona de la provincia de Segovia, el arcifinio de todas las lindes,
campos de pan llevar pendones y merindades, palenque de todas las espadas en
los agobiados siglos de Reconquista, zona de frontera entre dos culturas
diferentes y dos maneras de ver el mundo absolutamente opuestas. ¿Nos habrá
nacido desde entonces este complejo de prevenidos en fronteras, de centinelas
observantes del cotarro, siempre al acecho que hizo que el alma del pueblo
español, acostumbrado a los palos, saetas y sufrimientos del contrario, tenga
algo de aspillera? Es el sentimiento que al viajero le embarga cuando rinde
visita a estos riscos.
La ermita de san Frutos se yergue como un
testimonio contra la intolerancia fanática, el desencanto de las cosas del
siglo, y una exhortación a los buenos propósitos de la enmienda: lo que acaeció
entonces puede volver a repetirse. Fue uno de los grandes santos intercesores
hispanos, muy popular a lo largo de la Edad Media. Así lo destaca el Misal Mozárabe
donde la fiesta de su tránsito era un día importante. La liturgia de san
Isidoro, que es mucho más expresiva y poética, menos concisa y circunspecta que
el ritual romano, como se sabe, le dedica nada menos que tres himnos de
insólita belleza literaria, lo que indica que no es un santo de tantos en la
lista de bienaventurados. Las rúbricas del Oficio Divino que acostumbran a
despachar en dos líneas a san Acisclo, pongamos por caso, al anacoreta
sepulvedano le apropian tres páginas de panegírico en elegante hipérbaton y
salmos. La imaginería barroca nos le pinta con barbas apostólicas, una calva a
cincel, el cerquillo penitente, en una mano un libro y en la otra, un cayado,
la cachava de la cuchillada con que tajó la roca hurtando así su cuerpo de las
gumías sarracenas que le pretendían degollar. Todavía queda la señal. Se abrió
una sima entre la hueste agarena y el varón de Dios. Al abismo de san Frutos
todavía se podrá asomar el visitante: una enorme garganta, y abajo, las aguas
pandas y trucheras del Duratón, no demasiado profundas sobre el álveo calcáreo.
Idóneo emplazamiento para ver nidificar al buitre o para suicidarse. Su estatua
corona la entrada norte que algunos llaman también como en Burgos la del
Sarmental de la catedral de Segovia, toda en granito y obra de Aniceto Mariñas.
El ermitaño embebecido en sus meditaciones pero sin porte adusto y casi
diríamos que risueño está mirando para un cantoral. La hoja de su libro está a
medio pasar. Cuando esta página que pinga del vacío vuelva con las demás, es
que se va acabar el mundo, según es crédito de radicación vulgar. La diócesis
le tuvo gran devoción por éstas y otras muchas cosas. San Frutos vivió tiempos
difíciles de cambios dramáticos y de desasosiego general como son todas las
épocas de transición, cuando la historia pasa página. La batalla de Guadalete
dio paso a la desbanda del 711. Empezaron las invasiones africanas, los
arrasamientos y guerras prolongadas. Aceifas en masa. Venían y venían, cruzaban
el Estrecho que desde entonces tan bien conoce el moro en oleadas. Seguramente
la peste agarena fue un castigo que nos dio Dios a los godos "por no
amarnos unos a otros como Él nos amó", porque las rencillas, discordias y
lo que dieron en llamar los historiadores "morbo visigótico" eran la
regla. Ya san Isidoro nos lo advertía, pero no hicieron caso. Crisis de valores
en todos los sentidos. Época de conmociones sociales, mudas de camisa y cambios
de chaqueta. Se pasó del aquí no pasa nada al a ver qué va a pasar aquí. Las
fuerzas del moro Muza y de Tarik pilló a los visigodos desprevenidos discutiendo
sobre el sexo de los ángeles en medio de la gran refriega religiosa entre
trinitarios y anti trinitarios, arrianos y católicos. La Media Luna, que no se
anduvo con arrequives ni remilgos, irrumpió por el Estrecho aprovechándose de
nuestras banderías, sacando partido de la endémica desunión de la grey
cristiana. El lábaro verde del Islam flameó triunfal en los campanarios de las
basílicas paleocristianas que fueron asoladas o transformadas en mezquitas. De
Despeñaperros para abajo no quedó ni una sola cruz alzada - eso para que ahora
digan- y en la Córdoba
de san Eulogio y de san Pelayo, éste, el único santo sodomizado de todo el
menologio cristiano, por un califa de perversas inclinaciones sexuales, que lo
mismo le daba a Abderramán bardaje que bujarrón, pues hacía a pelo y a pluma,
ante su negativa a abjurar la fe y luego tirado a un muladar, las aguas del
Guadalquivir fluyeron teñidas de sangre de cristianos, según revela el
testimonio del santoral mozárabe y las propias Partidas. Los recién llegados no
fueron un espejo de tolerancia. Se comportaron como horda invasora y el que
crea lo contrario que refresque su memoria leyendo a don Claudio Sánchez
Albornoz, que fue otro san Frutos, pero de Ávila, mártir laico de la verdad y
por unos y otros perseguido. Debemos nuestro atávico sentido de la vida
política a los taifas. Hay los que olvidan que este pueblo estuvo peleando
contra el moro nueve siglos. Desde aquella ocasión hemos sido, como individuos
y al de por junto, de inclinaciones tornadizas con el forro siempre dispuesto a
cambiar de chaqueta. Si se quería conservar la piel, había que practicar una
moral de conveniencia. Algunos por eso se fueron por aljamía. Fue el caso de
los muladíes cristianos que abrazaban el Islam. O el de los marfuces o
renegados muslímicos que se bautizaban. Muchos transigieron aun teniendo que
pasar por carros y carretas como aquellos reyes de León compelidos a pagar a
los califas la alcabala del viento o tributo de las Cien Doncellas, el primer
caso de trato de blancas que se registra en los anales. Pero los más hubieron
de liar sus petates y enfilar las rutas norteñas. La España de los mozárabes
poco se diferencia de la Grecia
ortodoxa que describe Kazanthakis cuando irrumpe el turco en sus lares.
Cargaron con los huesos de sus muertos y buscaron la desenfilada de las cuevas
inaccesibles y de los caminos no frecuentados. El Poema de Fernán González en
dos hemistiquios cuenta cómo fue aquella huida:
"Tomaron las reliquias - todas las que
hubieron. Huyeron por Castilla -así la defendieron". Este pudo ser el caso
de Frutos, de Casilda, de santa Cristina de Lena, y otros muchos otros.
Asqueado de la corte y desilusionado del mundo se apartó de él para mejor
servir a sus semejantes y es así que el Señor le otorgó el don de interceder, de
curar, de mirar las conciencias por dentro y de profetizar. Es una figura
clemente y compasiva, una especie de Sansón mozárabe que derribó el templo de
los filisteos sin perder la compostura una sola hebra de su blanca barba.
Hombre de fe, al fin y al cabo, que es lo que ahora nos hace falta. Por eso su
fiesta, tras una eclipse, y todas estas convulsiones sociológicas que han
puesto una interrogante recia sobre la institución matrimonial, después de la
crisis, del Concilio y todo lo demás, se ha vuelto a colocar en candelero. El
pueblo nunca suele equivocarse en sus corazonadas por todo el racionalismo que
le echen y los denuestos percheleros de nuestras celestinas hertzianas, y es
así que san Frutos el misericordioso está de moda. No es tan sólo el interés
ecologista lo que ha metido a este padre de la patria en los riñones de
actualidad sino que también son las vicisitudes que parecen agobiarnos a los
españoles de ahora como a los de entonces. Lo que preocupaba a aquellos godos
también a nosotros nos preocupa. Su ermita está situada en un lugar escarpado,
la espadaña en forma de cruz tiende sus brazos desde castillo roquero de
clemencia en la cúspide de un farallón y habitáculo de la última reserva de
rapaces que quedan en España, por el predio de Caballar, atravesado por la
calzada que conectaba Septem Pública o Sepúlveda con Cesar Augusta.
San Frutos funge como abogado de las mujeres
vejadas, de los maridos acongojados y pone paz allí donde la celotipia o la
infidelidad han instaurado su marca de suplicios. Con su báculo y milagrero,
convertido en varita de virtudes, tocará la tierra pedregosa y árida y se
abrirá una vía de salida para que lo que humanamente carece de solución -Dios
hace otras cuentas- se enmiende o, cuando menos, no empeore, y así seremos
salvos. Por una vez vencerá la inocencia y se irán abajo los demonios. Ya era
hora de que el mal fracase. Este Moisés de la Tebaida nacional de los
castros apartados, tierra cenicienta donde se yerguen el serpol y el hinojo y
hunden sus raíces perfumadas la encina y el junípero protege a los que sufren
el desamor, nadie sabe por qué razón, pero también es abogado de las que
padecen hernia a los que por allí llaman "quebraos". Se le invoca
contra toda dolencia o malestar, pero, sobre todo, es como una deidad
doméstica, un socorrista de primeros auxilios. En su persona se reúnen todos
los manes, lémures y penates de la corte celestial. San Frutos siempre está de
guardia tras el mostrador de urgencias. Fijo y perseverante como un tótem de
bondad.
— ¿Qué te pasa, hija?
—Pues que él me pegó, que no hacemos más que
regañar.
—Vaya por Dios. ¿Y eso será irreversible? Un poco
de aguante.
—Es que -dice la vapuleada titubeante- ya no nos
queremos. Hay otro hombre. Se ha roto la relación.
Cantinelas como ésta las debe de escuchar el bueno
del santo casi a diario desde su tronera del Paraíso, un confesonario que le ha
asignado san Pedro para que atienda los casos desesperados del servicio de
urgencias. En la actualidad con tanta falta de conllevancia, nadie aguanta un pelo
y todo son mohatras y requisiciones, inquisiciones de la vida pasada, este
departamento tiene tela marinera. Si no fuera así ¿de qué iban a vivir si no
los retratistas surales y gacetillas rosa? La fidelidad, la castidad, la
modestia y el contigo pan y cebolla ya no se llevan. Puede que la cosa siempre
fuera así porque la condición humana es invariable en sus miserias y cerrera la
cabra siempre tira al monte, pero hoy se jalea mucho más. No se barre tanto
debajo de la alcatifa como antes ni a las mozas en un desliz les aprieta el
guardainfante, pero la mierda sigue escondiéndose debajo del felpudo. ¡Menudas
están ahora las prójimas! Hay quienes ven en esta rebelión feminista un signo
de inquietud apocalíptica. No se trata ya meramente del sexo, que al fin y al
cabo no es más que un instrumento y la función crea el órgano sino de poner la
biología patas arribas. La vida va al revés. Por eso san Frutos, que debió de
ser un buen hombre, y ahora es un santo muy majo y servicial, tiene tanto
trabajo en el cuartelillo de las desavenencias conyugales donde reside de
guardia permanente. Lo que el uno hace el otro deshace. Si su colega san
Antonio era el encargado de buscarle novio incluso a los casos más
desesperados, el pobre san Frutos acomete la desagradable labor de venir con
los municipales para recoger los restos de la vajilla que se hizo añicos o hay
una mujer tendida en la cocina con diez navajazos en el abdomen asestados por
su marido en un ataque de desesperación o de celotipia. Ved cómo terminan las promesas
de amor eterno. A veces hasta hace un milagro, resucitando a la víctima o, en
particular, evitando que aquellos altercados acontezcan o pasen a mayores. Es
un santo moderno, en pleno vigor, encarnado en una época de empalme de caminos
y de paso a la fronteras, cuando se acaba una senda y otra abre surco. El siglo
XX cierra sus páginas en medio de muchos estertores de crónica negra. En esta
tesitura global, porque la violencia doméstica no se circunscribe a la
península Ibérica sino que es flagelo que azota a todo occidente, es cuando más
hace falta una figura que ejerza su autoridad moral y disipe los vapores de la
duda y el desconcierto en que parece que nos hallamos. La precaria situación de
fuerza bruta y de vejámenes contra la mujer reza para el tercer mundo y es casi
endémica entre los mahometanos. Allí no está abolido el harén y es de precepto
velarse el rostro o la cabeza con el almaizar, al igual que lo hacían nuestras
moritas en los romances fronterizos de la edad medieval. Recato y decoro sigue
reclamando el Profeta a las esposas de los creyentes. Las quiere sumisas a sus
dueños y hasta se atenta contra uno de los cinco sentidos, el tacto,
practicando la crudérrima ablación clitórica para que así no sientan placer en
el encuentro carnal.
No en vano Shakespeare dio vida a este problema
que afligirá a los hombres de todas las épocas en su drama Otelo, el monstruo
de los celos. Quiso poner a Desdemona, mujer virtuosa e inocente, víctima de
las sospechas del marido, en manos de un moro, una tragedia que se sigue
representando en vivo y no en el teatro en nuestros hogares con una
cotidianidad que empavorece. Sin embargo, a veces debajo de las tocas castas de
Desdemona se agazapa el hacha parricida de Clitemnestra, pues aquí todo está
muy entreverado y el bien y el mal conviven puerta por puerta. En eso que nos
llevan de ventaja a los cristianos, en ponerles almaizar para que no las miren
a la cara a sus parientas. Si la ley mosaica prescribe la dilapidación para la
adúltera y los imanes punen severamente por la misma razón, los cristianos
parece que nos movemos en inferioridad de condiciones. Estamos obligados a
poner la otra mejilla y hacer la vista gorda a los cuernos, a no vengar las
afrentas. Pero no es así. La ley del amor triunfará. Casi por este extremo de
devolver bien por mal, un rasgo de entidad divina más que humana, se puede
demostrar que el cristianismo es la religión verdadera. Y ahí tenemos a san
Frutos salvando a la derrocada y a Jesús dejándose ungir los pies con el
alabastro de la dulce y tan pecadora mujer de Magdala. En este mundo de
contrastes entre la opulencia y la privación de lo más elemental la regla sigue
en vigor hasta en el atuendo femenino. Lo que les falta a las elegantemente
desnudas de nuestras pasarelas les sobra a las señoritas de Bombay que por
carencia de medios no pueden ir a la moda. O no llegas o te pasas, o no bebes o
te emborrachas, esa es la fija. El efecto multiplicador del cuarto poder con su
arrasadora eficacia haciendo bocina desde los nuevos púlpitos que son las
ventanas de los aparatos de televisión sirve de caja de resonancia. Los ojos
del basilisco que matan con la mirada tienen hoy pupilas de neón. Salimos a
víctima de la violencia doméstica casi diaria. Estos males, que siempre
tuvieron mala compostura, ahora parecen carecer de remedio. Ni contigo, ni sin
ti. La maté porque me pertenecía. Mía o de la tumba fría. Machista. Yo ahora
hago con mi cuerpo lo que me apetece, mira éste. ¿Y tú qué me has dado, a ver
qué me has dado? Hay algo de luciferino en esta guerra de los géneros que
revoluciona los hogares, está poniendo patas arriba las camas de matrimonio y
los gineceos en pie de guerra. Fracasada la lucha de clases, ahora a lo que se
enfrenta el mundo de los ricos es a la de géneros al grito de "mujeres del
mundo uníos". En lugar de crear un clima de armonía entre el hombre y la
mujer lo que está determinando es mayor crueldad, más ira, más esposas victimas
de vejámenes o camino del hospital, más maridos y padres de familia que acaban
en la calle pidiendo limosna. ¿No nos estaremos pasando? En desquite de lo
morboso, el crimen pasional no pertenece al ámbito perentorio que hoy se le
quiere dar. Es más viejo que la ruda porque ya chupaba cámara de actualidad en
los tiempos bíblicos y mira que por aquellos días no había micrófonos acusicas
ni la gran lente de aumento de los medios de comunicación donde todo se
magnifica o minimiza a propia conveniencia para deformar la magnifica presencia
de Dios en la historia. Lo quieren desterrar los demagogos y sigue aquí: habitando
entre nosotros. La flaqueza del barro en que hemos sido fraguados no ha perdido
su habitual consistencia; seguimos en las mismas con nuestra querencia a ser
carne de cañón, carne de horca y carne de prostíbulo. Puede que san Frutos eche
un remiendo, pero esto no lo podrán arreglar nunca ni los moralistas furibundos
ni las feministas del moño retorcido. Más valdría morigerar un poco el país,
colocar a la mujer en su sitio justo y digno, ni en una hornacina ni en la
corrala, y no tratarla como un producto de bisutería o de casquería. El alza de
mira de la lente del espejo público no debe estar en la explotación morbosa de
los bajos instintos (corruptio optimi péssima), pero hay intereses en juego
para que no sea así y esta sociedad recoge lo que siembra: pornografía más
violencia. Es un círculo vicioso. El efecto mimético de esta corriente llega a
los hogares y los convierte en infiernos. Más que moradas vinieron a dar en
campos de batalla, en abrevaderos de imágenes, porque la bicha no deja de
escupir basura. Hay poca ética y menos estética, dormitorios en los que tampoco
se va a descansar sino a la guerra, refectorios de comida rápida. ¿Qué tenemos
a nuestra alcance? Televisión basura y sin gusto, comida basura, una clase
política que es una mierda y un periodismo que unos días se hace el Tancredo y
otras veces rememora las furias de las venganzas catalanas y de la Campana de Huesca. ¿Te
acuerda de lo de entonces? Pues ahora sufre. A este paso no va a quedar títere
con cabeza. La autoridad del cabeza de familia por los suelos y postergados sus
derechos, la manumisión de las señoras ha traído un ambiente de agresión y de
revancha contra el varón que del gallo de quintana encaramado en su bardal
sagrado e intocable ha pasado a criar complejo de zángano de colmena al que las
obreras humillan y desalojan de su celda por parásito e inservible. Cuando ya
no eres apto para la creación, la patada, y esa calamitosa y precaria situación
de marido y de paterfamilias que tuvo descendencia pero que ya conserva poco ascendencia
entre los miembros de su corral, donde más se percibe es en casa. Como la mujer
trabaja fuera y los hijos no se emancipan el hogar ha dejado de ser ese rincón
donde el guerrero de todos los tiempos se imponía y se lamía las heridas.
Actualmente es un epicentro de borrascas agitado por maremotos y donde suenan
las voces, son constantes las fricciones, y las amenazas derivan en reyerta.
¿Qué hacer? Con tantos problemas y con tan escasas soluciones no es de extrañar
que se produzcan uxoricidios y parricidios. El hogar altar sagrado de la vida
de un individuo, conforme lo entendían los romanos y lo asimiló el
cristianismo, se transforma precisamente en lugar de acampada sin raíces
estables, en mansión de las sombras y un pedazo de ese infierno portátil
anticipo de las tinieblas exteriores. Como el mal no presenta visos de
desaparecer, la crónica negra irá en aumento. Forma parte de los apeos del
tenderete con un sistema de valores mercantilista y venal. Los españoles ahora
mismo no somos un pueblo feliz y los vejámenes en el hogar no son más que un
síntoma de infelicidad y de males que enraízan profundos en nuestra psique
histórica. Tal vez tengan que ver con el morbo visigótico, ese vil
entristecimiento de la dicha ajena que nos predispone a la rivalidad y la
discordia. Por fuera se trata mediante la hipocresía guardar las apariencias
pero lo cierto es que no hay buen ambiente. Se dibuja entonces sobre el
horizonte el espectro felón y fratricida del obispo Opas, símbolo de lo bajos
que podemos llegar a caer llevados de esa pasión cainita que hace aquí a la
traición coger patente, y que padecieron los santos mozárabes que buscaron en
el desierto y la huida refugio a la incomprensión de sus iguales y la
intolerancia mortífera de rivales. Por eso convivimos amargamente y la falta de
conllevancia nos convirtió en un pueblo duro y cruel para con nosotros mismos y
blandos y papanatas hacia lo extranjero. Nos damos besos y abrazos al
saludarnos pero en el fondo qué poco nos queremos. La familia refleja ese trasfondo
de desavenencia no solidario y banderizo que nos llevó a cuatro guerras civiles
en los últimos dos siglos, y casi una docena de cambios de gobierno y de golpes
de estado. Sólo nos queda recurrir a la lotería y al milagro. Los santos, por
lo demás, están ahí, forman parte de nuestra idiosincrasia, casi son lo mejor
que tenemos. Ellos sabrán marcar una ruta de esperanza. Su ejemplo y su
protección nunca nos faltarán. San Frutos era un cortesano huido de la corte
del último rey Rodrigo que nace cuatro años después de que se produzca la
desbandada. La corrupción y la desmoralización debió de ser total. Harto de
aquel ambiente de intrigas y de revueltas, repartió sus riquezas entre los
pobres y se tiró al monte, no para atacar el arma al brazo al invasor sarraceno
sino en ansias de buscar la perfección que Cristo predicó a los que buscan la
vida eterna. Probó refugio en los inhóspitos páramos más allá de Sepúlveda, la
selva de las anfractuosidades y hoces del Duratón, un paraje aun hoy lejos de
la civilización y habitáculo de alimañas. Le tildaron de loco y de tarado pero
Dios se hacía otras cuentas. Mediante el ayuno y la mortificación alcanzó tal
grado de perfección venciéndose a sí mismo que obtuvo gracias especiales del
Señor como la clarividencia profética, la bilocación y el don de hacer
milagros. Cuando vinieron en su búsqueda unos pelotones de soldados beréberes
que arrasaron la zona del Duero él se deshizo de ellos mediante la famosa
cuchillada sobre la roca que le puso a cobro de sus fanáticos perseguidores que
fueron a dar con sus cuerpos y sus caballos al foso que se hunde a los pies del
alcor. Arriba, la ermita y, abajo, las hoces y cañones que dibuja el afluente
del Duero al internarse hacia el terreno llano, en demanda de los arribes del
Duero, a través de una vega ubérrima, almendros y buen vino, mamblas peladas y
raigones de un castillo, lienzos de muralla o sillares de alguna iglesia
desportillada sobre el otero, trazando una curva de ballesta. Los reinos del
último godo se vinieron abajo en medio de discordias intestinas que allanaron
el terreno al invasor. España se desintegraba en medio de conmociones
personales; la corrupción de costumbres, cuando las damas de la nobleza
visigótica habían caído en toda suerte de aberraciones, copulaban con animales,
el gusto por la riqueza y la molicie se habían hecho endémicas. Mientras, Don
Rodrigo y su Cava Florinda van a ser desde entonces el fantasma misterioso de
la traición, la conjura y el asesinato que se cierna amenazante por la historia
de España. ¿Y esto por qué? Desconocemos la causa pero fue así. Hubo miseria
moral a causa del lujo y las riquezas y miseria física, plagas y enfermedades y
esa congoja apocalíptica que se conoce bajo el nombre de "presura" y
que pone a los pueblos en movimiento y a ir de aquí para allá. Por si esto
fuera poco luego estaban los trastornos cósmicos y la aparición de signos y
símbolos extraños en el cielo esto es apariciones con los que el brazo de Dios
intentaba meter en vereda a los recalcitrantes cristianos dados a la molicie y
que practicaban el contubernio junto a la conspiración y el asesinato. Una pena
que no estuviese allá Chus Torbado para contarlo porque hasta creo que se
hubiese mofado de aquellas señales cósmicas que a todos cogieron desprevenidos
al cabo de la batalla de Guadalete y sin saber a qué carta quedar. Por haberse
encendido la iniquidad se enfrió la caridad entre las multitudes que
prefirieron los torneos y las intrigas y el fútbol en vez de acudir a los
templos a suplicar el perdón de la divinidad ofendida. España en la encrucijada
aguantando el escalpelo de sus propios enigmas y los americanos deshojando la
margarita de las idus de noviembre y sin saber a qué carta quedarse. Bush otra
vez batiendo atabales y haciendo sonar la trompa de caza nuclear, el lituo del
acojone. Helo por do viene. Si es el Bush - déjenmelo que lo diga en inglés con
la venia del querido patrón de mi pueblo- "we will be beating around the
bush" (a pegar palos de ciego y que los golpes lluevan sobre tu cabeza y
no te enteres pues esto ocurre cuando el poder lo tienen los agentes de la
conspiración); caso de que las urnas dictaminen su opción de una maldita vez,
pues no me cohíbo en anunciarlo, las riendas del planeta estarán en manos de un
subnormal... And a bull shall gore us.
Lo que expuesto en cristiano viene a decir que nos pillará el toro a todos. El
dragón afianza sus mandibulares sobre las carnes divididas de este planeta. La
sámara del abedul está desparramando sus semillas. Llega la hora de la siega. Convendría
en estos tiempos de alteración purificarse bañándose en las aguas pandas del
Duratón y de postre cenar "jaroseth" a base de verduras cocidas en
vinagre a imitación de nuestros antiguos padres. El divino Frutos nos ampare de
las maquinaciones de la infernal culebra que repta por los viales de la España emputecida y sea la
triaca contra el veneno que sus babosos colmillos esparcen. Ya creo que se me
entiende: preciso es regresar ante los eremitorios tutelares en los que se
fraguó el espíritu de este gran pueblo invadido de falsos profetas disfrazados
de periodistas que no son sino haraganes en guisa de filósofos y de políticos
oportunistas con un ojo pipa que adoran al becerro y se pasean enseñando la
foto de los reyes domésticos. Mucho daño nos hizo porque fue maldición bíblica
esa fealdad fofa y bobalicona de los retratos goyescos a Carlos IV. Para
librarse un poco del fantasma del Fernando VII conviene vestir la marlota del
yermo. Alimentaos, hijitos míos, de miel silvestre, bebed leche de camella.
Buscad la sombra de la espadaña que al proyectarse sobre vuestras cabezas del
todo os librará de la desazón urdida por vuestro pecados. ¡Viva mi sexmo!
Peregrinemos a la pedriza. Los godos no pueden resistir las acometidas de las
hordas islámicas, austeras, disciplinadas y con una concepción del mundo muy
clara y definida. Un sol nacía por oriente, el Islam, y, ya de vencida, el
occidente cristiano parecía abocado a hundirse por el ocaso. Los soldados de
Tarik quisieron prender al morabito que hacía penitencia en el yermo de la
pedriza. Nada hubiera sido más sencillo porque el eremita no contaba con ningún
respaldo de gente de guerra. Sólo otros dos penitentes, que decían ser sus
hermanos, Valentín y Engracia, le acompañaban en su vida anacorética. Sin
embargo, cuando intentaron agarrarlo he aquí que el justo varón se encomendó a
los Cielos y tocó tres veces el firme de la roca con su callado invocando a la Trinidad y en el momento
en que se abalanzan sobre él los de a caballo se produce un corrimiento de
tierra. Los soldados de Alá se precipitaron al vacío al abrirse una sima
profunda que se puede ver en nuestros días, justo antes de subir la pendiente
donde se alza la cruz de la ermita que fue un monasterio benedictino durante
nueve siglos. La brecha tectónica (se abrieron las fauces de la corteza
terrestre) queda ahí como un testimonio de que el Señor no se anda con
chiquitas a la hora de brindar protección a los que elige. No fue molestado más
en adelante el eremita por visitantes incómodos que no venían precisamente en
son de turistas; se dice que el caíd que lo perseguía, maravillado de aquel
estrago, pidió las aguas bautismales y con toda su hueste en peso decidió
hacerse cristiano. Frutos pasó en el abrupto lugar el resto de sus días,
alcanzó edad provecta hasta que durmió en el Señor a los 73 de su edad. Allí se
guardaron sus reliquias, fue canonizado y proclamado padre de la iglesia de
Segovia por Calixto II el año 1111 justo el mismo año en el que Pelayo de
Oviedo, obispo primado decreta la supresión del rito mozárabe o hispano
visigótico. No obstante el culto a las reliquias de Frutos o Fructus (el
alegre, el que disfruta, en latín) arranca desde mucho antes. Es uno de los
hitos de la leyenda áurea hispana. Junto a la espelunca donde pasó la mayor
parte de sus días los monjes de Cluny se establecieron y fundaron un
monasterio, directamente dependiente de Silos y que compitió en grandeza e
importancia con el de Montecasino. En este convento llegó a vivir una beguina
que huyó de casa a causa de los malos tratos y pidió asilo a los frailes para
que la empleasen como cocinera. El marido un día vino a buscarla, la arrancó
prácticamente de las manos del abad llamándola puta y toda clase de
improperios. La arrastró por los cabellos y la lanzó al vacío justo en el mismo
punto donde había dado san Frutos la famosa cuchillada que le puso a cobro de
las iras del Islam. La pobre despeñada se encomendó al santo y sucedió que éste
vino en su socorro. El cuerpo fue a rebotar contra la rama de un sauce que
suavemente se fue desgajando amortiguando el golpe de la caída al vacío por el
desfiladero. Otro caso similar vuelve a repetirse en la ciudad de Segovia con
una judía por nombre Esther a la que el sanedrín local había condenado por
adulterio al castigo de despeñamiento, cosa que se hizo con todo la
minuciosidad de las reglas talmúdicas. La muchacha cayó al suelo ilesa. Se
encomendó a la Virgen
y a san Frutos y saltó desde las peñas grajeras a una profundidad de unos
cuarenta metros sin padecer el menor rasguño a su integridad física. En acción
de gracias dejó la fe mosaica, abandonó a su marido, y entró en religión
profesando en la Tebaida
de la Pedriza,
uno de los paisajes más sublimes de toda Castilla la Vieja. Es conocida con
el nombre de María del Salto. La fisga popular que no es poca, porque aquí se
saca punta a todo y se hace comidilla hasta de lo más sagrado, quiere echar a
la provincia segoviana no sin su mucha miga de refitolero en cara su abundancia
en hijas pródigas. Parece ser que ni María del Salto liberada por la Virgen de la Fuencisla ni la beguina
del convento donde san Frutos oraba y a la que éste largó su cayado para que
aterrizara con bien cuando la tiraron por el terraplén en volandas fueron las
primeras. Tampoco serán las últimas. Sin embargo, el refranero popular sigue
adjudicando a las mujeres de por aquí una paremiología nefasta. Los mal
pensados dicen que por algo será:
"Y de Segovia ni burra ni novia, y a ser
posible tampoco la mujer"
En Caballar estuvo el desierto por excelencia, la
retaguardia del espíritu, se supo que también las oraciones ganaban batallas a
los moros, y el peor moro es un enemigo interior que llevamos todos en los
adentros, ése es más temible que el propio Almanzor cuya memoria se pudra en
los infiernos, como cuenta el Silense. Los pendolistas benedictinos nos
advierten del peligro que corremos si no volvemos a nuestras fuentes si abrimos
la puerta al enemigo y el peor enemigo de España y de lo español podremos ser
los españoles mismos en ese prurito inquietante por tergiversar nuestra propia
historia. El eremitorio conocido por el nombre de Las Cuevas de los Siete
Altares, una especie de catacumbas del primitivo monaquismo mozárabe es un
reclinatorio para encontrar la paz del espíritu en estos tiempos que tanto se
parecen a aquéllos. El aire huele a fragancias humildes del campo que acarician
el olfato, la vista se esparce hacia los horizontes abiertos y a los aires
altos de la sierra donde los buitres de la reserva trazan círculos de
concordia. Vemos alzarse una nube de traza espectacularmente polimorfa, casi se
puede tocarla con la mano, tiene algo de premonición bíblica. Sobre el envés de
este cúmulo gaseoso puede esconderse la presencia del Padre Eterno. La voz de
Dios se percibe aquí con mayor intensidad que en otro lado. Es una voz que habla
de misericordia y de perdón. La escuchan siempre aquellos que van huyendo de
los ojos furentes del basilisco y escapan al yermo como san Frutos mismo. Estas
lomas acercan al éxtasis. Qué pena que la mística hable un lenguaje acrónimo
que el mundo desconoce; no podrán desgraciadamente captar su mensaje muchos
hombres y mujeres de hoy, enfrascados en sus negocios, colgados del móvil
discrecional, que han transformado la religiosidad en superstición y todo lo
relacionado con las cosas del cuerpo en su fetiche. Leviatán asoma su perfil de
chistera y pantalón a cuadros por la otra ribera del Atlántico, reclama que se
le dé culto. Urnas y hornos crematorios, bambalinas, hombres de paja, de esos
que tiran la piedra y esconden la mano, y luego acusan mientras esperan que les
riamos la gracia. ¡Pobrecillos, son tan poderosos que reventarán de éxito
cualquier día de estos! La algarada que viene es peor que la de Tarik y sus
chicos. Va a correr mucha sangre - virtual, claro está- a orillas del
Guadalete, pero habrá otro Covadonga y otro Clavijo. En espera de que el
anunciado renacimiento se produzca al cabo de esos lustros de negrura, sólo nos
aguarda el recurso de la huida al desierto tras las huellas de los santos de la
mozarabía, los que no quisieron comulgar con ruedas de molino, se resistieron a
las añagazas de la
Tierra Prometida y del Paraíso de Alá. O del candelabro
judío. Las ramas del crecal todas están secas porque pesa sobre todas ellas la
maldición de la higuera. El Salvador no puede faltar a sus promesas.
Viernes, 3 de noviembre de 2000 (0:53 h.)
Capítulo 66
CRISTO ES UN ESTORBO
"Yera
moru, el cristu de la iglesia que tiene don Acisclo, habrá que cambialu, porque
yé blanco, y ya non val". La sentencia que profirió Pachu de Mio Pa en
el chigre de Alonso tenía toda la categoría de la conclusión de una tesis
doctoral. Todos estábamos un poco alarmados porque la andanada era global, de
esas que hacen época, pero, como ahora todo lo que traen los papeles se ha
vuelto dogma de fe, el pueblo ignaro acepta por ciertas todos estos torpedos a
la línea de flotación del barco de la fe. Otro de los contertulios, Toñín de
Ternerona, envidó con una frase que fue lo mejor de toda aquella noche de
hierba joven, luna blanca y lejanos ecos del lúgubre canto de la
"curuxia" en los humeros del monte, pues el sol ya se había escondido
y de las breñas descendían nubes muy negras amenazando una vigilia metida en
agua:
— A carru
volcau to son carriles, nin.
— Caguen mi manta quien quitarnus la fe.
Se había entablado una polémica y hubo quién
acaloróse.
—Es creer en lo que nos vino, que bien me recuerdo
de lo que decía sobre este parecer el catecismo que yo aprení na escuela.
—Y no vimos
- precisó Volo Fesorias acordándose de lo que ponía el P. Astete.
—¿Qué tendrá que ver el color de la piel? ¿No
dicen ahora que no hay que ser xenófobos?
El color, la raza, la flaqueza o la crasitud, la
fealdad o la hermosura no constituyen sino accidente, que no interfieren en la
sustancia anímica, la parte más noble de la persona. Lo otro pertenece a la
naturaleza inferior. Pero se viven tiempos aparenciales de imagen y de las
liviandades de lo light. Nuestro periodismo, el de la "Nueva España"
incluso es una caja de resonancia de este espíritu de inversión de la cruz,
carrus volcaus, y de esa involución que ya está llegando. La Summa tomista hablaba del
color de la piel como atributo de accidente. Ser blanco o ser negro era como ir
descalzo o con botas, estar sentado o de pie, ser miope o tener vista lince,
con la espalda tiesa y bien trabada, o cargado de hombros, tener la cabeza en
forma de paralelepípedo, cráneo torreado, o de forma alargada y hundida,
batiscafocefalia, se decía cuando estudiábamos Prosopografía, ser braquicéfalo
o dolicocéfalo.
Una de las grandezas mayores de la Iglesia es que nunca ha
sido racista. Cierto, la más primitiva, la del rito maronita, irrumpió desde
Abisinia y hasta san Agustín estuvo enamorado de una nubia a la que tuvo que
dar carta de repudio por injerencias de su madre santa Mónica la cual le tenía
echada el ojo a una mitra y en aquella época los casados no podían ser obispos.
Las mujeres nubias, por otra parte, desde la Reina de Saba a esta parte, pasan por ser las más
hermosas de toda la raza humana. "Nigra sum sed phormosa, filiae
Jerusalem", se canta en el Oficio Parvo. Pero aquí la gente sigue tomando
el rábano por las hojas, porque los amos de la rueca informativa profazan que
es un gusto enarbolando la cruz del revés y a lo que se aspira es al carru
volcau que decía Tonin de Ternerona ante un culín de sidra áspera en el galpón
de Alonso al atardecer de un día de manzanos en flor. Cristo bendito el que
confundió a los doctores deja los estrados en los que enseñaba en el Templo y
regresa, cerradas ya la mayor parte de la jornada las iglesias, a los chigres,
porque es la taberna el único lugar donde se puede hablar libre sin miedo a los
barandas y a los espías del pontífice. Siempre mostró predilección hacia los
pecadores, convivía con pecadores, dejaba que las putas se le arrimasen y le
ungiesen los pies. Toda su doctrina es una soflama contra la hipocresía del
tartufo. El ariete de la mansedumbre no se dejó encalabrinar por las
seducciones del poder. De ahí que todavía le sigan considerando persona non
grata las gallinas lluecas que se aselan en el nial de los contubernios y la
impostura. Borran su memoria y siguen aduciendo contra su sagrada persona a los
abogadetes y rábulas de la impostura. El sinedrio sólo consiguió condenarlo sin
pruebas aduciendo testigos falsos. Ora echan mano del libelo, ora de la
soflama, ora del sesudo tratado pseudo científico avieso de malas intenciones,
ora envían a sus tribus urbanas para que embadurnen los muros de las catedrales
con el dele del diaño. El caso es volcar la cruz para marchar todos juntos por
la senda del revés. Les exaspera la figura doliente del crucificado. Se
encocoran y escupen ante la imagen clara del Santo Síndone y una parte de ese
lienzo se conserva en la catedral metropolitana de la Transfiguración de
Oviedo, dedicada al Salvador. Este paño fue el punto de órbita del tan traído y
tan llevado culto a las reliquias, y fue polo de atracción de romeros
medievales, antes incluso de que se organizasen de forma estructurada las
peregrinaciones a Compostela. Ya Alfonso VI en 1085 acudió al ara mayor
ovetense para dar gracias por la toma de Toledo. La reconquista del adarve
toledano representaba un regreso al punto de partida, un triunfo de la causa
cristiana, que tantas persecuciones costó y tantas lágrimas. Toledo y Oviedo
suenan consonantes incluso por lo parecido de su toponimia. Fueron sendos
baluartes de los godos. Hay razones fuertes que inducen a suponer que Oviedo,
el antiguo templo de Júpiter, que cambió la advocación de su ara a Zeus por el
de Cristo, aglutinó el sentir soteriológico del que está imbuido todo el bizantinismo
visigodo. En la recuperación de las ciudades y del territorio de los que fueron
erradicados a causa del empuje islamita los herederos de don Rodrigo el
carbayón troncal de la estirpe jugó un importante papel. No hay más que leer a
Nikos Kathantakis para reparar en lo que significa esta presión alóctona, que
hoy se está repitiendo en proporciones casi apocalípticas que nos recuerdan la
"pressura gentium" del que nos hablan los sinópticos, con las mismas
características que tuvo diez siglos atrás (los problemas se han agrandado tras
la caída de Kosovo). Porque Europa fue un laboreo incesante, un ir y venir
cargados con los huesos de los santos a cuestas y de los que efundiendo su
sangre dieron testimonio del Cordero. Sin culto a las reliquias ni peregrinaciones
no hay fe que valga, pero "Cristu yera moru", nos dicen los expertos
anglosajones. En el Beowulf, en la
Chançon de Roland y en las antiguas etopeyas europeas hay
referencias a esta pressura gentium. En el Poema de Fernán González, anterior
al "Mío Cid" podremos leer:
"Tomaron
las reliquias/ todas las que ovieron/ cabalgaron por Castiella/ ansí la
defendieron."
Todos estos vestigios pueden verse en algunas
quirotecas catedralicias y algunas aun se veneran. Hay otros más sospechosos
aún; el ceñidor de la Virgen,
un mechón de los cabellos rubios de Juan Evangelista o la correa de las
sandalias del Bautista. En este tiempo de carros volcados y de teleras y ruedas
patas arriba, se cambian las tornas; los versutos facense idiotas y estos
últimos a la inversa logran el grado de especialistas. Me aferro a la fe del
carbonero con que razonaban mis amigos del chigre. Para mí valen mucho más que
las conclusiones de los expertos. Los últimos serán los primeros. Prometió
Jesús Bendito y él siempre hace lo que cumple, no como los señores del Banco
Azul. No es Charlie el del Bigotito con sus monsergas de "España va
bien". El logogrifo del 666 se estampa en los papeles más insospechados:
en las cuentas corrientes del dinero que mandamos a Bosnia y hasta en las citas
de un juzgado (me enseña un amigo un exhorto de la audiencia de Pravia para
comparecer a un juicio de faltas, que luego resultó ser una infracción de
Tráfico, porque el interfecto le había leído la cartilla al número de la Benemérita diciéndole
que no toda la culpa de los muchos muertos que hay en las carreteras es de los
que se toman un culín de más en las espichas y se van de folixia, huyendo del
aburrimiento mostrenco o de las malas jetas de nuestros hogares, donde el odio
se condensa, porque el hogar ha dejado de ser sancta sanctórum de la libertad
para convertirse en duerno y abrevadero de imágenes, en sede de la insolencia
más procaz, sino la violencia, el odio y la mala hostia que se respira en esta
España de nuestros pecados, no somos lo que se dice una sociedad relajada y
feliz) el número de la bestia aparece allí. La maniobra que se esconde detrás
de esta hipótesis sobre la raza negroide del Señor es evidente: acabar con toda
una iconografía y estatuaria en la que aparece como un hombre de raza blanca,
rubio, con los ojos azules, la barba bermeja. Así es la estampa en los
contornos en relieve de la
Sábana Santa turinense. Las pruebas del carbono catorce
surten evidencias de que no se trataba de un hombre del medievo sino que la
fija de su fallecimiento finca hacia el primer siglo. En el sudario se
encontraron vestigios de plantas hoy extintas y que se desconocían en Italia
porque pertenecían a la flora Palestina. El perfil del amortajado era el de un
ario de rostro alargado de miembros proporcionados que recuerdan a los cánones
de Filias y Praxíteles más que a los de un judío típico con ese pabellón nasal
que diferencia a los hebreos - no es exactamente una nariz ganchuda sino un
perfil que contorna la boca y el arco ciliar coronando la peana de un labio
carnoso y sensual-, lo que ha llevado a los antropólogos a conjeturar la
posibilidad de que hubiese algo de griego en la estirpe de la tribu de David. A
Jesús luego se le tendría al menos como un judío helenizante lo mismo que a san
Pablo. Esto no es la sustancia. Es el accidente, volvamos a insistir. El meollo
de la cuestión no descansa sobre su aspecto físico sino en la perduración de
sus enseñanzas. Lo que prometió se ha cumplido. La Ciudad Santa fue
desolada por Tito así como sus misericordiosas palabras acerca de la mujer
pública: "Allí donde sea publicado este evangelio en el universo mundo
todos tendrán noticia de su nombre". Los griegos dominaban la Decapolis o conjunto de
ciudades donde se desarrolló la mayor parte de su vida pública. El Nuevo Testamento
fue escrito en griego, a excepción del de Mateo, y hay muchos aspectos de la Palabra que recuerdan las
normas de conducta de las enseñanzas de los estoicos y peripatéticos: el desdén
de los placeres, el perdón de los agravios, la contemplación de las maravillas
de la madre Naturaleza. En el amor a los pobres y a los oprimidos, en su
rebelión contra los poderes fácticos causó revuelo entre los fariseos, los
miembros del sanedrín y los pontífices. Es posible que hoy siga siendo el
ariete que molesta a los globales. Cristo estuvo entonces contra los pactos
sinalagmáticos con Roma, huyó siempre de los honores y de la riqueza. Era un
peligro constante para los que se consideraban depositarios de la verdad y el
brazo de la ley, celosos siempre de su capacidad de convocatoria ante las
masas, y de su atracción mesiánica. Por eso lo enviaron al palo esgrimiendo
aquel argumento estremecedor que todavía retumba en los ecos de los siglos
caiga sobre nosotros su sangre y sobre nuestros hijos. Era tan arrebatada la
incriminación que el pretor romano que desde el principio del juicio lo tuvo
por inocente acabó por lavarse las manos desarbolado por la contumacia
diabólica de Anás y Caifás. Pilatos irresoluto no tuvo otra opción que acceder
a la petición de los pontífices. Cuando escuchó de sus labios que lo
denunciarían ante el emperador, sancionó la crucifixión, que era entonces el
tormento de la ignominia, la peor forma con que podía acabar un ciudadano
romano. Cristo plantó cara al viejo orden. Estorbaba entonces y estorba ahora.
El anatema de crucificale sigue agitándose macabro en los labios de los
globales, los cuales so capa de
democráticos y librepensadores son totalitarios. Su memoria histórica continúa
siendo un estigma que se proponen erradicar la propia memoria porque actúan con
vehemencia subjetiva sin darse a razones. Pero en las tácticas con que lo
persiguen, más sutiles y de guante blanco, no son más originales que los
Herodes y Nerones de antaño y utilizan los mismos argumentos. Loco. Se hizo
pasar por hijo de Dios. Rey de los judíos. Visionario. Echaba demonios en
nombre de Belcebú. Hoy se le tilda de políticamente incorrectos a Él y a sus
verdaderos discípulos, que son los peligrosos, porque se han situado extramuros
del sistema de la oportunidad. Ellos harán más pupa que las excomuniones
episcopales o el compadreo de las altas esferas ganosas de mantener
preeminencias e intacto el poder y la cartera porque, a diferencia de los malos
pastores y de los discípulos de pacotilla, no se han adherido a los pactos
sinalagmáticos de la gran movida. Su reluctancia les convierte en idóneos para
los quemaderos inquisitoriales que ya para ellos se caldean en estos mementos.
Todo por no adherirse a la causa de la bestia. No se crean que es ningún cuento
chino lo del anagrama fatídico con los seis números del anosmia. Sus siglas
vuelan por el círculo virtual de Internet. El antecristo hará milagros. No he
visto película más alevosa que una protagonizada por Antonio Banderas y que se
titula The Body, toda una diatriba
contra el depósito de la fe, una negación de la soteriología, de la divinidad
de Cristo y de su existencia, un alegato infame contra la resurrección. La daga
venía envuelta en guantes perfumados, pero la seda no podía ocultar el brillo
del alfanje, puesto que la daga estaba rodada desde un planteamiento
inteligente y consecuente desde la primera a la última de las secuencias. Pero,
una auténtica trampa saducea toda esta cinta maestra porque saduceos fueron los
judíos que negaban la resurrección, siendo escarnecidos por los otros judíos,
los de la rama farisea. Casi desde que inició su andadura esta misteriosa
religión que predica olvidar los agravios y querellas, amar a los que nos
persiguen, el desprecio a las riquezas y el apego a los valores espirituales
sus detractores toparon siempre en la misma piedra de un único argumento: ser
esta doctrina un amasijo de patrañas guisado a gusto de mujerzuelas y débiles
mentales. Nietzsche, el cual tal vez había leído demasiado a Lutero, a Loyola y
a Calvino, y que había sido capaz de descubrir las incongruencias de san
Agustín sobre el celibato - que las tiene como las tiene san Pablo en cuya
pluma retumba el eco de la contradicción y en todos aquellos que se han
obsesionado con un único tema- blasfema: "Ese conjunto de afeminados son
los enemigos de la raza superior, lo ario". Para el pensador teutón el
cristianismo no era meramente un problema de bragueta, sino que su fundador era
un invertido. Pero Arrio, siglos atrás, había sido seducido por el mismo
espejismo y pergeñó una herejía a costa de la diferencia de las dos naturalezas
que se observan en la segunda persona de la Trinidad en la que se inspiró el esclavo de un
rabino judío, que era hombre rico. Me estoy refiriendo a Mahoma. El que había
de ser azote de los cristianos tras la muerte de su amo y los desposorios con
su viuda llegó a ser un hombre rico. Primera hégira. Un ángel del cielo le trae
escritos los capítulos con todas sus suras del Alcorán. Sus seguidores viven en
la ceguera siendo su religión un pisto o digesto de noticias y creencias del
antiguo y del nuevo Testamento en los que se agazapa el arrianismo que
practicaba el monje Sergio uno de los asesores del Profeta como las constantes
genuflexiones o prosternaciones que se practicaban en los monasterios de la Tebaida. De los judíos
tomaron la costumbre de no comer cerdo y de practicar la venganza y sigue a los
nazarenos en sus prédicas en favor de la sobriedad y de la abstinencia de toda
bebida fermentada. Hicieron suya la ley del Talión pero hay elementos paganos
en este digesto de dogmas y de supersticiones que es la ley coránica, como
santificar los viernes. Era el día dedicado a la Venera o diosa Venus. Su
culto no posterga la lascivia ni todas las sensualidades del trato torpe por lo
que asumimos que el mahometismo es religión cuya puesta en práctica no resulta
del todo difícil. Es muy humana porque otorga a los instintos todo cuanto le
apetecen, en contra del cristianismo que es ley arduo y fragosa que manda estar
en todo vigilante, devolver bien por mal, amar a los enemigos y glorificar y
adorar a la Trinidad,
algo inconcebible si no se adscriba al código místico de la verdad revelada por
la fe. A la legua se nota la vileza de condición de su fundador que era arriero
o conductor de caravanas de camellos. En uno de sus viajes el auriga trabó
contacto con un rico mercader hebreo al que acompañaba una escolta de renegados
nestorianos y arrianos que eran gente versada en cosas de religión. Las escenas
violentas que había presenciado durante el tiempo como faetón de camellos en
mesones y posadas le hizo aborrecer del vino del que precave a sus seguidores.
Él no podía ingerirlo pues era epiléptico y cuando le daba la gota coral
quedaba como muerto. En esos trances decían los recueros que le seguía que quedaba
como transpuesto y que recibía iluminaciones del cielo y que una paloma, el
Espíritu Santo, bajaba del cielo, y, posada en su hombro, le intimaba las suras
del libro de los libros. No hay más dios que Alá cantan los santones en lo alto
de las torres a partir de entonces. Y no hay más cera que la que arde y si no
aceptas pues te pasaré a cuchillo. Lo corean constantemente sus cadíes en una
repetición de las cantinelas de los hesicastas; así la melopea sube a los
cielos y de los viejos monjes griegos también heredaron el "tasbib" o
rosario cuya cuentas se pasan el día entero acariciándolas con los dedos para
matar el hambre o acallar la tentación de fumar. En las mezquitas el Alcorán
enfundado en un repostero verde colocado debajo de una espada destacan por su
sencillez y su decoración aniónica, herencia de la iconoclasia de
Constantinopla. Mohamed, dicen, había nacido para profeta por que habló en el
vientre de su madre, el arcángel san Gabriel vino a consolarle muchas veces,
una burra habló en su presencia y luego la luna la partió en dos, de ahí viene
lo del creciente, una higuera le vino siguiendo por todo el desierto de Arabia
Feliz para escucharle y no se secó que siempre permanecía verde y daba brevas
(éste es uno de los siete milagros) y al final de sus días descendieron los
ángeles y depositaron su cuerpo en una zofra de color verde y el cuerpo subió
al cielo lentamente. Mientras, uno de los suyos gritando no te vayas quedó
colgado de uno de sus pies quedándose con una parte del cuerpo del profeta. De
ahí lo del zancarrón de Mahoma que se venera en Meca junto con la piedra de la Caaba que bajaron los
ángeles del cielo cuando vinieron a por él. Todas estas fantasmagorías suenan a
secta pero han dado paso a la religión que lleva camino de convertirse en la
primera del mundo.
Los que han convertido la fe en una obsesión
genésica atacan a la jerarquía por el flanco desguarnecido y dan en el hito.
Desde el concilio de Elvira en el siglo VI en que se preconiza el canon de la
continencia para los clérigos esta disposición fue desatendida y no fue hasta
ocho centurias más tarde en que el cardenal Gil de Albornoz, un reformador,
amigo de Benedicto el papa de Aviñón y autor del "Colirium contra
haereses" que no la impone en su archidiócesis de Toledo. Aquel guaje que
se llamaba Juan Ruiz, buen galanteador de mozas aunque fuese cura protesta
poniéndose al frente de todos los presbíteros y diáconos de Talavera, que
estaban en pie de guerra contra el rescripto, solemnemente: "Eminencia,
quitaínos las buenas para que nos vayamos con las malas. Cristo no impidió a
sus apóstoles que se casaran". De poco le valdrían las reclamaciones al
Arcipreste. Aquel contumaz cura mozárabe que inserta en sus composiciones
algunas palabras del viejo bable (guaje, ome, furaco, garabato, facistelo,
etc.) estuvo trece años nada menos en una mazmorra de la cárcel arzobispal de
Talavera. Lo empapelaron de cánones. A veces los obispos han mostrado un
comportamiento fiero nada evangélico y que no que se lo digan a François
Villon, otro clérigo de las mismas características. Sobre ellos cayó el
ladrillo de Roma. Cristo los perdonó. Nadie recuerda el nombre del mitrado que
envió al patíbulo al autor del "Testamento", pocos habrían leído los
colirios contra herejía del testarudo cardenal Gil de Albornoz, pero las
generaciones presentes y las venideras siguen solazándose con la cuaderna vía
del arcipreste algo débil habiendo "mozes" por medio y puñetero, o
con sus fervorosas loas a la
Virgen María. De lo que se trata mediante la elongación de
tanto ánimo confundido y criterio perverso es de invertir los valores, atacar a
la Iglesia
aparente por la esencial. Se trata de melindres que esconden un anticipo de la
persecución venidera. Cristo les estorba a los globales y a las fuerzas oscuras
porque Él ya lo dijo: "Todos los que dan testimonio de la luz están de mi
parte".
Miércoles, 18 de abril de 2001 (21:22 h.)
Capítulo 67
NUEVA YORK
Nueva York transforma, contamina, sublima y a la
vez rebaja al estado cero. El hombre se siente hormiga y gigante a un mismo
tiempo. Repele y rechaza a la vez. A mí creo que me rechazó pero releyendo
algunos de mis apuntes y crónicas de entonces e interesado por los artículos en
el "País" de Elvira Lindo, corresponsal allí, la cual hace un
periodismo ágil audaz y a la vez procaz que escandalizará a los reaccionarios y
los/las que consideran el oficio de escribir un eterno mirarse en el ombligo y
enjabonarse unos a otros –los artículos de la Lindo yo los pondría como paradigma de los
ejercicios de estilo y de lo que debe ser esta profesión, si no vale oiga,
dedíquese a otra cosa-dentro de la urna de cristal, pues a algunas debajo de la
pluma se les notan los correajes de la Sección Femenina
disfrazados de un falso feminismo, he descubierto que en verdad tengo nostalgia
de Nueva York que fue para mí una especie de tierra prometida. Se asustan de lo
estridente pero Nueva York es un sitio estridente como que fue fundada por ex
presidiarios y por mozos de cuerda que venían huyendo de la quema de Europa.
Volví moviendo la cabeza como Paco Martínez Soria "la ciudad no es para
mí" y ahora, al cabo de casi treinta años, silbo por las aceras con Frank
Sinatra: "New York. New York". La calle allá habla un lenguaje
directo, duro y coprológico y en la sartén de la conversación hierven los tacos
pero no por soltar algún que otro "caspita" neoyorquino un escritor
no es mejor ni peor. El mundo es ansí, ya lo decía Baroja y no como los
inquisidores y los zenones de oficio sin beneficio quisieran que fuera. La
ternura late en el meollo. Por fuera NY es una ciudad ácida y llena de pinchos.
Por dentro dulce almíbar. Profundamente humana. Sofisticada y paleta a la vez.
Todo el mundo diciendo fuck, dollar, shit y wuau. Capital de lo in y lo out.
Pero allí nunca pasa nada y ocurre todo. Es la capital del mundo. Un melting
pot que indica el modelo del futuro en el que hay que aprender a vivir y a
convivir razas y religiones. Fue toda una universidad la estancia de cuatro
años corridos allí. Por lo menos aprendí sabiduría de calle (Street wisdom)
ahora un quidam va y me dicen que hay que vigilarme, que me meten en un manicomio
y me den jarabe de palo. Ejerzo desde aquí mi derecho de réplica, desde estas
hospitalarias páginas donde hay un director que es de nuestra escuela, la vieja
escuela del gran Emilio Romero, que nunca te tiraba un artículo, ni se asustaba
por nada, sindicalista polémico que venía desde el Falangismo de la libertad Y
de la profesionalidad. Déjalos que se desahoguen. ¿No somos libres como ellos
cacarean con tanta prosapia a bomba y platillos desde sus antenas de
propaganda? Pues eso, somos libres, o eso espero. Habiendo padecido el acoso de
una de esas prójimas que me mandaron al mar de hielo y al regato como aquel que
dice por esos convencionalismos de ciertas féminas pacatas (en la era Aznar
ocurrieron muchas cosas raras y me siento mucho más a gusto en la España de ZP, pero vuelven
a soplar vientos de intolerancia y de caza de brujas) usted sobra, váyase a su
casa, y hasta una fulana en un pedido me envió a la Hemeroteca una cuerda
para que me suicidada (rechacé el ofrecimiento pues un judío no se suicida jamás
pero en vez de balas le devolví la pelota con un ramo de rosas por Interflora),
me creo en el deber moral de defenderme con un canto a la palabra, con un
"I love New York, New York, amo la libertad", que me sale del alma.
Un aviso a navegantes. Porque aquí la derechota, más papistas que el papa, se
sienten tan pronorteamericanos que parecen haber aterrizado en estos predios
desde un barrio de Miami donde se practica un anticastrismo de pistola y de
cloaca. Vuelven los vigilantes de la playa, los policías del pensamiento, los
comisarios de la Verdad,
su Verdad. Y es tanta la aversión que nos tienen estos demócratas de barniz que
aquí puede prepararse hasta un magnicidio como hicieron con Carrero Blanco u
ocurrir otra hecatombe como el de las idus de marzo. Eso no es América oiga,
sino una deformación barata de ese gran país. Y yo soy una rata neoyorquina.
¿Epater le bourgoise? Pues sí. Creen vivir en un mundo feliz pero déjense de
hacer palotes y de pintar angelotes, incluso bilingües y trilingües siempre
serán tontos como le dijeron una vez a don Salvador de Madariaga, "tontos
en nueve idiomas". Que lean a Huxley un gran escritor británico algo
profeta que trató de demostrar a sus contemporáneos el callejón sin salida al
que su incontrastado optimismo les había llevado los políticos en entreguerras
con su lenguajes prebélico. Luego Bush, Reagan, la Thatcher y Blair
volvieron a la carga. Con sus martingalas de armas de destrucción masiva, etc.
Yo amo a New York y en este amor va incluido el recuerdo tierno de aquellos
vecinos que cocinaban una tarta para ti cuando veían aparecer el capitoné de
las mudanzas por el barrio y tú estrenabas nuevo hogar o que te entregaban las
llaves de su "carro" si a ti se te había roto el tuyo. Gente sufrida,
trabajadora, magnánima, cordial, ordinary people, gente corriente de un país en
el que nacieron dos de mis hijos y en el que todo es grande: las nevadas, las
tormentas, los ríos, las montañas. En Chicago se podía cortar el aire una tarde
de calma chica a 47 grados a la sombra y en Staten Island con una ola de viento
polar estuvimos a 32 bajo cero. Un país, en definitiva, en el que nacieron dos
de mis hijos. Un país cuya lengua y literatura creo conocer bien como anglista
pero en el que no me gustaría vivir a no ser que a la fuerza me exilien. Sigo
siendo una rata neoyorquina trasterrada a Madrid. New York. New York. No trato
de escandalizar pero asumo que veces redacto no para unos lectores sino para
poner orden y claridad a mis propias ideas. El que quiera que no me lea (este
es, supongo, un mundo libre) pero que no me insulte. Por favor, señora
funcionaria, manos blancas no ofenden pero hay que reconocer que usted tiene
unas zarpas brutales de felino. Quiso clavarme sus sucias garras pero va
jodida. Llevo dándole a la tecla desde hace más de 45 años corridos. Me han
salido y se me han caído los dientes en este oficio. Gozo de una cierta vitola
profesional. El hecho de que sea yo un periodista incomodo o que le escandalice
a Vd. que vive en una nube y en el dulce encanto de la burguesía no significa
que mis prosas que (escribo a sobaquillo de refez, sabe lo que es refez, pues
si no, mírelo en el diccionario, y a veces con mala leche) sean tan malas. Que
a Vd. no le gusten ese es otro cantar pero no me acuse de acoso que yo no la
conozco de nada. Por culpa de prójimas como usted y gente muy engallada de la Cuerpa he tenido yo
muchísimas contradicciones y persecuciones. Quisieron acabar conmigo. A vuesa
merced le encantan los mansos, por lo visto, pero yo soy un mihura. Bendito sea
Dios que no todas las mujeres son así ni padecen homofobia. Respete mi libertad
como yo respeto la suya. New York. New York. I love New York.
Y voy con el otro. Debe él ser un buddy y yo un
bady y para colmo me cuelga el sambenito de que soy anti-norteamericano. Si
esos no son coacciones (encima me llama provocador) y amenazas que baje Dios y
lo vea. Me quieren llevar – otra vez- al gulag y por ahí andan hablando tíos de
meterme un tiro por picajoso. El presidente Bush me parece respetable pero
caudillista en su gestión política y que habla un lenguaje muy
"peligroso". Mucho más peligroso que yo, que no tengo ni pistola ni
lanzallamas, ni carros ni aviones supersónicos. Sólo mi pluma y una triste
navajilla para cortar el pan. Usted sí que es un peligro en el foro si sigue
profiriendo amenazas bajo pseudónimo...Cualquier madrugada pueden llamar a la
puerta y no va a ser precisamente el lechero. El tal Judex puede ser un
golpista disfrazado de cristiano de base o de cursillista de cristiandad y sus
malos modos no me gustan como tampoco sus malos pelos si es que le queda
alguno. Sus gestos y sus palabras de topo del Circus o la Gestapo. Habla una
jerga antigua como Humphrey Bogart. Y me asaltan estos pensamientos cuando
vuelvo a releer una de las grandes novelas del siglo XX: "El Lamento de
Portnoy" de Philip Roth un profesor de origen judío, aun a riesgo de
perder un poco las formas. Sansirolés, cursis, doctrinos y viejos cursillistas
de cristiandad abstenerse. El cristianismo, la literatura, el periodismo son otra
cosa. Y al hilo de la glosa de este gran libro he hilvanado un ensayo para mis
memorias de la Big Apple.
El empiece no puede ser más tremendo porque Roth lo que intenta es romper los
tabúes victorianos que tanto daño han hecho a la lengua inglesa y que regresan
como vuelven siempre las cazas de brujas y los inquisidores. "Cuando el
cuervo vuela bajo hace un frío del carajo". "Tu pene enhiesto y se
acabó tu sabiduría" o "cuando las ganas de joder aprietan ni a los
muertos se respeta". Todos estos son refranes yiddish. He encontrado
durante los largos años de mis aficiones paremiológicas un sorprendente
paralelismo entre las consejas en español y las judías. Eso por una parte. Por
otra, el refranero castellano se parece mucho al ruso.
En efecto, el aforismo del ghetto " Wan der
putz stehet light der Sechel im pre: "con el miembro en erección la lógica
está de más". Esto es: que somos barro y que el ser humano a través de su
animalidad rinde tributo a los instintos. Yo lo escuché en un cafetín del Lower
Manhattan (me gustaban los tupís judíos y había uno Staten Island donde yo
asistí en los setenta a la llegada de miles y miles de judíos exilados de la
Urss, y a la de las excavadoras de las inmobiliarias, misterios del mundo, y
desparecieron más tardes los cilancos y las grandes charcas, el canto de los
patos salvajes sustituido por el ronroneo del tráfico). A NY le entró la
"cupiditas aedificandi" (el morbo del ladrillo) de los romanos.
Levantad casas malditos. Construid una nueva torre de babel. Roth se erigía en
heraldo de un mundo por llegar. Se adelantó a su tiempo. Por eso está
considerado como un autor maldito que ha padecido en su carne el flagelo de la
caza de brujas. El mundo se acelera de una forma imparable. Me invitaron varios
veces al templo esto es a la sinagoga pero a mí me daba corte colocarme la
yamulka en el occipucio que me sentaba que ni pintiparada y verdaderamente
tengo cara, la nariz sobre todo, de judío pero no hacían más que hacerme
preguntas y había un paisano que se parecía mucho a mi abuelo Benjamín al que
colgaban los flecos de las filacterias (los sefarditas se colocan para orar en
los cuadriles una especie de faja) que eran exacta a la largo ceñidor con la
que el abuelo Benjamín, un auténtico padre para mí, se "atacaba" para
no agarrar frío a los riñones. Se llamaba Samuel y un día me enseñó emocionado
la llave de la casa de un pueblo de la provincia de Segovia: Coca. Sus
ancestros debieron de ser, pobres, los protagonistas de aquel triste éxodo
hacia Berbería que cuenta El Cura de los Palacios en uno de sus almanaques, la
llave guardaban y algún día regresarían tal vez al hogar del que fueron
despojados. Me quedé de una pieza y no regresé al Templo en bastante tiempo
pero con motivo de la muerte del generalísimo fue invitado allí a un kadish o
responso. Corría diciembre del 75.
¿Franco era judío? Esa era al menos la tesis de un
libro que yo tengo inédito Franco y Sefarad un amor secreto. La puesta infurió
a tirios y a troyanos. Yo no sé si era o no de origen sefardí el anterior jefe
del Estado. Pero hecho ineluctable era que el apellido Franco lo es. Como lo
era Cisneros. Fray Francisco heredó el toponímico de un pueblo palentino. Tiene
la cosa tres pares de perendengues. Resulta que la herencia que desparramaron
los godos entreguistas y corruptos la trataron de recomponer los dos franciscos
fautores de la unidad española. Los Franco me caen bien. Pero más Ramón el
aviador republicano – su mirada llevaban la llama del fuego sagrado- o don
Nicolás buen diplomático algo putero y gran vividor lo mismo que doña Pilar que
era una cachonda mental. Más que el Dictador al que otro compañero de armas, el
inefable Queipo, le llamaba la "culona". Siempre lo tuve a Francisco
Franco en un pedestal y un soldado valiente (innegable) pero mis colaciones
últimas sobre la guerra civil dan a entender que en el escalafón había
generales mucho más brillantes que él; como Rojo y Casado que hablaban varios
idiomas incluso el árabe y Franco nunca llegó a dominar ni el inglés. Todos
estos postulados revisionistas, con todo, nunca me apartarán del amor que
profeso hacia Pachín y hacia su familia. Pero yo en su capote no me hubiera
alzado, mediante apoyos y contubernios económicos de don Juan March, el
banquero de Mallorca, contra el gobierno legítimo, provocando una tragedia
fratricida cuya culpa y estertores aun arrastramos. Asimismo, hizo una guerra
"a la africana" con mucha infantería y derroche de hombres. Sus otros
compañeros de armas, que conocían bien a "Franquito" y lo
despreciaban teniéndolo por un don nadie en el escalafón, respondieron con la
misma moneda. Tal cual, el general Rojo, que era un formidable estratega. Eso
prolongó la tragedia. ¿Pudiera haberse evitado? No sé. Que la historia lo
juzgue pero es irrefragable que Franco amaba a su patria, a lo mejor
equivocadamente, tal vez demasiado. Y que le echó cojones. Uno cojones
equivocados seguramente. Luego en política le dieron resultado sus juegos
camaleónicos. Un buen táctico, se pegaba al territorio, arrastrándose bajo las
alambradas y guardando un bajo perfil. No nos engañemos. Ganó y su victoria,
para bien o para mal, fundó la
España moderna y nos legó un estado "social", el de
Girón, ese que hoy disfrutamos y padecemos y que muchos montados en el dólar y
que piensan que esto es Hollywood, la cara más impresentable del capitalismo
más bronco olvidan. Buena gana de lanzar coces contra el aguijón. Sin embargo,
convendría entender a Zapatero: los otros generales merecen una vitrina y su
nombre glorioso en los anales. Y un lugar al sol en el Museo del Ejército. Si
la memoria histórica se conduce por los cauces correspondientes, y no se
convierte en trampolín de odios y de vesanias, esta reivindicación puede ser
bálsamo a los costurones desgarrados del alma de España. Imitemos a los
norteamericanos en eso que también tuvieron una guerra civil. Y en Nueva York
se rinde honores al sureño Lee que era de los "malos". El gran
derrotado en la película "Lo que el viento se llevó". Franco no se
enriqueció a costa del erario público y llevó vida modesta y familiar, austera,
amante de los libros y del campo, y en sus gustos y discreción se reveló como
un pequeño burgués judío. Le gustaba Stefan Zweig y Lajos Zilahy.
Disquisiciones aparte, lo que no cabe duda en esta hora en que todo el mundo le
calumnia y le insulta, el hecho es su innegable amor a la patria, su
austeridad, su distanciamiento de la pasión española y eso que amaba a España
con todo su corazón y hay algo mesiánico y misterioso en toda su vida y obra. Y
he llegado a la conclusión de que los judíos a los que salvó a miles de las
garras del tirano a través de sus embajadores en Atenas. Bucarest, Budapest,
Sanz Bricio, [lean un libro descatalogado del gran periodista de
"Arriba" Eugenio Suárez. "Corresponsal en Budapest"] le
sustentaron en el poder con maniobras ocultas dirigidas desde Wall Street. Todo
eso es impepìnable guste o disguste. Por eso me insubordinan las mentiras
propaladas por un menda en una televisión la otra noche que decía que el
general Franco con una mano mojaba los churros en el café y con otra firmaba
las sentencias de muerte. Wrong. La condena a muerte de Grimau le costó dos
noches sin pegar ojo. Ese tal Herrera especialista en prensa de la entrepierna
dicen que es poeta (¡caspita y pardiez rediez como deben de ser sus versos!) y
uno de los más eximios practicantes de lameculismo catatónico-tontonico y de
coyundas y de líos de la jet que interesarán sólo a su padre pues yo tenía un
capitán que odiaba la pornografía y cuando veía a un guripa con una revista
pornográfica entre las manos se la hacía pedazos: "El sexo en directo y en
privado, chaval, te van a doler los cojones de tanto mirar esas
porquerías". Bueno, pues valga esta larga digresión para meternos a
analizar una de las grandes novelas del siglo XX "El lamento de
Portnoy" de Phillip Roth un profesor de Columbia hijo de supervivientes
del Holocausto. El eje de marcha o argumento de esta novela sin argumento
hilvanada a base de calas psicoanalíticas en las que se acomete algo tan
moderno como es el rechazo a la figura del padre, la vida paranoica inmersos en
el ruido de Manhattan, la gran manzana, la pina cucaña donde solo los mas
ardidos trepan al mayo encerado y resbaladizo y los demás quedan tirados, el
onanismo, el mironismo, el fetichismo, los complejos de Edipo, los negros, las
calles de la urbe huelen a negro, el racismo, los prejuicios religiosos o
étnicos, la equiparación de Eros con Tanatos. Un mordisco a la gran camuesa. El
libro está contaminado de Nueva York la ciudad automática de Camba trufado de
metáforas eléctricas. Las frases son como latigazos de buena literatura pero
así es como habla la gente en Nueva York. Las descargas estáticas están por
toda la urbe, cuando tocas un picaporte o pisas una alfombra. Allí la
eutrapelia a lo Azorín y a lo Miró estaría mal vista. Un año en la ciudad y se
te quita la gazmoñería. Se lo recomiendo a esos cursis que hablan de análisis
de textos y de pretextos y escriben como si fueran cursillistas de cristiandad.
Oiga, váyase usted una temporadita a NY y déjese de foros y de practicar el
autobombo y no nos venga a hablar usted de sus libros que son todos muy malos,
que aunque tienen premio quizás también tengan bicho, un bicho golpista, claro
es. Lea a Philip Roth creador de mundos y de personajes como
"Bubbles" la
Burbujitas, la putita, que no es otra a mi parecer que la
gran meretriz onírica del Apocalipsis. Recíclese, póngase las pilas. La
literatura y el periodismo son algo más que un ejercicio de redacción o una
excusa para que a uno le llamen guapo y le lancen, los muy capullos, mensajes
de amor o de odio por el foro. ¡Cuan bien escribe este chico/chica! Tú
llegarás… a dar con la cabeza en un pesebre. No han vivido en Nueva York, la
ciudad metáfora, no han ido al reencuentro con la metanoia y la paranoia. A mí
Nueva York, la ciudad santa y maldita, mitad nueva Jerusalén y mitad Babilonia,
me cambió la vida. Sé lo que escuece que te llamaren perro judío, que te
marginen, que te pongan, por decir la verdad, contra la pared. ¡Oh, I love New
York! Y este es el New York que surge en el "Lamento de Portnoyª libro
clave (está editado por Bruguera en castellano), que hablando de marginales, de
negros que huelen mal, y taxistas polacos con cara de buey y apellidos
impronunciables y pistonudos, como Brzezinsky, Wojtyla y Auschwitz, donde
abundan las x, las w, las z y las y, son el rostro impresentable de un
catolicismo fanático y caballuno. Yes. I love New York, pues si sobrevives allá
puede decirse que amas y entiendes el mundo. Te reconcilias con él. La novela
ya no es la misma desde que Henry Miller y el propio Roth asomaron la gaita en
este oficio. Y escribieron "Trópico de Cáncer" y "El Lamento de
Portnoy". Ambos escogieron el pretexto del sexo para hacer balance. Y con
tales autores se comprende lo que anunciaba Jeremías sobre el destino final.
New York. New York. I love NY. Oh yea. Los jadeos del orgasmo se parecen a los
de la agonía. El protagonista no da paz a la mano y siempre haciéndose pajas.
Debajo de la gabardina, utilizando un calcetín y a veces la pulpa de una
manzana donde apunta sus dianas (las manzanas tienen cuerpo de mujer, no puede
estar más lograda esa imagen), un guante de béisbol. Se pasa horas en el water.
¿Qué hace ahí tantas horas este chico?, pregunta la mama. Nada, un poquito de
diarrea. Y estaba meneándosela, no podía parar. Sus profanaciones poliúricas
llegaban hasta la bombilla o estallaban sobre las bragas o el suso de las
hermanas y otras prendas femeninas que habían sido puestas a lavar. Quería
embadurnar el mundo de líquido seminal. Era incontenible y un obseso sexual.
Tenía fijación con el pussy (órgano de reproducción de la mujer y lo que en
bable llaman "el ratu" y en castellano de mil y la bimba de maneras).
Pero el protagonista no es más que un alma cándida empecinado en ese cherchez
la femme o búsqueda del eterno femenino que nos hizo perder tanto tiempo y por
el que se comenten tantos disparates: Roth nos muestra que las palabras no son
sucias ni limpias per se: la suciedad y el morbo están en la boca del que las
pronuncia o en la oreja que las escucha. ¿A qué, por tanto, tanto rasgamiento
de vestiduras? Un adolescente, velay, que nos recuerda al adolescente que
nosotros fuimos. Atormentado por la culpa, el miedo al infierno, la rebeldía,
etc. Pero a través de estas, a manipulaciones masturbatorias se puede hacer
crítica social y reflejar el estado de cosas de un universo que se fue y en el
que nada cambiará porque en la naturaleza todo sigue igual. Soflamas de un
judío llenas de ironía y de piedad para la humanidad. Yo creo que se trata de
un libro místico. Impregnado de ternura y de crudo humor judío en el que no se
deja títere con cabeza. Los cromos y los clavos de Cristo. Esa sonrisa meliflua
de algunas imágenes religiosas de tan mal gusto. La mula y el buey y el pesebre
y sonando en toda la barriada el disco rayado "Noche de paz" como si
fuera el himno nacional. Y en el show de Jimmy Carson altas horas de madrugada
escuché yo unas navidades un chiste de un chouman que anunciaba: Este año no va
haber Navidad, troncos, ¿Por qué? La
Virgen toma la píldora. Jajaja. Un poco fuerte y crudo la
verdad pero hay que recordar que los cristianos no somos fanáticos islamistas,
ni empuñamos la cimitarra cuando escuchamos mofas semejantes que en realidad
sirven para rebajar un poco la tensión. A través de esta novela he vuelto a
revivir mis vivencias neoyorquinas. La Nochebuena solía coincidir con la Janucha y allí teníamos al
vecino italiano que montaba un gran pesebre en la antojana con un misterio muy
relamido y el Niño Jesús sonriendo entre las bombillas a veinte bajo cero, y al
de más allá (protestante) un árbol de Noel mientras los altavoces colocados en
el balcón emitían a toda mecha los sonidos de O Tannen Baum en alemán. Los
judíos para no quedarse atrás ensamblaban casi con las dimensiones de un
andamio el candelabro de los siete brazos. Este absurdo me hizo recapacitar de
lo paradójico de nuestras disputas. Y de que ellos, los promotores de la
modernidad en el mundo actual y que han sufrido persecuciones por contar la
verdad, aunque hay algunos que los encontré fanáticos y muy cabezones, llevan
la razón en este absurdo de las creencias y de los mitos y que los cristianos
hemos hecho una caricatura de nuestra fe contaminada de aditamentos paganos. Y
la llevan más que un santo y gran parte de ellos eran santos, pero santos
laicos, no santurrones ni capullos. Comprendí – me ha costado años de
cavilaciones- la tragedia del Holocausto como apéndice o corolario de la Crucifixión. Son
dos acontecimientos históricos que se complementan, no se excluyen por más que
algunos traten de verlo así. Dos hechos que han redimido al ser humano con
sangre y dolor, el uno en el plano soteriológico y espiritual y el otro en su
parte material porque el Holocausto ha acelerado la Historia que ha entrado
en un carril vertiginoso con la era de las comunicaciones. También entiendo a
Agustín cuando desde su invitación a leer y meditar (tolle et lege) llamaba a
los judíos nuestros hermanos mayores. Que van por delante en la Historia. Por más
que dicho camino esté lleno de abrojos, plagado de contradicciones. Y también
entiendo al presidente ZP reatando cabos y tratando de meterme en los ojos del
otro. Se consuma el mensaje salvífico de Jesús: "Estaré con vosotros hasta
la consumación de los siglos". Pero la Iglesia institución ha cometido muchos pecados
(el poder corrompe y el poder absoluto corrompe más que ningún otro). Por
desgracia no ha sido madre sino madrastra para algunos de nosotros.¡Qué lío,
Dios mío! Pero yo seguiré aferrado a mi canon muzárabe y a mis salmos en latín.
Abrazado al rito ortodoxo más esencial y antiguo que el romano. Se lo debo a
mis hermanos rusos Creyendo y amando a los judíos de la misma forma que espero
que ellos me perdonen, aunque no puedan amarme, a mí, pecador.
La mayor parte de mis vecinos y amigos en Nueva
York una ciudad dura practicaban la religión mosaica. Muchos me abrieron las
puertas de su casa. Otros me seguían considerando como un goy (pagano). Pero en
aquella época todo se impregnaba de amor y de humor judío. Los grandes
guionistas de Hollywood eran de este origen y los actores: Jack Lemmon, los
Hermanos Marx, George Burns, Peter Ustinov, Polansky Samuel Bronston- todo
aquel gran cine que vimos en nuestra infancia que nos hizo reír, llorar,
enamorarnos y sufrir- y hasta Charlot. Charlie Chaplin tuvo que abandonar
California a causa de la "caza de brujas" del presidente MacCarthy.
Lo cierto es que la literatura americana, el cine, las artes, se hubiera
quedado en nada sin la contribución de estos autores: Herzog, Salinger otro
obseso sexual que psicoanaliza a otro adolescente en "El guardián sobre el
centeno", John Updike, Arthur Miller y Marylin, Norman Mailer etc. A este
último nunca le pude sufrir porque me parece algo libelista en sus
planteamientos contra Europa. Ellos fueron los diseñadores de esa América que
yo amé, la de Kennedy, la de la alianza para el Progreso (yo no soy
antinorteamericano ni antisemita ni antinada por Dios, que yo soy de Segovia, y
mi equipo la Gimnástica
desde que era rapaz). América en estos años tenía una faz atrayente – las
sentadas contra la guerra, los discursos de Martín Lutero King "I had a
dream"- que se ha venido al traste con esa derechización ideológica
impuesta por Bush y sus aláteres. América se ha vuelto gazmoña, prudish,
políticamente correcta y gazmoña. Este victorianismo del nuevo doble lenguaje
me saca de quicio; no se puede pronunciar la palabra cunt, prick, shit,
sempiternas en el lenguaje coprológico de las tribus urbanas porque te echan
del chat o te motejan de machista. Nada de machista. Simples facts of life. Una
América que es consciente de que se ha metido en un jardín en el Irak, una
guerra que no podrán ganar porque el sofisticado ejército yanqui carece de una
básica y leal infantería y tiene que echar mano de los británicos. O de la
catapulta. Eso sería el apaga y vámonos. Los ingleses sí que tienen una buena
infantería. A veces hasta brutal. O de los hebreos que también la tienen (la
mejor del mundo) y así y todo Olmert está pasando por dificultades en el
Kenesset donde se cuestiona el fracaso de la última guerra del Líbano. Pero
mejor incluso que sus infantes es la inteligencia de los israelíes y el humor
de sus escritores y cineastas. Ellos han proyectado la noción de un Daniel en
el pozo de los leones. Israel siempre en mis labios que nunca se vaya esta palabra
de mi boca. Y así nos hemos sentido algunos, como el bravo Daniel en la
leonera, cercados por la calumnia, la frivolidad, las soflamas de los mediocres
que no podrán entender ni a América ni a Israel. Reconozco sin embargo que no
es fácil y a veces cuesta pero el mundo ira adelante. En el Lamento de Portnoy,
una cura inteligente contra el antisemitismo de nuestros días y el pesimismo
que nos invade, también lo pone. Cuando yo aterricé en Manhattan el 30 de
noviembre de 1976 un casero ruso de origen judío me buscó apartamento. Cuando
abandoné la ciudad un 25 de abril de 1980 al pasar por Brooklyn escuché el
canto de las plegarias sabatinas a un rabí en una yashiva o seminario que alza
su mole junto a las pilastras del puente. Ambos detalles fueron en mi vida todo
un signo misterioso. Somos carne de dolor. I love New York. Lo cantaba Frank
Sinatra el cabaretista neoyorquino italojudio símbolo de estos tiempos. Un
judío en el Eliseo. Zarkozy le juif. No ocurría desde Mendes Frances. Zarkozy,
derecha maquillada, Ersatz, sucedánea, derecha enmascarada porque aquí nada es
lo que parece, viene del Nombre de la Rosa. La Rosa. Siempre la Rosa Recoge el guante
en un momento difícil. Francia es un polvorín. Veremos a ver qué pasa pero aquí
son muchos los que insidiosamente quieren sacar tajada e interpretar su
elección como una amenaza para un ZP acorralado por la derechota. Aquí un
gobierno de la derecha podría armarla y tendrían que enviar los USA a la 82
división aerotransportada con sus marines. Zapatero resiste. Está muy cargado
el ambiente. Nos sobran odio e ignorancia y nos faltan tolerancia e
información. España y Francia son países distintos y distantes aunque estén
puerta por puerta. Veremos a ver que pasa pero aquí no pasa ná…. Mientras
tanto, E la nave va. Yo canto por las aceras de Madrid el himno a la Gran Manzana de Frank
: " I love New York". Ella me hizo escritor y periodista. Y concebir
el mundo de otra forma. Tengan calma. Haya paz y lean esa obra maravillosa que
es el Lamento de Portnoy. Se lo recomiendo junto con los artículos de Elvira
Lindo.
Capítulo 68
TOLSTOI
Tolstoi es el genio egocéntrico alternante
contradictorio en cuya persona se alcanza la cima en literatura rusa y acaso
también de la novelística de todos los tiempos. Los periodos de fervor religioso
los alterna con visitas esporádicas a casas de tolerancia o yaciendo en plan
aquí te pillo aquí te mato con las mujeres de sus siervos por lo cual se crea
en su espíritu un ridículo complejo de culpa que le conduce a la actitud de
poses beatonas y compungidas. Parece que toda su vida estuvo prendiendo una
vela a dios y otra al demonio. Todo lo anota. Es un autor que suele dejar poco
en el tintero pues sabe mejor que nadie escribir largo sin caer en el solecismo
farragoso ni en el tópico. Todo lo rumia. Es el típico literato que se
autoflagela sin que los hechos y aconteceres de su peripecia vital lo
apabullen. Conoce el secreto para sacar la cabeza a flote en medio del
torbellino. De su particular autoflagelación salen cuentos y novelas y en su
afán de introspección guarda analogías con Fran Kafka. Se entusiasma con el
evangelio de San Mateo y con Rousseau. Brujulea entre los fervorines místicos,
la lascivia y el complejo de culpa. Sus prosas de exaltación evangélica hasta
pudieran resultar nihilistas. Es un iconoclasta a la vez que un esmerado pintor
de iconos. En sus escritos surgen los cantos de alabanza jamás escuchados hacia
la persona de Jesús compaginadas con diatribas hacia los popes y hacia la
iglesia estamental. Dice cosas muy crudas y acaso exageradas de la Ortodoxia denominándola
lugar sin más alma que el vacío de una mascara. No es un escritor divino a lo
Dostoyevski de cuya profundidad carece. Vividor y realista, su tinglado se
monta de tejas abajo. El más allá le preocupa menos que el dolor y el
sufrimiento del ser humano como ser para la muerte. Su religiosidad se
convierte así en filantropía. De modo que resulta el más humano y compasivo de
los escritores. Si de tarde en tarde se mofa de Iván Turgeneff y con Turgeneff
de toda la escuela occidentalita de Petrogrado, mentores de la idea del cambio
y propulsores de la democracia decabrista, Tolstoi se siente desconcertado
cuando llega a Londres "una ciudad de autómatas" en la que se percibe
la decadencia y el egoísmo de occidente donde todo es tan frío o en Paris donde
se indigna ante los despojos de Napoleón el insolente genio de la guerra. Veía
en Bonaparte un precursor maligno de Hitler y no toma partido Tolstoi ni por
los zapadnietski o defensores de la occidentalización rusa ni de los raskolniki
mentores a ultranza del nacionalismo cósmico y de la idea mesiánica de la Santa Rusia. El 3 de
marzo de 1861 cuando el zar proclama la manumisión de los siervos anota Tolstoi
en su diario la grandeza del acontecimiento tan trascendental para los destinos
de su patria. Dicho amor y deferencia para con los humildes no obsta para que
continúe conservando sus maneras aristócratas de barin rural que con frecuencia
utiliza el knyt (látigo) para golpear a los criados perezosos. Cuando era
oficial en Sebastopol a su ordenanza también le mide las costillas por el menor
pretexto con frecuencia para desahogar su frustración. Tolstoi de baja estatura
(media un metro setenta) era sin embargo muy forzudo. Idealista puro y siempre
saliendo en defensa de los ideales y aspiraciones más nobles en su vida
privada, según sus biógrafos se, distinguía por la tacañería. Contaba hasta la
última copeca. Y sin embargo gran jugador era capaz de gastarse un millón de
rublos a la ruleta durante una sola noche. Carecía de sentido de la medida. Él
era grande como su obra misma. No tiene moldes. El conde Tolstoi es
occidentalita y rusófilo según que racha o qué viento sople. El mayor de los
escritores rusos no pertenece a Rusia ni a sí mismo. Pertenece al alma humana.
En su trascendencia se muestra universal. Puede defender con entusiasmo el
valor eterno de la literatura sin las contaminaciones espurias de la política
para mejorar la vía de conocimiento hacia las verdades inmutables del ser
humano. Huye del mundo, se refugia en su hacienda, en su dacha, pero tampoco
puede vivir sin la comunicación de las gentes. Es un filántropo un propedéutico
y un pedagogo y al mismo tiempo dentro de su aura de misticismo flota un
ambiente diabólico. Su conocimiento se acerca a las verdades inmutables del
alma humana pero con frecuencia reniega de su afán esteticista, sale de su
torre de marfil y huye a los prostíbulos y las tabernas. Pero también existe
otro Tolstoi político que redacta manifiestos que asume posturas y escribe
cartas de protesta al zar o libelos a favor de la manumisión de los siervos.
Redacta pancartas contra la guerra. Son interesantes asimismo sus relaciones
con Turgeneff al que maltrata de palabrea y de obra llegándole a desafiar a
duelo, que nunca se celebró. A pesar de que el autor de Humo fue el que
introdujo a Tolstoi en el mundo literario de Petrogrado. Semejante desafección
habla de una cierta mezquindad por parte del genio aunque bien puede ser que
sus altercados fuesen resultantes no más que de sus celos. Celos literarios. Pasó
algún tiempo en una comuna y de hecho fue uno de los primeros autores
comunistas que se adelanta a Karl Marx y a los rabinistas ingleses con el
evangelio en la mano, lo que implica una crítica demoledora de los principios
de la iglesia establecida, pero no es capaz de arrogar los usos y costumbres,
hez del decadente occidente, que con la pluma fustigaba pero a los que se
abrazaba en la vida real. Le roía la pasión del naipe. En su vida privada
resulta un pedagogo y un inmoralista a la vez. Magnánimo y cicatero
frecuentador de ventorros y lupanares que sabe a la vez desenvolverse como pez
en el agua en los ambientes come il faut de los salones peterburgueses. Es
sátiro y fauno a la vez que manso galán enamorado y elegante autor de erotismo
platónico. Estas son sus contradicciones. En él aletea el espíritu de la
objeción. El arte es un perpetuo contraste, un unda maris que carece de ética
como la propia historia donde la noción del bien y el mal se pierde en un
laberinto de calles sin nombre que vive en perpetua contradanza. Son los
movientes de sístole y diástole en los que se teje toda crónica. El novelista
experimenta lo mismo que San Pablo del aguijón de la concupiscencia. Hace
penitencia, se reprocha a sí propio su liviandad, formula buenos propósitos y
establece un esquema de enmienda un plan de vida, pero vuelve a caer. Sus
intenciones se desbaratan en un minuto nada más toparse con un bello palmito o
con unas garbosas caderas femeninas moviéndose con contundencia. Dijo Lev
Tolstoi que el arte es una hermosa mentira una visión espectral que interpone
ante nosotros el diablo para que nos dejemos seducir. Menudean entradas en su
diario con llamadas al propósito de la enmienda. Anuncia con frecuencia que
dejara la literatura para dedicarse a peregrinar y que va a romper su
compromiso con las letras pero un poco más adelante este minucioso memorialista
dice todo lo contrario. Al autor de Ana Karenina el aguijón de emborronar papel
le acucia hasta los últimos días de su existencia. Murió a los 82 años después
de un berrinche con su mujer en la sala de espera de una estación de
ferrocarril en el sector de Astapovo. Huía de los libros y del mal genio de su
esposa; fue un vejador eminente este gran conocedor de la condición femenina.
Y, ligero de equipaje, quiso ir al encuentro de la muerte. La vida y la obra
del genio fueron una contradicción in terminis pero fue un favorito de los
dioses. Tuvo suerte con las mujeres. Con los editores. Con el público. A los 24
años hace lo que tantos y tantos aspirantes a los laureles de la fama. Termina
un manuscrito va a correos y lo envía a un editor al cual desconoce, cruza los
dedos y espera en el maná llovedizo de los aires. Es cuando un escritor juega a
la lotería y se marcan los rumbos de su destino. Tolstoi tuvo suerte pero esto
no suele ser así en la mayoría de losa casos. Semanas adelante, el joven
teniente artillero encuadrado en un regimiento de combate de Armenia recaba
respuesta satisfactoria del editor. Su texto ha entusiasmado a Nebrashkov dueño
de una imprenta en Moscú. Nebrashkov sería fiel a Tolstoi durante la mayor
parte de su carrera literaria por encima de las veleidades, demasías y abusos
tan característicos del literato. Aunque con algunas limitaciones, el librero
promete dar a la estampa la novela que lleva por título Infancia. Se trata de
una obra primeriza pero en la cual destellan algunas cualidades del que sería
monstruo de la literatura universal como las dotes de observación o el
plasticismo de sus descripciones, la soltura de las tramas, o la buena yuxtaposición
o ensamble del escenario. En Adolescencia, que vendría de seguido, Tolstoi
tantea el camino. Le falta aun mucho por alcanzar aquel estilo suyo tan
peculiar y que es denominado en novela tolstoiana (novela río) que define a la
vida y a los hombres a sus pasiones y dolamas. El ser y la nada en el tiempo
finito porque en realidad el hombre no es nada. De allí en adelante la carrera
del joven valor poco a poco y al igual el arroyo de aguas bravas descubierto
por Nekrashov pasa a ser una inmensa red fluvial, un río caudaloso de aguas
pandas como el Volga. En la inmensa estepa el torrente se calma. El lecho del
río es amplio y hace meandros pero no se saldrá de madre. Tiene un objetivo la
gran novela como testimonio de los avatares de la existencia humana (guerras
amores, desamores, ascensos, caídas, el rotar de las estaciones bosques) el
misterioso bosque ruso de Polaina. O casas que se deshacen, matrimonios rotos,
incomprensiones, el valor castrense y la santidad, las rameras, los remeros los
borrachos los monjes exclaustrados y esa inmensa población flotante de
iluminados o yurodivi que recorre la estepa. Y por ultimo aborda el tema de la
muerte. La pluma de Tolstoi transita como a lo largo de un espejo a través de
estas realidades. Los tiempos mudan. Las estructuras avanzan o retroceden pero
el hombre continúa idéntico a sí mismo. En sus perplejidades. En sus ensueños
que el destino se encarga de desenhetrar. Esta es una de las partes del drama
vitalista que plantea Tolstoi como Shakespeare, como el Dante, como Cervantes. Que
nada cambia, que el hombre sigue siendo igual, pese a las redenciones y a los
proyectos mediúmnicos, la acción filantrópica de los gobiernos, las predicas de
los misioneros y los proyectos de reforma. Domaremos a la naturaleza pero al
ser humano no se le podrá domar. Es incontrolable y problemático. La prosa de
Tolstoi es plana y de una portentosa sencillez, mas, poderosa en su
efectividad. No busca alifafes ni requilorios. La prosa de Tolstoi no es
altisonante como la de Pushkin sino llana ni endiabladamente mágica como la de
Chejov. Podrá carecer de la ternura de éste pero es más eficaz. Concibe la vida
como un inmenso río madre en el que desembocan muchos afluentes y todos ellos
van a dar a la mar que es el morir según el concepto manriqueño. El tono que
elige es a la vez épico y elegiaco. Todo Tolstoi es el Volga. Un remero que
cruza. Un batelero que avanza narrando y contando. En el alveo de este caudal
fluvial está lo ancho y lo estrecho lo profundo y lo alto. En una palabra asume
todas las dimensiones narrativas. Todos los perfiles. Carece de altibajos.
Constituye un pavoroso enigma de sindéresis dentro de las fluctuaciones
contradictorias del comportamiento humano. Una de sus obras menores pero que
mejor definen su carácter y de las menos estudiadas es la muerte de Ivan
Illich. Refleja un gran conocimiento clínico y eso que el autor no era médico.
Sólo un profundo psicólogo. Se empapó de vida antes de sentarse a redactar.
Extrajo Tolstoi su arte de la experiencia. Su trayectoria como artillero en una
de las interminables guerras del Cáucaso fue determinante. Como soldado fue
irregular e indisciplinado. Sólo le fue conferida la cruz de santa Ana de
segunda clase. Nunca fue un oficial brillante como su hermano Nikolai. Sin
embargo, sus aventuras bajo las armas serán el magma que impregne su potencial
novelístico. En Crimea recogió datos para cargar el volcán narrativo que es
Guerra y paz. En aquellas cargas de la caballería cosaca, en aquellos lances de
honor, el robo, el rapto, la quema de aldeas, las batidas de tierra quemada o
la ingesta de vodka siempre copiosa, la holganza con mozas y paseos a
escondidas entre el oficial y la chavala que terminaban en el pajar. Amor a
escondidas. O las noches enteras ante el tapete verde. Todo esto impresiona su
sensible retina de escritor. Como visor de la vida humana en un par de líneas
sabe captar una situación o esenciar a un personaje. En la muerte de Ivan
Illich narra el drama de un matrimonio desvencijado de la pareja formada por
Ivan Illich y Praskovia Fiodorvna. Él es un brillante magistrado al que le van
bien las cosas. Ha triunfado en la vida pero no en el amor. Son frecuentes las
riñas y los altercados con su mujer (quizás un traslado autobiográfico del
borrascoso matrimonio del propio novelista). Ella es ambiciosa, dominante. Él
es bueno pero débil. No obstante, Ivan se desvive por dar un buen pasar a su
mujer y a los suyos. No escatima ningún esfuerzo para que a su familia no le
falte nada de nada. El juez de distrito, Ivan Illich, consigue un ascenso y es
enviado a otra provincia. Tanta es la ilusión que embarga al protagonista que
en los trabajos de restauración y mudanza ayuda a los obreros y a los criados
pero poniendo una cortina se cae de la escalera. Se lastima una costilla. Un
golpe sin importancia; sin embargo aquella lesión intercostal va a degenerar en
un cáncer. Para colmo, a su mujer no le gusta cómo Ivan ha decorado el nuevo
hogar. Un drama. Tolstoi lo consigna en un párrafo". Praskovia Fiodorovna
echaba la culpa a su marido de todos los reveses sufridos en la nueva
residencia. La mayoría de los temas de conversación entre marido y mujer
conducía a viejas querellas y a cada instante estaban a punto de surgir nuevos
altercados. Quedaban sólo escasos períodos de amor que se hacían muy breves.
Eran islotes a los que aportaban un momento para adentrarse luego en el mar de
hostilidad latente en el cual el matrimonio naufragaba". En este libro
plantea Tolstoi la soledad e incomunicación en la cual transcurren las vidas
humanas incapaces de franquear las barreras de incomprensión y de egoísmos
circundantes. Cada uno vivía en su mundo. Ivan en sus negocios curiales dentro
del afán de una existencia anodina y de provincias. Creía darle todo a su
mujer. Pero todo cuanto le daba no era bastante. Praskovia vivía en su mundo,
en sus puestas de largo, en sus trajes de noche. En el fondo se mostraba
resentida con su esposo pero disimulaba esta aversión bajo una capa de
apariencias y de convencionalismos. No era capaz de entender a su marido a
quien el fatal golpe en el costado se le había declarado en un dolor
lancinante. Piensa a lo primero que es algo leve un simple mal de ijada. A
veces se queja pero su mujer le dice le dice que es un aprensivo y un blando
que vaya a un medico en vez de estarse todo el día lamentándose. He aquí otra
manifestación de crueldad femenil. Acude Ivan a un especialista. Vagas
respuestas. Que si el intestino grueso que si el riñón flotante. La enfermedad
sigue su curso. Los dolores se hacen insoportables. Pero el hombre no se puede
quejar ante su familia o le sale su esposa con cajas destempladas: "no te
tomaste las pastillas". Su único consuelo es leer la Biblia y como Job cae en un
letargo que determina su abandono. Todos lo han abandonado. La referencia
tolstoiana es el gran libro de Job. En esta novela magistral no solo se traza
un cuadro de costumbres de la época. Se va más allá al establecer un diorama de
la soledad del hombre sobre la tierra. El tema no es la enfermad sino la
incomunicabilidad de los seres. La soledad ante la muerte. En este retrato se
podrán mirarse muchos ivanes Illich. Nadie escucha los lamentos ni se compadece
de este Job ruso de provincias. El pobre tuvo una agonía terrible. Estuvo en un
grito durante tres días. Sólo Gerasimo su fiel siervo le ayuda a portar la cruz
en el último trance. Pasa las noches junto a la cabecera del enfermo
sosteniéndole las piernas en alto para hacerle más llevadero los terribles
dolores. El dolor siempre estaba ahí en las tripas agazapado, sordo,
inexorable. La morfina no le hace efecto. Gerasimo con su caridad es el
contrapunto al egoísmo de Praskovia. El enfermo aguarda a la muerte tendido en
el diván. Tolstoi traza la desesperanza de un paciente terminal que vuelve la
cara a la pared que llora en silencio. Los días se parecen a las noches y nunca
acaba de amanecer. El paciente no duerme. Está postrado. Solo se amodorra algún
rato en que le aquejan pesadillas. Se entretiene midiendo las grecas del techo
empapelado de la habitación o contando los boliches del cabecero de la cama. Toca
anheloso con sus manos flácidas el embozo de las sabanas, un gesto que tienen
todos los agonizantes y que anuncia la llegada del próximo final. La sombra del
pathos aletea en torno a la trama de esta novela de dolor. Las estrellas callan.
La naturaleza se desentiende. Pobre del que se muere. Los deudos no quieren
saber nada y las lágrimas de la viuda son siempre aparentes. La viuda rica que
con un ojo llora y con otra repica que decía Clarín. Abandono. Infelicidad
infidelidad. Fatalismo. Hay observaciones terriblemente proféticas en las que
se constata la idiosincrasia de un enfermo terminal a los 45 años. El caso de
Ivan Illich agonizante se sigue repitiendo a diario en todos los hospitales del
mundo. Se da cuenta de que la mujer a la que ha amado es un ser extraño. Un
fantasma. Hay una idea que salta en esta powesti (narración corta) y que se
repetirá como en una caja de resonancia en otras composiciones tolstoianas. Hay
una idea que flota sobre el relato pleno de una amargura misógina. Muy sencillo
y paradójico. La mujer que da la vida es también símbolo de la muerte. La ardid
del diablo y la mujer forma parte del gran diseño diabólico que interviene
también en la realización de la Historia. Según Tolstoi, en Eva subyace una
voluntad diabólica, un elemento separador, cizañero que aleja al hombre del
proyecto de su felicidad- y esto es lo que significa diabolos en griego: el
interpuesto. Tolstoi estudió esta lengua durante varios años para obtener un
acceso mas profundo al conocimiento de los evangelios y luego a dominar tanto
el griego clásico como el coiné perfectamente y solía repetir que todos los
cristianos debían de conocer esta lengua de la que dimana la guía de fuentes
del cristianismo. Los caracteres femeninos que traza siguen el patrón del NT. Y
para él la mujer es mitad my mitad un amasijo de gracia y de pecado. Los
desterrados hijos de Eva estamos condenados a arrastrar el peso de la culpa. En
un cuento que titula El Diablo (chiort) un barin acaba matando a tiros a una
campesina. Y en el Padre Sergio, otro cuento maravilloso, basado en la vida de
san Hilarión el eremita que reza y aguarda a la muerte en su snik o cueva de
eremitas, se le aparece Satanás en forma de mujer. Si tu ojo te escandaliza
arráncatelo etc. El siervo de dios sigue al pie de la letra la norma evangélica
pero –la historia ofrece a consideración la preeminencia del mal, un arduo
problema metafísico- a pesar de haberse yugulado la mano con un destral sucumbe
a la tentación. Ese es el tenor de la historia, muy pesimista, de este autor
nada espiritualista. Y por consecuencia de una gran modernidad positivista: el
hombre es pura fisiología, el amor una cuestión de combinaciones químicas y no
hay nada al otro lado de la cerca. Eso lo dice un literato que escribió una
novela tan importante como es Resurrección. No se estaba refiriendo a la de
Cristo, claro está sino a la de las plantas. Contradicciones señeras del alma
rusa.
Capítulo 69
ADIÓS A UN "SANTO
BEBEDOR": BORIS NIKOLAYEVICH JELTSIN
Un funeral ruso de rito solemne (pojorovñi) es
como un viaje en autopista hacia el cielo. Los popes no se visten de negro sino
de blanco y el coro entona, en lugar del Dies Irae o la tremenda como la
llamábamos los latinos desde el medievo, cánticos de resurrección. Boris Nicolaevich
Jeltsin fue despedido ayer con los honores de un zar. Vi la impresionante
ceremonia por una cadena alemana. Un diacono barbitaheño atacaba las estrofas
del "dios dé paz a su alma" mientras el subdiácono lampiño pero con
bigote y una poderosa voz de barítono iniciaba el responso de las letanías. Las
capas pluviales y tiaras recamadas de oro se confundían en abigarrado colorido
con las barbas blancas y negras o rojizas de los popes y el humo del incienso
se alzaba hasta las cúpulas entre el fervor de los cánticos del rito solemne y
el luto riguroso de la viuda y los deudos. Oficiaba el archimandrita Cirilo
pues el patriarca Alexis II primado de la Iglesia ortodoxa no pudo presidir la
concelebración por enfermedad. El obispo Cirilo colocó a manera de salvoconducto
sobre las manos exangües del difunto un icono de la Virgen María y le dio
la absolución valedictoria según un culto ancestral que tiene un origen griego,
donde el icono marial sustituía a la moneda que introducían los helenos entre
los dientes del cadáver para pagar la moneda al Barquero. Era el portazgo y el
salvoconducto a la eternidad. A todos nos llega la hora. Todos hemos de subir a
la barca de Queronte. Allí presentes, los viejos "enemigos" (Bush
padre, John Mayor, Clinton, Gorbachov) con una vela en la mano como novicias en
un entierro siendo los hombres más poderosos del mundo. A Clinton se le vio
llorar con el mismo denuedo con que en una ocasión lo vimos reír junto a Boris
soltando amarras tras una tensa entrevista en la cumbre en la que se anunciaban
grandes nuevas para el mundo: el final de la guerra fría y las superpotencias
firmaban el armisticio de la paz. Fue al cabo de unos días tensos a raíz de la
guerra en Yugoslavia cuando este planeta estuvo a punto de saltar por los
aires. La capitulación rusa hizo posible la globalización, la supresión de
barreras y la llegada de una era de comunicaciones interactivas de la cual no
cabe seguramente marcha atrás. Paradojas y contrasentidos de la Rusia misteriosa y
mesiánica. Que un campesino y un oscuro jefe de distrito de los Urales llegase
a jefe del Politburó y liquidase a la
Urss y que haya sido sepultado con los honores de un zar. Que
los viejos contrarios, reconciliados dentro de lo que cabe, se encuentren
presentes en el funeral del padrecito al cual tanto le gustaba el agüita de
vida esto es la vodka no es para echarlo en saco roto. Soplen y marchen.
Prodaljaet. (marchemos) Gorby, su rival incandescente, al que derribó en un
golpe de estado estaba en el banco de respeto pero sin vela en la mano. Putin
su sucesor hacía santiguadas cada vez los oficiantes invocaban a la Trinidad (vo imia Otsá i
Sina i Siatovo Duja) En el nombre del Padre y del Hijo.... A mi me pareció
escuchar el rumor de las alas de un serafín, el ángel de la paz, un mensajero
del Espíritu Santo que se columpiaba sobre el sabbaoth del iconostasio y cuando
el diacono cantaba la epístola de san Pablo en la cual se afirma "la vida
humana no se arrebata sino que se transforma en la resurrección" se
escucharon armonías maravillosas. Paradojazas de una nación escarnecida,
vilipendiada, la llamada cárcel de los pueblos (tiorma ludei) que padeció la
tortura del gulags y de las hambres más atroces en la era de postguerra pero
donde las profecías de Dostoievsky parece que se están consumando. Que ha
expiado su dolor y que sale adelante con sus dificultades cierto pero Europa
necesita una Rusia estable y segura. ¿Dónde está muerte tu victoria? ¿Dónde
está muerte tu aguijón? Nos preguntamos alborozados con san Pablo los que de
verdad amamos el bien y la belleza y odiamos la iniquidad y la mentira y
tenemos fe en la capacidad del ser humano para el amor y para el progreso, no
para la guerra. El fin de la era Jeltsin marca un hito en la historia
universal. No cabe marcha atrás. Imponderables aparte, se aleja de nosotros el
fantasma de una conflagración atómica. Nuestra generación no tuvo infancia pero
tuvo Vietnam y nos acostumbraron a vivir con el miedo a la Bomba. El líder ex
soviético significó un alivio para tal pavor. A lo que se ve, no era un ateo
convencido sino un cristianin o creyente, uno de tantos, en el sentido eslavo
de la palabra (como en español se llama cristianos a la gente común) y cuando
el coro rogaba al Señor dador de vida personase los pecados de palabra obra y
omisión de Boris Nicolayevich, yo me acordaba en esos instantes de una novela
de un judío, Philip Roth, que se llamaba algo así como el "Santo
Bebedor". El adalid de la post-perestroika a su modo fue una especie de
santo laico. Que le daba un tiento al jarro de vez en cuando pero ¿qué pasa?
Son las inveteradas costumbres del país de los brindis; robándole botellas de
gasolina a los depósitos de los gigantescos T34 los "ruski soldati"
entraron en Berlín a costa de miles y miles de bajas. Una carnicería tan atroz
no hubiera sido viable sin saltaparapetos porque, también cabe recordar, que
las juventudes hitlerianas vendieron cara su derrota. En Rusia, o Rosía mayá,
tienes nombre de rosa, pero eres dura como un leño, al que no bebe lo tienen
por marica. Dios escribe al derecho con letras torcidas porque si aquella
mañana de abril ahora hará unos años, cuando Jeltsin se levantó con resaca, no
vuelve a emborracharse, aturdido por lo que acababa de firmar, y le quitan la
llaves de mandos del maletín nuclear todos aquellos que ahora le insultan y le
llaman borracho – señor Sánchez Dragó un poco de respeto que la televisión en
la que usted actúa con trazas de simio la pagamos todos- todos nos vamos con
San Pedro. Por eso es verdad el antiguo aforismo que escuché en una taberna
cerca de la Piatniskaya
ulitsa moscovita a un "cristiano": Dios perdonará, perdonará
eternamente a los borrachos. Misterios del alma rusa. Un país que perdió cerca
de cuarenta millones de seres y más de cuarenta quedaron mutilados en la guerra
contra Hitler y que permitió el resurgimiento de Europa haciendo uno de sus
clásicos mutis, ensimismándose, por el foro durante la terrible postguerra
estaliniana, es un país al que debemos mucho y dejar de reconocerlo sería
necedad... Un país que tiene un sentido mesiánico y redentor de la historia y
se sacrifica por todos los pecados de los hombres como un nuevo cordero de
Dios. Duro, fuerte, y que sólo puede ser dominado con vara de hierro y que
siempre resucita.
Toda vez que la creen arrinconada y rendida – fue el
error de los generales alemanes- de pronto revive. Rusia llena de
contrasentidos y de contraste capaz de la mayor violencia y la más suave
ternura plasmada en las famosa taská que brota en canciones tristes al acordeón
o la mandolina. Pueblo del sufrimiento redentor. Donde todo es posible: el que
el hijo de un campesino y nieto de siervos de la gleba llegue a ser considerado
el más alto barín (aristócrata) y que haya tenido en sus manos gafas –le
faltaba a Boris el dedo pulgar por un accidente- el destino de la humanidad es
un concepto para ser tenido en consideración. Con Jeltsin desaparece una de las
figuras más importantes de finales del convulso siglo XX en su década crucial y
la más dura de todas. Paz a su alma y paz para todo el género humano. Descanso
eterno a todos los muertos. Ojalá que a mí también me hagan un funeral como a
su persona, y me responsee toda una clerecía de cincuenta popes con sus
dalmáticas y sus incensarios. Con unas exequias tales no importaría morirse. Es
como tomar un autobús hacia el cielo. ¿Por qué? Porque creemos que después de
esta vida haya algo más los que esperamos y aguardamos la resurrección de la
carne. Seguro que el "santo bebedor" ya está en el cielo. Nichevó que
dicen los rusos.
Capítulo 70
CÁLLESE Sr. AZNAR. CÁLLESE
Los jefes de gobierno en Democracia cuando
les llega el motorista de las urnas, que suelen ser inexorables en su
escrutinio, cierran el pico, o se van a cultivar sus dalias o cabucar sus
alcorques a domicilio (tampoco les queda tan mala paga) y tratan de no
incordiar o al menos no estorbar. Eso es en Democracia y son las reglas del
fair play. Juego limpio, pues. En las repúblicas bananeras no aceptan el
veredicto popular y andan buscando justificaciones leguleyas y llamándose a
parte. Andan con bravatas y correveidiles de acá para allá alegando pucherazo.
Lo que resulta bochornoso si tales dictámenes de revancha se hacen eligiendo
foros extranjeros. Entorpeciendo la gestión exterior de sus gobiernos. Eso no
es elegante. No es ético. De mi larga estadía en Londres me impresionó el gesto
de Harold MacMillan que volvió a los quehaceres de la prestigiosa editorial
familiar y se retiró a su quinta de Kent, con una buena pomarada de manzanas
Cox, después de que las urnas le negaran el beneplácito a causa del escándalo
Profumo donde cuidaba de su jardín y contestaba con evasivas a los
requerimientos de la prensa para hacer entrevista (conservo una carta suya en
que de una forma exquisita me da rotundas calabazas Super Mac como le
denominaban los caricaturistas de Fleet Street para los que su rostro anguloso
y peculiar era una auténtica mina). Sir Alec Douglas Hume, un aristócrata
dignísimo, un superclase y un viejo zorro de la política, se compró una caña y
se fue a pescar salmones a los lochs de Escocia. De este líder británico guardo
buenos recuerdos y una foto en su compañía con él a orillas del Támesis. Le
llamaban sus amigos y enemigos The skull (la calavera) no sé si porque era
hético y cenceño y lo más parecido a un cráneo humano o porque jamás
descomponía el gesto. Helmut Schmidt, el alemán Helmut Schmidt, un periodista
brillantísimo y que de teniente de la Wehrmacht pasó a ser el gran valedor de los
intereses hebreos en Alemania en su calidad de director de Die ZEIT, cultivó
sus aficiones melómanas y tocaba el órgano o la pianola por las tardes en su
domicilio de Hamburgo. En un par de entrevistas que le he visto televisión
alemana vía satélite sigue fumando como una coracha, algo más gordo pero dueño
de su proverbial clarividencia y de su desencanto, y de su sucesor Helmut Kohl,
el gordo Kohl, nunca más se supo. Heath, don Eduardo Heath del que he hablado
largo y tendido en mis crónicas fue nombrado director del orfeón de su pueblo.
Wilson, don Harold Wilson que en paz descanse, se entretenía cuidando de sus nietos,
y aferrado a su proverbial cachimba en la cual encuentra inspiración para la
redacción de sus memorias, ayudado por su incondicional secretaria Marcia
Williams, aguardó, longánimo, la llegada de las Parcas, ya casi nonagenario.
James Callaghan cuando dejó la vida política guardó un bajo perfil. Jimmy
Carter del que escribí lo mío durante mi corresponsalía en USA se dedicó a la
filantropía y a construir manos a la obra como un albañil cualquiera casas
baratas para pobres en Centro América. Y eso que era un experto en la guerra
termonuclear. Monsieur Pompidou, muy francés y un orador cabal, hijo de un
hispanista, abrió las páginas del Quijote para encontrar consolación en su
retiro cerca de Colombé –les- Deux- Eglises, el sitio de la campiña que vio
expirar la grandeur de De Gaulle. Pero Giscard d´Estaign, más puñetero y que
nunca me cayó bien pues me caen mal los masonazos y masonazo me era él y
enemigo acérrimo de España, tuvo varios amantes, flirteó con la mujer de Pierre
Trudeau (otro de mi época que ha dejado de fumar) y algunos avisados amigos que
tengo en Paris me informaron que se iba de putas al Bois de Boulogne. Jeltsin
se aferró a la botella y de eso acaba de morir. Yo creo que era un buen hombre
y pese a sus gestos histriónicos y perestoicos le libro al mundo de no pocos
baticores, por lo que me parece una broma el "homenaje" que le hizo
el Sánchez Dragó, ese petulante mamporrero y enano encaramado en los
informativos, llamándole borrachuzo por Telemadrid cuando el cuerpo del ex
dirigente ruso estaba aun caliente (eso no se hace, señor Dragó, siga uzté con
su rostro asnal y su rosa y su agua mineral sobre la mesa dándonos más de lo
mismo y mucha telebasura, mala critica, peor prosa con mucho refrito y
"guns and roses" y a los demás, seltz con soda. Y digo esto porque yo
vengo de un mundo elegante de confrontación de bloques pero donde se respetaban
las reglas del juego, oiga. A los presidentes y ex primer ministro de los
países importantes les viene la sabiduría con la jubilación y para ellos el retiro
se convierte en tiempo de reflexión. Aznar, por lo que veo, sigue siendo tan
carpetovetónico hasta en eso. No se conforma, no tira la toalla. Es terco como
oriundo de navarricos y asoma la gaita en la Georgetown o se va a
Moscú a hablar con los rusos de Gazprom sin previo aviso. Lo correcto es
previamente evacuar consultas con el Ministerio de Estado o llamar teléfono al
Palacio de Santa Cruz. Cállese, señor Aznar. Cállese. Estaría usted mucho más
monín calladico. Sus últimas manifestaciones públicas parecen torpedos a la
línea de flotación del gobierno de ZP. Y eso es juego sucio. Me parece a mí. En
realidad don José Mari no es más que un chico de los recados (errand boy) de la Fox. Lo tienen de botones
y él el hombre se pone finchado como una pava creyéndose una especie de oráculo
de los intereses occidentales. A lo largo de mi carrera periodística estudié
bien el Departamento de Estado y hasta en una ocasión entré en Pentágono. Allí
todo a veces parece lo que no es. Un laberinto en el que confluyen los
intereses económicos geoestratégicos tecnológicos y empresas. USA carece de
amigos y sólo tiene intereses. Se trata de unos negociadores muy duros y las
bandas de actuación tanto del Ejecutivo, del Legislativo los militares o la CIA son vetas separadas y
comportamientos estancos. Círculos concéntricos hasta llegar al arcano del
poder, el módulo íntimo lo mismo que si se tratase del núcleo de la bomba
atómica. En unos sitios te hacen el paripé y en la puerta más allá te dan caña.
Luego los del New York Times y el Washington Post tienen la última palabra.
Aunque la verdad sea dicha todo el poder reside en Wall Street. Paradojas de la
vida americana y del Departamento de Estado donde siguen si fiarse mucho de
Aznar. ¿Por qué causa? Bien sencillo. ¿Recuerdan ustedes la crisis de la Isla Perejil? Bueno
pues allí Aznar metió la gamba al introducir la mano en el avispero del Magreb.
El más antiguo tratado de Amistad y de Cooperación de la Unión es el firmado por unos
de los presidentes norteamericanos con el califa de Rabat. Es zona exclusiva a
sus intereses estratégicos. No quieren que se les incendie el polvorín del
mundo árabe. En ese sentido, comprendo muy bien a ZP que es un político
bastante avisado aunque le lluevan vituperios de tonto por todas las partes,
pero sus servicios secretos deben de haberle puesto al loro de que ojo con
Marruecos, aunque estando todas mis simpatías con nuestra antigua colonia del
Sahara. Que nos quitaron los americanos por una razón muy sencilla allí hay
fosfatos y puede haber petróleo. Entonces la Cia organizó la Marcha Verde. Eso
puede que le costara las elecciones generales no por su servilismo en Azores
sino por algo mucho más grave e indiscernible, críptico y paradójico como es la
complicada política exterior Usa siempre a cargo de los
"wunderkinder" del Pentágono y del Departamento de Estado, casi todos
ellos con apellido alemán, de la escuela del físico Von Braun, o de origen
judío: Gaspar Weinberger, Kissinger, Harold Brown, Schlesinger [George Bush al
poner una negra, Gondoleza Rice (mucho arroz para un pollo), ha roto toda una
tradición y es por lo que la gestión externa, por eso, no porque sea mujer una
negra, sino que para dirigir ese barco hay que tenerlo bien puestos, o la
propia Margarita Albright la que decía "cojones" con tanto tronío y
en castellano que le dio a Bush muchos quebraderos de cojones por causa de la
crisis de Yugoslavia y que por poco estuvo a punto de costarle al mundo una
guerra nuclear un día que Boris Jeltsin se levantó con resaca, menos mal que
alguien le escondió las llaves del maletín secreto o caja de mandos de los
misiles] coparon esos cargos. La norma es que su política sea ambivalente y
ambidiestra pero sumamente conjuntada y eficaz. En el State Department mandan
los liberales y en el de Defensa los tipos duros. Los unos tienen los mejores
diplomáticos y los mejores espías aunque a veces les falta tacto y son algo
manazas. Los otros tienen las mejores armas, los más versátiles aviones de
combate, pero les falta infantería y es la infantería lo que gana las guerras y
los muchos cojones y no la tecnología. El otro arma poderosa en sus manos es
Hollywood el gran altar mediático de donde se oficia un poco la ceremonia de la
confusión, se rinde culto a la violencia con películas de buenos y malos, y la
bazofia y los líos de cama están a la orden del día para goce de los cotillas
de nuestra telebasura española. No es un mito aquello de halcones y de palomas.
En cuanto a Aznar, éste ha tenido muchos panegíricos a este lado del charco.
Hay quien lo pone por las nubes. El mejor presidente que tuvo España, el que
levantó la economía (a base de poner ladrillos y vender parcelas, claro está),
el que acabó con Eta (tampoco es cierto) y blablaba. A mí Aznar me pareció un
buen alcabalero, un buen funcionario de Hacienda pero un mal presidente de
gobierno. Desmanteló el ejercito, quiso liquidar la administración, se llevaba
mal con los catalanes, caía antipáticos a los vascos y luego era un señor que
hablaba muy serio y se reía con una risita floja de Bud Bunny, el conejo de la
suerte. El conejo de la suerte. Sí. Sí. Para mí su mandato coincidió con un
tiempo de desgracia y de persecución que no sé ni cómo puedo estar aquí. Tuvo
desde luego buenos gestores como Cascos, Rato o superalcaldes como el de
Villanueva de la Cañada,
Luis Partida en quien yo veo merced a sus capacidades administrativas y dotes
de permeabilidad y capacidad para la negociación y los negocios a un buen líder
del PP –su figura es más plana y no tan decorativa como la de Rajoy pero hombre
eficaz y es eficacia lo que España necesita en estos instantes, no buenos
discursos- pero sus chicas a mi juicio no alcanzaron el fiel de la balanza del
examen de grado (la Tocino,
la de Palacio, la ministra de Insanidad aquella malagueña de cuyo nombre no quiero
acordarme, la Espe]
Doña Esperanza Aguirre creo que más que ministra de Cultura era la ministra del
diseño y de la imagen. Ahora quiere ser reina. Dicen que a su peluquero lo hizo
subsecretario. Premio. Pero en cultura, cero patatero. Aznar no tenía mano
izquierda y se hizo antipático al personal. La gota que colmó el vaso fue el
hundimiento del Prestige y la explosión de impopularidad estalló con la guerra
de Irak. Las bajadas de pantalones con los americanos no suelen ser rentables
en la política española. Hay que amarrar y soltar cuerda. Pero Aznar se creyó
porque toma una vez el té con pastas en Downing Street que ya era amigo intimo
de Tony Blair. No conocía tan bien a la pérfida Albión como creo conocerle yo.
Tampoco tienen amigos los ingleses sólo intereses y con su postura en Irak José
Mari dio mucho más de lo que recibió. En cuanto a sus manifestaciones
patrioteras sobre la unidad de España que todos defendemos y por la cual yo he
tanto he sufrido me parecen fuera de lugar haciéndolas desde Washington. Les
puedo contar una anécdota de cómo a mi antecesor Félix Ortega, uno de los
mejores periodistas que he conocido, nos llamaron al orden porque nos liamos a
escribir mucho desde la ciudad de los rascacielos sobre la preeminencia que se
daba a los políticos del PNV allá. De hecho el lendakari Aguirre independista
recibió asilo en América tras nuestra tragedia civil y se mimaba a los
catalanes. Lagarto, lagarto. Bueno pues Aznar es nieto de un exaltado
separatista vasco, el simpar don Manuel Aznar el organista y ex seminarista que
al final de sus días decepcionados afirmaba que lo que a él le hubiera gustado
en realidad es haber sido cura pero fue periodista y de prestigio en el Régimen
anterior, amnistiado por Franco de la pena de muerte. Yo creo que era una buena
persona pero sin convicciones políticas demasiado estables y un tránsfuga
característico. Emilio Romero no le podía ver. Así que Cállese, don José Maria.
Cállese. No eche más leña al fuego que están los ánimos confusos y el país muy
revuelto. El pueblo desorientado. Y los de la COPE hechos un brazo de mar y todo el país hasta
las cejas comiéndose su propia mierda con la telebasura y la pornopolítica. Me
hablan de la once eme – once mierdas- y tiro del enchufe del televisor. Escucho
la palabra eta y apago el conmutador. Harto de tanto guerra civilismo de tanta
ceremonia de la confusión. Por eso a veces me da pena el pueblo español al que
suelen engañar con tanta frecuencia los demagogos. Nos la están metiendo
doblada unos y otros. Dejen a nuestro presidente gobernar. Sin razón o con ella
siempre será mi presidente. Aunque venga de León, no es don Suero de Quiñónes.
Se llama tan sólo Rodríguez de primero y de segundo Zapatero. Un chico de otra
generación. Y con buenas tragaderas. Vale para político. Todos los días al
desayuno, un sapo.
24/04/2007
Capítulo 71
DEL SALT AL SART Y OTRA VEZ VOLVER A EMPEZAR
La noticia de que los Estados Unidos están
tratando de arrimar las bases de lanzamiento de misiles nucleares al limes ruso
me parece de un tenor escalofriante. Por lo que merecen toda nuestra aprobación
de antiguo politólogo las protestas del embajador de la Federación Rusa en
Naciones Unidas desenmascarando un acto hostil que puede encarrillar a este
planeta a un conflicto atómico o, en el mejor de los casos, relanzar la carrera
de armamentos estratégicos de la guerra fría que todos creíamos aparcada tras
la firma de los tres tratado SALT y posteriormente en los 90 de la pasada
centuria los START firmados en Viena entre Breznev y Carter. Como periodista que
asistió a la conferencia de Helsinki en 1969 y cubrió para la agencia Pyresa de
Madrid la era Carter desde Nueva York añoro en parte aquellos tiempos en que el
manisero de Plains, una oscura localidad perdida en el inmenso estado sureño de
Georgia, nos deleitaba hablando de paz con los soviéticos y hablando de una
nueva era de paz y de cooperación entre las superpotencias. Éramos todos unos
ilusos. Nos estaba vendiendo la burra mal capada como se suele decir en
romance. Pese a su humilde apariencia de cristiano fundamentalista, abstemio
morigerado de costumbres, muy pagado del amor de su esposa Rosalyn y de su hija
Amy, Jimmy Carter ocultaba una carta bajo la manga. Era un especialista en
cohetería nuclear desde su graduación como guardiamarina en la escuela Naval de
Anápolis a las órdenes del almirante Rickover. Mientras hablaban de paz y de lo
bueno que era el mundo en el Pentágono estaban preparando la guerra de las
galaxias. Los poderosos a veces resultan unos consumados equilibristas en el
arte del doble lenguaje. Después de la era Carter que fue el colofón a la era
Nixon, a la era Ford y a la era Kennedy, se avecinaban los tiempos duros de
Reagan, de Bush padre y de Bush hijo. Las palabras se las llevó el viento y
henos aquí todos de nuevo ante el punto de partida. El belicismo se hace notar
en el lenguaje aguerrido de algunos políticos. El dúo Bush Blair – ambos
apellidos escritos con be de burro y be de bestias- toca el clarinete con tanta
solercia y habilidad como lo pueda hacer Woody Allen en ese local del Bajo
Maniatan. Y con tanta fuerza que nos aturde pues hay palabras gruesas en el
aire y la atmósfera está muy sobrecargada de amenazas. El malo de la película
es ahora Irán al que la propaganda belicista culpa de estar armado hasta los
dientes de parafernalia atómica de la misma forma que otrora se culpó a Sadam
Hussein de contar con el arma letal, lo que desencadenó esa horrible carnecería
de la guerra de Irak que día a día contemplan horrorizados por la televisión
nuestros ojos. ¿Dónde estan aquellas armas de destrucción masiva con que
contaban los irakíes? Pues en ninguna parte. Todo quedó en agua de borrajas y
ardides, añagazas y justificaciones leguleyas para dar soporte legal al
estallido de una guerra. Se han esgrimido bastantes mentiras y muy gordas al
respecto. Los que confiamos de que en aquella reunión en la cumbre el año 89
entre Bush senior y Gorbachov con los que se sancionó un pacto de no agresión y
se firmó el finiquito de la Urss
iba a reportar beneficios para la paz mundial. Aquel día de diciembre la mar
era arbolada en Chipre donde tuvo lugar el encuentro todo un presagio de las
nuevas galernas que habrían de sobrevenir en un mundo multipolar. Asolado por
las hambrunas, las injusticias sociales, los desequilibrios económicos, los movimientos
en masa de poblaciones, la emigración sin control. El mundo en 2007 es mucho
más peligroso e inseguro que lo era en 1989. Todo eso se lo debemos a la caída
del muro de Berlín al pacto de amistad y de cooperación sellado a bordo de
aquel buque. Sin embargo, el pesimismo no tiene por qué invadirnos. Es preciso
hacer virtud de la necesidad. El bien saldrá adelante y los perversos serán
confundidos y ahogados en su propia carnaza. No conviene lanzar patadas contra
el aguijón ni blasfemar contra el espíritu de los tiempos o lo que un filosofo
alemán llamaba el Zeitgeist. Los que conocemos y amamos a rusia sabemos que es
un país fuerte de sorprendentes recursos acostumbrado a resistir y a salir
volando como el ave fénix de sus cenizas y de los calamitosos tiempos de
ferralla nuclear de Gorbachov o de Yeltsin en que aparentemente se puso a toda
una superpotencia en almoneda han nacido los nuevos modos de la era Putin que
da la impresión de ser un hombre fuerte y que no se hará de miel ni le temblará
el pulso ante las bravatas de los warmongers de siempre. Desgraciadamente el
arma nuclear vuelve a estar en candelero. La creíamos enterrada. Obsoleta o
como una herramienta de suicido colectivo para toda la humanidad. Algo obsceno,
inmoral que al pobre padre de la bomba atómica Albert Einstein le hizo
sonrojarse al igual que a los científicos que apadrinaron el proyecto de los
álamos en Alma Gordo. El exterminio puede ser masivo y el grado de
supervivencia cero, se decía. Pero también hablábamos por aquellos días los
cronistas del famoso "edge" o pequeña ventaja en la contundencia y
profusión de la arponería del exterminio. Hoy se ha suprimido el concepto
deterrent o miedo a la bomba. Dice un refrán español que el que ama el fuego en
él perecerá y algunos parecen empeñados Vendría el holocausto universal, el
verdadero holocausto. Aunque algunos ilusos, iluminados o mentes diabólicas
piensan que puede haber algún superviviente para contarlo a bordo del Air Force
One. ¡Qué ilusos! Pertenezco a una generación que aprendió a crecer y a
convivir con la bomba puesto que se trataba de una amenaza contingente con
pocos visos de materializarse pero ahora los viejos demonios familiares vuelven
a resurgir. Me llena de terror por ejemplo que Israel se presente al programa
de Eurovisión con una canción que se titula así "Vamos apretar el
botón". No se nos pasaba por la cabeza el horror que puede ocasionar al
estallar esas ojivas nucleares al estallar. Porque creemos en la paz. En el
shalon hebreo. En el mir de los rusos. En la pax augusta. De Roma.
EPÍLOGO
MÁS SOBRE EL DIABLO, LA MOZA DEL CÁNTARO Y EL
ACUEDUCTO
Los rusos le llaman "chiort" (el
infame), los alemanes "Teufel", los ingleses "devil" del
latín diábolos (el interpuesto), los judios, "jartoum y los árabes
"djin" y entre los españoles el diccionario RAE computa una larga
lista de voces: mengue, Megisto, diantre, cachano, pateta, Arimán, Pedro
Botero, candongo, antricristo, genio infernal etc.
Bueno va.
En Madrid
es la única capital del mundo que lo elevó una estatua y ahora la alcaldesa de
Segovia quiere ponerlo desnudo mirando para el acueducto dicen los satánicos
que al pateta gran seductor de mujeres le gusta ponerlas en esa postura cara a
Cuenca en este caso en la bajada de la calle San Juan y al lado de la Virgen
junto al colegio de monjas por ahí bajábamos los seminaristas con nuestras
becas y bonetes a paseo. Se trata de una astracanada y una veleidad de la
alcaldesa Clara Luquero que para mí es mujer de pocas luces. Ahora todos los
guiris del planea vendrán a ver a Bartolo y Astarot hará caja porque en Segovia
no cabe un tonto más. Creo que por ahí va la cosa. Señora alcaldesa no tengo
otro remedio que poner en berlina su frivolidad porque esta decisión nos ofende
a muchos segovianos.
En lo alto
del acueducto estaba la estatua de Cesar Augusto que con la cristianización se
transformó en una imagen de la Virgen María.
Eso sí, en el edículo de detrás había una figura
escuchimizada de yeso que todavía estaba allí cuando yo era infante y decíamos
que era el diablo.
Los chicos le tirábamos piedras al
"santo" pero nuestros dardos no llegaban tan alto, no podíamos darle
a Júpiter en la cabeza con el tirachinas.
La señora Luquero oyó campanas y no sabe donde
apoyándose en una leyenda urbana que aseguraba que Lucifer construyó en una
noche esta gran obra de románicos por una apuesta con el ama de un cura la moza
del cántaro que tenía que recorrer todos los días dos kilómetros hasta el
Campillo donde estaba el aljibe para llenar la botija.
No pudo terminar el señor Pateta la gran fábrica,
perdió la apuesta si te hago un puente tú me darás tu alma, y la moza del
cántaro salvó su alma entrando después en un convento de clarisas en
agradecimiento por haber ganado la partida a Satanás, de acuerdo con esta vieja
leyenda medieval.
Ahora parece ser que lo satánico vende mucho y el
asunto ha sido viral en Internet. Pero no hay que asustarse, porque sabe más el
diablo por viejo que por diablo. Pelillos a la mar
El acueducto lo construyó Augusto ▬ importa saber▬ que fue uno de los
emperadores que estuvo largo tiempo en Hispania luchando contra arevacos y
astures. De los Doce Cesares fue quien tuvo más contacto con la península
ibérica Trajano el otro emperador al que se le atribuye transcurrió su vida en
Oriente a pesar de que dicen haber nacido en Coca llegando a establecer
campamentos en Bitinia (Turquía). Adriano fue el más viajero pero su campo de
operaciones fue Britania el norte de África sus legiones dominaron Palestina y
llegaron hasta la India. Vespasiano y Tito nunca pisaron suelo español. Fueron
los que aplastaron Jerusalén y dominaron la rebelión de Palestina según Flavio
Josefo historiador judío. Calígula hizo cónsul a su caballo, Diocleciano y
Domiciano le dieron duro a los pobres cristianos a los que llevaron a morir
devorados por los leones en el Circo Máximo.
Además en
este tiempo las estradas, termas y anfiteatros ya estaban todos construidos.
Caracalla fue asesinado en Siria pero el creador de las grandes calzadas y de
las monumentales opera magna fue Cesar Augusto.
Sentía una gran pasión por los acueductos. Uno de
sus pendolistas según refiere Fergus
Millar en la historia de Roma Julius
Fortinus escribió un libro "De
aquae ductae urbis Romae" que aun se conserva en la que refiere todos
los pormenores para la erección de tales acuíferos▬ canteras, transporte, acemileros, aperos, maromas, barrenas y
berbiquíes utensilios, andamios▬ que canalizaban traídas
hacia las ciudades del imperio salvando desniveles de valles y colinas. De las
XXV legiones de asiento en el imperio romano una la Victrix Asturica Augusta
acampó en diversos castra segovianos (Septempublica
Sepúlveda, Cauca, Coca, Sacramoenia, Muros Sagrados) y fue
seguramente la que acometió los trabajos de la construcción del acueducto. Fue
por tanto obra de militares. El ejercito y el Senado eran los dos baluartes del
imperio romano. Las cohortes y manipulos estaban asistidas por tropas
auxiliares. Los auxiliares eran esclavos que buscaban su manumisión alistándose
en filas y ellos fueron con sus trabajos los que dieron opulencia y estabilidad
a este inmenso monumento que hoy admiramos. Nada tiene que ver con el diablo
patudo, cornudo, procaz, salaz y algo empalmado, ni con el ama del cura, pero
no todo, delante del colegio de Concepcionistas y mirando para el acueducto.
Finis coronat opus
Lunes, 30 de abril de 2018
INDICE CAPITULAR CATALUÑA LOS JUDIOS LA MARRANERÍA
Y OTRA HISTORIAS
1 PAGINA
HACIA OTRO 98. LA DESTRUCCIÓN DE ESPAÑA.
PRÓLOGO 1
12
CAPITULO 1 EL BABLE
17
Capitulo 2 ANTE EL
ARA DE SAN BAUDILIO DE BERLANGA TUVE YO UNA VISIÓN
22
Capítulo
3
SAN BAUDILIO EPICENTRO DE LA ESPAÑA MÁGICA
28
Capítulo
4
DALÍ Y LAS ORENETAS (GOLONDRINAS) DEL AMPURDÁN.
CANTO A GERONA
70
Capitulo 5
ILIBERIS ORÍGENES DEL CRISTIANISMO EN ESPAÑA
107
Capítulo
6 CÓRDOBA LA SULTANA.
Pagina 145
Capitulo 7 TIEMPO DE SATURNALES
pagina 163
Capitulo
8 EN LOS
CEMENTERIOS NO HAY RELOJES
Página
170
Capitulo 9 MEDITACIÓN
ANTE EL ENTIERRO DEL CONDE ORGAZ
Capitulo 10 MURIÓ LA HIJA DE FRANCO. PAGINA 191
CAPITULO 11 MENÉNDEZ DE AVILÉS ERA CUDILLERENSE
Pagina 194
213
CAPITULO 12 PERIODISTAS DEL ARRIBA
CAPITULO 13
150 ANIVERSARIO DE CHEJOV
PÁGINA 219
CAPITULO
14 NOSTRADAMUS
PREDICE COSAS TERRIBLES PARA EL 2020
PÁGINA 231
CAPITULO 15 LA LAURA DE KIEV
234
CAPITULO 16 GUARDIA BLANCA. PAGINA 237
CAPITULO 17
LA
FIESTA DE LA DORMICIÓN
PAGINA 242
258
CAPITULO 18
CANTA EL RAITÁN
263
CAPITULO 19
ROMA FRENTE A TOLEDO. DIFERENCIAS ENTRE EL RITO CLUNIACENSE Y EL
MOZÁRABE
273
CAPITULO 20
ARZOBISPO
CARRILLO PRIMADO DE TOLEDO
282
CAPITULO 21
EL DIA DE SAN BERNARDO EN FUENTESOTO
288
CAPITULO 22
CATEDRAL DE TOLEDO
298
Capitulo 23
AMOR A CATALUÑA
309
Capitulo 24
SOROS SPONSOR DE UN FRENTE POPULAR EN CATALUÑA
313
Capitulo 25
ARTURO MAS Y SUS COFRADES
315
Capitulo 26
JUAN NEGRIN: "COMPANYS Y LOS CATALANISTAS, CULPABLES DE QUE
LA REPÚBLICA PERDIERA LA GUERRA CIVIL"
324
Capitulo 27
LOS POEMAS DE UN ASTURIANO ASESINADO EN CATALUÑA
330
Capitulo 28
El CURA DE LOS PALACIOS
334
Capitulo 29
EL
COMPLOT SECESIONISTA, EL PISTOLERISMO Y
LA MANO NEGRA
338
Capitulo
30
QUEVEDO VERSUS TERESA. CRISTIANOS VIEJOS Y NUEVOS
QUEVEDO LA CALLE DEL NIÑO
360
Capitulo 32
CERVANTES Y ASTURIAS
364
Capitulo 33
FRAY ANTONIO DE GUEVARA Y SANTILLANA DEL MAR
369
Capítulo 34
HERNANDO DE TALAVERA EL ALFAQUÍ
CELESTIAL O EL FRACASO DEL BUENISMO
379
Capitulo 35
REITRES
DEL TEMPLE
383Capitulo
36
RASPUTIN
393
Capítulo
37
SENDER CONTRA LA
GAFANCIA DE LOS BORBONES
407
Capítulo 38
CÁMARA SANTA
DE OVIEDO
413
Capitulo
39
FRAY JUSTO PÉREZ DE
URBEL MONJE DIFAMADO
423
Capítulo 40
OSCULANDA
427
Capitulo 41
FRANCO Y LOS JUDÍOS
430
Capítulo 42
ELOGIO
DEL SILENCIO. EL DESIERTO VIVIFICA
433
Capitulo 43
EL SASTRE DEL
CAMPILLO Y LO QUE ANUNCIÓ GEORGE ORWELL. ASALTAN EL APRISCO LOS LOBOS Y VIOLAN
A LAS OVEJAS EN MANADA
446
Capitulo 44
BECAUSE I AM A LONDONER
456
Capitulo 45
GOGOL
464
Capítulo 46
MEDIO
SIGLO DE SACERDOCIO DE LOS DEL 55
467
Capitulo 47
ENOCH POWELL A PROPHET OF OUR DAYS
469
Capitulo 48
PEREDA
EL BABLE DE SANTANDER
472
CAPÍTULO 49
TOMÁS SALVADOR
479
CAPITULO 50
MÁRTIRES DOMINICOS ASTURIANOS DE LAS CALDAS DE BESAYA
485
CAPITULO 51
PEDRO
SÁNCHEZ
494
CAPITULO 52
JABALÍES
500
CAPITULO 53
VUELVO A
COMILLAS DESPUES DE 57 AÑOS
503
CAPITULO 54
TIEMPO DE DE
CEREZAS
511
CAPITULO 55
VALDESIMONTE
521
CAPITULO 56
TRES
JUEVES HAY EN EL AÑO
CAPITULO 57
ENTRONIZACIÓN DE BENEDICTO
XVI
CAPÍTULO 57
EL
GENERAL FRANCO Y EL PERIODISMO DEL SILENCIO.
CAPITULO 58
PERVERSIÓN
LINGÜÍSTICA
CAPÍTULO
59
RECUERDOS DEL CAMPUS COMILLENSE
CAPITULO 60
….FÁTIMA YO DUDO
CAPÍTULO 61
EL
ESPIRITU SANTO SOPLA DESDE MINNESOTA
627
Capítulo
62
BORGES
Capitulo 63
ALCÁZAR DE VELASCO EL ESPÍA DE FRANCO
Capitulo 64
UN
MORDISCO A LA GRAN CAMUESA
683
Capitulo 65
LA VIOLENCIA DE GÉNERO SUSTITUYE A LUCHA DE CLASES
726
Capitulo 66
CRISTO ES UN ESTORBO
751
Capítulo 67
NUEVA YORK
786
Capitulo 68
TOLSTOI
810
Capitulo 69
ADIOS A UN "SANTO BEBEDOR": BORIS
NIKOLAYEVICH YELTSIN
820
Capitulo 70
CALLESE SR AZNAR. CÁLLESE
836
CAPITULO 71
DEL SALT AL SART. VIVIR CON LA BOMBA
855
epílogo
MÁS SOBRE EL DIABLO, LA MOZA DEL CÁNTARO Y EL
ACUEDUCTO
Los rusos le llaman "chiort" (el
infame), los alemanes "Teufel", los ingleses "devil" del
latín diábolos (el interpuesto), los judios, "jartoum y los árabes
"djin" y entre los españoles el diccionario RAE computa una larga
lista de voces: mengue, Megisto, diantre, cachano, pateta, Arimán, Pedro
Botero, candongo, antricristo, genio infernal etc.
Bueno va.
En Madrid
es la única capital del mundo que lo elevó una estatua y ahora la alcaldesa de
Segovia quiere ponerlo desnudo mirando para el acueducto dicen los satánicos
que al pateta gran seductor de mujeres le gusta ponerlas en esa postura cara a
Cuenca en este caso en la bajada de la calle San Juan y al lado de la Virgen
junto al colegio de monjas por ahí bajábamos los seminaristas con nuestras
becas y bonetes a paseo. Se trata de una astracanada y una veleidad de la
alcaldesa Clara Luquero que para mí es mujer de pocas luces. Ahora todos los
guiris del planea vendrán a ver a Bartolo y Astarot hará caja porque en Segovia
no cabe un tonto más. Creo que por ahí va la cosa. Señora alcaldesa no tengo
otro remedio que poner en berlina su frivolidad porque esta decisión nos ofende
a muchos segovianos.
En lo alto
del acueducto estaba la estatua de Cesar Augusto que con la cristianización se
transformó en una imagen de la Virgen María.
Eso sí, en el edículo de detrás había una figura
escuchimizada de yeso que todavía estaba allí cuando yo era infante y decíamos
que era el diablo.
Los chicos le tirábamos piedras al
"santo" pero nuestros dardos no llegaban tan alto, no podíamos darle
a Júpiter en la cabeza con el tirachinas.
La señora Luquero oyó campanas y no sabe donde
apoyándose en una leyenda urbana que aseguraba que Lucifer construyó en una
noche esta gran obra de románicos por una apuesta con el ama de un cura la moza
del cántaro que tenía que recorrer todos los días dos kilómetros hasta el
Campillo donde estaba el aljibe para llenar la botija.
No pudo terminar el señor Pateta la gran fábrica,
perdió la apuesta si te hago un puente tú me darás tu alma, y la moza del
cántaro salvó su alma entrando después en un convento de clarisas en agradecimiento
por haber ganado la partida a Satanás, de acuerdo con esta vieja leyenda
medieval.
Ahora parece ser que lo satánico vende mucho y el
asunto ha sido viral en Internet. Pero no hay que asustarse, porque sabe más el
diablo por viejo que por diablo. Pelillos a la mar
El acueducto lo construyó Augusto ▬ importa saber▬ que fue uno de los
emperadores que estuvo largo tiempo en Hispania luchando contra arevacos y
astures. De los Doce Cesares fue quien tuvo más contacto con la península
ibérica Trajano el otro emperador al que se le atribuye transcurrió su vida en
Oriente a pesar de que dicen haber nacido en Coca llegando a establecer
campamentos en Bitinia (Turquía). Adriano fue el más viajero pero su campo de
operaciones fue Britania el norte de África sus legiones dominaron Palestina y
llegaron hasta la India. Vespasiano y Tito nunca pisaron suelo español. Fueron
los que aplastaron Jerusalén y dominaron la rebelión de Palestina según Flavio
Josefo historiador judío. Calígula hizo cónsul a su caballo, Diocleciano y
Domiciano le dieron duro a los pobres cristianos a los que llevaron a morir
devorados por los leones en el Circo Máximo.
Además en
este tiempo las estradas, termas y anfiteatros ya estaban todos construidos.
Caracalla fue asesinado en Siria pero el creador de las grandes calzadas y de
las monumentales opera magna fue Cesar Augusto.
Sentía una gran pasión por los acueductos. Uno de
sus pendolistas según refiere Fergus
Millar en la historia de Roma Julius
Fortinus escribió un libro "De
aquae ductae urbis Romae" que aun se conserva en la que refiere todos
los pormenores para la erección de tales acuíferos▬ canteras, transporte,
acemileros, aperos, maromas, barrenas y berbiquíes utensilios, andamios▬ que canalizaban traídas
hacia las ciudades del imperio salvando desniveles de valles y colinas. De las
XXV legiones de asiento en el imperio romano una la Victrix Asturica Augusta
acampó en diversos castra segovianos (Septempublica
Sepúlveda, Cauca, Coca, Sacramoenia, Muros Sagrados) y fue
seguramente la que acometió los trabajos de la construcción del acueducto. Fue
por tanto obra de militares. El ejercito y el Senado eran los dos baluartes del
imperio romano. Las cohortes y manipulos estaban asistidas por tropas
auxiliares. Los auxiliares eran esclavos que buscaban su manumisión alistándose
en filas y ellos fueron con sus trabajos los que dieron opulencia y estabilidad
a este inmenso monumento que hoy admiramos. Nada tiene que ver con el diablo
patudo, cornudo, procaz, salaz y algo empalmado, ni con el ama del cura, pero
no todo, delante del colegio de Concepcionistas y mirando para el acueducto.
[1] la misma
palabra almenara u hoguera es un préstamo del árabe
[2] Dextera
Domini o dedo de Dios que se plasma con el dedo extendido sobre una mano que
brota de un triangulo
La tal
Marfisa dice Garciasol era una pelirroja irlandesa pupila de la Casa del Niño a la cual don Francisco de Quevedo
y Villegas frecuentaba y solicitaba
Autor: Antonio Parra Galindo
Dedicado: a todos los periodistas perseguidos o
asesinados por contar la verdad
¿HACIA OTRO 98 CON LA DESTRUCCIÓN DE
ESPAÑA COMO NACIÓN?
PROLOGO
Castropol es una villa marinera del sector
occidental de la marina asturiana casitas blancas sobre los recuestos muchas de
ellas cerradas algunos palacetes y en lo alto al lado del casino a través de
una carretera bordeada de tamarindos y arces se llega a una plazoleta. Allí se
eleva el único monumento a los héroes de la batalla naval que tuvo lugar aguas
adentro de la bahía de Santiago el 3 de julio de 1898 cuando la flota española
fue cañoneada y destruida por la poderosa escuadra yanqui. La nave “Victoria”
capitana echada a pique pudo sin embargo salvarse su capitán el almirante
Cervera a bordo de un esquife. Los jóvenes nunca oyeron hablar de la gesta del
puñado de españoles que tuvo el arrojo de enfrentarse a la escuadra de los
Estados Unidos. Se borró la memoria. Nuestros chicos en las universidades de
nueva planta sólo leen libros en inglés. Nuestra gloriosa historia fue puesta
en manos anglosajonas. Hay un enemigo interior y otro exterior caballos de
Troya que anuncian el “finis Hispaniae. This is the end. Yo escribo desde la
perplejidad, el duelo, la consternación y la sátira. ¿Cómo hemos podido legar a
este estado de cosas? A la fuerza estábamos abocados a este segundo 98 como
conclusión de una política autodestructiva que ha desterrado de nuestras aulas
el estudio del castellano y de las lenguas románicas que ha sido reemplazado
por jergas y dialectos variopintos de lenguas vernáculas desaparecidas o
extinción que los enemigos de la patria han tratado por todos los medios desde
la constitución del 78 de resucitar. He ahí una carta magna por y para el
pueblo pero sin el pueblo. Ha sido un programa de aniquilación sistemática de
una cultura y de los valores de un país y en este deletéreo juego la masonería,
los judíos, y la marranería conversa, tan obstinada e inflexible, tuvo mucho
que decir. Ha sido por interpuesto a través de enejes, campañas de grandes
consignas y un control sin precedente de los medios de comunicación que se ha
llevado a cabo la desespañolización y el aniquilamiento de una vieja cultura.
La bestia sin embargo nunca da presencia.
Y, si echas en cara a un miembro de la logia tales gatuperios, seguro que se
rasgará las vestiduras, te llamará nazi y conspiranoico. Al igual que en el evangelio
a los que defienden la verdad española les ponen la túnica de locos como hizo
Herodes cuando le fue enviado Jesús por Pilatos para que lo juzgara. Son muchos
los partidarios del bando de Nicodemus el cual sólo seguía los pasos de noche
propter metum judeorum (por miedo a los judíos). En los años setenta al final
se hablaba de una “democracia de papel”, en 2018 había que hablar de una
democracia de las ondas hertzianas. Son los tertulieros bien pagados a precio
de oro y los que aparecen en todas los medios de la radiodifusión los que
marcan pauta, dan doctrina, sientan cátedra y los que parten el bacalao
comentando lo que hacen y dicen los políticos hasta la saciedad. Es una serpiente
de verano que se repite más que el ajo las mismas situaciones idénticos
compromisos. Una saga de tautologías a gran escala. No obstante, los
tertulianos del comité todas las horas andan buscándole los pies al gato. En
esta entrega van artículos subidos a la
Red o publicados en algún periódico de provincias a lo largo
de varios lustros. Los he reunido en antología. He querido verlos en papel. Muy
eclécticos en sus temas pero unidos por una idea que fluye como eje de marcha a
lo largo de estas páginas: la defensa de nuestra cultura. Una entrevista que
tuve en Londres con Alcázar de Velasco cuando me dijo "oye chico, el
futuro de España es la marranería" me brindo tirulo para este texto. Me he
mirado en el espejo de los clásicos. ¿Es esto un pecado? De esta forma quiero
rendir loores a mis héroes.
A Fernando
Villaamil que comandaba la fragata “El Furor” no le cupo la misma suerte,
pereció en el ataque con toda su tripulación. Cervera los americanos le
rindieron tributo de héroe y fue repatriado a España. El capitán Villaamil era
asturiano de Serantes otro enclave marinero a escasos kilómetros de Castropol.
Sabía de antemano dada la superioridad del enemigo que zarpaba hacia la muerte.
Escribió antes de morir a la Reina María
Cristina en el cual le declaraba su amor, su fe en la patria y el alto concepto
que tenía de su misión. Para él la muerte era un acto de servicio. Decía: “Majestad,
despliego el pabellón de combate del “Furor” pero mi fragata no se rinde”. Toda
una vida en la mar. Estaba familiarizado con esa muerte que acecha al marino,
esa soledad, ese espíritu e sacrificio y muchas veces había escuchado ese ruido
sordo del serviola que trepa por la escala hasta la cofa y un golpe de viento
lo hace caer inerte sobre cubierta. El capitán Villaamil no era muy alto de
estatura de tez trigueña ojos azules y un espíritu del humar remarcado que le
hizo ser muy querido por la tropa de los buques en los que sirvió. Todo un
contraste con el gaditano Cervera más andaluz, más serio y distante. Los dos
aun perdiendo aquella guerra que estuvo jalonada por la explosión del “Maine”
(el primer auto golpe atentado terrorista, pretexto para declarar la guerra a
España a la que acusaban de la trama) y las infamias y mentiras organizadas por
los periódicos de Randolph Hearst) salvaron el honor de la patria quedando
limpio e impoluto el pabellón de su honor. En Cuba y en Venezuela dos países en
los cuales se sigue queriendo y admirando a España se los venera como héroes.
Subo y bajo por las estrechas rúas de Castropol que me recuerdan algo a
Cartagena y tienen algo de la melancolía habanera entre brisas y sonrisas
cantabras. Pregunto a la funcionaria de correos si sabe donde queda el monolito
a los héroes del 98 y no me sabe dar respuesta puesto que no es de aquí. A lo
largo de los últimos cuarenta años se ha borrado la memoria, a nuestros héroes
y nuestros hechos históricos se les ha dado de baja. Me estremezco al recordar
las declaraciones de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau que tampoco sabía
quien era Cervera. Mandó quitarle la calle que llevaba su nombre en Barcelona
cuyo puerto fue la base de operaciones de la larga guerra de Cuba. Muchos de
los marinos y de la tropa que iba a pelear a la manigua llevaban en vez de
gorra una barretina catalana. Los mambises pagados por los Estados Unidos
lucían por bandera una “señera” franjas amarillas sobre franja azul y una
estrella que es hoy también la bandera de Cuba. Por eso la ignorancia de la
alcaldesa que tacha al gran marino español de “fascista” cuando aun ni Hitler
ni Mussolini habían asomado la oreja me entristece y me repugna. Pero es algo
muy de hoy. Hubo una cesura, se completó la interrupción más dolorosa de
nuestros anales. La historia de España se ha interrumpido. Y yo acuso a las
logias en este libro “Cataluña, los Judíos, la Marranería y otras
historias” de haber orquestado una campaña siniestra, muy hábil por lo
engañosa, fatídica y prolongada en el tiempo para dar al traste con la nación
más antigua del continente europeo. Fuimos paladines de la cristiandad y por lo
visto eso no se nos perdona.
Estos textos evidencian mi preocupación por el
alzamiento de Cataluña ▬ rebelión en la Granja parlando
a Orwell ▬ que va a suponer un nuevo 98 y la
destrucción de España a través de lo que llaman las Fuerzas Oscuras que no
creen en la historia por serles adversa y adoptan los postulados de la misma
que les conviene, “shafirot” esto es memoria o, si se quiere memoria
antihistórica y contra la historia. Se trata de una larga serie de artículos
escritos durante las ultimas dos décadas de un periodista perseguido a causa de
sus ideas por la
Nueva Inquisición. Cajón de sastre "et de omni re scibili". Esto es: tratan de todo, máxime, al
albur del impase se la crisis catalana que, al suponer la fractura y
liquidación de estos reinos, abocarían al colapso de esta vieja nación. España atraviesa por la más grave crisis de
su existencia como nación. De ahí el título de Quo vadis, Spain. George Orwell
ya profetizó esta impase en sus novelas “1984”
y La Granja de los Cerdos. Los textos son recopilaciones de artículos
firmados por mí en la Red
durante casi tres décadas. Gracias a Google y a Facebook, puedo dar a la
estampa estos textos pero no me fié demasiado. Las redes más que información
son un instrumento de control. Huelgome de decir que Internet me ha hecho de mí
un escritor vigilado por el Gran Hermano que trabaja gratis et amore por la
causa de la verdad en el marco de un sistema totalitario con visos de
demócrata. En medio de esta feria de vanidades y de progroms de la intelectualidad.
Pretenden hacer una gran hoguera quemando las bibliotecas donde se guardan
testimonios hostiles al sistema. Vivimos una verdadera noche de los cristales
rotos y de persecución de todo aquello que signifique excelencia y no comporte
grandes cantidades de mierda y vulgaridad. Gracias, con todo y eso a
Guillermito Puertas, y gloria a ti, Zuckerberger. (Montañita de Azúcar).
La digitalización espolea a los escritores a
ponerse sobre las cuartillas, conforme al mandato horaciano de “ningún día sin
un par de líneas” y a ser partícipes de una inquietud que se ha hecho
universal. Vivir sin vivir en mí lleno de curiosidad y deseos de conocer. Al
propio tiempo cabe el peligro de caer en la marabunta de la información en
torrente que nos desinforman paradójicamente e incomunica. Es el síndrome de la
torre de Babel y del mito de Prometeo. Como todo el mundo escribe, nos estamos
quedando sin líricos y, cambiando el oro por oropel, reemplazamos a los
periodistas, por contertulios de la tele y politólogos por los poetas. Está en
marcha una campaña contra la estética. La Red es, a la par que el gran guirigay, un arma de
control y de espionaje. Aunque no sé si va a ser posible ponerle puertas al
campo. El mundo va tan acelerado que corre el riesgo de un estallido. Todo pasa
y se consume en medio de una avalancha de feroces actualidades que se olvidan a
la mañana siguiente. El lector creo que en este baúl de crónicas, artículos,
reportajes, cuentos y vivencias, en este revoltijo, podrá encontrar alguna
perla. No se aburrirá; estoy seguro. Y, con el afán de ese hallazgo, publico y
doy a la estampa estos textos.
Capítulo 1 .EL BABLE
Pues nada que la llingua
ya es lengua. Liémonos a voces en bable babayu.
Cada gallo canta en su muladar y el muladar asturiano anda un poco revuelto,
atronando quiriquies
Ya no ponen las gallinas y eso que por San Antón la gallina pon. Las mías no cacarean en mi
corral, matólas el raposu. Y falemos despacín no nos oya el mío vecín. Que no está el horno para bollos ni el
alcacer para zampoñas. Bajan los jabalíes de la braña y hozan el patatar con
sus poderosos hocicos. Araronme el prau, dejando en la hierba la marca de
sus feroces pezuñas.
Tienen aquí la querencia de un revolcadero. Estamos
perdidos. Los del Ayuntamiento vinieron y acabaron con el bosque de robles y
laureles centenarios que daban sombra (en verano era un paraíso) a la sebe (oigan, bablistas, aprendan latín que sebe viene de saepes que equivale a
cercado; en Santander lo llaman zarzo) y la otra tarde derramé lágrimas sobre
el enorme tuero del viejo carballo
con más de cuatrocientas primaveras en su diámetro troncal que talaron los
dendricidas del Ayuntamiento cudillerense.
En El Escorial, semanas atrás, multaron a un paisano
cien mil euros por talar una encina oneraria que le estorbaba su cerca, pero
esto es Asturias. Esto es España y lo demás tierra conquistada. Así nos va
¡Válganos la Santina!
Las aldeas están vacías a la espera de veraneantes. El
hastial de la casona blasonada de los abuelos ostenta grietas ruinosas, aunque
el sol se refleja al ocaso todavía en los ventanos de la galería; el hórreo
ancilar, una maravilla de la carpintería de ribera lo descangayó un vendaval.
Un vecín Dios le dé mal galardón las
palmeras reales que trajeron mis antepasados de Cuba ordenó derribarlas. Decía
que desde sus ramas se descolgaban los ratones y aterrizaban por sobre su
bardal. Asturias está triste sin cigüeñas; nunca pasan la altura de Arbás, y
los mozos se van, no hay trabajo. Es la generación del Alsa de Villalpando. La vaca Marela
tampoco pare. El bable, paisanos, digotelo yo que soy filólogo, no es lengua
sino dialecto: una versión cantarina del idioma que hablaban las mesnadas del
Cid antes de subir la cuesta de Pajares a las tierras de pan llevar. Allende
tal, no es una lengua unificada porque se hablaba de forma diferente en cada
valle y mira que en este Principado hay valles.
Todo anda un poco en regresión, por culpa de los
políticos, a los que una mano negra está soltando pasta bajo cuerda. Dicen que
es culpa de los americanos que nos quitaron Cuba y ahora pretenden arrebatarnos
el principau.
Quieren, por descontado, con sus sandeces quitarle la
razón a Nebrija. Aquel divino sevillano que se emborrachaba por los chigres de
Alcalá: " La lengua es la compañera del imperio". El objetivo apunta
no solo a la destrucción de la convivialidad tan privativa del carácter astur,
tambien al aniquilamiento de la lengua de Cervantes. Cataluña, pues, marca la
hoja de ruta de los peligros que nos acechan. Acabar con el castellano es
acabar con la más vieja nación de Europa. El odio por acá se administra en
cápsulas de ignorancia y resentimiento. Furia infernal. Con todo y eso, yo creo
que Asturias un día resucitará. De alguna manera hay que ser optimista y
entonar la monserga del "no pasarán".
Capítulo 2 .
ANTE EL ARA DE SAN BAUDILIO DE BERLANGA TUVE YO UNA
VISIÓN
Subí, tarde de nieve y celliscas, al monte santo de
san Baudilio de Berlanga, eremita mozárabe en tierras del Cid tierras de pan
llevar al sur de la provincia de Soria, entremedias de las diócesis de Sigüenza
y el Burgo de Osma, y tuve allí una visión, uno de esos misteriosos trances con
que regalan al visitante las tierras de España. Un ángel me pareció que rasgaba
el velo de los misterios insondables de la historia de mi patria. Sentí el eco
lejano de tambores de guerra y de salmos de perdón. Creo que aun no se ha
completado mi hégira.
Allí rezaron y se santificaron generaciones de monjes
desde el siglo XI, y es posible que mucho antes. Son los encuevados de la
tradición oriental del monte Athos y la Tebaida egipcia, Capadocia, y el yermo antioqueno
que recogió el Islam. Su penitencia era una demostración del amor de Cristo a
las gentes, sin distinción de razas y culturas, porque son muchas aquí las
reminiscencias arábigas. ¿Convivirían en amistad los anacoretas cristianos con
los morabitos muslímicos? Es la pregunta que queda en el aire. Escuché los
cantos celestiales de la hermosa liturgia mozárabe que tenia ascendencias
arrianas (Arrio predicó el evangelio a los ostrogodos y estos adoptaron esa
versión de la religión evangélica que exalta la humanidad de Jesús sobre su
divinidad) con ceremonias muy largas y todo el oficio cantado con himnodias
repetitivas del misal de San Isidoro. Ese carácter eucológico de su liturgia,
donde la voz humana y la disposición arquitectónica invitan a elevar el alma
sobre las cuestiones materiales, a través de las voces en concento y la armonía
celestial de las esferas. La vida del cristiano es una ascesis polifónica. La
palmera central, que sostiene el fuste de la bóveda de tracería y a la que
cantó Gerardo Diego con sus versos, desde la cúpula, convida a este deseo de
trascendencia. Todas las paredes ostentaban pinturas, que, por desgracia, en el
expolio que padeció España en los años 20, fueron arrancadas y vendidas por
65.000 pesetas a un marchante judío de Nueva York el año 1927: un tal León
Levi. Pero quedó la impronta, y han
podido ser restaurados algunos paneles como el de San Nicolás. Aquí he tenido
una visión y doy gracias a Dios. Los coros recitaban salmos y, dentro del
iconostasio, un diácono cantaba el evangelio en tono mayor; luego un presbítero
de barbas bizantinas y rostro atezado entonaba la epiclesis de consagración:
— Eto telo maia
eto krobi maia (este es mi cuerpo, esta es mi sangre) a la manera griega.
Sobre los paramentos, el rostro venerable de san
Nicolás y de san Baudilio, santo tutelar del templo, un mártir francés cuyo
culto estuvo extendido a través de Castilla por los visigodos unos le llamaban
Baudilio. Unos le llamaban Baudilio, y en mi tierra San Maudillo el Soriano. El
bienaventurado mira para los fieles con ojos de piedad y gesto hierático.
En la planta baja se levanta, soportando la techumbre
del coro, una mezquitilla de arcos de herradura, que ha dejado perplejos a los
historiadores como Camón Aznar y Gaya Nuño. La pila de agua bendita es un “mitzrah” o piscina como las que existen
en las mezquitas y sinagogas para las abluciones. Al fondo se veía la cueva del
monje o del morábito. ¿Se alternó aquí el culto cristiano con el islámico? En
cualquier caso, es este lugar, situado sobre una eminencia del dintorno del
páramo, un centro de extrañas fuerzas telúricas. Aquí yo tuve un pálpito, una
visión y sólo pude cantar:
— Kirie eleison. Señor ten piedad de nosotros pues
conoces lo oculto del corazón del hombre.
Al instante, sentí una fuerza inmensa en mi alma, como
inmerso en las garras de un extraño fenómeno de purificación, a los pies de la
palmera que corona el cimborrio. Si la palmera supiera… Y me acordé de unos
versos de Gerardo Diego. Que sí que sí
que sí que tenía el rostro de maravedí. El poeta se mofaba del judío que
profanó el recinto con la extraordinaria adquisición de los murales. El expolio
de los ladrones de lugares santos no ha podido arramblar con el aliento de amor
y de caridad ni la sublime aureola que irradia esta santa ermita tan sublime
como recóndita.
Capítulo 3
SAN BAUDILIO EPICENTRO DE LA ESPAÑA MÁGICA
No visitaba este hermoso y arrinconado lugar desde mis
tiempos universitarios cuando, atendiendo a las clases de los profesores de
Arte, en la Complutense
otoño de 1963 se emocionaban al describir la estructura arquitectónica y
pictórica de San Baudilio de Berlanga. G. Atienza, erudito escritor ocultista,
descubridor de los secretos de lugares de nuestra geografía, decía que San
Baudilio, edificado en el mismo epicentro de la península ibérica, irradiaba
una energía potentísima y brillaba con luz especial en la historia del arte
prerrománico. Ese pálpito lo volvía a sentir yo al cabo de más de medio siglo.
Berlanga tierra de vacceos numantinos que luego se cristianizaron y vivieron en
la larga lucha contra el Islam, llena de anfractuosidades y recovecos victorias
y derrotas (Almanzor dicen que perdió el tambor en San Esteban de Gormaz a
media legua de acá.) Lo habitaban gentes prevenidas en frontera con un ojo
abierto a las hogueras de las atalayas anunciando la llegada de la morisma y
otro en el pendón real. Esta es tierra del Cid por donde pasó el Campeador a
ganar el pan de las batallas. ¡Oh Cid Sidi que buen vasallo si hubiera buen
Señor! Aquí se plasma la grandeza y la malandanza de un pueblo duro de pelar,
arisco, y a la vez magnánimo, que ejerció la tolerancia y la compasión con el
enemigo. El sarraceno en sus razzias de primavera talaba campos, robaba
mujeres, pertrechos y tierras. En toda
esta zona del alto Duero proliferan las atalayas. Allí el que montaba guardia,
cuando veía llegar al moro, encendía la típica chisquereta o almenara[1]
y entonces las campanas tocaban a rebato. La coexistencia fue difícil pero hubo
periodos de tranquilidad, concluidas las "aliyahs" (invasiones) o "yihads" (guerra santa contra el infiel.) Esa serenidad se
plasma en los frisos, plementos y pinturas murales con escenas de la vida de
Cristo del obispo san Nicolás y san Baudilio que exornan los murales. Aparecen
dromedarios, elefantes y un caballero musulmán cabalgando desalado sobre un
corcel blanco. Al pairo de dibujos místicos está la rosa de los vientos,
estrellas de David, el sello de Salomón, junto a composiciones del ave ibis la
cual, según los egipcios, comía el pescado dañino a los humanos. También la Dextera
Domini ([2])
o dedo de Dios, que se asoma en forma de triangulo al lado de la paloma del
Espíritu Santo, bajando de una nube. Esta ermita enmarcada en los territorios
entre Sigüenza y Burgo de Osma me recuerda a Santa Cristina de Lena. Esa era la
tesis propalada por el profesor Camon Aznar de feliz memoria. La mesnada de Ruiz
Díaz de Vivar estaba integrada por soldados de las Asturias de Oviedo que lo
acompañaron al destierro y fundaron por estos cerros su acampada. Existe la
probabilidad de que entre ellos hubiese monjes y clérigos repobladores para
realizar esta misión. Al igual que santa Cristina, san Baudilio se eleva sobre
un peñasco desde cuyo alcor se divisa la paramera soriana. Misión de
vigilancia, pues. Y consta de iconostasio o cámara santa propio de la liturgia
bizantina. El coro se eleva sobre una disposición de arcos de herradura
funcionales que hacen pensar al historiador en las relaciones litúrgicas que
tuvo el rito muzárabe con la secta arriana y con el Islam. Hay representaciones
de san Miguel pero, sorprendentemente, en ninguna de las dos se pinta a la Virgen María. Quizá
el culto de hiperdulía sea posterior a la devoción a san Miguel que fue
privativa de los godos arrianos. Los arrianos no creían en la Virgen. Su proclamación
como Madre de Dios, de origen griego, se produjo en el concilio de Nicea, siglo
V. El culto marial arraigaría, luego, entre los Templarios que lo incorporarían
a occidente. El Cantar del Mío Cid habla de ceremonias rituales "antes de
los gallos cantar" y de la imagen de Nuestra Señora que llevaban los
guerreros en el arzón sobre su cabalgadura. Se colige que las misas eran largas
y el pueblo asistía embelesado entre himnos devotos, nubes de incienso y
salmos, a las ceremonias eucarísticas que celebraba el preste tras la cortina
del iconostasio.
Tanto santa Cristina de Lena como san Baudilio de
Berlanga en lo alto de un cerro irradian fuerza telúrica para quienes visitan
estas iglesias antiquísimas. “Tomaron las reliquias todas las que hubieron y
fueron por Castilla y así la defendieron”. Acaso sea la luz de Xto que pervive
entre nosotros hasta la consumación de los siglos.
Capítulo 4
DALÍ Y LAS ORENETAS (GOLONDRINAS) DEL AMPURDÁN.
CANTO A GERONA
El mundo se ha
convertido en una busca barojiana, en una lucha por la vida. Con tal de hacer
dinero, matan a su padre y esto es lo que está ocurriendo con el centenario de
Salvador Dalí. Desde mi capacidad de periodista sin periódico pero renuente a
vender mi pluma y la cuchara, yo protesto y yo acuso. España vive las
conmociones de un proceso Dreyfus pero al revés con estas ansias de los
bibliopolas de darle la vuelta a la tortilla. He de decir que el centenario de
Dalí se está convirtiendo en una chapuza. Y yo me acuerdo del día en que el
maestro me dijo con cierta envidia: “Esos
la tienen más larga que usted y que yo, Parra”. Aquí están las
fotos para demostrar lo de aquella fiesta del gaysaber en Nueva York que acabó
como el rosario de la aurora. A mí las cuentas no me casan. El Dalí que yo
conocí tiene que ver muy poco con el que han sacado de la manga los amigos de
los separatistas, los muñidores del contubernio y los que han accedido al poder
pisando las cenizas aun humeantes de una hecatombe como la del once de marzo.
Urnas y cadáveres pero Dalí era apolítico. No queráis hacer bandera y oriflama
de reivindicaciones. El Dalí que ha salido de estos tórculos, con mucha moviola
y trampa, parece uno de aquellos fusilados en las zanjas de Montjuich, oiga.
¿Qué hacemos con toda aquella caterva de muertos de segunda fila? ¿Quo vadis,
Cataluña, adónde vas, Europa? ¿Adónde te llevan tus felones, España? Don Salvador alzaba aquella tarde
neoyorquina, conminatorio, su bastón con contera, como señalando el
advenimiento de un porvenir incierto. Lo de la garrota del maestro de Port
Lligat siempre lo he dicho tenía su lado onírico y la inspiración milagrosa que
rodaba cuesta abajo por las laderas de Príapo. Sombra y figura. Dalí era todo
un adalid de las artes marciales de la publicidad.
He aquí que
llegaron los coribantes de la diosa repartiendo leña, ahora os vais a enterar,
dijeron, os vamos a moler a palos.
▬ ¿Con la garrota de Dalí?
▬No; con el as de bastos de los cuadros de Picasso.
Las
cendolillas de antaño hoy son pubillas de juego floral y mucho cuidado con esa
boca que os puede perder, os vamos a acusar de machistas. Muchos se han subido
a un guindo y andan por sus ramas, emboscados y sumidos en la ataraxia
doctrinal. No está el manto de Magdalena para tafetanes, ni el alcacer para
zampoñas. Las urnas últimas tuvieron algo de actas funerales y trajeron cenizas
de despojos de cadáveres, un gran holocausto. Nos están vendiendo una burra mal
capada, por muy demócrata que sea esta pollina pero puede acabar, rebuzno va
rebuzno viene, sin saber por donde tirar, como la de Balaán. O, si me aprietas
un poco, igual que la mula Francis. Dalí amaba su patria chica pero
sin menoscabo de la grande. Como debe ser. Por eso durante toda su vida miraba
con cierta prevención y cierto distanciamiento a los catalanistas a palo seco.
¿Qué tendrá que ver, yo me digo, el culo con las témporas? Pues por lo que se
ve y por lo que han hecho y dieron los que le calaron la barretina de refez, a
contrapelo y hasta las orejas antes de morir, todo. Él tenía sólo dos amores que eran Gala y
España. Pero ya digo: la tradición pesa y el polvo de las alpargatas de los
republicanos que partieron para el exilio, prometiendo un turbulento regreso,
derivó en polvareda, a lo que se ve. Por doquier resucita el fantasma de los
que partieron por Port Bou. Inventan rollos y traen al diablo entre las
piernas. Al diablo que yo vi dibujado en la testa de una ménsula. Era una mañana
de Miércoles Santo y el guía gerundense tercamente nos hablaba, empecinado, de
lo buenos que habían sido unos.
▬ Es
porque los otros habrán sido muy malos▬ repuse.
Nuestro guía
se llamaba Marcus y nos estaba haciendo la loa de los republicanos. De paso
hablaba del románico cuya cuna estuvo radicada en este bello rincón catalán de
Bensalou. Era el arte de los godos, la continuación proyectada del espíritu de
Carlomagno. Se sentía don Salvador plenamente integrante de la escuela
española. Por oposición a Picasso, a quien la lucha de los vencidos/vencedores
fue a colocar en el pedestal, un trono acaso supervalorado. Creo que Dalí era
un genio y Picos un gigante con los pies de barro.
¿Cuándo
acabarán nuestras zozobras? Regresan los espectros y estamos próximos a
inaugurar un nuevo aquelarre. Camuñas y sus aparecidos hacen antesala en los
ministerios y en las sillas de las mesas de juntas esperan sentados, ojalá
caiga una sinecura, y miran para el techo en espera de que aparezcan de un
momento a otro las brujas de Goya montadas en la escoba, para el próximo
aquelarre. Ese fantasma del exilio yo lo vi dibujado hace pocos días en la
testa de un demonio cuya carota colgaba del remate de la imposta de una arcada
románica cuando nuestro guía gerundense nos dijo.
▬Mirad hacia arriba.
Todos
mirábamos para donde nos dijo el guía. La carota histriónica de un enano nos
enseñaba la lengua.
En aquel
momento por el cielo impoluto de Besalú cruzó una golondrina. Una “oreneta”. El
de las patas caprinas, alas de murciélago y rabo de león, se conoce que tiene
miedo a este pájaro sagrado. La golondrina estuvo en el Gólgota una tarde de
Viernes Santo y le quitó con el pico las espinas de cambronera que horadaron en
tormento el cerco de su divina cabeza. La golondrina me valió y se hizo el
conjuro contra el diablejo que enseñaba los cuernos desde la imposta. Verla el
cabeza de mono y huir de debajo del Tetramorfo fue todo uno, yendo de remate a
zambullirse sobre las aguas tersas del río Fluvial. Lo vieron ahogarse los
turistas al muy cabrón en uno de los tajamares del puente ojival. Así reviente
entre la chusma como el lagarto de Jaén. El diablo por
Semana Santa nada tiene que hacer, ni siquiera en Cataluña, una región
demasiado importante de España para dejarla en manos de los catalanes. El Fluviá lamía los muros del monasterio de
san Pedro y en sus aguas se reflejaba el campanil solemne de la iglesia de
Santa María. El raudal de corrientes bravas pasaba aquel día por la localidad,
haciendo remolinos e iluminando los contrafuertes del puente levadizo con
irisaciones color plata. Las oronetas seguían en lo alto agitando sus alas
sobre los cielos medievales de Besalú y se quedaban indiferentes ante los
turistas, igual que hace mil años. No se paraban a contemplar a las muchachas
judías que salían del mikwah ritual saltando con los pechos péndulos
como en el “Collar de la Paloma”.
La presencia de una aljama y de una sinagoga dice a las claras que la ciudad
debió de ser importante.
Por esta
cornisa, a muriente, penetró el cristianismo en la península ibérica. Aquí
sentaron su sede los primeros obispos los que siguieron a las predicaciones
supuestamente ciertas del Apóstol de los Gentiles, quien desembarcó por
Ampurias, la vieja Emporion de los griegos. No hay que olvidar que Jesús habló
al mundo en griego y que esta lengua fue la primitiva de la Iglesias. En Rosas
atracó la barca de piedra y desde esta orilla zarpa, asimismo, todo el gran
tema jacobeo. Gerona es la provincia española con más castillos, algunos de
ellos sólo raigones y lienzos de muro, ya testimonio de un pasado glorioso y
fundacional, de la nación española, remiso a desaparecer. Es una alegoría al
Este de Castilla la Gentil
a orillas del Mediterráneo, laboriosa y heroica. Un aire de misterio y de seny
bañan a toda la ciudad. Sus castillos nos llevan al arte románico, el más
depurado y selecto, el que mejor conserva las raíces bizantinas con su tosco
abatimiento y su admirable expresividad. Cataluña quiere decir castillo. Es el
bajo vientre de la marca hispánica. Su serenidad pensativa hace recordar a
Carlomagno. Gerona rindió vasallaje al emperador. Hasta lo canonizó. Si queremos
tierra de obispos, hay que ir a buscarlos a La Bisbal. Ripoll es
un pórtico de la gloria sin maestro Mateo pero toda una historia sagrada
escrita en piedra desde su reconstrucción por Morgades, aquel obispo que le
hizo la vida imposible a mosén Cinto Verdaguer y que se dedicó a levantar, como
un descosido, todas las piedras santas que echó por tierra la francesada y la
desamortización. En los bajorrelieves de este monasterio, cuna de la
catalanidad, se cifra y compendia toda esa teratología del arte románico, ese
hontanar de monstruos y de santos que alza el alma humana sobre el pináculo de
la perfección. El arte de Dalí, con la depuración de sus pinceles, entallada en
el símbolo didáctico, como un tótem o un abraxas de la modernidad y toda esa
parafernalia de claves de la sinrazón, es un corolario de ese románico catalán,
íntimo y sólido. Lo visigótico en todos sus primores lo plasman los sillares y los arcos de
medio punto de San Pedro de Rodas. El alfil y el albalá de todas estas
venerables ermitas se abocinan sobre los contornos típicos del taqueado jaqués
y del opus spicatum de la decoración de raspas de pescado que exornan el
borde de sus ventanarios. Es un cutio de continuidad mística que predica en
labores de piedra o enseña al que no sabe. A los rudos pecheros y labrantines
de la alta edad media todos ellos analfabetos. Las toscas figuras beben la
ambrosía en las ramas de aliara, de una estética tan profusa como enigmática.
El arte en vaso de belleza sólo lo potan los elegidos. La cuna del arte
románico nos habla del cuerno de la abundancia del simbolismo.
Hay que ser un
iniciado para entenderlo.
Todos estos
lugares-Tossa de Mar, Cadeus, Lloret, Figueras- los llevamos en el corazón.
Fueron los puntos de destino de nuestras primeras salidas turísticas donde
conocimos el amor. Lloret me recuerda los ojos dulces, las lágrimas en aquel
hotel, toda la vida por delante. Ella ya
no está pero juntos en aquel viaje recorrimos la Costa Brava sobre las
ruedas de un 600D y juntos fuimos a buscar a Roger entre las remesas de
turistas que empezaban a llegar en grandes oleadas desde todos los rincones de
la geografía de las Islas Británicas. No se olvide que fueron los ingleses los
que descubrieron la Costa
Brava y los que iniciaron el turismo en tiempos de Franco.
¡Ay aquella noche nupcial en Lérida, destartalada y triunfal y oliendo al aroma
del café con malta que trajeron a mi casa los últimos refugiados de la guerra
civil! Íbamos camino de Bañolas a venerar a san Martirián, clemente y bondadoso
que bendijera nuestro connubio. Aquel verano llegó la hora del amor, el
sentimiento más fuerte que siempre estará en mí omnipresente. Lloret había
cambiado poco desde aquel verano del 69 en que lo visité por vez primera. Las
mismas palmeras, el mismo ardor, la misma sed y el arco de ballesta de su playa
bajo la mirada militante de esas atalayas que aparecen y desaparecen a lo largo
del perfil de la marina y que eran torres vigía para alertar de la llegada de
piratas berberiscos. Cataluña se fraguó en la lucha contra el infiel. Las oriflamas de Roger de Lauria nos hablan
de un tiempo en el cual hasta los mismos peces del mare nostrum llevaban barras
catalanas en sus escamas. “Blanquerna” es precisamente una novela bizantina que
escribió Raimundo Lulio mirando a las cúpulas doradas de Constantinopla. Las
sarracenas razzias desde Argelia y con otro nombre más pacífico propiciadas por
las organizaciones no gubernamentales que son los nuevos funcionarios de un
mundo sin fronteras continúan llegando. La calma del Mediterráneo oculta una
violencia latente. Es la lucha por la
vida y la reconquista del espacio vital. Lo absurdo de esta época es que en
plena globalización radical nos estén vendiendo ideas románticas del siglo XIX,
duerno en el que se abrevan algunos ilusos trasnochados.
¿Qué fue de
tanto frenesí? En el 2004 he mirado a Cataluña con nostalgia manriqueña,
suspirando por cuanto perdimos en medio de tanto devaneo. Nos han quitado la
honra. Todo el país en poco menos de una generación ha dejado a Laura y a
Beatriz y se ha ido de putas. El símbolo de esta democracia es la gran
meretriz. Hace treinta años fui testigo en el paseo marítimo frente a la playa
de Lloret de Mar de cómo un turista francés medio loco se liaba a golpes con un
guardia municipal que le había puesto una multa. Hoy los mozos de escuadra
están mucho mejor diseñados y su plexo solar es más rotundo. Lo más probable es
que aquel franchute no se atrevería con estos espigados gendarmes que patrullan
las calles catalanas. Hemos ganado en algo pero lo hemos perdido casi todo y
seguimos siendo los mismos. Entonces España se estaba abriendo a la libertad. A
favor de las sombras y envueltos en el dosel de la noche las parejas se siguen
amando en el arenal dejando que las olas besen sus pies hoy igual que entonces.
El mundo no se acaba. Ya no hay tanto turista nórdico. Los autóctonos están más
envejecidos y las oleadas de recién llegados transandinos y bereberes en un par
de décadas habrán cambiado el arco demográfico de este pueblo tan suyo y tan
pagado de sus tradiciones que muy pronto estará repoblado por extranjeros. Cataluña para
mí era aquella pensión de Tarragona donde pernocté, tan vieja que tenía un no
sé qué romano en cuya cama estuve postrado tres días curándome de una
insolación. Cuando en el 72 volví a visitar el Principado, ya sin acompañante,
éste ya no era igual. En el barrio antiguo soplaba la tramontana y la arena me
atizó los ojos y el viento terral se me subió a la cabeza. Yo amaba a esa
Cataluña tierna y a la vez impenetrable y al idioma catalán que es el que más
escuché en mi infancia en casa de la señora Antonia aquella mujer de Lérida que
vino refugiada a Castilla. Sí, yo amaba esta tierra acérrima en sus usos y en
sus costumbres, archivo de la cortesía. Ha cambiado todo el planeamiento.
Incluso, nos presentan a un Dalí que nunca fue. Con todo, volveré algún día a la Garrotxa, antes de que me
muera, subiré al call y cruzaré la sobrepuerta siguiendo la ruta de los pasos
perdidos de un millón de muertos. Ya estamos en las mismas. El mensaje de los
“Soldados de Salamina” es el mismo que el de los “Cipreses creen en Dios”.
A Dalí lo han
manipulado como a un enano. Han colocado su cadáver en el testero, lo han
subido a lomos de un caballo, picaron espuela y dijeron arre sin curarse de
nada más. Y que gane igual que el Cid las batallas después de muerto. Están
exhumando testimonios. Los ladrones de epitafios se hicieron necrófilos y todos
los días de Dios están encontrando nuevas fosas comunes.
▬ Ándese
con mucho cuidado con esa tía. La mula es muy corrida de lomos y hay que
cabalgarla a rebalgas.
▬ ¿Qué cree?
¿Que no me di cuenta?
Sin
embargo, las golondrinas han vuelto inexorables a su cita con los recuerdos y
tienen un bello nombre en catalán: orenetas. Aunque lo haya conocido por
primera vez de labios de aquel espolique de excursiones guiadas. De la misma
forma que aquel payés en lo alto de un puerto que nos detuvimos a descansar en
un restaurante desde el que se veía Barcelona ▬ casi toda la Sexta Flota comía en
aquel comedor ▬ me dijo lo que significaba “bosso”. Estaba
dando de comer a unos cachorros cuando me lo dijo. Y ambas palabras se juntan
en la imaginación formando vértice para hacerme un caño en el tiempo. Bajo el
arco del triunfo y de los recuerdos.
Las calles de
Gerona hay que subirlas casi de rodillas, imbuidos del sentido de reverencia y
admiración hacia una ciudad heroica que resistió valiente a los mil y uno
sitios. Es todo el orgullo de los entendidos en poliorcética. ¿Cómo se organiza
la resistencia de una ciudad? Hoy un mendigo pide limosna en pleno barrio de La Forsa sentado a la entrada
de la vieja sinagoga. Es la viva representación de Jeremías. Deja que los
turistas le hagan alguna placa pero cobra medio euro por cada foto. La casa de la Pía Limosna, buen
gótico civil, trae a la memoria los muros y las paredes de la Casa de los Picos de Segovia.
Por aquí anduvo catalogando, exaltando y hablando de la perfección estética del
románico del Alto Aragón, otro paisano mío, el marqués de Lozoya. La condesa
Enarsinda nos sonríe desde lo alto de un torreón. Si cruzas a lo alto del
fortín por detrás de los adarves octogonales de la catedral podrás columbrar el
idílico paisaje del convento de san Daniel con sus torres cilíndricas y sus
galerías góticas de arcos trilobulados que ensalzan la perfección de la forma.
Otra vez el octógono de la beatitud nos lanza un reto desde los adarves de la
iglesia de san Nicolás y de san Pedro de Galligans. Los poetas definen a Gerona
como el triunfo de la piedra y el agua en las riberas del Río Oñar, que rinde
homenaje al Ter en compañía del Galligans. Tiene manera suave de arco abocinado
en capitel románico. Toda esa teratología del arte daliniano explica el origen
de alguien que nació a la sombra del gran Tetramorfo o bajo los auspicios de la
almendra mística del Pantocrátor de Ripoll. Él se propuso a su manera
desjarretar al monstruo, el de la cabeza de mono, cuerpo de arpía, cuernos de
cabra, cola de león. Estos engendros deformes de una mente muy dada a la
exaltación pueblan su selecta y fantástica iconografía de este pintor. Pasamos por
Breda y por Viladrau, el pueblo de la botella de agua que aplaca nuestra sed de
los veranos y por allí columbramos las cimas siempre canas del Pirineo. Las
crestas del Canigó ya asustaban un poco a Gracián. Muy diferente el Ampurdán de
la sierra al de la marina; éste se atuvo a su concepción bucanera y exploradora
de la existencia. Era el que embarcaba en bergantines y palacras y se iba a
hacer las Américas. Hay también un contraste entre la selva de pinos y de
maleza que circunda el interior y los bellos valles idílicos del Puigcerdá que
compendian el afán de los que añoran una existencia de paz bajo el lema de “et
in Arcadia ego”.
Las impostas
decoradas de los arcos de medio punto románico hablan de una riqueza material
que viene de antiguo pero lo material y lo espiritual se dan allí la mano. En
Bañolas viven los grandes millonarios de España, sin dar cuartos al pregonero.
En Cataluña, con mucha diferencia que en Castilla, no suele hacerse demasiada
ostentación de lo que uno tiene. Conforme a la tradición oriental. Pero, en
definitiva, los bigotes de Dalí se conjugan en mi memoria con las golondrinas
del Ampurdán aleteando en torno al nido pedigüeño de barro fundido con saliva o
volando rasantes sobre el alcacer de los prados recién cortados. Eran escarpias
a mitad de camino entre el rabo del cochinillo de san Antón y la cruz
procesional. Un deseo que se agita, escondedero, de frustraciones adolescentes.
De ellos estuvo enamorado García Lorca pero Dalí, cuyo rumbo sexual marca el
norte de lo epiceno o abstemio. Parecía estar por encima de las cuestiones
sexuales que arrastran a los mortales. Él era un genio. Era demasiado
narcisista y se hartó de leer a Proust cuando le daba la gana en Ses Brises.
¿Que la tenía pequeña? Ciertas limitaciones de esta índole son las que hacen
correr la pluma de los grandes poetas y cargan de color las paletas de los
mejores pintores. Tenerla grande o pequeña no es más que un accidente. Nada tiene que ver con la sustancia que es lo
que importa. Además, como dicen los británicos, you cant´win them all, y
eso se lo dirá usted a todas. Dalí la tenía pequeña. Pues vale. Su genio era muy grande. Váyase lo uno por lo
otro. A Porfirio Rovirosa tuvieron que hacerle los carpinteros mejicanos un
braguero de especial para que le cupieran y luego padeció mucho de la próstata. Sin tan
traumáticas mermas no se explica por qué el morabito de Port Lligat pintara
tanto y tan bueno y es la razón tal vez que subyace en el fondo de su manía de
engatusarse los bigotes haciendo que las guías apuntaran para arriba o se
acaracolasen, según qué humor, empalmados como un tablón, símbolo de una
erección que no acababa de rematar. Dime de lo que presumes y te diré algo de
tus carencias.
El síndrome
monorquídico hace estragos en una sociedad donde todo se cuantifica, se mida y
se pesa y existe un ábaco especial para la infamia y la vulgaridad, y un embudo
por donde la verdad y la belleza no pasan. Arrobas de avilantez, tele basura,
el tetamen de la tonadillera por cualquier rincón de España. Centímetros, y
pulgadas, varas de medir las suyas. El fantasma del bueno de Porfirio con la
regla y el espejo. Parecen colegialas, oye. Aquí lo importante es tenerla grande
y gorda y con lo otro, con la crija ▬ curiosamente se interpolan
los términos, y lo que debería ser masculino se dice en femenino y viceversa,
para figura retórica esa-▬ y entonces ¿qué hacemos? Burro grande ande o no ande. Petulancia de
herejes.
Vivimos en la
cultura de la queja y del cotilleo y por eso estos mishaps o
precariedades de la natura son cuestión de tanto monto. Nunca unas teclas y
unas cámaras dieron para tanto. Ya digo, en el centenario
que se conmemora, 12 de mayo, se han dicho y hecho bastantes tonterías. La peor
de todas: convertir a este recio ampurdanés con su perenne cachava como la de
Plá, siempre con su paquete de caldo de gallina los ojos esparcidos de
lejanías, en bastión del independentismo de montera picona y de señera calada.
Todos sabemos que no es verdad. Dalí era un españolazo total. De los del tambor
del Bruch, sardana con butifarra y vino recio en su paladar. En él había un
falangista como el de aquella centuria catalana que dejó su piel en Brunete y
uno de los caídos creo que era pariente suyo. Así que, doña Montse, no me venga
usted con chorradas.
Los ejercicios
de lacrado de memoria nos llevan a improcedencias. Por ese camino, con
extorsiones de la verdad, ligaduras de trompas y retortijones del Logos se
camina hacia una guerra civil o a la voladura de España. Aquí se están contando
muchas batallitas y cada cual narra la feria según le fue en ella ocurriendo
tergiversaciones a mansalva. Mienten todos más que la gaceta y aquí están estas
fotos y la entrevista que me concedió Dalí a mí que era el corresponsal en
Nueva York de la Prensa
del Movimiento. Y que no he vendido la pluma ni entregué la cuchara ni me
rindo, ni me vendo a nadie. Y menos a
los contrabandistas de un nacionalismo trasnochado.
Constituye a
ojos vista un atropello a la verdad histórica de lo cual podríamos dejar
constancia y ser fedatarios todos aquellos que conocimos a Dalí en carne
mortal. Y los que parlamos con él y nos sentamos sobre un velador de hotel
neoyorquino cerca de un cubata y unas jarras de cerveza. Había una orquesta y
un mexicano no paraba de pegar voces. Era un tipo atrabiliario y estrepitoso
que no podía ver al gachupín, que se desanclaba en denuestos e insultos contra
España cuando un catalán muy español y de Figueras lo mandó callar.
▬Haga usted el favor de bajar el gallo y no nos grite que no estamos sordos.
▬ Viva Pancho
Villa. Arriba ánimas y el Guernica de Picasso. Abajo Dalí que es un fascista.
Ya salió
la palabreja. Cuando alguien no está de acuerdo con tus argumentos te llama fascista.
El tipo debía
de tener un colocón. Por poco sacamos las pistolas. Me hubiera gustado acallar
con plomo a aquel voceras pero bastó que le enseñase los puños para que hiciera
mutis por el foro semejante bocazas. Una pandilla de remamahuevos nos estaba
jodiendo la democracia. Ché ¡qué bueno que viniste!
▬Yo no digo nada.
▬Viva Dalí, maestro del alma.
Pero
entonces, los progres, no se me olvida, pintamonas le llamaban y sus cuadros se
vendían malamente. El artista estaba en
la ruina y para colmo Gala con su cara de culebra rusa subiendo y bajando como
una esfinge por las galerías circunvaladas del Guggenheim. Los efebos eran su
perdición. Tratabas de hacerla un retrato y te mandaba a tomar por culo o te
pedía que en vez de foto te hicieras una gallarda. Era dicaz, procaz de gestos
y muy mal hablada la genial esposa rusa del genio de Port Lligat.
Lo que ocurre
ahora es que Gerona, la ciudad de los sitios, ha vuelto por donde solía,
enarbolando bandera del no pasarán. Es la Cataluña más provinciana, la más heroica y
encumbrada en su propia altivez. Los chopos que describiera Gironella ▬ otro que
murió arruinado-▬ han
vuelto a florecer. Mucho hay que subir hasta la catedral por las tortuosas
escalerillas de la judería. “Soldados de Salamina”, una novela en el que reverbera el aliento de Federico
Sánchez Mazas su obra de adolescencia: Las inquietudes de Shanti Andía.
Sánchez Mazas era un falangista vasco. A los nacionales se los postergó desde
un primer momento. No hay que pasar por alto que la cultura castellana pronto
pasó a manos catalanas. Barcelona era la clave de todo cuanto se publicaba y
los judíos norteamericanos y los que recalaron huyendo de Alemania abrieron
editoriales en la
Ciudad Condal. Gracias a todos estos trueques y artimañas los
vencidos en la guerra vencieron en la paz y al revés. Franco fue tal vez
demasiado generoso con Cataluña. Ese hecho tampoco se nos negará. Así que los
que habiendo ganado la guerra luego perdimos la propaganda nos llevamos las
manos a la cabeza. Era sólo el afán de perdón y de reconciliación el que guió a
Franco en su altruismo, un altruismo que brilla por su ausencia entre los
instalados por el odio, en su magnanimidad para con la otra España. Había que
soldar helgaduras mentales y divisiones del corazón. Este dato por lo visto no
interesa a los muñidores de la
Aviesa que es como llamo yo a esta democracia. Vienen de
tercería y se nos presentan con programas y lemas que datan del mioceno o del
neolítico. Los mismos discursos gastados, las mismas proclamas, lo deja vu. Venga a soplar dentro del
cuerno. Ese azófar de Israel es una corneta apocalíptica terminada en cuernos
que acarician las barbas del rabino. Citas constantes al Antiguo Testamento
pero toda la Biblia
no vale lo que una vida humana. A este paso nos van a quedar ya pocos Yom
Kippur. He aquí que resucitan los espectros. Las ratas oradoras se han subido a
los cajones.
Lo hacen bien.
Son de una
obstinación admirable y para colmo vienen de Aragón. No dan su brazo a torcer
ni aunque les aspen. Aunque ya digo. No hay que hacerles demasiado caso.
¿Es esto
ético? ¿Es estético? Yo me pregunto y nunca hay respuesta, jolines. La obra
daliniana con resabios de profecía teratológica del mundo que nos tocó vivir y
que él anticipó desde su paleta que cada día más se parece a la de Goya. Esto
le acreditaría como el segundo grande de la pintura española. Lo malo es que en
el “Gran masturbador” no hay una intencionalidad de coyuntura como le ocurrió
al “Guernica”. Lo que le sobra al malagueño de intencionalidad política le
falta al ampurdanés. Dalí no puede negar que empezó por lo naif. Se ha puesto
en juego el lacrado de la memoria. En esta hora occidua y equívoca, muy del
gusto de los proclives al gatuperio y a la maula y de los que confluyen y
confutan pro domo sua, y confunden la libertad con el tocino, han conseguido
poner a Cataluña también patas arriba. Sin embargo, Cadaqués el otro día cuando
fuimos de visita (hay que llegar a él por cuestas y vericuetos, lomas y pinares
y sierra áspera) nos acogió con su serenidad y su hospitalidad de siempre.
Vimos alzarse en uno de los montes que lo clavan el radar de alerta aérea del
ministerio de Defensa. Cualquier día se plasma allí un sabotaje. Uno se empapa
de Mediterráneo y descubre recónditas y misteriosas calas. Es la tierra para
reencontrarse con Ulises y con el amor. Maldita política. Las barcas estaban
dormidas y recién carenadas en el varadero profundo y era muy hermoso
fotografiar estas embarcaciones rudimentarias que se descubren debajo del arco
de un voladizo. La tierra de Dalí que da vista a las montañas pirenaicas es la
que cantó Verdaguer en excelsa rima catalana y castellana y describió con
acucia e intensidad de perspectiva el gran Pepe Plá. Es tierra bella, recatada
en su modestia de pubilla. Moza
catalana, que destila belleza y calma, dulce abulia, amor de brasas, apegada al
terruño. En ella se perciben lejanos ecos de cánticos con toda esa carga de
melancolía que tiene la sardana.
La Costa Brava a la
cual descubrieron antes que yo los niños ingleses a los que enseñaba castellano
en Hull, las primeras vacaciones allende los acantilados de Dover y Blackpool,
paella y sangría, sir, very good, nice, donde se fue mi amor que se hizo de la
mujer que amaba, me recordó un cuento de Clarín que lleva por título El
diablo en Semana Santa. Yo me la recorrí de cabo a rabo con los
excursionistas de la
Inserso. Cadaqués se acurrucaba en su cárcava. Allí todavía
hay procesiones y dormía en la bella concha de plata abrazada al mar amante y
amigo. La ebúrnea torre de la iglesia era una almena de vigilancia para alertar
de la llegada de los piratas berberiscos. Bajo su halda se arrebujaban las
casitas blancas de los pescadores. No se ven en Cataluña apenas blasones ni
portaladas. La mejor ejecutoria de nobleza es el esfuerzo. Buen país,
mesocrática región. El retablo barroco, como su poliantea recargada y que los
turistas pueden admirar desde una luna de cristal instalada en el cancel es
cosa muy de destacar.
Tendré que
volver a Besalú mitra de abades, puentes y castillos, la que observa al
peregrino un poco con la mirada del Padre Claret y reza en castellano dulces
plegarias antiguas llenas de amor divino. Tendré que bañarme alguna vez en el
mikwah al lado del río Fluvium - no puede haber rotundidad más latina de formas
que en este país - y salir purificado para acometer una nueva era y bajaré
hasta Olot, un pueblo de levítica alzada, que nos mira desde las cuestas con
ojos perfunctorios de notario, de una gran carga literaria, donde se venera a
un cristo con la cruz a cuestas y manteo azul que es la viva serenidad digna
del Greco.
Te entienden
lo mismo si hablas en castellano que en catalán porque los de Olot siempre
fueron un poco poetas y el lenguaje de la poesía no admite separatismos, es de
envergadura universal. Esta parte del mundo
recuerda un poco a Asturias. Las masías son algo entre medias de la manor house
inglesa y la quintana astur. No hay minifundismo. Cataluña se gobierna por la
tradición del “hereu” que también define en sus novelas Bartolomé Soler. Marcos
Villarí es un libro fuera de serie. ¿Por qué lo han olvidado? Siendo como es un
canto a la Cataluña
eterna. Para un apasionado de la
literatura como soy yo la escuela de escritores catalanes hoy casi olvidados -
Plá, Tomás Salvador, el propio Soler, Vidal Cadellans - decir Barcelona es como
nombrar la Meca. Todos
los chicos de mi generación juntábamos palabras y emborronábamos papel con la
ilusión de ganar un día el premio Nadal, porque no en vano somos el resultado
de una grafomanía que no cesa, y hacíamos pinitos soñando con que algún día en
la noche de Reyes nuestro nombre fuera anunciado en la cena que se celebraba en
el Hotel Ritz. Todos fuimos o quisimos ser aspirantes a ganar el premio Nadal.
No se consumó el sueño pero en esta vida no es lo importante llegar sino
caminar y el reto y el hito siguen ahí plantados. Por eso nos duele esta
manipulación del santo nombre de Cataluña, emporio de la publicación en
castellano que renuncia al legado de Cervantes. Eso será como un suicidio.
Pero, si creen que vamos a romper la pluma o quemar los libros, van listos. Lo
van a tener muy crudo esos insensatos si quieren terminar con nuestros
próceres: Lluis Santamarina, Ignacio Agustí, Carlos Sentís, Bartolomé Soler, el
gran Plá, Sebastián Mariné aquel tarraconense que me enseñó todo el latín que
sé, Corominas o el P. Claret con cuyos hijos aprendí. He cantado el “Virolay” y
me emocioné en Montserrat en la celda donde Iñaqui escribió sus ejercicios.
¡Viva la Murenetta!
Por eso, siempre nos quedará Gerona;
y volveremos a Gerona la escarpada, de numantina mirada deshojándose a sí misma
perpetuamente en el espejo de las aguas del Oñar como la vio Gironella. Los
compañeros de Campanys resurrecto se enfundan la barretina como una carmañola.
Esta mañana he rezado ante el Cristo de Dalí para que Él que todo lo puede
conjure el peligro del separatismo. ¿De donde ha salido ese Puigdemony?
Gerona
es el emblema de toda resistencia. Gerona siempre resiste todo asedio, incluso
el de las fuerzas que pretenden liquidar a España. Desafió al agareno, plantó
cara al francés de cuya rapiña saben harto los catalanes de buena fe. Galdós:
Episodios Nacionales son el alma de Gerona. Al acercarse a los muros de
su castillo se siente como un latigazo de patriotismo porque a España se la
puede amar también parlando catalán.
Todo arranca
del scriptorium de Ripoll.
Nuestra
vocación de escritores viene de que soñábamos con ser amanuenses o
transcriptores volcando palo seco y neumas en los cantorales y en los códigos
miniados. Si al mundo no lo caligrafías de antemano, no existe.
Esta
Nuncupatio o prurito nominativo [el nombre siempre antecede a la cosa y el
vocablo al concepto] nos hizo grandes a los soñadores.
El futuro
pertenece a los poetas que portan en todo tiempo el fuego sagrado de la llama
del saber.
Se nos
aparecerá alguna noche ese abad Oliva, roturador de campos, la lira en una
mano, la esteva y el azadón en la otra, y nos dirá lo que tengamos que hacer:
—Canta y
guarda silencio
No olvidemos
que el sile et psalle era el lema de los benedictinos y el abad Oliva está
también en el alma de Cataluña. Y en Gerona se siente la presencia, soterrada,
del general Álvarez de Castro. A dios rogando y con el mazo dando. Somos mitad
y mitad: monjes y soldados. Toda esa grandeza se encierra en la ciudad de Dalí
y del descatalogado Gironella con su monumental prosa. Lo exprimieron, lo sacó
el jugo y lo arrojaron de sí. Dijeron tuvo su época, éste para que lo queremos
ya y es así como uno de los autores que más dinero ganó en España logrando algo
tan difícil por estos pagos como es vivir de la literatura moriría en la
pobreza. Pagó la culpa y hasta eso no le fue perdonado: escribir en
castellano... Gironella en el foso del olvido y un Dalí resurrecto y manipulado
y al que pintan como nunca fue. Pero aquí todos a callar. Bono ha hecho
conserjes a los que Franco nombró capitanes o les dio las dos estrellas de
teniente. Tampoco es para echar en saco
roto que fue precisamente Franco el que restauró la gran biblioteca de
Montserrat, aunque para su desgracia, traidores y corifeos de la felonía, desde
sus estrados partió el grito de rebelión:
▬ Volem bisbes catalans.
Para ustedes la perra gorda. Pero no llevan razón.
Aviso y el que avisa no es traidor.
Capítulo 5
ILIBERIS
ORÍGENES DEL CRISTIANISMO EN ESPAÑA
Por mucho que les laven la cara, nadie podrá arrebatarles a esa gente
que siempre llegaba de Berbería, con nocturnidad y alevosía, el título de
piratas. Se me vienen al pensamiento las palabras siguientes que recuerdan
antiguos horrores y suplicios a mis antepasados: redención de cautivos,
alfaqueque, baños de Argel. Y por supuesto los versos de aquel fraile
mirobrigense que ahorcó los hábitos para seguir a una alemana e ir a defender
la cruz del emperador asolada por los sarracenos en Praga.
Ribaldo eres amor
En perfidias el turco
No se te alcanza.
El soldado de España, autor de estos versos, y que quebró en
Viena algunas de sus lanzas, las de hierro y las de sus amores, se llamaba
Cristóbal de Castillejo y es un poeta al que a todos les recomiendo para leer
estas pascuas.
Razón de más para volver a Granada. Clarines de anúteba. Clamor de campanas.
El enemigo está poniendo sitio a la plaza. Este gobierno de Ankara, tan
diserto, tan aseado y políticamente correcto, pro occidental nos dice, es uno
de los que con más tesón se ha movido junto con Marruecos para conseguir la
islamización de la Ciudad
a orillas del Darro y del Genil. Nos están vendiendo la burra mal capada. Nos
ponen la historia del revés.
Es evidente que lo que nos tratan de demostrar era que doña
Isabel de Trastamara que quería entrar en Constantinopla y en Jerusalén con sus
milicias de la Fe
era una iluminada. Eso de las cruzadas no era más que una patraña. De lo que se
trata es no ya meramente de descatequizar a España sino de conseguir la
islamización de Europa. Así de crudo. Así de total. Razón de más para volver a
Granada aunque este regreso no pueda ser físico. Más bien sentimental. Cuando
nuestra vida, nuestra hacienda, está amenazada, hay que tomar báculo de camino,
echarse el morral y la cantimplora a la espalda, hacerse en las cáligas o en
las abarcas que heredé de mi abuelo una buena lazada. Calarse las antiparras y
repasar nuevamente el libro que yacía en el polvo del armario, y que se llama
“Guía de Perplejos”. Bambi feroz deambula por el bosque y yo con estos pelos.
Como aquí nada es lo que parece y todo anda dado la vuelta, no es un
gamo. Tampoco un alce ni un sarrio ni ninguna otra clase de venado. Nos metemos
ya en los ámbitos de la alegoría. El mundo se ha vuelto tan paradójico que la
actualidad semeja a uno de esos capiteles historiados del románico. Desde el
capialzado de las arquivoltas nos hablan las harpías, se montan unos a otros
los marimachos cuerpo de león y pico de corneja, tocan la campanilla mientras
se zampan racimos de uvas dos campesinos borrachos con aire de santibamquis en
cogulla. Son los famosos hocuspocus que ambientaban la entrada de las
catedrales con juegos de manos. Allí estaban la última vez que fui a venerar la
tumba de los Reyes Católicos. Seres fantásticos Ciertamente, que Cristo reina y
reinará siempre en la mandorla del Pantocrátor. Mas, rodeado de monstruos, su
trabajo le cuesta. Un teatino- es imagen que tengo yo grabada desde que la vi
esculpida en una misericordia del coro de la catedral de Zamora- ha bajado a
los infiernos y predica a los diablos, que tienen todos cara de burro y se muestran
de una euforia que no hace pensar en un templo cristiano sino en las sinagogas
de Satán, donde la gente se mueve mucho y parlotea más, hace que reza y no reza
y se arrasca luego por detrás o habla de sus ganancias y de la combleza que les
salió en la ciudad.
Allí se trata un poco a cachondeo a la deidad entre salmos sin gloria
patri y mucho meneo y rumbo de filacterias. A esos oradores no perderles de
vista. Escupieron para arriba y fueron a refugiarse a la corte del Gran Turco y
del Alauita. Jurarían que un día vendrán, pueblo duro de cerviz, empuñando con
la siniestra un tomo del Corán, y con la dextera el pomo de la espada. El trapo
verde insignia del Profeta con el que quieren entrar bajo palio en Granada les
servirá de mortaja. El mundo ya no es mundo sino una aldea global y estos
trinos andan en boca de los pundits del aduar mediático. ¡Joder con la tarjeta
de felicitación de Navidad!
Sin embargo, yo pienso que eso de escupir para arriba puede ser
peligroso. Su propio gapo les aterrizará en la cabeza. Estas alianzas con el
mahometano casi siempre salen mal. Luego les cortarán la cabeza y tendrán que
apostatar como hicieron con Maimonides. Creo que a vuela pluma he explicado ese
concepto de las sinagogas de Satán; tales conventículos nada tienen que ver con
las sinagogas del amor donde resuenan los cantos de David. En ellas predicó
Cristo Jesús el Mesías. Ya va siendo hora de separar a los corderos de
los cabritos, de trazar una divisoria entre préditos y bienaventurados.
Derechos de autor
Vuelvo a Granada, vuelvo a mi hogar. Gracias, Miguel Ríos por
prestarme ese estribillo. No me hagas pagar derechos de autor que estoy sin
blanca. No soy más que un pobretón escritor de Internet, amante de los profetas
y de sus enseñanzas y que canta las verdades al Lucero de Alba. Puede que me
vuelvan a crucificar, ya ves tú, pero no pasa nada. Nunca pasa nada y si pasa-
lo que decía José Antonio- ¿qué importa?
Le crecieron zarpas al cervatillo y le han salido en la maula
unos colmillos de gato pardo o que para sí los quisiera el león. El león se
aparea con el cordero y se están convirtiendo los arados en lanzas. Discursos
de Isaías al revés. A esta gentuza siempre le gustó darle la vuelta a la
historia, sacar los ríos de madre, profanar los altares, jugar con los símbolos
y retorcer los cojones del personal atacando lo más vivo de sus creencias. Por
una cosa así ya mandaron crucificar al cordero inocente, y a otros muchos más,
Un poco apocalíptico ¿No?
Vendrá a
separar los corderos de los cabritos pero se cachondean ahora de sus amenazas,
raza de víboras, pregonadora de que Ese Hombre no existió. Bueno pues yo pienso
con el Credo de Nicea que escribió precisamente un andaluz que vendrá a juzgar
a vivos y muertos. Es su táctica estos últimos años amargarnos las pascuas o
mandarnos por el imeil Christmas envenenado. Por nochebuena dieron mulé a
Ceaucescu y Rumania se alzó en armas el año 89 y otra navidad al Cara de Piña
le echaron mano y bombardearon Panamá. La Collares, esa prenda mal hablada que
pronuncia la palabra cojones en inglés con bastante garbo, ordenó con la
aquiescencia del sobrino de don Salvador bombardear Belgrado, una de las tres
cunas de la ortodoxia, un Viernes Santo. No caían, precisamente, margaritas
sobre los templos con cúpulas de cebolla sino obuses de mucho calibre, llenos
de radiactividad y carga de muerte y enfermedad, desde las panzas sofisticadas
de los F-15. Son doctores de le hermenéutica que se atienen al abraxas de los
símbolos y actúan siempre con segundas. Para muestra un botón. Aquel bombardeo
nos puso en antecedentes de lo que iba a ocurrir después. Se había firmado en
perjuicio de Europa y la cristiandad la alianza con el otomano. Eso no hay
quien lo mueva. Nos avisaron y el que avisa no es traidor pero aquí estamos
todos templando gaitas. Metiendo todos la cabeza bajo el ala y a cobrar
sospechando del hermano, pleiteando con el vecino [cómo es posible que las
familias se lleven, Dios santo, tan mal] y cada uno a su bodigo, cada mochuelo
a su olivo y cada pobre a su pajar. Ahora las pagaremos todas juntas.
Fomentaron las rencillas entre hermanos. Pusieron pueblo contra pueblo. Aldea
contra aldea y ciudad contra ciudad.
¿Es el
Sacromonte la espina dorsal de mi patria? ¿La quiroteca donde se guardan los
huesos más santos de la España
sagrada, el tarro de las esencias por decirlo así? Ha sido nuestra cuna
profanada. Pavanas de la muerte danzan bayaderas negras. Pisotean nuestras
reliquias. Al fondo estallan carcajadas. Nadie dice la más mínima no ser que
sea políticamente incorrecto y se enemisten con el Amo que desperdigó por la
faz de la tierra toda una hueste de cajeros automáticos y de contadores espías.
Las bacantes tienen por virgen a una tal Herodías por cuya causa maligna se
cometió un asesinato. Descabezaron al santo de Israel y el santuario
profanaron.
Leo casi
con desgana a Hurtado de Mendoza en sus anales perfectos que se llaman
“Historia de la rebelión y castigo de los moriscos”. España aquella vez derrotó
al terrorismo islámico del que algunos escritores que reciben un sobre bajo
cuerda de los jeques y se van a vivir a los palacios de Medina Azahara hacen
apología del terrorismo en sus quinta columnas enigmáticas. ¡Cuanta furia traen
los papeles! ¡Cuánta infamia! Go digital, baby
Chavicos.
No era sin embargo una forma de bajarse al moro. Todo lo contrario.
Era volver a las raíces perennes. Precisamente fue en Iliberis o en Iliberris y
luego Elvira que comenzó la larga andadura de la cristiandad en la nación
española. Allí fundó uno de los Siete Varones Apostólicos, San Cecilio, la
primera diócesis. ¿En Iliberi o en la vecina Acci a la que los árabes
renombraron por Wadix el Guadix actual y también obispado venerable e
importante seminario hoy sin seminaristas? Allí aprendió las primeras letras
uno de los grandes impulsores del periodismo español: Juan Aparicio y maestro
de tantos y tan buenos profesionales. ¿Don Juan era de Murtas? ¿De Castiñeiras?
¿De Trevelez, el pueblo más alto de toda la Iberia, buen jamón para pasárselo por el pico a
los que abominan del jalufo, que será impuro el animal pero están buenos hasta
los andares? ¿O de Lanjarón? Sobre las haldas de los escarpados montes que
hacen pensar en las laderas de un nacimiento de chocolate. Va a nacer el
Niño y yo no tengo que llevarle. Pero voy pa Granada en busca de las
nochebuenas del recuerdo que quedaron colgadas de las crestas penibéticas,
verdadero lomo del mundo. Alto faro de la España Sagrada.
¿Cómo renunciar a nuestras creencias seculares y columpiarnos de
las lianas de la apostasía? Granada es baluarte de mi fe. Por eso hoy
Nochebuena de 2004 me pregunto si no vendrá de esa querida tierra que recuerda
al paraíso terrenal si no vendrá de Granada este dulce sentir. Es la
llamada del Portal. Vamos pastores vamos. No puedo menos de evocar aquí a
don Juan con su cara de luna con su mayestática verticalidad. Sin
embargo, está a punto de nacer el niño y yo no tengo que llevarle. En mi ruta
me cruzo con cuadrillas de gallegos que vuelven de segar y cohortes de
cortadores de cabezas. El Amazonas está en Madrid. Todos los cortadores de
cabezas han aterrizado en ésta en vuelo desde los Andes. El alcalde Gallardón
les abrió la puerta. Ladrones y carteristas rumanos por todas partes. Cuatreros
de automóviles que llegaron de allende el telón de acero. Vamos, pastores, llevemos
requesón y miel al Portal de Internet huyendo de la barbarie. Allí el Amor yace
reclinado entre pajas. Nos bendice desde el pesebre de una página Web.
Mas como soy perro chico y hombre despreciable ya no tengo quien me
sueñe, ni me cose ni me lave. Tampoco tengo nadie que me publique a no ser el
bueno de Navas. El furor uterino relincha en las esquinas entre los ollares de
las yeguas del recuerdo que hembras al fin y al cabo se dedican a pisotear los
cuadernos de las antiguas partituras en cuyos neumas antiguos se guardaban los
secretos de los antiguos cantos. Ahora no valgo un chavico. Ya valdré más. Y tú
no ates moscas por el rabo. Satanás, a ver si te callas. Pronto sonará el grito
de vayámosle a enforzar.
En una ocasión le vimos llegar, la poderosa testa de patricio romano,
la voz clara, el pensamiento jonsista y fundador, el aire cansado de bregar por
los caminos de cabra de la política, y por arduas sendas de la Alpujarra, con su
cachava y su oronda humanidad a la redacción de SP que estaba instalado en el
suburbio de los traperos, un garaje allá donde la barriada de Estrecho perdía
su honesto nombre, en la calle de Santiago Cordero; fue todo uno quitarse el
sombrero de felpa, enjugarse el rostro con un pañuelo de hierbas, y decir:
—Vengo de
mi Penibética.
Detrás de este barrio trapero había unos descampados solemnes e
intransitados del amor, un poco como el pícaro Cerro la Plata, lado norte, donde
tusonas misericordiosas te echaban una firma y te hacían un favor a duro el
cuarto de hora. Las putas y los periodistas y los curas preconciliares siempre
vivíamos contiguo según la tradición del medievo. En residencias pared de por
medio. Entonces las chicas eran de pago y no había tanta violencia de género.
Ahora ya no. Ahora cada oveja con su pareja. El perfil de los tiempos es más
recio. No está el manto de Magdalena para tafetanes, ni el verde para pitos, ni
el alcacer para zampoñas. Solía decirse.
Escritor siempre de luto
Creo que
fue Martínez Mena, un señor que siempre vestía de negro, por sus lutos
constantes -se le había muerto la suegra y acababa de enterrar a su padre y a
su madre- y que escribía unos cuentos y unas novelas que ahora se dejan leer
con delectación melancólica, el que le trajo una gaseosa del bar del Tino y el
escritor, el periodista, que había venido a ver qué hacía Rodrigo Royo con
todos aquellos chicos con ganas de meter caña - una juventud venía pidiendo
paso y Juan Aparicio era un chaval de 75 años- bebió con delectación toda una
jícara. Sed de justicia social. Ansias de España que siempre acaba matando a
sus profetas y dando la espalda a sus verdaderos hijos que depositan en ella su
corazón. ¿Cómo aventar el polvo de nuestras perfidias iconoclastas y sacudirnos
las alpargatas en el camino?
No es que
don Juan hubiese hecho todo el itinerario desde la Sierra Nevada nativa
per pedes Apostolorum sino que le había rendido su caminata desde el metro
hasta aquel cuchitril entrañable y en aquellos tiempos con los ardores de julio
mesenterio (entonces hacía mucho más calor en Madrid y los veranos eran
veranos). Estaba jadeante y creo que Juan Santiso le hizo una foto y yo una de
mis primeras interviús nada menos que a don Juan Aparicio una institución en
las letras hispanas y sin embargo hombre sencillo el fundador del “Español” que
no se cansó de repartir juego y trabajo abriendo tantas sendas y perspectivas a
los que empezábamos. Era hombre que congregaba en vez de disgregar. Ya quedan
pocos periodistas así con un sentido de corporativo amor al cuerpo. ¿Vendría de
Granada aquel lejano sentir? Yo jamás la vi. Ha sido un poco mi condena, como
dijo el poeta, de ser ciego en Granada. Pero de García Lorca no nos vamos a
poner a hablar aquí. Me machacaron ese nombre desde niño sobre las orejas y
tengo los tímpanos destrozados de tanto oírlo. Más tarde he llegado a descubrir
que no es tan buen poeta como dijeron. Que nos lo pudieron en los cuernos
de la luna. Más que un escritor, dramaturgo bastante bueno que sobresalía del
montón, era la bandera de un ajuste de cuentas. Cuando el Arte se confunde con la Política es como esa
razón que cría monstruos. Estos odios nos conducirán de nuevo a los aguafuertes
de Goya. Juan Aparicio fue en un mi vida como en la de otros muchos que
empezamos mucho más significativo.
El
granadino perdonó mi bisoñez y mi nerviosismo y me dio uno de esos sabios
consejos que se olvidan difícilmente:
— Mire,
joven, el periodista es mitad tesón, mitad olfato y una quinta parte de mala
leche. A la noticia hay que darles siempre la vuelta como a las tortillas.
Siempre escriba un poco al refez y al desgaire y como quien no quiere la cosa.
Creo que siempre tuve buen olfato pero me faltó la mala hostia. La candidez de
paloma- ese creer en que to er mundo e güeno- creo que fue mi perdición. Pero
no crean también poseo mis propios recursos y estoy vacunado contra esas
miasmas. No soy un iluso.
Don Juan
era accitano y se desmarcaba ya en aquellos tiempos por su buen decir y su
elegante prosa cuajada de archipámpanos y de citas al quiebro. Nos enseñó a
capear los cuernos del morlaco de la censura. Hoy ya no se escribe de esa
manera y los censores hogaño comparados con los pastueños mansos de entonces
son miuras astifinos que casi ni se pueden torear. ¿Qué fue de aquella vieja
libertad? ¿De aquel compañerismo? Los profesionales de entonces se han
convertido en amanuenses a sueldo del Gran Hermano. Es un señor en el curul
potestativo sentado y no os dejará pasar ni una. Gobierna gracias a un invento
muy suyo que es el terror y esparce el humo de la confusión para no dejar
pistas. Si le cantas las verdades, dices que eres un instigador del odio, y
esparcidor de la cizaña xenófoba. Hay temas que no se les puede ni tocar. Son
sus comodines. ¡Ay de ti si le pisas su parva! Con los tontos hace gavilla y la
ignorancia es su caldo de cultivo particular.
Miedo
No se le ve. Hoy hay miedo. No existe apenas sentido del humor y
en las redacciones había un perenne cachondeo. Frente al envaramiento actual éramos
como más fraternos. Pocos pájaros hogaño quedan en los nidos de antaño.
Se trata de
explicar el mundo de una forma demasiada simple y escueta a lo norteamericano
cuando la vida tiene tantos recovecos y es tan compleja. Siempre me ha aburrido
ese estilo anglosajón. Por ejemplo, el NYT sin el que no podía vivir mi
admirado Manolo Blanco Tobío- tenía que tener un ejemplar de ese diario junto a
la taza de su desayuno- es de un estilo ramplón y pedestre. Estilo periodístico
convertido en prosa curial. Con las galeradas de la mentira se hacen pajaritas
de papel y galernas que se transforman en tempestades en lejanos puntos. Hay
que vender armas. Muñir revoluciones.
Lo objetivo nos esclaviza. Lo subjetivo nos hará libres. Yo prefiero
el candor de las parábolas evangélicas a lo abstruso del pensamiento de
Kundera. Y candorosa y evangélica es aquella Penibética que traía don Juan en
su semblante paternalista. No se quitaba la camisa vieja pero la de don Juan no
era azul sino negra. Cuando yo le conocí ya iba camino de la edad
provecta pero seguía conservando aquella voz clara que parecía brotar de los
manantiales de Lanjarón y era tan cristalina como su pensamiento. ¿Vendrá de
Granada este dulce sentir? Cerca de la puerta de Elvira estuvo el hontanar de
nuestra civilización.
Otros
aseveran que la piedra fundacional, la roca del nuevo Israel sobre las raíces
de la cepa ibera fue colocada en Ávila cerca de Mingorría por el obispo
san Segundo que fuera discípulo de san Pablo. Nos cuadran nombres vascos. ¿Toda
España fue Vasconia en la remota antigüedad o fue la cosa al revés? ¿Vendrá de
Granada este lejano sentir? Yo jamás la vi. Al volver a
Granada no nos bajamos, por tanto, al moro sino al cristiano. Al conquistar
esta plaza los Reyes Católicos después de 777 años recuperaron el talante de
nuestros ancestros. Una forma de ser. Es el espíritu ibero que cabalga entre la
niebla de los años perdidos desde la
Puerta de Elvira hasta la de Bibarrambla. Y allí
habló un alfaquí de barba florida y cana. Me vienen pujos del romancero al
evocar aquellos versos que yo escribí recorriendo los claustros de
Oxford. Iliberri con su poder evocativo forma parte de la España sagrada. Volver a
Granada por tanto significaba algo más que la letra de una canción de Miguel
Ríos que nosotros empezamos a canturrear desde el corazón. Todo es como un gran
popurrí, una bella jarcha a ese laberinto español, esa empanada mental que
llevamos dentro. Al que amamos y al que ay también maldecimos pues lo
desconocemos. En el pináculo del Mulhacén se encuentra nuestra aula mater.
Montañas nevadas, banderas al viento sí, y una ilusión en el pecho. Soy
cristiano y no me arrepiento de proclamar esta fe vieja. Lo sé. I am the odd man out, pero siempre me
gusto ir contra corriente.
El adopcionismo y los Beatos
Conviene tener presente que Granada es incluso anterior al catolicismo
romano y a los cánones puesto que la fe en Cristo llegó a España por el sur, no
por el norte y lo trajeron patriarcas bizantinos y los varones apostólicos
estrictamente judíos. De ahí esa tendencia que tuvo esta religión entre
nosotros a la herejía (Prisciliano, los donatistas, los arrianos, el
adopcionismo típicamente hispano) pero ya lo decía san Pablo: “Opportet
haeresses esse”. Sin herejías no vamos a ningún lado. Del alma contestataria de
España surgieron muchos gigantes. Iliberri, nombre vascongado, quiere decir
libre y de accitanos y de libertarios aquí todos tenemos algo. Nos derrochó la
noche y somos hijos del sol. Córdoba áurea y senequista que nada tiene
que ver con esos licurgos y zoilos, perros de muchos collares, que se
amariconan y sodomizan entre sí, cálamo currente, chorreando sangre y lefa, no
me habléis de cuestiones tan aljamiadas. Yo pienso en san Leandro y en san
Eulogio y por supuesto en la sangre virgen de Pelayito de Tuy, el hijo de aquel
obispo que no quiso renegar. Profanaron su cuerpo. Le hicieron cuartos y lo
arrojaron al Guadalquivir. Crudérrimos califas a los que ahora les dan
bombo y pasan de tolerantes. ¡Qué va! Son cosas del nuevo talento y el talante.
¿Quién no teme al Bambi feroz? Manguemos de nuevo los astiles y paguemos al
ulema su soldada. Tengamos apresto el mangual, por si acaso. Hubo una
época de oro en la historia de la iglesia, la de los mártires. En aquel tiempo
los perfectos de media cristiandad miraban a esta ciudad como puerta del cielo
y hacia ella se acercaban peregrinando a tierra de moros en busca del martirio
seguro. Esa creencia, una constante en la alta y baja edad media, llega hasta
los años de Teresa de Ahumada. Ella se escapó del hogar en compañía de su
hermano Rodrigo a tierra de moros. Iban buscando la rueda de Santa Catalina
con sus cangilones de oro que portan los ángeles y en cuyos giros y evoluciones
de convólvulo abren la puerta del paraíso. ¡Qué envidia me dan! Hoy ya nadie
quiere derramar la sangre por el Salvador. El cielo de Andalucía está empedrado
de cornelinas. Todas las gemas del cielo brillan con luz propia. Son los
cuerpos de los mártires que rutilan transformados en luceros. Han
colocado cipos en la Ruta
de la Plata la
que nos conducirá a Iliberis por las strata con sus puentes, sus piedras
cinerarias, los templos y edículos del camino con el óbolo a los dioses, los
pozos de mi sed, el polvo de las cunetas cubriendo las cáligas y crépidas de
los legionarios romanos. Curiosamente los “ferentarios” o fuerzas de choque de
estas divisiones no hicieron la guerra con bota sino en alpargatas. Detrás de
sus estandartes caminamos. La cohorte avanza detrás de los équites de Germania.
En los macutos de estos mílites que provenían de Dacia y de Constantinopla vino
la cruz de Cristo.
Fueron
encontrados anillos signatarios de los centuriones en los que se esculpía el
“ixthios” o pez eucarístico. Pero también las excavaciones atestiguan que el
proceso de romanización y de cristianización fue lento. La moneda en el
interior de algunas calaveras confirma la creencia de que Roma enterraba a sus
difuntos metiendo una moneda al muerto entre los dientes para pagar la soldada
al barquero que nos pasará a la otra orilla, esto es, a Queronte. Y a los
pies de la sepultura queda siempre un ánfora sepulcral, alguna figurilla de
Baco con un odre de vino a mano, las efigies de Venus, algún sátiro. Incierto
más allá, pero Roma creía en la vida después de la muerte a través del amor a
sus difuntos. El Lacio sentía henchírsele el corazón de vida eterna. Construía
siempre no de cara a la galería como algunos arquitectos pelanas sino pensando
en la eternidad. Ciertamente, es cosa de admirar esta “cupiditas aedificandi”
de los “structores” de Roma.
Prédicas
Eso hizo más fácil las prédicas en España de San Pablo y de los
Varones Apostólicos. La taxonomía evangélica fue calando poco a poco. Proceso
de ósmosis ¿Vendrá de Granada este lejano sentir? Soy cristiano pero esta fe no
presupone a mi fe contra las deidades antiguas de mi tierra ancestral. Antes
bien, las complementa. Creencias y supersticiones las arrastro, pues, como todo
español, en la masa de mi sangre. Hay lugares mágicos, centros que salvan y ciudades
como Granada donde uno se encuentra bien. Además reconquistarla costó mucha
sangre. Pingan de las almenas y matacanes los estandartes del valor. Y yo
necesito mis tégulas, mis idolillos y mis rosarios para ir tirando. Me parece
una aberración la idiosincrasia de un Dios a palo seco en las alturas que te
habla desde una nube o desde una zarza incandescente. Estos dioses míos,
mis santos del día —los
españoles tendríamos que canonizar a ese santo y sabio abad que fue fray Justo
Pérez de Urbel que nos regaló con sus menologios, sus leyendas áureas, y que
cada día tenga su patrono—, no dejen,
cuando me vaya, de pagar el gallo que le debo a Esculapio ni de ponerle perejil
a san Pancracio para que nos toque la lotería que me libran de capillas sin
altares y días a palo seco. Aquí no somos jansenistas. Llevamos mucho cascajo
romano metidas en las sandalias, como chinas en el zapato. Somos masoquistas
hechos del barro. Nada humano me es ajeno y de vez en cuando es necesario que
haya herejes. Los desvíos ayudan a encontrar de nuevo el camino. La lectura de
las epístolas de san Pablo no me hará apostatar como a Lutero sino que me
conducen a Granada. Opportet haereses esse. Conviene que haya herejías pero no
me den telepredicadores norteamericanos que es lo que más aborrezco en este
mundo. Que alguien alce el gallo y lleve la contraria. Un mundo monocorde es
muy aburrido. La historia de la
Iglesia no es pensamiento único. Esa es una de las mayores
grandezas. Los monolitos me asustan. Cosas de un solo bloque como la piedra de la Kaaba son profanaciones
dogmáticas de la solemne libertad.
Nos gusta
construir casas y afirmar esquinas. Ese legado romano pervive también en la
raza o si no fíjense en que ahora aquí y ahora todo está montado sobre este
andamiaje de ladrillos y adobes. Edificadores somos piedra a piedra de la casa
del señor. Cristo es el gran aparejador. Queremos se conserven las diócesis de la Penibética, la Tarraconense y la Lusitana y que no vuelvan
las coras (división territorial muzlamita). Nos llamarán rumíes,
nos llevarán a las hijas al harén, retajarán nuestros cuerpos pero nunca
nuestras almas. Esta es la historia de una vieja lucha con improntas en la
historia de recuerdos trágicos. ¿Por qué volver de nuevo a empezar? Murallas de
Paparanda, guaridas de libertad, lejos estáis de mí. Lo primero que hicieron
los conquistadores tras Guadalete fue cambiar los nombres de las calles y
cambiar las toponimias. Iliberis se convirtió en Elvira y más tarde en Medina
Hadira. Granada. Poco a poco se fue degradando por estadios: urbs, civitas,
populus, mansio a orillas del Darro y el Genil. En el Sacromonte se encuentran
las cenizas de nuestros santos. De los que dieron testimonio. Hay citas de esto
en el códice Ihata escurialense que incluyen los nombres de los primeros
obispos de Iliberis después de san Cecilio del que se dice que era ciego y que
curó su ceguera cuando Cristo le impuso las manos. Pero ya les iré contando más
cosas de este reino apasionante. Basta por hoy. Acepten sinceramente esta
carta de Navidad de quien todo el empeño, el mejor talante, les desea
parabienes en la nochebuena y unas Felices Pascuas. Seguiremos con el tema otro
día.
Capítulo 6
CÓRDOBA LA SULTANA.
Los episcopologios de Iliberri e Hispalis atestiguan que san Cecilio
fue la primera mitra de esta sede, fundada supuestamente por el propio san
Pablo. Una leyenda muy bonita cuenta que éste era un mudo que siguió los pasos
del Señor cuando predicaba por los caminos de Galilea. Jesús le curó de su
enfermedad en uno de sus muchos milagros, lo mismo que su hermano Tesifón, otro
de los varones apostólicos, que era ciego. A ambos les ordenó sus discípulos en
la segunda leva de los 72 que hablan los Hechos y acompañaron a Santiago en su
primer viaje a Hispania donde estaba Iliberis, la ciudad sagrada por excelencia
de los iberos.
Allí
consiguieron la renuncia de sus moradores a los ídolos. El Códice Emilianense
del Escorial cita como sucesores en el obispado de Cecilio a Gaponio, Batonio,
Ascanio, Leubesindo, Eucario, Aganio, Trectemundo, Arginamdonio. Todos estos
nombres cubren esa larga azeuxis o hiato cronológico de los primeros siglos del
cristianismo que median entre el siglo segundo y el octavo. Iliberris tuvo
fuertes relaciones con la silla de Gerona y la de Tarragona, así como con
Toledo e Hispalis. La historia tuvo sus días y sus fueros y en este tiempo todo
está bastante confuso. Las sedes episcopales eran independientes o iglesias
autocefalas. La primacía no la ostentaba Roma sino Bizancio y los patriarcados
de Antioquía y Alejandría. Los concilios para ajustar las normas de la fe y la
conducta eran frecuentes y a uno de ellos, el de Nicea, Hispalis envió al
presbítero Osio, un poeta. Una composición suya se adoptó como Símbolo de
nuestra religión y es el Credo que los cristianos después de casi diecisiete
siglos. Nuestra
religión se abrió paso en medio de grandes debates. Aquí el arrianismo por
ejemplo caló hondo y picó alto pero Isidoro se convierte en campeón de la
ortodoxia con sus “Etimologías”. Eulogio de Córdoba y san Leandro cierran filas
entorno a él. Una reflexión sobre las ponencias en los diferentes concilios de
Toledo, Tarragona, Sevilla y Zaragoza, Sevilla y Elvira, en uno de los cuales
se adoptó la norma del celibato para los clérigos nos da la clave de por qué
hubo aquí tantísimo debate. Es bueno que surjan herejías y aquí a los españoles
de la España Sagrada
nos gustó siempre discutir pero llegó el Bambi Feroz y se acabó la tertulia.
Pasa siempre. Los dulces trenos y las bellas palabras del coloquio concluyen
bajo la cimitarra de Almanzor o el mangual de don Pelayo. La letra con sangre
entra. No nos engañemos. No hay más cáscaras. No vine a traer la paz sino la
guerra. Tengo que
luchar en este día a día de la vulgaridad contra muchas simplezas y
puerilidades. El personal se descuelga con salidas de pata de banco. Para
consolarme vuelvo a la Vida
de los Santos. A san Leucesquinto tomemos por caso. Fue un diácono que fue
martirizado en Anfitrio, la antigua Hita, en tiempos del emperador Domiciano. A
este testigo de la fe se le cita en los anales del concilio de Elvira el año
305. Era costumbre en la ortodoxia. Y de ello habla el griego Kazankakis. La
hueste cristiana cuando el turco llegó de Anatolia iba de un lado para otro con
las reliquias de sus santos a cuestas.
Córdoba y el símbolo de la fe
¡Viva Osio, columna y sostén de la iglesia! Otro santo importante
entre los mozárabes que redactaron la profesión o “confessio” nicena para
llamar herejes a los arrianos que no creían en la Santa Trinidad. Atanasio lo defiende pero - lo
que son las cosas- dicen que a última hora, llamado por el emperador Constancio
a Milán, bandeó y se hizo amigo de los que combatía, los obispos Ursacio y
Valente. Por ello la iglesia latina no llegó a canonizarlo aunque de Osio habla
primores san Atanasio. El menologio griego nos dice: “et Osius obiit in
exilio”. El cordobés nunca regresaría a Córdoba desde su destierro de
Simio. Le sucedió en la sede iliberitana Gregorio el Bético patrono de la
ciudad de Granada y que debió de nacer hacia el año 300. Fue un tiempo de
grandes disputas teológicas, este de la azeuxis, del gran hiato en los anales
eclesiásticos y ahí tenemos al antipapa Ursicino combatiendo al papa san
Dámaso. Y hay quien nos dice, pues las crónicas son muy oscuras, que este
Gregorio se contaminó de arrianismo pero que una vez se le salió la lengua de
su sitio, pero se le apareció la
Virgen y tocándole la garganta con su manto volvió a
recuperar las cuerdas locales y se hizo católico. Se le cita
en unas cartas que escribió a Potamio ob. de Lisboa. La esposa del emperador
Teodosio le encarga que escriba un Tratado sobre la Trinidad que le hace ser
blanco de malquerencia y persecución por parte de la arriana secta a la que
combate con toda esa furia de los conversos. Puede que fuera un hombre de
temperamento agresivo y extremoso, imbuido de un cierto catharismo o anhelo de
perfección. Mala cosa. Cuando en la iglesia se habla de una vuelta a los
principios, a la pureza de la fe, hay que echarse a temblar. Pronto rodarán
cabezas y correrán ríos de sangre Hay en el anhelo místico una cierta
inhumanidad y esto va con las predicas de Cristo que quiso encarnarse en la
textura de nuestra piel, hecha del barro. Hay un rescripto de Teodosio en que
se cita a este obispo que predicó el regreso a los orígenes y, desengañado de
las cosas del mundo, predicó la huida al desierto, como tantos y tantos santos
mozárabes, patronos de nuestras villas: san Frutos, santa Casilda, san Valero
el Ventolera, san Eulogio y otros muchos bienaventurados locales de procedencia
oscura en cuyas hagiografías la realidad se mezcla con el símbolo. Pero a mí
que no me vengan con historias. Estas dulces mentiras o medias verdades se nos
convierten en verdades enteras que nos ayudan a vivir y a ir tirando. La Virgen de mi pueblo es más
guapa que ninguna y tuvo el desparpajo de decirle a la del Pilar que si tú eres
aragonesa, yo soy segoviana y con sal. ¡Anda!
Pusiste,
Señor, miel hiblea en los labios del salmista y con sus palabras te cantamos.
No interrumpan los coros el suave concento de la belleza. Y si la miel la
buscaban los emperadores en Sicilia o Hiblea la sal la portaban de España a
Roma aquellas naves onerarias en los que se pagó el pasaje a los apóstoles y
predicadores, hemos de estarles muy agradecidos de por vida. Nos enseñaron el
Evangelio. A leer y a escribir. Gracias a ellos fuimos tirando hasta los
tiempos de Juliano el apóstata. Va de traidores. Porque todos los
traidores se llaman así pues fue un conde Julián que entrando en tramas con un
obispo libelático y judaizante, un tal Oppas, quienes llamaron a Tarik y su
hueste en una tenida que hubieron con los de la sinagoga de Gibraltar. Y desde
entonces para acá lo de Gibraltar trajo cola. Es todo un símbolo para blandir
contra nosotros que agitan las aguas negras del río del odio a la cristiandad.
Acci fue la
madre de las siete sillas apostólicas. Ya decía yo que en don Juan Aparicio
cuando vino a vernos a la paridera en el que tenía su redacción el primer
periódico para el que trabajé tenía algo. Fue la sede primada en el mundo
visigótico. Uno de sus templos levantado sobre un ara romana es uno de los más
antiguos del país. La mandó hacer la reina Gudiluva esposa de Witerico en
honor de san Esteban Protomártir. Corría el año 607. En los sermones,
homilías y comentarios que escribió en su España Sagrada en 1173 se
manejan todos estos datos. Más obispos mozárabes: Aganio, Argibandonio, Alan,
Ceterio, Trectemundo. Este último es significado porque era amigo de Oppas y en
su pontificado en los tiempos de Witiza el reino godo va a convertirse en campo
de Agramante de una invasión africana en la que hay que darlo todo por perdido.
Parece ser que Trectemundo ofreció una resistencia contumaz al invasor y tuvo
en su obispo un verdadero defensor de la fe y caudillo. Predicó contra la
glotonería, el lujo desmedido y la insolidaridad de los condes que vivían en la
molicie y despreciando a los pobres entablaban pactos y consensos con el
invasor sarraceno. Este obispo de Iliberris o Elvira es una voz solitaria que
se alza contra el invasor. La relajación de las costumbres ocasionó que la
gente no tuviera conciencia y que se hicieran encubridores y cómplices de los
moros. Éstos utilizaron una táctica desde el principio que fue entrar en tratos
con los judíos que se infiltran como quinta columna en el seno de las
parroquias. Allí alcanzan grados eclesiásticos y a algunos les ordenan obispos.
Desde su sede e imbuidos de autoridad mandan acatar las órdenes del sultán y de
rendirle pleitesía.
A cambio,
los muslimes, en un primer estadio, y merced a estos “infiltrados” y sus
corruptelas, alegan respetar la libertad de cultos mientras los cristianos les
paguen pechas. Más tarde, poco a poco vendrá la persecución, se cerrarán los
templos, y se los declarará fuera de ley y de la jurisdicción y la cora. Se les
denominará perros, sus posesiones requisadas y sus mujeres tomadas por
esclavas. Esa fue la pauta. Primero caballos de Troya que salen del buche de
cartón y se deshacen en elogios y falsas promesas de respeto a las libertades
hasta que venga la tiranía. Por lo demás, la simbiosis del hebreo con el
sarraceno no deja de ser axiomática y misteriosa. Entre ambas comunidades las
cañas se volverán lanzas y contra los pobres judíos arreciará el hostigamiento.
Así fue la ocupación
Una época dorada de armonía a la que sigue otra de recelo y de franco
rechazo. Parece su sino. Siempre se acogieron bajo el amparo del califa
marroquí o del sultán otomano pero el judío sin el cristianismo nunca podrá
vivir. Es un poco su razón de ser y de esa manera los pactos se vuelven contra
sí. De modo que la cosa tiene todas las trazas de una verdadera maldición
bíblica. Ahora esos enjuagues que todos teníamos olvidados han sido gurguciados
o escupidos de la boca del buitre maligno que ha vuelto novedosas las guerras
de religión. Es un odio de siglos el que está sobre la mesa en ese afán de su
soberbia que les obliga a demostrar que siempre llevan razón. ¿Por qué esa
manía de probarse a sí mismo? ¿No nacerá de un sentimiento de culpa o de un
estrato subyacente de inseguridad? Pegarán fuego a este planeta para explicar a
las generaciones venideras que ellos llevaban razón, que portan en la frente el
signo de los elegidos. Este orgullo-▬ atención-▬ tan insensato como temerario puede
conducirnos al Apocalipsis. El infierno está empedrado de buenas intenciones. La
ocupación de España fue cosa de pocos meses. Los beréberes africanos entraron a
viña vendimiada con la catolicidad desavenida y confundida. Es posible que al
principio hubiera cierto eclecticismo del agareno sojuzgador pero a la
larga impusieran su fe al filo de la espada. No tardaría en producirse esa
reacción. Los mozárabes huyeron a las montañas de Asturias con las cenizas de sus
santos en las urnas cinerarias y los libros sagrados. A Ceterio y a Sinderedo
de Mérida, queda constancia en la Emilianense y de ellos también el moro Abetaric
[por todas las trazas un aljamiado godo que se convirtió al Islam] que,
reacios a sancionar los pactos de su obispo, Octogerio, con los muslimes del
cadí Tarik, emprendieron la ruta del norte. Abetaric escribió una Crónica de
la Destrucción
de España. En todas las coras o territorio ocupado las jarchas
contributivas habían de ser pagadas. Las cargas fiduciarias fueron aumentando a
medida que el califato se consolidaba; entonces aumentó la presión fiscal hasta
convertirse en algo denigrante como pudo ser el tributo de las Cien Doncellas,
así como la chiza o tasa de capitación.
Un tal
Fandino traicionó a Witiza y el conde Teodomiro selló con el Moro Muza un
acuerdo de amistad abrazando la religión mahometana. El nombre de este caudillo
tornadizo anduvo después metido en las revueltas de Ali Hakem, que encabezó una
asonada contra el califato. Se dice que estos mozárabes de oculto seguían
practicando la fe. A medida que aumentó la presión hacia el norte, el Islam,
más seguro de sí mismo, empezó a estrechar el cerco y a ceñir más el dominio
sobre los cristianos. Cataluña se rindió y la morisma llegó hasta Carcasona. Y
al escribir esto, percibo los ecos de Carlos Martel y de la Chançon de Roland.
Hermosas canciones épicas que nadie canta ya. El pueblo no quiere saber. En un
gesto suicida o en un mecanismo de defensa reflejo acepta lo que le digan.
Asturias y Galicia, firmes
Únicamente Asturias y Galicia no sucumbieron a esta actitud de
derrotismo generalizado que se apoderó del ánimo de los habitantes de la
península ibérica ante el empuje de las algaradas. Milagrosamente, tras los
montes de León se conservaron algunos monasterios herederos de la tradición de la Tebaida del Bierzo y uno
de ellos fue el de Liébana. Los monjes siguieron entregados a las discusiones
de teología abrazando por ejemplo algunos errores como el adopcionismo arriano,
típicamente mozárabe, creencia según la cual Cristo no era sino hijo adoptado
del Padre. Contra esta secta escribió el monje anónimo de Liébana, que estaba
en contacto con otros monasterios carolingios y la importantísima escuela de
York, sus beatos. Son comentarios al Libro del Apocalipsis con pinturas
miniadas que revelan la creencia de que el terror muslímico anticipaba el fin
del mundo. Se conservan algunas cartas del presbítero Milenio contra los
errores arabizantes y judaizantes que debieron ser legión en las iglesias
cristianas sometidas a la férula del Islam. Pero hay todavía jurisperitos,
astrónomos y calendaristas que se entretienen escribiendo sobre la fecha de la
celebración de la Pascua.
La iglesia se ahogaba en cismas y lentamente las bellas
iglesias mozárabes fueron siendo cerradas. De Toledo para abajo no quedó ni una
de estas construcciones sacras. El moro acabó con todas las aras. Serían
derruidas por el furor iconoclasta de los almohades que no eran precisamente un
modelo de tolerancia, en contra de lo que están escribiendo por estas fechas
don algunos cronistas cuyos apógrafos son piedra de escándalo.
Otro de los
grandes traumas religiosos, amén del adopcionismo y del arrianismo de los
monarcas visigodos, fueron el nestorianismo introducido por un presbítero
egipcio en el que se inspiró Mahoma y el pelagianismo galaico que negaba el
pecado de Adán. Las cartas del papa Adriano condenan a todos estos heresiarcas.
Elipando el adopcionista era obispo de Toledo. Pero la oveja negra del grupo
será un tal Samuel, lacra del catolicismo mozárabe, el cual publica un
rescripto ordenando la sumisión del clero cristiano y la designación prelaticia
al califato. Este servilismo y el escándalo de que con Sansón y otros de su
calaña estuvieran vendidos a los musulmanes obligaron a muchos fieles a desear
la palma del martirio. O bien, emprender la ruta del norte. Las crónicas
refieren que este Sansón fue ungido prelado en la iglesia de San Acisclo de
Córdoba pero a la liturgia no acudió nadie.
Apocrisiario
Con él empieza una lista de obispos mercenarios y simoníacos, aspecto
de corderos disfrazados de lobos rapaces y malos pastores que influyeron en la
desbandada de la grey. Ejemplo claro de esta saga era Sansón del que se dijo
que a pesar de ser hombre dominado por todos los vicios alcanzó la mitra de
Elvira. Tenía un harén, negaba la resurrección de la carne y en uno de los
pocos casos de nepotismo ordenó de clérigo a su hijo Hostigo. Este personaje se
rapó la cabeza como los mahometanos y un Viernes Santo en San Acisclo abjuró
públicamente de la religión de Jesús abrazando la del Profeta. Murió en 864
después de haber perseguido con furia a sus correligionarios. Sansón
pessimus fuit qui sub praetextu episcopi eliberritani Ecclesiam suam diuturno
tempore inmundissime pressit. Fue sucedido por Reculfo de Cabra, Beato
de Écija y Nefridio que asistió a un concilio en Córdoba cuyas actas se
conservan en la Catedral
de León. Todas sus mitras fueron libeláticas, esto es: para conservar la vida
se avinieron en obediencia a los dictámenes coránicos. En capítulo aparte, más
adelante estudiaremos este fenómeno que es singular veta atávica de la
mozarabía, tan contumaz como independiente del criterio romano, y más en
sintonía con la iglesia griega.
El más
interesante de esta lista creo que es Recemundo con cuya mención termina la Emilianense haciendo
una recopilación de las tres sedes más importantes en aquel entonces. La
hispalense, toledana e iliberritana. Este obispo cordobés, vasallo del califa
Abderramán III, figura en la
Crónica carolingia de la vida de san Juan de Goertz c. 966.
Fue un apocrisiario (legado) bizantino. Presidió la legación diplomática del
califato a la corte del emperador Otón el Grande. De él se ha escrito bastante
y creo que es el protagonista de una excelente novela histórica que
firma José Tomás y que mantiene un gran interés en la actualidad. Debía de
ser un hebreo [lo que casa con la idea antes expresada de utilizar los
musulmanes al judío en su labor de zapa de la cristiandad] convertido a la
carrera a la religión del Crucificado e investido de la dignidad episcopal. Su
nombre, entre los historiadores árabes, salta como Rabí ibn Said. Se le
confirió el encargo de ir a parlamentar con Otón porque el emperador estaba
enfurecido por la sencilla razón de que los moros habían tomado Frejus
(Fraxinetum) en el corazón de Las Galias. Don
Recemundo o Rabí ben Said fue elegido para la misión junto con otro clérigo
cordobés que sabía latín.
El anillo de oro
Los legados embarcan con sus deudos bagajes ofrendas y acémilas y se
dirigen a Aquisgrán. En dos semanas de buen andar estaban allí pero la
audiencia tardó en serles conseguida dos años, tiempo que aprovechó el obispo
mozárabe en consultar los manuscritos guardados en los conventos adyacentes y
circundantes de la ciudad alemana: el “anillo de oro”. Los emperadores germánicos
tuvieron por costumbre establecer un glacis o mota defensiva en rededor de sus
palacios. Tales monasterios carolingios eran estratégicos, cuarteles y a la vez
conventos donde los monjes se aplicaran al estudio y al rezo por los vivos y
los difuntos y en caso de ataque que tales edificios sirvieran de baluarte de
su protección personal. Así era la
Córdoba precalifal copiando a Bizancio. Los zares rusos
adoptan asimismo esta tradición. Moscú estaba protegida por una “anillo de oro”
de populosos monasterios y recintos conventuales.
Poco se sabe
del resultado de esta misión diplomática en la que se intercambiaron regalos.
Sin embargo, Abderramán III, que era un político muy astuto, en represalia ante
esta demora de dos años va a tener a los enviados carolingios, que le
devolvieron visita, nueve años esperando a las puertas de Medina Azahara. Se
encargó de la misma al abad Adalberto de rito latino que vino acompañado por dos
monjes, Anselmo y Guido, a la ciudad de los califas.
De
Recemundo no se volvió a saber más. Parece ser que fue trasladado a Iliberris después
de haber conocido el boato de la pompa de la corte de Otón y de ser agasajado
por el obispo de Metz quien le consiguió una entrevista con el emperador en Fráncfort.
Sabemos de su presencia allí gracias a los renglones del Anónimo Arnulfense
que trata de narrar los episodios de este comisionado entre las dos ciudades
más importantes de Europa en el siglo X. El relato está truncado debido a la
muerte del autor. Dice que Recemundo era un hombre bien situado pues llevaba
todos los negocios de la cancillería de Abderramán III, del que dice que era
hombre veleidoso y vengativo. Y, lo más importante, de este judío políglota
investido de la dignidad episcopal es que inicia prácticamente la Escuela de Traductores de
Toledo. En Córdoba
empezó a funcionar una escuela de traductores de griego y de hebreo hacia el
año 950, esto es 31 antes del fallecimiento de Abderramán III, que vierte al
árabe las obras más importantes de la antigüedad. En ella trabajaron el monje
Nicolás y un judío por nombre Hasadeus o Hasday. Estaba emplazada en el palacio
real de Medina Azahara. A pesar del odio hacia los rumíes, esta época parece
ser que fue un oasis de tolerancia dentro de lo que cabe. Tampoco hay que
exagerar pero se permitió el viaje de Rabí ben Zaid o Recemundo hasta Jerusalén
de donde se trajo una pila bautismal de “oro obrizo”. Simonet lo
cita con harta frecuencia en su Historia de los mozárabes en España. Es
un caso aislado en la inmensa lista de perseguidos y mártires a manos de los
muslimes. Su nombre irá siempre adhibido a las excepciones de los
contemporizadores y de los que se libraron del tormento y de la espada. Supo
nadar y guardar la ropa. Era judío, claro está. En general,
para entender cómo fue posible que se conservara el cristianismo en medio de
unas condiciones tan adversas, hay que recurrir a anagógicas explicaciones
milagrosas más que cifrarla en la tolerancia de alfaquíes y cadíes. La
condescendencia proverbial sarracena de la cual se habla en estos tiempos de
integración cultural, mestizaje, globalización y puente entre las culturas es
un tópico, amen de un atentado a la verdad histórica. O fue una condescendencia
interesada, ya que los cristianos superaban en número a los invasores, todo lo
contrario de lo que ocurre ahora, cuando son más y Marruecos está metiendo
gente en la península a través de la operación “Tucking in” que cuenta con el
beneplácito del Departamento de Estado, de doña Gondoleza Rice y de don Colín,
el heraldo de la cultura del melting pot y del poder de los negros. En su
juventud no en vano fue discípulo de Malcon X.
Teniendo
por asumido que el Islam allí donde llega se impone por la espada, la comunidad
hispanorromana acató sus decisiones siguiendo el precepto evangélico de someterse
a la voluntad del Cesar, si no contraviene los mandamientos de la ley de Dios.
Clavijero
La mozarabía siguió escribiendo y rezando en latín. El siglo X
cordobés con el recrudecimiento de las persecuciones fue un reverdecer de los
grandes capítulos del martirologio cristiano. Citemos sólo algunos nombres que
vienen inscritos con letras de oro en el Menologio de Usuardo: Adulfo, Iván,
Clavígero, Perfecto, Pelagio de Córdoba niño de corta edad, Emeterio, Celedonio
y otros muchos y el culto siguió en algunas iglesias como la de san Acisclo o
el monasterio de Peñamelaria. En medio de tan grandes tribulaciones como las de
Haliken II algunos eclesiásticos tuvieron tiempo para dedicarse a la astronomía
de autor anónimo cuyo apógrafo o copia del texto La división de los tiempos
y la higiene de los cuerpos se conservan. Y en las iglesias que no fueron
cerradas se seguía celebrando una liturgia al modo cordobés con canon especial
en que se hace mención de los santos locales y misas voluntarias. Los
breviarios iliberitanos, de acuerdo con los cronicones que recoge el P. Flórez
en su España Sagrada, también tuvieron motu propio.
Es
importante en esta primera etapa del cristianismo el culto a las reliquias que
los hispanorromanos andaluces copian de los griegos lo mismo que la costumbre
de Bizancio de enviar apocrisiarios o legaciones a todas las cortes del mundo.
En ese sentido el cristianismo inventaría la diplomacia. En Granada se rezaba a
san Melitón y san Septentrión, a Restituto, Dextro y Castorio cuyas cenizas se
guardaban en el Sacromonte. San Rogelio y san Leovigildo derramaron su sangre
en tiempos de Abderramán II. El caso de Prefecto, diácono de la parroquia de san
Acisclo, es singular. Fue acusado de blasfemo por el cadí. Negó por respetos
humanos y blandeó ante el juez. A pesar de todo fue colocado en el tormento y
condenado a muerte. En sus últimos instantes recuperó la fuerza y confesó su fe
y esperanza en el Dios verdadero. Por un misterioso don de profecía que le
asaltó en el mismo patíbulo predijo la muerte de uno de los ministros de Al
Nassar, un eunuco hijo de una cristiana. Efectivamente, cumplido el plazo
anunciado por el mártir, el día de Ramadán del año 850 murió de forma violenta.
El cristianismo se sustenta en el milagro y milagroso fue ver aquella floración
de mártires que dio Córdoba a la Iglesia Universal. Acudían de todas partes de
España y del extranjero a la ciudad en busca de un pasaporte a la gloria.
Confesar a Cristo con su propia sangre les abría las puertas del cielo. Como
san Jorge que cruzó África del norte en busca de la palma del martirio. O Félix
y Liliosa, Aurelio y Sabigotona, un matrimonio que procedía de la Tarraconense. O
san Leovigildo de Iliberri. Aquellos sí que fueron los verdaderos atletas de
nuestra fe. Esta forma de muerte bajo el hacha del virolero suponía una
auténtica cancelación de la culpa. A los cristianos se les ahogaba a tributos (la
presión fiscal es una de las características de los jeques árabes amantes del
lujo que no sienten escrúpulos de mantener al pueblo en la miseria mientras
ellos viven en grandes palacios) y se les perseguía en lo religioso. Además,
fomentaban la delación y el espionaje entre los autóctonos por medio de los
exceptores (delatores.) Estos sujetos eran temibles. Se trataba de cristianos
que vendidos al sultán compraban su vida los malsines dando el chivatazo a los
árabes. Esta táctica fue muy predilecta de los otomanos en los Balcanes. No
pasemos por alto que la palabra “espía” o spahe
proviene del idioma turco. Los insultos y los ataques eran continuos. Por
ejemplo, el sonido de las campanas les molestaba tanto a los hijos de Agar que,
cuando oían redoblar, se volvían furiosos y atacaban las iglesias con palos y
con palos y con piedras y hasta las pegaban fuego. Es el testimonio de san Eulogio.
Eunucos con la palma del martirio
La historia de san Rogelio y de san Servideo, dos monjes eunucos del
monasterio de Parapanda, vico a orillas del Albaicín, que firmaron un pacto de
amor para verse en la Gloria,
es una de las historias o capítulos más hermosos de la Leyenda áurea. Un buen día
estos dos jóvenes que se aceptaron su castración por amor al Salvador optaron
por dejar su retiro y llegarse a Córdoba, en cuyo aduar en plena oración de la
tarde empezaron a predicar y a decir pestes contra Mahoma. Los alguaciles les
echaron mano y después de burlarse de ellos llamándolos maricones los
degollaron y arrojaron sus cuerpos descuartizados al Guadalquivir. Como es
sabido, la homosexualidad entre los mahometanos no está penalizada y el Corán,
que es un Código religioso de placeres sensuales, la acepta.
En los harenes el amor de los efebos era un capítulo muy
importante. Eunucos y huríes estaban para lo que estaban porque los amos
del recinto hacían a pelo y a pluma
En sus aceifas
contra los reinos cristianos, los moros tenían por costumbre llevarse como
botín las vírgenes de doce o trece años y los mocitos imbeles. Para el sultán
de Estambul la reserva sexual con la que se renovaba y adornaba su gineceo
todas las primaveras se cifraba en Armenia y en Georgia. Los griegos han
sufrido mucho por ese cabo lo mismo que los antiguos condados castellanos y los
reinos de Galicia, León y Cataluña. No deja de ser significativo, volviendo a
lo mismo, que el día del Orgullo Gay sea el 26 de junio. En esa fecha la Iglesia venera a san
Pelayito de Tuy, niño de coro que fue conducido como eunuco al harén de
Abderramán III y que fue martirizado por no querer renegar de su fe. Antes
había sido violado por todos los soldados de la guardia del califa. Y por los
que pasaban por allí y que quisieran “solazarse con un incircunciso”, para
escarmiento y espanto de la población mozárabe. Las actas de estos mártires las
recoge san Eulogio en sus Anales Mártires. Ocurrieron tales barbaridades el XVI
de las calendas de octubre esto es el 18 de septiembre del año 852. Su nombre
está en los añalejos y códices antiguos. Como el calendario de Recemundo. El
sofisma es a veces compañero de viaje de la verdadera fe y esto es lo que
caracteriza al cristianismo griego que es religión de debate, siguiendo las
pautas paulina de opportet esse haeresses. Y en Guadix, la sede más
antigua, y en Iliberis y en Híspalis, sus compañeras, hicieron verdadero furor.
Hasta el punto de que ni el propio Osio autor del credo niceno se libra de
tales inconvenientes
Notas al
pie:
Nombre despectivo con que denominaba a los
cristianos que vivían bajo la dominación islámica en España
Fue pésimo clérigo, el cual bajo
el pretexto de ser obispo, persiguió a la iglesia elvirense durante mucho
tiempo y de forma atroz
En Fraxinetum o Frejus moriría
siglos adelante el poeta Garcilaso.
Capítulo 7
TIEMPO DE SATURNALES
Comamos y bebamos que mañana moriremos.
Vuelven al mundo las viejas costumbres incineradas de la gula. Yo era el
farolero de la puerta el Sol; cojo, mi guitarra y enciendo el farol. Y ahora
soy masterchef. Un vulgar guisandero
o jefe de cocina literaria. Las distribuidoras grandes radicadas en una
Jerusalén que no existe nos marcan páginas acerca de lo que tenemos que comer,
lo que hemos de leer cuántas leguas tenemos que correr y a qué horas ir al
mingitorio. De grandes cenas están las sepulturas llenas. La buena cocina es
una obsesión de esta tripera sociedad sibarita, a todas horas mirándose el
ombligo. Cagar alegres y jiñar contentos. De acuerdo, tío, pero hazlo dentro.
Es obsesión de los nuevos césares la mala literatura. Fui el otro día paso la
sección de librería del Corte Inglés y allí me encuentro con los autores de
siempre. Cualquier pedorra que sale
por la tele cinco minutos tiene derecho de pernada en las grandes editoriales
controladas por cavernícolas. A la venta libros se suman las maripavas. Y ahí
lega de Torremolinos doña Nativel Preciado con un best seller bajo el brazo. El
buen arte de la literatura, el gran discurso, ha sido enterrado a hachazos por
estos nuevos tribunos y tribunas de la plebe que nos han impuesto desde arriba
los dictadores de la chusma y hasta estas autoras noveles son entrevistadas por
el Dragón de la 2, un tal Sánchez. Así que, aburrido y cautivo y desarmado el
ejercito rojo, me refugio en los clásicos. He vuelto a leer en su lengua
original a Petronio. El Satiricón su obra mayor me reconcilia con la vida y con
la Roma. Decía
Ernesto Giménez que cuando llegaba a Roma le entraban ganas de imitar madre.
Madre, ay madre, no quiero vivir en esta España empedrada de pedos mediáticos.
Chicas de la tele muy, monas en apariencia y requetemaquilladas pero soltando
la bilis de los pijoflautas, todas homologadas e iguales. Forman parte de la
clonación nefasta que habita entre nosotros. Detrás del “Coletas” el nuevo arrastra
peplos vienen las descamisadas.
Así que en alas de Morfeo huyo al
capitolio. El Satiricón me hace comensal de uno de sus banquetes que duraban
dos días y dos noches. Esclavos de Numidia traían el aper (jabalí) atalajado y adornado de pámpanos y
cepas toscanas. El vino de Salerno que se derramaba sobre las togas pretextas
corría en grandes jarros por las mesas. Honremos a Baco y después vendrá Venus.
Menús de treinta platos; un esclavo frigio servía junto a las servilletas y los
cubiertos, dos ganchos de plata, para introducirlos en la garganta camino del
vomitorio. Los romanos echaban la pota tras sus grandes trapalladas para seguir
tragando y trinchando.
Rechacé como descendiente de judíos de
Asturica el jabalí, el lechón y los chicharrones servidos en una gran lebrillo
por una matrona en paños menores. Pero me hinché a garbanzos aderezados con
malvasía. Un hondero mallorquín recién llegado de las Galias, y que era
centurión de la Legio
Séptima Gémina, se entusiasmó con el efebo Vinicio, lo besaba
y manoseaba y yo apartaba la mirada mirabile
dictu cuando aquel demonio súcubo lo sodomizaba en medio de la reunión coram populo. Plauto, el de los pies planos, prorrumpió en grandes
carcajadas, cuando ambos amantes salieron de estampida camino del tablinium
a seguir haciendo cosas feas. ¡Qué horror! El amor nefando debe de amargar como
el pepino. La bujarronería me pareció siempre digna de lástima, pero, no
por no ser carne de hoguera y por tener que correr un tupido velo al respecto,
ha de ser elogiada sino execrada como toda cualquier merma de la naturaleza
donde hay tantas cosas mal hechas. Tampoco hay que poner medallas en el pecho a
los bardajes. Nunca fue para mí beneplácito pero nadie puede explicar estas
debilidades inexplicables, inversiones de la natura que, trocándose del revés,
buscan placer en el caño de la mierda en lugar del conducto de la generación
que es lo suyo. Plauto, ya muy borracho, no dejaba de darle vueltas a su
copa de oro y de decir Numquam satis, numquam satis. Estaban todos como
cubas. Con lo que daba a entender que la pasión esa es insaciable y que el que
va no vuelve. Que nunca se sienten satisfechos los que dan y reciben por el culo
y es que debe de ser el fornicio para ellos algo inagotable. Costumbres
paganas, amor de efebos, fiestas y banquetes, baños y triclinios. El cerdo
salvaje, bocado exquisito, lo decían aper. Que a mi no me va. De siempre
le hice ascos al jalufo. A las dos horas de estar tendidos sobre el lecho,
nuestro anfitrión Naviecus hizo llamar a las hetairas que entraron
desnudas en el impluvio, tocando el sistro. Muchos de los comensales que eran
libertos y que trataban de ocultar con sus largas cabelleras los orificios que
taladraron sus orejas, antes de ser manumitidos, se relamían de gusto y
alababan la generosidad del huésped, garante de tales dádivas sexuales. De allí
a la orgía sólo había un paso. Para no ser la oveja negra del concurso, yo me
arrimé a un pino verde, esto es, a una pelirroja de Hibernia, hija de un rey
remoto del clan de los picti que había sido arrastrada a Roma por los
soldados de Adriano como rehén. La rubia del pelo cobrizo hablaba la lengua de
los pájaros y mostraba dos senos poderosos de los cuales los amantes querrían
nutrirse eternamente. Sus besos y sus caricias me supieron a miel. ¡Ay Mama
Roma!
Se fueron las pilunguis y
llegaron los balnearii (bañeros) que nos restregaban bien las espaldas y
los muslos en el tepidarium. Muchos de estos selectos esclavos eran
expertos en actividades masturbadoras. Las paredes aparecían, como en los
lupanares, tiznadas de gargajos y rastros jaculatorios del amor con prisas.
Después de estos masajes en el caldarium nos llenamos de vapores que
limpiaron nuestros poros purificando el cuerpo pecador. Algunos culos romanos
eran enormes. De esta tarea se encargaba los depilatores algunos de
ellos eunucos. Se les encomendaba la misión afeitar el bello púbico de las
dominas y era muy placentero sentir por abajo desde los glúteos ajamonados el
calor de la caldera debajo del piso del hipocausto. La tarea concluía en el frigidarium.
Sentíamos el cuerpo fresco como una lechuga. Así que volvíamos al banquete a
seguir trasegando el dulce vino de Sicilia para basquearlo después en los
vomitorios. Descargado el vientre, regresaban los deseos de más jarana pero Naviecus
que era muy creyente en los dioses de su pueblo y que guardaba siempre lámparas
encendidas en el lararium doméstico hizo venir a las Moiras de rostro
tétrico y cantar lúgubre que se encargaban de advertir a los comensales su
cuidado cuán presto se va el placer y cuán callando se viene la muerte. Esta
procesión duraba unos minutos, las bacantes ocultaban su rostro, los borrachos
se dormían arropados por la melopea lúgubre de las nenias funerales. Hay que
morir; luego comamos y bebamos hasta reventemos. Era la máxima de la Roma a la que hoy las nuevas
bacantes de la insulsa Telemierda dan pábulo.
Las cautivas vestiplices que
cuidaban de los pliegues de la veste y la toga sus señores y los cuerpos
arrugados tras el paso, los cuerpos badurnados de grasa tópica, por el unctorium y los sudores del laconicum
mientras escuchábamos las charlas sin sustancia de los nugatores
troleros y falaces que hacían apuestas
sobre quien de todos y todas las presentes tenía mejor cuerpo y cuál de los
efebos era el más bello y cual de las mozas la más hermosa. Lo destacaba por
tener esa vagina en mayúsculas a la que aspira el amor total. Priapo también
era muy venerado en lo suyo. A los sodomitas se les conoce por tener miembros
viriles muy alargados; algunos casi espantosos que les llegaban a las rodillas.
¡Cómo se empinaban aquellos penes, madre mía! Eran sus cipotes como las varas
de una tartana cara al sol. El juego preferido en estas comilonas era sacarla a
ver quien era el que la tenía más larga para gloria de Priapo y los penates
patrios que le concedieron la gracia del dios putativo. En Roma todo tenía un
sitio y una finalidad práctica. Las vírgenes y las púberes canéforas, hijas de
familia, eran guardadas como flores de
estufa al calor del paterfamilias dentro del valladar de la honra. Intacta,
tenías que guardar la alcurnia porque esta es un lirio frágil cuando se
marchita jamás vuelve a crecer... La palabra clave para entender estas razones
de la honra entre los latinos era la palabra “virtus” de la cual tanto gustaban
los antiguos romanos antes del imperio.
La capital de la catolicidad que yo
empecé a amar desde que me empapé de los sonoros párrafos de Ab Urbe Condita, cuando traducía de
adolescente a Tito Livio y a Salustio, estaba llena de hosterías, de tabernas y
de nostébulos quiero decir puticlubs más que a día de hoy. Visité unos
cuantos de estos antros con gran peligro de mi pellejo. Porque en el Vicus
Scelertatus y en el Boarius se arremolinaba toda la gente del hampa. Los
gladiadores y andábatas residían en aquellos barrios trastiberinos. Allí la
vida de un hombre valía poco. Iban a parar a la Via Asinaria todos
los asesinos y mangantes del Ecumene conocido. Procuraba juntarme yo a los
griegos que eran gente culta y amante de la belleza, aun cuando se labrotaban y
gesticulaban con demasiada energía al hablar con ellos.
Lupanares ya digo no faltaban y algunos
eran centros envidiables, templos verdaderos de la diosa Venus. Allí Cupido me
clavó a mí una flecha irlandesa. En aquella pelirroja soñé toda la vida. Era yo
adolescente cuando la conocí. Llamabas Herminia. Su cuello aparecía adornado
con un anillo de oro macizo: la bulla, que yo besé unas cuantas veces Jovis
Structor me otorgó el galardón de conocer el amor. Bebí de las aguas del
manantial puro. No había alcanzado Herminia aun la núbil edad cuando fue
aprehendida por las legiones de Adriano, que no profanaron su cuerpo y la
trajeron a Roma al templo de las vestales. En los barrios bajos como el Boarium
se escuchaba el trompeteo de los sistros y sacabuches de las plañideras que
ensayaban antes de los entierros. La música se estampaba contra los triglifos
de bronce que adornaban la escalinata del palacio de Nerón. Los adivinos que
embaían al público con sus embustes y no paraban de hacer pronósticos y
anunciar catástrofes agitaban los barrios próximos al Capitolio. Un idumeo
entre tanto llevaba una partida de pavos al mercado. Los pavos se convertirían
en gansos al llegar al Capitolio y empezarían a graznar. Se escuchaba gritar a
la sibila de Cumas anunciando calamidades y cosas lúgubres. Se hablaba por las
calles tanto en griego como en latín. Los charlatanes políticos hablaban,
nugaces de democracia y el pueblo estaba rendido y cansado de tanta patraña,
propalada por los tribunos de la plebe desde las tribunas o “rostra”. Aquello parecía Hyde Park una
tarde de verano londinense. El gesto tribunicio de Rajoy sólo lo admiraban los
judíos de pecho enjuto. Los esclavos se llevaban la mano a la nariz o se
acariciaban el lóbulo de sus orejas agujereadas, rastro de su antigua
esclavitud o bostezaban de aburrimiento. Los torsos desnudos mostraban las
pinturas de inconcebibles tatuajes para anunciar la vuelta de Roma a la
esclavitud. Tatuajes a la vista. Era la moda de entonces redescubierta hoy.
Volvemos a la esclavitud de la isla Pandataria que está en el vicus
de Suburra. Cesar volverá a ser asesinado en los comicios. Tu quoque
fili mihi…
Allí los pueblerinos tenían por
costumbre de barrio el juego de la morra cerca de los peristilos del templo de Júpiter
Stator con su balanza protectora de la república. Dedos de marfil que se
introducían en la garganta para poder vomitar en los banquetes. Una urraca
encerrada en la jaula me dio la bienvenida
▬ Salve, Antonine.
▬ Salve honor et gloria Populo Romano ▬ repliqué.
El nomenclátor o heraldo anuncia a los
recién llegados al impluvio que llovía a cantaros. Era la hora de los
parabienes y el momento para recoger el agua fluvial en los aljibes. Velarius
un ujier del tablinium, al que faltaban dos dientes me condujo a través
del atrio. Dijo mientras enseñaba una mella en sus dientes delanteros:
▬ Me los
rompió un bretón de una pedrada. Con todo y eso, allá en Bretaña, los días más
felices de mi vida son los que pasé en aquella provincia entre los galos.
Luego me pasé por domus Aurea y el
palacio de Nerón también los visité.
Uno de mis guías que se llamaba Iacetanius
por ser oscense decía que la vida está hecha de aburrimiento y de economía,
donde el orden es siempre desorden. Método y risa se superponen. La vida es
risa. Nos vamos haciendo viejos y a nosotros cada día nos gusta más la paz del
hogar. La felicidad consiste en querer lo que quieren los dioses. Tito el hijo
de Vespasiano que se enamoró
perdidamente de Verenice aquella hebrea
que dicen que acompañó al cristo camino del Gólgota, por causa de tan fatídicos
amores se tiró al Tiber. Dicen que fue a resultas de la maldición de un rabí.
Así pues, el amor aquel le costó la vida al conquistador de Jerusalén.
Su novia trabajaba para el sanedrín y los judíos escupían al pasar por la
columna Trajana donde se esculpía la ignominia de su esclavitud: un candelabro
de siete brazos traído a rastras por israelitas hechos prisioneros. Mandó traer
Vespasiano a Roma el Candelabro de los Siete Brazos, el que lucía en el templo
de Salomón a lomos de sus esclavos. El amor nos hace iguales a los dioses
ligios, pero es peligroso cuando rondan mi tienda las bellas mujeres de Israel:
Ester, Judit, Rebeca y otras matariles.
Los sicilianos cantan al sol declinante
su casa oculta entre verdes árboles y rodeada de colinas. El tema del dios
único. Amor, pasión, cristianismo, Nerón, vida orgiástica dioses en el l a r
a r i u m, oratorio de o casa de los iconos que guardan los rusos. Ligia
estaba en rehenes.
Vinicio muere de amor por ella pero
había una dificultad insalvable: era virgen. Y las vestales no podían ser
condenadas a muerte. El verdugo las violaba antes de la ejecución. Desperté de
mi sueño romano entre suspiros de grandeza y baticores. Volvía a mi realidad
española condenado a vivir entre la marginación y la escoria recordando los
esplendores de aquellos alegres días de juventud que no volverán.
Capítulo 8
EN LOS CEMENTERIOS NO HAY RELOJES
Tarde de San Silvestre, último papa el de las
profecías y último día del año. Nos anochece mirando para los relojes. Tempus fugit. Cronos dios implacable, la
otra cara de las barbas saturninas el cancerbero de la laguna Estigia, devora a
sus hijos. Y aguarda Aqueronte para abrir la puerta en un remanso del terrible
río. Es una emboscada. Los clementes dioses entonan cada noche cantos
epinicios. Acelera sus mecanismos de arena la clepsidra del tiempo y llega la
noche eternal. Hoy noche de san Silvestre de 2018 igual que San Silvestre 1992.
La vida, que pende de un hilo el de Ariadna, transcurre rápida como el maratón
de la carrera pedestre Vallecana, es algo más que una galopada de obstáculos.
El día primero de junio enterramos a mi padre. Su
recuerdo se agolpa en mi memoria entre la congoja y la veneración. Ya está
viendo desfilar al serafín que marcha de gastador tras el Cabo Pieza de la Batería a arriar bandera
al toque de oración. La muerte no es el final, sólo un paso al frente, cara la
eternidad. ¡Compañía! ¡A cuadrarse! ¡Ar! La plebe se deleita con las saturnales
de los días fastos que luego serán nefastos. En el desaforado despelote de la Nochevieja. Bajaron,
mientras tanto, hace un cuarto de siglo, los ángeles a la cabecera del
moribundo al Gómez Ulla a reclinar su cabeza sobre la almohada. Al pasar la
hoja del 31 de diciembre es como decir adiós a algo imperceptible, inasible,
impredecible, intocable como todo ente de razón pero que deja arrugas en la
frente y alopecia en el corazón. Hace 425
años murió Colón. Va para un cuarto de siglo que dimos tierra en el
camposanto de Fuentesoto a mi progenitor. Yo guardo su memoria. Conservo su
sable de soldado.
Impregnados de nostalgia, despedimos al año que
termina. El año nuevo ¿qué nos traerá? El concepto del tiempo no existe en los
libros santos que escudriñan los actos de la divinidad. El tiempo es categoría
inventada por los hombres para compensar algo tan finito como el espacio y el
tiempo y en Dios infinito no existen esas cualidades. Todos llevamos, sin
embargo, un reloj que marca las horas y que miramos con curiosidad especial tal
día como hoy. Sus manecillas inexorables apuntan el tránsito del dolor y del
placer. Tempus fugit. "Vamos el enamorado la hora ya está cumplida"
canta un romance castellano del siglo XV. Estar enamorado es participar un poco
de la herencia de la muerte. Con la rueda del reloj que es la rueda de la
fortuna empezó todo. Abriéronse los horizontes y las fuentes del conocimiento. Un
péndulo se agita en nuestro interior mueve palancas y establece la conjugación
de movimientos binarios. Nuestra vida pende de un hilo. Somos contingentes.
Somos un guarismo. Tiempo, espacio, dinero. Tres tronos para una trinidad
laica. "Time is money"
argumentan los británicos. Conviene no perderlo en habladurías y tonterías. Es
implacable el rostro del carillón de la Puerta del Sol donde se agolpan las multitudes
madrileñas al igual que bajo el Big Ben, Times Square, la Torre Spassy de
Moscú, o el parisino Arco de Triunfo. Sólo un privilegiado como Josué pudo
parar el sol. A nosotros se nos escapa. Perderemos la batalla. Esos minuteros
del reloj de pulsera ahogan la vanidad humana. Los monjes cantarán vísperas,
cuando toque la campana. Que está encima del monástico reloj de sol. Luces y
sombras ¿Somos hijos del azar?… memento
mori: Acuérdate de que morirás. Las horas se nos clavan como espadas "omnes caedunt ultima necat" todas
hieren la última nos asesina. En el campanil está escrito nuestro devenir y
nuestro porvenir. El reloj todo lo sabe y todo lo ignora. Es indiferente a
nuestras alegrías y tristezas, a nuestros estados de ánimo. Europa siempre
admiró y amó a los relojes que delimitan los husos horarios (Clocks. Uhren,
campanarios) llevada del sentido de la trascendencia cristiana y los colocó en
lo alto de las torres espadañas y linternas. La clepsidra del coro y el reloj
fueron instrumentos de santificación de los que aspiraban seguir a Cristo en la
vida perfecta. El reloj compasa la salmodia del facistol coral. Somos un Libro
de horas forrados de piel de becerro con las letras muy gordas para que no nos
perdamos al entonar los nocturnos. La literatura en occidente emprendió vuelo
cuando los frailes pendolistas comenzaron a colocar melismas y neumas al pie de
los cantorales de pergamino, poniendo música a los salmos del Rey David. La música
se aferra al tiempo por eso dicen que es arte divino. Y de ella nacen el compás
y el concento. Tempus fugit sí pero nuestro corazón anida la melodía y esa
melodía es un afán de belleza una añoranza del paraíso perdido. La rueda de
santa Catalina, al hilo de esto, conjuga las variantes del querer, del saber y
del quehacer. El gran cofrade orwelliano desde arriba nos mira con cara de
póquer. En una ficha consiste nuestra vida laboral que se acaba cuando
cumplimos los 65. Cronos significa el puesto de trabajo y el cheque a fin de
mes. Si fichas, estás salvado. Estás en nómina. Es la doxología del tiempo que
es tambien economía: turno, trabajo, dinero y amor. Los cuatro elementos como
el agua el aire la tierra el fuego. Cronos es hijo de Argonio y a Argonio lo
parió Minerva. Esto forma parte de nuestra gran doxología de culto al tiempo.
Únicamente en los cementerios no se ven relojes. Porque medir es vivir,
cronometrar, tasar cubicar evaluar. Morir es todo lo contrario: cesar. San
silvestre me brinda hoy estas reflexiones cuando pasamos las hojas del Libro
Mayor de nuestra existencia. Entonces ¿a qué tanto estrago, tanto afán? Al
reloj no le hagáis demasiadas peguntas, es un buey mudo. “Crassus, mutus,
rufus”, como decía santo Tomás. Corre el camino sin detenerse
Capítulo 9
MEDITACIÓN ANTE EL ENTIERRO DEL CONDE ORGAZ
Marché la otra tarde a Toledo y me planté ante
el insigne lienzo en el cual está encerrada buena parte del genio singular de
lo español y al regreso me senté a escribir con calma, mucha calma. Mi alma,
sedienta de belleza, trata de evitar las contiendas que nos afligen pues ya los
pasos de la aurora andan pisando la incierta luz del día y a batallas de amor
campos de pluma que decía Góngora. El cual equivale en poesía a lo que era el
Greco en la pintura, quiero decir: un genio. El genio de los genios.
No
estaba ante un cuadro sino ante el molde de un enigma. Allí pasé dos horas de
la tarde dándole a la cometa de mis sueños. “Tal galardón recibe quien a Dios y
a sus santos sirve”. Esta frase murmurada entre dientes por los prestes que
ofician las exequias (san Agustín revestido de capa pluvial y mitra de obispo y
san Esteban con la dalmática diaconal) sirve para poner música de fondo a la
escena que da marco al entierro del conde Orgaz. En este lienzo donde se
estampa con auténtica veracidad una de las páginas más realistas de la historia
de España y un cuadro de costumbres. El Greco junto a Velázquez es pintor poco
decorativo. Ambos buscan el alma de las cosas y su arte es el arte de la
síntesis. Con tales mimbres que servirán de materia prima de lo sublime [una
leyenda local consistente en las mandas que dejara a una iglesia de la ciudad,
la de santo Tomé: unas cántaras de vino, unas cargas de leña, unas hogazas de
pan a los pobres, y algunas monedas para misas gregorianas] se enhebra el
milagro. España mágica.
Existe de más de eso una gran familiaridad con
la muerte, de acuerdo con la mentalidad de la propia época, y la necrofilia de
una monarquía como la de Carlos V quien en los últimos años de su vida en Yuste
gustaba de asistir a la celebración de sus propias exequias, sin que el gesto
tuviera nada de macabro. Antes bien, se veía como algo natural. Allí estuvo
Fray Bartolomé Carranza, dominico, que luego sería primado de Toledo durante un
año antes de ser prendido por la
Inquisición bajo la acusación de herejía y por sus conexiones
con Carlos de Seso, el fautor del luteranismo en España, un italiano que se
desempeñaba corregidor en Toro, y estaba en relación los conventículos
reformistas de Sevilla y Valladolid.
Toda esa
reciedumbre, esa tortura de una época dada a la trascendencia y al misticismo
se vislumbra en este mural. Era un tiempo en que preocupaba la teología. Hasta
las verduleras de Zocodover discutían sobre la existencia del purgatorio.
Al
socaire de estas cuestiones sobre la vida futura, el fin del hombre, sus
relaciones con la divinidad, plasmadas en las fimbrias de esas casullas que con
tanto gusto pinta el Greco con su arte minucioso aprendida en el trabajo de los
artistas de iconos orientales, los cuerpos pierden peso en sus magníficas
producciones para dejar que se alcen hacia arriba, la mirada transfigurada, los
espíritus. Los cuerpos pierden peso y ganan alma. Son en él recios los trazos,
espectaculares las caras iluminadas por una luz que emana de adentro.
Parece
extraño que en este tiempo tan iconoclasta como el nuestro pueda ser entendida
y admirada la iconodulía del Cretense, que, a contrapelo de sus delicadezas y
exquisiteces formales del pudibundo recato en que va a caer la sociedad de su
tiempo, sabe interpretar en sus briosos desnudos las donosuras del cuerpo. El chipriota
vive este tiempo 1541- 1614 a
caballo de los reinados de Carlos V y de Felipe II. Es contemporáneo del
concilio de Trento. Ahora se trata de relacionar su pintura con el modernismo.
Incluso, con motivo de su exposición en la National Gallery,
se ha propalado la nueva de que su “Visión del Apocalipsis” inspirara a las
“Señoritas de Aviñón”. Ya es mucho pedir pero todo lo que sube el Greco de
cotización va en desdoro y menoscabo de la de Velázquez. La prelación del
candiota sobre el sevillano quizás tenga que ver con los tiempos que corren,
más relacionados con las angustias y torturas, la luz fantasmal y los desnudos
deformes y hasta homo, que con la placidez de don Diego que no busca
complicaciones en su pintura.
Al fin y
al cabo era pintor de corte, una aspiración que Domenico no alcanzara nunca
porque sus desgarradas visiones no encontraron plácida acogida en la retina del
monarca Felipe II. Quien por cierto era un “connoisseur!, experto en el Arte de
Apeles. El rey no llegó a entender al
griego que se adelantó a su tiempo. El
Greco no es reivindicado hasta los románticos del siglo XIX. Es sólo a
principios de 1900 cuando empieza a ser conocido y hablar los críticos de su
peculiar macropia que le hacen ver caras alargadas y el mundo irreal.
Que dos bienaventurados ausentándose por unos
instantes del paraíso bajasen a Toledo, la capital del imperio, hasta que
Felipe II en 1561 decide trasladar la capitalidad a Madrid, para dar sepultura
al noble y cristiano caballero entra dentro de esa cotidianidad ante la
presencia de la muerte. Y casi se
concibe como un hecho corriente y moliente la intervención del más allá.
En el arte de Greco hay algo de órfico; la
pintura se hace música y es imposible entenderla sin el acompañamiento de esa
gran polifonía, como reverberando en el fondo, que engozna sus composiciones.
No hay que perder de vista este carácter que tienen sus cuadros de “troparios”
o melódicos del repertorio musical de Bizancio. El Greco en
este cuadro que supone el triunfo de la misericordia y del amor, esenciales al
cristianismo, pinta dos cuadros; el superior y el inferior. Los cielos y la
tierra se dan cita en el acontecimiento. Ambos planos son estancos y para bien
o para mal no llegarán nunca a juntarse. Paradójicamente
el plano terrenal gana la batalla al celestial. El Greco pinta las cosas como
son o debían ser según los cánones del ideal platónico pero se cohíbe ante los
tremendismos y las ficciones del más allá. En eso se parece un poco a
Velázquez, quien tampoco supo pintar a los dioses. Y hasta supo reírse dellos,
como demuestran su fragua de Vulcano y el Baco figurativo. Uno y otro, empero,
saben dislocar el dibujo para transmitir el movimiento de las cosas, “dando
espíritu al leño y vida al lino” que diría Góngora.
En el
Entierro lo que está arriba es inferior en calidad a lo que está abajo. Es
mucho más desdibujado e imperfecto. Pues para él lo que acontece de tejas abajo
es mucho más importante que lo que pudiera dilucidar el más allá. Sin embargo, la moderna crítica - me refiero
a un artículo de John Updike- dice que es al revés. Todas una galería de
rostros comparece haciendo corro ante los dos insignes fosores quienes sujetan
por los sobacos y las piernas al difunto amortajado con toda la regalía. ¡Cómo
brillan los aceros de su armadura!
A la vista está que por una vez el espacio
tridimensional gana la batalla al tiempo continuo. Los ojos posan ante todos y
cada uno de los asistentes al duelo. Afloran una serie de personajes que,
tristes y enlutados, hacen rueda de respeto. Muy engolados, pero serenos. El
blanco de sus gorgueras rizadas contrasta con el negro de sus tiesos jubones.
En la capa llevan algunos bordados la cruz colorada de la Orden de Santiago. Admirable
es la técnica de paños mojados, que acentúa la trasparencia, con la que está
bordado la sobrepelliz de uno de los oficiantes, mientras un franciscano y un
dominico rezan los responsos, y un monaguillo, el hijo del propio Domínicos
Theotocopoulos, Jorge Manuel, mira “para la cámara”. Hay un cierto
exacerbamiento de la silueta a lo que se une el proverbial estrabismo estético
de este autor. La vida no es más que un perenne destello. Hace de preste
oficiante don Diego de Covarrubias. En la pechera de la pañosa de los
circunstantes se borda la cruz carmesí de los maestres de Santiago. Ni que
decir tiene que estamos entre caballeros.
¿Podrá
haber en el mundo algo más melancólico que un entierro? Los dos frailes explican a la posterioridad
el augusto suceso sin parar mientes en lo que acontece sobre sus cabezas puesto
que ya va dicho que el Greco, pese a ser un pintor virgíneo, lo es más de la
tierra que de los cielos. Toda su vida fue una ascensión incandescente hacia
ese plano superior, un regusto por la quimera. Plasma el maestro con mayor
acierto el cielo en la tierra que al revés, pues su realismo no le permite
transubstanciar lo que sus ojos, poros del alma, no visualizan. De esta manera
el ángel de la guarda llevando al cielo el alma del conde Orgaz, representada
en la forma de un niño, es mucho menos creíble que las caras de los caballeros
que asisten impertérritos al desarrollo del milagro. No cabe cosa tan
extraordinaria en medio de un hecho paranormal. Tanta familiaridad ante lo no
consuetudinario resulta francamente portentosa como si los circunstantes
estuvieran habituados a vivir con el prodigio. Ninguno de ellos muestra ninguna
sorpresa ante la presencia de los dos santos bajados del cielo para hacer las
veces de enterradores. Estos son dos aparecidos y, sin embargo, su aspecto no
puede ser más real. Acaban de irrumpir en escena un anciano obispo y un joven
misacantano. Sosegaos. Sabe trasladar al lienzo la España de Felipe II en
plena apoteosis de una ciudad: Toledo. El pintor, que borda primorosamente las
fimbrias de sus ornamentos, pues ni la capa pluvial de san Agustín ni la
dalmática del primer diácono dan pasmos. Tampoco se sobresalta al narrar los
acontecimientos. La piedad melancólica es el hilo conductor del suceso narrado
con toda la majestad pero al mismo tiempo con toda la sencillez. El Greco es el
pintor del catolicismo universal al que aspiró España en su siglo de oro, en el
que cupieran bajo la vara de Cristo sin exclusiones nacionalistas o chovinismos
todos los pueblos. No puede haber entonces pintor más insigne de la ortodoxia.
Que dos santos bajen del cielo para dar sepultura a un caballero que era
legatario de esos ideales de universalidad nada tiene de extraño. La sociedad
española a la sazón estaba acostumbrada a vivir con el milagro. El Entierro es
la faz emblemática de todo aquel pensamiento. Ni ante la vida ni ante la muerte
un hidalgo español ha de perder la compostura. Dicen que el enlosado de Santo
Tomé al recibir la visita de los dos santos se llenó de fragancias celestiales,
pese a lo cual todos los que asistían a la ceremonia permanecieron quietos, e
impertérritos.
Entre
los figurantes estaban don Juan de Austria, Góngora, los hermanos Covarruvias,
el hijo del artista y el propio Greco que deja su firma estampada en griego en
los vuelos del pañuelo de uno de los personajes, cabe la hopalanda.
No es un
cuadro lo que pinta, sino una idea, un estado de ánimo. Estos caballeros, que
se apiñan, circunspectos, con sus rostros ligeramente buidos por la tristeza,
colmada de serenidad, ante la paleta del artista asisten ensimismados al
portento. Héticos, silentes, con una punta de desequilibrio en el mirar ▬- ¿para dónde
miran esos ojos que parece que están viendo lo que acontece más allá?-▬ los
personajes que retrata el Greco bien pudieran ser alguno de aquellos hidalgos
que vagaban por la
Imperial Ciudad arriba y abajo de Zocodover y que para
disimular el hambre, publicando que habían comido, salpicaban la barba de unas
migajas de pan. Almas ardientes embutidas en estómagos vacíos, vivían una
segunda vida interior, de absoluta indiferencia frente a las cosas de este
mundo. El autor se desentiende de su obra y el Greco tiene poco que ver con
esta austeridad. Sus biógrafos afirman que gracias a sus cuadros nadó en la
abundancia y se condujo munificente como Creso en una Toledo empobrecida y
demacrada pese a ser entonces la corte. Murió arruinado y en la Ciudad Imperial
las farras que se corrió y la fama de juerguista, cosa que poco tiene que ver
con su arte, hicieron época. Es el pintor de cámara de la
“dives toletana”[i]
llevando una existencia regalada en aquel palacio de alquiler, que contaba con
veinticuatro estancias, propiedad del quiromántico marqués de Villena, del que
decían las crónicas que ni palabra mala ni obra buena. El tren de vida y la
fastuosidad del candiota, que ganó muchos ducados pintando, casan poco con la
frugalidad de los personajes a los que traslada al lienzo. Todo arte emboza ya
de por sí una contradicción. Aunque el Greco se asimiló plenamente a las
costumbres y al espíritu de Toledo, identificándose con él, vivía como un
veneciano. Incluso, contrataba músicos para que le amenizasen las comidas.
Insistimos: la música es muy importante en la pintura solemne y celeste de este
genio del cristianismo. No hay, según eso, una identidad plena entre retratista
y retratados. Su forma de pintar es una manera diferente de entender el mundo,
a través de esos semblantes con traza de llama, dotados de un singular
dramatismo escénico.
El
estrabismo estético del autor les confirma una alargadera que algunos atribuyen
a determinado defecto óptico del propio Theotocopoulos quien, según
referencias, en los últimos años de su vida cayó en la locura. Pero tal extremo
no ha podido ser probado y contiende con la envergadura de este griego
transterrado que pintó Toledo como un verdadero sueño lunar bajo una luz lívida
de ocres. Parece ser que la tesis sobre la enajenación mental del Greco se
sustenta en haber pasado por la casa de locos del hospital del Nuncio de donde
extrae los modelos para perfilar sus doce cuadros sobre el apostolado, cuadros
conservados todos ello en el monasterio de las Pelayas de Oviedo. El Greco es
un pintor de las almas y en toda alma hay un eco del infinito que se plasma en
un cierto grado de enajenación.
Tuvo
infinidad de detractores. El más insigne fue el propio Felipe II, todo un
conocedor y en lides pictóricas meritísimo pero que nunca llegó a entender su
manejo de los colores. Tuvo un pleito con el cabildo de Toledo porque en el Expolio,
inicio de la pintura de la edad moderna, se resiste a pintar a las tres marías
a longe, como nos relata el Evangelio.
De hecho, el propio monarca, que entendía de pintura, pero de gustos
absolutamente convencionales, que no le permitía entender ni su estrabismo ni
su tendencia a descoyuntar las figuras, como tampoco el áspero colorido con que
formula las escenas de sus personajes atormentados ▬ el Greco es una sabia
combinación de lo ponderado y de lo desmedido-▬, mandó que fuese colgado en
la sacristía del Escorial el famoso
martirio de san Mauricio y la Legión Tebana encargando otro lienzo sobre el
mismo tema y del que ahora apenas se habla a un tal Cincinatti. Este fracaso
yuguló las aspiraciones del candiota a convertirse en pintor de cámara.
Pero él,
pintor de eternidades, nunca podría ser un pintor de cámara al uso. No han
comprendido sus detractores que era un pintor de eternidades. Su obra
permaneció minusvalorada sin un reconocimiento categórico hasta bien entrado el
siglo XX.
Domínicos
Theotocopoulos (lit. El muy hijo de la madre de Dios) nacido en Candía en 1541
hace honor al título de su apellido. Rompe con los moldes clásicos y ya en
Castilla abjura de su romanismo y de su helenismo para erguirse en portavoz del
tétrico y a la vez sereno misticismo hispano. En su obra se presenta una
antinomia entre lo real y lo ideal. Y pinta a base de crueles borrones
impresionistas, muy poco convencionales pero que son de un gran efecto sobre
todo en los paisajes de Toledo bajo la luna, cuando la luz circunfleja y
espectral se derrama hasta derrumbarse sobre lo gollizos y cuchillares del
Tajo. El Greco es poesía marial, el triunfo del bien sobre las fuerzas oscuras.
Manuel B. Cossío, su indiscutible biógrafo, señala que en el Expolio nace la
pintura moderna. Hay en él un exacerbamiento de la silueta, por lo que resulta
uno de los tres grandes retratistas de todos los tiempos junto a Leonardo y
Velázquez.
Exégeta de los paraísos perdidos viene de la filocalía de los bizantinos. Es su
obra de un platonismo excéntrico y de un cristianismo melancólico. El Greco en España
se desentiende de sus maestros venecianos y queda transfijo ante los iconos
fanariotas que lo vieron nacer. El resultado de esta mezcla de sangres es algo
profundamente español: sus cuadros se entienden mejor mientras se escucha en
lontananza a los coros del monte Athos. Carece por ejemplo de la desesperación
y pathos del arte protestante. De Rembrandt pongamos por caso. Desconoce,
asimismo, las estridencias de los bufones. Es un arte enteramente aristócrata,
pero de un exotismo criollo, por lo de mezcla de credos, cuasi abrazador. Hasta
en los locos del Apostolado se deja translucir un poso de cordura. Supo pintar
a los locos de Cristo. El Caballero de la Mano en el Pecho y el busto de san Juan de Ávila
refrendan ese supuesto. Arte incorrecto que rezuma corrección. Pinta las
esencias, va al grano. Por eso se denomina pintor de pintores. De la vida del
greco-chipriota poco es lo que se sabe. Que provenía de una familia de recia
estirpe cristiana que huyó de Constantinopla el año de la invasión de los
turcos, 1453. Que antes de afincarse en Toledo, donde se casó y tuvo un hijo,
Jorge Manuel, anduvo por Italia aprendiendo dibujo del Tizziano y de Rafael.
Que supo transmitir al lienzo toda la carga de grandeza del alma de Castilla. Murió
en Toledo en 1616.
Capítulo 10
MURIÓ LA HIJA DE FRANCO.
Ha fallecido hoy en Madrid Carmen Franco
la única hija de nuestro Caudillo. Era todo una señora de Oviedo que aguantó
con dignidad y elegancia (esa elegancia ovetense) los enconos, procacidades,
calumnias y vituperios de la prensa cañonera manejada por aquellos que no
perdonan el que su padre dejase una España en paz, económicamente fuerte,
moderna y en progreso. Hablé con doña Carmen en una cafetería de Reina Victoria
hace quince años para hacerle entrega de mi libro "España y Sefarad un
amor secreto". Me dio las gracias pero me hizo a entender que ella era tan
solo un ama de casa corriente y me citó una frase de su padre "yo no me meto en política". Había
estudiado yo mucho de su vida y le recordé aquel gran reportaje en la revista
"Life" cuando aparecía en el regazo del Caudillo vestida
con un traje blanco de encaje. Era el amor suyo y la llamaba la "Morucha". Hizo la guerra en una
ruló en la cual Franco había establecido su cuartel general poca comodidad pero
mucha dignidad y austeridad que le caracterizó. Le gustó mucho la noticia que
yo había extraído de los periódicos de la época contándole las incidencias del
noviazgo de su papá. Los Polo consideraban a don Francisco "el
comandatín" poco partido y éste para impresionar al personal marchaba por
la calle Uría a lomos de un caballo blanco, luciendo su flamante estrella de
ocho puntas y las espuelas de plata, para impresionar a su prometida. "Yo sólo vivo para mi Paco" declaró
ésta alguna vez en recortes de prensa que acribé en mis tiempos de hemeroteca y
cuando le convocaron al Tercio poco después de su matrimonio en la iglesia de
San Juan: "Otra vez empieza la música". Le aguardaban sus soldaditos
del Rif. "Las balas son como las
cartas llevan tu nombre y dirección cuando llegan abrirlas es tu obligación"
Y le pegaron un tiro los del Abdel Krim
en el vientre. Le daban por muerto pero él tiró de pistola y apuntando al
capitán médico con el arma requirió ser trasladado al botiquín de campaña. Un
tiro en el vientre era muerte segura, pero el comandantín tenía
"baraka" y un valor más allá de lo que se supone a uno de infantería.
Visto lo cual, los moros de su harca le consideraban como un dios. y esa baraka salvó a España. Carmen Franco por
aquello de honra merece el que a los suyos se parece había heredado de su padre
la valentía. "No tengo miedo a la
muerte, la vi el rostro muchas veces", confesó en unas declaraciones
al cabo de ser desahuciada este verano de los médicos por su cáncer terminal.
Se negó a ser intervenida quirúrgicamente. He ahí otro gran detalle de su
arrojo. Ella los tenía bien puestos lo mismo que su progenitor. Y esta es un
detalle que se les pasará a los informadores carroñeros que hozan y meten el
hocico en la cadaverina de la actualidad. Carmen Franco Polo y Bahamonde
descanse en paz.
Capítulo 11
MENÉNDEZ
DE AVILÉS ERA CUDILLERENSE
Una de las mayores sorpresas de mi
estancia en EE.UU fue comprobar la admiración que el pueblo norteamericano
(otra cosa es el gobierno) sentía hacia la gesta de los conquistadores hispanos
desde Oregón hasta la
Patagonia. Tanta fue esa admiración hacia el imperio de
Carlos V que los norteamericanos imitaron el emblema de los Reyes
Católicos como divisa del escudo nacional. Pintaron en vez del águila de San
Juan el águila calva de las Rocosas y el epígrafe de una grande y
libre la transformaron en el lema “ex pluribus unum”─ somos uno de
muchas partes─ Y el yugo de la labor y las flechas del poderío hispánico
lo convirtieron en una aljaba con tres dardos apuntando al vacío. Siempre
agradeceré al pueblo norteamericano las atenciones y cuidados que tuvieron para
conmigo y mi familia. Soy admirador de su gran idioma, como Licenciado en
Filología Inglesa, de su literatura, del pragmatismo de sus costumbres, del
amor a su bandera que cuelga a la puerta de todas las casas y sobre todo
de su gran periodismo y, aunque algunos me hayan tachado de anti-yanqui, ellos
saben muy bien que eso no es cierto, porque mi lema el que se ha apropiado Trump:
American first, que yo digo Spain first, radica en la libertad de
opinión, regla sagrada del First Amendement de la American Constitution. Allí la mente es libre, y diferentes los pareceres, pero si violas la
ley vas para chirona.
Y digo esto sin perjuicio de parte, a rebufo de la llegada de los nuevos
hispanicidas de dentro y de fuera, que los servicios secretos de la CIA describen despectivamente
como “adoquines” y “bricklayer”.
Algunos de esos gastan coleta y van de rufianes por la vida, ignominioso
apellido y denigrante profesión. Pero los consideran los tontos útiles de
cualquier movida y acción exterior. Un americano de buena ley siempre se
cuadrará ante un patriota español que defiende a su país con razón y sin ella
tratando de desenmascarar las perversidades de la Leyenda Negra. Eso
lo entienden muy bien los norteamericanos. La proeza de Menéndez de
Avilés que a mí me parece que era pixueto porque su casa solariega todavía
guarda el escudo de los Menéndez Merás─ Palacio Valdés tiene un cuento precioso
sobre la acción del último heredero de la dinastía que un día sube a una barca
con la piedra esculpida de su blasón familiar y lo tira a la mar─ justo en la
misma ribera y el embarcadero, en la ensenada del puerto queda ahí para los
siglos futuros aunque, por desgracia, se haya negado a las nuevas generaciones
el conocimiento de aquella aventura que llevó nuestra cultura española al nuevo
mundo bajo el pendón de Castilla con soldados y marinos vascos, leoneses
y andaluces, murcianos y catalanes.
Ellos, los gringos, tuvieron otra
conquista la del Oeste pero fue de otra manera y con más medios técnicos, una
vez inventado el revólver y los cañones del quince y medio. Y su expansión
hacia el Oeste se llevó a efecto sin mistificaciones de raza o religión. Desconocían
las leyes de indias. El mejor indio es el indio muerto, a decir de las huestes
Colt en ristre de Búfalo Bill.
El temperamento inglés o francés es muy diferente al español. Claro que los
Sioux eran tribus dispersas y no representaban imperios como el de los incas,
aztecas y araucanos.
Fueron miles de kilómetros
recorridos en climas muy extremos y la hazaña sólo se explica mediante dos
conjeturas: la aparición del caballo y la artillería ligera (arcabuz,
culebrina, lombarda frente a los arqueros indios.) Así como un milagro del
Altísimo porque a aquellos aventureros les movía la fe en el Salvador.
Pero hubo otra razón la más
poderosa: el mestizaje y la buena disposición para confraternizar con aquellos
hombres y mujeres que andaban desnudos por el bosque los cuerpos y las caras
pintadas, practicaban a la antropofagia, el sacrificio de seres humanos, no
trabajaban y se exterminaban unos a otros en contiendas tribales pero eran hijos de Dios y redimidos por la sangre de
Cristo para los españoles.
Don Pedro fundó en la Florida dos ciudades San
Agustín y San Mateo en honor del patrón ovetense y, según cuenta Gonzalo de
Solís, esta plaza se rindió a los ataques de los apaches. Los hombres fueron
degollados pero se respetó la vida de las mujeres y de los niños.
Transcurrido más de un lustro, regresaron los españoles al lugar y el
cacique les recibió de manera amistosa. Los convidó a cenar y danzar en torno
al fuego después de fumar la pipa de la paz.
Acto seguido, ofreció al recio soldado praviano
una de las esposas de su harén para holgar con ella en virtud del privilegio salvaje
que aun mantienen algunos pueblos esquimales del “jus primae noctis”, el
mayor cumplido que se podía realizar en obsequio de un huésped recién
llegado. La respuesta del conquistador fue tajante y casi admirable por lo
insólita:
─ Soy un hombre casado y nosotros los
cristianos usamos de ese privilegio sólo la noche de bodas después de haber
sido nuestro matrimonio bendecido por Dios.
Cuesta un poco creer tal respuesta
en boca de un capitán de los Tercios del rey de España, pero conviene recordar
que el invitado era un caballero adherido a las reglas del honor y del respeto
a la mujer y que había velado las armas y recibido el toque de varas de la
caballería andante. Casualmente los cronistas de Indias destacan con respecto a
tal punto las siguientes consideraciones: otra actitud menos trágica y más
casual en relación con el sexo; la belleza y la alegría de aquellas vírgenes no
sé si necias o prudentes pero tan “hospitalarias” y dispuestas a hacer un favor
a aquellos hombres de a caballo que venían buscando las fuentes de la eterna
juventud en el siglo del amor que fue el del XVI que decían si Manitú nos lo
dio es para que lo utilicemos. Aquellas tribus a la cópula conyugal la
desligaban de cualquier aspecto morboso y lo consideraba un hecho fisiológico
sin connotaciones peyorativas y bien se conoce que no tenían miedo al infierno
del que tampoco habían oído hablar. Algo de poca importancia. Los encantos de
la india Malinche a los que sucumbe el bellotero Hernán Cortés
determinaron el éxito de la conquista azteca. Ahí estuvo la clave del
criollismo, de la mezcla de razas, llevada a cabo por aquellos esforzados
caballeros andantes de Carlos V que saltaron hasta la otra orilla del charco
desde las páginas del Amadís de Gaula. Muchos historiadores negacionistas o de
aluvión quisieran ningunearles tal éxito, en el deseo de que su hazaña no se
hubiese producido, pero el gesto quedó ahí para gloria de un rey y una fe que
defendieron con su sangre. Pedro Menéndez de Avilés cudillerense de pro pertenece
al cupo de los aguerridos hidalgos.
Cañaveral
donde siglos adelante habría de dar comienzo la carrera del espacio fue la
primera tierra enjuta que toparon los galeones del Descubridor de la Florida. El problema
era la carestía porque pronto se acababan los bastimentos que traían de la Península. Los
indios navajos les enseñaron a cazar puercos con flechas enherboladas. Cuando
no había carne la dieta consistía en palmitos e hicacos (cocos) pero siempre la
amenaza era el hambre, el paludismo aparte de los franceses de Juan Girao que
les atacaron en su fuerte de San Agustín.
Otro
renglón nada desdeñable con que hubieron de enfrentarse eran los elementos del
nuevo mundo: los ciclones y temporales de esta zona de la Bermuda donde
misteriosamente desparecían los barcos y siguen perdiéndose los aviones. Sin
embargo, era gente de una profunda fe religiosa aunque en lo moral su conducta
no fuese del todo cabal. Se hacían la guerra mutuamente (el morbo visigótico o
mal de los godos la envidia lo exportamos al nuevo mundo) sin embargo, lograron
entablar buenas relaciones con los indígenas. A don Pedro los caciques lo
veneraban como a un Dios cuando lo veían montar a caballo. Al cabo de una
navegación en zozobra, si desembarcaban por fin en la playa, allí mismo
mandaban los conquistadores españoles decir misa a los frailes y cantaban el
Tedeum. Los
cronistas de indias hacen gala en sus libros de una prosa concisa y
circunspecta donde se narra de forma impávida los feroces acontecimientos y
penalidades que hubieron de atravesar los quinientos soldados y naos que
siguieron al Adelantado para colonizar la región. Su enfrentamiento con los
soldados del rey de Francia Francisco I fue a muerte. El desalojo de los
luteranos estuvo impregnado del espiritu sangriento de la Noche de San Bartolomé pero
el drama terrible de las guerras religiosas que habían incendiado el Viejo
Continente y que los españoles pretendían evitar en el Nuevo, amenazaba con
reproducirse.
La mayor
parte de la guarnición ▬ unos 550 asturianos y vizcaínos con unos cuantos castellanos de
Tordesillas componían su alarde ▬ que acompañaba al prócer
asturiano eran veteranos de los tercios de Flandes. Tenían que vérselas con los
corsarios ingleses y franceses navegando el mar de las Antillas la costa de
Sto. Domingo Cuba y el canal de la Bahama. Tuvo que atender a un motín a bordo y
sofocarlo en su capacidad almirante de la armada. El sedicioso se llamaba Juan
de la Parra,
segoviano, al que un sobrino del Adelantado, Pero Menéndez Marqués, mandó
colgar de una gavia del palo mayor. Entretanto, dejándolo de lugarteniente
embarcó en una carabela rumbo a Puerto Rico para hacer la aguada y cargar cazabe galleta y carne.
Esto
acabado, despachó a su sobrino Pedro Menéndez Marques a España para que
informase al rey Felipe II de los acontecimientos. En marzo de 1566 por unos
exploradores llega a sus oídos la noticia de que en una reserva había un grupo
de cristianos como un centenar de hombres y mujeres a los que los indios habían
esclavizado y vivían como animales salvajes. Eran españoles y su capitán Diego
Maza acercó hasta el sitio al bergantín del Adelantado. El cronista Solis de
Meras describe así el encuentro:
▬ Españoles
hermanos nuestros sean bien venidos en nombre de Dios y de Santa María y me
mandó mi capitán esta carta que os traigo… “Y el mensajero que venia agrega el relator de
estos hechos ▬ estaba desnudo el cuerpo pintado hecho indio
y con sus vergüenzas cubiertas”
Se alimentaban de tasajo, gallinas y curadillo pues
enseñaron a los indios a adobar el pescado. Los indios Saturiwa que
andaban en pelotas por el berral las caras y los culos pintados las mujeres se
escondían cuando llegaban los misioneros al poblado les enseñaron el arte de
navegar en canoa y fue así como comenzó el piragüismo, ese deporte tan
asturiano, aunque ya los ingleses lo practicaban cruzando el Támesis en
traineras. La vida del Adelantado de la Florida don Pedro Menéndez de Avilés es una
crónica maravillosa de viajes, caminatas, hambres desolaciones, traiciones y
concordias. Entre los aborígenes había etnias como los Saturiwa que se
declaraban amigos pero otras ▬ los Timicua ▬ les acogían
disparando flechas envenenadas incendiando fuertes y recintos. Fue una larga y
cruel aventura pero siempre maravillosa. El adelantado de la Florida todo un lobo de
mar y uno de los marinos más prestigiosa de aquella edad cuando España era la
primera potencia marítima del mundo gozaba del mayor prestigio en la corte de
Felipe II. Lo certifica el hecho de que empuñó el timón de la nave capitana de
la escuadra que condujo al rey en su viaje nupcial a Inglaterra a casarse con
la hija de Enrique VIII en Westminster.
En 1574 es nombrado por el monarca
capitán general de la
Escuadra, cargo que no pudo ejercer pues al poco muere de
tabardillo en Santander. Felipe II traslada el mando de la fuerza naval a don
Álvaro de Bazán. Este se encarga de prevenir la flota para ir contra los
ingleses. No se logró porque también fallece don Álvaro de Bazán y ha de
ser sustituido a toda prisa en el mando por su maestre de campo el duque de Medina
Sidonia. La conquista de la
Florida y la expulsión de los hugonotes del territorio fueron
realizadas a partir de Cabo Cañaveral y de Miami entre los años 65 y 67.
Los españoles tenían por base de avituallamiento el morro de la Habana, Puerto Rico y la
isla de Santa Elena así como Santo Domingo. Hubo muchas fatigas y no pocos
sobresaltos. Algunas naos se perdieron al surcar las aguas malditas del
triangulo de la Bermuda.
El adelantado tuvo que sofocar a sangre y fuego la rebelión
de algunos de sus capitanes como Martín de Rescalde o la incursión de hordas de
indios enemigos que asolaban las pallozas
cubiertas de palmitos y raptaban a las mujeres cristianas. Esto permitió el
mestizaje. De esta manera nació el criollismo al que hoy recuerdan y agradecen
los pueblos de las Antillas.
En 1574 zarpa de la Habana “y con prospero
viento navegó 72 leguas y en el Cabo San Vicente topó con fustas de moros pero
pudo llegar sin contratiempo a la
Coruña el día de san Pedro. Dos naves de pabellón francés y
una fragata inglesa le daban caza pero trató de burlarlas y tuvo el viento tan
próspero que en aquel mesmo día entró en la bahía que llaman de Artedo donde
estaban surtos diez navíos los cuales cuando vieron aquella fragata
de nueva invención que parecía de turcos desampararon sus navíos y huyeron al
monte… a las diez de la noche, al acercase un batel de reconocimiento, los hombres de mar y la gente de guerra les
grita que allí venía el Adelantado de la Florida don Pedro Menéndez de Avilés. El capitán
mandó izar el guión de Castilla de damasco carmesí y una bandera de campo y
tocar clarines. Los de los bateles temiendo fuesen corsarios no se
cercaron. Eran marineros portugueses y una nave oneraria cargada de hierro y
madera. En esto, el Adelantado y los suyos se hicieron a la vela desde Artedo,
entrando en el puerto de Avilés al cabo de dos horas donde fueron recibidos por
el alcaide de Sabugo con gran regocijo, se tocaron las campanas y la población
acudió a un solemne Tedeum en la iglesia de San Francisco. Hacía 18 años que no
veía a su mujer doña Ana María de Solís”.
De esta forma circunspecta y con prosa
notarial levanta acta del regreso del navegante a su tierra. La familia, como
arriba se dijo, proveería del solar de Santa Paya al lado de Pravia pero tenía
abiertas otras casas en Grado, Oviedo y Avilés concretamente en el barrio de
Sabugo. Todas ellas han desaparecido. No así la de Cudillero, que permanece,
ubicada mismamente donde hoy se expende el pescado más fresco del concejo.
Cabe destacar las relaciones del
Adelantado con la Concha
de Artedo, un excelente puerto natural de mucho abrigo y buen calado de donde
zarpó el año 64 y donde quiso, de regreso, ponerse al pairo para despistar a
los piratas ingleses que iban tras de sus pasos. El
cariño hacia este lugar donde aprendió a navegar en su niñez don Pedro lo
destacan sus biógrafos don Gonzalo Solís y Merás y el historiador y catedrático
Gómez-Tabanera en su obra Pedro Menéndez de Avilés y la conquista de la Florida en 1565 de
cuyo memorial extraemos algunos de los datos al respecto; con aportaciones de
nuestra cosecha que hemos puesto negro sobre blanco en este articulito para que
sirva de testimonio a las próximas generaciones. Los restos mortales del
Adelantado se veneran en una lauda mortuoria sita al lado del Evangelio en la
iglesia avilesina de San Nicolás
Capítulo 12
PERIODISTAS DEL ARRIBA
Soy periodista me rindo. Como tal me
hice en Londres y en Nueva York leyendo el Times el Daily News y el Mail pero
mis grandes maestros a los que debo mi ser y mi forma de ver la vida fueron
falangistas gente muy patriótica y más de izquierdas que muchos que se decían
defensores de la clase trabajadoras: Agustín de Foxá, Eugenio García Serrano,
Donato León Tierno, Antonio Gibello, Ismael Medina. Rodrigo Royo, Emilio Romero
(Capmany; Capmany era un murciano de mal vivir algo fulero) Cristóbal Páez
Julio Merino el gran cordobés, Eugenio D´ Ors, Eugenio Montes, Pérez Embid pero
sobre todo García Serrano la mejor pluma y uno de los periodistas mas
bondadosos que he conocido.
Dios los tenga a todos en el cielo y
espero que allá exista un redacción como aquella de Castellana 142 con el
chocolate del loro...
Aquella representación de la calle Larra
no la conocí pero todos hablaban del loro que vigilaba los pasos de aquellos
"plumillas" y ya aleteaba entre las mecanográficas sonoridades de las
maquinas de escribir echando humo y los teletipos bufando era el chocolate del
loro. Café para todos que dijo Adolfo Suárez.
Grandes corresponsales como Tomas
Salvador o Pombo Angulo que narró la caída de Berlín e Ismael Herraiz testigo
de cargo del magnicidio del Duce y la entrada de los americanos en Roma dejando
una estela de corrupción violaciones muerte y hambre que dominaron la
novelística de Curzio Malaparte.
Víctor de la Serna el hijo de Concha
Espina un santanderino de rostro agradable lo conocí en Nueva York. Fue uno de
los mejores editorialistas de este país. Ellos eran periodistas y escritores de
primera línea que venían a rescatar la gran literatura de la España Imperial
aunque honrasen a Larra profeta de nuestros males y al que glosaba José Antonio
"Amo a España porque no me gusta".
Mis profesores, sin embargo, de la Facultad de Periodismo
eran todos de la Santa Casa
la primera antes de Mateo Inurria estaba situada en Alfonso XI. Tenían capilla
particular y de ahí su nombre de Santa Casa. Todos los redactores, algunos de
comunión diaria, estaban obligados a asistir a la misa dominical a las 12 de la
mañana.
ABC por su parte era comida aparte.
Logré colocar allí un artículo sobre Arturo Koestler. Era el periódico más
antiperiodístico del mundo y el mas periodístico de España. Famoso por haber
traído a Europa el huecograbado tipo revista en cuadernillos. Me he cuadrado en
el gran reportaje y en la crónica del extranjero a lo Julio Camba. Ahora,
pasados los años releyéndome, mis crónicas veo que eran glosas o croniquillas
de aquella Inglaterra y de aquellos EEUU que me tocaron en suerte. Hoy ya no
existe ninguno de aquellos países. Es el todo o nada de la filosofía de la
globalidad. Entonces había líneas intermedias de matices grises. El mundo era
un poco menos contundente y más reflexivo menos violento quizás y menos
revanchista. A los periodistas falangistas se nos permitía la ironía, el
anticlericalismo y el lirismo. Los de la Santa Casa eran más sesudos. Les faltaba sentido
del humor. Actualmente eso es poco menos que imposible, las libertades
democráticas son a cara de perro y no saben reírse de sí mismos. De ahí que no
haya cosa más aburrida que un editorial del Daily Telegraph o del País o del
Mundo Mundial. Tales considerándos aparte, el cardenal Herrera Oria fue un gran
hombre y un breakthrough. Un hombre
de iglesia que hoy estaría desaparecido pero que honró a toda una época de
magistratura eclesial. Fue el gran creador de la Biblioteca de Autores
Cristianos. Fue una vocación tardía que se ordenó de cura en Friburgo a los 54
años. Quiso adaptar el catolicismo al mundo moderno con una nueva mística
social. Creo que fracasó. El buen cardenal Herrera con toda su buena voluntad
no hizo caso de la advertencia de Jesús: "mi reino no es de este
mundo" y es el lado poco firme que descubre el talón de Aquiles de los
curas modernos. Creo que hay dos clases de periodismo el polémico y el
apologético. Yo no explico nada y siempre suelo ceñirme a la imagen y a los
hechos. La realidad se explica por sí misma si la enfoca con la lente idónea y
no se deforma el campo de visión Uno en su modestia comulga de ambas vertientes
y mi lema fue un proloquio latino "suaviter
in modo fortiter in re" he podido naufragar entre el tropel de
alárabes incultos, la tropa y la tribu y el periodismo navajero de la Cuatro o Telecinco lleno de
estraperlistas de la información convertida en una crónica negra y una eterna
pagina de sucesos y de saltos de cama. La cretinización y la barbarie jugando a
la taba por las ondas y por la red. Pese a ello no reniego de mi profesión. Internet
me ha convertido en un verdadero maestro en el oficio. Hay que tirar para
adelante y no rendirse jamás. Moriré con mis dedos entre las teclas de mi
ordenador y a los borregos y borregueros que les den...
Capítulo 13
150 ANIVERSARIO DE CHEJOV. RUSIA ES EUROPA.
TURQUÍA NO LO ES
Debe de haber una consigna o plancha de las logias
masónicas en el más puro estilo del secretismo de las sectas para que toda
información que parta de Rusia o a ella se refiera haya de ser tratada
negativamente (catástrofes, mafias del Este, derechos humanos, gulags, Stalin,
etc).
Es el
agitprop que no cesa en el cual son adalides y muy expertos los enemigos de
aquel gran pueblo. En esta hora de tinieblas empollan sus huevos en el nido
oscuro de los fondos de reptiles los hijos de la serpiente. Con arreglo a esa
pauta se ha silenciado por todo alto el 150 aniversario del nacimiento en enero
de de 1860 de Antón Pavlovich Chejov, uno de los escritores rusos que más
influyó en el pensamiento europeo fin de siècle. Le llaman el Shakespeare de
nuestros días. En sus dramas, en sus novelas, en sus cuentos magistrales
(porque a mi juicio hay sólo otro escritor europeo que pueda rivalizar con
Antón Pavlovich en la novela corta y es el asturiano Leopoldo Alas Clarín)
ofrece una misión esperanzada, satírica y bondadosa de los rusos poco antes que
sonaran los golpes lúgubres de los leñadores del jardín de los cerezos a punto
de ser vendido- predice la especulación inmobiliaria y la conversión de los
huertos amenos en solares para edificar viviendas o suburbios- y de que
estallara la revolución que sumiría a su patria en mares de sangre. Rusia entre
sonrisas, buenos modales, pamelas con gasas de organdí y eufónicos coloquios
entre bellas actrices y sus amantes o sus acreedores se preparaba para el martirio.
Aguardaban los días lúgubres de Tsarkoe Sélo y la horrible matanza en los
sótanos de la tahona de Ipatiev de Nicolas II, La zarina Alexandra, el
zarevitch y las princesas a manos de un comisario judío Sverdlok de origen
lituano junto con el húngaro, Imre Nagi. Cuando suenan los hachazos del leñador
en el jardín de los cerezos es como si intuyésemos las detonaciones de los
disparos de aquel magnicidio.
Sin
embargo, Chejov avistaba un hombre nuevo, más comprensivo, menos fanático,
pudoroso, amante del progreso que saliera de las fauces del oscurantismo y del
misoneísmo. A diferencia, por ejemplo de Kafka, de Ibsen y de los pesimistas
alemanes basados en Hegel o en Nietzsche, Chejov cree en el amor. He aquí a un
europeo, un ruso cosmopolita, vestido elegantemente, que veraneaba en Yalta y
ejercía la medicina en Moscú trabajando a destajo tratando de compaginar los
deberes para con su esposa legal, la medicina, con sus devaneos con la
literatura a la cual reputaba como su amante. Se pasó la vida escribiendo para sacar adelante a su familia cuando la
literatura aun daba para vivir. En esto coincide con Clarín que fue su
contemporáneo “la escritura no da para comer pero a veces sirve para merendar”.
Ambos, el español y el ruso, escribieron hasta la extenuación. El primero para
comprar caprichos a su mujer, Onofre, y el segundo para mantener a una extensa
familia de primos, tíos, parientes que haraganeaban por su domicilio, huéspedes
sempiternos. Uno y otro perecieron de consunción y en su estilo de garbo elegante
y musical se parecen. ¡Ah esa musicalidad del asturiano que se encuentra
también en la prosa del ruso! Muchas de sus novelas como “Historia de una
anguila”, el impresionante “Monje Negro” o los dramas La Gaviota, Las Tres
Hermanas, o Tío Vania fluyen con la sonoridad y el concento con que cualquier
diacono en una aldea perdida entona los troparios a Jesús o las Letanías de las
vísperas del rito ortodoxo. El padre de Antón Pavlovich, un hombre religioso,
fungía como sacristán en el templo de su parroquia moscovita y el futuro
escritor debió de quedar impresionado por la riqueza de aquella liturgia
cuajada de simbolismo, de casullas y dalmáticas recamadas de oro, el ojo
luminar de los iconos, pero también por el hastío del largo ceremonial de misas
que duraban dos horas. Más tarde perdería la fe o al menos ésta se enfría sin
llegar al extremo de Tolstoi que quiso fundar de nuevo el cristianismo. En
conjunto puede decirse que la ortodoxia le marca al autor del “Jardín de los
Cerezos” y la libertad, la esperanza y el perdón de Cristo conforman su
pensamiento que no cae nunca en las extravagancias y el fanatismo. Pocos
escritores modernos frisaron tan alto ni han sido tan preponderantes e
influyentes en el pensamiento occidental, al igual que Gogol, Dostoievski,
Bulgakov o Krassnof, el Homero de la revolución rusa. Ahora los nuevos europeos
les niegan el pan y la sal.
¿De donde ha manado tanto odio? ¿Quién es el
artífice de semejantes campañas rusófobas que huelen a puchero enfermo? Pues
han salido de donde siempre, de la aljama y el ghetto. Don Pedro Jota aljamiado
de Logroño lo alienta en las inmundas páginas de su periódico El Mundo y otros
órganos de la cuerda. El judío sabido es que profesa un odio africano contra
Rusia a la que “casi” ha llegado a dominar a lo largo de diferentes vicisitudes
históricas pero falta ese “casi” y la patria de la resurrección al fin sale
triunfante como ocurrió en la guerra patria una guerra que no ganaron los
comisarios políticos sino los rusos cristianos que expulsaron de su territorio
al usurpador nazi. Sepan cuantos y oído al parche. España tierra de conversos y
donde el marranismo ahora está tan de moda, mucha gente tiene a gala decir
pestes mimetizando simiescamente a los ingleses y a los norteamericanos que
tienen a Rusia un odio a muerte, precisamente por eso porque es fuerte, porque
no se ha sometido al diktat del Oeste.
Admirador del arte de Chejov y lector de sus obras
desde mi adolescencia –con la huelga de los domingos que me daban en casa fui
adquiriendo textos de los autores rusos en la Austral y en la colección
Prometeo- se echa en él de ver una cosa: que el contenido no pierde al verterlo
a otros idiomas. En inglés, en español, en francés, en alemán y en ruso
conserva todo el acervo de melancólica ternura, de humorística resignación.
Este moscovita tiene duende y un extraño estro profético; recuerdo que una vez
iba leyendo en el metro Historia de Mi Vida y se me caían las lagrimas y una
piadosa mujer sentada en el banco frontero me dijo por qué lloras joven si la vida
es tan bonita y estuve por decirle “por nada, señora, es que en este libro veo
lo que va a ser mi porvenir, fracaso total, pero tanto el éxito o el fracaso
son varemos relativos, todo depende del prisma que se mire”. Sin embargo, callé
y cerré el tomo. Antón Chejov no ha sido
solamente para mí un escritor cuya lectura me anima a ser mejor sino que
también auguró cual sería la senda de mi destino. La profecía se adhibe al arte
como la uña a la carne. Este libro lo perdí la noche más trágica de mi vida y
las obras completas en piel traducidas por Cansinos las leía yo en el banco del
paritorio londinense donde vino al mundo mi primera hija. Chejov siempre estuvo
conmigo en los momentos alegres y en los más difíciles. Cuando me bloqueo en
alguna novela, o mi estilo presiento que descarrila o se va a la empinada, como
un caballo desbocado, abro al azar cualquiera de mis textos, desaparece el
tarazón creativo, y se disuelve mi furia en el vaso como un azucarcillo. Él es
como un talismán. Habita en mi alma y yo moro en su obra. En el Aldwich
londinense años 70 y en otros teatros del West End se reponían sus obras
continuamente sobre todo la
Gaviota (Ptitsa) y Uncle Vania. Sir Alec Guinness en una
entrevista me confesaría a bocajarro:
—
Los
ingleses tenemos a Shakespeare pero carecemos de un Chejov y esa maravillosa
lengua rusa tan eufónica y tan plena de recursos teatrales.
El inglés, según el celebérrimo actor, no llega a
los límites de naturalidad y capacidad de improvisación que es una de las armas
secretas de la lengua de Pushkin. Dicho esto, y con todos mis respetos para con
los turcos, el imperio otomano ha sido el antagonista de estos valores que
preconizaban Dostoyevsky, Leibniz, Cervantes, Quevedo, Dumas, Swift, Chaucer,
etc. No conozco más que algún tratado de navegación y de astronomía. Quizás
tengan matemáticos y científicos, muy ardidos porque descienden de fenicios
para el comercio, pero como artistas son poco reconocidos Los turcos han tenido
buenos geómetras, algún poeta, pero en literatura qué quieren que les diga;
constituye un pueblo practico y guerrero. ¿Son europeos? Que se lo digan a los
búlgaros, a los rumanos, a los servios, a los croatas, a los vieneses, a los
alemanes hostigados por sus mamelucos y jenízaros a lo largo de su historia, o
al poeta zamorano que perdió la vida en el cerco de Viena o al propio
Cervantes. Estas son lentejas. La historia no la inventado una cucaracha
alemana con frenillo ni se la puede sacar ZP de los bolsillos, por muy
voluntarioso que sea y aplicado, cada loco con su chifla, en lo de la alianza
de las civilizaciones, ni tampoco el cristianismo puede ser una renegada eneje
ni una casa de acogida como pretenden los curas vaticanistas sino que es algo
que está ahí y que lleva funcionando muchos años. Hechos inamovibles a los que
muchos quieren dar la vuelta o miran para otro lado. El judaísmo es una cosa,
el Islam, otra y el cristianismo, otra, ¿pero esto cómo se lo explico yo al
cura de mi barrio que el hombre es muy corto de luces? Anda el hombre
azacaneado con los cepillos de Haití que quisió si llegaran a los pobres
damnificados del terremoto y no se los guarda antes algún desaprensivo, pues
las catástrofes son una excusa para hacer negocio, o enseñar garra como está
haciendo Obama que ha enviado a la sexta flota pretextando ayuda a los negritos
haitianos los pobres tan lejos de dios y tan debajo de la bota del Tío Sam.
Capítulo 14
Nostradamus predice cosas
terribles para el 2020
Están en
Roma y dicen que el anticristito vive en Madrid, en un palacio y que ciñe
corona en la frente, se sienta en un trono sobre el cual pronto caerá la
guillotina de la muerte y el papa habrá de buir del Vaticano. Nostradamus,
hecha la oportuna reserva de que los quiromantes se equivoquen, es bastante
fuerte con respecto a este año del 2020.
Pronostica la expulsión o la muerte de Benito XVI
(se ha cumplido au muerte civil con la abdicación de la tiara) y que van a
cortarle la cabeza al usurpador que viste la púrpura de la realeza. Pues si el
usurpador es el que yo pienso el anticristo es la vera efigie de un rey bobo.
También dicen que malo y muy malo es. Por ese cabo no marra Nostradamus. Obras
de autores de aquel país que me hayan impresionado no conozco ninguna si no es
por la celebérrima “Pasión Turca”, falsa moneda del turismo licencioso de
ciertas españolas que se dicen liberadas pero que son algo paletas y un poco
putas, y se largan a Constantinopla a echar una canita al aire. Está escrita
por el ex falangista, y aljamiado tornadizo cordobés Antonio Gala. Como abogado
de la inclusión de Estambul en la
CE, dejando fuera a Rusia, Moratinos vuelve a cometer otro
desatino. Pero ese hombre al que sólo le
falta la tralla y el blusón para ser alguno de aquellos trilleros cantalejanos
con visera negra y por rostro una hogaza de pan, que recorrían mi provincia y
de los que no había que fiarse un pelo porque si no andabas listo te engañaban
en los tratos, no ha hecho otra cosa que meter la gamba y destruir. Le han
dicho los judíos que se admita al turco en Europa y Moratinos que parece más
bien un monosabio de la
Trilateral que un ministro de España le ha abierto el
portillo al sucesor de Alí Pachá. Rusia la Rusia cristiana, la fuente espiritual y material
del Oeste, donde están todas las materias primas como el gas, las reservas de
trigo, los bosques siberianos, los minerales, los saltos de agua, que
transformarían a la
Comunidad Europea en una fuerza política y económica y no una
cuadrilla de mercachifles a merced de lo que diga EE.UU, según las trazas, no
tiene derecho a entrar en el club. Algo huele a podrido en Dinamarca.
Capítulo 15
LA LAURA DE KIEV
Kiev es ciudad santa, uno de los santos
lugares de cristianismo junto a Jerusalén, Compostela, el Monte Athos,
Capadocia. Me acuerdo de la visita que giramos un grupo de turistas ingleses en
el año 73. En Pecherskoi está la montaña mágica donde pueden contemplarse
momias algunas incorruptas de antiguos monjes, los encuevados. Los cuerpos
aparecen acurrucados en vanos de la roca. Algunos pasaron la vida de rodillas y
no podían erguirse a causa de la estrechez de la cueva. Otros no se sentaban,
pasaron la vida de pie. Oración de quietud y de silencio como Simón Estilita,
san Antón, san Sabas, Andrés el Cretense, Juan damasceno, Hilarión. Por eso el
conflicto ruso ucraniano que subvenciona Soros en la laura de Kiev a mi modo de
ver es una visión de Apocalipsis.
Pecherskoi forma parte de las tebaidas
sagradas que se irradiaron desde Siria y Asia Menor hasta Grecia y los Balcanes.
La idea cenobita es la búsqueda de la perfección siguiendo la máxima de la
cristología de ser perfectos como perfecto es el Padre que está en los cielos y
se encuentra en la soledad y el silencio de las montañas como el monte Sinaí y
el monte Cedrón, en Salónica o Capadocia. Orate
et vigilate. Oración constante. Día y noche. Hesicasmo. El nombre de Dios
siempre en los labios. No nos dejes caer en tentación Repetición continuada de
una jaculatoria: el kirieleison, señor ten piedad. Kiev la santa en el corazón
mismo de la santa Rusia me impresionó. El accésit o ascensión de la cumbre de
los perfectos requiere el asesoramiento de un guía o monitor en oración. Un staretz: el monje que nos enseñó las
cuevas de Pecherskoi.
Era un hombre alto con unas barbas
patriarcales nieladas de plata, relativamente joven y con esa voz melodiosa que
sólo se encuentra en Rusia, hablas que parecen flautas, el pelo largo y
recogido en un moñote y un icono de la Virgen María colgándole del pecho: panagia. Maestro de novicios. Le
llamaban sus educandos staretz y batiosca:
padrecito. El coro ¡cómo cantaba himnos apasionados mientras los ángeles
parecían pasearse por la bóveda, madre mía! Aquellas voces parecían lenguas de
fuego que fueran a incendiar el mundo. El staretz nos contó la parábola de
mostaza e hizo una profecía. La gran catedral de Santa Sofía de Kiev aparecía
casi vacía pero el padre Zosimo dijo que algún día se volverá a llenar
—Nuestra fe es indestructible.
Quedé pasmado ante la seguridad de aquellas
palabras y la profundidad de la mirada del staretz. Eran ojos humanos los del
padre Zosimo pero había en ellos un halo divino, algo que no pertenecía a la
tierra
Capítulo 16
BULGAKOV: GUARDIA BLANCA.
Por las páginas de la "Belaia Kvard" galopan los caballos
del Apocalipsis abierto el séptimo sello confluyendo dos planos el ideal y el
real el pretérito y lo porvenir en una gavilla de grandes frases fulminantes
palabras. He aquí otro ucranio profético. 1918 año terrible grandes hambres en
Ucrania guerra civil el fantasma de la hambruna en lagunas aldeas los mujiks se comían las cortezas de sus
abarcas de abedul y de antropofagia se dieron casos. Miguel Bulgakov era un
ruso blanco hijo de un pope. Su escritura fue admirada por Stalin. Los judíos
conspiradores querían mandarle a Siberia y había muchos de ellos en el
politburó. Fue un meteco un exilado interior en el país de los soviets, habida
cuenta de sus orígenes cristianos determinaron acaso la persecución de que fue
objeto después de haber escrito "el maestro y margarita" y después de
ser el autor que más obras tenía en cartel en Petersburgo años 30. Botas altas
a la moda gorros aplastados pasan los cadetes de ingenieros... las sandias no
pueden asarse con jabón ▬ el absurdo forma parte de nuestra realidad ▬ que
vencieron los norteamericanos y no es posible sentarse sobre un erizo. Bulgakov
el nuevo Gogol que siendo ucranio hasta las cachas escribía en ruso hace en
esta novela enigmática un canto al mundo que desaparecida a los húsares
elegantes dolman cruzado al pecho de
terciopelo y una pluma en el ros para romper los corazones de las damiselas. La
guardia blanca estaba integrada por la crema de la crema de la aristocracia
militar el regimiento Preobrazhenski. El hetman
se monta al caballo desenfunda el sable y Grita a su sentnia hurra muchachos. Mijail Bulgakov revive las experiencias de
su infancia dorada en Kiev la santa. Su familia vivía en la bajada de la bajada
de Aleseyeski pretendiendo ocultarse tras los vivillos de su santuario. Desde
el jardín se ven las cúpulas doradas de la catedral de santa Sofía. Esta novela
me hizo revivir el dolor que sentí desde mi amor a Rusia y a Ucrania no entendí
los postulados de la revolución naranja ¿Soros metió allá la zarpa en el
granero de Europa las tierras negras Ucrania siempre tuvo un problema con el
semitismo? el tercer ángel derramó la copa sobre los ríos y sobre las fuentes y
se convirtieron en sangre. Viva Rusia, viva la autocracia me enamore el de mayo
de 1918 pero ella no me quiso yo era gordo y feo. Los alemanes eran cobardes y
apoyaban al forajido Petliura. La guerra primera guerra mundial trajo a Ucrania
los piojos el hambre y la blenorragia. Miguel Bulgakov pasaba consulta a los
enfermos de sífilis de Moscú enfermedad que él contrajo dios sabe donde y de la
que él murió ya cocainómano. Los grandes genios de la literatura rusa y puede
que la universal fueron desdichados. Todo pasa pero le tocó ver la caída del
zarismo anegado en un mar de supercherías y de corrupción... llegaban los
periodistas de Moscú gente venal ávida y cobarde. Cocotas. Honorables damas de
aristocrático apellido y jóvenes pederastas pasivos (bardajes y buharro el
que). Llegaban príncipes del tres al cuarto poetas y prestamistas gendarmes y
actrices de teatros imperiales que se movían alarmados por el futuro eléctrico
de la humanidad. Es rotundo y profético Bulgakov. Su táctica es la repetición y el salto de
página como los troparios del canto diaconal bizantino. Saca la mano a pesar
para arremeter contra la insensatez y cursilería de sus contemporáneos y abre
los fuelles bajos de su voz de chantre para cantar las verdades del barquero.
Un judío predicaba junto a la iglesia de san Vladimiro la revolución y entonces
entraron los bandidos en alabanza y yo me fui. Esta es la visión cínica y lírica
de un testigo presencial de la revolución de octubre que volvió a revivirse
casi un siglo después en la revolución naranja en Kiev la santa. Como buen
ucraniano es Bulgakov muy hábil con las palabras que esgrime en su doble
interpretación semántica de las dos grandes lenguas eslavas. Fue para mí un
maestro desde que leí la guardia blanca traducida por el hermano de Lain
Entralgo. Se adelantó a Kafka. Novela moderna a gran escala.
Capítulo 17
EL GRAN AYUNO DE LAS
FIESTA DE LA DORMICIÓN
A mediados de agosto la
campiña rusa huele a manzanas (iabloki) y los rusos se preparan para
celebrar las fiestas de la recolección que coinciden con el gran día de la Virgen el 15 de Agosto (Uspeñie
o dormición que es como ellos denominan a la Santa Asunta) al que
antecede el gran ayuno del verano. Leo a Antón Chejov en una de sus novelas cortas
“Campesinos" efectúa un retrato de la Rusia rural poco antes de la
revolución, es tiempo de pescar mújoles y de recoger manzanas. Se escucha,
alegre, el canto de los mujiks. Al lado del ideal religioso magnifico de la
iglesia de cinco cúpulas se proyecta un caleidoscopio menos amable sobre las
condiciones de vida en que viven los kyliaks. Hay dos planos el de la
naturaleza virginal y el de la vida humana con sus sobresaltos:
"Nikolai y Olga
contemplaban la puesta del sol, cuyos fulgores
de oro y púrpura se reflejaban en el agua, en
las ventanas de la iglesia, en el cielo, en el aire sereno y puro... ya puesto el sol, el rebaño pasó mugiendo,
pasaron las bandadas de ocas... la suave luz
crepuscular se extinguía en el aire; descendía lenta la noche"
El realismo bucólico del
genio que describe majestuosamente la naturaleza se contrasta con las cabriolas
de un estro imaginativo que se asoma a las páginas de esta novela donde todo es
triste y a la vez alegre, divino y diabólico, sórdido y esplendente como un
coro de querubines cantando entre las nubes (esto es Rusia) cristiano y a la
vez pagano... En la iglesia mora el Señor. La gente alumbra con velas y
lámparas, rojas, azules, verdes como los ojos. El Señor se pasea por la noche
por la iglesia y la Virgen
y san Nicolás van detrás de él... tup... tup... tup y el sacristán tiene miedo,
mucho miedo... sí, paloma... y cuando venga el fin del mundo todas las iglesias
volarán al cielo... ¿con las campanas? con las campanas, sí, paloma.
Realismo mágico diríase
es lo que evocan estos párrafos de un cuento en que plantean un problema
teológico de categoría como es el hecho de que las fiestas sagradas arrastren
como una lacra concomitante de borracheras, comilonas, estupros. Ya el gran
poeta francés Francisco Villon lo denota en sus cuartetas al narrar un crimen
cuando se celebraba la fiesta del Corpus en Paris. Los templos del espíritu
santo regenerado por los sacramentos se convierten en peplas aherrojados bajo
las garras de la sordidez, la pobreza, la esclavitud de las pasiones y del
alcohol. Chejov hace autocrítica pero no convendría cargar las tintas contra la
religión de Jesús. Todo esto es achacable a las carencias de la condición
humana: los judíos a lo mejor no se emborrachan pero fomentan el odio y la
usura, el engaño hasta tal punto que su soberbia aterra. Los musulmanes son
fanáticos, derramadores de sangre, y creen que la fe del profeta se impondrá
mediante la espada. Ante eso el panorama que describe el maestro ruso de Jukov
una aldea perdida en la estepa rezuma ternura y misericordia hacia estas pobres
gentes creyentes y a la vez pecadores que invocan a la Vivificante, y
no cesan de suspirar ante el icono y de invocar protección ante la madrecita
contra la esclavitud, la miseria, el vodka. Todos tienen miedo al más allá y
viven acurrucados junto al samovar. El autor, dibujante de la condición humana,
ofrece muchas preguntas pero no tiene respuestas y eso es lo que le vuelve
magnificado y extraordinariamente humano. Sólo el cristianismo ha demostrado a
lo largo de la historia su capacidad de introspección. Se recuerda que nuestra
ley nos exige devolver bien por mal y volver la otra mejilla cuando te dan una
bofetada. Ha pasado santa clara y los ardores de san Lorenzo
tiempo de verano agosto hermoso y peligroso sandalias franciscanas andares
lentos bajo el sol de las dos mochas publicar o no publicar that is the
question mejor no los libros me los como el amo de la vara hace estallar su
látigo enfrascándose en contiendas tremendas historias de cadáveres negros que
vienen y nos apalean Cataluña un nuevo estado musulmán los mamones amenazan por
Gibraltar y llega la escuadra Londres ha vuelto a utilizar la retórica de
siempre la de las cañoneras cierra el convento de los franciscanos de Avilés se
murió el ultimo fraile termina una historia que comenzó con enrique el
emplazado uno de los trastámara estos veranos nada tienen que ver con aquellos
de mi adolescencia cuando me pusieron de pantalón largo huyo hacia mis
interioridades porque nada es lo que parece y nada es lo que es lo mejor
refugiarse en Chejov para encontrarme con la majestad de la liturgia griega el
tedio de las vidas pocos complacientes aquí una institutriz que es expulsada de
la casa donde servía por robar un broche que había sustituido por el
paterfamilias un hombrecillo acogotado que tenía el vicio de la bebida la pobre
muchacha que convive con un estudiante de medicina y la abandona se escuchan
las toses del cuarto numero seis alguien quiere volviendo sobre sus paso
perdidos regresar al hogar pero encuentra la casa solariega cubierta de
muerdago las cerraduras enrobinadas por el orín del jardín delantero se muestra
cubierto de lampazos la galería del portal aparece desalmenada como la dentadura
de una vieja le faltan tres o cuatro estípites el hórreo se vino abajo y hay
que rescatar las lanchas de los piragüistas que se encuentran sepultados bajo
los artos. Mientras te afanas por abrir una casa cerrada desde hace siglo la Roxia te observa y el
delincuente que se ha hecho rico con el contrabando de la droga se encuentra
oculto tras la persiana del mirabel observándote mientras tu siegas la hierba y
te afanas por recoger algunos limones del viejo limonero que se encuentra
semiseco aquí están encerradas viejas vivencias la infancia de mis hijos
aquellas vacaciones aquellos veranos con sabor a mar perfume del ocle y de la
hoja del tabaco la artesa medieval que se disolvió en polvo el espejo con la
foto de una muchacha en flor y de un segador de guadaña un san Antonio y una
virgen del henar. Bien; este es Chejov:
la pluma que se rebela contra la monotonía contra esa
taifa de bribones que aparece sobre el horizonte, esa cuadrilla de
salteadores que son las pasiones, y se hizo con el poder el niño que llora la
mujer que se echa un amante el marido despechado que se suicida los golpes
secos que pega el leñador van a vender el jardín de los cerezos alguien comete
un asesinato la bella Elena se enamora de su acreedor una mujer es sí cuando
dice no vas y vienes a Madrid los mismos rostros idénticos gestos de cansancio
a la puerta de un bar te roban la bici eres un difunto de taberna pero yo me
cisco en ellos no los soporto cuando sus pulpitos son altavoces de la
destrucción que viene y parlamentan los
muy sañudos sobre el día de la ira el dies irae querrás decir eso es tener muy
poca imaginación. Madrid bien puede ser el Petersburgo prerrevolucionario donde
Antón Chejov plasma la falta de sensibilidad e impotencia de una sociedad a
punto de recibir el finiquito ante lo inexorable pero su prosa infunde
resignación dejando la cólera y la rabia colgadas en el paragüero el aire de un
crimen para los novelistas de la gran manzana o los espías de Supraba que andan
a todas horas barriendo la red ya trillaron la parva ahora es cuestión de
largar el bieldo y aventar el cereal ¿me quieres, Irina Petrovna? Mucho no te
imaginas cuanto te amo, Genadio Silvinovich ya ha muerto Gertrudis la mendiga
de Kursk hiciéronle un gran funeral licuó la sangre de san Pantaleimón y han
llegado al mundo promesas venerandas armaba escándalos la vapuleaba. Tú te
fastidias junto a tu marido, Fekla, pero la sagrada escritura dice que si te
sacuden pon la otra mejilla no estarás de burla verdad. Es terrible por el río
nadaban los mújales, los negocios se han echado a perder y ahora está tan
cansado había veranos en que se sacaba diez rublos y ahora nada fíjate gastar
sólo gastar sólo ellos pueden comprar y vender para mí la banca arriba el bote
se me ha rasgado el borsalino tú tiras las piedras a machote y yo a sobaquillo
tarde de agosto se te fueron los furores con la resaca echaste al diablo
arrojaste los malos pensamientos a las tinieblas exteriores mientras lees al
más aristócrata de los escritores rusos limpio de cuerpo y alma irónico y
tierno a la vez aunque no sé que actitud tomaría frente a esta oclocracia y
como serían sus cuentos bajo la plebeyez del nuevo orden que poco tiene que ver
con esa sala numero seis, cristiana, donde tosen sus enfermos del pecho.
Estarán tuberculosos pero es una tuberculosis que tiene que ver poco con la
sañuda protervia de la bestia y de la masonería que oficia su ritual solemne en
maguitos. Antón Chejov era un aristócrata de la prosa. Nos consuela releer al
maestro cuando nos ahoga la falta de libertad, la acedía, la sumisión al yugo
tecnócrata de estos instantes. Puede que seamos víctimas de falsas expectativa
porque al final de todo lo humano aguarda la muerte y la decepción. Un 90 por
ciento de nuestra vida son instantes de aburrimiento. El letargo de lo anodino
vence a la euforia mas no por eso habrá que quemar las naves ni romper los
moldes; simplemente seguir la tradición. Sus cuentos, así me parece a mí,
poseen como un cierto encanto litúrgico como si Antón se revistiera la estola
cruzada y oficiase unas rogativas a la manera tradicional del canto diaconal de
las letanías en el oficio litúrgico de san Juan Crisóstomo. Señor, apiádate de
nos, muestra tu misericordia y no tu ira sobre la bola del mundo. Regreso a
“Historia de una anguila” y me veo retratado en aquello foto del niño rubito
vestido de marinero cuando nos dieron las casas de Valdevilla. Aparezco junto a
mi padre mi madre y el general tomé apretando yo la barandilla de ladrillos de
sardinel que guardé en el libro. En aquel jardín papá plantaría un rosal y dos
piescales. Yo era un niño inocente que no comprendía nada deslumbrado por el
sol de Segovia y la gorra de plato del coronel. Luego la historia de una
anguila publicada en la colección austral sería el libro con que entretuve
mi espera ante el juez donde fui llevado por escándalo publico, la llamé puta,
me desahogué. Se perdería en la comisaría. Había venido yo a casarme y la moza
me dijo que no, fui detenido a punta de pistola oír un policía que estudio
conmigo filosofía y letras. Pero no quiero hablar más de aquella noche
fatídica. Otro libro de Chejov sus obras completas encuadernadas en piel se
perderían de la mima manera en el paritorio del hospital de la princesa Beatriz
donde nació mi primera hija. De modo que puedo decir que el autor ruso se
encuentra plenamente integrado a mi vida en lo que guarda de casualidad, de
absurdo o de veleidades imponderables del destino. Vete tú a cantarle los blues
a aquellas mujeres que un día te quisieron y te dejaron de querer o no te
quisieron nunca porque todo fue un fallo de la fatalidad. Aquel primer amor
bien pudiera haber acabado en tragedia, a no ser por la intervención del ángel
fuerte que me gobierna. Los besos que soñabas los momentos radiantes de
felicidad los veo ahora convertidos en humo. Ah, san Antonio de Padua valedor
de este pecador. Estaban las sandalias del mujik cubiertos de barro. Eran las
trapisondas de los siervos de la gleba. Las falsas promesas de las mujeres. Las
esperanzas y lo sueños que se colaron por la atarjea del vodka. Yo estaba tan
tranquila en mi casa. Tú me pegaste al volver de la taberna. ¿Me quieres Afasia
Argimirovna? Más te querría si no me mirases con esos ojos diferentes a los de
entonces y ese rostro que despliega una gran nariz. Tengo una jaqueca terrible
a causa de la borrachera de la víspera. Mañana es la fiesta de la Dormición. Las
campanas repican a gloria pero hay mucho duelo en mi corazón. Me sube la
tensión, me vocea, es como una yegua que descarga coces en mi trasero, me
crispa y me sube la tensión a 17-10. He de controlarme para no golpearla. Ay de
ti si sacas la mano a pasear. Son dos años en la trena. Dominarme me cuesta
dios y ayuda y mis dineros pero no te preocupes cuando venga el fin del mundo
todas las iglesias del mundo catedrales oratorios, ermitas y capillas y hasta
el templo de salomón volarán al cielo. En 1937 por estas fechas los buitres
circunvolaban los cultivos de Brunete. Fue el año del horror. Las aranzadas
mostraban las panzas abiertas de los cadáveres de los mulos. Los campos estaban
sembrados de cadáveres. La aviación había arrasado con sus bombas los trigales.
Pegaron fuego a las encinas y el chasquido de las ascuas tuvo aquel verano un
cierto parecido con el golpear de la lluvia mansa sobre el canalón. En
conmemoración de aquellos muertos a los que todos olvidan yo me fui de vareta
difunto de taberna. Me cagué sobre las retamas del olvido. Antón Chejov, ay
dios mío, no sé para que valiere la literatura. ¿Sólo remesas de papel para
limpiarse el culo? Puedo decir que en el día de la Dormición me cagué en
los adoradores de Belial en los masones del mandil que ofician sus abracadabras
con capa pluvial y manguito y hacen por la tele y por la radio los conjuros del
anticristo
Capítulo 18
CANTA EL RAITÁN
De todas las lenguas romanas y
románicas, de entre todas las diversas jergas y tonalidades en que se hablan
las lenguas de España, creo que los vocablos más hermosos los conservan
vascuence y bable. Dos idiomas que fueron hablados por gentes aldeanas que
tuvieron un comercio natural y sin mistificaciones de ningún tipo con la
naturaleza. Por eso se hablan como susurros en las frondosidades de los bosques
del país cuando la brisa besa los árboles o los santigua el viento entre las ramas.
Y se refieren a conceptos directos y concretos. No se trata de hablas
especulativas o analíticas. Obviemos las ampulosidades anfibológicas de la
política. Aparte de eso guardan en ambos casos las esencias entrañables
del pasado prerromano (el celta y el ibero) por lo que se refiere al
guipuzcoano. En cuanto al bable es lo más parecido al lenguaje de los juglares
y de los héroes de los cantares de gesta o al de las legiones romanas que
acamparon en el Bierzo, la
Asturica invicta, cuartel general de la Legio VII
Gemina también llamada Victrix (la victoriosa). Es nuestro romance
más puro y a él hay que volver para estudiar la evolución léxica o sintáctica
del castellano. ¿Quién no se ha extasiado ante la ternura de una balada en
vascuence como el amets egin goitzian? ¿A quién no se le alegran las
pajarillas o se le vuelve el alma de almíbar al escuchar los sones del pericote
o de la danza prima? La llingua asturiana guarda asimismo de términos
propios de ascendencia celtíbera. Bellos vocablos como cadeixo, enciso,
xana, hatores.
Los sufijos diminutivos en in parece que
endulzan la entonación de la marina y de las brañas cuando risca la luz las
entrañas del monte. Hay vocablos como vixu y orballu y en la
prosodia juega a la dulcificación general una yod intervocálica. En asturiano
no existen las jotas que dcen las trajeron los moros pero que yo creo que son
préstamos del habla fuerte de Vascongadas. ¿Anduvo por aquellos montes la Tribu Perdida la XIII? ¿Estuvo de verdad el
paraíso en Cantabria? Por Pravia dicen salió la lluna y calentémonos
cabe llar pero un poco más arriba por los concejos de Tineo esta l palatodental
se hace explosiva dando lugar a tsuna y a tsar por llar. El cronista
piensa en estos asuntos oyendo esta mañana cantar al raitán pájaro bello y
mínimo que se solaza tras los "finxos" de la era mientras la
tarde cae son sombras prometeicas sobre los cerros astures. De todas las aves
de la creación quizás sea el raitán el de menos envergadura pero su canto es
recio y potente como el de una gaita que suena en alborada matinal. Anida en
ramas de castaño este pequeño prodigio de la fauna animal y busca a la
compañera atrayéndola con sus filados bajo los ladizos del hórreo de castaño.
El de mi casa es del siglo XVIII. Un epígrafe en el dintel escrito a gubia en
letra inglesa: Fizolo Lucas Fernández en 1789. Podíamos hablar mucho de
esa fecha. Cuando las horcas tomaban la Bastilla aquí estaban tallando troncos para
construir cabazos y paneras los carpinteros de ribera. Al raitán no le
ve. Es tímido como el ruiseñor y huraño como el urogallo. Sus tonadas, sin
embargo, alegran los prados. Atardeceres mágicas. Un ángel de luz nos lleva en
volandas por los montes del paraíso allá donde queda la Sierra del viento. Esta
región nos prende a los que somos de secano. A los animales domésticos aquí los
bautizan cuando los fierran. Pero si nos aguardamos un poco a que cierre la
noche a lo mejor vemos cabalgar sobre los tejados el espectro de doña Berta. La
propietaria de la casona que escribía cartas de amor al carlista habita en mi
aldea. Y la verdad es que estas cosas nos hacen ser un pueblo rico y
esperanzado como diría Borges. Debe de haber trasgo en el vallado. Las xanas
bajarán a peinarse a la fuente del reguerín, después habrá esfoyaza junto a los
calderos. Ye tiempo de castañas. Es por San Martín patrón de
Europa. Habrá luna llena. Entró el otoño, esperamos la nieve, pies quieto y
escuchamos el sonido de las manzanas al caer del árbol y besan la tierra.
Música celestial que desnuda primaveras antiguas
Capítulo 19
ROMA FRENTE A TOLEDO. DIFERENCIAS ENTRE
EL RITO CLUNIACENSE Y EL MOZÁRABE
Martes de cuaresma de 1071. Monasterio
de San Juan de la Peña
doscientos monjes cantan prima y tercia con arreglo al antifonal compuesto por
san Isidoro. A la tarde fueron oficiadas las vísperas siguiendo el misal
cluniacense. Si prima, tercia, nonas y laudes fueron toledanas al atardecer los
salmos y lecciones fueron romanos. Fue sin duda el ocaso de una civilización.
El cristianismo en España llegó por el sur en la ruta mediterránea de Bizancio.
El episcopado, las parroquias, las devociones conservan la impronta griega. El
ritual mayormente es cantado y no hay consagración sino epiclesis con
incesantes invocaciones a la
Trinidad y al Espíritu Santo. Retumban bajo las bóvedas de
los recoletos templos los trisagios atanasianos… agios… agios. Dios fuerte, dios santo, dios inmortal, ten
piedad. Y los misterios se celebran ocultos en el reservado tras la puerta de
los dones del iconostasio que vela la visión de los fieles. como en esa pequeña
catedral del rito visigótico que es la iglesia de santa Cristina de Lena que
por su recogimiento y acústica lo que se denominaba en arquitectura ortofonía
me recuerda a las sobori o catedrales
rusas, una reminiscencia de los ritos órficos. Fe es creer lo que no vimos dice
el Ripalda. Se abre la puerta y aparecen los tres diáconos. El chantre canta la
epístola y el preste bendice al pueblo revestido de ricos ornamentos no con la
mano extendida sino juntando los tres dedos de su diestra. Las misas del Cid
antes del primer canto del gallo duraban tres horas y en las dos pascuas toda
la noche. En el poema del Cid con ese verismo de la cuaderna vía se nos
advierte que el prócer besará la mano sólo a su obispo y al padre santo romano
le hará reverencia pero no le besará la mano.
Devos dios malas gracias, ay papa romano,
Enviasteme a pedir tributo cada año
Traéroslo ha el buen rey don Fernando
Cras vos lo entregará en buena lid en el campo
Este verso resume el malestar que
produjo entre el clero castellano la orden del papa Alejandro II de suprimir el
ceremonial antiguo. Hasta hubo una ordalía. Se encendió una hoguera a las que
fueron arrojados dos misales. El que se quemara sería el falso. Fue pasto de
las llamas el de los cluniacenses pero en Roma no hicieron caso. Castilla había
de aceptar por las bravas el mandato papal. Gregorio VII, también llamado el
monje Hildebrando, muerto Alejandro, amenaza con enviar a la marca hispánica
una cruzada bajo el mando del conde Ebles de Roucy, hermano de la reina Felicia
de Aquitania. Sancho Ramírez de Aragón claudicó ante las reivindicaciones de la
sede apostólica que invocaban su derecho sobre la cristiandad española en una
concesión del emperador Constantino al papa Silvestre al que dona sus
posesiones en España.
El papado era una institución merovingia
donde lo temporal se confunde con lo espiritual y el papado por eso actuó como
un señor de horca y cuchillo conforme a la mentalidad medieval. El obispo de
Roma juntaba sus propias mesnadas, tenía un ejército y salía a campaña contra
los otros reinos cristianos. Mal ejemplo pero encarnaba las dos ideas claves
del poder medieval: trono y altar. Dicha creencia- la iglesia como
institucional temporal comete fallos, no así en su calidad de mandato divino-
va a dar desembocar en los papas poco ejemplares de la edad de hierro del
pontificado, o en la lucha de las Investiduras y el escándalo de las cruzadas,
que llevarían al enfrentamiento de Roma y Bizancio. Toledo quedó entre medias.
A tal respecto los españoles pedían dispensa alegando que ellos tenían su
propia cruzada. Les bastaba con la pelea contra el sarraceno, una empresa en la
cual no participaron los otros reinos cristiano allende el Pirineo. Lucharon
ellos solos con las barras de Aragón y el pendón castellano. Con la
proscripción del viejo misal perdimos centenares de himnos, colectas y fórmulas
de veneración de las que se conserva alguna como el Attende, Domine et miserere que sonaba en Cuaresma o el Rorate coeli desuper en Adviento, pero
ganamos la maravillosa polifonía del Canto Gregoriano de una tremenda
solemnidad y más austera que el ritual gótico. La iglesia fundada por
Jesucristo es eterna. Y depositaria de la fe en la resurrección y la vida
perdurable. Sin embargo, a todos los que hemos estudiado su historia nos
encontramos con contradicciones e interrogantes que son obra de los hombres –
lo esotérico interior y lo exotérico o externo que se une a lo misterioso. Una,
católica, apostólica. La barca del Pescador cruza los mares aborrascados de los
tiempos y padece del espíritu de contradicción y las contradicciones. Esa
iglesia española que acató las normas gregorianas, imbuido del espíritu
profético, ha sido una de las más grandes en extender y propagar el evangelio,
sobre todo en Hispanoamérica. La monarquía española se hizo cargo de ese
espíritu mesiánico de la defensa de la catolicidad y sigue en la brega aun hoy
en día cuando arrecia la más lóbrega persecución de los grupos protervos
enemigos de la cruz. Cabe recordar que fue bastión contra el Islam. El ritual
incoado por el Vaticano II al que hemos criticado sin entender y sin haber
conocido mucho de los tesoros que guarda el nuevo breviario no ha sido
respetado en toda su grandeza. Nada tiene que ver con sus dos precedentes, el
gótico y el gregoriano, pero es faro de luz que ilumina los nuevos tiempos,
apocalípticos- los cristianos están siendo expulsados de Jerusalén y en lugares
como Pakistán se martiriza a creyentes por recibir el bautismo y un imán Saudita
ha dicho que hay que asolar todas las iglesias cristianas de Europa y
sustituirlas por mezquitas- en parte, pero la vida de la SRI ha sido una perpetua
Apocalipsis un cambio incesante porque las sociedades y las mentalidades
evolucionan y se mueven. Credo in unum Deum. La sangre de los mártires es
semilla de nuevos cristianos. Hoy cuando nos sentimos muchos de nosotros en
orfandad es necesario proclamar la veneración trinitaria frente a la molicie y
la comodidad de una sociedad descreída y dominada por medios de comunicación
cristofobos. Advierte don Ramón Menéndez y Pidal que las relaciones entre
Oviedo y san Juan de Letrán fueron muy escasas antes del siglo XI. Tras la
conquista de Toledo van mejorar algo. Sin embargo, los obispos españoles
guardaron celosamente su autonomía.
Excomulgaban y canonizaban por sí
mismos. A roma sólo se acude cuando surge un litigio con las otras diócesis que
en sus orígenes se llamaban heptarquías a la manera griega. El recelo y las
suspicacias van a ser constantes durante toda la edad media con figuras tan
impresionantes como el arzobispo Carrillo que decía que él se pasaba por los
mismísimos los rescriptos, breves y bulas de los padres santos. A Cisneros lo
metió en la cárcel eclesiástica de San Torcaz porque el bueno de fray francisco
antes de ser fraile se llamaba Fernando y era un cura de pueblo había
peregrinado en demanda de un beneficio que le correspondía en cierta parroquia
al lado de Alcalá. Gil de Albornoz hizo lo mismo con el arcipreste de hita por
su renuencia a aceptar el celibato. El cisma de occidente y la coronación del
papa luna surgen como telón de fondo a tales litigios por cuestiones de
jurisdicción y preeminencia. Se reconocía al soberano pontífice una autoridad
de primus inter pares. La reforma cluniacense va a representar, empero, un
triunfo omnímodo y total de la sede apostólica aunque el episcopado español
siga siendo autónomo en sus propias diócesis y el gran impulsor de la lucha
contra los sarracenos como ocurre con Cisneros, Jiménez de Rada, el arzobispo
Carrillo de Alcalá, Gil de Albornoz y otros. El redescubrimiento del rito
mozárabe que se conservaba sólo en una capilla de la catedral toledana donada
por Cisneros es una gran riqueza para la iglesia en medio del desbarajuste
litúrgico imperante y el primer peldaño para el acercamiento de Roma y Bizancio
separadas ambos tronos desde las excomuniones de Miguel Cerulario en 1055. Oremos
para que acabe el cisma. La iglesia romana y la ortodoxa necesitan estar juntas
para hacer frente a la protervia de un anticristo que nos ataca desde todas
partes.
Capítulo 20
ARZOBISPO CARRILLO PRIMADO DE TOLEDO
“DON ALFONSO Carrillo —nos informa Hernando del pulgar en su “Claros
varones de Castilla—arzobispo de Toledo “fijo
de Lope Vásquez de Acuña fue ome alto de cuerpo e de buena presencia. Era de
los fidalgos e de limpia sangre de Portugal. Su abuelo era caballero portugués
que vino a Castilla al servicio del Rey don Juan el que fue vencido en la
batalla de Aljubarrota. Fue primero obispo de Sigüenza y después proveído de la
sede toledana suplica del Rey don Juan. Rezaba bien sus horas e guardaba
cumplidamente las ceremonias que la iglesia manda guardar. Fundó el monasterio
de san Francisco en Alcalá. Era de gran corazón e su principal deseo era fazer
grandes cosas y tener gran estado por haber fama e renombre”. En este retrato
psicológico del controvertido prelado una de las figuras claves para entender la España de Enrique IV nos lo
describe certero. Su ascendencia lusitana va a determinar su alineación en el
bando de la Beltraneja
y de las luchas banderizas de aquel reinado que derivaron en la batalla de
Olmedo acabando con el escarnio de la “mofa de Arévalo”.
Se trata, pues, de un obispo a la vieja usanza. Eclesiástico ciertamente
pero prevenido en frontera. “Los moros,
dice el cronista Pulgar que también era converso y del bando de Isabel en
contra de la facción de su hermanastro don Enrique, son omes belicosos y astutos e muy engañosos en el arte de contiendas e
varones robustos e crueles al acecho por las montañas” Acérrimo personaje
que se curtió en las luchas contra el Islam. Magnificente y generoso. El
cronista no nos cuenta que su corte episcopal en Alcalá rivalizaba con el
palacio de los papas en san Juan de Letrán o en Aviñón con más lujo que el
propio alcázar segoviano donde vivió el último de los trastámara. Se daban
fiestas y banquetes y saraos. Acogía a músicos y poetas, siendo muy amado por
sus feligreses, quienes, según el refrán, eran de origen converso en su mayor
parte o morisco: “alcalaino fino no bebe vino ni prueba el tocino”... aunque le
dé al cristal de vez en cuando… porque la ciudad complutense siempre gozó en
España de tolerante, muy al contrario que Salamanca más rigurosa y
levítica. También puede ser que el
propio don Alonso, al igual que don Juan de Torquemada luego cardenal de san
Sixto y Alonso de Cartagena arzobispo de Burgos y el mismo cardenal Mendoza el
cardenal de España, proviniera de hebreos lusitanos. Se refiere Pulgar a su
pasión por la quiromancia y las artes mágicas de gran boga en la época, a su
desdén por los rescriptos y anatemas que llegaban de Roma. Cisneros al que tuve
encerrado trece años en la cárcel arzobispal de San Torcaz por causa de un
beneficio por el que pleiteara fray Francisco que por entonces no era fraile
sino cura secular y se llamaba Fernando, habiendo acudido a san Juan de Letrán
para traer una dispensa papal fue una de sus víctimas. Echó al fuego la bula
papal Carrillo y mandó encerrar al que había de convertirse en Regente de la
corona. Tenía un hijo natural por nombre Troilo al que regalaba con solicitud
paternal pero que falleció a los quince años. Y un gozque o perrillo de aguas
con cuyas gracias entretenía a sus huéspedes, a decir del cronista Palencia en
la “Cuarta Década”. En todo resulta muy humano el perfil que de su persona
esbozan los analistas de la corte de Enrique IV y de su hermana.
No solía oficiar misa más que en las solemnidades pero la oía a diario de
labios de alguno de sus capellanes según costumbre. Siempre que pasaba yo
camino del archivo en la plaza de las monjas, la estatua del primado mitra
báculo y capa pluvial parecía saludarme desde su pedestal oscuro en la
amanecida. Con su mano tendida sobre el horizonte o de lo alto de su mitra
donde posaba casi siempre algún pájaro señalaba el horizonte embelesado por ese
misterio que se llama España. Por su aspecto respondía a la imagen de lo que
debiera de ser un jerarca de la iglesia medieval que definió la Reina Católica: “pláceme ver los caballeros en campo, los
obispos de pontifical y los ladrones en la horca”. Generoso y hospitalario.
Sin embargo, el cronista oficial puntualiza: “Sus pensamientos eran más altos que sus fuerzas y su gran coraçón no le
dexaba discernir ni consentía medir con las grandes empresas que tomaba, e
desto se seguían trabajos y fatigas continuas”. Luces y sombras en la vida
de este gran arzobispo que ocupó la silla primada treinta y seis años. De una
liberalidad acérrima porque en su casa no había pobres se derivó la bancarrota
de su primacía al final de sus días. A todos cuantos le venían a visitar les
regalaba, acogía, les vestía en la curia y alimentada pero muy belicoso y
amante de la guerra también era. Después de la del obispo Gelmirez, el de las
Navas, la figura de Alonso Carrillo se convierte, para bien o para mal o en
detrimento de las murmuraciones de sus enemigos, en uno de los gigantes de la
historia de la iglesia española a través de su pretensión de mantener una
cierta equidistancia o autonomía respecto a Roma. “Del Papa a veces fazía mofa pero nunca malfetría”.
No era la codicia la inspiradora de una de sus aficiones: la crisopeya sino
la caridad. Quería convertir el hierro en oro para dárselo a los pobres y
remediar así las necesidades de los pobres de Alcalá. A causa de su manirrota
largueza generosidad murió pobre y arruinado a los sesenta años. Su sepulcro se
encuentra en el trascoro de la iglesia mayor de la ciudad complutense. Y su
monumento me saludaba a través las nieblas del Henares en el entrelubricán de
la aurora complutense nada más cruzar la fachada de la Universidad. En
parte entendía yo al verlo tan tieso y tan rehecho la vera efigie de un
arzobispo de Toledo orgulloso y triunfal sobre el bloque de mármol las razones
que se les escapan a los enemigos de nuestra fe católica dando de lado a un
hecho sustantivo que la iglesia está integrada por hombres. Es una institución
temporal y asimismo espiritual. Lo esotérico y lo exotérico van de la mano. La
médula y cáscara se juntan hasta fusionarse. Por eso, continúan apedreándola
los escribas y fariseos de todas las épocas. Por eso somos pasto y comidilla de
los hipócritas y los que disparan contra la casa ajena cañonazos cuando la suya
tiene el techo de cristal. Lo malo de los españoles es que desconocen su
historia dejándose engañar por los farautes del miedo y los mensajeros de la
autodestrucción. La verdad es que somos un poco deletéreos. Un poco de flema y
no ser tan aguerridos en nuestras descalificaciones no nos sentaría mal.
Capítulo 21
DÍA DE SAN BERNARDO EN FUENTESOTO
Un año más y siguiendo una tradición
secular perdida pocos años antes de la guerra civil y resucitada en tiempos de
la democracia, Fuentesoto honró al glorioso san Bernardo con la procesión a la
ermita de san Vicente de las Povedas, camino de Pecharromán. Dedicada a
Vicente aquel diacono aragonés mártir de la fe, cuyo culto estuvo extendido en la Hispania visigótica, es
uno de las joyas románicas mejor conservadas —sólo un ábside semicircular
cubierta de bóveda de cañón tres lucernas o saeteras y guardapolvos con adornos
de taqueado jaqués, figuras geométricas y adornos florares en los
capiteles, en la parte interior se representan animales y obispos, que
corroboran la suposición de una mano mudéjar, respetemos al Islam— edificado
c.1135 en piedra caliza. Seguramente, formó parte de una “anillo de oro”
o círculo de monasterios de monjes blancos que sustituyeron el anacoretismo
(aquella zona del Duratón es comarca de cuevas como la de los Siete Altares de
Sepúlveda) por el monaquismo. Los solitarios de esta Tebaida segoviana en zona
apartada y abrupta optaron por la vida en común. Los monasterios del Cister
eran lo más parecido en los siglos medios a los “kibutz” israelíes de
hoy. Eran centros de producción y feudos de defensa. Allí se abrazaba un género
de vida austera de trabajo y plegaria, también de estudio porque el “armorium”
o cuarto de los libros era tan importante como el refectorio y el dormitorio
corrido, vida en común. Pero no sólo rezaron. También trabajaron, plantaron
viñas, cavaron huertos y araron tierras. En los majuelos de Sacramenia,
Pecharromán, el Vivar y Valtiendas se pisaba una uva que, transformada en
mosto, daba el mejor clarete del mundo. El Vega Sicilia y los excelentes
caldos de la ribera del Duero zona Peñafiel fueron el descubrimiento de estos
frailes blancos que todas las tardes cantaban himnos en honor de la Virgen María y
tomaban un jarrillo a las comidas. Ellos trajeron el vino y el canto
gregoriano. Eran monjes soldados. Tengo entendido que Ben Gurion copió algunos
capítulos de las Constituciones para el Estado Hebreo de Bernardo de Claraval,
aunque sustituyendo la palabra Dios por la Roca de Israel. El monje ideal, apartándose del
mundo, goza de las buenas cosas de la existencia: el trabajo, el reposo, la
quietud, la amistad sin los líos del amor y la familia, la caridad con el
prójimo, abraza la virtud en menoscabo del vicio, aun sin perder de vista la
fragilidad de la condición humana que con frecuencia sucumbe a la tentación.
Ora y labora. Huye, calla, llora y reza es la receta del Talmud
en la lucha contra las fuerzas diabólicas y el espíritu maligno que nos rodea
Hay rasgos misteriosos o que no se comprenden en la personalidad de este
bienaventurado abad borgoñón, el cual a lo largo de sesenta años de vida
pobló Europa de casi dos centenares de monasterios desde el Humber inglés en la
frontera con Escocia hasta el Duero y desde el Loira hasta el Danubio y el Vístula.
Eran vergeles, jardines de María, remedando el “hortus conclussus” de la Biblia, ¡qué descansada
vida la del que se aparta del mundanal ruido! situados en valles apartados a
orilla de los ríos y en Castilla los muros sagrados de estos monasterios como
los de Sacramenia se convierten en alcázares fortificados. Visión del locus
amenus pero sin bajar la guardia, que el enemigo acecha. Por fuero de Brañaseca otorgado por el rey Alfonso VII el Emperador
surgieron los aportillados o caballeros prevenidos en frontera. Los esclavos
podían manumitirse al socaire de esta norma y los musulmanes gozar de libertad
dentro del territorio castellano. Así como los judíos. Parece que hubo dos
aljamas importantes una en Sacramenia y otra en Sepúlveda.
Claro que esto no se cumplía siempre
porque los monjes soldados al llegar la primavera llamaban al arma y tenían que
pelear contra los invasores del sur. A juzgar por las adarajas o ladrillos sin
terminar de ser colocados se aprecia que las iglesias de san Vicente y las de
san Gregorio no pudieron ser terminadas porque se acabó el peculio, por las
prisas de la llegada de una aceifa o porque el enemigo las derribó. Son
misterios que suscitan la meditación del que contempla estas sagradas piedras.
Otras plumas más cualificadas como las de Quadrado o las de mi paisano el
doctor José María Costa Arribas— en las páginas del Adelantado— disertaron, con
más autoridad que la mía, sobre las peculiaridades de esta comarca en la franja
ulterior de la provincia en todos sus aspectos (lexicográficos, aperos,
refranes, trajes, modos de labrar y construir, usos y costumbres incluso el
sentido del humor que es muy peculiar según nos ha descubierto el gran
escritor, musicólogo y etnógrafo Joaquín Díaz.) Sin embargo al que
suscribe le cumple el orgullo de que mis paisanos no hayan hecho caso omiso
hacia mis prevenciones sobre el valor histórico de estas joyas ocultas en sus
predios. Ya en 1968 publiqué (ya ha llovido) un reportaje en Diario SP
“Ermitas abandonadas en el camino de Sepúlveda a Peñafiel, era el
título, con unas excelentes fotos de Santiso. Hoy san Vicente que por aquellas
fechas era un muladar está abierta al culto y los “corines” mote con que
se designaba en la comarca de Villa y Tierra a los de Fuentesoto con
gran esfuerzo adecentaron la iglesia de san Gregorio. Que san Bernardo confesor
y san Vicente mártir los bendigan. Loores y vida larga.
Capítulo 22
CATEDRAL DE TOLEDO.
La catedral de Toledo sede primada es
misteriosa y encaramo bosque de piedra alzada fantasmagórica que se alza sobre
el cerro sueño del Greco. Se me apareció sobre el paisaje un día de mi
adolescencia. Luego en los 60 se puso de moda entre los estudiantes los viajes
a Toledo el cigarral donde escribía y trabajaba sin parar Gregorio Marañón. Es
un pecado mortal para un endocrinólogo la perdida del tiempo. A mí Toledo se me
clavó en la mirada. Canté su garbo en algunos de mis poemas. Posee toda la
grandeza y ese furor de los obispos guerreros que se calaban la celada
prevenidos en frontera Gil de Albornoz o el arzobispo Gelmirez el de las Navas.
A Gil de Albornoz le echaba en cara un papa de Aviñón cuando regresaba de
Bolonia donde acababa de fundar el colegio de los españoles sus pasiones
bélicas. Ni corto ni perezoso Su Eminencia mandó traer un carro lleno de
cadenas y de cerrojos:
— Mirad, Santidad. Ese carro de
guerra cargado de cadenas y de candados. Son las puertas de las ciudades que
gané para vuestra tiara.
Don Alonso Carrillo cuando recibe un breve
de Aljandro VI amonestándole por su mal comportamiento con Cisneros rasgó el
papel en cien pedazos y metió en la cárcel al que había de ser uno de sus
sucesores en la silla primada.
Vuelvo a visitar la catedral para
abstraerme de este ambiente deprimente que nos invade a los españoles por las
mentiras y desacatos e insultos contra España. La sombra de don Opas vuelve a
pasearse sobre la piel de toro. Aspirar el perfume de los siglos le viene bien
a mis pulmones saturados de humo y de los aires mefíticos de la actualidad
española. Busco el anonadamiento místico.
Los boceles del tímpano de la Puerta del Perdón elevan mi
mente a la serenidad del pantocrátor. Busco la abstracción solemne del airoso
botarel, la gárgola de boca monstruosa y los arbotantes que hacen equilibrismo
sobre los muros encaramados. Quisiera escalar el más alto pináculo para tocar
la trompeta del juicio final como ese ángel estampado en una de las cresterías.
Voy huyendo de los azotes con que nos disciplinan las noticias de las breve y
esta sordidez castrante de los comentaristas políticos con bocas de sapo y
desagradables voces de chicharra. Mi alma está sedienta de armonía. Es lo que
hoy no acontece. Busco en los diccionarios la palabra “eutrapelia” que es el resultado del hablar bien y sentirse bien
como resultado del goce contemplativo.
Quise reencontrarme con esa historia de
que cuyas enseñanzas se abstraen la educación canalla de esas constituciones
que negaron a España. Por el Miradero bajaban los estafermos gigantones y
cabezudos y en Zocodover ya instalaron sus reales las carrozas de la tarasca de
Corpus. Toledo tres culturas cosmopolita, ciudad. Tres misterios trinitarios,
tres maneras de adorar a Dios a veces no de manera constructiva pero yo pienso
que el Menorah y la Media
Luna siempre habrán de situarse a la sombra de la cruz en
contra de lo que afirman los irenistas. Las antiguas herejías (pelagianos,
donatistas, maniqueos, materialistas, saduceos que no creen en la otra vida,
adopcionista del obispo Eugenio primado de esta misma sede catedralicia que
pensaba que Jesucristo no era más que un profeta adoptado por el Padre Eterno)
forman parte de la mentalidad moderna. La paz nunca será posible sin admitir
que Jesucristo fue el hijo de Dios verdadero.
Sale a pasear por las calles empinadas
mi alma en busca de la melancólica belleza de algo que se fue. Escucho los
acordes de la novena sinfonía conjugados con el rabel y las tiorbas de los
juglares. Toledo es un gran romance arquitectónico. En cualquier esquina uno
puede toparse con los ojos rasgados y misteriosos, ojos de fuego, de las
tapadas. Por estas cuestas subía la mora Zaida el amor de uno de los grandes
reyes de Castilla. Hago mis escorzos novelísticos; recuerdo mi pasado y el
ambiente levítico de mi niñez. Yo también fui niño de coro en otra catedral. Me
rindo de hinojos ante la Virgen
del Sagrario. Junto al tímpano de la
Puerta del Mollete sentados en cuclillas piden limosna tres
mendigos runabas. Rejas doradas de
Villalpando cierran el paso a las capillas.
La catedral de Toledo atrae como un imán
a los hombres de iglesia, se agita ese morbo o ese duende de la utopía que
llevamos dentro y hay que menear el incensario de los recuerdos pensando en lo
que pudimos ser y no fuimos. Los canónigos cantan vísperas en el coro igual que
hace diez siglos delante de un facistol enorme donde se reclinan los becerros
forrados de piel de toro con letras capitulares y las pautas del contrapunto.
Nuestra vida debiera de ser un salmo de alabanza al Criador. Pero últimamente
rezamos pocos. Sille et psalle era la
norma de aquellos prestes: (guarda silencio y piensa que la mejor oración es la
cantada.) Cantar y rezar eso es la vida, o debiera ser. Hoy nos embargan las
noticias dirimentes y la angustia de los nuevos tiempos. Teníamos madera de santos
pero el mundo nos hipnotizó con su mirada de lobo. Quedó, con todo y eso, como
un estigma indeleble, esa ternura ese amor a la ciencia, esa belicosidad del
guerrero implacable poco sensible ante las miserias humanas. En las aulas de
los seminarios adquirimos esa dureza eclesiástica que tiene en menoscabo los
afectos humanos. Vaya lo uno por lo otro. Toledo siempre me dio algo de
vértigo; el vértigo de sentirse español. Me hubiera gustado decir misa en la
capilla muzárabe que conserva el rito visigótico bajo la mirada del cardenal
Cisneros. El transparente barroco de santo Tomé en la girola es una apertura
invisible que causa pasmo. Los rizos de la capilla de san Ildefonso la puerta
del Reloj, la de la Feria
y la de los Leones un torrente de armonía sube a la bóveda desde la panza del
gran órgano catedralicio accionado desde la tramoya por un manchador o palanquero que carga los fuelles rompiendo la quietud
las augustas soledades templo. Colgados de alguna capilla y listados por el
polvo de centurias pingan los petasos
o sombreros de los titulares de la silla toledana. Aquí van algunos nombres:
Wistremiro, Montano, Eulogio, luz de España, Ildefonso que era tan devoto de
María que una mañana la Virgen
bajó del cielo a colocarle la casulla con que se disponía a cantar misa
—entrañable cuadro que puede admirarse en la sacristía del monasterio de
Guadalupe— donde los pinceles del artista juegan al corro con la inspiración y
la ternura.
Patruno, Pelagio, Melancio se llamaron los
primeros obispos de Toledo. Después de
Roma, Compostela, Canterbury y Constantinopla la iglesia toledana fue la más
importante de la cristiandad. Pesa la historia. Actualmente es uno de los
monumentos más visitados por el viajero. La ciudad vive del turismo Ello no es
óbice para que siga celebrando el culto divino con el esplendor de los tiempos
antiguos. Terminado el canto de vísperas una fila de canónigos marcha detrás
del deán con la cruz procesional. La luz de la tarde que se cuela por el
ventanal de las vidrieras del transepto trazando encajes maravillosos sobre el
ándito de acceso al altar mayor. Se dibujan en el suelo alfombras de colores. Y
cada uno de los clérigos tras la cruz procesional caminan pisando como una
alfombra de luz; unas son rojas, otras verdes, otras de azul. Calma augusta. El
canónigo silenciario a una indicación del pertiguero da una palmada al concluir
el oficio y todos entran en la sacristía por el portón de Claverías. Me embarga
un aroma de misticismo. Esta tarde no sé si la he vivido o es el reflejo de una
imagen que tengo en la cabeza porque la catedral de Toledo padece también el
síndrome de “seminario vacío”. Actualmente, aparece no como un lugar de
devoción sino como un museo. Los turistas atendiendo a las explicaciones del
cicerone miran para arriba.
Capítulo 23
AMOR A CATALUÑA
El mejor pintor para mí Salvador Dalí
al que tuve la suerte, el honor de conocer y entrevistar en una larga y
accidentada charla en Nueva York. Uno de los mayores arquitectos, Gaudí,
de todos los tiempos. Para periodista Eugenio D´Ors (Xenius) y José Pla, cuando
no soplaba la tramontana de su imaginación que anulaba al buen payés que
llevaba dentro de su inteligencia viva y sus ojos pugnaces y diminutos.
Novelista a lo Flaubert fue Ramón Agustí y en su canto épico a Barcelona
“La ceniza fue árbol” se acerca a la grandeza de Flaubert. Otro
de los grandes incontestables fue el balear Villalonga con su obra
maestra “Bearn”. Él es Mallorca y describe la isla de la calma que
entusiasmó a Chopin, a Jovellanos y a Robert Graves La
novela de posguerra pasa por Cataluña y eximio representante fue Joseph
Vidal Cadellans que escribía también en catalán-lamentablemente esos
textos no han llegado a nosotros- representa el existencialismo ante la
preocupación y agita su pluma ante un mundo que viene con el desarrollismo, el
turismo de masas, la secularización de la sociedad, la gran burguesía catalana
que se derrumba después del movimiento Renaixança pero vuelve a resurgir
después de la guerra civil. Franco-eso habrá que reconocerlo y aunque
algunos lo tratan de negar de la misma forma que su apoyo a los judíos- se
volcó con Cataluña y Vascongadas en detrimento de otras regiones. Y en esta
lista uno no tiene más remedio que agregar a mosén Cinto Verdaguer “Montañas
de Canigó, y La
Atlántida).
Vivió el tiempo apoteosico de los juegos
florales y su poesía es una de las más grandes que haya producido ninguna otra
lengua románica. Y sucedió que en su poema épico a la Atlántida orquesta el
mejor y el mayor canto a España que escribió poeta ninguno. No en vano fue
capellán castrense y estuvo embarcado en la fragata“Numancia” que sería
hundido por los norteamericanos el 3 de julio de 1898 en la Bahía de Santiago. El
capitán Villamil pereció pero el almiorante Cervera y él mismo fueron
rescatados náufragos por un torpedero del almirante MacKinley. Llevaba a España
en el corazón y supo cantarla en catalán. A su regreso a Vic este gran
admirador de Jaume Balmes fue perseguido por el clero nacionalista y el obispo
Morgades, según cuenta Castellán, le haría mil perrerías y creo que acabó
sus días en la pobreza porque el prelado barcinonense le suspendió a divinis
que para un cura es como quitarle el pan. Cataluña siempre ha contado con
el fervor y la admiración del resto de los pueblos de España y yo creo que es
un sacrilegio el mezclar el idioma con la política como postula el híspido,
presuntuoso, engreído y odioso don Jorge Pujol. Uno seguirá leyendo a
los grandes prosistas y poetas catalanes pese a todos estos antipáticos
secesionistas que no quieren a su patria, sólo a sí mismos, como Ausias
March y Ramón Llull. Por aquellos días esta nación nuestra vivía alegre y
esperanzada bajo la consigna laborada en el escudo de los Reyes Católicos ex
pluribus unus.
Ese mundo feliz se ha ido al traste a
causa de la bajeza y el egoísmo de los políticos, la inconsciencia de una
intelectualidad aturdida y temeraria y esos ejércitos de maniobra oculta que
alzan zanjas diabólicas entre los pueblos rindiendo culto así a Satanás el
Gran Separador. Por aquellos días cantábamos el “Noi de la Mare” por navidad y
“Rosa de abril murena de la serra de Monserrat estel iluminá la catalana terra
y guia nos cap al cel” por primavera, el "vinticinque de decembre fun
fun” que institucionalizó la alegre y triste Nochebuena hispana y
otros villancicos menos recomendables como “Al entrar en Barcelona dieron
muerte a mi consuelo no eran cazadores eran artilleros” una canción
carlista que tenía su vertiente verde jocosa en “Al pasar el Fondergat una
noya i un soldat, etc”. La amputación de Cataluña del tronco común que
no creo en realidad que interese ni a la burguesía ni a la inmensa mayoría de
catalanes de buena voluntad supondría seguramente la desaparición de España
como nación para convertirse en un grupo de taifas.
Sin embargo, a lo mejor es lo que
interesa al gran capitalismo de la mano negra global que impone su férula
mediante el terror, el miedo, la desconfianza planetaria de unos pueblos contra
otros y el control mental vía prensa, radio y TV, la pornografía y el
periodismo destructivo. La comunidad literaria española orientaba en mis
años mozos el dardo de su saeta hacia Barcelona sede de las grandes
editoriales. Hoy ya no es así. Las imprentas barcelonesas fueron compradas por
Hachette y otras casas anglosajonas establecen su marca y dictado de gustos
anglosajones. La letra basura. La manipulación de los anales y la
tergiversación pavorosa de cuéntame lo que pasó. Esa es la fija. Al releer
“No era de los nuestros” de Vidal Cadellans, premio Nadal 1958, y para
mi gusto el mejor Nadal (y dando por sentado el hecho de que este galardón
quizás sea para los que escribimos en este país mucho más importante que el
Nóbel porque en su concesión no predominaban los intereses políticos o los
sectarismos de bloques, sólo la calidad literaria de los textos guardaba
prelación) se me ha representado aquella atmósfera que yo entreveía desde mi
camarilla de un seminario del norte leyendo este libro bajo las sabanas y
a la luz de una linterna después del toque de oración. El tema o perioca principal podría
ser centrado en lo que se llamaba a la sazón cine de autor o de valores
humanos en que se levanta la tapadera de una sociedad hipócrita y se pregunta a
la Iglesia Católica
por qué es tan sanguinaria al arrojar a sus seminaristas a las tinieblas
exteriores colocándoles en el capirote de malditos y de penitenciados por la
inquisición. No era un ataque a los curas el que realizaba el ex seminarista
sino una invitación a reconocer sus culpas, una amonestación a la conversión, a
sabiendas de que un mundo nuevo se alzaba a través de los nuevos inventos como
el utilitario, la lavadora, la heladora, la olla Express, el trasvase de las
masas agrícolas a las ciudades, la venida en masa del turismo y para colmo
la invención de la píldora abortiva. Han pasado menos de cincuenta años y la
faz de la tierra se ha transformado. Después de los aviones a chorro de
aquellos tiempos se dio paso a la primera huella del hombre en la luna, el
mando a distancia, el ordenador, el móvil y la píldora del día después que ha
traído aparejada la gran revolución feminista que el novelista catalán aunque
borrosamente acierta a entrever. Lo dice en una prosa clara, neta, sin
atauriques y con la sequedad de un catalán nacido en Terra Ferma en cuya
estructura resuenan ecos del existencialismo de aquel entonces, Sartre, Gide y
Bernanos en mezcolanza.
“No era de los Nuestros”
fue ingresada en el cupo de novela católica por la problemática que plantea
pero hoy yo diría que es pura didáctica sociológica, estableciendo un estadillo
de situaciones psicológicas con la reacción al desfalco y apertura de la caja
fuerte de la empresa de su padre, y la huida de Jaime Arias a Francia con
seiscientas mil pesetas. Las miserias y grandezas de cada uno de los personajes
salen a la luz así como sus sueños, su amor al trabajo, sus virtudes y pecados,
grandezas y sus miedos. Podría calificarse de Bildungroman o novela de
iniciación. Sin embargo, en su única novela Vidal plasma una obra maestra
haciendo un alarde de imaginación, introspección, definición de caracteres, ambientación
y esa garra que suelen tener gran parte de los premios Nadal y de los
escritores del grupo de Barcelona (Bartolomé Soler, Tomás Salvador
que aunque palentino fue de la escuela catalana con libros insuperables y hoy
por desgracia descatalogados, Sagarra, Espriu, Xenius y
otros muchos que escribieron en La Vanguardia o en el Diario de Barcelona,
el rotativo más antiguo peninsular. Vaya para todos mi homenaje. Con la
posguerra y durante el franquismo la
Ciudad condal fue el emporio de la inteligencia en castellano
y en catalán. La ciudad vivió un autentico siglo de oro que hoy muchos no
quieren reconocer y que contrasta con el catetismo “pallus” de la
actualidad. Era entonces una ciudad abierta y se ha vuelto una sociedad
cerrada. ¿Qué mano vil enterró nuestros sueños? Las barras de Aragón eran las
señeras de la llibertat. Para libre Aragón, decía Gracián. El molt
honorable Pichol ha convertido el viejo bastión de los gigantes en una
tierra donde renquean los enanos. He is a dworf anyway y un ceporro muy
lejos de la sabiduría y el buen trato de los catalanes a los que definía
Cervantes como “archivo de la cortesía”. Confiemos en que su delfín don Arturo
Mas no siga su ejemplo. Porque perdería Cataluña. Perdería España.
Perderíamos todos. Su Cataluña agria, antipática, nadie tiene que ver con por
contraste con esta Barcelona sudorosa que conoce la irrupción de los primeros
turistas pero atrayente y amable que describe Vidal Cadellans en su denso
libro. Apenas más de doscientas páginas. Era una ciudad en libertad a la que
peregrinábamos con deleite y algún donaire los de la generación del 68.
Capítulo 24
SOROS SPONSOR DE UN FRENTE POPULAR EN
CATALUÑA
Georges Soros Budapest 1930 tuvo una
frase para mí cuando lo entrevisté en su apartamento piso 35 de Wall Street
"I´ll buy you out" (os
compraré a todos) y esa sentencia categorética se clavó en mi memoria con tanta
fuerza que escribí una novela. Lo que dijo aquel creso millonario que por todo
único lunch se comía una manzana me
invitó por cierto y yo le dije no gracia me martillea en la memoria. Era la América de Carter la
guerra fría pero aquel rey Midas ya preparaba the big move desde el alto edificios con vistas al East River.
Vendría la guerra de las galaxias, la
globalidad y la caída del muro de Berlín. Mao era nada más que un tigre de
papel y la Unión
soviética un gigante con los pies de barro. El refugiado húngaro judío de raza
fracasó como filosofo pero como economista con sus teorías iconoclastas y
antiacadémicas que lo hicieron malquisto en Downtown, era un brujo. Un
verdadero adivino del porvenir. Lanzó su formula desde la ciudadela del
capitalismo. Sacaba conejos de su chistera, inventaba cosas basándose en el
axioma talmúdico de que el dinero es sólo papel. I buy you out. Fue el patrocinador de UCD, y se inventó una formula
mágica para acabar con los estados históricos las enejes vías de penetración
mediante la filantropía, el adamismo y el buenismo. Publicaba entonces libros
que no leía nadie con títulos como "El peso de la conciencia" y
"Hacia la aurora global". Un asquenazí de aspecto insignificante,
americano desde 1948 y humilde nadie podría creer que albergaba grandes
proyectos para su fundación a la sombra de Rockefeller. Subvencionó el
levantamiento de Maidan y dicen que urdió planes para asesinar a Putin pero
Putin es ahora amigo y ha firmado un pacto al estilo del que llevó a Europa a
la guerra el acuerdo Malenkoff /Ribbentropp con Netanyahu para triturar Europa.
Ahora se habla de Cataluña como eminencia estratégica de dominio del mediterráneo
algo que le interesa en especial al estado hebreo al alimón con su aliado ruso.
Creo que aquella manzana que se zampó durante la entrevista con su parco yantar
debió de estar envenenada. Uno tiene la impresión de que algunos políticos
catalanes y los elches felones que gastan coleta son unos bocazas, no saben
nada de geoestrategia y están jugando con fuego. Son los tontos útiles,
criminalmente irresponsables. La bestia sin rostro tiene muchas caras las más
terribles son las que oculta. Ases y triunfos bajo la manda. Un frente popular
en España is in the offing sufragado
por es este archimillonario sin patria al que seguramente no le queden muchos
afeitados.
Capítulo 25
ARTURO MAS Y
SUS COFRADES EN USA SERÍAN PASADOS POR LAS ARMAS POR DELITO DE ALTA TRAICIÓN EN
ALEMANIA
Odio la violencia, me repugna la guerra pero amo a
mi patria y estos días ese catalán con cara de dolerle el estomago- tipo
antipático y engreído mas feo que un caganet- se encarga de insultarnos y decir
las mayores burradas los que amamos a nuestra patria y hemos jurado bandera.
Corren malos días para la gente decente, los españoles de bien, y si Cataluña
se independiza, porque aquí Rajoy no ha dicho ni mu, esta democracia se va a
convertir en una opera bufa en la que todos han ido a robar. Dineros catalanes
en Suiza, mutismo gallego y escucho por ABC radio al bueno de Felipe Sahagún el
meritorio de Cirilo Rodríguez el que me acusaba a mi y a toda la gente de la
prensa del movimiento de ser corruptos por que porque el era un becario de una
Fulbright de mil dólares y de lo que se trataba era de subir, el PSOE pedía
degüellos, ahora este ínclito milita en las huestes de la derecha informativa
porque el ABC no es lo que se dice un periódico rojo, casi me dan ganas de
llevarme la mano a la pistola.¡qué país, vaya tropa! Tropa indigna de
corruptos, villana y traidora. Esta democracia puede acabar como el rosario de
la aurora pero con su pan se lo coman, yo ni quito ni pongo rey, allá ellos que
lo arreglen y se repartan el bacalao. Creo que va a hacer violencia. Mas tiene
la suerte de pertenecer a una nación como la española a la que zahiere y
detesta. En los Estados Unidos ya le habrían dado mulé los servicios secretos o
los jueces lo habrían sentado en la silla eléctrica. Aquí somos más tolerantes
pero a mí me parece que el lemosino don
Arturo sería un buen candidato a la corbata de hierro. Sus vilezas le
harían merecedor del garrote vil
Capítulo 26
JUAN NEGRIN: "COMPANYS Y LOS
CATALANISTAS, CULPABLES DE QUE LA REPÚBLICA PERDIERA LA GUERRA CIVIL"
Año 1977 acto de afirmación de la
amistad hispano/norteamericana. Como corresponsal del Diario Falangista Arriba me situaron en una mesa que
compartía con el hijo de Juan Negrín ex presidente de la República. Se
llamaba Juan y era clavadito a su padre, vástago del segundo matrimonio del ex
presidente de la Republica
con una rusa, sangre canaria ojos dulces muy azules y buenas maneras. No era el
ogro con que le había caricaturizado la propaganda del Régimen. Negrín hijo era
a la sazón uno de los neurocirujanos más afamados del Bellevue el hospital
neoyorquino de Mid Town Manhattan. A Negrín y a mí nos unía el fuerte (éramos
los dos hijos de la guerra civil) amor a España y una actitud tolerante frente
a la vida. Hombre muy inteligente de carácter bondadoso gordo y dotado de esa
sabiduría sobre la condición humana que sólo mantienen los buenos médicos y que
forma parte de las "bedside manners"
y del ojo clínico. Por su aspecto era la vera efigie de su progenitor. El hijo
del político más difamado e incomprendido del último gobierno republicano, le
acusaban de pro soviético, trató de meter en vereda a los anarquistas del POUM,
contó con la colaboración de pésimos edecanes que engangrenaron sus relaciones
con los catalanes y los otros jerifaltes del gobierno de Azaña, también en USA
sufrió lo suyo después de la caza de brujas de McCarthy. Su padre hubo de
volverse a Paris donde murió casi en la indigencia en 1956, pero logró abrirse
paso en la Ciudad
de los rascacielos y dar carrera a sus hijos. ¿Con los tesoros del
"Vita"?. De temperamento voltaico, un español apasionado, y con lo
que tiene que temer un hombre bien puestos lo contrario de Azaña que era algo
cobardón como Rajoy o Indalecio Prieto el de los Tesoros del Vita al que se le iba la fuerza por la
boca o Largo Caballero un asesino. Por aquellas fechas don Juan Negrin ya había
muerto e ignoro si Juan Negrin júnior seguía perteneciendo a la partido
comunista. Sentí un cierto feeling puede llamarse compasión y simpatía que me
conectaba hacia aquel personaje un hombre contra cuyas ideas había peleado mi
padre en el Ebro. En aquel instante el neurocirujano me hizo una confesión a
bocajarro: "Luis Companys tuvo la
culpa con su fuerte exaltación nacionalista de que perdiésemos la guerra civil,
publíquelo usted, si quiere, en ese diario fascista para el cual trabaja, pero
es lo que decía con frecuencia papá al que no le gustaba hablar nunca de
aquello... por qué perdimos la guerra.
Se me quedaron grabadas aquellas
palabras que traigo aquí a colación porque en víspera de la Díada Catalana
vuelve a repetirse la historia. Puigdemont con su pinta de demonio peludo sigue
demonizando a España, por la senda marcada por Companys que llevaría a España
al precipicio.
También convendría recordar que fue
fusilado el día de Santa Teresa 15 de octubre de 1940. Una hermana suya
carmelita asistió a sus últimos momentos cuentan las crónicas. Ya en capilla
rechazó los auxilios espirituales y pidió cigarrillos ▬ se fumé un
paquete entero hasta el amanecer, era un chain
smoker ▬ y dos botellas de champán. Eso sí como ultima
voluntad rogó antes de que lo fusilaran ante el foso del castillo de Montjuich
presentarse descalzo ante el paredón. Quería pisar tierra catalana antes de
morir. Según confesión del hijo del último presidente de la república española,
Companys era muy terco y no se avenía a razones. Salió por la frontera española
en automóvil en compañía de Aguirre, el presidente de Euskadi, Irujo,
Tarradellas con una escolta de varios mozos de escuadra. El coche tuvo que
abrirse paso entre una larga hilera de desplazados que buscaban refugio en
Francia haciendo un trayecto a pie lleno de penalidades. Sin embargo, los jefes
eran los jefes. Companys dejó en Carcasona a Tarradellas y Aguirre, continuando
viaje hacia Paris en compañía de Largo Caballero.
El líder socialista se dirigió a Berlín
donde tenía parientes pero acabó de muerte natural en Buchenwald donde falleció
poco antes de la entrada de los rusos en Berlín, y Companys que quería saber el
paradero de un hijo subnormal que tenía en un sanatorio de Bélgica fue detenido
por la policía del Régimen de Vichy quien le entregó a las autoridades
españolas. Tarradellas y Aguirre se salvaron huyendo al sur de Francia.
Trasladado a Madrid fue encausado en una
largo proceso (fue defendido por un capitán artillero que estuvo con él en la
guerra de África) pero el tribunal castrense, inculpado el de de rebelión
militar y de crímenes contra la humanidad fue su abogado defensor (miles de
muertos y desvaríos en Cataluña que había que achacar a este personaje tan
nefasto como exaltado) lo condenó a muerte. Sus cincuenta años de vida
recuerdan una de las peores páginas de la historia de España.
Juan Colubrí, como jurídico castrense,
actuó en la defensa de su causa y nada pudo hacer por él. Casualmente y por una
de esas peligrosas coincidencias de la vida, fue pasado por las armas en el
mismo lugar en que Companys había mandado fusilar el 23 de agosto al general
Goded que había secundado el Alzamiento Nacional. Donde las dan las toman. La
figura de este exaltado nacionalista miembro de la masonería trágica figura
(sus cartas lo revelan como un pobre payés de Lérida con poca visión universal,
puede que el gerundio Puigdemont sea su mismo retrato y siga los mismos pasos.
Actualmente, la
Generalidad honra la memoria de Luis Companys, un asesino.
Mandó fusilar a miles de catalanes en los fosos del castillo de Montseny o lanzándolos
por la borda del barco prisión surto en el puerto de Barcelona. Entre ellos un
pariente mío asturiano que se llamaba Cornelio Álvarez y cuyas cartas obran en mí
poder y publicaré algún día. Era un hombre sencillo que fue detenido por llevar
corbata. Companys no era sólo un asesino sino un cobarde, culpable a decir de
Negrin y de Durruti al que mandó fusilar de la derrota de la batalla del Ebro.
El obcecamiento y el engreimiento de esta cúpula de catalanes millonarios
respaldados por el Sionismo y la masonería Puigdemont, Mas, Pujol y
compañía ha puesto el reloj de la historia marcha atrás más de tres cuarto de
siglos. La masonería fue derrotada en Cataluña y ahora vuelven a las andadas
sin saber que el pueblo español se alzará contra esta dictadura de unos cuantos
políticos y un sistema corrupto como el del gobierno que preside el masón
Mariano Rajoy Brey alias el cagóncon sus enjuagues embustes y diarreas mentales propias de
la filosofía del contubernio contra España que preside. Manuel Azaña era un
patriota y tuvo más redaños que este gallego infame. Lo pagarán algún día
porque España no se parte así como así y no puede haber una revolución sin
sangre. El gobierno debería cerrar no sólo TVR sino la TV1, establecer la enseñanza
del español en las escuelas y cerrar algunos periódicos del a cuerda como El
Mundo inmundo. La masonería controla el agit prop y la maquinaria de la propaganda. Losa judíos son
amos de los medios de comunicación y habrá que quitarles ese peligroso juguete
de sus sucias manos mentirosas
Capítulo 27
LOS POEMAS DE UN ASTURIANO ASESINADO EN
CATALUÑA
Constantino Álvarez Castrillón era un
humilde emigrante a Cataluña asturiano de la aldea de Puente Vega y residente
del Manto de Las Dueñas concejo Cudillero y primo de nuestro abuelo Pepe
Castrillón, que consiguió establecerse, a su regreso de Cuba, en Barcelona
poniendo un pequeño negocio. Un día de julio de 1936 fue detenido en la Ramblas por milicianos del
POUM por llevar corbata. Estuvo en la cárcel de Mataró, Lérida y Barcelona en
un barco prisión. Donde lo tiraron por la borda atado de pies y manos unido a
un lastre (para ahorrar munición). Debió de ser su muerte horrible. Su cuerpo
no apareció. Fue pasto de los peces. Entretenía sus ocios carcelarios
escribiendo poesías de carácter filosófico. Sus cuartetas, algunas con faltas
de ortografía y algo ripiosas, no le
lograría a Constantino Álvarez ningún lugar preeminente en del Parnaso de
nuestras letras, pero transparentan el alma sencilla de un probo ciudadano
preocupado por la situación que vive el país. No hay rencor ni acusaciones a
sus carceleros o a los que no compartían ideas políticas de liberalismo de
derechas, no era falangista. Hasta el final de su encarcelamiento se mantuvo en
la esperanza de ser liberado ya que confiesa no haber cometido otro crimen que
el de llevar corbata. Sus poesías — más de tres centenares en letra apretada y
elegante—han llegado a nosotros gracias a un mozo de escuadra compasivo que las
retuvo y luego entregó a los franquistas tras la liberación de Cataluña cuando
entró la fuerza de Yague en la capital catalana.
He aquí uno de sus trabajos— el poemario
principia en 1932 y termina cuatro años más tarde con la muerte violenta de su
autor— que firma en la cárcel de Mataró en noviembre de 1936.
EL SOL EN LA CÁRCEL
Cuando falta la experiencia se confunde la prudencia
Con alguna tontería que suele servir de guía
A la pobre inteligencia
Le endurece el corazón
Esclavo de la pasión
Por desmedido egoísmo
Sin Dios amor y razón
Buscando comodidades
Nacen complicidades y los pueblos no se entiendes
Y se persiguen y venden
Disfrazando las verdades
En el propio proceder
Encuentra el hombre placer
Cuando nunca causó daños
Hasta soñando dormidos se concentran los sentidos
En las noches silenciosas y nos recuerdan muchas cosas
Y los daños cometidos
Todos los callan y ocultan y no pocos los disculpan
Con aguda precaución suplican
Todo el perdón
De las faltas que les culpan.
A partir del 18 de agosto cuando sube la
última entrada a su diario poético, cesa la comunicación. Constantino Álvarez
el probo inmigrante asturiano, que no se metía en política, un hombre pacifico,
que fue asesinado por llevar corbata e ir a misa, abre los brazos a la muerte
en las tibias aguas mediterráneas del puerto de Barcelona.
Su sentencia de muerte había sido
firmada por Luis Companys presidente de la Generalidad. Ojala
que en España no vuelva a derramarse inútilmente sangre inocente como la suya
ni sucumbamos a la debacle de los odios. Los descendientes de este pobre mártir
por sus ideas no pedimos revancha ni vindicta. Más bien reflexión que es la
mejor forma de que el dialogo no se convierta en monólogo
Capítulo 28
El CURA DE LOS PALACIOS
Andrés Bernaldez 1488-1513 es el único
historiador y lo cuenta de oídas que había oído decir a su abuelo lo que
aconteció en el verano de 1492 cuando los Reyes Católicos promulgan el edicto
de Destierro para todos aquellos que practicantes de la ley mosaica no
quisiesen bautizarse. Nos informa que eran gente logrera de muchas artes y
engaños. La mayoría simuló su conversión… e
quedaron en Castilla muchos dellos e sinagogas e los guarecieron los reyes y
señores a causa del grande provecho y riquezas que tenían. A los que se
bautizaron cristianos llamabanlos conversos por haberse convertido a la Santa Fe que ellos
guardaban muy mal practicando de oculto la ley vieja e muchos fueron frailes,
abades y obispos.
Sólo una pequeña minoría zarpó desde el
Puerto de Santa María para Berbería y Argel. De estos una parte regresó a
Castilla por no haber sido recibidos con bien por los alcaides. Otros siguieron
ruta a Istambol. Los que no quedaron en Fez.
Si hay que creer el testimonio de este
clérigo que ministraba una de las parroquias más importantes de la
archidiócesis de Sevilla, las cifras que sustentan uno de los capítulos
vesicantes por lo contrarios a España de la leyenda negra están infladas. Ahora
bien a Bernaldez algunos casos le movieron a compasión. Refiere que
malvendieron lo que tenían. Cambiaban la casa por un asno y daban a cambio de
una manta una viña de tres obradas. Otro dato: eran gente adinerada. Se
ayudaban unos a otros de modo que no había judíos pobres. Practicaban profesiones
minerales la medicina la escribanía eran mercaderes. Pero apostilla: “dominaban
por arte de engaño”. Comían pan cenceño y carnes tajales de animales sin pezuña
hendida y llevaban vida holgada, no labraban la tierra como los moros ni
marchaban a la guerra como los cristianos. Agrega un dato muy importante. No
fue la diferencia e religión lo que suscitó la animadversión de otros
coterráneos de credo distinto sino la envidia, la usura y en ocasiones el
conocimiento de las plantas medicinales. Los rabíes eran también médicos y con
frecuencia envenenaban a sus pacientes con pócimas. El cura de los Palacios nos
informa de sus aficiones culinarias con preferencia de la olla podrida y la
adafina de los viernes, las berenjenas y las cebollas. “Les huele el resuello”,
asegura el buen cura que debió de confesar a algunos conversos y de bautizar a
media aljama “aunque cuando llegaban a casa se restregaban el agua bendita o
escupían las hostias de la eucaristía sobre un muladar”. Es un pueblo acérrimo
en sus principios que dominan por arte de engaño. Abrahán Señor era el amo de
media Castilla. Su abuelo los vio partir “unos cayendo otros levantando, unos
naciendo y otro muriendo unos riendo y otros llorando camino del exilio iban a
embarcarse a la nao de Pero Cabrón”.
Durante la travesía fueron desvalijados
por los piratas. Una pregunta que ahora me ahoga mientras ruge la marabunta del
volcán catalán es si los descendientes de aquellos que emigraron medio milenio
no han vuelto para desbaratar la unidad creada por aquella reina castellana que
los expulsó y a la cual llaman en hebreo “messhuge”
(maldita). Cabe tener en cuenta que Abrahán Señor era catalán. Un dato muy
importante
Capítulo 29
EL COMPLOT SECESIONISTA Y LA
MANO NEGRA
Dos aviones de las modernísima fuerzas
aérea españolas que caen en despegue o en aterrizaje ¿abatidos?, media Galicia
y media Asturias que arden de repente, fuegos deliberados, terror ecológico,
vuelve a España la mano negra. Ocurrió también en la Rusia zarista de 1917 (el
diablo es viejo en sus planteamientos, no cambia de actitud y se repite)
inflamada por los discursos de Lenin y las teas de una mano negra que incendió
los bosques. La prensa internacional afila el dalle y amenaza con cortarnos la
cabeza, coreada por TV3, la
Cuatro y la
Seis, cadenas españolas que secundan la ruptura y la
revolución controlada por la masonería judaica que se nos echa encima y cuando
la policía española trata de controlar a los revoltosos de Barcelona de una
forma sosegada y de bajo perfil son tildados de asesinos. Las cancillerías
pagan el “lip service” esto es dicen con la boca pequeña lo que no quieren
decir con la grande. Querían un "bloody Sunday" como en el Ulster en
1970 que yo lo vi: los paracaidistas ingleses disparando contra la multitud
norirlandesa con fuego real pero no lo tuvieron. Querían un Maidan en Cataluña.
Lo que sí tuvimos fue una sarta de mentiras y “fake news” imágenes trucadas de
posibles enfrentamientos con los guardias de falsas lesiones de ojos morados y
de heridas que eran microbiana o pintura roja dieron la vuelta al mundo. Ante
estas falsas informaciones y acusaciones torticeras del New York Times del
Guardián y de la prensa alemana o la francesa controlada por judíos yo pensaba
en una frase de Erasmo "non placet mihi Hispania" este grito daría
origen a la leyenda negra. Muchos españoles piensan que Israel es un país amigo
pero sus agentes están detrás de la revuelta de Cataluña de la subversión de
loes escraches y se ocultan debajo de la coleta del pijoflauta de Podemos.
También se esconde entre las bragas sucias de la alcaldesa de Madrid la de
"bienvenidos refugiados" mano oculta de Podemos en la corporación
municipal. Todos ellos asisten barra libre a los cócteles de la embajada
israelí. Cuya tecnología última generación creo que estuvo detrás del derribo
de nuestros aviones. Dios tenga en su gloria a estos dos jóvenes pilotos el
capitán Aybar y al teniente Moreno. Hoy llevo luto por ambos valientes. Se
hacen pasar por amigos pero ocultan su alfanje a la espalda con el que quieren
apuñalarnos. El estado gángster sionista respalda la secesión catalana y
lo más grave es que está poniendo a las cristiandades europeas contra las
cuerdas organizando la emigración masiva hacia nuestras fronteras. Israel es el
gran patrono de las enejes. Sus intereses de quebrantar la unidad hispana deben
de obedecer a una venganza histórica que desconoce el gobierno y que el hombre
de la calle ignora, El CNI debiera de tener la respuesta de por qué caen
nuestros aviones y andar prevenido contra otros eventuales ataques.
Capítulo 30
QUEVEDO VERSUS TERESA. CRISTIANOS VIEJOS
Y NUEVOS
Hoy fiesta de Sta.
Teresa convendría recordar a Francisco de Quevedo y la gran polémica que
dividió a las dos Españas entre santiaguistas y teresianos. Y la pugna sigue.
Santiago representaba la alcurnia de los hidalgos de sangre limpia. La
andariega carmelita por su parte abandera el estandarte de los conversos.
Cristianos viejos contra cristianos nuevos. Absurda controversia porque tanto
Santiago como Teresa eran judíos. Las palabras como truenos de los Caballeros
del Hábito de la Cruz
Colorada retumban contra el sayal descalzo de los que venían
de la judería. Recomiendo a mis compatriotas la lectura de los libros del autor
de los Sueños. Porque allí podemos encontrar una explicación a nuestra
dicotomía a nuestra personalidad escindida. En parte llevaba razón cuando
Francisco de Quevedo descubre en la psicología de la monja abulense inquieta
arrobadiza y andariega (fue siempre muy exagerada y mujer muy lista) aspectos
menos plausibles de lo que ven ella sus devotos incondicionales. Los que añoran
al franquismo siguen soñando en el brazo incorrupto de la fundadora carmelita
del cual el dictador, tambien judío de raza aunque no de nación, nunca se
separaba. El tema se remonta bastante atrás al siglo de Oro y de ahí pudiera
emanar la desazón de nuestro inquieto e inquietante pasado. Parece que los
españoles caminan por la historia como si pisaran arenas movedizas. Ello forma
parte del juego de la exaltación conversa que cuenta con historiadores incondicionales
como Américo Castro refractario a tener en cuenta lo que Quevedo desvela en sus
escritos.
“Vivimos
con la barba al hombro” escribía don Francisco de Quevedo el caballero de las espuelas de oro (así llamaba Casona) desde su
mazmorra en el convento de San Marcos de León. El delito cometido debió de ser
grave de lesa majestad dicen que por una coplilla contra su Majestad otros
autores señalan las veleidades políticas del escritor y las posibilidades de
ser esculca de los franceses. La causa de su prendimiento una noche de
diciembre de 1639 no ha podido ser esclarecida. Hay otras muchas lagunas en la
personalidad enigmática y contradictoria del mejor y más diestro en el manejo
de la lengua castellana de los escritores españoles. Gran parte de su ingente
obra se perdió. Otra sigue inédita. ¿Era verdaderamente un echadizo de
Richelieu al que por otra parte fustiga sin conmiseración? El espionaje fue una
de sus muchas facetas. Urdió la conjura de Venecia y la policía del Dux quiso
aprehenderlo. Se salvó por parlar italiano sin acento. El señor de la Torre de Juan Abad era un
gigante en un país de enanos. Aquí la envidia y la mentira me tuvieron preso
conviene recordar la quintilla de fray Luis de León, al salir del presidio de la Inquisición en Cuenca.
Quevedo conoció la amargura del calabozo en tres ocasiones. Las dos primeras
por no hacer traición al duque de Osuna, y la tercera, por defender, como
patrón de España al apóstol Santiago, ▬ fue larga y virulenta en el
siglo XVII la controversia sobre el compatronato porque ahí las dos Españas
entraron en juego y la polémica sigue aún, pues esto parece el cuento de nunca
acabar ▬ en
lugar del de Santa Teresa de Jesús, como pretendían los conversos.
Santiaguistas contra teresianos.
Parece
ser que él entendió el enigma de la santa andariega sus mentiras y camelos sus
arrimos al dinero de los cristianos nuevos y los devaneos de esta santa tan
arrobadiza que sublima el sexo haciendo creer a los inquisidores que había sido
penetrada vaginalmente por el propio Jesucristo. Locura de amor. España es país
de locos. Aquellos que descubren satíricamente estas obsesiones son condenados
al silencio, al escarnio a o a la horca. Olivares muere
el 22 de julio 1645 en Toro en plena crisis separatista con Portugal y
Cataluña. Se había puesto al frente de un ejército que iba contra Lisboa tras
salir de su heredad de Loeches. El conde duque que admiraba a Quevedo y lo
protegió acabó odiándole y es posible que una de las causas de ese odio fuera
que creía que el autor de Los Sueños se entendía con los franceses que habían
invadido Cataluña con un ejército bajo cuerda. Durante sus días de presidio que
minaron su agotada salud no pierde el humor:
“A modo de cachidiablos
Me cercan tres cachirríos
Órbigo, Castro y Bernesga
Que son del Duero meninos”
Y eso
que estaba ciego del ojo izquierdo tullido y cancerado con una herida abierta
en la pierna. De este tiempo son sus obras piadosas con místicos resabios donde
demuestra sus conocimientos bíblicos su longanimidad y paciencia de nuevo Job.
El frío leonés inhóspito y salvaje que lo convierten en una de las ciudades más
antipáticas de España, gente arisca con mal vino y que come mucho conejo “que
vivo en este sepulcro ensayándome de muerto”.
Sin embargo, su consuelo son los libros y la amistad con los jesuitas.
El padre Juan de Tarsis iba a ser su gran biógrafo y llega a suponer una virtud
heroica en aquel hombre que le haría digno de los autores. Dicen que Quevedo
resignado y paciente murió como un santo. La literatura es para el preso además
de consuelo una terapia, no un placebo. Quevedo era alto bien proporcionado de
cuerpo de cintura para arriba, frente despejada, narices gruesas y corto de
vista. Los pies los metía hacia dentro y cojeaba de ambos remos. En el retrato
que hace dél Pacheco se nos muestra esa nariz sensual judaica y los mostachos
de mosqueteros. Que no falte la cruz colorada al pecho como ostentación de su
limpio linaje. ¿Era tambien de antecesores marranos? Muchas páginas de su obra
así como su perfecto conocimiento del hebreo nos hacen sospechar que sí.
¿Entonces cómo es que se coloca del bando de los santiaguistas y brama contra
los teresianitas el bando de los cristianos nuevos? Se encuentran muchas
contradicciones y lagunas en la vida del escritor que aun no se han resuelto.
El caso puede obedecer a sus múltiples complejos y trastornos de personalidad.
Velázquez
lo pinta en 1628 cuando tenía 48 años quien le hizo un retrato más favorable;
debió de existir amistad entre él y don Diego
“Retirado en la paz de estos desiertos
Con pocos pero doctos libros
juntos
Vivo en conversación con los
difuntos
Y escucho con mis ojos a los
muertos
Si no siempre entendidos
siempre abiertos
O enmiendan o fecundan mis
asuntos
Y en músicos callados
contrapuntos
Al sueño de la vida hablan
despiertos
Las grandes almas que la
muerte ausenta
De injuria de los años
vengadora
Libra oh gran don José docta
la imprenta
En fuga irrevocable huye la
hora
Pero aquella el mejor
calculo cuenta
Que en la lección y estudios
nos mejora”
De tan
inmortal soneto los que vivimos una vida libresca donde el alma vence su
trifulca eterna contra la carne nos miramos como en espejo. El duque de
Medinaceli se lo llevó a Cogolludo cuando fue excarcelado. Tenía 63 años el
cuerpo le fallaba pero la cabeza le regía. Aquel otoño de 1643 publica Vida de
Marco Bruto que plantea el interrogante eterno si es lícito asesinar o no al
tirano. ¿Tu quoque filii mihi? (¿Tú
tambien hijo mío eres de los que están en la conjura?). Bruto asesinó a su
padre Julio Cesar. Plantea la cuestión del tiranicidio. Quevedo recoge el
guante del reto lanzado por El Padre Mariana dando lugar a una gran polémica
entre los juristas de la escuela de Salamanca y determina que el que mata al
opresor del pueblo no es culpable y lo exime de culpa en su libro De regis institutione data de 1599. En la Torre de Juan Abad adonde
llega en el otoño de 1644 se queja de la soledad que es la tortura del viejo no
tener amigos. Se cartea con Francisco de Oviedo y con Sancho de Sandoval. “Sin
apartarme de la chimenea me quemo y no me caliento”. El frío de la cárcel
leonesa le penetró los huesos. Es trasladado al convento de los dominicos de
Villanueva de los Infantes. Un criado gallego Diego de Lugo le roba cuanto
tenía y se da a la fuga. Vienen los sobrinos a la cabecera del moribundo al
husmo de la herencia. La noche del 30 de mayo el galeno le manda fumar una pipa
y el pobre enfermo con el humo se intoxica. Pésimo remedio. El 25 de julio
anota en una de sus cartas (Quevedo murió con la pluma en la mano como los
grandes escritores periodistas) “Hoy
fiesta de Santiago mi patrón y único de España se me abrió la postema del lado
del corazón. Espero buen suceso” el día de la Magdalena llega la
noticia de la muerte del valido Olivares su verdugo. Tercia este comentario
despectivo: “Yo que estuve muerto en
prisiones viví para ver el fin del hombre que me aherrojó… unos dicen que le
hallaron sapos y culebras en el buche, otros encontraron cal y arena; yo creo
que había de todo”.
El 8 de
septiembre de 1645 moriría el genio, de un paroxismo, ▬ congestión cerebral▬, poco después
de escribir una carta a su fautor Bernardo de Oviedo. Fue enterrado en la
iglesia de san Andrés. Vuelve el polvo al polvo que es polvo enamorado. Amor
constante más allá de la muerte. Sus huesos se perdieron en una exhumación de
la francesada “pues que de nieve están las cumbres llenas, la boca de los años
saqueada, la vista enferma… salid a recibir la sepultura acariciad la tumba y
monumento que morir viviendo es la última cordura” escribió los poemas
cinerarios más sublimes de la lengua castellana. La vida tiene mucho de cruel y
bastante de escatológico. Es un viaje a través de la mierda. Abrumador por lo
pesimista el pensamiento quevedesco. Alguien detrás del biombo, se carcajea de
nuestros pasos; el ambiente de la comedia del mundo es delirante. “Médulas que
han ardido gloriosamente”. Et ossa mea non conteretur, clamaba Ezequiel. No
disperses, Señor, mis huesos. The windmills of my mind. El
Molino de su cerebro no paró el trajín durante sus 65 años de vida. “Mi corazón
es reino el espanto”. Un clásico universal que retrató no sólo a la sociedad de
su tiempo a golpe de sátira sino también la vida misma.
Capítulo 31
QUEVEDO LA CALLE DEL NIÑO
Largos
paseos por Madrid al husmo de mis fantasmas intelectuales guiado por la
estrella de la literatura desde mi juventud y descubrí (yo debí de haber pasado
en la Villa y
Corte muchas de mis otras vidas porque estos sitios tenían duende y reclamo
para mí.) Aquí las calles no son un hombre solo. Evocan una historia un amor un
suceso, un encuentro o un desencuentro, tal vez el aire de un crimen como
Jacometrezzo, la calle del Turco donde mataron a Prim, Antonio Grilo el crimen
del sastre la Magdalena
y los túneles de la casa del marques de Perales antiguo monasterio donde se
decían que las monjas paridas enterraban vivos a sus infantes o la calle de
Atocha donde estaba la fuente de la alcachofa pero en tiempo de mi juventud
fueron los aledaños entre Quevedo Iglesia Cuatro Caminos. Aquellas estradas y
calellas tenían alma o al menos así me lo parecía a mí. Me daba la sensación de
haber estado allí antes; deambulado por allí en otras vidas que tuve porque yo
siempre he creído en la reencarnación. Los mesones de Bilbao donde estaban las
eras del Mico y las cervecerías de Argüelles muchas cañas metí entre pecho y
espalda, alguna cita con aquellas novias primerizas del Madrid de los sesenta y
en ultimo termino siempre quedaba como ultima ratio de alguna que otra tarde desaforada después
de alguna copa de coñac o algún cubata para mi corazón solo ir a bailar a las
Palmeras donde siempre surgía un roto para un descosido y no era consciente de
que aquella casa en la calle, hoy la glorieta era la calle del Niño habitaron
en su día Góngora y Quevedo. También la llamaban la Casa del Tócame Roque.
Burdeles y timbas que siempre abundaron en la Villa y Corte. Don Francisco de Quevedo que a la
sazón volvía rico de Italia compró el inmueble con un préstamo que le hiciera
su valedor el duque de Osuna en lo álgido de su poder. Pronto habría de decaer,
eclipsado por su propio hijo, el duque de Uceda y luego el Conde Duque los
otros validos de Felipe IV. En cualquier circunstancia, allí vivió don Luis de
Góngora y Agorte y, don Francisco de Quevedo y Villegas, fue su casero
malquisto. Pero la casa tenía bicho y los alguaciles hubieron de desahuciar a
otro gran poeta de la corte de Felipe IV don Luis de Góngora y Agorte. El autor de Soledades era un inquilino moroso y el de los Sueños un casero implacable. Este pleito es el origen de la sátira
y de los varapalos en versos y letrillas que se cruzaron los dos genios. A raíz de
aquello ya digo se sella un odio africano entre los dos máximos vates de las
letras castellanas. Una mutua antipatía que llegaría hasta la tumba. Góngora dejó de existir en 1627. Quevedo en
1645.
Se
cruzaron coplillas alusivas a la constitución sexual de cada uno saliendo a
relucir cojeras, sabañones y otros vicios como el aborrecimiento del tocino que
los conversos no cataban nunca. ¡Que delicia, con todo y eso, cuando ambas
plumas la mejor tajadas de la lengua castellana se meten un zurrío! El insulto
viene a ser entre nuestros poetas y poetisas un subgénero literario. Si se
administra convenientemente puede resultar una obra de arte. El cordobés no
se cansaría de insultar al madrileño llamándole borracho, zambo “eres tartamudo
de zancas y achacoso de portante” siete ojos alcahuete y buharro y el madrileño
en el mismo tono coloca a Góngora en los cuernos de la luna tildándolo de
judío, maricón y mal capellán aparte de narigudo… don Francisco no callaba ni
debajo del agua ▬ “yo que nunca se callar/ y solo tengo por
mengua / vaciarme de la lengua y morirme por callar/▬ El
contraparte se mofa de la cruz colorada que lucía en el pecho recién investido
por Su Majestad como Caballero de Santiago:
La malicia y el enredo
La insolencia y el desgarro
Lo alcahuete y lo buharro
Le negociaron la cruz
Que es mirado a buena luz
Habito pintado en jarro
A las
pullas vesicantes del paisano de Lucano contesta el complutense con ilustres
rifirrafes empapados de ingenio con los que fustiga los vicios y los antojos de
su tiempo. No hay peor cuña que la de la misma madera y tanto uno como otro no
eran preclaros de linaje aunque siempre Quevedo se las dé de cristiano viejo
pero era el único de los clásicos que conocía el hebreo y andaba por la Biblia y el Talmud como
Pedro por su casa. Hidalgos de la montaña del valle de Toranzo pero una familia
que realiza los oficios en la corte de camareros y maestresalas. Quevedo dice
que el habitáculo de don Luis en la calle del Niño era un antro de suciedad por
donde andaban los putos de la corte y los jugadores del naipe casa llana tal
vez que compró don Francisco al regreso de Sicilia
En que vivías
Modelo de hacer arpías
Estos
dicterios demuestran la dicacidad de los dos hombres que mejor esgrimían como
un florete primoroso las galanuras de la lengua española. Gongorilla con su
acreditada mala leche fue el que dijo del Manzanares lo de ayer meome un burro hoy me ahogo, tan poca agua llevaba el aprendiz
de río, contesta:
Hoy hacen amistad nueva
Don Francisco de Que-bebo
Y don Félix Lope de Que-beba.
Pues
parece ser que Góngora era abstemio y por el contrario tanto Quevedo como Lope
de Vega empinaban el codo más de lo conveniente. Mientras que el fénix de los
ingenios era muy querido por las mujeres a don Francisco las señoras lo
detestaban y es que no debía de funcionar
como es debido. “A batallas de amor campos de pluma”. Injusta y desadorado
insulto gongorino contra Quevedo que podía ser un disminuido sexual pero que
nunca tuvo pluma. La tara de Góngora (dice el Talmud que quien no conoce a los
hombres no conoce a los vicios) eran los niños de coro y el naipe. La polémica
alcanza el paroxismo cuando dice que Quevedo y Villegas no sólo era zambo de
pies sino también inhabilitado para los amores a causa de una enfermedad
degenerativa. Corrieron hablillas al respecto en la casa del Tocame Roque de
que una letrilla de Góngora que se titulaba “Marfisa en la estacada”[3]
era un venablo dirigido contra el Caballero de las Espuelas de Oro el Divino
Cojo: “Entrose la daga tan desganada que su escudo aunque hendido no pudo rajar
la espada”. Airoso y jovial responde Quevedo aquello de no todo el monte de
Venus es orégano... ya está gastado el acero de mi espada. Ramón de Garciasol
uno de los grandes biógrafos del autor del “Buscón” aseguro que don Francisco
era genial e inestable y en esta impotencia solapada puede que estuviera la
clave de su misoginia y de su fracaso sentimental con Inés de Zúñiga. Se
declaró de por vida enemigo acérrimo del matrimonio al que llama infierno
portátil e himeneo tirano. Sin embargo él mismo es el autor del soneto en que
se canta al amor convertido en polvo enamorado una de los más sublimes poemas
cantando al amor en español
Capítulo 32
CERVANTES Y ASTURIAS
Depresiones primaverales. La pantalla se va a negro y la acidia se instala en
la cámara oculta del cerebro duélete todo y no aciertas a rebullir. Le ocurría
a Graham Greene que se curaba mediante una dieta de dos mil palabras al día.
Pushkin se quedaba tieso en su diván delante de su ventana miraba caer la nieve
de Petrogrado. Nabokov jugaba a la ruleta rusa. Ah la neige d´autrefois de la cual hablaba el gran Villon. ¿Dónde
se derritieron aquellos copos perdidos de la nieve del ayer? El arroyo del
destino se llevó los viejos amores. Sólo nos queda la palabra pero soy incapaz
de enfrentarme a la tortura de la página en blanco y además en este mundo de
frases hechas (con la que está cayendo… dicho esto… para nada… hecho puntual…
la crisis, las tertulias radiofónicas, etc.) se aborrece la novedad, nadie
puede ir por lo libre y la escritura se ha convertido en ejercicio fútil.
Entonces acecha el peligro de Erifos que es una deidad nefasta. El diablo en la
botella para conjurar el vacío es falso y tornadizo. Degenera y animaliza.
Convierte al hombre en cerdo. No te pique el alacrán, amigo mío. Echa a la
espalda todo ese daño pospositicio. Lo que pasó se fue y lo que fue ya no es.
Encuentro consuelo y cura en la relectura de Cervantes. Releyendo la ilustre
fregona se me viene a la memoria una frase de mi infancia: asturiano daca la cola, daca la cola asturiana. Es tanto como decir
átame esa mosca por el rabo. En el catón que aprendí a leer y en la clase de
gramática venía este cuento que el padre Sanabria aquel claretiano bondadoso
que vigilaba nuestros juegos, cuando organizábamos partidos de fútbol con dos
equipos el de los Gurriatos y Galápagos y nos sacaba a la pizarra a
declamar para que perdiésemos el miedo escénico. Aquel fraile nos enseñaba a
hablar en publico y a leer en voz alta venía este enternecedor cuento. La
palabra Asturias se me quedó grabada.
Se trata de una historia de tahúres donde nada es lo que parece como en la vida
misma. La trama se desarrolla en Toledo y narra los amores de la bella
Constanza que servía en una casa de postín como criada pero no era tal criada
sino la hija fornecina de un conde burgalés. Entonces va y se enamora la
muchacha de un aguador, Lope, asturiano que no era el tal mozo de dar cebada
que acarreaba el agua por las pinas cuestas de la Ciudad Imperial
cargadas las artolas de su jumento de cántaros y de botijos pues unos crían la
fama y otros aportan el agua, sino nada menos que don Tomás de Avendaño hijo de
un hidalgo montañés de las Asturias de Santillana. Cervantes juega al equívoco
en esta fábula que tiene todas las trazas de las comedias de enredo del teatro
del siglo de oro. Todas con happy end.
Se deshacen los malentendidos y la fábula acaba bien. El autor del Quijote era
un hombre optimista y consiguió guardar la mente ten con ten en medio de tantos
infortunios: cárceles, exilios y amarga convivencia entre trajinantes, mesones,
posadas, mancebías y ambiente del hampa puesto que en medio de sus muchos
oficios parece ser que ocupó el cargo de trainel o palanganero que trabaja al
servicio del escudero de un cohen. Cohen es una de las pocas palabras hebreas
que quedan en el léxico castellano y quiere decir capataz, y en este caso
proxeneta. Todos los macarras de la ciudad le tenían que rendir cuentas al más
famoso cohén de los prostíbulos de Valladolid. Es un cuento de tramposos. Unos
aguadores cerca de la plaza de Zocodover en un lugar llamado Huerta del Rey se
están jugando un burro a la taba. Las puestas eran tan importantes de hasta
cien reales que no parecía que eran perailes sino arcedianos. El aguador en
pocos envites desplumó a sus contrincantes. El perdidizo se resignó con su
suerte y acabó contrayendo matrimonio con Constanza. Estos enredos puede que
aburran al lector moderno pero constituían la base argumental de los libros de
caballerías.
Capítulo 33
FRAY ANTONIO DE GUEVARA Y
SANTILLANA DEL MAR
En la catedral de Mondoñedo se mostraba
a los turistas hasta hace unos años el sillón frailuno donde el obispo de
Mondoñedo fray Antonio de Guevara 1480-1545 escribía sus largas y deliciosas
cartas a los hombres de su tiempo que eran los de Carlos V. Tantas horas sobre
la mesa de trabajo acabarían en hernia discal luego la mala alimentación
cinegética y el sedentarismo depararían la gota de la que murió. Y en eso como
en la grandeza de miras en su simpatía y en su fervor de católico arrepentido
tras mucho pecar imitó a su señor el Cesar Carlos V; se trata de un didascálico
que escribía como hablaba. Cartas que parecen sermones y sermones que parecen
cartas. Con glosas a la Biblia
y también ▬ por qué no ▬ citas de la literatura clásica
empedradas de preciosos latinismos y reparos morales. A decir de la crítica se
adelantó a los memorialistas ingleses. Su estilo amaba las preciosidades
conceptistas en párrafos que van camino del retruécano y anuncian el
advenimiento de los crisoles estilísticos de Gracián y de Quevedo y todo eso
que hizo excelso al humanismo español tan minusvalorado ahora por el sistema
hispanohablante que se nos viene encima, dominado por sionistas y judíos a los
que han acanteado en Segovia el otro día, con motivo de los mil años de un
osario hebreo en la vieja ciudad romana ( pues menudos son los de mi pueblo,
que no hay peor cuña que la de la misma madera) y es una pena que se oculte a
las nuevas generaciones de estudiantes españoles estas joyas en literatura de
perlas preciosas. A cambio se las aburre con una plétora de escritores ingleses
de segunda o tercera mano como la
Austen el Paul Auster, todos esos autores que se sacan de la
manga los nuevos publicistas del 666, libros infumables de autoras vírgenes
fatuas y la madre que los parió. Este franciscano que en su juventud rondó
balcones tuvo amores duelos y reyertas para ingresar, una vez arrepentido, en
la orden seráfica, fue guardián del convento de Arévalo antes de ser obispo de
Guadix y más tarde de Mondoñedo, sedes episcopales en las que no permaneció
casi nunca de asiento según las costumbres de la época. El absentismo laboral y
las regalías eran el mínimo común múltiplo de las sedes episcopales entonces.
Fray Antonio seguía en todo momento a la corte itinerante del emperador dejando
al mando de la mitra de Mondoñedo a un sustituto. “Los buenos guerreros – dice
en una carta- se precian más de amolar las lanzas que de tajar las péñolas,,,
lo que a uno le hace ser buen caballero es ser medido en el hablar, largo en el
dar, sobrio en el comer, honesto en el vivir, tierno en el perdonar, animoso en
el pelear”. Dichas epístolas son un compendio de recomendaciones y advertencias
teñidas de la nobleza y pasadas por el balde de agua bendita de los blasones de
un castellano viejo nacido en Santillana del Mar. En las Asturias de Liébana
para diferenciarlas de las Asturias de Oviedo — casta de hidalgos de todas
formas—- de donde emana el rancio abolengo y la señoría española.
Acabo de visitar la noble villa y
encontré cerradas muchas casas solariegas, las corredorias solaneras medio
cayéndose y las techumbres de los tejados derrumbadas, dejando pasar el sol del
verano y los muros de los corrales a merced de la lluvia y las nieblas del
Cantábrico. Santillana ― este es el sueño que acaricio― resucitará algún día
cual Ave Fénix. Volverá a ser la cuna de aquel ideal cristiano de caballeros
mitad monjes mitad soldados cabalgando por los campos de Castilla a lomos de
Rocinante. Ahora la patria yace sin pulso, desmedrada y medio muerta entre
manos de Judas y de Caín.
Capítulo 34
HERNANDO
DE TALAVERA EL ALFAQUÍ CELESTIAL O EL FRACASO DEL BUENISMO
Metido
como estoy en harina de conversos voy y vengo de Alcalá me pierdo por las
empinadas callejuelas de Toledo, en demanda del espíritu que fraguara el sueño
mesiánico del imperio. Al cabo de muchos años entiendo lo que dijo Golda Meir
sobre el establecimiento de nuestras relaciones con Israel corría el año 1973
en una conferencia de prensa en un hotel cerca de Hyde Park:
—España para nosotros los judíos no es un país como los demás.
Fue un canto a Sefarad enhebrado por aquella quijotesca tigresa que llevaba
un bolso como el de mi abuela siempre de luto de donde extraía una cajetilla de
tabaco negro. Sentí reverencia y pasión por aquella mujer de los cabellos
grises que le daba importancia escasa a cosas tan trascendentes como el look y
que, habiendo ganado dos guerras, se convirtió en la mayor estadista del siglo
XX su liderazgo controvertido y discutido por los de su propio partido
laborista y por el Likud. España no es un país como los demás. Idea mesiánica.
El sionismo anda metido en los fregaos de ganar la tierra prometida que a
España le costó nueve siglos. Es una historia de sangre, sudor y lágrimas,
expulsiones, enajenaciones, llantos y martirios porque es duro para cualquier
ser humano tener que abandonar su casa, dejar sus enseres, ver por última vez
los muros de Jerusalén o de Granada. Es lo que está ocurriendo a día de hoy en
Palestina. Todo Oriente Medio es una hoguera. No conviene olvidar la historia
maestra de vida. Veamos un caso: A fray Hernando de Talavera
(Talavera de la Reina
1428- Granada 1507) le llamaban los moros de la Alpujarra el “alfaquí
celeste” por sus titánicos esfuerzos de adaptar y convertir la religión del
Crucificado al credo mahometano.
Su
intento fracasó pero queda ahí para la historia, como conato de buena voluntad
y como testimonio de que el Bien no gana siempre y sucumbe a los intereses y
egoísmos seculares, quiere decirse, el Mal. Conviene, pues, no dar de lado a la Historia.
Fray Hernando era un monje jerónimo conocido por sus virtudes: bondad,
recogimiento y vida austera. La Reina Católica lo eligió por director espiritual. Sobrino de don
Fernando Álvarez de Toledo, el Duque de Alba, aprendió a leer y escribir en la
escuela catedralicia de Oropesa, se graduó en Salamanca. Tomó el hábito de la
orden (hábito blanco y escapulario y cogulla parda) y llegó a ser prior del
monasterio más prestigioso que había en España en aquel tiempo: el convento
vallisoletano del Prado. En una visita a aquel
recinto la Reina
se confesó con él. Elevado a la mitra de Ávila, sería más tarde preconizado
arzobispo de Granada. Es designado confesor regio,
cargo en el que fue sustituido por Cisneros que se convirtió en su alter ego.
La otra cara de la moneda. La dulzura y la bondad del jerónimo chocarían con la
aspereza y austeridad franciscana del Regente, aun siendo así que ambos
eclesiásticos venían de familias oscuras, recién convertidas del judaísmo. Si
el uno era partidario de la bondad, la tolerancia, la mansedumbre para con el
moro hasta el extremo de ser el primero que introdujese la lengua vernácula en la SRI, cinco siglos antes de las
constituciones del Vaticano II, y para atraerse a los musulmanes ordenó en su
diócesis de Granada que se permitiera decir la misa en árabe, ordenando a sus
sacerdotes que aprendiesen esta lengua, mientras su contrincante, fray
Francisco Ximenez de Cisneros, mandó que se quemase un alcorán en la puerta de Bibarrambla.
Bien es cierto que todos los manuscritos en letra cúfica sobre astronomía,
medicina y ciencias naturales, un tesoro bibliográfico, se los trajo para
Alcalá. Un gesto que es de agradecer por los historiadores porque, gracias al
cardenal Cisneros, se pudo conservar gran parte del acervo de nuestro pasado
mahometano: la sabiduría, literatura y los relatos de los cronistas musulmanes
sobre las contiendas de la
Reconquista, y su versión distinta de los hechos. Que hoy se
pueden leer en la
Biblioteca Nacional, Talavera y Cisneros forman un dúo de
contrastes. El cardenal partidario del puño de hierro y de que la letra con
sangre entra. El arzobispo guante de seda. Una gota de miel puede más que
veinte jarros de vinagre, según Francisco de Sales. La fuerza de la razón
contra la razón de la fuerza. La paz y la guerra. Ganó la guerra. La política
de apaciguamiento del arzobispo Talavera consiguió el bautismo en masa de los
pobres moros con gran escándalo de los imanes que se echaron al monte y ello
daría lugar a la guerra de las Alpujarras últimos reductos del Islam; una
pavesa que tardaría en extinguirse más de dos siglos hasta 1609. Cisneros, más
drástico e inmisericorde, fue más efectivo. En guerras de religión las medias
tintas no valen. Es el todo o nada. De Fray Hernando, el “alfaquí de
Jesucristo” algunos moriscos se le reían en sus propias barbas. Herencia de
Caín pero venimos de la
Historia Sagrada. También España es sagrada aunque traspasada
de un furor cainita.
Fray
Francisco, por el contrario, aquella galga en pieles, como le llamaban, enteco,
solemne, una nariz prominente, siempre friolento, (combatía su hipotermia con
tabardos y ropones y debajo de sus vestiduras elegantes de cardenal llevaba el
áspero sayal franciscano) el mentón saliente un prognatismo que denotaba su
demoledor poder de voluntad, odiado y temido por sus súbditos. Los escándalos
y motines a causa de la desacertada política del arzobispo de Granada con sus
neófitos llamaron la atención del Santo Oficio. El inquisidor de Córdoba un tal
Lucero lo mandó “empapelar”. Se le abrió proceso por judaizante pues por línea
materna venía de conversos, no obstante que su padre fuese de sangre azul
emparentado con la Casa
de Alba. La inquisición no andaba con miramientos. El fiscal Rodrigo Deza
ordenó encarcelar a su madre y a su hermana bajo la acusación de herejía
judaica. Cisneros que pese a su rivalidad era amigo del arzobispo consiguió que
las liberaran y elevó una súplica al papa Julio II, y, gracias a tan poderosas
influencias, el abogado defensor de las encausadas, que era Pedro Mártir de
Anghiera, logró rebatir las incriminaciones de Rodríguez Lucero. El tribunal
dictaminó la completa inocencia de Hernando de Talavera y sus hermanas. El
arzobispo de Granada, quebrada su salud por los disgustos del proceso, falleció
a los pocos días de la sentencia absolutoria el 14 de mayo de 1507. Cogió una
pulmonía a causa de haber participado, descalzo y encapuchado, como un
penitente más en la procesión de las Angustias. Tuvo sus
intervenciones, como confesor y consejero regio en política, con suerte
alterna. Dicen las crónicas que contribuyó a las paces con Portugal después de
los disturbios sucesorios de la Beltraneja. A los Reyes Católicos aconsejó mano
dura—por una vez— y firmeza con los nobles levantiscos. Isabel acabó con el
feudalismo de los señores de Galicia y Asturias, mandó desmochar las almenas de
sus torres y derruir sus propiedades. Sin embargo, a Colón le hizo la higa. Le
parecía descabellada la idea de un viaje a las Indias orientales, y que pedía
cantidades exorbitantes, montes y morenas, para la empresa, cuando las arcas de
Castilla estaban exhaustas después de la conquista de Granada. En la vida de
todo ser humano una de cal y otra de arena. Pese a todo, llevó una vida
ejemplar de inmaculado sacerdocio. Escribió algunos tratados de moral donde
resplandece su ortodoxia y su acendrado espíritu cristiano, basado en la
caridad y el amor al prójimo. Creo que su proceso de canonización no está
incoado pero lo merecería. El calvario y persecución que tuvo que sufrir este
buen obispo manso, por causa de sus orígenes, le colocan en las gradas de la
tortuosa escalera que lleva al cielo a través de los peldaños del sufrimiento y
del martirio a la santidad. Y eso me afirma en mi resolución de que el
catolicismo hispano se acuñó como moneda de oro en un troquel mesiánico
Capítulo 35
REITRES DEL TEMPLE
Arcanos del temple cabala a la inversa
síntesis de ambos testamentos clave de bóveda del pasado y el futuro.
Conocimiento al albur de la gnosis. Los arcanos consultados dicen que sólo
quedan dos papas: uno antipapa y un tercero asesinado o dimisionario. Al término
del plazo la barca de pedro será rescatada por los caballeros de la luz solar.
Su divisa es la tau hebrea o cruz de los elegidos. Los templarios suben a sus
arzones brillan sus lorigas retozan los caballos que van a abrevar al pozo de
la sabiduría quien sabe. En su yelmo ocultan los enigmas de la geometría con
que construyeron las catedrales. Ken Follet es una especie de asesino de la
literatura convencional, un espía inglés lanzado por los enemigos de nuestra
Fe, que merodea libros malos por los alrededores de la catedral de Sevilla.
Christus structor. También fue Nuestro Señor trigonometría contra el abismo.
Sus palabras evangélicas fueron los sillares para construir la ciudad de Dios.
Pero Follet desconoce las claves del enigma que propala; no hacerle caso. Ellos
hallaron la distancia de πί, idea que se plasma en el octógono de la beatitud
catedralicia. A través de los conocimientos matemáticos de la gnosis supieron
los templarios adelantados a su tiempo de la llegada de la Red Fraterna
Universal bits and bytes del
ordenador en conjunciones binarias. Estas enseñanzas las sacaron los libros
jónicos y subieron al empíreo, volando bajo el ala del Águila de Patmos.
Calatrava, Malta, Santiago, Avis, teutónicos. Los impostores de roma quemaron a
Jackes de Molay sin poder acabar con su maestrazgo. Su sabiduría era un
atentado contra el poder pontificio y sus regalías. Cisneros lo supo intuir a
fines del siglo CSB. El mundo está partido en dos entre la luz y la sombra. Las
aspas del molino de la vida después del paraíso terrenal tornan a la derecha
dextrógira o levógira, al contrario de las manecillas del reloj. Entonces todo
sale mal. El legado templario nos deporta a la realidad mística. A las aspas de
esa cruz que fluctúa entre rayos de luz y conos de sombra. Las aspas del molino
de la vida se entrecruzan. Porque la contradicción perenne habita entre
nosotros. Y en medio de este caos se alza la cruz de Cristo que venció a la
muerte y desterró al dolor. Al menos esa es la esperanza de los creyentes.
Tiempo atrás en las navidades de 1095 se dio por concluidos el concilio de
Clermont Ferrand convocado por Urbano II. Allí surgió un cura de la diócesis de
Amiens Pedro el Eremita o Pierre le Petit (apenas media medio metro), un
iluminado que parlaba de cosas raras. Nada menos que conquistar la tierra que
pisó el Señor para alcanzar la bienaventuranza. Las multitudes acudieron en
tropel y sin logística a los Santos Lugares. Bernardo de Claraval recorrió los
pueblos de Francia predicando la cruzada. En mala hora. Aquello fue un fracaso
total. Al grito de Dios lo quiere las multitudes desarrapadas perecieron de
hambre y de frío. Al llegar a Turquía treinta mil peregrinas fueron violadas
por los sarracenos. Godofredo de Bullon a despecho de tanta contrariedad va a
conquistar la Ciudad
Santa en la primavera de 1099 pero por poco tiempo. Las
cruzadas fueron el consecuente corolario al terror del milenario. Y de aquel
fracaso nació para el mundo un nuevo orden. Eran los renglones torcidos de
Dios.
Capítulo 36
CIEN AÑOS
LLEVA RASPUTIN ENTERRADO
Me hago esta pregunta en mis lecturas
del Adviento que encuentra en Isaías en el gran heraldo del AT anunciante de la
llegada del Redentor. Lecturas que alterno con el Libro de Memorias de A.
Vasiliev el último director de la
Ojrana zarista. Existe un misterio cuajado de
contradicciones, visiones, rebeliones, grandezas y miserias en la historia de
Israel. Isaías lanza sus trenos para comunicar la llegada del Mesías pero esta
venida primera se contextúa en un marco de grandeza política y de preeminencia
sobre los demás pueblos. Acertó en su visión de que los suyos le darían la
espalda. San Pablo en sus cartas se refiere a la segunda venida o parusía como
algo inminente aunque el Reino sería de naturaleza espiritual y escatológica.
En contra de las advertencias paulinas los cristianos siguen esperando esa
llegada. Tales manifestaciones fallidas de la Ley Vieja como la del
Mandamiento Nuevo escandalizaron a los hombres de su época. A Isaías lo
aserraron y san Pablo murió por la espada.
Debe de ser el destino de los profetas
que reman contra corriente y son acreedores de la infamia por sus semejantes,
dado su comportamiento políticamente incorrecto.
Vasiliev en su capacidad de jefe de la Ojrana sostiene que
Gregorio Efimovich el monje siberiano que murió asesinado por el general
Yusupov y el húsar Purikovich quienes lanzaron su cuerpo al río Neva días antes
de la navidad fue muy difamado por las fuerzas oscuras que minaban Tsarkoe Sélo
— Lenin tenía por mentor económico a un
tal Hardman un judío austriaco que corrió con los gastos revolucionarios y
consiguió devolver a la patria desde su exilio en Suiza a Vladimir Ulianov
“Lenin” en un tren de mercancías— intentó conjurar la conspiración y salvar a
los Romanov. Es más: este clérigo siberiano, a juicio de Vasiliev, fue el
látigo del castigo de la divinidad para castigar los pecados de la corte
zarista así como la corrupción la injusticia social, y las diferencias en los
países cristianos que se habían estado peleando durante siglos. Idea insólita
pero que merece ser meditada en una España como la actual que se parece a
Sodoma y Gomorra victima de la lascivia, de la crueldad manifiesta, la insolariedad,
las catástrofes naturales, el cinismo, la contumacia, la soberbia y la protervia.
Los bustos parlantes esas chicas e la tele bellos palmitos que en cada
informativo recitan la letanía de cosas y ambientes horrorosos son sus
profetisas. Paralelamente, Rasputin por su fuerza descomunal y su enorme
virilidad, o la potencia hipnótica de su mirada que volvía locas a las duquesas
se lo rifarían en Telecinco. El monje siberiano si volviera hoy a este mundo
haría las delicias y sería un invitado de lujo al socaire de las procacidades y
atrevimientos de ese tal Jorge Javier Vázquez con sus chistes de buharros y
bardajes de tan mal gusto. El padre Gregorio Efimovich hizo de su vida una
perenne orgía. El propio zar Alejandro II le echaba en cara su libertinaje.
Luego se arrepentía para volver a las andadas y a sus borracheras continuas. El
jefe de la Ojrana
niega que se acostase con la zarina. Pese a las habladurías para la emperatriz
sólo existía un afán en su vida: curar al zarevitch enfermo hemofílico. En
palacio se celebraban sesiones de espiritismo y una tal Byroba admiradora del “staretz” fue la que lo introdujo en
palacio. Pese a la admiración de que gozaba entre las señoras y el pueblo
devoto y llano, este fraile siberiano un exclaustrado que recorría verstas y
verstas visitando monasterios estuvo en Santa Sofía de Kiev y en Kazán un “palomnik” (peregrino) de cuerpo entero —
equivalente a un giróvago o cura vagabundo en la iglesia católica — se trataba
de un vividor y un borracho. Representó por ello el castigo para una iglesia
ortodoxa que se había desviado de su camino. A causa de sus excesos más de
veinte mil popes perdieron la vida durante la revolución de los bolcheviques,
miles de conventos profanados, las monjas violadas, las iglesias destruidas,
las catedrales bizantinas convertidas en garajes o en museos del ateismo. Así y todo, la llama
de la fe no se extinguió en el pueblo ruso que es profundamente cristiano. Que
sigue creyendo en la resurrección. Este mujik inculto y supersticioso y dicen
que con poderes infernales esa mirada fría de las fotos que quedan de él
profunda y penetrante aun aterroriza abrió las puertas del infierno y con la
ola de anticlericalismo irreverente por él suscitada, la Santa Rusia expió la
culpa, resultó un instrumento de la vía purgativa: veinte millones de rusos
muertos de hambre tras la revolución y otros tantos o más durante la guerra
patria. Es la idea que se desprende de la lectura del libro del general
Vasiliev que a mí me ha servido para colacionarlo con los textos de Isaías que
también anuncia calamidades para el pueblo elegido por haber dado la espalda a
Yahvé. Pero no temas Israel. El Señor tu Dios te enviará a su Hijo y abrirá la
cancela de la tierra prometida. Trocará tus lanzas y flechas en rejas de arado
y convertirá las altas montañas en caminos del llano. Es la expectativa dulce y
maravillosa que hace el profeta en tiempo de Adviento. Se abrirán las nubes de
lo alto y la nieve lloverá al justo. Isaías aparte de un gran profeta era un
eximio poeta aunque a veces parezca un humorista al igual que el ardiente
Apóstol de los Gentiles. Su lenguaje místico no puede ser entendido por el
hombre de hoy. La epístola ad Efesios en que manda callar a las mujeres (“esté
la esposa sujeta al marido y guarde silencio en la sinagoga”) escandalizaría a
las féminas de la misma forma que la exaltación que realiza el Profeta
degollado enteramente nacionalista, al proyectar la idea de la supremacía
política y técnica de Israel (“haré que los enemigos de Israel vengan
encorvados y se prosternen a tus pies”) pondría en pie de guerra a los honderos
palestinos de la franja de Gaza.
Eso sí; mientras la mentalidad
veterotestamentaria promete un mundo feliz por más que subyugado reino de
abundancia y de poderío militar en esta vida y económico Cristo sólo promete
cruz dolores abrojos escupitajos y un continuo sufrir y padecer en este valle
de lagrimas a cambio de la salvación en la otra. Mi reino no es de este mundo.
Aquí el optimismo y la euforia de la ley vieja se estrellan contra la
abnegación y el sacrificio cristiano del Nuevo Testamento, una religión de
perdedores. Uno guarda la ley del Talión. Otro manda volver la otra mejilla.
Uno mira a su alrededor y observa al socaire del mundo presente que los arados
han desaparecido para dejar paso a los ICBM y a las más letales instrumentos
bélicos de nueva generación. El aire viene cargado de amenazas. El pueblo de
Israel vive en estado de sitio y repele al enemigo que ataca a sus soldados a
cantazo limpio con fusiles de asalto de mirada telescópica. La navidad entre
nosotros es un tiempo de despilfarros consumistas, bacanales, despiporres, y
cenas nostálgicas y pantagruélicas donde las familias desunidas se reúnen a
veces para demostrar lo poco que se quieren y lo mal que se llevan. La sombra
de Rasputin planea otra vez desde Rusia y no entendemos nada. Lo que insinúa
Vasiliev no deja de tener su miga tal sugerencia del amo de los espías del zar.
El altísimo eligió al pueblo elegido para implementar sus designios del Convenant. Estableció con ellos el arca
de la alianza. ¿De amor o de guerra? Hasta el nombre de Jerusalén (ciudad de la
paz su sentido semántico hebreo) parece una ironía. En el estado hebreo la
santidad y la perversidad parecen ir de la mano. Aun cuando, yo no entiendo mucho de política. Jesucristo ya dijo en un pasaje
del Evangelio que no vino a traer la paz sino la guerra. Yo creo profundamente
en el Último Justo de Israel y la presencia de Cristo al que degollaron por
llevar la contraria a los que mandan en el tiempo presente y en el tiempo
futuro. No entiendo nada. Quizás por eso afirman los teólogos que el lenguaje
dista mucho del de los hombres. Por lo que caigo de rodillas y musito aquel
canto de adviento de la liturgia mozárabe de mis años de seminarista: “Attende, Domine, et miserere, quia
peccavimus Tibi… Occulos nostros sublevamus flentes… exaudi, Christe,
suplicantes preces”. Dios perdonará y perdonará eternamente. Perdonó a
Judas perdonó a Rasputin pero no perdonó a Sodoma y dice que a los tibios los
arrojará de su boca. Aunque siempre habrá ocurrencias fuera de nuestro alcance.
El lenguaje de Dios es un misterio. Está visto y comprobado que tampoco sus
caminos son nuestros caminos. En nuestras inteligencias finitas no cabe el
mensaje de la Palabra
infinita pero hay que tener fe.
Capítulo 37
SENDER CONTRA LA GAFANCIA DE LOS
BORBONES
El trece mal número fatídico que cuadraba a un rey de ojos inexpresivos y
mirada vacía un rey "esparrancao" aficionado al porno duro (queda por
ahí alguna película años veinte cine mudo en la cual participó como
protagonista) al decimotercero de los Alfonsos se deben los veinte mil muertos
de Anual y los doce mil de Monte Arruit, según declara Sender en sus
confesiones. Sangre española. El 13 mal numero. Enfrentado al peligro, no
arrostró su obligación como hizo el último de los Romanov o su tatarabuelo Luis
XVI. Los Borbones traen mala suerte. Error imperdonable del dictador al
reinsertarlos. Es una monarquía con bicho. Ramón J. Sender culpa a Franco de
haber desaprovechado la ocasión para desterrar a estos dinastas con mal fario y
establecer el reino de la justicia social. El tercer tranco de su libro autobiográfico
"Crónica del Alba" es un canto de amor a España al heroísmo de
sus pistolos que luchan bajo el mando de una oficialidad en muchos casos
corrupta. "Algunos de nuestros jefes y oficiales eran más perniciosas para
la patria que el propio Abdelkrim".
Marruecos siempre Marruecos. El Rif misterioso. Pelear contra el moro tuvimos
por costumbre, pero el moro es hermano nuestro. Luego serían los soldaditos de la Yehala los que sacarían a
Franco las castañas del fuego ayudándole a vencer en la guerra del 36.
Una larga historia de amor y desamor, de encuentros y desencuentros. Salam
malikum. Y malikum salam.
Cuando aparece en escena el "djin" (Satanás), que malmete,
estas relaciones se alborotan. Sender fue como Pedro Antonio de Alarcón
como Arturo Barea o Ernesto Gimenez Caballero, Mola, Sanjurjo y
tantos otros tantos escritores soldado en la guerra de Melilla. Sus páginas
están impregnadas de ese sol místico de la Elvira desierta y es lo que significa la palabra
elvira en árabe: desierto; su pluma tallada en las arenas del Sahara.
Sopla sobre ellas el "levante" que es un aire que enloquece. Estuvo Ramón
J. Sender -cuatro años de mili- destacado en un regimiento de infantería de
línea el Ceriñola 42 y, enamorado de una hispano-marroquí, la bella Antonia,
vendería panes de munición y cartuchos a los de Abdelkrim. Libró de ser
fusilado y condenado a trabajos forzados en el penal del Hacho salió libre tras
la amnistía decretada por el general Berenguer. Una vez excarcelado se dedica a
buscar a su bella jarifa por todo el Rif. Vestido de moro con babuchas y
chilaba encuentra a su ex en un aduar de la frontera con Argelia. Es una
historia apasionante en la cual el escritor aragonés revela sus facultades
narrativas y la capacidad para la intriga y el suspense. Vierte el relato en
una prosa nada alcorzada ni melindrosa. Es escritura verdad sin impostar la voz
ni hacer gorgoritos efectistas al estilo de Baroja o Azorín o de Unamuno
del que dice que era un pobre hombre con muy mal oído para el párrafo musical
(sus páginas carecen del concento o esa disposición armónica, ese atisbo, que
tanto abunda en la obra de Cela o de Valle Inclán. Por cierto, Unamuno no tenía
ideas originales, toda su obra la copia de filósofos extranjeros: Hobbes, Nietzsche,
Holderling. Pérez de Ayala le parece al autor aragonés un asturiano
insoportable que trufa sus obras de vocablos culteranos para demostrar su
ascendiente jesuita curtido en lecturas clásicas. Solo se libran de sus
varapalos Cansinos Assens que era un sefardita gordo y procesional que hablaba
todos los idiomas del mundo y traducía a los maestros rusos. Gómez de La Serna le parece un madrileño
simpático y castizo pero algo afrancesado. Ramón J. Sender se expresa de una
forma llama y libre a la manera de como hablaban las gentes de su Calamera
natal. Pero también incorpora a sus libros el lenguaje del cuartel y la
trinchera. La guerra huele a mierda y a listerina, y a desinfectante hieden los
cuartos de banderas.
El Bajo Aragón es tierra fronteriza de romis, muladíes y aljamiados que revelan
una larga convivencia y entendimiento con el Islam. Tierra de hombres cabales
con nervios de acero y sangre en las venas. Pero las cosas son como son hasta
que dejan de serlo. Y el español ha incorporado a la masa de su sangre virtudes
y defectos de su herencia morisca. Por ejemplo, la arrogancia, el valor, la falta
de solidariedad peninsular que nos viene de los benimerines. España sigue
siendo un reino de taifas con mucho orgullo local con el riesgo de perder el sentido
nacional.
Crónica del Alba es un tour de force narrativo que, en ocasiones,
recuerda escenas increíbles de aduares y vuelos en alcatifa como en las Mil
y una Noches; otras, plantea escena las princesas jarifas del Romancero que
regresan a la grupa del caballero don Bueso de tierra de moros y que son
en realidad cristianas cautivas. Buen pueblo pero mala gente. Regido por
políticos indotados y monarcas cenizos. ! Dios qué buen vasallo si hubiese buen
señor! Los siete trancos de esta extensa novela autobiográfica son siete
arracadas o perlas colgantes que se exhiben como el Tesoro visigótico de la
cruz de Guarrazar, muestran a un escritor-verdad, que trata de interpretar la
vida española en el tiempo de la republica y los años previos a la guerra civil.
Sopló un levante de locura cainita y vinieron las gubias. El gemido de las
parcas llenó el país de cantos lúgubres. La catástrofe se pudo evitar si no
hubieran tenido tanta fuerza los masones y los poderes en la sombra no le
hubieran apretado las clavijas a los militares sublevados y el Faenas viscoso
y verrugo (así llama a don Manuel Azaña) no hubiera sido tan
malvado, o se hubiera dado a la fuga el monarca. El conde Romanones bajó a
despedirle a la estación de Torrelodones. Alfonso XIII abdicó. España, ahí te
quedas. No se fue el caimán por la barandilla, que se fue por Cartagena. El
pueblo asistió ignorante a aquella hecatombe y tomó las armas del bando en que
se encontraba cuando estalló el Movimiento. Algunos como el propio autor se
pasaron del bando nacional al republicano porque sus ideas se inclinaban hacia
el progreso, la democracia y la libertad. El régimen del 14 de abril del 31, lo
dice con todo su dolor Sender, fue un sistema político que malparió. Pronto
vinieron los desengaños. Esto no furrula.
La republica a juicio del ex soldado aragonés que al llegar a Madrid se hizo
periodista cometió el error de trocar la enseña roja y gualda [cierto que una
bandera no es más que un trapo pero por defenderla y honrarla habían muerto
tantos] por el carmesí.
El color morado es el de los Borbones y da mala suerte. El error lo han
vuelto a cometer los de Podemos. Impolítica medida del Faenas Verrugado
fue también la orden de quemar conventos.
El moradillo es tintura del hematoma y de la sangre coagulada. Anticipaba
la degollina. El Viscoso era un "bassani" (hijo de mala madre)
para los moros que cruzaron el Estrecho. Además era un cobarde, aunque buen
orador.
El amarillo sin embargo es color limpio de los campos de España donde el trigo
de los espacios de la tierra de pan llevar contrae matrimonio con el rojo de la
amapola. Se fundían así la pasión y la contemplación. Dos cromatismos
fervientes que no había por qué cambiarles por el cárdeno de Villalar, que es
color de la derrota.
Luego, aquello sería un desbarajuste. España abrió la puerta a todo el lumpen
de Europa y de Estados Unidos. Los de las brigadas Internacionales tenían la
idea de que se alistaban con el bando de la Republica en favor de
unas vacaciones pagadas.
Cuando se dieron cuenta de que la cosa y que se derramaba mucha sangre en
el campo de batalla pues aquella guerra nunca fue un paseo militar, iba en
serio regresaron a sus casas.
Españoles ahí os quedáis.
Todas estas ideas anarquistas del escritor nacido en las riberas del Cinca y
para libre Aragón ya lo dijo Baltasar Gracián volvieron a Sender sospechoso
tanto a ojos de los azules como de los rojos. Barruntaban que fuera un doble
agente. En Burgos y en Calamera estuvo a punto de ir al paredón.
Salvaría la piel mediante ardides y subterfugios, sin que ello le librase
más tarde de las penalidades del campo de concentración francés y de la hégira
primero a México y después, de polizón, a los Estados Unidos.
Su obra está plagada de aforismos y de reflexiones filosóficas fruto de su
conocimiento de las lenguas clásicas y de la mitología indoeuropea. Así
escribe, verbigracia, que el Nuevo Testamento se encuentra trufado de
contradicciones. Sin embargo, en abono de su divinidad declara que la narración
de la Pasión
del Señor, según los Evangelios Sinópticos, es el texto más maravilloso que
haya podido salir de de la pluma de un hombre a lo largo de todos los tiempos.
Con toda seguridad fue inspirado por Dios.
Le gusta san Agustín porque le parece el autor más humano de toda la patrística
y admira a Teresa de Jesús en su casticismo del espíritu castellano más
realista, cuando conversando en tiempos de soledad y de sequedad, con Jesús se
queja al Amado de sus dolencias espirituales y carnales:
"No me extraña, Señor, que tengas tan pocos amigos a juzgar por lo mal que
los tratas".
Sostiene que el cristianismo y el budismo con sus postulados de dulzura quietud
y amor para con los enemigos son dos formularios de carácter femenino: (el Yin
de los chinos). Sin embargo, el Islam - el yen- es una religión viril al igual
que la Ley Mosaica.
Ambas religiones presentan a un dios tronitonante que no se humana, oculto en
la montaña del Sinaí o la piedra de la Cava. Stalin y Hitler, por ese mismo renglón, son
deidades másculas que pertenecen al linaje de Maquiavelo. Nietzsche y Siva. Así
habló Zaratrusta.
Platón y Sócrates honran como principio religioso a la filosofía de la razón.
Espinoza el converso al que expulsaron de la sinagoga de de Amsterdam pulía el
diamante mientras presenta para la historia un sistema envenenado de divinidad.
Es el panteísmo como venero del que todas las fuentes del pensamiento brotan.
Fe es creer lo que no vimos dice el P. Astete. Ahí me las den todas.
A Dios nunca lo vimos pero ejerce el oficio de guardabarreras del mundo. Un
oficio en el cual en verano te escaldas en invierno te arrices y siempre te
jodes. Hay que seguir buscando.
Los libros de este autor aragonés es un monumento a la hispanidad desde el espíritu
libertario y anarquista total. Deberían ser preceptivos en las escuelas de la
nación para que lo jóvenes supieran verdaderamente qué es lo que pasó por qué
pasó y cómo pasó. La historia de España no es un cursi serial de "Cuéntame"
ni de "Aguila Roja". Es mucho más. Mientras no salgamos de ese
circulo vicioso y expurguemos nuestras conciencias, España, acervo de las tres
religiones, seguirá siendo un país maldito malmetido por políticos trincones y
periodistas buscones siempre.
Capítulo 38
CÁMARA SANTA DE OVIEDO
Reliquias sagradas que conservan el
misterio de la historia de España. El año 79 fui a venerarla un día de lluvia.
Después me prosterné ante el altar sagrado múltiples veces. Siento un pálpito
especial. Ante el altar se arrodillaban peregrinos franceses una familia. Los
apóstoles de la imposta seguían imperturbables su conversación de piedra que
dura siglos. Una cháchara en éxtasis pero con esa sonrisa inefable de la
juventud, parecen misacantanos. San Pedro con las llaves del reino. Y san Juan
imbele. La imagen de san Andrés ostenta una poderosa cabeza coronada de rizos y
del aspa de su martirio. No son testas semitas o dolicocéfalas sino braquicéfalas,
europeas: san mateo y san marcos parecían hermanos mielgos desenrollando el
pergamino de la escritura. Y un apóstol a otro le habla con dulzura casi como
si le contase un chiste o le hiciera una carantoña. Santo Matías se aparece con
el número 24, simbólico guarismo de los veinticuatro ancianos del Apocalipsis.
Es el calvo de la cuadrilla. Había tres cabezas decapitadas sobre el arco solio
del pórtico y la cruz de los Ángeles era un ostensorio de esmeraldas, togas
largas, técnica de paños mojados con sus plegaduras, un descubrimiento del arte
gótico; gestos hieráticos a fe que no eran unos rudos pescadores pero en el
cuadro pervive la serenidad y la risa de Israel pido a dios que no sea mofa.
Las estatuas de la cámara santa de
Oviedo guardan, a juicio de los expertos, cierta preeminencia e incluso
prelación a las del pórtico de la gloria son menos estáticas que las
compostelanas, dicho sean sin detrimento del gran escultor de quien solo el
nombre conocemos: maestro Mateo. Eutrapelia eucaristía es el sentimiento que
suscita en el espectador esta visión; es el bien sentir y bien hacer entre la
humedad de los siglos este pequeño recinto donde se dijeron misas por primera
vez para honrar a la virgen Eulalia emeritense. Esta labor de orfebrería
representa un excelente trabajo. La mandorla mística, de la cual surge la
figura sedente de cristo salvador en medio de un cerco de cabujones del díptico
del obispo Gonzaga, asombra. Este es el haz pero en la contrahaz o envés
repujado destaca un calvario.
El oro y el marfil enmarcan tales joyas
lo mismo que servían de adorno a la urna de san Julián y san Serrano hoy
perdidas como la de san Vicente mártir o la de san Eulogio y san Julián santos
todos ellos románicos a la cual los muzárabes profesaban una devoción
ancestral. "Tomaron las reliquias todas las que hubieron y fueron por
Castilla y así la defendieron" (romance del Cid) los huesos del
tabernáculo y la lauda sepulcral de Leocadia, me extasío ante la arqueta de las
ágatas en torno a la cruz la rosa de los vientos una cabeza de hombre que surge
de las alas de un águila enfrentándose a un grifo fabuloso, el cual, mirándolo,
bien resulta un toro con alas. De cómo llegaron a Asturias esa cruz y estos
exvotos es una historia que forma parte de una peripecia tan fantástica e
increíble como el viaje del cuerpo del apóstol Jacobo a Compostela en una barca
de piedra. Al cabo, en la huida de los cristianos extremeños al norte quedaron
depositados en Monsacro para su transporte y reposo definitivo a san Salvador
de Oviedo. Don Maximiliano Arboleya Martínez deán que fue de esta catedral
(sería fusilado en agosto de 1936) refiere en un opúsculo que a raíz de la
persecución de Cosroas rey persa contra los cristianos que destruyó Jerusalén
por segunda vez algunos huyeron hacia Alejandría llevando consigo la cruz del
redentor. Allí un obispo piadoso Juan el limosnero los acogió. Egipto acto
seguido fue arrasado por los árabes y de nuevo los cristianos hubieron de
embarcarse hasta Cartagena y de allá fueron traídas nadie sabe cómo hasta el
Monsacro. Alfonso II el Casto las expone por primera vez en Oviedo y manda
construir la cruz de los Ángeles 808. Fruela II 950 agrega la cruz de las
calcedonias y Alfonso VI rey de de castilla y de León manda abrir el arca santa
el 13 de marzo de 1075. Y desde entonces hasta la fecha el arca santa ha sido
baluarte de nuestra fe superviviendo a guerras fuegos inundaciones, robos,
expolios, asonadas y cuarteladas, estas reliquias guardan entre sus joyas el
destino de España y demuestran que San Salvador fue el gran foco de
peregrinaciones de las cristiandades europeas. Forma parte de nuestro
testamento. Quizás tales huesos o el polvo que queda en medio de piedras
preciosas sean nuestro salvoconducto y baluarte en la peregrinación de Asturias
cuna de España por la historia
Capítulo 39
FRAY JUSTO PÉREZ DE URBEL MONJE DIFAMADO
Se va 2011 hoja volandera llevándose el
polvo de estrellas de los últimos 365 días. Un diácono en el guial de mi radio
canta la Passio
y llega al pasaje en que pregunta a Jesús Pilatos:
-—Quid fecisti? ¿Qué has hecho?
Y el pretor y el prisionero se enzarzan en uno de los grandes diálogos
carismáticos de la historia del mundo. El romano quería salvarlo porque creía
en la inocencia del reo y el sanedrín-siempre el sanedrín- clamaba:
-—Quítale de ahí, mándalo al patíbulo.
El kerigma de la redención fortalece mi pobre fe que a veces parece que se
derrumba. Es la soledad profética del martirio del testigo de la fe al que
nadie secunda. Y no quiero entrar en el paladio de mi duda. Es un lugar
secreto. Para vencer la tentación mis labios no se cansan de pronunciar la
plegaria hesicástica de los padres del desierto. Jesús hijo de David tenga
piedad de mí. Kyrie eleison. Gospodi pomiluy.
No soy más que moneda forera, calderilla que se intercambia en el tenderete
para pagar los sufragios y pitanzas de sus caridades. Y hoy día de san
Silvestre mi mente vuela hacia las aguas del Arlanza ese Jordán burgalés cuna
de tantos monasterios y rindo mi tributo a la memoria de un monje que escribió
la mejor epacta o los trabajos y los días del buen cristiano que vive a pie de
calendario y asiste impávido al tránsito de las estaciones. Me refiero al Año
Cristiano de fray Justo Pérez de Urbel el abad falangista el que colocó una
cruz mirando a Madrid más alta que una montaña y que hoy quieren derribar los
impíos con la misma saña con que los escribas y fariseos vociferaron contra el
manso Jesús.
Aquel abad silense nació el 8 de septiembre de 1895 en Pedrosa del Río Urbel,
ingresó en los benitos a los diez años y fue ordenado sacerdote el 1918. De acendrada
vocación literaria pronto fue proclamado abad de Silos. A la sombra del famoso
ciprés de su claustro van en búsqueda de remedio espiritual poetas, literatos,
políticos, abogados de Madrid. Consta en los anales que Rafael Alberti y
Gerardo Diego fueron amigos de aquel abad munificente y algo mecenas. El
primero se adhirió a las izquierdas. Diego, falangista y uno de los grandes
vates castellano de posguerra inmortalizó al ciprés de Silos, antes de ser
nombrado tabelión de su biblioteca, en un soneto.
Fray Justo hacía misiones y daba conferencias por los pueblos de Castilla , fue
el eximio publicista que nos dio a conocer a los niños de las escuelas de aquel
tiempo las figuras de el Cid, Fernán González, doña Jimena, y eso creó en
nuestras coincidencias huella indeleble-y de este itinerario espiritual
surgieron recopilaciones de viejas costumbres, canciones,- Castilla ama la
libertad como ella sola, es la patria del fuero comunero- y libros como fueron
los viejos romances y el cantar de Mío Cid que son el legado de la literatura
castellana a la historia de las letras universal. Yo conocí al abad de Silos
allá por el año 58 pues con frecuencia venía a ver a un compañero nuestro en el
seminario de Segovia al que apadrinara y pagaba la beca. Era de mediana
estatura, muy calvo, numismático perfil de auténtico monje, una efigie
románica del medievo, de ojos penetrantes con lentes de alambre voz profunda
muy humilde y campechano. A pesar de sus grandes conocimientos. Siguiendo la
norma de su regla “ora et labora” cálamo en ristre había descubierto los
tesoros insondables del primitivo cristianismo hispano, el rito mozárabe o
visigótico y desenterrado partituras musicales donde se esconde la conexión de
la religión de Jesús con la belleza. Fue un apóstol de la tradición. Carrero
Blanco lo nombró abad de Cuelgamuros pero a diez años de su
patronazgo abacial fue defenestrado por causas que se desconocen, dicen que el Opus
estuvo detrás de aquella movida y los grupos afectos a Carrero que lo encumbraron
luego acabaron con él. Fray Justo fue empero el alma del Valle de los caídos.
Fue un golpe muy duro hasta el punto de que cundieron rumores de que se extravió,
estuvo a punto de colgar los hábitos y que se juntaba con gente poco
recomendable, y llegó a vivir con una querida. ¿Era la madre de aquel latino
segoviano al que iba a visitar los jueves y a llevarle el talego? Sean ciertos
o meros bulos estos rumores verdad es que lo pasó mal y el Señor lo probó con
fuerza y en él se cumplió el axioma cidiano de que Castilla face los omes e los
desface... Quienes más debieran amarle más le odiaron. Es el suplicio por el
cual han de pasar los genios de este país. Murió el día de san Pedro de 1979. Y
en la búsqueda de esta meta Pérez de Urbel chocó siempre con los jesuitas que
preponderaron en el redimen de Franco a partir de 1958 implantando una suerte
de secularización y acomodo a las nuevas realidades de la tecnología y de los
cambios sociales. Por esta causa perdió el predicamento que tuviera en el Pardo
aunque él siempre sería un amigo eminente del Caudillo.
Es una pena que su gran obra empañecida por ataques personales y argumentos ad
hominem permanezca soterrada en los anaqueles bibliotecas y ninguneada por la
historiografía y la crítica en manos perversas hispanofobas y anticatólicas.
Sin embargo, la personalidad del abad silense se sale de la norma y de los
cauces de hoy. Era un trasunto de aquellos prelados medievales que llevaron la
mitra sobre sus cabezas (el arzobispo Carrillo, Gil de albornoz, Cisneros,
Ximenez de Rada, el cardenal Mendoza.)
Adquiere mayor talla la figura de estos epígonos que copiaron códices,
compusieron himnos litúrgicos, hicieron la guerra, casaron príncipes, crearon
instituciones benéficas, fundaron monasterios y biblioteca en comparanza con lo
que ocurre en esta España nuestra. Un mitrado como aquellos hay que buscarlos
con la lámpara de Diógenes y no nos saldrían más que obispillos en la nómina de
conferencias episcopales, Roucos, y Tarancones de perversa memoria y toda esa
clerigalla de tertulieros que se agrupa en torno a la COPE o a Intereconomía, los
quicos, los neocatecumenes o los virginianos del Escorial. Bien se conoce que
estos son tiempos en que se rinde culto a la serpiente (ofiolatría)
Cabo de año. San Silvestre preside la jornada postrera de un 2011. Dejemos que
las ofiolatrías adoren al Becerro y que Moloch y Saturno sigan engullendo los
cadáveres de sus propias criaturas. Nosotros que no cesamos de clamar en el
desierto con trenos proféticos acojámonos al silencio del templo de Volupia.
Pues a lo mejor no lo sabéis lectores. Esto de estar todos calladitos como en
misa no es una costumbre cristiana sino pagana. Volupia era la diosa del
silencio para los romanos. Los imagineros la pintaban como a una moza que da un
paso al frente con el dedo índice sobre los labios.
No es el buey mudo toma sino la imposición de
esas viejas cotorras que dicen Chhist y hay que estar modositos. Oír ver y
callar pero han quedado los seminarios vacíos, los conventos secos, la grey
dispersa mientras surgen voces como la mía que gritan y en el erial se produce
el estruendo. No he de callar por más que con el dedo silencio avises o
amenaces miedo… chist. Prefiero el silencio de la Anatolia.
Allí los anacoretas se entregaban al
silencio y su actitud es hoy definida por las más hermosas de las palabras
rusas:
-—Molcheñie
Recomendación de oro el silencio administrativo, el silencio total para tanto
boquimuelle. Oiga esos contertulios parlan como oráculos.
Habrá que encerrarlos en el templo de Volupia amarados en blanca. A ver si aprenden.
No aprenderán nunca. Sueltan el trapo como cotorras maquinas parlantes y para
colmo ganan dinero.
Estos manirrotos y boquirrotos son un contraste con aquel abad silense que era
hombre de pocas palabras. Fray Justo tenía un perfil alemán. Era de una gran
bondad y entendía el cristianismo no bajo el látigo de nuestros grandes
conversos –Loyola, Teresa de Ávila, Juan de la Cruz un poeta que deviene casi pornográfico a
fuer de amor divino- sino dentro de la horma y el báculo de la epiqueya de
moderación católica de san Isidoro. Fue el cantor excelso como Prudencio de
nuestros mártires en la guerra civil. Un autentico Tabelión de la orden de San
Benedicto que levanta acta de ciertos hechos para que la historia guardara
conocimiento por ejemplo de la barbarie cometida por las hordas rojas.
Capitulo 40
OSCULANDA
Las féminas siguen destilando veneno. Hay que ver en lo bajo que cayeron
aquellas muchachas que amamos en otro tiempo y ahora son abuelas. Andan cojas,
y en medio del desencanto habitando sus pisos de muchos metros cuadrados, en la
comparsa de sus gatos castrados, alguna foto de familia, los matrimonios
fracasados, viudas de su propio desconsuelo, añorantes del amor negro que les
puso a pique de la ruina, lo que evidencia el poder del sexo. Arrepiéntete,
cabrón. Yo no me arrepiento de nada. Me arrepiento tan solo de aquella chinita en
Hong Kong que hacía frufrú cuando me hacía el amor. Encima, beatas
con humos y poniéndote de penitente. La culpa de todo por lo visto la tienes
tú, Ulises, que sigues sin llegar a Itaca. Le dije que no
creo en la confesión auricular porque teológicamente tengo en entredicho la
teoría de la exmologesis. Oh católica y cruel majestad, seguimos en las mismas.
Osculanda amor tú ya no besas como solías. Te han salido bolsas en los ojos y
no ves lo que te rodea pero tal vez sea mejor así. La soledad créceme por fuera
y por dentro de nosotros. Pobre Osculanda, viuda solitaria en su piso de
doscientos metros cuadrados, una sonrisa amarga y los ojos cargados en un ictus
que me dice que todos aquellos besos que me diste se los llevó la trampa.
Fueron el proemio de antelación de una vida que pudo ser y no fue. Acaso estaba
escrito. Fue la voluntad de Dios. No nos hicimos daño el uno al otro y las
dulces horas de junio y de mayo idas y venidas por el valle de Talamanca
hoy al recordarlas no producen ningún escozor, solamente melancolía. Paremo
sigue vendiendo libros en su alguarín infame y yo vendí aquella vieja maquina
de escribir con el tablero que inventara Wetereng. Ahora soy propietario de un
ordenador portátil. Pulso cada una de las fichas del teclado en la esperanza de
que tarde o temprano la verdad se hará hueco, Osculanda amor, aquella moza de
rumbo que hoy es abuela. La que tuvo retuvo.
Parejo Paremo alza su gario terrible
y al pasar por el resayo a la sombra del gran edificio con los paramentos de
mayólica yo le hago un corte de manga. Está muy gordo y se toca con una
churrupitosa visera y casi no le tapa el culo su inmenso mandilón. Ha parido
una gata y su mujer, que es una vieja fea con cara de vagabunda alcohólica les
pone un platito con sopas de leche sobre la acera para que los michines de la
camada coman. No cierran todavía la tienda aunque ya les queda poco. Paremo es
rátigo todo él un rátigo con látigo. Alguna mañana utiliza su fusta para
espantar a los buitres. Negocio al por mayor. Parejo Paremo es el sepulturero
de muchas ilusiones literarias. Es el tendero de ideas de segunda mano. En su
garabito fenecen los sueños de los poetas. Maldigo a este pariente de Juan
Simón que trata al personal a batacazos. Su padre creo que era un sargento de
caballería. Nada de sargento. Cabo primera de la Remonta. Mejor me lo pones y a
Paremo Parejo que le quiten los galones y lo hagan soldado raso. De estas
zozobras mías cuan poco tú sabes, Osculanda, amor.
Capítulo 40 Bis
FRANCO Y LOS JUDÍOS
Franco y los judíos. Salvó a muchos hebreos pero decir esto hoy por hoy y
tal y conforme están las cosas suena a herejía pero me remito a los documentos
y a los tumbos. La letra muerta es un testimonio y delata a unos cuantos. No
quieren oír. Están sordos. El juancarlismo reniega de sus orígenes. Creo que el
Señor me ayuda a pechar con esta galerna de dificultades. Mi frágil barquilla
siempre a punto de naufragar hiende proa y sale a flote. Sálvanos Señor que
perecemos. Seguiré escribiendo. Algún día se esclarecerá la luz. Creo en la
pasión y muerte N.S. Jesucristo. En el Amor. En el perdón en el progreso pero
esta nueva teoría cohonestada por los últimos papas niega la mayor. Acaso el
Vaticano para complacer a sus enemigos esté inmolándose en un trágico harakiri.
Tal vez Wojtyla Kratz fuese el anticristo. Otros curen del gobierno del mundo y
sus monarquías Yo mientras tanto saco el azadón y cavo en el jardín. Hay que
limpiar las malas hierbas, quemar hiedra, tronzar algunos palos, podar. Ya está
próxima la primavera y aquí estoy yo fumándome un “Don Tomás” después del
cafecito mañanero. Se fue el cansancio al levantarse de días atrás. Este invierno
no ha cesado de llover y de nevar. Ha sido una estación invernal como las de
antiguamente. Y Delibes se muere. Nunca fue Delibes santo de mi devoción.
Pienso que es un escritor menor. Un tipo muy de derecha, manierista en lo del
estilo. La sombra del Ciprés es alargada es una novela floja. Lo mejor y más
acertado el título. Pero con ella ganó el Nadal y la escribiría como el que
prepara unas oposiciones a notarías. La cosa resultó. Cría fama y échate a
dormir. Pero ha sido un autor desigual. Con algunos aciertos como el Disputado
voto del señor Cayo y otros fracasos como Siestas con viento del Sur escritos
cuando su animo estaba atenazado por la depresión. En el 98 le operaron de un
tumor y al pobre escritor le salió la hoja roja. No me identifico como
castellano con los palurdos que él pinta y describe pero esto a muchos les
sonará a herejía. Subo por detrás de la gran casa con los frisos de Mayólica y
allí está toro sentado cuidando su parva. Rátigo. Me insulta. Guardo silencio.
Soplón. Espía. Marido de una mujer fea y lenguaraz. No hay que hacer caso. Sin
embargo le compro dos libros por 3€. Menudo pájaro. Pienso en que Toro Sentado. Al que también llaman Peremo el del
mandilón no es más que una sombra, un espectro que aun vaga apostado en la
verja del jardín reliquia del pasado y de los tiempos de la inquisición. España
negra y cañí. ¿Y pensar que estos eran los míos? Otra gran decepción como la de
Osculanda que cuando tenía 20 abriles me largaba besos al por mayor. Aquellos
besos aquellos libros la trampa se los llevó.
Capítulo 41
ELOGIO DEL SILENCIO. EL DESIERTO
VIVIFICA
Retirado a la paz de los desiertos
conjuro la desazón y convaleciente ordena mi mujer me den sustanciosos pistos.
Ínterin, me asaltan los recuerdos de cuando era paje del obispo y alforzaba la
capa magna para que no la arrastrase al entrar en la catedral a toque de
clarines y timbales.
Vivo recogido y convaleciente pensando
que este retiro es una gracia del altísimo porque hoy lo más fácil del mundo es
ir al talego. España vive un perpetuo escrache.
Irritación y odio por todas partes. Por las tardes juego con unos amigos que me
honran con su visita jugamos a las siete y media o al treinta con rey. Nos
gobierna una partida de truhanes y borrachos lujuriosos y lascivos impotentes
bustos parlantes de machorras. Pronto estas daifas reposarán en el Pleión Cementerio que es el
reclinatorio de los muchos y digo con el romance:
Mal casada sin ventura
¿Qué te vale tu lindeza?
Ocasión es de tristeza
Tu beldad y tu hermosura.
Estos versos los aprendí de un curullero
que fue a galeras por matar a la parienta cuando la encontró encamada con otro.
Muy bien hablaba aquel galeoto arrepentido. Armas y letras son hermosas pero no
puede irse a la guerra sin coselete. Voto a bríos y a san Antonio de Padua. Me
indigna la vanilocuencia de estas nuevas reinas cultalatiniparlas que no paren
más que hijos de la imprenta porque marchan con la matriz adobada o se ligaron
las trompas para así engañar con más seguridad a sus maridos. Tempus Edax rerum
tempus fugit. Todo lo devora el paso del tiempo, abrázate a tu cruz,
Villeguillo ya te lo dijo Ferteros el que aventaja bien clarito: Mía es mi
hambre. En mi hambre mando yo. Soy indiferente a toda clase de males y
suplicios que me lleguen. Detesto a estos lomienhiestos y vanílocuos que
pecorean frases y explicaciones por la caja tonta.
Capítulo 42
EL SASTRE DEL CAMPILLO Y LO QUE ANUNCIÓ GEORGE ORWELL.
ASALTAN EL APRISCO LOS LOBOS Y VIOLAN A LAS OVEJAS EN MANADA
Coser de balde y poner el hilo: ese ha sido un poco mi destino ser
periodista se parece al oficio de sacristán cuyos dineros vienen cantando y
cantando se van. A ver esa página. Gemían las rotoplanas resoplando en sus
suspiros. San Cristóbal cargaba sobre los hombros el peso de los pecados del
mundo, chorreando noticias. Cuanto más trágicas mejor. Yo conocí al sastre del
Campillo personaje de novela en mi segunda vida y reencarnación. Vivía en la
calle la Magdalena
esquina con el Avapies. Cosía de balde y encima ponía el hilo. Y esto es lo que
nos pasa a los pobres escritores en la sociedad global lo que al sastre del Campillo.
Trabajar para el turco para Google, Facebook, Instagram. Todo para la banca.
Ganancias de Israel.
En 1984 se cumplió la profecía y estamos a las
puertas de una sociedad global. El sastre del
campillo, ya digo y lo que dijo Orwell: coser de balde y poner el hilo. Donde
las grandes mentiras tienen su asiento. Todo ha comenzado con la perversión del
lenguaje.
La
falsa paz que significa guerra y lucha interior, cuando nos lavan el cerebro,
responsable de la esquizofrenia del mundo actual. Ando por estos días
obsesionado con el irenismo de ZP y toda esa filantropía de gaita y pandero que
nos dice que “tó er mundo e güeno”. A eso lo llaman unos buenismo
y otros panfilia, seguramente porque nos ha llenado la tierra de pánfilos que
asoman la gaita por las encuestas con una media sonrisa. Nuestro presidente es
un buen chico y entiendo aunque no comparta su proyecto maravilloso de alianza
de civilizaciones, a ver en qué para todo esto, que judíos moros y cristianos
nos demos el pico y convirtamos las lanzas guerreras en rejas de arado, como ya
lo vio y profetizó Isaías. No sé… no sé. Veremos a ver.
—
¿Detonemos un responso por el mundo feliz?
—Todo
se andará.
Es
este ZP un cuentanubes cicatero zipizape algo cejijunto y para como de León, un
mero fontanero, y un amanuense al del dictado de otros. Estamos tocando un
mundo feliz con la punta de los dedos. Pero de este mundo súper eficiente y al
dictamen de las normas del Hermano Grande y Gordo (el big fat cat, el gato cebón) los libertarios como yo lo vamos a
pasar muy mal. Pido la venia e invoco la misericordia del Altísimo porque este
proyecto del gran diseño pone patas arriba mis convicciones de cristiano. Estoy
releyendo a mi maestro Orwell con el que trabé contacto en Hull cuando pasaba
hambre y me olvidaba de la gazuza comprando libros de la Penguin. Por un par de chelines sacrifiqué una comida y me
hice con dos de sus libros imperecederos: 1984 y Animal Farm.
El homenaje a Cataluña siempre me pareció inferior pues cuenta sus
desdichas en el Frente del Ebro. Pero su pluma sutil e inconsútil de una sola
pieza vuelve a frisar alto en sus historias del vagabundaje In and out
London and Paris donde refiere algo de su biografía como tramp ().
Los mendigos son figuras preocupantes que sin
embargo rondan el cerebro de todo escritor sobre todo si lo es de genio. El
escritor de raza intuye que su vida puede acabar en la misma rue, de pordiosero. Dios nos libre.
Muchas veces indeliberadamente se coloca detrás de
un personaje de su invención y lo que está detrás no es ficción. Le va a pasar
a él. Por arte de birlibirloque por esa magia que tiene la palabra para crear
para intuir. El buen escritor adivina el futuro Aunque el oficio de novelista
tenga poco que ver con el de profeta arúspice o quiromante, pero como el
profeta habla en nombre de la deidad, como arúspice introspección las entrañas
negras de las aves cuando los ánsares se ponen a graznar en el Capitolio como
pasa ahora y ha pasado siempre, y en cuanto quiromante tiene algo de brujo y de
prestidigitador que va a la caza mediante la palabra del aura espiritual que
dimanan todos los seres. En ellos el poeta encuentra el aura y surgen chispas.
En esas estamos. La soledad del literato, el abandono, la miseria y el hambre
que padecieron los genios. A veces escribir es un
acto profético y en Orwell el derrelicto del Embarcadero a orillas del Tmesis y
el guerrero de nuestra contienda civil que se preocupaba más que de las balas
franquistas de su petaca porque si le faltaban
cigarrillos era incapaz de coordinar las ideas ni de escribir un par de
frases.
En
“1984”
proyecta el mundo de hoy con sus ministerios de la verdad, el double talk
(doble lenguaje) y el new language (nuevo idioma) los ministerios de la Verdad y la presencia de un
poderoso gobierno omnisciente como los novelistas malos y omnipresente como el
propio Dios. Estamos ante un mundo
feliz, vigilado por el gran hermano. El Gran Hermano de la tiranía
tecnológica y totalitaria. Los “demócratas” (entre paréntesis oiga que yo no
tengo nada contra la democracia bien entendida que como la caridad empieza
siempre por uno mismo) se cabrean mucho cuando se les dice que Orwell no estaba
pensando en la sociedad al otro lado del telón de acero, puesto que ya cayó el
muro de Berlín y al Big Brother lo encontramos por doquier. Sólo le falto a
Eric Blair
un adjetivo; el de americano y ya tendríamos la reseña más cabal. Es el imperio
el que tira del carro. El sueño global, sueño mesiánico por otra parte, como lo
fue el sueño católico de los españoles en el siglo XVI plasmado en el soneto de
Juan de Herrera de una sola grey bajo el cayado de un mismo pastor. Lo que pasa
el que el American Dream es laico aunque América sea toda ella una nueva
religión, una forma cultual amén de un credo político. Quizás debajo de la
chistera del Tío Sam o del pariente que escudriña lo que escribimos por
Internet, el vecino que nos espía (he is watching behind the fence).
La amante que
no es nuestra amante sino una agente del gobierno, el jefe que nos persigue,
los compañeros de trabajo que auscultan nuestra ficha y dan el parte si
llegamos tarde, jó que lío, pero vivimos en el silencio y el terror sonámbulos
por los pasillos del gran edificio que describió Kafka, otro que tal baila en la Metamorfosis y en The
Trial.No habrá de pensarse en
el prójimo. La caridad bien entendida empieza por uno mismo. A este paso nos vamos a
convertir en cucarachas en un mundo feliz donde hay que pensar por poderes y
adoptar los modos y creencia que se nos impone desde arriba vía imagen y
propaganda. Todos somos Wilson el personaje de esta novela que sube a su
buhardilla londinense con paso cansino y en cada descansillo se encuentra con un
cartel que le advierte:
—El
Hermano mayor te vigila.
Una
sociedad plana y sin conflictos eso es el irenismo, una herejía de los siglos V
y VI que se ha vuelto a poner de moda. Pero ojo que en 1984 se habla del
control del lenguaje. De la doma de las palabras para que obtengan otro sentido
y semántica diferente a aquel para lo que fueron inventadas y eso es lo temible
y peligroso. La reducción de todo un idioma a una jerga de no más de mil
palabras como es el lenguaje coprológico neoyorquino, los analfabetismos
mentales, peores que el analfabetismo real, los cerebros bañados en estupidez y
en soap opera,
el tialismo cultural [la tele nos quiere convertir a todos en tontos de baba a
base de sitcoms y de películas made
in Hollywood], la policía del pensamiento. Y todo lo demás. Cuando escribió
este tratado de sociología política novelada nos estaba adelantando Orwell lo
que pasaría en 1984 sino lo que está ocurriendo en 2008 y lo que ocurrirá en
2010 o 2020. A
medida que se haga más fuerte la presencia de la tecnología será más aleatoria
la libertad de conciencia porque a lo que en realidad vamos es a un
totalitarismo a carta cabal, a un trágala sin contemplaciones.
Pero
eso no tiene la culpa ZP que es un gran intuitivo y un gran amante de la
libertad. Él se limita a poner música a lo que pone el libreto. El gran
demiurgo esconde la cara y utiliza caras y cimbeles y testaferros. Lo mismo
daría Zapatero que Rajoy o Galardón o Merkel o Bush o Zarcossy, le petit
juif. Que luego pusieron a Holland que es hijo de un rabino. Y ahora
Francia juega a la grandeur con otro presidente de la misma casta. El irenismo
totalitario la falsa paz y el gran engaño. El alto mando se ha hecho
invisible y es el que controla. Big Brother is watching you. En el país que describe 1984 hay ministerios muy raros. Uno se llama
ministerio de la Verdad y otro el ministerio del Amor pero todos los años se
celebra una fiesta: la del odio en la que aparece el enemigo del pueblo un tal
Stein, un judío al que hay que golpear. No sé si Orwell estaba pensando en Big
Laden cuando se puso a escribir en el Londres de la posguerra derruido por las
bombas de la
Luftwaffe. También se trata de un enemigo invisible. Quizás
irreal pero al que hay que machacar y sacudir como reafirmación de nuestro yo.
Orwell escribió su obra maestra durante un terrible invierno de posguerra el
del 45 en una isla escocesa, apartado del mundanal ruido de Londres. Al año
siguiente entraría en un sanatorio de enfermos de pecho en Gales. Estaba
tuberculoso perdido. Dentro de unos días será san Pelayo de Córdoba, el
monaguillo del obispo de Tuy al que quiso dar pol culo un califa resistiéndose
el pobre niño, y al grito de maricas y lesbianas de todo el mundo unios
invertidos bolleras y pederastas tendrán su fiesta laica y sacarán a su santo
disfrazado de arco iris por las calles de Chueca. Así la Virgen de la Paloma se nos convierte en
transexual. ZP ha creado un ministerio que nadie sabe para lo que es. El de la Igualdad. Pujos
feministas que ya adelanta Orwell en esa mujer pálida y cara de arpía
pelambrera color de arena que le hace la vida imposible al protagonista Wilson.
Y se arremolina la Manada
de los Sanfermines, la violación en cuadrilla como asunto de un mundo global.
Las radios y las teles no se hartan de parlar de condones agresiones sexuales y
fornicación ¡Qué asco!
Es
la abanderada o alférez del feminismo de batalla. Pervirtiendo el lenguaje se
consigue un trasunto semántica de la inversión de roles y de valores. La
homosexualidad acaba con la fecundación. Un mundo nuevo. Un nuevo concepto de
familia uniparental. Clonación de la humanidad a gran escala.
Capítulo 43
O Roma alma mater excelsa celebramos tus
fiestas diasales alabado sea el dios Dionisio amigo de Neptuno que manda en el
Tamesis. London was he
wind blowing over the branches of the melancholic oaks of Hyde
Park. London was
los goces y las sombras inefables donde se agazapaba el beso escondido de una
mujer. El samovar silbaba su alarma de advertencia cuando estábamos en lo mejor
on the gas stove watch out. Pasaba el lechero y el boy de los periódicos
dejando en el umbral los voluminosos dominicales, afrecho de lectura para
mañanas lluviosas de aburrimiento que san Frutos pasaba la hoja pero seguía sin
acabarse el mundo. Lazy sundays afternoons se te pegaban las sabanas y era
hermoso sentirse libre en la cama que habías adquirido por unos peniques en
Marks Spencer dinero que siempre va a parar a los judíos. Sentíamos al limpia
ventanas trajinar subido a la escalera mientras Liz y yo hacíamos el amor. Las
casas londinenses carecen de persianas son un escaparate global ciando aun no
habían llegado los pornógrafos de la Red. Well done, mr Villeguillo. Los jardines de
Rolando mostraban en sus arbustos la cencellada del otoño. Se
enteraba de todo el tío. I loved many a girl but among them there was no my
Suzi la que amaba. Volvían las
púberes cabezas de South Kensigton con sus cantaros a la cabeza y sus andares
de cadencia hacían recordar al garbo de las Danaidas afán de vida. Carrusel del
circo que no para. Las monjas de san Chad se bañaban bajo la vigilancia de su
capellán en cueros vivos en las playas de Surrey oh que esplendor el de aquel
verano. Londres era la sala de espera en la estación de san pancracio y los
cigarrillos fumados en buena compañía sobre las gradas de la estatua de Eros en
Picadilly Circus. Aquellos fueron las fiestas diasales de mi juventud, stags
parties, noches de vino y rosas, conciertos, campeonatos de bridge y carreras
de sacos. Por la senda sublime del recuerdo yo me marcho caminos sin retorno
nada de aquello volverá. Mrs Dolittle venía inexorable a cobrar la renta todos
los sábados. Los ojos turquíes de Linda Barnes me embelesaron cuando ella
apretaba sus muslos y sus labios contra mí. Me perdía en sus brazos sin saber
que los amores pasan, cambian las formas de gobierno y las ideas de los
hombres. El péndulo de las modas es el diapasón que rige los hábitos. Sé que
nadie escuchará esas líricas confesiones me consideran un pelafustán de la
literatura pero soy algo más que la voz que clama en el desierto y sé que mis
palabras no pasarán. Ecce homo, he aquí
mi legado de las Londini Diasales fiestas eternas. Yo en mi sotabanco de South
Kensigton fui un hombre feliz. Que leía a Samuel Beckett. A Kafka y a Koestler
y esperaba a Godot.
Vuelvo por donde solía a leer a Samuel Beckett
ídolo literario de mis tiempos mozos y regreso a través de su prosa
endemoniadamente bella (tanto en inglés como en francés suma y compendio de
perfecciones) a la amada ciudad de Dublín orillas del Liffey una hermosa
capital hecha a la medida de los sueños escritores. Escucho el eco de la tonada
de Molly Malone la alegre pescadera que vendía ostras y chipirones por las
calles. Beckett es un compendio de aquel mundo en que todos esperábamos a
Godot. Teatro del Absurdo, novelas sin argumento. Era menester romper con las
tres unidades de Boileau para describir un tiempo nuevo. Se había muerto Dios
pero la palabra seguía brotando pura y cristalina de la roca viva que abrió
Moisés con su varita de virtudes. En su obra este irlandés trasterrado que se
hizo escritor de fama en Paris nos habla de la incomunicación de los seres
humanos, de la soledad a la que se circumscriben sus personajes marginales:
vagabundos, pobres vergonzantes, ex convictos, putas. ¿Qué sentido tiene
nuestra existencia? ¿Para qué hemos nacido? Buena pregunta. Beckett es un
adicto a la droga del silencio en estado puro. La flor de la castidad surge en
la mayor parte de sus novelas (Molloy, un homenaje a la continencia y a la
soltería) y en sus dramas: Esperando a Godot todo un "tour de
force" metafísico. Murphy y More Pricks than Kicks etc. Nació en Dublín en 1906 en el seno de una familia protestante al igual que
Bernard Shaw, Oscar Wilde y Yeats pero su obra va a ser un complemento de la
que nos legó su amigo y protector James Joyce, el autor del "Ulyses"
un católico que explica ese duende que tiene Irlanda que se esconde en las
burbujas de una pinta de "Guiness" bien tirada y que brota en la
maestría de un lenguaje, donde se demuestra que la buena literatura de las
Islas Británicas fue escrita por irlandeses. Humor dublinés. Recuerdo al
respecto una anécdota que me contó un jesuita que hizo el noviciado en Dublín.
Una mañana llegó a confesarse un paisano que había andando por las tabernas de
la ciudad y se sentía arrepentido de sus excesos con el alcohol. Se arrodilló
ante un confesionario. El hombre lo vio abierto pero no se dio cuenta de que
dentro no estaba el sacerdote sino un obrero que ajustaba la rejilla y las
bisagras:
— Toc. Toc. Ave Maria Purísima
—Father Murphy, hear me in confession?
—What do you want?
— Declare my sins to God
Almighty
Desde dentro de la cajonera surge una voz estentórea que deja cuadrado al
penitente:
— Fuck off. I am only the carpenter (vete a tomar vientos, que yo sólo soy
el carpintero)
Esta escena surrealista parece entresacada de cualquier drama de Samuel
Beckett. Martín Esslin en su libro sobre los existencialistas dice que en Paris
después de pasarlas muy estrechas sin trabajo sin techo y durmiendo en los bancos
de la margen izquierda del Sena aquel joven irlandés, que quería ser escritor,
fue acogido por Peggy Guggenheim la famosa mecenas neoyorquina que brindó
refugio a Orwell, Hemingway, Miller, Dos Passos y el propio Joyce. Llegó
incluso a enamorarse de él pero Beckett era un brillante mozo evasivo
profesional de la apatía que necesitaba varias copas para arrancarle una
palabra. Era un indeciso y esa indeterminación la refleja en su primera novela
"Molloy" editada en 1938 bajo el mecenazgo de Peggy Gugghenheim
aquella hebrea generosa y riquísima. Los entendidos señalan que Celia la
protagonista del libro es la propia altruista pero que el pobre Molloy no se
determina a asumir sus responsabilidades amorosas. El personaje no quiere
ataduras. Desea vivir su vida sin responsabilidades. Pero vivir es dudar. Molloy es un antihéroe
sumido en el marasmo de la duda. Profesa ante la vida una actitud estática compás de espera aguardado la
llegada del Altísimo pero ese dios no viene nunca. Sólo se encuentra en nuestra
cabeza. Dos vagabundos Vladimir y Estragón se entregan a sus soliloquios. No
hay acción en el drama. Ambos practican la filosofía del Estilita y con su
elocuente silencio promulgan un nirvana. Es el ser y la nada convertido en
teatro. Autismo en estado puro. Este
teatro del absurdo muy popular en los medios intelectuales de mediados del
pasado siglo hoy ya no se presenta pero el mensaje sigue vigente: la
incomunicación de los hombres nacidos para la muerte, la falta de sentido de
todo esto, la degradación del lenguaje, cuando desaparecen los mitos sagrados,
el peso de la masa y la enajenación del individualismo, la soledad en medio de
la multitud, los clichés de nuestros prejuicios mentales, ausencia de
entendimiento del animal racional. Ha muerto Dios pero ha nacido el
Superhombre. El existencialismo y todo el teatro del absurdo pivota en
Nietzsche. Sin embargo, la profecía, examinada al trasluz de los
acontecimientos de 2016 es un augurio fallido. Han regresado al planeta las
guerras de religión. El dios del Islam aparece vivo y coleando y con ganas de
guerra, mientras una Europa decadente y arrasada en sus principios deshoja la
margarita, pareciendo abocada a someterse a la cimitarra fundamentalista que
acabará nuevamente con Sodoma y Gomorra. Es el Dios verdadero el que está en la
encrucijada el de los cristianos, nunca los otros dioses ni los demás mitos
mientras por acá seguimos esperando a Godot con la libertad y pureza de
pensamiento que nos enseñó este escritor irlandés tan austero y tan evasivo. Guiados
de su mano sigamos esperando a Godot en medio de esta situación surrealista en
que vivimos.
Capítulo 44
NOCHEBUENA ORTODOXA. GOGOL
Fiestas del solsticio invernal, el
diablo anda suelto por el mundo, misterio irrefutable de las Doce Noches para
contrarrestar las actividades del Maligno (horrible atentado en Istambol, pero
el Negro zumbón ya se lo había advertido a Putin, cayó ¿derribado? Un avión
ruso, asesinan por la espalda al embajador de Putin en Constantinopla… se va el
Negro Zumbón con las manos cuajadas de sangre, en USA cunden las sectas
satánicas y adoran a Baco a Venus y a Moloch en una navidades convertidas en
consumismo y bacanales). Entretanto, y me lamo mis heridas con la pomada de la
literatura, releo la “Nochebuena”, un maravilloso cuento de Nicolás Gogol que es un acicate a la esperanza
con un mensaje implícito: el mal será vencido y después de todo huirá al
infierno con el rabo entre las piernas. Eterno mensaje. Eso sí “no somos monjes, nos atrae lo prohibido”
alega uno de los cosacos.
Hay un cierto número de los nuestros que
tienen mujeres pero no viven con ellas. Unos las tienen en Ucrania, otros en
Polonia y algunos hasta en Turquía”. En el parlamento del cosaco a su “zaparogo” (jefe de la centuria o sentnia) se advierte que en medio de las
tinieblas luce el resplandor de Cristo que nació para salvar a los hombres”. El
autor de “Almas muertas” utiliza el
sarcasmo como un látigo y estallan a través de este cuento mágico los
chasquidos de la tralla (knyt). Así
es como hay que escribir, perfilándonos sobre el filo de la navaja. Gogol en
este tour de force literario quiere hacer un homenaje a Dikanka en la región de
Poltava la aldea en que nació a orillas del Dnieper en la zona oriental del
país. Era ucraniano pero escribía en ruso. Nikolai Vasilievich Gogol 1809-1852
pasó la mayor parte de su vida en Petrogrado. Era funcionario, recaudador del
fisco o alcabalero, igual que Cervantes.
Tenía por misión visitar las propiedades de la nobleza antes de la manumisión
de los esclavos para postular para el fisco y este empleo le sirvió de comodín
para escribir una de las obras cumbres de la literatura universal (Miorti Dushi) traducida mal al
castellano porque los señores debían pagar contribución por los siervos ya
fallecidos. Debía de haberse titulado “Bienes mostrencos”. Resulta que aquellas
vísperas de la Navidad
el diablo robó la luna y el mundo quedó a oscuras. En un pueblo de la Ucrania profunda había un
herrero y pintor de íconos que se enamoró de una muchacha que era hija de una
bruja. Ronda su puerta canta villancicos bajo su ventana pero Oksana, que así
se llama la moza lo desdeña, pues su adorador le parecía muy bruto. Vakula, el hombre, no se da por vencido y, puesto
que Oksana no tenía zapatos para acudir a una fiesta, ella le promete su amor a
cambio de un imposible:
—Me casaré contigo si me traes los
zapatitos de la zarina
Como el amor es ciego, el mozo acude
entonces al diablo y realiza entonces un pacto con el maligno
—Si tú me entregas el alma, yo
conseguiré lo que me pides— contesta el Pateta.
Firmaron un acuerdo y en la aldea,
mientras los cosacos tomaban el tradicional plato de Nochebuena “borsh” (sopa de coles) y bailaban “kolioadki” (cantos de villano) a compás
de la balalaica y arrastraban por la nieve sus pesados capotes, bebían vodka y
fumaban sus pipas, Satanás, tomando al herrero por los cabellos, lo transportó
por los aires hasta la corte imperial donde el canciller Potemkin consiguió
para él una audiencia con la reina.
Ésta escuchó conmovida la historia del
pobre mujik que se moría de amor y
accedió a sus deseos regalándole los ansiados zapatos de oro y cristal. A su
vez, en el humilde lugar de Dikanka ocurren cosas: el diacono, sin que lo sepa
su mujer, acude a visitar a Saloja otra belleza local “amiga de hacer socorros
como la Dolores
en Calatayud”…
—Por favor, virtuosa Saloja, dame una copita de aguardiente—, dice el clérigo,
pero estando en estas razones llaman a la puerta.
—Ay, madre quien será… a lo mejor es mi
marido, escóndete dentro de ese saco.
Pero no era el marido, que también
andaba de parranda, sino el mismismo alcalde de la localidad… Más aldabonazos
se oyen…
Esta vez quien pica a la puerta es el
cosaco Chub, el cual, habiendo perdido el rumbo, pedía hospitalidad pues hacía
una noche de perros y zumbaba la borrasca. Decide la incomparable dama introducirlo en la leñera dentro de un saco de
carbón. La situación y los malentendidos y disparates se repiten con otros
personajes. Gogol desenvaina su fusta de la sátira al objeto de criticar a
golpes de humor las costumbres de la
Rusia zarista. Por el pueblo resuenan mientras tanto los
cantos de la Navidad,
doblan a gloria las campanas y el diablo regresa de la ciudad imperial con el
herrero en volandas, que venía eufórico con los zapatos de la zarina en el
zurrón. La trama se complica con lances increíbles porque la “Nochebuena” de
Gogol es un cuento de hadas que recuerda ciertas leyendas de la tradición oral
indoeuropea, cuando el diablo, después de andar libre por el mundo haciendo de
las suyas, es derrotado: la
Bella Durmiente, la Zapatera
prodigiosa (comedia de Lope) la Moza del Cántaro, el Ama del Cura que consigue que Satanás construyera el acueducto de
Segovia en una noche, tras convenir con él que, a cambio de llevarle el agua a
la puerta de casa, ella le entregaría su alma, sin poderlo acabar del todo
porque al amanecer le faltaba por concluir un arco. Y otras muchas leyendas
que, lucubrado, entre ellos Shakespeare, con el misterio de las Doce Noches,
bajo el gobierno de Saturno el dios oscuro en cuyo honor celebraban los romanos
las saturnales, abordan este enigma. Tiempos de tinieblas que concluyen con la
llegada del Redentor al mundo. La ortodoxia rusa celebra la navidad cuando los
latinos la Epifanía. Epifanía quiere decir
fulgor, manifestación de Cristo a los hombres. Esta es la idea motriz que late
bajo la capa de la maravillosa historia del cuento de Nikolai Andreivich. El
autor describe estas situaciones paradójicas con la proverbial agilidad y
maestría del alma rusa para contar historias y para combinar lo real con lo
mágico.
— Xristós rashdaet obazhaem yevó (El Señor nos ha nacido, vengamos
adorarle) — canta triunfal el diacono en la larga misa de la Nochebuena por el rito
de san Juan Crisóstomo.
Un grito para conjurar a los espectros.
Que baña de alegría a la humanidad. Por supuesto, el herrero y la hermosa
Oksana, después de aceptar el regalo, se casaron, fueron felices, y el enemigo
del género humano huyó al infierno despavorido. No le valieron sus mañas.
Capítulo 45
MEDIO SIGLO DE SACERDOCIO DE LOS DEL 55
Una misa concelebrada por algunos de los
seminaristas que fueron ordenados presbíteros en las Temporas de Pentecostés de
1967 marcó la efemérides jubilar de medio siglo de sacerdocio. A la cual
asistimos un grupo de compañeros de aula ingresados en el seminario conciliar
de Segovia el primero de octubre de 1955. Con ello tanto los ordenando como los
que no fuimos llamados hemos querido en la Fuencisla mostrar a la Iglesia nuestra madre y
maestra el agradecimiento y expresar la alegría que sentimos por estos años de
vida que fueron una dádiva del Altísimo y así lo expresamos a los pies de la
querida Virgen de la
Fuencisla. Pronunció una emocionante homilía don José María
López colaborador del Adelantado de Segovia y gran teólogo que habló de la
humanidad de Cristo que es caridad y perdón. Concelebraron con don José María
López esta liturgia solemne nuestros condiscípulos Julio Alonso, Hipólito
Prieto, Ángel San Vicente, Anastasio Montes. Que fueron arropados en torno al
altar del presbiterio por sus compañeros de terna: Antonio Valdivieso, Gaspar
Herguedas, Jesús de Pablos, Ángel Serrano, Jaime Olmos, José Luis Tovar, Felipe
Sanz, Gonzalo de Mercado "Nieva", y Antonio Parra entre otros.
Recordamos a nuestros difuntos, y, como fue la última promoción ordenada
conforme al ritual romano antiguo por el obispo don Daniel Llorente de Federico
que Dios haya ▬ y la más nutrida puesto que de ochenta aspirantes que
entraron en el seminario alcanzaron el sacerdocio 25, a partir de ahí empezó la
desbandada y la gran crisis vocacional ▬ durante la ceremonia se cantaron los
kyries de la misa de Ángeles, el sanctus y el agnus Dei en latín. Fue para
todos un día muy feliz a los pies de nuestra amada Virgen de la Fuencisla
Capítulo 46
ENOCH POWELL A PROPHET OF
OUR DAYS IN LOB OF HIS MEMORY
"I have set an always
will set my face like a flint against making any difference between one citizen
of this country and another in grounds of origin said to me Mr. Enoch Powell in
a interview in his house of Wolverhampton". That was his denial of the
incumbent accusation mate towards him. now days Powell shall be called a Nazi,
a fascist, a son of Hitler when he acted as a perfect gentleman, a solid and
great man he was a teacher of Greek master of Classics in a public school.
Elegantly dressed in well cut suits waist coats Savile road style and
magnificent locution. He was one of the best speakers in the House of Common.
On those days I was young and naive and a bit of an idiot and as many people of
my generation thought that this guy was a bit bananas or exaggerated at least.
His prophecies though became true. He saw England invaded by people from
overseas. Albion shall about to cease as an
emporium of the white race England
my England
and England
made me. He prevented his countrymen against mass immigration, warning the Wilson government of the
dangers of incomers in the great bit flood. A debate he held with Paul Foot
speaking for Labour was one of the greatest script in the Annals of English Parliament.
Great speeches. Enoch Powell was of Indian descend and he served in the
Colonial Army of Himalaya as a counter intelligence officer. At those days of
1944 the British feared an invasion of India by Russia. Powell spoke Urdu and was a
defender of the British Empire when Ghandi set
his movement of not violence and not aligned requesting the independence
of that continent. He read Kipling but the sting of nationalism was in the
offing. I had been always an imperialist and a Tory said in his return to England joining
the ranks of Conservative party in Wolverhampton
Capítulo 47
PEREDA EL BABLE DE CANTABRIA
El bable que se hablaba en la cordillera
cántabra desde la Ría
del Eo posee esa riqueza de las lenguas viejas que hablaban las gentes del
campo avezadas a observar los fenómenos de la naturaleza, el ritmo de las
estaciones y eso que los retóricos llamaban la propiedad del lenguaje esto es
cada cosa, cada apero, cada situación, cada fisonomía posee su propia
definición. Llamar a las cosas por su nombre definía a nuestros antepasados hoy
se parla un lenguaje equivoco y viciado por el inglés norteamericano que es una
lengua pobre. Don José María de Pereda dominaba el bable santanderino más
castellanizado que el astur mientras que Clarín y Palacio Valdés representarían
la forma de hablar desde las gentes de Villaviciosa para acá hasta Navia y en
el siglo XIX. Mientras del primero habla de zoquetas, garios, dalles, breñas,
cajigal, corrada, los segundos dicen zapico, pala de pinchos, brañas,
carvallada, corralada etc. Para uno de la Montaña una fuina
o garduño astur es una rámila y así
sucesivamente. Corredoria es en Santander solana y antojana estragal. En las
Hoces de Barcena junto a Reinosa el bable recobra esa tonalidad cantarina que
los filólogos denominan arandina porque las gentes de Aranda de Duero parecen
pájaros cantarines, cuando conversan y ello debe de ser herencia romana. A
veces las lenguas no van por el camino real, se bifurcan, se separan, coinciden
y divergen para volverse a juntar. Cantabria prefiere el definitivo desinencial
en “uco” (Felixuco) y Asturias se
queda en in y en ina. Dame la tarjetita ¡oh!... Pereda que poseía buen oído para los
idiomas cuando percibe algún solecismo o un idiotismo poco comarcal llama
jándalos a los señoritos que regresan a pueblo expresándose en madrileño “rajao” con una entonación gutural.
Pienso que uno de los grandes recursos a los que nuestros hablistas de alubión
dan de lado es el palabrero y eso no se aprende por la ciencia infusa sino
leyendo a los clásicos. Por desgracia nuestros educandos que se pasa la escuela
tratando de entender a Jane Austen que es pesadísimo acabarán falando un inglés macarrónico y su bable
será una caricatura del que hablaban sus abuelos. La recomendación sería
meterse en Galdós, en Clarín en Pereda en Pérez de Ayala o gozar con el
Lazarillo o engolfarse en las páginas del Buscón. De lo contrario regresaremos
a la confusión de Babel y la perversión del lenguaje es un signo del final de
los tiempos. En el principio era la palabra y la palabra ahora la estamos
destruyendo en un guirigay atronador.
Capítulo 48
TOMÁS
SALVADOR
Tomás
Salvador murió a 23 de junio de 1984 casi en la miseria nadie lo recuerda yo
sí. España es mal pagador con sus genios. Castilla desprecia lo que ignora y teme
al talento y a los que dicen la verdad pero su obra está ahí: Cuerda de Presos, División 250 (una de
las mejores novelas escritas en Europa sobre la segunda guerra mundial narra la
caída de Novgorod frente a Petrogrado el Día de la Resurrección, y un día
resucitarán las cúpulas de la catedral de san Isaac y así ha sido; porque a lo
último de la novela en medio del fragor del cerco de unos cuantos soldados
españoles de infantería copados en el Lago Ilmen se formula la profecía de la
resurrección de la ortodoxia con Putin,) “El atentado”, donde se avisa a los
españoles de la peste terrorista en Vascongadas y en Cataluña “Les
presento a Manolo”, “Las compañías blancas”, “el arzobispo pirata”,
los
atracadores”, la “nave”.
Seguramente
hay en este palentino sin madera de héroe el mejor novelista de la generación
de posguerra, el más cualificado narrador muy por encima de Cela pero tuvo un
defecto: ser un falangista de izquierdas. Manuel de Agustí, Zunzunegui y Foxá
el gran Foxá del Madrid de Corte a Checa se le acercan aunque no le igualan.
Agustín de Foxá se cansó pronto de la novela, se dio a la bebida. Agustí la
ceniza fue árbol pondera la
Cataluña industrial a la que admiraba Franco, y Zunzunegui
componía unas novelas demasiado largas con Bilbao como escenario y eso cansa.
En efecto, Salvador era el más completo luego vinieron Delibes, la Matute, la Quiroga y todo un tropel
de féminas cuya abanderada sería la ovetense Dolores Medio a la que habría que
calificar como la Jane
Austen española. Era don Salvador ▬ le conocí en carne mortal
cuando fuimos Lalo Azcona y yo a
entrevistarlo a Barcelona para el suplemento de Arriba y en honor a nosotros se puso una camisa azul vieja que le
estaba prieta pues había engordado, regentaba un quiosco en la Diagonal ▬ muy sordo a causa del estampido de un cañonazo en la
batalla de Krasnii Bor cuando un
disparo del 105 le trepanó los tímpanos. Los organillos de Stalin zurraban a discreción y la artillería alemana disparaba
contra el palacio de Catalina la Grande.
Era
gordo. Era falangista sindicalista y bonachón y además de Palencia de Villada
cerca de Fromista cuna del románico. Tales vicisitudes acaso le marcaron;
también fue policía de Franco. Leía novelas de Agalla Christie, y eso por lo
visto no se perdona. Quadecausa, sus obras yacen en el olvido y sólo unos pocos
escogidos tenemos la fortuna de releer a Tomás Salvador, que resucitarán algún
día como resucitaron las cúpulas doradas de la catedral de Novgorod. Tampoco se
le perdona que vistiera camisa azul, que tuviera un genio endiablado mandase a
los machacas a tomar polculo con un
gran sentido del humor y que en su gran novela “Cuerda de Presos” hiciera
un canto a la Guardia
Civil. Se trata de un escritor versátil, todo terreno; escribía
con tal facilidad una novela de espionaje como otra de contexto histórico y al
cabo acabó escribiendo cuentos para niños. Fue un pionero y un dechado de la Literatura Infantil
en España. Redactaba muy bien quizá demasiado bien y con harta humildad. Tan
pronto abordaba una narración de ciencia-ficción como retrataba el tiempo de la
edad media estudiando a un personaje tan inabordable como fue Pedro I el Cruel
en sus Compañías Blancas. En “Historias de Valcanillo” novela en
la cual revive los tiempos palentinos de su infancia y estudia la psicología
del tonto del pueblo realiza un verdadero tour de force psicológico. A través
de Jacintón disminuido psíquico el lector se va a adentrar en el complejo mundo
de una villa castellana con sus esplendores y miserias a mediados del pasado
siglo. la agnición o pasapalabra que se
repite a lo largo del libro es la siguiente:
▬ ¿Por qué
lloras, Jacintón?
▬ Porque me da
la gana.
Es
menester ser un poeta de recursos para desenvolverse en un asunto tan difícil
como es el del retraso mental pero este novelista lo aborda con solercia y
ternura sin caer en los tópicos al uso. El temblor de un cierto lirismo lleno
de piedad cervantina envuelve toda la narración. Hay siempre un ángel de la
guarda que protege a los inocentes de los peligros el tonto de Valcanillo va
por ahí repitiendo su estribillo de no quiero, no me da la gana, y si le dicen
algo se planta a llorar. Ahí está la real gana de los españoles una idea que no
se encuentra en ninguna otra lengua indoeuropea. Da rienda a lo fantástico y
hay pasajes como cuando el protagonista conversa con los ángeles que recuerdan
por su fuerza impetuosa a Gogol.
A
Jacintón le echan también del infierno y en el cielo no lo quieren tal vez
tenga una plaza en el limbo pero el limbo ya no lo existe lo dijo uno de los
últimos papas. Así que menudo panorama. ¿Por qué
lloras, Jacintón? Porque me da la gana.
Capítulo 49
MÁRTIRES DOMINICOS ASTURIANOS DE LAS
CALDAS DE BESAYA (I)
Hacía muchos años que no volvía a este
idílico lugar entre montañas que recuerda a Covadonga por lo escarpado,
nemoroso, un sitio especial donde se siente ese fluir soterraño de la gracia. A
decir de Tertuliano la sangre de los mártires es semilla de cristianos. Lo que
pasa es que esta reviviscencia, ese brotar del fruto pastoral no se ve por
ninguna parte. Sin embargo, ahí creo que está oculto. El bien va por debajo sin
meter bulla en tanto que la maldad tan escandalosa tira por la parte de arriba.
Los padres del Desierto nos hablan de una iglesia exotérica (exterior) y otra
esotérica (interior) cuando tratan de explicar el misterio del Cuerpo Místico.
Yo conocí este lugar que fue el gran noviciado de la orden de Sto. Domingo con
más de doscientos aspirantes y hoy no queda ninguno. El centro situado en un
sitio espectacular ha sido convertido en residencia de disminuidos psíquicos. La Iglesia se ensimisma y el
fasto y la gloria de otras épocas han sido desplazados por la caridad según la
regla de oro de una religión que se centra en la caridad. “Ama et fac quod vis” (ama y
ve a tu aire) decía sin Agustín glosando a san Pablo que advertía que sin
caridad nuestra fe no nos sirve de nada. Sin embargo en este hermoso enclave se
detecta el carisma de los que dieron con su sangre testimonio de Cristo durante
la pasada guerra civil. La mayor parte eran asturianos. Perecieron después de
ser lanzados al agua con un lastre en la Bahía de Santander o asesinados a bordo del barco
prisión Cabo Quilates. Dos de ellos eran muy jóvenes y los demás religiosos
veteranos. Fueron beatificados en 2007 por Benedicto XVI al cabo de un largo
proceso en el que el postulador de la causa demostró que fueron martirizados “in odium fidei” por el mero hecho de ser
frailes.
El P. Felipe Castro expuso en un
brillante obra la trayectoria de estos diez dominicos oriundos de Navelgas,
Sama, San Martin del Rey Aurelio, Corias, la Felguera, Oviedo. Con su
ejemplo estos valientes demostraron que el amor derrota al odio por encima de
los prejuicios políticos o las actitudes revanchistas. Fray Enrique Izquierdo
Palacios (Oviedo 1890) bautizado en la iglesia de San Isidoro, hacía el
undécimo lugar de un matrimonio de trece hijos. El padre era menestral de
carpintería, aprendió a leer en las escuelas del Fontán. Se hizo monaguillo de
la parroquia de san Isidoro y a los doce años ingresó en el seminario diocesano
ovetense. La muerte de un hermano también seminarista le hizo replantearse su vocación
y vistió el hábito blanco y negro dominico en la localidad gallega de Padrón.
Profesó en 1905, es destinado al convento de Corias cerca de Cangas de Narcea
fundado por los benedictinos pero traspasado a la orden dominicana la cual
incoa su restauración. Es ordenado presbítero en 1914. Se convierte conventual
tras sus estudios teológicos en Salamanca en Corias y Navelgas. La guerra civil
le sorprende en Caldas de Besaya donde era instructor en el aspirantado. El 22
de diciembre llega a las Caldas una camioneta integrada por mineros palentinos
que detienen a los religiosos y los llevan a declarar. Se trata de
“formalidades de mero trámite” ▬ dijo el mandamás, una mujer de Barruelo les había
alertado de que había carcas en la casa ▬. Esa misma madrugada fue con otros
compañeros arrojado al mar.
El P. Enrique Cañal Gómez natural de
Cangas de Narcea 20 de marzo de 1869 su padre era zapatero y su madre una
piadosa mujer en cuya casa se rezaba cada noche el rosario, muere y su padre
vuelve a contraer matrimonio. Enrique Cañal y su hermano Segundo salen de casa
y se van dominicos. Enrique va a pasar la mayor parte de su vida profesional en
el convento santanderino de Besaya. Daba misiones en Torrelavega, Comillas y
Santillana del Mar para entrar luego como maestro de novicios en el convento de
Segovia. Fray Ángel del Cura su biógrafo dijo que Cañal dejó un huella profunda
en la espiritualidad segoviana. San Pablo de Valladolid y el Cristo del Olivar
en Madrid fueron otros de sus destinos. Se encontraba en Las Caldas impartiendo
unos ejercicios espirituales aquella fatídica noche del 22 de diciembre cuando
las turbas asaltaron el convento. Les tocó con sus compañeros la lotería del
cielo. Otro de los asturianos cuyo nombre fue registrado en la lista de los
bienaventurados por el papa alemán fue Miguel Rodríguez González (Pola Lena
1892); los amigos le llamaban Miguelín y
ya desde muy joven sintió inclinación a la vida del claustro. Fue ordenado
sacerdote el 6 de agosto Día de San Salvador patrón de Oviedo en los Dominicos
de esta ciudad. Ejercería su apostolado en Vergara, Ciaño, Langreo, Navelgas.
Desde 1931 hasta su muerte permaneció como ecónomo de la comunidad de las
Caldas. Impartía clases de historia religión y urbanidad. De trato muy afable.
De acuerdo con unas declaraciones a posteriori del comisario Neila en Méjico
que a la sazón mandaba la checa de Puerto Chico la presencia de ánimo y mansedumbre
con que acogió los malos tratos y blasfemias de sus esbirros sorprendía a los
propios carceleros que lo llevaban al suplicio las manos atadas a la espalda.
De su muerte no hablan los cronistas. Se ha borrado su memoria. El oficio de
fidedigno o fiel de fechos es ocupación a extinguir al igual que el cargo de
almotacén. Desparecieron todos los fielatos de la península ibérica.
Almotacén es el que compulsa y cuadra
las fanegas del celemín, viejas palabras que engulle el leviatán de la
política. Fiel de fechos, portazgos, almotacenazgos en el reino de León donde
la sangre es más espesa que en ningún otro reino de España era el cronista
municipal, el que levantaba acta. Han borrado las veredas y no hay carriles,
explicaciones a todo pasto. Los de la tertulia se desgañitan y hacen caja en
sus lamentos del julianismo entreguista y el romance de la España perdida. Pero que no
se preocupen les correrán a gorrazos. se
percibe el ruido de sables ya rechinan por la Diagonal las cadenas de
los tanques. Cenarán esta noche de mi cayada. La están liando parda y se los
está merendando la loba parda. Haremos de sus orejas pendientes para que luzcan
las damas y los dientes para vihuelas que tañan nuestros juglares al alba.
Capítulo 50
PEDRO SÁNCHEZ
Vengo del monte de Peñacastillo vengo y
estoy ya que no me tengo (aire pasiego suave como las brisas de aquella tierra)
y después de la hidroterapia en los baños ilustres los mejores de España en las
Caldas de Besaya vaya para ellos mi agradecimiento ▬ para Soraya
la diligente camarera y su marido Carlos el enfermero, para Rosa y el joven
moreno que me ayudó con el equipaje en el ascensor, ▬ me siento
como un barco recién carenado. Este balneario de aguas sulfurosas fue famoso
entre la nobleza del siglo XIX y era frecuentado por mi ídolo J.M Pereda,
Sagasta, Clarín y otros autores. Evoco su memoria. Señores, sepan cuantos
adolecen de omecillo y malquerencia contra este pobre pecador, que no estoy
para el desguace y para dar mucha guerra. En esta visita a Cantabria al cabo de
más de un siglo he oreado mis penas al aire libre en largos paseos por la
ribera de las hoces del río Besaya y del río Dobra ▬ estos
santanderinos no se privan de nada bautizan a uno de sus ríos que van a parar a
la mar de Suances con un nombre ruso que significa bondad ▬ y he releído
a José María Pereda autor predilecto de mi adolescencia (leíamos "Peñas
Arriba" a dúo y en voz alta otro seminarista de Burgos en un banco del
Stella Maris comillense). Los dioses han querido por aquello de "tolle
et lege" ▬ hoy es san Agustín de Hipona patrono de los retóricos
y todos los que profesan el sacerdocio de la palabra que en este mundo han sido
▬ que me topara con esa maravillosa obra del solitario de Polanco "Pedro
Sánchez" novela escrita en 1883 y que parece que nos está advirtiendo
a los españoles de los estacazos del parlamentarismo. Seguimos en las mismas en
el juego del quítate tú que me pongo yo. Entran los de Arrese y llegan los de
Solís. Gritos de libertad y derechos humanos y pan para todos, pero cuando
estos mendas que se dedican al politiqueo pisan la alfombra si te he visto no
me acuerdo. El caso es vivir al sol que más calienta del erario público. El
autor de Sotileza nos habla de la precariedad de las cesantías, de las
infames redacciones del Madrid isabelino. Fue periodista de covachuela en el Clarín
de la Patria,
de la hipocresía, del desamor y los adulterios. Desfilan ante los ojos del
lector las corralas, el hambre de la olla podrida y el puchero enfermo. Lo más
sórdido de la Villa
y Corte descrito al detalle por pluma experta con ese garbo y agilidad que
caracterizó a Pereda. Así fueron los tiempos de O´Donell y Espartero que
parecen repetirse. Hasta el título nos evoca personajes de hoy: Pedro Sánche. Don
José María parece ser que estampa en las páginas de esta gran novela vivencias
personales: la vicalvarada, la revolución del 54 y las algaradas de 1868 cuando
la chusma arrastraba por la
Puerta del Sol la estatua de la reina Isabel II. Él arrancó
adoquines y tiró piedras contra los "polacos" (partido retrogrado).
Al correr de los años debió de arrepentirse de aquellas puerilidades y
deliquios juveniles meneando su impresionante testa con tristeza (tenía un
perfil numismático con sus antiparras, el tupé y la perilla en punta) al paso
que decía, desengañado: no es esto, no es esto: "Viví las revoluciones
del año 54 y la de 1868. Ésta sería la más radical. "La primera
transformó el aspecto de los pueblos mientras la segunda cambió la manera de
pensar de los españoles. Se impulsó a la sociedad a salir de los viejos cauces
y a emprender otros caminos. Se transformaron las costumbres". Pereda
gran escritor y periodista, formó escuela, resucitando la elegancia de la
descripción cervantina en los pasajes de su libro, que aparecen impregnados de
satírico humor y de melancolía. Al correr de sus páginas el que lee ha la
sensación de que orvalla. Llueve ese chirimiri del desencanto que aparece en
los escritores astur cantabros y vascos: Clarín, Amós Escalante, Antón el de
los Cantares, Palacio Valdés, Pérez de Ayala, J.L de la Reguera, Pío Baroja,
Unamuno, y otros muchos más. En el caso suyo estas tristezas se agravaron al
perder a su primogénito, que se ahogó en una playa de Suances, a finales del
siglo, cuando, aquejado de una fuerte depresión ahorcó la pluma y se encerró en
si mismo, para despedirse del mundo. Murió a los 73 años en 1906. Su padre era
de Comillas y su madre de Polanco; vivía la familia en casa blasonada con
portada y estragal. Era todo lo que se dice un hidalgo y esa nobleza de
carácter flota a través de toda su obra que fue tan popular durante las décadas
del siglo pasado: "El caudal de la vida humana ▬ nos cuenta
al final de su narración ▬ se compone de muy breves goces y muy
largas y tediosas pesadumbres y que el ejemplo de mis desengaños le sirvan a
alguno de escarmiento". Esta
novela río es como un viaje en diligencia en aquellos carromatos que hacían el
trayecto Santander Madrid entres días incómodos traqueteos el rechinar de la
galga los trallazos del automedonte en el pescante las cantiñas a lo zamarro de
los mozos de cuerda campurrianos una parada en Ataquines y luego la sierra,
pero antes estaban los corrales de Buelna, las cuestas de Reinosa y los
encuartes de Palencia, Fromista, Herrera de Pisuerga. Guiado por la mano
hidalga de Pereda he sorrapeado los caminos que me llevarían al norte y
"escudriñando los pliegues de la memoria y los escondrijos del corazón madre
mía cuantos recuerdos que ante esta narración se agolpan". El tema es la
corrupción de Madrid, los encartes pesadumbres y liviandades de la política
nacional. Llega a ser Pedro Sánchez un periodista famoso del partido liberal,
el rey de la crítica literaria. El estilo es rico en recursos retóricos:
hipálages, anagnórisis, metonimias, similicadencias… También domina el perfil
de la novela psicológica. Pedro Sánchez se enamora de una mujer fatal Clara, la
hija de Valenzuela, su protector, dominantota, egoísta y coqueta que le
traiciona con su mejor amigo un tal Barrientos. A partir de hay la trama
(parece que el argumento pierde cierta fuerza por las digresiones o por uno de
esos descarrilamientos mentales que el autor sufría a causa de su accedía) se
enreda en un cuadro de desventuras y en un mar de desdichas en las cuales flota
el protagonista en el paroxismo de sus desconsuelos. Cuenta un derrumbe amoroso
y una traición que remata en adulterio y luego en desafío para lavar en sangre
la afrenta. El mar de fondo es la crisis matrimonial tal y conforme se conocía
en el Madrid del siglo XIX: mujer ambiciosa, casquivana, que maltrata al
marido. La ostentación y las vanidades de los salones. Añora el aire puro y la
vida patriarcal de sus montañas. Encuentra a su mujer acostada con otro y hay
un duelo. Quiso Dios que el pobre marido injuriado se le perdonase la vida por
el agente de su afrenta. Es la vera imagen tan novelesca del pobre marido
cornudo y apaleado. Pereda sin embargo, es uno de los escritores más castos que
se dan en la literatura española. Sus libros nos inspiran una especie de
cervantina resignación. Acaso solamente para eso sirva de algo la literatura
que nos ayuda a llevar sobre los hombres la pesada cruz del dolor y del
despecho con resignación. Leopoldo Alas Clarín, la Pardo Bazán y Benito
Pérez Galdós y toda la crítica saludaron la publicación de Pedro Sánchez como
un hito que marcó fronteras en la novelística hispana del XIX
Capítulo 51
JABALÍES
Bajan de la
braña al trote cochinero, hozan y escarban los prados, arruinan las cosechas de
patatas, destrozan el maíz. Al cerdo salvaje que sembraba el terror entre los
árabes de Tingitania por ser animal impuro — la denominación de origen
castellana es un arabismo como tantas otras palabras españolas, pues los moros
dejaron una fuerte impronta en la lengua castellana, porque llevamos un moro
dentro — los romanos llamabanlo Aper. Su carne y su tasajo constituían la base
de su alimentación y de las cenas de Lúculo. Era el sustento de las colonias y algunas legiones al sus scofra colocaban en su insignia sobre el lábaro; era animal de
la suerte su ferocidad le hacía envidiable porque no ceja hasta la muerte y
cuando está herido muere matando. El más ruin jabalí se zampa la mejor bellota.
De ahí que haya algunos chicos de la política y de la prensa que no saben hacer
otra cosa que joder la marrana, mira por donde.
Mas, no os preocupéis que a todo cerdo…Es un animal fecundo y muy
sociable que se revuelca para despiojarse en el barro y la paja del escarbadero
y dejan la marca de sus revolcones en
esos hoyos que, en medio del prado, causan y acusan graves daños en las
caserías, cabreando a los labriegos. Es
noctívago o nictálope muy listo y rebañiego.
Sabe cómo moverse y adonde tiene la querencia hasta el punto de que
visitan de madrugada los contenedores de basura de las ciudades, a sabiendas de
que hay veda y que allí no pueden ser molestados por los cazadores con sus
jaurías de podencos. Con movimientos impetuosos avanza monte arriba tenazmente,
sirviéndose de su afilado hocico y de sus poderosos colmillos los cuales le
sirven de antena, como sistema de navegación abriendo brecha. Aunque ve muy
mal, está superdotado de un gran olfato con el que ventea a sus presas. Se le
creyó en la antigüedad que esos dos cuernos que le nacían en el morro curaban
la impotencia sexual masculina, como los del rinoceronte, siendo muy
apreciados. El celo les dura de noviembre a marzo; las hembras paren dos
incluso tres veces por año lechigadas de hasta doce jabatos. Pueden concebir de
antemano las gorrinas a los quince meses. El macho alfa consigue patente de
apareamiento peleando con sus rivales y monta y deja preñadas a las numerosas
hembras de su tropel. Es rebañiego ya digo y nunca va solo sino en cuadrilla.
El colmillo retorcido característico del verraco salvaje, sus dentelladas y
golpes son certeros —cerdo alunado o
puerco padre al que los dientes se le forman como una media luna— es lo que le
distingue del cerdo doméstico. Con esos caninos rasga las carnes de sus presas.
Muy voraz y omnívoro se alimenta de carroñas inclusive, a decir de los
entendidos. En una apartada aldea de este concejo se le ha visto saltar las
tapias de un cementerio y escarbando en una sepultura devorar el cadáver de un
paisano que acababa de ser sepultado. A la Metida la finca donde paso temporadas acude una
cerda con sus rayones de anochecido. El otro día me topé con la piara cuando
bajaba a tirar la basura, ¡menudo susto¡
Enchufé al
verraco con mi farol y salieron de estampida detrás todos los miembros de la
familia. En algunas partes de España están adquiriendo una mala fama que no le
corresponde: el jabalí animal prehistórico y su cabeza apepinada ilustra los
motivos heráldicos y blasones de algunas casas solariegas de Asturias, Galicia
y Cantabria. Por todo el norte salían—por costumbre del tiempo invernal— las
partidas de los señores con sus lebreles para dar la batida a la caza del
“gochu”. Constituyó
la presa más codiciada de los monteros medievales y su carne algo agraz y
montisca la sirven en restaurantes asturianos como plato del día. Sin ir más
lejos días antes de Nochebuena, por poco apaño una cólico por la ingestión de
estofado de “mortecino”, del súrido, que estaba un poco indigesto, dentro del
menú a base de fabada, guiso de jabalí, arroz con leche, pan de borona, y una
botella de peleón, ocho euros, en el mesón del Alto el Praviano. También se
dice del puerco salvaje, al igual que del gocho, que del mismo están buenos
hasta los andares pero no he visto nunca adobarse sus jamones o no se tiene
dello costumbre por estos pagos, ya que sus grasas son menos suculentas que las
del cerdo doméstico y saben a montuno.
Anteanoche
sentí aullar a un perro. Salí a la puerta y vino cojeando hasta la antojana una
podenca. Tenía la pata destrozada. Se la había comido el jabalí de una
dentellada en su lucha cinegética. Al chancho lo tienen miedo los galgos y los
perros de presa. Era una herida de guerra, signo cruel de la eterna batalla de
la supervivencia. ¡ Animalito!
Capítulo 52
VUELVO A COMILLAS DESPUÉS DE 57 AÑOS
Regreso a la que fue mi casa
durante el curso 59-60 alumno de 5ª de retórico. Me emociono al recordar cuando
subí primera vez la cuesta la
Cardosa y Aramburu el hermano de ese vasco que ha publicado
un libro sobre ETA me presentó al padre Mayor una sabiduría en letras
grecolatinas. Nadie se baña dos veces en el mismo río. Ha corrido el agua y hay
que contar muchas mareas y bastantes resacas alguna galerna desde aquella tarde
de otoño hasta este ocaso de primavera donde me presenté con mi esposa. Las
inmobiliarias han convertido el viejo pueblo pesquero de comillas en lugar
irreconocible. Nos perdemos por los recovecos callejones hasta dar con la
subida a la Cardosa.
Pago dos euros a un ostiario asturiano y parece que se me
aparece el P. Heras aquel maestrillo que tanto me ayudó en mis dificultades.
Para mí un verdadero hijo de san Ignacio. Era de Aranda y me horroriza el
recuerdo de otras cosas como por ejemplo el padre Eguillor mortificándome con
sus alegatos de que era un inepto (cuantas noche las pasé llorando oculto el
rostro entre las mantas), la visita de mi pobre padre unas navidades, el
paquete que me mandaron de casa que se perdió en la rectoral y a un muchacho
que era de Potes lavándose los dientes postizos en la fontana de las camarillas.
Aquel muchacho que me enseñó fotos del guerrillero Juanín muerto por la guardia
civil y decía que su padre estaba en la cárcel por rojo se ha convertido hoy en
el oráculo de la sección religiosa del diario El País. Le temen los de la conferencia episcopal porque casca
verdades de apuño. Tanta belleza de aquellas montañas y las lecturas de Pereda,
Cela y Palacio Valdés me inclinaron por los caminos de la palabra y la
literatura. En realidad yo lo que querría ser era cura y, en cualquier caso,
sígolo siendo porque el amor a la belleza del cristianismo y a el estudio en
libertad morirá conmigo y viva el Betis manque pierda. Aquellos años
imprimieron carácter y yo sigo acérrimo en la partida de los Sin Camino de Castillo Puche embebidos
por el viento de profecía. Los presagios se han cumplido. Comillas es un
caserón vacío que quieren habilitar para no sé que el seminario mayor porque el
menor está en ruinas. Las ramas de un humero (aliso de tupida barba) se
asomaban por la ventana del refectorio donde nos daban sopas con honda en
aquellos desayunos conventuales calderadas de leche en polvo. Todas esas ideas
que revelo en mi novela "Seminario
Vacío". Los pecados mortales de la Iglesia". Amamos mucho a esta iglesia
peregrina en la tierra y ella nos hizo la cobra, pero a una madre se la quiere
por más que nos maltrate y se haya comportado con nosotros los ex de una manera
cruel. Viva el Betis manque pierda. Ya digo.
Capítulo 53
TIEMPO DE DE CEREZAS
Pido perdón al lector. Por un lío de epactas y
debido a que tanto la fiesta de la
Ascensión como la del Corpus Christi de los jueves que
relucían más que el sol han pasado al domingo me hice también un embrollo entre
el calendario juliano y gregoriano que en el año 2007 ofrecen fiestas
coincidentes y la
Bozneschenie (Ascensión) cuadraba con nuestra fiesta pero los
ortodoxos rusos, y cuyo santoral trato de seguir a través de Radio Blago, una
emisora ortodoxa situada en un monasterio (oraciones y salmos, pláticas,
hermosa liturgia, las 24 horas del día, gracias, Jesús mío, que sigues presente
en la historia a través de este instrumento maravilloso que es el
microprocesador Word) lo festejan un miércoles. Gracias también a Paloma Gómez
Tablas y mi admirado Miguel Ángel García Brera y el otro amable señor por
recordarme el error. No creo que tenga por otro lado mayor importancia. In
ascensione Domini, pues, Y ¿varones galileos qué miráis ahí como pasmadotes?
Viri galilei, quid aspicitis in caelum? Cristo se fue al Padre. Aquel al que
visteis subir al cielo del mismo modo volverá al fin de los tiempos. Se consuma
de esta forma la promesa mesiánica. Desde entonces los creyentes nos hemos
pasado la vida mirando al Cielo, resignados. Porque creemos en lo perfecto y
vivimos en un mundo imperfecto. Es la fiesta que seguía a la de las letanías.
Esto es las Rogativas. Cristo se va y deja un campo florido. Sus pies y sus
manos llagados de cuerpo glorioso bendicen la tierra. En España ya es
primavera. El pasado domingo fui a misa a la catedral de Oviedo y acabo de
regresar a Madrid. Allí sigue siendo una gran fiesta, tambor y gaita y danza
prima a la salida de misa. Danzantes a toda mecha y humor y jovialidad. Esa
jovialidad ovetense no la ofrece ninguna otra ciudad española, o al menos así
lo creo yo ¿No era el corpus? Le dije a mi santa cuando predicaba el cura su
sermón muy de circunstancias. ¿Dónde tienes la cabeza de melón? Hoy celebramos la Ascensión. Pues
ciertos son los toros... Que a veces uno tiene que estar al santo y a la
limosna y se nos va el santo al cielo con esto de las nuevas rúbricas del
misal, bueno ya no hay misal en realidad. Los que ya hemos sumado algunos años
acusamos más que nadie estas inconsistencias en las fiestas móviles. En Oviedo
cayeron toda la jornada chuzos de punta. La meteorología, adusta, hasta parece
que protestaba por el cambio de horario. Domingo de orballo y borrina pero el
campo astur estaba hermoso en sus nueves matices de verde. Y las mocinas de
Oviedo que guapas son, Dios. Y la copla seguía sonando al husmo del refrán
meteorológico. "Por la
Ascensión, rosas en Oviedo y cerezas en León".Todos
recordamos este día nuestra primera comunión, el alborozo de las campanas. En
España se solía comulgar en esa fecha y creo que se sigue haciendo gracias a
Dios aunque seamos más laicos qué se le va a hacer pero ¿no tendrán la culpa
los curas por haber renunciado a una tradición milenaria con tanta alacridad? En
este día gozoso y triunfal no se puede por menos de recordar la elegía de Fray
Luis de León en su oda ¿Y dejas, Pastor Santo? Cristo triunfa sobre la muerte y
se va al cielo a prepararnos la morada del Tabor. Es el premio al dolor de la
cruz. Y nos deja la potestad de curar, de hablar y escribir lenguas – a muchos
no les afecta porque siguen siendo tontos en tres idiomas- y de arrojar
demonios y de domar serpientes. Se consolida la Parusía y el Espíritu
pentecostal que sopla cuando quiere y como quiere. Hoy cantando esta misa me he
sentido con más fuerzas, más creyente. El bautismo nos vuelve inmunes contra la
picadura del escorpión y del basilisco. ¿Y las serpientes? Que repten. Que
arrastren sus inmundas panzas sobre la tierra. Varones galileos ¿qué andáis
mirando ahí al cielo? Estamos curados de espanto. El Salvador nos legó la
triaca que contra la picadura de la víbora y de las lenguas venenosas nos vuelve
indemnes. El evangelio de esta fiesta era uno de los más hermosos del año:
"Estos signos serán de los que me sigan: en mi nombre lanzarán demonios,
domarán serpientes, hablarán múltiples lenguas y si algún veneno bebieren no
les hará daño. Sobre los enfermos e impedidos impondrán las manos y
sanarán". En mi pueblo se denominaba el jueves de la ascensión el Día del
Bien. Seguramente por aquel "et bene habebunt" que nos promete el
Maestro de Justicia y de Misericordia en el evangelio de Marcos. Las abuelas castellanas
hacían el tradicional hornazo a base de rosquillas de palo que se repartían por
las casas. Se condimentaban con unas hierbas recién nacidas, hinojosas y
gencianas- en las parameras por esta época que aliviaban el vientre y curaban
la opilación. Así que Xto. Se va al cielo pero nos deja a buen recaudo. Todo
atado y bien atado. No tengáis miedo. A tanto malvado y malvada pero no es que
sean malos es que son gilipollas Él es más fuerte que la muerte y la
enfermedad. La ascensión es su apoteosis. El colofón a la resurrección lo que
vuelve a nuestra religión – practicada por nosotros hombres de poca fe y
pecadores- invencible y superior. Por eso, nos atacan con tanto saña y denuedo.
Pero en un plan teológico por lo que toca a los novísimos no hay color ni
comparanza con el catolicismo. Nuestra religión es perfecta. Las fuerzas
oscuras no dejan de colocar chinas en el zapato y una de ellas es esta
confusión de fiestas y de epactas, ese miedo que ha demostrado la jerarquía a
salir en defensa de su fe, esa contemporización con el mundo y con los ámbitos
de acoso y derribo a la gran catedral. Me alegro haber cometido este gazapo
para demostrar a quien corresponda que el traspaso de dos de los grandes jueves
del año, Ascensión y Corpus, para muchos fieles católicos de nuestra querida
España es piedra de escándalo. ¿Y dejas pastor santo tu grey en este valle
profundo? Quizá el otro día por eso en Oviedo y en León llovía a cantaros. Pero
las cerezas y las rosas estaban ya en sus cestillos como todos los años. Colige,
virgo rosas. Qué solos nos dejas, Señor, pero qué confortados. Pasó ya la Ascensión pero nos queda
su octava. Gozoso tiempo de cerezas y rosas y de primeras comuniones.
Domingo, 20 de mayo de 2007
Capítulo 54
Bajábamos al refectorio hambrientos después de las
preces la misa conventual y los puntos de la noche anterior en que nos
obligaban a meditar en la muerte. Silencio sepulcral. Sólo se escuchaba el
entrechocar de los cubiertos y el borbotar de las cafeteras humeantes y
maternales que servían en calderos por las mesas alineadas los semaneros. El
presidente se sentaba en la consola circular preferente que llamábamos
“rostrum” y el prefecto se paseaba por las aleas del comedor mirada en ristre y
un breviario de piel Rusia y cantos de oro bajo el brazo.
Era don Marciano Monroy un clérigo elegante que vestía
sotanas entalladas de cachemir y olía a agua de colonia. Usaba loción “Varón
Dandy”. Tenía la boca pequeña y la mano lista para repartir cachetes a los
rezagados los desaliñados los “díscolos e incorregibles” según el reglamento.
Con él de vigilante no había que salirse de la fila. Podías comulgar sin
ir a misa. Por menos de nada te caía una “hostia” de la mano regordeta del
prefecto. De vez en cuando se metía por medio de las ternas y corría la
baqueta. Zas. Fuego a discreción. Había sido don Marciano capellán castrense de
un barco de la marina de guerra que se llamaba el “Furor” y de los sargentos
había aprendido aquella odiosa técnica de sacudir el polvo a los educandos. La
letra con sangre entra. Creía nuestro prefecto que todo en esta vida se arregla
con un buen sopapo. Nos tenía a los trescientos y picos tíos que integrábamos
el seminario menor derechos como velas. Zas.
—Pero si no hice nada, don Mariano.
—Pórtate bien te dije.
Y al que protestaba volvía a solmenarlo de refez.
Tenía una mano gruesa de cavador, de Valladolid, y
cuando te daba con lo gordo hacía daño. Pero olía a buen tabaco y a agua de
colonia.
Sus cigarrillos americanos Winston, Chester, Camel,
sahumaban de perfume los pasillos de los tránsitos. Porque hedía un poco a
montuno en todo el seminario. Así, purificamos el ambiente, alegaba don
Marciano. Entonces, el lector de semana se subía al púlpito y declamaba la
página del martirologio romano que correspondía a los santos del día, con el
brío y el entusiasmo del pregón pascual. El mejor de todos los que leían en
aquel seminario de postguerra era un alumno pequeñito de quinto al que apenas
se le veía sólo la cabeza porque era muy corto de estatura. Le llamaban rompetechos
pero andando el tiempo llegaría a ser un predicador de campanillas. Tenía una
voz poderosa y una dicción perfecta. Era de un pueblo que llaman Valdesimonte.
No se me olvidaría aquel lector, que consiguió cantar misa, uno de los pocos, y
aprobaría las oposiciones a canonjías. El cabildo le nombró deán de la catedral
de Segovia.
Sus lecturas matinales al igual que las novelas de
Emilio Salgari que leería con una exactitud pasmosa, lo vivía, y a través de su
voz que escuchábamos, embaídos, vivíamos las aventuras de los mares del sur y
la muerte gloriosa y violenta de los casi un millón de mártires que tuvo la
iglesia en las nueve persecuciones acometidas por los nueves cesares contra los
cristianos. Nos aprendíamos no solo el santoral nombres y hazañas increíbles
sino también lugares de una toponimia que despertó nuestra imaginación:
Bitinia, Treveris, Cilicia, Capadocia, Numidia, Siria donde se derramó antes
que en ninguna otra nación la sangre por Cristo, etc. Valdesimonte solía
terminar su alocución con esta coletilla que traían todos los menologios con un
lacónico “Y en otras partes otros muchos santos mártires confesores y santas
vírgenes”. Entonces don Marciano daba una palmada y empezábamos a
desayunar: tostadas con mantequilla y café con leche en polvo, un regalo de los
americanos.
A unos los despellejaron vivos a otras las cortaron
los senos, a otros las orejas o les arrojaron a piscinas de agua hirviendo, los
tiraron al Tiber, o estiraron sus miembros hasta descoyuntarlos en el ecúleo. A
todos se les pedía lo mismo que tributasen honores al emperador pero ellos se
negaban en redondo a quemar incienso en honor del cesar. Con habilidad textual
los autores de las actas de los mártires casi increíbles por su valor solían
ahorrar al lector los momentos escabrosos de la tortura por ejemplo a santa
Justa y Rufina dos vestales sevillanas la palma del martirio la obtuvieron
después de que el verdugo “se las pasase por la piedra”. El derecho romano
prohibía asesinar a las vestales. Biografías increíbles lugares lejanos y yo me
seguía preguntando, Señor, por qué. Nos quedábamos a dos velas. El más
sanguinario fue Nerón que mandó iluminar Roma con los cuerpos de los seguidores
del Cordero recamados de pez y convertidos en antorchas. Aquel emperador algo
cegato y mal poeta que mató a su esposa Popea de un puñadazo del que abortó y
luego se enamoró del efebo Spiro cuyo rostro adolescente le recordaba al de
Popea hizo castrarlo y le escribía versos de amor. Los seguidores del Nazareno
eran considerados como una secta del judaísmo. La arena del circo máximo y del
anfiteatro se purificó con la sangre de Barbaras, Octavias, Macrinas,
Sinforosas Emerencianas Tarsilas muchas de ellas madres de familia, otras que
desempeñaban el oficio más antiguo del mundo en los barrios bajos de Roma
Nápoles o Pompeya, pero entraron en el cielo empuñando la palma del martirio y
sus nombres fueron registrados con letras de oro en el Libro de la
Vida. Sus estatuas llenaron las hornacinas
de los templos y se convirtieron en los nuevos dioses familiares de la
cristiandad que aquí cada santo siempre tuvo su octava y cada fiesta su triduo.
El judaísmo nunca estuvo más cerca del cristianismo que entonces y como bien
dijo Tertuliano la sangre de los mártires fue semilla de cristianos. Y al
destruir las legiones de Vespasiano la ciudad santa de Jerusalén que pasó a
llamarse Aelia Capitolina empezó la gran diáspora.
El largo camino por tierras ajenas que será nuestro
destino junto con la protesta y la rebelión a los dioses convencionales echó a
andar por la historia. No se olvide que somos elegidos para el dolor y para dar
testimonio de Su Nombre. El judío nunca adorará por tanto a falsas deidades
incluso aunque se disfracen de falsos eslóganes como de vuelta a la tierra
prometida. Eso lo sabemos bien los que portamos la antorcha del fuego sagrado,
somos motivos de escándalo. Somos carne de horca, lugar común de afrenta y
vituperio. Por eso la voz estentórea del de Valdesimonte desde el pulpito del
refectorio sigue resonando en mis oídos como un aviso y como un exhorto a la
esperanza, al pasmo y a la crítica. Sigo teniéndomelas tiesas contra el tirano
— los nerones y caligulas de hoy son más sofisticados que los de los
primeros siglos pero mucho más contundentes, muchos de ellos visten sotana y cuelgan
al cuello la cruz inversa— combato una pelea sin fin. Contra los impostores
lanzo mi grito con san Lorenzo a las propias barbas del verdugo. Dame a media
vuelta que ya está tostada esa paletilla ahora por el otro lado. En boca de los
mártires el sarcasmo era un arma poderosa. Por ejemplo, me viene ahora a la
memoria el desparpajo con que respondían aquellos falangistas en la checa de
san Anton de Madrid cuando eran convocados a subir al camión donde serían “paseados”:
—Fulano de tal y cual
—Chapándomela— contestaba un flecha pequeñito
al que apenas le apuntaba el bozo y su clamor recorría imperioso las galerías
de aquella cárcel donde se fusilaba siempre al amanecer.
Ese menoscabo de la propia vida y la valentía ante la
muerte al tirano le saca de sus casillas. Gloria, pues, a la santa memoria de
aquellos víctimas de lo políticamente correcto. Que no chaquetearon ni
combayaron. Por seguir a Xto fueron apaleados, fusilados y crucificados. Me río
a las propias barbas del verdugo. A mí estos esbirros me la chupan. Así que
digo con el de Valdesimonte, en loa, a los santos desconocidos y de los que
nunca sabremos el nombre:
—Y en otras muchas partes otros muchos santos
mártires, confesores, y santas vírgenes…
“Animula, vagula blandula hospes comesque corporis”.
La vida pasa pronto como reza el verso el verso del
gran emperador Adriano que luego traducimos en las clases de latinidad.
Capítulo 55
TRES JUEVES HAY EN EL AÑO
Tres jueves hay en el año que relucen más que el
sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión. Traen
auras los recuerdos de olor a romero y a tomillo calles tapizadas con plantas
aromáticas y alborozado tañer de campas cantos eucarísticos al amor de los
amores gentes apiñadas en las aceras para ver pasar al señor. La carroza pasaba
portando el blanco viril testimonio de amor y de perdón estaré con vosotros
hasta el fin de los tiempos hecho pan y convertido en vino. Cuerpo de Cristo.
No tengáis miedo. Ñie baiotsa. La frase la escucho por Internet por Radio Blago
una estación ortodoxa que emite desde un lejano monasterio ruso perdido más
allá de los Urales. ¡Caminos misteriosos! ¡Oh milagro del amor! Porque en
España este jueves del año que relucía más que el sol es un día de diario salvo
en Toledo nuestra nueva Jerusalén. La Jerusalén española que guarda las esencias del
rito visigótico. Que siempre será católica o al menos en eso confiamos. La
custodia de Arfe asciende gloriosa por las vargas empinadas de la ciudad
Imperial, baja las cuestas, en Zocodover los cadetes de infantería le rendirán
honores y se interna por correderas misteriosas y empavesadas toldos del amor y
del perdón y un alfomar de rosas, por la Puerta del Perdón. Hosanna al hijo de David. El
corpus a los que los franceses llamaban La Fête Dieu (la fiesta de dios) es un perpetuo
domingo de ramos que conmemora la entrada en Jerusalén. La Cruz triunfa en la historia.
Extended, pueblos, la alcatifa; que pise la tierra el ángel de bendición.
Desenrollad vuestros mantos, tended humildes vuestras zofras para que sirvan de
blando tapiz al rey de la gloria. ¿Quis est iste rex Gloriae? Dominus potens
Israel, contesta el salmista con inspiración mesiánica.
Humillad vuestras cabezas. Todo está bien. Canta
la golondrina en la enramada y por las veredas nace la flor. No tengáis miedo.
No os suma la zozobra. ¿Quién eres? Soy yo. Quo vadis, domine? ¿Adónde vas,
Señor? Voy con Vos. No conmigo, no, pero te daré tal don. Eucaristía. Eulogía.
Palabras de perdón. Pasada la
Canaleja donde Segovia es todo un balcón que abre a sus
puertas a la luz y las auras guadarrameñas, estaban los soldados del regimiento
cubriendo carrera. Firmes. Un teniente abanderado presentaba honores. Este
teniente artillero era mi padre. Los acordes del himno nacional sonaban en la Plaza Mayor Escoltaban
el cortejo el obispo con capa magna. Un paje portaba los vuelos y aquel paje
con sotana colorada de monago era yo. ¡Oh aquel obispo rozagante! Un santo, un
verdadero santo (Daniel se llamaba, Daniel Llorente de Federico) que vivía muy
pobremente y era austero y la cara demacrada por los largos ayunos, delgado y
tieso como un huso, le recuerdo, no escatimaba el boato y el esplendor de la
liturgia en las fiestas señaladas. Su entrada en la catedral se efectuaba al
son de clarines y timbales. Un añafilero atacaba la caja y el maestro de
ceremonias, un cura gordo que se fumaba sus buenos puros en las fiestas de
guardar e invitaba a los amigos beneficiados a tostón en el Bernardino pues
venía de una casa de labranza rica de Hontanares y además le había tocado la
lotería, daba el aviso:
-—Celso, toca, que ya está aquí el obispo.
Había un trajín de sotanas en movimiento, prisas y
el volar de los faldeos de capisayos en el enlosado de las naves del transepto,
allí toda la magia y el arte del gótico tardío de Gil de Hontañón y allá en lo
alto de la nave del triforio sonreía maternal el cuadro de la Virgen del Perpetuo
Socorro. Al tomar posesión de su cátedra monseñor Llorente (seguía el
ceremonial de Toledo, según las rubricas del libro gótico, el cantoral gordo
que abría sus paginas de pergamino apoyadas sobre el facistol del coro) y cada
una de las rubricas las seguía a rajatabla, la primera mirada era para aquella
imagen. El maestro de ceremonias le iba señalando con un puntero de plata la
oración del misal que tenía que leer o la antífona que cantar. Su primera
mirada y su primera oración era para aquella Virgen sobre la predela
catedralicia, que ocupaba casi todo el hastial sobre los ánditos del transepto.
Yo también llevo desde entonces zurcida a las entretelas de mi corazón el dulce
mirar de la Madre
de Dios. Sonaban triunfales bajo la totalidad de las cúpulas las melodías del
órgano. Yo era aquel monaguillo que en la fiesta del corpus y otras
solemnidades portaba la capa magna detrás del cortejo episcopal de empuesta al
diacono con la cruz alzada y los acólitos y turiferarios. Me halagaba que me
vieran y si fijasen en mí las vecinas. Mira el curilla qué majo.
▬ El cante misa ¿para
cuando?
▬ Pronto, doña Macrina.
Esta señora era amiga íntima de doña Patro. Eran
dos solteronas que salían juntas del bracero. No se perdían ninguna procesión,
triduo ni novenario. Yo les sonreía con la capa magna del obispo recogida en mi
regazo y que abultaba más que un servidor. La Macrina y la Patro siempre juntitas y del
bracero simpáticas beatorras, pero muy tacañas pues no se estiraban jamás
cuando yo iba a llevarles la "caja" –un san Antonio o un corazón de
Jesús o la Dolorosa-
que según piadosa costumbre se iba repartiendo por las barriadas de mi
parroquia de Santa Eulalia. Todo lo más una perra chica o un bollo cuando había
casas donde me regalaban un duro o una entrada para ver una película en el cine
Cervantes. Yo no comprendía a aquellas solteronas siempre tan juntitas, tan
simpáticas, tan redichas, siempre de hábito y ceñidas con algún cordón, a misa
de doce salían con un devocionario. ¿Serían monjas? No; no eran monjas.
¿Entonces como es que siempre están juntas y en permanente comunidad? Son dos
bolleras, me informó una de mis primas que se enteraba de todos los bulos que
corrían por la ciudad. No sabía lo que significaba bolleras. Lo miré en el
diccionario. Tampoco venía. Tortilleras, hombre. Ah. Acabáramos. Pero doña Patro
y doña Macrina siempre tan elegantes tan juntitas resplandecientes como dos
soles, no se metían con nadie, no dieron ningún escándalo, todo se quedaba en
casa, que parecían profesarse tierno amor. Habían nacido la una para lo otra. Y
hasta se murieron con más de noventa años casi el mismo día.
Don Daniel pasaba con gesto fatigoso y una sonrisa
bendiciendo a la congregación. Le quedaban dos meses de vida. Había sido un
gran catequista y pedagogo. Toda la cuaresma ayunaba y según cuentan debajo de
su sotana de cachemir, de las más elegantes que confeccionaba Zurita un sastre
de Valladolid dice que los v viernes ceñía sus carnes un cilicio y cuando murió
encontraron debajo de la cama al lado del orinal pues murió de la próstata unas
disciplinas emplomadas con bolas de acero (el gato). Este príncipe de la Iglesia murió en la
pobreza casi. Todo lo había dado a los pobres. Era un santo y un verdadero
padre san Daniel su vida y su personalidad digna de ser talladas por la pluma
de un Gabriel Miró. Pero no escatimaba ningún lujo ni esplendor en el servicio
de la Iglesia. Por
eso aquellos jueves santos en mi Segovia adorada brillaban más que el sol. Nunca
he ido por la vida en plan de recoge-pelotas y bien sabe Dios que nunca le tuve
envidia a nadie pero me fijo mucho. Y cuando iba en la procesión detrás del
señor obispo examinaba todos sus gestos, escuchaba todas sus frases. Y aquel
Corpus de hace medio siglo justo al posar sus cáligas (zapatos de obispo) sobre
el enlosado de la catedral donde yacían enterrados todos sus predecesores de
aquella diócesis le dijo a un fámulo:
▬ Pronto estaré yo aquí con
ellos.
El familiar, don Fernando Resines, que así se
llamaba el fámulo: un canónigo vigoro y muy sanguíneo, que despertaba la
admiración de las beatas por su brioso buen talle y hasta puede que alguna
estuviera enamorada de él secretamente, se revolvió como una ardilla:
▬ Señor obispo, ¿Quién
piensa en eso? Está aun para dar mucha guerra Su Ilustrísima.
Don Daniel que era un santo tuvo aquel jueves que
relucía más que el sol una premonición un aviso de su glorioso transito.
Moriría en olor de santidad tres meses más tarde aquel mismo verano del 57. Fue
la muerte del Justo. Se parecía un poco al papa reinante en aquel tiempo Pío
XII con sus lentes de concha redondos, su serena altivez de aristócrata de la Iglesia, su calva tallada
a cincel. Se sentía muy enfermo pero a pesar de la fatiga ofició con
minuciosidad el largo pontifical de casi dos horas. Ornamentos blancos casullas
recamadas de oro del siglo XV. La misa del corpus la escribió la escribió nada
menos que santo tomas de Aquino en 1264. Sonaron los himnos del Pange Lengua
Gloriosa y del Tantum Ergo y la secuencia del Lauda Sión. No fue una misa de
difuntos sino de resurrección y eso que nuestro prelado sabía que le había
salido la hoja roja. Tenía el don de profecía y el de la introspección. El
bueno cuando llega la hora se alegra. Sin embargo el malo se entristece. Mors
impii— del rijoso, del envidioso del que odia, del que se presenta con las
manos vacías a la mesa de la eternidad— pésima. Lo dice Eclesiastés. Y en
verdad la muerte del piadoso obispo fue como una eucaristía. Su recuerdo me
alienta a preservar la virtud, a perseverar en el bien aun a sabiendas de que
existe el mal. El odio y las navajas por detrás y la sombra del mal que acecha.
Nunca las tinieblas podrán soportar la claridad. Y esas tinieblas son mis
enemigas. Nada personal. Luchamos no contra la carne y la sangre sino contra
esos malos espíritus diaños del aire y de las ondas. Corpus Christi custodiat animam meam in vital aeternam. Es la fiesta. La apoteosis del amor. Un
amor que existe por más que no lo parezca. No tengáis miedo. Hoy, el Corpus.
Engalánese España. Es la fiesta del amor.
17/05/2007 10:41:52
Capítulo 56
ENTRONIZACIÓN DE BENEDICTO
XVI
El Campanón repicó gordo y el mundo en la misa de
entronización del nuevo papa, Benedicto XVI, creo que ha vivido momentos de
gloria y de esperanza. La apelación a la unidad del Romano Pontífice así como
la presencia de legados del patriarcado de Moscú, Alejandría. Antioquía, del
obispo de Cantorbery y de muchas comunidades protestantes amén del mufti de
Jerusalén y de imanes de varias mezquitas, ha abierto un pontificado que viene
determinado por el signo ecuménico y una carga de espiritualidad y de fundamento
teológico que faltó a algunos predecesores, un hecho que desde estas columnas
internautas nos encargamos de apuntar con gran escándalo de muchos que se
rasgaron las vestiduras y nos tildaron de blasfemos. A la Iglesia de Cristo, después
de un gran tiempo de dispersión y de imágenes arrolladoras le importaba
concentrarse más sobre sí misma, reagrupar filas, acercar al hombre del siglo
XXI al depósito de la fe y al mensaje del evangelio que es un comunicado de
alegría, hermandad, renuncia. Y eso sólo lo podría conseguir un habitual del
coro de Montecasino. Nápoles donde está situada la abadía sobre el valle de
Nursia que emplaza sus muros sagrados estaba de fiesta al igual que toda
Germania que ve sublimar a la cátedra de san Pedro a un bávaro - ojo que no un
prusiano como lo fue Lutero- ocupando el puesto número 265 de la lista y con un
nombre tan hermosamente limpio y de una gran tradición entre los sucesores de
san Pedro como el de Benedicto XVI. Atención que puede ser el papa de todos
poniendo a contribución toda la carne en el asador de su peso intelectual para
implementar las disposiciones del Vaticano II, sin menoscabo de que proclame un
regreso a la ortodoxia liturgia, pero siempre desde el espíritu del amor y de
la caridad, nunca desde los apriorismos y las descalificaciones gratuitas,
según la regla que siguen algunos de sus detractores que ya los empieza a tener
este hombre bendito y se han despachado a su gusto con insultos y bajezas
hirientes. Alguna prensa sobre todo la inglesa y la española me hacía pensar en
las páginas más burdas de "Fray Candil" y de la inmensa pléyade de
libelos anticlericales del siglo XIX. Pero que nadie espere la canonización de
la sodomía, para confusión de Mr. Cobblers. El pecado nefando es una aberración
contra natura. ¡Pobrecillos! Merecen nuestra pena y nuestras oraciones, nunca
un sitial de privilegio en la
Iglesia, que ha sido siempre cosa de hombres y de mujeres
entregadas a la causa del evangelio nunca a la condonación del vicio o a una
impropiedad de natura. En cualquier caso todo esto es adjetivo. Nada tiene que
ver con la sustancia. A lo largo de estas tres o cuatro semanas que han
conmovido al mundo hemos podido constatar aquellos que vivimos con la antena
bien desplegada la mano del Espíritu Santo. La elección de Ratzinger puede ser
una de sus dádivas. El primer papa alemán que yo recuerde fue Gregorio V
antecesor de Silvestre II, el inventor del reloj y por el cual sienten al otro
lado de los Alpes significada reverencia, ya que celebran con más fervor que
ningún otro pueblo la "Sylvester Abend", último día del año. También
hubo otro papa tudesco, aunque en realidad era flamenco, Adriano VI pero que en
la cronología cuenta como de tal nacionalidad. Los Estados Pontificios deben su
origen y personalidad a Carlomagno y sobre todo a su hijo Pipino el Breve que
otorgó a los obispos de Roma el poder temporal sobre territorios hasta que
éstos le fueron arrebatados por Napoleón. Por lo demás la historia del
pontificado está íntimamente entreverada con el Sacro Imperio Romano Germánico.
La defensa de la religión fu el móvil que puso en pie de guerra a Carlos V en
el cenit de la gloria pero hubo también momentos de desdoro como, por ejemplo,
la lucha por las investiduras, la huida a Canosa y la abducción a penitencia
del propio Enrique IV que se posternó a los pies del papa Gregorio VII, otro
monje benedictino que acabó sus días en el destierro y despojado de su silla
apostólica por el emperador actuando en rigor de venganza. Cosas de los hombres
pero con tales mimbres teje la pleita de su cesto misterioso el Divino
Paráclito.
Hemos consultado la relación de nombres papales y
el que se ha impuesto Ratzinger y el de Benedicto se distingue por haberlo
tomado sacerdotes de una gran espiritualidad, de un fuerte sentido canónico.
Son grandes pacificadores aunque no han dado ningún santo, sólo un beato
Benedicto XI y sí un antipapa y que era español: Benedicto XIII que por no
querer renunciar a su sede en Aviñón se retiró a vivir a Peñíscola
permaneciendo en sus "trece" sin corregegirla ni enmendalla hasta su
muerte en la localidad castellonense. Este alemán seguro que hará bien las
cosas. Está dotado de un fuerte carisma y tiene una sonrisa humilde y unos ojos
claros, descripción muy distante del sambenito de inquisidor o del remoquete de
"rothweiler" que le han endosado los ingleses. Ellos la verdad no se
distinguen por la elegancia de maneras a la hora de referirse al obispo de Roma
al que designan por lo menos el "bloody pope".
—No bloodys and no fucks, Mr. Parra – me decía a
mí el director de un colegio en una escuela del Norte de Inglaterra en la que
enseñé castellano.
Y luego de ahí para arriba haciendo caso omiso de
las proverbiales reglas de cortesía. Los ingleses siempre tan relamidos y
pulidos pueden resultar bastos y lenguaraces. Lo he observado siguiendo los
programas de la BBC
y del Sky News acerca de la preconización del nuevo pontífice que apenas han
tenido cobertura de forma muy desemejante a la que dieron a la muerte de Juan
Pablo II, caso insólito y tenido por un santo en las Islas. Pero en ello - y
que nadie se ofenda- juegan los réditos creados por la política. Para los
ingleses no hay amigos ni enemigos sólo intereses. Polonia ha sido siempre su
aliado natural en la balanza de poderes contra Alemania y contra Rusia y
Alemania su natural enemigo. Miserias y grandezas de la condición humana. El
peso de la púrpura. Papas ingleses sin embargo, sólo ha habido uno y los
alemanes se cuentan con los dedos de la mano. Por lo general el colegio
cardenalicio siempre se ha inclinado por los franceses y por los italianos. A
pesar de todo, creo que Benedicto XVI parece que lo han vaciado en molde y da
justo la medida del papa que todos necesitábamos, el "slandering" y
el cachondeo de los británicos y de los españoles miméticos y con complejo de
inferioridad frente a los hugonotes de los grandes "trusts", para los
tiempos difíciles de la primera década del siglo XXI. Puede dar la campanada en
cuestiones de régimen interior (ordenación de hombres casados y admisión de la
mujer al altar en órdenes anciliarias, pero nunca el presbiterado) y sobre todo
la reanudación del dialogo con los ortodoxos. Este puede ser el pontífice que
haga que Roma y Constantinopla vuelvan a ser una. Lo dice este plumilla que un
día soñó entrar en el Russicum donde los jesuitas romanos preparaban sacerdotes
para ir a Rusia. El hecho de que el metropolita Cirilo, segundo del patriarca
Alejo II, asistiera como plenipotenciario a la pontifical de preconización, es
un avance de muchos enteros con respecto a lo que aconteció con el papa
Wojtyla. Que tuvo unas relaciones desastrosas con los rusos a pesar de ser un
papa del Este.
Llamó a los judíos con frase de san Agustín en sus
"Confesiones" los "hermanos mayores de nuestra fe". Y esta
cita la hizo nada más comenzar su apelación ecuménica en la misa de
entronización, lo que desbarata ciertos argumentos de antisemitismo que
empiezan a sonar por ahí. Sin embargo, se registró en la ceremonia una gran
ausencia: la del Rabino Mayor de Roma. Que no pudo asistir pues precisamente
hoy celebran los hebreos su Pascua. ¿Una excusa o razón válida? El nuevo papa
ha recibido palio de cordero pascual inmaculado y el sello sigilar. En sus
manos uno de los oficios más duros y con mayor responsabilidad que pueda haber
en esta tierra. La gracia del Espíritu suplirá las mermas y limitaciones de la
condición humana. Él nos lo conserve en salud muchos años.
Esta tibia mañana de domingo de abril ha sido
hermosa. Fui feliz contemplando la pontifical por televisión. Es algo cicatera
la vida con nosotros en ocasiones como ésta de suerte que estos momentos, tan
escasos, de felicidad y de elación para los que aman las cosas espirituales
tenemos que aprovecharlos.
24 de abril de 2005
Capítulo 57
EL GENERAL FRANCO Y EL
PERIODISMO DEL SILENCIO.
Me afianzo en lo superlativo huyendo de lo
diminutivo de nuestra vida venial y gremial y comienzo deseándolo a Julito, al
que todos queremos y conocemos de antiguo, y perdonamos sus pecados y sus
pedos, sus pecadillos y pecadazos, quien no los tiene, y el que esté limpio de
culpa que tire su primera piedra, pero los que sabemos qué es persecución y
somos trigo limpio en medio de estos almiares putrefactos, y seguimos,
impasible el ademán, (quién no ha tenido alguna bronca con Merino alguna vez,
grescas de juzgado de guardia en las que sale a relucir de todo hasta las siete
señas del hijoputa, mas luego no era nadie, es incapaz de guardar ningún rencor
este egabrense un poco squarehead, un poco loco de Guttemberg, que yo creo que
ha leído demasiados libros de Unamuno, es difícil que dé el brazo a torcer, y
en él lo malo es ese puñetero pronto que tiene) muchos éxitos le auguramos en
la aventura editorial que acaba de emprender. Julio es arisco y a la vez
encantador como todos los cristianos viejos. No es un tornadizo ni golpista, ni
nada de eso. El rigor a sus principios merece todos los respetos. Salta, como
todos nosotros, a las páginas de la actualidad desde el Periodismo del
Silencio. Ha demostrado que tiene redaños puesto que a un periodista hecho y
derecho como él lo metes en galeras, en el limbo del no ser, y eso supone una
medio condena a muerte. Él lo ha aguantado con estoicismo. No en vano es
paisano de Séneca. "El otro Franco" es un buen texto aunque después
de leerlo echo en falta el período ovetense del militar cuando fue destinado de
comandante al Regimiento Milán. Fue en Asturias donde empezó a estudiar y a
entusiasmarse con la idea de España y donde tuvo sus más y sus menos con las
fuerzas vivas de la región, quienes le donaron con el apodo del "Comandantín".
Su noviazgo con una Polo también ofreció sus lados problemáticos. En dos
ocasiones estuvo a punto de suspenderse el himeneo; una por la oposición de la
familia y la otra a causa de la guerra de África. Fue convocado en vísperas de
la boda. El lacónico Franquito dicen que dijo:
▬ Carmencita puede esperar.
España, no.
Y así, otra vez a torear. Las balas como las
cartas siempre llevan tu nombre y dirección. Cuando vienen no queda más remedio
que "abrirlas" en la esperanza de que no sean letales, sólo tiros de
suerte. Las relaciones con Mola también siguen un tanto difusas e inéditas y
uno de los grandes misterios de la biografía. Claro que a lo mejor a Merino en
vez de un libro de trescientas páginas le hubieran hecho falta mil quinientas.
En Asturias tuvo para sí el descanso del guerrero. Largos paseos por la finca
de Llanera y ya de viejo lo que más le prestaba del mundo era marchar a pescar
al río Narcea y meter al "Campano" en su retel.
Nos alegramos del triunfo de su libro sobre el
General y se lo pasaríamos por el morro a más de uno, a ver si te enteras
Contreras, aunque me temo que estos libros que postulan la verdad, son
ponderados, ni hagiográficos, ni puras acrimonias como la de aquel mal
estudiante del colegio de san Antón, flecha de todos los campamentos y becas
facilitadas por la OJE,
de padre rojo luego enchufado en Sindicatos, al que en el SP llamábamos el
Narices y que cuando entró en la redacción con tantos granos y diviesos en la
cara pensábamos que su acné era debido a su manía masturbadora, y otros que
escupen contra su pasado y las leyes de la gravedad que no perdonan hacen posar
el gapo sobre sus hombros, susciten las iras y bilis del personal. En aquel
tiempo en este país de carnés y de fichas catalogadas a nadie se le hacía
escrutinio de sus orígenes. Una pena que vuelva a haber bandos y se excaven de
nuevo trincheras con dos zanjas: ellos y nosotros. Corderos bienaventurados a
la derecha y condenados y précitos cabrones y cabritos a la izquierda. Unos al
cielo y otros al fuego eterno. Ya verás, Julito, que como volvamos a ganar,
estos que ahora se desapuntan con tanto desparpajo volverán a hacer oposiciones
para ingresar en el cuerpo de profesores supernumerarios con un aval del jefe
de Centuria de Falange de su lejana provincia. Por cierto, el flecha del
campamento, pajillero y meón, por otro nombre el Narizotas - cualquier día de
estos le echan de Segovia que es mi pueblo o los cadetes le pegan una paliza
que es lo que traen estas historias de remover el fango de la guerra civil que creíamos
enterrada- el otro día desde una columna de la Prensa del Meneo él que
formó parte de la prensa del movimiento, con pretensiones de furibundo Sansón
quería derribar la cruz alzada de Cuelgamuros con los cuatro evangelistas de
Avalos dentro, sus cuatro flancos y todo. Iskra de su furor. ¡Vaya un pión! Que
le sirvan dinamita. ¿Volarán la montaña donde está la cripta catedral,
sarcófago de tantos muertos? ¿Tendrán cojones? El libro suscitará reacciones de
todos los colores. Los enemigos de la verdad están que trinan pues es un nombre
que aún levanta ampollas y a la culebra le gusta cambiarse de camisa - a
sabiendas de que en los disfraces estriba su poder de humo y confusión- y
procurarán por todos los medios impedir la difusión del escrito. En otra cosa
que son expertos estos manipuladores de nuestra memoria es en colocar mordazas
y en tachar nombres. No pueden vivir sin pisar cadáveres y son responsables de
la muerte civil de muchos escritores. Cada mañana veo toda una peña de
fusilados que hacen cola para tomar el autobús. Son los muertos vivientes de
don Dámaso. Pertenecen a una España de medio pelo, la que ficha y está en
nómina. Madrid, poblado por siete millones de cadáveres. Una gran mega
necrópolis nos espera al bajar la
Cuesta de las Perdices. Pastueños, sometidos al régimen a
éste y al que venga, con tal de conservar la sinecura. Si les tocasen la
cartera, si les echasen del ministerio a lo mejor se tiraban al monte, pero
sólo entonces. De momento, estos franquistas espectros de lo que se fue sólo
piensan en sobrevivir en la paz de sus adosados. Que no les molesten. Que no
les vengan con milongas. Lo único importante es su vida es la hipoteca y poder
hacerla frente a fin de mes o, divorciados de tres matrimonios, pasarle a la ex
los gastos de alimonia. Católicos, al único santo que ponen velas es a Santa
Nómina. Y los amigos y franquistas de toda la vida instalados en su comunidad y
en sus raquíticas mentes de chorlitos y en su inteligencia minúscula de torzal,
a los que la noción de un Franquito juerguista, algo librepensador y con
instintos libreros, ellos que se asustan de la letra muerta y que no han leído
en su vida, ni falta que les hace, se rasgarán las vestiduras. Dirán lo de te
has pasado tres pueblos, majete pues tienen del Caudillo una imagen hierática,
descarnada, casi inhumana de aquel gran español que se llamaba Francisco Franco
Bahamonde. La utilizan como elemento de acreditación, como hicieron con José
Antonio, para tener una ficha e ingresar en una plantilla. España tiene complejo
de funcionario cesante. Que vendió su alma al diablo, que se afilió al Psoe en
catarata. El problema de Franco es que es un coloso, un héroe epónimo demasiado
grande para un pueblo tan capidisminuido como el español, que vive huérfano de
su antigua grandeza y al que le están engañando como a un chino desde las
instancias del poder mediático e incluso desde algunos púlpitos. Como un Cid
que cabalgará milenios por la historia de España Franco ahora inspira miedo. Y
a sus enemigos es que les vuelve locos, vaya. Se ponen histéricos, con la sola
mención de su apellido, echan espumadas por la boca, se hacen cámaras, o se
mean por la pata abajo. Tiemblan a la mención mera de su nombre más que al
pedrisco. Por eso despearon su estatua de noche pues descabalgarle de día no se
atrevieran, no fuera que el jinete de hierro picara espuela y el general de la
estatua desenvainara su espada .y el caballo saliendo de la horma de metal en
la que le vació el artista se liase a pegar brincos delante de la guardia mora,
como solía. La simple memoria les encabrita a estos sepultureros de la historia
- les recuerdo que mi gran maestro Rodrigo Royo, un falangista que colocaba a
rojos en su periódico, al que tanto debemos los de nuestra generación escribió
una novela bajo ese título - a estos prácticos del exterminio de la
"recordatio nostra" en codicilos y libelos, tan en boga. Claro se
forran. Parece que hasta que salieron a la palestra los Pío Moa, los Cesar
Vidal no hubiera habido historiadores. Son coto cerrado, prestidigitadores del
numerus clausus, familia endogámica que no permitirán el acceso a una tertulia,
donde mandan las sociologías de don Híspido Estadístico. Con tal de subir y
mantenerse en el machito estos fulanos que juegan a la derecha mandarían a
galeras al mismo Larra. Ellos son el gobierno y la oposición. Son el santo y la
limosna. La tesis y la antítesis. Si tú te llegas a ellos diciendo que eres un
poco la síntesis, te tomarán por un fantasma que les bajó del cielo de sopetón,
y que no esperaban porque aquí hay que planificar todo. Hasta las ideas. Por
eso, si les hablas, se quedarán de piedra abriendo la boca tres palmos:
▬ ¡Ah!
Nuestros anales estuvieron en manos de los que
perdieron la guerra civil o en manos de los ingleses. A toda una generación de
españoles, la que tiene menos de treinta años, se les ha vedado el acceso a
nuestro pasado. Franco- eso fue lo malo- habiendo ganado la guerra real en el
campo de batalla, resultó vencido en el campo por la gran parafernalia que le
fue adversa del mundo de la información, en manos siempre de los sinagobos a
los que tanto admiraba. Candaron con siete llaves el sepulcro del Cid y he aquí
que llegan promociones que no saben nada o que les preguntas quién era Isabel la Católica y te contestan
que una guarra, que estuvo siete meses sin cambiarse la camisa.
Otra cosa que les falla es su falta absoluta de
sentido del humor. Como he estudiado durante estos años los usos, costumbres,
atavismos y manías de la serpiente podría volverles locos, si tiro de archivo,
sé mucho de sus manías y renuncios. Pero no me da la gana hacerles el caldo.
Que se jodan. Un ángel habrá borrado sus nombres del libro de la vida con el
mismo afán maligno con que ellos han intentado descabalgarme y suprimirme de la
lista. Para mí no existen. Son entes de razón. Entelequias literarias y
políticas.
▬ Rubicundus erat Judas.
▬ Y yo creo que también
mallorquín, una mosca cojonera con pecas y con gafas.
▬ Habló el oráculo para
decir inconveniencias.
▬ Y ¿qué dijo?
▬ Chorradas. No sé si salió
el chueta que lleva dentro o el subnormal profundo que le habita en el desván
de su desvencijada casa.
Sólo nos salvará la poesía y a mí es lo único que
me interesa: el culto a la belleza a través de la palabra. Eso y la Venus de Milo que no era
blanca ni indoeuropea sino etiope como la reina de Saba. La diosa la vi surgir
entre la espuma, entre la marea humana del Intercambiador. Hermosos muslos de
ébano, talle de avispa. Egregia entre todo el oleaje humano de Madrid, el
malecón donde se estrellan las olas de las muchedumbres del mundo, los ilotas
apátridas. La bomba de Mao nos acaba de estallar entre los dedos, pero no
importa, les haremos sitio. Hablan acentos extraños, el color de su piel no es
la misma, pero bufan, compiten y corren ya en nuestra manada. La carrera de ratas
está servida. Birds of the same Heather —dicen los ingleses — flock
together. Pero
aquí vuelan plumas muy diferentes en bandas globalizadas. Esta ciudad fue
siempre hospitalaria, dura y castiza, muy milagrera, amante de verbenas y
botijos y más papista que el papa, aunque ya están celebrando los funerales por
España. Han labrado sobre la lápida la inscripción de "hic jacet". No
sirve darle vueltas. Adiós muy buenas y ahí te quedas.
Ha sido una maniobra perfecta y bien orquestada,
de espaldas a la galería. Ya no controlamos las riendas. Los políticos siguen
mamando de la teta y a Juan español le engañan contándole cuatro monsergas. ¿Y
para qué queríamos tanta información que desinforma? Yo quisiera ser
analfabeto, no saber nada de estos tejes manejes de trastienda. El conocimiento
allega dolor. Por eso sufrimos tanto los que sabemos. La revolución silenciosa
toca ya a su fin aunque parece que la gente está despertando, tarde y
torpemente, y se da cuenta de que le han vendido la burra mal capada. Momento amargo
Míster Cobblers, el Cuentanubes cejijunto, que ha
recibido órdenes de arriba y es más acomodaticio de lo que algunos lo suponen
al mandato de Supraba yo creo que pertenece al mundo onírico de las pesadillas.
Pero no me voy a poner a escribir más sobre ese individuo que me da repelús. Va
a convertirse en el Pedro Go de nuestros informativos porque la gente nada más
verle aparecer agitando la zocata, mirando con ojos de basilisco y haciendo
sonar su voz engolada hace zapping o apaga la televisión y lo dejan con la
palabra en la boca. Este sí que tiene verdadera madera de dictador.
No. De nimis non curat praetor. Que lo hagan otros
plumillas. Y que le den un jamón con chorreras. Yo no me mancho las teclas de
mocos. Mañana más.
23 de abril de 2005
Capítulo 58
PERVERSIÓN LINGÜÍSTICA
Tenía que evacuar
consultas no diplomáticas claro está sino editoriales. Llamo a Barcelona y me
ponen un contestador en catalán. Me siento un gilipollas porque no hablo el
catalán, lo leo y el lemosín a medias, tal vez por aquello del espíritu de
cuerpo filológico que uno lleva dentro y que mis maestros fueron catalanes (
Mariner Bigorra fue el mejor latinista que tuvo la complutense y siempre que he
de solventar una duda sobre étimos hay que acudir al Corominas complementario
al de maría Moliner a titulo de referencia porque el que acaba siempre
llevándose el gato al agua en cuanto al origen de donde arranca el uso de las
palabras es el Casares. Pero, recapitulando, el catalán se me atraganta como a
tantos otros españoles. Y ahora el gallego al que siempre sentía una simpatía
racial por cuestión de vecindario ya que tengo algo escrito por ahí sobre el
bable y gallegos y asturianos primos hermanos, tres pares de lo mismo. Porque
no es gallego eufónico y meloso de Puente Denme sino el de los caldereros de
Villalba, el que habla Fraga, que es un gallego castellanizado y algo
macarrónico. Telefoneé a Santiago e ídem de lienzo la misma cantinela. El
contestador de marras al aparato. Dije:
▬ Eu. (Yo…)
Y colgué. Pero recuerdo con nostalgia la jerga
melodiosa de los afiladores y de los segadores que nos mandaba Rosalía todos
los veranos. Venían los coitadiños rosados como ángeles y se los devolvíamos
como leños. Ay Santa compaña. Dulce Monforte de Lemos. Prosas de Cunqueiro.
Melodías de campanarios que es la música de Mondoñedo. Este no es mi Juan que
me lo han cambiado. Nuestra política lingüística desde el 75 para acá ha sido
un desastre. Pocos españoles sabrán y menos con los nuevos planes de estudios
que borrarán del mapa a Isabel y Fernando y nuestros escolares no tendrán
derecho a saber quién era el Duque de alba y qué ocurrió en Lepanto (¡cuán
triste, ala triste) que el mejor canto a España está escrito en catalán por
mosén Cinto Verdaguer en La
Atlántida. Al alumno de las 17 taifas se le hará gracia de
saber que Cosme Churruca el héroe de Trafalgar era de Ondarroa y que hubo un
tiempo en que se decía que "España tenía las espaldas cubiertas por los
pechos de los marinos vascos". Antiguamente una de las mayores riquezas
eran sus idiomas y dialectos. La unidad dentro de la variedad pero se ha
malbaratado el peculio del "ex pluribus unum" lema frontal del escudo
de los Reyes Católicos que se han apropiado los norteamericanos. Me acuerdo que
una vez en Lieja estuve a punto de perder un tren. Había hablado al aduanero en
francés y él era flamenco. Lo tomó como una injuria y me mandó al convoy que
salía para Paris cuando yo quería ir a Bruselas. Las lenguas son un bien pero
cuando se convierten en boomerang o en dardo, malo. Ha ocurrido en Bélgica y
está ocurriendo en Rusia y en los Balcanes o en el Canadá. Pero los franceses
que son muy listos han arrinconado el patois y las 27 variantes dialectales del
francés que se parlaba en el medioevo. Los servicios secretos británicos
ingleses pusieron sordina a las reclamaciones de los escoceses e irlandeses por
una lengua propia y la lengua del País de Gales que en los sesenta tenía cierta
preponderancia no tiene mayor importancia en la Gran Bretaña actual que el
castúo la tiene para nosotros. En la democracia más antigua del mundo no se ha
dado licencia a los galeses para que tengan una televisión en su jerga materna
las veinticuatro horas del día. Sólo media hora antes del telediario. Ocurre
también en Escocia. Y el cornish y otras lenguas célticas que se hablaban en el
Reino Unido han desaparecido. USA ha restringido a pesar de lo que diga don
Luis Maria Ansón y otros optimistas de la cuerda (poco conocen a los
americanos) la enseñanza del castellano. Los hispanos si quieren medrar tienen
que renunciar a su idioma y adoptar al inglés y hasta se cambian los apellidos
como ese candidato a la
Casa Blanca que siendo chicano ha adoptado un nombre
anglosajón. No seamos ilusos. En Washington siguen creyendo a pie juntillas que
la "lengua es la compañera del imperio" importan unidad y exportan
división. Es lo que les conviene y aquí desgraciadamente el que ha ganado es
don Chorri Puchol en su política de odio al castellano. Para mí ese hombre que
tiene muy poco de demócrata ha sido el celador o el sacristán de esta
democracia vigilada. Todavía tengo grabada la imagen de don Jorge con los
pirreles colgando celebrando una entrevista con el Rey a bordo de un telesilla.
Todos con equipo montañeros y botas de esquiar y el bueno de don Jordi en ropa
de calle. Hasta los gatos llevan zapatos. La política lingüística de estos
últimos lustros no pudo ser peor. Él tuvo la culpa, él. Encastillado de
soberbia y de odio a España furibundo prietas las filas henchidos los pechos furibundos
de venganza catalana. Y la vamos a pagar.
Miércoles, 31 de enero de 2007
Capítulo 59
RECUERDOS
DEL CAMPUS COMILLENSE
Rouco se enfrentó a la puta bestia, denunció los
males que aquejan a esta sociedad (familias destruidas, aborto libre, los niños
de las escuelas sin cristianar y atragantados de laicismo, casamientos
sodomitas, la ira que mata, la avaricia que roba, la lujuria que esclaviza y la
vida que vale poco en esos barrios donde hay tanta violencia y donde te pueden
pegar un tiro o un navajazo a la buena de dios, la juventud angustiada y sin salidas),
cantó las verdades del barquero con esa voz joven y esa cara de misacantano -
la Iglesia sigue siendo moza, alegre, optimista y esperanzada pues esto entra
en el dictamen de la antigua perícopa que cantábamos: "subiré al altar de
Dios/al Señor que alegra mi juventud"- que sigue teniendo, pese a los años
y a los achaques. Puso sobre la mesa la apostasía imperante hablando con la
autoridad de un verdadero Primado:
▬En Madrid se peca
terriblemente. España, la hija predilecta de la Iglesia, y si no la predilecta,
puesto que Roma siempre nos ha mirado con reservas, una de las naciones que más
hizo en pro de la implantación en el mundo de la norma evangélica, vive de
espaldas a la Cruz
y por la ley de los instintos inferiores. Aquí se infringen con tesón, a
barrisco, pública y concejeramente los diez mandamientos. Quizá, dando
cumplimiento al discurso en el Parque de Comillas- y es a Comillas adonde
quiero volver- de don Manuel Azaña, España ha dejado de ser católica. La puta
bestia no perdona y Anás y Caifás, los sacerdotes del Gran Sanedrín, los que
vigilan la parva, los comisarios de lo políticamente correcto, se rasgaron las
vestiduras y otra vez han vuelto a sonar las palabras que sonaron en el
gazofilacio o patio de las condenas aquella tarde de Viernes Santo, dando vida
a secuencias de la Pasión
del Salvador que siguen gozando de una perentoria vigencia y actualidad
sorprendente. Todo lo que se dijo y se hizo en aquella ocasión magna es
aplicable a la problemática hogaño:
▬Ha blasfemado. ¿Qué
necesidad tenemos de testigos?
La entereza de este gallego que tiene una
consistencia berroqueña propia del granito que tallan los canteros de su tierra
lucense le costó la presidencia de la conferencia episcopal. Su franqueza le
colocó sobre los hombros la coroza de impolítico. Y eligieron al tal Blaquez
que tampoco es un obispo desdeñable sino un abulense acérrimo, teresiano y bien
preparado, que ha logrado domeñar la alborotada colmena de Bilbao. Los caminos
del Señor son inescrutables y el Espíritu tiene sus formas incomprensibles de
actuación pero de tejas abajo el escándalo está servido y, a mí me parece,
Arzalluz y sus muchachos nos han marcado un gol a los que hemos valorado mucho
la independencia eclesial del poder secular. En Roma, sin embargo, la
cotización de Rouco Varela ha subido. Figura ya como el delfín de Juan Pablo
II. ¿Pero cómo puede decir tal cosa? Rouco rocoso, dijo Bedoyo desde las
páginas de un diario nacional y a Bedoyo le conozco mucho pues era mi amigo en
Comillas. Por díscolos e incorregibles el P. Eguillor, prefecto, aquel vasco
que era uno de los hombres más perversos que he conocido en mi existencia, el
fajín de san Ignacio le sirvió de poco a la hora de la santificación personal,
nos colocó en el pelotón de los torpes. El tercer grado jesuítico se llama
capelo y a los dos nos lo impuso dos trimestres. Juan G. Bedoya, aquel chico de
Potes con el que discutía de literatura en los recreos, no sé si alcanzó el
presbiterado pero es uno de los periodistas más respetables del país y
corresponsal religioso del periódico donde firma. No comparto yo su visión de
los asuntos canónicos pues siempre me ha gustado ir a mi aire pero le respeto y
sigo pues está por lo general muy en el cristus de lo que acontece en la cúpula
jerárquica.
Nos mandaron a galeras y en cierto modo en aquella
amistad - nos íbamos a leer "La
Colmena", que era libro prohibido a los acantilados de
Peña Castillo para estar mejor a nuestras anchas- empezó a fraguarse la
reconciliación de las dos Españas, algo que por estos días se está viniendo
abajo. A él por rojo, puesto que creo que su padre purgaba condena por motivos
políticos en Santoña y a mí por decir que mi padre era militar de Franco
durante un paseo. Ya en los cincuenta en algunos seminarios el nombre del
dictador no era bien quisto. Caí en desgracia ya desde entonces, vaya por Dios,
y ya digo ando muy curado de espanto; estoy avezado a todo tipo de
descalificaciones cuando no a insultos satánicos. Me amparo como puedo de los
gargajos. La última vez por lo que salió de las plumas y de las boquitas de
algunos era para pedir agua bendita y exorcismo. Padre, perdónalos.
▬No te metas en política,
Parrita.
▬Si yo no me meto, señor.
Lo que pasa es que las verdades escuecen como le ha pasado al Cardenal.
▬¿Les perdonas?
▬Claro que sí. Hay que
cerrar heridas. Pero reconozco que el momento es delicado. La bestia cambia de
camisa y no se mueve en línea recta al revés que el común de los animales de la
creación sino que repta en zigzag.
▬Por eso la serpiente tiene
entre nosotros tantos seguidores. Se ha instaurado a lo largo y a lo ancho el
culto de ofiolatría. Es el nuevo lenguaje ambivalente.
▬Ya lo creo. Ahí tenemos al
ofidio enroscado al hacha símbolo del terror etarra.
▬¿No te gustan los vascos?
-▬Ni mucho menos. Mis
mejores amigos de Comillas eran vascos: Aburto, Arriaza, Arriola, Aramburu, que
era hijo de un gudari, lo mismo que Amilibia, uno de los colegas que más
admiro. Entonces yo creía que era posible el perdón y la amnistía. Ahora lo veo
más difícil.
-▬Eta nació en un seminario.
-▬Es posible pero yo
barruntando el humo de Satanás y la que se venía con el concilio colgué la
sotana. Después Chusmari Amilibia que también estuvo en colegio de frailes
cuando llegó a un campamento del Frente de Juventudes definió el estado de la
cuestión en sus Héroes de barro: "Esto ya es otra cosa".
▬-Ojalá sea Rouco él el
próximo sucesor de los apóstoles. Madera tiene. Es una lumbrera teológica, lo
justo para la brega de defender a la
SRI en su encrucijada. Esta puede ser la hora de los
bárbaros. Vuelven a piafar los caballos de Atila y por Europa se cruza la
sombra de Almanzor. Se habla del nacimiento de otra cultura, del diálogo de
civilizaciones, un eufemismo para acabar con el antiguo statuo quo que suplante
a casi tres milenios de cristianismo. Lo que no consiguieron la Toma de la Bastilla y la revolución
rusa lo puede implantar de un plumazo el abogado de esa fórmula que supone una
auténtica rendición al Islam y una declaración de guerra a los valores
cristianos. Sin embargo, alguien dijo: "Estaré con vosotros hasta la
consumación de los siglos. ¿De qué dudáis, de qué tenéis miedo, hombres de poca
fe? El odio y las históricas reivindicaciones revanchistas serán aplastados por
el amor.
Tiene Rouco Varela coraje y mano izquierda.
Tampoco le falta ternura y ferrete. Ese sentido del humor con que observan el
mundo los suevos. Y sobre todo una amplia preparación teologal. ¿Serán tales
avales suficientes para acometer la proteica tarea que le aguarde al futuro
obispo de Roma?
▬-Las cosas marchan mejor
en este país y creo que en la Iglesia Universal cuando mandan los gallegos.
Tampoco hay que dejar de mano esa dulzura, ese tacto, de don Antonio María. Eso
se llama carisma. Y él es carismático.
▬-A lo mejor tu artículo
sobre Mondoñedo es profético.
-▬ Dios lo quiera. Uno a
veces escribe guiado por una mano extraña que le hace plasmar en el papel razones
insospechadas y fuera de norma. No hay que echar nunca en saco roto los
pensamientos oníricos ni las corazonadas. Creo que esa es una de las razones
por las que emborronamos papel.
Todos aquellos padres jesuitas y había de todo
buenos y malos eran muy inclinados al PNV y aliadófilos (Rábago, Cabezas,
Eguillor) como bien demostró en su novela, una de las mejores de posguerra
escrita por José Luis Castillo Puche Sin camino, una verdadera continuación del
AMDG de Pérez de Ayala donde se plasman las aberraciones, injusticias,
mariconería y discriminación entre alumnos pobres y ricos y muy pobre me era
yo-— mi padre un simple sargento del mal pagado ejército de Franco—-, de los
colegios jesuíticos. Era aquel seminario una iglesia de ricos, si bien el buen Marqués
de Comillas la fundó con otro espíritu. Ora por mí desde el cielo, Padre
Regatillo que me enseñaste a amar los Cánones y la Moral. En el claustro
únicamente había un germanófilo el P. Martino recién llegado de Munich y éste
tampoco nos miraba con buenos ojos. Tampoco me han logrado entusiasmar nunca
los alemanes. Esta obra del murciano Castillo Puche fue comprada en su
totalidad por la Compañía
y hoy es raro encontrar ejemplares de la misma. Había puesto el dedo en la
llaga tirando de la manta y dejando al descubierto algunos males de la Iglesia y del falso
misticismo, todos esos desafueros que hacen difícil la convivencia claustral,
abogando por las reformas desde la crítica y la caridad. Cierto, las reformas
son necesarias pero lo veo difícil. Es difícil pedir peras al olmo, que los
curas se casen, que haya diaconisas, que alguien pida perdón por los vejámenes
a los que fuimos sometidos novicios y seminaristas en aquellos años triunfales,
los mejores que ha vivido la
Iglesia española, para bien y para mal, desde el siglos XVI.
Pero se cometieron atropellos. Estos lodos son consecuencia de aquel barro. Me
conformaría con que los templos hubiese servicios donde acudir cuando aprieta
la necesidad. Es un derecho humano que se nos niega a los fieles cristianos. La
implantación de mingitorios en los recintos sagrados sería un triunfo, una
conquista social, y no haya que ir a buscar una pared, como siguen haciendo
desde la edad media, los costaleros de las procesiones semanasanteras de
Sevilla. El valor divino de lo humano. ¿O es al revés? ¿Qué hago yo en mitad de
la misa cuando me dan unos retortijones y he de salir a toda prisa en busca de
un bar? A veces un WC puede ser una obra de misericordia.
Ahora volvamos a Rouco al que González Bedoya
tilda de rocoso y al que los socialistas acusan de haber sido compañero de
viaje de José María Aznar. Eso no es verdad o sólo una verdad a medias. Conozco
muy bien al cardenal. He seguido sus pasos y visto plasmado sus espíritu a lo
largo de su dilatada y brillante carrera eclesial. Es un adalid en Dogma y un
luchador por la justicia social. Estamos ante un cura de cuerpo entero, de los
que no se casan con nadie. Me parece que fue una afrenta emparejarlo con los
"newcom" (perdón por la palabreja) de la escuela de los economistas
de Chicago o de los fabricantes de armas que mandan en el Pentágono como
Cheaney. Rouco es un hombre de Dios, un hombre de paz. Ha demostrado que tiene
muchas agallas y en Roma se quedaron ante su franqueza pasmados. Hacía mucho
tiempo que nadie llamaba a las cosas por su nombre. Y tanto es así que lo
hicieron palpable.
-▬Un papable es poca cosa
pues ya sabes el viejo dicho romano: "Quien entra papa en el conclave,
sale cardenal". Suele ser el Espíritu Santo bastante correoso y muy mirado
para esto de las fumatas. Sin embargo, monseñor Rouco llega con buenos avales
como el haber puesto en pie una archidiócesis tan difícil y llena de problemas
como es la complutense. A Madrid la llaman la "nueva Babilonia" donde
quieren implantar el diálogo de las civilizaciones. Aquí Mahoma es muy poderoso
y la media luna quiere volver a hacer sombra a la cruz. A la vuelta de unos
años, España puede sumarse a la lista de países islámicos, de seguir las cosas
por ese camino.
-▬ Pongámonos todos bajo el
manto de la Virgen.
Rouco es marianista.
▬-La mujer vestida de sol y
calzada de luna que aplastará la cabeza del dragón.
▬-Totus tuus, sí
-▬Eso es de san Bernardo
pero todos los caballeros de María es un emblema que llevamos marcado a fuego
en nuestro corazón.
▬-Eso es de san Bernardo el
cantor de María pero algunos se lo han arrogado como propio. El abad de
Claraval llenó Europa de monasterios. Mandaba a sus frailes a fundar conventos
de doce en doce. Estos centros de oración, estudio y trabajo fueron el
antemural que protegió a Europa de la barbarie del fundamentalismo coránico.
▬-Así es. San Bernardo fue
un enviado del cielo. Tampoco se casaba con nadie. Al propio papa Eugenio III,
por sus inclinaciones simoníacas, y que rodeó su corte pontificia de usurarios
y renoveros le escribió más de una paulina. Y de ellos queda constancia en sus
exhortaciones de caridad y en sus cartas.
-▬Sus enemigos, que son los
enemigos de la mariología decían de él que era poco hombre y un homosexual.
▬-Cierto era muy guapo, un
adonis y sus biógrafos cuentan siempre la anécdota de aquella posadera que se
encaprichó de su persona y ella vino en mitad de la noche a meterle mano. Pero
él la arrojó de la alcoba con un tizón encendido.
▬-Eso mismo se cuenta de
san Tomás. El Doctor Angélico y el Doctor Melifluo vieron a un buey volar y
fueron los acérrimos restauradores de la castidad en Occidente y hoy son
víctimas de los argumentos ad hominem. Han salido del armario. Sin embargo, las
Glorias de María ahí están: Ella es la medianera de las gracias, el pilar de la Iglesia, la Cristífera y
corredentora, el consuelo de los afligidos, la garante de los carismas y de los
milagros. La gran obra mariológica de Rouco bebe en esas fuentes mismas. No se
puede entender el Catolicismo sin la
Virgen, algo que escandaliza a los protestantes, a los judíos
y a los mahometanos. Pero a no a los ortodoxos de donde viene el culto. Los
griegos llaman a Nuestra Señora la
Odigytria (la que muestra el camino).
▬-Pero ¿cómo es posible?
María de Nazaret vivió una vida oculta, y, después de la salutación arcangélica
que la designa bendita entre todas las mujeres, no abre la boca en los
Sinópticos más que un par de veces para decir que no tenían vino o "te
buscábamos tu padre y yo; ¿dónde te has metido, hijo?". Con tales
elementos se fragua el gran edificio del culto de hiperdulía. Las madonas
renacentistas, las vírgenes negras de la antigüedad, trasuntos del culto a la Magna Mater, Cibeles,
la madre tierra, la señora de las espigas de la fecundidad, las inmaculadas de
Murillo o las tallas góticas siempre sonrientes vírgenes del pajarito y
coronadas; en su regazo, el Niño. Resulta una desproporción semejante tinglado
sobre una base documental tan escasa. Sin embargo, en los libros del Cardenal
de Madrid se explican algunos puntos candentes del misterio mariologico.
Lourdes y Fátima son otra historia sobre los cuales pasa un poco de largo, como
buen teólogo, al igual que las profecías de san Malaquías que está claro que
son apócrifas y se deben a los bolandistas. De la misma manera, la cuestión tan
complicada de las apariciones no constituye para la Iglesia artículo de fe
aunque sean piadosas realidades del culto local...
-▬Precisamente por eso.
Porque es demasiado. En este caso sí. De María nunquam satis. Hablando de la Virgen nunca tendremos lo
bastante. Eso también lo dijo san Bernardo. Porque ella simboliza ese deseo de
belleza y de amor que colma las aspiraciones del ser humano. Una de las grandes
epifanías de Juan Pablo II, este papa misterioso, ha sido decir que la
divinidad tiene una fuerte carga de componente femenino, esto es: Dios es
mujer. Toda una audacia que introduce un nuevo elemento al intrincado aspecto
de la mariología. Hay cosas que ama el corazón y que la razón no entiende. Esas
demasías, no obstante, pueden salvarnos. Siempre fue así en la historia de la Iglesia. Too much,
desde luego pero de María nunca demasiado porque Ella rompe todos los esquemas.
Espiritualmente, va contra el lema de los epicúreos que predicaban que de nada
demasiado. Pero en el amor a la
Llena de Gracia hay que colmar medida. Eya, velar. Velad
aljama de los judíos. Velad, refugio de los cristianos. Pienso en estas cosas
ahora que recuerdo las visitas de Roco al campus comillense hará la friolera de
unos cuarenta y cinco años. Siempre nos hablaba de la Santísima Virgen.
Ciertamente en su proyección marianista los
autores sagrados se sueltan la melena a contrapelo de la escasez de elementos
de juicio con que se cuenta a la hora de alzar un monumento de tanta belleza y
de tanta sabiduría como es el culto marial que aprendimos de niño en aquel somo
sobre el mar, un verdadero edén iniciativo sobre los mismos veriles del océano
entre los escarpados farallones de Peña Castillo y las dunas de Oyambre.
Verdadero promontorio de sabiduría y de piedad era el campus comillense. Ya no
se nos olvidará. La divergencia de acentos, de tipos y de clanes, así como de
diversas persuasiones políticas, pues los vascos, como ya he dicho, iban a su
aire, y me sorprendió ya desde entonces el antifranquismo que nacía en el seno
de la Iglesia. Ellos
serían los liquidadores del sistema pero hay quienes cuentan aquellas historias
que yo viví y tergiversan las cosas. La sombra del Stella Maris viaja con
nosotros hasta la tumba. Rouco que iba y venía y que nos visitó varias veces
encargado por el arzobispo arriba y Castro a la sazón de Mondoñedo de ir a ver
a los chicos de vez en cuando siempre aparecía rodeado por una turba de
gramáticos, de retóricos, filósofos y de teólogos todos ellos provenientes de
la nutrida cantera celta que siempre dio muchos curas y militares. Algunos como
mi amigo Lois que tenía un hermano afilador o el orensano Seoane hablando en
gallego cerrado Los seminarios estaban entonces abarrotados y gracias a ellos
pudimos estudiar los pobres. De ahí venimos y no nos es lícito escupir sobre
nuestro pasado ¿Nacional catolicismo? Tal vez. Pero nunca he asistido a mejores
debates, a mayores peleas dialécticas que las que se colocaban a la sombra de la Aceitera en aquel viejo
salón de grados entre tomistas y suarecianos. La mente y el estilo de la
iglesia es elucidaria, discursiva y abominó del pensamiento único tolerando la
crítica. Incluso los inquisidores absolvían a los que abjuraba de sus errores
permitiendo el paso a la hoguera sólo de los relapsos en herejía, los
recalcitrantes. Los debates entre Pedro Abelardo y el melifluo Bernardo de
Claraval hicieron época en el pensamiento medieval al igual que los altercados
dialécticos entre platónicos y aristotélicos, entre escotistas y lulianos.
Me acusan de pedante y de meter en mis artículos,
nada circunspectos ni compendiosos ni cencerrados por cierto que mis razones
tengo porque hoy el mundo ha dejado de ser monocromático y bilopolar, ardientes
latinajos. ¡Pero si yo he aprendido a pensar gracias al Trivium y al
Quadrivium! Yo ese mundo lo he mamado. No quiero dármelas de sabiondo pero
ninguna base más sólida ni pensamiento moral más consistentes que el de la Iglesia, madre de la
ciencia y paraninfo de libertad. Añoro aquellos quietes caminando de cuatro en
fondo unos de frente y otros a reculas. O aquellos paseos de los jueves por las
aldeas de la costa. Aquellos baños de mar. En la playa de Oyambre tan abierta y
tan peligrosa todas las temporadas se ahogaban algún estudiante o algún
maestrillo:
▬-Rubicundus erat Judas
(Judas tenía la pelambrera color de azafrán)- le dijo un jesuita a un dominico,
de color encendido como una mazorca durante una de aquella tesis y antitesis a
capela con las que los padres nos regalaban algunas veces entre año por
Carnavales. Las corridas de toros estaban prohibidas en el seminario y no había
carrusel deportivo pues estaban prohibidos los aparatos de radio aunque algún
listo se las agenciaba para montarse una radio galena en la camarilla, pero aquellos
encontronazos verbales entre escuelas teológicas – se hablaba en latín-
ofrecían lances muy interesantes. Al menos se pasaba bien la tarde.
▬-Sed de Societati Jesu (de
la Compañía
de Jesús) – le contestaba éste un poco cabreado haciendo frente al varapalo, al
argumento ad hominem.
Pronto se metían con los pueblos y el debate
terminaría con menciones a la madre, claro está:
▬-Caifás tenía bigote y era
calvo. Había nacido en Medina del Campo.
▬-Tanto por tanto y letra
de cambio.
Entre bromas y veras y a veces algún sopapo pues
la gente se calentaba de lo lindo y por menos de nada estas grescas derivaban
en luchas campales y Dios me libre de la cólera del clérigo y del furor del
casto, tocaba la campana a silencio y en fila india bajábamos al refectorio a
cenar.
Rouco viene de aquel mundo y de aquel seminario
que yo conocí, lo mismo que la mayor parte de los obispos que integran la
conferencia episcopal. Al campus comillense le llamaban la fábrica de los
obispos. No es un integrista sino un gallego cauto que sabe el terreno que pisa
y con un gran bagaje intelectual a sus espaldas. Hoy su nombre ha entrado en el
bombo de la quiniela de los papales. La firmeza de sus quejas contra la España moralmente
desmedulada han sorprendido en Roma donde ha imperado hasta ahora una política
de asenso y de convivencia con los poderes fácticos. Es el dilema entro los dos
Píos, ambos imperantes bajo el directorio Napoleónico, el VI "por ganar la
silla pierde la fe" según un antiguo dicho romano y el VII es todo lo
contrario. Per ganare la Fede perdere la Sede". Algo de esto puede ocurrir
en el próximo pontificado aunque el próximo sucesor de san Pedro no sea un
éxito tan señalado mediático como el actual. Volveremos a la mandorla mítica
dejando la cáscara que la envuelve a un lado. Roma- ya era hora- ha condenado
el "Código de Vinci" por blasfemo y sobre la película "El
Cuerpo" un ataque frontal a lo que significa el cristianismo, una cinta en
la cual trabajaba el hispano Antonio Banderas, ha expresado sus reservas.
Monseñor Rouco ha metido la mano en un avispero. Puede haber perdido la
presidencia episcopal pero puede haber ganado la tiara de san Pedro y se sitúa
en un lugar muy cualificado para ser el heredero de Juan Pablo II.
¡Qué orgullo y satisfacción para los que le hemos
conocido, amamos a la Iglesia
y queremos morir, aunque hijos indignos, bajo su disciplina! Está soplando
seguramente el Espíritu. Y el manto de la Virgen nos resguarda del frío, de estos huracanes
helados, del viento de la historia. Antonio María puede ser el Papa de todos.
16/03/05
Capítulo 60
….FÁTIMA YO DUDO
Trece de mayo 1917. Cova de Iría. Hubo muchas
canciones y palomas en torno a este nombre de mujer árabe. La cigüeña sigue
machacando el ajo de las membranzas y de los sentires piadosos y
similicadencias en los campanarios vacíos de las lontananzas. Bueno; no están
vacíos sino en proceso de cambio y de mudanza. Nos hemos cambiado de casa pero
seguimos siendo los mismos. Se cumplen por tanto XC años de aquel evento.
Supuestamente, la Virgen
María posó sus divinas plantas sobre una encina del Algarbe. Tres
pastorcillos Jacinto, Lucía y Francisco, tres pastorcillos como en la edad
media – la Virgen
no se aparece a los grandes y los poderosos como a los cardenales y a los
señores obispos, va y les dice a esos niños que no saben leer: Yo soy la Inmaculada Concepción-
fueron los agraciados con esta visita. Fátima dio muchas vueltas a mi vida.
Crecí bajo los misterios de las supuestas profecías: la conversión de Rusia, el
fin de la primera guerra mundial pero otra mayor acontecería si la humanidad no
hacía penitencia, las grandes persecuciones a la Iglesia bajo el comunismo,
etc. Rusia se convertirá. Viví mi infancia y adolescencia atemorizado por el
miedo a la bomba atómica y por los secretos de Fátima que para más INRI
contaban con un séptimo sello que no habían sido desvelado sino a la propia
vidente, Lucía, que luego se metió a monja en un convento de Galicia y al mismo
Papa. La sinopsis ocultaba un cuadro catastrofista. En las pláticas los
sacerdotes que nos venían a darnos ejercicios hablaban de los Arcanos con
cierto retintín. En fin que se iba a acabar al mundo, que se acercaba el
Apocalipsis, que esto era un barril de pólvora, una simple cerilla y cualquier
día... Terror milenarista puro y duro. ¡Cuantas veces me prosterné ante la
imagen de aquella virgen de escayola de ojos fríos y misteriosos las manos
uncidas a un rosario en plegaria todo de blanco (el manto, la túnica, las
palomas que revoleteaban a sus plantas) excepto la corona que era de oro para
cantar la Salve
en aquellas sabatinas doradas de mi niñez lejana! Dios te salve Reina y Madre
de Misericordia. Y aquella virgen fue la que regaló mi pobre abuelo Benjamín a
la parroquia de Fuentesoto cuando salió con bien o creía que salió con bien,
luego murió en medios de terribles dolores, de una operación de próstata. Aquel
blanco terrorífico y casi funeral todavía me asusta. El rostro de Nuestra
Señora de Fátima me parecía más pavoroso en su inexpresividad que el de las
Dolorosas patéticas y conmocionadas. Tenía tres años cuando vivieron mis padres
a la gran concentración que se organizó en Madrid en 1947 octubre para recibir
a la de Fátima a la que se dispensaron honores de estado. Se movilizó toda
España. La devoción a la Virgen
como todo español integral viene inscrita en mi alma a sangre y fuego. Un icono
de la virgen María cabalgaba en el arzón de Babieca el caballo del Cid y lo
llevaban consigo los conquistadores a América.
El escudo del marqués de Santillana ponía "Dios e vos" y hay en mi
lugar de trabajo dos bagoroditsa que llaman los rusos y del Perpetuo –socorro
nosotros – y es la virgen bizantina que se venera en Santa maría la Mayor de Roma y que me
enviaron mis amigos de radio Moscú. Los tengo por milagrosos. Me ayudaron y
confortaron a salir del paso en tiempos de oprobios y de la gran tribulación.
Siempre que puedo los ilumino con candela y rezo el Eya velar. Virgen María eya
velar, como dijo en la jarcha antigua del quirógrafo inmemorial.
Y hay sosiego en el espíritu y paz en el trabajo.
Convertíos. Metanoite. Asumid vuestra realidad y poner vuestros dolores y
traumas a los pies de la cruz de Cristo. Ese fue para mí el principal contexto
del legado de Fátima. Y no seré yo el que ponga tachas a este acontecimiento
ocurrido hace noventa años en Aljustrel un pueblo del Algarbe. Peregriné a él
en el 95 con mi familia y me pareció un lugar terrorífico. Todo de blanco y
fúnebre que es el color de luto para los musulmanes. La basílica, la
escalinata, los Ángeles mastodontitos que guardan la entrada y esos barracones
cubiertos de cera y llama donde los devotos colocan cirios en los hacheros. Sus
chispotorreos me recordaron las llamas del infierno. Lo encontré un lugar
turístico- Portugal y sus tres efes: Fátima, fútbol y Fado- y en cierto modo
abominable pues se especula con el fervor de las pobres gentes machacadas por
la enfermedad, los desahuciados, que acuden allí como un último remedio.
Lourdes igualmente me ofreció esta misma semblanza de fealdad católica y de mal
gusto, retahílas obscenas de una religión que sólo piensa en la muerte y que
hizo negocio con la muerte, cuando en realidad es el mensaje para la vida y la
resurrección. No creo que vuelva. Acepto mi dolor y mi condición de mortal,
asumo el barro del que me fraguaron pero si vuelvo a caer malo no tentaré a
dios con nuevas súplicas. Las apariciones de Fátima como las de Lourdes – el
dogma de la Inmaculada
concepción sí- no forman parte del corpus de la fe. Son admitidas y
recomendadas por la Iglesia
como lugar de fervor y de peregrinaciones para ejercitar la caridad al prójimo,
el consuelo a los enfermos, las prácticas religiosas tan en decadencia hoy.
Pero ambos sitios me escandalizaron lo mismo que me escandalizaría el Escorial
tiempo adelante. Se comercia con los sentimientos y creencias vendiendo medallas,
estampitas, mementos, tallas, ceniceros, saleros y repisas de noche de muy mal
gusto y poco arte. Fátima y Lourdes poco tienen que ver con Chartres,
Notredame, Santiago o Toledo. Antes bien tratan de emular en copia sucedánea el
espíritu de aquellas catedrales que congregaban a creyentes por millones en la
edad Media. Una recuperación del espacio perdido mediante el milagro y la
comercialización de las indulgencias que tanto escandalizaron a Lutero y a los
padres de la reforma. En cuanto al mensaje de la virgen María también tengo mis
reservas. Dijo que Rusia se convertirá pero Rusia en verdad nunca dejó de ser
cristiana pese a los desmanes de la checa marxista, en las iglesias convertidas
en museo del ateismo y en aquellos Trostki, Lenin, Zinoviev, Beria y los
grandes agentes de la revolución rusa, la mayor parte de ellos judíos como
aquel Abraham Brukosvski que fue el verdugo del zar en la casa de Ipatiev el
rico mercader. En Ekateringrad. Precisamente de aquella ciudad en el distrito
de Zverdlosk nació Boris Jeltsin el estadista que acaba de morir y recibió en
su despedida unas exequias solemnes. No se oficiaba en aquel país una iglesia
funeral como aquella desde hacía un siglo. ¿Un milagro? Tal vez.
No. Rusia nunca dejó de ser cristiana. Stalin
venció a los hitlerianos gracias al apoyo de los popes. El patriarca Sergio
llamó a la cruzada contra el espíritu del mal. Y es la llegada del espíritu del
mal lo que se anuncia en Fátima. La bestia parda. Los ídolos totalitarios. Pero
hay también otros caminos por los que la libertad y la dignidad del hombre
están a día de hoy amenazadas. Hay el totalitarismo de la globalización que
impone el pensamiento único y ataca a la iglesia de Cristo con más saña y
procedimientos más filistinos que lo hiciera el Comunismo. O el feminismo
troncal y mostrenco que nada tiene que ver con la mujer ni la condición
femenina. La lucha de clases ha sido reemplazada por la lucha de géneros en
nuestra sociedad. Se trata una aberración indigna para el gran papel que tiene
la mujer en nuestras vidas y María es la mujer por excelencia, la Madre de Vida y Esperanza
nuestra. Hay alusiones a guerras, catástrofes, desgarros pero ninguna a la
crisis de fe pavorosa que vive Occidente en su pérdida de valores y a ese
laicismo que aquí en España se quiere achacar como si fuera un chivo expiatorio
de los males nacionales al presidente ZP. A la incomprensión a las injusticias
en el reparto de las riquezas. Al capitalismo que ha entronizado el Divino
Negocio, la Santa Moneda,
Business is Business. No se menciona tampoco a los cayucos y a los
descorrimientos de población en masa o a la efervescencia de las sectas que han
tenido su apoyo en los Estados Unidos. Al eje del mal y a todas esas fuerzas
oscuras que han metido la mano en el avispero del Islam para proyectarlo en una
lucha sin cuartel hacia Europa sobre la cual pesa una consigna:
descristianizarla. Hundid al Bismark. Cristo molesta. Y la Virgen de Fátima debe de
ser una virgen como muy de derechas siguiendo los convencionalismos del tiempo
del pontificado de Eugenio Pacelli que (todo hay que decirlo: fue una de las
grandes luminarias de la
Iglesia y él también salvó a muchos judíos) de ideas muy
conservadoras aferrado a las pautas de un nacional catolicismo que hoy está muy
en crisis y que ha vuelto a rebrotar en Polonia. Pero uno sigue en puridad
siendo cristologico, cristocentrico, mariologico. Mi fe no es derechas ni e
izquierdas, cree en el hombre y en su proyección sobre el siglo futuro. Postula
por la causa de la libertad del Gran Eleuterio. El spasiteli o salvador que
derribó los tenderetes de los marchantes y expulsó con un roten en la mano a
los cambistas del pueblo. La simonía sigue siendo una amenaza para la Iglesia. Cando en
época del presidente de Aznar fui desposeído de mi empleo y me tomaron por loco
después de padecer intensa persecución, purgas y cazas de brujas me cogí mis
libros y mis grimorios y me planté en Prado Nuevo, esa cerca del Escorial donde
dicen que se parecía la
Virgen. Lugar extraño pues allí pude observar ciertos fenómenos
parasicológicos: Danza del sol, personas en trance, signos en el cielo y
después de una tormenta se dibujó el rostro en colores del Perpetuo socorro con
el Niño en brazos. Tomé fotografías y en la corteza de los fresnos salían
estampados rostros extraños. Allí acudían las buenas gentes de España, la clase
más analfabeta del catolicismo sólido y carbonero con sus achaques, sus
problemas familiares y psicológicos, los parados, los desamparados, las mujeres
maltratadas y los maridos expulsados del hogar en busca de una luz en medio de
tanta tiniebla. Los ochenta y los noventa fueron tiempos en España muy duros.
Venían con sus calderillos para llenarlos de agua de la fuente que consideraban
milagrosa con ellos rociaban los miembros dolientes de sus enfermos. Allí una
buena señora hacía visajes ante el micrófono, hablaba con voz ronca y entre
suspiros. Todo algo diabólico y desagradable pero curioso. Muy curioso y como
decía san Pablo, nada del hombre me será ajeno, me enfrasqué en el estudio de
las apariciones que es algo tan viejo como la historia de la humanidad y que
acontecían ya en tiempo paganos. Los dioses romanos no eran sino trasuntos de
ciertas apariciones, de los dioses familiares, ciertos diablillos que llamaban
manes, lemures y penates, que enredan, desbaratan o protegen según y como.
Allí la gente iba en busca de Amparo.
▬-Tú estás protegido- me
dijo una saludadora.
-▬¿Cómo lo sabes?
-▬¿No ves esa cruz sobre la
frente?
Y efectivamente la vieja tenía estampada una cruz
luminosa sobre la frente. Joder. Pero no estaba asistiendo a una aparición
marial sino a un tenida espiritista. Los espasmos, las luces, los ensalmos eran
del todo diabólicos y la tal Amparo Cuevas no era más que una exhibicionista.
Nos estaba engañando a todos, tomando el pelo, con el cuento de que cada
primero de mes, hilo directo con las Alturas, recibía un mensaje de la Virgen siempre en tono
aterrorizante y apocalíptico. Al lugar venían también muchos portugueses pero
estos peregrinos no hacían partija con los españoles. Iban a su aire. Eran los
heraldos de Fátima. Gente de buena fe, sencilla, y algo timorata capaz de
meterse en un autobús y hacerse más de mil kilómetros para ir a un sitio a
rezar el rosario y pedir por sus enfermos. Seriedad y compostura lusitana que
nada tiene que ver con la milagrería castellana. Aquí una buena procesión de
disciplinantes presta tanto como la mejor corrida de toros.
Sin embargo, aconteció que me curó de una
enfermedad diagnosticada como un mal incurable, desaparecieron los dolores de
la barriga y la vidente me anunciaba que un día volvería a ser rehabilitado en
mi trabajo y a ver a mi hija Helen Parra-Hugh. Así ha sido. Pero no tengo que
darle las gracias a la
Virgen María sino a ZP y una ministra como Carmen Calvo
clemente señora que aunque se profesen laicos y republicanos tienen más piedad
para con el prójimo que algunas Hijas de María. ¡Bendito sea Dios!
Por lo que toca al reencuentro con mi hija
perdida, fue un milagro de Internet, de esta página donde escribo o cosas de la
vida. Eso de milagros para mí es una palabra muy fuerte. Con respecto a la
enfermedad que yo padecía a lo mejor es que hizo crisis o que me fue mal
justificada por un galeno dormido o perezoso. Hubo instantes en que creí a pie
juntillas en que lo que acontecía en la cerca de Prado Nuevo era cierto. Que la
finca estaba bendita y que los fresnos eran árboles celestiales y que las caras
que aparecían estampadas en mis negativos eran alas de Ángeles y figuras de las
escenas de Cristo. Too much for my body. Pero a estas conclusiones no les
avalaba ninguna conclusión científica. Un día leyendo al gran Cajal me encontré
con la respuesta. Decía nuestro sabio histólogo que los santos y los milagros
del ayer son nuestros microbios de hoy en día. Y en efecto esas caras extrañas
que se plasmaban en mis tomas de los fresnos del Escorial se debían a unos
bichitos que son hongos y que en bibliotecnoeconomía se llaman agentes
microgenicos que producen figuras extrañas dentro de una imagen por corrosión.
Las caras de Belmez por ejemplo. Por otra parte en el terreno de la parasicología
se ha avanzado poco y ahora que lo pienso Lourdes, Fátima, el Escorial,
Mendjigore en la ex Yugoslavia etc. pertenecen más que al mundo de la fe al
terreno resbaladizo de la sugestión parapsicológica. Se trata de lugares
extraños emplazados en sitios con un fuerte tirón telúrico a los que hay que
acudir con cierta prevención circunspecta y con algún conocimiento de
astrología. Prado Nuevo que en tiempos fue una dehesa por donde paseaba Felipe
II, gran aficionado a las ciencias ocultas adivinatorias y nuncupatorios (por
eso alzó el Escorial en aquel sitio) a mí no me quitó la fe. Me la devolvió y
desde que asistí a tales tenidas en ciertas maneras repugnantes de la Cuevas con sus ripios y
gorgoritos mi fe ha salido fortalecida. Es más esotérica por supuesto. Soy más
mariologico. Más cristocentrico. Pero no se trata más que de una vivencia. De
una postura personal.
Capítulo 61
EL ESPIRITU SANTO SOPLA DESDE
MINESOTTA.
Celebro Pentecostés en compañía de una radio amiga
que accede hasta mi celda vía Internet se llama Ancient Old Faith Radio (cantos
sublimes y hasta las letanías intraducibles en el viejo eslavónico, en
castellano, y en el griego puro no en coiné suenen maravillosas adaptadas con
un buen coro en inglés) El Espíritu Santo sopla cuando quiere y donde quiera.
Ahora le toca el turno al gran pueblo norteamericano. Lo hace desde
Minnessotta. Es una estación en la red en antena las 24 horas del día. Son las
maravillas de un cántico nuevo gracias a la Red. El cerebro electrónico como útil de gestión
y de transmisión. El mensaje es relajante, no estridente, como hacen otras
radios del terruño y las comparaciones son odiosas, las veinticuatro horas del
día. En las oficinas., en las salas de espera, en las consolas del escritor o
del bombero o del policía merced a la magia electrónica es posible escuchar a
los coros que escuchaba Musorgsky, el canto del Querubín, las letanías, el
Agios –Agios- Agios o tres veces santo, el Akazistos o himno a la virgen.
América, pese a las diferencias que puedan tener Bush y Putin, ha encontrado el
tesoro escondido de la
Ortodoxia una forma de entender el cristianismo donde lo
personal a diferencia de lo que ocurre en el catolicismo y sobre todo en el
protestantismo en el que prima lo particular en las relaciones con Dios se
relega a lo colectivo, donde la liturgia y el canto diaconal nacida del culto a
la belleza o filocalía, un concepto sin el cual no se puede entender a los
griegos, lleva todo el peso de las invocaciones constantes a la Trinidad. Kyries
y santiguadas. La oración vocal le gana aquí la partida a la oración mental. Yo
rezo. La adoración ha de ser colectiva. En la ortodoxia se concibe como un gran
templo. Y no me quiero meter en teologías pues ese camino nos podría llevar a
falsos misticismos y peligrosas aberraciones, cada uno modula su aproximación a
lo trascendente según sus apetencias y capacidades pero aquellos que cantan y
rezan juntos tienen a la postre que amarse pues han gozado en comunión de los
dones del eucarístico ágape. Los oficios religiosos en el rito de Basilio y
Crisóstomo suelen ser muy largos debido a esa noción del hesicasmos o
repetición continua de las suplicas que vino del desierto y de los mantras
hindúes o del tasbib muslímico en el que se invoca el Alá es Grande múltiples
veces en las congregaciones de la mezquita. Mutatis mutandis, el Ala akber
islámico es un Kirie eleison cristiano, una invocación trinitaria. Algo muy
viejo y a la vez nuevo porque lo importante en el hombre en su caminar por las
sendas de la historia no cambia. En definitiva, América se ha reencontrado con
la ortodoxia. Es un culto que está de moda en Nueva York desde que el Príncipe
de Gales Carlos dijo que a él le gusta mucho más el canon basílico que el
anglicano. Por otra parte se han cansado de los tele predicadores que durante
las pasadas décadas arrasaron pero esos señores que hablan sin parar y dicen
que curan y hacen exorcismos –me acuerdo en una misa en una capilla bautista de
Georgia donde yo era el único blanco y a las señoras negras no se les caía de
la boca la palabra Aleluya y el Gloria a Dios que entraban en trance les daban
vahídos y prorrumpían en gritos histéricos cuando les ponía un dedo el ministro
en la cabeza pero este ministro era un pájaro de cuenta se hizo millonario-
luego resultó que amaban las riquezas más de la cuenta y ya lo dice el
Evangelio es más difícil que entre un rico en el reino de los cielos que pase
por el ojo de la aguja un camello.
Anécdotas aparte, el pueblo americano está todo el
imbuido de un sentido mesiánico del vivir. Para ellos Dios es algo muy
importante. Ya la revista Time lo anunciaba en una de sus portadas al comenzar
la presente centuria que el siglo XXI será el siglo de Dios o no será. "In
God we trust" se lee en el exergo de los billetes de a un dólar. Recuerdo
mi impresión primera de la
Quinta Avenida y aquellos hombres anuncio que discurrían por
la acera de la arteria más animada del mundo con un cartel por detrás The End
is at Hand (se acerca el final) y por delante Jesús I love. In Him we trust
(Amo a Jesús en el que todos confiamos) entre la indiferencia de los
"conmuters" que tenían prisa. También era frecuente encontrarse con
aquellos oradores de guardacantón en cualquier esquina de Manhattan que Biblia
al brazo comentaban los versículos de la Escritura y que un amigo mío los llamaba orates a
lo divino. Un pueblo del Libro hasta la extenuación. No, América no es como la pintan
las películas banales, materialistas y descreídas por más que sea el estado más
laico del planeta y desde la
Primera enmienda a la Constitución se profesa un respeto eximio rayano
en veneración con la libertad de conciencia. Allí se reverencia tanto al ateo
como al creyente pero nadie se escandaliza porque un sujeto haga profesión de
fe desde una publicación que cada uno piense como le dé la gana allá cada cual
pero no te rasgues las vestiduras si el otro se exaspera y te contesta como te
corresponde. Pero en España donde residen adherencias totalitarias dentro de
ciertos "demócratas ridículos" tomando el rábano por la hojas nos
hemos pensado a juzgar de esa mimesis que practica nuestra prensa corazón de
las malas cosas y de los vicios ocultos de los EE: UU nos hemos pensado, digo,
que todo el monte es orégano y que esto es Hollywood y que allí se vive en
perpetua bacanal. No. Una de las cosas que echo de menos de aquel Nueva York
que amé y padecí fue la primera página del New York Times. Tengo mono de
aquello como le pasaba a Manolo Blanco Tobío. Era el catalejo para asomarse al
mundo mejor. ¿Dónde quedaba España? Un país pequeñito. Las noticias de Madrid
venían en un recuadro pequeñito. A veces los españoles nos creemos el ombligo
de todas las cosas. Hay algo de paranoia en la vida española. Pero, en fin, yo
recuerdo con fruición aquella ciudad de los rascacielos sede del progreso con
complejo de torre babélica. Donde todo era posible encontrarse con un rabino
hasídico que caminaba por Brooklyn seguido de su mujer que gastaba peluca y
estaba cargada de hijos y no debía caminar a la par que el marido como manda el
Talmud y un poco más allá un hara krishna y en las escalerillas del metro me
topé una vez con un gigantesco monje ruso. Vestía parda sotana barba recortada
y el pelo largo recogido en una coleta al estilo del monte Athos y en medio de
la barahúnda de New York City adonde había saltado a la plataforma del andén
metropolitano seguramente desde las páginas de una novela de Antón Chejov
parecía un espectro. Aquel monje que se paseaba por el apeadero del
metropolitano neoyorquino al anochecer venía de cantar vísperas de una iglesia
del Bowry en la que Dios se apiadaba tal vez de los desamparados y del deshecho
de la Gran Manzana
y volvía a su convento en Nueva Jersey. Ya en el siglo XV llegaron a Alaska los
primeros misioneros rusos y Alaska que los zares vendieron a los Estados unidos
haciendo un mal negocio dependía del metropolita de Novosibirsk.
A América el cristianismo no lo llevamos los
españoles aunque parezca chocante decirlo sino los rusos y ahí existe toda una
maneja por desenmarañar y descubrir del Cristo ortodoxo que suele ser un cristo
manso y oculto que habla poco y canta mucho.. La popularidad que encuentra la
ortodoxia en los USA, una nueva moda que arrasa en un país imbuido de
religiosidad se explica en la historia de la Unión fundado por no conformistas protestantes:
Los padres peregrinos del Mayflower más radicales en la interpretación de la
escritura que la iglesia oficial anglicana y por los virginianos de profundas
creencias medievales en el culto a la Virgen María.
Ellos tuvieron que abandonar su país la Old Merry England donde
la mayor parte de los campanarios normandos fueron desmochados, cayeron de las torres
las campanas. Asimismo las capillas a la Virgen o las lady Chapel fueron cerradas. Pero
todavía un estado de la Unión
el más importante donde se encuentra Washington se sigue denominando en honor
de la Virgen y
son los ortodoxos los que más se distinguieron en honrar a la Madre de Dios. Tienen un
himno precioso que se canta de pies todos los sábados y en los días de Cuaresma
el Akazistós. Todas las estrofas del quirografo bizantino que data del siglo VI
empiezan con la salutación de Alégrate.
La escuché el otro día por Radio Blago otra
emisora de espiritualidad ortodoxa instalado en un monasterio del Caúcaso y me
emocioné un poco. Si bien se mira, estamos viviendo tiempos de cambio. Por el
ciberespacio cunden las maravillas que transformarán al mundo. Las diferencias
entre Roma y Constantinopla son mínimas en el credo pero abismales en el
talante. La bizantina sigue la ruta filosófica de Platón y la romana la de
Aristóteles. La utopía frente al racionalismo. El alma frente al pensamiento.
Santo Tomás de Aquino el gran peripato que sigue la senda marcada por Agustín
trata de explicar la existencia de Dios mediante el intelecto. Es un argumento
hacia debajo de Dios hacia las criaturas. En los padres orientales es al revés.
Un místico español Raimundo Lulio a contrapelo del pensamiento tomista de
Bernardo y Abelardo imbuido de este sentir oriental de la presencia de Dios en
el mundo creía en la posible reconciliación de las tres religiones. El
franciscano mallorquín había leído De tribus impostoribus y estaba convencido
de que la conversión del pueblo hebreo y de los islamitas era posible no por la
espada sino mediante la persuasión. Fracasó en su peregrinación a Berbería
donde encontró según lo más probable la muerte a manos de los sarracenos. Es lo
de menos. Su proyecto – Lull es el padre de la literatura catalana- queda ahí y
escrito en lemusino con letras muy gordas: Dios es amor pero claro está luego
los panteístas toman el rábano por las hojas y estamos en lo de siempre: La Iglesia Exterior
o iglesia política nada tiene que ver con el tabernáculo interior del
testamento nuevo. Lulio era un ortodoxo en el pleno sentido de la palabra.
Parecía que había leído a Nicolás Berdiaeff con seis siglos de anticipación. La
iglesia rusa que parece haber resucitado al cabo de un tiempo infernal de
persecuciones, mártires y acosamientos sin tregua a del materialismo ateo y
científico y para los que la no existencia de Dios –esa gente tendría menos
porvenir en USA que un espía sordo- es un dogma de fe, parece haber resucitado
de forma milagrosa, e insiste en este aspecto: la reconciliación de la
humanidad en Cristo. Sus teólogos la denominan la bolchaia primierenia (tiempo
de perdón y reconciliación) y en América parecen haber recogido el guante
captando el mensaje.
Dicen que las comas las pone el diablo para
separar el aliento de una frase. También colocó las conjunciones copulativas y
si esa conjunción copulativa es enclítica la cosa tiene ya tres pares de
perendengues. Y sólo una conjunción copulativa enclítica separa a las dos
grandes iglesias católicas la del Este y la del Oeste, una autocéfala y otra
jerárquica – los ortodoxos reconocen la autoridad del obispo de roma solo como
un primus inter pares pero sus diócesis son autónomas reconociendo la primacía
tanto del patriarca de Alejandría de Antioquía de Atenas o de Constantinopla-:
el famoso Filioque que para tratar de explicar aquí por menudo había que
remontarse a los tiempos de Focio y de miguel Cerulario en el siglo XI sobre la
procedencia entre las tres personas del dogma trinitario. Los cánones con la
salvedad del celibato eclesial norma que los papas aplican sólo al comienzo de la Contrarreforma y
que los bizantinos mantienen ad libitum y salvo en el monacato donde la
castidad es preceptiva y el credo son los mismos. Ciertamente, ellos guardan
las reglas primigenias de un cristianismo antiguo donde es muy importante la
tradición. El papado, observa Berdiaeff, es posterior a la institución de la
iglesia como institución. Fue una creación carolingia. El merovingio Pepino el
Breve emperador del Sacro imperio confiere al obispo de Roma la potestad de
coronar al emperador el día de Navidad y la primacía sobre todos los prelados
basándose en la tan debatida potestas clavium que otorgó Nuestro Señor
Jesucristo a san Pedro en el cenáculo y que los orientales no admiten o
interpretan de otra forma.. En resolución, el tema no puede ser más apasionante
y actual. Cuando se habla de una decadencia de Occidente, del nacimiento de una
Tercera Roma y del síndrome de la iglesia católica vacía o los escándalos del
Vaticano – el ultimo el turbio asunto del arzobispo Markinckus- los templos
ortodoxos están llenos y hay que registrar esta nueva pujanza de la Ortodoxia norteamericana
que llega precisamente cuando allí el catolicismo está en crisis, los testigos de
Jehová o los mormones y los predicadores de ágora ya no son lo que era. Y desde
allí el Paráclito nos visita a través de las ondas de Internet a los que
creemos en el Salvador y en su Parusía.
Capítulo 62
BORGES
Sur de Málaga 10 de julio 1982.
Apoyado en su cayado de profeta del antiguo
testamento – la cachava la compró o se la regalaron en Segovia, era de esas de
serpentina ahumada que yo vi tantas veces en mi ciudad natal los jueves cuando
venían los paisanos al mercado- parece un profeta mayor de la literatura, de
pastor que apacienta los rebaños de ficciones infinitas. Borges nos recibe en
la suite del hotel Palace y habla con la cordialidad de los sabios, su discurso
exento de dogma, tartamudea un poco. El argentino tiene algo de carismático y
una sonrisa dolorosa con la que estira los labios un poco para evitar se le
descuadre el plato de sus postizos. El autor de ficciones con el paso de los
años y cuando ya otea el horizonte de la eternidad ha cobrado un aspecto digno
de taumaturgo. Hay que ver la suavidad de su tacto al acostar la mano sobre la
contera de su bastón celtibero. No le pega este garrote. Me estrella la mano al
tacto su mano es suave algo calurosa y hasta sus ojos ciegos puede decir que te
ven aunque te miran de otro modo. Es como si esas manos quisieran curar. Arar a
un valetudinario con los colirios dulces y tonificantes de la imaginación. Mi
oficio es soñar. El tono de su voz es aquietante y cordial. He aquí un buen
compadre rioplatense con porte de británico. Borges ha venido con nosotros.
Seguramente se quede a vivir con nosotros. De momento pasará una temporada en
palma de Mallorca donde será huésped de su amigo el poeta inglés Robert graves
que se afincó en la isla desde el término de la guerra civil. "Pero me
costará trabajo desarraigarme de Buenos Aires. No quiere hablar de política.
Prefiere como tema de conversación lo que siempre fue suyo: la literatura. Sin embargo
no deja de repetir "ha sido algo terrible" refiriéndose al conflicto
de Malvinas que acababa de ocurrir. Terrible. A causa del conflicto
angloargentino el autor del Aleph debió de padecer muchos puesto que sus
lealtades estaban algo divididas. De un lado su abuela era de origen inglés. Y
del otro su ascendiente judeo español a través de los Acevedo. En el torrente
de su sangre se dan la mano y vivieron en armonía Cervantes y Shakespeare. Nos
confiesa que a él le enseñaron a pensar y a sentir en inglés para contar y
escribir en castellano. De esta combinación de fuentes ha surgido un genial
hombre de letras. Borges maestro mayestático erecto muy polito y urbanita como
oteando siempre lejanías. Mira hacia adentro una paisaje interior desde que sus
ojos se cerraron a la luz desde 1955 lo que es la mayor condena para un
bibliotecario. Dejar de leer qué suplicio. Pero pudo así mejor asomarse a los
paisajes del alma que son los del laberinto. Pertenece quizás a esta estirpe de
hombres señeros siempre en atalayas de vanguardia que vigilan el rumbo del
barco del mundo. Son atalayas. Sigue el escritor confesándose anglófilo pero su
anglofilia nada tiene que ver con las agarradas jupiterinas de madame Thatcher
y sus fulminantes actos enérgicos. Argentina crucificada por estos días en la
cruz del sur. Allí también trataron de crucificar a Borges y con el a toda una
nación. Borges seguirá siendo el Chesterton porteño el hombre de la paradoja
que nunca abdica de su argentinidad y que la ejercerá entre nosotros mientras
habla de Acevedo y del Talmud y de Cansinos Assens al que él siempre colocó en
un altar – aquel sefardí que habitaba el barrio de Chamberí hablaba treinta
idiomas y tradujo a los clásicos rusos al castellano bajo el pseudónimo de
Nicolás Tasin yo recuerdo bien aquellas novelas suyas de la colección universal
que con tanta fruición leía siendo mozo- y al que conoció en la residencia de
estudiantes, se apoya en su bastón de sauce y en el hombro de su secretaria de
origen japonés Maria Kodama. ¿Las guerras? ah las guerras. Serán siempre
necesarias para que luego vengan los petas a cantarlas pero las guerras son
todas sucias, entupidas poco heroicas, huele a inmundicia y huele a sangre. Es
lo que le pasó a homero. Tuvo que arder Troya para que él se pusiera a escribir
la Iliada. ¿Ocurrirá lo mismo con la guerra de las Malvinas?
En un reciente viaje a Londres la pascua pasada
con vistas a la publicación de mi "Franco&Sefarad a secret love"
con una editorial inglesa cuyo nombre no viene al caso, me di un paseo por Portobello
que es una especie de Cuesta de Moyano de los libreros de lance pero a lo
bestia. Y en este recreo o paraíso del bobliópola pude solazarme, entre
añoranzas, con títulos olvidados o perdidos en los diferentes acarreos y
mudanzas por los cuales atravesó mi biblioteca, sobre todo los de la vieja
Penguin. Cuando era mozo los adquirí a centenares. El lema con que aparecieron
estas ediciones en 1935 era "un libro por lo que cuesta una caña de
cerveza". O (For a pint a Penguin) Y yo los dos chelines de mi almuerzo
los ahorraba muy a gusto para dar satisfacción a uno de mis vicios y pasiones
mayores: la lectura y la literatura. Los años 30 a raíz de la depresión
económica se popularizaron los libros de bolsillo en Europa. Y lo mismo hice
cuando pasé todo el verano en Paris el año 64 trabajando en un andamio. Llegaba
la hora de comer y bajaba a un kiosco. Compraba un cartón de leche – aquellos
cartones triangulares que parecían trípodes, aun no era invento el tetrabrik- y
por un franco me compraba un Mauriac, un Maurois, un Zola, o La Nausea de Sartre de la
colección j´ai lu, que era homónima de la Penguin en Francia. La posguerra europea
significó en Europa el triunfo de la literatura. No se leyó tanto en el mundo
como en esta época. Fue la apoteosis de la novela refrendada por los triunfos
literarios. Barcelona otorgaba el Nadal y el Planeta. Paris el Goncourt y el
Interallié. Londres el Book Prize. Nueva York los Pulliterzs que consagraban. Y
en ese marco de sueños de la gloria literaria nos movíamos los jóvenes de
entonces. Por tanto nutríamos nuestra vocación cargada de utopía uy de
expectativas falsas de escritor a base de colecciones baratas. Cierto que no
sabíamos, incautos de nosotros, que los premios literarios estaban dados de
antemano y que la literatura del bestseller afila sus armas por lo general en
la muela de la propaganda y los intereses crematísticos. Y no suele poner en
altar a la calidad. Éramos teorizantes románticos o soñadores camino del final
de la quimera pero tampoco pasa nada. Eso hay que tomárselo con deportividad y
lo importante de esta partida que se juega uno en la vida no es ganar sino
participar y competir. Estas colecciones, recapitulando ahora al cabo de muchos
años de hispano filiación literaria, introdujeron a las grandes masas en la
gran literatura. En España tenemos el lujo exquisito de la Austral y en Madrid me
ocurría lo mismo. La huelga de los domingos que me daba mi madre para ir al
cine o al baile lo invertía en un "capricornio" que capricornio era
el logotipo de la famosa Colección de Espasa Calpe. El edificio en José Antonio
32 ahora Gran Vía, que tenía esta editorial era para mí una especie de paraíso.
Casona, Valle Inclán, Menéndez y Pidal, Cela, Santa Teresa de Jesús, Baroja,
Unamuno, Marañón, Zunzunegui, Gógol, Dostoyevski, Chejov empezaron para mí a
ser compañeros de mis viajes al Parnaso pero sobre todo de gira por la arcadia
de un mundo feliz (dicho en frase de título del gran Aldous Huxley) del que
vive hacia adentro, una especie de staretzi místicos o guías por el camino del
Espíritu. Gracias a esta inclinación, poseo una bien abastada y completa
biblioteca que yo quisiera legar a mi hija inglesa Helen Parra-Hugh que es la
única que ha salido con una alguna vocación literaria. Pero a lo que voy. La
querida Penguin ha sido para mí una casa nutricia de todos los sueños. Creo que
todos los títulos que publicaron en ésa mis dos autores preferidos, bueno tres:
Somerset Maughan, T. S Lawrence y Aldous Huxley los tengo todos. Y algunos
hasta "repe" como en las colecciones de cromos de nuestra infancia,
aunque no soy fetichista ni acaparador de libros claro. Una vez leídos, los
paso, no me interesan gran cosa. Tratando de imitarles, he de decir que en mi
modestia tengo alguna novelita inglesa ingresa en mi gaveta y ando en tratos
para su publicación; estoy en ello al menos. Somerset Maughan es para mí el
mayor novelista europeo de posguerra y un autentico tour de force para todos
los que se dedican a la anglística. Posee una facilidad y un estilo, una
carpintería de trama, que son casi inimitables. Cabe recordar "Of Human
bondage" (la condición humana)- un título que ha pasado al habla y a la
retórica de las gentes puesto que se habla de la condición de la misma manera
que se habla de cien años de soledad título de otro gran novelista en
castellano o The Moon and Six Pence. También
conocí gracias a aquellos títulos de ediciones baratas tan accesibles para un
estudiante pobretón que casi no tenía para la gabardina ni para la abolla
académica ni para pagar la patrona en aquellos infames y lóbregos apartamentos
con derecho a cocina, al impresionante Woodhouse (eso sí que es humorismo) un
autor que era el preferido de mi maestro Rafael García Serrano, maestro de
novelistas y de periodistas. Rafa, yo sigo metido en tu macuto, hoy olvidado
pero aquí al que vale, vale, y al que no le dan un premio. Al igual que él no
le hurtaba Woodhouse el cuerpo a emitir algún que otro taco. Claro está sonaban
mucho más rotundos los del navarrico Rafael que los del londinense G.P. Y en
rústica, llegaron las masas ávidas de leer y de saber al arte de la literatura,
y ahora encuentro aquellos títulos tan queridos para mí otrora esparcidos por
los tenderetes y el rátigo de Portobello. La última Pascua fue para mí, ávido
lector, una fiesta. Con respecto a Lawrence diré que su "Lady´s Chatterley
Lover", firmado en 1928, no fue reeditado hasta el año 62 al cabo de una
gran polémica debido a las escenas fuertes de adulterio y a las palabras de
grueso calibre de esta gran novela, un incipit para la literatura erótica que
pocos han superado. Su autor era un maestro del dialogo. Pero allí en fila
india esparcidos por los puestos estaban Graham Green y Chaucer y el Beowulf y
Prichett y Bernard Shaw con todos los del grupo Bloomsbury. Entre ellos Virgina
Woolf cuyos textos no me agradaron tanto porque dicen que la autora era un
tanto refractaria al consenso (algo perra) aunque fumase en boquilla y que
algunas feministas me perdonen. Virgina asumió su desesperación y su fracaso
porque su literatura era demasiado intelectualoide ahogándose en las aguas del
río Ouse. Encuentro, por mi parte, la literatura de mujeres difícil de
entender. Para leer a Jane Austen o a las Brontë no hay solo que ser mujer. Hay
que ser también inglés. Las tiradas de la Penguin -la más cortita superaba los cincuenta
mil ejemplares- popularizó a las grandes escritoras que siempre dio Inglaterra,
no obstante. Pero el Animal Farm de Eric Blair (George Orwell) o Granja Animal,
una utopía contra el comunismo pero que en realidad refleja una parodia de la
sociedad actual donde todo el mundo es algo masoquista y tiene lavado el
cerebro, pero este masoquismo de lo políticamente correcto les viene bien,
superó todos los registros. Pasó los tres millones de copias. Pese a lo cual,
los libros millonarios, los más vendidos de la colección Penguin, no son de
literatura, sino manuales de cocina, cómo arreglar un enchufe o cuidar
rododendros en el jardín. Qué hierbas son benéficas a la salud, etc.
Palmares de los éxitos que puso en circulación la Penguin fue un libro de la
actriz americana Jane Fonda sobre cómo adelgazar haciendo ejercicio y comiendo
lo que a uno le pete. Así como, otros libros "know how" o manuales de
instrucciones de cómo se hace algo cómo se baila o se presenta uno en sociedad,
lo que los alemanes conocen bajo el nombre de Sacherbucher. Omniscientes y
sapientes libritos que luego no sirven para nada. Porque ni te ayudan a dejar
de fumar ni a controlar tu mente y luego acabas ganando kilos. Pero recuerdo
que estos famosos ejemplares con franja naranja y blanca aparecían por todas
las partes cuando iba en el tubo – el metro como los llaman los londinenses- el
autobús o en el parque en aquellas doradas e indolentes "lazy sunny
afternoons" de la balada de los Kinks, no hay placer más grande que baños
de sol en Hyde Park con una novela de espionaje entre las manos. En las cómodas
y en los muebles que nos alquilaban nuestras caseras con voz carrasposa de
tabaco y aguardentosa de gin y que nos aconsejaban tal o cual titulo:
—Did
you read the latest of Ágatha Christie, Mr. Normand?
—Oh
yes, Mrs. Avisson, a very good read, indeed.
Ha corrido desde entonces mucha agua bajo los
puentes del Támesis y mucha tinta por nuestras venas y más letra pequeña sobre
nuestros ojos lectores implacables, pero seguimos ilusionados con aquel ardor
contumaz de misacantanos. Continuamos en nuestras trece amando la literatura. Y
dándole muchas gracias a Dios por haber podido leer tanto y tan bueno gracias a
Penguin Books pues así conocemos mejor el mundo. La Casa cumple este otoño el
LXXII aniversario de su fundación. Toda una efeméride. ¡Y que a nosotros que
nos quiten lo bailao!
Capítulo 63
ALCÁZAR DE VELASCO EL ESPÍA DE FRANCO
Cuando vino a verme al sótano en que teníamos la oficina de Pyresa en Roland
Gardens Ángel Alcázar de Velasco me recordó que en aquella casa en la que
habitaba un servidor había vivido Jules Rolland y tenía su historia porque en
ella vivió poco antes que el escritor francés un espía alemán al que pillaron y
luego ahorcaron en la Torre
de Londres.
— Pero no te preocupes, Parra, que a ti
esa instancia no te pasará.
— Se me ponen de corbata, colega.
Luego se arrellanó en el sofá rehusó el güisqui y entre muchas tazas de té me
contó la apasionante historia este hombre que en calidad de jefe de prensa de
la embajada de prensa franquista ante la corte de San Jaime estuvo en el ojo de
mira de los M01 y logró escapar. Esta vez había entrado en Inglaterra con
pasaporte falso.
“Si se enteran
de mi verdadera identidad estos hijos de puta me follan, Parrita”. Era un buen
compañero de Pyresa y buen amigo mío.
Sólo había venido de compras a los grandes almacenes de Regent Street como un
turista español más.
Por sus manos y por su cabeza habían desfilado muchos de los secretos de la
historia de España y del mundo a mitad del siglo pasado. Fue uno de los
fundadores de Falange y por su amistad con Hedilla participó en el compló de
Salamanca, condenado a treinta años y posteriormente indultado. Se pasó la
guerra en chirona. En 1940 a
este periodista de raza- los buenos periodistas y escritores se dejan querer
por los servicios secretos- lo enviaron a Londres. Era germanófilo.
En pleno “blitzkrieg” con bombardeos cada noche dijo vivir lances memorables,
historias de amor en una ciudad donde todo extranjero era sospechoso. Había
sido mozo de taberna y novillero. Sabía lo que representaba ponerse delante de
los cuernos de un astado. La vida le había dado bastante cornadas. “Gracias a
mí se libró a Luis Calvo el corresponsal de ABC de ser fusilado por los
ingleses”.
Parecía uno de esos majos galantes del siglo XIX o tal vez a un cantante de
ópera en retiro. Hombre valiente y generoso pero ardido. Un verdadero mozo de
Monleón aquellos que fueron a arar temprano para ir luego a la capea. Había
nacido en Mondejar en 1909 y fue autor de libros tan importantes como
testimonio de su militancia al lado de las potencias del Eje: “Serrano Suñer y la Falange”, “Martín Bormann
no murió en Berlin, yo le llevé A Sudamérica”, “Los siete días de Salamanca”, “La Gran Fuga del fuerte de
Pamplona” y toda una serie de textos en los que desplegó sus conocimientos de
tauromaquia. Un torero, vaya.
Después de la entrada de los rusos en Berlín su estrella se eclipsa y es perseguido por los elementos afectos a la Iglesia y al clan de
Carrero Blanco. Participó en una conjura para asesinar al Caudillo. Es
condenado a muerte y tras varios años en presidio sale suelto merced a los
buenos oficios de algunos falangistas de la vieja guardia. Odiaba a Franco,
decía que era un ser pernicioso, un sefardita típico: bajito, narigudo y
barrigudo, de aspecto feminoide y que hablaba con una voz atiplada. Paca la
culona, como le llamaba Queipo de Llano. No resolvió el problema vasco ni el
catalán, antes bien les dio alas a los descuartizadores de la unidad patria.
Los curas con los que se llevaba bien luego lo dejaron al final en la estacada
porque en el Vaticano vive gente muy peligrosa para la paz del mundo.
“La guerra española fue una olla podrida que se coció en los fogones diplomáticos
londinenses” me confesó.
— Samuel O´Hara. ¿No has oído hablar de Samuel O´Hara?
—Fue el embajador inglés en Madrid.
— Era un tapado de los Rotschild. Él le
dijo a Franco lo que tenía que hacer. Éste siempre estuvo a las órdenes de los
banqueros. Hizo bien las tareas porque era aplicado, obediente, cachazudo y
nada impulsivo, se pensaba bien las cosas como buen gallego. Por eso murió en
la cama, una muerte que no suele ser frecuente entre la mayor parte de los
grandes dictadores.
Por aquellos días de 1973 confieso que el punto de vista de Ángel Alcázar de
Velasco me causó cierta sorpresa si no hilaridad pero al cabo de los muchos
años se han confirmado tales supuestos como la más inexorable de las profecías.
Franco era un anglófilo. “Gibraltar no vale una guerra”. Su estratagema
antiestalinista le valió el favor de los norteamericanos que nos mandaban leche
en polvo y aquel queso de Iowa que sabía a rayos, les cedió las bases. Do you
speak English? Pero nunca logró hablar en inglés y ese es un nefasto complejo
que heredaron muchos gilipollas en nuestro país.
Como político supo jugar siempre con las cartas que le ponían sobre la mesa.
-Pero salvó a los judíos perseguidos a miles, si hay que creer a los pregoneros
del Holocausto y los seis millones, ya sabes
— ¡Como no los iba a echar una mano. Eran los de su raza! Franco era un
sefardita de nación y de raza
Cierto: por apellido, por genes, por forma de ser y de actuar Franco era el
semita típico que se granjeó la amistad y el favor de los grupos hebreos del
Marruecos español en sus primeros tiempos de soldado. Ellos consiguieron
promocionarlo al generalato y acabaría siendo el más joven de todos los mandos.
El vuelo del Dragón Rapide lo pagó el judío mallorquín don Juan March. Otro
rasgo de su carácter era la dureza y falta de generosidad. No había en su
persona una sombra de agradecimiento. Era un hombre impávido carente de esa
vehemencia tan típicamente hispana. Sangre de horchata le decían los mandos
cuando peleaba contra Abdelkrim en los blocaos, pero aquella sangre de horchata
había sido trasfundida con muchos redaños. Al médico que le salvó la vida
cuando le pegaron el tiro en la barriga en el Rif lo fusilaron los nacionales
sin que su antiguo paciente al que le debía la vida moviera un dedo por salvar
a este cirujano de ideas republicanas. El libro que escribí sobre las
relaciones del Caudillo con Sefarad se centra sobre este aspecto de ayuda a los
hebreos en peligro que habían sido abandonados por sus propios mentores
británicos y norteamericanos, los de las juderías del Este. Pero siguiendo la
pauta y el rasgo de carácter ya apuntado: que el pueblo de Israel no suele ser
generoso, tal vez debido a una altanería atávica, ni Ben Gurion ni sus
sucesores reconocieron a su antiguo benefactor en tiempos difíciles. Le
acusaron de ser amigo de Hitler.
Franco jugó el papel que le asignaron de “semita antisemita”. Es una fórmula
más, conforme a las estipulaciones talmúdicas, de portar la llama del fuego
sagrado que les conducirá no sólo a la Tierra Prometida
sino al Dominio Universal. Antes de que ZP lanzara su tesis sobre su alianza de
las civilizaciones, Franco se mostró como un globalita consumado. Según Alcázar
de Velasco, la monarquía es un corolario al régimen franquista de la misma
forma que el cristianismo es un judaísmo de segunda mano.
Leía yo no sin cierto escepticismo por aquellos días y
en parte alarmado “Los Protocolos de los Sabios de Sión”
—España volverá a la marranería. Es lo que quiso Franco—
Mi interlocutor dio una chupada indolente a su cigarro
negro.
—¿Y?
—Pues que nosotros, querido Parrita ,tendremos que hacer mutis por el foro.
Desaparecer. Para el Kahal no existimos. Borrarán nuestros nombres del libro de
la vida. Ellos traerán a sus propios oradores, a sus escritores, a sus
cronistas a sus historiadores que contarán la historia a su modo y nosotros no
tendremos chance. Sólo se fiarán de sus propios amanuenses. Todo su afán es
borrar la memoria. Cumpliendo el precepto bíblico arrasan las casas y siembran
los campos de sal de sus antiguos enemigos. Menudo panorama.
-Pero ¿la verdad?
-La verdad ellos se la pasan por los cojones.
-Al menos nos quedará el derecho al pataleo.
-También ese derecho se lo pasarán por el forro los cojones- insistió Ángel.
-Vámonos a comer.
Le invité a comer en un restaurante de South Kensigton. Nos bebimos dos
botellas de “chanti”. Aquel vino pasaba bien pero no era el vino valenciano que
se acostumbra a beber en Guadalajara. Vino de las capeas que recordaba Ángel el
cual en las tabernas y en los figones de Londres recuperando una de las prevenciones
en seguridad de sus tiempos en el espionaje cuando fue perseguido por los
sabuesos del M15 que eran más correosos y fieros que la GESTAPO según me
intimó, nunca se colocaba de espaldas a la puerta sino siempre con miras a una
salida por donde escapar en cualquier caso.
Creo que Ángel Alcázar de Velasco también era judío y jugó la carta de la luz,
no la de las tinieblas talmúdicas, un poco como Franco al que no podía ver ni
en pintura y al que culpaba de todos los males presentes y futuros de nuestro
país al que tanto amamos porque el verdadero Israel estuvo ubicado en Sefarad.
Y guarda los secretos, misterios y maldiciones de toda tierra prometida.
Mas “de gustibus non disputandum est”, decía el clásico.
Ángel Alcázar de Velasco ¡Presente! No te olvides de mí dondequiera que estés.
Capítulo 64
CORRESPONSAL DE LA NUEVA ESPAÑA EN NUEVA
YORK. UN MORDISCO A LA
GRAN CAMUESA.
Con una estampa de la Santina en bolso y
bastante miedo en el cuerpo me acuerdo de mi arribada a NY tal que una noche de
san Andrés de 1976. Estaba nevando o a punto de hacerlo en honor de aquel
refrán que dice: Por los Santos nieve en los altos y por San Andrés nieve en
los pies. Cuando en América se acatarran aquí cogemos unas pulmonías de
espanto. Era una tempestad de granizo casi tropical lo que caía terciada con
hampos de una nevasca rusa que descendían perezosos sobre la cima de los
rascacielos y el viento huracanado jugando a capricho con la aeronave. Por un
instante creímos que nos ibamos a estrellar contra las Torres Gemelas. Allí vi
un signo de los días porvenir. El horrísono espectáculo para los hiperestésicos
como yo no es nuevo. A Nostradamus lo he vivido en mis propios huesos. La
fatalidad muslímica frente al destino. Makfut. Está escrito. Desde entonces, y
aunque salí de aquélla y de otro
accidente que tuvimos en Lisboa, se incendiaron dos motores en pleno vuelo, a
raíz de mi accidentado aterrizaje en la Gran Manzana, he tenido pesadillas
columbrando aviones caían sobre el World Trade Centre. También la torre Eiffel
y el embudo donde se encastilla el Big Ben, torre del parlamento de
Westminster, pero sobre todo las torres Gemelas eran el tema recurrente de mis
cefaleas oníricas. ¿Occidente en la encrucijada?
Hasta escribí una crónica y creo haber entregado
algún despacho anticipando esa experiencia apocalíptica de las Torres Mellizas
derrumbándose que ha puesto al mundo los pelos de punta. Y la obsesión me ha
martillado muchos años porque Nueva York es algo que imprime carácter que
cambia la mentalidad y el modo de ser de las gentes. Allí mi vida experimentó
un giro de varios acimutes. Y silbé sus "blues" bajo la autoridad de
Frank Pinatra, un neoyorquino típico: "I love Nueva York. Nueva
York". En América todo es grande y es extremo. Las montañas. Los huracanes.
Los hombres y las mujeres; allí se encuentran los más altos y los más bajos,
los más guapos y los más feos, los flacos como leznas y los más gordos pues
dicen que Nueva York, donde abundan los "fatis", cambia hasta el
metabolismo y a mí me ocurrió Las ciudades. Los árboles mayores como el alerce
de las Rocosas o las secuoyas de California. Se lo pasan allí en grande los
estadísticos, los amigos de los contrastes y todos aquellos que sienten pasión
por evaluar las contradicciones, sinrazones y a veces maravillas de la raza
humana. América casi carece de raseros y de varas de medir. Hasta
climatológicamente las subidas y bajadas del mercurio de tan bruscas carecen de
parangón. Se pasa sin solución de continuidad de una mañana calma de primavera
a una tarde de calígine para luego tener una noche de escarchas. "If you
dont like our weather, just wait" (Si no te gusta nuestro clima aguarda un
segundo), advierten los castizos de Brooklyn. Esta volubilidad a mí me parece
que influye en la forma de ser de los habitantes con bruscos cambios
emocionales que hace que no se asuste el neoyorquino de nada. Y se asusten
también de todo. Allí suele tomarse la vida muy a pecho puesto que para
sobrevivir hay que ser un adicto del curro. Como aquel Hernie, el transcriptor
de mis crónicas en la IT
de la Onu, un
judío entrañable. El pobre se fue a morir a Miami a un cementerio de elefantes.
Que así se llama en el lenguaje coloquial a los que se jubilan y lo peor que le
puede pasar a un neoyorquino es jubilarse. Y es que allá cuando llueve, es el
diluvio y si truena o cellisca lo hace a conciencia y de verdad. Iban a ser
cuatro años de experiencia sin precedentes. De calores húmedos en los cuales se
podía cortar el aire con una navaja y de hielos espantosos. Recuerdo la morriña
que me invadía todos los veranos al regreso de las vacaciones en Artedo con sus
mareas cantábricas, un verdadero servicio de limpieza costero que no existe en la Bahía del Hudson fuertemente
contaminadas a causa del carboneo y el intenso tráfico náutico que ha degradado
a las playas como las de Long Island consideradas como las mejores del mundo;
una vez fui a bañarme a los arroyos de Staten Island, un marasmo de galipote, y
por poco perezco, añorando las olas de mi Cudillero, no a causa del agua sino
en el cieno de las cloacas y de los vertidos de los basureros oceánicos. De la
parte de Nueva Jersey las tardes que cambiaba el aire llegaba una hedentina que
quemaba los ojos y las narices. Allí todo era grande y distinto. Hasta el tufo.
La naturaleza, más joven que en la vieja Europa, observa un comportamiento más
vigoroso e imprevisible. Allí todo es grande hasta los atentados como el que
acabamos de presenciar horrorizados a través de la CNN. En los famosos kills
se entierran ahora los cascotes del desastre y Staten Island era y lo sigue
siendo la isla de los muertos. Gestaten, en alemán y en holandés vale tanto
como inhumación. Habíamos tenido un vuelo con turbulencias. La aproximación a
Kennedy la hizo el piloto con mucha cautela. Estuvimos dando rodeos a la
vertical del cielo de la
Mejana Inmensa que es la isla de Manhattan, a la que llaman
cariñosamente Big Apple (la gran camuesa) los neoyorquinos, gentes de todas las
etnias y razas que han aprendido a convivir en armonía y sin problemas, dentro
de lo que cabe, formando ese caldero o melting pot que demuestra que los
caminos del mundo no son los de la xenofobia sino los de la xenofilia y
benevolencia hacia el forastero, el meteco o el espaldas mojadas que llega en
busca de acomodo y de un futuro mejor. Allí uno nunca se siente de fuera.
Esto no quiere decir que sea una megapolis cómoda
o fácil ni el Edén, porque se lleva una vida que no es para llegar a viejo. Es
una ciudad bronca donde todo es difícil y donde nunca hay que bajar la guardia
pero allí se percibe un halo de humanitarismo tierno bajo la hosca corteza del
neoyorquino quien, cuando habla por cierto lo hace con palabras precisas y como
con barbas. Su "slang" o jeringonza es uno de los más interesantes
por sus alardes de precisión y de fantasía. Puede decirse que el cheli y el
pasota madrileño lo copian. Hasta el punto de que allí la sabiduría se aprende
en la calle. La ciencia del albañal o sabiduría de la acera son dos palabras
que allí conviene aprender para saber nadar y guardar la ropa. Sin una
orientación y una buena aguja de marear te caes pues refiere un viejo dicho
local "nice guys here dont last" (los buenos chicos aquí duran poco).
Están acostumbrado a las emergencias. Lo que más me sorprendió al principio es
que la radio ensayaba simulacros de un posible ataque nuclear y llevaba a cabo
pruebas de evacuación a los refugios que terminaban todos ellos con la
muletilla: "Esto no fue sino una prueba, de haber sido una emergencia real
les hubiésemos facilitado las precisas instrucciones". Es el mejor inglés
jamás escuchado y eso mismo me decía el querido periodista y novelista gijonés
Faustino G. Ayer, un enamorado de América y de todo lo americano (los dos
ibamos a comprar el pan juntos a una tahona italiana de la ciudad baja, dentón)
que conocía bien Nueva York, claro dentro de un límite porque en este foro
mundial todo se mueve. Todo parece en perpetua catarsis y siempre confunde,
siempre sorprende. Con este colega asturiano también tomé copas en el bar cerca
de Plaza de la Trinidad
donde acostumbraba a beber hasta quedar tendido Dallén Thomas. A veces nos
acompañaba el ovetense Delfín García, corresponsal de RNE, bravo carbayón
aunque muy cabezota, que tenía un aire inconfundible de Humprhey Bogart siempre
con su Pall Mall sin boquilla a flor de labios. Pero en Nueva York la bohemia
es mucho más escurridiza y peligrosa que en Europa. He aquí a uno de los
máximos poetas en lengua inglesa convertido en difunto de taberna en uno de
esos pubs de mala muerte denominados "dives" (inmersiones) o cavernas
o "speakeasy" (hablemos paso) que recordaban los tiempos de la Ley Seca. A Dallén que
añoraba sus excelsos valles del Principado de Gales Nueva York fue su tumba; lo
derrotó. Así que el Sky line se presentó ante mis ojos como una visión. Pensé
en Moisés y Aarón bajando del Sinaí con las tablas bajo el brazo. Una nueva era
de mi vida empezaba traumáticamente. Parto acongojado. Yo venía a Nueva York
por una de esas carambolas a contar ese periodo de transición que fue la era
Carter para los lectores de "Arriba" y una cadena de otros cincuenta
periódicos y también a entregar la cuchara porque la cadena del Movimiento para
la que trabajaba iba a ser pignorada o desmantelada a nostramo, porque dígase
lo que se quiera reconozcámoslo o no en España desde el año 45 los que mandan son
los americanos y algunos amigos yanquis me han confesado sottovoce de que con
Franco les iba mejor. No quedaba más remedio. En aquel puesto había habido
predecesores brillantes: Manolo Blanco Tobío, Celso Collazo, uno de los
creadores de EFE, Guy Bueno, Félix Ortega, que fue el mejor de todos ellos a mi
criterio de todo el cupo iniciado en el 48 por Pepe Cifuentes y Rodrigo Royo,
quienes tuvieron que vérselas con una ley tan pistonuda como la MacCarrack, el
diplomático de Truman que luchó en Brunete con las Brigadas Internacionales y
que vedaba la entrada en territorio estadounidense a los españoles. El bloqueo
estuvo en teoría hasta comedios de los cincuenta sólo sobre el papel porque en
la realidad nunca se llevó a efecto. Todas esas firmas habían dejado muy alto
el pabellón y aunque entusiasta y audaz periodista como se decía en la jerga el
momento no me sentía con capacidad suficiente como para hacer sombra a aquellos
gigantes. En los primeros días me fumé dos cartones de tabaco pero no fui el
único. José María Carrascal que llegó en barco casi como un polizón se había
fumado treinta paquetes hasta perder la voz. Y a nadie le extrañe porque Nueva
York acojona e impresiona y más si el recién llegado la descubre en medio de
una aparatosa tormenta como me pasó a mí. La clemente Santina me echó un
capote. Aquella vez y todas. Durante la espera para aterrizar estuvimos de
circunvuelo. A nuestros pies la postal inconfundible del paisaje urbano:
Manhattan con sus dársenas, espigones, grandes buques amarrados. Bocanadas de
humo blanco manaban de las fauces de las chimeneas de la central térmica
edificio lindero con el de la ONU
y se iban a colgar estos penachos sobre los tiesos adarves del Woolworth, el
rascacielos más antiguo, y del Empire State. Es el emporio de la civilización y
la impresión que ofrece al viajero es la de algo que arde y echa chispas.
Viviría dos años con mi mujer y mis dos niños casi a la sombra de este
mastodonte de hormigón con su chapitel calado donde la inmensa lanza de una
antena de radio hace las veces de campanario. Todas las mañanas me despertaba
la visión y el espectáculo de la city. Es un paisaje abstracto que no inspira
sosiego, que parece que siempre está llamándote a la calle e instándote a la
acción y al movimiento pero los atardeceres son verdaderamente apoteósicos. El
Empire es el palo mayor de esta ciudad con forma y fisonomía de buque de guerra
con jarcias de cristal. Las Torres Gemelas eran las vergas de popa. Cualquier
bamboleo, descartado pues el firme de Manhattan no es más que un peñasco yermo
vendido por los indios moahawk a los holandeses por veinticinco dólares en
1622; que se derrumbase todo el montaje, simplemente imposible, porque los
cimientos son de sílice.
La Nueva Roma se funda sobre un plinto granítico y
siguiendo las instrucciones talmúdicas trata de imitar a la Roca de Israel a la cual
alude Ben Garrón cuando fue proclamado el estado judío en 1948; no mencionó la
palabra Dios, sólo la Roca
de Zion. Además, los muros de los rascacielos, orgullo de la ingeniería del
siglo, estaban diseñados como soportar la oscilación del mayor terremoto. Por
lo que el portaaviones sería inexpugnable. ¿Cómo iba yo a pensar que la Nueva Jerusalén de
la Diáspora
iba a ser atacada y sus dos símbolos señeros abatidos? Los pilotos kamikazes
hicieron blanco no ya sobre las moles simbólicas de la Torres Mellizas
sino sobre el corazón que mueve todo el ajetreo de las finanzas. El daño mayor
no han sido los muertos, desaparecidas o el destrozo causado, aunque los
norteamericanos tengan redaños suficientes como para resucitar de los
escombros, sino la afrenta moral a lo que estas dos trípodes de cristal
abanderaban. Conque no puede ser más símbolo aquello de torres más altas han
caído. Para mí que conozco Nueva York, amo Nueva York y fui residente allí
cuatro años, los más importantes de mi vida, lo ocurrido el 11 martes fatídico
de septiembre del nuevo milenio ha sido una señal. Un toque de atención que
exhorta al rearme moral más que al físico, una vuelta al pensamiento de la
nueva frontera de la época Kennedy. Que América vuelva a ser amada más que
temida y odiada. No se aconseja un castigo porque Dios no puede castigar sino
que el ataque representa un aviso enviado desde lo alto. Algo no va del todo
bien pese a la euforia de los últimos años. Se exige no la guerra de
represalias contra la diabólica mente que urdió la infernal hecatombe sino la
reflexión meditada y el reposo sobre cómo somos, qué queremos, hacia dónde
marcha el mundo. Y esta idea se me ocurre cuando a mi memoria viene el recuerdo
de aquella tarde noche de san Andrés en medio de la tormenta durante la
angustiosa aproximación a un aeropuerto congestionado de un tráfico terebrante.
Allí oscurece mucho más rápidamente que aquí. Me impresionó la visión de
aquellos dos conos mágicos como una soberbia representación de una ecuación
matemática sobre el paisaje. Dos falos erectos encarnación de la potencia
genésica de una nación joven ¡qué contraste frente a los aires caducos de
Londres! Dos mástiles de un trasatlántico en el que actuaría de timonel, de
serviola y de mascarón de proa la estatua de la Libertad apuntando su
hachero con la flama perenne hacia Europa. Nunca imaginero tan mediocre como
era Bertholdi, aquel escultor que fue contratado por la municipalidad
neoyorquina para llevar a cabo el proyecto, tuvo tanto éxito con un molde. Es
lo que significa el coloso. Los pobres de la tierra recién llegados a la isla
de Elis estuvieron viniendo a refugiarse bajo sus zócalos y ahora el pebetero
de la verde dama en cuya cabeza hueca cabe todo un restaurante puede que esté
también amenazado. Ha soplado un viento recio en el rebufo de la carlinga y la
cola de los dos aviones estrellados contra la fachada de las dos torres.
Vesania fundamentalista. Muchos corearán aquella frase del Corán "Alá es
grande". Pero la grandeza divina nunca podrá cimentarse sobre un montón de
escombros y una pira de cadáveres. Sin embargo, yo entonces con treinta y dos
años y medio pensaba que estaba llegando al epicentro del futuro. Caía en la
forja de una horno donde todo se cuece donde está el crisol del mundo nuevo. La
primera impresión fue la de acogotamiento. Nueva York amedrenta un poco cuando
se la ve desde el aire y más en las circunstancias de aquel vuelo en medio de
una tempestad que hizo que el avión se zarandease como una vaina. En uno de los
fucilazos del relámpago quedó diseñado sobre las nubes el cordonazo de san
Francisco o la palma de santa Bárbara que decían los pastores de mi pueblo. Me
pareció entonces que una mano invisible estaba diseñando el croquis de los
tiempos por venir con una anticipación de veintiséis años sobre los
acontecimientos. Mi olfato periodístico me dijo que no hay que dar de lado a
las corazonadas y yo en aquellos momentos la tuve y ya desde entonces nadie me
pisó el scoop y por eso mi corresponsalía fue un poco a la contra de la de los
demás. Parece ser que a muchos les supo a cuerno quemado que uno quisiera
contar la verdad. Yo a los cables de la
AP, de Reuter y del "Times" les daba siempre la
vuelta y al revés te lo digo y acertarás, piensa diferente y acertarás. Hice
periodismo de calle. No me limité a pegar telegrama o a refritar el Times como
otros becarios de la
Fullbright y con master en Columbia que se convertían en
amanuenses de los lobbies por los pasillos del Edificio Azul o del Departamento
de Estado. Desde el principio tuve muy claro que venía a servir los intereses
de mi país. Me dieron por díscolo pero hice bastantes dianas y conseguí moverme
con soltura en el laberinto de la política exterior de Cyrus Vance, para mí un
auténtico caballero. Los americanos tienen un alto código de valores tanto
éticos como morales y eso se nota también en el apasionante mundo político y
estratégico de la Casa
Blanca y del Pentágono. La verdad tiene muchos carriles y a
un periodista se le perdona todo menos el de ser aburrido ni pastueño. La
mansedumbre de feligrés da buen resultado en el rebaño y en la manada, nunca en
esta bataneada profesión a la vez canalla y sublime. Mi lema era un poco el de
la libertad al estilo del fundador del "Manchester Guardian": Facts,
sacred. Opinions, free" (los hechos son sagrados; las opiniones libres).
De acuerdo pero existen diversas formas de presentar objetivamente unos mismo
datos. A la que descendíamos el avión perdía presión. Vi como el pararrayos de
una de las Towers absorbía la descarga de una centella. La gran azotea se
iluminó con una luz de espectro. La gran fábrica del rascacielos aguantó
impávida. Aquello me pareció el techo del mundo pero yo ya colegí que aquellos
prodigios de la ingeniería eran vulnerables. La exhalación había pegado justo
sobre la punta de la antena de una de las torres y el firmamento fulguró.
Entonces el World Trade Centre estaba casi vacío y en alquiler la mayor parte
de sus ciento diez pisos y dependencias. Bajo la borrasca ofrecían estos dos
titanes de acrílico un aspecto de desafío a los elementos. Habían sido erigidos
a prueba de terremoto. Eran el orgullo de la técnica. Sin embargo, dos aviones
de pasajeros una fatídica mañana del final de un verano para olvidar, el del
2001, acabaron con esa suposición presuntuosa. Al verlas por primera vez
recuerdo que pensé en Babilonia y en Babel.
—¿Scary, eh? - dijo entonces un puertorriqueño
compañero de vuelo empujándome con el codo.
— A little— repuse en inglés y él se puso a jurar
entonces en español como suelen hacer los simpáticos de la isla de Borinquen
que habían emigrado en oleadas a Manhattan en la década anterior y constituían
casi un cuarenta por ciento de la población.
Gran parte del pasaje estaba vomitando en aquel
instante de turbulencias y de zarandeos. No pude por menos de reprimir la
carcajada que distendió el estado de nuestros nervios. De allí a poco sentimos
gañir los neumáticos del Jumbo contra el tarmac de la pista de Kennedy. Todo el
mundo empezó a aplaudir. Y yo a rezar. Recuerdo que en ese instante apreté
contra mi pecho la medalla de la
Virgen de Covadonga parte indispensable de mi ajuar. A lo
largo de cuatro años no se me pasó el acojone y creo que todavía me dura pero
acabé amando a Nueva York identificándome con su latido. Es el pulso del mundo
del mundo. No me extraña que Manolo Blanco Tobío dijese que lo que más
extrañaba - para este gran periodista gallego muy habituado a los modos de vida
norteamericanos Europa era una especie de exilio- es una ojeada rápida todas
las mañanas al Nueva York Times. El bien y el mal conviven allí puerta por
puerta. Ángeles y demonios sentados a la misma mesa. Los rabinos con sus
kaftanes y los popes con sus manteos comparten un sitio en el metro. El
superfluo y la elegancia de la Madison Avenida entremedias de la cochambre del
Bowry. De todo aquel caos que fue mi experiencia neoyorquina saqué la
conclusión de que tiene que haber un dios, un demiurgo que ponga orden, que se
apiade. Eso. Alguien que se apiade porque Nueva York hace pensar en la famosa
frase de san Pablo "nada de lo humano me es ajeno". No se puede ser
ateo en Nueva York. Todo menos ateo. Sientes como una fuerza que te lleva, una
especie de protección. De lo contraría te hundirías. La gran manzana, la inmensa
colmena, el hormiguero de gentes que se afanan un día y otro y también el
avispero y las injusticias. Y como no la mafia. La metrópoli suscita ideas
enfrentadas, pensamientos contradictorios de amor y de odio. No es una ciudad
para volver porque de ella no se consigue salir nunca. Te atrapa desde el
primer minuto y ya no te suelta aunque te alejes físicamente. Nueva York es una
condición mental, estado anímico. Yo diría que es una ciudad mística. He aquí
una lectura judía en versión talmúdica de la "Civitas Dei"
agustiniana. Que sólo cree en la gracia del esfuerzo y que a Dios lo coloca en
otro plano. A él rogando y con el mazo dando. Es una concepción utilitarista de
los elegidos llamados a poseer la tierra sucediendo esto acá abajo sin tener
que aguardar al más allá. No se conforma con la resignación cristiana ni lo
injusticia a la que lucha por atajar en este mundo. Por eso es un frenesí
continuo. Arriba y abajo. La ciudad que nunca duerme. La riada humana. El poder
automático.
Está tan cargado de voltios el lugar que los
picaportes y los pestillos sueltan chispazos. La estática pervade el entorno.
Yo viví en el Este hacia la calle 14. Allí todos están juntos, nunca revueltos.
Mi barrio era una mezcolanza de judíos y de sicilianos que veneraban la camorra
y nietos de Al Capone todavía practicaban ese vudú italiano que es la
"jettatura" pero católicos al por mayor ya que en la fiesta de san
Jenaro sacaban su imagen por Manhattan en procesión. En la otra manzana había
polacos con su manera tan peculiar de concebir el cristianismo y antipáticos.
Los pacíficos ucranianos todos con su peculiar y angulosa cabeza, los húngaros
con sus botas de fuelle me gustaban más y me hice amigo de los judíos como mi
quiosquero, un bendito de Dios por nombre Samuel, que me regalaba unos puros
verdes trapicheados de Cuba y hablaba algo de ladino o judeoespañol.
"Aguarde su merced agora un momentico pues vengo al punto" Entre
todas las etnias son los más de fiar. Los más caritativos, los que más ayudan,
aunque en cuestión de dinero no se casen con nadie. Luego, hispanos los había
por todas partes y ahora creo que son más. No se puede contemplar esta inmensa
urbe con prejuicios, nueva York los desborda. Es un mundo que rebasa todas las
barreras y trasciende las ofuscaciones y atavismos de la vieja Europa donde se
mira con recelo al nacido en el pueblo de al lado. Allí este tipo de
resentimientos se desconoce. No hay envidia y si existe por lo menos no se
nota. Ni miradas por encima del hombro. Sí tiene que haber un Dios flotante por
encima de nuestras cabezas, un Cordero que quite los pecados del mundo. Alguien
que se apiade. De la torre herida por el rayo. De la humanidad que palpita y
gime desconcertada. De la inconsciencia, la banalidad, la vulgaridad a
espuertas, la frivolidad sin limites. Se vive mucho mejor en el Rellayo pero
uno no sé por qué termina añorando a la Ciudad Automática.
Un mundo sin paletos, sin intereses de campanario y con periodistas e
informadores, literatos amantes de su patria y de su país con razón y sin ella,
que tienen muy en cuenta la ley del libelo a la hora de sentarse delante del
ordenador y que saben como nadie maquillar la información y autocensurarse
mientras que la prensa a este lado del charco da fe de una picaresca en auge y
la rosa en su chabacanería procaz parece una corrala. Aquí todo se ha vuelto un
poco peripróctico, ya que la información, anal y asnal, parece girar en torno
al mismo cabo. Lo acabamos de ver en la manera que han abordado el choque de
los aviones contra el hastial imponente de las torres. Nos han demostrado que
entienden el periodismo como una vocación de servicio público, un menester que
ha de hacerse con categoría, responsabilidad y serenidad ¿Para eso queremos una
Facultad de Ciencias de la
Información?
18 de septiembre de 2001
Capítulo 65
LA VIOLENCIA DE GÉNERO SUSTITUYE A LUCHA
DE CLASES
Le llaman "pajarero", seguramente,
porque su fiesta, iniciado el otoño, coincide con la oleada de aves que cursan
viaje hacia el sur y lo convierten en cangreja de místico velero, donde reposan
el vuelo utilizando como descansadero a la impresionante cofa de este peñasco
yermo que adquiere la caprichosa forma de portaviones inmóvil surcando la
pedriza segoviana. Antes de reemprender el vuelo por el freo paran aquí o
utilizan las escotaduras y socarrenas de las paredes cortadas a pico para
anidar y quedarse. Abajo se prolonga una sima amenazante, pero por lo alto del
risco encuentran posada y cantadero las aves tránsfugas, y sus píos causan
embeleso a los ornitólogos. Son como partes de una letanía misteriosa repetida
cada 25 de octubre sobre la cumbre que acomete el diácono de las silvas con
harta solemnidad y empaque. Señor, misericordia, es el grito que entonan el
jilguero, la avutarda, la aguzanieves y el monacillo por estos peñascos donde el
alma se eleva y Dios parece estar cerca, casi al alcance de la mano, allí por
donde las águilas y las vultúridas vuelan haciendo círculo, más que en ningún
otro sitio. San Frutos es un santo que sabe mucho de pájaros y de
"pájaras" puesto que conoce algo de las costumbres humanas a
redropelo de todo pronóstico, se apartó del mundo no por menosprecio sino por
amor a la condición humana cuyas debilidades no le fueron ajenas. Las bodas que
se celebran en su altar no terminan en divorcio. Este eremita mozárabe, que
nació en Segovia el año 642 y murió setenta y tres años después de vida
penitente en el desierto tierras al norte de Sepúlveda - fue contemporáneo del
último rey godo, del traidor obispo Opas y del moro Muza que inicia sus
algaradas por el Estrecho a bordo de pateras-, brinda amparo, según cuentan, a
los que andan en precario por causa de amores que se acedaron, es baluarte de
acogida para las mujeres zurradas por la vida, víctimas de la incomprensión, la
sospecha, para todos aquellos que andan en trámites de separación o están a
punto de cometer un disparate. En fin, larga sería la lista de méritos y los
prodigios a cargo de su varita de virtudes poderosa. Su venerable aura sigue
ahí, encaramada en lo alto de la roca viva para el que se moleste en venir a
rezarle salvando las fragosidades de un áspero camino. Por estas cumbres parece
que se respira un aire distinto. Villa y Tierra lo quieren y se le venera en
todos los sexmos de esta especie de confederación de judíos, moros y cristianos
que era la zona de la provincia de Segovia, el arcifinio de todas las lindes,
campos de pan llevar pendones y merindades, palenque de todas las espadas en
los agobiados siglos de Reconquista, zona de frontera entre dos culturas
diferentes y dos maneras de ver el mundo absolutamente opuestas. ¿Nos habrá
nacido desde entonces este complejo de prevenidos en fronteras, de centinelas
observantes del cotarro, siempre al acecho que hizo que el alma del pueblo
español, acostumbrado a los palos, saetas y sufrimientos del contrario, tenga
algo de aspillera? Es el sentimiento que al viajero le embarga cuando rinde
visita a estos riscos.
La ermita de san Frutos se yergue como un
testimonio contra la intolerancia fanática, el desencanto de las cosas del
siglo, y una exhortación a los buenos propósitos de la enmienda: lo que acaeció
entonces puede volver a repetirse. Fue uno de los grandes santos intercesores
hispanos, muy popular a lo largo de la Edad Media. Así lo destaca el Misal Mozárabe
donde la fiesta de su tránsito era un día importante. La liturgia de san
Isidoro, que es mucho más expresiva y poética, menos concisa y circunspecta que
el ritual romano, como se sabe, le dedica nada menos que tres himnos de
insólita belleza literaria, lo que indica que no es un santo de tantos en la
lista de bienaventurados. Las rúbricas del Oficio Divino que acostumbran a
despachar en dos líneas a san Acisclo, pongamos por caso, al anacoreta
sepulvedano le apropian tres páginas de panegírico en elegante hipérbaton y
salmos. La imaginería barroca nos le pinta con barbas apostólicas, una calva a
cincel, el cerquillo penitente, en una mano un libro y en la otra, un cayado,
la cachava de la cuchillada con que tajó la roca hurtando así su cuerpo de las
gumías sarracenas que le pretendían degollar. Todavía queda la señal. Se abrió
una sima entre la hueste agarena y el varón de Dios. Al abismo de san Frutos
todavía se podrá asomar el visitante: una enorme garganta, y abajo, las aguas
pandas y trucheras del Duratón, no demasiado profundas sobre el álveo calcáreo.
Idóneo emplazamiento para ver nidificar al buitre o para suicidarse. Su estatua
corona la entrada norte que algunos llaman también como en Burgos la del
Sarmental de la catedral de Segovia, toda en granito y obra de Aniceto Mariñas.
El ermitaño embebecido en sus meditaciones pero sin porte adusto y casi
diríamos que risueño está mirando para un cantoral. La hoja de su libro está a
medio pasar. Cuando esta página que pinga del vacío vuelva con las demás, es
que se va acabar el mundo, según es crédito de radicación vulgar. La diócesis
le tuvo gran devoción por éstas y otras muchas cosas. San Frutos vivió tiempos
difíciles de cambios dramáticos y de desasosiego general como son todas las
épocas de transición, cuando la historia pasa página. La batalla de Guadalete
dio paso a la desbanda del 711. Empezaron las invasiones africanas, los
arrasamientos y guerras prolongadas. Aceifas en masa. Venían y venían, cruzaban
el Estrecho que desde entonces tan bien conoce el moro en oleadas. Seguramente
la peste agarena fue un castigo que nos dio Dios a los godos "por no
amarnos unos a otros como Él nos amó", porque las rencillas, discordias y
lo que dieron en llamar los historiadores "morbo visigótico" eran la
regla. Ya san Isidoro nos lo advertía, pero no hicieron caso. Crisis de valores
en todos los sentidos. Época de conmociones sociales, mudas de camisa y cambios
de chaqueta. Se pasó del aquí no pasa nada al a ver qué va a pasar aquí. Las
fuerzas del moro Muza y de Tarik pilló a los visigodos desprevenidos discutiendo
sobre el sexo de los ángeles en medio de la gran refriega religiosa entre
trinitarios y anti trinitarios, arrianos y católicos. La Media Luna, que no se
anduvo con arrequives ni remilgos, irrumpió por el Estrecho aprovechándose de
nuestras banderías, sacando partido de la endémica desunión de la grey
cristiana. El lábaro verde del Islam flameó triunfal en los campanarios de las
basílicas paleocristianas que fueron asoladas o transformadas en mezquitas. De
Despeñaperros para abajo no quedó ni una sola cruz alzada - eso para que ahora
digan- y en la Córdoba
de san Eulogio y de san Pelayo, éste, el único santo sodomizado de todo el
menologio cristiano, por un califa de perversas inclinaciones sexuales, que lo
mismo le daba a Abderramán bardaje que bujarrón, pues hacía a pelo y a pluma,
ante su negativa a abjurar la fe y luego tirado a un muladar, las aguas del
Guadalquivir fluyeron teñidas de sangre de cristianos, según revela el
testimonio del santoral mozárabe y las propias Partidas. Los recién llegados no
fueron un espejo de tolerancia. Se comportaron como horda invasora y el que
crea lo contrario que refresque su memoria leyendo a don Claudio Sánchez
Albornoz, que fue otro san Frutos, pero de Ávila, mártir laico de la verdad y
por unos y otros perseguido. Debemos nuestro atávico sentido de la vida
política a los taifas. Hay los que olvidan que este pueblo estuvo peleando
contra el moro nueve siglos. Desde aquella ocasión hemos sido, como individuos
y al de por junto, de inclinaciones tornadizas con el forro siempre dispuesto a
cambiar de chaqueta. Si se quería conservar la piel, había que practicar una
moral de conveniencia. Algunos por eso se fueron por aljamía. Fue el caso de
los muladíes cristianos que abrazaban el Islam. O el de los marfuces o
renegados muslímicos que se bautizaban. Muchos transigieron aun teniendo que
pasar por carros y carretas como aquellos reyes de León compelidos a pagar a
los califas la alcabala del viento o tributo de las Cien Doncellas, el primer
caso de trato de blancas que se registra en los anales. Pero los más hubieron
de liar sus petates y enfilar las rutas norteñas. La España de los mozárabes
poco se diferencia de la Grecia
ortodoxa que describe Kazanthakis cuando irrumpe el turco en sus lares.
Cargaron con los huesos de sus muertos y buscaron la desenfilada de las cuevas
inaccesibles y de los caminos no frecuentados. El Poema de Fernán González en
dos hemistiquios cuenta cómo fue aquella huida:
"Tomaron las reliquias - todas las que
hubieron. Huyeron por Castilla -así la defendieron". Este pudo ser el caso
de Frutos, de Casilda, de santa Cristina de Lena, y otros muchos otros.
Asqueado de la corte y desilusionado del mundo se apartó de él para mejor
servir a sus semejantes y es así que el Señor le otorgó el don de interceder, de
curar, de mirar las conciencias por dentro y de profetizar. Es una figura
clemente y compasiva, una especie de Sansón mozárabe que derribó el templo de
los filisteos sin perder la compostura una sola hebra de su blanca barba.
Hombre de fe, al fin y al cabo, que es lo que ahora nos hace falta. Por eso su
fiesta, tras una eclipse, y todas estas convulsiones sociológicas que han
puesto una interrogante recia sobre la institución matrimonial, después de la
crisis, del Concilio y todo lo demás, se ha vuelto a colocar en candelero. El
pueblo nunca suele equivocarse en sus corazonadas por todo el racionalismo que
le echen y los denuestos percheleros de nuestras celestinas hertzianas, y es
así que san Frutos el misericordioso está de moda. No es tan sólo el interés
ecologista lo que ha metido a este padre de la patria en los riñones de
actualidad sino que también son las vicisitudes que parecen agobiarnos a los
españoles de ahora como a los de entonces. Lo que preocupaba a aquellos godos
también a nosotros nos preocupa. Su ermita está situada en un lugar escarpado,
la espadaña en forma de cruz tiende sus brazos desde castillo roquero de
clemencia en la cúspide de un farallón y habitáculo de la última reserva de
rapaces que quedan en España, por el predio de Caballar, atravesado por la
calzada que conectaba Septem Pública o Sepúlveda con Cesar Augusta.
San Frutos funge como abogado de las mujeres
vejadas, de los maridos acongojados y pone paz allí donde la celotipia o la
infidelidad han instaurado su marca de suplicios. Con su báculo y milagrero,
convertido en varita de virtudes, tocará la tierra pedregosa y árida y se
abrirá una vía de salida para que lo que humanamente carece de solución -Dios
hace otras cuentas- se enmiende o, cuando menos, no empeore, y así seremos
salvos. Por una vez vencerá la inocencia y se irán abajo los demonios. Ya era
hora de que el mal fracase. Este Moisés de la Tebaida nacional de los
castros apartados, tierra cenicienta donde se yerguen el serpol y el hinojo y
hunden sus raíces perfumadas la encina y el junípero protege a los que sufren
el desamor, nadie sabe por qué razón, pero también es abogado de las que
padecen hernia a los que por allí llaman "quebraos". Se le invoca
contra toda dolencia o malestar, pero, sobre todo, es como una deidad
doméstica, un socorrista de primeros auxilios. En su persona se reúnen todos
los manes, lémures y penates de la corte celestial. San Frutos siempre está de
guardia tras el mostrador de urgencias. Fijo y perseverante como un tótem de
bondad.
— ¿Qué te pasa, hija?
—Pues que él me pegó, que no hacemos más que
regañar.
—Vaya por Dios. ¿Y eso será irreversible? Un poco
de aguante.
—Es que -dice la vapuleada titubeante- ya no nos
queremos. Hay otro hombre. Se ha roto la relación.
Cantinelas como ésta las debe de escuchar el bueno
del santo casi a diario desde su tronera del Paraíso, un confesonario que le ha
asignado san Pedro para que atienda los casos desesperados del servicio de
urgencias. En la actualidad con tanta falta de conllevancia, nadie aguanta un pelo
y todo son mohatras y requisiciones, inquisiciones de la vida pasada, este
departamento tiene tela marinera. Si no fuera así ¿de qué iban a vivir si no
los retratistas surales y gacetillas rosa? La fidelidad, la castidad, la
modestia y el contigo pan y cebolla ya no se llevan. Puede que la cosa siempre
fuera así porque la condición humana es invariable en sus miserias y cerrera la
cabra siempre tira al monte, pero hoy se jalea mucho más. No se barre tanto
debajo de la alcatifa como antes ni a las mozas en un desliz les aprieta el
guardainfante, pero la mierda sigue escondiéndose debajo del felpudo. ¡Menudas
están ahora las prójimas! Hay quienes ven en esta rebelión feminista un signo
de inquietud apocalíptica. No se trata ya meramente del sexo, que al fin y al
cabo no es más que un instrumento y la función crea el órgano sino de poner la
biología patas arribas. La vida va al revés. Por eso san Frutos, que debió de
ser un buen hombre, y ahora es un santo muy majo y servicial, tiene tanto
trabajo en el cuartelillo de las desavenencias conyugales donde reside de
guardia permanente. Lo que el uno hace el otro deshace. Si su colega san
Antonio era el encargado de buscarle novio incluso a los casos más
desesperados, el pobre san Frutos acomete la desagradable labor de venir con
los municipales para recoger los restos de la vajilla que se hizo añicos o hay
una mujer tendida en la cocina con diez navajazos en el abdomen asestados por
su marido en un ataque de desesperación o de celotipia. Ved cómo terminan las promesas
de amor eterno. A veces hasta hace un milagro, resucitando a la víctima o, en
particular, evitando que aquellos altercados acontezcan o pasen a mayores. Es
un santo moderno, en pleno vigor, encarnado en una época de empalme de caminos
y de paso a la fronteras, cuando se acaba una senda y otra abre surco. El siglo
XX cierra sus páginas en medio de muchos estertores de crónica negra. En esta
tesitura global, porque la violencia doméstica no se circunscribe a la
península Ibérica sino que es flagelo que azota a todo occidente, es cuando más
hace falta una figura que ejerza su autoridad moral y disipe los vapores de la
duda y el desconcierto en que parece que nos hallamos. La precaria situación de
fuerza bruta y de vejámenes contra la mujer reza para el tercer mundo y es casi
endémica entre los mahometanos. Allí no está abolido el harén y es de precepto
velarse el rostro o la cabeza con el almaizar, al igual que lo hacían nuestras
moritas en los romances fronterizos de la edad medieval. Recato y decoro sigue
reclamando el Profeta a las esposas de los creyentes. Las quiere sumisas a sus
dueños y hasta se atenta contra uno de los cinco sentidos, el tacto,
practicando la crudérrima ablación clitórica para que así no sientan placer en
el encuentro carnal.
No en vano Shakespeare dio vida a este problema
que afligirá a los hombres de todas las épocas en su drama Otelo, el monstruo
de los celos. Quiso poner a Desdemona, mujer virtuosa e inocente, víctima de
las sospechas del marido, en manos de un moro, una tragedia que se sigue
representando en vivo y no en el teatro en nuestros hogares con una
cotidianidad que empavorece. Sin embargo, a veces debajo de las tocas castas de
Desdemona se agazapa el hacha parricida de Clitemnestra, pues aquí todo está
muy entreverado y el bien y el mal conviven puerta por puerta. En eso que nos
llevan de ventaja a los cristianos, en ponerles almaizar para que no las miren
a la cara a sus parientas. Si la ley mosaica prescribe la dilapidación para la
adúltera y los imanes punen severamente por la misma razón, los cristianos
parece que nos movemos en inferioridad de condiciones. Estamos obligados a
poner la otra mejilla y hacer la vista gorda a los cuernos, a no vengar las
afrentas. Pero no es así. La ley del amor triunfará. Casi por este extremo de
devolver bien por mal, un rasgo de entidad divina más que humana, se puede
demostrar que el cristianismo es la religión verdadera. Y ahí tenemos a san
Frutos salvando a la derrocada y a Jesús dejándose ungir los pies con el
alabastro de la dulce y tan pecadora mujer de Magdala. En este mundo de
contrastes entre la opulencia y la privación de lo más elemental la regla sigue
en vigor hasta en el atuendo femenino. Lo que les falta a las elegantemente
desnudas de nuestras pasarelas les sobra a las señoritas de Bombay que por
carencia de medios no pueden ir a la moda. O no llegas o te pasas, o no bebes o
te emborrachas, esa es la fija. El efecto multiplicador del cuarto poder con su
arrasadora eficacia haciendo bocina desde los nuevos púlpitos que son las
ventanas de los aparatos de televisión sirve de caja de resonancia. Los ojos
del basilisco que matan con la mirada tienen hoy pupilas de neón. Salimos a
víctima de la violencia doméstica casi diaria. Estos males, que siempre
tuvieron mala compostura, ahora parecen carecer de remedio. Ni contigo, ni sin
ti. La maté porque me pertenecía. Mía o de la tumba fría. Machista. Yo ahora
hago con mi cuerpo lo que me apetece, mira éste. ¿Y tú qué me has dado, a ver
qué me has dado? Hay algo de luciferino en esta guerra de los géneros que
revoluciona los hogares, está poniendo patas arriba las camas de matrimonio y
los gineceos en pie de guerra. Fracasada la lucha de clases, ahora a lo que se
enfrenta el mundo de los ricos es a la de géneros al grito de "mujeres del
mundo uníos". En lugar de crear un clima de armonía entre el hombre y la
mujer lo que está determinando es mayor crueldad, más ira, más esposas victimas
de vejámenes o camino del hospital, más maridos y padres de familia que acaban
en la calle pidiendo limosna. ¿No nos estaremos pasando? En desquite de lo
morboso, el crimen pasional no pertenece al ámbito perentorio que hoy se le
quiere dar. Es más viejo que la ruda porque ya chupaba cámara de actualidad en
los tiempos bíblicos y mira que por aquellos días no había micrófonos acusicas
ni la gran lente de aumento de los medios de comunicación donde todo se
magnifica o minimiza a propia conveniencia para deformar la magnifica presencia
de Dios en la historia. Lo quieren desterrar los demagogos y sigue aquí: habitando
entre nosotros. La flaqueza del barro en que hemos sido fraguados no ha perdido
su habitual consistencia; seguimos en las mismas con nuestra querencia a ser
carne de cañón, carne de horca y carne de prostíbulo. Puede que san Frutos eche
un remiendo, pero esto no lo podrán arreglar nunca ni los moralistas furibundos
ni las feministas del moño retorcido. Más valdría morigerar un poco el país,
colocar a la mujer en su sitio justo y digno, ni en una hornacina ni en la
corrala, y no tratarla como un producto de bisutería o de casquería. El alza de
mira de la lente del espejo público no debe estar en la explotación morbosa de
los bajos instintos (corruptio optimi péssima), pero hay intereses en juego
para que no sea así y esta sociedad recoge lo que siembra: pornografía más
violencia. Es un círculo vicioso. El efecto mimético de esta corriente llega a
los hogares y los convierte en infiernos. Más que moradas vinieron a dar en
campos de batalla, en abrevaderos de imágenes, porque la bicha no deja de
escupir basura. Hay poca ética y menos estética, dormitorios en los que tampoco
se va a descansar sino a la guerra, refectorios de comida rápida. ¿Qué tenemos
a nuestra alcance? Televisión basura y sin gusto, comida basura, una clase
política que es una mierda y un periodismo que unos días se hace el Tancredo y
otras veces rememora las furias de las venganzas catalanas y de la Campana de Huesca. ¿Te
acuerda de lo de entonces? Pues ahora sufre. A este paso no va a quedar títere
con cabeza. La autoridad del cabeza de familia por los suelos y postergados sus
derechos, la manumisión de las señoras ha traído un ambiente de agresión y de
revancha contra el varón que del gallo de quintana encaramado en su bardal
sagrado e intocable ha pasado a criar complejo de zángano de colmena al que las
obreras humillan y desalojan de su celda por parásito e inservible. Cuando ya
no eres apto para la creación, la patada, y esa calamitosa y precaria situación
de marido y de paterfamilias que tuvo descendencia pero que ya conserva poco ascendencia
entre los miembros de su corral, donde más se percibe es en casa. Como la mujer
trabaja fuera y los hijos no se emancipan el hogar ha dejado de ser ese rincón
donde el guerrero de todos los tiempos se imponía y se lamía las heridas.
Actualmente es un epicentro de borrascas agitado por maremotos y donde suenan
las voces, son constantes las fricciones, y las amenazas derivan en reyerta.
¿Qué hacer? Con tantos problemas y con tan escasas soluciones no es de extrañar
que se produzcan uxoricidios y parricidios. El hogar altar sagrado de la vida
de un individuo, conforme lo entendían los romanos y lo asimiló el
cristianismo, se transforma precisamente en lugar de acampada sin raíces
estables, en mansión de las sombras y un pedazo de ese infierno portátil
anticipo de las tinieblas exteriores. Como el mal no presenta visos de
desaparecer, la crónica negra irá en aumento. Forma parte de los apeos del
tenderete con un sistema de valores mercantilista y venal. Los españoles ahora
mismo no somos un pueblo feliz y los vejámenes en el hogar no son más que un
síntoma de infelicidad y de males que enraízan profundos en nuestra psique
histórica. Tal vez tengan que ver con el morbo visigótico, ese vil
entristecimiento de la dicha ajena que nos predispone a la rivalidad y la
discordia. Por fuera se trata mediante la hipocresía guardar las apariencias
pero lo cierto es que no hay buen ambiente. Se dibuja entonces sobre el
horizonte el espectro felón y fratricida del obispo Opas, símbolo de lo bajos
que podemos llegar a caer llevados de esa pasión cainita que hace aquí a la
traición coger patente, y que padecieron los santos mozárabes que buscaron en
el desierto y la huida refugio a la incomprensión de sus iguales y la
intolerancia mortífera de rivales. Por eso convivimos amargamente y la falta de
conllevancia nos convirtió en un pueblo duro y cruel para con nosotros mismos y
blandos y papanatas hacia lo extranjero. Nos damos besos y abrazos al
saludarnos pero en el fondo qué poco nos queremos. La familia refleja ese trasfondo
de desavenencia no solidario y banderizo que nos llevó a cuatro guerras civiles
en los últimos dos siglos, y casi una docena de cambios de gobierno y de golpes
de estado. Sólo nos queda recurrir a la lotería y al milagro. Los santos, por
lo demás, están ahí, forman parte de nuestra idiosincrasia, casi son lo mejor
que tenemos. Ellos sabrán marcar una ruta de esperanza. Su ejemplo y su
protección nunca nos faltarán. San Frutos era un cortesano huido de la corte
del último rey Rodrigo que nace cuatro años después de que se produzca la
desbandada. La corrupción y la desmoralización debió de ser total. Harto de
aquel ambiente de intrigas y de revueltas, repartió sus riquezas entre los
pobres y se tiró al monte, no para atacar el arma al brazo al invasor sarraceno
sino en ansias de buscar la perfección que Cristo predicó a los que buscan la
vida eterna. Probó refugio en los inhóspitos páramos más allá de Sepúlveda, la
selva de las anfractuosidades y hoces del Duratón, un paraje aun hoy lejos de
la civilización y habitáculo de alimañas. Le tildaron de loco y de tarado pero
Dios se hacía otras cuentas. Mediante el ayuno y la mortificación alcanzó tal
grado de perfección venciéndose a sí mismo que obtuvo gracias especiales del
Señor como la clarividencia profética, la bilocación y el don de hacer
milagros. Cuando vinieron en su búsqueda unos pelotones de soldados beréberes
que arrasaron la zona del Duero él se deshizo de ellos mediante la famosa
cuchillada sobre la roca que le puso a cobro de sus fanáticos perseguidores que
fueron a dar con sus cuerpos y sus caballos al foso que se hunde a los pies del
alcor. Arriba, la ermita y, abajo, las hoces y cañones que dibuja el afluente
del Duero al internarse hacia el terreno llano, en demanda de los arribes del
Duero, a través de una vega ubérrima, almendros y buen vino, mamblas peladas y
raigones de un castillo, lienzos de muralla o sillares de alguna iglesia
desportillada sobre el otero, trazando una curva de ballesta. Los reinos del
último godo se vinieron abajo en medio de discordias intestinas que allanaron
el terreno al invasor. España se desintegraba en medio de conmociones
personales; la corrupción de costumbres, cuando las damas de la nobleza
visigótica habían caído en toda suerte de aberraciones, copulaban con animales,
el gusto por la riqueza y la molicie se habían hecho endémicas. Mientras, Don
Rodrigo y su Cava Florinda van a ser desde entonces el fantasma misterioso de
la traición, la conjura y el asesinato que se cierna amenazante por la historia
de España. ¿Y esto por qué? Desconocemos la causa pero fue así. Hubo miseria
moral a causa del lujo y las riquezas y miseria física, plagas y enfermedades y
esa congoja apocalíptica que se conoce bajo el nombre de "presura" y
que pone a los pueblos en movimiento y a ir de aquí para allá. Por si esto
fuera poco luego estaban los trastornos cósmicos y la aparición de signos y
símbolos extraños en el cielo esto es apariciones con los que el brazo de Dios
intentaba meter en vereda a los recalcitrantes cristianos dados a la molicie y
que practicaban el contubernio junto a la conspiración y el asesinato. Una pena
que no estuviese allá Chus Torbado para contarlo porque hasta creo que se
hubiese mofado de aquellas señales cósmicas que a todos cogieron desprevenidos
al cabo de la batalla de Guadalete y sin saber a qué carta quedar. Por haberse
encendido la iniquidad se enfrió la caridad entre las multitudes que
prefirieron los torneos y las intrigas y el fútbol en vez de acudir a los
templos a suplicar el perdón de la divinidad ofendida. España en la encrucijada
aguantando el escalpelo de sus propios enigmas y los americanos deshojando la
margarita de las idus de noviembre y sin saber a qué carta quedarse. Bush otra
vez batiendo atabales y haciendo sonar la trompa de caza nuclear, el lituo del
acojone. Helo por do viene. Si es el Bush - déjenmelo que lo diga en inglés con
la venia del querido patrón de mi pueblo- "we will be beating around the
bush" (a pegar palos de ciego y que los golpes lluevan sobre tu cabeza y
no te enteres pues esto ocurre cuando el poder lo tienen los agentes de la
conspiración); caso de que las urnas dictaminen su opción de una maldita vez,
pues no me cohíbo en anunciarlo, las riendas del planeta estarán en manos de un
subnormal... And a bull shall gore us.
Lo que expuesto en cristiano viene a decir que nos pillará el toro a todos. El
dragón afianza sus mandibulares sobre las carnes divididas de este planeta. La
sámara del abedul está desparramando sus semillas. Llega la hora de la siega. Convendría
en estos tiempos de alteración purificarse bañándose en las aguas pandas del
Duratón y de postre cenar "jaroseth" a base de verduras cocidas en
vinagre a imitación de nuestros antiguos padres. El divino Frutos nos ampare de
las maquinaciones de la infernal culebra que repta por los viales de la España emputecida y sea la
triaca contra el veneno que sus babosos colmillos esparcen. Ya creo que se me
entiende: preciso es regresar ante los eremitorios tutelares en los que se
fraguó el espíritu de este gran pueblo invadido de falsos profetas disfrazados
de periodistas que no son sino haraganes en guisa de filósofos y de políticos
oportunistas con un ojo pipa que adoran al becerro y se pasean enseñando la
foto de los reyes domésticos. Mucho daño nos hizo porque fue maldición bíblica
esa fealdad fofa y bobalicona de los retratos goyescos a Carlos IV. Para
librarse un poco del fantasma del Fernando VII conviene vestir la marlota del
yermo. Alimentaos, hijitos míos, de miel silvestre, bebed leche de camella.
Buscad la sombra de la espadaña que al proyectarse sobre vuestras cabezas del
todo os librará de la desazón urdida por vuestro pecados. ¡Viva mi sexmo!
Peregrinemos a la pedriza. Los godos no pueden resistir las acometidas de las
hordas islámicas, austeras, disciplinadas y con una concepción del mundo muy
clara y definida. Un sol nacía por oriente, el Islam, y, ya de vencida, el
occidente cristiano parecía abocado a hundirse por el ocaso. Los soldados de
Tarik quisieron prender al morabito que hacía penitencia en el yermo de la
pedriza. Nada hubiera sido más sencillo porque el eremita no contaba con ningún
respaldo de gente de guerra. Sólo otros dos penitentes, que decían ser sus
hermanos, Valentín y Engracia, le acompañaban en su vida anacorética. Sin
embargo, cuando intentaron agarrarlo he aquí que el justo varón se encomendó a
los Cielos y tocó tres veces el firme de la roca con su callado invocando a la Trinidad y en el momento
en que se abalanzan sobre él los de a caballo se produce un corrimiento de
tierra. Los soldados de Alá se precipitaron al vacío al abrirse una sima
profunda que se puede ver en nuestros días, justo antes de subir la pendiente
donde se alza la cruz de la ermita que fue un monasterio benedictino durante
nueve siglos. La brecha tectónica (se abrieron las fauces de la corteza
terrestre) queda ahí como un testimonio de que el Señor no se anda con
chiquitas a la hora de brindar protección a los que elige. No fue molestado más
en adelante el eremita por visitantes incómodos que no venían precisamente en
son de turistas; se dice que el caíd que lo perseguía, maravillado de aquel
estrago, pidió las aguas bautismales y con toda su hueste en peso decidió
hacerse cristiano. Frutos pasó en el abrupto lugar el resto de sus días,
alcanzó edad provecta hasta que durmió en el Señor a los 73 de su edad. Allí se
guardaron sus reliquias, fue canonizado y proclamado padre de la iglesia de
Segovia por Calixto II el año 1111 justo el mismo año en el que Pelayo de
Oviedo, obispo primado decreta la supresión del rito mozárabe o hispano
visigótico. No obstante el culto a las reliquias de Frutos o Fructus (el
alegre, el que disfruta, en latín) arranca desde mucho antes. Es uno de los
hitos de la leyenda áurea hispana. Junto a la espelunca donde pasó la mayor
parte de sus días los monjes de Cluny se establecieron y fundaron un
monasterio, directamente dependiente de Silos y que compitió en grandeza e
importancia con el de Montecasino. En este convento llegó a vivir una beguina
que huyó de casa a causa de los malos tratos y pidió asilo a los frailes para
que la empleasen como cocinera. El marido un día vino a buscarla, la arrancó
prácticamente de las manos del abad llamándola puta y toda clase de
improperios. La arrastró por los cabellos y la lanzó al vacío justo en el mismo
punto donde había dado san Frutos la famosa cuchillada que le puso a cobro de
las iras del Islam. La pobre despeñada se encomendó al santo y sucedió que éste
vino en su socorro. El cuerpo fue a rebotar contra la rama de un sauce que
suavemente se fue desgajando amortiguando el golpe de la caída al vacío por el
desfiladero. Otro caso similar vuelve a repetirse en la ciudad de Segovia con
una judía por nombre Esther a la que el sanedrín local había condenado por
adulterio al castigo de despeñamiento, cosa que se hizo con todo la
minuciosidad de las reglas talmúdicas. La muchacha cayó al suelo ilesa. Se
encomendó a la Virgen
y a san Frutos y saltó desde las peñas grajeras a una profundidad de unos
cuarenta metros sin padecer el menor rasguño a su integridad física. En acción
de gracias dejó la fe mosaica, abandonó a su marido, y entró en religión
profesando en la Tebaida
de la Pedriza,
uno de los paisajes más sublimes de toda Castilla la Vieja. Es conocida con
el nombre de María del Salto. La fisga popular que no es poca, porque aquí se
saca punta a todo y se hace comidilla hasta de lo más sagrado, quiere echar a
la provincia segoviana no sin su mucha miga de refitolero en cara su abundancia
en hijas pródigas. Parece ser que ni María del Salto liberada por la Virgen de la Fuencisla ni la beguina
del convento donde san Frutos oraba y a la que éste largó su cayado para que
aterrizara con bien cuando la tiraron por el terraplén en volandas fueron las
primeras. Tampoco serán las últimas. Sin embargo, el refranero popular sigue
adjudicando a las mujeres de por aquí una paremiología nefasta. Los mal
pensados dicen que por algo será:
"Y de Segovia ni burra ni novia, y a ser
posible tampoco la mujer"
En Caballar estuvo el desierto por excelencia, la
retaguardia del espíritu, se supo que también las oraciones ganaban batallas a
los moros, y el peor moro es un enemigo interior que llevamos todos en los
adentros, ése es más temible que el propio Almanzor cuya memoria se pudra en
los infiernos, como cuenta el Silense. Los pendolistas benedictinos nos
advierten del peligro que corremos si no volvemos a nuestras fuentes si abrimos
la puerta al enemigo y el peor enemigo de España y de lo español podremos ser
los españoles mismos en ese prurito inquietante por tergiversar nuestra propia
historia. El eremitorio conocido por el nombre de Las Cuevas de los Siete
Altares, una especie de catacumbas del primitivo monaquismo mozárabe es un
reclinatorio para encontrar la paz del espíritu en estos tiempos que tanto se
parecen a aquéllos. El aire huele a fragancias humildes del campo que acarician
el olfato, la vista se esparce hacia los horizontes abiertos y a los aires
altos de la sierra donde los buitres de la reserva trazan círculos de
concordia. Vemos alzarse una nube de traza espectacularmente polimorfa, casi se
puede tocarla con la mano, tiene algo de premonición bíblica. Sobre el envés de
este cúmulo gaseoso puede esconderse la presencia del Padre Eterno. La voz de
Dios se percibe aquí con mayor intensidad que en otro lado. Es una voz que habla
de misericordia y de perdón. La escuchan siempre aquellos que van huyendo de
los ojos furentes del basilisco y escapan al yermo como san Frutos mismo. Estas
lomas acercan al éxtasis. Qué pena que la mística hable un lenguaje acrónimo
que el mundo desconoce; no podrán desgraciadamente captar su mensaje muchos
hombres y mujeres de hoy, enfrascados en sus negocios, colgados del móvil
discrecional, que han transformado la religiosidad en superstición y todo lo
relacionado con las cosas del cuerpo en su fetiche. Leviatán asoma su perfil de
chistera y pantalón a cuadros por la otra ribera del Atlántico, reclama que se
le dé culto. Urnas y hornos crematorios, bambalinas, hombres de paja, de esos
que tiran la piedra y esconden la mano, y luego acusan mientras esperan que les
riamos la gracia. ¡Pobrecillos, son tan poderosos que reventarán de éxito
cualquier día de estos! La algarada que viene es peor que la de Tarik y sus
chicos. Va a correr mucha sangre - virtual, claro está- a orillas del
Guadalete, pero habrá otro Covadonga y otro Clavijo. En espera de que el
anunciado renacimiento se produzca al cabo de esos lustros de negrura, sólo nos
aguarda el recurso de la huida al desierto tras las huellas de los santos de la
mozarabía, los que no quisieron comulgar con ruedas de molino, se resistieron a
las añagazas de la
Tierra Prometida y del Paraíso de Alá. O del candelabro
judío. Las ramas del crecal todas están secas porque pesa sobre todas ellas la
maldición de la higuera. El Salvador no puede faltar a sus promesas.
Viernes, 3 de noviembre de 2000 (0:53 h.)
Capítulo 66
CRISTO ES UN ESTORBO
"Yera
moru, el cristu de la iglesia que tiene don Acisclo, habrá que cambialu, porque
yé blanco, y ya non val". La sentencia que profirió Pachu de Mio Pa en
el chigre de Alonso tenía toda la categoría de la conclusión de una tesis
doctoral. Todos estábamos un poco alarmados porque la andanada era global, de
esas que hacen época, pero, como ahora todo lo que traen los papeles se ha
vuelto dogma de fe, el pueblo ignaro acepta por ciertas todos estos torpedos a
la línea de flotación del barco de la fe. Otro de los contertulios, Toñín de
Ternerona, envidó con una frase que fue lo mejor de toda aquella noche de
hierba joven, luna blanca y lejanos ecos del lúgubre canto de la
"curuxia" en los humeros del monte, pues el sol ya se había escondido
y de las breñas descendían nubes muy negras amenazando una vigilia metida en
agua:
— A carru
volcau to son carriles, nin.
— Caguen mi manta quien quitarnus la fe.
Se había entablado una polémica y hubo quién
acaloróse.
—Es creer en lo que nos vino, que bien me recuerdo
de lo que decía sobre este parecer el catecismo que yo aprení na escuela.
—Y no vimos
- precisó Volo Fesorias acordándose de lo que ponía el P. Astete.
—¿Qué tendrá que ver el color de la piel? ¿No
dicen ahora que no hay que ser xenófobos?
El color, la raza, la flaqueza o la crasitud, la
fealdad o la hermosura no constituyen sino accidente, que no interfieren en la
sustancia anímica, la parte más noble de la persona. Lo otro pertenece a la
naturaleza inferior. Pero se viven tiempos aparenciales de imagen y de las
liviandades de lo light. Nuestro periodismo, el de la "Nueva España"
incluso es una caja de resonancia de este espíritu de inversión de la cruz,
carrus volcaus, y de esa involución que ya está llegando. La Summa tomista hablaba del
color de la piel como atributo de accidente. Ser blanco o ser negro era como ir
descalzo o con botas, estar sentado o de pie, ser miope o tener vista lince,
con la espalda tiesa y bien trabada, o cargado de hombros, tener la cabeza en
forma de paralelepípedo, cráneo torreado, o de forma alargada y hundida,
batiscafocefalia, se decía cuando estudiábamos Prosopografía, ser braquicéfalo
o dolicocéfalo.
Una de las grandezas mayores de la Iglesia es que nunca ha
sido racista. Cierto, la más primitiva, la del rito maronita, irrumpió desde
Abisinia y hasta san Agustín estuvo enamorado de una nubia a la que tuvo que
dar carta de repudio por injerencias de su madre santa Mónica la cual le tenía
echada el ojo a una mitra y en aquella época los casados no podían ser obispos.
Las mujeres nubias, por otra parte, desde la Reina de Saba a esta parte, pasan por ser las más
hermosas de toda la raza humana. "Nigra sum sed phormosa, filiae
Jerusalem", se canta en el Oficio Parvo. Pero aquí la gente sigue tomando
el rábano por las hojas, porque los amos de la rueca informativa profazan que
es un gusto enarbolando la cruz del revés y a lo que se aspira es al carru
volcau que decía Tonin de Ternerona ante un culín de sidra áspera en el galpón
de Alonso al atardecer de un día de manzanos en flor. Cristo bendito el que
confundió a los doctores deja los estrados en los que enseñaba en el Templo y
regresa, cerradas ya la mayor parte de la jornada las iglesias, a los chigres,
porque es la taberna el único lugar donde se puede hablar libre sin miedo a los
barandas y a los espías del pontífice. Siempre mostró predilección hacia los
pecadores, convivía con pecadores, dejaba que las putas se le arrimasen y le
ungiesen los pies. Toda su doctrina es una soflama contra la hipocresía del
tartufo. El ariete de la mansedumbre no se dejó encalabrinar por las
seducciones del poder. De ahí que todavía le sigan considerando persona non
grata las gallinas lluecas que se aselan en el nial de los contubernios y la
impostura. Borran su memoria y siguen aduciendo contra su sagrada persona a los
abogadetes y rábulas de la impostura. El sinedrio sólo consiguió condenarlo sin
pruebas aduciendo testigos falsos. Ora echan mano del libelo, ora de la
soflama, ora del sesudo tratado pseudo científico avieso de malas intenciones,
ora envían a sus tribus urbanas para que embadurnen los muros de las catedrales
con el dele del diaño. El caso es volcar la cruz para marchar todos juntos por
la senda del revés. Les exaspera la figura doliente del crucificado. Se
encocoran y escupen ante la imagen clara del Santo Síndone y una parte de ese
lienzo se conserva en la catedral metropolitana de la Transfiguración de
Oviedo, dedicada al Salvador. Este paño fue el punto de órbita del tan traído y
tan llevado culto a las reliquias, y fue polo de atracción de romeros
medievales, antes incluso de que se organizasen de forma estructurada las
peregrinaciones a Compostela. Ya Alfonso VI en 1085 acudió al ara mayor
ovetense para dar gracias por la toma de Toledo. La reconquista del adarve
toledano representaba un regreso al punto de partida, un triunfo de la causa
cristiana, que tantas persecuciones costó y tantas lágrimas. Toledo y Oviedo
suenan consonantes incluso por lo parecido de su toponimia. Fueron sendos
baluartes de los godos. Hay razones fuertes que inducen a suponer que Oviedo,
el antiguo templo de Júpiter, que cambió la advocación de su ara a Zeus por el
de Cristo, aglutinó el sentir soteriológico del que está imbuido todo el bizantinismo
visigodo. En la recuperación de las ciudades y del territorio de los que fueron
erradicados a causa del empuje islamita los herederos de don Rodrigo el
carbayón troncal de la estirpe jugó un importante papel. No hay más que leer a
Nikos Kathantakis para reparar en lo que significa esta presión alóctona, que
hoy se está repitiendo en proporciones casi apocalípticas que nos recuerdan la
"pressura gentium" del que nos hablan los sinópticos, con las mismas
características que tuvo diez siglos atrás (los problemas se han agrandado tras
la caída de Kosovo). Porque Europa fue un laboreo incesante, un ir y venir
cargados con los huesos de los santos a cuestas y de los que efundiendo su
sangre dieron testimonio del Cordero. Sin culto a las reliquias ni peregrinaciones
no hay fe que valga, pero "Cristu yera moru", nos dicen los expertos
anglosajones. En el Beowulf, en la
Chançon de Roland y en las antiguas etopeyas europeas hay
referencias a esta pressura gentium. En el Poema de Fernán González, anterior
al "Mío Cid" podremos leer:
"Tomaron
las reliquias/ todas las que ovieron/ cabalgaron por Castiella/ ansí la
defendieron."
Todos estos vestigios pueden verse en algunas
quirotecas catedralicias y algunas aun se veneran. Hay otros más sospechosos
aún; el ceñidor de la Virgen,
un mechón de los cabellos rubios de Juan Evangelista o la correa de las
sandalias del Bautista. En este tiempo de carros volcados y de teleras y ruedas
patas arriba, se cambian las tornas; los versutos facense idiotas y estos
últimos a la inversa logran el grado de especialistas. Me aferro a la fe del
carbonero con que razonaban mis amigos del chigre. Para mí valen mucho más que
las conclusiones de los expertos. Los últimos serán los primeros. Prometió
Jesús Bendito y él siempre hace lo que cumple, no como los señores del Banco
Azul. No es Charlie el del Bigotito con sus monsergas de "España va
bien". El logogrifo del 666 se estampa en los papeles más insospechados:
en las cuentas corrientes del dinero que mandamos a Bosnia y hasta en las citas
de un juzgado (me enseña un amigo un exhorto de la audiencia de Pravia para
comparecer a un juicio de faltas, que luego resultó ser una infracción de
Tráfico, porque el interfecto le había leído la cartilla al número de la Benemérita diciéndole
que no toda la culpa de los muchos muertos que hay en las carreteras es de los
que se toman un culín de más en las espichas y se van de folixia, huyendo del
aburrimiento mostrenco o de las malas jetas de nuestros hogares, donde el odio
se condensa, porque el hogar ha dejado de ser sancta sanctórum de la libertad
para convertirse en duerno y abrevadero de imágenes, en sede de la insolencia
más procaz, sino la violencia, el odio y la mala hostia que se respira en esta
España de nuestros pecados, no somos lo que se dice una sociedad relajada y
feliz) el número de la bestia aparece allí. La maniobra que se esconde detrás
de esta hipótesis sobre la raza negroide del Señor es evidente: acabar con toda
una iconografía y estatuaria en la que aparece como un hombre de raza blanca,
rubio, con los ojos azules, la barba bermeja. Así es la estampa en los
contornos en relieve de la
Sábana Santa turinense. Las pruebas del carbono catorce
surten evidencias de que no se trataba de un hombre del medievo sino que la
fija de su fallecimiento finca hacia el primer siglo. En el sudario se
encontraron vestigios de plantas hoy extintas y que se desconocían en Italia
porque pertenecían a la flora Palestina. El perfil del amortajado era el de un
ario de rostro alargado de miembros proporcionados que recuerdan a los cánones
de Filias y Praxíteles más que a los de un judío típico con ese pabellón nasal
que diferencia a los hebreos - no es exactamente una nariz ganchuda sino un
perfil que contorna la boca y el arco ciliar coronando la peana de un labio
carnoso y sensual-, lo que ha llevado a los antropólogos a conjeturar la
posibilidad de que hubiese algo de griego en la estirpe de la tribu de David. A
Jesús luego se le tendría al menos como un judío helenizante lo mismo que a san
Pablo. Esto no es la sustancia. Es el accidente, volvamos a insistir. El meollo
de la cuestión no descansa sobre su aspecto físico sino en la perduración de
sus enseñanzas. Lo que prometió se ha cumplido. La Ciudad Santa fue
desolada por Tito así como sus misericordiosas palabras acerca de la mujer
pública: "Allí donde sea publicado este evangelio en el universo mundo
todos tendrán noticia de su nombre". Los griegos dominaban la Decapolis o conjunto de
ciudades donde se desarrolló la mayor parte de su vida pública. El Nuevo Testamento
fue escrito en griego, a excepción del de Mateo, y hay muchos aspectos de la Palabra que recuerdan las
normas de conducta de las enseñanzas de los estoicos y peripatéticos: el desdén
de los placeres, el perdón de los agravios, la contemplación de las maravillas
de la madre Naturaleza. En el amor a los pobres y a los oprimidos, en su
rebelión contra los poderes fácticos causó revuelo entre los fariseos, los
miembros del sanedrín y los pontífices. Es posible que hoy siga siendo el
ariete que molesta a los globales. Cristo estuvo entonces contra los pactos
sinalagmáticos con Roma, huyó siempre de los honores y de la riqueza. Era un
peligro constante para los que se consideraban depositarios de la verdad y el
brazo de la ley, celosos siempre de su capacidad de convocatoria ante las
masas, y de su atracción mesiánica. Por eso lo enviaron al palo esgrimiendo
aquel argumento estremecedor que todavía retumba en los ecos de los siglos
caiga sobre nosotros su sangre y sobre nuestros hijos. Era tan arrebatada la
incriminación que el pretor romano que desde el principio del juicio lo tuvo
por inocente acabó por lavarse las manos desarbolado por la contumacia
diabólica de Anás y Caifás. Pilatos irresoluto no tuvo otra opción que acceder
a la petición de los pontífices. Cuando escuchó de sus labios que lo
denunciarían ante el emperador, sancionó la crucifixión, que era entonces el
tormento de la ignominia, la peor forma con que podía acabar un ciudadano
romano. Cristo plantó cara al viejo orden. Estorbaba entonces y estorba ahora.
El anatema de crucificale sigue agitándose macabro en los labios de los
globales, los cuales so capa de
democráticos y librepensadores son totalitarios. Su memoria histórica continúa
siendo un estigma que se proponen erradicar la propia memoria porque actúan con
vehemencia subjetiva sin darse a razones. Pero en las tácticas con que lo
persiguen, más sutiles y de guante blanco, no son más originales que los
Herodes y Nerones de antaño y utilizan los mismos argumentos. Loco. Se hizo
pasar por hijo de Dios. Rey de los judíos. Visionario. Echaba demonios en
nombre de Belcebú. Hoy se le tilda de políticamente incorrectos a Él y a sus
verdaderos discípulos, que son los peligrosos, porque se han situado extramuros
del sistema de la oportunidad. Ellos harán más pupa que las excomuniones
episcopales o el compadreo de las altas esferas ganosas de mantener
preeminencias e intacto el poder y la cartera porque, a diferencia de los malos
pastores y de los discípulos de pacotilla, no se han adherido a los pactos
sinalagmáticos de la gran movida. Su reluctancia les convierte en idóneos para
los quemaderos inquisitoriales que ya para ellos se caldean en estos mementos.
Todo por no adherirse a la causa de la bestia. No se crean que es ningún cuento
chino lo del anagrama fatídico con los seis números del anosmia. Sus siglas
vuelan por el círculo virtual de Internet. El antecristo hará milagros. No he
visto película más alevosa que una protagonizada por Antonio Banderas y que se
titula The Body, toda una diatriba
contra el depósito de la fe, una negación de la soteriología, de la divinidad
de Cristo y de su existencia, un alegato infame contra la resurrección. La daga
venía envuelta en guantes perfumados, pero la seda no podía ocultar el brillo
del alfanje, puesto que la daga estaba rodada desde un planteamiento
inteligente y consecuente desde la primera a la última de las secuencias. Pero,
una auténtica trampa saducea toda esta cinta maestra porque saduceos fueron los
judíos que negaban la resurrección, siendo escarnecidos por los otros judíos,
los de la rama farisea. Casi desde que inició su andadura esta misteriosa
religión que predica olvidar los agravios y querellas, amar a los que nos
persiguen, el desprecio a las riquezas y el apego a los valores espirituales
sus detractores toparon siempre en la misma piedra de un único argumento: ser
esta doctrina un amasijo de patrañas guisado a gusto de mujerzuelas y débiles
mentales. Nietzsche, el cual tal vez había leído demasiado a Lutero, a Loyola y
a Calvino, y que había sido capaz de descubrir las incongruencias de san
Agustín sobre el celibato - que las tiene como las tiene san Pablo en cuya
pluma retumba el eco de la contradicción y en todos aquellos que se han
obsesionado con un único tema- blasfema: "Ese conjunto de afeminados son
los enemigos de la raza superior, lo ario". Para el pensador teutón el
cristianismo no era meramente un problema de bragueta, sino que su fundador era
un invertido. Pero Arrio, siglos atrás, había sido seducido por el mismo
espejismo y pergeñó una herejía a costa de la diferencia de las dos naturalezas
que se observan en la segunda persona de la Trinidad en la que se inspiró el esclavo de un
rabino judío, que era hombre rico. Me estoy refiriendo a Mahoma. El que había
de ser azote de los cristianos tras la muerte de su amo y los desposorios con
su viuda llegó a ser un hombre rico. Primera hégira. Un ángel del cielo le trae
escritos los capítulos con todas sus suras del Alcorán. Sus seguidores viven en
la ceguera siendo su religión un pisto o digesto de noticias y creencias del
antiguo y del nuevo Testamento en los que se agazapa el arrianismo que
practicaba el monje Sergio uno de los asesores del Profeta como las constantes
genuflexiones o prosternaciones que se practicaban en los monasterios de la Tebaida. De los judíos
tomaron la costumbre de no comer cerdo y de practicar la venganza y sigue a los
nazarenos en sus prédicas en favor de la sobriedad y de la abstinencia de toda
bebida fermentada. Hicieron suya la ley del Talión pero hay elementos paganos
en este digesto de dogmas y de supersticiones que es la ley coránica, como
santificar los viernes. Era el día dedicado a la Venera o diosa Venus. Su
culto no posterga la lascivia ni todas las sensualidades del trato torpe por lo
que asumimos que el mahometismo es religión cuya puesta en práctica no resulta
del todo difícil. Es muy humana porque otorga a los instintos todo cuanto le
apetecen, en contra del cristianismo que es ley arduo y fragosa que manda estar
en todo vigilante, devolver bien por mal, amar a los enemigos y glorificar y
adorar a la Trinidad,
algo inconcebible si no se adscriba al código místico de la verdad revelada por
la fe. A la legua se nota la vileza de condición de su fundador que era arriero
o conductor de caravanas de camellos. En uno de sus viajes el auriga trabó
contacto con un rico mercader hebreo al que acompañaba una escolta de renegados
nestorianos y arrianos que eran gente versada en cosas de religión. Las escenas
violentas que había presenciado durante el tiempo como faetón de camellos en
mesones y posadas le hizo aborrecer del vino del que precave a sus seguidores.
Él no podía ingerirlo pues era epiléptico y cuando le daba la gota coral
quedaba como muerto. En esos trances decían los recueros que le seguía que quedaba
como transpuesto y que recibía iluminaciones del cielo y que una paloma, el
Espíritu Santo, bajaba del cielo, y, posada en su hombro, le intimaba las suras
del libro de los libros. No hay más dios que Alá cantan los santones en lo alto
de las torres a partir de entonces. Y no hay más cera que la que arde y si no
aceptas pues te pasaré a cuchillo. Lo corean constantemente sus cadíes en una
repetición de las cantinelas de los hesicastas; así la melopea sube a los
cielos y de los viejos monjes griegos también heredaron el "tasbib" o
rosario cuya cuentas se pasan el día entero acariciándolas con los dedos para
matar el hambre o acallar la tentación de fumar. En las mezquitas el Alcorán
enfundado en un repostero verde colocado debajo de una espada destacan por su
sencillez y su decoración aniónica, herencia de la iconoclasia de
Constantinopla. Mohamed, dicen, había nacido para profeta por que habló en el
vientre de su madre, el arcángel san Gabriel vino a consolarle muchas veces,
una burra habló en su presencia y luego la luna la partió en dos, de ahí viene
lo del creciente, una higuera le vino siguiendo por todo el desierto de Arabia
Feliz para escucharle y no se secó que siempre permanecía verde y daba brevas
(éste es uno de los siete milagros) y al final de sus días descendieron los
ángeles y depositaron su cuerpo en una zofra de color verde y el cuerpo subió
al cielo lentamente. Mientras, uno de los suyos gritando no te vayas quedó
colgado de uno de sus pies quedándose con una parte del cuerpo del profeta. De
ahí lo del zancarrón de Mahoma que se venera en Meca junto con la piedra de la Caaba que bajaron los
ángeles del cielo cuando vinieron a por él. Todas estas fantasmagorías suenan a
secta pero han dado paso a la religión que lleva camino de convertirse en la
primera del mundo.
Los que han convertido la fe en una obsesión
genésica atacan a la jerarquía por el flanco desguarnecido y dan en el hito.
Desde el concilio de Elvira en el siglo VI en que se preconiza el canon de la
continencia para los clérigos esta disposición fue desatendida y no fue hasta
ocho centurias más tarde en que el cardenal Gil de Albornoz, un reformador,
amigo de Benedicto el papa de Aviñón y autor del "Colirium contra
haereses" que no la impone en su archidiócesis de Toledo. Aquel guaje que
se llamaba Juan Ruiz, buen galanteador de mozas aunque fuese cura protesta
poniéndose al frente de todos los presbíteros y diáconos de Talavera, que
estaban en pie de guerra contra el rescripto, solemnemente: "Eminencia,
quitaínos las buenas para que nos vayamos con las malas. Cristo no impidió a
sus apóstoles que se casaran". De poco le valdrían las reclamaciones al
Arcipreste. Aquel contumaz cura mozárabe que inserta en sus composiciones
algunas palabras del viejo bable (guaje, ome, furaco, garabato, facistelo,
etc.) estuvo trece años nada menos en una mazmorra de la cárcel arzobispal de
Talavera. Lo empapelaron de cánones. A veces los obispos han mostrado un
comportamiento fiero nada evangélico y que no que se lo digan a François
Villon, otro clérigo de las mismas características. Sobre ellos cayó el
ladrillo de Roma. Cristo los perdonó. Nadie recuerda el nombre del mitrado que
envió al patíbulo al autor del "Testamento", pocos habrían leído los
colirios contra herejía del testarudo cardenal Gil de Albornoz, pero las
generaciones presentes y las venideras siguen solazándose con la cuaderna vía
del arcipreste algo débil habiendo "mozes" por medio y puñetero, o
con sus fervorosas loas a la
Virgen María. De lo que se trata mediante la elongación de
tanto ánimo confundido y criterio perverso es de invertir los valores, atacar a
la Iglesia
aparente por la esencial. Se trata de melindres que esconden un anticipo de la
persecución venidera. Cristo les estorba a los globales y a las fuerzas oscuras
porque Él ya lo dijo: "Todos los que dan testimonio de la luz están de mi
parte".
Miércoles, 18 de abril de 2001 (21:22 h.)
Capítulo 67
NUEVA YORK
Nueva York transforma, contamina, sublima y a la
vez rebaja al estado cero. El hombre se siente hormiga y gigante a un mismo
tiempo. Repele y rechaza a la vez. A mí creo que me rechazó pero releyendo
algunos de mis apuntes y crónicas de entonces e interesado por los artículos en
el "País" de Elvira Lindo, corresponsal allí, la cual hace un
periodismo ágil audaz y a la vez procaz que escandalizará a los reaccionarios y
los/las que consideran el oficio de escribir un eterno mirarse en el ombligo y
enjabonarse unos a otros –los artículos de la Lindo yo los pondría como paradigma de los
ejercicios de estilo y de lo que debe ser esta profesión, si no vale oiga,
dedíquese a otra cosa-dentro de la urna de cristal, pues a algunas debajo de la
pluma se les notan los correajes de la Sección Femenina
disfrazados de un falso feminismo, he descubierto que en verdad tengo nostalgia
de Nueva York que fue para mí una especie de tierra prometida. Se asustan de lo
estridente pero Nueva York es un sitio estridente como que fue fundada por ex
presidiarios y por mozos de cuerda que venían huyendo de la quema de Europa.
Volví moviendo la cabeza como Paco Martínez Soria "la ciudad no es para
mí" y ahora, al cabo de casi treinta años, silbo por las aceras con Frank
Sinatra: "New York. New York". La calle allá habla un lenguaje
directo, duro y coprológico y en la sartén de la conversación hierven los tacos
pero no por soltar algún que otro "caspita" neoyorquino un escritor
no es mejor ni peor. El mundo es ansí, ya lo decía Baroja y no como los
inquisidores y los zenones de oficio sin beneficio quisieran que fuera. La
ternura late en el meollo. Por fuera NY es una ciudad ácida y llena de pinchos.
Por dentro dulce almíbar. Profundamente humana. Sofisticada y paleta a la vez.
Todo el mundo diciendo fuck, dollar, shit y wuau. Capital de lo in y lo out.
Pero allí nunca pasa nada y ocurre todo. Es la capital del mundo. Un melting
pot que indica el modelo del futuro en el que hay que aprender a vivir y a
convivir razas y religiones. Fue toda una universidad la estancia de cuatro
años corridos allí. Por lo menos aprendí sabiduría de calle (Street wisdom)
ahora un quidam va y me dicen que hay que vigilarme, que me meten en un manicomio
y me den jarabe de palo. Ejerzo desde aquí mi derecho de réplica, desde estas
hospitalarias páginas donde hay un director que es de nuestra escuela, la vieja
escuela del gran Emilio Romero, que nunca te tiraba un artículo, ni se asustaba
por nada, sindicalista polémico que venía desde el Falangismo de la libertad Y
de la profesionalidad. Déjalos que se desahoguen. ¿No somos libres como ellos
cacarean con tanta prosapia a bomba y platillos desde sus antenas de
propaganda? Pues eso, somos libres, o eso espero. Habiendo padecido el acoso de
una de esas prójimas que me mandaron al mar de hielo y al regato como aquel que
dice por esos convencionalismos de ciertas féminas pacatas (en la era Aznar
ocurrieron muchas cosas raras y me siento mucho más a gusto en la España de ZP, pero vuelven
a soplar vientos de intolerancia y de caza de brujas) usted sobra, váyase a su
casa, y hasta una fulana en un pedido me envió a la Hemeroteca una cuerda
para que me suicidada (rechacé el ofrecimiento pues un judío no se suicida jamás
pero en vez de balas le devolví la pelota con un ramo de rosas por Interflora),
me creo en el deber moral de defenderme con un canto a la palabra, con un
"I love New York, New York, amo la libertad", que me sale del alma.
Un aviso a navegantes. Porque aquí la derechota, más papistas que el papa, se
sienten tan pronorteamericanos que parecen haber aterrizado en estos predios
desde un barrio de Miami donde se practica un anticastrismo de pistola y de
cloaca. Vuelven los vigilantes de la playa, los policías del pensamiento, los
comisarios de la Verdad,
su Verdad. Y es tanta la aversión que nos tienen estos demócratas de barniz que
aquí puede prepararse hasta un magnicidio como hicieron con Carrero Blanco u
ocurrir otra hecatombe como el de las idus de marzo. Eso no es América oiga,
sino una deformación barata de ese gran país. Y yo soy una rata neoyorquina.
¿Epater le bourgoise? Pues sí. Creen vivir en un mundo feliz pero déjense de
hacer palotes y de pintar angelotes, incluso bilingües y trilingües siempre
serán tontos como le dijeron una vez a don Salvador de Madariaga, "tontos
en nueve idiomas". Que lean a Huxley un gran escritor británico algo
profeta que trató de demostrar a sus contemporáneos el callejón sin salida al
que su incontrastado optimismo les había llevado los políticos en entreguerras
con su lenguajes prebélico. Luego Bush, Reagan, la Thatcher y Blair
volvieron a la carga. Con sus martingalas de armas de destrucción masiva, etc.
Yo amo a New York y en este amor va incluido el recuerdo tierno de aquellos
vecinos que cocinaban una tarta para ti cuando veían aparecer el capitoné de
las mudanzas por el barrio y tú estrenabas nuevo hogar o que te entregaban las
llaves de su "carro" si a ti se te había roto el tuyo. Gente sufrida,
trabajadora, magnánima, cordial, ordinary people, gente corriente de un país en
el que nacieron dos de mis hijos y en el que todo es grande: las nevadas, las
tormentas, los ríos, las montañas. En Chicago se podía cortar el aire una tarde
de calma chica a 47 grados a la sombra y en Staten Island con una ola de viento
polar estuvimos a 32 bajo cero. Un país, en definitiva, en el que nacieron dos
de mis hijos. Un país cuya lengua y literatura creo conocer bien como anglista
pero en el que no me gustaría vivir a no ser que a la fuerza me exilien. Sigo
siendo una rata neoyorquina trasterrada a Madrid. New York. New York. No trato
de escandalizar pero asumo que veces redacto no para unos lectores sino para
poner orden y claridad a mis propias ideas. El que quiera que no me lea (este
es, supongo, un mundo libre) pero que no me insulte. Por favor, señora
funcionaria, manos blancas no ofenden pero hay que reconocer que usted tiene
unas zarpas brutales de felino. Quiso clavarme sus sucias garras pero va
jodida. Llevo dándole a la tecla desde hace más de 45 años corridos. Me han
salido y se me han caído los dientes en este oficio. Gozo de una cierta vitola
profesional. El hecho de que sea yo un periodista incomodo o que le escandalice
a Vd. que vive en una nube y en el dulce encanto de la burguesía no significa
que mis prosas que (escribo a sobaquillo de refez, sabe lo que es refez, pues
si no, mírelo en el diccionario, y a veces con mala leche) sean tan malas. Que
a Vd. no le gusten ese es otro cantar pero no me acuse de acoso que yo no la
conozco de nada. Por culpa de prójimas como usted y gente muy engallada de la Cuerpa he tenido yo
muchísimas contradicciones y persecuciones. Quisieron acabar conmigo. A vuesa
merced le encantan los mansos, por lo visto, pero yo soy un mihura. Bendito sea
Dios que no todas las mujeres son así ni padecen homofobia. Respete mi libertad
como yo respeto la suya. New York. New York. I love New York.
Y voy con el otro. Debe él ser un buddy y yo un
bady y para colmo me cuelga el sambenito de que soy anti-norteamericano. Si
esos no son coacciones (encima me llama provocador) y amenazas que baje Dios y
lo vea. Me quieren llevar – otra vez- al gulag y por ahí andan hablando tíos de
meterme un tiro por picajoso. El presidente Bush me parece respetable pero
caudillista en su gestión política y que habla un lenguaje muy
"peligroso". Mucho más peligroso que yo, que no tengo ni pistola ni
lanzallamas, ni carros ni aviones supersónicos. Sólo mi pluma y una triste
navajilla para cortar el pan. Usted sí que es un peligro en el foro si sigue
profiriendo amenazas bajo pseudónimo...Cualquier madrugada pueden llamar a la
puerta y no va a ser precisamente el lechero. El tal Judex puede ser un
golpista disfrazado de cristiano de base o de cursillista de cristiandad y sus
malos modos no me gustan como tampoco sus malos pelos si es que le queda
alguno. Sus gestos y sus palabras de topo del Circus o la Gestapo. Habla una
jerga antigua como Humphrey Bogart. Y me asaltan estos pensamientos cuando
vuelvo a releer una de las grandes novelas del siglo XX: "El Lamento de
Portnoy" de Philip Roth un profesor de origen judío, aun a riesgo de
perder un poco las formas. Sansirolés, cursis, doctrinos y viejos cursillistas
de cristiandad abstenerse. El cristianismo, la literatura, el periodismo son otra
cosa. Y al hilo de la glosa de este gran libro he hilvanado un ensayo para mis
memorias de la Big Apple.
El empiece no puede ser más tremendo porque Roth lo que intenta es romper los
tabúes victorianos que tanto daño han hecho a la lengua inglesa y que regresan
como vuelven siempre las cazas de brujas y los inquisidores. "Cuando el
cuervo vuela bajo hace un frío del carajo". "Tu pene enhiesto y se
acabó tu sabiduría" o "cuando las ganas de joder aprietan ni a los
muertos se respeta". Todos estos son refranes yiddish. He encontrado
durante los largos años de mis aficiones paremiológicas un sorprendente
paralelismo entre las consejas en español y las judías. Eso por una parte. Por
otra, el refranero castellano se parece mucho al ruso.
En efecto, el aforismo del ghetto " Wan der
putz stehet light der Sechel im pre: "con el miembro en erección la lógica
está de más". Esto es: que somos barro y que el ser humano a través de su
animalidad rinde tributo a los instintos. Yo lo escuché en un cafetín del Lower
Manhattan (me gustaban los tupís judíos y había uno Staten Island donde yo
asistí en los setenta a la llegada de miles y miles de judíos exilados de la
Urss, y a la de las excavadoras de las inmobiliarias, misterios del mundo, y
desparecieron más tardes los cilancos y las grandes charcas, el canto de los
patos salvajes sustituido por el ronroneo del tráfico). A NY le entró la
"cupiditas aedificandi" (el morbo del ladrillo) de los romanos.
Levantad casas malditos. Construid una nueva torre de babel. Roth se erigía en
heraldo de un mundo por llegar. Se adelantó a su tiempo. Por eso está
considerado como un autor maldito que ha padecido en su carne el flagelo de la
caza de brujas. El mundo se acelera de una forma imparable. Me invitaron varios
veces al templo esto es a la sinagoga pero a mí me daba corte colocarme la
yamulka en el occipucio que me sentaba que ni pintiparada y verdaderamente
tengo cara, la nariz sobre todo, de judío pero no hacían más que hacerme
preguntas y había un paisano que se parecía mucho a mi abuelo Benjamín al que
colgaban los flecos de las filacterias (los sefarditas se colocan para orar en
los cuadriles una especie de faja) que eran exacta a la largo ceñidor con la
que el abuelo Benjamín, un auténtico padre para mí, se "atacaba" para
no agarrar frío a los riñones. Se llamaba Samuel y un día me enseñó emocionado
la llave de la casa de un pueblo de la provincia de Segovia: Coca. Sus
ancestros debieron de ser, pobres, los protagonistas de aquel triste éxodo
hacia Berbería que cuenta El Cura de los Palacios en uno de sus almanaques, la
llave guardaban y algún día regresarían tal vez al hogar del que fueron
despojados. Me quedé de una pieza y no regresé al Templo en bastante tiempo
pero con motivo de la muerte del generalísimo fue invitado allí a un kadish o
responso. Corría diciembre del 75.
¿Franco era judío? Esa era al menos la tesis de un
libro que yo tengo inédito Franco y Sefarad un amor secreto. La puesta infurió
a tirios y a troyanos. Yo no sé si era o no de origen sefardí el anterior jefe
del Estado. Pero hecho ineluctable era que el apellido Franco lo es. Como lo
era Cisneros. Fray Francisco heredó el toponímico de un pueblo palentino. Tiene
la cosa tres pares de perendengues. Resulta que la herencia que desparramaron
los godos entreguistas y corruptos la trataron de recomponer los dos franciscos
fautores de la unidad española. Los Franco me caen bien. Pero más Ramón el
aviador republicano – su mirada llevaban la llama del fuego sagrado- o don
Nicolás buen diplomático algo putero y gran vividor lo mismo que doña Pilar que
era una cachonda mental. Más que el Dictador al que otro compañero de armas, el
inefable Queipo, le llamaba la "culona". Siempre lo tuve a Francisco
Franco en un pedestal y un soldado valiente (innegable) pero mis colaciones
últimas sobre la guerra civil dan a entender que en el escalafón había
generales mucho más brillantes que él; como Rojo y Casado que hablaban varios
idiomas incluso el árabe y Franco nunca llegó a dominar ni el inglés. Todos
estos postulados revisionistas, con todo, nunca me apartarán del amor que
profeso hacia Pachín y hacia su familia. Pero yo en su capote no me hubiera
alzado, mediante apoyos y contubernios económicos de don Juan March, el
banquero de Mallorca, contra el gobierno legítimo, provocando una tragedia
fratricida cuya culpa y estertores aun arrastramos. Asimismo, hizo una guerra
"a la africana" con mucha infantería y derroche de hombres. Sus otros
compañeros de armas, que conocían bien a "Franquito" y lo
despreciaban teniéndolo por un don nadie en el escalafón, respondieron con la
misma moneda. Tal cual, el general Rojo, que era un formidable estratega. Eso
prolongó la tragedia. ¿Pudiera haberse evitado? No sé. Que la historia lo
juzgue pero es irrefragable que Franco amaba a su patria, a lo mejor
equivocadamente, tal vez demasiado. Y que le echó cojones. Uno cojones
equivocados seguramente. Luego en política le dieron resultado sus juegos
camaleónicos. Un buen táctico, se pegaba al territorio, arrastrándose bajo las
alambradas y guardando un bajo perfil. No nos engañemos. Ganó y su victoria,
para bien o para mal, fundó la
España moderna y nos legó un estado "social", el de
Girón, ese que hoy disfrutamos y padecemos y que muchos montados en el dólar y
que piensan que esto es Hollywood, la cara más impresentable del capitalismo
más bronco olvidan. Buena gana de lanzar coces contra el aguijón. Sin embargo,
convendría entender a Zapatero: los otros generales merecen una vitrina y su
nombre glorioso en los anales. Y un lugar al sol en el Museo del Ejército. Si
la memoria histórica se conduce por los cauces correspondientes, y no se
convierte en trampolín de odios y de vesanias, esta reivindicación puede ser
bálsamo a los costurones desgarrados del alma de España. Imitemos a los
norteamericanos en eso que también tuvieron una guerra civil. Y en Nueva York
se rinde honores al sureño Lee que era de los "malos". El gran
derrotado en la película "Lo que el viento se llevó". Franco no se
enriqueció a costa del erario público y llevó vida modesta y familiar, austera,
amante de los libros y del campo, y en sus gustos y discreción se reveló como
un pequeño burgués judío. Le gustaba Stefan Zweig y Lajos Zilahy.
Disquisiciones aparte, lo que no cabe duda en esta hora en que todo el mundo le
calumnia y le insulta, el hecho es su innegable amor a la patria, su
austeridad, su distanciamiento de la pasión española y eso que amaba a España
con todo su corazón y hay algo mesiánico y misterioso en toda su vida y obra. Y
he llegado a la conclusión de que los judíos a los que salvó a miles de las
garras del tirano a través de sus embajadores en Atenas. Bucarest, Budapest,
Sanz Bricio, [lean un libro descatalogado del gran periodista de
"Arriba" Eugenio Suárez. "Corresponsal en Budapest"] le
sustentaron en el poder con maniobras ocultas dirigidas desde Wall Street. Todo
eso es impepìnable guste o disguste. Por eso me insubordinan las mentiras
propaladas por un menda en una televisión la otra noche que decía que el
general Franco con una mano mojaba los churros en el café y con otra firmaba
las sentencias de muerte. Wrong. La condena a muerte de Grimau le costó dos
noches sin pegar ojo. Ese tal Herrera especialista en prensa de la entrepierna
dicen que es poeta (¡caspita y pardiez rediez como deben de ser sus versos!) y
uno de los más eximios practicantes de lameculismo catatónico-tontonico y de
coyundas y de líos de la jet que interesarán sólo a su padre pues yo tenía un
capitán que odiaba la pornografía y cuando veía a un guripa con una revista
pornográfica entre las manos se la hacía pedazos: "El sexo en directo y en
privado, chaval, te van a doler los cojones de tanto mirar esas
porquerías". Bueno, pues valga esta larga digresión para meternos a
analizar una de las grandes novelas del siglo XX "El lamento de
Portnoy" de Phillip Roth un profesor de Columbia hijo de supervivientes
del Holocausto. El eje de marcha o argumento de esta novela sin argumento
hilvanada a base de calas psicoanalíticas en las que se acomete algo tan
moderno como es el rechazo a la figura del padre, la vida paranoica inmersos en
el ruido de Manhattan, la gran manzana, la pina cucaña donde solo los mas
ardidos trepan al mayo encerado y resbaladizo y los demás quedan tirados, el
onanismo, el mironismo, el fetichismo, los complejos de Edipo, los negros, las
calles de la urbe huelen a negro, el racismo, los prejuicios religiosos o
étnicos, la equiparación de Eros con Tanatos. Un mordisco a la gran camuesa. El
libro está contaminado de Nueva York la ciudad automática de Camba trufado de
metáforas eléctricas. Las frases son como latigazos de buena literatura pero
así es como habla la gente en Nueva York. Las descargas estáticas están por
toda la urbe, cuando tocas un picaporte o pisas una alfombra. Allí la
eutrapelia a lo Azorín y a lo Miró estaría mal vista. Un año en la ciudad y se
te quita la gazmoñería. Se lo recomiendo a esos cursis que hablan de análisis
de textos y de pretextos y escriben como si fueran cursillistas de cristiandad.
Oiga, váyase usted una temporadita a NY y déjese de foros y de practicar el
autobombo y no nos venga a hablar usted de sus libros que son todos muy malos,
que aunque tienen premio quizás también tengan bicho, un bicho golpista, claro
es. Lea a Philip Roth creador de mundos y de personajes como
"Bubbles" la
Burbujitas, la putita, que no es otra a mi parecer que la
gran meretriz onírica del Apocalipsis. Recíclese, póngase las pilas. La
literatura y el periodismo son algo más que un ejercicio de redacción o una
excusa para que a uno le llamen guapo y le lancen, los muy capullos, mensajes
de amor o de odio por el foro. ¡Cuan bien escribe este chico/chica! Tú
llegarás… a dar con la cabeza en un pesebre. No han vivido en Nueva York, la
ciudad metáfora, no han ido al reencuentro con la metanoia y la paranoia. A mí
Nueva York, la ciudad santa y maldita, mitad nueva Jerusalén y mitad Babilonia,
me cambió la vida. Sé lo que escuece que te llamaren perro judío, que te
marginen, que te pongan, por decir la verdad, contra la pared. ¡Oh, I love New
York! Y este es el New York que surge en el "Lamento de Portnoyª libro
clave (está editado por Bruguera en castellano), que hablando de marginales, de
negros que huelen mal, y taxistas polacos con cara de buey y apellidos
impronunciables y pistonudos, como Brzezinsky, Wojtyla y Auschwitz, donde
abundan las x, las w, las z y las y, son el rostro impresentable de un
catolicismo fanático y caballuno. Yes. I love New York, pues si sobrevives allá
puede decirse que amas y entiendes el mundo. Te reconcilias con él. La novela
ya no es la misma desde que Henry Miller y el propio Roth asomaron la gaita en
este oficio. Y escribieron "Trópico de Cáncer" y "El Lamento de
Portnoy". Ambos escogieron el pretexto del sexo para hacer balance. Y con
tales autores se comprende lo que anunciaba Jeremías sobre el destino final.
New York. New York. I love NY. Oh yea. Los jadeos del orgasmo se parecen a los
de la agonía. El protagonista no da paz a la mano y siempre haciéndose pajas.
Debajo de la gabardina, utilizando un calcetín y a veces la pulpa de una
manzana donde apunta sus dianas (las manzanas tienen cuerpo de mujer, no puede
estar más lograda esa imagen), un guante de béisbol. Se pasa horas en el water.
¿Qué hace ahí tantas horas este chico?, pregunta la mama. Nada, un poquito de
diarrea. Y estaba meneándosela, no podía parar. Sus profanaciones poliúricas
llegaban hasta la bombilla o estallaban sobre las bragas o el suso de las
hermanas y otras prendas femeninas que habían sido puestas a lavar. Quería
embadurnar el mundo de líquido seminal. Era incontenible y un obseso sexual.
Tenía fijación con el pussy (órgano de reproducción de la mujer y lo que en
bable llaman "el ratu" y en castellano de mil y la bimba de maneras).
Pero el protagonista no es más que un alma cándida empecinado en ese cherchez
la femme o búsqueda del eterno femenino que nos hizo perder tanto tiempo y por
el que se comenten tantos disparates: Roth nos muestra que las palabras no son
sucias ni limpias per se: la suciedad y el morbo están en la boca del que las
pronuncia o en la oreja que las escucha. ¿A qué, por tanto, tanto rasgamiento
de vestiduras? Un adolescente, velay, que nos recuerda al adolescente que
nosotros fuimos. Atormentado por la culpa, el miedo al infierno, la rebeldía,
etc. Pero a través de estas, a manipulaciones masturbatorias se puede hacer
crítica social y reflejar el estado de cosas de un universo que se fue y en el
que nada cambiará porque en la naturaleza todo sigue igual. Soflamas de un
judío llenas de ironía y de piedad para la humanidad. Yo creo que se trata de
un libro místico. Impregnado de ternura y de crudo humor judío en el que no se
deja títere con cabeza. Los cromos y los clavos de Cristo. Esa sonrisa meliflua
de algunas imágenes religiosas de tan mal gusto. La mula y el buey y el pesebre
y sonando en toda la barriada el disco rayado "Noche de paz" como si
fuera el himno nacional. Y en el show de Jimmy Carson altas horas de madrugada
escuché yo unas navidades un chiste de un chouman que anunciaba: Este año no va
haber Navidad, troncos, ¿Por qué? La
Virgen toma la píldora. Jajaja. Un poco fuerte y crudo la
verdad pero hay que recordar que los cristianos no somos fanáticos islamistas,
ni empuñamos la cimitarra cuando escuchamos mofas semejantes que en realidad
sirven para rebajar un poco la tensión. A través de esta novela he vuelto a
revivir mis vivencias neoyorquinas. La Nochebuena solía coincidir con la Janucha y allí teníamos al
vecino italiano que montaba un gran pesebre en la antojana con un misterio muy
relamido y el Niño Jesús sonriendo entre las bombillas a veinte bajo cero, y al
de más allá (protestante) un árbol de Noel mientras los altavoces colocados en
el balcón emitían a toda mecha los sonidos de O Tannen Baum en alemán. Los
judíos para no quedarse atrás ensamblaban casi con las dimensiones de un
andamio el candelabro de los siete brazos. Este absurdo me hizo recapacitar de
lo paradójico de nuestras disputas. Y de que ellos, los promotores de la
modernidad en el mundo actual y que han sufrido persecuciones por contar la
verdad, aunque hay algunos que los encontré fanáticos y muy cabezones, llevan
la razón en este absurdo de las creencias y de los mitos y que los cristianos
hemos hecho una caricatura de nuestra fe contaminada de aditamentos paganos. Y
la llevan más que un santo y gran parte de ellos eran santos, pero santos
laicos, no santurrones ni capullos. Comprendí – me ha costado años de
cavilaciones- la tragedia del Holocausto como apéndice o corolario de la Crucifixión. Son
dos acontecimientos históricos que se complementan, no se excluyen por más que
algunos traten de verlo así. Dos hechos que han redimido al ser humano con
sangre y dolor, el uno en el plano soteriológico y espiritual y el otro en su
parte material porque el Holocausto ha acelerado la Historia que ha entrado
en un carril vertiginoso con la era de las comunicaciones. También entiendo a
Agustín cuando desde su invitación a leer y meditar (tolle et lege) llamaba a
los judíos nuestros hermanos mayores. Que van por delante en la Historia. Por más
que dicho camino esté lleno de abrojos, plagado de contradicciones. Y también
entiendo al presidente ZP reatando cabos y tratando de meterme en los ojos del
otro. Se consuma el mensaje salvífico de Jesús: "Estaré con vosotros hasta
la consumación de los siglos". Pero la Iglesia institución ha cometido muchos pecados
(el poder corrompe y el poder absoluto corrompe más que ningún otro). Por
desgracia no ha sido madre sino madrastra para algunos de nosotros.¡Qué lío,
Dios mío! Pero yo seguiré aferrado a mi canon muzárabe y a mis salmos en latín.
Abrazado al rito ortodoxo más esencial y antiguo que el romano. Se lo debo a
mis hermanos rusos Creyendo y amando a los judíos de la misma forma que espero
que ellos me perdonen, aunque no puedan amarme, a mí, pecador.
La mayor parte de mis vecinos y amigos en Nueva
York una ciudad dura practicaban la religión mosaica. Muchos me abrieron las
puertas de su casa. Otros me seguían considerando como un goy (pagano). Pero en
aquella época todo se impregnaba de amor y de humor judío. Los grandes
guionistas de Hollywood eran de este origen y los actores: Jack Lemmon, los
Hermanos Marx, George Burns, Peter Ustinov, Polansky Samuel Bronston- todo
aquel gran cine que vimos en nuestra infancia que nos hizo reír, llorar,
enamorarnos y sufrir- y hasta Charlot. Charlie Chaplin tuvo que abandonar
California a causa de la "caza de brujas" del presidente MacCarthy.
Lo cierto es que la literatura americana, el cine, las artes, se hubiera
quedado en nada sin la contribución de estos autores: Herzog, Salinger otro
obseso sexual que psicoanaliza a otro adolescente en "El guardián sobre el
centeno", John Updike, Arthur Miller y Marylin, Norman Mailer etc. A este
último nunca le pude sufrir porque me parece algo libelista en sus
planteamientos contra Europa. Ellos fueron los diseñadores de esa América que
yo amé, la de Kennedy, la de la alianza para el Progreso (yo no soy
antinorteamericano ni antisemita ni antinada por Dios, que yo soy de Segovia, y
mi equipo la Gimnástica
desde que era rapaz). América en estos años tenía una faz atrayente – las
sentadas contra la guerra, los discursos de Martín Lutero King "I had a
dream"- que se ha venido al traste con esa derechización ideológica
impuesta por Bush y sus aláteres. América se ha vuelto gazmoña, prudish,
políticamente correcta y gazmoña. Este victorianismo del nuevo doble lenguaje
me saca de quicio; no se puede pronunciar la palabra cunt, prick, shit,
sempiternas en el lenguaje coprológico de las tribus urbanas porque te echan
del chat o te motejan de machista. Nada de machista. Simples facts of life. Una
América que es consciente de que se ha metido en un jardín en el Irak, una
guerra que no podrán ganar porque el sofisticado ejército yanqui carece de una
básica y leal infantería y tiene que echar mano de los británicos. O de la
catapulta. Eso sería el apaga y vámonos. Los ingleses sí que tienen una buena
infantería. A veces hasta brutal. O de los hebreos que también la tienen (la
mejor del mundo) y así y todo Olmert está pasando por dificultades en el
Kenesset donde se cuestiona el fracaso de la última guerra del Líbano. Pero
mejor incluso que sus infantes es la inteligencia de los israelíes y el humor
de sus escritores y cineastas. Ellos han proyectado la noción de un Daniel en
el pozo de los leones. Israel siempre en mis labios que nunca se vaya esta palabra
de mi boca. Y así nos hemos sentido algunos, como el bravo Daniel en la
leonera, cercados por la calumnia, la frivolidad, las soflamas de los mediocres
que no podrán entender ni a América ni a Israel. Reconozco sin embargo que no
es fácil y a veces cuesta pero el mundo ira adelante. En el Lamento de Portnoy,
una cura inteligente contra el antisemitismo de nuestros días y el pesimismo
que nos invade, también lo pone. Cuando yo aterricé en Manhattan el 30 de
noviembre de 1976 un casero ruso de origen judío me buscó apartamento. Cuando
abandoné la ciudad un 25 de abril de 1980 al pasar por Brooklyn escuché el
canto de las plegarias sabatinas a un rabí en una yashiva o seminario que alza
su mole junto a las pilastras del puente. Ambos detalles fueron en mi vida todo
un signo misterioso. Somos carne de dolor. I love New York. Lo cantaba Frank
Sinatra el cabaretista neoyorquino italojudio símbolo de estos tiempos. Un
judío en el Eliseo. Zarkozy le juif. No ocurría desde Mendes Frances. Zarkozy,
derecha maquillada, Ersatz, sucedánea, derecha enmascarada porque aquí nada es
lo que parece, viene del Nombre de la Rosa. La Rosa. Siempre la Rosa Recoge el guante
en un momento difícil. Francia es un polvorín. Veremos a ver qué pasa pero aquí
son muchos los que insidiosamente quieren sacar tajada e interpretar su
elección como una amenaza para un ZP acorralado por la derechota. Aquí un
gobierno de la derecha podría armarla y tendrían que enviar los USA a la 82
división aerotransportada con sus marines. Zapatero resiste. Está muy cargado
el ambiente. Nos sobran odio e ignorancia y nos faltan tolerancia e
información. España y Francia son países distintos y distantes aunque estén
puerta por puerta. Veremos a ver que pasa pero aquí no pasa ná…. Mientras
tanto, E la nave va. Yo canto por las aceras de Madrid el himno a la Gran Manzana de Frank
: " I love New York". Ella me hizo escritor y periodista. Y concebir
el mundo de otra forma. Tengan calma. Haya paz y lean esa obra maravillosa que
es el Lamento de Portnoy. Se lo recomiendo junto con los artículos de Elvira
Lindo.
Capítulo 68
TOLSTOI
Tolstoi es el genio egocéntrico alternante
contradictorio en cuya persona se alcanza la cima en literatura rusa y acaso
también de la novelística de todos los tiempos. Los periodos de fervor religioso
los alterna con visitas esporádicas a casas de tolerancia o yaciendo en plan
aquí te pillo aquí te mato con las mujeres de sus siervos por lo cual se crea
en su espíritu un ridículo complejo de culpa que le conduce a la actitud de
poses beatonas y compungidas. Parece que toda su vida estuvo prendiendo una
vela a dios y otra al demonio. Todo lo anota. Es un autor que suele dejar poco
en el tintero pues sabe mejor que nadie escribir largo sin caer en el solecismo
farragoso ni en el tópico. Todo lo rumia. Es el típico literato que se
autoflagela sin que los hechos y aconteceres de su peripecia vital lo
apabullen. Conoce el secreto para sacar la cabeza a flote en medio del
torbellino. De su particular autoflagelación salen cuentos y novelas y en su
afán de introspección guarda analogías con Fran Kafka. Se entusiasma con el
evangelio de San Mateo y con Rousseau. Brujulea entre los fervorines místicos,
la lascivia y el complejo de culpa. Sus prosas de exaltación evangélica hasta
pudieran resultar nihilistas. Es un iconoclasta a la vez que un esmerado pintor
de iconos. En sus escritos surgen los cantos de alabanza jamás escuchados hacia
la persona de Jesús compaginadas con diatribas hacia los popes y hacia la
iglesia estamental. Dice cosas muy crudas y acaso exageradas de la Ortodoxia denominándola
lugar sin más alma que el vacío de una mascara. No es un escritor divino a lo
Dostoyevski de cuya profundidad carece. Vividor y realista, su tinglado se
monta de tejas abajo. El más allá le preocupa menos que el dolor y el
sufrimiento del ser humano como ser para la muerte. Su religiosidad se
convierte así en filantropía. De modo que resulta el más humano y compasivo de
los escritores. Si de tarde en tarde se mofa de Iván Turgeneff y con Turgeneff
de toda la escuela occidentalita de Petrogrado, mentores de la idea del cambio
y propulsores de la democracia decabrista, Tolstoi se siente desconcertado
cuando llega a Londres "una ciudad de autómatas" en la que se percibe
la decadencia y el egoísmo de occidente donde todo es tan frío o en Paris donde
se indigna ante los despojos de Napoleón el insolente genio de la guerra. Veía
en Bonaparte un precursor maligno de Hitler y no toma partido Tolstoi ni por
los zapadnietski o defensores de la occidentalización rusa ni de los raskolniki
mentores a ultranza del nacionalismo cósmico y de la idea mesiánica de la Santa Rusia. El 3 de
marzo de 1861 cuando el zar proclama la manumisión de los siervos anota Tolstoi
en su diario la grandeza del acontecimiento tan trascendental para los destinos
de su patria. Dicho amor y deferencia para con los humildes no obsta para que
continúe conservando sus maneras aristócratas de barin rural que con frecuencia
utiliza el knyt (látigo) para golpear a los criados perezosos. Cuando era
oficial en Sebastopol a su ordenanza también le mide las costillas por el menor
pretexto con frecuencia para desahogar su frustración. Tolstoi de baja estatura
(media un metro setenta) era sin embargo muy forzudo. Idealista puro y siempre
saliendo en defensa de los ideales y aspiraciones más nobles en su vida
privada, según sus biógrafos se, distinguía por la tacañería. Contaba hasta la
última copeca. Y sin embargo gran jugador era capaz de gastarse un millón de
rublos a la ruleta durante una sola noche. Carecía de sentido de la medida. Él
era grande como su obra misma. No tiene moldes. El conde Tolstoi es
occidentalita y rusófilo según que racha o qué viento sople. El mayor de los
escritores rusos no pertenece a Rusia ni a sí mismo. Pertenece al alma humana.
En su trascendencia se muestra universal. Puede defender con entusiasmo el
valor eterno de la literatura sin las contaminaciones espurias de la política
para mejorar la vía de conocimiento hacia las verdades inmutables del ser
humano. Huye del mundo, se refugia en su hacienda, en su dacha, pero tampoco
puede vivir sin la comunicación de las gentes. Es un filántropo un propedéutico
y un pedagogo y al mismo tiempo dentro de su aura de misticismo flota un
ambiente diabólico. Su conocimiento se acerca a las verdades inmutables del
alma humana pero con frecuencia reniega de su afán esteticista, sale de su
torre de marfil y huye a los prostíbulos y las tabernas. Pero también existe
otro Tolstoi político que redacta manifiestos que asume posturas y escribe
cartas de protesta al zar o libelos a favor de la manumisión de los siervos.
Redacta pancartas contra la guerra. Son interesantes asimismo sus relaciones
con Turgeneff al que maltrata de palabrea y de obra llegándole a desafiar a
duelo, que nunca se celebró. A pesar de que el autor de Humo fue el que
introdujo a Tolstoi en el mundo literario de Petrogrado. Semejante desafección
habla de una cierta mezquindad por parte del genio aunque bien puede ser que
sus altercados fuesen resultantes no más que de sus celos. Celos literarios. Pasó
algún tiempo en una comuna y de hecho fue uno de los primeros autores
comunistas que se adelanta a Karl Marx y a los rabinistas ingleses con el
evangelio en la mano, lo que implica una crítica demoledora de los principios
de la iglesia establecida, pero no es capaz de arrogar los usos y costumbres,
hez del decadente occidente, que con la pluma fustigaba pero a los que se
abrazaba en la vida real. Le roía la pasión del naipe. En su vida privada
resulta un pedagogo y un inmoralista a la vez. Magnánimo y cicatero
frecuentador de ventorros y lupanares que sabe a la vez desenvolverse como pez
en el agua en los ambientes come il faut de los salones peterburgueses. Es
sátiro y fauno a la vez que manso galán enamorado y elegante autor de erotismo
platónico. Estas son sus contradicciones. En él aletea el espíritu de la
objeción. El arte es un perpetuo contraste, un unda maris que carece de ética
como la propia historia donde la noción del bien y el mal se pierde en un
laberinto de calles sin nombre que vive en perpetua contradanza. Son los
movientes de sístole y diástole en los que se teje toda crónica. El novelista
experimenta lo mismo que San Pablo del aguijón de la concupiscencia. Hace
penitencia, se reprocha a sí propio su liviandad, formula buenos propósitos y
establece un esquema de enmienda un plan de vida, pero vuelve a caer. Sus
intenciones se desbaratan en un minuto nada más toparse con un bello palmito o
con unas garbosas caderas femeninas moviéndose con contundencia. Dijo Lev
Tolstoi que el arte es una hermosa mentira una visión espectral que interpone
ante nosotros el diablo para que nos dejemos seducir. Menudean entradas en su
diario con llamadas al propósito de la enmienda. Anuncia con frecuencia que
dejara la literatura para dedicarse a peregrinar y que va a romper su
compromiso con las letras pero un poco más adelante este minucioso memorialista
dice todo lo contrario. Al autor de Ana Karenina el aguijón de emborronar papel
le acucia hasta los últimos días de su existencia. Murió a los 82 años después
de un berrinche con su mujer en la sala de espera de una estación de
ferrocarril en el sector de Astapovo. Huía de los libros y del mal genio de su
esposa; fue un vejador eminente este gran conocedor de la condición femenina.
Y, ligero de equipaje, quiso ir al encuentro de la muerte. La vida y la obra
del genio fueron una contradicción in terminis pero fue un favorito de los
dioses. Tuvo suerte con las mujeres. Con los editores. Con el público. A los 24
años hace lo que tantos y tantos aspirantes a los laureles de la fama. Termina
un manuscrito va a correos y lo envía a un editor al cual desconoce, cruza los
dedos y espera en el maná llovedizo de los aires. Es cuando un escritor juega a
la lotería y se marcan los rumbos de su destino. Tolstoi tuvo suerte pero esto
no suele ser así en la mayoría de losa casos. Semanas adelante, el joven
teniente artillero encuadrado en un regimiento de combate de Armenia recaba
respuesta satisfactoria del editor. Su texto ha entusiasmado a Nebrashkov dueño
de una imprenta en Moscú. Nebrashkov sería fiel a Tolstoi durante la mayor
parte de su carrera literaria por encima de las veleidades, demasías y abusos
tan característicos del literato. Aunque con algunas limitaciones, el librero
promete dar a la estampa la novela que lleva por título Infancia. Se trata de
una obra primeriza pero en la cual destellan algunas cualidades del que sería
monstruo de la literatura universal como las dotes de observación o el
plasticismo de sus descripciones, la soltura de las tramas, o la buena yuxtaposición
o ensamble del escenario. En Adolescencia, que vendría de seguido, Tolstoi
tantea el camino. Le falta aun mucho por alcanzar aquel estilo suyo tan
peculiar y que es denominado en novela tolstoiana (novela río) que define a la
vida y a los hombres a sus pasiones y dolamas. El ser y la nada en el tiempo
finito porque en realidad el hombre no es nada. De allí en adelante la carrera
del joven valor poco a poco y al igual el arroyo de aguas bravas descubierto
por Nekrashov pasa a ser una inmensa red fluvial, un río caudaloso de aguas
pandas como el Volga. En la inmensa estepa el torrente se calma. El lecho del
río es amplio y hace meandros pero no se saldrá de madre. Tiene un objetivo la
gran novela como testimonio de los avatares de la existencia humana (guerras
amores, desamores, ascensos, caídas, el rotar de las estaciones bosques) el
misterioso bosque ruso de Polaina. O casas que se deshacen, matrimonios rotos,
incomprensiones, el valor castrense y la santidad, las rameras, los remeros los
borrachos los monjes exclaustrados y esa inmensa población flotante de
iluminados o yurodivi que recorre la estepa. Y por ultimo aborda el tema de la
muerte. La pluma de Tolstoi transita como a lo largo de un espejo a través de
estas realidades. Los tiempos mudan. Las estructuras avanzan o retroceden pero
el hombre continúa idéntico a sí mismo. En sus perplejidades. En sus ensueños
que el destino se encarga de desenhetrar. Esta es una de las partes del drama
vitalista que plantea Tolstoi como Shakespeare, como el Dante, como Cervantes. Que
nada cambia, que el hombre sigue siendo igual, pese a las redenciones y a los
proyectos mediúmnicos, la acción filantrópica de los gobiernos, las predicas de
los misioneros y los proyectos de reforma. Domaremos a la naturaleza pero al
ser humano no se le podrá domar. Es incontrolable y problemático. La prosa de
Tolstoi es plana y de una portentosa sencillez, mas, poderosa en su
efectividad. No busca alifafes ni requilorios. La prosa de Tolstoi no es
altisonante como la de Pushkin sino llana ni endiabladamente mágica como la de
Chejov. Podrá carecer de la ternura de éste pero es más eficaz. Concibe la vida
como un inmenso río madre en el que desembocan muchos afluentes y todos ellos
van a dar a la mar que es el morir según el concepto manriqueño. El tono que
elige es a la vez épico y elegiaco. Todo Tolstoi es el Volga. Un remero que
cruza. Un batelero que avanza narrando y contando. En el alveo de este caudal
fluvial está lo ancho y lo estrecho lo profundo y lo alto. En una palabra asume
todas las dimensiones narrativas. Todos los perfiles. Carece de altibajos.
Constituye un pavoroso enigma de sindéresis dentro de las fluctuaciones
contradictorias del comportamiento humano. Una de sus obras menores pero que
mejor definen su carácter y de las menos estudiadas es la muerte de Ivan
Illich. Refleja un gran conocimiento clínico y eso que el autor no era médico.
Sólo un profundo psicólogo. Se empapó de vida antes de sentarse a redactar.
Extrajo Tolstoi su arte de la experiencia. Su trayectoria como artillero en una
de las interminables guerras del Cáucaso fue determinante. Como soldado fue
irregular e indisciplinado. Sólo le fue conferida la cruz de santa Ana de
segunda clase. Nunca fue un oficial brillante como su hermano Nikolai. Sin
embargo, sus aventuras bajo las armas serán el magma que impregne su potencial
novelístico. En Crimea recogió datos para cargar el volcán narrativo que es
Guerra y paz. En aquellas cargas de la caballería cosaca, en aquellos lances de
honor, el robo, el rapto, la quema de aldeas, las batidas de tierra quemada o
la ingesta de vodka siempre copiosa, la holganza con mozas y paseos a
escondidas entre el oficial y la chavala que terminaban en el pajar. Amor a
escondidas. O las noches enteras ante el tapete verde. Todo esto impresiona su
sensible retina de escritor. Como visor de la vida humana en un par de líneas
sabe captar una situación o esenciar a un personaje. En la muerte de Ivan
Illich narra el drama de un matrimonio desvencijado de la pareja formada por
Ivan Illich y Praskovia Fiodorvna. Él es un brillante magistrado al que le van
bien las cosas. Ha triunfado en la vida pero no en el amor. Son frecuentes las
riñas y los altercados con su mujer (quizás un traslado autobiográfico del
borrascoso matrimonio del propio novelista). Ella es ambiciosa, dominante. Él
es bueno pero débil. No obstante, Ivan se desvive por dar un buen pasar a su
mujer y a los suyos. No escatima ningún esfuerzo para que a su familia no le
falte nada de nada. El juez de distrito, Ivan Illich, consigue un ascenso y es
enviado a otra provincia. Tanta es la ilusión que embarga al protagonista que
en los trabajos de restauración y mudanza ayuda a los obreros y a los criados
pero poniendo una cortina se cae de la escalera. Se lastima una costilla. Un
golpe sin importancia; sin embargo aquella lesión intercostal va a degenerar en
un cáncer. Para colmo, a su mujer no le gusta cómo Ivan ha decorado el nuevo
hogar. Un drama. Tolstoi lo consigna en un párrafo". Praskovia Fiodorovna
echaba la culpa a su marido de todos los reveses sufridos en la nueva
residencia. La mayoría de los temas de conversación entre marido y mujer
conducía a viejas querellas y a cada instante estaban a punto de surgir nuevos
altercados. Quedaban sólo escasos períodos de amor que se hacían muy breves.
Eran islotes a los que aportaban un momento para adentrarse luego en el mar de
hostilidad latente en el cual el matrimonio naufragaba". En este libro
plantea Tolstoi la soledad e incomunicación en la cual transcurren las vidas
humanas incapaces de franquear las barreras de incomprensión y de egoísmos
circundantes. Cada uno vivía en su mundo. Ivan en sus negocios curiales dentro
del afán de una existencia anodina y de provincias. Creía darle todo a su
mujer. Pero todo cuanto le daba no era bastante. Praskovia vivía en su mundo,
en sus puestas de largo, en sus trajes de noche. En el fondo se mostraba
resentida con su esposo pero disimulaba esta aversión bajo una capa de
apariencias y de convencionalismos. No era capaz de entender a su marido a
quien el fatal golpe en el costado se le había declarado en un dolor
lancinante. Piensa a lo primero que es algo leve un simple mal de ijada. A
veces se queja pero su mujer le dice le dice que es un aprensivo y un blando
que vaya a un medico en vez de estarse todo el día lamentándose. He aquí otra
manifestación de crueldad femenil. Acude Ivan a un especialista. Vagas
respuestas. Que si el intestino grueso que si el riñón flotante. La enfermedad
sigue su curso. Los dolores se hacen insoportables. Pero el hombre no se puede
quejar ante su familia o le sale su esposa con cajas destempladas: "no te
tomaste las pastillas". Su único consuelo es leer la Biblia y como Job cae en un
letargo que determina su abandono. Todos lo han abandonado. La referencia
tolstoiana es el gran libro de Job. En esta novela magistral no solo se traza
un cuadro de costumbres de la época. Se va más allá al establecer un diorama de
la soledad del hombre sobre la tierra. El tema no es la enfermad sino la
incomunicabilidad de los seres. La soledad ante la muerte. En este retrato se
podrán mirarse muchos ivanes Illich. Nadie escucha los lamentos ni se compadece
de este Job ruso de provincias. El pobre tuvo una agonía terrible. Estuvo en un
grito durante tres días. Sólo Gerasimo su fiel siervo le ayuda a portar la cruz
en el último trance. Pasa las noches junto a la cabecera del enfermo
sosteniéndole las piernas en alto para hacerle más llevadero los terribles
dolores. El dolor siempre estaba ahí en las tripas agazapado, sordo,
inexorable. La morfina no le hace efecto. Gerasimo con su caridad es el
contrapunto al egoísmo de Praskovia. El enfermo aguarda a la muerte tendido en
el diván. Tolstoi traza la desesperanza de un paciente terminal que vuelve la
cara a la pared que llora en silencio. Los días se parecen a las noches y nunca
acaba de amanecer. El paciente no duerme. Está postrado. Solo se amodorra algún
rato en que le aquejan pesadillas. Se entretiene midiendo las grecas del techo
empapelado de la habitación o contando los boliches del cabecero de la cama. Toca
anheloso con sus manos flácidas el embozo de las sabanas, un gesto que tienen
todos los agonizantes y que anuncia la llegada del próximo final. La sombra del
pathos aletea en torno a la trama de esta novela de dolor. Las estrellas callan.
La naturaleza se desentiende. Pobre del que se muere. Los deudos no quieren
saber nada y las lágrimas de la viuda son siempre aparentes. La viuda rica que
con un ojo llora y con otra repica que decía Clarín. Abandono. Infelicidad
infidelidad. Fatalismo. Hay observaciones terriblemente proféticas en las que
se constata la idiosincrasia de un enfermo terminal a los 45 años. El caso de
Ivan Illich agonizante se sigue repitiendo a diario en todos los hospitales del
mundo. Se da cuenta de que la mujer a la que ha amado es un ser extraño. Un
fantasma. Hay una idea que salta en esta powesti (narración corta) y que se
repetirá como en una caja de resonancia en otras composiciones tolstoianas. Hay
una idea que flota sobre el relato pleno de una amargura misógina. Muy sencillo
y paradójico. La mujer que da la vida es también símbolo de la muerte. La ardid
del diablo y la mujer forma parte del gran diseño diabólico que interviene
también en la realización de la Historia. Según Tolstoi, en Eva subyace una
voluntad diabólica, un elemento separador, cizañero que aleja al hombre del
proyecto de su felicidad- y esto es lo que significa diabolos en griego: el
interpuesto. Tolstoi estudió esta lengua durante varios años para obtener un
acceso mas profundo al conocimiento de los evangelios y luego a dominar tanto
el griego clásico como el coiné perfectamente y solía repetir que todos los
cristianos debían de conocer esta lengua de la que dimana la guía de fuentes
del cristianismo. Los caracteres femeninos que traza siguen el patrón del NT. Y
para él la mujer es mitad my mitad un amasijo de gracia y de pecado. Los
desterrados hijos de Eva estamos condenados a arrastrar el peso de la culpa. En
un cuento que titula El Diablo (chiort) un barin acaba matando a tiros a una
campesina. Y en el Padre Sergio, otro cuento maravilloso, basado en la vida de
san Hilarión el eremita que reza y aguarda a la muerte en su snik o cueva de
eremitas, se le aparece Satanás en forma de mujer. Si tu ojo te escandaliza
arráncatelo etc. El siervo de dios sigue al pie de la letra la norma evangélica
pero –la historia ofrece a consideración la preeminencia del mal, un arduo
problema metafísico- a pesar de haberse yugulado la mano con un destral sucumbe
a la tentación. Ese es el tenor de la historia, muy pesimista, de este autor
nada espiritualista. Y por consecuencia de una gran modernidad positivista: el
hombre es pura fisiología, el amor una cuestión de combinaciones químicas y no
hay nada al otro lado de la cerca. Eso lo dice un literato que escribió una
novela tan importante como es Resurrección. No se estaba refiriendo a la de
Cristo, claro está sino a la de las plantas. Contradicciones señeras del alma
rusa.
Capítulo 69
ADIÓS A UN "SANTO
BEBEDOR": BORIS NIKOLAYEVICH JELTSIN
Un funeral ruso de rito solemne (pojorovñi) es
como un viaje en autopista hacia el cielo. Los popes no se visten de negro sino
de blanco y el coro entona, en lugar del Dies Irae o la tremenda como la
llamábamos los latinos desde el medievo, cánticos de resurrección. Boris Nicolaevich
Jeltsin fue despedido ayer con los honores de un zar. Vi la impresionante
ceremonia por una cadena alemana. Un diacono barbitaheño atacaba las estrofas
del "dios dé paz a su alma" mientras el subdiácono lampiño pero con
bigote y una poderosa voz de barítono iniciaba el responso de las letanías. Las
capas pluviales y tiaras recamadas de oro se confundían en abigarrado colorido
con las barbas blancas y negras o rojizas de los popes y el humo del incienso
se alzaba hasta las cúpulas entre el fervor de los cánticos del rito solemne y
el luto riguroso de la viuda y los deudos. Oficiaba el archimandrita Cirilo
pues el patriarca Alexis II primado de la Iglesia ortodoxa no pudo presidir la
concelebración por enfermedad. El obispo Cirilo colocó a manera de salvoconducto
sobre las manos exangües del difunto un icono de la Virgen María y le dio
la absolución valedictoria según un culto ancestral que tiene un origen griego,
donde el icono marial sustituía a la moneda que introducían los helenos entre
los dientes del cadáver para pagar la moneda al Barquero. Era el portazgo y el
salvoconducto a la eternidad. A todos nos llega la hora. Todos hemos de subir a
la barca de Queronte. Allí presentes, los viejos "enemigos" (Bush
padre, John Mayor, Clinton, Gorbachov) con una vela en la mano como novicias en
un entierro siendo los hombres más poderosos del mundo. A Clinton se le vio
llorar con el mismo denuedo con que en una ocasión lo vimos reír junto a Boris
soltando amarras tras una tensa entrevista en la cumbre en la que se anunciaban
grandes nuevas para el mundo: el final de la guerra fría y las superpotencias
firmaban el armisticio de la paz. Fue al cabo de unos días tensos a raíz de la
guerra en Yugoslavia cuando este planeta estuvo a punto de saltar por los
aires. La capitulación rusa hizo posible la globalización, la supresión de
barreras y la llegada de una era de comunicaciones interactivas de la cual no
cabe seguramente marcha atrás. Paradojas y contrasentidos de la Rusia misteriosa y
mesiánica. Que un campesino y un oscuro jefe de distrito de los Urales llegase
a jefe del Politburó y liquidase a la
Urss y que haya sido sepultado con los honores de un zar. Que
los viejos contrarios, reconciliados dentro de lo que cabe, se encuentren
presentes en el funeral del padrecito al cual tanto le gustaba el agüita de
vida esto es la vodka no es para echarlo en saco roto. Soplen y marchen.
Prodaljaet. (marchemos) Gorby, su rival incandescente, al que derribó en un
golpe de estado estaba en el banco de respeto pero sin vela en la mano. Putin
su sucesor hacía santiguadas cada vez los oficiantes invocaban a la Trinidad (vo imia Otsá i
Sina i Siatovo Duja) En el nombre del Padre y del Hijo.... A mi me pareció
escuchar el rumor de las alas de un serafín, el ángel de la paz, un mensajero
del Espíritu Santo que se columpiaba sobre el sabbaoth del iconostasio y cuando
el diacono cantaba la epístola de san Pablo en la cual se afirma "la vida
humana no se arrebata sino que se transforma en la resurrección" se
escucharon armonías maravillosas. Paradojazas de una nación escarnecida,
vilipendiada, la llamada cárcel de los pueblos (tiorma ludei) que padeció la
tortura del gulags y de las hambres más atroces en la era de postguerra pero
donde las profecías de Dostoievsky parece que se están consumando. Que ha
expiado su dolor y que sale adelante con sus dificultades cierto pero Europa
necesita una Rusia estable y segura. ¿Dónde está muerte tu victoria? ¿Dónde
está muerte tu aguijón? Nos preguntamos alborozados con san Pablo los que de
verdad amamos el bien y la belleza y odiamos la iniquidad y la mentira y
tenemos fe en la capacidad del ser humano para el amor y para el progreso, no
para la guerra. El fin de la era Jeltsin marca un hito en la historia
universal. No cabe marcha atrás. Imponderables aparte, se aleja de nosotros el
fantasma de una conflagración atómica. Nuestra generación no tuvo infancia pero
tuvo Vietnam y nos acostumbraron a vivir con el miedo a la Bomba. El líder ex
soviético significó un alivio para tal pavor. A lo que se ve, no era un ateo
convencido sino un cristianin o creyente, uno de tantos, en el sentido eslavo
de la palabra (como en español se llama cristianos a la gente común) y cuando
el coro rogaba al Señor dador de vida personase los pecados de palabra obra y
omisión de Boris Nicolayevich, yo me acordaba en esos instantes de una novela
de un judío, Philip Roth, que se llamaba algo así como el "Santo
Bebedor". El adalid de la post-perestroika a su modo fue una especie de
santo laico. Que le daba un tiento al jarro de vez en cuando pero ¿qué pasa?
Son las inveteradas costumbres del país de los brindis; robándole botellas de
gasolina a los depósitos de los gigantescos T34 los "ruski soldati"
entraron en Berlín a costa de miles y miles de bajas. Una carnicería tan atroz
no hubiera sido viable sin saltaparapetos porque, también cabe recordar, que
las juventudes hitlerianas vendieron cara su derrota. En Rusia, o Rosía mayá,
tienes nombre de rosa, pero eres dura como un leño, al que no bebe lo tienen
por marica. Dios escribe al derecho con letras torcidas porque si aquella
mañana de abril ahora hará unos años, cuando Jeltsin se levantó con resaca, no
vuelve a emborracharse, aturdido por lo que acababa de firmar, y le quitan la
llaves de mandos del maletín nuclear todos aquellos que ahora le insultan y le
llaman borracho – señor Sánchez Dragó un poco de respeto que la televisión en
la que usted actúa con trazas de simio la pagamos todos- todos nos vamos con
San Pedro. Por eso es verdad el antiguo aforismo que escuché en una taberna
cerca de la Piatniskaya
ulitsa moscovita a un "cristiano": Dios perdonará, perdonará
eternamente a los borrachos. Misterios del alma rusa. Un país que perdió cerca
de cuarenta millones de seres y más de cuarenta quedaron mutilados en la guerra
contra Hitler y que permitió el resurgimiento de Europa haciendo uno de sus
clásicos mutis, ensimismándose, por el foro durante la terrible postguerra
estaliniana, es un país al que debemos mucho y dejar de reconocerlo sería
necedad... Un país que tiene un sentido mesiánico y redentor de la historia y
se sacrifica por todos los pecados de los hombres como un nuevo cordero de
Dios. Duro, fuerte, y que sólo puede ser dominado con vara de hierro y que
siempre resucita.
Toda vez que la creen arrinconada y rendida – fue el
error de los generales alemanes- de pronto revive. Rusia llena de
contrasentidos y de contraste capaz de la mayor violencia y la más suave
ternura plasmada en las famosa taská que brota en canciones tristes al acordeón
o la mandolina. Pueblo del sufrimiento redentor. Donde todo es posible: el que
el hijo de un campesino y nieto de siervos de la gleba llegue a ser considerado
el más alto barín (aristócrata) y que haya tenido en sus manos gafas –le
faltaba a Boris el dedo pulgar por un accidente- el destino de la humanidad es
un concepto para ser tenido en consideración. Con Jeltsin desaparece una de las
figuras más importantes de finales del convulso siglo XX en su década crucial y
la más dura de todas. Paz a su alma y paz para todo el género humano. Descanso
eterno a todos los muertos. Ojalá que a mí también me hagan un funeral como a
su persona, y me responsee toda una clerecía de cincuenta popes con sus
dalmáticas y sus incensarios. Con unas exequias tales no importaría morirse. Es
como tomar un autobús hacia el cielo. ¿Por qué? Porque creemos que después de
esta vida haya algo más los que esperamos y aguardamos la resurrección de la
carne. Seguro que el "santo bebedor" ya está en el cielo. Nichevó que
dicen los rusos.
Capítulo 70
CÁLLESE Sr. AZNAR. CÁLLESE
Los jefes de gobierno en Democracia cuando
les llega el motorista de las urnas, que suelen ser inexorables en su
escrutinio, cierran el pico, o se van a cultivar sus dalias o cabucar sus
alcorques a domicilio (tampoco les queda tan mala paga) y tratan de no
incordiar o al menos no estorbar. Eso es en Democracia y son las reglas del
fair play. Juego limpio, pues. En las repúblicas bananeras no aceptan el
veredicto popular y andan buscando justificaciones leguleyas y llamándose a
parte. Andan con bravatas y correveidiles de acá para allá alegando pucherazo.
Lo que resulta bochornoso si tales dictámenes de revancha se hacen eligiendo
foros extranjeros. Entorpeciendo la gestión exterior de sus gobiernos. Eso no
es elegante. No es ético. De mi larga estadía en Londres me impresionó el gesto
de Harold MacMillan que volvió a los quehaceres de la prestigiosa editorial
familiar y se retiró a su quinta de Kent, con una buena pomarada de manzanas
Cox, después de que las urnas le negaran el beneplácito a causa del escándalo
Profumo donde cuidaba de su jardín y contestaba con evasivas a los
requerimientos de la prensa para hacer entrevista (conservo una carta suya en
que de una forma exquisita me da rotundas calabazas Super Mac como le
denominaban los caricaturistas de Fleet Street para los que su rostro anguloso
y peculiar era una auténtica mina). Sir Alec Douglas Hume, un aristócrata
dignísimo, un superclase y un viejo zorro de la política, se compró una caña y
se fue a pescar salmones a los lochs de Escocia. De este líder británico guardo
buenos recuerdos y una foto en su compañía con él a orillas del Támesis. Le
llamaban sus amigos y enemigos The skull (la calavera) no sé si porque era
hético y cenceño y lo más parecido a un cráneo humano o porque jamás
descomponía el gesto. Helmut Schmidt, el alemán Helmut Schmidt, un periodista
brillantísimo y que de teniente de la Wehrmacht pasó a ser el gran valedor de los
intereses hebreos en Alemania en su calidad de director de Die ZEIT, cultivó
sus aficiones melómanas y tocaba el órgano o la pianola por las tardes en su
domicilio de Hamburgo. En un par de entrevistas que le he visto televisión
alemana vía satélite sigue fumando como una coracha, algo más gordo pero dueño
de su proverbial clarividencia y de su desencanto, y de su sucesor Helmut Kohl,
el gordo Kohl, nunca más se supo. Heath, don Eduardo Heath del que he hablado
largo y tendido en mis crónicas fue nombrado director del orfeón de su pueblo.
Wilson, don Harold Wilson que en paz descanse, se entretenía cuidando de sus nietos,
y aferrado a su proverbial cachimba en la cual encuentra inspiración para la
redacción de sus memorias, ayudado por su incondicional secretaria Marcia
Williams, aguardó, longánimo, la llegada de las Parcas, ya casi nonagenario.
James Callaghan cuando dejó la vida política guardó un bajo perfil. Jimmy
Carter del que escribí lo mío durante mi corresponsalía en USA se dedicó a la
filantropía y a construir manos a la obra como un albañil cualquiera casas
baratas para pobres en Centro América. Y eso que era un experto en la guerra
termonuclear. Monsieur Pompidou, muy francés y un orador cabal, hijo de un
hispanista, abrió las páginas del Quijote para encontrar consolación en su
retiro cerca de Colombé –les- Deux- Eglises, el sitio de la campiña que vio
expirar la grandeur de De Gaulle. Pero Giscard d´Estaign, más puñetero y que
nunca me cayó bien pues me caen mal los masonazos y masonazo me era él y
enemigo acérrimo de España, tuvo varios amantes, flirteó con la mujer de Pierre
Trudeau (otro de mi época que ha dejado de fumar) y algunos avisados amigos que
tengo en Paris me informaron que se iba de putas al Bois de Boulogne. Jeltsin
se aferró a la botella y de eso acaba de morir. Yo creo que era un buen hombre
y pese a sus gestos histriónicos y perestoicos le libro al mundo de no pocos
baticores, por lo que me parece una broma el "homenaje" que le hizo
el Sánchez Dragó, ese petulante mamporrero y enano encaramado en los
informativos, llamándole borrachuzo por Telemadrid cuando el cuerpo del ex
dirigente ruso estaba aun caliente (eso no se hace, señor Dragó, siga uzté con
su rostro asnal y su rosa y su agua mineral sobre la mesa dándonos más de lo
mismo y mucha telebasura, mala critica, peor prosa con mucho refrito y
"guns and roses" y a los demás, seltz con soda. Y digo esto porque yo
vengo de un mundo elegante de confrontación de bloques pero donde se respetaban
las reglas del juego, oiga. A los presidentes y ex primer ministro de los
países importantes les viene la sabiduría con la jubilación y para ellos el retiro
se convierte en tiempo de reflexión. Aznar, por lo que veo, sigue siendo tan
carpetovetónico hasta en eso. No se conforma, no tira la toalla. Es terco como
oriundo de navarricos y asoma la gaita en la Georgetown o se va a
Moscú a hablar con los rusos de Gazprom sin previo aviso. Lo correcto es
previamente evacuar consultas con el Ministerio de Estado o llamar teléfono al
Palacio de Santa Cruz. Cállese, señor Aznar. Cállese. Estaría usted mucho más
monín calladico. Sus últimas manifestaciones públicas parecen torpedos a la
línea de flotación del gobierno de ZP. Y eso es juego sucio. Me parece a mí. En
realidad don José Mari no es más que un chico de los recados (errand boy) de la Fox. Lo tienen de botones
y él el hombre se pone finchado como una pava creyéndose una especie de oráculo
de los intereses occidentales. A lo largo de mi carrera periodística estudié
bien el Departamento de Estado y hasta en una ocasión entré en Pentágono. Allí
todo a veces parece lo que no es. Un laberinto en el que confluyen los
intereses económicos geoestratégicos tecnológicos y empresas. USA carece de
amigos y sólo tiene intereses. Se trata de unos negociadores muy duros y las
bandas de actuación tanto del Ejecutivo, del Legislativo los militares o la CIA son vetas separadas y
comportamientos estancos. Círculos concéntricos hasta llegar al arcano del
poder, el módulo íntimo lo mismo que si se tratase del núcleo de la bomba
atómica. En unos sitios te hacen el paripé y en la puerta más allá te dan caña.
Luego los del New York Times y el Washington Post tienen la última palabra.
Aunque la verdad sea dicha todo el poder reside en Wall Street. Paradojas de la
vida americana y del Departamento de Estado donde siguen si fiarse mucho de
Aznar. ¿Por qué causa? Bien sencillo. ¿Recuerdan ustedes la crisis de la Isla Perejil? Bueno
pues allí Aznar metió la gamba al introducir la mano en el avispero del Magreb.
El más antiguo tratado de Amistad y de Cooperación de la Unión es el firmado por unos
de los presidentes norteamericanos con el califa de Rabat. Es zona exclusiva a
sus intereses estratégicos. No quieren que se les incendie el polvorín del
mundo árabe. En ese sentido, comprendo muy bien a ZP que es un político
bastante avisado aunque le lluevan vituperios de tonto por todas las partes,
pero sus servicios secretos deben de haberle puesto al loro de que ojo con
Marruecos, aunque estando todas mis simpatías con nuestra antigua colonia del
Sahara. Que nos quitaron los americanos por una razón muy sencilla allí hay
fosfatos y puede haber petróleo. Entonces la Cia organizó la Marcha Verde. Eso
puede que le costara las elecciones generales no por su servilismo en Azores
sino por algo mucho más grave e indiscernible, críptico y paradójico como es la
complicada política exterior Usa siempre a cargo de los
"wunderkinder" del Pentágono y del Departamento de Estado, casi todos
ellos con apellido alemán, de la escuela del físico Von Braun, o de origen
judío: Gaspar Weinberger, Kissinger, Harold Brown, Schlesinger [George Bush al
poner una negra, Gondoleza Rice (mucho arroz para un pollo), ha roto toda una
tradición y es por lo que la gestión externa, por eso, no porque sea mujer una
negra, sino que para dirigir ese barco hay que tenerlo bien puestos, o la
propia Margarita Albright la que decía "cojones" con tanto tronío y
en castellano que le dio a Bush muchos quebraderos de cojones por causa de la
crisis de Yugoslavia y que por poco estuvo a punto de costarle al mundo una
guerra nuclear un día que Boris Jeltsin se levantó con resaca, menos mal que
alguien le escondió las llaves del maletín secreto o caja de mandos de los
misiles] coparon esos cargos. La norma es que su política sea ambivalente y
ambidiestra pero sumamente conjuntada y eficaz. En el State Department mandan
los liberales y en el de Defensa los tipos duros. Los unos tienen los mejores
diplomáticos y los mejores espías aunque a veces les falta tacto y son algo
manazas. Los otros tienen las mejores armas, los más versátiles aviones de
combate, pero les falta infantería y es la infantería lo que gana las guerras y
los muchos cojones y no la tecnología. El otro arma poderosa en sus manos es
Hollywood el gran altar mediático de donde se oficia un poco la ceremonia de la
confusión, se rinde culto a la violencia con películas de buenos y malos, y la
bazofia y los líos de cama están a la orden del día para goce de los cotillas
de nuestra telebasura española. No es un mito aquello de halcones y de palomas.
En cuanto a Aznar, éste ha tenido muchos panegíricos a este lado del charco.
Hay quien lo pone por las nubes. El mejor presidente que tuvo España, el que
levantó la economía (a base de poner ladrillos y vender parcelas, claro está),
el que acabó con Eta (tampoco es cierto) y blablaba. A mí Aznar me pareció un
buen alcabalero, un buen funcionario de Hacienda pero un mal presidente de
gobierno. Desmanteló el ejercito, quiso liquidar la administración, se llevaba
mal con los catalanes, caía antipáticos a los vascos y luego era un señor que
hablaba muy serio y se reía con una risita floja de Bud Bunny, el conejo de la
suerte. El conejo de la suerte. Sí. Sí. Para mí su mandato coincidió con un
tiempo de desgracia y de persecución que no sé ni cómo puedo estar aquí. Tuvo
desde luego buenos gestores como Cascos, Rato o superalcaldes como el de
Villanueva de la Cañada,
Luis Partida en quien yo veo merced a sus capacidades administrativas y dotes
de permeabilidad y capacidad para la negociación y los negocios a un buen líder
del PP –su figura es más plana y no tan decorativa como la de Rajoy pero hombre
eficaz y es eficacia lo que España necesita en estos instantes, no buenos
discursos- pero sus chicas a mi juicio no alcanzaron el fiel de la balanza del
examen de grado (la Tocino,
la de Palacio, la ministra de Insanidad aquella malagueña de cuyo nombre no quiero
acordarme, la Espe]
Doña Esperanza Aguirre creo que más que ministra de Cultura era la ministra del
diseño y de la imagen. Ahora quiere ser reina. Dicen que a su peluquero lo hizo
subsecretario. Premio. Pero en cultura, cero patatero. Aznar no tenía mano
izquierda y se hizo antipático al personal. La gota que colmó el vaso fue el
hundimiento del Prestige y la explosión de impopularidad estalló con la guerra
de Irak. Las bajadas de pantalones con los americanos no suelen ser rentables
en la política española. Hay que amarrar y soltar cuerda. Pero Aznar se creyó
porque toma una vez el té con pastas en Downing Street que ya era amigo intimo
de Tony Blair. No conocía tan bien a la pérfida Albión como creo conocerle yo.
Tampoco tienen amigos los ingleses sólo intereses y con su postura en Irak José
Mari dio mucho más de lo que recibió. En cuanto a sus manifestaciones
patrioteras sobre la unidad de España que todos defendemos y por la cual yo he
tanto he sufrido me parecen fuera de lugar haciéndolas desde Washington. Les
puedo contar una anécdota de cómo a mi antecesor Félix Ortega, uno de los
mejores periodistas que he conocido, nos llamaron al orden porque nos liamos a
escribir mucho desde la ciudad de los rascacielos sobre la preeminencia que se
daba a los políticos del PNV allá. De hecho el lendakari Aguirre independista
recibió asilo en América tras nuestra tragedia civil y se mimaba a los
catalanes. Lagarto, lagarto. Bueno pues Aznar es nieto de un exaltado
separatista vasco, el simpar don Manuel Aznar el organista y ex seminarista que
al final de sus días decepcionados afirmaba que lo que a él le hubiera gustado
en realidad es haber sido cura pero fue periodista y de prestigio en el Régimen
anterior, amnistiado por Franco de la pena de muerte. Yo creo que era una buena
persona pero sin convicciones políticas demasiado estables y un tránsfuga
característico. Emilio Romero no le podía ver. Así que Cállese, don José Maria.
Cállese. No eche más leña al fuego que están los ánimos confusos y el país muy
revuelto. El pueblo desorientado. Y los de la COPE hechos un brazo de mar y todo el país hasta
las cejas comiéndose su propia mierda con la telebasura y la pornopolítica. Me
hablan de la once eme – once mierdas- y tiro del enchufe del televisor. Escucho
la palabra eta y apago el conmutador. Harto de tanto guerra civilismo de tanta
ceremonia de la confusión. Por eso a veces me da pena el pueblo español al que
suelen engañar con tanta frecuencia los demagogos. Nos la están metiendo
doblada unos y otros. Dejen a nuestro presidente gobernar. Sin razón o con ella
siempre será mi presidente. Aunque venga de León, no es don Suero de Quiñónes.
Se llama tan sólo Rodríguez de primero y de segundo Zapatero. Un chico de otra
generación. Y con buenas tragaderas. Vale para político. Todos los días al
desayuno, un sapo.
24/04/2007
Capítulo 71
DEL SALT AL SART Y OTRA VEZ VOLVER A EMPEZAR
La noticia de que los Estados Unidos están
tratando de arrimar las bases de lanzamiento de misiles nucleares al limes ruso
me parece de un tenor escalofriante. Por lo que merecen toda nuestra aprobación
de antiguo politólogo las protestas del embajador de la Federación Rusa en
Naciones Unidas desenmascarando un acto hostil que puede encarrillar a este
planeta a un conflicto atómico o, en el mejor de los casos, relanzar la carrera
de armamentos estratégicos de la guerra fría que todos creíamos aparcada tras
la firma de los tres tratado SALT y posteriormente en los 90 de la pasada
centuria los START firmados en Viena entre Breznev y Carter. Como periodista que
asistió a la conferencia de Helsinki en 1969 y cubrió para la agencia Pyresa de
Madrid la era Carter desde Nueva York añoro en parte aquellos tiempos en que el
manisero de Plains, una oscura localidad perdida en el inmenso estado sureño de
Georgia, nos deleitaba hablando de paz con los soviéticos y hablando de una
nueva era de paz y de cooperación entre las superpotencias. Éramos todos unos
ilusos. Nos estaba vendiendo la burra mal capada como se suele decir en
romance. Pese a su humilde apariencia de cristiano fundamentalista, abstemio
morigerado de costumbres, muy pagado del amor de su esposa Rosalyn y de su hija
Amy, Jimmy Carter ocultaba una carta bajo la manga. Era un especialista en
cohetería nuclear desde su graduación como guardiamarina en la escuela Naval de
Anápolis a las órdenes del almirante Rickover. Mientras hablaban de paz y de lo
bueno que era el mundo en el Pentágono estaban preparando la guerra de las
galaxias. Los poderosos a veces resultan unos consumados equilibristas en el
arte del doble lenguaje. Después de la era Carter que fue el colofón a la era
Nixon, a la era Ford y a la era Kennedy, se avecinaban los tiempos duros de
Reagan, de Bush padre y de Bush hijo. Las palabras se las llevó el viento y
henos aquí todos de nuevo ante el punto de partida. El belicismo se hace notar
en el lenguaje aguerrido de algunos políticos. El dúo Bush Blair – ambos
apellidos escritos con be de burro y be de bestias- toca el clarinete con tanta
solercia y habilidad como lo pueda hacer Woody Allen en ese local del Bajo
Maniatan. Y con tanta fuerza que nos aturde pues hay palabras gruesas en el
aire y la atmósfera está muy sobrecargada de amenazas. El malo de la película
es ahora Irán al que la propaganda belicista culpa de estar armado hasta los
dientes de parafernalia atómica de la misma forma que otrora se culpó a Sadam
Hussein de contar con el arma letal, lo que desencadenó esa horrible carnecería
de la guerra de Irak que día a día contemplan horrorizados por la televisión
nuestros ojos. ¿Dónde estan aquellas armas de destrucción masiva con que
contaban los irakíes? Pues en ninguna parte. Todo quedó en agua de borrajas y
ardides, añagazas y justificaciones leguleyas para dar soporte legal al
estallido de una guerra. Se han esgrimido bastantes mentiras y muy gordas al
respecto. Los que confiamos de que en aquella reunión en la cumbre el año 89
entre Bush senior y Gorbachov con los que se sancionó un pacto de no agresión y
se firmó el finiquito de la Urss
iba a reportar beneficios para la paz mundial. Aquel día de diciembre la mar
era arbolada en Chipre donde tuvo lugar el encuentro todo un presagio de las
nuevas galernas que habrían de sobrevenir en un mundo multipolar. Asolado por
las hambrunas, las injusticias sociales, los desequilibrios económicos, los movimientos
en masa de poblaciones, la emigración sin control. El mundo en 2007 es mucho
más peligroso e inseguro que lo era en 1989. Todo eso se lo debemos a la caída
del muro de Berlín al pacto de amistad y de cooperación sellado a bordo de
aquel buque. Sin embargo, el pesimismo no tiene por qué invadirnos. Es preciso
hacer virtud de la necesidad. El bien saldrá adelante y los perversos serán
confundidos y ahogados en su propia carnaza. No conviene lanzar patadas contra
el aguijón ni blasfemar contra el espíritu de los tiempos o lo que un filosofo
alemán llamaba el Zeitgeist. Los que conocemos y amamos a rusia sabemos que es
un país fuerte de sorprendentes recursos acostumbrado a resistir y a salir
volando como el ave fénix de sus cenizas y de los calamitosos tiempos de
ferralla nuclear de Gorbachov o de Yeltsin en que aparentemente se puso a toda
una superpotencia en almoneda han nacido los nuevos modos de la era Putin que
da la impresión de ser un hombre fuerte y que no se hará de miel ni le temblará
el pulso ante las bravatas de los warmongers de siempre. Desgraciadamente el
arma nuclear vuelve a estar en candelero. La creíamos enterrada. Obsoleta o
como una herramienta de suicido colectivo para toda la humanidad. Algo obsceno,
inmoral que al pobre padre de la bomba atómica Albert Einstein le hizo
sonrojarse al igual que a los científicos que apadrinaron el proyecto de los
álamos en Alma Gordo. El exterminio puede ser masivo y el grado de
supervivencia cero, se decía. Pero también hablábamos por aquellos días los
cronistas del famoso "edge" o pequeña ventaja en la contundencia y
profusión de la arponería del exterminio. Hoy se ha suprimido el concepto
deterrent o miedo a la bomba. Dice un refrán español que el que ama el fuego en
él perecerá y algunos parecen empeñados Vendría el holocausto universal, el
verdadero holocausto. Aunque algunos ilusos, iluminados o mentes diabólicas
piensan que puede haber algún superviviente para contarlo a bordo del Air Force
One. ¡Qué ilusos! Pertenezco a una generación que aprendió a crecer y a
convivir con la bomba puesto que se trataba de una amenaza contingente con
pocos visos de materializarse pero ahora los viejos demonios familiares vuelven
a resurgir. Me llena de terror por ejemplo que Israel se presente al programa
de Eurovisión con una canción que se titula así "Vamos apretar el
botón". No se nos pasaba por la cabeza el horror que puede ocasionar al
estallar esas ojivas nucleares al estallar. Porque creemos en la paz. En el
shalon hebreo. En el mir de los rusos. En la pax augusta. De Roma.
EPÍLOGO
MÁS SOBRE EL DIABLO, LA MOZA DEL CÁNTARO Y EL
ACUEDUCTO
Los rusos le llaman "chiort" (el
infame), los alemanes "Teufel", los ingleses "devil" del
latín diábolos (el interpuesto), los judios, "jartoum y los árabes
"djin" y entre los españoles el diccionario RAE computa una larga
lista de voces: mengue, Megisto, diantre, cachano, pateta, Arimán, Pedro
Botero, candongo, antricristo, genio infernal etc.
Bueno va.
En Madrid
es la única capital del mundo que lo elevó una estatua y ahora la alcaldesa de
Segovia quiere ponerlo desnudo mirando para el acueducto dicen los satánicos
que al pateta gran seductor de mujeres le gusta ponerlas en esa postura cara a
Cuenca en este caso en la bajada de la calle San Juan y al lado de la Virgen
junto al colegio de monjas por ahí bajábamos los seminaristas con nuestras
becas y bonetes a paseo. Se trata de una astracanada y una veleidad de la
alcaldesa Clara Luquero que para mí es mujer de pocas luces. Ahora todos los
guiris del planea vendrán a ver a Bartolo y Astarot hará caja porque en Segovia
no cabe un tonto más. Creo que por ahí va la cosa. Señora alcaldesa no tengo
otro remedio que poner en berlina su frivolidad porque esta decisión nos ofende
a muchos segovianos.
En lo alto
del acueducto estaba la estatua de Cesar Augusto que con la cristianización se
transformó en una imagen de la Virgen María.
Eso sí, en el edículo de detrás había una figura
escuchimizada de yeso que todavía estaba allí cuando yo era infante y decíamos
que era el diablo.
Los chicos le tirábamos piedras al
"santo" pero nuestros dardos no llegaban tan alto, no podíamos darle
a Júpiter en la cabeza con el tirachinas.
La señora Luquero oyó campanas y no sabe donde
apoyándose en una leyenda urbana que aseguraba que Lucifer construyó en una
noche esta gran obra de románicos por una apuesta con el ama de un cura la moza
del cántaro que tenía que recorrer todos los días dos kilómetros hasta el
Campillo donde estaba el aljibe para llenar la botija.
No pudo terminar el señor Pateta la gran fábrica,
perdió la apuesta si te hago un puente tú me darás tu alma, y la moza del
cántaro salvó su alma entrando después en un convento de clarisas en
agradecimiento por haber ganado la partida a Satanás, de acuerdo con esta vieja
leyenda medieval.
Ahora parece ser que lo satánico vende mucho y el
asunto ha sido viral en Internet. Pero no hay que asustarse, porque sabe más el
diablo por viejo que por diablo. Pelillos a la mar
El acueducto lo construyó Augusto ▬ importa saber▬ que fue uno de los
emperadores que estuvo largo tiempo en Hispania luchando contra arevacos y
astures. De los Doce Cesares fue quien tuvo más contacto con la península
ibérica Trajano el otro emperador al que se le atribuye transcurrió su vida en
Oriente a pesar de que dicen haber nacido en Coca llegando a establecer
campamentos en Bitinia (Turquía). Adriano fue el más viajero pero su campo de
operaciones fue Britania el norte de África sus legiones dominaron Palestina y
llegaron hasta la India. Vespasiano y Tito nunca pisaron suelo español. Fueron
los que aplastaron Jerusalén y dominaron la rebelión de Palestina según Flavio
Josefo historiador judío. Calígula hizo cónsul a su caballo, Diocleciano y
Domiciano le dieron duro a los pobres cristianos a los que llevaron a morir
devorados por los leones en el Circo Máximo.
Además en
este tiempo las estradas, termas y anfiteatros ya estaban todos construidos.
Caracalla fue asesinado en Siria pero el creador de las grandes calzadas y de
las monumentales opera magna fue Cesar Augusto.
Sentía una gran pasión por los acueductos. Uno de
sus pendolistas según refiere Fergus
Millar en la historia de Roma Julius
Fortinus escribió un libro "De
aquae ductae urbis Romae" que aun se conserva en la que refiere todos
los pormenores para la erección de tales acuíferos▬ canteras, transporte, acemileros, aperos, maromas, barrenas y
berbiquíes utensilios, andamios▬ que canalizaban traídas
hacia las ciudades del imperio salvando desniveles de valles y colinas. De las
XXV legiones de asiento en el imperio romano una la Victrix Asturica Augusta
acampó en diversos castra segovianos (Septempublica
Sepúlveda, Cauca, Coca, Sacramoenia, Muros Sagrados) y fue
seguramente la que acometió los trabajos de la construcción del acueducto. Fue
por tanto obra de militares. El ejercito y el Senado eran los dos baluartes del
imperio romano. Las cohortes y manipulos estaban asistidas por tropas
auxiliares. Los auxiliares eran esclavos que buscaban su manumisión alistándose
en filas y ellos fueron con sus trabajos los que dieron opulencia y estabilidad
a este inmenso monumento que hoy admiramos. Nada tiene que ver con el diablo
patudo, cornudo, procaz, salaz y algo empalmado, ni con el ama del cura, pero
no todo, delante del colegio de Concepcionistas y mirando para el acueducto.
Finis coronat opus
Lunes, 30 de abril de 2018
INDICE CAPITULAR CATALUÑA LOS JUDIOS LA MARRANERÍA
Y OTRA HISTORIAS
1 PAGINA
HACIA OTRO 98. LA DESTRUCCIÓN DE ESPAÑA.
PRÓLOGO 1
12
CAPITULO 1 EL BABLE
17
Capitulo 2 ANTE EL
ARA DE SAN BAUDILIO DE BERLANGA TUVE YO UNA VISIÓN
22
Capítulo
3
SAN BAUDILIO EPICENTRO DE LA ESPAÑA MÁGICA
28
Capítulo
4
DALÍ Y LAS ORENETAS (GOLONDRINAS) DEL AMPURDÁN.
CANTO A GERONA
70
Capitulo 5
ILIBERIS ORÍGENES DEL CRISTIANISMO EN ESPAÑA
107
Capítulo
6 CÓRDOBA LA SULTANA.
Pagina 145
Capitulo 7 TIEMPO DE SATURNALES
pagina 163
Capitulo
8 EN LOS
CEMENTERIOS NO HAY RELOJES
Página
170
Capitulo 9 MEDITACIÓN
ANTE EL ENTIERRO DEL CONDE ORGAZ
Capitulo 10 MURIÓ LA HIJA DE FRANCO. PAGINA 191
CAPITULO 11 MENÉNDEZ DE AVILÉS ERA CUDILLERENSE
Pagina 194
213
CAPITULO 12 PERIODISTAS DEL ARRIBA
CAPITULO 13
150 ANIVERSARIO DE CHEJOV
PÁGINA 219
CAPITULO
14 NOSTRADAMUS
PREDICE COSAS TERRIBLES PARA EL 2020
PÁGINA 231
CAPITULO 15 LA LAURA DE KIEV
234
CAPITULO 16 GUARDIA BLANCA. PAGINA 237
CAPITULO 17
LA
FIESTA DE LA DORMICIÓN
PAGINA 242
258
CAPITULO 18
CANTA EL RAITÁN
263
CAPITULO 19
ROMA FRENTE A TOLEDO. DIFERENCIAS ENTRE EL RITO CLUNIACENSE Y EL
MOZÁRABE
273
CAPITULO 20
ARZOBISPO
CARRILLO PRIMADO DE TOLEDO
282
CAPITULO 21
EL DIA DE SAN BERNARDO EN FUENTESOTO
288
CAPITULO 22
CATEDRAL DE TOLEDO
298
Capitulo 23
AMOR A CATALUÑA
309
Capitulo 24
SOROS SPONSOR DE UN FRENTE POPULAR EN CATALUÑA
313
Capitulo 25
ARTURO MAS Y SUS COFRADES
315
Capitulo 26
JUAN NEGRIN: "COMPANYS Y LOS CATALANISTAS, CULPABLES DE QUE
LA REPÚBLICA PERDIERA LA GUERRA CIVIL"
324
Capitulo 27
LOS POEMAS DE UN ASTURIANO ASESINADO EN CATALUÑA
330
Capitulo 28
El CURA DE LOS PALACIOS
334
Capitulo 29
EL
COMPLOT SECESIONISTA, EL PISTOLERISMO Y
LA MANO NEGRA
338
Capitulo
30
QUEVEDO VERSUS TERESA. CRISTIANOS VIEJOS Y NUEVOS
QUEVEDO LA CALLE DEL NIÑO
360
Capitulo 32
CERVANTES Y ASTURIAS
364
Capitulo 33
FRAY ANTONIO DE GUEVARA Y SANTILLANA DEL MAR
369
Capítulo 34
HERNANDO DE TALAVERA EL ALFAQUÍ
CELESTIAL O EL FRACASO DEL BUENISMO
379
Capitulo 35
REITRES
DEL TEMPLE
383Capitulo
36
RASPUTIN
393
Capítulo
37
SENDER CONTRA LA
GAFANCIA DE LOS BORBONES
407
Capítulo 38
CÁMARA SANTA
DE OVIEDO
413
Capitulo
39
FRAY JUSTO PÉREZ DE
URBEL MONJE DIFAMADO
423
Capítulo 40
OSCULANDA
427
Capitulo 41
FRANCO Y LOS JUDÍOS
430
Capítulo 42
ELOGIO
DEL SILENCIO. EL DESIERTO VIVIFICA
433
Capitulo 43
EL SASTRE DEL
CAMPILLO Y LO QUE ANUNCIÓ GEORGE ORWELL. ASALTAN EL APRISCO LOS LOBOS Y VIOLAN
A LAS OVEJAS EN MANADA
446
Capitulo 44
BECAUSE I AM A LONDONER
456
Capitulo 45
GOGOL
464
Capítulo 46
MEDIO
SIGLO DE SACERDOCIO DE LOS DEL 55
467
Capitulo 47
ENOCH POWELL A PROPHET OF OUR DAYS
469
Capitulo 48
PEREDA
EL BABLE DE SANTANDER
472
CAPÍTULO 49
TOMÁS SALVADOR
479
CAPITULO 50
MÁRTIRES DOMINICOS ASTURIANOS DE LAS CALDAS DE BESAYA
485
CAPITULO 51
PEDRO
SÁNCHEZ
494
CAPITULO 52
JABALÍES
500
CAPITULO 53
VUELVO A
COMILLAS DESPUES DE 57 AÑOS
503
CAPITULO 54
TIEMPO DE DE
CEREZAS
511
CAPITULO 55
VALDESIMONTE
521
CAPITULO 56
TRES
JUEVES HAY EN EL AÑO
CAPITULO 57
ENTRONIZACIÓN DE BENEDICTO
XVI
CAPÍTULO 57
EL
GENERAL FRANCO Y EL PERIODISMO DEL SILENCIO.
CAPITULO 58
PERVERSIÓN
LINGÜÍSTICA
CAPÍTULO
59
RECUERDOS DEL CAMPUS COMILLENSE
CAPITULO 60
….FÁTIMA YO DUDO
CAPÍTULO 61
EL
ESPIRITU SANTO SOPLA DESDE MINNESOTA
627
Capítulo
62
BORGES
Capitulo 63
ALCÁZAR DE VELASCO EL ESPÍA DE FRANCO
Capitulo 64
UN
MORDISCO A LA GRAN CAMUESA
683
Capitulo 65
LA VIOLENCIA DE GÉNERO SUSTITUYE A LUCHA DE CLASES
726
Capitulo 66
CRISTO ES UN ESTORBO
751
Capítulo 67
NUEVA YORK
786
Capitulo 68
TOLSTOI
810
Capitulo 69
ADIOS A UN "SANTO BEBEDOR": BORIS
NIKOLAYEVICH YELTSIN
820
Capitulo 70
CALLESE SR AZNAR. CÁLLESE
836
CAPITULO 71
DEL SALT AL SART. VIVIR CON LA BOMBA
855
epílogo
MÁS SOBRE EL DIABLO, LA MOZA DEL CÁNTARO Y EL
ACUEDUCTO
Los rusos le llaman "chiort" (el
infame), los alemanes "Teufel", los ingleses "devil" del
latín diábolos (el interpuesto), los judios, "jartoum y los árabes
"djin" y entre los españoles el diccionario RAE computa una larga
lista de voces: mengue, Megisto, diantre, cachano, pateta, Arimán, Pedro
Botero, candongo, antricristo, genio infernal etc.
Bueno va.
En Madrid
es la única capital del mundo que lo elevó una estatua y ahora la alcaldesa de
Segovia quiere ponerlo desnudo mirando para el acueducto dicen los satánicos
que al pateta gran seductor de mujeres le gusta ponerlas en esa postura cara a
Cuenca en este caso en la bajada de la calle San Juan y al lado de la Virgen
junto al colegio de monjas por ahí bajábamos los seminaristas con nuestras
becas y bonetes a paseo. Se trata de una astracanada y una veleidad de la
alcaldesa Clara Luquero que para mí es mujer de pocas luces. Ahora todos los
guiris del planea vendrán a ver a Bartolo y Astarot hará caja porque en Segovia
no cabe un tonto más. Creo que por ahí va la cosa. Señora alcaldesa no tengo
otro remedio que poner en berlina su frivolidad porque esta decisión nos ofende
a muchos segovianos.
En lo alto
del acueducto estaba la estatua de Cesar Augusto que con la cristianización se
transformó en una imagen de la Virgen María.
Eso sí, en el edículo de detrás había una figura
escuchimizada de yeso que todavía estaba allí cuando yo era infante y decíamos
que era el diablo.
Los chicos le tirábamos piedras al
"santo" pero nuestros dardos no llegaban tan alto, no podíamos darle
a Júpiter en la cabeza con el tirachinas.
La señora Luquero oyó campanas y no sabe donde
apoyándose en una leyenda urbana que aseguraba que Lucifer construyó en una
noche esta gran obra de románicos por una apuesta con el ama de un cura la moza
del cántaro que tenía que recorrer todos los días dos kilómetros hasta el
Campillo donde estaba el aljibe para llenar la botija.
No pudo terminar el señor Pateta la gran fábrica,
perdió la apuesta si te hago un puente tú me darás tu alma, y la moza del
cántaro salvó su alma entrando después en un convento de clarisas en agradecimiento
por haber ganado la partida a Satanás, de acuerdo con esta vieja leyenda
medieval.
Ahora parece ser que lo satánico vende mucho y el
asunto ha sido viral en Internet. Pero no hay que asustarse, porque sabe más el
diablo por viejo que por diablo. Pelillos a la mar
El acueducto lo construyó Augusto ▬ importa saber▬ que fue uno de los
emperadores que estuvo largo tiempo en Hispania luchando contra arevacos y
astures. De los Doce Cesares fue quien tuvo más contacto con la península
ibérica Trajano el otro emperador al que se le atribuye transcurrió su vida en
Oriente a pesar de que dicen haber nacido en Coca llegando a establecer
campamentos en Bitinia (Turquía). Adriano fue el más viajero pero su campo de
operaciones fue Britania el norte de África sus legiones dominaron Palestina y
llegaron hasta la India. Vespasiano y Tito nunca pisaron suelo español. Fueron
los que aplastaron Jerusalén y dominaron la rebelión de Palestina según Flavio
Josefo historiador judío. Calígula hizo cónsul a su caballo, Diocleciano y
Domiciano le dieron duro a los pobres cristianos a los que llevaron a morir
devorados por los leones en el Circo Máximo.
Además en
este tiempo las estradas, termas y anfiteatros ya estaban todos construidos.
Caracalla fue asesinado en Siria pero el creador de las grandes calzadas y de
las monumentales opera magna fue Cesar Augusto.
Sentía una gran pasión por los acueductos. Uno de
sus pendolistas según refiere Fergus
Millar en la historia de Roma Julius
Fortinus escribió un libro "De
aquae ductae urbis Romae" que aun se conserva en la que refiere todos
los pormenores para la erección de tales acuíferos▬ canteras, transporte,
acemileros, aperos, maromas, barrenas y berbiquíes utensilios, andamios▬ que canalizaban traídas
hacia las ciudades del imperio salvando desniveles de valles y colinas. De las
XXV legiones de asiento en el imperio romano una la Victrix Asturica Augusta
acampó en diversos castra segovianos (Septempublica
Sepúlveda, Cauca, Coca, Sacramoenia, Muros Sagrados) y fue
seguramente la que acometió los trabajos de la construcción del acueducto. Fue
por tanto obra de militares. El ejercito y el Senado eran los dos baluartes del
imperio romano. Las cohortes y manipulos estaban asistidas por tropas
auxiliares. Los auxiliares eran esclavos que buscaban su manumisión alistándose
en filas y ellos fueron con sus trabajos los que dieron opulencia y estabilidad
a este inmenso monumento que hoy admiramos. Nada tiene que ver con el diablo
patudo, cornudo, procaz, salaz y algo empalmado, ni con el ama del cura, pero
no todo, delante del colegio de Concepcionistas y mirando para el acueducto.
[1] la misma
palabra almenara u hoguera es un préstamo del árabe
[2] Dextera
Domini o dedo de Dios que se plasma con el dedo extendido sobre una mano que
brota de un triangulo
La tal
Marfisa dice Garciasol era una pelirroja irlandesa pupila de la Casa del Niño a la cual don Francisco de Quevedo
y Villegas frecuentaba y solicitaba