DÍA DE NUESTRA SEÑORA
El Día de Nuestra Señora, gran fiesta de la Virgen, toda España es un ascua de voladores y rondallas, ahítas de tráfico las carreteras, gente que va y viene, que regresa al pueblo a ver a los suyos, que vuelve a sus raíces, a su tierra, fervor de espera y regocijo, va asociada en mi recuerdo a un pueblo aledaño al mío, Fuentesoto, e ibamos a cantar la misa De Ángeles- kirieeeeeee... eleyson- en bicicleta y de regreso comíamos moras, colmadas de ellas las zarzas pues granaban por esta época, y entrabamos en los majuelos y nos arrebozábamos en garnachas y aragonesas, total que volvíamos al pueblo algo morgueras y tinta de moradillo y de mosto la camisa nueva.
-)Qué me compraste, primo, en la verbena?
-Unas garrapiñadas escuetas. Se me habían acabado los cuartos. Ten
-Pues de hoy en un año y a tu salud. Gracias, Pedrete. [Me llamo Antonio pero a la Mercedes le gustaba cambiarme de nombre para mayor variación]
Mi prima la Merce se ponía tan contenta con aquel pobre obsequio que yo le traía del ferial pero yo ya había dado cuenta de las almendras, de los caramelos y los soplillos por el camino de vuelta.
Para mí el 15 agosto es uno de los más grandes del año sino el que más. Y la noción de Nuestra Señora viene asociada a la plenitud de la madre tierra, a la granazón de la troj colmada, el trigo al silo, los cubos de los carros cantando por la carretera camino del Vivar donde estaba el silo, se pagaban las soldadas a los sobranceros ajustados por San Juan.
-. Macho. So.
- Vais muy lejos?
-¡Que va! A dar unos cuantos haces que nos quedan en las Suertes Viejas. Un par de manos a las hoces y aviamos a escape.
En agosto volvían a juntarse las cuadrillas a merendar a la bodega, costumbre inveterada, y que se abandonaba por junio cuando comenzaba la temporada de algarrobas y hieros.
Los machos, animalitos, parecían tener conocimiento de que recoger las últimas facinas quedaban del verano no era puñalada de pícaro. No necesitaban tralla caminando al paso por aquellas trochas de las Suertes Viejas. Con los cascos levantaban una polvareda de polvo rojizo mientras mi abuelo guiaba y los agosteros dormían sobre los costales llenos.
Se madrugaba menos y amanecía más tarde. Por las mañanas se agradecía la chaqueta y en Segovia nos poníamos al solillo que tomábamos aculados contra el cocedero de la Tía Grilla o jugando en el callejón al zorro-pico-zaina. O al chito.
Quedaba ya poco para las vendimias. Y la tía Caya se pegaba unas risas a lo tonto en la corrada, que nadie sabe por donde venían pero la tía Caya, más pobre que una gata, siempre estaba tan contenta. Nunca la veíamos deprimida. Echaba de comer a sus gallinas en saliendo el sol. Pitas... pitas... pitas.
-Ponen mucho las pitas, señora?.
-Anda demonio. (Que ha de hacer! Ponen lo justo. Lo que todas.
-¿No pondrán cuernos, tía Caya.?
- Ji, ji, ji, ja, ja, ja
Y las risas de la tía Caya [ojos de vendimiar ponéis, agüela] resuenan en mi memoria como un trasunto de la felicidad, una manifestación del Espíritu, que premia a los humildes y elegidos, se conforman con poco y andan por la vida benditos de Dios. Alegría de vivir de los pajarillas. El Señor ya dará pan.
Sus risas resonaban por el callejón mientras ponía la lumbre para el puchero en el cocedero y eran homéricas aquellas risas. Ji, ji. , Ji. Ja Ya digo que a mí me recuerdan el tiempo de plenitud de Nuestra Señora de la asunción: Valtiendas para que me entiendas, el verano en su apogeo. Las ubres de la Madre Tierra. Soy por eso devoto de la Virgen porque amo la vida, la alegría y las sonrisas y las risas de la Tía Caya resonando en el callejón. Que parecía desternillarse. Cualquier cosa que la decíamos la hacía gracia y no era tonta. Sólo que tenía paz interior. Conformidad, resignación, paciencia. Y eso que la habían matado un hijo en guerra. Creo que en la batalla de Brunete.
La Virgen, una diosa a la cual veneramos los españoles, trasunta de Ceres y reminiscencia de los dioscuros de Roma, pero una manifestación del propio Dios. Seguramente que Dios tenga forma de mujer y que me perdonen los teólogos si digo herejía, pero un Ser más asequible y mujer al fin y al cabo, ubre trasunta de la madre tierra, que da vida y nos la conserva, tampoco pasó por el trance de la muerte. Se durmió y fue asunta al cielo. Emblema de esa santidad y providencia que sólo tiene la naturaleza en sus ciclos mutantes.
La mejor explicación de este misterio la vi plasmada en el lucillo de un trasaltar en una iglesia de Arévalo allí donde está la tumba de María de Guevara, esposa que fue del comendador Velázquez y tutora de san Ignacio al que introdujo como menino en la corte de Isabel la católica.
Allí aparece tendida una doncella vestida de una alba blanca un manto azul y una corona de rosas adornando su frente. Así, así fue transportada al cielo en brazos de los ángeles la Madre del Verbo. Las madres nunca debieran morir y la Virgen se durmió. Bella leyenda de nuestra ancestral mitología convertido en dogma de fe. En oriente es la Fiesta de la Dormición y los rusos, que son un pueblo muy amante de Nuestra Señora, como nosotros, la denominan Uspeñie. Se quedó dormida y desde allá arriba la fuente de la gracia y de la vida vela y ruega por nos, Santa Madre de Dios.
Mis asunciones de ahora en la joven senectud que disfruto poco se parecen a aquellas de mi niñez y adolescencia cuando ibamos a misa al anejo o, ya de pollito, participaba como acólito en los solmenes ritos de la catedral de Segovia, que es también templo consagrado a la Virgen María.
Los ritos solemnes eran presidido por el obispo de pontifical desde su trono. Celebraba el deán. Recuerdo que la Iglesia de Segovia por un breve pontificio tenía el privilegio de vestirse de azul en sus ornamentos sagrados.
Una imagen de la Asunta presidía el escueto retablo catedralicio con radiante corona de plata y la eucaristía concluía con una jaculatoria en latin, una jarcha que en realidad era una antífona del oficio parvo: ADigna me laudare, Virgo Sacrata@ (permitenos esta humilde alabanza, Virgen sagrada) y el coro respondía: ADa mihi virtutem contra hostes tuos@ (dame valor para defenderos contra tus enemigos). Esa virtud, ese valor, ha de venir de lo alto y llega a través de la oración. Confiemos en ella. No se puede uno encontrar mejor salvoconducto. Miremos a la Estrella. Invoca a María. Es la fuerza del trono. Ahí está el secreto del poder de la Iglesia. Y no olvidemos que ella es el poder. La Mater Ecclesiae. Da nobis virtutem contra hostes tuos. Sedes sapìentiae. Cátedra de sabiduría.
En la tarde habían preparado una gran folixia en el querido Soto: empanada asturiana y arroz con leche como sólo saben elaborar en Lamuño. Mi amigo Paco puso al pueblo boca a bajo. Trajo a la rondalla de la Casa de Aragón en Alcalá y a los gaiteros de San Cosme. Sonaron, pues, jotas, muñeiras, vaqueiradas y el paloteo ancestral de los iberos bajo las ramas del viejo carvallo maternal que preside la plaza de la iglesia prerrománica dedicada a Santa María bajo la advocación de Virgen de la Humildad.
Tras el escenario estaban los ojos del atrio enmorrillado que antaño servía de aula de las reuniones de concejo al resguardo de la lluvia. Por aquí transitaba el camino de peregrinos y hay un hospital de peregrinos inaugurado en 1245,
Paco con sus joteros y gaiteros durante un par de horas devolvió a los de Soto la sonrisa sacándoles por un par de horas del aburrimiento televisivo, de los infames programas del cotilleo. Librándoles de los lavados de cerebros, de la desinformación y de la incomunicación que ha vuelto tan suspicaces a los de los pueblos. Maria consolatrix afflictorum et causa nostrae laetitia
. Ese puede ser un camino y una función a cumplir por la iglesia. Volver a educar y as consolar a las gentes, ser cátedra que les entusiasme con la vida y con la alegría de vivir. Cuenta con una tradición intelectual antiquísima porque de ella nació la especulación y la ciencia. Que se vuelvan a llenar los templos para que sea aula, sala de concierto y de conferencia, lugar de congregación. Paraninfo de contraste de pareceres. Los suyo es la ciencia y la belleza pues la filocalía que profesa el Evangelio es un canto de alabanza a la vida. La han secuestrado los pujos misticoides y una falsa piedad de plegarias gangosas, esos Asantos@ con tortícolis, aspirantes a una espiritualidad deshumanizada. Precisamente uno de los fuertes eclesiales fue el humanismo, lo que le permitió encauzar una vasta acción civilizadora.
En los templos tiene que volver a resonar los neumas y melismas del canto llano. Música de violines y de guitarra algo que nos eleve sobre la vulgaridad ambiente. Nos lleve y nos eleve a un mundo mejor. Es lo que hizo la Iglesia siempre (educar, sonreír, roturar campos, enseñar, instruir) y todo eso que uno sueña está en la palabra Virgen, piedra angular de esta iglesia a la que ahora atacan con tanto denuedo tachándola de oscurantista.
La hora es difícil, de melancolía, de desvalimiento y de confusión a todos los azimutes. ¿Quién encontrará el candil de Diógenes en medio de la espesa oscuridad? Tras la fiesta subimos a casa mi mujer y yo. Por la CNN un tipo con la nariz muy larga y el cabello crespo entrevistaba subversiva y parcialmente a un teólogo de Deusto que sostenía el criterio de que la Iglesia debe de convertirse en una ONG. Nos la quieren humillada y ofendido.
Discrepo. La iglesia aunque practicó la beneficencia y la caridad durante siglos tiene una misión soteriológica más perenne más allá de las necesidades físicas o la asistencia médica. Pero al gran Contubernio le conviene sumisa y manipulada políticamente. Lo suyo no es lo material en estos tiempos materialistas sino la salud del alma, la búsqueda del Reino de Dios y de la Justicia y lo demás todo se os dará por añadidura. Se estrecha mientras tanto el cerco y no son más que añagazas. Nos la quieren destruir. Han emplazado el grueso de la artillería de costa.
Creo que la Jerarquía se ha dado cuenta de la trampa tendida por sus enemigos de siempre. Pero habría que gritarle a estos sinagogos del pelo rizado y la nariz larga cuyo es sólo el derecho al poder, al grito de todo el poder para los potrancos, control de los medios de comunicación ha sustituido al viejo lema del control de los medios de producción. No son más que unos marxistas muy encorazados de corbata y terno que quieren que todo el mundo hable en inglés y los conspiradores globales que no están encontrando- la verdad- demasiado eco. Su mensaje políticamente correcto es flojo aunque ya se dan buena mano ellos para ahogar toda disidencia.
Tales pensamientos me amargan el hermoso día de Nuestra Señora. Barrunto, empero, que se acercan días terribles. Virgen Santísima, nos acogemos bajo tu manto. Sub tuum presidium.
-Da mihi virtutem contra hostes tuos.
16 de agosto de 2008
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