San Frutos devuelve la alegría a Segovia
Los segovianos desbordan las previsiones de participación en la fiesta en una jornada marcada por las medidas de prevención
Entre la relación de hechos milagrosos que hacen de San Frutos un santo al que poder apelar para el logro de empresas difíciles, habrá que añadir a partir de este año el de devolver la alegría a la ciudad que desde hace siglos se pone bajo su patronazgo. Tras un duro año marcado por la pandemia y sus nefastas consecuencias sanitarias y económicas, la fiesta del Santo Eremita hizo que los segovianos recobraran la sonrisa y se lanzaran a la calle para recuperar la celebración de las tradiciones con las que no solo honran a su patrón, sino que sirven para ‘hacer piña’ y vertebrar la sociedad.
La mejoría en la situación epidemiológica y la masiva vacunación han dado sus frutos y las autoridades han podido relajar las restricciones hasta niveles casi de normalidad, lo que hizo posible que el ‘día grande’ del patrón de Segovia pudiera celebrarse casi en plenitud, teniendo siempre en cuenta el uso de mascarilla y el respeto a la distancia social marcado por las recomendaciones sanitarias.
Todo ello, sumado a un extraordinario día otoñal con un cielo tan limpio como azul, hizo que los segovianos vencieran sus reticencias y se entregaran a la fiesta, desbordando con su masiva participación las prudentes estimaciones de participación de las autoridades municipales. Así, lo que en años de normalidad hubiera supuesto un problema por la limitación de aforos o la obligatoriedad de esperar largas colas de acceso, en este año se resolvió con la comprensión y la colaboración ciudadana, consciente de que la pandemia exige mantener el pulso para evitar nuevos y graves repuntes.
La prueba de fuego que delimitó el nivel de colaboración de los segovianos fue el ‘Paso de la Hoja’ que en los primeros minutos de la fiesta convocaba en esta ocasión a los segovianos en el enlosado de la Catedral, donde se concretó de nuevo el milagro del libro del santo, ilustrado este año por el artista segoviano Gregorio Herrero, que dejó en sus páginas la imagen de un libro hojeado por pajarillos y un mensaje para la esperanza en el que invitaba a no olvidar el valor de la libertad a pesar de las circunstancias. Posteriormente, en la fachada de la Catedral, se proyectó un ‘videomapping’ en el que se recreaba la imagen de San Frutos y su vinculación con Segovia.
GALERÍA | La fiesta de San Frutos, en detalles
Las 400 sillas instaladas por la organización para presenciar el audiovisual fueron insuficientes para albergar al numeroso público allí congregado, por lo que el Ayuntamiento optó por ofrecer un segundo pase, aunque muchas personas optaron por seguir la proyección desde las calles aledañas al enlosado.
Lo que no pudo resolver la organización fue el reparto de las ‘sopas del Santo’, elaboradas por la Asociación de Cocineros con los soportales de la Casa Consistorial como improvisada cocina. Así, las previsiones señalaban la confección de cerca de un millar de raciones de este típico plato de la noche sanfrutense, pero al final decenas de personas se quedaron sin degustarlas ya que la participación desbordó los planes iniciales.
Mientras tanto, la música de El Puntillo Canalla y Chicuelina Mascarilla ponían la ambientación festiva a la noche, a la que puso el brillante colofón La Banda del Búho, con su espectacular selección de música de rock, soul y blues de todos los tiempos que, en la fría noche, sirvió para caldear el ánimo de los segovianos.
A mediodía, el trascoro de la Catedral recuperó su función para reunir a los cerca de 200 segovianos y segovianas que interpretaron el villancico dedicado a San Frutos compuesto en 1847 por Antonio Hidalgo. Los huecos en el graderío del coro señalaban alguna que otra ausencia entre los habituales de la interpretación, que no restó ni un ápice de brillantez a la composición, dirigida con pasión y vehemencia por Francisco Cabanillas, y que por primera vez en la historia del templo contó con una voz blanca femenina para el solo, cuyo resultado fue del agrado de todos los asistentes. Para acceder al templo hubo también limitaciones de aforo, y el público tuvo que escuchar la pieza sentado en las sillas habilitadas en los alrededores del trascoro.
Fuera del templo, donde tuvo lugar la misa solemne en honor de San Frutos presidida por el obispo César Franco y concelebrada por los sacerdotes del cabildo Catedral de Segovia y Ávila, el público disfrutaba de una hermosa y soleada mañana, donde hubo oportunidad de contemplar una selección de setas, hongos y boletus de la Sociedad Micológica Segoviana; así como de rocas y minerales llevados por la Asociación Micológica Segoviana.
Sobre el quiosco de la Plaza Mayor, la Unión Musical Segoviana ofrecía un concierto de música tradicional y de bandas, y también fue el lugar elegido para que la Cofradía del Paso de la Hoja entregara el premio ‘Amigo de San Frutos’ a Jesús Hernández López, impulsor del Camino de San Frutos, en reconocimiento a su esfuerzo para divulgar y dar a conocer esta ruta.
Invitación
La alcaldesa Clara Luquero hizo entrega del premio –una pieza en estaño del artesano Jesús de la Cruz– a Hernández, que en su intervención hizo posible que los asistentes pudieran recorrer con la mente los 80 kilómetros de un camino de “libertad y solidaridad” a través de sus diferentes etapas, aunque invitó a los segovianos a “realizar esta peregrinación, aseguir las huellas de San Frutos y recorrer nuestra querida provincia para compartir lo que tenemos con esa Segovia vaciada que entre todos podemos llenarla”.
Asimismo, indicó que el Camino de San Frutos, “ha sido, es y debe ser un instrumento para la solidaridad, para hacer renacer en cada persona los valores que nuestro Santo Patrón predicó con subida, como son la humildad, el esfuerzo, la contemplación, la ayuda a los que más lo necesitan, el cuidado del medio ambiente y el amor a la naturaleza”.
Antes del premio, Emilio Montero puso voz con emoción y empaque al ‘romance del Santo Eremita’ que cada 25 de octubre recuerda el milagro de San Frutos a orillas del Duratón.
La interpretación del ‘Himno a Segovia’ fue el emotivo colofón a una jornada que insufló optimismo y alegría a una ciudad necesitada de estímulos positivos, que llegaron de la mano del ‘siervo bueno y fiel’ en un nuevo guiño de amor a la ciudad a la que protege.
Voz para la historia
Con sólo 10 años, Silvia Callejo Martín demostró aplomo y seguridad en el solo del villancico, por el que pasará a la historia de esta pieza por ser la primera voz blanca femenina en interpretarlo. Procedente de la feraz cantera de la Escolanía de Segovia -cuya responsable Marisa Martín acompañó a su alumna en todo momento-, la joven cantante reconoció estar “un poco nerviosa” a la hora de intervenir en el villancico, aunque también aseguró estar “contenta” por el resultado.
Han sido semanas de ensayos para encajar todos los detalles, que Silvia llevó con disciplina y la emoción de formar parte de una de las tradiciones musicales más importantes de la ciudad, pero la responsabilidad no le pesó en ningún momento y su voz sonó firme y segura para cantar las glorias del ‘siervo bueno y fiel’. Entre el público, sus padres y familiares sigiueron con emoción la que sin duda será una actuación que recordará toda la vida.
GALERÍA | La fiesta de San Frutos, en
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