2021-12-24

LEYENDA DEL LAGO ILMEN RUSIA ES INVENCIBLE

 Lago ilmen

 

Cuenta la leyenda que a orillas del lago ilmen se paseaba sadko tocando el gusli. Tan bien tocaba el joven que las cúpulas de las iglesias de la hermosa ciudad de Novgorod brillaban más que el sol. Al paso del joven músico por la ribera las encrespadas olas del famoso lago donde acamparon nuestros divisionarios de la Blau y fue escenario de una de las más gloriosas gestas revertiría la calma y regresaría la bonanza. Hasta el propio zar de las aguas saltaba a la superficie desde lo hondo de su reino linfático escoltado por una turba de ondinas y de nereidas. Cuando Sadko atacaba las cuerdas de su instrumento el mundo parecía dominado por un poderoso sentimiento de caridad y reinaba la armonía entre los hombres. Se acaban las guerras y las disputas y volvía la pureza de las costumbres y el amor a Cristo presidía las relaciones. Nadie robaba ni cometía adulterio. En una ocasión en que el zar de las aguas reinaba en su palacio de cristal a escuchar la voz de Sadko acercándose rozagante y magnífico le dijo: bien tocas padrecito y bien mereces una recompensa y como premio a tu arte te daré la mano de mi hija Volxova- la princesa Volxoiva era la más bella y casta entre las mujeres. Sadko sin embargo aunque agradecido por la deferencia rehusó la mano de la princesa y se hizo pope. Llegó a archimandrita y cantaba tan bien que cuando entonaba el canto del gospodi. Toda la ciudad acudía embelesada a escuchar los recitales. Al eco de su voz entre vaharadas de incienso veía pasear a los ángeles por el sabaoth de las cúpulas. Los enfermos curaban y aquellos en cuyo corazón anidaban los malos espíritus se veían pronto libres de las cadenas de los vicios y pecados. El conjuro mágico de la voz del humilde pope no ya el Sadko mozo sino un eclesiástico de barbas bizantinas que llevaba aun rosario a la cintura operaba efectos taumaturgos. Este bello cuento es un poco el símbolo de la ortodoxia: que cristo ha resucitado venciendo a la muerte y a todos los males del mundo. En la ortodoxia se unen el culto cristológico y la devoción marial. La invocación en la liturgia oriental a María es continua porque la Teotokops simboliza la victoria sobre el mal (zlo) con sus poderes angelicos. Ella es el nuevo Miguel que aplastará la cabeza del dragon. Si existe alguna diferencia entre la religiosidad eslava y la latina seria este matiz que carga más el acento sobre la intuición que el intelecto. La teología de santo Tomás es maravillosamente discursiva, una pirámide perfecta donde cada sillar apoya al siguiente al de delante y al de detrás. La bizantina se abstiene de silogismo y no intenta revelar el misterio de la redención a la luz de la razón. Simplemente cree en el misterio. Su única garantía es la resurrección del cristo total. El conservadurismo, este apego a las ancestrales tradiciones hace que el cristianismo oriental se parezca al que hubo en Asia Menor. Está prácticamente intacto en sus preces, abluciones, misales, antifonarios y en sus ancestrales cánticos. Desde san Cirilo y san Metodio. Es precisamente este apego a la tradición lo que llena de encanto su maravillosa liturgia la cual es grande y a la vez humilde y deprecante. En sus iglesias no se tolera otro instrumento musical que el de la voz humana. El canto coral. Los cantos y motetes en fabardón. La polifonía y de esta aura de musical se desprende como una aura de incienso celestial. La recitación hesicastica consigue que los creyentes guiados en su ascenso del camino místico por los staretz alcancen la perfección. Fueron cristiandades que según la leyenda fueron evangelizadas por san Andrés que predicó en Novgorod a orillas del Dnieper. Pero no hay Novgorod sin lago Ilmen. Aquí precisamente vinieron a luchar los soldados de la división frente al bolchevismo aquí donde Sadko tocaba su gusli a la vista de las cúpulas de cebolla de las catedrales e iglesias de esta ciudad. Fue un puñado de españoles idealistas quijotescos que lo dieron todo a cambio de nada,. Padecieron las privaciones y fatigas del hielo la nieve y el hambre y en verano los cáncanos y los mosquitos insoportables de la rasputiza o deshielo. Los que pudieron regresar de Rusia luego serian medicos periodistas filólogos catedráticos o empresarios. Ninguno fue capaz de olvidar a Rusia para bien o para mal. Lo dieron  todo a cambio de nada. Su sueño era Europa pero no la Europa de los mercaderes, era la Europa de las catedrales de los talleres y de la justicia social presididos por la cruz y la fraternidad de Xto. no la Europa de las cresas plusvalías y materialista sino aquella Europa que rinde culto a los valores del espíritu. Se combatía por dos palabras Heimat y Rodena. Novgorod colonizada por los suecos significa en dialecto vatrego la ciudad de la isla. Su catedral esta dedicada a santa Sofía y varios monasterios. Precisamente durante un corto periodo de tiempo fue liberada y pudo establecerse el culto divino previamente suprimido el marxismo. Etimológicamente Ilmen significa mar de barro pero no fue barro lo que se encontraran los esquiadores del capitán Ordás sino hielo a 52 grados bajo cero aquella sangrienta trágica tercera semana de enero de la que se cumple ahora medio siglo. Tuvieron 196 bajas solo quedaron siete supervivientes en el batallón.

“las guerras-ya lo decía Tito Livio- son concertadas por los más viles y abyectos y combatidas por los más valientes y generosos”[música]. En un tiempo en que son derribados pedestales y caen las estatuas como en un cuento de Oscar Wilde, tras el derrumbe del Muro de Berlín en la Europa del Este no sólo cambian los nombres de las calles sino que también se profanan tumbas de soldados convertidas en blanco del furor vindicativo de este finisecular sometido a los desmanes de un nuevo Termidor revanchista totalmente anticristiano. Suprimido el comunismo y derrumbado el sistema soviético de una forma tan acelerada y sorprendente por todos los rincones de Europa se alzan blandiendo las espadas ensangrentadas los nuevos sacerdotes de Moloq cabalgando sobre alazanes de fuego que rasgan los aires agitando las crines en las que en lugar de cabellos crecen serpientes. En un periódico alemán leía yo recientemente un reportaje estremecedor: el cipo o estela funeraria de un cementerio soviético donde yacían los restos de los caídos en la guerra patria había sido profanado. La cruz con los nombres de los fallecidos fue hecha pedazos. ¿qué culpa tendrán los muertos? Ocurrió en Minsk. La desalmada acción de estos gamberros sembró la indignación en la población pero nadie se atrevió a protestar. En la antigua Urss no sólo hay hambre. Hay miedo. Stalin está muerto y bien muerto. A Lenin se le suprime el culto y los privilegios. Se quema en efigie a Breznev corrupto burocrata pero ahora mandan más que nadie los bolcheviques unos bolcheviques que no hablan sino la lengua de los que antes se consideraban sus rivales. Ellos sin embargo son los herederos de los que tomaron el palacio de invierno y los perversos descendientes de Abrahan Litwaski que comandaba el pelotón de sayones que disparó contra el zar y su familia en los sótanos de la tahona de Ipatiev el Rico Mercader en Yekateringrad el 17 de julio de 1918. Han vuelto a Rusia la nación amada por cristo la Trstse mira  que fue de siempre una nación tiranizada por las fuerzas del anticristo. Sin embargo este es el tributo de sangre y de odio que han de pagar los países mesiánicos. Por ese cabo España guarda semejanzas con Rusia. ¿Tendría que sufrir España ese mismo trauma? No lo permita Dios, ese “bog” que Zinoviev trató de hacer descender como de una cruz del diccionario y que mandó que se escribiese con minúscula.

Por lo pronto sobre los cielos cobrizos de la estepa esos cielos que el gran escritor divisionario Tomás Salvador describió y contempló como falto de vitaminas sobrevuelan grandes bandas de cuervos. Esas siniestras aves han aventado la cadaverina guiados por una rapacidad que atisba el amplio expolio. Si bien es esto cierto, parece que la religiosidad del pueblo ruso registra un nuevo florecer. Están llenos los templos aumentan las vocaciones sacerdotales y aspirantes al sacramento del bautismo. Y se siente el blesni de la cristiandad. Xto regresa a su nación preferida con palabras de perdón y de reconciliación. El que es fuente de eterna misericordia como entona con cadencia suplicante el diacono en su canto litúrgico. La riqueza de su expresión adorante. La magnificencia de sus coros. El subir del incienso y el refulgir del oro de las casullas y de esos ikonostasios que parecen pintados por Fra Angelico. Todo eso debió de impresionar a Tomas Savador asi como otros muchos de los expedicionarios participantes en la campaña. Habría que hablar de una expresión que sólo existe en idioma ruso: la “sobornostb”. Cierto que en la gran marcha a pie desde Polonia hasta la Rusia profunda muchos se sentirían despeados y derrotados por la inmensidad misteriosa de la estepa. Sin embargo darían por bien empleadas sus fatigas y los sufrimientos que trae aparejados la vida del soldado al comprobar que las poblaciones les aclamaban por libertadores. Se abrían las iglesias al culto al paso de los regimientos blindados de la Wehrmacht. Volvían a brillar las lamparas en las credencias de los altares de Minsk, Posad, Grigorovo. Se encendían candelas a la Virgen. Volvieronse a escuchar las estrofas del himno del Akathistos.

En diversos narradores de la Blau hemos podido compulsar este punto de contacto entre la religiosidad y el idealismo: ese entusiasmo con los valores del espíritu. De ahí que para muchos de los diccionarios el contacto con la Rusia lejana supusiera una catarsis, un cierto embeleso al ser deslumbrados por los fulgores viejos del antiguo cristianismo. Estamos convenxcidos de que aquellas quintas que van desde el año 32 al 40 es decir los nacidos entre 1912 y 1920 fueron un prodigioso apéndice de penetración histórica. Algún día se les terminará haciendo justicia puesto que como dijo el romance tras de tiempos vendrán tiempos y máxime ahora cuando las cosas pasan deprisa y vienen tan aceleradas. Los españoles llevábamos sin salir a Europa desde los Tercios. El común denominador de aquella generación fue la espiritualidad y tengo que aludir aquí a Las cartas del sargento Basilio de José García Luna. Espiritualidad y sentido del humor todo junto. Otra constante en todos ellos es la ausencia de odio. En División 250 y en las Cartas del Sargento Basilio se habla del hermano Iván y del hermano Mischa “que nos incomodan con su música de viento: los temibles organillos de Stalin”. Muchos se sienten deslumbrados por la literatura rusa. Habían leído a Chejov en su nostalgia angelica donde la aspiración a los ideales nobles choca con la rutina de la existencia y el tedio de los hombres vencidos. O contemplado el alma humana a través de Dostoyoveski o Tolstoi o admirada las perfectas descripciones de la naturaleza de Tuguenev. La narrativa rusa parece un corolario o sobrehaz a las páginas del Evangelio. Así que las iglesias que ellos contemplaron seguían siendo las mismas que las retratadas por los maestros rusos: edificios sólidos, de traza cuadrada con un atrio o antojana que lindaba con el camposanto, de muros abocinados de madera o de ladrillo rara vez de piedra y con cúpulas bulbiformes. Hasta en las aldeas más miseras alza su cresta por encima de las techumbres de balago de las islas el chapitel del templo ortodoxo con sus cruces tribuladas una exegesis trinataria en medio del campo y el bosque. Son torres sin campamarios.. en el interior no suele haber bancos o reclinatorios porque a las ceremonias litúrgicas se suele asistir de pie. Tampoco hay imágenes o estatuas de santo una reminiscencia del tiempo de los iconoclastas. En las naves laterales suelen aparecen copiosos iconos y lamparillas de la virgen iluminado el rostro de la Theotokos (esa Virgen del Perpetuo socorro pintada por san Lucas que trajeron los españoles de Lepanto) todos ellos oscurecidos por la pátina del tiempo. El altar donde se consagra y se alza el cuerpo y la sangre del Redentor por una mediana algo más que la altura de un hombre (ikonostasio); la ortodoxia por herencia de los misterios órficos se guardó de la consagración coram populo, a sabiendas de que en toda religión ha de subyacer una cierta magia. Cuando todo se desvela no hay misterio. Al ikonostasio que solo se abre un par de veces durante la eucaristía se accede por una cancela o verja que abre y cierra el diacono y que se llama puerta real o “darov dvor”. Las puertas quedan patentes durante la clebración en las siguientes ocasiones: durante las suplicaciones o epiclesis equivalente a nuestras letanías mucho más incesantes en el rito de san Basilio; en el trisagio o invitatorio o Agios como formula del concilio de Nicea contra los arrianos; en la comunión que imparte el subdiacono bajo las dos especies y por último en la bendición final que el celebrante imparte haciendo la señal de la cruz en aspa como san Andrés. La anáfora es mas larga que el canon latin y el padre nuestro se canta una vez y se reza tres. El coro canta con frecuencia el Slova Tibie o gloria a Ti.

Es un rito hermoso, cuajado de simbolismo y de reminiscencias ancestrales, de gestos mayestáticos y de una solemnidad suprema. Las capas pluviales y dalmáticas recamadas de oros y cobaltos llevan en los vuelos grabada la palabra Niké (victoria) y la feligresía se persigna con frecuencia y realizan las genuflexiones o el plokon. Los ortodoxos rara vez se arrodillan. Doblan el torso a veces hasta tocar el suelo con los dedos de la mano. Se rigen por el calendario juliano que marca sus fiestas con respecto al gregoriano con dos semanas de retraso. Tampoco coinciden en la celebración de la pascua salvo una vez cada quinientos años. Es la fiesta más importante del años. Después la de la Trinidad. Radiezstvo o nacimientos. Blagovenia que suele coincidir con la de San Antón. En las fiestas mariales son importantes de Blagosloveñie ek 18 de diciembre y la Ushpenie o Durmición el 15 de agosto.

El santoral deriva de los menologios grecos y en ellos se dan santos que no figuran en el martirologio romano como san Mistofan, san Spiridon, san Josafat pero sí san Jorge por ejemplo común a Ambos ritos y que paradójicamente orientales y occidentales celebran el 23 de abril. Son importantes las celebraciones de los profetas mayores: San Daniel, san Ezequiel, San Ezequiel o san Jeremías. La fiesta de san Andres el 12 de diciembre es una de las mayores y con motu propio. La de san Juan Crisisotomo la celebran el 30 de noviembre cuando nosotros veneramos a san Andrés por este retraso apuntado entre el calendario juliano y el gregoriano.

A san juan Crisostomo el patriarca de Constantinopla expulsado al exilio de los montes de Armenia por fustigar en sus sermones las corruptelas de la corte se le profesa gran devoción. Un pueblo de gran sensibilidad como el ruso tan inclinado a hablar y habida cuenta de sus grandes capacitaciones literarias se encuentra en la fuerte tradición oral surgida al pairo de los rapsodas pues es el ps de los cuentacuentos y de los rapsodas tienen que venerar a la fuerza al Crisóstomo. Rusia es el cuento de los cuentacuentos y de las “sdachi” y que ha legado a la cultura del mundo historias tan hermosas como la de Blancanieves o Zoliuska. Rusia al igual que Irlanda tiene una fuerte implantación oral por los estratos campesinos de su población. En la narración breve nadie consiguió ponerle un pie delante a Chejov o Andreiev. En ambos autores un par de pinceladas sirven para condensar el pálpito de lo bello, ese fulgor misterioso traspasado de serenidad y de clemente unción la cual se refleja en los iconos.

Los rusos no tuvieron edad barroca. Se plantaron directamente en la modernidad desde la edad media. De ahí que la tradición cristiana sin pasar por la Contrarreforma o la ilustración. Para su suerte desconocieron las luchas y escándalos a los que dio lugar el papado. Fue un verdadero don de dios tener iglesias autocefalas y con ello se libraron de las guerras de religión motivadas en parte por el escándalo y las corrupciones de la sede apostólica durante el siglo XVI. El haber estado en parte bajo la dominación otomana en parte dio a los patriarcados cierta cohesión y fue un verdadero milagro que no desapareciera el cristianismo. Eso se debe en parte a un regalo de los zares herederos del imperio bizantino. De este hecho arranca su supuesto mesianismo. Tan hondo caló en el pueblo ruso ese sentido mesiánico que la palabra para designar a un campesino y a un creyente es la misma: “xristianki” como hombre o mujer de vida sencilla que guarda los mandamientos. Por fútil  que parezca, esta idea sin embargo es muy importante a la hora de entender tanto el alma como la historia de este pueblo tan castigado por las desgracias que rara vez cae en la protesta airada o en la desesperación. En la gran narrativa rusa solo aletea el aliento resignado de la aceptación de la voluntad de dios. Los legionarios de la Blau se sorprendían de la mansedumbre, servicialidad y falta de rencor que observaban en los soldados y oficiales que hacían prisioneros en sus escaramuzas con el ejercito rojo. Pese a su desgracia parecían completamente avenidos a su destino en el acatamiento de la voluntad de dios. Ese talante melancólico inclinado hacia la belleza sin jamas una mala queja o un lamento sabiendo percibir la vida desde una óptica triste pero esperanzada en la resurrección de cristo se muestra en su gran capacidad espiritual. Pero al propio tiempo esta resignación les vuelve indolentes y abúlicos a los rusos. Casi resulta inexplicable cómo un imperio ha podido derrumbarse en estos últimos días sin que haya pasado nada y sin que se haya disparado un solo tiro. Las babiushas moscovitas armadas de infinita paciencia hacen cola a las puertas de los Gastronom con sus mostradores vacíos en espera de una ración de carne de leche o patatas. Esa actitud resignada, ese fatalismo anta la volia boshe. Esta actitud resignada, este talante fatalista, lleno de sumisión, se cruza constantemente como un espectro por las paginas más brillantes de la literatura rusa aunque Dostoyevsky hable de una franja de locura pesimista que las llena de nihilismo en periodos de abatimiento. Es un país que se extenuó primero en la lucha contra el tártaro y después contra el turco. Es Europa y asia a la vez. El angel de la melancolía rusa (tasca) se torna en ironía sapiencial en gogl (ponia) y se vuelve complicada clarividencia en Dostoyevsky. Es sencillamente ganas de vivir en Pushkin que se asoma a los rostros de los tahúres que juegan en las noches de Petersburgo a la caza de la Dama de Picas. Y en Chejov es esa sonrisa añorante que se convierte en suspiros y en taedium vitae. La vida no es más que un triste jardín de los cerezos desde donde se nos expulsa. Suenan los golpes secos del hacha en el jardín. Nos amenazan los acreedores, la vulgaridad, la indiferencia, el desamor. Todas las historia de grandeza concluyen en la crujía de un hospital en la galería o en la cárcel o en el convento para perderse irremisiblemente en ese pañuelo de tierra que nos aguarda. Solo el vaskresenia o la esperanza de la resurrección en xto puede mitigar tanto dolor. Aquí yace la clave del gran humanismo ruso: en las veras esencias del cristianismo. De su mano alcanzara la novela rusa las más altas cimas de excelsitud literaria o se hundió en los penetrales de los flujos de conciencia psicológicos. El alma rusa se ha enfrentado al bien y al mal con una sonrisa misteriosa “ylibiatsa”. Es la sonrisa de Basilio el patriarca de Constantinopla que no aceptó las exigencias del emperador Valente. O es la sonrisa que el viajero encuentra al llegar a Moscú y que puede ocultar siempre cartas bajo la manga. Es la misma sonrisa con que los mujiks acogían el látigo de los barin. La troika siempre avanzará por la taiga a golpes knut. Ante la tiranía del amo sólo cabe el ensimismamiento. El mujik sometido parece decirle a sus propias barbas:

Ahora tú ganas, me maltratas, tu comportamiento es infame, pero poco importa porque al final resucitará cristo y nos librará a ti y a mi del oprobio de nuestros pecados. El se apiadará de tus culpas y a mí me librará de la injusticia.

Pero semejante mansedumbre no es sinónimo de debilidad sino que es capacidad de aguante o “vinolit”. Es la resistencia rusa que plantó cara a Hitler y a Napoleón. Stalin cuando se vió perdido y con los alemanes a las puertas de Moscú hubo de acudir al patriarca Sergio y apelar al patriotismo eslavo que es profuindamente religioso. Rusia –la shirokaya natura- es casi imposible conquerir militarmente. Siempre se guarda una carta en la manga y exurge cuando parece vencida. Es el país de la resurrección. De la gran pascua rusa que Rimski Korsako pasó a los pentagramas. Los que ahora mismo venden la piel del oso antes de cazarlo debieran ser cautelosos. “Russland is krank-decía el orto dia un comentarista de la Radio Deutsche Welle- aber nigh todkrank”. Creo que muchos veteranos de la Blau aquí presentes y que sobrevivieron al invierno ruso y a las pulgas y fiebres de la rasputitsa aun mucho peor creo que entenderán lo que quiero decir con tal afirmación. Rusia tiene una cara oculta como la luna.

Entre los escritores unos son pro occicentales (rasfaniets o xzapadniets) y otros eslavofilos. Culpan a la religión los zapadniets del atraso de la incuria y de la incultura nacional  como Turguenev mientras otros los raskolniki dicen que Rusia ha de centrarse sobre si misma. Tal es el caso de Dostoyevsky. Solzhenitsyn ha venido a determinar que el Oeste está podrido. Se está refiriendo a los banqueros ingleses a los ambientes cosmopolitas alemanes que generaron la Weltanshaung y los padrinos del warmongering o maestros ajustadores de los conflictos. La ortodoxia por su parte va en contra de ese latido pesimista y trae un mensaje de alegría el de la resurrección

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