CENTENARIO DE PASSOLINI (5-3-1922/2-11-1975)
Fue uno de eso genios que de tarde en tarde a lo largo de los siglos produce Italia como Miguel Ángel, el Dante, Fra Angelico, Tintoretto. Leonardo, Vivaldi.
Fulguran los cielos de la historia dejando una estela inextinguible. Passolini al cual sus enemigos sólo se fijan en sus defectos, su comunismo, su marxismo a lo Gramsci y su fascio ─su padre un teniente de carabineros salvó a Benito Mussolini de un atentado─ pero más allá de sus ideas políticas se situaba un genio que dio la vuelta a la literatura italiana, revoluciona el cine italiano con la magia del neorrealismo.
No solía utilizar actores profesionales en sus películas. Contrataba gente de la calle, hijos del hampa o “fiorellas” del arroyo como aquel morito del Bocaccio que soñaba en una noche de amor y acaba sumido en la mierda de una privada en timado por una “teaser” napolitana que le roba sus doblones.
Nadie ha hecho circular en imágenes la vida real en la edad media tal como era en los tiempos de Bocaccio, Chaucer, Villon, Quevedo, como él. Sus encuadres son perfectos. Revolucionó con ellos el Séptimo Arte.
Recuerdo que en mis años en Londres vi centenares de veces aquellas cintas en un cine de barrio de South Kensington.
El Decamerón creo que fue una de las grandes cintas que aparecieron en el siglo XX con sus retahílas lascivas no exentas de humor: el robo y la profanación de la tumba del obispo de Nápoles, el marido cornudo que se ríe como un tonto al ver a su mujer dentro de una tinaja con el amante dándola por detrás me gusta más, o el imponderable hortelano de las monjas que se hacía pasar por mudo y acaba pasándose por la piedra a toda una nutrida comunidad de hijas de Santa Clara las que tienen un pájaro tordo que se pasea del coro al caño y del caño al coro.
Toda vez que aquellos trabajos eróticos lo tenían extenuado. De repente el mudo empezó a hablar. Tocaron las campanas y las monjitas proclamaron el milagro por toda la ciudad. Passolini como cineasta, como artista, como novelista, como periodista del Corriere della Sera se sale. No se puede encasillársele. Rompe su genio la horma de lo convencional.
La Iglesia Católica a la cual critica muy severamente hay conjeturas que de que ordenara su asesinato en colusión con la mafia.
Fue un hombre venerado y discutido en la Italia del pasado siglo. Su Pasión según san Mateo fue una obra maestra que produjo innumerables conversiones en los años sesenta. Incluso L Osservatore Romano escribió que nadie ha penetrado en el carácter y en la personalidad de Cristo como aparece en este retrato del Nazareno. Passolini se fija en su humanidad.
Es Dios pero no hay que dejar a un lado su humanidad. Sufre, padece hambres y sed, cae enfermo y sana, está sujeto a las necesidades fisiológicas, seguramente tuvo alguna pasión amorosa. Se encoleriza con los cambistas del templo, toma un látigo y llama a los fariseos raza de víboras. Siempre se juntaba con putas y pecadores. Mea, se arrasca, come y caga y se junta con malas compañías, con publicanos. Fue igual a nosotros excepto en el pecado. Escoge a sus discípulos rudos pescadores y algunos, gente del hampa como Mateo, un Dios pero un hombre como los demás. Yo no creo que fuese un comunista.
Jugaba Pier Paolo con las ideologías. Encuentra a Marx un judío oscuro demasiado envarado pero fustiga al comunismo y dice que la sociedad del consumo es un apéndice del comunismo y del fascismo.
Ambas ideologías mitificaban al soldado, al héroe y al militar pero las democracias sólo piden clientes. Consumir gastar. Conozco sus libros bastante bien y entiendo sus diatribas contra Stalin y contra Freud porque consideraba a los homosexuales una deviación de la normalidad.
Creo que llevaba razón porque el amor inverso a mí siempre me pareció contra natura pero es parte de la condición humana, una merma de la naturaleza que hay que tener en cuenta y aceptar. Según él en todo varón hay un contingente de femineidad. Sea como fuera, en esta lucha en defensa del mundo gay ser erige en heraldo de los nuevos tiempos.
No deja de ser misterioso e incluso estremecedor el hecho de que esta postura firmara su sentencia de muerte. Se adelantó a su tiempo. Un gran ser humano. Una mentalidad rebelde.
Para mí es Pier Paolo Passolini un verdadero santo laico sin tener yo que cohonestar ni bendecir sus inclinaciones sexuales, a mi juicio desviadas (misterios imponderables de la condición humana), pero la sexualidad es imprescindible para entender al hombre de hoy y al de todos los tiempos y como decía mi abuelo “cada quisque la mete donde puede y donde le dejan”. Por fortuna ya pasaron aquellos tiempos cuando los maricas iban a la hoguera. La iglesia debiera canonizarlo.
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