2022-05-01

LLANTO POR LA INTER

Intento de consolarme con la prosa entre divertida y romántica del libro de Alfonso Arteseros con música religiosa escuchando las letanías diaconales que capté por internet el otro día en la misa de Resurrección de la catedral de Moscú en boca del magnífico diácono Nicolai.

Frente a las noticias terribles que nos llegan desde Ucrania sobre un enfrentamiento atómico, los muertos y heridos en la toma de Mariupol, el bombardeo de un salto de agua que puede anegar todas las tierras de las riberas del Dnieper.

Sí, España también está en mi memoria desde la reconciliación y el abrazo de Vergara que ahora parece imposible.

En sus programas televisados, sin embargo, Arteseros presenta dialogando como amigos de toda la vida a guardias civiles y a exguerrilleros maquis que se enfrentaron a las fuerzas del orden en las montañas del Bierzo, de Asturias y Santander donde fue copado el célebre Juanín allá por los años 50, que aún yo me acuerdo pues un compañero mío de seminario, creo que era Bedoya el que luego sería el corresponsal religioso del "Pais" (su padre estaba preso en un campo de concentración) me mostró una foto del cadáver de Juanín tendido en un talud de la montaña astur de Peña Mea.

El guerrillero tumbado tenía los ojos abiertos y miraba al horizonte

Fue una guerra sórdida y sucia, observa el autor, que finalizó cuando el régimen franquista de germanófilo pasó a ser aliadófilo. Emilio Romero lo presentó en su novela "La Paz empieza nunca" de gran resonancia en aquellos tiempos.

Era una lucha en la cual los militares se negaban a participar porque hería los sentimientos de los códigos de la ética castrense. Entonces Franco que quería suprimir al Instituto Armado fundado por el Duque de Ahumada aceptó el consejo de Camilo Alonso Vega y los mandó a enfrentarse al maquis. Gran favor hizo a la democracia porque la Benemérita en estos tiempos que vivimos es la institución española de más prestigio, que desconoce la corrupción que nos pervade y sigue siendo la abogada de la ley del orden.

Es la organización al pie del cañón en luchas contra la delincuencia, la que se come todos los marrones que caga esta sociedad.

Pues viva el Rey, el Orden y la ley como cantan los guardias de Valdemoro.

Entrevistó a lo largo de su carrera a más de siete mil personajes. Sólo le faltó uno: Marilyn Monroe. Lister aquel acérrimo cantero gallego, héroe comunista de la batalla de Brunete y líder del ejército rojo, le cuenta de sus andanzas en el exilio de Moscú, de sus diferencias con la Pasionaria y con el Campesino y las cabronadas que le hicieron a Pepe Díaz por culpa de Togliati.

Hay algo que me llama la atención en la personalidad de Arteseros: la ternura y la compasión que muestra con sus interlocutores fueran del bando que fueran por encima de sus adscripciones ideológicas.

A Lister lo va a ver en su modesto piso de la Plaza de Legazpi (yo también estuve a entrevistarme con el viejo luchador y general soviético, pues tuve interés de afiliarme a al Partido Comunista) cuando estaba a punto de morir y casi ciego.

Hay un hombre que despierta su admiración: Ramón Serrano Suñer el cuñadísimo estaba casado con una hermana de Carmen Polo de Franco.

Elegante, magnífico orador amigo de José Antonio todopoderoso edecán en los primeros días del Régimen, que luego fue apartado. Que se fugó de la cárcel modelo disfrazado de mujer, que pronunció aquel gran discurso de "Rusia es culpable".

Don Ramón no podía ver a los comunistas. Habían fusilado a sus dos hermanos y que tuco sus diferencias con Girón el creador de la Seguridad Social. Alfonso Arteseros hace de mediador entre ellos, se reconcilian y abrazan olvidando las viejas rencillas tan habituales entre españoles.

Serrano Suñer ha entrado en la actualidad en esta hora difícil porque acaba de ser cerrada por uno de esos ucases de nuestro gobierno, Radio Intercontinental de Madrid, la emisora por él fundada y que yo escuché de niño con aquellos programas de Ruede la Bola, de Ángel de Echenique, Maria Elena Domenech, Rafael Nieto un verdadero crack de la comunicación por la facilidad de recursos de repentización, de Eugenio García Serrano el hijo de mi director en Pyresa, Rafael García Serrano.

Era la única radio libre  y sin filtros, que había en la capital de España y en cuyos programas abiertos como "usted que opina" podías entrar libremente. También ha fenecido.

¿Somos verdaderamente libres en esta democracia? Apunta Arteseros una triste verdad que muchos periodistas sufrimos en nuestras carnes una verdadera caza de brujas en el Régimen del 78: "He sido ninguneado políticamente incorrecto.

Si el anterior régimen practicaba la censura ideológica, el que vino más tarde se aferró a la censura económica que es infranqueable".

Pavorosa y triste verdad porque la censura de Franco era un coladero. Ya lo dijo Cela, pero la actual implantada por los demócratas de la derecha culona y poltrona y el rojerío burgués es de una urdimbre más peligrosa que la estaliniana. Hay cosas de las que no se puede hablar so pena de que caiga sobre ti el sambenito de políticamente incorrecto. Yo lo he padecido sobre mis abundantes carnes de demasiados kilos, pero logré sobrevivir aunque publicas un libro y llegas a una librería para que te lo ponga en escaparate y el librero te pregunta:

¿Tiene Vd. Distribuidora?

No

Pues no podemos.

- Vaya por Dios.

En la España de hoy hay que ir con la chapa de la cédula entre los dientes cuando te presentas ante el fielato de arbitrios de la cultura.

Creo que los españoles tenemos almas de inquisidores y eso viene de los conversos.

La iglesia de Torquemada estaba regentada por curas y frailes que no probaban el tocino, aunque colgaran jamones a las puertas del convento.

Y a propósito de jamones es cierto lo que dice el autor: el Pata Negra y el vino de Vega Sicilia abre muchas puertas, dice. 

Sus entrevistas con Rodolfo Witzig renuente a hablar de cómo Hitler preparaba la invasión de España para conquistar Gibraltar fueron logradas untándolas con magro y tocino, después de ser agasajado con uno de esos manjares exquisitos de ganado de cerda que sólo se crían en España a base de bellota, en su casa de Múnich, y le contó la historia de cómo hombres ranas alemanes e italianos que vivían ocultos en la Línea de la Concepción de la Concepción cruzaban la bahía para volar la santabárbara de buques de la Escuadra inglesa colocando cargas de dinamita.

 

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