2023-01-06

 BENEDICTUS... BENEDICTUS

Antonio Parra


Mágica noche de San Andrés, nos hicieron moler a tres. He vivido una noche pascual de gozo a través de la televisión, una estación polaca retransmitía, en los pródromos del invierno y doy gracias a Dios por la gracia concedida porque aquello en lo que soñaba por lo que he laborado y he sufrido - la reconciliación de los mundos y la paz en las Españas- se ha cumplido, de alguna forma, y todo en embrión, no conviene cambiar victoria porque las fuerzas que opugnan son poderosas, en la misa según el rito de San Basilio en la catedral ortodoxa de Constantinopla.

El encuentro marca un hito suspirado de anhelos y de ocasiones perdidas poniendo en principio fin a una disputa de diez siglos de excomuniones y de anatemas mutuas desde los tiempos de Miguel Cerulario. Eso por un lado. Por otro hay que tener en cuenta el aserto de “ex Oriente lux”. El cristianismo tiene un origen levantino y esa zona se quiera o no se encuentra dominada por el Corán y bajo la hegemonía del estado hebreo que es la gran potencia militar. Hechos inapelables. El viaje pontificio a la cuna de la Media Luna y también sede principal del Judaísmo ha sido un gesto de buena voluntad y esta huida a Canosa de Benedicto XVI podría interpretarse no sólo como un argumento de que la paz sea posible en el Monoteísmo sino un canto al diálogo de civilizaciones que incoa nuestro presidente Rodríguez Zapatero con la aquiescencia y buenos oficios del Departamento de Estado que es donde está verdaderamente el poder. La política y este viaje aunque se describa por el Vaticano como una visita apostólica ha sido un viaje muy político sin  la “grandeur” de otros sucesores de Pedro es el arte de lo posible. Allí iba Benedicto con su sotanilla blanca. Parecía un obispo más entre aquella corte de arzobispos orientales tocados con el gorro alto (cidaria) y los medallones de piedras preciosas y recamados de oro de sus panagias o medallones episcopales al pecho. Toda una lección de humildad. Diciendo: “servus”. `Porque uno de los títulos del papa romano es el de siervo de los siervos de Cristo. Una lección de humildad y un acto de servicio

 No sé si me entiende pero el que tenga oídos para oír que oiga. Las cosas están cambiando y camaleón que se duerme… Esta liturgia fue presidida por su Santidad el papa Benedicto XVI. Oficiaba Su Beatitud el Patriarca Bartolomé I escoltado por una nutrida clerecía de episcopos patriarcas y metropolitas (Antioquía, Jerusalén, Bulgaria, Atenas etc.) Revestidos de sus casullas y dalmáticas de brocado. Rozagantes capas magnas todo el boato y la pompa de Bizancio. Un coro de monjes entonaba el benedictus que en la iglesia griega suena a algo así como Agios... Agios. Y había un diacono jovencito que era la viva imagen del  zar Nicolás II que ya ha subido a los altares, canonizado por el patriarca moscovita Alexis recientemente, vuelto hacia los fieles desde la cancela de la Puerta de los Dones del iconostasio. Para entonar la colecta equivalente al antiguo Dominus Vobiscum nuestro y que en rito oriental suena como Sofía. Todos tengan paz y sabiduría. Agia Sofia es también para los griegos la Virgen Santísima. Me asaltaron un tropel de emociones inefables que no sé si seré capaz de expresar. Pero aquel diacono ¿se parecía al santo zar o al padre Dimitri mi amigo y sacerdote de Cristo a cuyas celebraciones en la catedral ortodoxa de la calle Nicaragua asisto algunos domingos? Otro diacono se subió a un púlpito altísimo y cantó el Evangelio de la misa de San Andrés. Los griegos nos dieron a los latinos un baño de liturgia y el papa desde su estrado humilde y digno miraba como sobrecogido y perplejo. Era más que nunca el siervo de los siervos de Cristo. Ese es en verdad uno de sus preferentes títulos. Labor omnia vincit.  El amor lo puede y la violencia y el odio no sirven para nada. Esa fue la lección de esta visita a Estambul y su entrada descalzo en la mezquita para orar al lado del muftí mirando a la Meca nada me escandaliza, sencillamente emocionante. La película se rodó con esa nitidez y esa grandeza que tienen las cosas sencillas.  Allí sentado, tímido, sin alardes, y sobrecogido por la magnificencia de los cantos maravillosos, las santiguadas constantes y los plakoni (inclinaciones), del rito oriental mucho más expresivo y solemne que el romano, el bullir del maestro de ceremonias poniendo a todos los oficiantes al hilo para que ninguna rúbrica sea pasada por alto y que cada palabra cada movimiento en grada y altar se adecue a lo que pone el libro, dio una lección magistral. Ha sido seguramente su mejor encíclica. No hicieron falta palabras. Bastaron los gestos en esta visita tan difícil pues quedaban atrás mil años de discursos y de disputas entre teólogos y gente de iglesia tan pagados de sí mismos. Griegos y latinos nos hemos estado pegando bofetadas en el pasado por una conjunción copulativa que para más sorna es enclítica. El Filioque del credo de Nicea que rezaron juntos y en armonía. ¿Amanece un nuevo día en la historia de la Iglesia? No lo sabemos pero Bartolomé y Benito han sentado las premisas de un dialogo ínter confesional con las otras dos religiones monoteístas. A la hora de alzar o consagración que en el rito bizantino se llama epiclesis el patriarca oficiante se quitó la tiara de bordados riquísimos y apareció su frente algo dolorida y con la marca encarnada de una rozadura pues le apretaba algo el bonete. Bartolomeos es también humano. Está calvo pero su aspecto no podía ser más venerable rubio de ojos azules de gestos hieráticos pero simpático, la barba nívea y rozagante. El papa parecía cortado ante aquel derrumbe de gloria. El rito eslavónico de los rusos es aun más fastuoso que el del Fanar y queda por supuesto Moscú. Mucho rabo por desollar. El encuentro se proyectaba como problemático y difícil sobre todo si sigue suelta esa ola de ruso fobia que impera en el ambiente y que pinta a los rusos como demonios.

 El Cristo ruso sigue crucificado y en el Kremlin guardan cierto resquemor no hacia el papado sino hacia la persona del predecesor. El calado de la gran política se mixtifica aquí con cuestiones religiosas. Es por otra parte innegable que el derrumbe de la Urss trajo incontables sufrimientos para el pueblo ruso. Allí la Iglesia ortodoxa que sobrevivió a la revolución del 17 sigue cargando con la cruz. En el Vaticano lo saben. Juan Pablo II asestó un duro golpe a la Ostpolitik ¿Por presiones o mandados de interpuesto? No sé pero la génesis del problema lo trato yo de explicar humildemente en el siguiente artículo que adjunto y que escribí yo hace bastantes años y que no publiqué nunca. Queden todos con Dios. La estancia del papa actual en Constantinopla ha sido un éxito rotundo por la inspiración del Espíritu Santo seguramente. El dialogo de civilizaciones está en marcha por mal que les pese a muchos

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